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98 bOLETÍN MILITAR
5.o El ramo de lo militar en todas sus dependencias, que ha teni-:
do á su cargo la Jefatura Civil y Militar, pertenecerá directa y exclusivamente
á este Ministerio, y su despacho se verificará de conformidad
con el orden establecido en las oficinas de éste.
6.o Constituyen el ramo de lo militar para los efectos ele la disposición
precedente : la reunión de contingente para formar ejército; la
formación de cuerpos, escuadrones, compañías sueltas y piquetes volantes;
la provisión de nombramientos militares, concesión de grados y
gracias de ascensos; la organización de hospitales militares y ambulancias;
la reunión de brigadas, consecución de cuarteles, dirección de talleres
de maestranza, adquisición de elementos de guerra, dirección é
inspección de parques, contratación ó expropiación de monturas, telas,
vestuario, correaje y demás objetos de equipo para el Ejército; las raciones
de la fuerza y sueldos de los empleados administrativos de ésta;
la distribución de fuerzas en el Departamento; y la dirección de las
operaciones de campaña.
7.• Ninguna autoridad, funcionario ó empleado de los existentes
en el Departamento, dependientes de la Jefatura Civil y Militar, cumplirá
órder1es relacionadas con lo:; asuntos del servicio militar, especificados
anteriormente, si no le fueren comunicadas directamente por este
Ministerio.
8.• Las fuerzas c. istentes en el territorio de Cundinamarca no incorporadas
aún al Ejército permanente, quedado agregadas <Í él dt: de
la presente fecha, formando por tanto ellas la 4·" Di visión del Ejército
nacional, que desde el I . 0 de Febrero próximo será pagada por el Tesoro
nacional.
9.o Las brigadas de Cundin:lmarca pasarán á reunirse á la nacional
que hay en esta ciudad, á disposición de este Despacho.
10. Todos los elementos almacenados en la Proveeduría é Intendencia
del Departamento y los que hayan de ingresar á ella en cumplimiento
de órdenes ya dadas, serán pasados al Parque nacional, y allí se
les dará de alta.
1 r. Los con'tratos para la adquisición de vestuario, equipo y elementos
de guerra, bagajes, ganado, etc., aprobados ya por la Jefatura
Civil y Militar pero no cumplidos aún totalmente, serán pasado á la
Sección 2. a del Ministerio, lo mismo que los que no hayan stdo aprobados
todavía, y las reclamaciones de cual~ uier clase que se hallen
pendientes por razón de suministros ó expropiaciones.
r 2. Las documentaciones pendientes para el pago de haberes miJitares,
hospitalidades, contratos y gastos del servicio militar, pasarán á
la Sección 3· • del Ministerio para los efectos del despacho.
1 3· Las rentas dd Departamento, deducidos los gastos ordinarios
de Administración pública, serán aplicadas á los gastos de guerra, á
cuyo efecto los fondos serán remesados á la Tesorería general de la República,
sujetando el sistema de recaudación, pagos y remesas, á lo dispuesto
en las Leyes, Decretos, Ordenanzas y Reglamentos sobre Contabilidad
y servicio fiscal.
14. El Jefe de la Sección cie Estadística del Estado Mayor general
ejercerá las funciones de Inspector general de las fuerzas de Oundinamarca
q,ue antes no estaban agregadas al Ejército permanente, y de
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DOLET.fN MILITAB 99
Inspector especial del servicio de plaza que corresponda prestar á dichas
tropas, encargado de su instrucción y disciplina, sin perjuicio de
quedar en esto sometidas á sus respectivos Jefes superiores.
Comuníquese y publíquese.
El Ministro,
JOSÉ SANTOS
SER VICIO :O :El P:t.AZ~
República dt c,/ombia-Minúterio de Grurra-Bogotá, 22 de Ener1
de 1900
Sr. General Comandante en Jefe del Ejército-Presente
Tengo el honor de comunicaros que este Despacho dispone encargar
al Jefe de la Sección de Estadí ica del ~stado Mayor generalísimo
de las funciones de Inspector especial de wdas las fuerzas acantonadas
en esta capital, é Inspector especial del servicio de plaza que
prestan las mismas tropas, quedando ampliada de esta manera la disposición
contenida en el ordinal 1 + de la Resolución número 2, dictada
por este Despacho en desarrollo del Decreto ejecutivo de 16 de los corrientes,
que anexa transitoriamente la Jefatura Civil y Militar de Cundinamarca
al Ministerio de Guerra, y sin que por ello sufran detrimento
alguno las funciones de cada uno de los Jefes superiores de dichas
fuerzas, tales como el Comandante en Jefe del Ejército, el Jefe de Estado
Mayor General, el lmpector general del Ejército, los Comandantes
Generales é Inspectores Divisionarios, el Comandante en Jefe del
Ejército de Antioquia y los Comandantes Generales é Inspectores Divisionarios.
del mis.mo Ejército, y el Jefe del servicio de plaza t:ncugado
de la defensa de c11a, Sr. General Dimas Atuesta.
Soy vuestro atento servidor,
Por el Sr. Ministro, el Subsecretario,
Ct..ÍMACO LOSADA --··.--
AP,OEIVO NACIONAl..
DOCUMENTOS INÉDITOS
Campaña de 1819-182o m el Cauca
(Continuación)
Mayq 1 8-Se ha recibido oficio :lel Juez Mayor de Cali, con esta
fecha, en que dice que cree indispensable que se mande un comisionado
que traiga las sales del Estado que hay en el Puerto de la Buenaventura,
de las confiscaciones hechas por el Coronel Cancino, sobr~
• En la actualidad el Director de este semanario.
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cuyo puticular se proveyó · que po.r la escribanía se sacaae testimonio
del expresado oficio y que se remitiese á la comisión de secuestrot de
Oali, para que proveyese un comisionado que r~cibiendo las sales con
las formalidades debidas, también se encargase de su conducción, y que
de esto se diese cuenta al citado Jue:z Mayor, como se hizo por oficio
de esta fecha.
Se ofició al Sr. Ministro de Guerra y Hacienda diciéndole que
luégo que supe que el Dr. Félix Vergara había escapado de la mano
de los enemigos, 1. que aunque el espaflol Calzada, haciéndolo prisionero
en Popayán, lo 4i m6 á Cali en clase de Diputado, n se ingenió en
cosa alguna contra el sistema; le ofrece que como obemador político
nombrado para esta Provincia se respetará en este cuartel gene l.
Se le dice: que si examinado que sea no resultase cómplice en
níCía, se le pondr~ en posesión de su destino, y se dará cuenta á S. E.
Se le dice al Sr. Ministro de lo J n terior y Justicia, que Jos Cabildos
de las Provincias se ha~Jan montados bajo el mismo pie que antes,
á diferencia que encontrando u ellos uno quf' hace de Juez Mayor,
cuyas atribuciones ignora este obierno, como ellos, que se sirva declararlas
y decirme si para estos nombramientos hay orden superior.
1 Sr. Ministro de Guerra y Hacienda se le dice que las comisione•
de secuestros representan que á virtud de los acontecimientos pasados
se han perdido las providenci y regla~entos .que obraban en ellos;
y por lo tanto, siendo necesaria en circuns ocias que he mandado ob r
con lama or actividad en este ramo, se sin·a remitirme algunos ejemplares
pára hacer de ellos la distribución que corre ponda.
Al mismo seftor se le dice que en la ciudad de Iscuandé, lugar
principal de la Costa, Departam~nto de la Provincia de mi mando, se
halla de Teniente Gobernador Fernando Fernández, por nombramien
de mi antecesor Obando. ue los informes que ei Gobernador me ha
hecho y que asegura haber _..dirigido á S. E., prueban claramente la ineptitud
del referido para al deaempefto de un destino tan delicado, tanto
lllÚ por cuanto que está situado en un puesto que es el resorte de esta
Provincia y aquélla. Que; fos motivos y frecuentes padecimientos y ultrajes
que los h'bitantcs de uella Costa sufren por los ingleses que la
na epn, y que a nque es una de! las primeras obligaciones de aquel Teniente
el remediar estos males, quW lejos de aliviarlos, los produce
~ayores por la falta de recursos en talento ,; arácter para sostenerse.
Que el Gobierno no puede mirar con i ·rerencia este asunto, mayofJXlente
en circunstancias en que el inglés lllingrot, á consecuenci•
de una desavenencia con ei Teniente Gobernadbr del Chocó, se ha retirado
al Cascajal, dejando abandonada aquella parte, y ·que por lo mismo
lo pone en noticia de usted para que se sir a hacerlo á S. E., advirtiendo
q11e no encuentro otro m á~ á propósito para este destino, que
el Te:rVente Coronel Pedro José Murgueytio, por su capacidad para
resolver en cualesquiera materias.
Se ofició al Sr. General Va és, diciéndole que el 1 z del corriente
llegué á ste ueblo, dejando en Cartago la retaguar ia al mando del
Teniente Corbnel Antonio Alorf, con orden expresa de batir y peneguir
laa fuerzas del espafiol Mendiguren, nuevamente reunidu en An-crma.
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BOLET:fN 1\ULITA.B 103
Perturbaciones accidentales-La declinación de la aguja imanada
varia también accidentalmente, lo que tiene efecto al cambiar bruscament
s11 posición de equilibrio.
Los temblores, las erupciones volcánicas desvían la aguja á veces
de un modo permanente. Los rayos pueden también cambiar, destruír
ó invertir la imanación de la aguja. Basta indicar estas causas para
evitarlac;.
Desvíos locales-Pero las influencias locales tien~ mucha más importancia
en las operaciones topográficas. En efecto, cuando una masa
de hierro oculta á la vista del operador, está bastaa1te próxima al instrumento,
puede modificar la posición de equilibrio de la aguja de una
cantidad á veces considerable.
Azimuts directtJ é inverro-Operando por el método de caminamiento,
se reconocen estos desví.os locales, tomando siempre para cada
dirección AB, el azimut directo, apuntando de A á B, y también el
azimut inverso, apuntando de B á A. En ambas observaciones se deja
la alidada á la derecha del instrumento, y se hacen las lecturas frente á
la punta norte de la aguja. La diferencia entre la lectura da estos dos
azimuts debe ser de zooo, aun cuando no se emplee jalón ó plancha
excéntricos.
Suponemos que haciendo un caminamiento A BCD (figura inserta
en número anterior) el in ·trumento da en C una diferencia inadmisible
entre los azimuts directo é inverso del lado BO.
Se empie7.a por volver á hacer las mediciones en el punto B, para
asegurarse de que no hubo equivocación en la estación B. Si persiste
la difer" cia, es probable que haya una desviación local en el
punto C. Para comprobarla se continúan las operaciones, y si no hay
causa de perturbación, sino en un punto (lo que s debe siempre procurar,
escogiendo convenientemente los puntos de estaciones), encontraremos
la misma diferencia en los azimuts directo é inverso del lado
OD,· en efecto, la causa de perturbación en C. da á la aguja la dirección
ON' en 1 ugar de e N; P,Or , cqnsiguien.te, el azimut .in ver~o ~e . e .fJ' .
y el azimut directo de C D, se hallarán errados en la mi ma cantidad,
es decir, aumentado" ó di minuídos en el ángulo NC N'. Por consiguiente,
se obtendrán los verdadero azimuts en la e tación O, aumentando ó
disminuyend las lecturá.s hechas en este punto, con el término medio de
los errores encontrados en los lados CD y C D que tocan al punto C.
Si hay desvíos locale" en dos estaciones sucesivas, lo que sucede
cuando no hay igualdad en la<> diferencias encontradas en los azimuts de
C B y C D, se mide con la brújula el ángulo de los lados sucesivos, lo
que suprime la variación del instrumento; las operaciones hechas en estas
eStaciones quedan in ccisas, y se repartirán loe; errores de cierre
con preferencia en esos puntos.
Catuas de los desvíos locales-Una masa de hierro continua, tal
como los rieles de un ferrocarril, no tiene influencia sobre u~a brújula
distan te 4 ó 5 metros; pero una m a aislada, tal como una ,eja,
puede desviar una aguja hasta á 30 metros de distancia.
Lo que hay gue temer, sobre todo, en las operaciones topográficas
con la brújula, es la proximidad de masas ocultas ferruginosas y magnéticas.
Las rocas eruptivas y volcánicas contienen, diseminadas en su
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104: BOLET:fN MILITAR
masa, partículas de óxido magnético de hierro, que á veces modifican
las indicaciones de la aguja imanada, mucho más que una masa compacta
de hierro; en tales casos hay que renunciar absolutamente al
empleo de la brújula para hacer levantamientos.
Comprobación de la brúiu!a y compn/Jación de loJ errorn- No podemos
entrar en la discusión minuciosa de las condiciones que debe satisfacer
una brújula bien construída. Bastará decir que, con con un instrumento
q 1.1e tiene defectos admisibles, !'>e pueden cometer dos clases de
errores: constantes y variables. Los errores constantes no tienen influencia
sobre el conjunto del plano. Se pueden compensar los errores
yariables: ·
1 .o Cuando se opera por el método de caminamiento, tomando
siempre el término medio de los azimuts directo é inverso de cada lado;
2..° Cuando se quiere representar puntos inaccesibles por el método
de internaciones, tomando el término medio de los azimuts obtenidos,
poniendo altc'rnativamentc la alidada ó el anteojo á la derecha y á
la izquierda del instrumento.
Pero e5 siempre preciso hacer el levantamiento con la misma brújula,
para suprimir la influencia de los errores constantes.
Brújttla declinada-Para los levantamientos de terrenos muy· extensos,
en donde la declinación no puede considerarse constante de un lugar
á otro, ó cuando las operaciones en el terreno duran mucho tiempo,
se emplea la brújula declinada.
En las brújulas que pueden decJinarse, e] limbo graduado es móvil
en su caja, de manera que el instrumento dé los ángulos de las direcciones
con el meridiano geográfico, que es invariable.
Para declinar una brújula se traza en el terreno una línea .AB,
C)Ue corresponde al m~ridiano verdadero; se mide el azimut de esa dirección,
y se hace girar el limbo un ángulo igual á este azimut, por medio
de un segundo limbo graduado, situado junto al primero, y que permite
comprobar que no ha cambiado la posición de éste durante las operaciones.
(Continuará)
Fig. 57- Perspectiva de la
mesa ó plato interior visto
por debajo
Capitán SABARTHEZ (de Ingenieros)
Fig. 56-Perspectiva de la mesa ó
plato superior visto por encima
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108 BOLETÍN MILITAR
io y la brigada, que son algo más que tácticas,.algo menos que estratégicas;
ADMINISTRATIVAs, según se les suele llamar en el Extranjero, y quco:
se componen siempre de una sola arma. Las unidades estratégicas propiamente
dichas son la DIVISIÓ ·, que comprende según el caso un pequeño
número de unidades administrativas, y varias tácticas, y el cuERPO
de EJÉRCITO ó pequeño ejército capaz de desempeñar por sí papel considerable,
casi principalísim r,, pero que no se emplea sino cuando se trata
de grandes masas; de suerte que en relación con un grande ejér:ito casi
pudiéramos considerarlo como intermediario, porque la unidad natural
estratégica de reducidos efectivos e~ la DIVISIÓN. --
TRAllUCCION ARREGLADA PARA EL '' BOLETJN Mll.ITAR"
L~ defen iva es una de las forma_ de la lucha, y las opiniones
difieren cuarto á su importancia, utilidad y prerrogativas sobre el
ataque. Desde que el mundo cxi te, siempre que do tropa~ han
luchado, una de ellas ha tratado de adquirir ascendiente sobre! la
otra para reducirla á la pura defen iva, á fin de usar libremente
de todos c;us medio · de ac ión y r ndir e) de trozar á la contraria,
por lo cual a priori parece que la . ituación del qu\;; e defiende entraña
inferioridad manifiesta, ya que deja á su conteodor la libre
disposici<)n de sus recursos. En efecto, una tropa á la defensiva,
por el hecho mismo de adoptarla, ufre la iniciativa del asaltante,
no piensa sino en premunir·e del peligro, en no dejar e quebrantar,
cvn lo cual le permite combine con entera libertad lo medios
de que él dispone para bu car el punto débil para dirigir el ataque,
envolver ó flanquear lo obstáculos que halle en su camino, y aun
buscar la solución de la crisi en un terreno que el defensor no haya
organizado y en el cual desde luego habrá perdido las ventajas que
encontró en el primero.
Cuando lo.5 ejércitos carecían de armas de fuego, la bravura,
el orden, la cohesión y la disciplina deselLpeñaban papel preponderante
en la lucha: de ordinario se imponía entonces la defensiva
al partido más débil ó cuya moral era menos vigoro a, porque en
las dificultades del terreno ó en los ob táculos creados en él, hallaba
un suplemento de fuerza destinado á intimidar el ataque del
adversario. Y sin embargo ya la defensiva entrañaba los peligros
inherentes á la depresión moral que producen sobre la naturaleza
humana la pasividad y el resguardo de un abrigo, por lo cual· no
era raro que el empuje, arrojo y vigor del asaltante triunfara, aun
con fuerzas inferiores, de ]a tropa que voluntariamente se ponía á
la defensiva.
Con la invención de la pólvora y las mejoras graduales del
fusil, la influencia de la forma defensiva se acrecentó proporcio-
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110 BOLETÍN MILITAR
litares se refiere, ó sea la busca de alturas, de puntos dominantes,
de llaves estratégicas que debían asegurar la victoria, merced á los
maravillosos resultados del fuego del fusil de aguja, y todos conocen
el desgraciado fin de esa guerra hecha bajo la egida de semejante
error; en especial en Rezonville (16 de Agosto), todo el Ejército
francés libró batalla á sólo dos cuerpos alemanes, y éstos no se escaparon
de una tremenda derrota, sino porque á su enérgica ofensiva,
los franceses sólo opusieron u na defensa ultra-pasiva.
En Francia, después de 1870, al tratarse de la revisión del
reglamento de maniobras, los encargados de la obra no comprendieron
las causas de los desastres sufridos por su Ejército, pues
aun cuando r".!conocieron que era preciso escalonar las tropas de
un modo más lógico, siguieron creyendo en la influencia decisiva
del fuego, por lo cual la revisión dejó prevalecer la defensiva en
la lucha, no siendo si no hasta 1884 cuando, mejor apreciados los
factores, se dio á la ofensiva el lugar que le corresponde en la táctica
moderna.
Dicho lo anterior, podemos anali7,ar más de cerca en qué
consiste la defensiva táctica, cuáles son sus ventajas é inconvenientes,
y cómo se pueJe utilizarla en los casos en que ella ¡e nos
impone. Ante todo debe ob!)erv·use que hay una diferencia sensible
entre la defensiva estratégica y la defensiva táctica: la primera
no implica que el partido que la emplee al principio de una guerra,
no tome después resueltamente la ofen iva; pero sucede á veces,
y casi siempre donde la movilización ó paso del estado de paz al de
guerra sea rápido, que de los contendores el que logre adelantarse en
esto un tanto á su rival, :tprovechará dicha ventaja para invadir el territorio
enemigo y tomar Ja iniciativa en los movimientos estratégicos,
lo que obligará al otro á aceptar la defensiva para retardar
la marcha del contrario, sacando partido de los ob:~táculos naturales
ó artificiales que haya en el teatro de operaciones, á fin de ganar
así el tiempo que necesita para su concentración. Merced á tal procedimiento,
resistirá el primer choque en condiciones menos desfavorables,
disminuyendo, á la par, las ventajas que el adversario
esperaba obtener de su presteza, para esperar el momento propicio
• y tomar á su turno la ofensiva con todos los recursos que haya logrado
reunir gracias á esa temporización.
Cuanto á la defensiva táctica, si á veces presta su razón de
ser á consideraciones aná!ogas á las de la defensiva estratégica, tales
como la de compensar en cierta medida la inferioridad de fuerzas,
la necesidad de ganar tiempo ínterin llegan refuerzos anunciados,
el deseo de conseguir que el adversario se empeñe en terreno
propicio, en cambio no emplea los mismos procedimiento¡
de acción. En tanto que la defensiva stratégica tiene por objeto
primordial hacer que el enemigo respete la integridad del frente
ocupado, sin pretender alcanzar por el momento mayores resultados,
la defensiva táctica trata de sacar partido de la situación más
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BOLET-fN MILITAR 111
ó menos ventajosa que le procuran la conformación del suelo ó
los trabajos de fortificación para repartir juiciosamente las fuerzas
de que dispone, no empleando sino el mínimum indispensable
para guarnecer los sectores defensivos, y así reservar la mayor parte
de las tropas, con la intención de tomar luégo la ofensiva, sea
cuando el asaltante se lance al ataque, sea para prevenir éste, acom~
tiendo con ellas un punto determinado de la línea enemiga
para producir la ruptura del equilibrio en su frente, condición esencial
de la victoria.
En todo caso preciso es tener presente como verdad de á puño
que la defensiva pasiva es un craso error, porque á nada conduce,
ya que el fuego es impotente para rechazar un ataque, si no lo
sigue, á su tiempo, el movimiento ofensivo, por Jo cual la tropa
que adopte la delensiva queda en la imperiosa obligación de cambiar
de actitud en un momento dado, pa ando á la ofensiva, aun
cuando sólo sea en una ·porciÓn de la línea de batalla.
l)ifícil es fonnular reglas sobre la oportunidad y empleo de
la defensiva ya que dependen de la situación en que está una tropa ó
de las órdenes que deba cumplir; pero de un modo general pueden
sentarse las siguientes:
1.• Emplear pue tos avanzado, móviles, de::,tinados á establecer
el contacto con el enemigo, averiguar sus movi1 iento , y si
fue e preci o por medio de luchas parciales comprometerlo á que
siga una dirección que lo lleve á donde el defensor ha preparado sus
medios de acción.
2.• Instalar una línea avanzada ó avanzadas en emplazamiento~
situados " regular di ~ tancia de la po•ición principal; este
e calón que tier,e por objeto detener al enemigo, obligarlo á desplegar
y empei!ar fuerzas para vencer esa primera resistencia, hacerlo
que muestre buena parte de sus tropas y la manera como las
empeña, y, en fin, causarle bajas que inlluyan sobre su moral.
Dicha línea desaparecerá obtenido ese resultado, replegándose al
amparo de las unidades que ocupan los puntos de apoyo principales.
3·· Distribuír la posición de combate propiamente dicha en
sectores defensivos y ofensivos, de acuerdo con la organización
natural ó artiticial del terreno, completada con una juiciosa repartición
de las tropas, de suerte que tengan accesos descubiertos en
donde la acción del fuego no halle obstáculos para causar al ofensor
el mayor número posible de bajas durante su avance. Esos
sectores se ocuparán al principio con fuerzas mínimas, pero de
suerte que puedan ser r~forzadas conveniente y oportunamente
por . las reservas escalonadas á retaguardia, y que los fuegos se
crucen para dominar mejor el acceso á ellos en los defensivos, sirviendo
los ofensivos para ejecutar los contraataques ó el ataque
decisivo de la defensiva-ofensiva.
4.• Guardar los flancos con reservas escalonadas, disimuladas
y bien situada<>, para que, llegado el caso, puedan oponerse á los
movimientos desbordantes ó de flanqueo del adversario,
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112 BOLETÍN MILITAR
.5·a Mantener siempre una reserva general en el sitio más
ventajoso, según las amenazas del enemigo ó las propias intenciones
de ulterior of.!nsiva, para hacer frente á tiempo á todo peligro
inmediato, apoyar el contraataque ó restablecer l.:t situación comprometida
en alguno de los sectores de la defensa.
Estos son los puntos generales á que siempre deberá prestar
atención el defensor, siendo de advertir que en ciertas circunstancias
no se les podrá aplicar, como cuando se trate no d~ batalla defensiva,
sino de retaguardias ó llanguardias encargadas de proteger
una retirada ó marcha de flanco de un.l fuerza que ha sufrido un revés
y pretendes lir de la zo;la de acción dd ofensor. En efecto, en
ea te caso e~ evidente que la tropa á la defensiva tiene por mis"ión
ganar tiempo suficiente para que de3file con orden la fuerza que
cubre y por lo mismo no puede empeñarse á fondo, porque romper
(es decir, deshacer) el combate en esas condicione , es cosa peligrosa:
con cañones y jinetes tratará de contener la persecución,
con la infantería forzará al enemigo á qu'e haga alto y despliegue;
con retornos ofensivos con el solo fuego cubrirá los movimientos
de retroceso en busca de nueva posición más lejana (hacia atrás)
que le permita volver á obrar del mismo modo. En una pabbra,
tratará de sacar á la defensa tod lo que ella pueda dar como suplemento
momentáneo de fuer?.as, utilizando el terreno en que
maniobr.a, sin pretender alcanzar resultados que no estarían en relación
con el fin que persigue.
Sea de e1lo lo que fuere, en la guer.ra moderna, al tratarse en
táctica de la defensiva, no puede ser ino de la difensa activa, que
en la utilización del terreno y de la forti ftcación p:1sajcra busca un
aumento de fuerza y el modo de atraer la lucha á una posición
conocida en donde se pueda herir al enemigo con más seguridad
y en mejores condiciones. --···- -
BOYACÁ *
E•tudio táctico y cetratégico
Bov ACÁ, nombre que llena con su lumbre y sus · trofeos las
páginas de la historia de Colombia, no obstante su grandeza, militar.
mente considerado, apenas es un incidente: el ep ílogo de Pantano
de Vargas, que si allá fue hecho prisionero Barreiro y la
mitad del ejército español, casi sin combate, es en las colinas que
rodean aquel Pantano donde, en tremenda y legendaria lucha,
quedó rota y desbaratada la pujanza de los batallones peninsulares
que defendían á Santafé.
Deslumbrados los historiadores civiles con la magnificencia
del acontecimiento consumado á orillas de humilde riachuelo,
• Pe un libro inédito: t818 por F. l. V. y V.
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BOLETfN MILIT .A.B. llS
/
-cuyo valle se interpone entre las fuentes de los perezosos ríos que
fecundan las altillanuras, un día corazón de los señoríos de Zipas
y de Zaques; ofuscados con el nombre . de Boyacá, inscrito en
áureas letras en las banderas y estandartes del Ejército libertador,
no sometieron al criterio usual la pluma entusiasta ron que trataron
de escribir su himno de agradecimie-nto á los fundadores de
nuestra nacionalidad, por lo cual no es dable hacerles cargo alguno;
pero no sucede lo mismo con los que preterydiendo narrar la
historia militar de la campaña, sin haberla estudiado ni entendido,
se redujeron á acumular sonoros adjetivos, pensando así levantarse
un monumento en campo que les estaba vedado, cuando en realidad
apenas hacen asomar irónica sonrisa á los labios del soldado
que lee aquellas líneas, fruto de imaginaciones delirantes, extrañas
al oficio, que en el fondo se reducen á mal copiar el Boletín publi-
cado en V entaquemada al otro día de la victoria.
El historiador argentino Mitre, después de narrar la jornada
en veinte línea~, cada una de las cuales es una herejía histórica,
obedeciendo de seguro á remordimiento de conciencia por escribir
lo que ignoraba, comenta su relato con la siguiente nota: " El
Boletín de Boyacá, dado por Bolívar y firmado por Soublette-único
documento que ha servido de ba e á todo. los historiadores
americanos, que lo repiten textualmente sin adelantar nada *es
tan confuso comG defici~nte en lo esencial. Prolijo en la descripción
de las guerriJlas preliminares, no da ningún detalle preciso
sobre los movimientos tácticos de la acción, si exceptúa el
desalojo (sic) del batallón desplegado en cazadores sobre la izquierda
realista, de lo cual se coligen las maniobras y peripecias de la batalla."
Subrayamos las últimas palabras porque de d_os . u~a: . si . es .
confuso y deficiente el Boletín, . ¿como . cólegir dé un simple detalle
las maniobras y peripecias de la batalla ? Y si éstas se pueden entender
leyendo dicho documento, ¿ por qué llamarlo confuso y
deficiente? O'Leary y Restrepo lo reproducen en sus historias
como relato fiel de la jornada, y el uno fue testigo de ella y el otro
Secretario del Libertador.
La verdad es que el historiador argentino escribió dominado
por la idea errónea de la magnitud de la batalla, no obstante que
en ella los patriotas sólo tuvieron 70 bajas y el choque apenas duró
un par de cuartos de hora -según el B~letín,-por lo c:ual delinquió,
como vamos á verlo. "La batalla, escribe, se inició sohre el
mismiJ puente por un combate de vanguardia, en que las guerrillas
españolas fueron arrolladas. Contenido Barreiro en su marcha, formó
su infantería en columnas sobre una altura, con la caballerÍa· á
lvs costados y su reserva, desplegando por la derecha un batallón de
cazadores (?) para tomar con fuegos convergentes, diagonales y de
llaneo á los republicanos, que avanzaban en columna de ataque.
• El archiv:o nacional encierra impottantes documentos sobre el particular.
"
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ROL RTÍN MILITAR 115
trozos era perpendicular á la línea de retirada, el uno con frente al
Este y el otro con la cara vuelta al eptentrión. ¿Cómo se atrevió
Barreiro á librar la batalla en condiciones tan anómalas?
Sin duda alguna el audaz movimiento de Bolívar para
ocupar á 'runja, cortándole un camino de Santafé, le perturbó
el ánimo, pues díga e lo que se quiera, la razón militar la tiene
Sámano al dar parte á Aymerich de lo ocurrido: "Ya ve V. S.
que comprometido quedé con el engaño que padeció Barreiro
y su peot dirr.cción, pues poco me hubiera importado la marcha
de Bolívar hacia dicha capital (Bogotá), si aquél hubiera conservado
sus fuerzas, siendo el engañado en tal caso Bolívar."
En el particular diferimos, pues, de la opinión antimilitar, por no
decir otra cosa, de nuestros historiadores. En efecto, aunque el
Ejército libertador contaba cerca de 4,000 hombres, el un cuarto
no podía entrar en pelea por ser reclutas de la ví pera; Barreiro
mandaba 3,ooo sin contar 400 que estaban en Oriente; la guarnición
y empleados de Bogotá ascendían á cerca de I,ooo, y en el
ruto del país no había en armas ni un soldado patriota. En 1862,
ya con mejor fusil la infantería, 3,ooo magníficos soldados se
estrellaron en vano dos días contra un edilicio de Bogotá defendido
por 150 hombres, sólo porque tras aquéllos venía en auxilio de
éstos un ejército de otros 3,ooo, quebrantado por el primero en un
choque ocurri:lo en el mismo puente de Boyacá, y eso que los allí vencedore
entonce contaban con partidario armado en diver os lugares
del país. Si Barreiro no se aturde, cuida de rehuír el combate
en campo que no le fuera ventajoso y 5igue á distancia á Bolívar,
éste nunca hubiera podido ocupar á Bogotá dejando á retaguardia
tan fuerte enemigo que lo a altara por la espalda mientra él combatía
en las calle. de la ciudad, cuya toma no era cosa sencilla,
como lo sabía por propia experi~ncia, cuando la entró al frente del
ejército del Congreso seis años antes. En lin, aun en el supuesto
de que no hubiera podido intentar esta operación, sit:mpre era más
natural mantener.e en el Norte, e ~ p rar auxilios de Mori11o, y así
reforzado revolver ~obre la capital. Los escritore yerran al estudiar
el asunto, pervertido el criterio por la conarla de Tunja, porque
olvician que la línea de comunicaciones de Barreiro era triple,
una sobre Sámano (Santafc), otra sobre Morillo (Venezuela) y otra
sobre la Co ta (Ocaiia). Violó Barreiro un gran principio militar
y recogi<í la con.ecuencia natural, el de-a _ tre.
Cuanto á Bolívar, no puede censurarse bu. cara la batalla, por
do razone : si la perdí a, en todo ca o le querla ban las Han u ras á
donde replegar. e, sin contar con que tenía expedita la vía del Norte
· si la ganaba, era suyo el Virreinato de un golpe, y por tanto
convenía arriesgar la jugada, agregándose á lo dicho que al Hegar
la hora solemne, la fortuna le brindó excelente campo, hábilmente
aprovechado por cierto. Si Barreiro hubiera logrado pasar el río
con todo su Ejército, ó l>i éste hubiera combatido reunido en un
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.
solo cuerpo, la marcha del combate y sus consecuencias seguramente
no habrían sido las mismas. En todo caso, la base de la operación
fue justamente pensada por Bolívar, quien con ello dio una
yez más la prueba de su profundo conocimiento del corazón humano,
y mostró lo acertado de su juicio sobre la valía intelectual
efe su adversario: supuso que Barreiro, cortado de San afé, querría
á todo trance restablecer esa comunicación, y entonces, siguiéndole
los pasos, ó le impedía lo consiguiera, quebrantando así su
moral m's y más, ó bien lo forzaba á aceptar combate en posiciones
no elegidas y fortificadas de antemano. Con adversario más
que hábil al frente, la jugada era aventurada.
Si de lo grande descendemos á lo pequeño, hallamos con frecuencia
suma en los historiadores la prueba del descuido con que
.han procedido en sus trabajos; así, por ejemplo, Mitre afirma "los
Yoluntarios ingleses se probaron por primera vez," olvidando que
en Vargas la Legión Británica perdió su jefe y sufrió tales pérditlas,
que quedó retlucida á una compañía, cuya lista de revista después
de la batalla existe en el Archivo nacional. En Yenezuela Henica
leemos, hablando de la División de Retaguardaa: "La metralla
abre clartJS en los cuerpos patriotas, los rr~Juelca y detiene
algún tiempo el pertinaz empuje de nuestros batallones;" y sin
embargo esos cuerpos, que tenían más de mil hombrea, no tuvieron
treinta bajas, según consta en documentos que se encuentran
en el mismo Archivo citado. López, en sus ReaurdfJs HistóricDs
(tén que da ·á entender q-ue · estu·\'O en la batalla, lo cual no _ ve~- .
a.d, según consta en su propia hoja de servicios)) habla del Batall6n
AI!Jión, que, según se dijo, estaba reducido á una compañía,
eomo Jo afirma además el BDktín. Mas no acabaríamos si nos
fFOpusiéramos se~uir la enumeración, y lo apuntado basta y sobra
á nuestro propó tto.
1 día 7 de Agosto amanecieron Jos contendor unos, Bolíar,
en Tunja, y otros, Barreiro, en Motavita, lugarejo de indios
ituado 6 kil6mt.tros al O. de aquella ciudad; pero u situación
era muy diversa. EJ Ejército libertador había entrado á la citada
plaza el s, y por con iguiente el 6 lo consagró al descanso y á
proveerse de multitud de artículos tomados en los bien provic;tos
almacenes que al enemigo se tomaron en la ciudad; el F .. jército
· ~con su Jefe preocupa.W el ánimo por una falsa idea estra-
11Rgica, había caminado todo el dí~ 5 y muchas horas de la noche
éste al 6, de suerte que sólo descansó parte de este día y en un
acaso de recursos y bastimentas. El 7, pues, ñsi.ca y moen
e hablando, Bolívar superaba á Barreiro, y era casi seguro
debíttllevule la ventaja en la operaci6n que iba ' realizane
día. a luc de veloc1 d en el camino de Santafé, á que e
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llOLET fN MILITAR 117
agrega que para el singular sport el uno contaba con una vía
relativamente buena, el camino real, y el otro con un sendero de
páramos, el camino secciona! que enlaza el puente de Boyacá con
el camino de Motavita á Samacá.
!
/ 0 Tu1Jja
/ /
"Al amanecer del día de ayer (el 7) dieron parte los cuerpos
•uvanzados de que el enemieo estaba en marcha por el camino de
S,amacá; el ejército se puso sobre las armas, y luégo que se recon10ció
que la intención del enemigo era pasar el Puente de Boyacá
p.:>ara abrir sus comunicaciones directas y ponerse en contacto con
laa capital, marchó por el camino principal para impedírselo, ó foruarlo
á admitir la batalJa. A las dos de la tarde la primera Divisiión
enemiga llegaba al Puente, cuando se dejó ver nuesta descub:
Jierta de caballería." Boletín Oficial.
En las anteriores sencillas palabras está dicho, en hermosa
sííntesis, cuanto al objeto y plan de la marcha-maniobra se refiere,
imdicáudose, además, el campo probable de batalla: el Boletín antrerior,
dado en Tunja, había terminado así: "estamos casi cierto
d e la victoria." Los que, por forjar frase", · han agregado detalle
á lo transcrito, sólo han con eguido escribir in crosimilitudes gcogrráficas,
por no decir otra co a. U no de ellos habla de avisos de
loJs exploradore , de que Barreiro intentaba ponerse en camino;
qtue el Ejército estaba en pie desde ante de recibir tal aviso; que
B olí var, para saber á dónde se dirigía el enemigo, situó Oficiale
em los campanario de la ciudad, y él mismo trepó á una alt~ra
qtuc le permitiera domina. tale. movimientos; que al fin lo mtra
tmmar ei camino de Boyacá (sic) y exclama: "es nuestro, es nue -
treo," tras lo cual corre con su Ejército, no sobre el contrario, sino
smbre el puente, distante t1·es leguas. Casi huelgan los comentaricos
sobre semejantes conceptos, que escritos como elogio al Lihe!
rtador, si fueran ciertos lo exhibirían como el más estulto de los
smldados: un jefe que del sitio que ocupa domina el campo enemi-
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118 BOLETIN MILITAR
go, y en vez de atacarlo al ponerse en marcha, lo deja desfilar
tranquilo para luégo moverse por otra vía, fatigar su tropa con
muchas horas de ruda marcha en busca de un campo de b~talla
desconocido, corriendo al albur de que aq,Jél recobre sus comunicaciones,
con el Ítem de ir á empei1ar tarde la jornada, que entonces
podía prolongarse hasta la noche, cuyas sombras tenían que
ser salvadoras para el contrario si la fortuna no le era propicia. Y
á lo que antecede agrégase la afirmación de que de rrunja se ve el
camino de Samacá á Boyacá, no ob ·tante quedar separado de la
ciudad por una elevada cresta para m osa, una vasta exh·nsiim de terrmo
a berta/ ( !), según el singular lenguaje topográfico del autor
en referencia.
Por fortuna lo Boletinr.r dan al traste con semejant~ estulteces,
afirmando rotundamente: 1 .o, que frente al enemigo estaba
un destacamento dP. dragone (infantería montada) destinado á ob-ervarlo;
2.0 , que dicha tropa dio parte de .que el enemigo se movía
por el excéntrico camino de Motavita á Samacá, es decir, á Ubaté,
por lo cual el Ejército se puso sobre las armas; 3.0
, que más
tarde el enemigo dejó ese camino por el de Samacá al Puente de
Boyacá; 4. 0
, que entonces se comprendió que Barreiro pretendía
recobrar e e día su perdida comunicación con Santafé; 5. 0
, que por
tal motivo se ordenó marchara el Ejército por el camino principal,
que también pa~a por dicho Puente, con d propósito de imp~dírselo,
es decir, de evitar que ganara dicho carrai no si al mencionado
bivio se llegaba antes que él, ó de forzarlo á admitir batalla, es
decir, perseguirlo, alcanzarlo y atacarlo si no se lograba impedir
tal acontecimiento. En resumen, Bolívar e movió de Tunja resuelto
á med1r sus armas con Barreiro. ¿Dónde? Donde lo determinara
la fortuna, puesto que nadie le impedía al español establecer
un racional servicio de exploración que le permitiera, en caso
necesario, no lle~ar al Puente sino retroceder, rehuír la bataila y
maniobrar en busca de mejor campo ó de momento más propicio.
Por lo pronto el Boletín no afirma sino una cosa: que urgía
no perder tiempo, por lo cual la marcha no se emprendía sino al
saber .se con alguna certidumbre hacia dónde se dirigía el contrario:
esto era en extremo juicioso y demuestra que ]as rutlas enseñanzas
de la campaña de 1818 no se habían olvidado por el Ejército libertador.
En efecto, á este caso p11ede aplicarse ]a magnífica exposición
de Gneisenau, el inspirador de los Aliados en las últimas campañas
contra el Imperio, cuando, definiendo la estrategia, decía: es la
ctencia que maneja las dos magnitudes que se llaman tiempo y espacio:
ambas interesan, pero yo soy avaro, especialmente del tiempo,
porque el espacio perdido puede recobrarse, en tanto que e minuto
que no se aprovecha no vuelve jamás. Si Barreiro seguía
sobre Ubaté ó retrocedía hacia el Norte, cambiaba por completo la
faz de la cuestión.
Y aún quedan por considerar dos hipótesis más graves en
uatándose del punto anterior: Barreiro, al seguir á Samacá, encon-
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120 BOLETÍN MILITAR
pero casi es posible afirmar no emprendió marcha sino al romper el
día, pasando por la indicada encrucijada á eso de las 8 a. m., por lo
cual Bolívar debió recibir el aviso mencionado hacia las IO a. m.,
y la celeridad de su marcha tenía por objeto llegar al Puente antes
que Barreiro, que á las 8 ya sólo distaba unos r 3 kilómetros de
él, de suerte que si los españoles, en vez de un mal sendero, hubieran
marchado por camino como el real, de seguro habrían logrado
su intento, salvo que hubieran resuelto marchar despacio en la esperanza
de adelantarse á Boli var, por la ventaja que le llevaban en
tiempo, lo cual no es de presumirse, ya que conducían 3 cañones y
naturalmente algún alto harían para almorzar. En fin, aun cuando
los patriotas no se movieron hasta las ro, debe observarse que estaban
en pie, arma al brazo, desde el amanecer, por lo cual desde el
punto de vista de Ja fatiga del día los dos ejércitos llegaban equilibrados
al campo de batalla.
(Continuará)
I.EOOIONEB DE O:SOOPvA:i'IA :i'IBIOA
CURSO DEL PROFESOR THOULET EN LA UNIVERSIDAD DE NANCY
Traducción libre, hecha para el Boletín Militar
JI-Nacimiento é Infancia de la 1lerra
(Continuación)
Para indagar lo que fue el génesis de la tierra, se ha empleado
un método, que es de uso común en ciencias: la utilizació:a de
las analogías. Por ejemplo, cuando se · quiere saber ·c6mo crecen las
encinas, no se siembra una bellota y se permanece cerca de ella,
mirando cómo el vegetal rompe el suelo, crece, se convierte en déoil
arbusto, luégo en árbol de majestuoso~follaje, después, lentamente
decae, hasta envejecer y morir; no se cuentan las ramas que se
secan, ni se aguarda á que la vetustez horade el tronco que, cediendo
al impulso de un viento, que antes apenas habría hecho estremec~
r su copa, caiga por tierra, y allí se transforme en tierra bajo la
acción del sol de los estíos y el frío de los inviernos. El botánico se
limita á recorrer la selva para examinar, entre la multitud de las
encinas, las diversas faces de su exi ten~ia, y la observación de esos
eres múltiples le suministra el medio de reconstituír en algunas
horas Jo~ años de vida de la encina. Los astrónomos han visto formarse
mundos en el firmamento, y así pudieron escribir la historia
de la infancia de la tierra.
En ciertos puntos del cielo el telescopio deja percibir nebulosas,
masas de materia cósmica, centros de lumbre más bien que
de luz, polvo de estrellas que los instrumentos de mayor potencia
no pueden resolver. Entre ellas las hay cuyo aspecto se modifica
con oastante rapiae7' hasta tornarse in conocibles en un lapso de
pocos años. Las nebulosas son mundos en vía de formación: la
materia que los compone, de una tenuidad de que en la tierra nada.
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BOLETÍN MILITAR 121.
puede darnos idea, animada por un movimiento de torbellino, casi
siempre se muestra en un espacio vacío de estrellas, cuya sustancia,
por decirlo así, parece como si se hubiera evaporado. Obedeciendo
á la a racción, la nebulosa se condensa hacia el centro,
aparece una lumbre más intensa, especie de estrella mate, como
se la ve, por ejemplo, en la constelación de los Perros de Caza, 6
bien presenta varios núcleos, ú ofrece el aspecto lenticular de tuu
esfera entre un anillo que, visto de canto, recuerda el del planeta Saturno,
como sucede en la nebulosa del Aguador, si no es que el sol
central, como en otra nebulosa de los mismos Perros, se envuelve
en largas estelas en forma de espiraL
N u estro sistema solar atravesó esas di versas faces: en su origen
fue una nebulosa como la de los Perros de Caza, el Aguador,
Pegaso, Orión, Andrómeda, el León, la Virgen, la Lira y tánta&
otras dispersas en la inmensidad del espacio. La materia cósmica
·e dispuso en espirales giratorias que, tras aislarse unas de otras, se
aglomeraron en sendas masas que dieran origen á cuerpos globulares,
al cabo condensados hasta formar esferas. Así surgieron los
planetas, nacidos del sol, mediante la condensación de un reguera
de polvo cósmico desprendido de la masa primitiva: Neptuno,
U rano, Saturno, Júpiter, el grupo de los asteroides, Marte, la Tierra,
Venus y Mercurio, el más cercano al centro primordial.
La densidad de los planetas con relación á la de la Tierra,
tomada como uni1ad, decrece, regularmente, ó poco menos, del
centro á la perifcrie del sistema: Sol=o.98; Mercurio= 1.5; Venus=
0·99; la Tierra= r; Marte =0,98; J úpiter=o.z6; Saturno=
0.1 3; Urano= 0,23, y Neptuno-= 0.24. En «"1 cálculo de
estos valores se ha supuesto que la dimensión aparente de los
planetas es su dimensión real, ó en otros términos, se ha prescindido
de la atmó fera que puede envolverlos; con certeza puede
afirmarse, además, que las cifras relativas al Sol y á los 4 grandes
planetas exteriores, pecan por defecto. La materia de la nebulosa,
madre de nue tro sistema solar, que no es sino un átomo en el espacio,
se ordenó, pues, de acuerdo con ·u densidad: !3 más ligera
ocupaba la periferie y la más den a quedó cerca del centro.
A su turno cada planeta, una vez aislado, reprodujo en menor
escala los fenómenos que le habían dado origen: su m":lteria se
conden a, y á impul os del movimiento de rotación, que aument:J.
en velocidad á medida que la masa se endurece, los polos se deprimen,
e hincha el Ecuador, que se convierte, primero en una e~pecie
de ~aliente, luégo en un anillo constituído por los materiales
más livianos, tal como lo vemos en Saturno. Pero ese anillo no
puede subsistir sino en el caso de que posea una homogeneidad
perfecta; de lo contrario en él se realiza una nueva concentración,
se rompe en una ó más porciones que engendran esferas más pequeñas,
los satélites, ora múltiples, como en Saturno y Urano, que
tienen ocho, Júpiter 5, Marte 2, ora únicas, como sucede en la
Tierra y en Neptuno, ora ninguna, como en Mercurio y Venus.
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124: BOLETÍN MILITAR
que. Liebertwolkwitz queda en poder de los franceses, Wachau
es tomado y retomado cinco veces, y Mark-Kleberg sucumbe. Es
medio día, y la línea francesa retrocede pero no ha sido rota. N apoleón
decide entonces tomar vigorosamente la ofensiva, que prepara
el tiro de una batería de 8o piezas dirigida por Drouot. En
tanto que Macdonald desvía la atención de los austriacos con un
serio ataque sobre Seyffersthayn, una masa de dos cuerpos se precipita
sobre Gulden-Gossa, rechaza la infantería enemiga y sólo
es contenida por imprevistas cargas de caballería. Kellermann y
Murat atacan á su turno á los austriacos y permiten que la Guardia
marche sobre Gulden-Gossa y acentúe el movimiento de
avance; pero el enemigo, reforzado á tiempo, conserva sus posiciones,
y el combate queda indeciso. Al Norte, Marmont, á pesar
de su inferioridad numérica, .resiste á Blücher, y sólo al anochecer
se retira tras el Partha, para no ser copado de Leipzig por Bernardotte,
que llega sobre su flanco derecho. Al 0., Bertrand se
mantiene en Lindenau. En resumen, los franceses han obtenido
el éxito á medias, resistiendo con 135,000 hombres á 220,000
aliados.
Jornada del 17-Y.ranscurre sin combate. Ambos Ejércitos
esperan la llegada de los últimos refuerzos con que pueden contar.
Ney llega hacia la derecha de Marmont con 2o,ooo hombres,
pero los aliados se engruesan con todo el Ejército de Bernardotte
y con los 4-o,ooo soldado· de Schwartzemberg. Napoleón estrecha
su línea de batalla: la masa principal presenta su centro en Wa-
.chau y Probsteyda; Ney se cubre con el Partha; el .todo se apoya
á la derecha en Conne·IVitz, sobre el Pleiss, y á la izquierda en
Schoenfeld, sobre el Partha.
Jornada del 18-Al romper el día, el Ejército de Bohemia
avanza formado en tres masas de á 6o,ooo hombres, que atacan la
línea francesa por el Sur, en tanto que Bernardotte y Rlücher
(r2o,ooo) embisten por el Norte. Abrumados los imperiales por la
superioridad numérica del !ldversario, se repliegan P.OCO á poco:
en Probstcyda-St<~theritz organizan un núcleo de resi tencia
que los repetidos ataque de los austriacos no pueden vencer: pero
los Sajones, haciendo traición al E mpcrá.dor, abandonan la línea,
avanzan un poco, y luégo, volviendo caras, tiran sobre los franceses.
La batalla degenera en un espantoso cañoneo.
Jornada del 19-Napoleón se ve obligado á ordenar la retirada.
Aprovechando la noche los cuerpos se repliegan sobre Leipzig,
y uno tras otro penetran en el e trecho desfihdero de Lindenau,
resultando prcmto un espantoso desorden que aumenta, si
cabe, cuando al romper el día de nuevo los aliados principian el
combate. El Ejército francés está ag~omerado en Leipzig y sus
alrededores. Macdonald, Poniatowski y Lauriston resisten á pie
firme en los alrededores de la ciudad, en los arrabales y hasta en
las calles, para permitir ~~ desfile de los cuerpos amontonados en
el desfiladero, á cuya entrada llega al fin la retaguardia, acosi\da
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BOLETÍN JULITAB 125
por una nube de cosacos. A la vista de los lanceros polacos y de
los cosacos, el jefe encargado de la destrucción del puente pierde
la cabeza y lo hace saltar. Toda la retaguardia, 30,000 hombres,
es muerta, ahogada ó cogida prisionera: Macdonal
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 136", -:-, 1900. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691053/), el día 2025-10-03.
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