s ~L Coanxo, J. U P.-Discurso de recepción eu la
m Frnnocsa, J. M. de liercdia.-Uont.-Ulntgno!'
de s~l nd~, R~oul Aub•·y.-Fugn ele Ucn-
1 n . .lirngu del joven periodista. D. DenP:
htcio Uribe, uajo mwstra in,
vigilancia. A parecerán t•ll Lo.~
' í"!fHTfo, de prefereucia, pro-
1· ';tt~rat.m·n. mwional, sin
' Jr E:~elecei{>u lle lo
J.H P.
FRAGMENTOS
<> e rereprió11 en la Acat1emirt, F'l'ancesa del
pnet•t 1 re IL'U 1:,,
J, 1 rt tH~! Su nomhrc dniCPHif'Ute so'
t•l primer llolllhre dt' pof'ta c¡ue aca-a
• · oiclo. Sus Yer:os fuerou los prime.
• 11\'0 llli llH'IOvria cuando, uiflo l\Ílll,
i llaha · f•n t-1 gran led10 matPrno y
s JllnlJOS n·pt-Hu, pab\l•m por pa·
ientlu una H•z. lllll) quuida que
· llt'ntpo St' apt~gú, la lll'ltc'ÍÓTI Jlli\·
on lit
¡O pere qu'adore mon pcre!
¡ 'l'oi ~'tl'on ne nomme qu'a. genoux!
¡ Toi '- 'nt le nom terrible et douce
t'ait cou1 ..- · le fl'ont t1e m a mel'e!
Lamartine,. ueda. M. de Humboldt en
1843, es un cometa cuyn. órbita no se ha medido
todnxía. Veinticinco años despues de
su muertr, a.l final de este siglo del cual fue
la gloria m , comenzámos á concebi-cuál
fue 1 a de ese poeta ce inconsci~ -
Frecuentt>mente se ha opuc·sto bl
tine d genio de Víetor ringo. En vano
ha tratado de compararlos. Bllos sonincomparahl<>
s, Lamartine e·s el Ae~ eY CAntor
sagrado á quien le inspira un •Dios. Víctor
llngo t>s, e u el seutiuo an ti!{no, <~l Poeta, el
forjador de n:•rsos por exe leuda. gs el soüor
del YNho) de las i1 ~('lH'R qne él sustita.
Oonon<~ todas las pa1a~. as de la lengua.
:;\1 JHHler \ i1 tual, (·1 ¡;wutjdo wi ·terir•'l!• •1 ,.,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
O 'l' n
re plan- J ~stá en l , pi nitutl !le la. gl )J'Í
1 ·,, ~ ~ s · los tWHido. inau di t os íí. ~7u8ely1 , t.1 (m' co gr u pocm' •nó( r.
que vut?u~ ¡:,,\Gn•. l'r : gioso i · omu: , ~ ,., ~¡¡ hr., e •. 1 ar. 1 ~ . · 1
potencia. objetiva rs tnl que materializa. In 1\Iayo de 1838, aparece la Uawa áe -ru• úuytU.
idea. Hace tocar lo unpalpahle y hace Yer De concepción desmesurada, de desi tlal esti-lo
invisiult:~. Enr ntr6 colores para pintar la lo, á la vez (lSpléndido y turbado, la ída de
sombra é imág~nes para figurar la nada. ~tn ángel á pesnr de sus incoherenc 1. )' de
Este artista soberano conoció los secretos la flojedad de una ejecución precip; , da, no
del arte y nos los ha transmitido. Touos se df'ja de ser por ello el único gran poe a épi-los
debemo Á él. Lamartine, por el contrario, co del siglo. Al año siguiente ap:u cieron
tleseoncie a el análisis por una sencillez tli· los Reoueillements, su último libro, lírico.
vina. Y por lo demás,¡ qué importa' Oual- Parece que tenia urgencia de despoj rs e de
quie,Jd que sea el sistema, ~el Lago y el sus vestiduras de poeta para. estar nás dis-
Ortwijijo no son los más bellos cantos de puesto á la acci6n. Desde entoncc la Bis-amor
que le han inspirado el hombre efíme- toria, resucitada 6 vi va, lo ahsorb comple-ro,
la eternidad de la naturaleza. y el deseo tamentc. Para la Francia, que se fa idia, es-de
la inmortalidad Y cribe los Gi-rondinos. Ese es el poc a de la
El poema de su vida activa comienza. al Revolución.
otro día de la aparici6n de las Armonías. La Historie\ Jo ha traído. La acc n Jo Jan-
La revoluoi6n de 1830, rompiendo los lazos za, la pasión lo embriaga. Desde 1 alto de
que lo unían al tradicional poder do los re- su ensueño, bruscamente, lo nrecioitará.
yes, lo dElja libre. Aprendió e~J el imperio lo poder. 1\Ianos débil(•.
que valía la libertad. Los gobiernos no eran niño hubieran podid 1
á sus ojos más que instrumentos de civiliza- destino Jo arrastra. ' Jn, ga·¿ u o d
ci6n. Sin embargo, le guard6 á la monarquía. rror, había dicho, me o oc, r en el f
de Julio el rencor de un r caído. Juz- pednzado. Una tem¡,• 't. e! ' n d. !
gando perdiclos á los bo e la rama proféti~o se cumpliC ~inü t m
mayor, era ya, inconsci republi- ñada. De Febrero { .Tu . .io de l
cano. Con su dón de doble ,, 11reveía el heroico timonero de 1a .l ~e le r ne1 \ qn
papel que desempeñaría, en Jas próximas batida por el mM, h lt , 10 1
catástrofes. Con el fin de soñar mPjor, al tad, al fulgor de los · á11
mismo tiempo que con el ue peusar en los lo desconocido y no l ! eu
grandes poemas que había. concebido, par- Dnranto aquellos r
Lió para el Oriente. Quiso ver la cuna de elocuente de la patlla
las razas, la tierra de los profetas y m(jtlit que le
de ages sibilinos, sino en su granue alma.
términos formales, la apertura del i tsmo de El 23 de Abril la Francia vota p {)00,000
Suez, el inmenso desarrollo de las vías fé voces lo aclaman. La Constituye ~ eclara
rreas, las dificultades actuales entre el Es- que ha merecido bif:\n de la patri 1 6 de
tado y las grandes compañías, el segundo im- 1\'layo, cuando Ya á dar cuenta d su gou ier-perio,
la unidad de la Alemania, el sitio de no, la Asamblea entera se leva ta ante él.
París, la guerra civil que le sigui6 y qué se Fue el rey de una hora.. La Fr~ncia estaba
yo cuántas cosas más • .Agita, el primero, la en su mano. La dictadura ofrecí a le repug-
~uest~6n social en las Asambleas. La cnri- naba. No quería. ser sino el pri ero Je los
dad hhcia P.J/ género humano conmueve su ciudadanos, puesto que él era el mejor de
alma generosa. 'Tengo el instinto de las touos .... Su probidad cívica lo erui6. El
masas,' escribía desde 1828. Y algunos único crimen que puede imputárs le es o! de
años más tarde:'< .El espíritu social hn. reem- excesi \'a generosidad. Pero cunr:t,~o un pue ·
pinzado al espíri u monárquico .... 'La. Oá- blo está cansado 6 es incapaz d~ ser libre,
mara, encantada'un instante, lo q&_cucha. El no perdona á la virtud acrisolad que rE:hu-paf~
lo comprent1e. se servirlo hasta en ~n in~tinto clP pq,.,¡. v0
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,/
,)
3 Los Lunes del CorJ: oo
-~-~~~- --- --- --- -----~
La fulminante ca.ítla de LamarLíne fue tan
inmerecida como irreparable. H.eaparecíó el
15 Je Mayo pam cumplir con sn stra misma. ua.tnraleza, na una cualidad
que, podemos deeirlo, es t>sencialmcnte
nacional y constit\}ye lo qne se llama. t·l
htwu gusto. Esto es muy raro entre Jos j6rc-
1H' S escritores. Su imaginación arcliPnte, su
generosa aumiraci6n por los ma(' ·tros cuyos
ucfectos principian por imitar, su rlt>seo muy
l<>gítimo de descubrir lo nuevo y lo original,
los exponen á caer <'n el amaneramiento y
en la <>Xageración. 1\lejor y más pronto que
ninguno, habéis evitado ese escollo, y desde
vuestros primeros ensayos, vn<>stro gusto se
reveló infalible y exquisito. 'fambién se
manifestaba ese gusto en todos vuestros actos,
en vuestra C(}nversacióo, cuyo verbo
encantador no se uisipaba en vanas paradojas,
y hasta en la libre, pero siempre correcta
elegattcia de vuestra per~ona. Tuvisteis
verdadera mente, señor, una juventud admirable,
porque no vivíais sino por el arte y
para la belleza. Cuando leíais una página,
cuando estabais en presencia de uua estatua
ó de un cuatlro, cuando tocabais únicamente
el marfil ó el bronce de un dije valioso
la emoción de vuestra -roz, la expansión vo~
lupt~o.sa de vuestra mirada, la contracción
acariCiadora de vuestros dedos, todo traicionaba
en vos al más uelic~tllo y al más apasionado
de los amateurs.
llo dicho la. palabra, pero no hay en mi
pensamiento, estad convenciuo l' siempre
sobre una hermosa página."
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Los Lunes del Oorroo
"Puede esperarse, sin embargo, que que·
darán algunos vestigios del monumento poético
que erigieron los parnasianos. Ellos llo·
garon tarde, en la decadencia de un siglo
en el que el genio francés evidentemente
había dado su más bella y su más opulenta
cosecha de lirismo. ~Los era posible á estos
obreros de la última hora, ir más allá que el
ideal de Lamartine, en la imaginación que
Víctor Rugo, en la pasión que Alfredo de
Musset? En verdad que nó. Pero el genio
carece en ocasiones de tiempo y de paciencia
para con~entrar su esfuerzo y para dirigirlo
hacia la. perfección absoluta. Y Lamartine
es A menudo muy vago. Hugo muy os·
curo, Musset bastante descuidado. Los poe·
tas de las generaciones siguientes, Gautier,
Banville, Baudelaire, Leconte de Lisie, y
después de ellos los pnrnasianos, sus discí·
pulos, desesperando ue llegar hasta las
cimas, algunas veces cubiertas de brumas,
se detuvieron en mitad ue la subida, en una
región menos sublime sin uuua, pero siem·
pre bañada ue claridad. Su obra., E-jecutada
á luz abierta, fue pura y precisa. Oonser·
vando una admiración entusiasta por los
grandes iniciauores de la poesía moderna,
pero careci(lndo lle su magnífica impetuosi·
dad, se esforzaron, por lo menos, en no ex·
presar sino lo esencial Sa.
buena fe con que SI.' admira el no ver ciruelns
en loa árboles, vituperó á aqm~llos irreprochables
artistas el no ser desordenados im ·
provisadores. 'l'ampocó economizó la ironía
para con ellos, imponiéndoles, por irrisión,
ese nombre de paruasiauos, que no tiene
ningún sentiuo y con el cun.l se hdornó su or.
gullo juvenil co1oo con u u título de honor. Se
les trató, sobre todo, de impasiblt's, porque
la gloria póstuma de Uusset brillaba entonces
con todo su l'splendor y el mundo resonaba
con la armonía. de sus sollozos. El
gusto del momento casi no admitía más que
la poesía confidencial, la inspiración nacida
del amor y del pesar. Oiertamente no seré
yo quien se permita. la menor palabra uesa·
gradable hacia los versos elegiacos. Jamás
debe dispararse sobre sus batallones. Estoy
convencido de que si los amant<>s no experimentasen
ya, por imposibilidad, la nece·
sidad de quejarse de las traicionrs do su
amada., el número de los volúmenes de versos
4
disminuiría considerablemente. ¡Pf'ro no se
pourá ser porta sin relatar las penas del corazón!
.Por un pudor que no carece de valentía,
ó más bien por una delicadeza de artista qul'
les hada desear que no se admiras~ f'n uu
poema más que su belleza. intrínseca, :\ 1:~
mayor parte de los parnasinnos }(:'S repug·
naba excitar, llorando sus propias penas,
un enternecimiento fácil. Ellos se consagra·
ron, pues, á la poesía impersonal, dt>scripti·
'\'a y plástica, sacanuo sus tema~ casi excln·
siyamente de la mitología, de la historia y
de la leyenda. Impasibles, . se ha dicho.
Ellos no lo eran, en todos los casos, en pre·
sencia de la belleza; y nada es más injusto
que la acusación de insensibilidad, formu·
lada contra esos poetas, menos inspirados
que escrupulosos, pero cuyas obras demnt'S·
tran que vibraron do to.moción ante todos los
espectáculos de la natnraiPza y de la humanidad,
y cuyo noble Psfuerzo marca una
etapa. en la marcha <.le la litt>ratura fran cesa
.. "
''No se sabe qué viento del Este, carga·
do ue brumas germánicas, ha. sophulo sobre
un gllipo de poetas recientes. Producen
ellos muy poco ; pero la. poesía. de mañuna,
la. poesía rmane ·
<·i<'tHlo fi<·les á la tradición franef'sa, t(·nían
la modt•sta ambición de expresar claramen
te su pensamiento. s~ ll\0 nsegum que la
absoluta perf<~r.eión de ntestra obra un. flll·
coutrado gracia delantE:' de nqnellos rstéti·
cos impla<'ahles. Pero t!llos demuestran con
nspe<:to á algunos de Ynestros cootempo·
ráneos, la feroeidad de las hordas sah•aj<·s
pnm <'Oll los ancianos que les BÍrVspeto por Jos
maPstros y por los mayores.
Siu erulJargo, t~ngamos inuulgcncia. La.
juvt>ntud, aun siendo "'ioleutn é injustat no
carece en ahsoluto de rnz6n. De esta ngitación
pu!:'de salir una ohra venladcir tudo ·
cuar nn fin tan hrusco é int-spPradu. St~
nos habfa llieho que el poeta. xtura, tau jo\'en y hr-rmoso á ¡wsar do
los años, que nadio ptulo ereer fuera tan
fiicilmente veucido y dcsnpar~eit>ra tan
pronto.
Es un gran poeta el que ha Juuerto: Un
ol>n~ro, u u mat-stro de lu. lengua fra.uct•, a.
Los \'erso de liert~dia, vil.H·nutes, ~ono·
ros, sólidos, st•rán impen>cetos tle su compaüt-ro de
juveuttul cou un<\ gnrgautilln. ele pi(•dras
preciosas euyos fulgores jamús S('ráu sol>repasauos
. ..~?ingún poeta, en f•fecto, lla t-xce ·
llido á ese orfebre del arte incomparable do
los yor·sos, ni siqui<.•ra ha lognulo alcauzar
la perffcción de f'Se ciueel;ulor de meta les
preciosos.
Uu~:tntlo Her<'dia se de<\iht.ción,
para todo el munngua. y la be
ll<.•za de las palabra~. Defendía como poeta
la po~sía y los art1st~s que (1esuu Teófilq
Gan!ler.le hab~au. tnhutndo homenaje <1~
a1lllllrac1Ón, se llH:Iman hoy ante la oura de¡
t·se <'astellano tan francé~, e<.nno tlulante UE SU \ lllA
~u lUOl, José l\1~ ue Heredia reempla~
6 r~ Honry do llo rDier ('D la. Biblioteca
del ..Arsenal, y allí vivía uesue entonces retirado
t•u un incómodo apartnmento dol segundo
piso, entre la calle Sully, siempre
desierta, y por delwjo s y siguen
á llt>rellia t>U sus primeras produeciu·
nes. Al atraves;lr nosotros la sala, antes del
medio dín, un~ de ellos se levanta, so precipita.:
-¡ Hófa! joven amigo, ¿me traeis él Caso
uu cuaderno de versos~
.-No señor, no es más que un soneto.
El poeta. de dit'Z y sies años t•nrojcce y
huja. los ojos. El 1tcauémico coge, somicnclo,
la hoja que tietul>la en las manos clel e::;colar
v le pellizra. amigablemente las tu.-.jillas.
.. -Vamos! Yo IN'ré esto, t-sta. tarde ..
~n los ojos del pilluelo brilla la. nl<>gría.
¡Oh gracias .... gracias, St'ñor!
Y VtH·IYe á su tut1sa lleno de gar á su casa. un cigarr~ro que le preseutó
algunos et1sayos de novela. Em un talento
prodigioso y lleredi1\ se prendó .le f'Ste novel
escritor.
"Trahaja1l, le dijo, tmhajaguro.
lleredia recibía, una. YPZ ñ la semana á al gunos
amigos litemtos, los n•unla en su gabinete
y les contaba sus propósitos cariñosos.
l\lostró siempre á. este rt'specto el fjem ·
plo rendido al culto de las bellas letras,
puesto que tenienuo trrs bijas jóvenPS lt•s
dio por esposos sendos escritores de talento:
Ilenri de Régnier, Pierre Louys y l\laurice
.Maindr6n. Ilahia constituido una noble fa..
tuilia de letrados, á la cual aportó hien pronto
su parte de renombre la Sra.. llenri de
Régnier, poetisa y novelista, añadiendo li la
gloria patE>rna el éxito tle Gerardo tl'llonvillE>.
hAO U l. A UllRY
(De Le 'l'st11ps).
FUGA D~ CENTAUROS
De J, DI. tle :Jicrellin.
H?yen y huyen, eb1·ios de sangre y rebelióll
HacH\ el agreste monte do-está su madrignem ·
Azúzales el pánico, la Muerte les espera, '
Y husmean en la noche olores de león.
Sal van hullando hidras y dorsos ele eateli6n
Torren tes y l.>A. rra n os en ith proba carrerl\ ·
Y ya en el cielo 11.vL tan remota la eimera '
De Osa ó del OlllllP•> ó del nPgra.J Pelióu .
A veces algün }m..íugo de la feruz manada
De súbito encabritase volvit:ndo la mirada '
Y con uu brinc·> t01 na al fraternal hatajn,
l!nes vio In. luna lena con claridad cerúlta
J!;Kagerar tras Pllos cual tétrico eRpantajo
.1<;1 gigantes<'•J hurr r de 1::~. silueta htrct'U f\.
u. FHAGI.¡J¡;lf{Q
EL MARMOL ROTO
Oe J, lU. de lloredla
El mnsgo las J upilas le ha cubierto:
En \'ano sobre t'l plinto nguardaría
A la virgen qt e ofreouas le rendía,
Alzando coliJO linde en bosque abiMto .
Jloy la. yrtlm . ' el lúpulo en concierto
Sin saber si ftw Pan ó JJrrnws un uf<;
Se abrazan ~~ou tenaz melancolía '
A lfls reliquia~ d<' su torso yNto.
Al ocaso h\ lu;,: )Puta se muen·;
El oblícuo rt-1 Pjo de la tarde
En sus ojos fulgura ya. cautivo.
Y ¡ pre tigi0 fugaz! el aura lt'VPr
La vaga. somura, el sol que npeuas arllt·,
IIan hed10 de ese mármol un Dios vivo.
J UVENCIO
De J l\1, tle Het·cdht
Juan Pone~ de Lf•Ón, qu(l en su alma anida
Un loco ensut·ftn mist(•doso y vago,
Busca, clu su njPZ riendad viene en ayuda
Del infeliz <·.uya pl{'garia entiendes.
Pronta luégo y solícita pretendes
Bajar el manto que tn frente escuda;
Y arrebozada en él, severa y muda,
Por lns gradas del pórtico dE>scien, casi voluptuosamente se
filtra la luz por los vitral es y, como respetuosa,
viene á s del huerto-ya extintolos
racimos se desgajaban 1\l bostezo de los
soplos, produciendo un ruido como de aleteo
imperceptible._ ....
Parél!enos ver al artista agarrado á la
verja. de algún jarUíu, sintienso corcel que se encabrita,
Y erguido ante los cielos, el oriflama agita
Mostrando sus heridas el fiero Emperador !
ANTONIO Y CLEOPATRA
Los dos descle la altura de espléndida t e rraza
Contemplan á. lo lejos el árido desierto,
Y el gran Nilo que ciñe su delta, en dos abierto
Y hacia Bubasto 6 Iais, hinchado y turbio pasa;
El rojo sol incensencias het•.hicera.s ¡
·Entonces el procónsul sobre ella el rostro inclinf\
Y ve en sus oj os, do áur~a constelación fulmirlft,
n mal' inme nso en que huyen innú m eras gnlern11 ••• •
CAR LOS AR TU RO 'L'ORJtJi~ l:;
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cías, quienes tlel>en hacerlo á Yne!ta. de CO·
rreo.
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meros que reciban.
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CON DIClON E S
Sale liJtl \ 1'1 1 11 ~ lu nt:s .
Suscrip0ión á la se rie 1le :;!:, núuH•r , 1! .$
Númel\> suel l. o .. .. . ... ... ..... .... . .. . . ... . . .
Avisos, la pala ura ....... . .. .. . .. ... . ... . .. .
Ueutíme tro lineal de colutuna . ..... . .... .
Gacetilla, la pala.hra . ... .. .. .. ... .. . . .
Para. los suseri pt.,rt-s dt' f.'l Con eo J a·
ci onaZ la serie <.le 2.'í ntÍnH>l"u!:! .•• . •... .. . . . ....
Los agentes ti en e n den, .. c:hll al ~ o P'• r 100
sumas que rec a ud e u.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Los Lunes del Correo - N. 1", -:-, 1905. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3690775/), el día 2025-05-19.
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