REDACTOR . VENANCIO ORTIZ.
LOS l\1 ANDA l\1IENTOS.
Hare tres mil i cuatrocientos aflos, un pueblo
· que. contaba ) ' o 600,000 combatiE>ntes i que cuatroeientos
años ántes no el'a mas que una familia,
ltl'll\' l' ahn por órdPn divina el inmenso desierto
que se cstiende entre el maa· Rojo,el mar de Omao
i In Pnlestiua : acnmpado ;ll pié de un monte aislado
en mPdio de un mar de nreun cuyas trmpesta·
des uo son n1énos temibles que las del Océano, oyó
un día enta·e el ruído de la tempestad que lo aterraba,
i de In bocn del mismo lJios, las leyes del
mundo moral. El srncillo Código dictado en el
Sinni i que cupo en dos tablas de piedro, ha Yisto
pnsaa· Jos progresos i los cataclismos de treinta i
cinco siglos, sio que Jos hombres hayan podido
añadit· ni quitar una silaba a sus diez nrtículos.
Soa·oflstro, Licurgo, Solon, Numn, Confusio, se
elevaron mui alto por hnbea· dictndo, cnda uno a
su pueblo, leyf's que ciuraron algunos siglos,¿ pero
quién si no Djps hubiera podido dietaa· pan\ la humanidad
de todos los climas i de todos los siglos
una lei como el Decálogo? Las obrns de los hombt
·es, necesal'inment~ impea·fectns, sufren ron el
tiempo modifieilciones, cambios, ndiciones, i
pierdt•n cornpl fa mente su forma p1·imiti a : solo '
una obra de Dios puC'de couset·varse siempre la
NUMERO 89
El mundo se babia apartado algun tanto del
cumplimiento de esa lei, i el pRganismo deshom·aba
al mundo. Jesucristo vino, restabl~ció la lei, i
cnmbio la faz del mundo. El amor a Dios i al
prójimo, síntC'sis mn•·nvillosa del Código del Cielo,
se vió como un hecho rcai, i la cat·idad cobijó a
los 1e lo co s 1 sagr, o
La oba·a de Dios no podia res tablere•·se i pea·feccionarse
por un hombre. Cristo pudo hacea· E;Se
prodijio porque Cristo ea·a es i sen\; Cristo es Dios.
Ningun hontbre ha podido hacea· lo que ÉL hizo.
SistPmas filosóficos mas o ménos sábios i bien
combinaC:os, se han oído salir de labios mot·tales,
pei'O ni Solon, ni Licnrgo, ni Soroastro, ni Confusio,
ni Platon, Lan podido adueñnrse del corélZon
de los hombres, llenarlos con su doctrina i entusinsmflrlos
hasta corrc>a· alegres a la muea·te por
sostenerla. Cristo solo ha podidcdwcea· este miln-
. ga·o i ' 'ivia· despues de diez i nueve siglos en Jos
cornzones de los homures, que hoi lo aman i lo
adoran como lo amna·on i adoraron Jos primeros
que lo oyet·on i Jo virron. ¿ Qué hombre, por
grande que hnya sido, ha podido contat· con ser
nmndo d~spurs de muerto? ¿Quién se snca·ifiC'a
hoi po1' Napoleon el grande, poa· nuestro grrm Bolívar?
Cristo solo es hoi lo qur fué desde el principio:
el consuelo dP. la humanidac1, el gran bien- 1
he(·hor, el árbitro de los puelJios~ Dios. Sí, Cristo
es Dios.
P01 e o doct1inn santa. no puede transg¡·edil'-
sa, 110 puede insultarse sin que lluevan desgracias
soba·e la sociedad que tal impiedad hace o consiente.
El Cristianismo es santo.
misma al traves de las jeneraciones. Las leyes de
Jos homba·es, limitlldos como somos, alcanzan demasiado
cuando viven la ''idn de tres jenerncione~,
i el DPc.ilago sirve de base buce muchos siglos, a Solo la moral de esa Relijion ¡1uede hace1• que
las lf•jisladonrs de los pueblos. ¿ Habrn quién se los hombres se mnen como hermanos ; solo esn
atreva n 1wgnr el oríjen divino de este Código que morlll pnede hacer la felicidad de los pueblos; solo
ningun hombre habría podido ident·? ella puede darles verdadera libertad.
PMa que un- hombre hubiei·a podido idear esa La libertad que no está de acuerdo con esa doc-preciosn
lci que en solo diez nrtículos cortísimos, tl'inn santa, no es sino tirunfa, i tia·anía tanto mas
estabiHe todos los dereehos j todos los debea·es de odiosa cuanto es mns hipócrita. O id la ; lo que dice
la humanidad toda, Sfria preciso que ese hombre por boca de su~ a9eptos es mui hermoso: « La
hubiern tenido una imajit.ncion divina, qnc no lm- « doctrina de Cl'isto C"'3 civilizadot·a, es preciso ohhiera
sido hombl'e sino Dios~ porque solo no Dios ce sea·varla pero destruyendo _lo que hai en ella de
puede dit't;H' una lei así que sirve· ha senido pa1·a ce sobreuaturnl. Cristo no necesita ser Dios para
todos Jos put>blos, en todos los tiempos. Los pue- << set· un ~n·nnde homba·e. Su doctl'ina ha salvado
blos que se lum sepaa·ado algo de esa lei,han caido « al mundo, pero no es mas que la doctrina de un
en la mnlrl espnnto~a nbyeccion, en la esclavitud « hombre de talento. Nosotros somos ''ea·dailea·os
mas ignomiuiosa, en la coa·a·upcion, i se han con- ce cl'istianos, pero 110 queremns mas Dios que el
vertido en cadáveres. Luego ha habido revelacion, ce pu blo ; por la libertad i felicidad del puehlo
luego Dios se ha herho oí1· de los hombres, luego « trabajnmossi pam conseguir hncerlo libre i feliz~
nurstrn Relition tiene una base divina, luego en «queremos quitarle las preocupaciones que Jo enla
Relijion 'erdadera. ce tontecen ; queremos persuadir! o de que no hai
1
A donde quier>
Hé aquí el código sagrado de esa filosofía materialista
que se bautiza pomposámente con el titulo
de J5oG~IA LIBEúAL. Compárese con los preceptos
del Decálogo, i se verá todo lo monstruoso que
,enciet·ra ; penet1·ese un poco en esta doctl'ina i se
descubrirá el paganismo con todo su bon·at·.
Pam obtenet· su fin, sigue ciertas inst,·ucciones
1
que no Vat'ian. Mazzini escl'ibia a Beltmmi en
1847. « Pón la segui· en í) raíz, coJTompieado a
« la s masas; si algunos bl'ibones del pueblo están
l
. >
A estos gritos desaforados siguió uua gue¡·¡·a
Cl'Uel, sangt·ienta. La Italia, el Austl'ia, Hungda
11
i hasta algunos cantones Sui-zos se debatian como
un epiléptico, i los corifooS> de esas revolueiooes,
al sentir la ola de sangt·e que les cubl'ia los piés,
al v~ • las poblaciones ir il\da ,nl off· los lamcn-
1
tos de las viudas i de los huét·fanos i los nyes de
fos heridos, gritaban frenéticos de entusiasmo:
, ¡viva la libertacl1
Esta es en efecto la libc1·tad que pt·omete el liberalismo
a los p-ueblos. ¿ Cómo se engaña a estos
hnsta hacedos al'l'o.i_<·usa así en una borl'ible senda,
hasta convertidos en mónstruos mas fel'oces que
las fiet·as? Repl'esentando de nuevo el drama del
Paraíso; la sot·piente engañndo1·a está en las sociedades
secretas. Ellas lo comprenden, i ob1·ando
en su nombt·e, la han tomado po1· emblema, con
cuyo motivo dice un autor contemporáneo.
ce Imposible era que las sociedades secretas
(( adoptat·an un emblema mas adecuado que este.
«La serpiente se m·t·astra callada entl'e las yet·bns,
«se acet·ca i se enrosca sin haee¡· el menor t·ufdo
<< en lo mas íntimo i oscm·o de las ruinas de los
« mut·os, dentt·o de las hendidmas de las rocas i
« de los agujeros de la tierm ; permanece entre
>
En efecto, de esas sociedades salen emisarios
que, de palabra i \)O\' escl'ito, i usanuo una fraseolojía
especial, procuran engañar a los pueblos para
lanzal'los en la vía infemal del paganismo. Roma
i toda la Italia lo vi"t'on así en los afws ele 1846 a
1849, i hoi nosotros mismos lo estamos esperimentando.
Allá, emisarios pagados iban a los cafés, a
los tE'atros, n las tertulias, i en todns pal'h's
pt·omovian mnrwsamC:'nte la conversacion que
deseaban, para dejar caer ciertas pali\bt·as que cort•
iendo de boca en boca,iban esasperando los ánimos
i disponiéndolos para la revuelta. El Ministro
del Papa, Conde Rossi, aunque no et•a eclesiástico.
ca1·gaba <>on la odiosidad de los discípulos
de Weishaupt porque no los d~jaba obrar con rn·
tcm libertad, i resolvieron asPI"inal'lo. l-os asesinos
fueron ensayados sobre cudávPres para que no
necesitm'nn mas que un golpe i pudil'rnn darlo en
medio de la mnyo1· concUtTencia; i en efecto, el
15 d e noviembre de 1848, el Conde Rossi fué
muerto de una puñnlnda, al it· a abril' lns sesiones
de la Camat·a Lejislativa leyPndn el discUJ'So de1
Papa. Los p riódiros libeJ·afes, habían dejado comprender
que al g o iba n lHlcedet·, die\endo dvs c1ias
ántes uno que llarnaban D. Pirlone que del sepulcro
del 1\linistro a la cuna de la República no babia
mns que un paso.
Verificado ese asesinato, i aprovechando el tel't'ot
· pOI' él pro, i asf, Jo tuvieron preso hasta quP, de
acue\·do con algunos miembros del Cnet·po dipln~
mático. se fugó disfmzado de clérigo, i fué a refu·
jiarse a Gactn.
No podemos rasisth· a ltl tentacíon de nde:'i1•
aquí un hecho de nquellos que e< El Tiempo>> \lama
casualidades natwales, i que para nosotros son
manifestaciones de l:l Di\'ina ProvidPncia.
Apesat· de los esfuerzos del Cuerpo diplomático
i del unico Cardenal que habia quedado en Romo,
pues todo& hnbiiln tenido que huil· bajo diversos
disfraces, el Papa no quería dejar el Quidnnl aunque
sabia que para l'l di a 27 esta bn dispuesto otro
tumulto con el fin de obligarlo a ¡·enuncim· el Poder
temporal, o darle muerte si a ello se negaba.
Cl'eia que su pt'C5cncia en Roma era siemp1·e un
freno que contendría los esresos cont1'a su pueblo ;
pero de repente recibió un pliego del Obispo de Va·
lencia, en que este Prelado le dt>cia: ce Os envío el
ce copon que er Sumo Pontífice Pfo VH llevó pen<<
diente al cuello ron el Santísimo Snct'ám('nto,
ce cuando fué ancbntndo de Homa. A vuestra San
« tidad debe ser mui grat:t aquella met'noria, i
ce puede usnt• ese mismo copon para su consuelo en
•
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· ---' - -- -~- - -
EL CATOLICO. 323
Tal coincidencia decidió a Pío IX. Entró en la
capilla, oró, tomó la hostia sagrnda, la suspendió
a ~u cuello i volvió a decil· al Ministro de Baviera
que marcharía. Marchó en efcc.:to, i apesa1· de la
activa vijilancia de los mnzzi ni anos, no ~e advirtió
su fuga hasta que estuvo fuen\ de su alcance.
M1éntras la p<'quena ciuclad de Gaeta s e convertia
en la residencm de una Corte espléndida,miéntl
·as allí ll{'gaban los Representantes de todas las
Nacione~ et·istiauas que iban a cumplimentar al
suceso¡· de Pedro por su marnvillosa libertad, el
héroe l'epul>licano se tmsladaba al Palacio pontificio,
se alojaba en los mas suntuosos departam entos
de él, se daba una numm·osa guardia,i proclamaba
la Hepública. •
Con el'tt·uendoso [lparato militat· se fija1·on en
las esquinas de la ciudad etet•na, l:ls listas de candidatos
para la Asamblea Constituyente. La e!eccion
se hizo po1· los jornaleros a quienes se llevaba
pot· la fuet·za a que deposital'an en las urnas el
voto que les daban esct·ito, i miéntras tanto se die·
taronlos decretos de« tuicion >) i << desamortizacion
de bienes de manos muertas.» Los palacios de los
Car·denales fueron saqueadost los conventos, monasterios
i establecimientos de beneficencia i cat·id(
ld, despojados de sus propiedades; el Clero fué
obligado a jurar sumision a la República, i se entabló
la IUL·ha eontt·a el Po> decía que se estaba sacrificando por la eruto·
nontia del pueblo que llot·aba de botTOI',
La República romana duró algunos meses, i en
este tiempo se pt·ocuró acostumbrar al pueblo
a oí1· ltlasfemar de Dios i de su Cristo, tnaldecit· al
Papa, d(>spt·eciar al Clet•o i t•eit· d.e las cosas santas.
Roma estaba siempre conmovidrt, no se oían en
ella sino gritos de muerte, df'sapareció la segul'i·
daú para las personas i para las pt·opíedades,desapureció
el dinero circulante, se iuuudó el país de
papel moneda i se convirtió La ''ida en un verda ..
det·o infienw.
Pero los co¡·azones de los fieles se alzahau sin
cesaf' a Dios pidiendo misericordiJ, i Dios tuvo
piedad de sus fieles. La República cayó con es·
trnendo, el Papa vo\.vió a Homa, i el pueblo enloquecido
de contento lo recibió en sus brazos.
Los ciudadanos ''olvieron a tene~· segul'idaél, a
dormir tranquilos; los templos volvieron a abrit··
se; las ceremonias del culto a practicnrse; los corazones
voiYieron n espaudirse; la caridad t·enació.
Cl'isto habia vtie\to, los pobres volvieron a
encontrarlo, i la Yerdadera libertaü tendió sus alas
divinas sobre la sociedad azotada.
Roma estaba en l'Uinns, la mano liberal se des~
cuhriÜ por donde quiera; el progre-'io habia obrado
como un ten<'moto, i era preciso rctrog1· allm·, es
deeit·, reconstruir. Lo primero que el Papa procu·
l'Ó reorganizllt' fué la a Asocinciou de San Jet•ónimo
de In Caridad.>) Queremos dat· de ella una idea
a nuestros lectores para que se vea el cspía·itu católico
en contraposícion con el espíl'itu liberal.
Este quiere ab.olit' el crímen, el CatoHcismo procura
correjia· al criminal, i hé aquí los me.dios de que
se vale. La :)Süciacion de que vamos a hablar, fué
instituida en 1519 por J lllio de Métlicis que mas
tarde fué P:•pa bajo el n\Jtnb•·e de Clemente VIJ, i
tiene pot· objeto dife¡·entes obras de caridad. -
C lmo fué en Roma donde primero se puso en
planta el sbtema penitenciario, en uinguoa pat·te
ha sido mejol' comprendido i mas sábiameute apli-cado.
Las pl'isiones allí no son establecimientos
en que el hombre sometido esclusivamente al impel'io
de la fuerza bi'Utal, acabe po1· materializarse,
nó; ellas &frecen al culpable todos los medios de
readquirir el sentimiento de su dignidad, de concebí¡
· hon·ot· po1· el mal i valOl' para practicar el
bien. cc Persundida, dice un célebre escritor, de
< Los
Sacerdotes mas respeta bies, ilustt·aclos i vit·tuosos
se convierten en Jn¡; prisiones en ánjeles tutelm·es
que de dia i de noche están consnlanclo e instl'Uyenclo,
alentando i cura ndo a esas almas muchas
~· eces mas desgraciadas que culpábles. Todas las
mañanas, despucs de la misa que oyen todos los
reclusos, se les recuerda el p1·ecio inmenso del alma
humana, el destino etemo a que está llamada,
i la bondad inagotable del Sét• que ha quel'ido que
lo llamemos nuestro Padre. Ademas de eso, las
instrucciones particul:wes poco a poco di8ipan la
iguonmcia madre comun del cl'imen, i hacen jet··
minar resoluciones saludables.
Fuera de la constante instruccion relijíosa, dada
no solo pot· los Sacea·dotes sino por otros
miembros de la asociacion, i de la fl'ecueucia de
los sacramentos administrados con toda la conmovedora
pompa del culto ca tólico, hai otros medios
de correccion eficaces i provechosos.
En cada departamento hai tallm·es en que trabajan
lo s reclusos en medio de un profundo silencio.
Los niños estc1u separados de Jos jóvenes, estos de
los ndultos etc. i como el local está dispuesto de
modo ctue un solo celador basta pam vijilat· todo
un tallet·, nlli apt·enden oficio los que ·no sabe!'l, i
practican i se pe¡·fecciorian los que conocen alguno ;
tle ma n era que el r ecluso, al salit• de l a prision, se
halla con un caudal de conocimientos reHjiosos que
no tenia, i moralizado po1· tat to, i con conocimientos
en algun at'tC pot• medio del cual puede vivit•
en lo sucesivo con hom·adez. ¿No valdrá esto mas
que todos los soñados falansterios?
Pet·o no es solo a (Sto que S(l'Jimita la e< Asociacion
de San JerónimO.>) Ella socorre a todos los
pobres vergonzantes de la ciudad , i a fin de no lastimar
la susceptibilidad de las familias., disti·iJ>uye
sus socorros los domingos mul. de mañana en el
oratorio del Santo. Dota a cierto número de niilas
pobt·es para que puedan establecerse.-Contl'ibuye
a la mantencion del monasterio de las Coverti·
das.-l\Iantiene catorce Sacet·dotes para que rtsistan
a los enfermos pobres.-Pn ga un abog ado
para que defienda las caus'ls de la s viudas i de los
huét'fanos, i cuando esos litigantes pob1·es van a
Roma a activQr sus asuntos, la Asociacj<>n los ali·
menta -·i paga si e mpt·e los gastos del pleito.-Dá
pan a los prisioneros.-Suministra los medicamen-
1
tos que ellos necesitan i paga el médico, el cil·ujano
i el bad)et·o que los sil·ven.-Intercede po1·ellos
cerca de 1os jueces, i paga los costos de su esearcelacion
.-En fin, pa,ga at abogado enca¡·gado de
defenderlos.
Por estos hechos se vé que, aun humanarnente
hablando, pt·oduee mas bienes reales el credo católico
que el liberal, pot·que el credo católico está
de acuerdo con Jos diez mandamientos de Dios que
se refunden todos en la cnl'idad. ¡ Pobre el pueblo,
si engaüado por huecas palabras i por la inclinadon
a los deleites, se deja al fin aa·t·ancat• su fé 1
El día que ella desaparezca de entre nosotros, de-
1 sapat·ecedt tambien la sociedad.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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324 EL CATOLICO.
LECCIONES DE URBANIDAD
PARA EL USO DE LAS SEÑORITAS •
POR ALEJO POSSE MARTINEZ.
~~~~~~~ ~~"'~~~'"
111.
DEBERES PARA. CON LA PATRIA. •
A nuestra patl'ia todo Jo debemos,
Hogat·, educacion, amigos, goces,
1 cuanto hai de sublime lo encontramos
Unido siempt·e a tan querido nomb1·~.
La fastuosa ciudad, la ancha llnnura,
Los -empinados cen·os i Jos montes,
Los cl'istalinos, caudalosos rios
I el límite que traza el horizonte;
Todo entusiasma al coa·azon ardiente,
Todo lo llena de apacibles goces
Cuando léjos ¡ ai Dios ! del patrio suelo
Recuerda con place•·, de sus mayot·es
Ln dichosa mansion donde corrieron
Escentos de furiosos aquilones
Felices ¡ ai ! los nños de su infancia.
Del tiemo hogar Jos plácidos salones
Recuerda con placer; de los jardines
I .. as dulces ft·utas, pe•·fumadas flm·es,
Delante están de su memoria siempre;
Siempt·e en su corazon sona¡·¿l el nomba·e
De los que ilustmn de su patl'ia el suelo ;
De aquellos fuertes, jenero os hombres
Que consagran talentos i riquezas
Valor, fortuna, educacion i goces
A conquistat· a su querida patria
Glm·ioso pot·vem¡·, dulces blasones,
1 estos afectos tiernos, jenerosos,
PJntados con magnífieos colores
Presentes estarán a nuestra vista
1 no cu!ll otros pasarán veloces.
Este es de la mujer debet· sagrado,
Pues es el gran debe1· que nos impone
La lei de Dios que justiciero rije
Los destinos de todas las naciones.
Cumplárnoslo i darémos un ejemplo,
Que apt·eciado set·á de grandes hombres,
Del amot· que a la patria se le debe
Amor que escede a todos los amores.
IV.
DEBERES PARA CON LOS SEMEJ'.A.NTES.
De un amoroso Padre descendemos
El rico, el pobre, el ignorante, el sábio,
El que en Jecho de plumas· se do¡·mita,
1 el que cubt·~ su cuerpo con harapos.
A todos ese Padre bondadoso
De la nada sacó, con fuerte mano,
1 a ninguno en la ft·ente puso el sello
Que lo hiciera de algotl·os vil esclavo.
En la Cl'UZ se inmoló por redimirnos,
Con su sangt·e lavó todo pecado,
1 al dech· que e1·a Pad1·ede Jos hombres,
Dijo a Jos hombres: «todos sois hermanos.»
Po1· eso corno hermanos deberemos ,
En dolores i penas alivia1·nos,
Dando al hambriento el pan de nuestt·a mesa
O nuestt·os lechos al caduco anciano.
El huél'fano, la viuda, el inocente,
De nosotros, reclaman el ampm·o,
1 al prestárselo solo cumpliremos
Con un debe1· dulcísimo i sagrado.
Es el deber de amar al semejante,
De la vida po1· él da1· los encantos,
De aliviar sus desdichas, sus dolores
1 de endulza¡· sus penas i su llanto.
Amor del cual el mismo Dios ejemplo
Nos dió al morir alzfldo en el Calvario,
Po1· sus verdugos al Etemo Padre
.Plegada amo1·osísima lanzando.
Cumplamos, pues, con fer\'oroso anhelo
El deber de acojea· nl desga·aciado,
Si disfnata1· querem~s de las di,•has
Junto ni trono del Dios tres vecrs Santo.
Con amor olvidemos las injm·i11s
Que de nuestros hennanos recibamos ;
Devolviendo los bienes po1· los males
De la glol'i:l etel'tlal dignos hagámonos.
Los defectos njenos no miremos
Sin correjh· los uu(•stros de antemano,
J (' 1 premio conquistPmos prometido
A 1 que alivia el dolo¡· de sus hermanos.
v.
DERERES PARA CONSIGO MIS1\10S.
Los deheres g¡·anniosos que ten<-mos
Para con Dios, los hombres i la pntria,
¿Cómo hemos de llenarlos dignamente
Sin pens31' en nosott·os, en nuestra alma?
¿Sin procura•· a nuestl'os cuerpos fuea·zas,
Sin deste•·•·ar del alma Ja !gool'MlCia ?
Para ''ivh· entre los hombres, siempre
Se necesita de apacible calma
1 las penas inmensas de la vida
Con amable carácter endulznrlas.
Cnidat· de la salud, de la existencia
En medio los pesares i de~ga·acias,
Porque siendo In vida un bien supremo
El pensar nada mas en anancarla
Con nuestras p1·opias manos, es un crímen
Que pone en un abismo nuest1·as plantas,
Educa¡· cuidadosas el espil·itu
A1Tanca1· de su seno la ignorancia
Es el pl'ime1· debet· que cumpliremos
Al pisa¡• de este mundo la ancha piFtya,
Que el ignorante encontrará doquiera
Tan solo dUJ·as i espinos:1s zaa·zas ;
Será su vida un pié\ago profundo
De eternos sinsabores i desgracias.
l la ciencia 1 magnífico tesot·o
Donde consuelo encuentran nuestras almas
Cuando ven en el cielo de su vida
Las tenebt·osas nubes apiñadas;
Cuando en •·edor de sí tan solo miran
En todo el mundo ingt·atitud amaJ·ga.
Los defectos ajenos tolet·emos,
Si qum·emos gozar de tolerancia,
Ni juzguemos las faltas de los ota·os
Sin atende1· primero a nuestras faltas.
I observando fielmente estos deberes
Gozm·t>mos da Dios en la mot·ada,
Que es en donde hai felici~ad completa,
Doude no existen penas, ni desg•·acias;
Donde ver·emos venturosas siempt·e
Colmada nuestra fé, nuestra esperanza.
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EL CATOLICO. 325
EL POLACO.
A vattzad, e mpnñeros : nos llama
Al rombate la •oz del clariu 1·
Me han lwrido de muerte ••.. Dejad me,
Vuestro bt·no hace falta en la lid.
Avanznd denodados ! .Mi n.uerte
Con torrentes de sangre vengad.
No os vengueis .•. los perdono; a la carga
Tocan ya las trompetas, volad 1
Es mui triste morit· ignorado,
Sin podet· osteutm· mi valot·!
Mas q•té imJlorta.la gloria mundana
Si me agmu·d"' la glot·ia de Dios 'l
Ah! mi madrr, mi esposa, mis hijos
Quedarán en terriule orf,mdad l ...
Rogaré desde el cielo pot· c:los,
I a mi lado mui pronto estarán.
A la carga, a la earga •·epite
·La tt·ompeta con ngt·io damot·;
Ya en el campo enemigo flamea
De Polonia el sagmdo penJon.
Cien mil voces esclaman : Victoda 1
De mis ojos se apnga la luz ..•.
Oh 1 cuán dulce es morit· por la patria l ...
Colocad en mi tumba una Ct·uz.
D. R. 1 CARO.
Dos Obispos mártires ha tPnido hasta hoi la fé
católica en rsta revolucion; uno ni estremo norte,
ott·o al estt·emo sut· de la República: el llusti'Ísimo
srñor Luis Niño, Obispo de Pamplonn, i el Ilustrísimo
seiíot· Elins Puyana, Obispo de Pasto. Al
p•·ime•·o consagramos alguno5> recuea·dos en nuestras
rolumuns; para el segundo, nada mejor podemos
hacea· que rep¡·oduei•· el rélsgo biognlfico que
ha tt·azndo en el suelo que le sil·ve de asilo,la vigorosa
mano d3l señot· Areesio Escovar. Hélo aquí :
RECUERDO BIOGRAFICO
UEL ILUSTRISIJ\10 SEÑOR DOCTOR
J O S E E L I /';. S 1' U Y A N A
Or.ISFO DE PASTO.
El 20 de noviembre murió en la ciudad de Ambato
el llu~trísimo señor doctor José lWas Puy;¡na Obispo
de la diócesis de Pasto en l.a República de la Nueva
Granada. Ausente de su dióee.s is po1· no someterse a
las leyes impías diC'tadas por el anti-católico Gobierno
neogranadino, el Ilustrrsimo señor Puyana ''ino al
Ecuador a huscar un asilo para su fé relijiosa i para
su cansada vejez, porque en Nueva Granada los Pastores
ca_t?licos cnrecen de libertad reliJiosa, de libertad
pohtrca, de derechos como ciudadanos, i del res·
peto que se debe a los ministros de un culto santo.
"E.I espíritu de impiedad del liberalismo neogranadino
ha exajerado su desatentada intolerancia hasta colocar
a los Obispos católicos en la dura alternativa de
ser apóstatas o perdet• sus hogat·es i su pat1·ia, porque
los hberáles neogranadinos reneganrlo cle la fé católica,
negando la dtvinidad de Jesucristo i atacando la
democracia cristiana, se llaman los sectarios del prngreso
filosófico, los libres pensadores i los discípulos
de Voltaire. 1 este vértigo de impiedad aparece hoi en
Nu.eya Gra~ada for_mulado ~n las leyes, predicado en
la trrbuna, 1 defendtdo con atan por medio de la pren-1
~a, propagando la esterilidad del egoismo utilitarista
1 las descousoladoras doctrinas de la incredulidad en
uu pueblo enfermo de inmoralidad, atormenti.ldo por
la anar9uía, esteuuado por las fatigas de una larga
gu~rra 1 t>nveneoado por todas las tllalas pasiones qut>
enJend_ran las luchas ft·atricidas. ¿Cuál puede ser el
remedw para tanta desventura? Dios parece haberlo
1 ocultado a los ojos de los católicos granadinos de la
jE>t~et·acion pl'ese.nte, condenados a uu doloroso martirio
i a ver sucumbir en una lucha desastrosa unos
tras otros a sus caudillos gueueros i a sus Pastores
cristianos. nesignémonos a los inescrutables deeretos
de la Provideuc.ia, i arrodillandonos sobre la modesta
sepultura del Pastor cristiuno que ha muerto perseguido,
elevemos al r-ielo nuestro ruego, uniendo en
uua misma oracion el nombre de la víctima i el de sus
injt:stos perseguidores. Un proverbio indiano dice,
que " el á:-bel del sándalo, en el momento en que es
derribado inunda de fr.aganeia el hacha que lo hiere:
de este modo el cr·istiano debe sufl'ir las adversidades
de la suerte ; de este modo el inocente debe sucumbir
delante de sus opresores.» ( l)
El Ilustrísimo señor Puyana había llegado a la edad
provecta, i en su hermosa i vene1·nble vejez era el tipo
perfecto de un patrií.\rca cristiano. Su frente serena
í espaciosa adornada por escasos cabellos blancos re•
llt>Jaba la tranquilidad i la pureza de la conciencia
del justo; su mirada apacible i luminosa a pesar de la
anciantdad, dejaba traslueir un corazon for1uado para
el amor divino i para la caridad; su voz dulce acom-pañada
casi siempre de una sonrisa benévola, parecía
dPstinada a sct· el bálsamo de los d(1lores del espíritu
i a fortalecer los corazones en estos tiempos de tribu·
lacion i de agonla; su alma acostumbrvda,con motivo
del ejercicio de su ministerio sa~erdotal, al conocímienta
de todas las dehilidades humnnas, i educada
en las máximas del cristianismo., solo tenia senti-mientos
de fraternidad para todos los hombres i de
compasion i de perdon para los estraviados. Cuando
se le hablaba de un criminal, jamns lo juzgaba con la
opiniou del mundo sino con el espíritu del Evanjelio,
repitiendo alguna de sus máximas o diciendo estas
palabras de un célebre escritor: «el mundo no tiene
para los cu:pahles mas que una induljencin infamante
o tm implacable rigor. Dios solamente vé el arrepentimiento,
perdona, i purifit•a."
- El Ilustt·lsimo señ Puyanase dedi<.'Ó desde su ju·
ventud al ministerio del sacerdoclio i pasó su larga vi·
da eu la santa labot· de la enseñnoza cristiana. Nació
el20 dejulio de 1788 en Bucaramanga; estudió fifo.
sofia en Bogotá en el Colejio del Rosat·io i c·auones en
el Seminario de San Bartolomé. En 1811 reeibió las
sagradas órdenes sacerdotales en Venezue a en la ciudad
de l\1érida. Cura de almas desde la época de la
guerra de la independencia, sus virtudes, su caridad
i todos los bufuos sentimientos de su alma sobrepUJaron,
en los lngnres que estaban n su cuidado, a
todos los dolores i a la desolacion de aquella época
borrascosa en que solo la gloria del triJJnfo fué superior
a los desastres i a los sacrificiOs. Como todas las
almas profundamente relijiosas, a quienes en medio
de los padeeimientos de la tierra eleva i engrandece
esa hija divina de la .Fé que se llama Esperauza, el
campo en s.a catóiica en Nuc va
Granada, el Iustrísimo señot· Puyaua pasó muchos
años de su vida en las aldeas de las montañas, a la
sombra de la pequeña torre de una hu111ilde iglesia,
sin mas ambiciou que In de formar el sentido moral
del pueblo, grabaudo eo los sencillos corazones de los
aldeanos las máxifll,IS del cristinnismo. Su vida allí
fué In de esos pobres, humildes e infatigables obreros
del Catolicismo que identificándose con las clases pt·oletarias
son sus maestros, sus consejeros i sus bienhechores.
Allí es donde el Sacerdote va, dia pot· dia
i hora por hora, poniendo los cimi~ntos del firme i
hermoso edificio de la sociedad cristiana, i formando
con los lazos de la moralidnd, de la caridad i del trabajo,
esa robusta i durable orgauizncion s!lcial que
constituye In gloria del cristinnismo i la fuerza de las
Naciones. El participa de las alegrías i de las cspc-
( 1 ) F. T. Saint.-Germain.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
326 ED CATOLICO.
1
ranzas del pueblo i adorna ron Oores sus inocentes
, , i mlsticas festividades; él bendiee la fonnacion de la
f¿unilia, la reanima en sus días de eansaneio i la so-
1 corre en todas sus nect>sidadt>s; él dirije i acomJ>alia los
1 ritos fúnebres, í sob1·e la SP¡>ultu1·a de eada pebre al~
deauo pone la tosca cruz de madera bajo cuya sombra
debe descansar de la \'ida; él pt·t>sidc las oraciones del
pueblo _i pide al cielo los tesoros de su gnu;ia para sus
almas, la paz para la madre eomun--ra lglesiu, i el ór-
, deu, la pro~peridad i la gloria para la patria. Bend1ta
Jaboa· que,así eomo la siu11ente que se sepulta en la tierra
aparece despues trasformada en mieses eH su superficie,
cubriéndola con su sombra i embelleciéudola
con sus Oor-~s i us fruto., n ·í el trnbajo del Sacerdote 1
católico apnrece mas tard e en la s up t.: rfit~i e de la so·
ciedad, ado : n :mdola con las flores i los frutos de la
civilizacion i del progreso: i rsas Oot·es del progreso
i esos frutos de la civilizadon cristiana. son lo moralidad
que inspira amor al trabajo i lo hace fecundo;
Jo:, capitalrs qu~ se forman; los caminos que &e abren;
las selvas seculares que ceden su lugat· a las mieses·
las chozas miserables que se trasforman en hermosa~
casas; las aldeas que se convierten en villas i est..ts
en .. floreci~ntes c_iudades; los monumentos que se
er•Jen; la mdustna que se de arrolla en pl'Oporciones
ji15antescas i sobre todo esto la eultura intelectual que
a l.i mar:1era de uua galana i florida emedader·a se es:
tiende por todas las clases del pueblo como 'la mas
bella corona de una sociedad r.ivilizada. ¡ Glot·ia al
Sacerdote cl'istiano pot• esta ob1 ·a inmortal ! 1 esta fué
pot· mucho tiempo la labor del llustrísimo señor Pú·
yuna, en Anolaima, en Samacil, en Nuevo Pl'ado i
pa·i11cipalmente en Florida Blanca, en donde fué Cura
de almas quince años i c·omo reeuerdos de su laboriosidad
i de su celo apo~tólico, construyó cn5as para escuelas,
edificó la iglesia i la caree! e hizo el cementerio.
. El glorioso f!lOvimicnto político .de la independencaa
de Colomb1a, en el cual <:omo fervoroso partidario
se alistó e1llustrl ittlo seilOr t.t ti, lo 11 ·ó al Congreso
de 1813 como repr.esentnute de uno .:ie los l!: sta-
1 dos Federales del Norte ; i mas tarde t'Ll 1821, en el
Gongrt!SO Constituyente de Cúcuta,ocupó tamhien una
curul. Defensor de la democra<;ia ('.ristinnn i del sis·
tema re¡•ublic.1no, eomo 1<, emanacion mas hella i mas
pw·a de los principios relijiosos, (·ontribuyó a In formacion
de- las institucioues de la gran Repuhlica de
Colombia ; pero ni eutóuces ni mas tarde euando en
1839 estuvo de Senador eu el Congreso de Nueva Granada,
a_yudó con su p;\lal.Jra ni con sus heehos a la
exaltaciou de las pasionPs i u la exacerbacion de los
ód10s · ql1e ya comeuzaban a deslizarse po1· las venas
de la dJmoeracia colofnb;ana, como el veneno corrosivo
que {)ebia hacer estél'iles tod os los· sacnficios del
pa_triot1SiliO i gangrenar el cuerpo t>ntero de la 1\epúbll<'
a. Su espll'itu vt>in principalmente las instituciones
pollticas en relat·ion con los iutereses morales de
Jos pueblos, pues como partidano de In democl'acia
cristlUIW defendia ante todo las verdadl's morales que
elevan lns aspiraciones del hom bre mas alta de los
pret·arios i.ntaeses tle esta v1tla i de los estrehos horizontes
de este mundo. "Todas las teorías que t1e11·
den a dt>tenm' a la humanidad en los lími es de su
existenCia terrenal i a seiiulürle el mundo por últ1mo
tértnlllO de sus de. tinos, h:wienuo :lbstraceion de su
relacwn con Dios, son, sin duda alguna, anti·lll.>erales
i ant1-frrle inevitnble que rompe en la ti ·rra 1odos los
lazos, i ningun~ cosa tiene unn ex1stt->neia real ,in la
idea tle otra vida en la cual todo lo que es "t'Prdéld dehe
subsist1r sin acabnt· jalllas. La fl·atel'llidad humana
privaua de su relaciou con la vida eterna, pierde su
carácter de universalidad, í no puede imped1r que el
...... ...,.. --~...__,....__, .... .r-J..._,..~~~--.....r...r ¡~
1
hombrP mireeon indiferencin n In humanidad, porque
entónees el vínculo fraternal se halla reciucido a la
corta duraeion de la vi<.ln,i el jénero humano 110 puede
1
Sf'r a los ojos del hombre :sino unn confusa muchedumlm•
que la N A DA devora sin e esa J'. A de mas, las teorías
que tienen por punto de partida i p0r unÍl'O ün la
tierra, no solarnente humillau a la hunwnid· d prirándoln
de sus destinos eiPrnos, sino que la C'{. ncentrnn
en sus pasiones i In obligun a husenr en ellns un mezquino
medio de place¡· i un instrun1c·nto inefi<'DZ pa•·a
el órden i la armrníil sot:in~ailurla.'' (2)
Estas ideas pro(undamt-nle cristwuas t>H a b;1n impresns
de ww llHlllt't'a indelf'ble en rl alnw del llu:t1 ísimo
señor Puyaua, í las drfendisen el eamino del destiel'i'o,
ni lnnzar un jemido para deeirlPs ndios.
~1 campo de la fllSt>ñanza <'ristian& del Ilustrísimo
señor Puynna no fué solamente el ejercieio cuotidia~
no, constante r infatigable de sus debrres como sacerdote
i como Prelado~ hubo, iJdemas, un puesto en
que, dedic·f111dose ruas espee:almente a e. te trnhajo,
pre. tó importnuf('S sen:ieios n su pntria. Fué en distllltas
époeas Hector i cateurnti(·o <1 1~ lo3 co\Pjios de Jiron
i de Pamplona, i en esos destinos consugró todos
sus csfuertos a formnr en ('arla uiño una conciencia
recta, una alma elf'vtu.la i virtuosa i un eorazon de
cristis los vusos de la inorencia dispuestos
a recibir el bhlsamo de la moral. Con tanto
afan i con tauta constancia procuraua preparar a eada
dis<'ipulo para ser el hombre perfel'tO, segun Jesuc¡·isto,
eomo si dt> la virtud i dt>l patriotismo de cada uno
de aquellos niño. hubiera dept'ndido la felicidad de la
N:w1on entera . 1 tenin t'azon : él subin cuanto puede
influir en la suerte de un puehlo uua sola idea que se
g1·ahe en el de1i<'ado eorazon de un niño. Por el afan
cou qu, e 1 a JU 1 t it' mpo se dedicaba a inculcar en la
juventud el espíl'itu cnstiano, pare<'c que hubiera presPutido
la tt>rrible lueha i los eneal'nizados atatiUE'S
que los prlllClpios relij1osos dt'l Catolici mo debiau en
el porvet.ir sufri1· en Nueva G1·anada. Ah! si todos
lo, maestros hubieron eomprenJtdo sus debere. <'On~o
el Ilustrísimo seílor Puyann, la impiedad no habrra
(2) Mdme Chali('.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~ EL CATOLICO. 327
1
11
1
pervertidú la bella . into.lijrnria de una gr;¡~.pnrte de
la juYentucl grunad1na, 1 los padres de l1~es l~:~heis de entregar
el alma inocente de vuestros hijos. Esos maestros
euando no los nombr:1 el f:1-.:or, la amis.t:1d o la
intrigu, lo. nombra In sufie·iencia: el que parece que
sabe ·mas historia, mas química, mas leyes o mas medirina,
ese puede tambien ser eJejido. El maestro de
vuestros hqos puede ser o a migo del ministro, o
hermano de.alp:uu elector inrlueute, o un orndor temible
o un periodista inran;able, o un sñhio. De esto es·
tais seguros ; pho ¿ dóllcle CIH'Ontr·nreis los títulos que
os aseguren la reetltud de sus sentimientos, la verdad
de sus ronvi<·<•iones, la piednd de su razon ; en
unn palabr'a su rt>lijion, su nJOréll, su virtud? Ln JH'r·
versiou que dt•sciende de Jos labios de los maestros, las
sombras i kls e rrvres que se enseñan en rez de la ve¡·dad
i de la luz, son mil veces peores que la sangre vi(:
ia<.la que el niño rt'eibe del ~wcho de una nodriza enferma.
Un uJio enft•J·mo inspir:\ <:ompasion; pero un
ni1io impíó inspita horror" (3) 1\luclws ''eces,repitíendo
estns palabras. hemos pensado l'Oll Intima amnrgura
1
en la part estraviada de !a hermosa e ilustrada ju-
1
ventud de nuest1·a querida patr1a. Sí; en el retiro de
ww vida estudiosa 1 sin mnbicion, pensamos eon freCU('
H •ia eu el por\'enir de la Nueva Gran¡¡ da. Amamos
los gloriosos reeuerdos de su histo:-ia, la men,oriil de
sus héroes, sus Cilmpos hermosos i fecundos i sus ciudades
modPstas escondidns entre las quiebras i los ele~
va·dos valles de lns montai1ns andinas; admiramos el
denuedo de su pueblo, su rnract('r espansivo i simpático.
u intelijPneia vigMosa i éll'<.líente, i dPploramos
con tristezn que ese v'rtlor hcróieo, esa inteli,tencia,
totl.1s las riquezas que en(~ ; t'l'rn ese uelh i todos los
n blt>s i t•lenHJos se1.timieutos de ese pueblo, se empleen
irHJtilm nte en aóOJ'at' en·Mes, en corJ·er tras
sombras, en uuscnr In \'<:rdad en las negncio.1rs i en la
incredulidad,i en pretender consoliclnr ahsur~. as imtitlH'IOIH:'
S polítirns i formar uua tivilizacion cou i as
estériles e iufecU11das.
E[ Ilustrisirno seilor Puyana estuvo trece años de
Dean en la CatPclral de Pamplona, i fué allí durante
algun tiempo Vieario jenrral i Gobernador del Obispnclo.
r~l Congreso de t ueva Granada, rt>prt>sentando
b \'Oiuntad i la g1·atitud dt>l pueblo, lo el1jió eu 1848
Ol.>i:-;po ausiliar al ele f>opnyan con resid€ncia en Pasto.
Desempeñando este destino con el C'elo ct·istiano que
siempre lo animaba, hizo In vi itn de todos los lugares
que estaban n su ca1·go. para atender a todas las ueresidadt>
s espiritunl('s i obscrvar perso11nlmNe el estado
moral del Clero i del pueblo. Era, en verdad.digno de
admit·ar·se el cuad!'o que l)resentaba nquel pobre i
modesto ancinno que,abrumado de cansr~ucio i espuesto
en medio de las selvas n toda clase <.le intemperies,
recorría lüs empinadas montilñas i los bosques seculares
de las provincias de Pasto, TúquetTes i Bat·bnroas,
sin otro anhelo que hacer el bien de sus semejantes.
Estos actos de virtud i de herói<·a abnegaeion solo
puede iusp_irarlos la divina dortl'ina del r1·istianisn~o.
La fé ean. (JUe Jrsucri~to prometió que se podian remover
los montes, trasforma en héroes maravillos{JS a los
ancianos i a los uíños.
Su Santidad Pio IX preconizó Obispo sufraganeo
al Ilustdsimo sei1or Puyana, i en 1860 tomó posesiou
de su nue\'3 diócesis Psto
deura acabar su vidu, como sacen.lote virtuoso, i como
Prelado liel, siendo arrojado a un pals estranjero por el
triunfo funesto de una revolucion que ha l'Oto todos los
lazos sociales i ha desquicíado el órdeu polítJco, mot·aJ
i reliJioso en Nueva Granada.
La P•'ovideneia permitió que la causa del bien sucumbiera,
i en el dra solemne de la lucha muchos de
los que por deber i hasta por g¡•atitua debieran lv1herla
defendido, se convirtieron eu sus enemigos i fueron
traidores. ·
(3) José Selgas.
Contra los drcretos que el .Tef~ ele la H>rolurion 1
vetH·<'dora dietó en t861, n:To¡niudo.e (•1 < etrrho de
tuil'ion sobre el eulto cc.~tóli<'o i t.lespojando de sus
fH'Cipicclades a las iglrsins, a lns COIIIUnidades reli~
j iosas, a fos hospitales etc, protestó el J 7 de seti<>
m!Jre cou todo el Clero .de su diócesis f)l Ilus-
1 trísimo señor P:lyítna; i mas tarde en 11)62 abandonó
la patri3 cunndo la rcvolucion consumó su
triunfo.
Los hechos que en estns pocos llnens hemos mencionado
fueron los principales de la vida lahoriosa
del Ilustrísimo seño1· Puyann. Vivió st>tenta i Fe~s ailos
i tliez nwses amando a Dios i practieando el hien, i
murió té,¡os de ::;u patria porque defendió en ella los
!;agrados derechos del Catolidsn;o coutrn In iner('duliuud
relijiosa i la tiranla pulltita. gstas palabrns Wll
una de las mas bellas Oores que pueden adornar la
tumba dP. un ministro del Cristianismo.
A 1 respl."table Cle1 o de su diócPsis i a su heróico
put'b!o que en estos dias de perseeucion i de prueba
han quPdado sin Pastor, nosotros les dirijimos estas
palabrns de Emilio Souvestre: A los que vacilan porque
ven al bien momentaneílmente veucido, i se entristecen
porque la \'erdad es ultrajada,les reeordamos el drama
del CnlvArio i les drcimos: tfo ¡Jfrmitais que en vues~
tras almas el hecho se sobrPponga a la idea: no le griteis
:-~ e t:l lo tJUe el mal lad1·on 3 Cri:sto : Tú muel·es
en una cruz, luego Tú no eres el hijo de Dios. Antes
bien con la fé de un~ s~gur~ re urreccion _r_epetid :
verdttd ! cuando resuctte1s acordaos de mí.
Quito, diciembre 6 de 1864-ARCESIO ESCOBAR.
UN TRIUNFO MAS.
Despues de haber resistido por dos ocasiones,
ante !a nutoridnd políticfl, la pt·estacion del juramento
ordenado por la lei de 23 de nbt·il de 1863
sobre policín de <'Uitos, fascinado por el ejemplo:
atet·t·ado p(W la situac~(}n políticn, violentndo por
mis circunstaneias, i estraviada mi intelijrneia ma$
bien que mi <'Ol'Mw·n ; juré de conformidad con
aquella lei, i fi1·mé el lleta respetiva.
.Exijienclo ese acto obedit>ncia abroh.1ta al GobiPrnn,
quedó él\':lsnllada la potestad divina por
la lei humana ; tanto mas cuanto que et·a pt·eserito
como concliciou indispensable para el ejet·cicio
del divino ministerio.
Ordenado el juramento en una lei cuyo título
era alt{\mentc injurioso n la Reli,jion, i en circunstancias
en que la Igl ·>sia granadina llorosa, desgrrñnda
i cubit>rta de luto, suspiraba pot· sus mas
queridos hijos, que e1·an at'J':lncactos de su seno ;
poi' sus apaciJJies nsilos, en q 1e cultiYaba l:1s '' it·~
tudes austeras, los cuales ('J'an profanndos • pot•
sus rentas i bíime:, que dPbJ:ln rt'pMtít·se 'entt·e
los mismo· qut~ la flLOfl'teabau 1 esrnl'neeian ; ¡en
fin, po1· su indepe11dencia contra la cual se nséstaban
tantos tíros ; el sometimiento al Gobierno
era le\ cornplicidad rn los atentados que desgarraban
el seno de nuest1·a ()morosa mnd1 e, i la in\'oracion
del nomb,·e tle Dios pat·a solernnizat· ese
ucto ; la m:)S sntedw es el
C(11ltro de la unidad, es la fusion de todos los sentimientos
i de todas las ideas, porque el rebélño
del Seilol' es uno i uno es su Pas~ot·; i como qui-e-ra
que la Yt'l'dad es siempre la misma, i las enseiwnzas
rDtólieas son la \'erdad, todo el sistema t·e- .
lijioso.moral i dogmático dPs ansa sobre el prin- ~
cipi'O de la m:idnd Sepnrnt·se de ella es apartarse
de 1 a t·egln ctel espíl'itu i del comzon. RonHI es un
foco de pudsim~_ luz que itTadia pet·petuamente
---- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
328 EL CATOLICO.
pnt·a disipm· las tinirblas de In humanidad : así 1
ella combatió el sen~ualismo pngnno, el brut-Al
furo•· de los Empet·ndores, la proter\'n n~tucia de
los herejes, la bat·bn1·ie de l0s hunos i sue\'os, los
desórdenes de los reformistas~ lns etravngantes
tcorfns e inmorales burlas de los volterianos, i
po1· eso a la voz del Pontífice, se ah.1Len lns intelij
ncins mas elevadas· corno In del ilustre Arzobi::;;po
de Cambt·ai; i el rayo del Vaticano hiere la orgullo·
sa cabeza de los Reyes.
Libre enteramente el espíritu humano i nbandonadn
a sus propios esfnerzos, es víc·tima d13 lns · ¡· ilusionE's del cornzon, de lns fnlnces insinuaciones
de b soberbia, i de los movimirutos tumultuados
de todas las nasiones; miéntrns que sirviéndole
de guía el divino faro que percnuemrnte élrde
~ sobre la roca de Roma, atraviesa tt·anquilo el
ma1· de las contradicciones humanas, sin que
, ·aya a perdet'SP. rn los insondables nbismos del
1
nbsul'()o en donde se han precipitado tantas intclijendas
....
La degrndarion del alto poder de que po1·
institucion divina he s1do investido, la compli-cidad
en Jos hechos atentatorios contra el ót·den
relijioso, i el desobedecimiento po1· algun tiempo
' a las prescripciones del Padre Snnto, hé aquí
todo lo que envuelve mi juramento i mi conducta
poste•·iot•.
Purs bien, para reparar el escándalo causndo,
para satisfacer los intereses de mi cvncienda,
pa1·a tocar a las puet·tas de la misericordia i
,·otve1· de nuevo al apacible seno del cual incautnmente
me hnbia sepnt·ado ; pt·otesto ante
las autoridades de mi patria, i ante todo el orbe
católico, rontm el arta de mi juramento i contra
mi desobediencia a las instrucciones del sucesm·
de Pedro.
No quiero insinunr la desobediencia al Gobie1·no,
porque el obedecel'le es un precepto relijioso,
niego empero, la omnipotrncia del podet· civil,
que debe estar somrtido a Dios de quien todo
dimana ; i afit·mo la independencia i sagrados
de1·echos de la Iglesia, que está investida de toda
la potestad que en los cielos i en la tierra recibió sn
- divino fundndor.
La Cruz, 15 de noviembre de 1864-J. DoMIN'
1 GO ÜRDÓÑEZ.
-En cartas de 'Roma que tenemos a In vista i
cuyas fechas alcanzan al 20 de nbriLúltimo, se dá
noticia de una funcion relijiosn qu<> tuvo lugnt· en
una de las iglesias de la metrópoli del mundo cristia
no, romo desagra' io al Santísimo Sact·amento
po1· las blasfemins ve1·tidas pot· Renan. Ln concurrencia
pasó de 3,000 personas, i cuando el pl'edicado¡
· las escitó a dar constantemrnte pt·urbns de
amor a Dios i de firmeza en su fé, todos, como
por un convenio anticipado, empezaron a cantar
el Credo, p1·oduciendo una armonía de un efecto
.
1
l sorprendente i conmovedo¡·.
Las mismas cartas refieren que en otra luncion
relijiosa n que ronru1·rió en persona el Santo Pn-
1
dre, el pueblo romano que los liberales quict·en ha.
cet· creer que lo aborrece, derramó sobre él tal Jiu~
via rle flores, desde su salida del Vaticano hn ta
1
que llegó a In Iglesia, que no lo dejaban ·er i fot·maban
una alfombra en su camino; siendo de fld\
vet·tir que en aquella estacion, las flores son mui
cat·ns en Romn, lo que p1·uebn que el plleblo entttSÍíiSta
por su Padre, como le llélma, no ahvrra gastos
para obsequiarlo cunndo puE>de.
atllllll!l !P a m(/)~~
IMPOSTURA.
Cada din engalana el pat·tido ¡·ojo (a) su historia
con una p::íjina mas de infamia. No satisfecho con
el I'Obo de In propiedad, ba pnsado fll del honot· i
desciende hnsta tomat· el nomb1·e de unos para <':tlumnint
· e in_luria1· a ott·os. Aye1· se han distribuido
i fijado hojas b.•jo mi nombre pn1·a zahet
·il· al Catolicismo pot· tlll heeho aislado E' impremrditudo,
ocurrido e11tre los señores M. l\1.
t\i adiedo i LtJonardo Manri<¡tw, i pat·a cnlun1niar,.
desfigunmdo el hec•ho, d<'l cual aunque no tengo
conocimiento rn sus pormrnores, si se uue es
entet·arnente dhet·so a lo relaciOJwdo pm· lo's impostores
autores de la hojn. Tengo p1·ofunda estimncion
por los st'iior~s Nlanriq\le i Mndi~do, no
obstrmte que al primero no he tenido el hono1· de
trntal'lo; lamento el incidente desgrllcindo dt'l 1 o,
des<>o vivamente la ronciliat'ion entre las dos famil!
as i rrchélzo enérjicnmente los sarrasmos al Catolicismo,
aj<'nos absolutnmeute dt> lójicn,i emplf'a·
dos con vileza pot· los que p:trapt>t:1ndose t:obrtrdernente
con mi nombre héln «lmsado de la garantía
de libertad absoluta de la prPusn, gnrnntía de libertnd
ilimitada que,sea di<'ho de paso, no ncepto,
i rnénos en un país donde lwi hombres como los
autores de In hoja que no tienf'n nol!ion nlp.unn de
mot•al, i estnhiN•tmiPntos tipogrMicos tan m(lngua·
dos i mPrcenario~ que se prestan a ser el in~trumento
d' tnles bél,jezns.
Bogotú, febrero 13 de 1865.
MrGUEJ .. ÁRTAS.
~a) Estoi de acuerdo con mi amigo el señor Narvílez,
en que no dehrmos dar a ese partido el nombre de
liberal sino por antítt>sis.
La Biogrnfía dE'I Ilustrísimo señor Niño, que ron
erretrato se ha anunciado, sera considernhlemente
aumentada con los documentos que trae el rtiaderno
titulado "Homenaje" dado en VenfZuela, sin que por
esto se aumente el precio que será el ínfimo de un
fuerte para los que SP suscr·iban <'Onsignando su nombre
en una de las Ajencias de ''El Conservador ,, i de
do:; pesos de 0,8 p::u·a los no suscritos. Para llevar a
cabo inmediatamente la obra, esperamos se dé pronto
aviso a la Aiencia j{'uera\ ¡)orlos st'i10res Ajeutes particulares,
del numero i nombres de los suscritos.
CAl\JBJO DE DOl\IJCJLIO.
EL COLEJlO DE SANTO T0l\1J.S DE AQUlNO
Se abrió el 2 del pre:eute, i Sf' ha trasladado 3 la casa
número 42 dela calle 1. ~ de la carrera del Ecua·
dor esquina
Citación recomendada (normas APA)
"El Católico - N. 89", -:-, 1865. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687987/), el día 2025-06-22.
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