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~66 Bolet{tt Jl,fZ:/itar
DECRETO NUMERO 605 DE I90I
(27 DE MAYO)
sobre honores á la memoria del Sr. General MANUEL CA~ADIANCA
EJ Viceprcsülenü de la República, encargado del Poder Ejecuiz'vo.,
CONSIDERANDO
1.0 Que hoy ha fallecido en esta ciudad el Sr. General MA-
111JEL CASABIANCA ;
2.0 Que tan eminente ciudadano estuvo consagrado desde su
juventud á la defensa de los principios que forman la base y el espíritu
de las actuales instituciones ;
3. 0 Que en todas nuestras desgraciadas guerras civiles, á partir
<.le 1 86o, el Gt:neral CASABIAl'CA sirvió con decisión, pericia y
bravura singulares, y alcanzó en 1885 el más alto grado de la carrera
militar;
4.0 Que en la presente contienda prc ·t6 al Gobierno importantes
y señalados sen·icio ·, t:ntt·e los cuales se recu •rda de un
modo especial •1 haber . al vado, mecliant . . u prestigio, granel
energía, p e rs .ve rancia y acti\"idacl, los r e stos del Ejército vencido
en Peralou.so .;
5. 0 Que el General C.~ SABLA .'cA 'l es "mpcñó cargos imp rtantcs,
e mo los d Gobernador d 1 J) partamento d e l Tolima, n
distintas épocas, l\1inistro de G bi .rno y Guerra, Enviado .. xtraordinario
y ~1inistro Plenipotenciado en Alemania, exhibiendo en
ellos gran patriotismo, inteligencia y consagración ; y
6.0 Que recicnt mente de empeñó con acierto, cerca del Gobierno
de los Estado Unidos d... V nezuela, una comisión importante
y delicada,
DECRETA
Art. I . 0 El Gobierno lamenta profundamente el fallecimiento
del Sr. General MANUlU. CAS:ABIA1.CA, da público testimonio de gratitud
por los servicios que presl6 á la Patria tan eximio ciudadano,
y recomienda · u memoria al respeto y veneración de los colombianos.
Art. 2.0 Todo los miembros del Ejército llevarán luto por el
término de diez días, y se tributarán al finado en toda la República
los demá.s honores que, conforme al Código Militar, corresponden
á los Generales en Jefe en ejt:rcicio de sus funciones.
Art. 3. 0 Las exequias del General CASABIANCA, que han de hacerce
con la mayor solemnidad posible, serán costeadas por el Tesoro
público, y concurrirán á ellas el Ejército y las Corporaciones
y empleados públicos residentes en la capital.
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lio/et{u 31 i!itar 667
' Art. 4.0 Un ejemplar de este Decreto será presentado, por
medio de una comistón especial del Ministerio de Guerra, á la señora
viuda y á los hijos del ilustre difunto.
Publíquese.
Dado en Bogotá, á 27 de Mayo de 1901.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Gobierno, GuiLLERMO QUINTERo C.-El Ministro
de Relaciones Exteriores, ANTONIO JosÉ ORIBE-El Ministro de
Instrucción Pública, encargado del Despacho de Hacienda, 11IGUF.L
ABADÍA MÉNDEz-El Ministro de Guerra, RAllÓN GoNz.ÁLEZ VALENCIA-
El Ministro del Tesoro, ENRIQUX REsTaEPO GAR.dA.
PROPOSICIÓN
APROBADA POR UNANIMIDAD Y.N LA SKSIÓN D:K HOY
.El Co11sejo d1 EsladCJ
CONSIDERANDO
r .0 Que en el día de hoy falleció en esta ciudad el benemérito
G neral D. MANUEL CASABIANCA;
2. 0 Que el General CASABIANCA prestó á la Patria trascendentales
servicios, lidiando en los campos de batalla con heroico brío
é indomable constancia en defensa de los principios fundamentales
del ordt"!n social ;
3. 0 Que la memorable campaña del Norte, cuya decisión
tuvo lugar en la jorn.:tda de Palo1legr(), fue dirigida en gran parte
por él, con un tino y firmeza propio del patriotismo elevado al
~rado heroico ; y
4.0 Que no sólo en lo militar, ·ino también en lo civil, sirvi6
con decisión y eficacia á u Patria,
llKSUF.LVR
El Consejo lamenta el fallecimiento del egregio caudillo General
D. MA~UEL CAsABIANCA, y lo considera como una pérdida
irreparable para la República.
En señal de duelo el Consejo levanta su sesión ordinaria del
presente día.
El Consejo asistirá en Corporación á los funerales del ilustre
finado ; y copia de esta proposición será enviada á Ja señora viuda
del distinguido Genera] CASABIANCA.
Bogotá, Mayo 27 de 19e morir toda pa ión que nos haga indignos del
héroe, y todos los corazones deben retemplat-se en los sentimientos
de amor y d concordia, de constancia, desinterés y abn gación
que han de conducirnos al pronto tét-mino de la obra en que
rindió su vida inmaculada.
IIOJ\'ORES AL GENE??AL CASABIA1V~CA
Señores:
Vengo en representación del Gobierno Nacional á manife~'tar
su profundo pesar por el fallecimiento del Sr. General M.a. 'UEL
CAsABIANCA, á dar el último adiós á. sus restos mortales á la puerta
del campo santo, á echar un puñado de tierra sobre su tumba.
La vieja aliada del General CASABIANCA, la muerte : que reT016
en su torno sin rozarlo siquiera con sus alas ; cuyo hálito helado
sintió tantas veces junto á sí sin emociones ni estremecimientos;
á quien desafió en peligros sin cuento; con quien jugó desde
la adolescencia; su compañera y su amiga en cien campos de batall.
a,-vino ayer á visitarlo á sordas, sigilosa y traidora, sin 1 he-
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.Boletfn Milita1' 6¡r
raldo del dolor y de la lenta agonía, sin el aparato que la circunda
en la pelea, sin su cortejo de estruendos y resplandores 1
Estas mismas paredes enlutadas, los muros del recinto de los
que fue1·on, esta misma cruz solitaria y sencilla, vieron apiñada
aquí mismo la muchedumbre para honrar la memoria de Próspero
Pinzón; aún resuenan los ámbitos con las palabras pronunciadas
en alabanza suya. Y hoy vol vemos, atraídos otra vez por un
inmenso duelo, congregados por el dolor, á acompañar á. CASABIA
" ·cA á u última morada!
A.mbo , Pinzón y CASABI.\; 'CA, fueron soldados y mantenedores
de la Causa conservadora; en ella y para ella vivieron ; ella
hizo palpitar sus corazoues con fuego inextinguible ; templó sus
alma · y f 1 ac .. ro de sus espadas; fue su esperanza y su fe; por
ella lucharon sin tregua par·a levantarla si caída ó para mantenerla
si triunfant '.
El ánimo se amedrenta, e entristece y se angustia al contemplar
los poderosos brazos inertes, mudos para siempre esos dos
generosos corazone , divorciados del vigoroso puño los aceros, encerradas
sas energías en la bre ·edad del sepulcro!
P ro causa· como las que sostuvieron los héroes que acal:io
de mencionar, no mueren ! Tales causas son tanto más grandes
cuanto s meno¡· el número de sus defensores en los tiempos en
u e vi \'ieron ; u memoria despertará el sentimiento de la patria
allí donde dormita y lo hará resucitar doncle está muerto.
El principio conservador que gui6 á los pueblos de Hispanoamérica
después dt.: u emancipación, está hoy borrado de todas
la con tituciones, arroj do del solio, proscrito, Yilipendiado y escarnecido
ele c. ·tremo á e. ·tremo por la extensión del continente.
'ólo aquí en · ·te rincón de tierra, por tantos títulos glorioso y desgraciado,
paree haberse r fugiad y vivir con vida poderosa é
inten a. li- bi ·rno no per ~ eguidor sino amigo de la Iglesia deJesucrist
, aunad. con ella para fundar la libertad en el orden, sólo
hay uno, el Gobierno de Colombia.
C6m y por qué puso Dios sus ojos en este lugar repuesto
donde apenas llegan las ondas del movimiento universal; donde
los ecos ele la civilización se amortiguan y se pierden en la distancia
y en el tiempo; por qué d_epositó aquí la semilla y la hizo germinar
y florecer, y la guardó de los vendavales y tempestades en
que en otras partes naufragó, eso lo sabe la Omnisapiencia Divina.
Pero no puedo dejar de dar expansión en este momento á una
idea que me sugiere la magnitud de la lucha suscitada por el
triunfo del principio conservador, de los esfuerzos gigantescos, de
las hazañas inverosímiles, consumadas para que no sucumba, para
que, antes bien, prospere, crezca y se engrandezca en la Patria
colombiana:
Que así como de su suelo partieron gran número de conquistadores
españoles á 11evar á cabo el descubrimiento y la conquista
del Nuevo Mundo, y más tarde saltó de aquí la chispa, surgió la
luz y brotó el fuego de la libertad que redimió la América,-as{
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B olet{, !Vlztt.ta~
Señores:
Ocupo esta tribuna por designación de la Comandancia en
jefe del Ejército, y habla á nombre de éste el más oscuro soldado
de la República, y por raro contraste, es ante los restos mortales
de uno de nuestros más egregios Capitanes.
ería inútil tarea la d hacer el recuento de los grandes merecimientos,
de las grandes virtudes, de las hazañas militares que
nos dt ja en su hoja de servicios el General M ..... ·u EL CA sABIA. ·cA; él
declicl.S su lat·ga vida, sin restricción alguna, al bervicio del país, ya
que quien sostiene y defiende las sagradas doctrinas que informan
'1 verdadero credo conservador, no solamente trabaja por el bien
de un partido, sino por el de la patria colombiana, cuya exi tencia,
honra y poderío, están . vinculados al predominio de esos grandes
ideal s.
¿,Qué colombiano ignora que en el campo inmortal de Garrapata,
en 1876, fue CASADIA.rcA el asombro de un Ejército de valientes
? En esa jornada nuestro dos grandes partidos se di putaron
palmo á palmo el terreno, y palmo á palmo la victoria, y CAsABIA.
CA, al lado de uno de los más viejos caudillo del Partido Conservador,
descolló por u arrojo sin irrual, por su pericia y por los
movirni "ntos stt·atégicos que concibió y llevó :1. cabo en aquella
batalla.
Y J famoso ~'"uerrillero de Gua ca, 1 laur aclo en Garrapata,
vuelve á aparecer en el glorio o campo de Cog-ote , br~vo
entre lo bravos, arrollando al enemiCYo, v nciéndolo, en lucha
ranca y leal, para darle luégo el abrazo de perdón. A í ra CAAUlA
' .\; terrible con la espada en la mano, uando . eñalaba con
t..:lla ~t .,u soldados la trinchera que d bfan tomar: gener o y be-nigno,
todo corazón cuandó 1 vencido d mandaba pr t cción y
amparo.
E propiedad de las almas fuertes, de e as almas pri\'ilcgiadas
cr ada. para la lucha, que ante nada retroceden uando buscan
el triunfo de su fe y de su credo, el perdonar con la misma
val ntía con que atacan, ajenas al rencor y reñidas lernamente
con el odio.
1-fano providencial desbarató las aguerridas huest .s que lucharon
en Pt:1·alonso, en defensti de la Constitución de 1886, y
aquel toque de retirada que infundió el pánico en un b.jército formado
para la victot·ia, fue el toque de a vanee para la masa del
Partido Conservador, que ya se había ofreci<.lo en holocausto, por
amor á las instituciones pero sin esperanza en el triunfo positivo
de las doctrinas que la llevaban al sacrificio. Fue allí, en aquella
escena de horror, donde la figura de C SABIA. "CA se destacÓ heroica
y salvó al país de una ruina cierta, que naturalmente se desprendía
del aniquilamiento casi total de nuestro Ejército.
Mientras en Peralonso se consuma el desastre, CASABIJ\NCA, rodeado
de un grupo de valientes, resiste en El Caz'mzlo todo el empuje
de la revolución victoriosa; vuela luégo á Pamplona, reúne
los dispersos batallones, les comunica su ardor, su entusiasmo, su
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6¡4 Bo/etfn Militar
fe, y despué en Soatá organiza ese invencible Ejército que con
Pinzón á la cabeza en la hecatombe de Palonegro, dio o-olpe moítal
al viejo y tenaz enemigo del orden en Colombia.
En sínt<::sis: la vida pública del General l\1A~·uEL CAsABL\. CA
constituirá brillante página en nuestra Hi toria Patria ; en esa
vida, como en todo lo humano, puede echarse de menos la perfección,
pero hay que convenir, porque los hechos a í lo demuestran,
en que hemos perdido un consen·ador sin tacha, un ~;·ran corazón
y un patriota eminente.
· Soldados ! Pinzón y CASABIA. ·cA. vuestros amigos en lo~ campamentos,
los que os acostumbraron á vencer ó á mori1· n dt~fcnsa
de la Religión y de la Patria, han caído como buenos, después de
haberlo sacrificado todo en aras de la República. cri ·tia na. Vosotros
tenéis por fuerza que ser imitadores de sus grandes virtude~,
de su lealtad y de su amor á la causa santa que estáis llamados á
defender en todo tiempo.
Llore el ~jército Nacional sobre estas dos tumba sagradas,
que esas lágrima , tributo de gratitud y de re peto, tcmplad.n las
voluntades de lo. encargados de velar por el reposo público.
NOCIONES DE CEO&'RAPIA fi!ILITAR
JUAN FRANcisco Po:AoA
General de División
'l'EORIA DEl. 7 lt:Rl~ENO
Lagi:>s-Lagunas
El nombre de lago se aplica genéricamente á todas las pequeñas
acumulaciones de agua que existen en la superficie seca del
globo; pero no se puede definir con mucha precisión la palabra,
porque hay gran diferencia entre ]os objetos qu suelen reunirse
bajo esta denominación.
El agua de fuentes ó lluvias, la que pt~ovicne del derretimiento
de ]as nieves, no siempre forma arro_yos 6 dos: suele á veces reunirse
en pequeñas ca vi dad es sin salida, formando charras; p ro en
rigor esta voz indica pequeño depósito, hoyo, más bien, que e seca
y se llena alternativamente; que las lluvias solas alimentan, y que,
por lo tanto, está sometido directamente á la influencia de las estaciones.
Una charca, por pequeña que sea, desde el momento en
que e~tá alimentada de una manera continua por unafuenle, debe
tomar ya el nombre de lago 6 laguna ..
A veces, sin embargo, un lago sólo es el ensanche del lec/lO 6
euema de un río, que entra por un lado y sale por otro. Cuando
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Bolet{n Mi!t.tar 675
hay un dique artificial, se llama estanque. Si en lugar de tener orz1las
bien limitadas, el agua se extiende sobre una ancha superficie,
que apenas cubre, forma, como se ha dicho, un pantano.
Los lagos son muy comunes en ciertos países y se encuentran
en toda especie de terrenos. Unas veces ocupan depresiones en medio
de las lla1luras, otras en las cordz1leras desde la base hasta poca
distancia de la cumbre: como si las montañas al levantarse hubieran
dejado vacíos al pie. También se encuentran en los altos
valles, formando en general depresiones que un río llena saliendo
por el otro lado, como el lago de Ginebra. Los que están precisamente
en las altas cumbres son siempre pequeños y más bien charcas
6 lagunas de agua pura, que resultan del derretimiento de las
nieves, ó de la cercanía de las 1zeveras y lueleras.
Según el diferente modo de "alimentarse," Jos lagos podrían
dividirse en cuatro clases :
1 .a Aquellos en que entra y sale un río. Son los más numerosos
y extensos, y or-dinariamente se encuentran en los valles ó llanuras
cercanos á grandes cordi11eras, cümo el citado de Ginebra,
atrave ado por el Ródano. A veces se ensanchan alternativamer,te
y se estrechan formando varios dep(ísz'tos 6 cuencas escalonadas, como
el de Lucerna cruzado por el Reuss, que tiene tres. En los Alpes,
los de Brienz, Thoun, Constanza, etc. En América los grandes
lagos Superior, Hurón, Erie y Ontario, parecen no ser otra cosa
que las cuencas sucesivas del ancho valle por donde corre el río
an Lorenzo.
2.a Lagos que producen ríos sin recibirlos. Quizá los alimenten
canales subterráneos 6 fuuzlls ocultas y cuando son profundos,
puede que les suceda lo que en el sondeo de pozos artesianos, cuando
s llega á la capa que se opone á la alida del agua; es decir, que
en ciertos casos pueden considerarse como · ~rdad ros pozos artesianos,
muy en anchados por arriba, y r cibiendo por el fondo el
agua que e filtra de terrenos más elevados. Hay vanos en Europa:
el que da en Rusia nacimiento al Volg-a, algunos pequeños en
los Pirineos y sobre todo los Ojos del Guadiana.
3-a Los que reciben un río sin que salga otro. Lo cual puede
suceder, 6 porque las aguas se pierdan por conductos subterráneos,
6 porque la evaporación compense las que van entrando, 6 probablemente
pol- ambas cau'las á la vez. Los mares Muerto y Caspio
son ejemplo.
4·a Lagos en que no entra· ni sale río alguno. Son pocos y
pequeños, producidos generalmente por cráteres de volca1us apagados,
en que se conserva el agua. Algunos hay en Francia, también
en Portugal cerca de Coímbra, etc.
Respecto á la composición de sus aguas, los lagos admiten dos
divisiones: los de agua dulce y los salados. La de los primeros es sumamente
limpia y pura, porque deposita las materias que tiene en ·
suspensión, y adquiere por lo tanto gran trasparencia. El agua de
los lagos salados tiene próximamente la misma composidón que la
del mar, aunque muchos de ellos contienen otras materias. Un hecho
singular se observa en Siberia, al Norte del Mar Caspio, y es
la mezcla de p~queños lagos de agua dulce con etros salados.
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Boletin Militar
Ríos de tercer orden.-Arroyos, riachuelos, torrentes. Afluentes
de los de segundo, cortos, estrechos, in afluentes suyos, que
deban en rigor llamarse arroyos, sino hilos de agua; que puedan
vadearse, atravesar e por un tablón, ó saltarse, quedando secos en
verano.
Arroyo ~s el agua de un manantial que se ha ca va do un lecho
de pequeñas dimensione en longitud, anchura y profundidad, y
que corre con más ó menos rapidez. Si la pendiente es fuerte, si el
arroyo, generalmente seco, no es alimentado sino de cuando en
cuando por las lluvias ó el derretimiento de las nieves, toma el
nombre de torrente; si cae de un lugar elevado, el de cascada; si
un obstáculo viene á detener sus aguas, que se acumulan ó rebalc:
an, 1 de lago: p~ro i el terreno en que se estancan e plano y
.· in pendí nte, el de panla11o, lrampal, lrenudal, atolladero, lodazal.
Los autores e empeñan en buscar ignos y caracteres diferencial
e s entre los torrentes y los dos. 1'o1Tetde es aquel que no
corr e en gran cantidad sino durante la tempestades y aguaceros,
con crecidas súbitas y violentas, cuyo lecho profundo, quebrado,
sin .. w so , con pendiente ¡¡~regular y sujeto á continuas variaciones,
for m ·\. n las montañas un perfil de curva más bien convexa que
có1 cant, y lle,sado al pie s e tablece sobre un plano más ó menos
in cli nado , p e ro siempre con mayor pendiente que el río á que afluye.
l.a grava ó cascajo del lornn/c lo componen sólo piedras esqu
inadas ó ancrulo a , tal corno d scienden de la montaña. Los estrag
·os que lo torren/es ca u · an, dependen mucho de la onenladótt
de la montaña en que nac n y de la pequeñas cuencas que los
r f! c o ·en, Entre lo · d la mi ma capacidad y pendiente, la que
tenga u par d pu tas á la dit· cción d los vientos lluvio o ,
d eten drá la. nulJe , la o bligará á ~.;ondcn ·a1.. , r cibirá grande
eh basc os ó a n~nidas, mientras n la tra _ ólo habrá lluvia re )·ula
J·e y prolon~aclas. El üclw el un torrent al pie de la montaña
tiene grandes alt rnativas: St.: eleva, i la cr..,cida · corta; se r -
ba j a 'si e · larga. El ltcho de arena, que luégo deja en seco, es lo
qu e llama rambla. El Dicci nario de la Acad nía llama también
/orr~nlera á la quebrada ó hendidura, en terreno pendiente,
ca . ada po:· la acumulación y avenidas de las aguas llovedizas.
To ·rentero <Í la rambla, ramtlJzo, ramblizo, es decir, á la arena que
amontonan 1 - forren/es. Raudal á la copia de agua que corre arreba
adarnente, de! adjetivo raudo, rápido, violent , precipitado.
Regala, regalo, rzera, dgola, es el límite extremo en pequeñez de
arrqyo ó forren/t.
Bajo la denominación genérica de río, se comprende el agua
que "corre en todo tiempo," procedente de fuetzles 6 manatzüales
perennts, cuyo volumen, más 6 menos considerable, aumenta con
las crecidas; pero tiene bastante duración para dar al lecho una
pendiente reglada, un régimen 6 estado sensiblemente regular. La
pendiente siempre es mucho menor que en el torren/e. EJ lecho conserva
próximamente la misma altura, por larga que sea la crecida,
y no e eleva sino ensanchándose. Los guijarros también son más
pulidos y redondeados por el movimiento y la rotación.
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BtJiet{n Militar
Pero varios torrentes reunidos no forman desde luego un rlo.
Hay un estado intermedio, que puede extenderse muchas leguas,
en que la corriente participa de los caracteres de río y de torrenlt,
según se aleja ó se acerca á uno ó otro.
En esta materia el cálculo matemático es insuficiente, ó más
bien, inútil. Con reducir las corrientes á una fórmula general se
logra tener ríos puramente convencionales, porque es difícil. si no
imposible, hacer entrar en ecuación causas, accidentes y obstáculos
de tan caprichGsa variedad.
Se ve, pues, que ningún río de España cumple con las principales
condiciones impuestas á los de primer orden, y que nos podemos
pasar, por consiguiente, sin palabra propia y exclusiva que lo
designe. Podríamos sin inconveniente empezar por los de segundo;
pero lo más cuerdo parece dejarse de órdetres teóricos y arbitrarios,
y llamar prz1zcipalts, sin distinción si se quiere, á los cinco que positivamente
lo son, dejando en la masa de secundarios ó subalternos
á todos los demás. La falta significativa de vocablo, que acabamos
de señalar, está compensada con la sobra que hay para
expresar estos últimos, por ejemplo: riachuelo, arroyo, arroyuelo,
torrente, torrentera, rambla, riera, regato, etc.
Dice Ritter en su Geografía: "Querer ordenar las diferentes
denominaciones que en cada parte tienen las corrzentes de agua, es
tan inútil como la nomenclatura geográfica de los chinos, en la
que los pueblos y provincias tienen nombres particulares según su
magnitud ...... "; y adelante dice : " Lo que es arroyo para unos,
puede ser gran río (fteuve, Strom) para otros; asf, lo mejor es
dividirlos en 1 .•, 2.• y 3 ... clase."
Lo mejot·, positivamente, es r nunciar á tales divisiones, y la
raz"' n la da 1 mismo Ritter en el !iguiente ejemplo. El pec¡ucño
Issar, n Baviera, e tá alimentado nada menos que por 136 lago5
y 1.293 riachuelos afluentes, que corren en 103 lechos ó cuencas.
El Issar es por Junto uno de los 34 afluentes del Danubio, que no
es de los dos más grandes de la ti rra.
En contra te con el Issar, simple rivtere ó de ~cgundo orden,
podemos citar el Guadiana, uno de los cinco jltuves, ríos principales
ó de primer orden de España. La. longitud del curso tampoco
puede servir de norma: mientras el Ebro tiene de largo 780 kilómetros
y el Duero 810, el Volga tiene 3,340 y el Misisipí 6,sgo.
Quede, pues, sentado que toda corriente dt agua es río, siempre
que en el país por donde pasa la llamen así, con razón ó sin ella.
Allanada esta dificultad, pasemos á considerar los elementos
principales y constitutivos, y los importantes acddentes de un río.
El agua que mana de las fuentes, y la que resbala inmediatamente
sobre el suelo por su propio peso, obedecen á la ley de gravedad
y siguen las pe1ldientes del terreno. La línea de unión de dos
pendienüs opuestas determina el cauce que siguen estas aguas para
forrnar los arroyos, lorrentes 6 rfos: de modo que el agua, de lluvia
6 de manantial, que cae sobre las montañas, viene, después de una
multitud de circuitos y ramificaciones, á reunirse en la vasta cuenca
del Océano, receptáculo ó reservatorio común, desde el cual se
e?apora para circular de nuevo--Con/Üzi!ÚJ.
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68o Boletin A1t"lz'tar
tillería, sino que se limitaron á proseguir el fuego de fusilería, á
pesar de qu e los cañones ingleses llegaron á situarse hasta á 1, lOO
metros de las trincheras boers.
Aquí, como antes en Belmont, la infantería ingle a atacó las
posiciones enemigas "en formación de parada," llegando algún
Batallón, como el de Scots Guards, á ir al asalto á los acordes de
su mú ica. Aquí, como en todos los demás combates librados al ir
en socorro de Kimberley, y sobre el Tugela, los republi canos hicieron
escaso consumo de municiones } se limitaron de de us triodieras
á aprovechar bien los disparos, no tirando sino cuando los
blancos (:.ran seguros.
Como los Boers han luchado siempre en núm ·ro inf rior al
de Jos Ingleses, y como carecen de l<:1 organización táctica de los
ejércitos regular "S, desde e l comienzo d e la guerra han llevado el
má.·i mum de su fu rza combatiente á la línea de fuego. El a vanee
y colocación de sus resc.;r\'as nunca fue probl ma para los aliado ,
porque jamá las tuYieron en cantidad y condiciones, dado que no
puede considerarse como res rva la fuerza de tiradores apostada
en una po ición de retaguardia ó de flanco para prot ger la retirada,
ca o necesat·io, de la Yanguardia ó causar mayor daño á las
fuerzas asaltante . l or esta razón no fueron mayores los fracasos
e 1 1ethuen y de Buller: si en l\1ager fonlein Cronjt~ tiene núcl ú
de r fr co, n 1 tomar la. ofen ·iva su ala der cha y deshac r á los
Higlhancler ha ta desl andarlo ' , hubiese atacado con may r . n rgía
y más á fondo, ha ~ la cortar su línea de r "tirada. al 'ampam nto
dd l\1od ler. Lo pt·or io d e decirse de • pion-1"· p y de V nlKrantz;
á isponer de fuerza en número y condicion para coronar
1 tdunf táctic m diant · una p rsecución ní¡ ida y · t nida7
¿ cóm la hubi .ran de_apro\' chad l hombres u tan s ñaladas
pru as de peri ia y de valor habían dado?
Por la ma tría y ser nidad de los o t· en el man jo d J
fusil, su infantería, como fuer7..a de tirador .s, es difí d que t nga
rival. Lo de infant ría montada no parece poder aplicár le más
ue n cuanto á utilümr el caballo die tramen te como m di d"
tran porte. P r 1 demás, ni ha utilizado el arma blanca ni se ha
,~en·ido de una ma a de caballos para realizar funciones tácticas.
Es difícil que la infantería de un ejército regular adquiera
nunca las facultades que muestran los Boers; sobre su agilidad y
destreza en el manejo del fusil y del caballo, hay que contar con
la condición de este. último .. abido es que el po11ey no se mueve
del sitio donde le deja su dueño hasta que éste le llama; que trepa
por peñascos y vericuetos, por escabrosos que sean; que galopa
por ellos con increíble velocidad; qu ·, en suma, es sobrio y resi ·ten
te como pocos de su especie.
Hé aquí el por qué lc.s Ingleses, al organizar fuertes núcleo
de infantería montada á lo boers, lo que han conseguido es aumentar
las fuerzas de su caballería con contingentes de mediana
calidad, pero sin alcanzar el dtsz'deralum de los aliados, porque ni
el soldado inglés es buen tirador, ni conoce aquel suelo, ni el caballo
que se le daba podía competir con el pon~''· En ocasiones,
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Bolett1! !14thtar 68r
Abraham-Kt·aals por ejemplo, mejor que un auxiliar, fue la infantería
montada inglesa un estorbo para la pelea, pues los hombres.
carecían de destreza para mover el ganado y no lo podían abandonar
porque huía. En cambio, en el avance hacia Bloemf0ntein
Pretoria, de Lord Roberts, esta misma infantería montada, cooperando
con la caballería, contribuyó al éxito de las operaciones,
porque cn\·olvía las alas de Jos aliados y aun amagaba su linea de
retirada.
Lo que esencialmente se destaca en esta campaña es el valer
individual del aliado; en el tiro, en el manejo del caballo, en el
aprovechamiento del terreno, lo mismo para el combate que para
la Yida de la campaña; en esto estriba su superioridad sobre el
eón inglés y sobre cualquiera otro que por naturaleza no pudiera
.oponérsele en aquel suelo.
Un cdtico. militar alemán, bien discreto ciertamente, cotejando
1 modo de evolucionar de los Bocrs con el pesado y apelmazado
e los inglese., dice: " Los Boers demuestran ser verdaderos
ntaestro en el at~te de aprovecharse de los accidentes del terreno;
no avanzan ni se mueven agrupándose, sino que mientras cargan
u fusil, ·e arrast¡·an sobre el vientre ...... "
De este modo, y gracias á su ma strfa en saber aprovechar
¡,ls quiebras del terreno, realizaron la hazaña de Spion-Kop en
nero de 1900. Durante la noche, muchas fuerzas de infantería
inglesas lorrraron trepar por entre los peñascos del monte, y fa vort..!
cidas por la niebla de la madrugada, cayeron por sorpresa sobre
la débil guardia boer, que casi en totalidad fue hecha prisionera.
Los que escapar n JI varon la nueva á Joubert, quien comisionó al
eneral Luis B tha para que recup ~rase la posición. E te, merced
á su o·ran pof ularidad entre los B er , escogió 500 hombres de los
Comando de Carolina, Lydemburg, Heidelberg y vVrede,que unas
v .ce~ saltando, corriendo otras, arrastrándose las más, lograron
llegar á la me cta, si no en totalídad, en su mayoría y süt dejar de
hczcer .fuego ni tm solo tnslanle, y despreciando el nutrido fuego
d' los Ingl eses. Los B ers, die ' un t stigo de los hechos, cazaban
.á su· enemigos como á las fieras en el bosque : ¡ no erraban un
tit·o, no se perdía un . ole cat·tucho 1 Para arrojar á los Ingleses de
la meseta, donde ya se habían atrincherado, los republicanos ocuparon
un kopje ele la parte 01·iental, de de el cual enfilaban Jas
trincheras ingk as, las que bien pronto quedaron sin defensores.
En una de ellas se encontraron 6o cadáveres de soldados ingleses.
Los fusileros de Dublín quisieron arrojar á los Boers, que tántos
estragos causaban con su fuego ; con verdadero heroísmo se lanzaron
á la bayoneta sobre la posición, pero en su mayoría cayeron
revolcándose entre las breñas, y el restv emprendió la retirada,
.4c única salvación posible ante la certera puntería de los tiradores
hoers ...... " A las dos de la tarde se vio que en una parte de las
trincheras inglesas se elevaba una bandera blanca. El Capitán
Freeth se rendía con 17 5 hombres, único resto de los tiradores del
Batallón de Lancashire y único ofidal que no estaba herido de cuantos
formaban parte de él durante aquella mañana.
TOllO 1-44
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Reconocida la posición, se vio por mil señales el den·oche de
municiones efectuado por los ingleses: cananas y bolsas llenas de
cartuchos; multitud de proyectiles Lee-Metfort aplastados al pie
de las rocas; cartuchos sueltos y desparramados por los parapetos;
en algunas trincheras montones de casquillos. Y sin embargo,
los Boers sólo tuvieron en aquel rudo ataque 51 muertos y 29
heridos, 6 sea la sexta parte de bajas d e su fuerza, m ientras que
enterraron 6o8 cadáveres ingl e s e s, los q u e unidos á los h e ridos
que retiraron, arrojaban más d e la mi tad d e b ajas d e la f ue r za
total, número e spantable verdaderame nte , y que m e jor que ning ún
razonami e nto pregona la habilidad e n e l ti ro y e n e l c o mba t e de
los aliados, así como s u pasmoso d o m inio d e la it uac ió n.
Ace r c a d e e s t o, bie n s e r á d ecir que l os comandos permanecen
echado s ú oc ultos en s us atrin c h et·amientos í nterin los i n g leses
cañoP.e a n sus posicion es : c u a ndo la infantería, luego d e prepar ado
el ataque por la a r ti llería , a vanza, s cuand se colocan sobre el
parapeto, p oniendo entonces lodos sus fusdtJ y disparando con
gran r eposo.
L os reveses primeros ad virtiet·on en ci ·rto rnocJo á los General
s ingleses la manera de emplear la infantería.
Los ataques en orcJen ele parada fu ron ustituí 1os p r ott·os
en líneas de tiradores; mas e m ésta· avanzaban . in ¡.>rot ... cción
recípt·oca, resultaba que los Boet· sp 1·ab~n para hac r su. fuegos
cuando los asaltantes s ponían ")n ma1·cha, o ultándose cu .. ndo la
infa n tería inglesa se echa a para hac r alguna. d cargas. Como
es natUI·a1, !>i el ataqu ~ e iniciaba de d o á I ,2 o m tro por
avances sucesivos de 25 á 40 metros ·uando l atacant · llevaban
recorridos 6oo metr s 1 número d bajas era enorm , y por
lo c o mún había que reforzar mucho la lín a de ataque para lograr
el é xi to. Por punto general, l os Bo r sólo vacuaban sus po iciones
c uando veían envueltas sus alas por la. fuerzas montadas .
D e todas suertes, la difer ~ncia esencial y característica de
las d o s i nfanterías, á juzcrar por los datos que ya conocem os, e striba
en la d eficien te i nstrucción en el tiro u '1 soldado inglé~, e n
su torpeza p a r a a provech a r la s d esigualdades del te rreno y e n la
soberbia é ig nor anc ia d e s u · o fi c ia les, que j Q. más b u scan e 1 m e dio
de ahorrar sang re pre cios a , ni sabe n hac r b u e n uso d e l e leme nto
terreno, ni pu e d e n tampoc o, justo e· d ecirlo, hacer milagros con
la rigide z d e los princ ipio tácticos á q u e se c iñ e n los movimie ntos
de la infante ría.
Frente á e sto está la destreza individual d e l boe r, lo mismo
en el tiro que en la posición, que e n e l m a nejo de su caballo.
Tan decisiva es y tan superior tal iniciativa personal del aliado,
que por ella ha compensado (sic) su flaca disciplina y la ausencia
de toda formación orgánica, base de evoluciones que conducen á
decisivos efectos en el campo de batalla.-X.
(De la R111isla Tl&nKa d~ Infatlürla y Caóalkrla, de Madrid).
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PR.JNCJPJOS GENERALES DE ESJJ?ATEG.JA
Y DE TACTICA EN LAS PEQUERAS GUERRA!>
JIOT el Mayor C. E. Call well, del Ejército inglés
TR.ADUCCI6N D~ ISIDORO LAV.ER.Dlt Al/.AYA -Gc,t/imia
CAPITULO XX
SORPRESAS, RECOGIDAS ' E KBOSCADAS
Es preciso tener mucho cuidado para no a visar al enemigo,
por medio de descargas prematm·as, que debe estar en guardia.
Por regla general los fusiles no deberán cargarse sino á última
hora. Un soldado poco cuidadoso puede frustrar los cálculos más
hábiles, descargando u fusil por inadvertencia. Cuando la marcha
nocturna de Sir F. Rob rts para sol-prender el flanco de los
Afganes sobre el Peiwar Kotal, dos soldado indígenas descargaron
traicloramentc sus arma ·, á fin de acly rlir al enemigo del ataque
que e intentaba fit.
"Y había escogido al 29. 0 PunjaL de Infantería para marchn.
r ' la cabeza, teniendo en cuenta la gran reputación del Coronel
Juan Gordon, que mandaba stc r gimiente, cuyo comportamient
había sido iempre excelente. Pero al reunirme á él en
el camino, mis sospechas se d. pcrtaron por 1 desorden que reinaba
en las fila. , y llamé la atención de Go.rdon hacia e to. Y
penas acababa de hablarle, cuando un di paro sali6 de una de
las compañía. de Pathans, y :í ese disparo sio-uieron otros de otra
com¡ aiHa. Las compañías Sikh del r ·gimicnto e. trecharon al punto
sus fila., y 1 ordenanza de Gor on le avisó por lo bajo qu los
Pathans traicionaban.
u qu ·1 fue un momento de grande ansiedad, porque era imposible
r conocer á qué distancia nos encontrábamos del pingawi
KotaJ, é igualmente Jo era el descubrir á Jos culpables sin retardar
la marcha, y esto yo no quería q•1e sucediese. Por esto, aun cuando
contrariado al tener que tomar medidas que debían probablemente
disminuír el crédito de un regimiento cuyas tradicione eran
tan admirables, resolví cambiar la orden de marcha, enviando á
la cabe7..a una compañía del 72. 0 Highlanders y del 5. 0 Gurkhes:
previne, además, al Teniente Coronel Brownlow, que mandaba el
72. 0
, vigilase á los Pathans con las tres compañías que le quedaban,
porque yo apreciaba que nuestra tentativa había sido del
todo arriesgada por los Pathans y que toda vacilación sería una
falta. En efecto, si á merced de la noche no podíamos llegar al
Kotal, el movimiento envolvente podía terminarse por un desas-tre
...... '' t
• Véanse las Expediciones inrlua.t m .A3itz, pág. 14J8.
t Pwl•_jlffu yeaf'J ;., ltulia, by the field-aarshall Lord Roberts, pá&. 35
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VI. .Es comunienle, en lo posible, lanzar al enemigo Iras una falsa
pista-Cuando se trata de una sorpresa, es siempre de desear el
lanzar al enemigo, por todos Jos medios imaginables, tras una falsa
pista. De varios modos se puede lograr esto. El enemigo se engañará
con frecuencia con los fuegos del vivac que se dejen encendidos
por la noche, ó bien las tropas destinadas tomarán unfalsa
dirección. No hay empresa que se preste más que una sora
presa, para emplear ardides y astucias. Y lo mismo e.s para las
guerrillas que las tropas regulares encuentran en las campañas
como las de la Vendée, de la Península y de la Polonia. Lo mismo
en Argelia, en el Cáucaso, en Nueva Zelandia, en Achín y en
otros teatros de guerra discontinua. Se podrían citar algunos hechos
de jefes de voluntarios que con sorpresas y emboscadas han
logrado sembrar el desorden en las tropas regulares en "'Stas pequeñas
guerras.
Una ocasión, en 1881, el General Philebert, que obraba contra
los insurrecto de Argelia, resolvió sorprender una plaza situada
al norte de su campamento. Con tal motivo marchó ele noche
· ntencionalmente hacia el sur tocando sus cornetas. Los fuegos en
las montañas probaban que 1 enemigo velaba. El Gereral Philebert
mandó en seguida que se guardase el más absoluto silencio, y
encaminó su columna hacia el Nort . En otra oca!:>ÍÓn, en camino
para caer sobre poblados, se convenció de que su marcha era vigilada.
Entonces hizo alto, acampó y fingió detenerse en do!1de se
encontraba, y luégo, cuando se persuadió de que ya los Arabcs no
desconfiaban, desprendió una columna ligera que log-ró por ompleto
una rec g-ida. ir R. Buller en 1885 sacó de noche su columna
de Abu Klea, n donde estaba bloqueado por una fuerza considerable
de madi ta , y lo enemigos no lo persigui "ron ; dejó ncendidos
los fuegos del Yivac, hizo que las cornetas tocaran como de costumbre,
de modo de engañar al enemigo.
VII. ~·emjJlos de .'iOrpresas ejecutadas por jiurzas irngulans sobre
/ropas regulares-Los ejemplos que siguen de sorpresas verificadas
m· guerreros irregulares sobre tropas di ciplinadas merecen citarse,
porque hacen ver de modo evidente la astucia desplegada por
estos adversarios en la ejecución de us operaciones. En ciertos
aspectos, los alvajes y las razas medio civilizadas son excepcionalmente
certeros para estas empre as. De ordinario son sumamente
hábile para marchar de día ó de noche ocultándose. Pero,
por otro lado, como la esencia de una sorpresa está en la energía
del ataque, los Chuanes, los Carlistas, los de Montenegro, y
los guerrilleros de esta clase, patriotas enérgicos y bien armados,
on mucho más temibles en estas operaciones que los adversarios
más astutos pero menos valerosos, que se encuentran en los teatros
lejanos de guerras con salvajes 6 razas en la infancia de la civilización.
En 1859 se envió un ejército persa contra los Tekes de Merv,
el que bloqueó en esta fortaleza á una fuerza considerable de nómades.
Los Persas permitieron á las mujeres de los Tekes entrar al
camp& y salir de él, para vender y comprar. De repente un día, en
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686 Boletín M·ilt"ta,.
rarse como el tipo del ~istema de las recogidas por castigo que lo¡
Franceses adoptaron.
Para una razzia la columna está compuesta, en la gcncralid~
d de los casos, sobre todo de caballería ; sin embargo, es bueno
agregarle un destacamento de infantería. Por lo común, el papel
de la caballería es rodear el campamento 6 la localidad que es
objeto de la recogida. La infantería acomete entonces, mata á todos
los que resistan, toma á las mujeres y á los n·ños, los rt.!baño ,
se apodera de todo botín qu ~ pueda llevarse, y quema el resto.
Esta distribución de la faena se adoptó igualmente en los ataques
contra las guaridas de los Daco1 s en Birmania. Para as ~rurar el
éx1to, es de todo punto indispensable que el ataque sea una ~o¡-_
presa completa. El General Y u suf tenía la costumlxe de marchar
durante el día en una dirección completamente opuc ta, y d~,.; volTer
sobre sus [Xl o por la noche, á fin de caer _oDre el campamento
de los Arabe , sorprendiéndolos en absoluto. Y, sobre
todo, hay que impedil- qu 1 s H>mbres se desbanden, no suceda
que el enemigo, recibiendo refuerzos, al verlos dispersos 1 s acometa
y sean incapaces de poder resistir; soldado facultados para
el saqueo, poco ·e doblegan :i la voluntad de los jef-.s; y <'Sle inconveniente
e , de. de un punto de vista puramente militar, una de
las m<.\s fuertes objecione á las ra.:s ias. Un dc~,tacamento disciplinado,
que por cualquier causa se convierte en una banda de merodeadores,
está e.·puesto á toda. clase de peligros. Se cncuenu·a en
muy mala situación si 1 enemigo acumde. Una iniciati\·a atrevida
es sin embat·go . l más seguro m diu d · alcanzar el é.·ito n operaciones
de sta. clase y de impedir al enemig-o que se reúna con
intención de un contraa uc.
E 1 1 42, ·n Ar ,. ha, una columna á las órdenc del General
Changan ier cayó sobre una ma"a de árab s nómade , j1netes,
camellos, mujeres, niño· y r baños protegidos por I ,500 hombres
de caballería. El G ncra.l destinó 22. lancero , sostenidos por infantería,
para atacar ·i. los A1·al >.... • ~1 enemigo tenía una enorme
iuperioridad numérica, pero el ataque de lo Franceses fue tan repentino
y tan im etuoso, que lograron capturar y conducir á su
campo z,ooo camellos, o,o o cab\.,;.zas de b"anado, muchos pri ioneros
y un botín considerable.
XI. Dificultad de condudr d g.wado lomado, elc.-La conducción
de los animalt; tomados en 11na recogida feliz es una de las mayores
dificultades con que trop~zarun los P usos n el Asia Central,
la caballeda de los Estados Unidos en sus recogidas á los Pieles
Rojas, las tropas inglesas en el Africa del Sur, y los Franceses en
Argelia y en Túnez. El destacamento destinado para una recogida
es casi necesa1·iamente poco numeroso. No logra el golpe sino
merced á la prontitud de su ataque. Pero una vez que ha tomado
el botfn 1 el destacamento ya no es sino la escolta del ganado capturado.
Aun su¡Joniendo que el enemigo no trate de recuperar su
propiedad, de ninguna manera es fácil conducir á lugar seguro
grandes rebaños de camellos y de ganado. Este parece disminuir
de un modo inexplicablP.
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Bolettn .11zlitar 681
Con frecue!lcia los Rusos, luégo de una recogida feliz del ganado
ele los Turc manos y de los Kirghiz, al cabo de algunos días
se encontrat·on e• casos en raciones de carne. Los camellos, los.
bueyes, lo·· carnu·v , 6 cualquiera otro botín, se extra vía de noche,
hasta cuan-L.> el enemigo no intenta apoderarse de él. Suponiendo
que una recogida h· ya ido feliz al principio y que el botín esté
en vía y mantener
nuestro pab "n el ·tado Oorecil~nte en ue hoy · cncu ntra.
El Cucql) m u lar no duela tampoc de que ·. h., pen ~trn.do d •
estas e n ideraciones y convencido de lfJS peligTus á que quedan
e.·puestas esta provincias, por causa de su au encía, cederá á las
instancias que ~ ... 1 dirirren en nombr · del omercio y de. la agricultura,
y disipará, con la prudencia que lo ar-actcriz.J, los temores
del pueblo, dcmot·ando su partida para E paiia hasta tiempos
más favorables. El Cuerpo consular, concc.1trando tocla su atención
en un a unto tan importante, dispone que el Tribunal entregue
á S. E. el General en Jefe una copia certificada de esta opinión
unánime ele ·u mieml ros, lo más pronto po ible. '1 ambién se
reserva el dirirrir á S. M. manifestaciones si llegare el caso.
En fe de lo cual firman en presencia de otro miembros, los
primeros y segundos J ucccs, C6nsules,
jUAN ALVAREZ-MARTÍN JosÉ D!t huGorutJtK
Por el Secretario enfermo, JosÉ LAu.Rt:ANO GARdA SrvERro.
Por copia, certificada del original.
Caracas, 7 de Noviembre de 1820.
Por el Secretario enfermo, JosÉ LAuLUtAHO GARcÍA SrvEIUO.
( ConHmta)
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BtJletíH Militar
ZL OCCIDENTE ANTIOQUElfO
POI? J. EN~IQUE WI-IIT1!
Co1zlziltta
(INÉorro)
II-GEOLOGlA
El ten·eno es de época reciente ó de la edad tei·ciaria-época
Eocene- período segundo y marítimo principal, grupo del
Vicksburg; movido por las ct·upciones ígneas de traquitas y doleritas
que formaron las cordilleras ó montañas; éstas levantaron
los conglomet·ados, que son inferiores al terreno eocenc, como
se ve al pasa¡· la cerraz(m. Esta faja se ncuentra entre los ríos Cheremandó
y Chimurio, y hacia tl Oeste sigue el Eoccne, que se ve
primero en Gesineales, y este depó:sito atraviesa á Chumurio, Tuguridó
y Tenganaturadó; más al Oeste se hallan las areniscas y fajas
aluminosas, con carbón de hulla, y en seguida del filo de Cheverri
se vuelve á ver el grupo de E cene, llamado Vicl·sburg, para vol~
er á encontrar las ar ni cas en O,¡uendó y Pavarandog-rande. El
Riosucio, .Amparradó y Tug-urid6 corren por encima 6 en las r0cas
e!·uptivas, desde la boca de Quiparadó para abajo hasta Bedó.
E~te terreno, por su estado geológico, tiene que ser fértil en lo g-eneral,
y no se encuentran en el Centro y Este del Departamento
la mi mas roca . En minerales es pobre, pues no se conoce una
. veta de or ó plata, y e ta e la con ·cuencia natural d su tiempo
geológico, pero abundan señales y riegos de minerales de hierro y
cobre, y en el río Tu~rUI·id' y en ott· s puntos se encuentran riegos
<.le cobre nativo muy puro y macizos y mineral con sulfuro del
mismo metal. Abundan la fuentes llamadas termales, 6 mejor dieh
salinas, que tienen por base principal carbonato de soda y
gas ácido sulfhíddco. En las orillas del Riosucio, en toda su extensión,
hay aluviones de oro, y las playas del río son ricas, pero
aún no han entrado capitales para explotarlas. Estas minas no fueron
conocidq._ por los españoles, y ahora 50 años fueron explotadas
por antioqueños, entre los cuales mencionaré á los Zapatas, quienes
trabajaron las de Cheverri y Oquendó, los Villegas la de Pegadó,
generación enérgica que entró á estas soledades, dejando atrás
como último caserío d del Cerro. La generación de hoy, con más
recursos y con vías fácik:s, aún no se atreve á seguir el ejemplo.
La Yegetación es también muy distinta de la del Magdalena:
abundan la palmas barrigonas ó Iriarte, ventucosa, el mil pesos y
Ja tagua. En los riscos de la urrazón se encuentran maderas sumamente
finas como el guayacán, tamarindo, avinge, gerasimón, zamota,
etc. etc., pero en la parte más llana hay escasez de maderas
buenas; abundan allí el perillo, balso, caracol, etc., pero hay
un palo que resiste á ser derribado con hacha, el llamado Choitá
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1/o/etfn JWilitar
-diplerix ebamci's,-y no como cr.;en algunos qu es el D. odorala
que da la sarrapia. Abunda la zarzaparrilla, y s de notar la ausencia
de la guadua en toda e~ ta región, lo que prueba que no hay
pantanos 6 terrenos húmedos; para r emplazar sta planta tan
útil se usa la macana de la palma que se llama zancona, que quizá
sirve para tabla y es de más durcción que la guadua. Hay muchos
otros árboles propios del clima, que no se necesita enumerarlos; pero
sí es de admirar que el rastn,jo que sucede al desmonte, e de
árboles de tierra templada y fda, y en el s··gunclo crecimiento abundan
el bals yarumo, guamo y gambüa y las maderas de salvia,
betónica, cargamanta sarcadtra, de. etc. El terreno abierto
se engrama rápidamente y produc'.! bi ·n la hierba india, el pará y
el gramalote, que es silvestre. La ca a de azúcar y el arroz necesitan
buscarles COn C-'>pCCÍaJiuad ~~ t< rrcn , t~riJ, Ó SC \'i n
La falta de brazos no permite el cultivo del café, pero hay
faldas cerca de Pavarandocito, ~n la cordillera, c1ue se le\·an :i
1,400 metros, muy á propósito, y donde el dueño podría con su anteojo
vigilar la entrada al Golfo de lo . bu ue. que vini ran :í llevar
su cargamento.
Esta reg-ión pobre ·n el n•inu animal, y por tal razón no
es frecuentada. por los in íg ,;na , p ro los ríos tienen ab ... ndancia
de p scado, y hay lug· res d nde n ha ntrado la gent , que proporcionan
mi s ncgt·o, paYas y paujil; el mono scaso n esta
tierra, y el guacamayo y diosLclé n on tan e mun s como en
las orilla del r(o .. 1agdalcna. E.l aimán sube hasta la boca del
río Ampan·adó, pero .... s muy es uiv y ·e asusta con ]a pr scncia
del hombre.
En el plano se han e n· erva lo hasta dond,_ ha sido posible
los nombres indíg nas cie lo5 dos, porque odos significan álgo referente
á su localidad, y ad más son bonitos. Lo nombres tienen
los siguientes ignificado :
.Dó, es agua 6 río; CIJOrom,mdó, río gTandc 6 cañón grande;
Ogodó, río de cedro neg-ro; Quiparad!J, río de la fruta jagua,
que usan para pintarse la cara· Clwmuno, un pescado; 1.\~wd.J, río
de oro; Chiclziridó, que debe ser Cht"rtduiJd!J, río de las golondrinas;
Amparradó, río del pescado "dorada;., 7ít.rYundó, río de arenas
calientes, alguna referencia ~\ la acción volcánica; Tmganaluradó,
río de los chontaduros; .Autadó, río de Tagua; P~.·gadó, río de
roce rías; Afuclu·mba, cobre; Pavarmzdó, río ~la ro:- aguas cristalinas;
Tagzdó, río de los sarros; Bedó, río de maíz; Jl,.t[ulatá, río piedras;.
Nee, oro; Chaqu.enodtÍ, río chico; Chimiaudó, río de salados; Ampunumz
·andó, río de plátano guinea; Partad!J, río de plátanos.
Hay muchos Antadores, Ampc> .. rradoes, Mutataes, Pavarandoes,
Quiparadoes, etc. etc., en el terri orío.
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Bolettn Jfz"litar
III-HISTOR.IA
Ahora que el descubrimiento de América está llamando la
atención y e. tas tierras hacia el Golfo, poco conocidas por la generación
presente, han venido á ser interesantes, no será ajeno
de mi informe dedicar alguna parte á la historia de estas comarcas.
Siendo conocedor yo personalmente del occidente de
Antioquia y aficionado al mismo tiempo á la historia, creo que en
algo puedo ayudar á desenredar lo de la conquista, referente á
esta región.
En 1501, Rodrigo Bastidas reconoció el Golfo de Urabá y fue
el primer spañol que pisó este territorio. En 1502 y I 503 el Almirante
Cristóbal Colón, n su cuarto y último viaje, entró al Golfo.
En 1508, Alonso de O j e da y Diego de Nicuesa obtuvieron el
nombramiento de Gobernadores de Tierrafirmc, teniendo por límite
entre sus os jurisdicciones el Golfo. Después del fracaso
clc jeda en Turbaco, r¡ué fue una derrota para los E pañoles, fundó
un r u blo en Urabá y nombró Capitán y Teniente allí á Franci~
c ) Pizarra, 1 que después alcanzó á ser Gobernador del Perú
y M r ¡ués. En dicho pueblo ele Urabá sufrió Pizarro hambres y eniermedad~~
· y ataqu ·s de lo· indios, los cuales no ·ran naturales de
esta provincia, pu · u anttg·ua tierra había ~ido el paí sobre el
gran río del Darién. De anclo scapar del yugo de los Españoles,
que an mal los trataban, deja1·on sus casas, y se fueron con sus mujerc
é hijo., y habi ndo llegado á Urabá, atacaron á los naturales,
los mataron á todo y ~e apoderaron de sus tierras. Cuando el Gobernador
Ojeda upo esto, le entt·aron o-randes speranzas de ncontl
·ar t·iquczas en aq 1 paí., y rnand) á ·u T .nienlc Francisco
P~zarro á formar una ol nia ; IH.
E te fue el pnmer ·-ri tiano que entró en esta tierra. Desat
·rollando los datos que tenemos el Cieza de Le6n, se deduce
qtJ prim ro Bastidas, quien se ocupó n cog-er indios para esclavos,
y d ~- pués Nicu ·sa, que había tratado mal á é ·tos en la banda
occidental del golf los obligar n á internarse y pasars~.;; al Oriente.
Además, e )ffiu los Espanole aprovechaban las enemistades
~ntrc las diferente tribus, Ojeda, viendo que en su jurisdicción
habían gucrr~ado lo. indios cntr • sí, consideró llegada la oportunidad
de vol V{ r á oeupat· el territorio que se le señaló, pues había
salid mal librado ·n u tentativa sobre Calamar. Sigue Cieza
de León: "Después estos Gobernadores, O jeda y Nicuesa, llegaron
á un fin desastroso, como es bien sabido entre los de aquel
tiempo, quienes aún viven, y Pedrarias vino como Gobernador de
Tierrafirme, y aunque había 2,000 Españoles en la ciudad de
la Antigua, ninguno se estableció en Urabá. Pasó el tiempo, y el
Gobernadot· Pedrarias hizo decapitar á su yerno, Vasco Núñez de
Balboa, y al Capitán Francisco Hernández en Nicaragu~, y los indios
del Cenú mataron al Capitán Becerra y á los cristianos que andaban
con él." El descubrimiento del mar del Sur, por Vasco
Núñez de Balboa el 25 de Septiembre de 1513, hizo que el interés
de los conquistadores se tornara al horizonte así abierto.
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Boletin Mt"l·itar
Los dos Gobernadores, Ojeda y Nicuesa, poco ó nada hicieron,
pero el primer pueblo fundado en Colombia fue San Sebasti.
in de Urabá. Ojeda volvió á España por recursos, y murió, pero
su socio Enciso equipó una expedición, en la que figuraba Vasco
Núñez de Balboa , y al llegar cerca de San Sebastián encontraron
á Pizarra, quien acababa de abandonarlo, y no e stimando
bueno volve r á ocupar este punto, e n donde él había sufrido
tanto, r e solvieron, por consejo d e Balboa, pasar á la banda opuesta
y formar un pue blo e n la boca d e l Atrato, que fue llamado Santa
María d e la An t igu a , y fundad o p or gente d e Ojeda e n territorio
de Níc ue sa, quie n moraba e n la pobre za en N om bt·e de Dios .; pero
pronto hubo dife r e ncias en tre e llos , y man daron á Diego Colmenare
s á ofrecer e l m and o d e l Estableci mie nto ; p e r o á su ll egada á
San ta M a r ía, l os Españoles habían cam b iado d e pe n sami ento, lo
desconocieron y Jo obl igar o n i irse en una embarcación mala, y
nunc a se Yolvió á saber de él; esto f ue en e l año• 1 511. Bal b oa
e ra el jefe de estas intrigas y aspiraba al mando, por lo cual e n v ió
al R ey de España la carta que describe esta pa r te d e An tioquia,
la que es de interés, porque es el primer t:;Scrito que hace referen cia
á este Departamento.
Para explicar esta carta, hay que recordar que el río grande
d e an Juan "' 1 Atrato. el muy hermoso y grand Riosucio, y
y endo por é te arriba dos días, llegadan á la boca del Pa ''arandogrande
ó quizá i I\1utat<.l, donde estaba la capital de Dabeiba
cuyo jefe negociaba con el oro del interior, que se obtenía á dos
jo r na das de allí.
La sierra á. que se refiere Balboa y que para ello era la más
alta conocida en ese ti mpo, es la cordillera cabeceras del Sinú,
L eón, Mutatá, Tajicló y Uramá, que se eleva á 3,600 metros so re
el mar; y como no se distingue la arrazón, apa rece como realm
ente fue antes ele que R iosucio la r mpiera, una cordillera
que se e.·tiende al medioClía ó, hacia el ~ur. La cet-razón está á
d oce y media leguas por camino ele Pa varandocito, que dan l as dos
jornadas; d e esta cordiller a según Balboa, van cayendo unas cordi ll
e r as d e ierras sin mon te n ingu n o, cte., por lo que podían ver ·
los esp añol e s . L a pa rte alta d e R ios u c io, ó l a que está a l Oriente
d e la re r razón , se ría p a ra e ll os vertie ntes d e un do q ue corría a l
Este d e la cordille ra, porqu e hoy nadie q ue r ecorra e l ca mino d e
Occidente , puede , á le gua y m e dia d e la arrazó tz, señ a lar é s ta,
pues no se nota quie bra alguna e n la cordille ra, y d e m á s a b ajo no
ve uno sino los cañones y valle s d e los ríos Amparrad6 y Chumurio,
etc. Esto e s muy importante recordarlo, para la historia. Además,
los indios que hablaban con Balboa, le habían dicho que
para ir á las tierras más allá de la cordillera que tenían á la
vista del Golfo, tenían que treparla, lo que era y fue necesario
hasta el año I 886, que se rompió el camino por los precipicios
de la cerrazón. Hasta el año dicho, para poder ir de la parte
alta de Riosucio á la baja, el camino menos alto tenía que subir
1,8oo metros y una trocha mala que se rompió á 1,500 metros y
que habfa que recorrerla á pie. Más abajo no pudiero!l encontrar
paso.- Conli'nú•
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo I N. 22", -:-, 1901. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691121/), el día 2025-11-20.
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