IL IIA\R!IIKI~
Otnniunt rraler--nulllus servus--pn~rlll an'te Ol.ttnia.
SERIE 2.a ] BOGOTA, DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 1842. [ NUM. 14.
AL Sn. Dtt. JOAQUJN .MO~QUBRA,
~BRP. 'EL PRINCIPIO UTILITARIO ENSEÑADO COMO TEORIA lllORAL
N NUESTROS COLEJIOS, I SOBRE JJA RELACION QUE H.U ENTRE
L.\~ DOCTRINAS I L.AS COSTU1\1BRES.
Señor:
L'6vénement est dans la -colonlé des
dieux, l' intention est dans le coeu1· du
{:Ítoyen.
....... Non, Athéniens, non, ·votts n' atez
poirzt Jailli en bravant taus les dangers
pour le salut et la liberté de tous les G1·ecs;
t·ous n' arez 1joinl Jailli, i en jm·e et pa1·
les me'nes de vos ancet. es qu.i ont p¿ri
dans les champs ck Jl!malon, ct 1 a1· ceux
qni ont combaltu a Platée, a Salamine,
a Arlémise, pm· lous ces g1·ands ciLoyens
dont la Gréce a 1·ecueilli les cendres dans
des monuments pubtics. Elle lem· accorck
;, tous La meme sepullu1·e et les mt:'mes
7wnneurs: oui, Eschine, a tous; ca1· tous
at·aienl eu la meme vertu, quoique la
destinée souveraine ne leur el1t pas accordé
a tous le meme succes.-DEr.IÚSTENES,
Oracion por la corona contra Esquino,
( •rracluccion de LA-HARrE. )
..... ConsiJe, o como impía i dete-taule ta
máxima de que en materia de gobierno
la mayoría de un ¡meblu tien~ darect o
para hacerlo todo ......
llasta ahora nadie ha habido en los
Estados Unidos que haya osado presenta?'
esta máxima: que todo es permitido en
el in te res ele la sociedad-múxima impía,
que pa1·ece haberse intentado en un siglo
de libertad para lejitimar a todos los tiranos
venideros.
rl'OCQUEVILLE ('l'raduccion de SA~ClfEZ
BUSTAI\tANTE.)
Como profesor en los colejios, como escritor ~n .los
periódicos, como diputado en los Congresos, habe1s s1do
entre nosotros el primer defensor de las sanas teorías en
que se basan las costumbres, i el apóstol vivo de la alta
1ei moral del cristianismo. Intachable majistrado, in.
maculado ciudadano, vuestra conducta pública i privada
siempre ha correspondido a vuestras doctrinas, vuestras
obras siempre han estado en armonía con vuestras pala.
bras. -En el Senado de la nacion, cuando hablabais, la
augusta majestad de vuestra persona empezaba el prestijio
que el sincero calor de vuestro entusiasmo i vuestra sencilla
elocuencia completaban. - Séame permitida la espresion
pública de los sentimientos de re peto i de gozo
que abundan en mí al dirijirme en esta ocasion á vos,
porque cabalmente voi a hablar sobre una de las materias
que mas interesan a nuestra patria, i aun a la humanidad
toda ent~ra, con uno de Jos mas eminentes ciudadanos
que nuestro país ha producido.
Sí! séame permitido confesar que me siento enaltecido
con la doble grandeza de mi interlocutor i de mi ar.
gumento.
1 sin embargo •••• tropie7.o con una dificultad que casi
me retrae del todo i desde el principio, -dificultad grave
qth; apénas sé si con mis dóbiles arbitiies podré vencer.
¿Cómo ser csacto i ser claro? i Cómo ser profundo i
ser popular ?-Porque no voi a hablar con vos solo, sino
tambien con la numerosa juventud, con el pueblo entero;
ni voi a escribir un libro sir:.o un fugaz artículo de pe.
riódico.
Si, haciendo por ser popular i ameno, trato la materia
de un modo incompleto i vago, i dejo apénas resbalar mi
mano sobre la superficie de las cuestiones; nada he logrado.
i aun así mejor me hubiera salido callar del todo,
porque mas bien l.abré robustecido que debilitado las in.
müi~lcs doctrinas que comba a. Tienen esas doctrinas
la fatal singulariQad de deslumbrar a primera i aun a.
segunda vista con el matemático rigor que aparen an;
presentadas bajo cierto aspecto parecen irrefutables, como
en un tiempo me lo parecieron a mí: resulta, pues, que si
el que se propone refutarlas seriamente no lo consigue i
sale desairado, léjos de haberlas hecho perder, las habrá
hecho ganar en el ánimo de les que ya estaban empapados
en ella .• - Con otras causas, c~~o ha contribuido mucho
ha ta ahora a que la. juventud no abandone tale. t.eorías.
Hasta al ora, en efecto, má.s se ha declamado que argu.
mentado en forma contra ellas; i estas frívolas aunque
bien intencionadas declamaciones solo han parecido el
efecto de la impotencia que se esforzaba por alucinar no
pudiendo persuadir.-En toda lucha se gana de dos modos,
por lo que uno gana, i por lo que el otro ¡nerdc.
Si, por el contrario, pretendiese yo i aun lograse tratar
la materia con toda la severidad de la razon i sequedad
de la lójicn ; resultado infructuoso! pocos me leerían i
seria casi lo mismo que si no hubiese dicho Dada. Habria
escrito en algun modo un tratado de A1jebra. Sin em.
bargo, a todo trance, prefiero caer en este illconveniente
mas bien que en el otro. Prefiero ser seco a ser fútil.
Prefiero la verdad al agrado. La verdad. sin el agrado
algo puede, mas el agrado sin la verdad no consigue
anda.
A vos i a todos los que me lean les suplico me
perdonen estos preámbulos, por la doble consideracion de
la estroma importancia del fin que me propongo, i de la
estrema dificultad que debo hallar en la eleccion de los
medios para lograrlo.
Voi ya pues al gmno; solo me atrevo a suplicar toda.
vía a nuestra juventud me disp~mse una reflexion preli.
minar que someto a su imparcial meditacion.
1 es que,en la gran cuestion de que vamos a ocuparnos,
los que solo la han estudiado en nuestros colejios, están
preocupados, i tanto mas preocupados están, cuanto mas
tenaz i profundo ha sido su estudio i Porqué ? Porque
siempre se han ceñido a estudiar el lado fnvorable de esa
cuestion. Han estudiado el pro pero no el contra. Han
aprendido bien los argumentos pero ni siquiera han oido
las objeciones. ¿En donde las hubieran hallado 7 ¿En sus
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EL GRANADINO~
libros 1 ¿ Pero cuál es el a u ter bueno ni malo que sinceramente
piensa en ref'utarse a sí mismo 1 Si un autor se
presenta a sí mistno objeciones, es para rechazarlas, com- ,
batirlas, i responderlas; no es seguramente para salir ven- '
cid o sino ,para quedar vencedor.
Fuera de sus libros i en qué otr~ parte hubieran hallado
lo que en ellos no se encuentra? No ·en otros libros,porque
·esos no se,estudian; no está mandado que se estudien, porque
ya los primeros se creyeron los mejores i pGrque enseñar
al mismo tiempo por otros sería poner en contradiccion
la enseñanza. - Ademas en esto se mezc1an los intereses
comerciales. No se puede ni consuliar privadamente otros
Jibros, porque los comerciantes no los traen, i no los traen
porqu~ perderían en la venta de unos libros que no se
estudian.- Unico libro que haya venido aquí enemigo
sincero de la doctrina moral de Bentham es Tocqueville;
pero ni Tocqueville se estudia en lo s colejios, ni Tocqucville
por otra parte se ocupa en refutar directa mente
aquella doctrina.
Jóvenes! P ermitidme que os obligue & recordar como
habcis estudi.ado en los colejios la teor í a mo1'01. Permitidme
que os describa como la ha estudiado uno cualquiera
de vosotros, porque lo mismo la habcis estudiado todos.Pucs
bien: ese de que ltablo pasó su infancia en el hogar
doméstico, bajo el ala de sus padres: allí aprendió el catecismo
de memoria pero no de entendimiento; allí se familiarizó
con la Relijion, pero no el espíritu con sus fun.
damentos, no el corazon con sus esperanzas, sino el cuerpo
con sus prácticas, i las rodillas con sus jenuflexiones.Luego
leyó novelas, ó cualquier otra cosa, ó nada.-Luego
entró al colejio, momento decisivo. Estudió cackifa pero
seguro que la cachifa no lo moraliz ó. Dejo apar te el
roce diario con toda e pecio de compaiiias, la irritacion ó
el envilecimiento que en su alma tie rna produjeron 1 s
brutales castigoc; de azotes i palmeta, los hábitos de falsedad
i dis "mulo que le hicieron contraer; los pcquciio
robos; las fugas nocturnas: inconvenientes anexos á todo
grande establecimiento de enseñanza pública en que solo
Be piense en instruir i apénas en educa1·.- Dejo aparte
todo esto, po rque solo me ocupo por ahora de la teorías
q e le en ;:;f lia ron i no de las costumbres que prac icó.
Concluida la cachifa, entr0 a Filosofia, época mas decisi va
aun. Durante Jos tres años de Filosofi a , estudió Ic.leoloj ía
por Dcstutt de Tmcy; pero aunque la .J.l[etajisica sensua.
lista de aquel hombre es la base lójica de la JJforal utüitaria
de Bentham, no me ocuparé sin embargo de la tal
Metafisica, porque solo pretendo hablar de la moral del
último, i esta puede ser refutada directamente. -Supongo
que acabada la Floso.fia estudió Jurisprudencia; entónces
fué que por la vez primera estudió alguna doct1·ina moral,
i para ello le enseñaron el utilitarismo de Bentham.Despues
estudió nuestras leyes, despues se graduó, des.
pues se re cibió de abogado, despues •••• dejó de estudiar
i se vió precisado a trabajar; se hizo comerciante ó hacendado,
o empleado, ó ejerc itó como pudo su abogacía ....
En estas di ver as profesioncs,por cierto que no se le ocurrió
volver a estudiar Moral, ¿qué moral necesita el que ha
estudiado, el que ha comprendido bien el PRI. CIPIO DE LA.
tJ'l'Il..IDAD 1
A lo mas repasó '$U Bentham. Cada vez por supuesto
le pareció mejor. Leyó la Deontolojía, obra nueva, que
lo acaqó de confirmar en lo que ha}>ia e tudiado en los
ttatados de Lejislacion ••• • Oh! ¿No es así como en cada
uno de nosot ro han pasado las cosas 7 ¿ 110 es así todu.
vía como diariamente están pasando 1
Si pues se demuestra que esa sola teoría moral que ha
estudiado es falsa, errrónea, monstruosa-, absurda~ absolutamente
inmoral •••• t no es cierto que quedará demostrado
que ese estudiante, ese abogado, ese marido, es~
ciudadano, ese hombre ! si ha sido en su conducta virtuoso
i bueno, solo por acaso lo ha sido J
O jóvenes ! ¡ O compatriotas, compañeros, concolegas,
amigos,hermanos mios !-No! no me hagais el agravio de
creer que en este escrito pretenda yo dirijir una sátira
contra vosotros, i que en realidad solo caería sobre mi
mismo !-No! no! jamas. La juventud es una edad santa i
la mano que ]a ultraje es sacrílega ... Si en esto que ht!
bosquejado hai sá.tira,será. la sátira de nuestra sociedad que
nos dió lo que recibimos, de ]a le i que reglamentó las
enseñanzas, del lejislador que formó esa lei, del plan de
estudios i de su autor a quien dejo de nombrar, en una
palabra. J :1mas fué responsable el que cae sino el que
empuja.
Porque en efecto, nuestra pobre juventud ha sido empujada.
- Hemos visto como, dcspu es de la cachifa i de Ja
filosofia, movido siempre por ajeno impulso, llegaba cada
estudiante hasta los tratados de l ejislacion; deten g ámonos
ahí un momento. Al ponerle el libro en la mano ¿se le
dijo por ventura: "la teorí a moral que ahí se enseña es
falsa, peligrosa, dudosa por lo mé nos 1" N o, no, El
Catedrático, lo otros alumnos, la clase entera, se estasia.
ban sobre lo profundo i lo admirable del li bro. El pobre
muchacho, el n ~ ófito que digamos, lo recibia como el
libro de la sabiduría misma. El no lo habia leido, pero
su catedrático se lo daba. As í, pues, ya p1·eocupado a fav or
del libro, era que comenzaba a estudiarlo. Lo e tudiaba
e n ardor, lo Jo ía i lo releía con ansia. Deseaba aprend r,
deseaba lucirst', sobres alir on su clasP., no ser el último,
no ser la burla de sus cornpa l eros ni el menosprecio de
su. catedrático. -Por otra parte aque l libro le parecia real.
mente bueno, racional, esác¿o,- Demostrado el principio
(bien ó mal), las conseouencias en aquel libro sal ían unas
de otras como las ondas se suce den en un río. El curso
de las consecuencias arrastraba el espíritu del jóven como
las ag uas se llevan un barqu"chuelo- ¡Pobre muchachó!
U na te orin compl eta, armonizada, sistematizada, rmada,
d isc ipli nada, organizada, l nchaba toda entera contra tu
ignorancia cándi da, desnuda, desarmada, despre venicla! ..•
4 Qué tiene, pues, de estraño el que esa tu desprevenida
ignorancia saliese sin remedio vencida en p re.;encia de
es terrible teoría, organizada despacio i de antemano,
que así se te venia toda entera encima 1
i Qué prueba todo esto? -Lo qne ya va apuntado
arriba.- Que la mayor parte de nuestros jóvenes saben,
es verdad, i aun saben mucho, si se quiere, pero que están
preocupados con lo que saben, porque solo han est diado el
pro i ni siquiera era posible que comprendiesen el que
hai un contra. 1 esto prueba ademas el inmenso influjo
que la autoridad tiene en todas lasco as de la vida, en el"
empleo de la razon misma. Creemos muchas veces que
obramos por nuestra propia razon, cuando de hecho somo ..
empujados por la autoridad. La autoridad de un padre,
de un mae.-t ro, de un superior, mete a un mt cha(:ho en
un libro, en una teoría, en un camino encajonado entm
cdtas paredes: i, una vez adentro, el muchacho puede si
serruir adelante, pero no puede ya salir afuera. - Cree el
m~chacho que su razon está dominando al libro, i es a~
contrario, el libro el que se ha apoderado de su raz.on 1
In está. tiranizando !
Otra e sa resulta dQ todo esto i es la gran dificultad
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l:L CRANADINO. 71 .
-que tiene el hombre para discutir i establecer los princtpws.
Basta en efecto raciocinar para sacar las consecuencias,
mas para establecer los principios es necesario
meditat·. Raciocinar sab~n todos, meditar pocos. La
razon es esclava en el raciocinio; dadas las premisas, es
forzosa la consecuencia; solo en la meditacion de Jos
principios la razon es de veras independiente i libre: allí
piensa, allí compara, allí escoje, allí es semejante á Dios.
En materia de principios de rnoral, el jóven que en un
{!o1ejio recibe un libro, compara 7 escoje 7- No; se le
fuerza a recibir un principio i solo quedan por suyas las
consecuencias.
Esto en todas materias es cierto; pero en ningunas lo
es mas que en materias metafi sicas i morales. Porque en
fisica, en química, en historia natural, aun en economía
política, ya no hai variedad aun ménos oposicion de prin.
cipios, sino tan 8olo diferencias en los pormenores. (1) Pero
en metafisic a i en moral hace ya dos mil años que dos
sectas enemigas se disputan el mundo. La lucha empezó
en Grecia entre PJaton i · Epicuro. Platon sostenia que
el alma humana es inmortal, que la razon i las nociones
qu e la componen son naturales i no adquiridas, que estas
n ociones en e l hombre son un reflejo de la verdad eterna
resid ente en Dios, que esta verdad eterna fué el tipo que
sirvió para la formacion del mundo, que las sensaciones
e ·t er na ~ en el hombre, no le dan las nociones jenerales
~ ino que . oJo las despierlan; que la justicia es en el hombre
una de es as innatas nociones, i que por consiguiente
no es un cálcu lo s ino ántcs una lei. - Epicuro ~ostuvo
que todas las nociones vienen por los sentidos; que por
consiguiente nada hai en el alma que en los sentidos no
t uvie e; lo que equi alía á decir que el alma i los sentidos
son la misma cosa, o, aun mas claro, que no hai
alma, consecuencias a que Epicuro, que era lójico, se vió
a rra trado. Sosto nia ademas que, no habiendo en el hom.
bre una inte lijencia propia sino sensibi'lidad fisica apénas,
el hombre no podia tener idea de un espíritu puro como
Jio , que Dios por consiguiente tenia sentidos i órganos,
que era, en fin, el mundo mismo, o mas bien, que no
} abia Dios.- Con respecto a 1 moral, no pudiendo segun
é l ser una nocion innata i una leí fija, era un cálculo
va riable; i, no habiendo en el hombre mas que sensacio.
nes, resultaba tarnbie n que el placer i el dolor eran la
sola i suprema lci de la humanidad. Asi aquellos dos
c élebres Griegos de una vez establecieron las dos grandes
doctrinas filos6íicas que de entónceo mas habían de dividir
para siempre el mundo. Estas doctrinas, de Grecia pasa.
ron a Roma. Ciceron fué Platónico, el poeta Lucrécio
con mnó á Epicuro. - Vino el cristianismo, 4ue dió á la
doctrina de Platon la sancion divina. Desde entónces,
por el lat·go espacio de muchos siglos, aquella alta doc.
trina reinó sola en la sociedad i alumbró con su luz a
los mas eminentes escritores. San Pablo, San Agustin,
_ [1] Permítaseme apuntar la razon. - En Jas ciencias~
J en economía política, como verdaderas ciencias que son, solo
pueden estudiarse hechos que pueden ser ·observados aisladamente,
i e uantas mas observaciones se recojen, mayores adelantos
hace la ciencia. Pero en moral no van á estudiarse los
he~hos, smo que se va á buscar un principio anterior que los
cal~que-l~ego la Bloral, en rigor, TJO es un conjunto de observaciones
smo una regla de conducta, no es ur.a cienda sino
u:- a lei. Cabe pnes en esto tarieda 1, i por consiguiente eleccwn~
no porque no haya una leí 1:erdalera sino porque se puede
eacoJer entre la verdadera i las falsas. Por esto el hombre
_que n~ es responsable de los hechos que oboerva en las ciÉmclas,.
s' e$ re~ ponsable de los principios que adopta en moral.
Bossuet, Descartes, i Leibnitz, la adoptaron i la desen·
volvieron.- Mas he aquí que, allá por el siglo 16, cansados
los hombres del vano clamoreo del peripato (que nada
tiene~ue hacer con la doctrina moral platónica), pensaron
en aplicar a la fisica el método esperimental.-Bacon de
Verulamioen Inglaterra fué el que hizo sonar los primeros
golpes.-La doctrina moral platónica, qne había subsistido
hasta entónces, vi ose accidentalmente envuelta en la misma
proscripcion que el peripato, con el cual por desgracia
había caminado paralelamente hasta entónces.-Tras de
Bacon pues, salió Locke, que, reproduciendo en parte á.
Epicuro, negó las ideas conjénitas o innatas; pero que no
osó seguir adelante. Tras de Loclre apareció en Francia
Condillac, que llevó algo mas léjos las consecuencias i se
acercó algo mas al primer maestro. Tras de Condillac
vino el conde de Tracy, que resueltamente sentó que
pensar es sentir. Pero el mismo Tracy ya se httbia quedado
atras. Lo que él aparenta decir con profundidad,
Helvecio, Holbach, i la muchedumbre de los enciclopedi
tas lo habían dicho ya de un modo mas positivo, mas
franco, mas popular, mas claro, i mas resuelto. Ellos se
metieron en unas honduras a que 1'racy, por cobardía de
carácter quizá, no se atrévió a bajar. -Adornas otra secta,
aun mas formidable. nació por entónces en Francia, que
con distintos medios se dirijió al mismo fin. Losfisiolo.
jistas pretendieron esplicar el alma disecando cadáveres,
i pretendieron hallar la ruzon humana en la punta del
escalpelo. Bichat abrió la escuela. Cabanis, i llroussais
que lo continuaron, i una inmensa multitud mas, sostuvieron
que no existe ningun principio inaprensible en el
hombre, i que este solo se compone de cuerpo i órganos,
por la convincente razon de que la discccion nada ma~
iene al fin a hallar que órganos i materia.- Tales eran
las doctri as que reinaban universalm ntc en Francia
hasta ahora poco en que grandes e critore , mas o mé no
directamente,.han empezado a c-ombatirlas. Chateaubriand
dió principio al movimiento. Manifestando que
el Cristiani mo es bello, atrajo los corazones a él, i di.tpuso
los ánimos a recibirlo. Por otra parte, e tablecida.
en Francia la tolerancia relijiosa, i apartándose allí cada
dia mas los sacerdotes del gobierno, del cual nada
o mui poco participan ahora; ningun motivo colateral
ha tquedado a los franceses para aborrecer una doctril\a
que ya no pretende forzar los ánimos.-Los dos Bonnald,
La Mennai , De Maistre, Fraíssinnous, Senac,Dégérando,
Benjamín Constant,i muchos ma , aunque no enteramente
acordes en los medios, i resintiéndose siempre de la exa.
jeracion jenial de los franceses, han manifestado ya, que
fuera de la doctrina platónica no puede haber teoría moral,
i que fuera de la lei cristiana no pueden hallarse virtudes
ni costumbres. - Lamartine, por otra parte, Lamartine, el
primer poeta moderno quizá, ha hecho reconocer i confesar
con sus aéreos i divinos cantos que no hai poesía
mas bella que la que inspira.n el sentimiento relijioso, la~
esperanzas de la inmortalidad, el amor de Jo perfecto, el
instinto vago del infinito. Esta gran revolucion que tiene
lugar en Francia nunca mas se sospenderá, i es probable
que pronto se complete.
Por lo que toca á Inglaterra, país de libertad civil, po.
lítica i relijiosa, allí jamas. la incredulidad se ha hecho
doctrina popular, i siempre se han hallado escritores considerables
que la han combatido. La impiedad i el epicu.
retsmo siempre han sido allí opiniones meramente indi.
viduales. Si allí Bentham tuvo alguna aceptacion fuá
por algunos de sus trabajos lejislativos;uo seguran1<~nte por
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CRANADINOJ,
sos doctrinas de moral utilitaria, tomadas en su totalidad ·
del frances Helvecio.
Dejemos la Europa i volvamos los ojos a la Nueva
Grnnada.- La Nueva Granada, durante el pupilaje colonial,
no conoció, resueltamente Jo digo, no conoció
doctrina moral alguna que fueso enseñada Jeneralmente,
porque en aquella época de sueño nada se enseñaba. La
Relijion solo la conocimos por sus prácticas, por su culto
esterno, por la parte de ella que mas se dirije a los sen.
ti dos, no por el dogma, no por la fé, no por las esperanzas,
no por la caridad, no por la parte sublime de ella que se
dirije al corazon i al alma. Sin duda que el culto esterno
hace parte integrante del cristianismo, pero en modo alguno
es su parte principal. - Cuando en un puo~lo la Relijion
se vuelve toda prácticas, campanas, proceswnes con
~antos buenos mozos i judíos fcos,misas tea trales,aguas bcnditas,
camándulas,cantos i fiestas; pronto las clase! elevadas
de la sociedad,cansadas de materialismo,se retraen con una
especie de di. gusto de la relijioni se hacen incrédulas .. Una
vez dejada la relijion a la pl ebe, esta no tarda en d gradarla
con las mas vergonzosas supersticiones.-Abandonada a
sus ciegos instintos, la plebe viene a hacer e~tónces de los
aparecidos de las reliquias, de las aguas mil~grosa~,. etc,
una parte aun mas importante de su crecncta cohdtana
que de la misma. unidad i nec sidad de Dios, de los
grandes dogmas de la caída orijinal en Adan i de !a Redencion
en Cristo, de los preceptos del Decálogo 1 de la
moral del Evanjelio.
Tal era el estado en que nos hallábamos cuando la revolucion
para la independencia sobrevino. -La clase mas
ilustrada de nuestra sociedad, que ya era incrédula o que
tendia por lo ménos a serlo, al verse emancipada, se lanzó
con furor sobre el único cebo qno a su intelijcncia se
ofrecia.. Como la Rclijion era la potencia principal en
CJl e la autoridad e paiiola aquí se ha.bia apoyado, al amor
de la independencia pronto acompañó en nosotros el amor
de la impiedad. Leimos, devoramos los libretes franceses
del . iglo pasado, que especuladores mercenarios arrojaron,
cual aguacero, sobre nosotros. La clase incrédula se
apoderó del Gobierno, i nos dió por sistema de enseñanza
el plan de estudios; i por moral el utilitarismo de Epicuro
i Bcntham.
¿Parecerá ya pues inesplicable el que toda nuéstra
juventud se haya vuelto teóricamente irrclijiosa 1 i l será
estrafío que se dejen los hábitos cristianos i se abandone
el culto, cuando se han ido léjos las convicciones 1
Es pues un santo deber en los escritores de este país
combatir las inmorales teorías que se nos han enseñado,
i con las cuales aun mas que persuadidos estamos preo.
cu.pados , cosa de que mas me convenzo cuanto mas la
con idero.
Por mi parte jamas dejaré de hacer lo que aconseje á
Jos demas.
Voi pues á refutar la doctrina utilitaria; i, para mejor
conseguirlo, trataré de presentarla primero con toda la
pompa de aparente esactitud con que se ofrece en los co.
lejios al jovencillo que la estudia.
¡ De qué se trata 1 De lo que mas puede importar a
la humanidad, de definir el bi en i el mal, la virtud i el
vicio, la inocencia i el crimen; de determinar lo que constit~
ye la moralidad de las acci~nes humanas; de hallar
una regla segura i cierta que nos sirva para conocer cuál
accion es buena i cuál es mala, cuáles obras debemos
ejecutar i de cuáles nos debemos abstener.- ¿No es esto
de lo que se trata 1 L No es esto lo que se va a b tscar t
Ahora bien, he aquí como raciocinia el principio de la.
utilidad, i repito que voi a presentar estos raciocinios en
toda la fuerza que se les puede dar.
" F~l hombre solo ha nacido, solo ha podido nacer para
la felicidad . Sin la felicidad l. para qué serviría la misma
existencia 1 Esto es igualmente cierto con respecto nl
.individuo que con respecto á. la especie entera. L:l especie
humana. seguramente no existe en la .tierra para
hacer su propia desdicha. La mayor felicidad de la e3-
~cie humana es pues el fin verdadero, el único fin qne
llenen, que deben tener las acciones del hombre. Luego
las acciones humanas deben ser juzgadas, calificadas de
buenas 6 de malas, por la conformidad que en sus resultados
tengan con este fin . La accion que con· sus resultado
contribuya a esta felicidad será buena, s er:t virtuosa, ·crQ.
santa, la que con sus resultados solo pro(luzca desdicha,
será mala, criminal, impía. La accion de la cual nada
resulte para la dicha 6 la de s dicha de la · pe cie humana
será indiferente. Si los resultados de l mntrtmonio no
fuesen favorables á la dicha de los homhr s, ¿el 1 , tr :.
monio pudiera ser una cosa buena? - Si 1 s licores espirituo
os i alcohólicos no inflamasen las vias dijcstiva , si
no produjesen la embriaguez, si su uso inmoderddo a la
larga no condujese a las enfermedades i a la muerte, si
lo mi mo resultara de beber aguardiente que de beber
agna; ¿el u o esclusivo dei aguardicnt~ pnr toda b bida
, cria inmoral acaso? i seria un vi io? • ~ o, sin duda.
Luego los resultados son los que hacen la moralidad de
las acciones humanas. Para decidir, pu ¡;:, sobre lamoralidad
de una accion, de una costumbre , de una lei, €S
necesario hacer el cálculo de los efectos que de esa accion,
de esa costumbre, de esa lei, 1·esulte1' para la felicidad o
la desventura de la especie humana."
"Ahora bien, ¿en qué consiste la fi lici
Citación recomendada (normas APA)
"El Granadino: periódico político i literario - N. 14", -:-, 1842. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3688307/), el día 2025-05-03.
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