...
A Ro 1v Bo~otá, Febrero 3 de 1900 NUM. 131
--~·.--__;_
nstitución, y
CONSIDERANDO:
Que por causa de la guerra Sr! ha redoblado el trabajo de la Polida
Nacional, pues adem 1 del servicio ordinario presta servicio militar,
lVimiendo á ser casi continua la fatiga de e~e Cuerpo;
Que es juno remunerar debidamente dicho trabajo,
OEC!tETA:
Artículo único. De de el 1.0 rlel prc ente, y mientras subsista la
tCawsa que lo motiva, di frutará de un veinticinco por ciento de sobre.
sueJdo (z S por 100), el Cuerpo de Policía Nacional.
§. El crédito para dicho gasto e con idcrará incluído en el del
perr·onal del mismo Cuerpo.
Comuníque:sc y publíque e.
Dado en Anapoima, D..:partctmcnco de Cundinamarca, á 2+ de
Entero de 1900.
M ,-\ ·uEL A. SANCLEMENTE
El lVlinistro de Gobierno, R.-\FAEL M. PALACio-El Subsecretario
de Relaciones Exteriores, encargado del Despacho, ANTONIO GóMi~
RessTilEPo-El Ministro de Hacienda, CARLOS CALDER6N-El Ministro
de Guerra, JosÉ SANTos-El Ministro del Tesoro, MARCELIANO V AllGAS
·-El Ministro de Instrucción Pública, MARCO F. SuÁREZ.
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1~ BOLBTÍM VlLITAR
(z7 DE ENERO)
por el cual se reforma el Decreto número 153 de 1897
El Prnidtnte dt la Rtpúblüa dt Cg/ombia
CONSIDERANDO:
Que tanto por el número de guardias de plaza de esta c~pital com01
por el alto precio que ha alcanz~do el alumbrado, es hoy insuficiente
la partida de cuarenta pe'3os (ii 40) mensuales asignada para tales gastos.
por el artículo 1 56 del Decreto número 1 53 de¡ 1897,
DECRETA:
Artículo único. Elévase á cien pesos (t 1 oo) mensuales ciesde 1at
última semana del presente mes, la particia señalada para alumbrado de
las guardias de plaza de la capital de la R('pública, mientras dure turbado
el orden público.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á z 7 de Enero de 1900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente de la República,
El Mini tro de Guerra,
JOSÉ SANTOS
Minilttrio dt Gutrrü-Staión J.•-BogottÍ, E11tro zz de 1900
Visto e1 Decreto ejecutivo de 16 Jel ~~rc s cnte, por el cual se adscribe
á este Ministerio la Jefatura Civil y Militar ;e Cundi':lamarca,
Se RESL' ELVE
1.o Desde esta fecha asume e] infrascrito Minis ro de Guerra la
Jefatura Civil y Militar de' Cunoinamat a con tod:\S las facultarles que
co11f; rme ~ la. Cn11 . i ·u j, , y {> ¡, s De-en: ( ~ de adcter legislativo y
ejecutivn, 'comp·· ren G uL'. ' 1a d re ~ y Tefe. Civ.'e!' y Militares;
z.0 N mhr , f't"r r11 ~ e_ let jc · f~1ura Civil y Militu, para los
De ... rachos Je ( , l icr •· y H ciu . dii, r . SfCCiiv~mentc, á los Sr~. Arc:
tdio DulcLy ~ } - ~ María Pn v.~
3.0 Tod( s 1 -Jemy·
de + +O al
punto 3 J . .............. .
d1a del ra" ~ ¿~¡;~~::.~~- 1 ~
dohJeJmsBs /l ~
POLÍGONO B, DEL PUNTO 5 AL PUNTO 1 DEL POLÍGONO A ~ o .. ..
~-~ .. o···... ~ --·· .· .. ov
~
m m p o ,
o ' o ' 5 339 40 139 35 48 50 48 50 30 03 70 30 Cl El punto a e!
17 355 10 155 10 45 00 45 05 28 05 97 15 a la cima dE
... ········· ...... , .. ......... ......... , . .... · . .......•. la torre dt ... ... ........ ......... ......... ........ ······ . ....... l .
25 186 45 386 40 47 20 47 25 29 09 ......... Longitud nle- -- -- -- dia (Jel p11sc
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BOLETfN MILITA.lt 135
Oonstruaión ie los azimurs-'Transportador comple11Jentari1-Se cons.
:truyen los a7.imuts de Jos diferentes lados del polígono, por medio del
'término medio de los azimu ts directo é inverso, después de corregir éste
en zoo0
• Para hacer esta construcción se emplea un transportador de
cuerno, llamado complementario. porque además de las dos numeraciones
ordina¡ias que principian por o · y zoc0 , al extremo izquierdo del
diámetro, y acaban por zo::> 0 y 400° al extremo derecho, tienen otras
dos numeraciones en el mism0 sentido, que principian por oo y zooo
en el radio perpendicular al diámetro, ó zoo. El borde del transportador,
cerca del diámetro, es perfectamente rectilíneo y paralelo á este
diámetro, y puede servir de regla.
Para construír un azimut sin vacilación, y para evitar equivocaciones
con el transportador complementario, hay que sujetarse escrupulosamente
á las prescripciones siguientes:
Se traza primero en el borde de la hoja de papel una rosa de orientación,
cuyo centro es uno de los vértices de la cuadrícula, cifrada
en el sentido de los ángulos, es decir, en el sentido inverso del movimien•
to de los punteros de un reloj (figura 58); Juégo, fijándose en la rosa, se
puede ver, según el valor del azimut, la dirección en que se debe trazar
el lado correspondiente; se coloca la regla del transportador, próximamente,
en esa dirección y junto al punto considerado, poniendo el centro
ea·en una paralela á la meridiana, sea en una perpendicular á ella. Ea seguida
se bu ca en las cuatro numeraciones del transportador la división
que corresponde al valor del ángulo, y que se encuentre cer<.a de la línea
de la cuadrícula que pasa por el centro; con pequcfios movimientos se
hace coincidir la línea con la división del transportador, procurando que
el borde pase por el pun~o, y se traza el lado en el sentido indicado por
'la rosa.
De este modo es imposible equivocarse, porque en e: mismo radio
difieren las cuatro numeraciones de 100 ó zoo grados, y cerca de la
línea de la cuadrícula que pasa por el centro del transportador no
hay sino una numeración que dé el valor del ángulo dado. Por consi-
·siguiente, no hay vacilación, se evitan las equivocaciones y se abrel-Ían
notablemente los tanteos.
Comprobación dt Jos caminam .=entos-Trasladando al ~apel un polígono
topográfico, se hacen las construcciones hasta el último lado; casi
siempre se encontrará un error de cierre. Aun e uando el error sea admisible,
hay que volver á hacer la construcción del polígono en sentido
inverso, como se ha dicho anteriormente (métodos generales de
levantamientos). Si no se obtiene en esta segunda construcción un error
de cierre paralelo é igual al primero, hay equivocaciones en la medición
de los azimuts ó de los lado ; para buscar un error será ventajoso
dividir el polígono por travesías, en las cuales se hacen caminamientas.
Empleo de . fa brújula-Se hace uso de la brújula, principalmente
en los levantamientos por el método de caminamiento: 1 •0
, porque no
se pueden trazar lados muy largos; en ef~cto l.t l~ctura en la brújula se
hace con una aproximación de 5'; la construcción con el transportadot
con una ·aproximación de Io', y por consiguiente, los errores en la construcción
de los lados pueden alcanzar hasta 1 s'; de donde que no
se deben trazar líneas muy largas; z.o, porque operando con visuales
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138 BOLBTfN XI LIT A.R
utilizar íntegramente las propiedades balísticas del arma; y, en fin,
que el fuego es el único medio eficaz de preparación para gastar
y quebrantar moral y materialmente al enemigo á quien se quiere
desalojar de una posición.
Mucho se ha discutido sobre la táctica del fuego: los unos lo
miraron como el único eleutento racional de combate, por lo cual
le subordinaban íntegra la táctica; los otros, con razón en nuestro
sentir, reconociendo la eficacia del fuego, y aceptando que es factor
poderosísimo en la lucha, sostienen no es, si:t embargo, fn definitiva,
sino un medio de activar el desenlace del conflicto entre los dos
adversarios. De ahí dos escuelas bien caracterizadas: la primera,
porque preconiza la forma defensiva; la segunda, porque se fía de
preferencia á la ofensiva. La primera, después de haber triunfado
al principio en casi todas partes, á la fecha no conserva imperio
sino en el ánimo de los escritores civiles que tratan de la materia,
sin saber siquiera lo que es un cuartel.
Y como Francia y Alem:.t.nia son las dos Naciones donde con
mayor profundidad se ha estudiado el asunto, analizaremos en seguida
cómo se ha resuelto en ellas el asunto reglamentariamente.
En Francia rige el reglamento de 15 de Abril de 1894. Allí
se sienta, en tesis gene'ral, que el fuego por descargas es más eficaz
que el fuego á voluntad ó individual, por cuanto facilita el manejo
y dirección del tiro y evita el derroche de municiones •, razón por
la cual se recomienda su empleo en el combate tan largo tiempo
como sea posible, lo mismo en la defensa que en el ataque de
na posición. El fuego individual se reserva principalmente á los
exploradores y para las distancias cortas, cuando ya la tropa no posee
la calma necesaria para apuntar y disparar á la voz. El fuego
rápido, tiro por tiro, no se usa sino en el momento decisivo de' un
combate, y el de repetición sólo cuando lo mandan hacer los oficiales,
pero el almacén debe permanecer siempre cargado, desde
que el soldado entra en lucha, por lo que pueda suceder. ·
Es principalmente en la defensiva en la que se utiliza el grande
alcance del fusil, porque en ella es más fácil reamunicionar la
tropa, y hay interés en perturbar la marcha del asaltante hasta donde
sea posible; en la ofensiva, al contrario, conviene no romper el
fuego sino lo más tarde posible para no retardar el movimiento de
avance y para ahorrar las municiones. .
Los fuegos á ]a voz se ejecutan por fracciones, cuyo efectivo
no sea ni inferior á una sección ni superior á un pelot6n; y si la
distancia es mayor de 1,ooo metros, pueden emplearse dos alzas
que difieran entre sí 200 metros y dejen en medio la distancia
calculada
El reglamento admite que el fuego puede ser eficaz dentro
de los siguientes límites:
• Si esto sucede en tropas realmente enseñadas, ¿qué sucederá con milicias que
entran en campaña apenas levantadas?
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BOLETÍN KU..IT A.B 139
Hasta 2,ooo sobre tropas en columna de viaje ó en formación
de reunión; hasta 1,500 sobre líneas extensas, columnas
de pelotón ó de compañía, y s0bre la artillería y la caballería;
hasta 1,200 sobre una línea del frente de una sección ó sobre
una sección de artillería; hasta 1,ooo sobre una línea del frente
de media sección; hasta 8oo sobre la que tenga el frente de una
escuadra. A menos de 6oo el tiro es eficaz sobre toda tropa, á pie
firme ó en rr.archa, apuntando con el alza de 400 al pie del blanco.
Contra la artillería y la caballería conviene el alza de 6oo para
todas las distancias inferiores á 8oo metros.
Cuanto á la dirección del fuego, reservada á los oficiales, se
sujeta á los principios que se expresan en seguida: el jefe de batallón
indica á los capitanes el objetivo que quiere alcanzar, y, si
así conviniere, la porción de la línea enemiga sobre la cual debe
concentrarse el tiro; los capitanes determinan el blanco, regulan
el empleo del fuego y del consumo de municiones, prescriben el
alza que ha de usarse, vigilan la regulación del tiro y señalan el
tnomento en .que debe romperse ó cesar el fuego; los jefes de sección
reemplazan en esta3 funciones al capitán, si fuere preciso;
cuidan, ayudados por los sargentos, de que los soldados empleen el
alza ordenada, y vigilan que las voces de mando se atiendan con
orden y se cumplan con precisión.
En tod caso e1 fuego se regulará teniendo en cuenta los cartuchos
de que se dispone, de suerte que siempre se conserve una
reserva suficiente para el momento decisivo. En tanto que no se
ha ordenado el fuego rápido, la eficacia de) fuego se busca en la
precisión del disparo, y no en el número de éstos.
Reglada así la dirección del fuego, preciso es averiguar cómo
se le aplica en el desarrollo del - combate, -que es -lo. que constituye.
Ja táctica del fuego propiamente dicha, porque como factor importantísimo
aparece ' en todas las fases de la lucha, trátese del
ataque ó de la defensa, de perseguir al enemigo ó de cubrir la retirada.
En efecto, una infantería que resulte privada d~ su fuego es
una tropa paralizada á que no queda otro recurso que los golpes
de desesperación, que pocas veces dan buen resultado.
En la ofensiva las reglas son poco más ó menos las mismas,
cualquiera que sea la situación de la unidad que se considere, sola
ó encuadrada. El fuego dirigido como queda dicho y combinado
con la marcha sirve para acercarse al enemigo y para ganar poco á
poco los emplazamientos favorables para obrar eficazmente sobre
él. Cuando de esta suerte se ha aproximado el asaltante á unos 400
metros del defensor, preci~o es emplear todos los medios de que
disponga para quebrantar la resistencia de éste; el fuego rápido
sirve entonces para ganar más terreno; en fin, en el último período
del combate, á 150 ó 200 metros, toca al fuego de repetición
abrir campo al último esfuerzo de la ofensiva, ósea al que habrá
.de llevar al asaltante hasta la posición que quiere conquistarse. En
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BOLE1'ÍN M1Ll1'AR
resumen, en la ofensiva el fuego es medio para avanzar, ya que en
primer término es el movimiento lo que da probabilidad de impresionar
al enemigo hasta el punto de hacerle temer una lucha
cuerpo á cuerpo. U na tropa inactiva no obtiene resultados eficaces
en la acepción de la palabra, y como por otra parte s~ría temeridad
lanzarse sin preparación á una zona barrida por los proyectiles
de un enemigo intacto, no es sino tras un fuego certero, nutrido
y más mortífero que el del adversario, cuando resulta posible
ganar terreno hasta acertarse lo suficiente para tentar el esfuerzo
decisivo en una sola arremetida *.
En la defen i va, al contrario, los medios empleados difieren
en cuanto que en las primeras fase del combate el fuego es el único
medio con que se cuenta para detener al asaltante, para quebrantar
. u empuje, pervancia de 1"~ pri rlcipios
relativos al empleo del arm.i: es preciso que el tirador rern'anezca
calmado bajo el fuego, hasta cuando no le es pe:-rm:ti o .• -
parar; que c:fispare después de apuntar con cuidado; que utili( .· d
terreno para aumentar la eficacia de su f1tego; que atituda. in cesar
á su jefe y al enemigo; que cese dt· tlr.lr apen-1:1 deje de .. ;r
visible el blanco, suene el silbato dd jefe, ó se dé NJen 1 .. .; u.;pender
el fuego.
Estas disposiciones disciplinarias deben inculcarse dt- tal suerte,
que conserven su influencia sobre el sold;!do, aun en medio del
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DOLBTliC KILI'l'AB
combate, cuando la dirección de los jef~s se torna incompleta y á
veces acaba por faltar del todo. Los soldados deben familtarizarse
con esa dase de circunstancias y saber la conducta que les corresponde
observar en tales casos.
La constante observación de los puHto~ de caí da, con auxilio
de binóculos, permite darse cuenta de la situaci6n dd enemigo, de
la exactitud de las alzas empleadas, dd objetivo á que debe apuntarse
y de las correcciones que conviene hacer para aumentar la
eficacia del fuego. Si la observación ¡e hace di f1cil sobre la línea
misma del combate, á ser posible St! colocarán observadores, á cubierto,
hacia el llaneo de ella, y las oh. ervaciones que hagan se
transmiten á la tropa que tira, ora por seitalts convenidas, ora por
medio de hombres convenientemente escalonados.
No es necesario que todas las porciones de la línea de batalla
ejecuten uniformemente el rnismo genero de '"uP.l!O; excepcioualmente
pueden indicarse á ciertas fracciones objetivos especiales que
pueden demandar una clase dada de fuego .
' Para el empleo del fu"go ráp1do los momentos propicios son,
en la ofensiva, la preparación final del asalto, y en la defen iva, el
asalto del contrario para rechazarlo; un at la con idtracH n primordial para elegirlo, c.•m·
cuando por lo común la infantería enemiga es el objttivo más favorable
é importante, porque no pucdt"n dt:~l reciélrse las oca~iones que
se presenttn para batir caballo~ y jinete ; 1~ elecci,)n de.J objt:tivo
la determina la impor,.ancia t:' ctica de! momeuto, 1 ero una vez batido
Sf" prefi• ren lo:, \.,)ancos rpee por ·11s <'inH~n .. iones (frente ó profundidad)
prometen un porcientajt t! e ím1 .H:to mayor.
El tiro i1.Jire"·to se em· le .t • 1r.t1 :. tf.: y s )1 en el caso en
que se conoc:: Í..t di r.\ · ;j y 1 inmovJii ,•: el blanc (los ddi ;130-
rt-s de una tr"nchera , or cjen.p1o) y ¡,. ' t. r . tPra de la traytctc r:ia
permiten q e r~ obre1 . ga algu 1. r("S .;t. ( .
De ordi Pario lo5 : omandé..ntes flr· 1w rr y de compaí11a son
los jefes qne dí rigen el fue~<'; ; '· C'dmu r~~ dt unidades mayo-res
ti ... ne11 .,~rbre el enemigo: el medio m~is eficaz es, sin duda,
disimularse tras un abrigo ú objeto, que se encontrará siempre que
se sepa utilizar convenientemente el terreno, y en este caso la naturaleza
y dimensiones del abrigo octerminan la formación. Cuando
se trate de las marcha~ de avance en una zona determinada, rara
vez ser: posible recorrer largos e pacios sin mostrarse al adver ario,
y en este caso el remedio no puede pedir e sino á la formación misma
que se emplee para march r.
Supongamo una tropa de 28 hombres(! de compañía); marchando
en batalla prc~ental á á las mirada del adver~ario un tablero
de ¡m6o Je altura p r 25'" de longitud; i lo hace por cuatros,
e ta últirn. •cifra se reJuce á 311'4-0 ' i en do hilera , á Lm70, y por
último, en una fila, á o.8 o ; luego el ideal sería la marcha en fila,
colocado los oldado exactamente uno tras otro.
l r--,
1 1 D
4 2 I
1 córicamente esta última formación no presenta visible' sino
una supe~ficie mJnim?, ~]frente de un hombre; pero en la práctica,
en razón de las dificultades que se hallarían para conseguir que
durante una marcha todor e movieran e ·actamente unos tras otro ,
, la visibilidad de la formacira á
distancias medias conocidas con exactitud, sus resultados serán siempre
considerables, en especial si se dispone de municiones abundantes.
Los anteriores conceptos no pueden aplicarse sin correctivo á las
ametralladoras modernas, por una razón muy sencilla, dejando de lado
por ahora los perfeccionamientos introducidos en su fabricación, cual
es la de que bajo tal nombre comprende el uso aparatos que difieren
bastante en su fondo. En efecto, las ametralladoras se dividen en dos
grupos: uno que lanza Jos proyectiles en serie continua, y otro que lo
hace por descargas con intnvalos, por lo cual este grupo tiene que
comprender siempre varios cañones de fusil, por decirlo así, por lo menos
dos, que automáticamente se cargan y disparan á un tiempo, en tanto
que el otro grupo, por cargar y disparar sucesivamente los varios cañones
que constituyen el arma, sí pudo recibir una modificación sustancial,
como la de reducir la longitud del tubo donde se aloja el cartucho, darle
mayor calibre y hacer que todos los proyectiles partan por un Jo/o cañón,
de suerte que entonces el aparato no fue otr a <.:osa que un revóh'cr de
gran tamaño, y aun cuando los fabricantes lo llamaron caJiÚn revólver,
en verdad nada tiene de cañón, pues no es sino ut.a ametralladora, que
tratándose de modelo aplicable á la guerra de mont,tia. de ninguna
manera reemplaza al cañón en las funciones que á este asigna la dctica,
sobre todo por la contingencia que se corre de qu ·se dañe el mecanismo,
siempre un tanto complejo y por ende delicado.
En resumen, es grave error creer que en la guerra moderna el catión
y las cadena de tiradore pueden ser reemplazados por una máquina
mi ta, á un tiempo fusil y pieza de artillería, como sucede siempre
que ae trata de confundir en un mismo cuerpo funciones totalmente
diversas, y tánto, que desde tiempo remoto irvieron para e tablccer la
dtvisión por armt1f, que durará tanto como dure la guerra sobre la superfiC:
e del plan ta, ya que hasta un ejército de mr el cual se cmpieza
:i b · j r, y á la ÍL. •Jierda se en_u.!ntrd el end-..ro que guía al
Pu n e de B J•.tc~, ci cu d á P' ~o s ~ levanta y cruza de nuevo el
eje d 1 p:iram) p lra de · ·ender al SE. p r una bajada pendiente eu
parte-, Je 111 d pi!So, sep :1rada del camino real del Puente por el
reliev que enmarca p·>r el O. la cuenca receptora de que ya se
/ hab16, o t e á •Hlolo á cierta altura de la quiebra-lecho del río Boyacá
,.rcatino) cuando éste cruza hacia el E., pues antes ha corrido
casi de S. á N.
El mi ·mo autor q·:c escribió que de Tunja vieron los patriotas
que Barreiro marchaba hacia el Puente, escribe pocas líneas ade-
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•
150 BOLETfN MILITAR
lante: "Mediaba entre los dos caminos que seguían los contrarios
ejércitos una vasta extensión de terreno abertal, cubierto en parte
de estériles colinas de varia elevación, que así impedía á los opuestos
bandos aproximarse para trabar combate, como les ocultaba
sus movimientos. Sólo á una milla de] Puente de Boyacá juntábanse
aquellos dos caminos que venían de Tunja y i'v1otavita, lo
cual tenía lugar en el sitio conocido hasta hoy con el nombre de la
Casa de Teja, nombre debido á un antiguo edificio de explotación
rural." Ya el lector sabe que no se trata de terreno cubierto de
colinas, sino dd contorno de una articulación de páramos cuyas
cumbres casi siempre miden 3,ooo metros de altitud.
Las fuerzas qu.e van á lidiar la batall.-t eran equivalentes desde
todo punto de vista, menos el moral, que fue precisamente el que
decidió de la jornada. De los documentos de la época existentes
en los archivos deducimos las cifras que en seguida se leen. En el
Boletín no figuran sino las del advers rio, dadas exactamente, porque
al redondear la cifra que le atribuye, apenas sí las aumentó en
unos pocos soldados. Por lo que hace al número de los patriotas, que
el documento oficial no señala, unos hi toriadores los han rebajado
á su placer, creyendo con e.lo dar má brillo á la jorn d , y otros
s_ñalan apenas la del ejército de línea, pensando que podían suprimir
las milicias pre entes en el campo, no ol> tante leerse en el
Boletín: "Las columnas de Tunja y el Socorro se reunieron á la
derecha, AL DECIDIRSE la batalla," es decir, contribuyeron eficazmente
á la victoria.
P A T R 1 •> T A S
YanguarditJ
Batallón 1 ° de Cazadores 480
Batll16u 1. 0 de línea ...... H O
ESPAÑOLES
Ya11grtardia
Drngone .. . . . . .. . . . .. . . . . . . 160
Ratjemplo de la actividad, de la constancia y del
vefda dero heroísmo. Restab1eci6 la fábxica de pólvora, compró y reparó lo& fusiles,
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tlOLE'.r:fN MILITAR 159
El Gran Jurado nacional, reunido el I . 0 de Agosto de I 832
para elegir Bresidente de la República, dio un fallo tan favorable
á mi anterior conducta, que no pod1a apctecerlo más e pléndido,
y el no haberse intentado acusación alguna en las Legislaturas
d~ 1833, 34-, 35, 36 y 37, lo ha confirmado respecto de la Administración
que presidí ha ta el 1.0 de Abril de este año.
Voy á presentar hoy varios documentos y á hacer algunas
explicaciones sobre ciertos hechos importantes con que siempre
han pretendido afear mi conducta los escritores enemigos del poder
legal que ejercí, de mis opiniones ó de rni buena r putacic:>n.
;\ll e provoca á anticipar los un papel titulado Al tiempo y á la verdad,
firmado por una persona bien conocida en esta ciudad como
escritor encarnizado contra mí. No pretendo satisfacerlo ni satisfacer
á los que participen de su ojeriza. Este sería un trabajo superfluo.
Yo jamás he contado con su concepto para fundar mi reputación
de patrioti mo, de servicios y lealtad á la patria. Intento
solamente proveer de materiales puro y verdaderos á los que un
día han de escribir imparcialmente la historia de la Nueva Granada,
y afianzar á mis conciudadanos en el buen concepto que les he
merecido. Mi lenguaje será el que corresponde al asunto y á la
dignidad de mi posición social. El tono acerbo é incivil nunca
ha servido de raciocinio fundado en verdad, razón y justicia. Saciados
ya cuanto~ deseos he podido tener en la carrera política y
en la militar, ati fecho de haber ocupado en mi país todo los
puestos eminentes eri una y otra, y hostigado tan presto de reci-disciplinó
trop:ts, ~aniz6 In mili~:ia.· nacio11nll' ·; creó, en fin, todos lo· medio de
resi, tencia." En la págin11 ~H , refhieudo las cleccioues de Presidente y Viccprc iden·
te de Colombia, hecha. po1· el Congreso Constituye, te de Ceícuta: "Bolívar se. ometió
acept uldo la autoridad suprema, y Santandl'r, que mcrecfa bien en efecto dividirla
con. él, fue nombra(lo V:icepre,iJ~rate de. la .Rc.públicn, a.unque. dio prueba:; de no ;un ..
bicionar h altas funciones ch·ile del Est.ulo. ¡Dichosa la nación cuyos votos uo
imponcu deberes ino á la virtud! "
.Mullicn, vi11jero francé ·,en • u ohra puhlic. da en 1824- habla asf: "La. tropas
fJ ne reunió 1\lltander en Ca.-anare coutribuyt>ron potlero amente al triunfo obtcmao
en Doyacá. u notoricl firmeza le valió la VicLprcsidencia de la Re¡ ública, en <'IIYO
destino ha desplegado taleutos y un mérito poco comGn."
El viajero inglé~ Stuart Cochrane, en una <.hr a publicada en Londrc · en 1823,
clice en la página 29 del :egundo volumen : "~hnt ann eleccionaria con la miras de prevalerse de
ella para crear una reacción contra la . ideas y la per o nas, pretenden
dar mérito y realce á la Administración pre ente, denigrando
los actos de la mía, porque e tá n en la "fc:d a creencia de
que es menester afearla y ennegrecerla pa1a que luzca y re plandezca
la actual. Semejante lógica no puede er la de un entendimiento
despreocupado; e lógica de corazones empedernidos en .
odios y rencor. Desgraciadamente la ma a popular y el vulgo de
lectores no distinguen esta circunstancias, y mientras que la educación
y el tiempo no de truyan e tos crmres, hay que sufrir pacientemente
sus lamentables efectos. Pero e crito está, y la experiencia
lo confirma, que la verdad es grande y que al fin prevalecerá.
F. DE P. SAN1 ANDER
(Continuará)
BOGOTA-IMPRENTA NACIONAL
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 137", -:-, 1900. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691054/), el día 2025-06-06.
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