Foto: Mariangela Quiroga Cantillo
Temporada Nacional de Conciertos Banco de la República 2022
SANTIAGO OVIEDO REINA
(Colombia)
clarinete
Jueves 26 de mayo de 2022 · 7:00 p.m.
Popayán, Templo San José
PULEP: MOS967
SERIE DE LOS JÓVENES INTÉRPRETES
TOME NOTA
Los conciertos iniciarán exactamente a la hora indicada en los avisos de prensa y en
el programa de mano. Llegar con media hora de antelación le permitirá ingresar al
concierto con tranquilidad y disfrutarlo en su totalidad.
Si al momento de llegar al concierto este ya ha iniciado, el personal del auditorio
le indicará el momento adecuado para ingresar a la sala de acuerdo con las
recomendaciones dadas por los artistas que están en escena. Tenga en cuenta que
en algunos conciertos, debido al programa y a los requerimientos de los artistas, no
estará permitido el ingreso a la sala una vez el concierto haya iniciado.
Agradecemos se abstenga de consumir comidas y bebidas, o fumar durante el
concierto con el fin de garantizar un ambiente adecuado tanto para el público como
para los artistas.
Un ambiente silencioso es propicio para disfrutar la música. Durante el transcurso
del concierto, por favor mantenga apagados sus equipos electrónicos, incluyendo
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Luis Ángel Arango
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ACERCA DEL INTÉRPRETE
SANTIAGO OVIEDO REINA, clarinete
Nació en Ibagué en 1995. Es clarinetista egresado
de la Universidad Nacional de Colombia, donde
estudió bajo la tutela de Robert John de Gennaro.
En 2006 inició sus estudios musicales de clarinete
en el Conservatorio de Ibagué Amina Melendro de
Pulecio, bajo la tutela de Carlos Arturo Fernández
Colmenares.
En 2007 ingresó a la Banda Sinfónica del
Conservatorio de Ibagué dirigida por Germán
Camacho Serrano, y dos años más tarde obtuvo el
premio a mejor instrumentista en maderas en el
Festival Nacional de Bandas Infantiles, en Villamaría,
Caldas. En 2011 participó en el IX Festival de
Jóvenes Clarinetistas Venezolanos en Caracas y,
posteriormente, en la residencia artística de la Banda
Sinfónica Juvenil de Colombia, actuando como
concertino durante ese año.
En 2012 obtuvo el premio a mejor instrumentista en el marco del XIX
Concurso Nacional de Bandas en Anapoima, Cundinamarca, e igualmente
participó en el III Festival Internacional de Clarinete y en el Concurso
Nacional de Clarinete ClariBogotá, donde obtuvo el primer puesto en la
categoría juvenil. Dos años más tarde fue ganador del concurso Jóvenes
Solistas realizado por la Orquesta Filarmónica de Cali y, en 2015, fue
nombrado clarinete concertino de la Banda Sinfónica de Cundinamarca.
Actuó con la Filarmónica Joven de Colombia en la temporada 2018, bajo la
batuta de Juan Pablo Valencia, Andrew Gourlay, Paolo Bortolameolli y Rafael
Payare. En 2019 ganó el Concurso de Jóvenes Solistas del Conservatorio de
Música de la Universidad Nacional de Colombia.
Santiago ha recibido clases con Yehuda Gilad, Valdemar Rodríguez,
Ranieri Chacón, Marcelo González, Carlos Céspedes, Antonio Saiote,
Radovan Cavallin, Rafael Damián Álvarez, Andrés Ramírez, Michel Arrignon,
Romain Guyot y Mariafrancesca Latella, y ha actuado con la Banda Sinfónica
y la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Colombia, la Banda
Foto: Mariangela Quiroga Cantillo
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Sinfónica de Cundinamarca, la Orquesta Sinfónica Carmiña Gallo, la Orquesta
Filarmónica Juvenil de Bogotá, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia,
la Filarmónica Joven de Colombia y Terranova Ensamble, agrupación dirigida
por Francisco Javier ‘Pacho’ Casas. Actualmente, Santiago recibe clases con
Edgar David López, clarinetista de Hangzhou Philharmonic Orchestra
(China).
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Raúl Mesa, piano
Es profesor asociado de la Universidad Nacional de
Colombia sede Bogotá, donde se desempeña como
docente de piano y pianista colaborador. Ha sido
coordinador del área de piano y de acompañamiento
y director asistente de la Orquesta Sinfónica del
Conservatorio de Música de la misma institución. Como
músico de cámara es fundador e integrante del Dúo
Rachmaninoff, Dúo Debussy y Trío Bartók. Con dichos
ensambles ha participado en festivales internacionales
en Colombia, Venezuela, Costa Rica y Estados Unidos.
Con el Dúo Debussy grabó el álbum Contrastes. Ha
actuado como solista bajo la batuta de su padre, Fabio
Mesa, con la Banda Sinfónica de Vientos de Boyacá.
También ha sido solista y músico de cámara con la
Bogotá Chamber Orchestra. Ganó el primer premio en
el Concurso Nacional de Piano de Bucaramanga en 2003
y al año siguiente representó a Colombia en el Festival
Internacional de Piano de la Universidad Industrial de
Santander y tocó como solista con la Orquesta Sinfónica
Nacional de Colombia.
Obtuvo su título de Magíster en Música de Duquesne University en
Pittsburgh (EE. UU.) donde estudió con David Allen Wehr y Natasha
Snitkovsky. Culminó sus estudios de Maestría en Dirección Sinfónica en la
Universidad Nacional de Colombia bajo la guía de Guerassim Voronkov.
Es Licenciado en Música de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia. Ha dirigido la Orquesta Juvenil de la Fundación Unimúsica,
la Orquesta Sinfónica de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, la
Orquesta Sinfónica del Conservatorio del Tolima y la Orquesta Sinfónica
del Conservatorio de la Universidad Nacional de Colombia. Recientemente
ha actuado como solista y director invitado de la Banda Sinfónica de la
Universidad Nacional de Colombia.
Foto: Andrea López
La realización de este concierto
cuenta con el apoyo de
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PROGRAMA
Sonata para clarinete y piano en mi bemol
mayor de Dos sonatas, Op. 120 No. 2 (1894)
Allegro amabile
Allegro appassionato
Andante con moto
JOHANNES BRAHMS (1833-1897)
Clair, dos piezas para clarinete solo (1980) FRANCO DONATONI (1927-2000)
INTERMEDIO
Fantasía de concierto sobre temas de
‘La Traviata’, Op. 45 (s. f.)
DONATO LOVREGLIO (1841-1907)
Para clarinete y piano
Tema con variaciones (1974)
Tema
Larghetto Misterioso
Presto
Moderato
Adagio
Tempo di calza
Cadenza
Prestissimo
JEAN FRANÇAIX (1912-1977)
Para clarinete y piano
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NOTAS AL PROGRAMA
Por Alexander Klein
Quizás la mejor manera de resumir lo que se siente ser artista es repetir una
frase que todavía es bastante conocida: «El artista muere para vivir». Dicho
en otras palabras, toda persona que se dedica al arte lo hace no por intereses
pecuniarios, sino porque su amor al arte es tan grande que está dispuesta a
arriesgar, y no pocas veces a sacrificar, varias de las necesidades de la vida.
En este orden de ideas, es claro que para el artista la posteridad es más
importante que el presente, puesto que su objetivo principal es crear y dejar
una obra que trascienda su existencia física. Después de todo, la obra es un
pedazo de vida que se congela para la posteridad —un testigo, sonoro o
silencioso, de una época y una existencia ya perdidas y apagadas por el paso
inevitable del tiempo—.
Por este motivo, el artista es un ser especial, un ser distinto: una persona,
en suma, que muchas veces sacrifica su presente porque su necesidad de
expresarse, y su necesidad de perpetuar su existencia, sobrepasa cualquier otra
aspiración que pueda tener. De ahí que la muerte sea, para el artista, no el fin,
sino el inicio de otra vida —una más larga y, en ocasiones, una que alcanza el
sueño de la inmortalidad—.
Pues bien, el concierto de hoy contiene cuatro muestras de esos seres que
dedicaron sus vidas a la creación de obras de arte, pedazos de existencia que
hoy nos hablan por medio del clarinete, junto con un portavoz esencial: el
intérprete. En este sentido, podemos considerar al instrumentista como ese
intermediario que descongela los mensajes legados por los compositores para
transmitirlos en el presente de la manera más fidedigna y sincera posible.
El primero de estos mensajes, de estos pedazos de vida, es la Sonata para
clarinete y piano en mi bemol mayor de Dos sonatas, Op. 120 No. 2 de Johannes
Brahms (1833-1897). Alemán de nacimiento, y formado por un padre músico,
Brahms vivió a cabalidad la vida del artista consumado: a los nueve años ya
se había ensayado como compositor e intérprete de diversos instrumentos,
mientras que en su adolescencia logró publicar sus primeras obras.
Resuelto a dedicar su vida a la música, Brahms rehusó casarse, no por falta
de amor, sino por la convicción de que un matrimonio no era compatible
con su propósito de vida. Asimismo, el compositor abandonó varios puestos
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de trabajo como director de coros y orquesta, dado que dichas labores lo
alejaban de la que era su prioridad número uno: crear para la posteridad. Fiel
a este objetivo, Brahms incluso se mostró indiferente cuando la prestigiosa
University of Cambridge le ofreció un diploma honorario, bajo la condición
de que el compositor viajara a Inglaterra a recibirlo. Después de todo, un grado
académico y el prestigio social que carga no significaba nada para una persona
cuya vida era su obra.
Dicho lo anterior, la Sonata para clarinete y piano en mi bemol mayor
también sobrevive como un testigo de esa necesidad que impulsaba a Brahms
para vivir y morir creando. En 1890, cuando ya contaba con más de cien obras
a su nombre, Brahms anunció a sus allegados que se retiraría de la composición
para vivir una vejez tranquila. Este anuncio, sin embargo, pronto se esfumó
cuando fue invitado a asistir a un concierto del famoso clarinetista Richard
Mühlfeld (1856–1907). Dado que a finales del siglo xix el repertorio para
clarinete solista todavía era escaso, el color del instrumento llamó mucho la
atención de Brahms, y el compositor interrumpió su jubilación para escribir
varias obras para el instrumento. Sin saberlo, estas composiciones serían
algunas de las últimas que escribiría en su vida.
Así, la música de la Sonata para clarinete y piano en mi bemol mayor es
un perfecto reflejo de la vida de un creador que ya llegaba al ocaso de una
existencia fructífera. El primer movimiento, marcado como Allegro amabile
(alegre y amable), presenta dos melodías afables, apoyadas sobre un
acompañamiento tranquilo. Si bien el segundo movimiento, marcado como
Appassionato (apasionado), contiene tonos más oscuros y dramáticos, en
ningún momento la disonancia se apodera del discurso musical. Todo lo
contrario: estamos ante un compositor, un ser humano anciano que ya no
se atreve a aventurarse por caminos desconocidos. Por este motivo, el último
movimiento de la obra tampoco es osado en su discurso: Brahms nos presenta
un alegre tema con variaciones que, si bien tiene momentos de contraste
dramático, en últimas resuelve en un acorde mayor que disipa cualquier
tensión. Pocos años después de completada esta sonata, el compositor moriría
rodeado de elogios y, más importante, de una obra magistral para la época.
Nada más gratificante que morir sabiendo que se vivió como se quería vivir.
Acto seguido, tenemos en el programa un ejemplo de otro artista
consumado, cuya vida perdura hoy a través de una nutrida y variada obra
musical. Se trata del compositor italiano Franco Donatoni (1927-2000),
quien compuso Clair, en 1980, dos piezas para clarinete que se han convertido
en un repertorio obligado para muchos clarinetistas alrededor del mundo.
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Aunque Donatoni, a diferencia de muchos compositores clásicos y
románticos, no fue para nada un niño prodigio, su ética de trabajo y su
disciplina se granjearon la admiración de decenas de estudiantes, entre quienes
figura el famoso director de orquesta Esa-Pekka Salonen. También consciente
de la misión creativa que guiaba su existencia, Donatoni insistió en que el lema
del artista, a la manera de un artesano, debía ser «trabajar y trabajar, siempre
trabajar» (LA Philharmonic, 2006). Acorde con estas palabras, Donatoni
creía que la inspiración no era tan importante como la disciplina del trabajo,
perspectiva racionalista que es evidente en toda su obra.
Así las cosas, las dos piezas de Clair pueden describirse como un tratado
de técnica para el clarinete, música en la cual el cerebro y la destreza del
intérprete priman sobre la expresión de emociones. Puede decirse, incluso,
que en la obra están presentes prácticamente todas las técnicas posibles para
el instrumento: hay veloces glissandi (deslices) que se mezclan con una serie
continua de acordes y escalas para no dejar descanso alguno al intérprete. En
este sentido, la obra resulta ser, como siempre, un fiel reflejo de su creador:
la música, meticulosa y compleja, nos revela al mismo hombre que vivía y
trabajaba de la misma manera.
En contraste, la siguiente obra del programa es menos cerebral y más
emocional, aunque no por ello fácil de interpretar. Como su propio nombre
lo indica, la Fantasía de concierto sobre temas de ‘La Traviata’, Op. 45 del
compositor Donato Lovreglio (1841-1907), es una obra inspirada en las
melodías de la ópera del mismo nombre, drama famoso cuya trama gira en
torno a una mujer que se pierde en los peligros del libertinaje. Es importante
notar que las obras musicales basadas en temas de óperas italianas eran
percibidas en su época de mayor auge (el siglo xix) como un punto medio
entre la música de corte académico y la música de corte popular. A este
respecto, hay que recordar que la ópera, en dicha época, era un medio de
entretenimiento masivo, muy frecuentado por las clases populares en Italia
y mucho más frecuentado en América Latina —más en aquel entonces que
hoy, y a sabiendas de que la ópera, en países como Colombia, nunca adquirió
la popularidad que tenía en Italia—. Gracias a esta conexión entre la música
y el teatro, las fantasías sobre temas de óperas eran una manera de revivir las
emociones presentadas en el drama, a lo cual se sumaba una oportunidad para
que el instrumentista se luciera como solista por medio de melodías que se
tarareaban en la calle y en las casas de familia.
En el caso específico de Lovreglio y su Fantasía de concierto sobre temas de
‘La Traviata’, el compositor se cuida de incluir todas las melodías relevantes de
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la ópera, así como suntuosos adornos melódicos que no fallan en impresionar
por la destreza técnica que es necesaria para interpretarlos bien. Como dato
relevante, fantasías como esta, también sobre temas de ópera, conformaron
el repertorio dominante de la primera Academia Nacional de Música que
se fundó en Colombia, en 1882. Dado que la música de corte alemán se
cultivaba muy poco en el país, y dado además que en la planta de profesores
y en el Consejo Directivo de dicha academia figuraban músicos como los
italianos Dario D’Achiardi y Oreste Sindici (este último, cantante de ópera y
compositor del Himno Nacional de Colombia), todo el repertorio operático
fue de obligado estudio para los alumnos de aquellos años. De nuevo, la
música, como testigo de épocas y vidas pasadas, nos ayuda a revivirlas.
Para terminar, el Tema con variaciones, para clarinete y piano, del compositor
francés Jean Françaix (1912-1997) es otra obra que nos remonta a los salones
de clase y a los conciertos académicos. Criado en una familia de músicos,
Françaix fue un verdadero niño prodigio, pues sus primeras obras como
compositor aparecieron cuando él apenas contaba con seis años. Admirado
profundamente por titanes de la música francesa como Maurice Ravel, Jean
Françaix compuso obra tras obra hasta el final de sus días, conformando un
catálogo que supera las doscientas composiciones.
Si bien la metodología de Françaix, similar a la de Donatoni, estaba
enfocada en la rutina, la disciplina y en el conocimiento de los esquemas
formales de la música, el compositor confesaba que para él era fundamental
divertir al público, objetivo que estaba acompañado con un sentido de humor
y con la necesidad de presentarle grandes retos técnicos a los instrumentistas.
«Por fortuna [decía el compositor], los clarinetistas tienen tendencias
masoquistas» ( Jaffé, 2014).
Cierto o no, los retos técnicos de su Tema con variaciones son considerables,
apenas propicios para los temperamentos masoquistas. Entre estos retos
sobresalen los contrastes de carácter, volumen y velocidad: pasajes muy
veloces y fuertes son seguidos por fragmentos de una suavidad y ternura que
obligan al intérprete a controlar muy bien su diafragma, su embocadura y su
flujo de aire. Fiel al sentido del humor de Françaix, el esfuerzo y el sufrimiento
del intérprete están totalmente canalizados para divertir al público con música
que nunca pierde su aire juguetón.
Como se mencionó, esta obra es de inspiración académica, pues fue un
encargo del Conservatorio de París, en 1974, para servir de examen a los
estudiantes de aquel plantel. Françaix, fiel a su personalidad, dijo que su
objetivo había sido el de siempre —el de presentarle al intérprete una obra
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‘peligrosa’— (Jaffé, 2014), no obstante, la partitura tiene una dedicatoria
dirigida a Olivier Françaix, nieto del compositor. De este modo, Jean Françaix
nos recuerda una vez más que la música, al igual que la familia, es una manera
de perpetuar nuestra existencia, no tanto como un acto de vanidad, sino, ante
todo, como una guía para las futuras generaciones que hoy dialogan con los
muertos para entender a los vivos y guiarlos hacia un mundo mejor.
Referencias
Jaffé, D. (2014). Jean Francaix, Tema con Variazioni. Notes. Hyperion. https://
www.hyperion-records.co.uk/dw.asp?dc=W16965_GBLLH1438402.
LA Philharmonic. (2006). Franco Donatoni, Hot. About This Piece. [Página
web]. https://www.laphil.com/musicdb/pieces/1951/hot
Alexander Klein es profesor de cátedra de la Universidad de los Andes,
institución donde obtuvo pregrados en Composición y Teoría de la Música
(2013). Sus obras musicales han sido estrenadas y ejecutadas en diversos
escenarios nacionales e internacionales, entre los cuales figuran la Sala
Alberto Castilla del Conservatorio del Tolima, en Ibagué, y la Royal Academy
of Music, de Londres. Como musicólogo, Klein es autor compilador de las
Obras completas de Oreste Sindici (Ediciones Uniandes, 2017) y autor de El
sastre de dos mundos (Ediciones Uniandes, 2022), una obra de cuatro tomos
que representa la primera historia comparativa de la ópera en América. En
el campo de la crítica, sus artículos sobre música, cultura y política han sido
publicados en periódicos y revistas colombianas, como el diario El Espectador
y la revista Arcadia, a las cuales se suman las publicaciones estadounidenses
Film Score Monthly y The People’s World.
Foto. Santiago Cañón-Valencia Foto. Pablo Mier
TEMPORADA NACIONAL DE CONCIERTOS
Banco de la República 2022
Consulta toda la programación en
www.banrepcultural.org/actividad-musical
¡Octubre y noviembre en Popayán!
Santiago Cañón-Valencia (Colombia)
violonchelo
Naoko Sonoda (Japón)
piano
Este concierto se realiza también en Bogotá y Leticia
Urpi Barco (Colombia)
cantante
Este concierto se realiza también en Bogotá
Citación recomendada (normas APA)
"Programa de mano - Santiago Oviedo Reina, clarinete (Colombia)", Bogotá (Colombia):-, 2022. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3710498/), el día 2025-05-03.
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