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_.:::r"T.,_..,...• SJI Bogotá, Septiembre 28 de 1901 ~ +-®---®--- : ~ (~s- -~-+
oletin ilitar d tá , b.
e ~ 0111 let
Organo del Ministerio de Guerra. y del Ejército
DIRECTOR AD HONOREM
Francisco J. Vergara y Velasco
G ncral de Ingenieros, Miembro de varia. Sociedades Ci ntífieas
Son colaboradores de e io periódico lo Jefes y Oficiales del Ejémto
DECRETO NUMERO 1 124 DE rgo1
( EPTIE IBRE 24)
por d cual se hace un nombramiento
El Vzápresidenle de la Repz'tbHca, encargado del Poder Ejecul/t'o, en uso
de sus facu.ltade,,·
DECRETA
Artículo único. Por renuncia aceptada al Sr. General Pedro
Nel Ospina, nómbrase en propiedad Ministro de Estado, en el Despacho
de Guerra, al r. Dr. José Vicente Concha.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 24 de Septiembre de rgor.
JO E MANUEL l\IARROQUIN
El Ministro de Gobierno, GuiLLERMO Qui.'TERo C.
DECRETO NUMERO 1125 DE 1901
( SEPTIE:\IBRE 24)
por el cual e hace un nombramiento
El Vzápresz'dmft de la Repltblú:a, encargado del Poder Ejecutz'vo, en uso
de sus .facultades
DECRETA
Artículo único. Por haber sido promovido al cargo de Ministro
de Guerra el Dr. José Vicente Concha, encárgase interina-
TOMO II-25
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~oletin romitar be ltolomtna
\..._ 386. _.
mente, en su carácter de Secretario de Hacienda, al Sr. D. ]ose
Ramón Lago de la Jefatura Civil y Militar del Departamento de
Cundinamarca.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 24 de Septiembre de 190 r.
JO E MA UEL MARROQUIN
El Ministro de Cobierno, G ILLER:\10 Q rxTERO C.
NUEVO MINISTRO DE GUERRA
Repltbl/ca de c:olombz·a- JvHn/sler/o de Guerra-Secdón I.o.-C/rcular
11/Ímero ... - B ogotd, 24 de Septz'embre de I90I
Señor ...
Tengo el honor d comunicar á usted que hoy me he encar ..
gado de la Cartera de Guerra, puesto para el cual fui nombrado
en propiedad por el Excmo. r. Vicepresidente de la República,
encargado del Poder Ejecutivo.
~ oy de u ·ted atento servidor, Jo 1~ VICENTE CoNCHA
LA I FAME G~E I N VE EZ LANA
Ofiú al-Barra?t qzúlla, I 2 de pil'em br e de I90I
r Mini tro de Gu erra
De pués de haue r dirigido á ·. ' . muchos telegramas ayer,
resumo situación en lo · términos que siguen :
Riohacha atacado por mar y tierra, probablemente bombar.
deado impunemente á e ta hora. La mayor parte fuerzas acanto ..
nadas en dicha plaza en la frontera, con posibilidad de triunfo.
Santamarta guarnecida con unos 400 hombres. Esta plaza con
buena tropa. Puerto Colombia fortificado. Bocas de Ceniza defen~
didas contra ataque probable de dos buques de guerra pequeño
de Venezuela. Cartagena guarnecida y con unos 500 presos. Di -
posición en defensor s Gobierno, especialmente militares, y con
ellos el que suscribe, acompañado de tres jóvenes que colaboran
inmensamente con él hasta sacrificarse.
JOAQUÍN F. V ÉLEZ
Crcrmfíúm o- Calamar, IJ de ept/embre de I90I
Sr. Ministro de Guerra
General Albán lleo-ó á Riohacha al amanecer del día 8 del
presente con el Pinzón y el Alcxandro BT~·no, buque mercante francés
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~oretin m'lintar be ~orombia
'- 387 _)
que llevaba á su bordo División Sicard Briceño. En la rada estaba
el crucero de guerra francés Suchet, y frente á ella, á menos d'e
tres millas, los buques de guerra venezolanos Mz'randa, Bolívar y
Atalanta. Al ver éstos que el B1~·do trataba de desembarcar las
fuerzas que conducía, se acercaron con intención hostil, pero el
Comandante del Suche/ colocó su buque entre el Pznzón y el Bixz·o
y envió un emisario que dijera al Jefe venezolano que si él hacía
fuego sobre los últimos buque mencionados, él le contestaría con
sus cañones. De este modo pudo alvarse la División en su mayor
parte, con parque, monturas y sobre todo artillería. El día 10 el
Ptizzón, que estuvo siempre amenazado por los venezolanos, levantó
anclas presión y se lanzó fuera de la bahía. Los buques venezolanos,
cogidos desprevenidos, no pudieron intentar darle caza
sino una hora después, pero inútilmente. El combate de tierra entre
brillante Ejército que está á órdene del General Ramón G.
Amaya, y el invasor, á órdenes de un General Dávila, venezolano,
se espera sea favorable á Colombia; pero Riohacha ha debido ser
bombardeado, porque Suchd, que había impedido el atentado, salía
el mismo 10 para Curazao con los ciudadanos franceses y con los
que Francia protege, turcos, &c. General Albán siguió anoche de
Cartagena para Panamá. La suerte de la Patria está en el mar;
buques, buques, buques!!!
Afectísimo, AuRELIO DE CASTilO
Urgentísimo. - Barram¡w'lla, I9 de pliemb1 e de I90I
Excmo. r. José Manuel larroquín, Mini ·tro de Guerra, Gobernadores
umplimo con el d b r de daros cuenta de la fuerza del Gobierno
al mando del G neral Ramón . maya, y que obraba en
la Provincia de Padilla y l territorio de la oajira : atacaron la
inva ión venezolana al mando del eneral Dávila y colombianos
sin conciencia que ayudaban. A medio día del 13 del present~
avistaron nuestra fuerzas á las del enemio-o á corta distancia, en
un sitio llamado Cm·aguella, á seis leguas d . Riohacha. Inmediatamente
se empeñó un combate reñidísimo, verdadera batalla,
completa sobre todo por la fecundidad de los re ultados. e le tomaron
al enemigo cañone , ametralladoras, abundante parque y
más de 200 pri ioneros. Quedaron en el campo, que se pudieron
contar, 170 muertos y muchos heridos, ~parte de una numerosa
brigada. Los indio goajiro en su todahdad ayudaron, c?n una decisión
digna de nuestra bandera, á la fuerzas del Gobterno, persiguiendo
con una tenacidad incan able á los derrotados, que tomaron
unos el camino de Valledupar, otros el de la frontera, y
otros internáronse en la Goajira.
La carga dada por 50 hombres del Zzpaquirá merece colocarse
entre una de las más bellas acciones de armas : un Teniente
murió sobre una ametralladora al botarse obre ella. El Batallón
Libertador merece bien su nombre, al mando del nunca bien pon-
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~oietitt !lJlititar be ~oiotttbia
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derado General Féli , Navarro, quien cae mortalmente herido al
dar una violenta carga. 1\!Iuy sensibles han sido las pérdidas que
tenemos que lamentar. El entusiasmo que ha despertado y despertará
este combate será fecundo y de grandí irnos resultados para
la Patria.
· Viva la República conservadora ! ¡ Viva la Causa de la li-bertad
en la justicia !
Amigos y ~e rvidore , JoAQUÍN F. VÉLEZ-DANIEL ÜRTlZ
~ ~cáPña/~
LA DIRECCION DE LA GUERRA
1 ,
EXPOSICION SUCINTA DE PRI~ IPIO Y MEDIO DE EJECUCION, POR EL ,
GENERAL COLMAR BAR01 VON DER GOLTZ
(Traducción para el Bolet/n llfditar)
'ontinúa.
Al trazar las operacione , ólo importa po cer la seguridad
del o-olpe de vi ta, para penetrar ha ta dónde puede ir e, y sobre
todo hasta qué punto e pueden con iderar lo detall s.
Hay que cuid r e mucho de admitir fa] a hipóte is para
hacer de ellas e: punto de partida de la deducciones. Por ejemplo,
expuesto uponer qu lo primeros movimiento que se
verifiquen han de er f lice , 6lo porque e tos movimientos hayan
sido deducidos n buena ló CYica; en fecto, ya h e mos mostrado
ante que en la guerra aun la mejores disposiciones conducen
con fr cuencia á un d astre. ólo por rareza dispondremos de
una entaja material tal que podamo estar eguros de aplastar
al adversario á de ec ho de los errores que cometamos y de
lo reve e. parciale qu xperimentemo . i e te fuere el caso,
nos s ría muy fácil t. azar nu e tro plan y no tendríamos necesidad
de combinacione muy e tudiada y muy hábiles.
No e· fácil formular teóricamente el método que deba em ..
plearse para encontrar con seguridad, estudiando la marcha probable
de una campaña futura, ent re todas la hipótesis posibles y
realizables, la que nos prometa el éxito más completo. Para esto
e necesita poseer un dón e pecial, el de la penetración ; este d6n
nosotros lo reconocemo de ordinario por el golpe de vista exacto,
y no es muy fácil dar de él una definición completa. Es cierto que
e puede adquirir por medio del estudio y de la experiencia, pero
esto no basta cuando la naturaleza lo ha rehu ado.
Ya se abe que Napoleón pretendía que nunca había formado
plan. Y sin embargo, vemos que desde el principio todas sus empresas
tendían hacia un propó ito grande y netamente definido,
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~oietitt ~Hlit~tr be cr:orombin
'- 389 _)
que es fácil distinguir. Unas veces se proponía, como en 1805, cor ..
tar al ejército enemigo su línea de comunicación ; otras, como en
r8o6, amenazar á la capital enemiga, para defender la cual, en
toda circunstancia, el ejército contrario se ve{a obligado á cerrarle
el camino y á aceptar la batalla. En resumen, él siempre tenía en
mientes un ob.JeHvo de esta clase.
Se dice que Jomini penetró, on gran sorpresa del Emperador,
antes de entrar en campaña en r 8o6, no sólo lo que se proponía
Napoleón, sino también el camino que había de seguir. Así
pues, un observador atento podía distinguir entre el fin y la línea
de operaciones.
Lo que se abstenía de prever el gran maestro eran las mo.
dificaciones que inopinadamente había de introducir á su plan. Las
dictaba durante la ejecución de dicho plan, en vista de las disposicio ..
nes que tomaba el enemigo y en razón de los errores que le veía
cometer.
Esto explica claramente el pensamiento de Napoleón. El plan
debe comprender lo que se intenta hacer y que ~e espera obtener
con los medios de que se dispone. El no podría ordenar los movi ..
mientas que e ejecutan, ni las empresas que se intentan para lle ..
~ar al punto fijado. Ante todo, es el primer encuentro con el ene ..
migo el que decidirá lo que haya de hacerse ulteriormente. Oue
se traslade úno sencillamente á I 870, á W rerth y á Spicheren. Son
las consecuencias materiales y morales de toda batalla las que señalarán
la acción ulterior. Ahora bie n : las operaciones comenzarán
en la actualidad en el momento mismo en que la concentración
esté terminada, los primero encuentros seguirán inmediatamente,
y ya el plan se pondrá d e acuerdo, en general, con el despliegue
estratégico. Para todo lo que siga, el Generalísimo no tendrá
sino que guiarse por una sola y única razón : el objetz'vo general
que haya escogido, y hacia el cual deberán tender todas sus empresas.
Para el logro de u plan, será preciso, ante todo, que tenga
una concepción neta y exacta de la situación general, tanto militar
como política, y también que sea experto para apreciar lo que
puede dar de sí su propio ejército. El error fundamental que cometió
Francia en 1870, fue creer que podía sorprender al enemigo,
acudiendo á una ofensiva estratégica, y esto con un ejército cuyas
grandes unidades no debían constituírse sino en el momento mismo
de su concentración, ejército á que no se le reuniría la tropa de la
reserva sino en la zona de concentración, y que, por último, su
administración estaba rigurosamente centralizada, de tal modo
que, natural y forzosamente, no se podía mover sino con lentitud;
todo esto enfrente de un enemigo que había puesto el mayor
cuidado en prepararse por largo tiempo y con anticipación á la
movilización y concentración de sus fuerzas ; con un enemigo á
quien una descentralización administrativa sabiamente combinada
le permitía ejecutar sus proyectos con extrema celeridad, y para
el que las grandes unidades existían desde tiempo de paz, organizadqs
de todo en todo, tal como habían de entrar en campaña.
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}Boictin 9JH!itcu: be ~oiomoia
\._ 390 __}
En la guerra de los Balkanes, los Turcos procedieron acertadamente
haciendo pasar su ejército, que frente de la ervia y del
Montenegro había tomado la ofensiva, á la defen i va, en la guerra
contra los Rusos, toda vez que la organización de este ejército
le impedía avanzar á o·ran di tancia, y que el adversario era superior
á él en cuanto á número y facilidade para moverse. ólo
que los Turcos fueron dema iado lejos, renunciando absolutamente
á toda defensa un poco activa, á toda empresa ofensiva que hubiese
podido estorbar la concentración del adversario. De este modo
ellos hubieran podido muy bien ocupar el puente de Barbaschi,
hacerlo saltar, ó intentar algunas empresas análoga .
El que no dispone sino de reclutas sin cohesión entre sí, y
cuyo Jefe no ha tenido quizá nunca ocasión de ejercitarse en
tiempo de paz en el manejo de masa de tropa importantes, y
que á pesar de e to intenta tomar una ofensiva que exige rapidez
y energía, construye una ca a sin cimientos. E ta tiene que desplomarse
si no su ro-en incidentes particularmente favorables.
Por el contrario, el que teniendo un ejército bien disciplinado,
manejado por jefes veteranos y provisto de armamento fuerte y
de fácil manejo, pretenda, en 1 resencia de un enemigo inferior,
permanecer á la defen iva in que una mayoría numérica abrumadora
de parte de e te enemio-o lo obligue á llo, ése e parecerá
al hombre que entierra un te oro.
Nadie en verdad cometería semejante falta á abiendas y
deliberadamente. I-Ia ta en un ejército del t do mal equipado,
mal armado, mal alimentado, no h brá ino ue prestar oídos á
lo que digan los oradores de la tropa, y la mayor parte de la
veces ~e sabrá que la creen capaz de llenar las más arduas empresa
y llamada á los más alt s e tinos, ya por falta de experiencia
6 por orgull , le atribuirán las condicione requerida al efecto,
y no teniendo base real sobre la cual puedan e tablecer su planes,
se conformarán con vanos razonamientos. egún ello , las
faltas que puedan e.·i tir erán compen ada por done naturales,
ó bien por fuerzas ideale tales como un valor heroico, el entusiasmo
lÍ otra emejantes. *
Así pues, ante todo hay que conocer e bien uno mismo, darse
cuenta e.·acta de su falta y de sus cualidades, para poder dirigir
su plan de operacione de manera de lograr el propósit de
la guerra.
Con frecuencia también habrá que renunciar á una empresa
de suyo buena, porque dada la situación, el único hombre que podría
encargarse de ella, no es capaz de desempeñarla.
Si es el General en Jefe mismo quien elabora el plan de operaciones,
tendrá que resolver, in hacerse la menor ilusión, y con
toda sinceridad, si realmente e siente capaz de llevar á buen término
las grandes cosas que él propone.
-------
*'Lejos de nosotros la idea de no atribuir ningún valor á estos mó iles de la
acción humana· pero se cometería un error mucho más grave al juzgarlos capaces
de contrabJlancear todos los defectos del ejército, de que los hombres dot~.
dos de juicio recto y de maduro cspírtu se hayan dado cuenta..
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~clctin mmtat be ~otombt(l
'- 391 _}
De este modo se decidirá el primer punto importante del plan
de operaciones, que es saber cómo, d~ una manera general, se
hará la guerra, si se puede tomar la ofensiva ó si es mejor mantenerse
á la defensiva hasta que haya cambiado ventajosamente
la situación.
Si hay que luchar simultáneamente con varios adversarios,
se ha de estudiar también sobre cuál de esos adversarios dirigirá el
grueso de las fuerzas, y cuáles serán aquellos contra los cuales se
pueda proceder con menos vigor.
Después habrá que indagar, según todas las probabilidades,
qué partido tomará el enemigo. La teoría del arte de la guerra
no prohibe de manera absoluta, es cierto, el arriesgarse confiando
en las faltas que el enemigo pueda cometer, cuando, por razones
especiales, se supone que no sabrá evitarlas del todo; pero no será
menos prudente, de modo general, creer que las disposiciones que
tome serán las buenas, es decir, que echará mano de aquellas que
nos perjudicarán.
Una vez que nos hayamos formado une idea netamente definida
de la manera como procederá el enemigo, podremos también
figurarnos la concentración de sus fuerzas; para esta concentración,
en efecto, el adversario se dejará guiar por las mismas
consideraciones que nosotros tengamos para efectuar la nuéstra ,
El objei/vo que nosotros le supongamo , nos permitirá discernir la
zona en que haya de tener lugar la concentración de sus tropas y
que formará, por consiguiente, su base de operaciones. El cuadro
del reparto de su guarniciones en tiempo de paz, que no debemos
ignorar, y la situación y el límite de sus regiones administrativas
militares, no darán los puntos iniciales de donde se pondrán
en marcha sus tropas.
Los ferrocarriles, las vías terrestres 6 navegables que de estos
puntos conduzcan á la base, nos harán conocer las líneas sobre
las cuales avanzarán estas tropas. En el punto terminal de estas
líneas, podremos calcular el total de las tropas que le hayan seguido,
y formarnos de esta manera una idea de la concentración
de las fuerzas enemigas. Si el trabajo se hace á conciencia, es imposible
que el resultado sea del todo inexacto. Este estudio nos
hará distinguir al propio tiempo el agrupamiento de las fuerzas
enemigas en ejércitos diferentes.
En seguida es preciso arreglar nuestra propia concentración.
Si estamos resueltos á tomar la ofensiva, ella deberá, ante todo,
secundar el avance. Si nos decidimos por la defensiva, lo esencial
será reunir todas nuestras fuerzas sobre la principal línea de penetración
que supongamos siga el adversario, á fin de enfrentárnosle.
A este propósito, es ventajoso escoger un punto tan cerca del enemigo
como sea posible, sin que por esto se comprometa la seguridad
de nuestra concentración. Si la hacemos más á retaguardia,
sacrificaremos una parte de nuestro territorio, de recursos y de
tiempo.
Si el plan de operaciones se establece en vista de la ofensiva,
se podrá indic&r más cletalladameQte la direcdón que deberá asig
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~oietin ~mmtat be ~otomóia
\._ 392 _)
narse á las diferentes columnas; ademá , se precisará la zona restringida
á que todas convergerán para el caso de batana, y e determinará
el ob.fetzvo especial del ataque, como por ejemplo, una ú
otra ala, uno ú otro flanco, ó el centro del ejército enemigo.
Fuera de estas nociones precisas, no se podrán formular ino
indicaciones completamente generales sobre la continuación de
las operaciones. De ordinario se recomendará cortar al enemigo
sus líneas de comunicación más importantes, sin las cuales no tendrá
seguridad de poder mantener su ejército. En efecto, este e el
medio más seguro de acabar con el enemigo, según el entido que
atribuímos á esta palabra en el lenguaje militar.
Esta empresa será más difícil de resolver ahora que en el pa
sado ; lo cual depende de la definición de la base de operaciones
móvil, antes dada ; base móvil sobre la cual el defensor particularmente
podrá apoyarse. Hace treinta año , poco más ó meno ,
en la larga guerra de secesión americana, pudo depender la suerte
de un ejército del resultado de una operación que tenía por único
objeto arrojarlo lejos de una sola ía férr a. n la actualidad esto
ya no erá posible en ningún teatro de guerra de la ~ uropa occidental.
Aquí se trataría de ai lar al ad ver ario de toda una parte
del territorio nacional, de donde el ejército obteno·a principalmente
lo recursos que le permitan vi ir. o e obtendrá resultado
completamente decisivo, salvo en el caso en que se lobre rodear al
ejército enemigo, obligándolo á retirar e sobre la frontera de un
país neutral ó sobre las co tas de un mar que su flota no domine.
El diseño del plan de peracione terminará forzosamente
con la indicación de la ías y medio que hayan de mplearse
para obligar al adver ario á la paz.
El plan de peraciones para un ejército que tiene que permanecer
á la defen iva, podrá eñalar, con relativa claridad, cuál
será la primera posición stratéo-ica en donde comenzará á enfrentarse
al invasor, ó también, i sta resistencia no debe ser sino
de corta duración, cuál será el punto en donde sea decisiva. Si el
plan de operaciones está lógicamente elaborado, este punto coincidirá
con aquel en donde se espera er surgir un cambio fa,orable
en la situación general. Entonces e preciso señalar la fuente de
donde vendrá el aumento de fuerza que producirá este cambio.
Se e claramente cuán e encial e que el defensor, en tanto
que continúe su movimiento retrógrado, tome una dirección que le
permita acercarse á este punto, alejando de su ob.feizvo al adversario
tanto como sea posible. Mientras más díficile sean e tas comunicaciones,
más ventajosas serán las nuéstras en el curso de las operaciones,
menos se hará esperar el cambio. El plan de op raciones
defensivas terminará, pues, con las consideraciones sobre este cambiú
y por la designación del punto en donde se supone que se efectuará.
Este plan no abrazará, como lo hace el de operaciones
ofensivas, todo el conjunto de la guerra; no nos llevará sino hasta
el principio del segundo período, el cual e ·igirá un nuevo plan, un
plan de operaciones ofensivas.
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~otetitt ~J1i1itcu: be ~oiomóia
'- 393 _J
El medio mejor de elaborar un plan de operaciones que tenga
algún valor, consiste ante todo en mantenerse en prudentes límites.
i se pretende abarcar dema iado en relación al espacio y
al tiempo, profundizar mucho los detalle que con frecuencia son
del dominio de la casualidad, el curso de los acontecimientos hará
en breve que se alteren.
'in embargo, deberá ocuparse también de algunos accesorios.
Habrá de sumini trar instrucciones generale á los ejércitos
que operen sobre teatros de guerra secundarios. E ta instrucciones
tenderán á que lo acontecimiento que se desarrollen en estos
teatros secundarios, no puedan ejercer ninguna influencia sobre la
actitud del ejército principal, hasta que e haya librado la batalla
decisiva.
i existen plazas fuertes que hay que Yigilar en vista de las
operaciones, es menester que el plan eñale la conducta que haya
de ob ervarse respecto d ella , porque sta conducta obra sobre
la concentraci6n. Un parque de sitio, como lo que existen en la
actualidad, difícilmente podrá abandonar la dirección que se le
haya hecho tomar al principi , para eo-uir otra. Así pues, habrá
que saber con anticipación cuál de la plaza fuertes enemigas e
pretende sitiar. El plan de operacione también habrá de determinar
el punto sobre el cual se forzará la línea de los fuertes que
no cierran el camino que conduce al principal ejército enemigo;
n efecto, las tropas encargada de e ta mi ión necesitarán un
parque especial.
or último, deberá e tabl cer e la e rrelación entre las fuerzas
navales y las del ejército de ti rra n ca o de que é te haya
de ser apoyado por la flota.
El plan de operacione consistirá, pue , en un memorándum
que comience por consideracione enerale. obre la ituación política
y militar, especialmente por un para] lo entre la fuerzas
de las dos potencia enemigas. Del e tudio de la ituación de este
paralelo se deducirá la regla de conducta general que deba
adoptarse.
En seguida se e.·aminará lo que el enemigo pu(;de hacer, la
región en donde se verificará el despliegue e tratégico de sus
fuerzas; luégo se fijará la zona de reuni6n y el agrupamiento de
sus propias fuerzas.
En fin, se escogerá la dirección en la cual e verificarán los
primeros movimiento , cuyo objeto debe er librar batalla decisiva .
con el principal ejército enemigo, en las mejores condiciones poSibles.
En este punto el plan de operacion ofen i as se aparta del
de operaciones defensiva . El primero indica, de modo general,
lo objeiz'vos que han de buscarse; pero a, in embargo, hasta la
imposición de la paz. El segundo . e detiene en la época del cambio,
y abre únicamente la perspectiva de la campaña ofensiva que
ha de seguir.
Finalmente, ambas tratan de las circunstancias accesorias
que pueden ejercer influencia en el éxito.-( Contz'núa).
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~oretm ~lititat be ~oromoia
\.._ 394 _)
LAS GRANDES BATALLAS DE NAPOLEON
POR DICK DE LONG LA Y
(Traducción para el Boletín Militar)
Areola, I5, IÓ y IJ de Novz'embre de IJ9Ó
En Noviembre de 1796 Austria, aterrada, no sabía á qué
atribu{r sus desastres en Italia. Los últimos fracasos que habían
experimentado sus ejércitos le descubrieron el gran peligro en que
se encontraba en presencia de un adver ario como Napoleón. Resolvió
hacer nuevos y más vigorosos esfuerzo . Gracias á los triunfos
del Archiduque Carlos en el Rhin, de prendió una división de este
ejército, trajo tropas d e las fronteras de Polonia y de Tu~·qu ' a, y
con los restos de los ejércitos vencidos por Bonaparte formó en el
Friul un cuarto ejército, fuerte de esenta mil hombres.
El mando se confió al Mari cal de campo, Barón de Alvincy,
magnate húngaro eptuagenario, como sus antepasados renombrado
á causa de sus conocimientos teóricos, de sus guerras contra
los turco y de u campaña de F lande en T 794· ·
Hubo al fin la esperanza de r¡ue este nuevo ejército lograría
destruír ó rechazar ha ia lo Al pe á e te infatigable y prodigioso
Capitán, que desde hacía i m e arr g laba los de tinos de Italia
y había obtenido ya los triunfo :'\I nt notle, Millesimo, Dego,
Mondovi Lodi Lonato, a tio-lione, Roveredo, Ba ano y aintGeorges.
Por su parte, Bonapartc reoro-aniza u ·jército, diezmado por
el fuego, las fatigas y las enfermedade durante esta luchas sin
cesar renovadas. Pide con insistencia refuerzos que no llegan ó
que vienen con lentitud. De d que emprendió la guerra en Italia
no ha recibido sino nueve mil hombre de tropas nuevas, y de
ellos ha perdido la mitad cuando m eno . Apenas le quedan algunos
miles, más de treinta, pero e te ejército de Italia es el mejor
del mundo.
Formado de lo primero contingente de los antiguos cuadros
de los regimientos reales, de batallones de voluntarios del
Mediodía y de los contin entes de 1793, todos ardientes patriota
de exaltada imaginación, atrevido como hombres avezados á las fa-
. tigas, este ejército está admirablemente dispuesto para las más audaces
empresas. Desde hacía cuatro años sostenía una guerra de
puestos sobre la vertiente meridional de los Alpes marítimos de los
Apeninos, suelo inhospitalario, abrupto, erizado de rocas, cortado
por precipicios y con frecuencia cubierto de nieve. La agilidad, la
bravura del soldado francés afrontan todos estos obstáculos: se
lanza intrépidamente á las montañas, se interna en las gargantas,
las registra, penetra en ellas en todas direcciones, atraviesa los
hielos y las nieves, y acaba siempre por desemboscar al enemigo.
Los peligros, los sufrimientos, la miseria, no han apagado
de ningún modo nue tro entusiasmo. Ninguno ·
TOMO 11-26
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~oiet n ~JH(itar be ~o[om'óia
·-- 402 _)
REGLAMENT() MEXICANO
PAR.\ EL ERVICIO DE CAMPA A
( Contim(a )
97· Alz'menlacz'ón durante el período dt• las operaúones aclt'vas -El
ervicio de alimentación, durante el período de ]as operaciones activa
·, exige dos clases de operacicne :
I .a Distribución á los Cuerpos de tropas, fracciones de tropas,
ó :i los oldados aislados.
2.6 Abastecimiento de lv trene ó convoye .
Distribudones-Por reo-la genera] los víveres e distribuirán
diariamente al llegar á la jornada y al día iguiente se conservari
la parte de ración no consumida, y el soldado la lle ará consigo.
La carne fresca de las re e matadas la ví pera, en la tarde,
en la noche, ó antes de partir n la mañana, según ]a temperatura,
ó la que se adquiera por otros medios, se llevará á lomo de
mula, inmediatament~ de pués de las tropa , con su tren de com-bate.
Estos vívere de con umo diario serán los víveres del día.
Las distribucione se harán, en cuanto ea posible, con los víveres
de las seccione de equipajes.
Los efectos que no e 11eYen n la ·ec iones de equipajes, se
comprarán ó se tomarán por rer¡ut'úrión por lo Oficiale proveedore
6 por el sen·icio e dmini tración o-ún 1 que e té encargado
de la explotación local. Re ·pecto á la carn fresca, si los recur
os locales on in uficient , . e recurrirá al ganado que marcha
con los convoyes.
Los Jefes de uerpo ó de _ervicio fijarán el lugar y hora para
hacer las di tribucione á . u r2 pecti va tropas. 1 Oficial proveedor
conducirá á dicho luo-ar lo efecto y di tri uirá cada Compañía,
Escuadrón ó :lt rfa, el número de racione que corresponda,
en pre encía del Capitán de Día.
En cada compañía, cuadr6n 6 batería, el argento ranchero
hará la distribución ntre la tropa, bajo la respon abilidad del
Oficial de Día. Este ficial e a egurará de que los oldado de
servid~, ó au ent con motivo justificado, reciben lo que les corresponde.
El Oficia] proveedor tien ara con lo aislado la misma
atribucion ~ que lo Jefe de compañía, e cuadrón ó batería.
Tod, Oficial · que con motivo del ervicio estuviere ausente
de la fracción á que pertenece, percibirá sus víveres y forrajes en
la fracc'ón en que se encuentre.
Abasfecinu'enfo de la reccz'ones de equt'pajes de los batallones ó regt'mz'entos-
Las seccione de equipajes se aba tecerán con la mayor
:tbundancia posibl , por medio de compras ó requiúcicnes que ejecutarán
los Oficiales proveedore . falta de recursos locales, se
recurrirá á los almacene de retaguardia, cuyas provi iones se llevarán
por ferrocarril ó p Jr las das ftu, ia1e , i ]as hay, ó por los
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~oretin '-lHlitat be ~oromóia
\.._ 403 _;
caminos comunes cercanos á los acantonamientos. Allí concurrirán
las secciones correspondientes de equipaje , á proveerse, á las
horas que fije el General en Jefe.
Cuando no pueda aplicarse ninguno de e tos procedimientos,
el abastecimiento de las secciones de equipaje se hará por medio
de los convoyes administrativos. La orden diaria indicará la hora
y centros de abasteámiento (generalmente tres por Cuerpo de Ejército)
donde se operará el contacto entre las mulas descargadas de
las secciones de equipajes, la seccion .s de abastecimiento de
los convoyes administra ti vos.
Sea cual fuere el medio de abastecimiento, deberán arreglarse
con el mayor cuidado por el que manda, los movimientos de
las secciones de equipaje y los de lo con oyes.
Cada cuerpo 6 servicio estará repr entado en el abastecimiento
de u sección de equipajes por cada oficial proYeedor.
Un oficial de E taclo Mayor y un empleado de administración
asistirán, siempre que ea posible, al aba tecimient de las secciones
de equipajes. Su misión consistirá en a gurars de la buena;
calidad de los efectos, oír la reclamacione de los cuerpos, y resolve•
acerca de ellas. El oilcial de Estado Mayor presidirá las
operaciones de abastecimiento y vigilará la ejecución de las órdenes
del General en Jefe.
Abastedmz'e nlo de los convoyes-El abastecimiento de los convoyes
admini trati vo e aseo-urará por medio de los recursos locales
no utiliza o por la ecciones de equipaje , ó por medio de los
abastecimiento d r taguardia.
98. Dúpoúdoncs especiales para la caballería-La caballería,
sobre todo cuando opere delante de la~ columna , deberá, más
qu cualquiera otra tropa, ivir de lo recurso del paí . o llevará
vívere diarios. La di. tribucione e harán al 11 gar al acanto~
namiento, en la tarde, ó en la madrugada del día siguiente.
En. una Divi ·ió n de caballería las eccione d equipajes po-,
drán, por orden del eneral en jefe, deja1·se á disposición d los:
Cuerpos en las mi ma condicione qu n las demá tropas, ó.
reunirse en un solo grupo, formando el con oy de reserva de la.
División.
Cuando las di i iones de caballería vuelvan á la línea del
ejército, se asegurará su alimentación por lo mi mo procedimiento
que para las otra tropas. En el ca ·o ·cepcional de que e'sta
situación deba prolongar , s les destinará, i e n e sario1 un
convoy administrativo formado con carruajes ó mula de requisición.
Este con oy se dará de baja luégo que la Di, isión marche
al frente.
TITUL l r
99· Requ!Sz'ciones-En caso de movilización total del Ejército,
la autoridad militar podrá u ar del derecho de hacer r:equisrción
desde ..: el primer día de la movilización hasta ]a vuelta del ejército
al pie de paz.
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~o(etitt ~Witm: 'oe G:olomóia
L 404 ..J
En caso de movilización parcial ó agrupamiento de tropas
acordado por cualqui r cau a, el ecretario de Guerra determinará
la época en que podrá comenzarse ó deberá terminarse el ejercicio
del derecho de requisición, a í como la partes del territorio
donde pueda aplicarse. Dicha di posicione erán publicadas n
los Municipios respecti\'O .
Cuando se decrete la movilización total, lo Generales en jefe
de Ejército, Cuerpo de Ejército, Divisionc operando aisladamente,
y tropas encargadas de una mi ión e pecial, gozarán del derecho
de requisición y podrán delegar e ta facultad á los funcionarios
del servicio administrativo y á lo liciales que manden destacamentos.
Si la movilización e parcial, la facultad de ejercer el citado
derecho no pertenecerá sino á lo enerale con mando de un
Cuerpo de Ejército, ó de tropa reunida por cualquiera causa,
como se indica en el párrafo 2. 0 de este artículo.
Las órdenes de requi ición se darán por escrito en un libro
talonario, convenientemente legalizado por la autoridad que goce
del derecho de hacer la requi ición y delegar e ta facultad.
Toda orden de requisición, ntregada á la autoridad á quien
va dirigida, exigir.i un recibo que ju tifique dicha entrega.
Las requisiciones se harán ante la autoridad civil (ayuntamiento)
y no á lo particulares; ólo en el caso d que éste no
exista, se recurrirá á la per onas más caract rizada del lugar.
El oficial que por delegación haya tenido el derecho de hacer
requi iciones al terminar u mi ión remitirá inmediatamente
su libro talonario á u J fe de uerpo ó de crvicio, quien lo hará
llegar á !a comí ión ncargada de r conocer la indemnizacione
debidas.
Cada talón deb rá t ner la nota ele la re ui ición hecha y ntregada,
en la tra parte de la hoja, y en lla debe firmar el que
entrega el efecto, hacien lo con tar su precio y cantidad ó á lo
menos esta última, :i no e tuviere conforme en el pr cío.
La requisición compr nderá 1 deber en que e tá la población
en donde se hace, de facilitar al Ejército ó fuerza para que e or~
dena, los vívere , alojamiento , efecto de tran~porte, y en general
cuanto sea preci o á la nece idade del Ejército.
En principio, y cualesquiera que ean la circunstancia militares,
los que tengan tacultad de hacer requisicione no deben
perder de vi ta que ant s de r currir á la requisición, e deberá
emplear cualqui r otro medio, como compra directas, contratos
amigables, &c.
Toda requisición deberá hacerse n 1 mayor orden. Cual ...
quiera que ea la p r 6na que al ejecutarla cometiere un abu o
de autoridad ó un acto de pillaje, deberá er castigado con umo
rigor.
Por excepción, todo comandant de tropa ó de tacamento
en operaciones aisladas, que no haya recibido el libro de requisi~
ciones y haya empleado todo lo medios apropiados para hacerse
de justificados recursos, podrá hacer requi ición de lo que se ne ..
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~oretin ~Jh!itm: be ~oromoin
\._ 405 _J
cesite, pero con la obligación de dar cuenta, por la vía jerárquica
al General en Jefe de u División ó Cuerpo de Ejército.
i las autoridades locales se niegan á cumplir una orden de requisición,
la autoridad militar recurrirá á la fuerza, para tomar lo
que necesit . Al efecto, las órdene que se den serán las más severas,
para que lo que se tome sea lo estrictamente necesario. Las
tropas empleadas para este acto irán siempre mandadas por oficiales.
De una man ra general, los principios y reglas expuesta en
este artículo, son aplicables tanto en paí enemigo como en territorio
nacional.
En ciertas circunstancias se recurrirá á un préstamo en dinero,
hecho en país enenugo, en lugar de requisiciones. Estos préstatamos
sólo podrá decretarlos el General en Jefe.
En todo caso, el que ejecute una requisición deberá levantar
un acta del hecho, que firmarán con él la autoridad civil y dos
vecino caracterizados de la po laci n.
TlTULO • -DEST.\C.\.:\!F., 'TO
100. Compoúcz'(m de los destacammfos-El ue ejerza el mando
uperior podrá con tituír para la ejecución d ciertas misione especiales,
de duración limitada, de tacamentos de tinados á operar
aisladamente.
La compo ición y fuerza de e to de tacamento e fijará en
razón del objeto con que se forman, de las dificultades que tengan
que vencer, del trayecto que han de recorrer y del tiempo que
deba durar su mi ión.
Pueden con tituír e con fracciones de diferente armas a ociadas
en la proporción que más convenga, dada la mi ión que se
les encomiende; pueden igualmente componer e con todo un Cuerpo
de tropa ó con parte de él.
La fraccione que entren en la formación de los destacamento
han de ser iempre fraccione con tituídas, tale· como regimientos,
batallone compañías, e cuadran , baterías, ecciones,
pelotones, &c.
Para organizar estos de tacamentos se e tablecerá en cada
Cuerpo de tropas un turno de servicio entre lo batallone , escuadrones,
compañías y baterías.
ror. Mando de los destacamentos-El mando de un destacamento
será siempre designado por la autoridad que ordene su formación.
Un destacamento compuesto de fracciones de diferentes cuerpos,
deberá, hasta donde sea posible, ser mandado por un Oficial
de superior categoría á los oficiales de las fracciones.
Los Jefes de los destacamentos tencirán la misma autoridad
que los Jefes de los Cuerpos, en lo relativo á la policía, disciplina y
servicio de las tropas que estén bajo sus órdenes.
102. Preparacz'!m de las operacz'ones-La autoridad que prescriba
Ja formación de un de taca111ento dará al Jefe que deba mandarJ
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~o(etin WHLitcu: b~ ~oromvia
\.._ 406 _J
instrucci-ones precisas y e critas (si esto fuere posible) sobre -la misión
que se le confíe ; le dará io-ualmente guías, si fuere nece ario:
Para la elección de dichos uías e dirigirá de preferencia á lo
hombre ~ que por su profesion e tén en condiciones de conocer
mejor el terreno, tal como los cazadores guarda-bosques, arrie-·
ros, &c. Es prudente tomar varios guías y preguntarles por separado,
á fin de comprobar la veracidad de us informe .
El Jefe del destacamento estudiará anticipadamente, s gún
las instrucciones recibidas, la operación que le haya confiado,
y preparará su ejecución, empleando todos los medio de qu pue ..
da disponer.
Antes de la partida, comunicará al que deba ustituírle en el .
mando, las órdene , in. trucciones ó informes que haya recibido ó
recogido.
Al terminar u misión, dará cuenta á la autoridad superior
con el resultado de u cometido.
103 .• erm'úo de z, s destacamentos-Un d tacamento puede tener
por objeto atraer al enemigo en una dirección d t rminada ;
llevarlo á un t rreno donde se 1 pu da batir e n ventaja; inquie-tado
en su osiciones; destruírlc sus comunicacion ; quitar!
sus puesto , almac n y convoyes; operar requisiciones á mano
armada, &c. ce.
La dir cción d los de tacamento , in dejar de ubordinarse
á lo principios generale d lo ervicios de seguridad marchas y
estacionamiento, a indicados epende n Cá.da ca o particular de
la mi ión que tien ue llenar.
Cuan o la operación t no·a 1 or obj to 1\e,·ar á abo una orpresa,
la primera condición para el é.·ito con i tirá n a eo·urar 1
más completo secreto.
Durante la marcha, 1 Jefe de de tacamento tomará toda la
precaucione nece arias para ocultar su prc encía al enemig . e
desviará de lo pueblo , ciudades y camino principal onllinía
ESTRATEGIA Y T CTICA
(Continúa)
Rererva
La palabra reserza tiene en l día importancia suma en su tr.!ple
sentido : _ oro-dn/ca, e. tratégica y tdchca. obre 1 primero ya se
ha indicado lo que la índole de esta obra permite : obre los dos
últimos no s rá inoportuno, iendo e te lugar de definiciones, extenderse
un poco y autorizár la parte estratéo·ica tran cribiendo algunos
párrafo .
"D~sde el g bierno que prepara las 1·eservas 11acz'onales, hasta
el Jefe de una partida de tiradore , todo quieren tentr en el día
su reserva.
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~otetin 9J1Hitar be ~o(om~\a
'- 407 _)
· ·" Además de las reservas nacionales que corresponden á la
parte que trata de la polítú:a mzlitar, y que no se forman sino en los
casos urgentes, cuida un gobierno previsor de asegurar huenas reservas
para completar los ejércz'tos actzvos; y al General incumbe
de pués el saber disponerlas cuando están en el radio de su mando.
Un estado tendrá sus reservas; el ejérdto, también las suyas, y cada
cuerpo de ejérdlo, y aun dzvz'sz(m ó destacamento, no se descuidarán en
asegurar la que les corresponda.
"Las reserva de un ejérdlo on de dos especies: las que están
en la línea de batalla dispuestas al combate, y las destinadas á tener
ese mismo ejército al completo; e tas últimas, mientras se organizan,
pueden ocupar un punto importante del lea/ro de la guerra
y aun servir de reservas eslratégzcas.
"De de que se resuelve la in va ión de un país, es natural
que se piense en ta po ibilidad de ver e reducido á la defensiva ;
así pues, el establecimiento de una reserva z'ntermedz'a entre la base
y el frente de operacz'ones ofrece la misma ventaja que la reserva del
ejérdlo actz'vo en un día de batalla, porque puede volar á los puntos
importantes que el enemigo amenace, in debilitar por esto el
ejército que opera. A la verdad, la formación de una re erva seme ..
jante exige cierto número de regimientos que es necesario separar
del ejército activo; no se puede, sin embaro-o, dejar de convenir
en que uno que sea algo considerable tiene siempre que esperar
refuerz0s del interior; reclutas qué instruír, milicia movilizadas
qué ejercitar y de 6 itas de regimientos y de convalecientes de
qué sacar utilidad; oro-anizando un istema de depó~ito centrale
para la fabricación de municion e y d equipo, haciendo reunir á
estos depósitos todos los destacamc:nto que salen y entran, pertenecientes
al ejército, y agregando á e llos olamente algunos batallones
de buenas tropa para darles alguna consistencia, es como
e formará una rest.rt)a que preste bueno ervicio .
"Estas reserva serán particularmente útiles en los países que
presenten doble frente de operacümes, porque desempeñarán los encargos
de observar el egundo frente y de concurrir, en caso necesario,
á las operaciones del ejército principal ; si el enemigo amenazase
sus flancos ó si un revés le obligara á replegarse sobre el
de reserva. Inútil es añadir que se debe procurar no caer en des-membraciones
peligrosas ..... .
"Napoleón sobresalió en el acierto de emplear las reservas
táctzcas, y de ver á la primera ojeada el nudo, el punto-llave y decisivo
de una batalla. Tenía por principio que el que guarda tropas
frescas para el día siguiente al del combate, casi siempre es
batido, y que se debe dar hasta el último hombre cuando sea conveniente
; pues al otro día de una victoria decisiva ya no hay
obstáculos; la opinión sola basta para asegurar nuevo triunfos al
vencedor." ( Jonunz·. Comp. Cit.).
Marmont (Esprit des inst. mil., pág. 24), sin embargo, le acusa
de ·haber sido infiel ,á sus mismos principios en la Moskowa y
~n Waterloo,
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~oTetin ~Jhlitm: be ~oiontbtet
'-- 408 -'
Conviene no confundir en tdctica, reserva con retaguard/a, ni
con lo que n el io·lo pa ado olía llamarse tercera línea, ni con
cuerpo ó tropa apostadas en esta tercera, ó en cuarta línea,
como retén ó sostén, destinado á reforzar en el acto, á relevar tropas
cansada á parar un o-olpe úbito. Esto implica cierta dependencia
ó correlación ine,· itable con la · tropa de combate, que
cabalmente e lo qu hoy e evita. Por reserva ó czwpo de reserva
ha de entenderse una m a 'a de tropa, re petable por u compoúcz!m
más que por u núm ro· independiente de la rimera y e la egunda
línea, d cir, de las lfn eas, ean la que fueren, de combalef
cuya ma a, g-en ralm nte formada n columna y oculta, n
cuanto el t rr no y lo_ suce o lo 1 ermiten, obra desde luego
moralmente, "dando alor/' como decían nue tros clá ico , haciendo
espalda , conteniendo con w ola pr encía y su ejemplo
el desorden parcial de cuerpos que conmueven, amilanan y
cejan in moti\'0. La reserva e tá i mpre bajo la inano d 1 General
m Jife, fre ca, d can ada, erena, iguiendo con atención, pero sin
impaciencia ni inquietud, las vicisitudes de la acción, i norándola á
ece ·. El que e tudie, por j ·mplo, la élebrc batallad Mar ng-o
y v en lla la ll o·ada inopinada de la di\'i ión d De aix n el
mom nto uprerno en que la batalla se pierde porque ]a guardia
consular tien que cejar, encontrará perfectamente deslindado lo
que aquí e pr tcnd definir.
La reserr,a, pue , en te elevado entid tdcút'o, no s ola-mente
n ce aria n al ca o xtremo d una d rrota: má
indi pensaul , ·i cab , n la mi ma victoria, cuando e qui re qu
ésta sea completa y aprm·echada. Contentar , como fr cuente,
con vivaquear n la po icione poco antes defendida y abandonadas
por el nemio-o, · un honor téril qu no ati fac al huen
General. La victoria ·tá en la per cución, n el aniquilamiento,
en el xtermini . rvru ha vec no abandona 1 campo el batalla
por en. iblc 1 érdida, ni por mi do, el organiza ión ó desorden
: más de una v .z ha ucedido retroceder, huír para volver de
nue o con más urío. l\1ucha Yece. también la tr pas ncedoras
han ufrido má u la vencida : quedan e tropeada , d organizadas
por mu rte · y herida de us Jefe , incapace de otra cosa
que de pernoctar y de an ar, glorio a p ro inútilmente en el
campo de batalla.
hora bien : i ele pué de arrollada u varia líneas y despedazados
todo u re orte ele re i tencia, al iniciar el ''encielo
la retirada, un uerpo fre co, intacto, avanza pre u roso, acomete,
aco a, no deja rehacerse, ,-a coo-iendo la artillería é impidiendo
sobre todo que logr un punto de r po o, tan nec ario después de
las fatio-a y emocione del día, se comprende que no le queda
otro re~ur o que volver cara , empejiar nu o combate, en el
que sucumbirá probablement , por u tado moral y material.
Esto, como e ha indicado. no puede lograrse ino con un cuerpo
·' fre co, · el cir, que haya tado fuera del peligro y del fuego;
que hombres y animales hayan ufrido poca fatiga y tomado buen
alimento · e ta re erva, en fin, es un" segundo ejército.'' Bajo este
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~oreti n 01iíitm: be ~o(ombia
'---- 409 _)
concepto, inútil es discutir i ha de er caballería exclusiva ó principalmente
la que lo componga, como algunos sientan. Si es
ejérdto, dicho se está que ha de t ner todas las armas: tropas ligera
, para escaramuzar; tropa. d. preferencia, mejor, de empuje,
para acometer · romper· artillería para destruír, y caballería,
indudablemente respeta le, para aco ar, de trozar y perseguir.
En el caso opue to de derrota, xcu~ado es repetir que
esa misma caballería con su carga r iterada , e a artillería con
su erenidad y puntería, protegerán los scalone , los cuadros, los
cuerpos di persa , que podrán ir dejando grandes e pacios intermedios
para perder cuanto ante de vi ta al que oca iona su desgracia.
Este doble empl o de la reserva prescribe en su compos1'dón
tropa de priferenda, no en cuanto á llevar uniforme con vivos verdes
ó encarnados, ino tropa sólidas, consistente , probadas, con
jefe erenos y un eneral experto, refte 'Ívo y audaz á la vez.
La fuerza de una reserva tácfl"ca ]a determinan los principios gene- ·
rale de organización, o cilando o- neralmente entre t y l del total.
Por lo demás, repetimo , icmpre que la historia de una
guerra regi tra una victoria "d bid<.>~ al arte y al General en Jefe,"
forza ament e encuentra un hábil y oportuno empleo de reservas.
E t<~ cierno trado, de de Ciro en Thymbrea, Epaminondas en
Mantinea, Alejandro en rbela , ha ta Federic y r apoleón en
casi toda sus batallas. En su lugar tendrán ·ta ideas oportuno
de arrollo. En el Diccionario Militar se encontrarán más de envueltas
la anteriore definicione , y en la Biblioteca Militar, página
933, anota o los autore ~ xclu ivam nte pañol s qu tratan
de Arte M1'lz'tar n general 6 en onjunto.
Tdctica
Para Federico n y uibert, n 1 último tercio del iglo pasado,
tdctica era el arte de la rrmrra en todo u conjunto y xtensión:
de d principios del pr ent , la invención 6 adopción de la eslraltg/
a, según queda definida fue restrin iendo el ignificado, de
modo que hoy la tdcltca viene á quedar ubordinada á la eslrategz'a,
puesto que ejecuta lo que ésta proyecta 6 di pone.
E tá admitida la di vi ión de la tdcbca en dos partes: una elemental,
particular, limitada, pequeña y iempre reglamentaria ;
otra complexa, ilimitada, general, o-rande, uperior 6 sublime, aunqu
este último adjetivo parece algo hiperbólico.
La táclzca superior, teniendo por e encía y fundamento las
mtíltiples combinacione de la tres armas, y entrando en ellas,
además, otro complicado factor, que e el leJTeno, no puede ya ser
encerrada en reglamento, y u amplia y discutible doctrina rebosa
en aluminosos tratados.
obre ella pueden apuntarse breve con ideraciones. Desde
luego, enlazándose por u parte más elevada con la estrategz·a .. la
táctzca superz'or ensancha ca i indefinidamente u círculo de acción.
Da incompleta idea definirla como 'arte e.'clu ÍYO eJe manejar las
tropas en el campo de batalla, ó ( eo-ún la frase consagrada) á la
vista del enemigo y al alcance de u cañón." No tiene por objeto
único y limitado c9mbatir bien sobre un terreno dado,' ni "com ..
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~orettn ~JWitar be ~orombia
'- 4IO _ _;
binar sólo en el acto del combate la acción y efecto de las armas,"
ni atender "al simple mecanismo de las formaciones ó ejercicios
de las tropas," como generalmente se dice. La tácll'ca supen'or ó
general se desenvuelve en más ancha e fera, que incluye al pequeño
destacamento, á la brigada, á la di visión y al ejército entero.
Positivamente la láctü:a gira sobre punto indicados por la eslralegz'a
como favorable al éxito de una campaiza ~· pero ella tiene á su
vez elección y libertad para determinar el más con eniente al buen
éxito de la batalla, y como ésta, en la región de la teoría no debe
ser de encuentro casual 6 choque ciego, sino empeñada á consecuencia
y en virtud de marchas )' mam'obras, viene á resultar, en
conclusión, que la táctica mpen'or es una e lralegia en pequeña escala
; que la táclz'ca resuelve en espacios reducidos lo mismos 6 análogos
problemas que la es/raltgt'a en otro má dilatados, y esto es
lo cierto.
La tácll'ca, en toda u generalidad, el arte de ordenar, dis-poner,
mover y combinar prdcl/camente la tropas ; ella enseña á
formar, conducir y poner en jue o todo lo agentes y elementos
de ejecucz!m ~· á repartir y arreglar la um'dades de fuerza; es el
arte de lo órdenes y de la mant'obras aplicada y concordantes;
ella da conjunto, movilidad preci ión á cuerpos diferentu; y he,
terogéneos; ella imprime á un ejército rerdadcra actz'vz'dad y aptitud
guerrera; busca, ncuentra, y vence, y persigue al enemigo,
6 bien le burla y squiva si así conviene· ti ne mucho meno de
conjetural, y mucho má d po itir , que la e: trateg/a; e el alma de
las operaúoms stcundanas; e el arte de 1 s poúdoms de lo campos,
de las marchas mam'obreras y difícil . La !del/ca reconoce y a valúa
el terreno· lo utiliza, prepara y m difica imponiendo sus condiciones
á la fortificación ; pr 'iene y anticipa al enemigo en sus
d/spoS?Ciones de combate· obra in con fu ión, mant , niendo el orden
en medio de un aparente lab rinto de hom re , ca a11o y máquina
; tantea y de concierta al enemio·o, le obliga á d scubrir su
intento, ocultando el suyo 1 ropio; upl e la ziifen'orzdad numérica;
busca sagaz el puntolla~'e de la po. ición, y 1 débil 6 vulnerable
del enemigo; sobr él, como la eslrateg1·a, acumula fuerzas y
esfuerzos reiterados de valor y de talento; acude á las reservas,
y si al fin rompe con la victoria el e uilibrio y corta el nudo de la
batalla ¡ay del vencido! disperso, ele baratado, sin un punto de
descanso á la tenaz per ecución. i la fortuna no premia el valor, toda
vía es la táctica la 1ue di puta al vencedor, envanecido y ciego
con su triunfo, algún resto de gloria en há il y sangrienta retz'rada.
En resumen, la ldcll'ca supen·or, en su mayor latitud, comprende
: elección y aprovechamiento de posiciones, puestos, campos
atrincherado , órdenes y línea de batalla; grandes maniobras;
disposiciones pr liminares para el combate; combates, encuentros,
choques imprevi tos; ataque y defen a de puestos; acciones
parciales de vanguardia y retaguardia; ardide , estratagemas, sor_
presas, go1pes de mano : en fin, cuanta operacz'oms seczmdan'as se
encargan á un pequeño cuerpo ó destacamento aislado.
(ConHnúa)
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~oretin 9JWitat: he G:oiombia
'-- 41 I _j
MEMORIAS DEL GENERAL PAbLO MORILLO
( Conll'ntía)
. E. el Conde de Cartagena, luégo de haber enviado nuevas
órdenes á sus comisionad s para f1Ue apresurasen . u viaje, siguió
su marcha. Al acercar e el enemigo, retiró de Agua de Obispos
sus puestos avanzados, y poco de pués su vanguardia de Carache,
fuerte de quinientos hombre ; no dejó en los alrededores sino un
escuadrón de igilante , que fue puesto en completa derrota por
dos compañías del reo-imiento de hú ares de F rnando vn. El enemigo
e replegó sobre 'Trujillo, y . ~. el ..-onde de artagena estableció
u cuartel general en Carache. Los dos Generales se cru_..
zaron entonces la corr pendencia uc e leerá en eguida :
" Repúbhca de olombia- Cuartel rrmeral de 1í-ztjillo, I9 de Noz,iembre
de I82o
'. im.)n Bolívar, Libertador, l ' C., á.·. E. D. Pablo Morillo.
" He reci ido con la má viva atisfacción la nota que V. E.
me ha dirigido de u uart 1 O'eneral e Humocarobajo, en donde
el eneral ucre y el oronel Plaza han tenido 1 honor de conferenciar
con V. E. en 1 relativ á la naturaleza y ba e del armisticio
que nos. ha propue to.
u Nos invitái d nuevo á una u pcn ión de arma., ue hace
mucho he aceptad ; y i aún no está conclufda hay que culpar
por ello á la circun tancias actuale y al retardo de nue tros comi
ionados, más bien que á falta de dispo icione de parte del Gobierno
de Colombia, que hasta ahora no e ha cupado ino de dar
á su tropas acantonamientos convenientes para la seguridad y los
vívere . El Gobierno de Colombia no ha pensado nunca en hacer
conquistas, él ha pensado solamente vol ver á e tablecer las leyes
de su patria, destruídas y holladas por los pies de los invasore .
" Desde hoy conveno-o con V. E. en una u pensión de armas.
provisional, hasta la conclusión de un tratado con el Bri~adier Correa,
D. Juan Toro y D. Franci co Linares. Pero si avanzáis vuestras
posiciones como para venir á dictar las conveniencias de este
armistici~, e tad seo·uro que n lo aceptaré nunca, y que vos seréis
responsable ante la humanidad y nue tra patria de la continuación
de esta lucha sano-rienta, cuyo fin debe er la emancipación de
la América entera, ó el exterminio de todos su habitantes.
"V. E. puede, si consiente en ello, suspender us operacionP.s;
yo he suspendido las mía desde que he e tablecido en esta ciudad
mi Cuartel general ; y permanezco apena á la defensiva, con la
esperanza de una transacción entre nosotros.
"Dios os ~uarde muchos años. 2odvAR"
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~oietin Whntar be CSo'Comóia
'- 412 _J
"A S. E. D. Simón Bolh·ar
"En respuesta á la nota de V. E., de fecha 13 de este mes,
tengo el honor de repetirle que el retardo de mis comisionados
para establecer las bases de un armisticio, no puede atribuírse á
negligencia del Gobierno español; bien al contrario, no ha omitido
nada para apresurar la con el u ión de él.
"Veo con placer que V. E., de acuerdo con las proposiciones
y las miras conciliadoras del obierno español, acepta la suspensión
de armas que debe ser el preludio de la paz tan deseada ;
pero es indispensable que este armisticio sea general y se extienda
á todas las fuerzas que al mando de V. E. hacen la guerra en
Venezuela y en el Reino de la ueva ranada ;~porque limitarlo á
un solo cuerpo de ejército serí::t como ya lo hemos experimentado,
muy funesto á los int rese de la ación.
"Espero de vos una re pue ta cat o-órica y conclt.::¡·c:~c f2-:·a
suspender los movimi ntos que h jecutado por los que S. E. ha
realizado dcspué de . u omunicación del 2 I de Septiembre; y si
no ha tenido otro moti\ o in o 1 d la subsistencia de sus tropas,
yo no he tenido tampoco sino e te mismo y el de librar á Maracaibo
y á los otros puntos am nazaclo de inva ión.
' Creed que deseamos francam nte la paz; toda idea de superioridad
ó de importancia política opue ta á mi manera de
proceder. Nada ha e tado má 1 jo d mis intenciones que pretender
fijar por la fuerza la a e de un tratado que, en razón de
las grandes ventaja que 1 rom t ·, d be fundar e en la lealtad y
en lo voto noble y di nos de un alma enero a, que quiere ver
el término de una o-ucrra fratricida, ue no podría durar má largo
tiempo bajo el go ierno lib eral el la Nación.
"Espero con impaci ncia la re pue ta de V. E. para comuni
car sin demora las órdene · nece aria á toda las divi iones de
nuestro Ejército.
" Dios o guarde mucho año .
"Cuartel general d Carache á r 5 de oviembre de 1820
PABLo MoRILLo"
"República de Colombt'a- Cuartel amera! de MoCO)', IÓ de Nov1'embre
de I82o
"Simón Bolívar, LibP.rtador, &c., á S. E, . Pablo 1orillo
"Excmo. r.: Acabo de tener el honor de recibir la nota de
V. E., de fecha de ayer, relativa á una propo ición de armisticio
general tanto en Venezuela como en Cundinamarca.
"Mi intención ha sido siempre que el armisticio sea general;
pero para terminarlo e indispen able que V. E. apresure la llegada
de los negociadores que había escogido, ó que nombre otros, por
causa de su demora. Me parece conveniente que vuestros comisionados
estén acompañados de oficiales autorizados por\,... E. para
recorrer con mis ayudantes lo paí es amigos y enemigos, para
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~oietin ~JH(itat: be lación blanca, vio-o-rosa,
de co tumbr patriarcale y nteram · nte con agrada á la
tareas agrícola·, atPnta con lo f ra t ro , llena d re petuo o cariño
hacia u buen Cura, uien o ti ne una cuela n que diez
niños apr nden la primera. letra · e n mejor éxilo qu n otra ,
má llenas de vano aparat qu del verdad ro píritu d enseñanza.
Para raduar la b Jnda<.l moral ele 1 betuliano , astará
saber que n lo último d-..~ mese (d Mayo de 1 49 á .. layo de
1850) hubo dieci éi matrimonio. y e nta y tr nacimiento ,
de los cuale sólo cinco il
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo II N. 13", -:-, 1901. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691138/), el día 2025-06-27.
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