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;:.,~· ·~~~::::~:~:::::: -; ~=::~:~;~:::~:~ · - ~.!;: General de In8tmiero•
:.:.~ Son colaboradores de este periódico los Jefes y Oficiales del Ejército ¡::.;
PautÜ muv b!e?t .'ucetkr qu• nueatro rerpeto d toda ela• conmcctonee , 11enga tf parar m lo
•ndiferencia 11110 1 dej• ein e11.ergíae p ara defmder la.e n1detra•
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-¡---· :: : : ·-~~~~~~.-·¡~;;~ ~~ ~~ - ~~~~ ~ :·:·¡
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- Oficial -
DECRETO NUMERO 391 DE 1903
. (MARZO 27)
por el cual se hace una promoción
1!1 Vicepresidenlt de la República, encargado del Poder F:J'eculiv#,
DECRETA
Artículo único. Promuévese al Sr. Rafael Gómez del puesto
de Ayudante del Ministerio de Guerra al de Instructor de la Sección
4: del mismo Ministerio; y al Sr. Daniel Rozo, que ocupaba.
dicho puesto, al de Ayudante del Ministerio de Guerra, prestando
sus servicios en la Secretaría de la Presidencia de la República,
con la misma asimilación que tenía el Sr. Rafael Gómez.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá,~á 27 de Marzo de 1903·
JOSE MANUEL MARROQUIN
EllV!inistro de Guerra, ALFREDO V ÁsQUEZ CoBo
DECRETO NlJMERO 398 DE 1903
(MARZO 27)
por el" cual se reconoce un grado
El Vicepresr'denle de la República, encargado del Poder F:J'eculi'611
DECRETA
Artículo único. Reconócese al Teniente Coronel Francisco J.
Vidal el grado de Coronel efcctíYo, con la antigüedad de 9 de
SlUU1i: tV-TOKO 1-27
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'-- 418 _J
Agosto de 1001, fecha desde la cual viene prestando sus servicios
con aquel g-rado.
§. Dése cuenta al honorable Senado en sus próximas sesiones,
para los efectos constitucionales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 27 de Marzo de 1903.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQuEz CoBo
DECRETO NUMERO 402 DE 1903
(KARZO 30)
por el cual se hace una promoción •
El Yicepresidmle de la RepúbHca, encargado del Poder Ejecutivo,
DECRETA
Artículo único. Promuévese al General Eloy Caicedo del
puesto que ocupa en el Ejército de Boyacá, al de Comandante general
de la brigada Atzzoálegui.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Marzo de 1903.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQUEZ CoDo
DECRETO NUMERO 405 DE 1903
( U.RZO JO)
por el éual se aea una ProveeCkiría
.El Viápresidmle dt la República, mcargailo dtl Poder Ejetulív'o,
DECRETA
Art. 1.° Créase la Proveeduría de la División del Ejército nacional
acantonada en la ciudad de Cali y destinada á trabajar en
la reparación y sostenimiento de la vía férrea que comunica la
ciudad citada con el puerto de Buenaventura.
Art. 2.0 Dicha Proveeduría tendrá un Jefe y tres Ayudantes
que, para los efectos fiscales, se a~imilan á General de Brigada el
primero y á Coroneles los segundos.
Art. 3. 0 El nombramiento del Proveedor se hará por el Ministerio
de Guerra ó por el Gobernador del Departamento del
Cauca, por delegación de aquél; y los Ayudantes serán de libre
nombramiento y remoción del Proveedor, debiendo sí dar cuenta
este empleado al Prefecto de la Provirtcia d,! Cali de los nombramientos
que haga.
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\.._ 419-'
Art. 4.0 Por el Ministerio de Guerra se organizará y reglamentará
la Oficina que se créa por el presente Decreto.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Marzo de 1903.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQuxz CoBo
DECRETO NUMERO 408 DE 1903
(MARZO JO)
por el cual se hace una promoción
El Vicepresidmte de la República, mcargado del Poder Ejecu/t"vQ,
DECRJ.:TA
Artículo único. Pro muévese al General Adán J. Vargas del
Cuartel general del Ejército, al puesto de primer Ayudante general
de la Jefatura Militar de Medellín, con la misión especial de
organizar una batería de Artillería en aquella plaza, de acuerdo
con el Comandante general de la e. ·presada jefatura !\.filitar.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Marzo de 1903.
JOSE MANUEL :MARROQ JN
El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQUEZ CoBo
RESOLUCION NUMERO 95 DE 1903
(MARZO IJ)
sobre licenciamiento
El Ministro de GfutTa
RESUELVE
A los individuos de tropa licenciados del Ejército en virtud de
reorganización, inutilidad 6 enfermedad, se les dará en lo sucesivo
una recompensa de cien pesos ($ too) en dinero, en lugar de vestido.
Este pago se hará en Bogotá por la Habilitación de la Sección
4.\ y fuera de la capital por la Oficina pagadora designada
para cubrir los sueldos de excedencia.
Comuníquese.
Dada en Bogotá, á 13 de Marzo de 1903.
El Ministro, A. V ÁsQuEz Cono
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'-- 420 _J
Doctrinal
EL FERROCARRIL IN'fERCONTINENTAL
EN COLOMBIA
(Continúa)
El Comandante Lull, de la expedición na val de los Estados
Unidos, informa que hay un canal no interrumpido de no menos
de 28 pies (9.2 metros) de la barra á la Boca Napipí. Su mapa
indica una profundidad igual hasta Vigía Fuerte ó al Guayabal.
Sus sondeos se hicieron cuando el río estaba de seis á ocho pies
sobre el máximo estiaje. Puede considerarse, por consiguiente, en
~o pies la menor profundidad del canal en la subida al Guayabal.
De allí á Quibdó el Capitán Selfridge encontró que la profundidad
media del canal no es menor de 12 pies, ni de seis en ninguna
otra parte, estando el río muy bajo, excepto un raudal de dos m.illas
abajo de aquella ciudad, en el que sólo tiene tres pies. La prominencia
que lo ocasiona es fácil de remover. Se dice que los vapores
de poco calado pueden llegar hasta Llcró, 35 6 40 millas arriba de
Quibdó. Las barquetonas ó goletas de los naturales dejan sus aparejos
de velamen en la aldea de Riosucio, á 72 millas de la boca,
y remontan el canal á punta de palanca. Emplean 30 días en la
subida á Quibdó, y 12 de vuelta á Riosucio.
Un ligero levantamiento de la corteza terrestre, que yace al
través á lo largo de los afluentes contrarios Tagachí y Arquía, 35
millas (53·3 kilómetros) al Norte de Quibd6, y otro en las lín e as
del Murrí y el Bojayá, 30 millas (48.3 kilómetros) más al Norte,
encierran parcialmente dos sub-hoyas , en donde los aterramientos
y florestas están más ade lantados que e n las partes más bajas del
río. En ambos puntos, tanto como e n Qui bd6, la o bra d e l fe rrocarril
puede hacerse con muy poco t rabajo e n cié nagas. Entre
el Murrí y el Caca rica, en un trayecto como de 10 millas ( 178 kilómetros)
en derechura, tiene su mayor expansión la hoya de desagües.
Del Murrí, al Norte, el río cae cerca de cuatro pulgadas
por milla ; de Quibdó al Murrí probablemente algo más. Tiene de
700 á 800 pies de ancho en Quibdó, por conjetura, y en ninguna
otra parte más de 1,500 pies el mayor ancho, ni acaso tanto, excepto
en algunos desparramaderos, cerca de las cabeceras del delta.
Se ensancha y angosta variablemente dentro de límites moderados,
en tramos sucesivos, y da campo á sus tributarios, aumentando su
principal profundidad. Su anchura media al Norte de Quibdó, se
aproxima á 1,000 pies (328 metros). La corriente, por término
medio, es de tres millas (4.8 kilómetros) por hora.
El delta está ribeteado de manglares y cubierto de una floresta
rala de ciertos árboles nudosos, pálidos y muertos, llamados
Chan6, los cuales 10 ó 12 millas arriba dan lugar gradualmente á
los miembros vivos de la misma familia, escuálidos y con pocas
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hojas. Abundan las palmas bajas y de ancho ramaje, que se denominan
palmas de vino. Crecen en grupos, y también cubren grandes
áreas. La expansi6n llana está cubierta de una yerba que llaman
Tuscal, especie de planta acuática. Las raíces entrelazadas
forman una espesa estera boyante en el agua. Los tallos serpentean
en todas direcciones, echando retoños articulados de cuatro
pies de altura, mliy semejantes al maíz de segundo arado, tanto
en el tallo como en la hoja, pero ésta no tiene un verde tan oscuro
ni relumbrante como la del maíz. Los tallos de la flor se levantan
ocho 6 diez pies sobre el agua. Hay parches también de un junco
llamado Enea, que usan para hamacas y otros tejidos. La arracacha
es otra planta acuática característica de la ciénaga del Atra.to.
Tiene un tallo verde suculento con nudos cortos-como el bambú
(la guadua)-cerca de la base, con tres 6 cuatro pulgadas de espesor
en el fondo, que va disminuyendo rápidamente hacia arriba
y alcanza una altura de 12 á 15 pies, cuando está bien crecida. Se
da en suelo cenagoso, por grupos, algunos de ellos muy extensos.
Echa seis ú ocho hojas largas semejantes al nenúfar, cada hoja
erecta, sostenida por un contratallo encorvado y con la curva inferior
hacia afuera. Florece en el bosque y al aire libre; el tuscal
s6lo vegeta al sol. Los dos se encuentran juntos y separadoi. La
arracacha es de firmes y buenas raíces; promueve y conserva los
sedimentos. El tuscal se apodera de la superficie del río en las
aguas mansas y los remolinos, de donde al ~er desalojado por la
corriente 6 el viento, baja formando balsa~ verdes, que son casi
el único estorbo que á la flotación se halla en el Atrato. A estas
plantas nativas del lugar, puede añadirse la plalanila ó pequeño
plátano, y demás semejantes, y el helecho de mar, que crece con
hojas robustas y tiesas, semejantes á la palma, en gabillas espesas
d seis á ocho pies de altura. E.s más abundante abajo del Guayabal
que hacia arriba. Algunos hombres del lugar la llaman palma
de playa.
En dondequiera que aparecía terreno seco, el tiempo suficiente
durante el año para que nazcan las semillas, la floresta ha adelantado
y sostenídose. Las tierras altas del Istmo, exploradas 6
vistas por nosotros de lejos, y las playas desde las riberas al Occidente
del Atrato, entre alaquí y el Rayo, están cubiertas de espesos
bosques de maderas de construcción, de tinte y de ebanistería,
de árboles de caucho y del quipo, que parece ser el nombre que
los naturales dan á. la ceiba, y otras muchas variedades nuevas
para nosotros. En las tierras bajas hay más abundancia de maleza
que en las altas. Pasámos huertos naturales de árboles de caucho
sin explotar, con tronco de cinco 6 siete pies de diámetro,
muchos ya marcados por los naturales. Los guías dicen que esas
señales de propiedad son respetadas.
Los productos de la floresta que al presente se exportan, son :
el caucho, el palo de mora 6 fustete, y las nueces de tagua. La
tagua parece ser una pequeña variedad de palma, cuyas ramas
se desprenden de un tronco bajo y forman graciosos penachos de
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'-- 4~Z ...J
:zo pie · de altura ó más. Los racimos de frutas contienen de tres ~
cinco óvulos ásperos, de color gris sucio, apiñados como los capullos
de las castañas, pero abultados y sin púas, de cinco á siete
pulgadas de diámetro. Cada capullo contiene de dos á cinco nueces
ovaladas, de tamaño desde un huevo de gallina hasta uno de gan
·so, ligeramente comprimidas por su tendencia vital á llenar toda
la cavidad. En casi todas las aldehuelas, á las orillas del río, se
veían pilas de estas nueces, esperando transporte. La gente ribereña
se compone de negros casi exclusivamente. Estos pescan,
cazan y cultivan maíz, plátanos, cacao y caña dulce.
De Vigía Curbarad6, río arriba, á distancia de sesenta milla.s
medidas por el Atrato, hay ilos canales de tamaño casi igual, de
500 á 700 pies de ancho, el oriental llamado brazo Tadía, el occidental
Atrato, y algunas veces brazo Montano.
Desde allí hasta Quibitalarios.
Los negros de la aldea de Riosucio son hombres de río y de
bosque, hábiles y enérgicos en los trabajos en ambos elementos.
Suspenden los quehaceres durante la estación lluviosa, gozando de
la vida del perro, el hambre y la holganza. Andan de casa en casa
como los atenienses en tiempo de Pablo, siendo la ocupación principal
oír ó decir álgo nuevo, y eso escasea en esta comunidad aislada.
Probablemente hay un medio circulante de cuentos locales
que mantienen vivo el comercio social : escándalos, dolencias, el
tiempo, fortuna con el anzuelo de pesca, ó el fusil de cazar, son
los temas generales. No han menester periódicos, ni maestros
de escuela, alcaldes, doctores, abogados ni sacerdotes. Saben
muy poco, y se cuidan menos de lo que llamamo el gran mundo.
El mundo de ellos es su choza, un rfo turbio, una tira de tierra y la
ciénaga del desierto. Los má de ellos, contando las mujeres y los
niño~, no han visto en su vida sino tan sólo aquella tira de amarillo
y verde. Parecen sociales, y lo son, ama bies, bien mantenidos
y contl'ntos. Ganan la vida honradamente en el seno mismo de la
naturaleza, y gozan de la vida. E maravillosa la adaptación de la
criatura á su propia suerte. L1. copa puede ser pequeña, en nuestro
concepto, pero está llena ; la bt:bida es dulce y á satisfacción
del interesado. Nunca han vi tu ni se han imaginado que haya
cosa mejor que la existencia en Riosucio. Aun nosotros mismos,
acostumbrados á las vicisitude., nos alegrámos del regreso á allí. .
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Comparativamente era un asiento de comodidades y complacencia'
con toda su monotonía, humedad, insectos y zancudos; los desiertos
de donde veníamos eran sin medida mucho peores.
El sistema ordinario para descortezar el arroz en estos lugares,
es un almirez con su corresp:mdiente mano. Aquél es un cilindro
de madera fuerte, como de 3 pies de alto y de 15 á 18 pulgadas
de diámetro, cóncavo como el cabrestante de un barco. Una
cavidad, como la del dedal, se le hace arriba para poner el arroz;
la mano de madera también tiene dobles extremidades, semejantes
á las palanquetas de gimnasta, prolongadas hasta tres pies, y se
trabaja como·con el batidor de una mantequillera. El agua para
usos domésticos, en la América tropical, se deposita en grandes
vasijas de loz~ puestas sobre una armadura de madera, á cierta
altura para que sea posible su destilación en los receptáculos que
se ponen debajo. Algunas veces el espaldar de la armadura se
extiende hacia arriba, como el de las sillas antiguas, y lleva dos
armarios que están colocados sobre el asiento. Al lado se pone e 1
vaso de lata con mango largo, para sacar el agua de la tinaja;
este vaso lleva una espacie de dientes en el borde, para impedir
que los desaseados beban en él. Así sucede desde el principio, y
más tarde lo impide con el uso, cuando se corroen los dientes y se
quiebran quedando atravesados.
Me congratulo con la Comisión por el buen éxito de los estudios.
No hay duda alguna de que se puede llevar á cabo el Ferrocarril
Intercontinental, y de que la obra de Ingeniería puede construírse,
no sólo sin co to excesivo, sino realmente moderado, á
juzgar por el de cada milla.
ConiÍ1uJa
TEORIA DE LA ESTADISTICA
ESCRITA POR J, P, HURTADO (ESPAÑOL)
IV
OPERACIONES DE LA ESTADÍSTICA
(Continúa)
Hé aquí ahora las bases adoptadas por el Congreso de Bru
·elac; con relación á este asunto:
El movimiento del estado civil se hará constar por años, y
comprenderá:
1." Los nacimientos, indicando la edad de los padres; los gemelos;
los nacidos muertos; el sexo de los nacidos, con la distinc.
ión de legítimos é ilegítimos; las defunciones, los matrimonios,
los divorcios; todo por meses.
2." Las defunciones por edad y por mes, distinguiendo, para
los párvulos difuntos, los legítimos é ilegítimos hasta la edad de
tres años.
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Boletín Militar de Colombia
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3: Las defunciones por enfermedades, por edad, por mes,
por profesión ó co~dición social y por estado civil. La clasificación
de la dolencia que ha causado la muerte deberá ser hecha por los
médicos exclusiva111ente.
4·"' Los matrimonios, distinguiendo la edad, el estado civil y
la profesión de los contrayentes, é indicando los niños legitimados
por el acto del matrimonio.
5."' Al lado del número de hijos naturales se clasificarán los
que han sido reconocidos y legitimados.
6."' Respecto de los nacidos muertos, se indicarán los que mur-
ieron antes, en el acto ó inmediatamente después del alumbramiento.
7."' Las edades, lo mismo para las defunciones que para el
estado de la población comprendida en el censo, serán clasificadas
de una manera muy detallada : de mes en mes hasta el duodécimo
inclusive, y de tres en tres meses hasta la edad de dos años. A
contar desde el tercero, se indicará la edad año por año y por
meses, á fin de que pueda estahlecerse con certeza la clasificación
de las defunciones por categoría de edad, y evitar las trasposiciones
indebidas de una categoría á otra.
8."' Dehe formarse una c1asificación uniforme de las causas
de defunción, que sea aplicable á todos los países.
En e e mismo Congre o de Bruselas se propuso, y se insistió
sobre ello en el de an Petersburgo, el establecimiento de regiStros
gmerales de la pobladón, que debían anotar todos los cambios
ocurridos en los hechos consignados por el censo, como nacimientos,
defunciones, mudanzas de residencia, &c. ; pero se comprende
la enorme dificultad que presenta esa idea de abrir una especie
de cuenta corriente á cada individuo de la sociedad, y de aquí que
el pensamiento no se aceptase y ha ya n sido infructuosos los ensayos
hechos para realizarle en algunos países, como Bélgica é
Italia.
III. La aplicación de la Estadística al estudio del territorio
da lugar al Catas-tro. Divídense los autorPs al determinar los hechos
que deben incluírse en este documento estadístico, y mientras
unos quieren que comprenda todos los accidmles que presenta la
superficie de un país, ya sean obra de la naturaleza, ya dependan
de 1a acción del hombre, otros sostienen que debe reducirse su
objeto á una descripción exacta de las condiciones naturales del
suelo; aquéllos reúnen en el catastro los datos principales de la
estadística agrícola, y aun de ciertos servicios administrativos, y
éstos le señalan un carácter meramente topográfico. Hay realmente,
dice el Sr. Adame, una dificultad grandísima en separar
por medio de una línea divisoria hasta dónde alcanzan los límites
del catastro, sin que se llegue al terreno exclusivo de la propiedad
territorial, así como tampoco es fácil presentar los datos que
pertenecen exclusivamente á ésta, sin saltar la linde que los separa
de los que se deben contener en el catastro. Consiste esto en
que ambos han de utilizar datos comunes, y semejante homogeneidad
ha producido cierta confusión, notada por eminentes estadísticos.
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Boletín 1\'lilitar lte Colombia
'-- ~7 ...J
Por nuestra parte, no participamos enteramente de las opiniones
indicadas.
Reconociendo nosotros que la confusión y la dificultad existen,
creemos hallar su origen no sólo en la proximidad de los datos
que se desea separar, smo en la tendencia fic;cal que se ha dado
generalmente al catastro. Se han buscado en él noticias que sirvieran,
ante todo, para el reparto de los impuestos territoriales, y
ha sido necesario recoger con ese objeto datos económicos é industriales,
que tienen un lugar más adecuado en la estadística de
la Hacienda pública y en la del trabajo. Lo imperioso de semejante
necesidad por una parte, y por otra el escaso desarrollo de
~ las operaciones estadísticas, que no p.:>'Jían obedecer á un método
·regular y completo, han podido justificar esa desnaturalización del
catastro; pero en el rigor científico parece que su contenido debe
limitarse á ser lo que algunos escritores llaman la esladísHca lopogrdfica.
Entendido de esa suerte el catastro, comprende las investigaciones
dirigidas á establecer: la situación, límites y extensión del
territorio de un país, las influencias atmosféricas y climatológicas,
la naturaleza del suelo y los usos ó producciones á que puede destinarse,
el número de los propietarios y la extensión de cada propiedad,
y finalmente la división fí ica y admmistrativa del territorio.
Los datos referentes al cultivo, al capital y la renta de las
propiedades, al precio de los productoc:, &c. &c., pertenecen más
bien á la estadística de la agricultura y del impuesto territorial.
Sin embargo, salvada ya nue tra opinión, y no di poniendo de
·espacio p~ra una discusión que habría de ser extensa, expondremos
:]as ideas diferentes que acerca del catastro prevalecieron en el
primer Congreso internacional de Estadística. Conforme á ellas,
el catastro deLe contener :
1.0 La extensión del territorio del país.
2.0 El número de individuos entre quienes se divide la posesión
del terreno.
J.0 La extensión de cada propiedad.
4.0 El número de parcelas que comprende.
,5. 0 Los diversos cultivos de que se compone.
6.0 El producto en bruto y Hquido de cada terreno, clasificado
según su calidad ó grado de fertilidad.
7. 0 El límite de cada propiedad.
La reunión de estos datos exige dos operaciones diversas: la
primera la medición, para determinar la extensión general del territorio
y sus di visiones por raz6n de propiedad y cultivo (parcelas),
y la segunda de información, para conocer las noticias de
producción, precio, arriendo, &c., de cada una de esas divisiones.
La medición hecha por distritos municipales ofrece el inconveniente
de permitir ocultaciones, que no pueden descubrirse hasta
que, concluido el trabajo, se reúnen todas sus partes; por eso
es mejor sistema el de formar primero el mapa general del país
por medio de la gran triangulación del territorio, y dividir luégo
sucesivamente los triángulos en otros más pequeños hasta hacer
el mapa catastral ó parcelario.
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Los trabajos de información deben seguir inmediatamente á
los de medición, porque si se deja transcurrir algún tiempo, las
propiedades cambian de dueño, se hacen en ellas nuevas divisiones,
ó se las destina á cultivos diferentes, y ya no existen las parcelai
que se midieron.
Esta es la dificultad mayor que hay que vencer respecto del
catastro, la de seguir á la propiedad en sus mutaciones de dueño,
en sus agregaciones, divisiones y cambios de cultivo; la de hacer
permanente el catastro, anotando en él continuamente todas las
variaciones que ocurran. El Congreso decidió que era preferible
para este objeto el establecimiento de un registro ó servicio de
conservación, á la revisión periódica del catastro, que es menos
eficaz y más costosa.
Por último, aquella asamblea científica acordó establecer
para la uniformidad de los catastros, las siguientes bases :
1.• La parte facultativa del catastro comprenderá:
A. Los límites del municipio y su división en secciones.
B. La triangulación.
C. Los trabajos de medición y levantamiento del plano parcelario
en la escala ordinaria de 1/2500, aunque puede ser, según
las circunstancias, de 1/5000, I/1250 y lo mismo de 1/500 para
las localidades donde las parcelas son generalmente muy pequeñas.
Al atlas de los planos parcelarios acompañará un plano de
conjunto de 1/500 ó 1 j2ooo, pero ordinariamente de 1 f 1000.
D. El cuadro indicativo, en el que estarán inscritos el nombre
del propietario, la e pecie del cultivo y la superficie de cada parcela.
2.• La parte pericial consistirá en las operaciones siguientes :
A. Reunir los precios d~ los arr~ndamientos y de las ventas,
como también el de los mercuriales, por períodos de quince años,
y colocarlos en conjunto ordenado.
B. Determinar el precio del arr ·ndamiento, examinando los
mercuriales y escrituras de arriendo y las noticias de las localidades,
y designar por la comparación de estos dos elementos el precio
común de cada especie de propiedad.
C. Fijar por ecciones de distrito los tipos y el valor de cada
clase de cultivo.
D. Aplicar la clasificación á cada parcela, y escribir la renta
en el cuadro indicativo.
3.• La cor,servación del catastro abrazará los puntos siguientes:
A. Variaciones de figura ó límite de las parcelas que han de
marcarse en los planos suplementario , independientemente de las
inscripciones que se hagan en las cuadros indicativos suplementarios.
B. Cambios en la clase de cul~ivo.
C. Cambios de propietarios.
D. Cambios de \alor de las propiedades, en los casos excepcionales
prevenidos por la ley.
Parece inútil entrar en detalles del inventario por la clase de
cultivo, matriz catastral y otras operaciones ulteriores que todos
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los prácticos conocen. Lo que más importa es ponerse de acuerdo
sobre los grandes principios que deben guiar á los Gobiernos en
la ejecución del catastro, considerado por el doble punto de vista
de la topografía y del valor de las propiedades inmuebles, sin
atender á la cuestión de impuestos.
Para los países en donde todavía no exista el catastro, el
Congreso opina que en su formación se observen las indicaciones
siguientes:
1." Que la triangulación se haga en consonancia con el mapa
general del país, si le hay, y en otro caso, que se empiece por
grandes triangulaciones, y que se dividan y subdividan los triángulos
que resulten, en otros más pequeños para servir de base al
mapa catastral.
2." Que los trabajos de información pericial se verifiquen inmediatamente
después de los de medición.
3." Que los trabajos periciales se hagan de tal manera que la
misma cifra represente, en lo posible, igual renta en todos los distritos,
y el guarismo total de renta del catastro, la renta de la
propiedad agrícola del país en la época en que aquél se haya
formado.
4." Que el catastro registre el hecho de la posesión, y pueda
más tarde, conforme á las leyes de prescripción, contrastar el derecho
sobre la tierra. Al efecto, no se hará ninguna variación en
el contrato si no está justificada por documentos auténticos ó legales.
El Congreso de Budapest adoptó las siguientes bases para
estudiar los movimientos de la propiedad y hacer una estadística
hipotecaria:
I .• Formar listas anuales del número y valor de las propiedades
transmitidas por sucesión, contratos, ejecuciones y expropiaciones
por causa de utilidad pública.
2." Reunir datos acerca de todas las cargas hipotecarias actualmente
inscritas.
3." Presentar datos anuales respecto de ellas, sucesiones, &c.,
con arreglo al modelo aprobado.
4." Clasificar los créditos inscritos y los cancelados, con arreglo
á una escala de interés, desde menos del 3 por 100 hasta
más del 10.
5 ... Clasificar igualmente esas carg-as por grados de cuantía,
desde menos de 500 francos hasta más de un millón.
El Congreso expresó su deseo de que todos los países adoptaran
un sistema uniforme de registros de la propiedad, y de que
en esta estadística, además del valor en la moneda local, se indique
su reducción al del franco.
Consignaremos, por último, que como por vía de rectificación
á ese concepto jurídico del catastro administrativo ó económico,
los Congresos internacionales y sobre todo los de Viena, Londres
y Florencia, han estudiado y recomendado especialmente los trabajos
de la estadística topográfica, meteorológica, hidrográfica,
&c. &c.
Ccntinúa
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Boletín ~1ilitar de Colombia
'- 430 _J
INGENIEROS MILITARES
Etimología-El vocablo i11gem'ero proviene sin duda del latín
¡ngmz·alor: el que inventa, traza y dirige trabajos y obras para
fortificar, atacar ó :iefender plazas; pero ha tomado, andando el
tiempo, mayor número de acepciones. En cuanto al de zngmiería,
que se forma de aquél, significa el arte del ingeniero. En castellano
no tenemos, como en otros idiomas, el gmzo italiano, el gém~
francés, un vocablo que designe á la vez el arte de la ingeniería y
el personal de ingenieros, aunque no faltan personas que cometan
frecuentemente el galicismo de decir gemo, vocablo que, en castellano
castizo, sólo significa índole, inclinación, grande ingenio,
ciertas deidades, &c. Es probable que este ~aticismo se vaya naturalizando
poco á poco; pero entre tanto, podría adoptarse, en los
países de lengua es?añola, la expresión z1zgmzería mt"lzlar, para
nombrar el arte, el material y el per. onal, que no están correcta
ni suficientemente de ·ignatlos con la de Cuerpo de I11gemeros.
Así como los vocablos claros y concisos de z"tifantería, caballería
y arli"llet ·ía designan cada uno su arma, el de ingemúía designada
la suya, tan arma como aquellas .
. S'u misión-Tan arma, decimos ... vean, !>Í no, cuál es su misión
en campaña:
Trabajos de fortificación permanente ;
Trabajos para el ataque y la defensa de las plazas y reconocimientos
pr liminares con este objeto;
Trabajos de fortificación pasajera, como espaldones, reductos,
trincheras, fortines, cabezas de puente, líneas y campamentos
atrincherados, inundaciones ó diqu s para contenerlas, &c.,
y reconocimientos p~ealables;
Trabajos de marchas y operaciones, como abrir pasos;
hacer practicables caminos; construír, componer ó destruír rutas;
establecer, componer ó destruir puentes de mampostería, pilotes,
caballetes, pontones, ó más improvisados aún, &c. ;
Reparar, construir, destruír ó explotar, del todo ó como auxiliar
del personal civil, las vías férreas;
Hacer~e cargo del servicio de la aerostación militar, del de la
telegrafía óptica, del de Jos palomares militares, del de puentes
militares (no en· Francia), &c. ;
En cuanto al tiempo de paz, á más de pre¡ arar todo aquello
para la guerra, lo ocupa en la construccié n y la consenación de
Jos edificios militares1 desde el cuartel ha~ta el pulvodn; el laboratorio
de experimentos sobre materiales ha~·.a e:! uLsenatorio astronómico;
la con trucción de ·das férrea!:> de I t· netración hasta el
"levantamiento d 1 mapa del país .... , pudiend o de cir del arma de
ingenieros que, á más de la misión d_e cruerra ¡_tue llena como las
demás, tiene una de paz que le es exclusiYa.
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Boletín Militar de Colon1bia
'- 431 _;
Tantas atribuciones exigen, de parte de los oficiales de ingenieros,
instrucción sólida y variada; de parte de las cla-ses, nociones
teóricas de alguna extensión, aplicadas en los polígonos ó terrenos
en que, en Europa y aquí, se hacen trabajos prácticos; de
parte de los soldados, el conocimiento de estos trabajos prácticos,
destreza y robustez .... y además, de parte de todos, el mismo valor
de combatiente que en las demás armas, puesto que tanto
como el infante, el artillero, el jinete, pelean en el combate y casi
siempre á vanguardia de éstos. ·
El arma de ingenieros es la de la abnegación, del sacrificio,
.41el valor tenaz ... é ignorado ; de las tareas indispensables ... y mal
a valoradas; el arma que tenemos en menos, como decía Sieyes, y
que debería serlo casi todo.
Su orgamzaczon.-Daremos su composición numérica en aigunos
países, entrando en algunos detalles sólo para Francia, puesto
que todas las orgam'zadoms son, si no idénticas, por lo menos muy
parecidas. Los datos siguientes son los del año de Igül :
A/emam·a.-2 regimientos de ferrocarrileros de 3 batallones cada
uno y 25 batal1ones de zapadores, teniendo cada uno 2 compañías
de zapadores, 1 de minadores y 1 de pontoneros. Total, 31 batallones.
Aus/ria.-1 regimiento de ferrocarrileros y tele2"rafistas de 3
batallones, 15 batallones de zapadores, con un total éstos de 71
compañías.
Bélgz'ca.- 1 regimiento de ingenieros de 4 batallones de -4 ·
compañías, 5 compañías de pontoneros, ferrocarrileros, telegrafistas,
artífices, obreros.
BraSJ1.-2 batallones de zapadores de distintas especialidades.
Chr1t.-5 compañías de zapadores (una por zona), que son
mixtas, es decir, que cada una abarca todas las especialidades.
Dinamarca.-! regimiento con 5 compañías, las que se duplican
en caso de movilización.
Espa1ia.-1 re¡:imiento de zapadores minadores, 1 regimiento
de pontoneros, 1 batallón de telegrafistas, 1 batallón de ferrocarri ..
leros, 2 compañías topográficas, 1 sección de obreros.
Grecia.-I regimiento de 2 batallones de 5 compañías.
Holanda.-8 compañías de las 4 especialidades.
Inglalerra.-38 compañías sueltas, 4 de topografía, 1 batallón
de pontoneros, 1 de telegrafistas, 2 de parques, 12 compañías de
depósito; formaciones éstas que fueron casi duplicadas provisionalmente
en 1901, por la guerra de Sud Africa.
Italz'a.-4 regimientos de composición mixta, cuyo conjunto
da: 43 compañías d e zapadores minadores, 8 de pontoneros, 4 de
ferrocarrileros, 6 de te légrafos, 10 de tren, 1 de especialistas y 2
d e barqueros (para los lagos y laguna s ).
P(J r/ugal.-2 batallone.·, más 1 compañía de torpedistas.
Rumam'cz.-2 regimientos.
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•
Boletín Militar de Colombia
'- 432 --'
Rusz·a.- 17 batallones de zapadores, 17 compañías de pontoneros,
6 batallones de ferrocarril, 16 compañías de telegrafistas .
.Strbia.-1 regimiento de zapadores con 5 batallones y I regimiento
de ferrocarril.
Stucia.- I batallón de zapadores y 1 de pontoneros y telegrafistas.
Suiza.-8 batallones de las cuatro especialidades.
Turquía.-7 batallones de zapadores y 1 de ferrocarril.
Francia será el objeto de un estudio algo más detallado, aunque
somero.
La organización de su arma de ingeniería (Génie), comprende: .
I.0 Las tropas, divididas en 6 regimientos de zapadores minadores,
cada uno de 3 batallones, de 4 compañías, más I compañía
de zapadores conductores (el número total de batallones es, sin
embargo, de 2o);y un regimiento de ferrocarriles, dividido de la
misma manera.
Cada regimiento de zapadores tiene una compañía de aeroslatión,
y se subdivide en las especialidades necesarias de zapadores.
minaaores, telegrafistas (electricidad y óptica) y pontoneros.
Para su instrucción técnica, los 6 regimientos de zapadores
dependen de 9 tscudas dt ingeniería y 1 de ferrocarriles ; pero el
Jefe de regimiento 6 fracción es el director de la escuela, en virtud
del principio de que el mejor educador de las tropas es el Jefe
que las manda. A más de estas escuel:ts, existe la de aerostación
de Chalais, muy conocida, y escuelas re~imentales por especialidad.
El efectivo de la tropa, en tiempo de paz, es de unos 14,000
hombres.
El efectivo de.su Oficialidad es de 38 Coroneles, 38 Tenientes
Coroneles, 150 Mayores, 480 Capitanes, 170 Tenientes y 105 Subtenientes,
de éstos 8o en la Escuela de Aplicación.
Pero el servicio de ingeniería no se hace sólo con esta Oficialidad,
sino también con otra ad lalere, que la forman los ayudantes
de ingeniería, en número de 6oo, cuya asimilación va hasta la de
Mayor. Es ésta la que, bajo la alta dirección de aquélla (como el
maestro constructor es subordinado al arquitecto 6 el mecánico al
ingeniero), corre con la construcción y conservación de las fortificaciones,
cuarteles y construcciones militares de toda clase, en
Francia y sus colonias, sin contar los empleados en los arsenales y
talleres de construcción.
En cada uno de los :lO cuerpos de ejército y en las colonias
francesas, hav un Jife de z'ngmzería que centraliza el servicio. Es
General de División por excepción, General de Brigada casi siempre.
En las colonias, es Comandante, Mayor 6 Capitán.
Daremos, para terminar, la composición de un regimiento de
zapadores en pie de paz:
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Boletín Militar de Colombia
'- 433 ...J
3 batallones de 4 compañías, más 1 de conductores: 1 Coronel,
1 Teniente Coronel, 4 Mayores, 56 Oficiales, 3 Médicos, 1 veterinarie
y 1 maestro de banda., 432 del cuadro de tropa y 1,040
:soldados, con 1 17 caba~los.
Por el estudio anterior se ve que las atribuciones de las tropas
d.e ingeniería no son iguales en todos los países. En Francia, el
servicio de pontoneros depende de la artillería, mientras que cas1 en
todas partes depende de la ingeniería.
Tampoco es uniforme la organización, puesto que tiene ésta
por base el regimiento, ó el batallón, ó la compañía. Cada sistema
tiene sus ventajas y sus inconvenientes, ó más bien se amolda al
número del Ejército. Sin embargo, la organización por batallón y
especialidad que parece prevalecer en todas partes, es la nuéstra.
(Del Boldht Militar de Buenosaire;)
ARTILLERIA
GENERALIDADES PARA LAS CLASES
(Continúa)
~Arlz'llería rayada.-Con el año de 1857 empieza un período
histórico en materia de artillería: el del cañón rayado, tal como lo
•conocemos. Desde el año 1840 el Capitán Treuille de Beaulieu
-después General-había expuesto, en memorias sumamente notables,
la teoría de las rayas; pero fue en 1857 cuando recibieron la
consagración de la práctica. Al empleo de los cañones rayados de
12 y 4 fueron debids>s casi todos los felices éxitos del Ejército fran ..
cés en Italia. ·
Pero parece ser así la suerte de muchos inventos: nacen en
Francia, y Alemania 6 Inglaterra los perfeccionan. El sentido prác ..
tico y utilitario de éstas explota la ingeniosidad de aquélla.
Mientras Francia, durmiendo en sus laureles, se qu~daba con
sus piezas de bronce rayadas de avancarga, Prusia, adoptando la
idea, fabricaba cañones de acero y retroca1·g:¡,.
En 1870, á las piezas alem3.n1.s de acero, rayadas todas, fa ..
briéadas de conformidad con los progresos técnicos más recientes,
Francia opuso piezas de bronce, construidas lisas pero rayadas
después, de 4, 8 y 12, de alcance y precisión forzosamente inferio ..
res. Con ellas y con una ametralladora-pieza de tiro rápido que
podía prestar buenos servicios en ciertos casos-se hizo la campa ..
ña del 70-71.
Después del 70, mientras Krupp, en Alemania, seguía perfec ..
donando la artillería de acero, en Francia el Coronel de Reffye,
inventor de la ametralladora, recibió el encargo de reconstituir la
artillería: no se trat:lln C•)n U'l"t nu "' \'a glterra posible, de inventar
SERIE lV-TOKO 1-28
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Boletín Militar. de Colo m bía
Lo <434 __;
y crear, sino de utilizar lo que quedaba. Produjo una pieza de 8S
mm. con proyectil de 7 k. En poco tiempo los cuerpos fueron dotados
de piezas de 7 k. en bronce ó acero, rayadas unas á la derecha,
otras á la izquierda, y sunchadas algunas. Era una semi-uniformidad.
Poco tiempo después creó el cañón de S k. y el de 138
mm. Más tarde se adoptó el cañón de Lahitolle, de 95 mm., dicho.
de reserva, que vino á complicar más el sistema francés.
Este era siempre inferior al alemán. Pero el Capitán de Bange
presentó un sistema nuevo, completo, que fue adoptado en 1877~
Es el actual, aunque lo hayan profundamente modificado las reformas
que se le introdujeron en los úldmos 25 años (uña de re-.
troceso, sobrecureña, escudo, &c.).
Enumeramos ahora, aunque de manera incompleta, los sistemas
de artillería en servicio de la mayor parte de los países extranjeros.
A.lttnania.-Cañones de campaña de acero, con chaqueta que
soporta los muñones y en la que se abre la entalladura del cierre,
el que es de cuña cilindro-prismática. Alemania conserva también
cañones de bronce. Los calibres son los siguientes en milímetros:
75 (por excelencia el de campaña), de 8o, go y 105 de acero-de
go, 105, 120, 150 y 210, de sitio, de bronce la mayor parte, de
acero los más modernos- morteros de 210 y 240 de acero, de plaza
y costa-cañones de acero sunchados, de plaza y costa, de 210,
240, 280, 305 y 3<40.
Los cañones de bronce se frabrican en Spandan, los de acer
en Essen (casa de Krupp).
Argmlina.-Sus bocas de fuego serán objeto de un artículo ..
esP.ecial.
Amlrza.-Sus cañones son generalmente de bronce Uchaliils
pero compra á Krupp sus gruesas piezas de 240 y 280 mm. (acero).
El cierre es de cuña chata. Sus cañones de campaña son de .
8o, go y 105 mm.; los tiene de montaña de 70 mm.; de sitio y pla-
7.a de 120, 150 y 180, &c.
Chilt.-Cañones Krupp, de 70 y 75 mm., divisibles alguno~
de estos últimos, y de 105 mm.
Jtalia.-La artillería italiana emplea cañones de bronce y de
acero, de retrocarga, algunos con cierre cilindro prismático con
obturador Broadwell de acero, otros con obturador Bange 6 anillo
Broadwell, &c. Las piezas de bronce se fabrican en Turín. Muchas
de las de acero se compran á Krupp. Los calibres son de 70 y 90
mm. para campaña y montaña; de 120, 150 y 190,para sitio y plaza
hzglalerra.-La fabricación de las bocas de fuego, hasta 1884,
estaba exclusivamente en manos de sir Willam Armstrong, Direc-_
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Boletín Militar de Colombia
'- 435 _ _;
tor general de Artillería, que empleaba, en sus fábricas de Elswick,
el método de construcción de Fraser, que consistía en reforzar el
tubo con una 6 varias chaquetas, llevando la úl~ima los muñones.
Las piezas de pequeño calibre eran de a van carga ; las de grueso
calibre, y no todas, de retrocarga. Hoy el Estado fabrica también.
La artillería inglesa tomó de la francesa su sistema. Sus piezas
son de acero, sunchadas, con cierre de tornillo y obturador de
Bange.
La mayor parte de los establecimientos del Estado están en
vVoolwich. Los cañones que fabrican son de 62, 76 y 127 mm.,
llamados los dos primeros de 12 y 15libras (566oy 6340gramos).
El tercero lanza un proyectil de 22,700 gr., cargarlo con lydita.
Rust'a.-Todas sus piezas son de acero. Se proveía antes exclusivamente
en la casa de Krupp, pero fabrica hoy cañones de
trazado ruso en su fábrica de Oboukow, de doble tubo de acero,
con un su.ncho-mu.ñonero, que se introduce por la boca. Estas partes-
tubo y suncho.-siendo colocadas en frío, por medio de la
prensa hidráulica, son fácilmente separadas, y es probable que la
primera artillería desmontable nació en Oboukow. Los cierres rusos
son la cuña cilindro-prismática 6 el tornillo con obturador de
Bange. El acero sale de las fábricas de Perm y de Oboukow.
Los calibres son de 6o, 63 y 78 mm. para montaña; de go y
ro6 para campaña.
Una pieza merece especial mención, porque caracteriza <•1
sistema desmontable. Es el mortero de 25 centímetros, que se divide
en dos partes: culata y tubo, que se reúnen por medio de una
tuerca, exigiendo la operación tres horas. Uno de estos morteros
sirvió en el sitio de Routschouk en 1877· Se asegura que, salvo
en los morteros y cañones de montaña, en los cuales las presiones
no son fuertes, el peligro del desculalamt'enlo es siempre inminente.
En resumen, las naciones que hemo!:l enumerado ya, harían
campaña con las siguientes piezas (las que marcharían con las tropas):
Alemam·a: 75, 77, go y 105 mm.
Auslrza: ¡o, go y 105 mm.
Brasil:
Chz'/e:
Prmuia: 75 y go mm.
Ilalz'a: 70 y 90 mm.
Inglaterra: 62, 76 y 127 mm.
Rusia: 6o, go y 106 mm., mortero de 152 mm.
Podemos agregar :
Bélgú:a: 75 y 87 mm.
Rumam·a : 7 5 y 87 mm.
Sut'za: 75 y 84 mm.
Espaiia : 80 y 87.
Pero no debemos olvidar un nuevo elemento: las ametralladoras,
agregadas hasta hace poco accidentalmente á las columnas,
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Boletín Militar de Colombia
'- -436 _J
sobre todo en las guerras coloniales, pero que ahora forman normalmente
parte de ciertas unidades.
Inglaterra emplea sobre todo la Maxim Nordenfeld, de 3 6 5
tubos, que tira la baia Martini Henry, á raz6n de 300 y 500, respectivamente,
por minuto; pero como ciertos sistemas son comunes
á varias naciones que han adoptado ya como reglamentario el
servicio de las ametralladoras- Alemania, Bélgica, Rusia, Suiza,
&c.,-creemos preferible, por ahora, enumerar simplemente los
más conocides entre ellos.
La Nordmfeld más empleada es la que se hace del calibre de
un fusil. La de 3 tubos y 1 I mm. de calibre, puesta en cureña,
pesa con ésta entre 400 y soo k.; pero las hay casi portátiles, de
25 kilogramos, y aun menos.
La Holchkiss pesa 24 k., su cureña 1 S, y tira 6oo cartuchos
por minuto.
La Galhng es más pesada y de mayores calibres-de 26 á 11
mm.,-y pesa con cureña, de 290 á 800 klog.
La Gardner de 11 mm., es más liviana; pesa con cureña 6
trípode, de 6o á 170 k. Fue empleada por los norteamericanos en
Cuba.
La Monli'g~ty, de ro y 11 mm., con 3 r 6 37 tubos, pesa, con
cureña, de 420 á 76o k.
La Skoda, de 8 mm. de calibre, un solo tubo, s6lo pesa 18 k.,
24 con trípode, y lanza hasta soo balas por minuto.
La Maxim de calibre de fusil (7,S; 8; r 1 mm.), pesa 28 k.,
su trípode 25, y lanza 6oo balas por minuto. Otra de 37 mm., lanza
un proyectil de sos gramos, á razón de 300 por minuto.
El trabajo anterior es forzosamente incompleto, puesto que
cada día se modifica el material, se inventa y se reglamenta algo
que sustituye á otros elementos de guerra que desaparecen; pero
sus líneas generales sen exactas.
~------- .. -------
=-= Historia--==
MEMORIAS
DEL GENERAL JOSÉ HILARlO LÓPEZ
A N 1' I G U O P R E S 1 D E • T E D E L A N U E V A G R A N A D A.
Escritas por él mismo-1857
(Continúa)
El Coronel Azín, segundo de Sámano y el mejor de sus jefes,
estaba en el Valle del Ca u ca con cerca de I ,ooo hombres selectos,
y á marchas redobladas replegaba á Popay~n. Debíamos, por cot;siguiente,
salirte al encuentro, y con tal mottvo ocupámos el cam1-
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Boletín Militar de Colombia
\_ 437 _;
no principal, acampándonos en Palacé bajo, sobre el mismo terreno
en donde se ganó la primera batalla de la independencia por
el General Baraya, de que ya hice mención.
Al d(a siguiente observámos el campo enemigo situado en la
hacienda de Calibío. El Coronel Cabal fue destinado con 300 hombres,
entre los cuales iba mi Compañía, á observar el enemigo; lo
que verificámos sin obstáculo alguno, y replegámos por la noche á
nuestro campo, habiendo quedado mi Compañía de avanzada entre
la quebrada de Victoria y el río Cofre. Al otro día intimó
nuestro General la rendición al del enemigo por medio del Capitán
con grado de Teniente Coronel Francisco Urdaneta; el Jefe
enemigo recibió muy mal á nuestro parlamentario, que fue insultado
y amenazado por todas sus tropas, habiendo dado una respuesta
insolente. Durante la noche se movió Azín de su campo, y
por una senda extraviada del camino principal, pasó el Palacé y
se acampó en la hacienda de Calibío, en donde lo esperaba Sámano
con casi una fuerza igual. Mi Compañía, como de costurr.bre,
fue destinada, al amanecer, al reconocimiento de la dirección que
había tomado Azín, y habiendo regresado al campo con informes
ciertos, salió luégo con 300 hombres más, á las órdenes del Coronel
Cabal, en observación del enemi~o; y marchando ha~ta la
portada á menos de tiro de cañón, sin encontrar un sol0 enemigo,
y sin que éste hubiera notado nuestro movimiento, pues no
hacía una señal de alarma, envió el Coronel Cabal un oficial
cerca del General Nariño para darle cuenta de estas circunstancias
y pedirle permiso de atacar de sorpresa, asegurándole el
buen suceso. El oficial regresó á escape con la orden de retirarnos
al campo, lo que ~erificámos. Desde el día siguiente, el enemigo
desplegó suma vigilancia, y destacaba partidas para observarnos
y molestarnos. Nuestro General esperaba la llegada de la
columna que había marchado por Quindío, para dar la batalla.
Entre tanto Sámano recibió refuerzo~ de Pasto y Patía, y se fortificaba
en dicha hacienda de Calibío.
Una tarde de esas se aproximó una partida enemiga, de infantería
y caballería ; y el General dio orden al Capitán V ego de
marchar con sus cazadores por entre bosques, á uno y otro lado
del camino, con el fin de hacer prisionera la guerrilla enemiga.
El Capitán Vego marchó por la derecha con 40 hombres, y el
práctico del Ejército y excelente patriota Juan María ldedina fue
comisionado para dirigir otros 40 hombres por el lado izquierdo.
El golpe nos parecía seguro; pero el enemigo se había retirado,
fuese porque hubiera observado parte de nuestro movimiento,
6 por la aproximación de la noche. Ignorantes nosotros de
que la partida que acechábamos había abandonado el terreno,
marchábamos con el mayor sigilo, y al punto dado nuestras dos
partidas se supusieron recíprocamente la del enemigo, y rompimos
el fue~o. Como el objeto era cortar Ja retirada á los realistas,
yo di la voz de u avancen," u al camino, que se nos escapan,"
u ya corren," y al mismo tiempo me arrojé á la mitad del camino
sobre la partida de Medina, que hacía sus fuegos emboscada. A
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'- 438 __¡
este tiempo quiso mi fortuna que el citado Medina me reconociese,
y mandando cesar el fuego, á grandes voces insinuaba que éramos
todos unos, con lo que terminó este divertimiento sin habernos
costado, gracias al bosque, sino algunos heridos. Nuestro General,
que veía desde el campo esta catástrofe, mandó volando edecanes,
entre los cuales creo que fue uno su hijo el actual Teniente Coronel
Antonio Nariño; pero cuando éstos llegaron, ya estaba todo
concluído. Medina me aseguró que al tiempo de dispararme su
escopeta á 12 pasos de distancia, me había reconocido, pues de
otro modo me habría muerto infaliblemente. Noticioso el General
de mi arrojo, lo aplaudió, y muchas veces, ó mejor diré, cuantas
me veía, recordaba el suceso y repetía alguna de las voces que
yo daba al tiempo que fui reconocido.
Por fin llegó la columna esperada al décimotercio día de habernos
acampado en Palacé, y al siguiente, 15 de Enero de 1814,
se dio la batalla de Calibío. Marchando mi Compañía á vanguardia,
tenía el deber de hacer los reconocimientos. A este efecto se comisionó
al práctico Juan María Medina para que observase las primeras
disposiciones que tomara el enemigo en vista de nuestros movimientos:
yo me ofrecí á ir e.n su compañía, lo que se me permitió.
Por entre bosques y zanjas lográmos acercarnos á la casa de
la hacienda, sin ser notados; ¡.>ero no pudiendo descubrir los movimientos
del Ejército real, que era P.! principal objeto de nuestra
arriesgada comisión, nos vimos precisados á ocupar un punto prominente,
marchando lo menos trescientos varas por un terreno llano
y limpio. Llegados allí, nos encontrámos á medio tiro de fusil de
los enemigos que habían salido á esperar el ataque fuera de la
casa y formaban un cuadrilongo. En el momento fuimos observados,
tiroteados, y perseguidos por 5 hombre~ de caballería; pero
por fortuna había por medio un zanjón, que para pasarlo era
preci~o hacer un rodeo comiderable, lo que unido á nuestra agilidad,
á los fosos y bosques, nos '·alió la salvación. Tan luego como
informámos el estado del en e migo, se dispuso y emprendió el combate
de la manera siguiente. Al Coronel Cabal se dio el mando de
una columna que debía obrar por nuestra derecha; al Comandante
!vfonsalve el de otra sección que debía obrar por la izquierda,
y el General Kariño con su segundo el brigadier Leiva y más de
dos tercios del ejército, por el centro. Mi Compañía pertenecía á la
sección del Coronel Cabal. El fuego se empeñó por el centro y la
izquierda, empezando por el de artillería de ambas partes. La columna
de la derecha permanecía descansando sobre las armas en
una . pequeña hondura en donJe no era vista del enemigo, mientras
llegaba el tiempo oportuno de manifestarse y tomar la parte
que le correspondía. Media hora había pasado después de haberse
comenzado el ataque, cuando Cabal recibió órdenes de empeñarse
; al instante nos dejámos ver del enemigo, formados en batalla
á menos de tiro de fusil : no esperando Sámano ser atacado
por su izquierda, se desconcertó bastante con nuestra aparición, y
los fuegos de su artillería y de más de un tercio de su infantería
se dirigieron sobre nosotros en medio de la algazara y remolino
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¡
Holetín Militar de Colombia
'- 439 ....J
ue sus tropas; nosotros rompimos el nuéstro en buen orden. Estaba,
pues, indicado el instante preciso de la carga, y yo fui el
primero que saliendo de las filas, di la voz de á la bayonda, mar.
·:<:bando adelante. Cabal la ordenó en seguida, y el enemigo, aca ..
bado de desordenar, y atacado por todas direcciones, fue derro.
tado completamente, dejando más de 400 hombres sobre el cam.
pode batalla, y entre otros buenos oficiales á su segundo Azín.
Este triunfo fue completo y espléndido. El enemigo no salvó la
mitad de sus fuerzas, consistentes en 2,000 hombres poco más ó
menos. Nuestro ejército, casi igual al del enemigo, perdió pocos.
Yo fui recomendado particularmente por mi Capitán y el Coronel
Cabal, y esta conducta me valió el ascenso á Subteniente, llenando
el despacho, no con las fórmulas comunes, sino con las expresiones
más honoríficas para mí, pues se e:1cabezaba así: "Atendiendo
al mérito y servicios del cadete de la Compañía de Caza.
dores J. H. López, á su intrepidez y actividad en el servicio, he
-.enido en ascenderlo á Subteniente de la misma Compañía, &c."
El Dr. Alejandro Osorio, entonces Secretario del General en Jefe,
autorizó este despacho que tanto me honra. Esta batalla nos valió
á los vencedores un escudo de honor, y las damas de Bo¡:-oti
obsequiaron también al ejército con algunas cintas en que se con.
tenía una inscripción honrosa, que distribufdas por Nariño, yo fui
e los privilegiados.
'CAPITULO IV-Se prepara el ejército para seguir sobre Pasto-Se forma un
Batll//ÓI~ d~ C.azadora á las órdenes de V ego, que es ascendido-Este
Cuerpo, á que yo pertenecía, está siempre en campaña-Guerra á muerte
contra los guerrilleros-Se empieza la campaña sobre Pasto -Nuestra
marcha basta La Ca"aua del Juanambú-El euemigo, bien fortificado.
defendía la ribera izquierda de este río-A ·alto infructuoso que intentamos,
Nue,·o proyecto ele nuestro General, también frustrado-Brillante com•
portamicnto del Alférez V anegas- ·e frustra esta tentativa en que el Ba.
ta/Mn Ca=adoru de vanguardia, á que yo pertenecía, hizo esfuerzos consi·
derables-Ultimo esfuerzo para desalojar al enemigo-Buen sucesoNuestro
General sufre una equivocación que nos costó caro-Ocupamos
las posicione del enemigo-Este se retira en orden-Perdemos más de
300 hombres fuera de combate, entre ellos algunos buenos OficialesObstáculos
que nos opone nuestra artillería pesada-Continuación de la
marcha por el lado del Boquerón de JuanamM-La Columna V ego siem.
pre sigue en la vanguardia-Una casualidad nos hace sospechar que el
enemigo se halla emboscado en Tacines-Mi Columna es atacada repenti.
namente por toda la fuerza enemiga-Nos vemoc; obligados á cederle el
terreno replegando á retaguardia-La Columna de vanguardia sufre mu.
cho en este combate -Salvación milagrosa del Comandante V ego-Regocijo
del ejército por este acontecimiento-Nuestra concentración en Cha.
capanga-Estado del ejército-Junta de guerra y sus incidentes y conse.
cuencias-Marcha á Cebollas por el camino del Centro-Batalla de
Tacines-Triunfo glorio o-Nuestras pérdidas son graves mientras las
del enemigo son insignificantes-Este se retira sobre Pasto, y n~sotros le
perseguimos con la División vencedora, dejando el resto del ejército en el
-campo de Tacines-La División ele vanguardia pernocta en la montaña
de Pasto-Al día siguiente el General ordena la marcha-Observaciones
que le hacen el Capit:ln AcCYc· o y el Com::mdante Monsah·e-Energía
de Nariño-Batalla de Pasto.
Libre entonces todo el Norte de la antigua Provincia de Popayán,
se daba al Ejército en esa capital el vigor necesario para
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C"<>ntinuar sus operaciones sobre Pasto y Quito, Se organizó, eD
Tez de una Compañía, un pequeño batallón de 300 Cazadores,.
dando el mando á V ego, que fue ascendido á Teniente CoroneL
Yo fui colocado en la primera Compañía de ese Cuerpo, quemandaba
el ilustrado y valeroso Capitán Juan de Dios Ortiz, hijo de la
Provincia de Neiva. Mientras se afrontaban todos los elementos
suficientes para seguir las operaciones, mi Cuerpo, reforzado algunas
veces por otros, escaramuceaba al Sur de Popayán las guerrillas
realistas, que, como siempre, obraban con obstinación, sacando
partido del terreno tan á propósito para el efecto, pero procurando
evitar las ocasiones que pudieran costarles algo caro. La guerra
se hacía entonces á muerte contra los guerrilleros, y éstos, 2J.
su turno, no perdonaban uno solo que cayese en su poder.
En el mes de Marzo siguiente abrió nuestro ejército sus operaciones
serias sobre Pasto, sin que hubiera ocurrido nada de particular
hasta que tomámos posiciones en la Cañada del Juanambú,.
es decir, sobre los riscos inaccesibles de la banda derecha de ese
río, mientras el ejército enemigo, reforzado con nuevos Cuerpos, y
mandado por el General Aymerich, defendía en buenos atrincheramientos
el difícil paso de Juanambú y sus formidables posiciones ..
En sus fortalezas de campaña se notaba la obra del arte, que,.
ayudada por la calidad de la naturaleza del país, imponía respeto
y hacía parecer imposible el superar por la fuerza tantas dificultades.
No obstante esto, el General ordenó á pocos días el forzar el
paso del río por un asalto á la madrugada, encargando de su ejecución
al intrépido Coronel Cabal ; pero el enemigo nos sinti6
cuando los primeros soldados habían llegado al río; y frustrado
así el proyecto, no reportámos ninguna utilidad de esta empresa
audaz:. Nuestra artillería desde la Cañada dirigió sus fuegos con
mucho acierto, principalmente la batería que estaba bajo la inmediata
dirección del Capitán Pedro Murgueítio, hoy General de la
Nueva Granada.
Como ni el valor ni e l!prestigio de nuestras tropas eran yabas .. .
laates para forzar las posicion e s de Juanambú, el General ocurrió
á los medios estratégicos, únicos que nos podían poner en posesión
de los puntos que ocupaba el enemigo. Dispuso, por tanto, que el
Comandante Monsalve, á la cabeza del Balo/Ión Bra'l/os del Soccrro ,.
que mandaba, marchase cautelosamente por la noche á reconocer
el río abajo, y ver si había algún acceso por esa parte, pues que
siendo enemigos los habitantes del país, no teníamos una sola persona
que nos diese noticias exactas ó nos instruyese de su topografía.
Monsalve cumplió su comisión, é informó á nuestro General.
' 1 que, aunque con algunas dificultades, era posible pasar el río y
atacar por la retaguardia la posición del Boquerón, de cuya audaz.
empresa se encargaba él mismo." El General Nariño asintió á esta
proposición y ordenó ejecutarla, disponiendo, igualmente, que un
batallón y otras compañías de diferentes cuerpos estuviesen prontas
para descender al río por una difícil senda que descubrímo¡ á
nuestro flanco derecho, para apoyar el ataque del Comandante·
:Monsalve. Al otro día se Yerificó el ataque; pero fue malogrado.
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también por un incidente casual. Del Batallón Bravos del Socorro no
habían podido pasar el Juanambú y coronar la altura sino 40 hombres,
á órdenes del Alférez V anegas, durante la noche, porque era
preciso hacer esta operación por medio de una tarabita ó cabuya
que había costado mucha pena colocarla, y para montar á la altur~
era necesario trepar riscos muy escarpados, haciendo escalas
con las bayonetas, y corriendo graves peligros de precipitarse. Sin
embargo, en la noche siguiente esperaba Monsalve haber vencido
las dificultades y coronado sus fatigas oon el mejor suceso; pero
un soldado enemigo, en busca de un caballo que se le había perdido,
11egó á descubrir la partida de V anegas, que estaba oculta
en unos barrancos, y voló á dar parte de esta novedad. V anegas,
que se advirtió de estar descubierto, no pudiendo retirarse porque
la operación era larga y dificultosa, ó por mejor decir, no le
dejaba esperanzas de salvarse, resolvió en el conflicto atacar más
de 300 hombres con solo sus 40, antes que aquellos viniesen sobre
él. Fue tan impetuosa la carga, que obligó al enemigo á abandonar
sus posiciones, su artillería y sus pertrechos ; mas viendo los
realistas en retirada que no era sino un puñado de hombres el que
los había atacado, y que éste se había disminuído por las pérdidas
de un tercio durante el combate, volvieron caras y reocuparon sus
posiciones, disputadas heroicamente por V anegas, quien después
de inutilizar uno de los dos cañones de á 4, que había tomado, y
mucha parte de las municiones, se salvó con 3 6 4 solamente de
sus soldados, por el mismo camino del Bcquerón y pasando el río
i nado.
Nuestra columna descendió al primer tiro que oímos del lado
del Boquerón, y ya había pasado una parte de ella al otro lado, por
medio de . maromas de cuerdas, cuando nos vimos atacados por el
enemigo, á quien creíamos perdido, en la suposición de que todo
el batallón del Comandante Monsalve se había empeñado en la
refriega. Entre los proyectiles que se nos arrojaban, el más temible
consistía en una cantidad inmensa de piedras mecánicamente
colocadas sobre sus alturas, para hacerlas rodar fácilmente ; y por
primera vez ensayaron sobre mi columna este terrible arbitrio.
Era un espectáculo verdaderamente imponente ver rodar por esos
riscos espantosos una multitud de esas piedras, y algunas de ellas
que hacían estremecer la' tierra, levantando en cada uno de sus rebotes
una cantidad inmensa de guijarros á manera de metralla.
Viéndonos forzados á repasar el río los que lo habíamos ya pasado,
tuvimos la suerte de verificarlo sin haber perdido en toda
la tarde sino como 40 hombres. El destacamento con que atacó el
Alférez Vanegas, pereció casi todo gloriosamente, luchando uno
contra veinte, pero 'Sin rendirse ninguno de ellos. En este día se
representaron escenas que honran mucho á nuestra Historia; al
Alférez Vanegas le valió su bizarro comportamiento el grado de
Teniente. En Europa le habría valido una fortuna y un renombre
nperecedero.
Frustrada así nuestra segunda tentativa para apoderarnos del
lado i1.quierdo del Juanambú, fue necesario ocurrir á otro arbitrio
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estratégico, en circunstancias en que el fuerte clima, las fatigas
sin interrupción, y la casi total escasez de víveres, abrumaban ya
demasiado al Ejército. Se ordenó, en consecuencia, que el Comandante
V ego, con una columna de 6oo á 700 hombres, entre los
cuales se contaba mi batallón, marchase por la noche y con el
m:lyor sigilo, hacia el Tablón de los Gómez, arriba de nuestro
campo, con el designio de salir al enemigo por la espalda en sus
atrinch~ramientos de Buesaco, debiendo el General Nariño atacarle
por el frente, luégo que se dJese por parte de V ego la señal
convenida. El terreno por donde debíamos marchar, paralelo
á la línea del enemigo, era muy escabroso, y apenas se presentaba
una senda estrecha y peligrosísima para desfilar á uno de fon ..
do. Era preciso para no ser descubiertos observar el mayor silencio:
un tiro que se hubiese escapado por casualidad, ó un soldado,
ó un fusil que hubiera rodado por esa.> breñas, habrían sido bastantes
para dar la alarma á los realistas y hacer malograr el último
recurso para desalojar al enemigo y continuar nuestras operaciones.
Nos fue imposible la primera noche llegar al Tablón, y
al amanecer nos ocultámos en un bosque, en donde pasámos el
día: al volver la oscuridad continuámos la marcha, y á las cinco.-.
de la mañana ocupámos la fuerte posición del Tablón, sin haber
encontrado sino un pequeño destacamento que no opuso mayor resistencia.
Sin detenernos un momento descendimos al río á evitar
el que se nos quitase el único puente de madera que se encontraba
en todo él; pero nos fue imposible. Cuando llegámos ya estaba
destruído. Nos fue preciso ocurrir al arbitrio de maromas para
pasar el río, y sin perder un instante, pues el tiempo era muy crítico,
lográmos atravesarlo á eso de las cuatro de la tard~, bajo los
fuegos de roo hombres que defendfan la posición. En esta operación
perdimos algunos hombres ahogados y heridos. Cuando lle¡
ámos á la cima, oímos el fuego en el campo enemigo; y habiendo
redoblado nuestra marcha, rendidos de hambre y de cansancio,
Jlegámos á un punto llamado El Naranjo, ya cerrando la noche.
Desde allí observámos que del campo enemigo se encaminaban
hacia Pasto muchas bestias cargadas y escoltadas de soldados:
no nos quedó, pues, duda que Aymerich abandonaba sus posiciones.
Estábamos distantes del pueblo de Buesaco poco más de un
tiro de fusil en línea recta, pero más de dos horas de tiempo, en
razón de tener que descender á una profundidad para después subir
la pesada cuesta de su pueblo. Vego resolvió, por tanto, pasar
la noche en El Naranjo; no podía ser de otro modo. A la aurora
del dfa siguiente ya empezábamos á subir sin observar un solo
hombre que se nos opusiera, lo que nos confifrmó en la idea de
que el enemigo se había retirado: á las siete y media de la mañana
ocupábamos el campo que Aymerich había abandonado durante
la noche, sin haber encontrado más que un cordón de centinelas
que había dejado el General enemigo para pasar la palabra
y atizar los fogones, con el fin de ocultar su movimiento retrógrado:
estos hombres eran escogidos entre los más prácticos del país,
y desaparecieron por los riscos sin que hubiéramos podido coger
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'Uno solo siquiera, por más esfuerzos que hicimos. El campo estaba
-cubierto de muertos y moribundos de ambas partes, aunque los de
la del enemigo eran pocos. Desplegando sobre las alturas nuestras
banderas, y haciendo batir dianas á nu_est1 as bandas, anunciámos
á nuestro General que éramos dueños del Juanambú. Veamos
ahora lo que había pasado la víspera por esa parte.
~Página literaria =-== -
DIARIO DE ADAM
{EXTRACTOS DEL lB.NUSCRITO ORIGINAL)
Traducci6n libre para el Bo/dl11 ./Jiilitar
Concluyt
Oi1co mues despuh. No, no es un kanguro. Se endereza cuando
ella le tiende los brazos, da unos pasitos y cae pesadamente en
tierra. Debe ser un oso, aun cuando no tiene cola y sólo la cabeza
está cubierta de pelo. Debemos desconfiar del bicho : esos animales
son carnívoros desde nuestra catástrofe, y no me agrada tener
tan cerca uno de ellos. Le pondré muserola muy pronto.
Ella ha perdido del todo la razón: es imposible conversar racionalmente
con ella; no comprende que su terquedad nos pone en
grave peligro de muerte.
Quince días despuü. Examiné la boca del animal: aún no hay
peligro porque sólo tiene un diente .... y nada de cola. Hace más
ruido que antes, sobre todo de noche, por lo cual me acuesto lejos;
pero cada mañana lo examino para cerciorarme de que no le han
salido más dientes.
Cuando ya tenga toda la boca guarnecida por COf!lpleto, será
preciso que se aleje de nosotros-con cola ó sin cola,- porque los
osos no necesitan de apéndice caudal para ser feroces.
Cuatro meses más larde. Tuve que ausentarme dos meses para
pescar y cazar; durante este tiempo el animal ha aprendido á caminar
en tudas direcciones. Ahora dice papá, mamá (así en el original).
Esto es extraño, porque ningún oso hace otro tanto. La
imitación de nuestro lenguaje y la falta de cola, indican de sobra
que es un sér aparte, y su estudio me interesa más y más. Resueltamente
haré un viaje á las comarcas del Norte para buscar otro
espécimen. Partiré sin pérdida de tiempo, pero antes le pondré la
muserola.
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Tru meses después. Hice un viaje horriblemente penoso, y sin
éxito como era natural! En cambio, ella, durante mi ausencia y
sin moverse de la casa, atrapó otro animal de esos. ¡Esto es demasiado
1 Creo que por tener mala suerte, aunque explore la tierra
durante siglos, jamás encontraré un animalito tal. Sin embar~o,
ella debió fatigarse un poco en la cacería, porque la encuentro
muy flaca.
Al día szguienlt. He comparado cuidadosamente los dos sujetos:
la conformación de ambos es igual punto por punto. Pedí á
Eva que me dejase disecar uno de los dos para mi museo, y rechazó
aterrada mi propuesta .... ¡Siempre sus ideas 1 Tal negación
traerá una pérdida irreparable para la ciencia.
El antiguo se torna menos salvaje: ríe y habla algo á la manera
de un loro, lo que no me admira, puesto que pasa los días
enteros cerca de ese pájaro y tiene la facultad de la imitación desarrollada
en superlativo grado. No me admiraría que tuviera entronques
con los seres que estudia la_ ornitología. Además, nada
podrá sorprenderme en vista de sus numerosas mudanzas desde el
día que me pareció ser un pescado.
El nuevo es tan feo como lo fue el viejo al principio: la misma
forma rojiza, la misma cabeza redonda sin pelo. Eva lo llama Abel.
Diez años después. Ellos son niños, según lo descubrí hace algún
tiempo. Su forma primera me indujo á cometer un error. También
tenemos niñas. Abel es un buen muchacho, en tanto que Caín
continúa siendo un oso; su mal carácter no cambia.
Después de vivir juntos tantos años, reconozco que me había
equivocado por completo en mi juicio sobre Eva cuando se me
presentó por primera vez. Al presente me parece mejor vivir con
ella fuera del Paraíso, que sin ella en medio de los esplendores
del Edén. Antes me parecía que hablaba mucho .... hoy sería
muy desgraciado si mi voz se perdiera en el silencio, si mi bien
amada compañera me dejara solo.
Y benditos seáis vosotros, frutos prohibidos, manzanas ó castañas,
que nos habéis enlazado tan íntimamente y me habéis permitiao
comprender cuánta es la ternura de su corazón y la elevación
de su alma.
MARK TwAIN,
Americano
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Variedades-
PEREGRINACION DE ALPHA
POR HANUKL ANCÍZAI
(Continúa J
Pasaban las horas del medio día: el ayuno nos apremiaba,
puesto que nuestra vocación era enteramente contraria por entonces
á la de no comer : llamámos á las puertas, deletreámos nuestros
nombres, invocámos á la ermitañita que se había eclipsado;
pero en vano pugnámos contra la siesta de los Padres y la adversidad
de la suerte: hubimos de seguir adelante, y ayunámos por
aquellos cerros en demanda de Samacá, distante toda vía cuatro
largas leguas !
Las tres primeras se andan por los estribos y recuestos de la
prolon2"ación del páramo de Gachaneque, masas compactas de
arcilla, cuya retracción durante el verano las divide constantemente
en pentágonos, dando al suelo la apariencia de un enladrillado,
marcado en algunos lugares por filetes de pizarra oscura. Después
de esto se a vista la planicie limpia é igual en que tienen su asiento
Samacá, Cucaita y Sora, pueblos pertenecientes al cantón de Tunja,
rodeados de ricas sementeras de trigo, cebada y maíz, alternando
con bellos grupos de sauces que dan al paisaje la apariencia
de un jardín, confirmada por la fragancia de los rosales puestos
á orillas del camino. Como de costumbre en los pueblos de la cordillera,
su aspecto y disposición material de ninguna manera corresponden
á la rara hermosura de los campos inmediatos: el genio
indígena, tal como lo abatió y amilanó la tiranía de las Enc()mimda.
r, no procura ni concibe la comodidad en las habitaciones, ciñéndose
á edificar ranchos ó casas desabri2"adas y mal compartidas,
que apenas sirven para guarecer de la intemperie á sus moradores:
tienen sobrantes el espacio y la luz, y uno y otra faltan siempre
de puertas adentro, dividiendo el estrecho recinto con los animales
domésticos que todo lo invaden, asientos, mesa y cama, si
merecen tales nombres los toscos muebles y los cañizos, que constituyen
el ruin menaje; pero en compensación de este desaliño
halla el viajero hospitalidad franca y bondadosa en los habitantes,
honradez á toda prueba y servicios desinteresados, que prestan
sencillmmente, pidiendo perdón por no haberlos podido proporcionar
mejores. Tan poblada de indios era originalmente esta pequeña
plaruicie circuída de altos cerros, que todavía se conservan Yestigios
Y' memoria de tres pueblos florecientes que allí ·estaban: el
de Sac iquisa, del cual sólo quedan los sepulcros; el de Chausa,
situado en la cabecera del llano Patagüí, donde se ven restos de una
larga calzada, que probablemente conducía de la casa del U zaque
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al templo, según el uso constante de los Chibchas, descrito y explicado
con vivos colores por el cronista Castellanos; y por último,
el de Juacá, muy cerca de Samacá, sobre el camino de Cucaita:
era asiento y propiedad de la tribu Chibataes, que ha desaparecido
como las demás de la populosa Confede:.-ación de Hunsahúa.
Tres y media leguas al SE. de Samacá, por el camino que
costea la serranía en que derrama sus hielos el páramo de Peñanegra,
queda el memorable campo de Boyacá. Los vientos y lluvias
del mes de Agosto batían el desapacible tránsito; el suelo gredoso
y unido casi, no permitía el andar :i las bestias, según resbalaban
y se arrodiJiaban á cada paso; una densa niebla velaba el
triste paisaje de los solitarios cerros, y los arbustos enanos y rígidos
sonaban como petrificados por un frío de 5° centígrados. En
los páramos la tempestad no es majestuosa, tronadora y rápida,
como en los valles ardientes de nuestros grandes rfos: es callada
y persistente cual la muerte, y como ella también, yerta y lóbrega,
sin las magnificencias del rayo, sin la terrible animación del huracán,
que transporta veloz y arroja sobre la tierra océanos de agua :
morir en medio de estos grandes ruidos y conmociones de la naturaleza,
debe ser para el viajero un accidente súbito, casi no sentiao
: en los páramos se muere silenciosamente, miembro por miembro,
oyendo cómo se extinguen por grados las pulsaciones del corazón;
por eso es terrible, y terrible sin belleza, una tempestad en
la cima de los Andes: el ánimo se abate y la energía queda reducida
á los términos pasivos de la resignación.
Cuando avisté la Casa de Teja de Boyacá, me pareció que renacía
para el mundo: detrás de mí dejaba los torbellinos de niebla
y el desamparo del páramo: un golpe de sol iluminaba el teatro
del acontecimiento que abrió á la Nueva Granada el porvenir de
nación libre, y las verdes praderas en que 3,000 veteranos español~ S
doblaron la rodilla ante los pendones colombianos, brillaban matizadas
de menudas flores. La casa en que 3 1 años antes habían resonado
las presurosas voces de Bolívar, de Santander, de Anzoátegui,
de Soublette, el estruendo de la batalla y las aclamaciones de
los republicanos victoriosos, ahora silenciosa y envejecida, ofrece
al viajero descanso y posada ciertamente modesta, más de lo que
conviniera, pero llena de recuerdos interesantes, y, por decirlo así,.
santificada desde el 7 de Ag-osto de 1 8rg. Ningún monumento, ni
una piedra siquiP.ra conmemora esta grande y benéfica función de
armas: el antiguo puente, centro del conflicto, ha desaparecido; y
el nuevo, en cuyas pilastras se tenía la id~a de inscribir los nombres
de los libertadores, permanece raso y sin concluir: tal es el
torbellino de acontecimientos que llenan los días de nuestra República,
que no da tiempo para levantár en ella ni aun los trofeos
de aquellas victorias, únicas dignas de perpetua recordación.
Del campo al pueblo de Boyacá no hay dos leguas completas .
Consta el pueblo de algunas treinta casas de paja y desparramadas,
sobresaliendo, como la protectora de aquella humilde familia,.
una buena iglesia de cal y canto. No hay posada pública; pero el
transeúnte no echa de ver esta falta por la proverbial y franca
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hospitalidad del Cura Dr·. Francisco Gutiérrez, de quien fuimos deudores
de mil atenciones ofrecidas con la naturalidad y llaneza que
realzan su amable trato. Bien que la raza indígena se haya modificado
aquí por su cruzamiento con la europea, todavía subsisten
restos de las costumbres chibchas entre los que más se acercan al
tipo de esta nación casi extinguida: así, en las mujeres suele verse
el chircalt, especie de manta de lana puesta al rededor de la cintura,
en guisa de enaguas, y atada con una faja encarnada que llaman
maure, cuyo atavío completaban las indias con otra manta pendiente
á la espalda y sujeta por un grueso alfiler que les adornaba el
pecho : líquira decían á la primera, y Jopo al segundo. Ambas cosas
han caído en desuso, sustituyéndolas la desairada mantilla de
bayeta y el tosco sombrero de trenza, que frecuentemente ocultan
y desfiguran las formas vigorosas y bien proporcionadas, tan comunes
en las campesinas de nuestras cordilleras.
Como noticia. final de Boyacá no estará de más copiar lo que
dice Oviedo *de este pueblo, refiriéndose al año de 1736, y su juicio
crítico acerca de Bochica, legislador y maestro de los Chibchas.
11 Tiene Boyacá de 70 á 8o indios, y cosa de veinte vecinos
blancos. Produce trigo, maíz, muchas arvejas y otros frutos, y con
abundancia manzanas, de cuyo! árboles está lleno el pueblo. Hay
muy buena casa de Cura, y en ella una cuadra de árboles de manzanas
y duraznos. El principal negocio de los indios de este pueblo
es muchísima cal que fabrican, con que proveen no sólo á Tunja,
sino también á la ciudad de ~ntafé.
11 Por no ser ingrato á este pueblo de que fui Cura en 1830,
referiré una memoria honorífica que hay de él, y la traen los historiadores
de este reino, y es: que aun entre la sombras de su gentilidad
creían que hay un Dios, Autor Soberano de la naturaleza, y
que era trino en personas y uno en esencia, como se lo había enseñado
á sus mayores el Bochica (otros decían el Zuhé), que fue su
maestro. Y éste se cree que fue uno de Jos Santos Apóstoles : unos
sienten que fue mi Padre San Bartolomé; otros que fue Santo Tom~
s; y aun otros, que San Simón. En lo que no hay disputa es que
en el pueblo de Boyacá de que hablamos, adoraban los indios un
ídolo de un cuerpo humano con tres cabezas, ó tres rostros en una
misma cabeza, que lo halló allí el Padre Fray Juan de Sotomayor,
primero que les predicó la ley evangélica; dado que también
el Padre Fray Pedro Simónafirma que los indios pijaos, y otros
de la jurisdicción de Tunja, tenían en sus adoratorios ídolos en figu ..
ra de hombre con tres cabezas ó tres rostros en una cabeza, y que
decían ser tres personas con un solo corazón y una voluntad."
XXVIII
A mediados de 1 53 7 regresaba el Capitán San Martín de su infructuosa
expedición á los Llanos, que había visto desde las alturas
de Somondoco, no pudiendo penetrarlos, y después de vagar á éliestra
y siniestra, dio en el poblado y rico valle de Baganique,sobre el
• Obra citada.
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caserío de Ciénaga. "Alborotados los indios de ver la nueva gente •,
se opusieron armados al encuentro, con vana presunción de que
podrían cogerlos á manos para hacer de ellos víctimas horrorosas
á sus ídolos; y á causa de ser el día proceloso de lluvias y vientos, y
los caminos deleznables y angostos, desfilaban tan separados y desapercibidos
los españoles, que llevaban sin sillas los caballos, guiando
cada cual el suyo, y las sillas en hombros de cargueros; con que
embestidos los primeros que llegaron abajo, se vieron apretados de
los bárbaros, hasta que el Alférez Martín Galiana, puesto á caballo
en un reventón que hacía la tierra y blandiendo la lanza, detuvo el
ímpetu de aquella naci6n cobarde : aunque para sosegar el acometimiento,
menos obró con el esfuerzo que con el espanto que concibieron
los indios de ver aquel monstruo formado en su idea de
hombre, caballo y lanza. Mas esta acción duró poco, porque luégo
que resonó la guazabara en los oídos de los compañeros, lo socorrieron
tan presto, que tuvieron los indios por más seguro dejarles
el lugar expuesto al saco con la fuga, que perder las vidas
miserablemente con la resistencia." Hicieron los vencedores copioso
botín de bastimento, ropa y oro en el pueblo, y dieron cuenta
del suce~o al General Quesada, que á la sazón se encontraba en
Ubeitá (¿ Umbita ?), y con las noticias marchó á Ciénaga. Allí recibieron
informes, por un indio fugitivo y agraviado, del territorio
y riquezas del U zaque Tundama; poco después, habiendo salido
Fernán Venegas en demanda de alguna población abastecida
y capaz de que en ella se mudase el campo, lle~ó al asiento de
~aganique, y entre las casas abandonadas encontró un templo, del
cual sacó seis mil castellanos de oro fino y otras preseas de estima,
y encontró asimismo el primer traidor que mancilló por interés el
nombre Chibcha.
Gobernaba en Baganique, hoy Ramiriquí, t por delegación
del Zaque, un indio noble, quien arrebatado de despecho al verse
robar su hacienda, salió al encuentro de Venegas y le dio razón
del territorio y riquezas de Tunja, ofreciendo conducirlo hasta la
morada de su Soberano. Alegres los españoles, porque la " traición
contenta, aunque el traidor enfade," festejaron al indio, que
luégo murió arrastradamente, impusieron el nombre de Venegas
al valle, en memoria del suceso, y marcharon á la destrucción de
Quimuinchatecha y Sugamuxi. Tales son los recuerdos históricos
que han dejado Ramiriquí y los demás pueblos que hoy componen
el cantón Turmequé, al cual nos dirigímos desde Boyacá, dando
un gran rodeo por Tunja.
• PIEDllAHITA. Historia general de la Conquista del Nuevo Reino de
Granada.
t ÜTIEDO. Pensamiento y noticias-" Ramiriquí era á donde tenían los
Zaques de Tunja sus baños y doratorios gentílicos, y donde era la opulencia de
Baganique." PJr. 95. A .. S.
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VII Serie IV Tomo I N. 14", -:-, 1903. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691216/), el día 2025-07-21.
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