•~:========================~==-=-==~==-====-~========= ----- ~
Jtol• P l.11o
- --· -- Ofic ·
ECRET
p r el ual c.; dispone la oJgan· ación ue In 1 , 1 161: ¡.¡,,·atalwd, e h. cen \ano
nombrami ntos y s t.OP ter u • .u oriz:tci 'n
El 1 rafn uide111t dL l .Rtjn(b/ e 1 . rt:.
Art. 1.0 Org níza e un min rá /)ivisz'(J11
''acal 1/vtÍ m uesta de· lo Batall l { 0lllflZIÍt1 ruJJdlilaiJlarrn ,
k10laima y ZiporÓII e n J p •¡·~anal e u· l,tr la · 1 .. 6di ilita1·
tomando por as el Bnlalllm frizt"t1la iva . las fu r /.a d0 undi-namarca,
el cual par el efec o s it ·orpm·, a] Ejército
nente con el nombre d e Cctrar.úa.
Art. 2.0 Hácen e lo _ i~=;ni n e~ n m ·-o nucntos ar la e.·pre-sada
Di risi6n :
Comandante General, eneral lro Emilio Ru io .
Jefe de Estado Mayor, Cor: nel os.! Prirni iv Orozco.
Primeros Ayudantes :tenerale . ;oroncl s .. steban ubio y
F'rancisco uitrag L.
Primer jefe del .BalallluJ Cat a :u; .,, u nf"l ·al lo A. ori.
Primer Jefe del B alall/Ju Cu11d izamarca eniente Coronel Víctor
M. Córdoba.
Primer Jefe del Botallún Anolrii11a, ,. enientc Coronel Le nidas
Bernal.
Primer Jefe del Bttlallótz. Z1padw, roncl José María ar-
B6n W.
'!' JlO 1-- J
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Boletín Militar de Colon1 bia
\_ 162 -'
Art. 3. 0 Autorízase al omandante
para hacer los nombramientos de segund
segundos jefes de uerpo ) Oficiale .
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á I 8 de Enero d
JO E
eneral de la División
Ayudantes Generales,
EL fARROQUI
El Ministro de Guerra, ARlSTID · s F ,R •• L~oF.z.
DECRETO ~ERO 121
(E 'ERO 25
E 1902
por el cual e llama á Yarios Jefes y Oficiales al sen icio activo y se Jes destina
El Vkepr6s/dente de la Rep¡íblica, JICtl''gado dt:l Poda· Ejecutivo,
DECRET
rtículo único. Lláma e al servicio acti \'O á los siguientes Jefe
y OficiaJes y d tínasele á la 3.~ Divi ión del Ejército de Occidente,
en el pue to que le señale el omandante en Jefe de
aquel Ejército, neral Tomá a reía: Cor ncl Pedro Ramírez;
Tenientes oronelcs ~ migdio l'iceño bd6n Rincón y Manuel
J. Rojas· rgentos 1! yore Jenaro P reira, Réo-ulo Barrera y
Julio R camán ; apilane 1-jandro Lóp z Lema Braulio Rodríguez
C milo eira y antia o-o orté · T -niente edro A.
Cuervo, José Gr orio P r ira y rnando García.
Comuníquese y publíque e.
Dado en o otá á 25 de .._,nero de 1902.
JO E IARROQUir
El finistro de Guerra r RI 1IDE
DECRET • 1ER 132 DE 1902
E.· RO 27)
p~r el cual se hacen unas romocionc' y un 1101 bramiento
El Vt'cepresüleme dt la l?ej)/tbhca 1 OlCclJ rrado del Poda· .Ejteulivo,
1J E CR E T
único: Pr mu~v s Cor nel Agustín a abianca
el l u t de pnmcr jef del Bala/l(Jn Jl!lanuel 'asab/anca al de
.. yudante del Mini tcdo de u ·rra, y nómbrase para r emlatarl~
en la omandanc1a· le dicho • a tallón 1 r. Comandante
ustod10 Morale
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'--- 163 --'
§. El egundo jefe Comandante Campo E. Gómez, será promo
ido al dL pósito del Batallón Guard/a d(; Bogotá, y nóm brase en
su reemplazo al r. aro-ento l\1ayor imón Pizano.
Dado en Bogotá á veintisiete de Enero de rgo2.
JO E M UEL MARROQUIN
El ~~ini tro de Guerra ARlSTIDEs FERNÁ. DJ:z.
DECRETO U 1ER r 35 DE 1902
(ENERO 28)
por el cual se confieren dos ascensos
El Vz'cepresiiünlt de la Reptíóltca encargado del Poder Ej'ecul/vo,
Dl!:CR.ETA
Artículo único. sciéndese á los res. Teniente Coronel Esteban
Huertas y Capitán Octaviano B. Pérez, á Coronel y argento
Mayor, re pectivamenle.
§. R specto del ascenso conferido al 'l~ niene Coronel Huertas,
dése cuenta al Honorable enado en sus próximas sesiones,
para los efectos constitucionales.
Comuníquese y publíqu se.
Dado en Bogotá, á 28 de Enero de 1902.
JO E M UEL IvlARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FER Á ·nEz
DECRETO Ul\1ERO 142 DE 1902
E. ,.EltO 28)
por el cual se confiere un aseen o y se hace una d~stinaci6n
El Vú:cpreside111t de la RepúbHca encargado del Poder Ejecutivo,
DECREIA
Artículo único. sciéndese al Tenienle oronel Arturo Acevedo
V. á Coronel efectivo, recon6ce ele la antigüedad de 7 de
Mayo de rgoo y de tínasele como primer j efe del Batallón 2 . 0
de la Divz'sión Marroquín.
. Dése cuenta de este ascenso al Honorable enado en sus
pró. ima esione , para los efecto constitucionale
Comuníque e y pubtíquese.
Dado n Bogotá, á 28 de En ro de 1902.
JO E MA UEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra ARI TIDE F,¡¡JtNÁ DEZ.
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'-- 164 -'
E RET NUMERO 143 DE 1903
EXERO 28
por el cu3l se hace un nombramienlo y un~ promocion
EL Vi'ceprtsidenle de la Rt:públú:a, cucargado itl Poder .E:feculivo,
DE'RE.lA
A 1·t. 1 .0 Nóm rase Comisario Pagador d 1 Ejército en operaciones
obr las ProYincia de Zi1 a uirá y Ubaté, al oron 1 Manu
1 errano V., a imilad á General de Brigada para los efecto
fiscal s.
Art. 2. 0 Pr muév - e al T niente 'oroncl Pascual Maya U.
d 1 pu sto d Prov edOl- o· ncral el l Ejército en o eracione~ obr
la región oriental d 1 epartam nto, al pue to ue le des.tgne e]
Gen ral edro León costa n la División que e tá org·an1zando.
Comuníquese y ubHqucsc.
Dado en Bogotá, á 28 de Enero de rgoz.
JO E MANUEL MARROQUlN
El Ministro de Guerra, ARIS1IDES FER- ·Á 'DEZ
DECRETO NUMERO 144 DE 1902
(ENERO 2 )
por el ual se hacen unos nombramientos
.E1 Vrceprcsidt-"?IÜ de la Rep1íblú:a , encargado del Poder Ejccul/vo,
DECRETA
Artículo único. Llámas < 1 servici activo á los siguientes
señores, y destínaselc á prestar us servicios como Jefes y Oficiales
del .Batallón. 3. 0 de hifantcría pertcnecient á la División. Marroqttít-
l, respectivamente :
Coronel prim r jefe, L. alvador Abad; Sargento Mayor
segu.ndo jefe, Ed_u~rcJo 1'anco; Ayudante Mayor, Capitán Eduardo
AgUirrc .; Habthtado, Capitán Juan Rodríguez C.; egundo Ayudant
. 'I' nientc Paulina á z; banderado Subteniente Enrique
Ríos · Cap!tanes Agustín voa, Adolfo Aguirre, Pedro J. Fonseca
Y Alc1des Castro ; enientc Enrique Pinzón, Reinaldo om
~o Jo é Ignacio Casa y oncepci6n Barón : ubtenientes Gregono
alg do! r I.Ianuel de J. García, roilán 1\llartínez, ecundino
Ac ro, Corneho Hucrlas, Eliéccr Vesga y Emilio Aguirre.
ado en Bogotá, á 28 de Enero de rgo2.
JO E MANUEL MARROQUIN
El Mini tro de Guerra, ARtSTIDES FERNÁNDEZ.
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'- 165 __)
DECRETO NUMERO 145 DE 1902
E RRO 28)
que incorpora una División en el Ejército de Occidente
El Vi'cepr~Ndenlc dt: la R~públt"t:Je.
Cuando el enemigo 11 ga •· c~ l e ntinela hace fuego, y e repliega;'
&c. (~rvicioolct~mf)(Ul < , artículo 168. I?egl mudo provúoJio,
artículo 15).
El nemigo a-van za 1· ~ ueltam ente á u frente, rebasa la línea
de las avanzadilla , qu por tal cau a e 1· pli g n má 6 meno
desordenadamente,~ol>r la gr· n guardia.
Esta ha mpuñacl la arma : Pero · dond está el enemigo'!
¿Cuál s ~u número?
La pn..:ocupaci6n gana t~ rr · n : todo los a~imale el
hombre e el nl3s tcm rusu' (Prín i e de Ligne, Pr~orupaClolleJ
mi/1/ zreJ ; y ·orno el t m 1· • c.. ... mtagi o, ha ue · ontar n qu
en la gran g-uar lia habrá alg-una turbación.
Todo nu tr oficial s on val rosos, pc1·o á cuánto 1 falta
la sano-rt: fría ~ Muchos serán l o· cn pitan e que en una. situación
grave á e te re pecto, procederán con la calma necesaria para
'avisar· á los pu sto vecinos y al cpmandante de la .. avanzadas"
Servicio tJz. campa11a artículo 179. Rt:g!amenlo propisorio, artículo
rg), para saber imnediatament cuál de stos tres l artido debe
tomarse: salir al encuentro del enemig-o, resistir n el itio, ó replegarse
combatiendo.' ? (Se1 'lHfzO en rampruia, artículo r 79· ~Reglamento
proviSorio artículo 19).
un hecho demostrado por la . p riencia, ¡ue una tt· a ue
es atacada de noche es más 6 meno sor rendida y no pu de nunca
avisar á tiempo á las r servas; cu ndo J 1 rim ¡-golpe 1 vi ta
juzga que no tiene fuerza suficienl , t nnina p r creer que debe
retroceder.
E este retroceso el que ten tbl , arque n ta clase de
movimientos con frecuencia ~ muy difícil dirigir á la tropa y á 1 s
oficiales de grado inf rior.
I ..a gran preocupación de Va s unida e colocada n avanzadas,
y sobre todo de las avan¿adillas , ~ siernprc a eo·ut·ar la r tirada
· en el primer ataque no pi ns n sin n repl gar e preci amente
porque tienen concienc..ia de su d bilidad.
La teoría del e fu rzo sucesivo, d cir, de J s pequeños pa-quetes
que se hacen sucesivament despedazar, ha pasado; hoy
se admite, sin discusión, ue 1 línea e combate debe ser fuerte.
Lo mismo debe ser Ja línea de las avanzadas, la cual no es única-
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'- 170 -.-1
mente un cordón de a' iso, ino tam ién y especialmente una línea
de d~fénsa.
Y esto resalta claramente en el papel que le es á confiado.
Las avanzadas ti nen por misión :
1 1.0 Informal á la tro¡ a que cubren, de la posición y los movimientos
del enemigo;
' 2.0 p, ofeacrla contra la sor¡ r as y darle tiempo de pre-pararse
al combate...... . .
La di posición de conjunto y el scrv1cto de las avanzadas
varía con las situacione , los erreno y el fin que uno se propo-ne
..... .
o se puede dar, pues ino i1 dicaciones generales respecto
del ervicio de la a' anzada . El juicio o lo cr.á casi siempre
el mejor guía en la elección el los medio má adecuados para satisfacer
á la doble múión gue les está confiada ·• *.
La ropo iciones que io-uen no tienen, por tanto, nada _d
antirreglamentario· tienen por fin prcca ver de la tendencia
manife tacla por los Jjércitos extranjero á la sorpresas de noche.
Fijaremos, n princi¡ i que se deben tener en las avan-zadas
como en el combate:
1. 0 x Im·adores ·
2.0 Una línea de comba e lfnea g-randes guardias) ;
3. 0 Una re erva (de a'·anzada
Lo e. plor;l dor en la a Yanzada son fijos ó móviles.
Llamare m o á lo pl"imero puesto de e. ·ploradores, á los
segundo patrullas.
En la formación de combate de un Batallón lo e.~ploradores
se ocupan obre todo de la tr pa u e cu br n; no e unen con los
otro grupo encargados de Ja misma mi ión prestarse
mutuo apoyo.· (E. cuela de Compa1iía, artkulo
Lo puesto de exploradore col ca os nfr nte de la línea
de la grandes guardias, no tendrán, pue que ocuparse sino de
lo que asa al r~dedor de ellas, en 1(. zona de 'ib·ilancia posible.
Gracia á la facilidad d tran mi t6n del onido por la noche,
una tropa, aun poco numero: a, no pued · zna1·char sin que la oigan
á 200 metros á. lo menos.
_ Delante de un ft-ente de 1 .200 met•·o efendido I· or una Companfa
de grande guar ia ba tarán con ft·ecuencia ti·es puestos de
e: plor.a.clores para que una ft·acci6n enemio-a n pueda acercarse
sm que la descu ran.
• .R~glamenlo .robn el servicio "''campana, articulo 164.
" •l .R~ lnmot~o provisorio. uel 1 r de layo de 1894, se contenta con decir:
Las avanz:u..las t n ncarga. en clc acuerdo con el artículo 15, . 8 del R~rlatJUJtl,
prúviurio: '·Los centinela no pued n ni disponer d u ::.aco." ·c.
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"- 172 _J
Benningsen se detiene entonces en esta llanura y nos espera en
una bella posición con muchos reductos sobre las alturas. El Alle
divide en dos su ejército; coloca _sobr<: él cuatro ~uentes, y ocupa
enfrente de este río la pequena c1udad de Fnedland, que lo
cubre.
El 13 de junio nuestro regimiento, el 50° de línea, que marcha
de vanguardia, llega á la vista de las posiciones enemigas. Mi
compañía de rranaderos se desprende con orden de despejar el
país montanoso que se extiende delante de nosotros. Hace algunas
horas que marchamos por entre estos bosques, y acabamos de
entrar en una aldefta desierta, cuando de improviso oímos disparo
á nuestra derech ue tro Capitán nos envía entonces en esa dirección,
n número de veinticinco hombres. Avanzamos con prudencia,
dispersados en tiradores, á veinticinco pasos uno de otro,
abriendo los ojos tanto como uede suponerse. Hemos renovado el
cebo de nuestro fusil, y no deslizamos de árbol en árbol, gu1ado
por las detonaciones, que continú n dejándose oír. Nuestro Subteniente,
con el sable bajo el br zo, nos sigue repitiendo:
"Adelante 1 Adelante '
En breve llegamos á la orilla de un claro del bosque, en donde
e encuentran cinco 6 sei árboles echados por tiet·ra, y en
donde se han extraviado dos cajas de nuestro jército y las ha rodeado
fuerte partida de irregulares kalmucos. Estos verdaderos
alvajec:, de grat1des narices, de figuras achatadas y de enormes
oreja , stán armados de arco Y· de flechas. Mandados por oficiales
y cabos y argentas ruso , dan vueltas al rededor de los conductores
del tren, que han echado pie á tierra y se defienden con
disparos de tercerola.
A pesar de una defensa desesperada casi todos nuestros pobres
lringlots ( I han sido heridos con flecha; sólo dos han escapado
á la matanza, y agazapados tras de una caja, todavía disparan
por entre las ruedas. En este momento salimos del bosque:
'
1¡A la bayoneta!", grita nuestro Su teniente. Corremos sobre los
kalmucos, que de lejos retroceden, pero que, descubriendo nuestro
pequeño número, vuelven á la carga. Nue tro ubteniente, no contando
con número suficiente para defender e, incendia muchos
manojos de heno que están sobre las cajas, y nos hace alejar de
este modo de los soldados del tren, y sostiene la fusilería.
Al ver 9uc están quemándose las cajas, los 1 almucos huyen.
N~estro ofic1al.en~onces hace quitar los manojos de heno, abre las
CaJas y nos d1stnbuye los cartuchos que contienen; los carruajes
no pueden llevarse porque los caballos que lo conducían han sido
muertos á flechazos. De pronto gritos salvajes resuenan n los bosques:
son los kalmucos que reforzados con un destacamento
de cosacos regulares, de chupas escarlata y pantalones azules,
vuelven á la carga. '¡En retiradar,, m~nda nuestro jefe.
(r} 7rin&fqt~, seldac:Joa del ren.
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Boletin Militar de Colombia
'- ''3 _¡
No replegamos vivamente sobre la aldea, en donde no espera
1 re to d la compañía, volviéndonos á cada paso para clisparar.
Los jinetes rusos luchando con el estorbo de la malezas
y los árboles, a anzan dífícilment .
Por último, ll egatno á la aldea, y en la entrada hacemos arricadas
con can·os ara conducir pa to. El enemigo llega obr
la barricada, pero n este momento oimos fuéra esta voz de man-do
en francé : ' ¡ d lantc ....... Cargad t'' Es un escuadrón d
nue tro húsares que acu e al ruido de la fusil ~ría y ue desbarata
á su paso á lo irregulares ruso como si fues una manada de
carneros.
Por la noche volv mos al campamento. Comienza la luna á
crecer. La comida e prepara con rapidez y con mayor e leridad
la despachamos. Pronto nos dan rden d apagar los fuego y de
no toe 1· orneta lo que si,;nifica que el enem1fY'O no ,stá 1 jo
y que se teme señalarle e l sitio de nuc tro Yi ·ac. El tiem1 o an
cálido, que oye á las cigarras cantar largo ti mpo toda\ ía de -
pués de la pue ta del sol. Nos acostamos con la reja obre el morral,
y acabamos por dormirnos.
A las tres de la mañana un violent fueg de fusiler a no
despierta obresaltado : la caballería enemiga ataca nuestras
avanzadas, que la acogen con resolución. Aún e de nqt,he, p r
el día marca) a una línea blanca n el cielo á lo. largo de los bo -
ques. Amarramos los sacos, cargamos los fusiles y renov mo el
cebo de las cazoletas.
La luz matinal ya aparece. Un rumor confuso se 1 vanla p t•
todas partes. Las tropas de Lanncs toman las armas · los tambores
suenan; rápidamente tomamos las armas y no ali Lamos para
partir. Los oficiale superiores esperan á e bailo al frent de los
batallones.
Pronto Lannes llega :i galope, seguido de s s oficialc ayudantes
con dormán blanco de trenza de oro y panlal6n encarnado,
el gran chacó adornado con plnma orla y pun i guda. Saca
la espada, y mostrándonos á rieclland, cuy ampanario comienza
á verse en el horizonte, por ntr 1 brum de la Jnanana, die :
111 Adelante! ...... ¡Adelante. ¡Al enemigo 1
Partimos á paso de carga . .~.- t·epente el cañón stalla á
nuestro (rente: es nuestra at·tillería que acaba de poner e en batería
y di para sobre los ru ... os, 1u en ma as profundas des m-ocan
de Friedland precedido de una nu e de cosacos. E en
tonces cuando los soldados levantan us chacó y us kepis en la
punta de las bayonetas y ponen á gritar; ~~¡Adelante t ¡Vi a el
Emperador l'-( (m/inúa
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L
Boletín lilitar de Colombia
'- 174 _;
GU ~p 1~ l\10NTt ~
(Continúa)
En e ta di posición, el que manda tomará odas las medidas
ue crea portuna para r cibir al nemigo al am.anecer 6 tal vez
en aquella noche. Como á e ·ta columnas deben 1emprc acompañarlas
alO"'uno prácticos del ter.ren , d\;; pachará á a uel que le merezca
la ~ayot· confianza, para lar conocimiento á los puestos más
inmediatos, d la ituación n 1ue encuentra y ea socorrido,
calculando el tiempo qu pued n lardar la tropas que vengan á
favorecerle y lo medios que iene para u defen a, ha ta que lleCYU
e te mom enl . i encontra e n un tado ue juzgare no
o oder resi tir po1· e te pacio al enemigo, ó bien n el caso de no
poder ser acorrido tratará de ng-anarl , mprendi ndo su retirad
á media noch con l m y ¡· il nci di poniendo ue permanezcan
en el campo las guerdlla que deben cub¡·j¡·]a retaguardia,
hasta media hora le ué d hab r alido 1 grueso de la columna,
cuy mo' imi nto guirán. i no fuere fácil budar la vigilancia
d l cont¡·ario bien p r l c.uida lo qu tien · ó por la posiciones
que ocupa ~~ j f u manda lJ erv nimado á u soldados
y di pue t á \Olv er :i la m nos a¡Jr ,. c hará lan buena disposición
; excitará má . má. u \'alor por la promesas y premios,
dándoles á con cer que u .. IJ-' d arroj 1 uedc librarles del peligro
en qu se encuentran · t ni ndo nt n ido que no hay nada
que pr st má leer i6n ni m o y en r~ í á los hombres que la
dese peración. Pr pa1 aclo ~ í, formar·i n e lumna cerrada, 6
como mej or lo permita el terreno y pro" chanclo 1 momento
má oportuno y 1 unto má atac bl y lébil de Jos que ocupa el
enemigo caerá o r é l como un ray . Rota la lín a y colocado á.
u espalda; hará qu la ·uerrilla , 1ue de antemano llevará pre-parada
~ in truído á 1 oficial qu la mandan nvu h·an al
enemiO"' en toda dir cci ne y cwnclu) a 1 de atirlo; al mismo
tiempo ¡u 1 art · de la fu rza de l alumna habrá d plegado en
batalla, y roto e l fuP · para aum ntar la onfu i6n ~· desorden.
La derrota del n migo induclabl ., po1· tan im re\·i to é ine pe-rada
golp · , pues hay 1 oco alelado 1ue epan ontrarre tar con
serenidad em jant cho ues y má uando tán p ·netrados
que lo contrario hallan en la impo ibilid l n tan sólo de
tomar la ofcn i\·a, sino ·w1 dt. ,. i lit- á la primera amenaza que
trat de hacérsel s.
reo haber· a bt·aza ¡rincipal incid nte que pueden
ocurrir n la guerra de mont ñ , aplicabl al mayor ó menor número
de tropa . Pasemo ahora á dar una id a de 1 · ardides y
estratagema ¡ue con fre u n ia su len usarse; lo más comunes
on las embo cada . E t· se 1·educ n á olocar i rto núm ro de
tropas n un siti 6 Jh raje le difí il e, p ,. don e 1 recisa-men
e d b pas 1· el enemigo· 1 ircun t'a cia más esenciales
que deben concurrir en una emboscada son : ue la tropa se halle
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Boletín 1Iilitar de Colon1bia
'- 175 -'
colocada en tal di po ición ue no ucda e1# Yista ni descubierta
por el contr·ario; que ésta e té dh·idida si posible en dos 6 tres
paraje , de manera qut; á un mi m tiempo caio·a so re u adversario,
.:>i cabe por \·anguat#dia y retaguardia; que sea tan veloz y
fuerte u ímpetu, que no e 1 dé lugar para volver en sí, procurando
introducir el desorden; que no e adelante 6 anticipe uno
de los puesto al ott·o sino ue obren simultáneamente ; que se
dej~ al enemigo extender- e á l largo d 1 desfiladero ó garganta
cuanto ea posi le para de sta manera ncontrarlo más débil; y
en fin que se procw-e interceptar la comunicación de la anguardia
con la retaguardia con árbole , can·os, caballería muertas y
otro ob táculo que obstruyan e 1 pa o. E preci o que no olvide
el jefe que manda una emboscada, que u felicidad consiste en no
ser descubicr o por encmig antes de caer obre él; ni que
tampoco éste pueda aber el punto en que e oculta, pues entonces
1 a ventajas que cree tener el qu e cm basca, serán en su daño.
Para que no le s lgan ·anas sus e per·anza , es necesario que
guarde un absoluto silencio acerca el a raje · n ue trate de emboscarse
y que sta operación cuando pueda combinarse la verifique
poco tiem o am.<... que · 1 nemigo llegue al sitio determinado.
Tomada esta medtdas puc. esperar e un uen resultado.
Otro de los ardide de esta guerra on la sorpr sas de los
puestos: é tos pueden dividi~se n table y volantes. Para las
sorpre a de Los primero e r quieren preparativos de alguna consideración
pues iendo é to , por lo r O"ular unas casas fortificadas
y pre·paradas contr un O"'Olpe de mano, no s fácil sorprenderla
á no ser u· la guarniciones que la defienden se hallen
en total abandono 6 haya inteligencia con Has · por lo que dejaremos
e te punto y hablaremo de los pu stos de campaña.
abida la colocación de éstos el terr no que ocupan, el de
sus inmediacione u íuerza y "ígilancia y demá ue puedan convenir,
se preparará la tropa que ha.·a d e hacer# la sorpresa la que
no habiendo un particular motivo que lo impida, ejecutará u marcha
de noche hasta la ro.·i midad del puesto que se quiere sorprender,
donde se le dará un rato de de canso á fin de que repose
de la fatiga y ataque con mis ig-or. i la distancia del punto de
partida hasta el de los enemigos fuese tal que sea pr ciso marchar
de día, e evitará pasar por p blados ó ca edos, y cuando
no hubiere remedio, un de tacamento de la guerrillas de vanguardia,
6 el total d\.'! lla, adelantará, y cercando la oblación 6
caseríos no permitirá la salida á pcr ona alguna. Llegada la columna
á est iti 1 ros guiJ-á la marcha sin detenerse no dejando
entrar individuo alguno le ella, y pet*manecerán las guerrillas
circunvalando la casa , hasta tanto qu 1 grueso de la tropa se
ha ya separado como un media leg·u que seguirá el mismo movimiento
y cubrirá }, retao·uat*dia r mplazando á la de e te punto,
que ha rá pa do á v nguar·dia. 1 ntes 11 gar á la inmediaciones
d 1 l u sto cnemig , si aún no fuere de noche, se ocultará
la tropa en un p r je á propósito hasta la hora determinada
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L 176 -J
para el ataque que en mi concepto es la mejor dos horas antes
de amanecer en la que gularmente caro-a con más fuerza el
sueño y se experimenta una specie de sopor 6 falta dt; .n rgía
en el organism , aun - n aquello que se hallan d, vtg1la~~e .
Dada la eñaJ, s figurará atacar 1 pu~sto po: los o tres lttos,
según lo permita 6 propm-cione la Jocahdad s1en tratando en ambos ca o de empujarla sobre el de filadero,
para ue e trechados por 1 nalural - za dc:l terreno, sea menor la
resistencia que puedan oponer arr fiando al mismo tiempo los
pue tos que e hallan e locado obre la alturas que lo forman.
En estos casos es preferible el ataque por ·anguardia 6 retaguardia;
ma iendo en cam ora o debe procurarse siempre caer sobre
u contrario como ya se ha dicho perpendicularmente á su
línea de formación pue d hacerlo por anguardia 6 retaguardia,
tiene má medios de defensa el enemio-o, y no e tan apurada su
situación.
- sí como la violencia en el ataque debe obrar en las tropas
1ue emprenden estos golpes, el que los recibe no debe precipitarse
en la defensiva, de arr liando us fuerzas despué que e haya
cerciorado de las verdaderas intencione y objeto del que le ataca
.. i é te lo verifica por cual uiera de los puntos en dirección
de ia marcha, se 1dispondrá desde luego que las tropas de retaguardia
apre uren u movimiento hacia el punto que aparezca el
enemigo. La vanguardia hará alto y por un cambio de frente
obre uno de "u flancos en dirección al enemigo tratará de enolverle
ejecutando e te mo imiento para! lo al camino que traía.
a artillería, si la hubiere marchará algún tanto á vanguardia,
colocándose, si el terreno lo permitiere, en una dirección oblicua
· las columnas enemigas, para sostener el movimiento de la Yang
arr.lm y retaguardia. La caballería habrá corrido á hacer frente
á la enemiga y en caso de que ésta haya logrado romper la línea
y pasar á retaguardia, como por este e fuerzo debe hallarse desJnida
es el momento le cargarle y arrollarla, di poniendo que la
; nfantería por cuya inmediación ha cf ctuado su paso dé frente
á retaguardia y le haga fuego. omo por e te género de ataques,
ó se logra desordenar instantáneamente al enemigo, ó se convierte
en una acción regular, e halla un jefe en el caso de ejecutar
los movimientos y maniobras que crea oportunos para rechazar
al enemigo, cuando la primen\ te ntativa no le ha dado el
resultado que esperaba.
-¡ este acontecimiento imprevi to lo fuere por vanguardia al
alir de un de filadero, se apresurará cuanto sea posible la marcha
para que lo atraviesen las tropa que se ha11an mpeñadas en
él, y las que hayan sido rechazadas hacia u salida resistirán el
empuje hasta que sean sostenidas por la de retaguardia, procurando
hacer esfuerzos y desembocar nuevamente ganando terreno,
en el que pueda erificarlo la demá fuerza. Los puntos que á
derecha é izquierda de la altura que forman el desfiladero hayan
sido tomados para o tener el paso erán reforzados y de-
To O I-12
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Boletín M ilit r de Colotnbia
'-- 178 --'
EL COMBATE
POR MA UEI. MORE O CHU UCA
(Continúa)
La infantería que recibe una carga formada e1 línea y es
rebasada or la caballería da frente á retaguar·dia y le hace
fuego.
Las guerrillas orprendida n terr no al ierto por otra de
caball e rf 6 por una car-ga á discr ción, forman e ¡ueños grupos
y se defiend n con fuego rá'" ido· pero si el terr no quebrado
6 cubierto, bastará ue estr eh n lo inte Yalo y e parapeten en
sus quiebra 6 en e 1 arbolad . La r sen•as re i ten en pelotón
6 en línea de plegada h ciendo fuego por de careras y de igual
ruodo roced n la compañía de re erva lel batallón, formando
61o el cuadro la ¡uc e ncu n.tran muy al lescubierto ó al extremo
de un ala.
Cuan la ca allería a1·ga á fonjo n línea ó en columna,
la compañía desplegada reún n obre su re ervas y cada
batallón e calona la uya_ para cruzar lo fue o , formando el
cuadro la d e las ala 6 la má . ·pue ta al ataque directo.
Aunque difícil mente pu e e un batallón " r e sorprendido en
marcha por 1 aballería 11 gado te ca o escalona rápidamente
su ompañía fu ra del camino, hacia 1 lado en que el terreno
es má de iaual y f ¡-mando 1 cuadro todas, ó parte de ella
rompen el fuego or de rga .
on artillería
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Boletín Militar de Colombia
'- 179 _¡
intervalo , lo ostenc se fraccionan por e adras, las reservas
por pelotone y las compañías de r e n ·a d 1 bata116n adoptan la
di posición que más las Jibr del fuego encarg,ndo e una de apoyar
el ata ue y let otra d com atir la re istencia de las tropas
que osticnen la artillería.
1 llegar al alcance máximo del fusil m¡:,ieza parcialmente
su acci6n ofen iva bien con de carga i se distingue claramente
la batería, bien con alguno tiradorc que se adelantan y abren
un fue o lento y preciso obre los sirvientes y ca allos que aicanzan
á descubrir. ..J re to de la fuerzas prosigue su avance sin
hacer fuego y empieza á preparar el ataqu abandonando la formaci6n
profunda la reserva que la hayan conservado hasta entonce
y reforzando las ala .
A lo 6oo metro el fuego lento e hace general y comienza
el avance por altos uce ¡,o , como en el ataque de una posición.
i la atería retrocede para mejorar de emplazamiento y 1i rar e
del fuego se adelanta con mayor rapidez aprovechando la suspen
ión del su o, hasta alcanzar po icione entajosa desde las
que ea fácil ofend r á la tropas de ostén, contra las que dirigen
sus disparos la ala de la línea de combate ó la parte que mejor
los distinga.
A medida que se domina la re i tencia del ostén y el ataque
progresa, el fuego redobla y el movimiento envoh-ente se acentúa
buscando los puntos del terreno d sde dond descubriéndose
lo sirvientes y carruajes que oculta la ere ta enemiga se puedan
batir eficazmente. Ante e peligro la aterfa tratará de poner
los armones y retroceder de nuevo y en este momento la guer'rilla,
reforzada por la resen•as, rompe el fuego rápido contra los
ca allos y persigue á la piezas pue ta en mo~ imiento, y la reserva
de batallón e apro ·ima para r forzarla y hacer frente á
los contraataques del sostén.
Inmovilizada-la batería, sigue el fue ·o rápido hasta llegar
cerca de ella · en ton ce~ e ataca á la bayoneta esforzándose en
vencer la última r istencia que harán los sirviente y el so tén, y
apresurándose á tomar la pieza , que d no po ersc llevar deben
quedar inutilizadas.
El ataque de una batería resupone una con\!eniente preparación
por la artillería propia, com n todo lo demá casos en
que la infanteda toma la ofen iva · pues si bien su armamento y
formaciones on recurso que 1 hac n muy temible, como tiene
que vencer la resistencia que con iguales elementos y con las ventajas
del terreno le oponen lo sostenes y arrostrar el fuego de
granada y metralla desde muy lejo y por largo tiempo. s rá temerario
dirigirla contra una batería intacta, á no ser que por estar
falta de apoyo ó si uada en punto que fa orezca el apro imarse
ocultamente, haya medio de apod~rarse de ella por sorpre a.
I ·FAl TF.Rt... osT:a. ~mNDo ' u YA BAT.E.RÍ -La artillería encuentra
de ordinario uficiente apoyo n la tropa próxima ; pero hay
casos en que debiendo establecerse en posiciones muy avanzadas
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Boletín 1ili ar de Colombia
'- 180 _../
1, , nece it una e colt 6 ostén pe-pr
te ... ció~1 inmediata. . .
e infantena para la po JClOne estable ,
o la at. rí deb ejecutar rápi o y frecuentes
movimientos par 1e e e:n¡ lea con 1 refer ncia la de á caba-llo)
y en alcr n u mi ·tos~ cotn p r jem1 lo, · n la ala del
orden de atalla don e iemprc · conv niente 1 a1 y de la infantería
y e b 11 ría en 1, t·ctirada cu .. :os movimientos progresivos
proteg m jor la acción comb·n la d atn a arm
La infantería qu.... ti .,1 _ á un atedc atiende sobt- todo á
asegurar us flancos para lo que se e ta lccc n el terreno que
se halla al frente le ellos y apro\·echa lo recurso naturales que
ofrece, creando una fuerte po ición ue b ta con eficacia el campo
de ataque y prevenga lo movimiento envolventes. A falta de
abrigos, ó cuando no son uficientes, con tr·uye en las pendientes
y replie~ues ue las pieza no alcanzan á batit· una trinchera rápida
que sin estorbar el fuego de la batería complete su defensa.
i hay tiempo, e reconocen demá todos los repliegues y
puntos cubiertos del terreno, hasta má · de un kilómetro, estudiando
una instalación general que permita batirlos todos y dominar
us salidas y dese,mbocadura .
Ordinariamcn e, tu o el o én e establece sob1·e el flanco
amenazado; ma · ambo lo (:! tán, e di ·id entre llos iempre
en formación de com ate. La g·uerrilla 1 hace á vanguardia e -
tendiéndo e por del nte de 1 bat ría, mientras la pendiente de la
posición permila hacerlo i 1 privar u fueg y formando en el
ala que cubre el flanc un mar illo defen iv . Los sostenes, divididos
en grupo d una escuadra ó pelotón, ocupan Jos repliegues
que mej r lo oculten. La reser a e sittían o re el ala de la
batería algo á ' 'anguardia aunque dejando con1pletamente libre
el tiro oblicu de las pieza inme liatas ó de1an de ella y debaj
de la lín e a e piez , i la posición e el 'ada y de pen iente
brusca. La re e rv d batallón se coloca tatnbién al flanco, algo
á retaguar ia, n Jugar se uro y á cul iert del fuego.
. El com~n ~nte del Oitén debe rn ntener con t nte in elig n-eJa
y comumcac16n con 1 de la bateda y ubordinar á sus dispo-sicione~
~a acción de u tt·opa. ~
I~tcl~~ el ata ue la guerrilla t·ompe el u go con arreglo á.
1 s prmctptos de 1 d f n h·a, sin de cubrir el ·ente si la batería
puecl disparar por endma le 11 ó de lo contr·ario corriéndos
haci~ el fl . neo para no torbar1 : y lo soste nes s 'incorporan á
ella mmedtatamentc> ó cu n o 1 e ·i en lo progresos del asalt
nt . _ d · fen a ¡gu0, u m ·u· ha no1·m 1 rando principalmente
contt a lo fla neo d ... e t • pal-a e t01·ba1· su intentos nvolventes
Y obligar! á oncentrar e ohr 1 ten· no del frente que baten
la 1 ieza .
. 1 e n ,. n r 1 e rnc n lante d 1 o n de <.JU n le po-
SI 1 e ntenc 1· la agt·e i6n, a,•i , al de 1' 1 ateda, pide auxilio á
las tr pa \' cin Y em 'eña t da u· r cr · procurando ganar
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Boletín iilitar de Colotnbia
L 18 r -'
tiempo para que aquélla . onga 1 ~ a1 mones y retroceda antes de
que un fueg-o demasiado cercano . ' ficaz Jo haga imposible. Cc,mo
e ta operación obliga á suspend r 1 d cañón y fa orece el avance
del agresor, el stén debe protegerla con fu go rápido seguido
de un viroroso contraataque que l detenga, ha taque la batería
esté en salvo y Yuclva á rompc..: t el suyo: conseguido lo cual
se bate n retirada o re la seg ut da 1 osi ión que se dispone á
prote~er de igual manera.
Cuando el quebranto produ ido por el com ate la pérdidas
en el ganado y lo desperfecto d l material, irnpiden Ja oportuna
retirada de la atería, y el ao-r or logra aialtar1a el o tén se
repliega ha ta las pieza ha ie1 do fuego y n unión con los artilleros
la defiend cuet~¡ o á cu rpo hasta el último extr mo.
En un ataque rechazado 1 sostén ersigue al agresor con
fuego rápido in adelantar e tanto que de ampare la batería, y
ésta lo cañonea con yjgor mientr lo tiene á buen alcance.
Cuando la bat ría avanza para stablecerse en otra posición,
el sostén marcha con e1Ja prot giendo u frente y flancos, y adelanta
una vanguardia que reconoce lo Jugares sospechosos á cuya
inmediación debe pasaL- Conllinía.
ESCUELA DEL SOLDAD A CABALLO
POR CARLOS FER 1 Á_ ~oEz Y JULIO DEL CA TO
o11tÜuta
61 . . ilied/a-vud/,z._La media-vuelta se compone de un semicírculo
seguido de un a m bio de mano. Este movimiento, como el
de la vuelta, es individual y simultáneo d hiendo guardarse la
alineaci6n como en ella, guiándose para la diagonal por el jinete
que va á quedar de cabeza del pe1ot6n.
1 mando: ll!cdzá-vudla, MA (chen), estando los jinetes
marchando sobt* la pista describe cada uno un semicírculo de un
diámetro ig-ual al de la vuelta y toman despué una dirección diagonaJ
para entrar á la pi ta cambiando de mano.
El in tructor vigilará que los jin tes no acorten la diagonal,
cuya oblicuidad será igual á la del cambio de mano en la mitad
(número 55), y hará cerrar pt·ogrc i a ente el movimiento en la
misma forma que la vuelta.
62. Los movimientos tales como doblar cambiar d~ mano, VtJ~lta,
media-"" udla, después de jecutado al pa o se repiten al trote.
63. Rett·oced. r y a s ar de rdroudtr-Al mando : Retroceder, re..;
coger el ca allo (número 7 5) · al de llfar (chen), a egurar el
asiento, inclinar el cuerpo hacia atrás y r coger los puños · si el
caballo obedece, se le d libertad y se recogen los puños alternath•
amenle lo que se llama: dar y tomar.
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'- 182 -'
El jinete debe afirmar 1 cuerpo de manera de no inclinarlo
hacia adelante por fecto del mo~imiento retrógrado del ca allo,
y de e vitar la tracción excesiva de las rienda ara que el _caballo
no acerque dema ia o 1 cuarto d lantero al tra ero. 1 el
cabalJo bota las anca á un ro tado, se primirá la pierna de e e
lado, y i to no a ta ara colocarlo derecho e abrirá y tirará
la rienda del co tado al cual bota la ancas, sosteniendo al mismo
tiempo la rie.nda opue ta y sin dejar de hacer obrar la pierna lo
cual se llama opotur las spaldas d las ancas.
i el caballo se re i t á retroceder, se marcha entonces un
poco al frente, y in detenerse, se hace obrar los puños para que
el caballo e ea obligado á volver atrá lo miembros po teriores
á fin de equilibrarse; 6 ien e ladean las anca á uno y otro costado,
in olvidar hacer obrar los puño hacia atrá . i el ca allo
retrocede d masiado ligero e di minuye la tensión de la riendas
y e contraen las pierna cuanto ea necesario.
i el caballo rata de pararse en dos pie , se argar-' el pe o
del cuerpo lo má adelante o ibl se ajarán los puños y se harán
o rar vii derecho encuentran
apoyados en tierra.
El trote es el air"' d marcha por excelencia de la caballería,
pudiendo so tenerlo el e ball por mucho mil tiempo que 1 galope,
y es, por con iguiente 1 aire de marcha má apropiado para
recorrer rápida y continuadamente una lar 210 á 220 metros,
240 á 250 m "tro or minuto.
1 principio ólo e u ará el trote corto á fin de no _cansar los
reclutas, 1 cual iempre acarrea inconv niente para el caballo.
Gradualm nt s a ará al trote medio y al larg·o empleándose
des ué~ la tres didsione e e t aire de marcha .
. Lo medi r crito para la marcha al pa o, son también
:1phcable al trote. Aunque la t·eacciones de este aire de marcha
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'- 183 _,
permiten má difícilmente al jin ete con er 'ar u asiento debe esforzarse
en """vitat· las des\ iaci<:> ne qu xperimenta, más por el
equili rio qu por 1 contracció n las rodilla · tratará de suavizar
la reacciones del ca alto p o r medio de la fte ibilidad de la
cintura, é impedil~á lo tirone d 1 fr e no que diere el caballo, manteniendo
firme lo puños.
65. Pasa1 d~l p o al trole, .Y ¡ 1ceversa- 1 mando: Al trole,
MAR (chen) y de pués: Al pa~·o , 11 (chen) e emplearán los
medio re crito para pa arde la po ición á pie firme al paso, y
viceversa (número 46). procedi e nd con tanto mayor graduación
cuanto más O"rande a la dife rencia ntr la velocidad adquirida
y la que de e a quirirse.
Resulta de la aplicación de ste principio que el caballo no
debe pasar jamás repentinamente de un aire de marcha á otro, ino
que debe entrar poco á poco ero francamente, en el aire de
marcha ordenado.
66. Alargar .Y acortar el paso .Y el trote-Para alargar y para
acortar el pa o, el jinete debe emplear lo medios prescritos ara
pasar del paso al trote y del trote al aso, usando transiciones
mas débiles n 1 graduación de las ayuda , y limitando la acción
de ésta al grado requerido: para no provocar ni el trote alargando
ni el alto acortando.
El jinete tratará de darse cuenta de las diferentes fases del
movimiento, á fin de ejecutarlo bien.
El caballo, alarO"ando el paso aumenta poco á poco el balance
del cuello á medida que aumenta la xlensióJZ del paso; acelera
el movimiento d 1 cuello á m dida que aumenta la cadencia del
pa o; en fin, si el caballo toma el trote, precipita la acción de un
miembro posterior al mismo tiem o que la del miembro ant rior
opu to á fin de lle ()"ar al apoyo diagonal qu caracteriza el trote.
El jin te debe~ por con iguiente, para alargar el paso, disminuír
gradualmente la ten ión de 1 s rienda , á fin de dejar al cuello
una liberta creciente, in abandonar por llo al caballo; armonizar
u a iento con el bal nce del caballo, y hacer refluír el
peso del cuerpo hacia atrás, ce ando la acción de las piernas tan
pronto como sienta que el caballo quiere trotar.
ara acortar el jinete debe hacer de suerte que el caballo
mat·che á pa os lentos sin atraYcsarse, y que le permita entir la
subida y bajada de cada miembr anterior.
67. Los jinetes alargan y acortan el paso á las oces: Alargar,
Acortar. A fin de confirmar lo jin tes en el principio de la
uniformidad de lo aire de marcha el instructor no hará pasar
jamá del alargar al acortar y recíprocamente sin haber hecho
alguhos pasos á la velocidad reglamentaria que se toma al mando:
Al paso.
68. Para alarO"ar el trote, emplear los medios prescritos para
producir aumento de la velocidad teni ndo cuidado de obrar muy
progr sh amente á. medida que 1 a bailo e entregue. i el caballo
no quiere entregarse, el jinete debe ponerlo á un trote moderildO
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Boletín lilitar de Colornbi
"-- 184 __)
y solicitado poco á poco con las pierna , oslenicndo siempre lo
puños.
¡ 1 a all activamente 1 jinete lo
estimula por 1 ccton . nérgic.. 1 ie~·.na .
i el caballo e floJO d palda , el Jm\;;t(.; ostien 1 s puño
uficientemenl .
Si las anc no se balanc an igualmente el jinet opera una
retira a de u cuerpo al e stado donde note el ef clo má marc -
do, cerrando icmpr l pi rn y o teni · ndo la d · nda del mi mo
costado.
Si la e palda no s mueven igualm nte, el jinete afirma Jo¡
puños hacia l costado de la palda más activa, y i es necesario,
cierra la ierna del mi mo co tado.
Durante e tos ejercicio , el jinete e e entarse bien aunque
la posición del cuerpo h cia atrás no a fa vora le pat·a la aceleración
de la , .. eloci a I or u a í ad ui r·e mayor facilidad para
liar e al caballo entir ·u e ione y corr gil· lo movimiento
precipitado 6 . ma iarlo nél·gico d l cuat·to tra ero que pondrían
el ca all al galope. d m s afirmándo e ólidamenl el
jinete por me io d la Cljez le 1 rodilla y d 1 aplomo del
asient , so ti nc el caballo y lo i pone á l mar n el freno un
apoyo que le ayu a á r i it· el impul o de lo micm ro po terio-res
y á isar con má onfianz . En fin en ial concordar lo
efectos d los puño on lo d la pierna , r ue el tt·ote estando
basado n el bípedo dia onal un aire de marcha que tablece
olidari ad con tant ntr el cuarto delant ro 1 cuarto
critos
pier-jecutan
á 1o
llo separado
toma á la vo7. :
nto ad lante.
Conllitría)
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Boletín Milit r le Colon1bia
'- r8s _.)
- - Variedades ---
TRI
)
( el libro Thamar no ·e la por i\Iarylie ~ ínrko' itcl1. Tradvcci6n para el
Bol. tln JJf¡/¡f(lt)
.• 1 último Rey de Gcorgía Jorg XIII, al m rir, cedió us
E tados á Ru ia. El Zat· Pa Jo 1 ac ptó 1 1 o-ado y dec1ar6 en
1801 unido d áuca o al Imperi . P t·o lo montañese r hu aran
someterse. Fortificado n ·u a de'l or lo común inacce ibl ,
sostuvieron contra u~ia una lucha que dut·ó se enta años. ~ fue
ino en 1 86o de pué e la len·ota de chan1yl, l héroe de la
independencia cauca iana uand poco á 1 ceo la tdbus e sometieron
6 e alejat· n del uelo patrio · entonct: el Cáuca o e
convirti6 t·ealment"' e:. 1 pro\'in ia ¡·us·l. E al últi1no pedod de
esta guerra al uc se r fiere J pn!scnt relato,
Con la carabin obre la p- 1 la y un pesado ba t6n en }a
mano Aly tornaba lentamente á la ald a. arreando su rebaño de
cabras.
El oído atento la mit·ada en acecho, · egu(a por el e trecho
sendero que da vuelta á la montaña, al pie de la cual el Kuban,
aún cerca de u origen hac corr t· u alborotada agua .
Lluvias recientes habían ablandado 1 flan o d la montañas
y acabado de hac r im¡t·acti abl l end t·o ob truyénd lo n
uno y otro unto con tronco árbolc: combro . Pero los
pies de 1 , tan firme e mo 1 franquea an 1
obstáculo maquinalmente.
Pastor y ·uerr r om• todos los circa iano , obre
todo en tos terrible año n que J 'ucn o · nt r luchab por
la cau a sagrada d la independ ncia, l) ll \aba extr ño
vestido circasiano que manii1 sta tan la1 arn nl · l d le ca1·áct r
de esa raza. na cartur-her muy csada ct..ñía u p "'eh o de derecha
á iz uierd ; ancha ,inta aju ta l al uer·po pr · i am nt
en el punto n que terminaba la corta haqu ta ~ t rc-i pelo 1·ojo,
entl·ea i rta · pantalone ang to m el ·lnb n u fo rma y un uñal
fino y afilado u pe.: ndi o cl Ull la al tercero u s mejanza con ly era tan notoria que era
J mpos1ble al verlo junto dudar de ue fuesen h rmano .
Al ruid de la puerta ue se abrí , el anciano levantó la
aabeza.
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Boletin · ilitar de Colom ta
L 187 ..J
-¿Eres tú, ly? preo-untó.
- í, padre mío.
-Vuelves muy tarde.
-Ciert , padre; e por ue m interné con mi rebaño hasta el
Talle, para saber lo qu pa a.
- h. ¿y qué?
El joven se acercó 1 anciano, se inclinó respetuosamente ante
él, y le besó la mano.
-Pues bien padre la situación es grave. ad dia las noticias
que llegan son más alarmante . El General Barntin ky gana terreno;
Schamyl se ha refug-iado en Veden. La posición es seo-ura.
El pueblo está bien fortificado· pero i Baratin ky logra desalojar
de él á Schamyl acabará la indepcn encía del áucaso.
-¿Y de esa parte de las montañas qué dicen?
Aly hizo un ge to de de e peración.
-De ese lado están in fuerza ! · el desali nto penetra por
todas partes. De napa á ukhum-Kalé obr l ar egro,
la co ta está bloqueada por los rusos y nuestros má atrevido
monlañeses con trabajo e cotounican con los contrabandistas turcos.
ólo nos queda la n1ontaña y 1 bo que; pero ¿quién puede
decir hasta cuándo. Mirad, allá al ajo, en los últimos valle , al pie
del Kara Jaila (montaña n egra , los ru.;o trabajan con 1 fusil á
la espalda y el puñal en la boca. ¿ abéis lo que hacen? Un camino;
í, un camino por el llano, el antano el osque; un camino para
la montaña. Hace año que to ucede ; tienden u nt obre
nuestros torrentes; tumban á hachazos nue tt·o bos ues; incendian
la male¿as; tapan los tremedales de nie,·e. Dentro de algún tiempo,
yo lo anuncio, el á uila no tendrá ónde colocar su nido· habrán
tumbado la montañ y no ¡uedará nada de lo ue fue 1
Cáucaso, la patria de los lch~rknse«.
Aly, t:mbland d cól ra y de emoción, se dejó caer obre
un banco y ocultó la cabeza entre la mano .
Entonces el viejo levantó.
Por Ja in eei ión de us mo,·imientos, por el t mblor de sus
manos, que buscaban un apoyo por la fijeza d su mirada, diríase
que era ciego.
Pero cuando estuvo de pie con u am1 lía capa d género
oscuro, con su larga bar a blanca xt n ida sobre el pecho, apareció
de repente con ]a maje lacl ele un prof ta, de un clarovidente.
on una mano e a oyó n la me a c0locada á u fr nte;
con la otra mo tt·aba al Teniente d ~ chamyl:
- ly, Yussuf, hijos mío , ha llega lo 1 hora de la grandes
re oluciones. Oíd á e te homl>re. Yo ya no oy sino ~.m oco de
pol o que el bosque reclan1a ; pero t- no- do hijos. Ahora bien:
la patria los pide ; ya no me pertenecen. 1 y añadió vol viéndose
del lado del joven tienes delante de ti á l\1éhém l- min, el Teniente
del g1·an Schamyl, ue ha Yenid á nu tras montañas para
intentar el último e fuerzo. El imán (jefe agrado llama á todo 1
Cáucaso á las armas; á vosotros hijos mío , os toca re ponder
ahora.
Aly se inclinó ante el huésped.
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Boletín 11ilitat el~ Colotnbia
'- 188 __)
-Que la bendición de Alá o cobije, y que su nombre nos
sirva de muraJla
Mientra que · 1 viejo hablaba, un lig- t· t~uido se había oído
en la parte del aposento lcstinado á Ja muj res, ) la puerta se
entrea ri6 uav mente. n el umbt·al apar ció una mujer y se
mantuvo escuchando.
Era bella, muchí imo, con esa belleza clásica que ha hecho
que la circasiana se consi eren como tipo perfecto· ero, más
que por la regularidad de sus facciones y lo correcto d sus rasgos,
u elleza resaltaba por un c. ·traño y seductor encanto.
us grand s ojo d azul o cur , velados por negras pestañas,
hacían pensar en los mi terio os t uavemcnte á un niño de
ocho años que tcmc.:;ro o e apegaba á su falda y vino á echarse
e rodilla ante su padre. que la be 6 n la fr nte.
-Ha¿ lo que e dice 1 ha mar, hijo mío; t6ma el cuerno, enciénde
las señale reúne la ribu, y que todos recojan en el oído y
guarden en el cor zón la pala ras d 1 imán..
El joven se inclinó desprendió del muro u corneta de pastor,
su carabina y salió seguido de léhémet-... min y e Yussuf.
-¿Cuál e el pase cst:~. noche, padre m{o? . inquirió antes de
travesar el umbral.
-· Cáucaso. contestó el anciano.
Los tres hombre cen·aron la puerta y se perdieron en la oscuridad.
AtraYesaron sil ociosamente 1 estrecha plaza, en donde á
trechos el re plandor la antorch del interior de las cabaña ,
marcaba cuadros de luz mortecina.
Cerca d las mut·alla los e ntinela v .. eJ an. nvueltos en
us capa de color oscuro, no se distincruían de 1 sombra de la
n~che. ly e acercó á ellos e dio á conocer y con sus compañeros
atravesó la muralla.
En el camino levantó la cabeza.
En la profundidade azules d 1 infinito sólo rillaba la débil
claridad de la estrellas :
- ada d luna dijo n voz baja· tiempo eco y sin nubes; la
noche nos fa vorcce· las eñales se ·erán de le jo ; dentro de pocas
horas todo lo habil n e del valle tarán aquí.
Dieron la ·uelta á 1 aldea por el pie de la muralla.
~1ajestuosa y gra' e llegaba ha ta ello 1 ,-o.r del torrente.
a absoluta calm de la noche pesaba sobr Jos montes, las
águilas habían ·ueJto á us guaridas, lo anim les á u madrigueras,
y e torno e 1 inmensa so1c ad no e oía otro ruido que el
mugir perpetuo del I<. han, y la mi tcrio a palpitación que testifica
la ·da de los eres, aun en e a apariencia de muerte: el sueño.
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Para alcanzar rná pronto la ct#e ta del tlaruch tomaron
por entre 1 bosque un send ro bien conocid? d Al}; la entra
de este sendero sta a oculta por g•#andcs ptedras que escalaron.
Baj la ramas ntrecruza la , la ?.scuridad era. comp~eta y
el ilencio solamente turbado por 1 cruJlr de las hoJa baJO us
pa os, por 1 vu lo brusco e un pájaro n_octurno ó por l<;t sacudida
de un animal á uien turbaba en su sueno el paso msólrto de eso
tres hombres que marchaban hacia un fin desconocido.
El e ca1·pado end ro seguía por el flanco del Maruch, hasta
una estrecha planicie de cul ierta en donde de impr viso terminaba.
Lle~ados á la cumbr - ly acó de su bolsillo un sable peque-ño,
encendió una antorcha de re ina y la fijó en el suelo.
- ecesitamo rama ecas para prender una grande hoguera
dijo.
Todos tr·es se pusieron á la obra y poco instante despué un
enorme fuego levantaba al cielo u llama rojiza y su penacho de
humo.
En tanto que con larga ramas Méhémct- min y Yus uf activaban
la combustión, ly tomó 1 cue1·no que tenía en la cintura,
y fue á situarse en el borde de la planicie. Primero emitió
un sonido lúgubre, que el ec de las montaña prolongó siniestramente
· lu égo llamada precipitadas y e tridentes. El sonido se
extendió de pendi nte n pendi nt ha t lo valles profundos, r -
percutiendo n la encrucijada , r tnontando por el flanco de la
montañas para volv r á b jar á em janza: de alta ola que Yiene
del fondo n dond e se hund y alta por ntre lo scollos. Pronto,
sobre la altu1·as d lo ont rno , n 1 s r I li gue oculto de las
montañas o re la cumbre má de pejada y hasta en el fondo de
los valle má recóndito otra hoguera se encendieron que par -
cían estt·ella r epentinam nt caídas del ci lo. E ta era la respuesta
d lo e pía . ntonc s Jyí e contuvo.
-¿ ~ peramo , dijo á que hayan de perlado á los je s?
La noche estaba fría· se sentaron no 1 jos d 1 fuego.
Engañados por ta luz !UC tomaban por la aurora grandes
pajaro ha fan dejado Jo árbol y re ·olotcaban en torno de la
hoguera .. .... traído cada v z n1á trechaban sus círculos,
hasta que e gado por 1 humo la ala calcinadas por la encarnada
llama, caían en 1 ra ero que lo ,..on umía con ruido de
crepitación. ly lo contemplaba.
-Que d ta manera aio-an en nue tra embo cadas Jos
que con piran contra nu stra li crtc: d y nue tro hogare .
De pronto n el . ilencio de la noch~ e oyó un sonido de
corneta lué..:ro otro de pué otro, de to o l puntos cercanos del
horizonte.
Eran los jefe advertidos por la n cturna señal.
Por medio de. los toques conv i os, 1 los convocó, lo im-p~
so de la necesidad de obrar con actividad; y de pué , por el
mtsmo sen ero, los tres hornbr s volvieron á la aldea, en tanto que
todos los otros que reconocían la autorida suprema de Harma-
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zat-Bek se ponían tambien en marcha para contestar la llamada
de u jefe.
Acudieron de todos los punto de la llanura y de la montaña.
A la hora en que el águila deja u guarida para internar e
en 1 insondabl · pacio en busca de u pr a; á 1 hora n que
d cienden de la cim de lo pino l e carcha de la noche llegaron
por lo can1inos de la montaña. t rta y listos, la carabina
á 1 palda e le ,. {, de la ltu1· del M ruch ora solos,
ora en g•·upo e calonarse por todos los send t·os.
un ante de que 1 sol hicie e brillar la cresta de lumbrante
del Elbruz la tribu entera cudía á la cita.
tro estaban on ella, cogido al azar en el camino, 6 que
habían acudido con la e peranza de combatir, para realizar alguna
atrevida hazaña. A toda hora del lía llega an nue os reclutas:
Abkhase de lo pantanos de t z marchita por la fiebre, habitantes
de las llanuras de la 1ingr tia, preYenidos no se sabe cómo
de que una expedición se preparaba n las Inontaña . Unos lle aban
el gorro de a tral·án de las tribus de las llanuras, otros la pesada
ca a de pi 1 d ca ra de lo tnontañeses algunos la cota de
mallas que le daba el aire de caballero de 1 dad fedia extr
viados en esa altura , todos la cartuchera oble ]a carabina
de cañón rayado, la pi tola y el puñal crrcasianos.
Las caJJes de la ald a, tan estr chas que apenas dos hombres
podían pasar de frente, estaban colmadas.
:rviéhémet- min hul;>o de renunciar el a1·engar á la multitud en
la plaza, inca par de contener la much dumbre. Se le subió sobre
la muralla y habló todo el día haciendo ver el peligro inminente
contando la n1ara villa realizadas po1· chemyl aconsejando la última
resistencia, la unión general para Yentaja de todos.
En el bo ue, y con lof pies entre las alta yerbas, la multitud
escuchaba. lgunos para oír mejor se habían tt·epado en las ramas
de algún ái-bol, y ele de allí lanzaban ·clamaciones.
Y cada Yez que nu YOS gru os sut·gían el Teniente del imán
comenzaba su arenga, que lo má mmediatos iban á difundir en
seguida entJ·e aquello qu no la habían oído .
• Cuando oscureció, ran mil quinientos decididos á partir e a.
misma noche porque el camino es largo d la orillas del Kuban
á la lejana montañas en donde se refugiaba Schamyl.
lgunos, sin embar o, e escaparon, no por uc temiesen <;cmbatir,
sino orque re ueltos á defender sus propia montaña , no
querían llev r sus at ma más lejos.
lndisci 1inado~ y ·aliente , no comprendían la necesidad de la
concentración d fuerza , y por la noch , YOI vieron á ir e, pre as
de la an iedad ni uponer ncontrar su pueblo in defensa, de -
truído por los ruso~, que · staban en acecho.
~Iil doscientos quedaro:1 y se e uiparon, dispuesto á ponerse
en marcha á la primera cñal.
Con las arma li a durmier.on alguna hora sobre el césped
y entre lo helecho , bajo 1 abrigo de los abeto ; luégo se reunieron
para la comida de de pedida.
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Desd or la mañana Thamar había en i do á las aldeas ve-cina
en bu ca de íver s. A c.l hora ca ra , carn ros nleros
se asaban sobre oTan · e hotruet·ac; aj 1 ,.¡~·il ncia de las mujere
y de lo niño , y n •n01·me cal era se cocinaban el arroz y
los pescado .
Por grup lo hom 1 r.... s entarot t los clat·os del bos u e,
en la calles n la plaza; la mujert les s<"rvían 1 evando entre
cuatro obre una pi l curtirla d a1·neru Jo animale a ado , que
los jefe partían re tamentc con el cuchillo ll nando los vaso ,
mientt·a que Jos muchachos acababan de r r los huesos, saltando
el red dor d 1 fuego.
Cuando saciaron el hambre, 1 Bel· aunque ciego quiso salir
y pasearse en medio de ellos .
Como la noche e acerca a, habían n endido antorcha de
resina, y él aparecía como m gr nde por la luz Yacilante que
proyectaban los fueo-os. Su laro-a barba 1 caía sobt· el pecho
como un río de pla , y e n la man e apoyaba obre la palda
de hamar que apenas le daba al hombro. !éhémet-Amin y
u do hijo 1 cguían. na aclamaci6n inm n a los acogi6.
Locos d en ia m o, todo · e to hom ¡·e e 1 vantaron, ba-tían
palmas á un iempo y to producía en la calma solemne de
la noche, como un ruid f nnidabl de tru no, que lo ecos repetían
á Jo lejos.
-Padre dij 'rhamar qui n lesd hacía dos dfas alimentaba
en su cabe;~a proye to qu atín tenia o ullos ; y siento también
que la patria me llama : d jadm partir.
a ía le\'anta o la a 1 eza ; 1 anci no tornó hacia ella sus
ojos in vista.
-¿ bandonarmc ttÍ hija rnía .
- '1 iene á i a, la hija de tu hermano. :hlla s como her-mana
mía como una hija para \'O • tiene diez años · ella puede
ser uficiente par vuestt·a n ce i acle . Dcjadme partir con
lo que defien i1 1 áuc.a o ) la liberta .
-El camino ( lar ~;o d uí á d n hija mía y ademá el
oído d la muj r tá má pront á la palabr de amor que á
lo stallidos de la 1 a alla . Quédate al lado le tu anciano padre,
y espér con 1 la uelta de lo qu van.
- adre mí te lo u¡ líe ...... F tima ha abandonado á Jos
suyos ~ara eguir á u h~rmano chamyl ; ue y hag lo que atima.
1 madr y la palrm l ordenan ; oigo u ·oces en la noche.
-Pues ien, hij ·mía · tuc:daré solo anciano inútil en la aldea
de ierta; vét , y que la bendil: ión el Alá t acompañ-.
Cuand la luna m :,tt·ó en tod u ere imiento alumbrando
el cielo con u claridnd l lata 1 s tclurlu us e pu ieron en
marcha.
"ilencio atn nte de ·filar n delant d la aldea confiada á la
guardi del ''icjo Bek y de alg-uno " lero os def n or y ya e
había erd_i~o d Yi ta la tropa en la u-curidad d la noche, y toda
vía _ 1 vleJo Haman~·lt permanecía 1 pie en el borde e la
montana, con los brazos c.·tendidos hacia ello . en iándoles la última
¡upr ema bendición
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 6", -:-, 1902. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691157/), el día 2025-05-08.
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