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n. Bogota, 3l de enero de 1866,
EL CH.ISTIANISMO LIBERAL.
Des pues de tant· s injusta' invectivas al Catolicismo,
despu ·s ele tanto afan po•· distinguir el cl'istianismc
puro, rnornlizadm·, sub\im • p1·ng1·esista,
del cristianisrno pagano, retrógrncia de una Relijion revelada: es
puramente cleista.
Cristo a sus oj')S no es mas que un hombre, la
~iblia una novela, l\foisés un embostet·o, el milagro
i por consi u·rnte la revelacion i la profecín,
quimera: absunhts; las penas de la otra vida,
es decir, el ejercicio de In justicia divina sobre
los muertos, una supet·chería hwentada po1· el
Clero para med1·m· a favor de la c•·edulidad pública.
<< El Tiempo>) siguiendo las huellas trazadas
con mucha antil'ipation por otros periódicos, lo
ha dieho así te1·mimmtemeute, i a La Opinion, >)
aunqne con mas pretensiones de cri~tinna, ha
adoptado el mismo cn·do al publica!!, defender i
encomiat• Ja ob1·n de Renau.
Rechazando los dogmas del Cristianismo, la
escuela liberal dice que acepta so mot·al. ¿Pero
cómo puede imp01wrse a las pasiones esa moral
severa, que las humilla, que lus ahoga, que las
mata, sin el npoyo de la sancion divina? Pongamos
al hombre de natuml mas benigno en lucha
con sus propias pasiones i sin mas arma para combatirlas
que la fé de Renan. ¿Le bastará pat·a ''el'
con j1·ente serena correr tmnquilos los días del
que le ha hecho mal, para amarle, para desearle
i procurarle eJ bien, que un filósofo Jo haya enseñado
así ? ¿ Se condenará a los tormentos de la
pobreza pudiendo buce¡·se rico con el trabajo
ajeno, aceptm·á las humillaciones i las privaciones
deJ .pobre pftra volver a su lejítimo duei1o el depósito
que se le confió, solo po1·que un sábio judío
lo predicó así? ¿ Sufocará todos sus malos ins·
tintos para hacerse casto, paciente, sufrido, modesto,
respetuoso pot· el derecho ajeno, fiel a su
palabra, solo porque un jodfo de talento prrdicó
1 todas esas virtudes? ¿ Reclwzu1·á el plat!er i ac.'eptará
el dolot' po1· seguir los consejos de ou hombre?
Una moral fundada en semejante hase, seria
mucho que pudiem imponerse a un hombre: cuánto
ménos a un pueblo.
Llamad al templo de la Jibcrtad a una multitud,
inmenso volean en cuyo seno bullen todas
las pasiones, i deeidle: bubo un tiempo en que el
1 mundo marcha~a a un abismo impelido por la
sopersticion i Jos vicios. Un homb1·e se p1·e entó
en el Oriente que enseñó In existencia de un solo
1
1 Dios, i a la sombra de ese. pl'incipio la mas bella
m01·al : Ese hombre era JEsus. Sus discípulos
marcbal') que debía abrirse el 1 ·" de febrero en
el local del « estinguido monastel'io del Ctl!'men. >)
En ese anuncio se incluía la lista de los señores
que voluntariamente se habian ofrecido a desempeñar
cátedt·as, i en esa lista se leia el nombre del
señor Arzobispo como maestro de Rclijion.
Aunque la cátedra del sei101' A1·zobispo está en
el templo, i es desde allí que debe euseñat· al puew
bJo, aunque no estaría muí en armonía con 1a
dignidad de su cn•·go pa.otot·al el que fuetn a dal'
lecciones a un colejio así, aunque era difícil que sus
fut~ciones de Prelado le dejaran tiempo para ir todos
los di as a una hora fija a · da1' esas lecciones, todo ~
esto poco habl'ia importado, si ese colejio no se
anunciat·a en el e< local del tstinguido monasterio 1
del Cát·men. >) La presencia del At·zobispo en ese 1
local para aquel objeto, seria realmeilte un tes- i .
timonio oc aiJrobacion del impío despojo hecho,
contra las pl'escripciones de In Iglesia, a las santas
vírjerws de quienes es aquel loen!.
El Arzobispo protestó, manif:>stando esto; i el
seflor Gómez que dil'e vá a enseñar a sus alorn- :a
nos la Relijien católica, apostólicn, roman3, pu- ,1
blicó la hnja que dejamos citada, asegurando en 1
ella que el señot· Arzobispo se hnhia compromelil-lo
11
'.:1. con él a dar tales lceciones. l"l¡ll'a comprobarlo,
inserta una cat'ta en que el Prelado espresa que el
srüor Gómez fué a \'isitarlo, i que en fOnversacion
le dijo que deseaba que los artesanos recibieran
del Arzobispo algunas lecricnes de relijion.
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306 CATOLICO.
ta •
• •• 1-a Independencia que bies paganos, i que, cuando vá u!1ido al pode,.,pa·~-
está en el monaster·io de la Concepcion. duce los mas grandes malvados 1 los mayores en·
Sabemos que dió clase en su propia casa duran- minales. . , ..
te todo el último año escolar a los alumnos de este Pronto sacud10 el yugo de Agnpma, su mad1·e,
C.olejio, i creemos que han\ Jo mismo en este año. olv_ldando que le ~ebia la \'ida i el imperio; i t:-
Es que para un católico esos locales son sa- tmiendo que le qmtase el trono pa1·a dRI'Io a Ungrados,
están santificados por la oracion i la peni- ánico, a quien le pea·tc>necia, como hijo del Emtencfa
de las vía·jenes castas -que los habitaban, i peradoa· Claudio, su antecesor·, hizo t>nvenenar a
a quienes la fuerza se los arrebató. Es que, re- este príncipe. Un cdmen conduce siempre a otl·o:
petimos, nosota·os no podemos sancionat· de ningun este Tirano, entregado a la coaTupcion, olvidó
modo la estincion de Jas comunidades decretada tambien aun aquellos bienheí'bores que los malasí,
sin anuencia del Sumo Pontífice i con espresa vados mismos respetan en sus escesos. Pasaba lns
· protesta cont1•a su autoridad. Es que no podemos noches en las calles, en los lupanan•s i en los gasancionar
nada de Jo que tienda a destruh· la Re- ritos, seguido de una juventud desenfrenada, con
lijion Católica. la cual se entregaba -a los mayores dt>sórdenes, i
IIE>gaba ~ h,()mbrearse ·en ras pJ.azas i lugaa·es pu-
~~[ljJ!l]j(/)JltJJ.!J)(/)lJtlJI~~ blicos con los pillos mas desprecia )\es. ¿Se dará
un Emperador que haya entendido mejoa· In demo-
JNSTRUCCION POPULAR. cracia, la igualdad i la fraternidnd, a lo ménos la
l\ELACION DE LAS MUERTES FUNESTAS DE LOS IMPÍOS. igualdad Í f¡•atemidad de J-as tabernas? Nea·on
(Continuacion). merecía habet· nacido diez i oehe siglos despues.
II. ·su coa·azon se acostumba·aba poco a poro a ha-
Algunas personas han hallado de grande inter·es cea· del·t·amaa· sangre, i al fin hizo asesina¡· a su
este tt·abajo, pot·que, dicen: ce estando nosota·os en propia madre 1 I I. . .. Pan1 hacerla morir de una '
camino para volver a los tiempos del paganismo, mnnel'n que pareciPsE' nat\wal la hizo cmbllrca\· en
i debiendo por consiguiente tener alguu dia mtl- una galea·a consta·uida de modo que lo alto cayese 1 ,
cbos Emperadores, con el título de Presidentes, por su propio peso, i que el fc..udo se abriese al ,
Dictadores o cualquiera otr·o, como y'l los hemos mismo tiempo. No habiendo surt'do b uen efecto
tenido, es bueno saber Jo que harán i lo que de ellos esta estratajema, hizo que su libert(}' Aniceto le j
debemos espera¡· los cristianQs, si ·es que el pueblo diese de puñaladas en Baies, donde ella se babia
soberano no se resuelve a salir de ellos ántes de refujiado pam salvarse. Esta fiera no respetaba 1
que llegue su tiempo.» parientes ni amigos, ni reparaba en mentró a Roma, i lo resentaron
U':\a sentencia de muerte para que la fir- cibiet·ou con tanta solemnidad como si regr esase
mase, esclamó compunjido: J'osos, han recibido en todos tiemi
las espadas ; i a_un se hab1·ia hecho él mismo su pos el título de G1·anrles.
apoteósfs, como Jos Nerone.s ~e nuestJ·os dias. Neron, viendo que tenia tantos esclavos como
• Pero alfi~ ~ubo de. fastJdiaa·se de tanta vjrtud súbditos, no consultó ya sino al dt>sm·n·glo de su
li>!vfdó las sabias lecmones d~ fil~soffa que habian c01·azon depravado. Por primet·a vez se vió a todo
fo1 mado la base de su educacwn, 1 su caa·áctet• dia· , un Emperador dil'ijiendo compañías dramáticas,
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EL CATOLICO. 307
' i alternando entre los negocios de Estado i las 1 e~ta misma Palabt·a, por este Verbo hecho carne.
i l intri~uillas de bastidores. Al fin se hizo cómico El mundo nació de una palabra : Dios dijo ¡ el
él mismo i rept't>Sentaba públicamente en los tea- mundo fué. '
tros como un actm· ordinario. Se presentaba fre- Es pot· la palaba·a que el hombre es hombre
<'uentemente eri la escena con la Ht·a en la m~no, porque ella es la manifestacion de su alma. L~
seguido do ButTho i de Séneca que aplaudían i palabra es el arma de la fuet·za moral, es la forma
palmoteaban : debilidad mui comun en los filóso- esterior i pet·ceptible del p~nsamiento, es el instruíos
de todos los siglos, cuya fria moral se estt·ella mento de la intelijencia, la canal de la ciencia el
contt·a las voluntades superiores. Las locuras i medio de la fé. ,
los ci'Ímenes de este mónstruo eran tales que no Así, el ministerio de Ja palabra es uno de los
se creía que pudiese imajinar nada mas de lo que pt·imet·os atl'ibutos del ministerio sagrado· sus
habia hecho; pet·o él había nacido, segun la es- victol'ias son supea·iot·es a las de la espada. « Vosopresion
de un iuicioso autor, para comete•· cl'fme- tros podeis matamos, decia el ~rande apolojista
n~s l_la ~ ta entónces .ignorados i para daa· .l~ccio~es Justi.uo a los vet·dugos de los cristianos, pero pea·publlcas
de perverston. Una vez le ocurno vestn·- suadtrnos, nunca 1 >> Aun en la antigüedad pagase
de muje•· i cnsa1·se con el infMne Pitágo•·as.. na que creia tanto en la omnipotencia de la espapracticando
todas las ceremonias del caso. i des- da, la palnb•·a fué Yene•·ada i admh·ada. «Hiere,
pues, en segundas nupcias de la isma especie, pero escucha, » fué una respuesta que se aplaudió
con Dol'ifoa·o, uno de sus libél'tos. Volviendo a i se aplude todavía. Ninguna descision se tomaba,
tomar su primet· sexo, se desposó con un jóven en los negocios de Estado, sin Ja intervcncion de
Spoms, a quien hizo mutilar pm·a dade cierto ait·e la palabt·a, ent1·e los pueblos que tenían algun code
mujet·. Este loco revistió a su supuesta esposa nacimiento de la dignidad humana. No hablo de
con los adomos de empen..tl'iz, i se presentó así en In Grecia donde nada se hacia sin discusion ; los
püblico con su euimco. Tales son los pt·og•·esos r omanos, Nacion de hierro, componian tambien
de la lu¡nda, la cual, como la avaricia, siente au- uua Nacion de oradores; los mismos bárbaros,
meutnrse su sed a rnt>dlda que se satisface, i como áutes de declat'at' Ja guerra i pat·a solicitar la paz,
la glotoneda que llega hasta prepara•· manjat·es enviaban diputados de que el nombre oficial era el
contrarios a la natu1·aleza. de oradores:
Su fe1·ocidafl es('edia aun a sus infames desó1·- En las sociedades civilizadas, fundadas soba·e la
denes. La ct·ueldad corl'ió en el parejas, como en palabra evanjélica, la palabra debia necesat·iamentodos
los malvauos, con la lujuria. "El hombre te ser honrada i podet·osa. La Iglesia la ha colocadegradado
por sus sensaciones groseras, dice un do siempre en un rango mui eminente; i sí, por
fisiólogo, rae en el egoísmo mas bn1tal, no mira desgracia una servidumbre universal redujese el
a sus semejantes sino como instrumentos de su muudo al silencio que constituiría el último g¡•ado
placer, el juguete de sus pnsiones, las Yfctimas de de la abyeccion, la palabra liba·e se refujiar4a en la
su ódio i de su capl'icho." Octavía, su lejítima Iglesia, i teniendo sus hét·oes i sus mát·tires, salesposa,
Bunbo, Séneca, Lucano, Peti'Onio Popea dl'ia iufaliblemcmte tdunfadora.
su qut>dda, fueron sacrificados a su furor. A estos En los Estados cristianos, la palabra ha gozado
asesiuatos se siguies·on tantos ot1·os, que no se le siempre de gmnde estimacion, i cuando esta estimiró
ya sino como una bestia feroz, saciada de macion disminuye en alguno, puede asegurarse
sangre. que no han ganado ni la libertad ni la gloa·ia.
Con tan buenns disposiciones ('Omo tienen nues- En Jo:s Tribuuales de justicia, la palabra i su
t1·os libertadores i próceres amedcanos para re- independencia son conside1·adas como la salvaguat·presentar
este papel, ¿qué dirha no se agua1·da a dia de la iuocencia,como la 'proteccion de los aculos
pueblos, si, abolido el Cristianismo civilizadoa· sados, cómo la garantía del honot' i de la fortuna
del mundo, no lle.gamos a reconocer mas guía que de los ciudadanos.
el sensualismo i las pasiones brutales, ni mas Entre Jas jentes honradas, la palabra empeñada
moral que la del antiguo paganismo? Jiga aun mas que la obligacion escrita. Pero debo
(Continuará). espn•sar que no ha de entenderse lo que digo con
tal estension, que sancione los abusos,los escesos,
los cdmenes de la palabt·a. Yo los deploro,· los
condeno i censuro tanto como debo, manifestándo
que nunca tomarán las sociedades, Jos Esta.dos i
los individuos, bastantes precauciones contra ese
abuso. Tengo de la palabra, el concepto que
Esopo espresó de la lengua. Quiero solo que no
se lleve la pt·evision hasta cortat· la lengua por
miedo a las malas palaba·as i con riesgo de impedir
las buenns,porqúe el remedio seria peor que el mal.
BIOGRAFI~ DEL R. P. LACORDAIRE.
I
Ya en su tiempo i en sus Comentarios, Cél'll'
se(wlaba el gusto, i yo diré, Ja pasion de los galos
por el Mte OJ'atol'ia. Tócito tambien, con su fina
ojeada, notaba el entusia:smo de los .fet·manos por
la elocuencia. Jamas me be puesto a investigaa· si
yo soi galo o ft·anco, pero confieso francamente
que nada me seduce tanto como un grande orador,
i que a este respecto toda la Francia siente como
yo poco mas o ménos.
1 me permito cree•· que la Francia i yo no tenemos
mal gusto pot·que · ¿qué hai mas het·moso que
la palabm 1 Dios mismo no ha desdeñad~ dar este
~ombre augusto n su Hijo, Dios como EL, como
EL etel'l1o. La Santísima Trinidad se ha revelado
~l hombre pot· la palnbt·a, por el Verbo ; i el hombre
ct·eado pot· este Vet·bo, debía ser salvado pot·
Tales son, entl·e muchas otras, las razónes por
las cuales siento admiracion pot· los oradores, i
entre estos especialmente por el padre Lacordah·e.
u
Este monje ilustre, apesaa· de sus defectos, i con
sus defectos, es un oradoa· maravilloso.
Todo habla en é.l. La actitud lo muestra siem.
pre pronto a luchat· aun cuando medita i estudia.
En su contemplacion, en su lectura, se vé subir
desde las profundidades de su pensamiento Ja paJabm
a los labios, se lo ·vé dispuesto a los combates
de Ja discusion. Cuando descansa, se parece
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308 EL CATO L I C O.
n11eon, en cuyos músculos de ace1·o, en cuya pupila
~r·diente, se trasluce una actividad siempre
viva, aclormeddn apénas, nunca dormida del todo,
como dijo Dante.
Ti-ene en la acrion lo que Demóstenes estimaba
como coudicion pl'imera en el orador. Sí, el padre
LacOJ·dail·c no solnmente posee el movimiento m·monioso,
atrevido i concertado del brazo i de la
cabezn, srno la flexibilidad i la dignidnd del cue¡·pu,
ma 1e1·as elegantes i una destr·eza natur·al que
lo bace triunfar de las dificultades del vestido,
aumentando el prestijio que ejerce sobre er auditorio,
los obstüculos de ciertos detalles. Yo lo he
visto .algunas veces cal'gado con el hábito blanco
de Saoto Domingo, con un sobrepelliz sobre este
hábito i con la muceta de canónigo sobre t:ste sobrepelliz
: era para ahogarse ; pero tenia que hacerlo
asf pa1·a ocultar su vestido moná!;tico,porque
¡tanta era la libertad que había en F1·ancia !
A pel:iar de esto, des pues de n_lgunos instn ntes de
emb~nazo, el padre Lacordaire, dominando - esta
eontrariedad i haciéndose d11cño de si mi:smo,accionnba
tan ft-r,nca i lib•·emente corno con su simple
hábito relijioso.
1 parece dirijirse a las venlades cautivas todavía i
que van a vola1·. De golpe sale de este recojimiento
po1· una señal de cruz, levanta la <'abeza, tlesal'l'uga
su fr~nte, su ojo se anima i echa sobre el
ínmehso auditorio una la1·ga i luminosn mirada;
Este háb:to como sus anchos pliegues, sus ámplias
mangas i su vasto escapulario, deja en plena
libertad su rica i pronta naturaleza. La Iglesia ha
comprendido maravillosameute, lo que añade a la
dignidad el esplendo•· del vestido. Los ornamentos,
los t1·ajes de ceremonia, producen un efecto
sin igunl de magnificencia i de majestad. En pre,
seneia ele una procesion ann que se despliegue todo
el brillo de un acompaiwmiento militar, la grandeza,
aun bajo el punto de vista purnmente humano,
se distinguil·á en la iglec;ia. No hai espectáculo
mas hermoso que el que presenta el cortejo papal,
aun haciendo abstraccion del sentimiento relijioso
que aumenta 11\s emociones que producen
estas escenas grandiosas. Es tan cierto esto, que
el ·mismo inc1·édulo no puede resistir a Ja influencia
que ejercen sobre el corazon, i el único recurso
que queda al ódio, es el de calificar de idolat?·í..a
.este rito triunfal. Pero esa misma calumnia, en sn
violencia, constituye un verdadero homennje. Los
hábitos de los monjes,sobre todo en la edad media,
te.nian un carácte1· majestuoso i pt·oducian un efecto
imponente. Nadie lleva mejor el de Santo Domingo,
que el padre Lncordaire, i no me SOl'pl·enderia
que al respeto con que él lo mit·a, se mezclara
cierto noble Ol'guiiCJ, porque ese hábito para él,
es la insignia de su victoria sob1·e su siglo, es el
tt·ofeo del ¡·establecimiento de las viejas Ordenes
monásticas en nombt·e de In libertad modema.
Es preciso ''erlo en el púlpito, revestido con
el humilde tt·aje que han llev.-'ldo tantos sábios,
tantos santos, tantas almas grandes, dulces i profundas,
i al cual, sin duda, él ha dado una glol'ia
nueva. 1 Cómo se mueve su noble cabeza, cómo
se ilumina l Miradlo ; araba de abisma.rse en una
c.orta i ardiente oracion ; luego se levanta i queda ;
inmóvil como bajo el peso del cargo apostólico que
vá a licuar. Sus cejas se fruncen ; su frente tan
alta i tan ancha,se pliega b11jo el esfuet·zo del pensamiento
; sus manos apoyadas sobre el mármol
de la sagrada c<:itedra,muestran por un lije¡·o temblor,
la emocion inseparable del principio de toda
gr.ande obra orntot'in; sus 0jos fijos, i de que el
fn~go aun velado pnrece concentrado dentro de
Jas pupilas, acusan la mirada interiot· de la meditncion
prolongada ; sus labios entreabiertos dejan
escapar una imperceptible i anciosr.. sonl'isa que
su boca se abre i deja eae1· con un acento profundo,
1
•
ya vibrante pero contenido, el testo sagrndo. El
río ha tomado su curso; desde este momehto se1·á
rápido i contiuuo aunque entrecortndo a vel'es por
movimientos inesperados. Degolpe como que se
detiene, como que esperimenta alguna contNu·iedad,
como que tropieza con algun estorbo, pero
esta es una de sus habilidades ; e\ rio salta i hace
una4irrupcion que prodnce efectos soq)L'enuentes.
Casi nunca se prueba mejor la accion eléctl'ica
de su palal)l'a. El OJ'ado1· se ha herho dueño del
auditorio i lo levanta como el ilguila qur nrrebata
la presa. Poco a poco se t•emontn ; sielite uno que ~
se rleva con él, pero cede i lo sigue; él se encum- 1
b1·a mns i mas hasta llegar a la rrjion clt'l trueno i
del1·ayo, i tt·asportndo uno nllí, respira ámpliamente
en esta sublime ntmosfera. ¡Sigamos 1
¡ Mas an\ba l ¡Todavía mas nnibn 1 1 Hé c1qui la
luz eterea, hé aquí el foco espléndido de lo veJ•dadero
i de lo bello l 1 Qué entusinsmo, .ué embriaguez!
¡La lluvia es de lngrimas 1
Cuando de-sde estas alturas se vuelve a la tieJ•t·a,
el orador i el uuditorio est'in sin fuerzas; las
emociones que él prodllce, superno la naturaleza
ordinaria, i dejan con un encanto il fledble, una
especie de aturdimiento i de fatiga, Q\1E' e.xijen lar·
gE~s horas pat·n descansa1·. No hni placet• de e!spÍritu
i de c01·azon que pueda compa~·arsc a este;
¡ Cómo no deseat' vol ver a saboreql'lo ! Estamos
hechos de tal modo pat·a lo grande i lo sublime,
que apénas los entrevemos,nos apasionamos,deseamos
con impaciencia gozarlos de nuevo i casi desamaríamos
al que nos ha procurado tal felicidad,
sino nos la deja gozar otra vez. Pr1·o esto es superior
a las fue1·zas humanas, i por· eso el pad1·e
Lacordaire n guarda a veces armonía. ¿Cómo
podria el hombre permanecer en esas inaccesibles
alturas'!
~\ p•·oducP., no lo niego, sueños de Homero ;
pe1·o solo Homero puede adormecer así. Hai en
sus.discut·sos contrastes chocantes, tal vez un poco
aventurados, audacias de lenguaje ya muí elevado,
ya mui sencillo i casi ''ulgar que s01·prenden
al auditol'io, porque como todas las naturalezas
ardientes, se permite Jibertades,tal vez temerarins;
pero es pronto en apercibirse, i vuelve sobre si.
Un di a en Nucstm Señora, p· dió pe~·don de un
modo hunorable al público, por una espresion que 1
se le había escapado. Cuando revi:-a sus obras para
1
_
imprimi!'las, las cotTije con una severidad mui 1
escrupulosr~.
Solo en el calo¡· de la palabra, la improvisacion
aparece tan manifiesta con su pnde1· i con sus escollos,
que el espíritu no puede librurse de cierta
inquietud. Es la ernocion que se esperimenta en .,
los espectüculos de grande atre,,irniento,pot· gt·an- ;
de que sea la confianza que inspira el jénio,la fuerza
o la habilidad del que los ejecuta. Es una espe-l'ie
de temor instintivo. .
Digamos sinembargo, en honor del ilustre relijioso,
que él participa de este temor, que él prueba
esta inquietud, pero poco·le cuesta asegUI'arse contm
sí mismo. En el npojeo de su poder sobt~e la
juventud de Pads, sometia los borra ores de todos 1
sus discursos i sus ideas i argumentos, a teólogos.
consumados, tan calmados en la pt·ofundidad de
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~--
EL CATOLICO. 309
1 .::;::::::::::::::::::::; ....... ,.....n_,.,le'""d'"'i"o-'"'d--'"e~la"-'"'a..r't·....,.d"ie""nr.t..re.....,j"'"u~v..rer'""Jt ....... t ...... ld.,......~:~:·~=t=
su elocuencia. la luz de esa libertad f)
El jó,'en enciclopedista estaba medio curado.
A partir ele esta hora decisiva en su vida, Enl'ique
Lacordaire sintió que su talento crecia i ad~
quil'ia mas i mas esa enet•jía sin §egundo que dtl la
fé. Conservando toda la e!_egancia de su forma
ática, su estilo adquirió una rara elevarion de pensamientos,
una lójica inflexible i segura i una fh·meza
de pl'incipios que le conquistaron pronto la
mas incontestable superioridad. Lacordaire era el
héroe de la juventud estudiosa de Dijon, i en esta
compañía, en que la franca jenerosidad de la edad
escluye los celos, obtuvo tl'iunfos sobre triunfos.
Ya entónces, quien le hnbie1·a mirado con el ojo
de una amistad previsora, abria podido notar en
él cor. .. o una tl'isteza vaga, no sé qué descontento
que los aplausos del mundo no podían dulcificar,
un vacío que los triunfos no alcanzaban a colma•··
Em·ique Lacordail·e se babia recibido de abogado,
i era en París, cerca de ese hogar jigantesco
donde las ·llamas de )a verdad i del bien bl'illan al
traves de los negt·os i espesos humos del enor i del
mal, donde él debía interrogar a su corazon i sentir
su vocacion.
Pads lo acojió con benevolencia; el palacio de
justicia oyó los primeros ensayos aun audaces e
incultos, de una elocuencia que pt·ometia ya un
brillante pot·venit·. Berl'Íer lo felicitó al darle un
consejo paternal, los maJistrados lo cumplimentaron,
pem esto aumentaba su incet·tidumbre i su
turbacion.
El tt·abnjo intel'ior comenzaba. La gt·acia divina 1
1
tiene un pode1· ilTesistible, i cuando se ha apodera- 1!
do de una almat no la desampam ; de día, de no ...
che, sin que se lo sospeche, la penetra, la envuelve, ·•
la arrastt·a. Lle~a pol' fin una hora en que el bom~ ! ~
1
bre vencido sucumbe, inundado en dulces lágri- ' ~
mas, no se reconoce a sí mismo, ya no pertenece
1
.
para nada a los hombres, es todo de Dios. ·
Esta hom 1 ai que dej:h~t>la contar a Enrique ¡,
Lacordaire, nada puede ig Hllat· a ese lenguaje. El r1
1l de mayo de 1824 habia .resuelto entrar al semi- 1 ~
nario, i hé aquí lo que escrihia n tino de sus mas ~
antiguos i mejores amigos de colcjio: i
«Bien pocas palabras se necesitan para tlecit' lo ¡ ce que tengo que decir, i, sinembcugo, mi corazon ¡;·
< quiso deí'ir adios a la
hizo esfuea·zos para que desistiera, pero su decision E nmc.•a ll u e COJTia al abismo. lba a partir para
era tan positiva, babia tanta calma en su i nsisteu- Amen ca con u u Obispo misionPro, pet·o el ta·ueno
cia, tanta dulzura en la espresion de su voluntad, de 1830 estalló, i el abate La<·ordaire se encontró
que fué preciso ceder. Madama Lacordaire pidió degolpe enfrente de esa re\'olncion que echó del ¡' ·
pet·don a Dios de haberle disputado su hijo, i ben- trouo a los hijos de San Luis, rompió las cru<'es,
dijo bien pronto este sacrificio. saque~ a San Jet·man l' Auxerroi:s i el pHlado del /
En efecto, el jóven seminarista anunciaba ya que Arzol.nspo, del santo Arzobispo que lo había ol'deseria
un g•·ande apóstol. Los ''enembles Sacerdo- nado Sacerdote i por el cual conserYaba una filÍ:'\1 1
tes que lo fol•maban, esos sulpicianos d e quienes vent:raciou. '
Fenelon hizo en su tiempo un bello elojio siempre N_o era ya h.om de 'pensat· en la b.:'lt'bat·ie IE>.fflna; 1
merecido, tenían por él un tiet·no afecto. Pre- .habw llegado la de resistiJ· a la barbarie (•iviliza- ~
sentían en él una de las mas bellas espet·anzas de d.a. ~1 abate Lacordait·e comprentlió que ea·a prela
Iglesia. He hablado en ott·a pa1·te de las vaca- c1so u· _derecho a esta barbarie, i procum1· dulcificiones
en la Roche-Guyon, de esa mansion del cat·J~a smo couven<.•erla.
futuro Cardenal de Roban donde venían a recibit· Era que la jenerosidad de su corazon lo alusina ·
su ú-ltimo pulimento los (< diamantes del santua- ba. Uuo de los mus grandes jéuios de este siglo 1
1
riÓ.>> El abate Lacordail·e se encontl·ó allí con el que en. lugaa· de sea· la luz no ha sido sino el esabate
Dupanloup i conota·os muchos que son nues- can?alo, M. de Lamennais, estaba entónees en el
tra gloria i nuestro consuelo. · apOJeo de su temible poder. El ot·gullo, el Sata-
En la fiesta de Navidad de t827, Em·ique La- nas que se llama el orgullo, lo babia ya tocado,
cordaire ofreció pot· 1a pl'imem vez el Santo Sacri- pero la herida no era visible sino para el ojo viji-:
ficio; e1·a Sacerdote, i en 1o sucesivo podia sati.sfa- laute de los ancianos del Santunrio. PersuacHóse
cet· su ardiente vocacion. de que para vencea· la revolucion, la Iglesia debía
Esa vocacion lo llamaba a la cátedra cristiana, tomar las armas de los revoluciomH'ios, i en lugar
pero era necesa1·io que se prepat·ase pat·a ello. Tan de dete~ea·se a reivindicar su libertad, entron1zm·
humilde como devoto, el Ministro de Jesucristo dogmat1cameute la licencia. Este plan f"edujo a
buscó la oscuridad i el t·etiro ántes de p1·esentarse algunos nobles i grandes espü·itus, i como ninguen
la a1·ena del combate. No quiso aceptat· sino no era mas quel'ido del jefe de esa Escuela nueva
una plaza de limosnero entre los pob1·es hijos de que el abate Laeordait·e, ninguno sufl'ió mas su
..._ an Francisco de Sales, i se ocultó det1·as de los úomi_nante influencia.
modestos muros de ese santo asilo, de donde no Al lado de faltas lamentables, esa Escuela ejesalió
sino un instante pam aceptar un puesto de cuto hechos magníficos. Quie¡·o cital' solamente
lucha, de sinsabo1·es i de abnegacion : la capella- la l'eivindicacion de !a libertad de en~eüanza i la
nía del colejio de Enl'ique IV (1828) enérjica apertut·a d la Escnela de In calle de las
¡ Dias dolorosos! 1 Dias de crueles amar~uras 1 Bella~ A1:tes, ~onde los maestros se llamaban ~aen
que tuvó que luchar sin tregua con uu:1 JUven- cotdau·e _1 el vtzconde de Mou.tale.mbet·t. ~st.a E~tud
¿qué digo ? con una infamia hostil, bul'lona, cuela fue cel'l'ada pot· ~1 ~om1sat'JO de P.ohc1a ; s~
sin fe, sin respeto, sin costumbres ; con una in· cl":l~sura llego a conocimiento d.e los Tnbunates, 1
fancia en que estaban en libet·tad todos los malos fue JUzgada yoa· la corte de Pans, despu~s ?e de.instint()
s, ¡ cautivas todas las inspiraciones jene- bates oratonos que asegua·~t·on a la Iglesia 1 a la
rosas. Era la tiranía del respeto humano, mar- tribuuf\ dos glorias inmos·tales.
chitando esas fa·entes de quince años ; la liga de 1 Ai l El !:'o1-ven~~ no tardó ; .el orgu!lo de M.
la impiedad manchando el candor de la adoles- de Lameuna1s ro~p.w todos los d1ques! .. 1 Roma,
cencia i ahogandolo en flot·. Me consta, porque como una madre VlJtlante, aunque afliJida, tuvo
u;--- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CATOLICO. S ti
que condenarlo. Em·ique Lacordait·e babia ido 1 nffico alegato pro domo S'lta en que comparó las
con el conde de Montalembert acompañando a M. órdenes relíjiosas a los vastos bosques de encinas
de Lamennnis a la ciudnd eterna. La luz pene,tró que el vandalismo cortó por el pié, pero que retopronto
en estos dos espfritus rectos i fieles, pero .ilat·on mas fue1·tes i mas bellas. Despues de esta
era para ellos un esfuerzo doloroso i sobre humn- comparacion esc!ama: "Las encinas i los monjes
no, •·ompE'l' con flquel taiE'nto fascinado•·· " No son inmo1·tales.''
podeis imajinaros, decía mns tarde el pnd1·e La- l .. a F1 ancia siempt·e se pone del lado de las alcordah
·e, el dominio que tt'nia sobre mí M. de La- mas jenerosas i de los rorélzones bien templados.
mennais ; E'l dia en que tomé In ¡·esolucion de Ella se sorprendió al pl'inripio, luego admiró: la_
abandonarle pasé muchas oras en oracion llorando causa estaba ganada apesa1• de Jos decretos de
delante de la coufesion de Son Pedro, pero cuando prarial, apes, i aquí comienza la vida PMis lo nombró su representante en 1848, dándo- .
oratoria del abate Lacordaire. Sus trnb:IJOS p:·in- le luego cien mil voto~ mas; pem él comprendió
cipiaron en la humilde capilla de SHn Estémislao; que In atmósfera de una AsambiNl política sentaba
pero bt·illaron comv el rayu. i bif'n pronto et·n es- mnl a su naturaleza i a su vocaciou, i renunció
trecho pnra la multitud que ansiaba oil'lo, el vasto tanto hono1·. El :.~ño de 1860, la Academia ft·antemplo
de Nu~strn SPñom de Pal'is. Todo lo que cesa lo llamó a su seno j lo sentó en este refujio
babia de mas intelijentc en la capitnl, nmigos i de todas las glol'ias contemporáneas.
enemigos de la Jgle ·in, ('OtTinn a esruch1ulo i sen- VI
tian un entusiasmo inde.se¡•ibible. La confet·enc:a El padt·e I,acot·d¿¡it·e es una potencia singular-comenzaba
a la una. i desde las siete de la maña- mente h.dependiente a quien temen las cobardías
na la multitud invftdia las naves, i esperaba anhe- i las seJwiduml>t'€S presentes, que no s_e pliega
!ante i casi ardiente hasta el momE·nto en que la siempt·e a los consejos de la amistad mas flustt·a •
cruz arquiepi5.copnl, p1·ecedicndo al Prelado, hen- dn, que deja sufdt• algunas alarmas a sus mas
dia esas olas de jentr ya respetuosa. Pocos ins- fervientes admiradores, pero que tiene por la Igletantes
despues el humilde mi~ionet·o npcH'ecia en- sia una adhesion sin límites, i por ella trabaja sin
cima de esos millares de cahezns. Entónces se tt·egua.
cstablecia el silencio i se· prrstpba una ntencion sin Si no fuera un monje mui piadoso, mui sumiso,
igual. ¡Qué placer para Monseñor de Quélen vol- mui humilde, podria set· un terrible tribuno. Pero
\CJ' a hallar al fin de cada diseurso, a esas multi- felizmente es un vet·dadem monje. Su vida tiene
tudes, poco án es tan n·beldes, encor adas bajo su Ja simplicidad, la devocion, la abnega<'fon de Jos
bendicion i mostrando un reconocimiento unáni- primeros compañeros de ~auto Domingo. Su celda
me I Por eso el ilustre mártit· de ut e tt·as tristrs e. tá amuebh da {'On la mas austera modestia: una
divisiones, d< ba las gr, desde sus esct·ito~ en
moJarse como monje i restableert· a lo monjes que se vé su bella lt.'tra <'lanl, netn i t•egulm·, hasta
sobre Ja tiPt'J'a de .F1·anci;1 po1· esta inmolacioo. el suelo de su ct>lda que él mismo barre,i su pob1·e
Era el fénix de la fál.wh at-rojñndose al fuego pa1·a mesa donde nu grmw de polvo no puede permanel'enacea
· de sus cenizas. ce1·. Su vestido es de lana o¡·dinaria, pero de una
Fué a Roma, voh ió a ese foco de toda verdad, blacura brillante.
de toda cieutin, de todo amot·, i tomó el hábito de El hombre que tiencaJTanques súbitos i tet•t·ibles
los predicadores ; volvió dominicano. golpes de jénio, es habitualmente el mas calmado,
Fué aquel un grande att·evimieuto en este siglo el mas c :m!:-tant~, el m<1S igual en u t1·ato. A<'oje
que se dice liberal. Fué arrojarle el desafío mas con dulzura i con benevolencia al que se le p1·e e 1-
com~Jeto en favm• de la liLertad relijiosn. RPtó a · tn ; su·l'OtWPr adon, es elgante, afable, variada ;
los IHjos de Voltaire,presentándost'les ron el hábito su ojo lfmpido, tiene un brillo maravilloso que
de l?s inquisidol'es. Se p•·est'ntó a esos lejislado- de:slumbra i que dá una fue1·za s01·prendente a la
res 1 p ocónsules que habian despoj!ldo i echado a espresion de, u pensamiento. En la discusion, el
los relijiosos, como el heJ·ede1·o i t•enovadol' de las orndor se muestt·a de t'E>pcnte.
ob1·as de la edad media, como miembro del {'Uer- Un dia. estDndo en fl locutorio de Jos cannelipo
monástico mas militante entónces: el de Santo tus ronvergnndo con uno de sus jóvenes admiradoDomiugo.
res entre un g•·upo de estudiantes que se anun-
Reaparecet· bajo las bóvedas del siglo XIII con ciabéln corno iuct·t'dulos e impíos, los soJuzgó desel.
hábito de aquel tiempo, era una temet'idad he- de )u('go por su pulítil'a séritl al mismo tiempo que
ró1ca. Cu¡)ndo se presentó el reverendo padt·e do- agnsnjadora, i escuchó con una bondad t':ll'fl, alguminicano,
recibió nmenazas de muerte. Se había nas de sus objeciones. ) i el padre desarrolló los tan temibles al'gumentos
que pulvel'izó el Á 1jel de la Escuela.
Los estudiantes estaban estuppfactns. e< Hé aquí 1
la contl'ovel'sia; no miserable i. ''e1·gonzosa co110
la de nuestt·os dias. P a·o scu.c a.d la respuesta.>)
<·ntóne s, por media hora, con su ardiente palabt
·a .. con el ojo brillnnte , e l elocuente rel:jioso desarroJló
las pmebas de la existencia de Dios .. con
una enerjía, con un calo1' i con una claridad in ..
compa1·ables. Sus advet·sados estubnn vencidos, i
¡ Ai 1 Ni nuestros votos, ni las o1·a ·iot e· d; l·
tantos corazones rectos, ilustrado , salvados por
el grande apóstol, han alcan7ado nada. El fr o j
maduro pn ra el Ci lo, ha sido co:ido or el únjel
de la muerte. ¡ El p re L.cordail'e no existe 1
Su hermosa ''ida lm si o irina1 • r te coronnda.
El pt·f!lcipe de la pnlabra sngruda, eJ rest, m·.tdor
de la Orden de Santo c.mino·o, a 'abó conH> un
hé1·oe .. como un conf es o t• i como un má1·th' .. . . . . .
2 2 de noviem l.> re de 18 61 •
se retiraron confusos i avergonzados. Pat·a n uchos ---
HEt';RlQUE DE
de ellos, aque] dia fué el de su coi version. Tal el'a 7J "·íf •
el 'fuego de su mil'éHla, < tH' el que la recibió oy'n~
dolo quedó como desvé neeido. PARR. FO DE CA T _ •
Tal es este fraile. No puedo da1· de éi sino este Con fecha 1 o d 1 CQtTie 1te nos ¡¡(e
bosqueJO informe,gt·osero;es imposible hacel'!o me- sona respetable de 1\Iedellin, lo . ig 1i • t
jor porque un rayo de sol no puede reproducirse. ce Desde que h::u cor lcnza( o n 1 . ·se en <'s·e
VII. Estado lo a1·t1culos que !n pt·Pnsa líb rn . o f ,._ 'j
I hoi, esta naturaleza admia·nble, está post1·ada tina de esa cap·tal eseribe coutrn J !i tr1·i ' LO i su
por la enfermedad; no e!'tá vencida pero sí ago- doct•·ina, la exacenacion sube de punto i lo s ánitada
por el sufrimiento. mos se exaltan. El pueblo vé que al fi n s e 1 a qui ·
Antes de tiempo, el pa(he Laeordail·e se muere.
1
tado la m<.ls<.•ara el bando rojo, pero c 1· o, s egun
Esta gran luz de la l'átedra cristiana, no anoja todas las aparie cías, que no le pennitiré.\ eo nsuya
sino fuegos espi.t·antes! la llama que produce 1 mnr j lt~ obra .. 9ue princípió et~ 61, .de destt ui r t~da
€Sa luz, p1·onto sub1rá al c1elo. ctecncla rellJlOSa. Am1go mw, si no m e eu g auo,
Las amargéras i los dolores de nuestt·os tt·istes 1 estamos en vísperas de albun sue<'so g t·ave; la
dias, han agotado las fuentes de la vida en ese _tempest~d n jc no muí léjos; el pt·imer rueno e e
cuerpo que el alma habia tan fne1·temente traba- ~ ella senl. eJ pl'imer nuevo acto hostil coJ ra la
jado, i ·e ahora de 'Ora. El adre Lacordail'e Iglesia; el uebJo católico no pu de so m e et s e al
necesitaba del ail·e libt·e i del ple n o sol de la lucha; órclen de cosas e · i. ' )te, i está re ue\to a morir ~
neeesitaba una arena siempre abierta i combates romo Sanson, destruyendo el templo. Demasiados
siempt·e leales ; Jas tt·amas injeniosas i las hipó· comb.u tibies han venido hacinándose ha hu·go
critas perfidias, lo llenaban de una santa inrligna· tiempo para el incendio ; si el partido dominante
cion. Este leon rujía interiot·mente al verse en- quiere aumentarlos, él tambien perecerá en tl
' lazado en las mil redes formadas con un hilo fuego.
imperceptible e inestricable. Obligado a condenar = ======----=============
al retiro i al silencio sus jenet·osos entusiasmos i INSERCIONES DE LA CURIA.
sus m·dientes invectivas, cayó sobre sí mismo de·
bilitado i herido en el cot·azon. Los triunfos de ADICION
la injusticia, las violencias venturosas, las alevo- AL EDICTO CONVOCATOlUO A OPOSICION A LOS BHNE·
sfas victoi'Íosas, )as lágrimas de )a Iglesia, el FICIOS CURADOS VACANTES.
Papa en el Calvario, no ea·a mucho p:na su fé, Sec1·etarfa arzobispal-Santafé de Bogotá, 24
pero sí para su filial ternura. El padre Lacordaire de enero de 1865.
sucumbe bajo lüs golpes que hieren a Pio IX. Ademas de los curatos spresados en el EDICTO
Pero cuán magnífica es esta agonía t ¡ Cuán de 17 del corriente enero, publicado en el núme•·o
bien sabe sufrir este fraile, cuün maravillosa- 12 de LA voz DEL CATOLICis .Mo, hállausc tambien
Fnente sabe mol'it· ! No se le ha oído una palabm vacantes los de las parmquias de Gámeza, Bosal'io
d-e queJ·a. Sus amigos lo rodean desespeJ·ados ¡sus de Tena i Simijaca, beneficios que debe estimarse
incluidos en el referido EDICTO. discípulos llorando; solo él está mas calmado,
mas sereno, mas dulce que nunca. Su conversa- De órden del Ilustl'Ísimo señor Arzobispo.
cion es n los Ánjeles; con Santo Tomas de Aqui- Ignacio Buenavent'lt1·a ·
no su maestro, i su hermano pOI' el jénio ; con el
Ánjel del m·te cristiano, su hermailo por la p~rezn
i por la piedad. (Fr. A njéUro de Fiesole ) . El se
eleva lentamente llevado en las alas de la fé i sos,
tenido por los snc1·amentos de la Iglesia; sube
ácia el Dios de las misericordias a quien ama con
tan ardiente amor, acompaiiado de las ornciones i
ue los votos de tantfls almas que ha al'!'ancado a la
muerte.
¡ Oh, Sei10r, vuestros designios son insondablesl
Nuestt·a pobr~ i querida Francia tiene mucha ne-
1 cesidad del apostolado. ¿ Por qué 1e quitais estas l; voces sublimes que la llaman al arrepentimiento i
--~--- -
CA.l\lBIO DE DO di CILIO.
EL COLEJIO DE SANTO TOl\IAS DE AQUINO
Se abrió el 2 del presente, i se ha trasladado a la casa
número 42 de la calle 1. eo de la carrera del Ecua·
dor (esquina de Santa Clara).
SE AD1\1ITEN HASTA 20 ALU !NOS El! TERNOS.
Los padres o recomendados de los jóvenes puedeu
dirijirse a cualquiera de los infrascritos.
Bogota, enero 18 de 1865.
JosÉ JoAQUJN ÜRTiz-ALEJo PossE MAnTIL'IEZ.
~ -- ------- - --~---- --
UIPRENTA CONSTITUCIONAL-POH ! ICOL,\S POYfO•.'
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Católico - N. 87", -:-, 1865. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687985/), el día 2025-07-16.
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