DIRECTOR
EDRO JOSE GOMEZ C.
1, [J, :ión cablegráfica RlINACIMIEN.
lf" ' 11 suscripciones.
Núr,\ :ro suelto ......... .. ........ oo' ............. $ l ...
~lúm'!ro atrasado...... .... ........... ......... .... 1 SO
P.,.' ílnuncios, arreglos particula:res.
,~ .. n"tidos, columna ........................ ... .... 80 ...
?-l',' ! devuelven originalel.
1 ~,Irrespondencia de be rotularse al Director.
Of ciaa : Pasaje Hernández, piso alto, número 51.
" RESURRECCION "
( CUENTO DE ART.ISTAS )
T-f a~lábamos en nuestro primer
ed1torIal de que Colombia, á pesar
de ., postración, á pesar del amlm;.~
t :! de oscuridad r de barbarie
en qu.e la ha envuelto la revolución
podrá. levantarse y ocupar el P\lest~
q~e l'nerece; pu~sto eminente y glol'lOSC
á que debteran conducirla sus
a t"' ... edentes históricos.
.l;!.:i ün hecho consolador el que
podarJlos hablar hoy á nuestros lecto:-
es (le la aparición de un nuevo
libro .:!n vez de una batalla, de un
cnc~l.e.ntro de armas, de una campaña.
rJe.;astrosa. En lugar de los fru.
ira, de amargura y de enco'"
r debía producir la tierra emp;'
('l a en sangre, el Sr. Rivas
G (Pi' nos ofrece una flor de fe una
• 1 ' (\( 1 . macu ada, una aZl.lcena pudsi..
tl1".} fragante.
lú ~'ur1'ección no es una novela; su
u o mismo la llama modestamente
el. 1 ), y ese nombre habrá de cuatá
' : si hemos de atenernos solam("~
.: para bautizarlo á su extensión,
f.o\' lesgracia demasiado reducida,
p t .. lpenas cuenta un centenar de
Ix"", • "s.
Pero como por fortuna las obras
de arte no pueden medirse por su
-éXkr·;ión, su peso Ó su volumen, no
vacilamos en colocar á Resurrección
enW~ las joyas de la literatura colomb:
ana. Es una joya, pero no al
modo de los gruesos diamantes ó de
_ c,~eraldas y rubíes con sus esplendores
vulgares. ' con sus visos
muldcolores y rechinantes, con sus
cambian.tes fanfarrones é indiscretos:
~ como una perlita blanca de finí·
sima, p.i~l, perfecta y redonda, que
nos tascma y nos atrae en medio de
otras joyas más gruesas, más pesada:
i y má~splendentes.
Autes de que llegara á Colombia
notida de la última nQvela de TolstOl,
llamáda también Resurrecct'ón
. bautizó el Sr. Rivas Groot la suy~:
con .,,'ste nombre, corto y sugestivo,
mo\:klo de nombre de novelas. No
tifv J el autor colombiano por el título
Sin;" ~l mérito de una originalidad relau'.
i ~' i pero le cabe el honor de haber
l'~(!ho "na obra buena, de ~endencias
a,tanle~~e ,morales y provecnosas,
~ <:~ndo ,.el autor ruso lanzaba á los
cuatro vientos su obra llena de hiel
y de veneno, su escrito de incendio
y de destrucCÍón, en que se pretende
volcar los cimientos en que reposa
la sociedad moderna. La Resurrecdón
de Tolstoi es un barril de dinamita;
el idealista cuento colombiano
es un bálsamo y una esperanza' el
primero un. aul~ido de anarquía: el
ot!'o . un grito de fe, de paz, de sacrdklo.
\
\ , {
I'Iernández, piso alto, nÚl1J.ero 57
-- ~.~,,----.-._-_.~---.;;;. -
Rep~blica de Colombia-Bogotá, miércoles 14 de Enero de 1903
No echó el Sr. Rivas Groot mano
del recurso de una trama complicad.
a, de una intriga ingeniosa, de pa·
SIOnes ardientes, ni de acontecimientos
estupendos. La urdimbre de su
cuento no puede ser más sencilla:
tres artistas, un pintor, un músico y
un literato están enamorados de
Margot; tienen los tres por ella un
amor, más bien una adoración muda
y profunda. Muere el objeto de aquel
afec~o casto y poderoso, y esa muerte
nega en las almas de los tres
amantes, la semilla de la inmortalidad;
los encamina, los mueve, los
agita hacia el mundo á que voló la
muerta adorada. Se entregan al culto
de la muerte, y aspiran desde ehtonces,
con fuerza irresistible hacia
lo inmortal y lo infinito. El desencanto,
el disgusto, la repugnancia
por todo 10 mortal y perecedero los
mvade, y el pintor, el músico, el literato,
beben su inspiración solamente
en el amor infinito, impregnan su
arte de resignación y de esperanza;
son tres desterrados que pasan por
la tierra, desnuda ya para ellos de
voces y atractivos, cantando con la
pluma, con el pincel y con 'la nota,
las alabanzas del Autor de todas las
hermosuras y de todas las artes.
, La fe ha tocado la inspiración, y
el arte, envuelto en el sudario del
s.ensualismo, aprisionado en torpes
I
lIgaduras, sepultado en el materialis_
mo, levanta la esa da losa anda
i sale' del sepulcro, y en una vida -nlJe~
va, en una nueva juventud poderosa
y fecunda, produce obras benéficas,
hermosas, inmortales. Hé aquí el
plan de Resurrección.
El' autor esboza apenas á sus personaj~
s: ni la ~xtensión ni el plan
del hbro permiten mayor deteni.
miento. ~u heroína,. Margot, llega
en las prImeras págmas del libro y
se va en la mitad de él; pasa como
úna aparición, viene y se desvanece
luégo, dejando apenas en el libro la
huella imperceptible, pero luminosa,
de los seres espirituales, etéreos in-tangibles.
- '
El autor ha temido mancharla
describiendo punto por punto todos
sus encantos y atractivos. Ni una
sola vez habla, ni una sola vez apa.
rece en el escenario como actriz
principal en la escena' el autor ha
t~~ido presentarla, ha~erla hablar y
VIVIr 'como un sér inferior al sér
ideal que concibíó su fantasía. Sólo
hay un momento, sólo hay una acción,
sólo hay un hecho, que es de
ella, de . eHa. sola, y en que el1mtor
no ha temido fresentarla rebajá¡(.'
dola. .
y ese hecho, esa -escena, es su
muerte.
Aanque el autor se esfuerza en
toda la obr,a en apagar el ardor de
su fantó!.sía, ~h llevar un tono mode-
~ rado y.sobrio, e.n -no -pres;nt;r hechos
VIOlentos ni escenas bruscas ni
palpitantes, encontro a11l y presentó
de manó maestra, en la muerte de
su heroín~, una escena profundamerite
dra~áttc~,. un. momento grandioso
y trágiCO no mdlgno de Shakespeare,
autor favorito de uno ' de los
personajes del cuento.
El mismo Sr. Rivas nos contará
la escena:
"De pronto se leva.ntó la cortina del vestíbulo,
sacudida por mano frenética. Salió
el Almirante, tendió los brazos al vacío
:ubrióse el .rostro, retrocedió, cerró los pu~
nos, extendl6 de nuevo los brazos hacia el
lago, con la expresión que debía de tener
cuando en la tempestad veía hundirse una
barca sin poder salvarla; su Testido en la
esp~lda se frunció con un repliegue conVUlSIVO,
y resonó un sollozo. Luégo. entre
el estupor general, se abrieron la's ven'tanas,
corrió el aire por las piezas que antes
se "Cerraban con tanto esmero ..... Un reflejo
amarillo ¡ale del cuarto azul: cirios
encendidos. l Es posible, ..... ! I Tan pronto
... t Yen medio de un silencio más profundo,
distinto de otros silencios, la palabra
terrible corr. á media TOI de boc~ en
boca: ¡Muérta .• -I "
El Almirante, para darle aire y
luz, toma en sus brazos el cadáver,
aquel cadáver que debió ser Jiger:o _
como el 'cuerpo de un ángel, aquellas
formas perfectas, pero que fueron
prisión intolerable para el espíritu
que encerraban. Lo sacó á la
explanada; sentó á su hija allí, en
medio de la naturaleza impasible y
activa, arrullada poI' los mil silencios
del ciélo y de la tierra, bajo la
bóveda enlutada, mirando al cielo ...
:El aut~r de Resurreéció'n, despreciando
el pincel, impotente para dar '
el colorido en aquella hora suprema,
despreciando la palabta, que mancha
y amehgua el pensamiento cuando
pasa por ella, toma la música,
toma la melodía, que traslada los
sentimientos intactos de corazón á I
corazón, y presenta por medio de
;~~ol<'er;~~r~~;~d:Cll:"t;i'~t;;~~~~~ 1
debió invadir eh esa noche á los tres
artistas para quienes aquella muerte
iba á engendrar una nueva vida.
"De cuando en cuando-.ice Rivasun
soplo precursor del invierno hacía bambolear
las linternas, y las hojas muertas,
temblando, se desprendían, revoloteaban
fantásticamente en torno de las luminarias
como, enjambre de mariposas moradas ¿
amarillas, y luégo, dispersándose, huían á
la sombra, caían en el agua. Soledad, silencio.
De pronto, en medio del silencio y
de la soledad, bajo la paz de la bóveda
cuajada de estrellas, entre el r,evoloteo de
las hojas marchitas, entre el aroma de las
últimas rOias de otoño, empezaron á tender
el ala, á dilatarse sobre el espejo del lago
los aeordes de la orquesta solitaria; 10i
violines !anzaban sus lareos ' gemidos, cantaban
las flautas con sus voces femeninaS,
los violoncelos hacían vibrar sus notas gra
v~s ; y aquellas melodías, ya lentas, ya ráplda-
s, sumadas por la distancia en una
armor¡fa solemne, se deslizaban sobre el
agua, se mecían en la brisél., llegaban hasta
la cámara morluoria, como la ,oleada de
un c~nto á la vez p~da~o y I'eligjos~ que
refena toda una hlstona, sinfonía én la
cual vibraban notas de serenata morisca
palpitaban. compases de fiestas perdidas e~
el pasado Irrevocable, flotaban ecos de alegrías
olvidadas, estallaban endechas de
amor,. himnos .e pasión; y luego, én un
carylblO de tonos, cantos de despedida, vo. -
ceS de almas que se dan los suptemos adióses,
y tras silencio¡ súbitos, tras pausas de
bo~.ror,- surgían los acordes Júnebres, ohdulaban
entre las sombras arpegios en que
cada nota llevaba I~ humedad de u'na-lá
gr~~a, gemidos .de desesI)'(iraci6n, ruegos,
g~ltos, sordas tniprecac\ones, ráfagas de
muertre, solemnes áe profunáis, frMes musi.
cales de infinita agonia, todo el dolor hu.
mano, todo el diálogo tremendo del Hombre
con la Muerte.
La hermosa muerta, colocada ante la
escalinata, reclinada en los almohadones
bájos los pirpados, entreabiertos los labios'
ag.itados suavemente los cabellos por I~
brisa del lago, parecía asociarse á aquella
fiesta, y como sumergida en letargo doloroso
y dulce, parecla aspirar en su ~ueño
¡".. R'. _.I'Ir
los aromas del otoño que se m ~r r '
char con ternura los acordes de ¡la ru".,,~ ..
ta que sollozaba, sumergirse con .. :r';;'
augusta en la paz de aquella no .s
bre cuajada de constelaciones."
•• •
El principal atractivo de una novela
ó de un~ ob~a e~crita -para entretener
y dIvertir, es el estilo es
decir, el buen estilo;. él refleja c~mo
la fisonomía moral, la persona misma
del autor, presente en cada p~gina,
en cada línea. En el estilo se filtra
el gusto, el temperamento el alma
del escritor. yll buen artist. nos
~rr.astra desde~la ~n',e,t\ hRsta ta
ultima página e"v obril, au "C!. . e
carezca ella deg '~!'!de; m::Oni't'r ' - -
tos y ,de situaciones trágicas, sin más
encanto que su estilo.
Para.f?intar U? sentimiento, para
transmItir una tdea, para "contar
con ~erdad y con claridad 10 que
pasa en el corazón;" como dice Sten~
dhal, se necesita un c1ón, un talento
especial, y junto cop él y acaso en
mayor e:cala, un esfuerzo, una labor,
un trabajO tenaz, arduo, co.nstante.
Solamente 'con esta diligencia y con
esa labor infatigable se ha logrado
producir obras durables, que h::tyan
hecho escuela, abierto nuevos caminos
y engendrado imitadores y se·
cuaces.
~Qué valdría el Quijote sin la perfección
de la forma?
Es intere~a ,te observar ,:tes.te
respecto el SIstema, el modo de trabajar
de los novelistas franceses, cuy~
s n~velas han hecho época en la
hIstOria de la literatura, que han
formado escuela y encontradó imitadores
dondequiera que se cultiva
el arte.
l?audet ,no ha obtenido aquel
estilo tan ligero y tan ágil, tan brillante
y tan rápido, tan imprevisto
que parece un estilo hablado' no
consiguió aquella prosa inimit~ble
sino gracias á la . revisión y castig~
de .le: frase, gr~cJas á un glisto exq':
ISItO que le Impedía dejar imprimIr
la obra antes de juzgarla madura
y pe:~ecta para la publicidad. A
la r:umon ele la espontaneidad y de
la lima, parece deber Daudet los encantos
de su prosa.
Su manuscrito original, según nos
c~entan los críticos, no era para él.
S1l10 un berrón de improvisador.
Con la segunda versión empieza lo
que él ll-ama la parte dolorosa del
trabajo; pero en la primera se abandona
á la il1spiración, da rienda suelta
á sus instintos de originalidad:
el asunto lo domina, lo empuja, lo
hace desbordar; entonces corre la
~ano febril sobre el papel si'n escribIr
todas las palabras, sin puntuar,
esforzándos~ en seguir el trabajo del
cerebro a~dlente, estenografiando á
la carrera Ideas y sentimientos. Pero
110 es este primer borrador lo que
nos da en definitiva; con una labor
paciente y con atención minuciosa
I1en~ los vacíos del primer botrador
escnto de carrera al empuje de
aquel su furor poético, raya los imperfectos,
lo revisa innumerables vec~
s, lo vuelve al yunque, y al recoptar
retoca las frases, corrige y afina
su obra. El mismo Daudet nos cuenta
"su método lento y concienzudo,"
y. "cómo cede él á aquel deseo tirimco
de perfección que obliga á un
l
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
. ,
artista á empezar una página
veces. " r.. 1{ep\~.
Flaubert no es con~'l~:;t;i'[O \." como
el primer estilista francés, ,-- ~'
eminente de los noveli$t~; .~sino gt ~ . .I..c
cias á un gusto attl1 más ~~f¡nadc., á
una labor attn mas fm prqJ:m", á un
culto mas asiduo de la frase, á su
devoción supersticiosa de la forma.
La crítica más exigente, la observación
más penetra~te, no hubieran
sido tan severas con él como 10 fue
Flaubert mismo.
consistir la literatura, que
~fue wttnica pasión, en la forma únicamente.
"De la forma nace la idea,"
repetía; y cuentan los Goncourt que
les leyó una vez cierta novela que no
tenÍa/ nléfs título que éste: Fraf{ml1f,tas
de cualquier estilo; en otra ocasión
decía á Theophile Gauthier:
" Estoy exhau5to, empobrecido; apena5
be escrito diez páginas, y ya todas mis frases
a¡¡aban de un mismo modo."
Para él, la forma tenía en sí su valor
propio, diverso del pensamiento, por
el solo atractivo de las palabras y
y del ritmo. Uho-de sus discípulos'
• nos cuenta que..¡ em pezar una de,
sus obras, le mQ.5rró una página y
notó que la última palabra de un
párráfo servía de sujeto á la página
siguiente, lo que fopmaba una frase
oscura . y anfibológica. Aceptó el
maestro la observación, y habiendo
procurado en vano corregir t;l de~
fecto, exclamó:
-Nada me importa la oscuridad
de esa frase; que padezca el sentido:
el ritmo ante todo. .
Ponía en su teoría sobre el estilo
algo así . como un misticismo, creía
que cada idea tenía su expresión úni~
a, y afirmaba que si esta ünica ex·
presión era la más apropiada, debía
ser irremisiblemente la más armonio-sa,
la más e1oc~ente y la más bella. A
sus ojos, el sustantivo formaba con
su epíteto un todo absoluto, un cuer-
~ple-te- y.~ pemetQ, ./ .....-oía en.cada
período bien hecho -el más sólido
de los edificios. Encontraba entre
las palabras relaciones y concordancias
necesarias cuyos hilos o.cultos
y misteriosos sólo _es dado des-
"
. cubrir y poseer al verdadero artista.
El anhelo de perfección 10 urgía,
lo acosaba, no le dejaba punto de
tregua ni de reposo, y no creía haberlo
conquistado mientras no la encontraba.
ASÍ, buscaba, trabajaba con
ahínco, con desesperación, y no des-
-cansaba hasta que la hermosura de
los vocablos, la riqueza ele los sónidos,
la armonía de las cadencias, procuraban
á su oído exigente, delicado
y difí~il, satisfacción cumplida. No
. se perdonaba la más 1 igera imperfección;
empezaba cien veces una
página, la borroneaba, la Jlenaba de
entrerrenglonaduras; de tachas y enmiendas,
para descartarse de un hiato
insignificante.
"Flaubert tiene un remordimiento que envenena
toda su vida, decía Gauthier, y es
haber aglomerado en Bovary dos geniti_
vos: una corona de flores de naranjo."
Los biógrafos de Flaubert nos di.
Cen que pasaba las noches enteras
en su escritorio, ya inmóvil, silencioso,
con la mirada fija, persiguiendo
hora tras hora un adjetivo que se le
escapaba; ya lleno de exaltación y
de cólera, poseído de un acceso de
exasperación frenética, rasgando con
es pecho los manuscritos, haciendo
saltar la pluma, dando puñetazos en
la mesa, luchando por salir de la red
de dificultades que le formaba su
anhelo insaóable de perfecciC'nes.
Peró gracias á estos esfuerzos inauditos,
consiguió hacer obras que, según
dice Jorge Pellissier, hacen época
en la lengua francesa, en la historia
de la ljteratura, y son las más perfectas,
desde el punto de vista artístico,
que produjo el siglo XlX.
/
. ~
R r ~J A e 1 M 1 E N
-.~ \~~~~
Nos hem'os detenido acaso más
el ', '9 debido en este punto, pero
ello servirá para excus;>r nuestra prosa
cha.bacap!l. ,y dura,}' vista ele las
.. _. 'otra hace! Ara flexible,
víVlC a)" ... "niosa.
Para llegar á la perfecciÓn de que
hablábamos, es preciso disponer,
además del instinto especial, de un
usto fino, ele profundo conocimie nto
de la lengua, de tiempo y de
sosiego sin medida; y de cierta energía,
de cierta madurez para que pueda
el autor sustraerse á las influencias
literarias que pudieran enturbiar
ó aflojar un estilo vivo, vigoroso y
ud~n~. .
Pero aquí, donde se vive tan de
prisa, donde se escribe y se lee de
carrera, donde nos rodean los afanes
y contrariedades, donde nunca
recibe el autor cOlldigno premio á
sus fatigas y desvelos, es muy de
agradecerse el esfuerzo empleado
para servir al público una prosa
amena.
En la segunda mitad del !?iglo pasado
despuntó entre nosotros una
floración literaria abundante y es-'
pléndicla: se cultivó el gusto de las
letras, se rindió culto al arte.
Los escritores de entonces conquistaron
para Bogotá el nombre de
Atenas americana, única riqueza salvada
en el naufragio, única gloria que
nos queda en este instante de miseria.
Pero luégo la libertad se introdujo
en el lenguaje, en la gramática,
en el estilo, y se escribieron grandes
barbaridades, despreciando toda
regla, todo yugo, toda reminiscencia
clásica,
Ha sido en el último cuarto de siglo
cuando ha vuelto á acendrarse
el gusto, á buscarse en la fuente de
los buenos autores españoles, las galas
del estilo.
Sin embargo, en los últimos tiempos
hemos tenido imitadores de autOJ:'
e3-c::-opa~ quo-clej,,,. t.r."t .
muy claramente la imitación, que
hacen períodos redundantes, que
abusan de la riqueza misma de nuestra
lengua, que se hacen oscurós y
difusos, y que al usar del idioma,
parece que fueran sus servidores más
bien que sus amos, parece que sujetaran
el pensamiento á la palabra.
A nuestro entender, el verdadero
gusto, la perfección en esta materia,
está en el justo medio: en el lenguaje
sencillo y llano, en escribir olvidando
la gramática pero sin violar
jamás sus reglas, sacando partido de
toda la· energía, de todo el movi ..
~iento, de toda la música que puede
dar la lengua castellana.
Sin duda alguna, es éste el mismo
sentimiento del Sr. Rivas Groot,
puesto que escribe ciñéndose á tales
principios y procedimientos.
En su estilo se aleja cuidadosamente
de toda afectación, de toda
oscuridad, de' toda reminiscencia
cervantina que pudiera parecer ostentación
clásica; él busca ante todo
la claridad, la precisión, la sencillez,
escogiendo siempre, sí, la frase poética,
el giro elegante, el 'período redondo
y sonoro. Y de ahí su estilo
tan fresco, tan vivido, tan fluído, tan
sobrio, estilo que no dejaría de entender
un niño de escuela, y en el
cual no encontrará una falta gramatical
la Real Academia Española.
Nosotros gustamos especialmente
en él del movimiento y el color que
sabe dar á la frase, de su oído descontento,
de su 'parsimonia de los
epítetos, y del trabajo de martillo y
de lima con que reduce toda brusquedad,
toda aspereza, dejandQ correr
el lenguaje suavemente, haciéndolo
melodioso y armónico, 10 cual da al
estilo de Rivas un sello de distinción,
un porte aristocrático, un encanto indefinible.-(
Concluz'1'á). L. M.
.¡!C',
. ,uí que de nuev, sa'
rnL mal f{)f.ia~losr
'lS noticias, pue an.
St! há p'''' entaClo en los .. mffi'ro" ¿¡¡~s.
Asistí á a.. función de beneficio deia
Sra. Quiñones de Véliz, el jueves 8 del
~'resente, f~ñción que estuvo muy lucida,
tanto por lo selecto de la concurrencia,
como por lo IJien que trabajaron esa noche
los artistas, disti nguiéndose la beneficiada
en su papel de Carlos en La Vújeála; Juan
del Diestro en su rapel de glotón, en Za.
,'agiida, y Alfredo desempeñando el de Sir
Jorge, en que es admirable.
Goza la Sra. Quiñones de muchas y merecidas
simpatías en nuestro público, pues
á sus dotes de artista reúne sus gracias
personales. Muchas coronas de laurel y
otros obsequios adornaron su triunfo. Reciba
mis felicitbciones, y oja.1á que nuevos
laureles recoja cada día en' su carrera. de
artista.
","'.
ASEO, ALUMBRADO Y VIGILANCI A.
I Qué olores 1 I Qué oscuridad! ¡ Qué-poca
vigilancia 1
, Los carros de recoger basura no han
vuelto á aparecer sino muy de tarde. en
tarde, y aquélla es amontonada en las ca,
lIes, donde entra en deicomposición y se
hace causa de las epidemias, que no nos
abandonarán hasta que esto se remedie.
Aquellos foquitos de luz eléctrica que
había antes en toda la ciudad, se han apagado
para siempre, y sólo en las calles
má~ centrales hay alguna luz durante la
noche, proveniente de los bombillos de luz
incandescente. El resto de la ciudad permanece
su~ido en las tinieblas, si la reina
de las noches no tiene compasión de ella.
En cuanto á la vigilancia, ojalá se restablezca
pronto para todos los barrios.
.*.,.
LOTERÍA DE CUNDINAMARCASorteo
número 84. Premio, boleta número
9,465
i Me pasó raspando / . .' * ,..
MEETING - Habrá uno el domingo
próximo, á beneficio del Hos¡:.,ital de la Mi"
sericordia para niño~ enfermos.
Me atrevo á ac. nsej ,. r al Dr. Barberi
que hag-a estas funciones en el Parque de
an an er) mas~tral que el eTCentenario.
Según me dicen, muchos bardos que han
,id\) invitados á tomar parte en dichos met- ,
lings, se excusan de hacerlo. Cosa bien
triste es que nieguen así su contIngente
para una obra de caridad, contingente que
podían dar sin ningún sacrificio:
•••
DEFUNCIONES-Han dejado de existir
en los últimos días los Sres. Mauncio
Uribe, José C. Romero, Capitán B~gard0
Barón, Sargento Mayor Jerónimo Espejo,
y la Srita. Angelina GOl1zález.
Reciban sus deudos mi expresión de
pésame.
E. BARCOS R.
--__... .. -'natarias de este pacto. Sin em- b •• ,
bargo, se admitirá el recurso de reVIS1?~
ante el mismo árbitro' que la pronuncIO,
siempre que se deduzca antes de vencido
el plazo señalado para su ejecución, y en
los siguientes casos:
1.° Si se ha dictado se ntencia en virtud
de un documento fa Iso 6 adulterado.
-2-.0 Si la sentencia ha sido en todo 6 en
parte la consecuencia de un error de hecho,
que resulte de las actuaciones ó documentos
de la causa.
Art. 14. Cada una de las Partes pagará
los gastos propios y la mitad de los gastos
generales del árbitro.
Art. 15. El presente Tratado estará en
vigor durante diez año's, á contar desde el
canje de las ratificaciones. Si no fuere denunciado
seis meses antes de su vencimiento,
se tetldrá por renovado por otro pedodo
de diez años, y así sucesivamente.
El presente Tratado será ra.tificado y
canjeadas sus ratificaciones en Santiago de
Chile, dentro de seis meses de su fecha.
En fe de lo cual, los Plenipotenciarios de
la República de Chile y de la República
Argentina firmaron y sellaron con sus respectivos
sellos y por duplicado el presente
Tratado en la ciudad de Santiago, á vein.
tiocho días del mes de Mayo de mil novecientos
dos.
(L. S.) F. J. VERGARA DONOSO
(L. S.) J. A. TERRY"
V por cuanto el Acta y el Tratado preinsertos
han sido ratificados por mí, previa
¡-
la al ' )baci0n dpIC0n"'~e50 Nacional, y las
re~: 'f"'L tivas p¡tificacions han sido canjea._
da" t!n esta ciudad de Sl ntiago, el día de.
moy, entre D José Francisco Vergara Donoso,
Ministro de Estildo en el Departamento
de Relaciones Exteriores, y D, José
Antonio Terry, =- 'ado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de!"l República
Argentina, Plenipotenciarios nombrados al
efecto por los respec! ivo~ Gobiernos;
Por tanto, en virtud de la facultad que
me confiere la pa rte (9 del artículo 73 de
la Constituci6n Política, dispongo y mando
que se cumplan y lleven á efecto en todas
sus partes como ley de la República.
Dada en la Sala de mi Despacho, en
Santiago, á los veintidtÍs días del mes de
Septiembre de mil novecientos dos.
GERMAN RIE3CO
JosÉ FKANCISCO VERGARA DONOSO
GERMAN RIESCO
1-
¡¡r. :;~n ". Pleninotenci" rios nombndo'i' al efecto
por los.res'pp.cti,'os r )hiernos;
Por tanto, en "ir 1 de la facultad que
I me confiere la parte (9 del 'artículo 73'e
o, la Constituci6n Política, dispongo y mand~
¡ que se :::umpla y Ilg e á efecto en toda,> sus
partes como ley de; la República,
Dada en la Sala de mi Despacho, en
Santiago, á veintid6s dlas del mes de ~ Septiembre
de mil n vecientos dos .
G ERMAN RIESCO
Josi FRANCISCO VRRGARA DONOSO
(De Et FerrICarrit de Santiago deo Chile)
Sección Religiosa
ANDRES MARIA AMPERE
Cónll'núa
Pmidmle de la República de Chz1e Cuando recibió Andrés la terrible
Por cuanto entre la República de Chi- noticia, pálido, inmóvil, con los ojos .
le y la República Argentina se negoci6, desmesuradamente abiertos y los
concluy6 y firm6 en Santia¡ro, el día 28 de brazos temblando, sintió como que
Mayo del presente año de [902, por me- se le rompía un resorte de su alma,
dio de Plenipotenciarios debidamente auto- se volvió loco ___ ;. y desde en ton-rizados,
una Convenci6n sobre limitación de ces se le V'IO , en actI. tud estúpida, paarmamentos
naval;es de las dos Repúblicali,
que, copiada literal:lIente, dice como si- sar días y días, sentado, mirando al
glje: vacío, abrazando sus rodillas con las
"Reunidos en el Ministerio de Relacio- manos juntas, inerte, sin un movi-nes
Exteriores de Chile los Sres. D. José miento, sin un pensamiento; ó en el
Francisco Vergara Donoso, Ministro del jardín bajo un sol abrasador, siem-
Ramo, y D. José Antonio Terry, Enviado pre sentado, haciendo y volviendo á
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario hacer montoncillos de arena.
de la República Argentina, han acordado
en consignar en la siguiente Convenci6n A veces, como estremecido por
las diversas conclusiones adoptadas para . una sacudida, temblaba todo su cuer-la
limitaci6n de armamentos navales de las po; sus ojos se fijaban á lo. lejos, He-dos
Repúblicas; conclusiones que han sido nos de horror, espantados, como si
tomadas mediante la iniciativa y los buenos apareciese de repente ante él la ca.
oficios del Gobierno de Su Majestad Britá-nica,
representado en Chile por su Envia beza ensangrentada de su padre.
do Extraordinario y Ministro Plenipoten- Esta crisis intelectual fue larga.
ciario S-. D. Gerardo A. Lowter, y en la No salió de ella de un golpe. Le des-
República Argentina por su Enviado Ex- pertó primeramente la vista de las
traordinario y Ministro Plenipotenciario Sir tlo~es; corrió al tra vés de los bosques,
W. A. C. Barrington: errando días enteros por recogerlas,
Art. 1,''' Con el propósito de apartar to- d 1 1 á d
do motivo de inquietud 6 recelo ell uno Ú eCo amanc O gran es voces y con
otro país, los Gobiernos de Chile y de la grandes gestos versos de Horacio á
República Argentina desisten de adquirir los ecos que le respondían. Luégo,
ves de guerr~u~--tiel'tCn en con-s:=-,=!--..,.etl t~ '" easa orle arde,-re
trucción y de hacer por ahora nue·vas ad- plahtaba sus flores; y de este modo
quisiciones. la ciencia le iba volviendo en sí; las
Amhos Gobiernos convienen además en rep 1a ntaba según su género y 'su fadisminuír
sus respectivas escuadras, para
lo cual seguirán gestionando hasta llegar á milia. Después se puso á escribir
un acuerdo que produzca una di~creta versos latinos, griegos y franceses.
equivalencia entre dichas escuadras. Esta Poco á poco en las hojas y cuartillas
disminuci6n se hará en el término de un fueron apareciendo signos algebrai-año
contado desde la fecha dei canje de la cos; en medio de un ensayo de tra-presente
Convención. gedia, algunos a + b, Y después de
Art. 2.° Los dos Gohiernos se compro_
meten á no aumentar durante cinco años un esbozo de poema, una fórmula
sus armamentos navales sin pre,'io aviso general para formar inmediatamente
que el que pretenda aumentarlos dará al todas las potencias de un polinomio
otro con dieciocho meses de anticipaci6n. cualquiera.
Es entendido que se (.xcluye de este arre- ¡Andrés renace! Las flor~s son -el
glo todo armamento para la fortifi cación primer sol de donde le viene nueva-de
las costas y puertos, pudiéndose adqui- mente la luz. Pero otro sol debía
rir cualquiera máquina flotante' destinada
exclusivamente á la defensa de éstos, como aparecer bien pronto para él en el
son submarinos, &c. horizonte. Una de las hojas, ya ama-
Art. 3.° Las enajenaciones á que diere rillentas, de que os hablaba, lleva
lugar esta Convención no podrán hacerse estas palabras: "Un día que me pa-á
países que tengan cuestiones pendientes seaba, después de la puesta del sol,
con una ú otra de las Partes Contratantes. 1 1
Art. 4.0 A fin de facilitar la transferen- á O argo de un . arroyuelo solita-cia
de los contratos pendientes, ambos Go- rio . - - -" y la frase se detiene - • ..
biernos se obligan á prorrogar por dos me- Los largos cálculo.s de análisis que
ses el plazo que tengan estipulado para la siguen, nada nos descubren. Un cua-entrega
de los respectivos buques en cons- dernillo menos discreto habla mucho
trucci6n, para lo cl:lal darán las instruccio- más. También él se ha puesto ama-nes
del caso en el acto de ser firmada esta '11 d
Convenci6n. n o como to os los otros; también
Art. 5.° Las ratificacione!> de esta Con- él tiene la cubierta empedrada de je-vención
~erán canjeadas en el término de roglíficos de álgebra. En medio, una
sesenta días, ó antes si fuere posible, y el sola palabra, escrita con más cuida-canje
tendrá: lugar en esta ciudad de San- do y como con deseo de agradar:
tiago. A morum. •
En fe de lo cual, los infrascritos firman Luégo, en la primera página:
y sellan en doble ejemplar la presente Con-vención
en la ciudad de Santiago, á vein- "Domingo, 10 de Abril. La he
tiocho días del mes de Mayo de 1902. visto por primera vez."
(L. ~.) J. F. VItRGARA DONOSO' Ya adivináis el misterio. Después
(L. S.) J. A. TERRY" de cuatro meses, más abajo, en la
y por cuanto la Convención prein~erta misma página:
ha sido ratificada por mf, previa la aproba- "Sábado, 10 de Agosto. He ido
ción del Congreso ·Nacional, y las respedi. á su casa." .
vas ratific:lciones han sido canjeadas en "Sábado, 1 7 de Septiembre. Le
esta ciudad de Santiago, el día de hoy, he llevado comedias, y he comenza-entre
D. José Francisco Vergara Do¡¡oso, do á abrirle mi corazón."
Ministro de Estado en el Departamento de
Relaciones Exteriores, y D. José Antonio Es probable que este comienzo
Terry, Enviado Extraordinario y Ministro de apertura no descubriera nada á
Plenipotenciario de la República Argen- la Srita. Elisa Julia Carrón. •
"Lunes, 19 de Septiembre. He
acab~do de explicarme. He obtenido
(lébile,> e"l "'ra \la;;; junto con la
prohibici:51 '. éolver allá antes de·
la vuelto,' .~· ::.Ú .1'. I3.U1-"."
,,~r - , 0--' l O b M h .. " "16 (e ctu re. e e
- I rto en; - 'amente á la madre, la
cual me h;l'- parecido que no quiere'
quitarme toda esperanza.
"Miércoles, 26 de Octubre. Me he
hallado algunos instantes solo con
ella; pero no me he atrevido á hablarle.
"Miércoles, 9 de Noviembre. Le
he hablado. Julia me dice que no
vaya tan á menudo."
Me apresuro, señores, á cortar
este idilio, porque el tiempo me
apremia. Andrés no conseguía éxitos
rápidos. U na tal Sra. Lacostat, llama-da
á dar consejo en aquél a'iunto,
encontraba en el joven cualidades
sólidas, pero formas que no lo eran:
era demasiado serio; á los veinte
años parecía ya un viejo _. _ no se
le había visto reír jamás_ ... después
teníallna manera de saludar absolutamente
ridícula. iHay quien se ca-·' -
se con semejantes hombres' Y en
. verdad, J uli<1: se sentía indecisa. Sobre
10 cual su hermana Elisa le escribía:
"Mi querida hermana:
,¡ Estoy incomodada contra las
gentes que no se pagan más que de
exterioridades y que juzgan á un
hombre perfecto si saluda con gracia
y dirige ciertos cumplimientos, sin
los cuales podría uno pasarse muy
bien ... Yo no me "hallo tan prevenida
en favor de las buenas maneras y
de la elegancia y apostura, que diga
que aquel que carece de ellas se ha~
l1e privado de cualidades superiores.
o N o niego que tenga un poco
de terquedad en sus sentimientos,
pero 1dónde-están los hombres que
no la tengan? •• y mucho más enojoso
es encontrar esa terquedad en
una bestia que en un entendimiento
y espíritu como el suyo, que tan bien
discurre y raciocina ... Me interesa
por su franqueza, su .dulzura, y sobre
~odo por sus lágrimas, que brctan
sin que él lo quiera. No se le
nota nada de afectación, nada de
frases novelescas, que son el lenguaje
de tantos otros ... En fin, arrégla- .
te como quieras; pero déjame á mí
amarle un poco antes de que tú le
ames: i es tan bueno!"
Este pro y e s te contra duraron
tres años, en los cuales el pobre Andrés
se consuela escribiendo en su
diario:
"Lunes, 3 de Julio. He podido
ayudarle á . levantar la ropa que lavaba.
He comido cerezas que- habían
estado sobre sus rodillas" ,
La desgracia de Am pere no era
el ser desmañado, ni el s;-¡Judar mal:
era el no ser rico. Julia le amaba de
veras, pero ... le era preciso " un es~
tado," como se decía entonces, una
posición, como se dice actualmente.
Daba nuestro joven lecciones privadamente,
¡ pero se sacaba tan poco!
Los Sres. Ampere y Carrón buscaban
y deliberaban. Por su parte, An_
drés estaba dispuesto á todo. Hubo
un momento en que se pensóv n
montarle un comercio de sedería. .
¡ Ampere, Ampere, el inmortal
autor de las teorías electro-dinám'
cas, tras de un mostrador de tel !
En fin, las mamás cedieron, y el
6 de Agosto de 1799 - 15 de termi-
,dor del año VII-contrajeron matrimonio
Julia Oarrón y Andrés Maria
Ampere, que no tenia veintiún años
cumplidos. .
,VÍCTOR VAN TRICH, S.lr
(Continuará) , - .
CAFE CENTRAL- ABIERTO HASTA LAS DIEZ DE LA
Y DESPUES
NOCHE
DE TEATRO p.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
• loticias de Venezuela '
Barranquilla, 17 de Diciembre de 1902
Excmo. Sr. Vicepresidente de la ' "blica, Ministro
de Relaciones Exttr;~ ' -~' JIlmu', ~e Guerra, &c
. Bogoti
Transmito importante cO~llnicacion ael
Cónsul colombiano en Trinidad, para Mi.
istro de Relaciones Exteriores:
"Trinidad, 13 de Diciembre
Sr. Ministro de Relacioaes Exteriores
Cri5is exterior de Venezuela gravísima.
JI/lima/um anglo-alemán sin respuesta dentro
de plazo señalado. Retiráronse Ministros
cerrando Legaciones. Escuadras diseminando
buques sobre litoral de Venezuela.
Escuadra de Castro apresada. Dos buques
echados á pique por cruceros alemanes.
Como represalia, Castro encarcela alemanes
é ingleses residentes en Caracas, Gobierno
inglés declara abierto Orinoco al
comercio universal. Presúmese que Alemania
hará igual cosa ,istema de Aduana Maracaibo.
Naves americanas en espectativa.
Opinión en Venezuela desconcertada. Prevalece
odio á Castro. Preponderará Revohlci6n
en Guayana, Apure, Guarico, Barq1lisimeto,
Maturin é interior de Barcelona
y .'Cumaná ; fuertes guerri11a~ por toda,
partes; carecen de parque. Llegó aquí Su
Excelencia Hae'gard, Ministro inglés en Ca.
ra~6, acompañado de un Almirante, . en
crucero Relrt'butio" Castro sin plan, no oye
á nadie. Se cree predestinado.
Cónsul, BECERRA"
Vapor francés que \legó hoy, trae noticia
que Puerto Cabello fue destruido por los
buques alemanes é ingleses, y confirma la
de haber ,ido echados á pique en La Guaira
tres buques del Gobierno de Venezuela.
Hay setenta buques de guerra en las aguas
venezolanas. Las naves americanas en espectativa.
Auténtico-Medtno.
-~ JUAN B. TOBAR
Barranquilla, 16 de Diciembre de 1902
Eltcmo. Sr. Vicepresidente de la República, Ministro
de Guerra, General González Valencia
Por vapor Yu.aldn, procedente de Cura.
zao, sábese que Presidente Castro declaró
la guerra á Inglaterra y Alemania, yen el
~fueron hundidos á cañonazos los bu.
ques de guerra venezolanos por los alemanes
é inglese5. La declaratoria de guerra
tuvo por causa el apresamiento de tres bu.
ques del Gobierno de Venezuela por los de
Inglaterra y Alemania. Presidente Castro,
en Manifiesto del 9, califica de bárbaro, sin
justificación ni precedentes en la Historia
de las naciones cultas, el hecho realizado
en La Guaira, abre las cárceles á todos los
detenidos políticos, y llama á todos los que
por iguales razones se encuentran en el
Extranjero. Dice que si sobrevive á los
acontecimientos, se despojará, si fuere ne·
cesí rio del alto puesto que ocupa y con el
cual v~ á la lucha. Todos los presos políticos
fueron puestos en libertad, de acuerdo
con el Manifiesto, menos Ram6n Guerra y
Pietri. El General José Manuel Hernández
en Curazao
Afectísimo, JUAN B. TOBAR
•
Sección Literaria
LA ULTIMA SONATA
Concluye
.. Si Luis no quiere ó no puede llenar
esta condición, ordeno que mi violln de
Cremona y todos mis manuscritos sean que.
mados dentro de las veinticuatro horas que
seguirán á mi muelte.
, .. Si Luis cumple mi voluntad, todós los
mencionados objetos le pertenecerán, y la
bendición de su viejo maestro quedará uni.
da á ellos."
-Ciertamente, dijo Luis, annque no me
viese amenazado de perder una parte tan
preciosa de tal herencia, la más preciosa á
mis ojos, obedecería por respeto á mi que.
rido maestro. Pero ¿ qué va á pensar esa
religiosa, á quien no conozco? Ni una sola
vez en mi vida he oldo hablar de ella al
Sr. Lebert.
-No importa, costestó el Notario. A las
dos vendré á buscaros para ir al Convento.
Mientras tanto haré pedir una audiencia á
la Madre Superiora.
En espera de la hora indicada, Luis y
Juan cuidaron de dar sepultura al cadáver
de Andrés Lebert. Por vez primera vio de
cerca Luis el medallón que su maestro He.
villa siempre encima. No atreviéndose á
abrirlo, hízolo Juan, n.enos escrupuloso, y
. , 1"
n '" np'a".J 1,0 lcnto &u in-
"
- l.' lC..i O! e áng I I
Luis estuvo tenta"" -i • llar aise aque
retrato.
-Juan. dijo; ¿os haüM alguna vez el Sr.
Lebert de ese medal\6n?
--Sí; precisamente hace muy pocos días
me comunicó su voluntad de que se le se·
pultase con él.
-Siendo asl, cumplámo!.la, dijo Luis.
A las dos en punto ll egó el Notario.
Luis tomó el vioUn y e l manuscrito de su
maestro, embozóse en su capa: y sigui6 á
su gula.
Su co razón estaba dolorosamente opri.
mido, y sentíase poco dispuesto á conver.
sar; pero no asl el buen Sr. Amelot.
-¿Creeríais, decla éste, que las monjas
me pi esentaban dificultades sin cu~to para
el desempeño de nuestra misión? La Madre
Superiora pretendía que era contrario á su
regla hacer mósica profana t!n el locutorio,
y que á la Madre Angélipa de Santa Ceci.
lia érale necesario seguir la regla más que
el aire que respira, y que esto, . y que lo
otro, y que lo de más a\1á ...... · En fin, he
tenido que mostrarle el testamento é insis.
tir una y otra vez, asegurándole que sería
vuestra ruina priv.aro!i de la posesión de
esos manuscritos y del violfn, y... no sé
cuántas cosas más. Os aseguro que me ha
costado obtener gracia.
-Pero ¿ quién es la Madre Angélica ?,
preguntó Luis. .
-La hija del difunto Dumont, el maes.
tro de cap,illa de Luis XIV. Era algo parien.
te de nuestro amigo Lebert, y le habla
prometido su hija en matrimonio. Pero Lebert
hizo un viaje á Roma, y á su regreso,
el buque en que iba cayó, á consecuencia
de un naufragio, en poder de los corsarios
de Argel: Dos años pasó Lebert cautivo
de los moros sin que pudiese dar noticias
de su triste situación, y naturalmente se le
creyó muerto. Sin embargo, tuvo al fin la
fortuna de ser rescatado por los Padre3 de
la Merced, y volvió á Francia, encontrán.
dose aquí con inesperadas novedades. Du.
mont había dejado de existir, y su hija se
habla Ilecho carmelita. Experimentó Le.
bert un dolor tan profundo, que estuvo á
punto de morir. Sus a"migos de Roma, el
Rey mismo, pidieron al Papa que anulase
los votos de la hija de Dumont, y llegaron
á conseguirlo ; pero'y\1a neg6se resuelta ...
mente, diciendo que de buen grado y por
voluntad propia se habla entregado á Dios,
mientras que su antigua palabra dada á su
prometido le habla sido arrancada por las
reiterada. instanciai de sus parientes. Así
es que nunca más ha querido verle, y lo
único que hizo fue enviarle algunos recuer_
do, de familia, como instrumentos de mú.
sica y retratos.
Todoti criticaron tanta dureza, y durante
algunos días en la ciudad y en la Corte no
se habló sino de ella, y de su infeliz
prometido. Yo crela :¡ue mi pobre amigo
había acabado por olvidarla después del
mucho. tiempo transcurrido; pero su testa.
mento me ha demostrado mi error.
Luis y su acompañante llegaron al Con.
vento y se hicieron anunciar. Poco des.
pués oyeron abrir una puerta, y vieron
aparecer dos sombras detrás de la ne¡:-ra
cortina que cubría la reja del locutorio .
La Madre Superiora se limitó á anun.
ciar á lus visitantes la . presencia de Sor
Ane'élica
Luégo comenz6 Luis á preludiar con
mano trémula en su instrumento, y fue to- ,
cando la sonata entera, sin que viniese á
interrumpirle el más leve ruido El Nota.
rio, con la cabeza apoyada en sus manos,
escuchaba inm6vil como las dos religiosas.
Luis terminó, y extendía el brazo para
colocar el arco del violín, cuando con profunda
sorpre~a oyó gemir sus cuerdas. Una
súplica, la más ferviente, la más sentida
que pueda imaginarse, fue tocada por el
instrumento, que parecía palpitar bajo la
mano de Luis, lleno de espanto y de asombro
... ... Después volvió á quedar todo en
silencio.
Una de aquellas dos sombras se acercó
á la cortina, apoyóse fuertemente contra
la reja como para no caer, y con voz tan
suave y tré~ula que parecfa venir del
otro mundo, dijo estas palabras:
-1 Alma que tanto me has amado y que
tuviste celos de Dios I Bien sé lo que estás
sufriendo por haberme preferido á ÉL. Te
prometo hacer y sufrir por tu libertad lo
que una carmelita puede hacer y sufrir en
este mundo. Prometo, así lo espero, volveremos
á vernos en el Paraíso.
Las dos religiosas desaparecieron, y el
Notario llevóse á su casa al pobre Luis,
trémulo todo él, y que toda la noc.he estuvo
delirando.
J1 O
El ticm¡ o )e mitig.artd'jos, no niega la.pre·
sencia de la luz; el hombre que duda de
algo, lo ve pero no lo comprende.
•
Nuestras miradas se detienen ante el
hori /.onte li .• ado; luego Sabemos á cien·
cia cierta que hay dIgo más allá .
!
Cuando el error domina en el m'lOdo,
la verdad no cambia; el sol no se muda
porque una nube se le anteponga; sus ra.
'yos' se detienen pero no se extinguen.
•
La inestabilidad -de las cosas humanas
no nos impide amar este ~unfo'J' estable-
• cernos en él, y sin embargo, la certidum_
bre de la muerte no nos hace detestar la
vida.
•
Buscamos la fijeza en medio de las mu.
tadones ettrrnas, y la eternidad en donde
está la destrucción continua; i no es esto,
pues, Ul'\ 'instinto primitivo que nos hace
buscar el modo 'de vivir mejor, como un
bien que nos per,p.nece de 4ierecho ?
•
Quien pretende buscar á Dios, da una
'. prueba evidente de que le huye.
•
¡, Cómo puede tener Dios necesidad de
ser probado, siendo EL mismo la prueba de
todo lo que ex:iste ?
•
LEY 51 DE 1898
( I 5 DE DICrlllfBIIt)
slIbre Pren,sa
El Congruo de Colombia
DECRET~
Dapcslc1one8 :preliminares
(Continúa)
Art. 3,0 La infracci6n á lo dispuesto en
el articulo anterior, hace incurrir al direc_
tor del peri6dico que recibe la subvención,
en una multa igual al doble de la cantidad
recibida, sin perjuicio de la responsabilidad
en que incurre el funcionario que otor.
gó indebidamente el auxilio.
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Citación recomendada (normas APA)
"El Renacimiento - N. 2", -:-, 1903. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3690841/), el día 2025-05-24.
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