A O li Bogotá, Marzo z S de I 899 NUM. 9z
--~· ....... --
ORGAXO DEL IJm 'fERIO DE GVERR Y DEL EJERCITO ---· ....... --
DtRF.C'TOR A D-HON OR:t:. 1, FRANGISGO J. VERGARA y V.
Corone l, :Mie mbro d e la S o cieda d Colo mbia na de Ing enie ros
O ~UISlR.;.)r. !1 9.lt -~!l Jl Sl .lt !lU lt'HHUUUlRR .29!1 .lt!lJt.lt .U.SlS!.Sl.ltSlSl9SlSl!llt.ltJI.IUUt.lt~UI Q
Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y
Oficiales del EJército de la República
0 6 b ~~~ó~~~~~ ~~~oGO ~G6 ~a ~6<6~~GG06~~6~ 6666~66~~~666666666~6~6 ~
•ECCION D CTRIN AL
--··· - -
(co •F!RE Cl DE MR. E. BOUTROUX E • Ll\ ESCUELA DE SAINT-CYR)
Tra d ucida pnra el Bolt tin ~(ililar
Cuando se me invitó para qu os hablara del deber
miiitar, d bo confesarlo, nü prin1era impr sión fue un sentimiento
de inqui etud. ~ ... os importan las id as generales
y tnetafísicas entr las cuales vive el filósofo ? Os preparáis
para la acción; y fuera de los conocin1ientos positivos
y técnicos sólo l ejemplo de los hombres de acción
puede enseñaros la práctica del oficio. Sin embargo, despu" s
de rcdlexionar sobre la m teria con1prendí el motivo que
había provocado tal decisión. n efecto, las fuerzas físicas,
Ja ci ncia, J educación técnica y prof: sional, no constituyen
toda la guerra: n ella el elemento preponderante es y
sera sien1pr la fuerza n1oral. Cuando se explica á Waterloo
por la negligencia d Grouchy, por 1 demora de apoleón
en cn1 peñar l combate y por otras causas análogas, es preci~
o añadir, para q u 1 ·xplicación sea completa y real,
qu · el .. n1perad r 11 g ' destnoralizado á B "Jgica, y esta
razón hace inútiles las otr s. Ahora bi n, el minucioso
estudio de las causa en la historia de la guerra conduce
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
130 noLETÍN MILITAR
siempre á este mismo resultado. Y esa fuerza n1oral es,
si se considera en su fuente más elevada, la fe en una idea,
el amor á una causa que se cree justa y grande ó á lo menos
el amor á la gloria y á la inmortalidad, ts decir, en una
palabra, el propio corazón hun1ano con los sentin1ientos
que le son realmente esenciales. Así, qui"n podrá d cir que
no comprende Jos principios de la virtud n1ilitar ? Y el filósofo
en especial, cuyas funciones se reducen á analizar el
trabajo interior de nuestro pensan1Íento y nuestra voluntad,
no encuentra un admirable tema de estu.:lio en esa n1anifestación
tan palpable de la superioridad del e píritu sobre la
materia?
Pero una objeción se pres ntó entonces á mi mentt:
es bueno y oportuno discutir los principios del deber n1ilitar?
So pretexto de tnostrar cuán bien fundado está ese
deber ¿ no se corre el riesgode debilitar y compron1eter su
sentin1iento entre los hon1bres? ¿No es Ja fe más segura y
1nás fuerte que todos nuestros razona.n1ientos, y no nos
basta que tengan1os en el corazón la certidumbre moral de
la realidad y de la inviolabilidad de ese deber?
Objeción justísima en verdad, si ~e tratara d espíritus
que no se hayan acostumbrado á reflexionar y exanlÍnar.
Es ley de la naturaleza q u el hombre con1Íence por J a
acción instintiva; pero también lo es que 1Jegue el día en
que reflexione sobre esa acción y no consienta en perseverar
en ella sino cuando 1 instinto se halla de acuerdo con la
razón. Y qui "n podrá negar que tal es hoy día el estado
de todos los espíritus? o hen1os creado tal situación: se
desarroJló por sí n1isma y cada día gana n1ás terreno, por
lo cual obligados starnos á discutirla y á ncontrar denlostración
aun para aq u llo en que sólo q uisiét~atnos creer, d
dond que la filosofía con su libertad de análisis venga á
tener su puesto necesario en una de las ocupacionas hun1anas
que al principio le era la más xtraña.
Así pues, tranquilizado el espíritu, trataré de desempeñar
mi tarea analizando el lado hun1ano y los principios
racionales del deber militar.
I
Voy á hablaros del ¿eber militar tal como se nos pre·
senta hoy día) es decir, en un ej~rcito nacional. ¿ Significa
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
:BOLE~'ÍN 1\IILlT.AR 131
algo este distingo? Ha cambiado, pues, la esencia del deber
militar? ¿ Debe el soldado consultar la forn1a variable
de Ja sociedad y de las instituciones para saber á qué está
obligado ? N o, en verdad, como lo demostraría, si fuera
necesario, la comparación de ese deber en el presente y en
el pasado . Al través de todas Jas transforn1aciones cumplidas,
tanto en la sociedad con1o en el ej ército, siempre se
resume en estos dos términos : el ejemplo en el jefe y la
obediencia en el subalterno. l hecho de que el soldado
sea ciudadano al misn10 tien1pn y Jo sea bajo un r " gin1 n
político de libre discusión, en nada cambia Ja fórn1ula del
deber. Nuestras revoluciones, .:¡u e han derribado tántas
cosas, no han tocado la disciplina militar, como lo prueba
la disposición Jeg~al, en virtud de la cual los derechos de
elector se suspenden para el ciudadano, mientras pern1anece
bajo banderas.
El deber militar no ha can1biado porque no puede cambiar
; su esencia se deriva de la naturaleza misma de las cosas,
y á este respecto el razonan1iento engendra una teoría
cierta é inn1utabJe.
El hecho que engendra y determina el deber militar
es la guerra, idea n1uy sencilla y sien1pre la misn1a, sean
cuales fueren las circunstancias que hagan nacer á aquélla.
La guerra es una lucha á tuano annada entre dos cantendores,
en la que cada cual pr tende imponer su voluntad
al otro. ¿Y cuál es el instrumento del éxito ? La fuerza .
¿Y cuáles son las condiciones de la superioridad!den-tro
del don1inio de la fuerza ? -
Cuando se trata de cosas material s vemos que la
fuerza es el concurso de dos elen1entos : el nún1ero y la
organización. Una fuerza natural es tJna acumulación de
Jementos de energta qu pern1anecen almacenados hasta
el mon1ento en que las circunstancias los ponen en libertad
más ó n1enos bruscan1ente . Cada elemento en sí mismo es
despreciabl ; reunido con otros se torna eficaz, y entre más
rica} arn1oniosa , ~ la or~a·nización, n1ayor poder adquiere
1 numero: el d<.::bd organ1~n10 que llaman1os planta se abre
paso al través de la roca, no p~rque cree fuerza sino
porque en el se acu rdan y conciertan cierto n ún1ero d
fuerzas, buscando todas 1 mismo r sultado.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
132 BOLETÍ.1: 1\ULITAR
Verdad que hay gran di[i rencia entre las condiciones
de Ja fuerza n los conflictos de la natural za bruta y los
que esta.llan entre los grupos hutnanos. n estos últitnos
el número representa un apel netan1ente subordinrdo : t:S
poca cosa en frente d la voluntad, la bravura, )a sangr
fría, la audacia, la n rgía la inteJigencia, en una palabra,
d 1 valor moral. La hi5toria ~nseña que en te is g neral la
victoria queda con los buenos batallones n1ás bien que con
los gruesos batallones, conforn1c Jo ha comproba o una vez
más 1 apitán Berndt en su estudio Die Zahl im Kriege .
n uersta dt, Dresd , Inkern1an, luchan1os uno contra dos.
Sin en1bargo, esta preponderancia d las fuerzas morales
debe interpr tarse de un n1o o correcto .
n la guerra el objetivo es ser el n1ás fuerte en el momento
decisivo y en el punto d cisivo ; no se trata de que
las individualida es j cuten proezas y se cubran de gloria ;
se trata de vencer, y ara cons guir 1 triunfo, la condició n
esencial es eJ estrecho enlace entre los diversos órganos del
mando, el acuerdo y la arn1onía que r sultan de una común
subordinación de las partes dentro del todo, de una
común abnegación d los individuos n frente d 1 pensamiento
del Jef¡ supr n10 y del fin común qu todos han
de perseguir. iertan1ente que es hermoso pedir fuerzas á
la desesp ración, cuando uno no puede contar sino consigo
mismo; p ro esa 'trenlidad, n que hasta el heroísmo
pue e resultar in1potent , es precisan1ente la situación que
se trata de prev nir, y no se la pr viene ~ino por 1 común
acu rdo. uego es preciso que los individuos t ngan valor
y que ese valor Jo mple n n obrar de concierto con el
tod de que hac n p rt ; es pt· ciso q u sean una pieza en
un organisn1o; es preciso que el Jefe pue a contar con Ja
obediencia y la abn g ción de Ja tropa, )' e pr ciso que los
oldados sepan, por su part , que 1 ]tfe no p 1 sigue un
fin individual, in o que s el tnas abnegado de los s rvidores
e la causa con1ún. En una pala ra, una virtud colectiva,
un ngranaje mutuo, constituyen la garantía d 1 éxito
n la guerra.
Continuará)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
.13 LETÍN MlL11.'A 13
J.SJ.9
OAl\lPA-A DE I .. A CORDILI .. ERA- LA r .. E Z ¡.;sp OL S (1)
J'.n Jos n1on1entos n que Barr iro descendí ndo la
cordiJlera int ntó invadir los lar.os de asanare, en Mayo
de I 8 r 9, las tropas españ las que guarnecían lo que por
antonotnasia e llarnu el uevo eino, s d cir, de onda
al Soco r y hita, pasaban e 5 ,ooo hombres, repartidos
en los sigui ntes cuerpos : artillería, 2oo; caballería
(dragones y guardia de honor), r ,ooo ; R gin1i nto del
y 8oo (parte); Regirniento de 1 umancia, r,2oo; egin1Íento
de Victoria, I 200; y Batallón del .Tan1bo 500. acía
el prinLipio del año 1 ictoria hahí:l. guarn ciclo á La
Mesa, ,áquez y achetá con un batalló 1, stando el otro
en Santaf~ . Uno cle los batallones d 1 ey 1 ern1anecía en
artag na .
J)espué de la n1encionada expedición, q tt fue un
verdader d sa tre ¡ara los r ali tas, es decir en Jos monlen
s n que los indcpendit n s e aprestaban a su turno
á inv, dir Jas tierras altas las guarnic:ioncs dt; stas, reforzada
ya con eJ _ . • batallón del Rey y Jo red utas que s
habían dis(.'iplinado en Santafé, p ro dismirnnda con los
v teranos perdidos en aquella cua i can1paña, fatal especial·
rnente i~'lra la caballena, St.:: repartían poco n1a ó tncnos
como tgue:
labardcros, rtiJicros guardia de honor y parte del
7 ictoria (Cazadores), en ogotá . . . . . . . . .. . . . . . 7 5
ragón (2. 0 dd J7htoria), en a.queza y a-chetá
. .. .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .
2 . n dd Rey en 1 v llc rle cnL.a . . . .. . . .
450
6oo
I>c an. . . . . . . . . . . . •. . • . . . r 8oo
( 1) 1• ragmenro de un libro ~né ito. E ele advertir e que obre nin -
guna de la am1 añ. s de la M a nn ucrra quedan tan ocos documen-to~
como ob.rc la de 1819, on cr la <.ptc rll'~s no · interesa; y la ifra
de e te c.: tulHo ~ h:m arrcgl In en vi ta le 1 s e casos daros que e en cuentran
c.n el Archiv(J n;~cion a l r en lo · rchivos arti c ul~rcs d,. . nLandc:-,
Re re¡ o ' Q•tijano c r , en la parte que hemos podido con·
sultarlc en di \'cr as época .-V. y \ .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
134: BOLET!N lCILITAR
Vienen . . . .. . ..... . .. . .
Dos con1pañías de d r agones, en Chocontá .. . . .
Tres compañías de dragones, en SognHloso y
sus cercanías . .. . , . . . . . . . . . . . ... . . •. .... . ...
Dos compañías de dragones, parte de la artillería,
la mayor parte del Numancia, parte del Tatnbo,
y parte del Rey, en Tunj a, que era el cuartel
general de Barreiro ........... . , ... , . .• .. . ..
Parte del Numancia, en Chita y la Salina .. .
Parte del Rey, en Labranzagrande ......... .
Parte del Tambo, en e l Socorro ........ __ _ _
r,8oo ·
160
Suma. -- - -· . . . . . . . . . . . , . . . 5,400
Corno se ve, estas tropas, aun cuando nun1erosas y con
excelente parque, pues en Bogotá y Tunja había armas y
elementos para equipar otros 5 ,ooo hombres y n1uniciones
para una recia campaña, estaban repartidas en considerable
extensión, á fin de poder dominar el país, y su concentración
completa en un momento dado, no era fácil.
Sin embargo, Barreiro tenía á la mano e rca de 2,500
hombres y podía reforzarse en poco tien1po con otros r ~ooo,
pero había cometido el error de retirar su cuartel general
de Sogan1oso á Tunja y no tenía servicio de informaciones
rápidas con las fuerzas de la falda oriental de Ja cordillera
: confiado de sobra en sus bríos y su fortuna, no creía
á los patriotas capaces de invadir lo que miraba con1o su
propio territorio, y tranq uilan1ente se preparaba á organizar
una invasión n1 ás forn1idable aún de la Jlanura apenas
llegara el próximo verano, es decir, el mes de Septiembre,
pues imaginaban los realistas, al tenor d las opiniones en1i tidas
por Morillo en un célebre oficio, que el n1al resultado
de la anterior se debía xcJusivan1ente á haberla intentado
al principiar el invierno.
Por Jo den1 ás , la in1pericia del General español quedó
demostrada, no por 1 resultado de Jas acciones de Gán1eza,
Vargas y Boyacá, in o por no haber reunido todas l as
tt·opas que pudo y debió concentrar para un esfuerzo decisivo;
por su inhabilidad para n1aniobrar y aun para comprender,
en lo más n1ínin1o, 1 alcance de las n1aniobras de
l os patriotas, y , en fin, porque teni ndo excelentes subj e-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOLETÍN MILITAR 135
t i vos de apoyo ó de~ nsa para cubrir á Santa~ ' , los abandonó
sin razó n, unos tras otro , preci an1 at en los n1on1en tos
en que n1 no debió hacerlo.
-in Gámeza ap nas Jlevó al con1bate:
Dragones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5o
ranad ros del 1.0 del Rey . . . . ......... _ _ r 20
2 . 0 de l'lrnnan cia (n1enos dus con1pañías) . . . . soo
1 . 0 del Rey (no con1pl to) .... . . . . . . . . . . . .. soo
1,370
lo cual le costó una sen1iderrota innecesaria y la p~rdida
inúti l de unos cuant o soldados, por haber intentado atacar
á los patr:otas con sólo una parte de u división .
I~n f/a,·gas, ya reforzado con las guarniciones de Chita,
Labranzagrand -, 'Tenza, Chocontá. y parte d la de
Sa n tafé :
Dragones .... . ......... o • • • • • • • • • • • • • • • • 6oo
I . 0 del Re; .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 700
2 . 0 del Re)' (n1enos una con1pañía) . . . . . . . . .. soo
Tambo (pat te) .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240
2 . 0 de Numancia.... ..... . . . . . . . . . . . ... . . . . 6 50
Cazadores ( d 1 Victoria) . . . . . . . . . .. . . . . . . . 6oo
3,290
pero de esa fuerza ya respct le, sól con1bati ron cosa de
2,000 hornbres, pues no se atrevió á n1pl ar Jas reservas,
ni aun en los n1 n1ento en que los patriotas tuvieron casi
per li a la b talla, y d las tropas en1peñada , una parte d
nada le sirvió pol' no haberlas con1pron1etido con oportunida
.l. I~n Vargas perdiv, pue Barr iro, inútiln1ent , e r a d ...
8oo soldados entre nHH!rtos, }h;rido y prision ros, y 1 q u e
es nü. grave, la n1oralidad . u ya y la del j~rcito : desde se
día no p!;..n ó ino en d ·f<::n ic · e, e cir, decretó u ruina
fi n a l. Y á lo dicho debe agregarse q u ya que no ha ía J 1 -
v ado la a r tillena a l can1po d\,; Vargas, en vez de dejarla n
Tunja y de fortificar e ta 1 laza, sob ·rbia posición n1ilitar,
cuando las arn1~ t ·nían Jin1itado alcance , para cub1 ir u
lín ea de o p eracion · con antaD~ abandonó la ciudad, olvi-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
136 :BOLETÍN MILlT A:R.
dando era natural intentaran fianq uearlo los patriotas en
Paipa, conforme lo habían hecho en Tópaga por no gu~rdar
á Santa Rosa .
En Boyacá, en partes reparadas sus pérdidas de Vargas
con Ja guarnición de Tunja y r fundido el cr ambo en
los otros cuerpos, p rc:sentó Bar reiro en c ombate :
Artiller ía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Dragones .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 480
I . 0 del Rey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 640
2.0 del Rey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 400
2 . o de Numancia . . . . . . .•. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . seo
3 o de Numancia ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 350
Cazadores (de Victoria) . . . . . . . •.. H •. • . . . . 480
De estas fuerzas poco más de 200 quedaron muertos
ó heridos y algo más de 1 ,6oo prisioneros ; hacia el Sur se
escaparon cosa de 300 dispersos y par a el Norte se reple·
garon Ja mitad de la caballería y sobre 500 hombres que
salvó de su cuerpo el Comandante Lópe-z. En n1enos de
30 días había desaparecido la 3 a Divi~ión del efectivo del
ejército expedicionario d Ti rrafirme, que para esa fecha
contaba todavía en Colombia y Venezuela 9,408 hon1bres.
Puede juzgarse Ja in1portancia que tuvo para los patriotas
el abandono de Tunja, recordando que l es evitó
quedar cogidos entre dos fuegos, Jes entregó el catnino de
Snntafé desguarnecido entonces, y Jes procuró gran número
de armas, equipo y nu1niciones en mon1entos en que de
ellos tenían escasez hasta el punto de que Ja n1ayor parte
de la infantería de reserva sólo estaba armada de lanzas.
Después de la catástrofe de Boyacá, consun1ada para
Jos realistas en sólo tres cuartos de hora los españoles, de
los 5,ooo hon1bres que guarnecían el nuevo reino salvaron
Jos 1,000 que, inclusive la guarnición d J Socorro, se replegaron
hacia el norte y Jo 8oo que por el sur siguieron para
e l río Magdalena y para Popa yán .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOLETÍN 1\IILlTAR 137
(CouLimÍfl}
Con tal moti\'o publiqué el manifiesto que en seguida se leerá:
Don Pablo Morillo, Mariscal de Campo de los ejercitas realu,
General en J~.fe, etc. etc.
''A lo habitante3 de la Provincia de Venezuela:
ce Por orden de u Majestad, de 9 de Diciembre de I 814, se
ha resuelto vender todos los biene que hayan sido secuestrados; el
real tesoro responde por el valor de los que no merezcan ser confiscados.
"Esta di posición de e cumphrse, y yo me ocupo de hacerlo.
En consecuencia, Jos que pretendieren rematar dichos bienes se
convocarán, citarán y reuniran el 26 del corriente, en el domicilio
del brigadier don Salvador Moxó, presidente de la junta creada al
efecto. Toda las propiedase de que se trata serán pue tas en pública
suba ta. En mitad del pago se recibiran los recibos de sumas
que hagan parte del empréstito verificado por el clero, los habitantes
y el comercio, según mis órdenes; la otra mitad se pagará en
un t rmino que señale la Junta, en especie sonante, y no en otra
moneda, o bien en el papel moneda ya creado ó que se establezca.
'' .1\tli palabra e inviolable. o de eo que el empréstito sea
devuelto lo má pronto p iblc, y como el producto de los bienes
Jle,•ado al secuestro se de tinan únicamente á esta deuda, des ti no
para el mi mo objeto la mitad del alor de cada propiedad que <\e
,·enda.
< ftje e en lo Jugare públicos
y rcpárta e cu los campo con la prontitud que su importancia
exige.
"Cuartel general en Caracas, á I 7 de Mayo de 181 5·
"El General en Jefe,
((PABLO MORILLO.''
En Vene'l..,uela me ocupé en Yer por el orden y la seguridad de
ra pro\'Ínci~t sin perder de 'i~t·1 lo· pafse á donde iba a ene minarro~;
p()r t'íltimc, alí para e::;ta, anunciando á lo habitantes el obj
·to de mi mi ion y mis de eo pers nale . No deseche ningun
medio para ri: tableccr el onl n, in apelar á la espada.
E ta e la proclama que clirig-1 á los h bitantes de Nueva Granada:
• Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
138 BOLETÍN MILITAR
''Las disensiones fomentadas por la ambición de algunos
hombres os han separado de la obediencia debida al rey. Para nada
ha pesado vuestra voluntad en este alzamiento, pero la falta de energía
para oponeros á los enemigos, os cuesta bien caro; vosotros habéis
sufrido las mismas torturas que los habitantes de Venezu.ela;
habéis sido víctimas de los mismos hombres; que esta triste experiencia
os aleccione .
'' Bien pronto estaré en medio de vosotros con un ejército que
ha sido siempre el terror de los enemigos de la nación; entonces
os será dado disfrutar de la tranquilidad de que gozan ya las demás
provincias; apresuraos á repudiar á los autores de vuestras desgracias,
esos hombres que no viven ni se gozan sino con la desgracia
pública . Que esos tniserables se oculten á la vista de mis soldados,
ellos no vienen á derramar la sangre de sus hermanos, y evitarán,
si es posible, que sea vertida la de los enctnigos. El ~jemplo de
Margarita debe ser prenda de mis palabras; mis tropas protegerán
al débil y acabarán con la revuelta .
"Sin duda inculpáis mi tardanza; pero no debo abandonar estas
provincias sino después de haberlas puesto ~n estado de que no
requieran ya mi presencia par algún tiempo, y quiero tomar precauciones
para no seros gravoso en ningún caso.
''Espero que veréis mi llegada con aprobación y que os juntaréis
alrededor del trono del más adorado de todos los reyes. V u estras
desdichas cesarán al punto.
"'Caracas, Mayo 19 de x815.
'' E 1 General en ] efe,
"MORILLO."
Partí al fin de Caracas, y es aquí donde princtpta esta espantos
serie de privaciones, fatigas y peligros, de que no hay memoria
en la historia militar: dejé en estas provincias fuerza suficientes
para ponerlas al abrigo de una invasión. Gozaban entonces ellas
de la mayor tranquilidad, fuera de la· invasiones de algunas debíles
partida que vagaban en los llano , y cuya de trucción, según
mi parecer, debía ser obra de la política y eel tiempo. Todos mis
cuidados al partir, se e nformaron á la conducta que habta observado
mi ejército durante u pennanencia en una capital que había
ido teatr de tantas escenas de crueldad. Per istí en la resoluci6n,
invariablemente formada, de no dt..rramar una gota de sangre,
de no imp ner el má leve ca tigo á lo indi, iduos que habían toIn
do parte en lo alzamiento pa ado . Al partir dirigí las proclama
que siguen, á mi tropas y á lo habitantes de Caracas:
'' Soldados:
Proclama á las tropas
''Siempre habei combatid á mi la.:lo y he participado de vues
tra gloria; he sido te tigo de vuestr , peligros. Me eparo de vosotro
por primera \rez, pero esta ausencia erá 1nomcntánca.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLE'l'ÍN IDLlT A.R. 139
"Soldado , guardad para vuestros Jefes subo o1nación absoluta;
para con lo fi le habitantes de e ta pro ' incia, buena armonía;
no olvidcis nunca estos debere . o estái llamado á ser el azote de
lo pueblo , sino á protegerlos.
ce ie comuni are frecuentemente con vosotros, y en cualquier
parte ó posi ión en que me encuentre, mi regimiento de la Unnión
e tará siempre fijo en n1i mente.
ce Carac , 1 . 0 de Junio de 18 I S ·
ce General en Jefe,
"I-Iabitante de Caracas:
''MORILLO .,,
<!. LAS
01\'ERSAS ARMAS)
(ContintÍn d~l !ltÍmtro 86)
!-Ordenes
Ordn1 ddgado-Como se comprende, no se trata aquí del número
relativo de fila -, el que puede ser mayor ó menor con respecto a) de
la· hilcr s de cada subdivisión; basta que en él sea regular la ordenación
de los hombre , puc · lo demás corre ·ponde definirlo á la formaciones
que también pueden ser delgad:ts ó profundas como los órdenes.
En orden delgado e combatió cuando );.t . formacionc · eran ro
fundas, es decir, cuando el númr.ro de filas era considerable ( 16 en la
falanje, 7 á 9 en la edad media para la caballería y 12 á 1 5 para la in~
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETiN MI.Ll9.':A: 141
fantería) ; pero también se ide6 m~h bien colocar un cierto número de
grupos detrás de los primeros constituyendo una 2.. • /í¡¡e.;, el cual arreglo
se hizo normal al cabo y dondequiera se redujo el número de filas:
en la legión, por ejemplo, se hallan en 3.n línea medios manípuloJ (6
hombres de frente por 10 de profundidad) que corresponden á los manípulo
de la 2n línea (12 de frente por 10 de fondo). Por lo demás, el dispositivo
obre dos líneas se adoptó generalmente en Europa tras la introducción
de las armas de fuego y las formaciones, que antes contaban J 2
á 1 S filas, bajaron á 6 en tiempo de Turcna, á 3 en el de Federico el
Grande y á 2 en nuestros dfas. Para compensar ese decrecimiento de
profundidad en las formaciones, se ocurrió á consritufr una 3c~ línea y
luégo á una reserva: se buscaba el equilibrio. En efecto, persistía el
orden delgado en cada línea, pero se aumentaba el número de éstas á
medida que disminuía la profundidad de lo1' formaciones á fin de consen•
ar un pr·,medio de 9 á r 2. hombres unos detrás de otros, á. distancias
variables, siendo de advertir que al principio los intervalos entre
batallonc y escuadrones, eran considerables, porque se les disponía al
tresbolillo, de suerte que 3 líneas y una reser a equivalían de hecho á
2 líneas llenas tale como se usan en la actualidad .
Orden proftuido. En tiempo de Federico de Prusia prevaleció definiti\
·amente la táctica lineal, cuyo objetivo era aumentar la ext ... nsión
de la línea de fuegos, la e ual se basaba en el empleo de do líneas
(orden delgado) de á 3 filas por subdivisión. Mas como con tan débil
espesor en las líneas no era posible marchar al asa) to de las posiciones
ni cargar á la bayoneta, se introdujo en el campo de batalla el orden
profundo (hasta entonces sólo usado durante las marchas), formando
frente á los puntos que se q u cría arrebatar al enemigo, coltii!JJJaJ de
ataquf, que no eran otra col\a que una serie de unidades tácticas 6 de
combate de plegadas inmediatamente unas detrás de otras. Dichas columnas
de ataque obtuvieron grandes resultados, á trueque de gr ndes
pérdidas, y han sido proscritas para siempre del campo de batalla por
el armamento moderno, á lo menos en los ejército dignos de tal
nombre.
DijrrtnciaJ cstJicialu.-Disponcr las tropas sobre varias líneas, no
constituye empleo del orden profundo, pue to que las distancias entre
e as línea!) e miden hasta por centenares de metros. Tampoco debe
confundirse lo que se llama ordcJJ de óattilla, con los órdc.nes propiamente
dichos según quedan atrás definidos. Por ordfll de batalla se
entiende la disposición general del frente de las tropas de un ejército
con relación al del contrario, y que puede er por lo tanto paralelo,
oblicuo, envolvente etc., y los órdr!leJ se refieren á la ordenación del
conjunto de la· tropas en cada una de las líneas que se forman en el
campo del combate, por lo cual aquél puede ser delgado y éstos mixtos
6 profundo dentro de él. En una palabra, los órdenes de batalla
se aplican al conjunto y pucdert ser dclgadrtante hoy en el combate y que no es otra cosa que una formación
en una fila con los espacios aumentado~.
Ordell rerrado.-Los 6rdcnes regulares, en especial los que comprenden
los órdenes citados en batalla y en columna, se denominan de
ordinario cerrndoJ, bien que en este caso, se mira más a la formación que
al orden propiamente dicho. En todo caso, esa oz cerrado implica la
idea de regularidad, de compact ci6n de elementos, enteramente opuesta
á los carac.téres del orden disperso y sin'e para indicar los 6rdenes de
revista y maniobras en las plazas de armas.
Ordenu de mnrtltll y de 11Jmli1Úrt1.-Como la marcha puede efectuarse
btljo el fuego )' ft~era del fueg?, ó mejor dicho, cerca del enemigo
6 lejos de él, en este segundo caso se busca, en primer término, la movilidad
sin descuidar, se entiende, la seguridad para hacer frente á un ataque
imprevisto ó posible, y se da el nombre de ordur de· marrlin al conjunto
de prácticas que se usan con tal fin. Al contrario, en el primer
caso, á la movilidad y á la seguridad deben agregarse tales disposicione!:,
que las tropas se encuentren en capacidad de di ponerse para el combate
en el menor tiempo posible, in contar con que en el mismo campo
de batalla son necesarios los despla~amicntos de las fuerza·, de donde
una gran eomple ·idad ~n el asunto y aun á veces incompatibilidad entre
las tres condiciones esenciales de los órdenes, ya que la lucha no pue-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
llOLET.íN lULITA:tt 143
de realizarse siempre en el orden gue asegura mejor la movilidad y la
seguridad, por lo cual debe procederse de modo que se adquiera la condición
que falta con muy ligeras modificacione á la situa c i ó n anterior:
estos cambtos son los que se llaman numiobras, y ordoJ de maniobra el
empleado para marchar b2jo el fuego .
Pri11ripio fuJJdamelllni.-Como es de simple s entido común que un
país es tanto más fuerte, milirarmente hablando, cuanto su espíritu y
organización guerrera de tiempo de paz, se acerca más á lo que esa organizaci6n
ha de ser en tiempo de guerra, para no complicar inútilmente
el c6digo de maniobras, éste debe r edactar~e de modo que sean
las mismas en todo los casos .
(Continuará)
ARIO
I I LE (I.fl o ... ·rrER DEL SUR)
(Se g ún A. Codazzi, ine ditos. 1853)
(Continu ción del número 89)
I V - I p iales á I m u es po r Iles
lpillln ni río Boquerá11 -Desierto, frío. Camino llano, regula r,
con poco barro; á la derecha se dejan los caminos que conducen á la
Laja y á Males, y á la izquierda tres que van á Pupiales, y se llega á
una bajada que conduce ha ta el río que tiene puente. Antes de descender
al rfo hay cam i no de :z. kilómetros, á la derecha el pueblecito
de San Juan, el cual luégo ::oigue á Puerres, cruzando la hondonada
del río l'vlales. Distancia, 1 3 kilómetros.
BoqturÓJJ á Plllt'J-Vecindario, frío . Todo es terreno quebrado;
se sube por un terreno regular hasta el alto de la Cruz de Ecua an ,
pa an lo ames una quebrada; luégo se baja por una cuesta no muy fuerce
con algún barro se pasa una quebrada y se llega á este punto, donde
hay alguno rcc urso . Di c.ancia, 6 kil6rnetros .
Putu ,í 1/o- Pueblo, frío . Camino regular, con una subida y una
bajada, ame y de pué de las cual~s se pasan dos q ucbradas· en el pueblo
hay recursos. De aquí hay camino para Sapuyes y Ospina, que se
detallan en otro lugar; también Jo hay ruu y malo partl Fune , todo d e
serranía, con una fuerce bajada de Jo ki l ómetros hasra el Guáitara en
el paso de Funcs, y Juego 5 kilómetros de áspera subida hasta aquella
población. DisLancJa 6 kil6metros.
/la tll río C,;pt~li-Dc::oierco templado. Camino todo quebrado
con barro y algunos ataseadalcs. Distancia, 9 kilómetros .
G(1p11li al río Sa¡myts-Dcsicrto, templado. El camino se r e duce á
una subida y una bajada pendientes y resbal osas ; el río e pasa por
puente. Distancia, 1 kilómetro .
Río Sapayn á lmlles- Parroquia, t c m plado. Todo es subida llana l a
y rc::obalosa hasta llegar al pueblo, que tiene algunos r ecu rsos . Dist ncia,
2 kilóme t ro. ,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN 1\iiLIT .A.R
ToTAL, 37 ki16merros; horas de marcha, 13; por Ilano, 3; de subid~,
S· de bajada, 5. De Ilcs á Irnues la distanc1a es de 1 2 ktl6metros,
que se camman en 4 horas, mitad de subid:t y mitad de bajada:
de I pi a les á Iles se cuentan 2 S que exigen 9 horas : 3 por llano, 3 de
subida y 3 de bajada.
V -Ipiales á Sapuyes
Ipialu á Pupia/u-Parroquia, frío. Camino llano con algún barro,
se pasa una quebrada honda y se llega al pueblo; aquí hay recursos.
Distancia, S kilómetros.
Pupinln tÍ la Cumbre-Desierto, frío. A la salida del pueblo hay
un barrial, se pasa otra quebrada honda y la subida á la cumbre es casi
llana, con poco barro. Distancia, 6 kilómetros.
Ln Cumbre á l11 quebradrt Clbi/J,zTJt¡Ut:r-Casa, frío . Bajada continua
no muy pendiente, por entre monte, con bastante barro en in ierno.
Aquí se aparta un camino para Pastás y Carlosama. Distancia, 3
kilómetros.
Chillnm¡uer iÍ Sapuyn-Parroquia, frío. Se baja una cuesta semejante
á la anterior y se pasa otra quebrndn; hay recursos. Distancia, S
kilómetros.
ToTAL, 19 kilómetros. Horas de marcha, 7; de las cuales 2 por
llano, 2 de subida y 3 de bajada.
VI-Ipiales á Sapuyes por Pastás
!piafes á P asttÍs- Vecindario, frío. Camino llano, con algunos
altibajos barrialosos, y en parte resbaloso; pero e11 lo general no es
malo . De aquí hay camino de 2 leguas á Guachucal y de 1 á Carlosama.
Distancia, 9 kil6metros.
P asttÍJ á la Ctunbre-D~sicrto, frío. Es una subida regular y resbaladiza
en algunos puntvs y con un poco de monte. Di~tancia, S kil6-
metros.
L;z Cumbre /í la t¡tlfbrt~da Cltillrmr¡rter-(V éase el anterior).
Chil!tmquer 1Í Saj>tlyes-(Véa e el anterior).
ToTAL, 2~ kilómetros. Horas de marcha, 8; por llano, 3; de subida,
2; de bajada, 3·
VII-Ipiales á Mallama (dos jornadas)
PRIMERA JOR.NADA-lpi¡Jits /í C1111JÓai (v . el itinerario de Ipiales á
Mayasquer)-Distancia, 26 kilómetro ; horas de marcha, 7.
SEGUNDA JOR:-J,\D -C umb,¡/ ,í Mueff.,mut·s- V ccind rio, frío. Camino
llano, con algunos atascad le . Se cruzan las quebrad.u Ramichaca,
Juan, Comunidad y Chamuntí. Pasada la de J u n se deja á la derecha
un camino de 1 legua á uachucal, pueblo que t: alcanza á cr en la
llanllra. Dínancia, 7i kilómetros.
Muellamun tÍ A!thí-C. sa , frio. El camino va por tierra llana con
algunos atascadalcs y parte muy b.urialosas; se ptsa la t¡tlt:br,tdt~ Chimanjual
y se empata con el camino que viene de Túqucrrc . Di tanda,
1 1 kilómetros.
( Oontinu.ará)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 92", -:-, 1899. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691009/), el día 2025-08-24.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.