Año I Bogot:í, ~Tarzo G de 1 !17. Ntímero u.o
BOLETIN lVIILITAR
--··---
ORGANO DEL Mil ISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO --··---
Director) ALEJANDRO POSAD . .<\.
Son colaboradores natos de este periódico, todos los 'Jefes
y Oficiales del Ejército de la República.
EL PU ~ BLO Y EL ~JÉRCITO
( COLAllORACIÓ~)
En Ja conciencia de todos Jos colombianos está latente
el hecho d que Jos Gobiernos anteriores á la Regencracién,
habían descuidado un tant poner ~u infiucncia oficial al
~ervicio del progr so moral de estas dos entidades que constituyen,
bien dirigidas, Jas fuerzas vivas de Ja ación. Y
cuando decin1os pueblo, es entendid que q t:'eren1os hablar
nó del pueblo en general que está ~ nnado, con1o se sabe,
de los individuos de todas Jas clases sociales; sino de aquella
parte que se compone de agricultor s y artesanos, esto es el
pueblo p bre.
Desde Ja administración de r 8 8 r, los artesanos fueron n1irados
con special deferencia por Jos altos dignatarios, y las
obras públicas tu-vieron ancha extensión á fin de que teniendo
Jos trabajadores abund~ncia de trabajo Jes fuera n1ás
llevadera su natural penuria. Los jornales fueron subiendo
desde entonces y el Gobierno ha gastado n1illones en obras
de aseo y ornato y sigue gastando con el n1isn1o objeto é
idéntico fin.
Carreteras, ferrocarriles, edificios suntuosos, luz eléctrica,
acueductos, etc. han sido n1inas inagotables en donde los
jornaleros encuentran ocupación constante y bien ren1unerada
·; pues el Gobierno no solo ha atendido á esta necesidad
material, sino que es notable su afán por Ja prosperidad
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130 BOL.éTÍN MILÍTAR
inoral de esta clase de la sociedad antes descuidada. .
El Instituto Nacional de artesanos, en donde recíbeti
lecciones nocturnas los que, por atender á sus necesidades
de fan1ilia, no pueden educar su inteligencia, es un plantel
que reve-la el interés del Gobierno en la prosperidad del
gr€n1io de trabajadores.
En el año pasado se matricularon mil y tantos alunlnos,
de los cuales la quinta parte por lo n1enos recibió y
aprovechó lecciones de Lectura, Escritura, Aritmética, Geo.:..
n1etría, Dibujo linial é Historia Patria ..
El Instituto Salesiano, atiende á los huérfanos, los man~
tiene y los educa enseñando las n1isn1as n1aterias aden1ás de
la música y el canto.
El Instituto de Desamparados, ha recibido nuevo impulso
desde que están á su servicio los "Hermanos Cristianos"
personajes de idoneidad no contradicha para esta el~
de escuelas de beneficencia.
La Escuela de Bellas Artes, plantel que está un peldaño
n1ás alto en la escala de los conocin1ientos artísticos,
en donde se aprende la Arquitectura, el Grabado, la Ornanl
ntación, la scultura y el Dibujo n todas sus forn1as,
cuenta entre sus n1atriculados individuos que sin necesidad
de obtener alin1entación gratuita, están en can1ino, siguiendo
las enseñanzas del plantel, de adquirir elementos que les
den n1ás tarde una posición desahogada é independiente ..
Los profesores de estos diversos centros de enseñanza acusan
una suma mensual no despreciable, que el Gobierno gasta
con agrado, y el Ministro de Instrucción Pública les tiene
especial cariño y se interesa por ellos. .
El cr aller Modelo, protegido tan1bién por el Gobierno;
tiene entre otros el nobilísimo objeto de enseñar á los que
quieran la herrería, ]a armería, la fundición y la mecánica,
sin que tengan que pagar nada, y antes bien ganando paulatinanlente
con qué ayudar á sufragar el gasto de sus propias
necesidades. Establecinlientos de esta clase, de estas
condiciones y con estas garantías son un vaticinio de prosperidad.
Estas son pruebas tangibles de que el Gobierno se interesa
por la suertt> del pueblo pobre para que éste, aunlentando
sus conocin1ientos artísticos é intelectuales, esté en
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BOl.ETfN MI'IITAR
ha.yores aptitudes para aumentar su prosp~ridad. El pueblo
trabajador conoce perfectan1ente estas ventajas que el Gobierno
1~ proporciona, y de aquí que est" sien1pre dispuesto
á sostener la paz y las instituciones actuales. .
Así como Jos legisladores de I 867 levantaron n1uy
alto la gratitud nacional hacia los próceres de la Indep~ndencia,
antes descuidados por la República, d cretando que
las viudas é hijos de aquéllos obtuvieran una recon1pensa;
así el Congreso de 1896 se propuso levantar muy alto
la institución n1ilitar, dulcificando la tarea del soldado,
aun1entando su sueldo y echando las bases de un nuevo
Código Militar, en el cúal ncuentr el s rvidor armado ga-;
t"antía á su derecho de ciudadano, sin faltar por esto á lo
que se debe á la disciplina, sin la cual el ej~rcito no mer cería
este non1bre.
No hace tr s años que 1 soldado, soportando las penurias
consiguientes á su profesi?n, tenía como ración diaria
cuarenta e ntavos ; y cuando cnD rn1aba, esa ración diaria
pasaba al contratista ó Síndico del Hospital Militar
para pagar su estancia allí el tien1po que durase su enfern1edarl.
Hoy el soldado, n1ejor atendido que antes, gana se
tenta y cinco centavos diarios, y no se deduce de ese diario
lo que se gaste para él en alin1ento y n1edicinas cuando sus
n1ales físicos lo Jleven allí.
Antes, cuando un soldado ra víctima de nfern1edad
repentina, era conducido al Hospital en una frazada, con1o
un fardo que se trasporta á su destino. Hoy, en todos los
Cuerpos se tienen can1illas especiales en Jas que el enfern1o
es llevado cómodan1ente á donde sea necesario para su
pronta reposición. _
Los Jefes de los Cuerpos no descuidan las prescripciones
de la Higiene, para que sus soldados estén siempre en
el mejor estado de salud posible : vigilan la clase y calidad
de alimentos que las vivanderas llevan á los cuarteles; el.
aseo diario se cumple escrupulosan1enee y el baño de cuer:po
en agua corriente, una vez por sen1ana, conserva en el
veterano agilidad de n1Úsculos y robustez de espíritu, cualidades
inherentes á la profesión de las arn1as. _
En sun1a, el soldado de hoy es n1uy diferente, ate.ndi-
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didas las ventajas que el Gobierno le proporciona, al soldado
rie antes; ya no aterra al can1pesino, ni al jornalero
la idt>a de entrar en filas en caso de neces idad; y si esas
ventajas continúan ensanchando su esfera de acción, !legará
día en que se necesiten certificados de idoneidad é influencias
particulares para ser admitido y dado de alta en los
Cuerpos del Ejército.
Febrero ro de r 897, __ _. . ._
LEGISLACIÓN MILITAR.
( 18 DE NOVIEMIIRE),.
por fa cual se crea una Escuela Milítar.
El Congreso de C-olombia
DECRETA~
Art. 1.° Créase, con residencia en la capítal de la R epública, Uf1
Establecimiento de enseñanza denominado "Escuela Militar," que costeará
el Tesoro de la Nación y dependerá directamente del Ministe-áo
de Guerra.
Art. 2.o La Escuela Militar se destina á formar Oficiales instrufdos
en la ciencia y en el arte de la guerra para llenar las vacantes que
ocurran en el Ejército Nacional.
Art. 3.0 La Escuela Militar tendrá los iguicntes empleados:
Un Director que será el Jefe del Establecimiento, á quien estarán
subordinados todos los demás empleados y los alumnos de la Escuela;
Un Subdfrector ó Inspector;
Un Comandante ó Jefe del Batall ón de Cadetes, con el cargo e~pecial
de enseñar á éste prácticamente las tácticas de infantería, artillería
y caballería;
Un Secretario;
Cuatro Ayudantes, de los cuales el Gobierno des-tinará uno para
Síndico de la Escuela;
Un Portero;
El número de Profesores que sea necesario para dar las enseñanzas,
y el número de sirvientes índíspensabte para el asco y demás necesidades
de la Escuela.
Art. 4.o El Gobierno nombrará y removerá libremente los empleados
del Establecimiento, á excepción de los sirvientes que son designa
do& por el Director ..
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BOLETiN MILITAR 1 33
Art. 5.0 Habrá en la Escuela un Consejo Directivo, que se com-ondrá
y funcionará de la manera como se disponga en los reglamentos
~ue, con aprobación del Ministerio de Guerra, deberá dictar el primer
Rector de la Escuela dentro d' los treinta primeros días de la apertura
dt:l Establecimiento.
Para lo relacionado con e1 régimen etonóm1co de la Escuela, el
Consejo e compondrá del Director, el Subdirector, el Síndico y un
Profc or dcs)gnado por el Gobierno.
Art. 6.o En la Escuela habr,í tantos alumnos becados cuantos correspondan
á dos por cada Compañía de Batallón de que conste el Ejército
permanente. La elección de estos alumnos e hará por c1 Gobierng
á propuesta en terna del Comandante General y del Jefe de Estado Mayor
de la Di vi -i6n, quienes procederán en la pre entaci 'n de aquélla, de
acuerdo con lo reglamentos que die te el mismo Gobierno.
Art. 7.o El sostenimie nto de los alumnos que corresponden á cada
Batallón e hará de los fondos del mismo; para lo cual cada Cr1pittÍll de
C?mpfliíía ltartí incln:r en la situación diaria de la suya, como Sargentos
primeros, á los alumnos que le correspondan.
Art. 8.0 Para se r alumno d<: la Escuela Militar se necesitan estos
requi itos:
1.0 Tener de diez y sei. á veintJlÍn años de edad, lo que se comprobará
con la respectiva partida de bautismo;
2.n No padecer enfermedad contagio a ni tener defecto fí ico que
inhabilite para el servicio militar, circun rancia que e acreditará con
declaraciones juradas de tres médicos graduado ;
3. 0 Ser de muy buena conducta, lo que se comprobará con certificados
de los Directore de bs EJtab!ecimientos en donde lzttbiera cursado
ó en stJ defecto, dd Ptírnco y del A!ctZ!de del Municipio de su veri?Jdtld,·
4.0 Habe ·hecho sati .factoriamente en algún Establecimiento de
instrucción los cursos de las Escuelas superiores nacionale, lo que se
comprobará con Jos respectivos certificados; y
v> Ilaber otorgado c1 padre ó represen tan te legal del alumno el
documento de que trata el artículo siguiente.
Art. 9.0 Todo alumno de la E cuela Militar se obligará á prestar
sus servicios en el Ejército de la República durante cinco años en el
grado que le corresponda~ de pués de haber terminado sus estudios. Esta
obligación se contraerá por medio de escritura pública y se a egurará.
con fiador abonado, para responder al Gobierno de la suma in ertida en
la educación del alumno, si éste abandonare los eH u dios, fuere expulsado
conforme al reglamento, ó no pudiere ganar los cursos, ó no prestare
sus servicios en el Ejército.
D el cumplimiento de las obligaciones contraídas sólo puede eximirse
un alumno por causa de enfermedad crónica comprobada y que
inhabilite para el ervicio militar.
Art. 10. El Director de la Escut'la no podrá dar de alta en ella á
ningún alumno que haya dejado de cumplir las formalidades indicadas
en los artículos anteriores.
Art. 11. No se admitirán en la Escuela alumnos externos ni alumnos
distintos de los de que tratan los artículos anteriores.
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~34 BOLETÍN MILITAR
Art. u. En caso de que por las reorganizaciones que el Gobierno
hiciere en el Ejército permanente quedaren eliminados uno ó más bata-·
patalloncs, los alunwos correspondientes á ésto~ continuarán incorpora-·
aos en el cuartel general de la respecti a División 6 Tefatura Militar.
Cuando · el número de batallones del Ejército permanente fuere
aumentado, por cada nno de éstos habrá lugar á designar los alumnos
que les cor espondan.
1 Art. 1 3· El Gobierno determinará y distribuirá en los af\os que
onsidere necesarios, Jos cur os que deben con.:.tituír el plan de ensefianza
en la E'lcuela Militar.
Art. 14. Los ' alumnos se considerarán al entrar á la Escuela, cadetes
ó soldados; pero pueden a5ccnder, según sus méritos, y de acuerdo
.. on el Reglamento. A1 salir de la Escuela, el alumno que no tenga gra- '
do de Oficial, -adquiere de hecho el de Subteniente, siempre que hubiere
ganado todos los cursos de la misma Escuela.
1 Art. 1 S· En el E taLlecimicnto se dará habitaci6n y alimentos á.
sus empleados, á excepción de Jos F rofesores.
Art. I 6. El Ministerio de Guerra será el ordenador de todos los
gastos que ocasione la Escuela Militar, que serán cubiertO'S por el Pa-·
gador C~.,'ntral. ·
,. A t. · I 7· El Gobierno queda autorizado para organizar la Escuela
Militar sobn~ las bases de la presente Ley, dándole los reglamentos que
estime convenientes para la buena marcha de ella. ·
· Alt. I 8 Facúltas al G obierno para qu pueda destinar á local de
la E5C u e la M_ilitar algunos de lo edificios de propit:dad nacional exis~
rentes en Bogotá y para que si no lo hubiere adecuado, ptleda adquirirlo
por compra ó arrendamiento. '
Art. 19. Autorizase igualm ntc al Gobierno para que pueda nom~
rar hasta seis Profesore s ex tranjcros que hayan hecho sus estudios en
la Escuelas de guerra de alguno de los Estadds europeos.
' Art." 2.0. El Gobierno podrá también em iar á l.ás Escuelas de gue~
rra de que ·trata 'el art( u lo anterior, hasta doce Oficiales del Ejército
permanente para que · hagan n ellas los estudios tcóricbs y prácticos ne~
ce ario ,- on la ·Londición d~ vol ver, terminados qu~ can éstos, á dar en
el mismo Ejército la instrucción práctica en los rainos del arte militar.
· Los Oficiales de que trata este artículo se considerarán incorpora~
dos en el Ejército permanente para los efecto fiscales y ·deberán prestar
una fianza para responder de los gastos qne su educa i9n ocasione al ·
Tesoro Público, en caso de que por culpa de ellos no ' tcrminarcn los
estudio en el respectivo Esta~lccimi~nto, 6 dejaren de cun1plir al con~
clufrlos la obligación de que trata cr artfclllo anterior.
Art. z I. La Escuela Mjlitar empezará á funcümar el 1.0 de Febrero
próximo, y el Poder Ejecutivo queda autorizado para di poner lo
que crea cohvcnicntc á fin de allanar las dificultad s 6 vados que se
presenten en ejecución d la Ley.
Dada en l3ogotá, á 16 de Noviembre de 1896.
El Presidente' d~l Senado, ·
RAEABL M. pALACIO.
El Presidente de la Cámara de Representantes,
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BOLETÍN MILITRA 135
IGNACIO PALÁU.
El Secretario del Senado,
Camilo Sánchez.
El Secretario de la Cámara ele Representantes,
Mig~el A. Peñaredonda.
Gobierno Ejecutivo .. - Bogotá, 18 de Nozli.embre de 1896.
Publíquese y ejecútese.
,f:l Minist{o de G~crra,
(L. S.) M. A. CARO.
AvRF.L~o M trns.
------.. ~--------
EPISODIO DE LA CAMPAÑA DE AUSTRIA.-! 809.
(General Barón de Marbot.- MEMOR:{As) ..
(Conclus ión) ..
Varios de ellos n.os tocaron sin que, afortunadamente, causaran
ningún accidente grave; in embargo, temí por un momento
que la corriente qu,e n.os empujaba con violencia y sobre la cual
ganaban muy poco nuestros rern.os, sin permitirnos llevar la oblicuidad
necesaria, n,os arrastrase más abajo del campamento en.emi.go,
lo cual habría. h.echo fallar nuestra expedición. Por fin. á fu~rza
de remo habíamos logrado recorrer las tres cuartas partes del trayecto
cuando, á pesar. de la oscuridad,. noté sobre las aguas una
enorme masa negra y, un instante después un roce agudo se hizo
~entir; algunas ramas vinieron á toGarnos la cara y la embarcación
se detuvo ! ... Interrogado el patrón nos responde que habíamos
dado en un islote cubierto de árboles que ia inundación. había tapado
casi completamente. Para abrirse paso fue n~cesario emplear
las hachas y cortar, á tientas, el ramaje que nos detenía; conseguido
esto y una vez que h~bimos franqueado el obstáculo,
encontrámos una corriente menos impetuosa que en la mitad
del río, merced á lo cual alcanzamos por fin la o~illa izquierda, al
frente del campamento austriaco .
Esta orilla se hallaba limitada por gran cantidad. de plantas
acuáticas, muy tupidas, que avanzando en forma de bóveda sobre la
orilla escarpada, hacían el acceso en extremo difícil; pero, al mis_
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BOLET1N MILITAR.
mo tiempo nos prestaban importante servicio pue impedían que
del campamento pudiesen distinguir nue tra barca. Los fuegos del
vivac iluminaban la ribera y la sombra que proyectaban los árboles
sobre nosotros, nos dejaba en completa oscuridad. Dejé entonces
que la embarcación se deslízara suavemente por la orilla buscando
con la mirada algún sitio donde pudiésemos desembarcar. De repente
se nos pre entó una pendiente suave, practicada por los enemigo
·, con el fin de que hombres y caballos de su campamento
pudiesen con facilidad llegar hasta el agua. El sargento Tanza en
siguida entre los sauces una de las piedras que llevábamos Yistas,
la cuerda se enreda al rededor de un tronco y el bote se detiene
contra la tier.·a á uno ó dos pies de la rampa. Calculé que sería
entonces media noche. Los au triaco , que se hallaban separados de
los franceses por la inmen idacl del Danubio el sbordaclo, se sentían
en tan compl ta seguridad que, excepto Ios centinelas, todos dormían
profundamente.
En guerra es la costumbre, ea cual fuere Ia dí tancia que separa
al enemigo, que los cañones y centinelas den frente hacia éL
U na batería colocada delante dci campamento, estaba dirigida haia
el río, y los centLn las que se paseaban en la parte alta de la
playa, no podían vernos á causa de los árbole al pa o que yo po1·
entre la ramas alcanzaba á divisar una gran parte de lo vivac .
Has ta allí mi mi ión había resultaJo aún más feliz de lo que
yo mismo hubiera podido esperar; pero para que el éxito fuera
ompleto era preci o coger un pri sionero; tal operación, ejecutada
á cincuenta pa . o de di rancia d e varios mile de enemigo , me pare
ía muy d ifícil! .... Sin embargo, había que hacer algo. Dipuse
que 1,) cin o marineros se te ; lo levantamos
hasta ponerlo en brazos del granadero que estaba en la punta,
el cual lo hizo acostar boca abajo al lado de los marineros. Durante
la operación: el vestido del austriaco me convenció con gran
disgusto de que no era precisamente un soldado lo que teníamos en
nuestro poder, ino un ordenanza de oficial.
Más me habría gu tado coge1 á un combatiente; porque sin
duda los datos que de él hubiera pouido obtener, serían más positivo
; sin embargo, á falta de algo mejor, iba á contentarme con lo
que tenía, cuando vi en la parte alta de la rampa á dos militares,
cada uno de los cuales llevaba la punta de un palo de donde pendía
una gran va ija de metal.
Comprendí que habría sido impo ible embarcarse de nuevo sin
ser vistos, pue lo hombres se hallaban á unos pocos pasos de la
orilla. En consecuencia, por señas ordené á mis granaderos que se
ocultasen de nuevo y no bien lo dos austriacos se inclinaron para
llenar su caldero, cuando fueron cogidos por detrás por brazos vigoro
os que les sumergieron la cabeza en el agua por temor de
que tratasen de oponer re i tencia 11 ando de us sables que llevaban
al cinto : era preci o aturdirlo . Con eguido esto, se acaron
de nuevo, se les tapó la boca con pañuelos llenos de arena y con
la punta de nue tros sable en el pecho se les obligó á entrar en la
bar ·a donde fueron colocados al lado del ordenanza. Terminada
la operacivn subí á bordo eguido del caporal y de los granadero .
Hasta aquí todo iba muy bien. Hice entonces que e levantaran
los marineros y tomaran sus remos y mandé soltar el extremo
de la cuerda que nos sostenía contra la ribera; pero se había
mojado tánto y la fuerza que hacía la embarcación para re istir la
violencia de la corriente había apretado de tal modo el nudo, que
fue i mpo ible desatarlo. Hubo qu cort"r la cuerda en lo cual se
emplearon dos ó tres minutos, pero por más cuidadosamente que
se hiciera la operación, las sacudidas que recibía el cable, envuelto
como estaba en uno de los tronco , imprimieron fL!erte movimiento
al ramaje de los árboles vecinos, de lo cual resultó un ruido tal,
que llamó la atención del centinela; éste se aproxima á la orilla,
no ve nue tra barquilla pero sí nota la agitación de los
remos que aumentaban el ruido y grita en seguida: "Tf/er da!"
(Ouién vive!) No obtiene respuesta alguna. Grita nuevamente
el centinela enemigo : nosotros guardamos el mismo silencio
y continuamos trabajando . . . . La angustia .era mortal.
Después de haber arrontado tántos peligros, habría sido
cruel venir á fracasar en el puerto. . . . Por fin, por fin se corta la
cuerda y el bote recibe empuje violento de la corriente. Pero apenas
salió de la bóveda que el ramaje formaba sobre nuestras cabe-
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BOLITÍN MILIT-AR
zas, cuando iluminado por los resplandores del vivac es · divisadq
por el austriaco que grita: A las armas/ y dispara sobre nosotros ~
Nadie resultó herido; pero al ruido de la detonación todas las tropas.
del campamento se levantan precipitadamente, y los artilleros, cuyas
piezas dirigidas hacia el Danubio estaban todas cargadas, me
hacen el honor de disparar sobre mi humilde embarcación ! Mi
corazón se estremeció de alegría al sentir la detonación que sm
duda habÍJ. sido oída por el Emperador y el Mariscal Lannes; mis
ojos se dirigieron hacia el convento de Molk, en el cual, no obstante
la distancia, no había ce3ado de ver numerosas ventanas
abiertas. En aquel momento quizá todas se abrieron, pero la luz
de una sola me parecí ó aumentar en vivacidad: era la inmensa.
ventan.a del balcón donde nos habíamos asomado que, gracias á sus
dimensiones, proyectaba á lo lejos su luz sobre las aguas del río;
~1:.a evidente que acababan de abrirla al sentir el estallido del cañón,
lo cual me hizo pensar que el Emperador y los Mariscales estaban
en el balcón; que sabían que había llegado al campo enemigo en.
la ribera izquierda y que hacían votos por mi feliz regreso. Este.
pensamiento excitó aún más mi valor, ha ta el punto de no prestar
(linguna atención á la balas de cañón, las que, por otra parte, eran
poco peligro as si se tenía en cuenta que la velocidad de la corriente
nos arras traba con tánta rapidez, que era impo ible que lo artillero
pudieran apuntar con preci ión; muy de malas habríamos de
estar para que nos hubieran tocado; e cierto que una sola habría
bastado para de trozar. nue tra ba1 quilla y sumergirnos en el abismo)
p~ro todas fueron. á perder e en el Danubio.
' Pron.to estu irnos. fuera del alcance de los enemigos y pude.
concebir nuevamente. la esperanza de que mi empresa tuviera un
feliz desenlace. Sin em,bargo, aún no se habífl,n allanado todos
los peligros, pues tenía,mos que volver á cruzar el río que continuaba
arrastrando grandes troncos ; varia,s veces nos vimos lanzados
sobre islas sumergidas. y allí el oculto ramaje de sus tupidos:
árboles nos detuvo algún tiempo, pero al fin con eguimos á fuerza
de vigorosa lucha aproximarnos á la orilla derecha, más de dos leguas
abajo de Molk. A .quí un nuevo temor vino á asaltarme: podía,
ver desde donde estaba las hogueras de u.n campamento, pero nada_
había que me asegurase que éste pertenecía á un regimiento francés,
porque el enemigo tenía fuerzas en ambas riberas y yo sabía.
que en la de la derecha, la avanzada del Mariscal Lannes se encon ... .
traba á poca distancia de Molk, en presencia de un cuerpo austriaco
situado en Saint-Polten.
Era evidente que nuestro ejército debíil avanzar á la madrugada;
pero, habría prin~ipiado . á moverse y ocupaba aquel punto?
¿ Las hogueras que veía estaban rod~a~as: de af11igos ó de enemigos? ·
Temí por un momento que la corriente me hubiese arrastrado dema- .
!liado abajo; pero pronto m~ sacó de dfldas el sonido de las cornetas
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.BOLETÍN MILITAR
que tocaban diana á un regimientro de caballería íi·ancesa. Habiendo,
pues, cesado toda incertidumbre, nos dirigimos á fuerza de
remo hacia la playa, en donde la aurora que comenzaba á brillar,
nos permitió d~ tinguir una aldea; á poca distancia de ella nos
hallábamos cuando se oyó cerca un disparo de mosquete y una
bala silbó por nuestros oidos ! .... Era indudable que el centinela
francés nos había tomado por enemigos. Este caso no estaba
previsto y no sabía · yo cómo hacer para que nos reconociesen,
cuando se me ocurrió la feliz idea de hacer gritar repetidas veces
á mis gr.anaderos : ¡ f/iva el Emterador! Esto no habría de
~astar para convencerlos de que estaban en error y que, en efecto
eramos fl' anceses; pero sí llamar~a la atención de los oficiales quienes,
rodeados como estaban de soldados, no' podían temer nada de
nue tro escaso número y no permitirían que se d'i parara sobre nosotros
antes de saber si éramos franceses ó austt iacos. En efecto,
momentos más tarde me recibía en tierra el Coronel Gautrin y el
().
0 de húsares que pertenecía al cuerpo de ejército del Mari cal
~annes. Media legua más abajo que hubiéramos abordado, ha~
ríamos caído sin duda entr~ las avanzadas enemigas.
El Coronel de húsares me hizo dar un caballo y dos carros,
en los cuales coloqué á mis granaderos, marineros y prisioneros y
con mi pequeña carabana me dirigí á Molk. Durante el trayecto,
el caporal, de orden mía, interrogó á los prisioneros, y por el}ps supe
con gran placer que el campo de donde los hab~amos tomado pertenecía
al Cuerpo del General Hiller, el mismo cuya po ición tan
vivamente deseaba conocer el Emperador.
No quedaba duda: el General Hiller se había incorporado al
Príncipe Carlos y no había riesgo de combate' en la vía que llevábamos;
Napoleón, que no tení,a al frente más que la caballería enemiga
colocada adelante de Saint-Polten, podía avanzar con toda se~
uridad hasta Viena, de donde no estábamos sino á tres pequeñas
jornadas. Cuando hube obtenido estos datos lancé mi caballo al
galope para llevarlos al Emperador lo más pronto posible.
Era yá enteramente de día cuando llegué á las puertas del
monasterio. La población íntegra de Molk obstruía todas las entradas
y de entre elta' se levantaban los desgarradores gritos de las
mujeres, hijos, padres y multitud de amigos de los marineros que
me había llevado la víspera; todos me rodearon apenas me vieron,
y afortunadamente pude calmar sus vivas inquietudes asegurándoles
que aquellos por quie!JeS me preguntaban estaban sanos y salvos, y
que en breves instantes los verían. Un inmenso grito de júbilo se
levantó del seno de la multitud.
Según se le había ordenado, el oficial de guardia, tan Iuégo
como se convenció de que era yo en persona el que estaba presen ....
te, corrió á dar parte á los ayudantes de servicio para que éstos avisaran
al Emperador mi llegada. En un instante todos los que e
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f4.0 BOLETIN MILITAR
hallaban en el palacio estuvieron en pie; el buen Mariscal Lannes
vino donde mí, me abrazó cordialmente y me condujo cerca del
Emperador á quien dijo: "Hélo aquí, Majestad ! Bien sabía yo
que volvería! Trae tres prisioneros del Cuerpo del General Hiller!"
Napoleón me recibió de la mejor manera posible y aunque estaba
completamente mojado y embarrado me puso la mano en el hombro
sin olvidar su mayor prueba de satisfacción, el pellizco en la
oreja. Imagináos qué tántas preguntas se me harían ! El Emperador
quiso conocer hasta los más pequeños detalles de cuanto hubiese
acontecido durante mi peligrosa empresa y cuando hube terminado
mi relato, Su Majestad me dijo: "Estoy muy contento
con u ted, señor Jefe de Escuadrén Marbot ! " Esto equivalía á un
despacho.
(Traducido para el BoLETfN MILI'rAR).
---·-- -
EN El EJERCITO
EL Mr ISTERIO de Guerra, en Oficio número 7,164, fechado el
12 de los corrie nte, dice á la Coma ndancia en Jefe lo siguiente:
"El Capitán Je ú Rocha, que ervía en día pa adosen el Batallón
'l'encrife como Ayudante Mayor, fue declarado en u o de licencia
indefinida por haber e recibido noticia de que era desafecto
al Gobiern.o.
"Habiendo dicho Ofi ial de5Vanecido la imputación mencionada,
el Poder Ejecutivo, con fecha 13 de Febrero lo llamó al servicio
activo y lo destinó al puesto de Ayudante Mayor del Batallón
M'tfz:z en la vacante que dejó el Capitán Fernando Vergara F., á
quien se nombró Habilitado del mismo Cuerpo."
EL PonER EJECUTivo, por Decreto de fecha 8 del presente
mes, dictó las siguientes di sposiciones:
Llamó al servicio activo al Coronel José María Hernández y
lo destinó al Estado 1\!Iayor General del Ejército como ¡er Ayudante
General.
Nombró al señor José María López Serna, Ayudante de Estado
Mayor de la 4·a División, asimilado á Sargento Mayor para
los efectos fiscales y para que llene la vacante que allí existe de ese
puesto.
Destinó al Capitán Moisés Ortega Llera , que sirve en la 2 ... -
Compañía del Batallón Tiradores número I I, á la 5.a del Nariño
número 4. 0
; y al Capitán Secundino Londoño, que sirve en esta
Compañía y Batallón, á la 2." del Tiradores en reemplazo de Ortega
Lleras.
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REGISTR{) DE coNDUCTA Y SERVICIOS DE LOS OFICIALES DEL BATALLÓN ''AvAcucHo," N-h z
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EMPLEOS NOMBRES DESTINOS
Teniente Enrique U rdaneta. 2.
0 Ayudante.
Teniente Adriano Murillo. 1 .• Compañía.
Teniente Agustín Sarmiento. 2." Compañía.
íd. Domingo García. 3.a Compañía.
Teniente ¡simón Ardila. 4.a Compafiía.
Teniente Erasmo Pinzón. 5. 3 Compañía.
Teniente Joaquín Forero M. jz .0 Ayudante.
Subteniente Pedro Rubén Cast¡o. !Abanderado.
NATURA-'
LEZA
RELACION l
. 1
CONDUCTA
Bogotá.
Planadas."
Málaga.
'Bogotá.
Bogotá.
!Arauca.
!Bogotá . .
!Bogotá.
1
trucción nocturna y otro por faltas en elr
cumplimiento de sus deberes, habiendo
abandonado en la marcha de Villeta á
1esta ciudad su Compañía y aún no haber-se
presentado en el cuartel. 'Pésima.
Un arresto en el Principal por pernoctar
fuera del cuartel sin permiso y uno en
el cuartel por retirarse antes de la publi-cación
de la Orden del Cuerpo. Regular.,
Tres arrestos en el cuartel por descuido!
en una guardia y por no atender debida-mente
á su Compañía. ¡Regular.
Ningún arresto. Ejemplar.
Un arresto en el cuartel por descuido
len su Compañía. !Buena.
Ningún arresto. !Ejemplar.
Un arresto en el e uartel por no haben
trasmitido un parte. IBuena.
Un arresto en el Principal por reinci-dencia
en pernoctar fuera del cuartel sin
penniso. IMala.
Dos arrestos en el cuartel : uno por dar
part~ falso y otro por descuido en una co.-
m.isión que se le confió. (Regular.
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EMPLEOS N Q ~ B R. E S DESTINOS
Subteniente.IWenceslao Lombana. l 1.a Compañía.
1
Subteniente.ISimón Pizano. l,a Compañía.
Subt~nicnte. !Eurípides García. z.a Compañía.
Subteniente.IBernabé Montes. lz.a Compañía,_
Subteniente.IG_uillermo Arjona. 1 3-~ Compañia-.
NATURALEZA
Bogotá.
Bogotá.
Tunja.
\Sácame.
RELACIÓN r CONDUCTA1 .
---- '
1 Dos arrestos en el cuartel por no cum-plir
con sus deberes. [Regular.
Dos arrestos en el cuartel: uno por retirarse
antes de la publicación de la Orden
del Cuerpo y otro por faltar al cumplí
miento de sus deberes.
Un arre~to por ocho días en el Principal
por reincidencia en pernoctar fuera sir.
permiso; y tres en el cuartel: uno por descuido
en su Compañía, otro por faltar a
lista de 6 p. m. é instrucción nocturna y
otro por retirarse antes de la publicación_
Regular.
de la Orden del Cuerpo. iMala.
1
Un arresto en el cuartel por descuido,,
IAmbalema. 1
en su Compañía. 1
Un arresto en el cuartel por descuidó 1
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EMPLEOS NOMBRES
Subteniente. David Rodríguez.
Subteniente. Hermógenes Franco.
Subtenicnte.keopoldo Cárdenas.
S
Subtcnicnte.IJ uan Lciva M.
\subteniente. Félix Restrepo B.
DESTINOS
3.a Compañía.
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ls .•
/s-•
Compañia.
Compañta.
NATURA-LEZA
r
¡sogamoso.
Bogotá .
1
Bogotá.
San Luis.
Bogotá.
1
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RELACI ÓN CONDVCfA.\ .;
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-------- ·--------
BLlena.
te! por descuido¡
Buena.
pal por pcrnoc-1
rmiso. Regular.
por atrasarse á
la lista de Oficiales de 9 p. m. Buena.
Un arresto en el cGartel por infringir el /
Reglamento del Batallón. Buena.
Un arresto en el cuartel por dejar de-sertar
un soldado en una guardia. /Regular.
+
c:J o
t-m
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~
Es corriente.-El Ayudante Mayor encargado del Detall, :V
~
RAFAEL GRooT.
Visto Bueno.-El Coronel,
CARLOS FRANCO Q.
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 9", -:-, 1897. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3690930/), el día 2025-08-24.
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