A~O 111 Bogotá, Abril I 5 de 1899 NUM. 95
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ORGA1 O DEL MJ I TERIO DE G ERRA Y DEL EJERCITO
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DlRr.CTOR AD·HO O REM, FRANCISCO J. VERGARA y V.
Coronel, Miembro d la. Socu~ dad Colomb1<~.na de Ingenieros
~iiiiiii iii i i ~ii i R 9~i9~ ~A~ ~i ~R i2 . ~ AQRR i ~i i i i ~i~i~ii iiiAQ
1 Son colaboradores natos de este peTi6dico todos los Jefes y
Oficiales del EJército de la República
0~6~~~~~~~~~~~~6 ~o ~o 6~~~ ~ ~u~ ~~6~~6~0 ~~ 6 ~6~ ~6~6~~~ ~ ~~ bl 6 ~~~Q
IC L
Bogot5, Abril 1 o de t 899
Señor Director del Boleli11 Militar- Pre sente.
Muy estimado señor:
Tuve el honor de recibir la atenta nota de usted en la que
solicita permi o para con ultar el archivo del hi toriador Re trepo
y reproducir en el Bol tm Militar cicrt s piezas relacionada con
la historia del paí · . Es para mi altamente s tisfactorio el conceder
el perm1 o olicitado; u ando u ted de él contribuirá á que se
salven del olvido documentos historicos importante , y será uadro
apropiado para ellos la importante revi ta t n habilmente dirigida
por usted.
De usted muy at<:nto seguro servidor,
EDUARDO RE TR PO SAENZ
Rrpúblira dt Colombia-JI,! illiJitrio (Ü Hadcllda-ScaiÓII +a-Ramo dt
C~!JtrntQJ-N ímuro 78 1-Bogotá, klm·zo 24 dt 1899.
Señor Miniatro ele Guerra.
La última parte del artículo 7. 0 del contrat número 3 de
1894, celebrado con el señor Bernardo Navarro, sobre construc-
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178 BOLETíN MIL1'1'.AB.
ción de un puente sobre el río Magdalena, que se halla publicado
en el Diario Oficial número 9,424, de 22 de Marzo de aquel año,
dice entre otras cosas lo siguiente: ''Es entendido que los correos
y fuerzas del Gobierno no pagarán derecho alguno, como
tampoco el vestuario, equipo y armamento para el Ejército."
Este Ministerio estima como fuerzas del Gobierno á los
militares en marcha, que vayan divisados 6 nó, llevando pasaporte
expedido por la autoridad respectiva, y dentro del término señalado
para la marcha hasta el lugar á donde vayan destinados, por considerarse
que el carácter militar lo conservan hasta cumplirse las
condiciones del pasaporte.
La aclaración anterior será comunicada directamente al Empresario
del puente, y es de esperarse que en lo sucesivo no haya
lugar á nueva reclamación.
Dios guarde á V • . S.
CARLOS CALDERON
EATALt.ON PIOXINOHA
ORDEN GENERAL DE LA DI 1 IÓ PARA HOY VIERNES 10
DE FEBRERO DE 1899, EN POPAYÁN
República de c~/ombia.-Ejército Nacional.--4.• División.-Estado
Mayor
.. - ............................. - ........................ .
Art. 995· El suscrito e complace en hacer constar, para
honra del Batallón Pichincha y satisfacción de sus jefes, que el
Capitán Leveque, miembro de la Misión Francesa, comisionado
por el Ministerio de Guerra para pasar revista en los cuerpos que
hacen la guarnición del Cauca, le ha informado verbalmente que
la ~evista pasada en el citado Batallón le ha dejado plenamente
sattsfecho en todo sentido; que le ha parecido el mejor cuerpo de
los que conoce en la República; que llama la atención por el
aseo y arreglo del Cuartel, y el aseo especial de su personas y
v.estuario; además de maniobrar muy bien y distinguirse en el
ttro al blanco. Igualmente le maní esto el Capitán Levcque que
el parque nacional de esta ciudad le ha parecido el mejor arreglado
y conservado.
El General Jefe, ERNESTO BORRERO
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llOLET.íN MILITAR 179
SECCION DOCTRINAL --··--
Es natural que los soldados estudien con amor la vida guerrera
de los grandes militares que con sus espadas han modelado
el arte difícil que se resume en breves palabras : sacrificarse provechosamente
por ]a patria . Empero, si es quizás dificil y aun
odioso establecer cierta clase de categorías y de escalas, para dar
campo á sentimientos patrióticos, nobl(!s en su esencia, pero profundamente
errados desde el punto de vista técnico, sí naturalmente
deben volverse los ojos en primer término á aquellos jefes
cuyo ejemplo á lo menos deben imitar los soldados de todas las
naciones, por tratarse, no de monarcas amos de un pueblo, ni de
jefes de un Estado, que en su personalidad han refundido al político
y al militar, sino de los servidores de un país ó de una causa, que no
tuvieron otra pretensión que la de llenar cumplidamente su deber.
Si los primeros no pueden ser modelos para los oficiales del ejército
de una República, los segundos están en condición muy distinta, y
sus virtudes, su labor y su obra servirán de fructuoso tema de meditación-
y estudio á los oficiales todos, desde el Alférez hasta el
General en Jefe.
Y como la maestría del artífice nos lleva á admirar su obra,
es natural también que los soldados se apasionen por el estudio ce
las campañas de aquellos á quienes rinden culto, lo cual explica
por qué siendo el General Lee uno de los titanes ciel arte militar,
la guerra de Secesión, en la cual mostró sus talentos, sea capítulo
obligado de una historia militar.
Nadie disputa á Aníbal el primer puesto entre los hijos de
Marte ; el segundo corresponde sin duda á Napoleón ; después
surgen, con talla poco menos que igual, Alejandro, César, F ederico
JJ y Lee ; pero i á un mismo tiempo se estudia el hombre
y el soldado, y, sobre todo, el hombre de la guerra moderna y de la
civilización cristiana, el orden de aquella enumeración se c-an1bia,
y el sitio de honor corresponde á Lee, porque ce la nobleza de su
carácter le hizo adorar de sus soldados y estimar de sus adversarios,
y terminó su vid.t ejerciendo las modestas funciones de Director
del Colegio W á hington en Lexington."
Robert Edward Lee, hijo del más brillante oficial de la caballería
americana durante la guerra de Independencia de los Estados
Unido , fue á su turno el más notable de los Generales de
aquel país en la guerra de Secesión, el primero de los hombres de
guerra que ha producido el Nuevo Mundo, y el segundo de los
guerreros del siglo : su campaña defensiva de 1864 es una de
las obras maestras del arte militar.
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180 BOLETÍN i\IILI'l'.A.R
Con el objeto de ha~er conocer de. nuestro ~jérci~o esta eminente
personalidad, traducimos e:t egUida las b10~raftas de Lee,
escritas por Grasset, Inspector en Jefe de la Manna francesa, y
por Scheibert, Ingeniero militar pru .iano, enviad por 1\tlolke pa~a
que siguiera sobre el terreno la penpectas de la mayor guerra CIvil
que registran los anales del mundo.
LEE, POR •. GRAS ET
(Guerra de Secesión-Segunda parte : los hombres)
ce La campaña de Virginia, en 1864, e parece á una partida
de ajedrez : Grant gu ta de atacar con la torre ; Lee, á quien
faltan mucha piezas, y jugador má elegante, se defiende con el
alfil y el caballo , (J . cheibert).
Los dos adversari están admirabl mente pintados . Grant,
salido de las entraña del pueblo, será pueblo ha t a sobre la illa
presidencial; Rober~ Lee, ari tócrata de nacimiento, rico propietario,
una de ]a~ más seductoras individualidades de la Nobleza
del Sur, no podrá ocultar su elegancia natur::tl ni debajo del capote
ennegrecido por el humo de la batallas, ni debajo del traje, bien
modesto por cierto, de Director de Lcxington .
Este hombre creció á medida que su fortuna declinaba;
su popularidad salió intacta de la capitulación : se comprende que
fue aplastado, no vencido. Por tierra el árb 1, parece aún más
grande, pero al mirarlo sin ra1ces se admira el observador del tiempo
que fue preciso emplear para derribarlo, y se pregunta por qué
milagro de equilibrio e mantuv tánto tiempo en pie, en medio
de la tempestad. Y ese milagro el General confederado lo renovó
á diario durante un año, agotándose en jugar una pa~tida desesperada,
en retardar la inevitable catá trofe.
Su vida durante ese doloro o período, es un modelo de patriótica
energía. Tiempo hacía que hab1a perdido la esperanza,
pero us temores y su desesperación los guardaba para sí solo ; su
rostro, iempr iluminado por una serena bondad, permanece impasible
ante lo m a tr " gico azares de la guerra, y cu ndo u correspondencia
privada lo mue tra deseo de desean o, hambriento
de paz, de concordia, us soldado , engañado por u aparente
confianza, lo aclaman creyendo aun . que el te tío Roberto,, va á
llevarlos á w~ hington.
El hombre Uora Virginia devastada, á su familia arr.uinada,
á su mujer enferma, á su hija muerta ; l General aparece más
firme que nunca. En tanto que advierte " JefFer on Dawi que
llegó el momento de negoci.ir la paz (l\1arzo de 1 864), pue to que
en su concepto .es imposible pr longar la re i tencia, exhorta á
sus trop s, r~ ntma u v lor y le promete la victoria. Su órdenc
generale mtcnten, y nadie lo abe mejor que él; ¿ pero quién erá
osado " cen:Jur rlas ? Es preciso os tener d á ni m o de los últimos
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BOLETÍN MILITAR 181
defen ores de Richmond, quienes, leyendo la conocida novela de
V tct r Hu; , se apellidaban á SI mi mos lo il4iurables de Lee.
Lo diversos a · pecto de e te gran ar á cter varían en extension,
pero no en c a lida d; ] ano de doble ro~tro, es una personalida
d difícil de pintar; impo iblc e::; retratarlo con un solo rasgo,
pero á lo menos ensayaremo representarlo en el punto culminante
de su gloriosa carrera, durante la campaña defensiva de
Virginia, el más bello florón de su corona militar, si no como
éxito, Sl como prueba de u genio.
Robert Lee te111a entonces cincuenta y siete años y su
elevada e tatura lucía fieramente bajo un uniforme de corrección
puritana. Do años de guerra habían blanqueado sus cabellos, sin
desmedrar la soberbia pre encía del que fue uno de los más elegantes
caballeros de Virginia. u actividad física y su extremada
ebriedad Je conservaron hasta en la edad m dura el vigor necesario
para resi tir la abrumadora fatiga del mando militar; y Ja dignidad
de su vida, el brillo de u ser icios, la cultura de sus modales,
form~tn en torno de u cabeza plateada una aureola de re peto, de
admiracion que explican la afección entus iasta de sus soldados
' viendo e e noble rostro, lleno de fuerza, en el cual se destacaban
grande , abiertos dos ojos hermoso casi negros . ' En
u incorrecciÓn exótica esta fi·ase de un oficial extranjero evoca
una imagen y merece con ervar e.
El culto de los confeder do por su gran Capitán se fundó
exclu ivamente en el gran valer de Lee; nunca e vio menor ostentaci<>
n, Clo e te
ultimo 1u tilb la bajada no
es muy fuerte aun c uando en algunos puntos hav bastante barro ; el
res to e s bu eno: hay recursos. Distancia, 12~ kilómetros.
ToTAL, 20 kt1 6 metros. Horas de marcha, 7; por llano, 3; de subida,
2; de bajada, 2.
II ~ T6querres á Pupiales
T ú1Jtttrrn á Sapt~ycs-Parroquia, frío. (Véase el itinerario ant~rior).
Distanc ia, 7 ~ kÍ1 6metro .
Snpuy r r ,í lr1 r¡tu6r11da Clúllrmqucr - Casa, frío. Se ube una cuesta
n o ~uy pc nut c ntc, pero con algún barro. Aquí s e aparta á la derecha
cammo para Pas tás y Carlosarna. Dis tancia, 5 kilómetros.
Cltilltmt¡ller J In Cm116re-De ierto, frío . Subida por entre monte
no muy e s p eso y con bas tante bl\rro. Distancia, 3 kilómetros.
La Ct~mbrt rÍ P11pirdn -Parroquia, frío. Bajada casi llana, con
p oC barro; St; pa sa Una qu \! braua honda r á pOCO Un barrizal para llegar
al pue blo, qu e ~icnc recurso . Dis tancia, 6 kilómetros.
ToTAL, z 1! kd6metro . Horas de marcha 8; por llano, 4-; de su-bida
3, de bajada, 1. '
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BOLETÍN MILITAR 188
I I I-T úquerres á Oarlo sama
~íu¡uerrn á In quebrndn Clúlln1Jt¡tter-(Véase el anterior). Distancia,
I 2~ ki16metro .
Cltill,mqurr á Pm/ÓJ-Aldea, frío. Hay primero una subida no
muy pend1cntc, c on monte y algún barro, y luégo un plano inclinado,
casi llano y con algún barrizal. Distancia, 1 o kilómetros.
PasftÍJ á CarloJdma- Parroquia, frío. Camino llano, con barro.
Se pa a el río Blanco que corre entre altos barrancos y por un llano
con barriz.ales, se llega al pueblo, donde hay recursos. Distancia, 5 k ilómetros.
ToTAL, 27i kilómetros . Horas de marcha, 9; por llano, 5; de subida,
3; de bajada, I.
IV - Túquerres á Cu m bal
?:'ltquerres á . E1pino-Vecindario, frío. Camino lJano, resbaloso en
algunos puntos, barrial oso en otros: se pasan las quebrad111 Chamarro,
Pasto, Sisea} y Tutaria y se llega á e te punto, d o nde hay camino de
á pie, de menos de 2 leguas, para Sapuyes . Distancia, I 5 kilómetros .
E1p 110 tÍ Pa11amnl-Hacicnda, frío. Camino llano con algunos
arascadalc ; se pasan dos quchradttJ. En esta hacienda se aparta el camino
para San Pablo. Distancia, 5 kilómetros.
Pn1111mlll á MuellamliéJ-Caserío, frío . Terreno llano muy fangoso,
con atascada les en invierno : se pasa la} queórndn Chimangual.
Dis tancia S kilómetros.
A!tltllmnrth á Cttmbn/-Parroquia, frío . Camino igual al anterior:
se pasan las quebradnJ Chamuntí, Comunidad, Guan y Rumichaca.
Hay recursos. Distancia, 7 ~ kilómetros .
ToTAL 32~ kilómetros ; hora de marcha, ro;•por llano, 10.
V - T úqu erres á Guacbuc al
Tt((j/ICrres ,¡¡río SapuyeJ-Dcsierto, frío. Se pas a la qudn·,¡dn Chamarro,
c on muc ho barro· luégo se igu c p or lom as tendida, . e cruzan
la · t¡Vt'Órtldru Pa ·to y Si -cal y e llega al pue nte de este río. la izquierda
·e aparta el camino para Sapuye -. Di '> tancia, 5 kilómetr?s.
Río Stlprtyn rÍ C!Lillam¡ller-Hacic nda, frío. Cammo ca 1 llano,
l e muc ho barro 1 con algunas altura · llenas d e ata ·c ada) e . Di · tancia,
5 kilómetro ·.
Chillrwqtlt'r tÍ Gllndll/(lz/-Parroquia, frí o . El camino mejora~ no
hay tanto arro; e pa-;an la qrtebrt~dru Mue rta y Calavera; y luégo
por 1 mas ten li a , casi llanas, ·e llega á e te punto. ~Hay rccur os .
Distancia, 10 kilómetro .
1 01 ,,L, 20 ki16mctros. Hora de mar ha 7; por llano,! S; de subida,
1 ; de bajada, 1.
VI- T úquerres á Iles p o r Ospin a
Túq~to'J' tJ al r ío Svptt)'t•s-D c ic.:rto, frí(). Camino llano; e pa · .t
la t¡flt'VI'tu/,¡ Chamarro, l:On .dgun u barrialc. )' el río por un mal ptH: ntc.
Di . tancia, 5 ki16mc.•tro .
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184 BOLETÍN MILITAR
Río Sapnyn á OJphu1-Parroquia, frío. Es una subida no muy
áspera, pero algo resbalosa hasta el pueblo donde hay recursos. Distan-cia,
3 kilómetros. , . ,
01pmn á /n1 Cnóeara_J de Cnpu!t-Dest~rto, fno. ~e sube una
altura por camino de pendtente sua\'e y se baja por otro 1gual del que
se desprende, ía que guía á Sapuyes: á la derecha se deja la cabecera
de Ja quebrada Capulí. Distancia, 7 kilómetros.
CaóeceraJ de Cnpulí á ]/n-Parroquia, frío. Terreno quebrado
con algún barro; se pasan dos quebradas y se llega á )a planicie en
donde está el pueblo. Hay recursos. Dist en la i la de IVJargarita, n ara as
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186 BOLETÍN MILITAR
y en otros 1 ugares. In ter rogad á las tropas de V ene~uela, que marchan
á la \'anguardia de mi ejército; preguntad á los habttantes de esta provmcia
cuál fue la conducta de mis soldado& para con ellos: mi corazón
no e el de un tigre; no soy de esos hombres que cuando tienen las
riendas del Gobierno en la mano hacen asesinar impunemente á seres
indefensos. En Margarita encontré coronele y otros oficiales rebeldes;
no les pedí cuenta del pasado; exigí de ellos el juramento de íiderdad
al Rey. Desearon ellos volverse á Cumaná y á Barcelona, ciudades en
donde había reuniones de irtsurgentcs, y, sin embargo, no opuse ninguna
dificultad á sus deseos. Me cabe la satisfacción de afirmar que
desde entonces nin¡uno se ha apartado del ~cndero de su deber.
"Apresuráos á poner término á esta 1 uc ha. Vuestra uerte no
deper.de sino de vosotros mismos; es ésta una disputa de hermanos, y
para una sola familia debe lle,ar un día de reconciliación . Optad por
la sumisión ya que no podéis recibir socorros de ninguna otra parte .
Desde el Cauca hasta Sinú y Mompós, todo está ocupado por mis
tropa" . La s.a. División ha penetrado por las fronteras de V cnezuela, y la
División ligera del Brigadier Porras marchó el J 1 hacia Ocaña para
junrársele. En los almacenes del Ejército hay vfveres para ocho meses .
Jnglaterra desea que termine este tra torno; Luis xvu1, colocado en su
trono, prohibe á sus súbditos que combatan en las filas de los rebeldes;
Napoleón, en manos de lo ingleses y conducido á Santa Elena, no es
ya nada en el mundo.
"Os hablo por última vez; si permanecéis sordos á mis consejos,
cuando o veái obligados á rendiros, ejerceré todo el rigor de la justicia,
á pesar de los deseos del Rey y de los míos. Entonces seréis rebeldes
sujetos á la fuerza; hoy, aún podéis er nuestros hermanos; compartid
con nosotros las ventajas de este título; disfrutad de nuestros
bienes y de la suave compañía de Yuestras esposas y de vuestros hijos,
como si nada hubiera alterado nuestra antigua unión.
Cuartel general de Torrecilla, 22 de Septiembre de I 8 J 5·
l\10R1LLO
"Desde que llegué á Cartagena, prometí libraro pronto de la
e:;clavitud en que o tienen} alguno· hombres que no a · piran sino á :u
propia exaltaci6n: éstos on vuestro· verdugos, y miran con profundo
de ·déu vuestra~ de gracias. Ellos pretenden reemplazar al m á amado
de lo · reyes por gobiernos de farsa nacidos del engaito y de la astucia.
Re orclad los acontecimientos desde vue tra insurrección v delidmc ~i
vak má para \ 'O otro cr los va allo de media docena de.:· abogados ó
Je otra el l ' e de 3\'c nwrcro., que pretenden enriquecerse al precio de
' ' uc s •ra ngre, 6 ·úbditos de un poderoso monarca que no a ·pira in o á
~er el ídolo de sus pueblos y rival en gloria de los demá soberano . Reunidos
á 1 uestros hermanos de Espaiía, l qué tiranQS pesaban sobre
vo~otro • ni qué guerra os arrebataba á \'UCStros hermanos, á vuestra
c"posa , á vuc ... tros hijos ? ¿ ué ciudades veía incendiar ? ¿ )ué f:nuilia
ucumbían bajo los golpes d<.: lcr gobernante ? l!.sa liberta 1 v e e amor
á la humanidad, de que tánto hablan \'UC tros opr · ·ore , c.·igQ qut.:
ellos preserven sus propiedades, mientras que vuestras cspo.a y ,·ucs-
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BOLETÍN MILITAR 187
tro hijos perecen en el incendio de las vuéstras ! Estos hechos deplorables
podéis venir á verificarlos a sí. No existen sólo en mi discuno;
podéis ver hts cenizas y los cadáveres calcinados; escucharéis los gemidos
de las viudas y de los huérfanos; un ejército que ocupa un país en
revolución ha sido siempre azote del Todopoderoso. El incendio, las
violencia y todos los horrore deben cguirlo: estaba re ervado á Fer·
nando el Deseado dar al mundo una prueba más de sus virtudes y de
su humanidad, cuando me ordenó el indulto como base de la pacificación
de las provincias. Su Maje tad atribuye á los vai'vcnes del tiempo
Jos errores cometidos, y las provincias que yo he recorrido certifican
la rigurosa disciplina que mis tropas observan.
"La misión más grata que puede recibir un soldado es la de
ser portador del oli\o de la paz, y tener que desenvainar la epada
de los combares sólo para proteger á lQs pueblos y hacer respetar
las leyes. O prometo no apartarme un solo instante de e tos principios,
tan conformes á mis sentimientos, aun cuando vuestros miserables
jefes os han repetido que yo he cometido crueldades atroces en
Margarita y que he hecho degollar centenares de ciudadanos en Caracas,
al huír de esta Provincia. Semejantes mentiras son las-arma de Jos
débiles; de este modo es como os han engafiado siempre ; os han dicho
que ya no c:xistía España, ni el Rey de los españoles; y aquí tenéi
un ejército venido de España, y no será el último. Nunca os ocultaré
la verdad : soy soldado, y como tál no puedo admitir ni la doblez ni el
engaño.
(Continuará) ---··----
VARI OA
--···--
(Contimt3ción del número 3nterior)
Al verse acometidos los rebelde por las fuerzas que la autoridad
pública destina á sujetarlo , uno de su recursos de d<--fen a
es destruír los medios de ubsi tencia y de movilidad, <':S decir,
arrebatar ó destruír las propiedades de los a~ricultore , cegar lo
caminos, arruinar los puentes. Las tropa .. nacionales, atravesando
pueblos que acaban de ser deva tados, tienen tambien que ubsi -
tir ; la renta públicas, agotadas, no pueden suministrar fondos
bastantes para pagar los v1veres y la caballena necesarias; e
forzoso tomarlas donde primer e hallan, con la obligación de
pagarlas cuando sea posible; estos prestamos, forzados pero necesarios
é inevitables, son en sumo grado ruinosos para la cla e
agricultora, porque ellos recaen la má veces sobre personas infelices,
que con la pérdida de alguna reses quedan reducidas á
mi eria. No faltan tampoco hombre perversos que, á pretext de
sostener el. orden público y de prccurar recur'o á lo ejercitos,
estorcionan á lo pueblos y cometen depredaciones y ultrajes, que
en medio del tumulto y del desorden en que entran todas las cosas,
no e po ible ni impedir ni remediar .
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188 BOLETÍN MIL lTA.R
Llegan los combates, y centenares de hombres, que pocos
me es antes eran artesanos ó labradore honrados y pacdicos, perecen
en ellos, ó van á morir después en los ho pitales ó á quedar
para iempre inutili?.ados; rara vez ha mu7rto alguno de los
per"erso autores del de orden. Pero por sangrzentos que parezcan
los combates l'ls grgnadinos que en ellos han p r_ec.id_o no son"' sino una
mznima parte de los que la guerra 1tflruye. Dtvtdtdo el pazs tn c~r dilleras
frías y val!es abrasadores, e znsalubres,. no puede hac,ru tJTZ_punGmente
el tránszto d~ la una a la ot:·a reg1~n, por hombru ha.brtuados
a uno de los dos cl11nas . El cambto dt: altmentos, el desabngo,
/a fatiga, EL ESTADO MlSMu DE LA lMAG l ACtON DEL SOLDA 00
s JSO , prediJpónenlo á las enfernudades que produce la influencia
del clima; cada trr1nsición de la r11gión cálida á la fría, y particularmente
la inversa, destruye é inutiliza centenares de hombres robustos.
O HAY ACASO PAJS EN EL MU DO DONDE UNA GUERRA
J.•TES 1 1.•A PRKSE 'TE U MEDIO DE D •S 1 UC 10 ' MAS AC.TIVO .
El estado de ruina y d11 miseria de las rentas públicas, y La falta de
raursos de toda especie, la desidia ó la Ínt•ptitud, por tÜsgrtlcia frecuenft
·s entre muchos de nuestros cmplt a dos> privan á los ejércitos de
los medios· más indispensables de· salubr 'dad.
'n medí de la guerra se prc entó la viruela como un auxiliar
de Jos enemigos del país. Jn otras circunstancias la epidemia
n habna podido extender e por toda la Repu blica, y us estragos
h. brían ido de poca consideracion orque Jos esfuerzos de la
autoridades y de los particulares, habrían difut dido con oportunidad
la vacuna por todos lo pueblo , y ,•1 contagio no hnb·r:a encontrado
vv·htculo para transmitirse. p ro acosad la autoridad publica
por lo ataque de la faccion, con t ' nto tiempo pr<:par dos; alarmado
lo pueblos con los tut )ulto y los atentados, v atcrnoriza.
do con lo reclutamiento : ni aqu<:lla podía arendt:r con la a iduidad
nece ana · tan grave objeto, ni 1 órdcne eran cumplid
; todos ocupado , uno en atacar, otros en dtt~nder el orden
publico, n die fijaba la atencion lo ha. tan te en lo proO're~os de la
p .... ·se. LIJs ejérdtos la trnnsmit/(/n con ... npidez, y mucl1as vtus la
llflcum rcaparaer en pr.ubliJs qut ya } ab1a dc'Solado . Las vzctimas de
t'Jtn tpidemia ptudnr alcanzar a In DUODEUM parte de In población
dt' la República (16o,ooo !). 1lenciono aqut su e rr~so- s, porque
ellos no on ino un pisodio de b rebelion, pues~ ella se
deben .
. . La i nllucncia del de ?rden y de la guerra obre la riq uez. ha
sd,) lllm .. n a: la de tru cton d · ganado y cahallerí· , l. interrupCil.:•
t. u ·nt · d · las opera ionc.: d · Jn. oriculu11 la pcrJi la co1-
• icrui ·11~c le la co t:t·has en m tt ho p11 ·blo~, la '1 aralizacion dc:l
C<_>mcrcH ? la dt· tntLCton Jc tántos. bt .\7 .. o utilc ·, ·1 bando no que
t~ntos tlll.llarcs Jc l~o~ 1lw ·· han t~nH.Jo t¡uc ha cr d · su negocio ,
·.p· ul.'. 1 Hlt: y on·to. ;. ·1 d .fako qm~ lo '•l'ital~s produ tivo
han ufndt, ya 1 or las vwl ·tlltt •. accion ·s de los ublcva~ol', ya
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BOLETfN MILITAR 189
por las erogaciones voluntarias para sostener el orden, ya por los
empréstito que el Gobierno se ha vi to obligado " exigir; todo
esto reunido ha producid un notable y lastimoso empobrecimiento.
Los ahorros cl la indu tria en nueve aiios de p az, y los adelantos
costoso que la riqueza había logrado en aquella época,
han sido devorado por el incendio revolucionario. Un transcurso
igual de tiempo, gozando de tranquilidad, bas tará apenas para
reparar lo e trago que la riqueza ha sufrido. r o sólo son perdidos
para Ja industria t ' ntos miles de hombre muertos ó inutilizados
; lo on también 1nuchos que h hiendo perdtdo u pequeño
capit 1, no podr á n continuar trabajando; lo son igualmente todos
aquello que, habituados á la guerra, encontrarán dificultad para
voh er á us antigua · tare a .
En lo relativo a la educacion, los efectos de la anarquía han
sido tambien funestos. La mayor parte de la escuelas de primeras
letras, y mucho colegio y e t a blecimiento de en eñan2a se han
cerrado, y su renta han sido en varios punto saqueadas .
La relaj ción de la jus ticia y de la admir istración por efecto
de la anarqu1a; l<1 desorganización y ruina de )as rentas públicas;
la formación de una deuda enorme y complicada, que va á dar
origen á multiplicados y gravoso fraudes, y a duras é inevitables
inju ricias; el aumento de ga tos que será preci o hacer en adelante
en fuerza armada para impedir nuevos de órdenes; el vuelo
que la inmoralidad ha tomado con tánto eje1nplos de maldad y de
crimen ; el incremento e la división y de tos odio ; la desconfianza
que ocupa " todo lo · hombre.> indu trio o s bre la futura
estabilidad dd orden, azote má funesto para la industria que todas
1 plaga naturales juntas; la persua ión que los anarqui tas
han adquirido de la fa ilidad con que puede subvertirse el orden,
por efecto de la apatía del pueblo, de la impotencia del poder público,
de la tolerancia y cobardí de la mayor parte de lo funcio-
.narios, y de la ca i nuliJad de la ju ricia; el de credito que esto
de órden s han acarreado al paí·, y lo enorn1e daño que de aquí
se originan 1 comercio y á la indu tria en todos los ramos, alejando
de nuestro territorio los capitales, la capacidades y lo brazos
que buscan colocacion ; la pt>rniciosa tendencia que in piran
á la juventud la revueltas intestinas, apartando u atencion de los
objeto de utilidad posttiv , e inclinándol , la guerra y á la pohtica
; el empobrecimiento general ; la total ruina de t nta fortuna
grande: y pequeña ; 1 orfandad y miseria de innumerables
f: Jnili ; la muerte dc millares de hombre~ inocente , laborioso
y pacífico . Tale oo, en cotnpendio, los efecto de la
revolución que expira : un solo átomo de bien, acaso no ha producido.
C usA~ oa L RE oLu tó · . Al ex mi11ar la cau a de la ruinosa
revolucion de que o habl , e necesario eparar la que on r íz y
origen del m (ti , de lo hecho ó circun tancia pur ment acciden -
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190 BOLETÍN MILITAR
tales que han obrado como :ausas ocas~~nales, y en las ~uales,
sin embargo, se ha pa~ac:l? mas la ~te~cton. En~re los pnmeros
se enumeran como pnnctpales, los s1gu1entes: I . El defecto de
educación moral y religiosa; 2 . 0 La errada dirección impresa á la
educación secundaria; 3 .0 La repugnancia al trabajo; 4.0 El desacuerdo
entre las instituciones y las costumbres; 5.0 La oposición
entre los intereses palpables del pueblo y algunas instituciones;
6. 0 La desmoralización del ejército; 7 . 0 La ineficacia de la sanción
moral, respecto de los delitos de rebelión; 8 . 0 La enervación del
poder público y el desprecio consiguiente por la autoridad; 9 .0 El
libertinaje de la imprenta; y 10. La naturaleza física del país y la
distribución de la población.
I . 0 El defecto de educación moral y religiosa-Poco ó nada
versados nuestros padres en las elevadas teorías de una moral filo sófica,
y acaso no muy ilustrados en punto de religión; eran sí
cristianos de corazón, y, más que cualquiera otro pueblo, firmes
en su fe; sin intrincarse en cuestiones morales ni políticas, bastábales
para ser vasallos pacíficos y leales estar firmemente persuadidos
de que la religión condena la perfidia y la rebelión, que el
perjuro y el traidor son execr bles, y que todo acto que tiende al
mal del individuo ó de la comunidad, es contra la doctrina del
Evangelio. La religión era así el más fuerte freno en lo público
y en lo privado. Pero la revolución ejecutada con el fin de sustraer
á la América del dominio de E paña, y sustituír á las envejecidas
instituciones que la regían, la" teorías filosóficas entonces
en boga, produjo un efecto secundario que sus autores no se proponían.
Con las doctrinas políticas de los filósof""s franceses insinuóse
el vértigo anticristiano de que tanto alarde se hizo en Francia;
túvose " ilustración la impiedad, y fue moda profesar máximas
inmorales y subversivas de todo orden. Alarmóse el pueblo,
como era debido, al asomo de tan peligrosa novedad; y las ideas
políticas que se trataba de plantear, y lo hombre que por representarlas
encabezaban el nuevo movimiento social, perdieron en
la· masas populares el credtto y la confianza E¡ue debían servirles
de c-imiento para levantar sólido el edificio de la propuesta regenerad
... n.
Di mi n uyó en la sociedad como por escalones la energía del
sentimiento religioso; y si los padres Jo rnantenían en su pecho,
descuidaron de in ulcárse]o á u hijos. La moral, que no había
tenido en este pa1 , otra base que la fe del cristianismo, quedó socavada.
Nadie pensó en d rle un nuevo apoyo en las doctrinas que
la experienc1 y el recto buen sentido han acreditado como hecho'
de una verdad universalmente reconocida; nadie tomó á su cargo
difundir estas ideas de pundonor y de nobleza de ánimo, que la
cultura de. rrolla, y que on fuerte brida para ugetar al hombre
en el camrno del deber. Y aun'1uc tales cosas e hubieran procurado,
no habrían sido remedio ba tante á contener el daño, porque
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BOLETÍN MILlT.lR 191
la moral es en los hábitos, más que en las ideas, que debe propagarse;
y la juventud abandonada con el más culpable descuido se
ha formado y se forma en hábitos de licencia, de insubordinación
y de holgazanería, de indiferencia ó de desprecio por los principios
tutelare de la felicidad domé tica y del orden público. Debilitada
así la fuerza de la moral y de la religión, apenas va quedando
otro dique que la débil acci9n de las leyes para contener el
empuje de la anarquía que por todas partes se abre brecha. Las
escuelas de enseñanza primaria han ervido para dar los primeros
rudimento de las letras á una parte de la juventud; pero ellas no
han sido escuelas de moral y de buenas costumbres.
(Continúa) MARIANO OSPINA
MARINAS DE GWERRA - Al comenzar este año ~de 1899, la
fuerza naval de las grandes naciones es la siguiente:
Inglaterra, 42 acorazados; I 12 cruceros; 120 contratorpederos
y 7 7 torpederos.
Francia, 36 acorazados ; 37 cruceros ; 16 contratorpederos y
I 8 1 torpederos.
Rusia, 26 acorazados; 23 cruceros y 73 torpederos.
Estados Unidos, 1 o acorazados ; 30 cruceros ; 1 contratorpedero
y 1 7 torpederos.
Alemania, r 7 acorazados ; 22 cruceros ; 1 I contratorpederos y
1 1 8 torpederos.
Italia, 15 acorazados; 27 cruceros; 2 contratorpederos y 88
torpederos.
Austria, 8 acorazados ; 7 cruceros ; 7 contratorpederos y 56
torpederos.
]apon, 6 acorazados; r 5 cruceros; 7 contratorpederos y 23
torpederos.
Deducese del cuadro anterior que ninguna nación ola puede
hacer frente en d mar á Inglaterra ; que el Reino U nido, la duplex
(Francia y Rusia), y la tríplice (Alemania, Austria é Italia), forman
gr.upo de muy equivalente valor numerico, siendo inferiores los
dos últimos reunido al primero, desde el punto de vi ta de estacione
nav les, base de operaciones y depósitos de carbón. Los miramientos
de Inglaterra por Ru ia y los Estados U nidos, dependen
de la misma causa : la una es- vecina terrestre de la India, la colonia
por excelencia, y lo otros lo son del Canadá ó sea de un@ de
los 3 grandes caminos de Londres á Cálcuta.
ALEMANIA: se prepara á construír 5 acorazados (este año
entran á cantera 3 y 2 el entrante), y está al concluír 4 del tipo Kaicer
Jf/"i/helm u : todos desplazan 1 r ,ooo toneladas, tienen m "' -
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192 BOLETÍN !LITAR
quinas de r 3,ooo ca~all~s y grar: p~tencia ofensiva Y. defensiva, pues
cuentan enormes bltndaJeS y sets ptsos de fuego, artillados con 6o
cañones de tir rápido, incluso los de 24 centímetros. Desgraciad
mc::nte los pañol~s apena~ tienen ca.biJa para r ,ooo tonelada
de carbón. Tambwn trabaJa Alemama por dotar su marina
de chalupas de petróleo, que son más ligeras, veloces y de ma-or
radio de acción, y apenas cuestan $ r ,8oo cada una ó sea
r,ooo menos que las de vapor.
lNGLATERRA.-Las construcciones navales en Inglaterra
continúan creciendo de un mod notable : el año pasado la canteras
del Reino U nido lanzaron al mar 666 embarcaciones con
1.67 r,ooo toneladas contra 1.142,ooo en 1897. De la cifra indi cada
apenas 24 por roo es para otras naciones Los puertos de
grandes canteras son: CJyde, yne, Wear, 'rees, West-Hartlepol,
y Belfast y Londonderry. Los principales fabricantes son: William
Gray and C. 0 (27 esteamer con 72,000 toneladas), Swan y Hunter
(67,000 toneladas) y Harland y Wolff (67,000).
AIJ tSMvs.-Los ingleses llevan el primer puesto en todo lo que
al mar se refiere : desde 18 7 4 e creta que la mayor profundidad
del mar era la de Tuscarora (al SE. de las Kurilc) con 8,515 metros,
medida por un buque americano; el buque de guerra inglés
Pingouin, acaba de encontrar entre las isla de la Sociedad y Kerm
nddc (23° á 30° latitud ort ... y de r66° á r 7 5° longitud Occidente),
3 abismos de 9,184, 9,413 y 9,427 metros, separados por
grandes lomos y, como siempre, cercano á tierra emergida.
RusrA .-La con tructora del grandioso ferrocarril Transsiberiano
e prepara á construu un canal de gran navegación de Riga,
en el Báltico, á Cherson, en el l\1ar Negro, el cual medirá I ,ooo
kilómetros de largo, se dara al servicio en 16)04 y sólo costará I 58
millones de pesos, porque utiliza 8o~ kilómetro· de los ríos Dwina
y Dnieper.
LONDRES contaba al terminar I 897, según lo,:, datos recién publicados,
4.484,717 habitantes, o sea t nto como Colombia entera:
en ese año nacieron 234,54r per ona , y murieron 79,401. La
gran c1udad tendrá, pues, 5 millones de alma al concluír el año de
1900.
BoMBA Y. En cambio esta ciud d, que en 1897 contaba 770,000
habitantes, y era l mctróp li comerci l de 1 India, murió: más
de 400,000 la dejL ron p ra siempre huyt;nd de la peste que la diezmó,
y los que no habtan emigrad se preparan á hacerlo, porque en
la isla el agu sube á razón de 20 cent11netros por año y á la fc!cha
apenas dista r .20 de la superficie.
BOGOTA-IMPR • T ~ NACIONAL
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 95", -:-, 1899. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691012/), el día 2025-12-19.
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