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ampana
ARTES Y LETRAS
NUMERO 12.:
:MARGAlUT A • . • • • • . • • • . • . • • • • Joaó A. c1ol .R1o.
~ CAl'lCION DE .M.A YO..... .Ra.fCl l Poml>o.
LAS PEQUEÑAS REINAS
DE NORUEa.A ......... ... Co.rloo Foloy.
TRAS LOS 1110 TES......... 1/f. Guti6rro,; Nájora..
liOGOTA
U MAYO 1890
Ttp. do "El Globo"
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
"LA CAMPANA"
ESTA EVLST SAT D A LOS DOMiNGOS
. 'uscripción á do e números ...... $ 2
Nún1 r u e 1 to . . • . . • . . . . _ .• _ _ _ _ 20
UNCIO
P"' . . $ \g 1 na _ _ . ...... - .... - - - - . . - - - 8 - -
AGEN lA Y ADMINISTRACION
CALLE 11. NÚMEROS 181 Y 183
PARTAO NUMlc...RO 42
Dirección telegráfica
• CAMPANA'
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARGARITA
11
ESl'El' 1 7,A •
., vi entone ·. la sohric_ra cnsita del poeta. La.s
b ·isas de.; 1: tarde llevan ·í lla el olor de lo.s flores y
el e· lor de los nido~; se óycn á lo lejos cantar '•
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r8o J.A CAMPANA
campesinos; á través el· las lianas trepadoras brilla
por la noche la luna y se oye la campana que pide
oraciones por los fieles hijos de la aldea. El futuro
poeta piensa allí en el porvenir, en la que ha de ser
compañera de su vida y deja escapar de su lira melodiosos
acentos, preludio de más idice::s días. Es huérfano
de madre y la imagen le la que Jo llevó en su
seno acu e á su memoria dulcemente. En ese edén estarán,
dice:
¡Hay la mujer para mi bi n nacida!
El ~ngcl bello de cabellos rubios,
La eterna compañera de mi vida . •. •
Y mi madre, mi fuente de consuelo,
Que hfl tiem¡ o oculta losa funeraria,
N os en iar{l. su bendición del cielo
Y al cielo subiri nuestra plegaria.
Y allí de ambos amada y b nclecida,
oblc figura que mi hogar encanta,
Mi padre bendiciendo nue. tra vida
Con su presencia venerable y santa.
¡Hermoso, hermosísimo cuadro ! Lo que hay
más grande sobre la tierra: el padre con su semblante
mezcla de severidad y t rnura; la madre como
meclin.dora entre 1 hombre y el ciclo, y por último,
la esposa bendecida por ambos. hn el naufragio universal
de toda fe;;, todo amor y toda creencia, hay
aún al runos cl:ipítitus que como naves snlvadas de::
la común desolación bogan hacia nosotros y nos
traen consoladoras esperanzas.
LAS NUPCIAS
Pero las uces ilusiones que acarició el poeta no
se desvanecerán como tantos sueños de la juventud.
Un día son.ó ale ,.re 1~ torre y una joven pareja se
postró al pie de los altares. V én, le dijo el poeta,
Y vino. 1 Cuin felices nos • en timos,
Cuando clb, coronada d azah. res
l!:nt.ró conmigo al templo y recibimos
J..n bendición le Dios en los altares.
Y fue mi hogar tranquilo santo y puro,
• rcsco o" sis en medio lel d sicrto,
Asilo contra. el mal noble y seguro,
Contra las recias tempestades, puerto!
T.A PAJ TIOA:
Felices pasaton las boros para J poeta unido
con lazo indisoluble á la mujer que hab.ía amado
desde niño; mas lo. ausencia vino á interponerse entre
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ellos. Un día 1 d ·stino toc6 ~í. las puertas de los dos
enamorados y le dijo á él: Pártc.
Llegó el momento al fin, y acongojado,
Adiós le dij , y mt: nl·jé sombrío,
Y sentí al scpamrmc de u lado
Como el vt:rtigo hcln lo dol a.cío.
A alguna distancia del lugar pa.rósc el poeta sobre
un peiión, t~ndi6 l. mira la por la llanura y alcanzó á
ver la cabaña qu(;rida y el sosegado río, y con acento
lleno de ternura tíjolc á lo naranjos que prot •gieran
• su amada con su sombra, allorrent que se convirtiera
para ello en fuente tranquila y al aquilón que
tornándose en blanca brisa besara sus dorados cabellos.
Oigamos al_ poeta:
EN ALTA MAR
Reclinado en la popa, en el vacío
Miro la huella que el poniente deja,
En tanto que el vapor lleva 1 na ío
Que cada instante de mi hognr me aleja.
De repente en l firmamento aparece un negro
nubarrón: el nauta pres iente la tempe tad y el incauto
viajero apenas se cui la le <1. 1 óm¡ ese la nube y
se inflama en fugaces relámpagos, revienta el trueno1
silva el viento y brama el océano.
1 Ay de aquel que cual nuncio de esperanza.
Brotar 1 ruego en su interior no sienta 1
Que sólo i Dios á divisar ::;e a.lcanza.
Entre el cielo y el mar y la. tormenta.
Entre tanto que afuera ruge el temporal, vuela
el poeta á su hogar, sorprende á su padre.! que con
rostro afligido por el hijo ~uscntc, remccc las cunas
de los nietos y columbra á s u esposa
.... Con la mirada ardiente
ija en la. cruz en tu npo cnto, (L solas1
I or mí elevando tu oración ferviente
A aquél que caminó sobre las olas.
La oración es oída y c.:1 mar aquieta sus contrariados
tumbos.
No sé qué indecible fruici6n experimenta uno al
releer esta poesía, la más hermosa de todas las del libro
por su delicadeza, y su alto sentimiento reli gioso.
DE REGRESO
Nada nos dice el poeta de él. Lo que en el libro
aparece con este título es más bien el recuerdo de su
s~paración . llay como una p~ígina borrada. El poeta
no ha puesto un parént~sis para que adivinemos algo.
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Serenos y ah; gres \'OI vi ·ro 1 .t d lizarse lo,· ~ños
para 1 po ·t y su e m¡ aih:r .. llabJ, n ntrado á la
vida sonriendo y cantando ~mor ~Hi cndcchas.
Y ·1 h:tJ ·l ntr • arl'O}'OS y r( mpic:ntcs
Iba , pa ihl • :in t "mor 1 ogando.
Pero de rep ·nlc brama ·1 huracán y d poc.;ta C()n
1 r n1o ro o qucn lo ojo chv. los n la
rilla: M 'trgaril't h.tbÍr 1\lu<.:rto.
F.t<; e ·1 final d(l poma.
En ad ·l. ntt' ra no re· n "\rán ll1<Í lo~ antar ..;
apacibles con qut -:¡ prin ipió la vida; .·61 > oir:'i el
etern grito d ~ ut\a ·tlm l c¡llc perdió de rcpcnt
su id •al.
La tíltima 1 . hueca!) y fals .. l la obras
nu ~stras con que de tod s e rcnie • y prdiramo ·"l
dla los libros de mor como el de nue tr amig
Diego U ribe.
r 99·
JO É A. D .L IO
---><·- -
LA CANCIO DE M.C\YO
l Jo: GOl.'rf-tE
¡ Qué e J))cndor de reinn mndrc:
Hoy rcaln In • turn 1
1 '6mo irrnclin el a tro pMlre 1
1 Cu~l onríe la 11 n\lra 1
A unn vot, de: c. da rnm
Urot. n flores por ·nc;mto ;
Todo bri i l .· e c:mhnl. tunn,
De todo ~rbol . le an conto ;
Y rcspir e d ·~no
•.1 deleite, In nlegrfo,
'ulll diciendo: 1 Oh mundo lleno
Oc ventura y rmonín !
1 Oh tú, Amor, oh imf1n qu brill:a
Como :~.1 ol de 111 m tinno.
Coro de f\ure. nubccill e;
Solne cú~pidc lcj:mn l
Tú mngnff1c hcndi e~
Fr<:!>CC\ pnmpn y ter o. lomns
Con tu l'lljófor y rnnticcs ,
OD lU bá)<;!Ul\0 y MOrn S,
¡ Oh dulcbimn done •llu 1
¡Cuánto te mo, y cuánto me amn
¡ D tu ojo. cut'íl d . lcll 1
1~1 nmor en que me infi•1m. ~!
<. 'unl 111 :'\londrn ll · h dorn
Amn el C:\nto, d nirc, el vuelo,
' ), flor«.'. ·n -.u nuror;l u vÍ\•o h .uilo ucl iclo.
A · í t< o.mo, y llll' nlorí
De cntir que •.on lu. don e
•1 tmn porte y fuego y brío
Oc mi~ d n111:> y canuonc: . .
Que 1 Scr1or piden fuvieotc
Que te r.u rdc s um1pre ;t í,
(m\o ,m ,\ nclom • l ~ll'ntc ,
Cu 1 me i~nto )'O por ti.
• RAFA L OMB
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LA CAMP NA
LA PKQUERA R&INA DE 'ORUKGA
{CANCIÓN DE I.A UACUE)
Tro.ducid~ espeeinlmontc pnro. LA CAMrAN'fl, por uno. colnboradoro.•
/ So1í.ad, pequu1as rei1las, lindas rdJJas, so1íad 1
En la popa de la nave, Ja p q ucña r in a de N oruega,
con su vestido cubierto de plumas de cisne y
adornado de lent juelas de plata. está extendida sobre
pit:les de oso. En 1 cr púsculo azul tranquila es su
meditación, porque por lla, de pie, contra el mastil,
vela su buena nodriza; por ella sobre 1 puente velan
sus buenos marineros, y por ella n la gavia vela el
buen grumet .
Pero h ahí que el clarinete rompe el silencio con
un mugido de alarma, y distr~ída la pequeña reina
pregunta:
-Bu na nodriza ¿es es ln señal de que se aproxima
mi joven prom tido, el rey de 'icilia, y me envía
ya su ligera carabela de gran les v las blancas ?
Recelos , en alta voz la no lriza pregunta á los
marineros que están sobre el puent :-¿Es esa la
blanca carabela del joven ey de Sicilia ?
Inquietos, en voz más alta, los marineros interrogan
al pequeño grum te en la gavia:
-¿Esa s la blanca carabela?
Y el pequ ño grumete, cuyas miradas afrontan
los rayos del sol y penetran las tinieblas, n voz baja
responde á lo marineros :
-No e la carabela blanca del jov n rey de Sici-lia.
s el corcel e negra ala y mordaces arpeos del
señor de Vauvillc, de Barb·1s el pi rata.
Y los marin ros en voz más baja aún, contestan
á la nodriza :-Es el corcel d alas negras y de
arpeos mordaces del pir t Barb .
Y temblando, la nodriz~ no ti n · vo1. para responder
á la linda r eina, quien muy felizmente rendida
de sueño, ni siquicr. recuerda lo que ha pr guntado.
La buer nodriza la arropa con sus pi le , la lcv nta
en sus brazos mi/('1101/JI~ y <.lclicnda, despuél:> la baja al
castillo dC! proa cerrado y profundo, sor lo á todo
rumor.
u
1 .Dormid /J~IJUdia ni11as, lind«s reinas, dormid!
La pe uciia reina de oru ga no puede ya dormir.
Le p rece que la nave.; vira bruscamente para
penetrar ele JH1ev mar adcntr , que una ola más
fuerte fatig· la arena· que la arboladura gime más
lamcntabl<.:m.cnt ·.
-¡Oh nodriza !-dice-en vez de bogar hacia
el azul y el sol, hacia la isla lichosa de flores y de
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ARTES Y LETR S
ruiseñores, donde respira mi prometí lo, ¿ no no ~ volvemos
hacia nuestros ciclos nebulosos y nuestras tierras
de nieve ?
Y la nodriza meciéndola onsalcs, con el hermoso
beso de mor qu da la vida.
Sobre estas bellas promc as, la pequeña r eina se
adormeció.
La pequeña reina, que, dcspi rta t nía tan hermosos
sueiios, dormida un sueño la atcrr6. Cr y6
sentir confusamente estremecerse la na e bajo la mordedura
de los arpuos, cr y6 oír tttl m.ovimicnto de
combate, después, muy lejos, el grito del g rumete
más cerca, el grito de los marineros y ~ s u oí lo
el de la nodriza. Le parcci6 que se la le antaba
arropada en sus pieles. Después el suciio de lo. reina
fue calmado y dulce.
rn
¡Llorad, j>equ(l7as reinas, lindas rdll(tt, llorad 1
Cuando la pequeña reina ab1·i6 lo ojos, s • encontró
con su ve tido cubierto de )l\un:l. d · cisne y
lentejuela· ele plata, tendida en la p opn le la nav ·,
sobre sus piuks de oso. Llam6, p ·ro n fu e C'l rostro
de su buena noclri:ta el qut sobre lla s e inclinó, fue
una faz de frente curtida por el sol, de ojo~ de águila, .
de barba leonada y ruda.
-¡Oh, señor e ·tranj ro !-dice la puqucña reina
con graciosa ingenuidad-no veo mi buena nodriza
á mi cabecera, ni sobre el puente m hi bt~cnos maincros,
ni el pequeño gru mute alléi arriba en la g-avia.
-
1o los veréi j·unás-dijo el desconocido de
barba leonada.
-¿ La camb la de mi prometido no nos hn abordado
ya ?-replicó la pcquci'ia reina. ¿Se me h;t traído
aquí durante rni largo sueño y mi nave ha partido de
nuevo hacia los cielos nebulosos y las tierras de nieve?
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uc ·tr n •io-dicc ·1
1 Jan-el
deseo-vu
tro novio- Jice el
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RThS V Ll•.Tl A. aS¡
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CARLOS FOLEY
-- <·--
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I 88 LA CAMPANA
TRAS LOS MONTES
¡ Pobre nlmn 1 ¡golondrina que no tiOJle
Mf\'> nido ¡ue tu nmor, <.lulcc bien mío,
(Ljnro ·rr:mtc que ti. bu. c. rte v iene
mpnpndn-. In ni s de rocío 1
éjn, f, déjn que á tu cltozn vnelvn:
Hierven lns n . u del nrroyo inquieto,
Y cxti •nd ·n In .. encin . ., •n In sc[vn
Sus inmóvil e, bra.zos clc.: esqueleto.
l!.l vnlle con In noche se ennegrece,
>ucrm cn lns flore, y In frc e roj. ,
V ft v ces In lu iórn, gn pnre e
¡ Unn 1:\r,rimra de oro entre In hoj
Huyen los nv ... on m clro:o vuelo,
R.ot.. n su' nl:h l. crun1 in mu Ira,
Y nc ra nuhc atr. vcsnntlo el ido,
'on\ ~ig"ntc v1vor se :mud !
¡Ay! ¡c¡u•ncgr: e<~lnnochcdcln vidnl
¡ Qué lnr ~o e te c:unino 1 1 Cn i ntucrta
10:1 nve d • nú '\lmn cntumccidu
Un (; ído sin fuerza., en tu pucrtn 1
El bosqu ·o curo ntrnvo ILr no quiere,
Vn no pu •el • v lar á In montnun,
I.n lluvin moja su phnn \j •, y muere
Sin sen tir el alor de In cnbni'ln .
Áhrcl ·, que e-n u. :tln. h n cnf lo
.n .. hojn • • cc!'l , '\':\ 1 d • sus amorc:.,
To é A. 'ilvo..
b:nriquc AlvnrC7. Henno.
Julio Viv ' . 'ucrrn.
Rol crto u(,rcz.
V. M. Londoiio.
Mn.uu 1 1 fnz R.odríguet-.
Jl'rancisco V.Uencin.
'uy de UJ)U!.SODl.
I•,nrique Pércz.
Julio I3cnnrcl.
Juli Flóret..
Adolfo León G6mcz.
Jo é A. del Río.
nf:lcl Pombo.
Cnrlos olcy.
M. Gutiérre.:t &jcrn.
FI Dlt L~ SERIE PRIM~XtA
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Citación recomendada (normas APA)
"La Campana: artes y letras - N. 12", -:-, 1899. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3689562/), el día 2025-05-30.
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