AÑO II. Bogota., 27 de setiembre d~ 1864, NUMERO 69.
CIRCULAR.
AH.QUfOIOCESIS DE SAN1'AFE DE ROGO'l'AGOBH:
RNO ECLESIAS'l'ICO- NUMERO 9J.SANTAFE
nE BCGOT , 16 DE SETIEMBRE
DE 18n4.
jurando al mismo tiempo obediencia a la santa
Sede, a los demus Prelados i a las leyes de la
Igles 'a; hizo la protostucion de lo. fé, recitó la
confesion i recibió solemnemente la absolucion;
dospues de lo cua; fué habilitado para el
pleno ejercicio del ministerio. . ·
En'fé de lo cual, Qomo encargado actualmente
del despacho de la Secretaría lo certi·
St'ñor Cura de · ·. · . . l ficoi el certificado so publicará para satisfaccion
Tenienuo conoc1m1ento de que desgraCiada- del escándalo causado por el enunciado R. P
mente, por consecuencia de los trastornos plÍ· M A ·
bl1·0 os 1· de 1a s ma1 a s d octr·m as que pre(1 t·c an IGUEL RTAS.
Ios enemigos del Catolicismo, ~u~ }Imchos matrimonios
separados de hecho 1 sm que la autoridrrd
eclesiástica ha ya tenido intervencion
niaguna, lo cual :;1urr.entn. la desmoralizacion
de las oo~tumbres i perjudica al órden social
por las consecue_n~ias funestas que efi~o produce
en las famthas; encargo a U. ll'lll! enea"'
rccídamente que como párroco inculque en sus
feligreses la fidelidad que debe haber en los
que ~e hnn unido con el santo sacramento del
matrimonio, la obligacion i necesitla(t en que
están todos los padres de familia de velar sobre
e&tn, dándole buena educacion a sus hijos
i enseñándoles la aplicacion al trabajo. Esto
lo hñor Redactor que se purifique 1
el Cristianismo volviéndole su pureza primitiva.,
i eso indicu. que ha leido con interes l!lo obra de
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
162 CATOLIC O.
M. Renan, pero nó las reftttaciones de ella. El
señor doctor Lléras, como hombre- ilustrado,
sabe cuan abnegados, cuan penitentes, cuan
creyente-s eran los primeros cristianos, i comprenderá
que hombres tan amigos de los goces
materiales como nuestros pretendidos reforma~
dores, nunca se sujetarán a esa vida de sublime
espiritualismo,de sacrificio constante. S a be
que, si Jesucristo es Dios, su obra no puede
mejorarse por los hombres, porque Dios es mas
sábio i mas perfecto que todo cuanto perfecto i
sábio puede concebir la humanidad. Sabe que
la verdad es una i eterna i que de consigniente
no admite refo.rma: si la verdad estuvo, pues:
alguna vez en la Iglesia de Cristo, ahí debe
estar aun,porque es inmutable. De manera que
_ el Cristianismo se quiere depurar, como dice
el Padre Félix : destruyendo sus dogmas, sus
misterios, sus sacram·entos, su culto, su sacerdocio,
la Eucaristía, b jerarquía i la organir.
acion instituida por Jesucristo; se quiere depurar,
destruyendo a Jesucristo mismo. Esta
es la verdad.
La cita del testo evanjélico de: M 1 REINO
NO ES DE ESTE l\1UND01 quiere hacerse valer i
se alega para desterrar del mundo a Dios desterrando
la Iglesia, porque los amigos de este
sistema orijinal, dicen como el Redactor de
" El Tiempo," que " la Relijion no es la
Iglesia ; que esta no es la universal sino aquella."
De manera que la Relijion no ha sido
c·reada para los hombres, i debe relegarseln. a
una rejion que no compren:Jeme>s, que no divi·
aamos, que no acertamos a concebir.
El empeño de alegar que la Iglesia está en
el Estado para ser avasallada por él, es mui
orijinal. No quiero comprenderse que el hom bre
tiene cuerpo i alma i que de consiguiente
la lei que rije a su espíritu i la que rije a su
cuerpo, pueden i deben armonizarse, pero no
destruirse ; porque esa pretension inútil
acarrea muchas desgracias para la sociedad.
Lo está viendo el · doctor Lléras en la tirantez
actual de ]a situacion, i aunque debe
comprenderlo, dice que no lo comprende, i alega
esa tirante-6 como una razon de mas para
avasallar el alma de la mayoría d'o sus compatriotas.
Mr. Guizot ha probado con su lójica honrada
i convincente, que atacar la autoridad tem·
poral del Papa, es atacar su independencia
necesaria com o Jefe de la Iglesia, i que de
consiguiente, es atacar esa Iglesia misma, destruir
la libertad en lo que mas debe respetarse,
i anular con hechos lo que se predica con las
palabras. Nosqtros traduji'lloS e insertamos
varios trozos de esta obra importante del sábio
frances, en los primeros números de ''El Católico
; " i en todo este periódico hemos combatido
lo que ahora escribe el señor Redactor
de "El Tiempo." En el número 52, recordamos
haber puesto un a¡·tículo, titulado: "A
donde vamos a parar, " en que están destruidos
todos los sofismas que hoi vuelven a emplearse.
'-' El poder dl3 la Iglesia es puramente espi-ritual,
dice el se:fior Redactor, i ese poder se
emplea por los católicos en contrariar i subvertir
las instituciones i leyes temporales cuando
no son emanaciones suyas." Pero si esas emanaciones
atacan el poder espiritual de la Iglesia,
si esas emanaciones tratan de volcar el
altar de nuestro Dios i avasallar et alma del
creyente, es natural que esa I gle sia se defienda
con las a1·mas espirituales que tiene. Por
eso es que el Jefe de Ja Iglesia ha dicho: "En
la esfera de mif:l facultades, prohibo que se obed
ezcan. " El se ño r R ed a ctor de " El Tiempo"
puede dictar ciertas regl a s para el réjiruen económico
de su hogar doméstico; i si alg una
autoridad quiere trastornarlas, él puede decir:
''Yo, como jefe de la familia, declaro que esas
disposiciones ata can mis derechos i que por
tanto no quiero que mis hijos las obed ezcan. "
¿,Quién comete falta aquí ~ ¿, La autorid 4d que
se injirió en lo que no le tocaba, o el señor
Lléras que lo declara con perfecta autoridad ?
El seí'ior Redactor dice que el Estado tieno
J?erfccto derecho para DESAMOR'l'JZAR bienes
estancados, i que se le disput:l por los católicos
ese derecho. Ya sabe el seí'íor Redactor lo
que nuestro pueblo entiende por DESAMORTIZAR.
La intelijencia que el vulgo dá a esa palabra,
nace del buen sentido natural con que
todos los hombres estamos dotados. Supongamos
que aquí hubiera. en efecto bienes estancados,
i que uno de esos bienes fuera propiedad
del _señor doctor Lléras que, bien por una cláusula
testamentaria, bien por un contrato, o por
un caprich1J 7 no quisiera enajenarlo. ¿Concedería
al Estado el derecho de quitarle esa. finca i
dispersar a su familia, prohibiéndole volverla
a reunir, aunque en su rcunion no inflijiera
mal alguno a la sociedad 1 Al que abus ando
de la fuerza le quitara esa propiedad, i cómo
lo llamaría el señor d•Jctor Lléras? I al que con
el mismo abuso dispersara a su familia, i qué
título le daría? I porque el señor doctor se
quejara i protestaru. contra tales abusos, i se
le podría llamar enemigo de la República ?
Sigue el señor Redact0r quejándose de que
los amantes no pueden satisfacer el anhelo fer·
viente de su corazon, porque estando escomulg!
ldos, no los quieren casar. Pero si esos amantes
no son miembros de la Iglesia que les niega
la administracion de ese sacramento, i qué les
importa 1 A eso llama tiranía el señot· Redactor,
i dice que de esa tiranía es víctim{l. tambien,
el enfermo a quien se niega la administracion
de los sacramentos . . . . i es víctima la sociedad
entera en las relaciones mas íntimas i mas
caras de los individuos entro sí i de cada uno
de ellos con la Divinidad. Eso consiste en la
manera de comprender la Divinidad. Ella
dictó una lei constante de diez artículos : esos
diez artículos forman el Código cristiano : si
los liberales son cristianos, deben practicarlos
todos, i creer en la palabra de Cristo i de consiguiente
en el Papa i en los Concilios. Si no
creen en alguna de esas cosas, no son verdaderGs
cristianos, no son católicos, i entónces,
volvemos a preguntar, B qué .les importo. que se
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EL e ATO L I e O. 163
les nieguen los sacramentos de esta Iglesia ~
Si les importa, es porque son cristianos, i entónces
no será hipócrita la rettactacion que
hagan de las faltas cometidas contra la Iglesia
de Dios, pues sabe~ que para que les sean per:donadas,
necesitan,cotno dice el Padre Astete:
contriccion de corazon, confesion de boca i satisfaccion
de obra.
Cree el señor doctor Lléras que la publicacion
de los nombres de los individuos que han
intervenido en la cuestion de las llamadas "manos
muertas, " ha tenido por objeto desigm1rlos
a las iras populares. En primer lugar, esos
nombres habían sido ya publicados oficialmente
por las autoridades civiles, i en segundo lugar,
el pueblo aquí ha manifestado que no tiene iras
sino lágrimas. Vi6 echar a las monjas, vió
cerrar las iglesias i no hizo sino orar i llorar.
i Será por cobardía~ El señor Lléras que es
granadino se a.trevería a hacer tal ultraje a l!lUS
bravos compatriotas ? Nó: él comprenderá
con nosotros que esa mansedumbre nace del
sentimiento católico: que si la cosa hubiera
sido al contrario, es decir, que los conservadores
hubieran sido denunciados al furor de Jos
democráticos, aquellos tendrian much:1 razon
para temer.
Los que hacen o quiere hacer incompatible
la existencia de la Relijion con la República,
son los que bastardeando esta, no respetan, no
quieren respetar el querer de la mayoría.
Cuando el seílor Redactor de "El 'riempo "
consiga organizar esa igle, ia nacional a que
convida a los suyos, verá cuan pocos son los
no católicos en la Nueva Granada, verá que son
cuentas alegres las- que hace, i que la cifra que
calcula solo en Bogotá, será a lo sumo la que
haí en todo el país.
Aquello de llamar Monarca estranjero al
Pontífice Romano, es ya una cosa ridícula i
m11.S en los que obedecen al Rei de Prusia. Para
nosotNs el Papa es tan .Monarca estranjero,
como es estranjero Dios a quien representa.
Si Dios puede ser estranjero en algun punto
del globo, el hombre a quien EL designó para
gobernar su Iglesia, lo será tambien ; pero
como una i otra cosa son absurdos, es claro
que el P~pa no quede considerarse aquí como
estranjero.
El modo de entender la moralidad, es otra
de lns cosas que nos dividen. Los que nos
llaman como dice el señor Lléras, con el espresivo
dictado de NEO-CATÓLicos, creen que la
moralidad consiste en dar al César lo que es
de Dios, en dar gusto a los scntidos,en ayudar
a la espoliacion de la Iglesia,en asociarse a los
que suprimen todo instituto relijioso como an·
tisocial, en considera!' a Cristo como un gran
filósofo o como un grande impostor,pero nunca
como Dios. De consiguiente, esa moral acomo·
daticia i tan a propósito pa,ra convertir la so·
ciedad en un infierno, puede producir RETozos
DEMOCRATICos como el de Beltran,
por ejemplo; puede producir, los Pascual
Bruno, pero nó los Vicente de Paul; puede
producir héroes de romance pero n6 santos, es
decir, séres que se sacrifiquen por sus semejantes
sin esperar recompensa sino de Dios en
el Cielo.
Si la República consistiera ét'l ese alto desprecio
que hoi se ost~nta por la creencia relijio·
sa. de la mayoría de los ciudadanos; si para
ser republicano fuera preciso ser materialista,
cons1derar a Cristo como a Sócrates i a Dios
como a una especie de va por, seria necesario
rcnt!nciar a la República, donde imperaría la
tiranía mas real i mas espantosa: la de las
multitudes sin freno i sin temor. N osotroEl
comprendemos las cosas de otro modo. Creemos
que respetando la conciencia de los mas,puede
conciliarse todo ; bien entendido, eso sí, qué
el derecho de propiedad como derecho natural,
tan natural como el derecho de respirar, debe
ser respetado como el santuario de la conciencia,
como la vida i la salud de los ciudadanos. Es·
te respeto mútuo es lo que entendemos por li·
bertad, i las espansiones de esa libertad santa,
garantidos por la justicia de que son la espre·
sion, producen los hermanos de San Vicente,
los Lazaril:!tas, las U rsulinlls, etc. ; en fin, los
bienhechores de la humanidad. Esa libertad
eleva los espíritus a las rejiones a que subió el
Tat~so, i aunque no forme banqueros ni bailarinas
( que ni aun a eso se opone ) forma séres
realmente útiles con una utilidad santa, no
ménos real que la que produce la riqueza. Esa
libertad enseña al rico a ser ausiliar del pobre
i al pobre a respetar la fortuna del rico. Esa
libertad está toda comprendida en una palabra
evanjélica: " NO HAGAS A OTRO LO Q.UE NQ
Q.UIERAs PARA Tí." Pero vosotros señores
liberales " quereis ser libres sin saber ser
justos. "
CONFERENCIAS DEL PADRE FELTX.
CUARTA CONFERE NCIA.
El milagro i la critica moderna.
(CONTINUACION).
II.
¿Pero para qué insistir mas sobre este punto
fundamental en la cuestion que nos ocupa? La
posibilidad del milagi'O, es una causa ganada ante
el tribunal de la misma crítica anticristiana. Ella
ha rcconocido.que no puede marchat' mas tiempo en
este camino sin salida, donde a cada paso tropieza
su metafísica vacilante; i así la hemos visto ejecutar
sobre este terreno, una evolucion inesperada.
Ya no dice que el milagro es imposible, que no
puede haber tenido lugat·. Lo que usegut·a ahora,
es que no puede act·editm·se. «Cualquiera que sea,
nos dice, su posibilidad metafísica i absoluta, lo
despt·ecio en la cdtic~ histórica i en los estudios
I"f.lijiosos, porque no tengo pam reconocerlo, ningun
signo infalible. Todo lo que se me dice haber
pasado supedormente o fuera de las leyes de la
naturaleza. se ha hecho sospechoso de ser una ,,
invencion.l) I en qué, pues, pregunto, se demues·
tm imposible In comprobacion del hecho miJagroso?
Escuchemos aun a la crítica formuland0
su objecion.
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'l 164 ~ EL e ATO L.J e O. l ( ;~~
hecho milagroso, la certidumbre de la lei me fue•·- Yo estoi allí i veo a mi élmigo levantarse lleno de
za siempre a dudar de su derogatoria, i debe ha- ''ida, de salud i de fl1erza en la aur<•ola de su rece~
·me prejuzgar la falsedad del milagro. l certi- smretcion. Es él, él mismo: yeo su semblante, i
dumbre por certidumbre, quiero mas bien suponet· sus facciones, su actitud, su marcha. ¿Me nega- l.j~
que la lei sigue su curso, i que la pretendida uero- reis la posibilid::d de reconoce¡· ni que he conc- 1,
gacion es una ilusion de mi pensamiento,. o un cido tanto, de lwblarle, de tocarle, de (lecirlc: !~
error de mi óptica. Pero contra la comprobacion él'es tú, tú mismo?
1
,
del milagro bai una dificultad mas gra·ve; es esta: .\ En estas tn's faces del hecho milagroso¿ qué hai
1 siendo concebido el milagro como un hecho coü- de invisible, de impalpable, de problemático·~ Yo '
tmdictorio o superio1· é\ las leyes que rijen la na- he vjsto a mi amigo vivo, lo he visto muertn, i lo ¡·
tm·aleza unh·m·sal, pat·a llegar a acreditar científica he Yisto vivo otra Hz, es decir, 1·esucitado ¿Sobre ·
i formálmentc su existencia, seria necesario tener cuül de estos tres puntos haceis eaer la preteDdida )
1
g
la última palabra de los secretos de la nnturaleza imposibilidad de la atestacion científica? Que d
1
f
i conocer a fondo todo el mecanismo de las leyes esceptisismo, llamándose la ciencia, venga a de-
11
j
que gobiernan la creacion. No pudiendo Jamas cirme i repetirme que puede ser que yo no le haya ~
verificarse esta condicion~ quedamos en la impo- ' 'isto vivo, que puede set· que yo no le hnya Yisto ¡¡
sibilidad fatal de distinguit· el hecho verdadera- muerto, que puede set· que no lo haya visto resu·
mente milag1'oso,. del hecho simplemente inespli· citado ; aunque se califique drn veces de cirntífi- l1
cable. >> • co, no podrá quebrantar en nnda mi certidumbre, 1
Tal es, en su resúmen sustancial, lo que la cd- porque yo sé lo que he visto i lo puedo atestigunr.
ti ca, tan exijente por ttmperamento, puede oponet· Si me negais, bajo pretesto de ciencia Cl'íticn, In l.
a la posibilidad de acreditar el milagro. Las otras comprolJacion histórica de este triple hecho, yo os
razones ,no son sino detalles que entran mas o mé· niego la comprobacion posible de todo hecl;}O !
uos en lo que queda dicho. Pero estas grandes histórico. lij
razones que la crítica anticristiana cree incompa· «Pero nó,. dirá la crítica ciega en plena luz, nó,
tibies con la verificacion del milagro, uo son ver- vos no podeis concluir rigurosamente la compro·
dade1:amente sino juegos de la sofistería moderna bacion del milagro. ¿ 1 pot· qu'é? Porque cuales- ,
mui se~ejantes a Jos de la m:Jtigua.· quieTa que s.ean las pruebas que creis tener de su
¿Por qué el hecho milagroso, por el solo hecho existencia, teneis siempre, i a priori contra él una
de serlo; babia de escapar a la mirada i sustr-aerse cet'tidumbre que anula la prueba. E$ de certiduma
la prueba? ¿ p 01• qué en ''irtud de su naturaleza, bre universal i constante, que un cuerpo humano,
babia de esta¡· necesal'iamente escluido del domi- u.na vez p•·esa de la putrcfaC'cion, no resucita. Tonio
de la investigacion i de la comprobacion cien- das vuestras pruebas suvuestas del hecho de una
tífica? ¿Es que un hecho milagroso no cae bí\jO resurreccion, no pueden Yalet· nada pnm debilitar
el imperio de los ,$..entidos como cualquiera otro esta certidumbre, i de consiguiente, de todas las
hecho? ¿No se puede ver, tocat·, en una palabt·n, pruebas que pretendeis tener de la derogncion
acredita•·, como el hecho mas nátm·al i vulgar? de la lei constunte de la naturaleza, nac.la puede
¿ p 01· ser milagroso estada condenado a robarse é\ resultar. De dos fuerzas que se encuentran en un
la mirada, a hacerse inaccesible? El milagro pue• mismo punto i en dh·eceion opuesta, nada resulta;
de tenc1· muchas faces, pero todas pueden set· vis- i así de vuestras dos certidumbres, opuestas la una
tas, ¡ se dejan sin dificultad abraza¡· por todo ojo a la otra, la certidumb1·e de la lei i la de laderoque
sepa mira•·· Un ejemplo hablará mejot· que gacion de la lei, ninguna conclusion se puede sael
razonamiento. Supongamos que acaba de cum- cat·; la certidumbre jeneral i ad~uirida con aticiplirse
un milagl'O, por ejemplo, la resurreccion de pacion, se fijaría en la leí con· detrimento del hecho
un muerto. Tenemos derecho para suponcl'lo, milag•·oso.»
pues que la crítica reconoce como nosotros, que En Yerdad, señores, que nos vemos bien embae}
milagro puede tene1· lnga1·. Yo he conocido a razados; porque enceiTados ent1·e dos ce•·tidumbres
un hombre como mi amigo: le he visto, le he que se disputan el honor de ronvencernos i que se
hablado, lo he abrnzado, una, cien, mil veces. No rechazan mútuamente ¿cómo hacer pura salir del
me negareis, creo, la posibilidad de ae1·editar este caso ? Saldremos por una pequeña suposicion mui
hecho. Un clia he visto a este amigo enfermo, inocente, i que os hablará mas claro que estas
luego moribundo i últimamente muet·to. He asis· grandes fórmulas con que no tenemos que hacel'
ti do a su última hora i recojido su último suspiro; por el momento, i de queJa apliracion a este órden
i queriendo en vano hncenne ilusiones, he velado de cosas es, por Jo ménos, poco hábil.
cerca de él t1·es o cuatro dias, esforzándome en Sois ciudadanos franceses, i este honor que no
persuadirme contra toda evidencia, de que podia es pequei10, os impone una carga que no lo es méno
estar muerto sino aletGrgado. Querl'ia prolon- nos. Esta carga se llama «el impnesto.» La lei
g:u aún a un cadável' estos cuidados consoladores, del impuesto, os comprende a todos en la medida
1 pero ¡imposible l-un.a terrible descomposiciou se de vuestws ¡·ecursos, porque todos los ciudadanos
manifiesta de golpe, i cansa horror a la misma son iguales delante de la la lei. Teneis,pues la ceramistad
que huye esclamaudo ¡ muerto, está tidumbre adquirida de que tal contribucion en esmuerto
1-Bajo pretesto de que un letargo puede te año, os quital'á una parte de vuestro habet·;
algunas veces simulat• la muerte ; ¿me tratareis pero supongo que mañana el Monitor anuncia que,.
de impedit· que ante la pod•·edumbre iufecta de un pol' decreto imperial i con consentimiento de las
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1 - . - -------- }:
¡: E :{. C A T O L 1 C O •
f: ''-"-'"'-'-'-""'-''-"~'-"'-''-''-"-"-~~"-./~~~~~-..... ~
165
Í Cámnrns, el Gobi-erno, pnra recompensar servicios
~ ,q-ue estima mui importautrs, os releva de la oblif
:gacion de pagarla. Aun bajo .el réjimcn de los
~· 'principios de 1 í89, no hai en esto nada de nbsof'
Jutamcute irr1posible; porque el E'tado os descat·ga
>;<. ele! impuesto pnt·a recompensar vuestt·os sm·vicios f· .¡ 0s en~iquece con una dotacion que us ahorra el
~ g asto d'C la ~utrib-ucion, estableciend() unn rlife · Í r~ncia que es verdgo si ·os debemos
l1 algo?)) El recaudado1·, despues de haberlo leido,
! podrá deciros : Bueno, ¿pero debeis notm· que
t si 'osot,·os te neis un decreto que os esceptúa de
rfi, paga1· el impuesto, yo tengo una lei que me obliga a prrcibirlo '? ¿ E1)ta observacion no os hará reir?
if•'·, Pero t:o hai que temer que eso suce-da, porque el
empleado, despues de habet· leido el d·ecreto dero-gatorio
en favot· vuestro de la Iei jeneral, os ·saladará
con una profunda inclinucion, i os dirá: «Os
felicito po1· habe1· servido tau bien a la patria, i so-
• hrc todo por habe1· sido tan bien recompensados.)>
l~~ ·, . Seflorza ; pero si quiet·e el Crea-
. j .dor hace¡· uun escepcion de esta lei del tributo na-tural
que todos pngamos a su soberanía sin igual
~~ ¿,por qué pretendeis quitarle la posibilidad de ha-
1:,
1 cr.r .couoce·r t•on certidumbre esta . d erogacion
cumplida po!· su voluntad? Si el Creador puede
~ rcnlrnente d rogar pot· una eseepcion partícula¡•
~' parte de l.a J.ejislncion jeneral ( i ya hemos estable-
!¡ cido que si puede) ¿por qué quereis despojado
1 del poder de Jwce-r conocer su yoJuntad particu
·l; lnr así como puede mrmife~tllr su Yoluntad jcnera
1? ¿Pot• qué entt·e estas dos manifestaciones un
1
, conllicto imposiúle? ¿ Por qué entre una i otra
l cet'ticlumbre un nntngonh-:mo imnjit.nrio ? Si Dios
1, puede danws ro u evidencia, la certidumbre de la
~~ lei creada pot· ÉL mismo .¿ por qué no ha -de poder
dnrnos., con \a rnisma clari<.la{l, \a cet'tidumbre de
1 la derogacion que es tarnbie.n obra de su voluntad?
¿Qué viene a ser esta especie de axioma
, matemático de las dos certidumbres que se anulnn,
sino un juego de la imajinacion, bueno para
divertit· a los semi-sabios, i que no puede .resistir
la mirada del buen sentida '1
No insistiré mas, i llegnt·é a la dificultad considerada
como mas majistral. Ella se reduce a
decir que para po.de.r de.cidi.r formalmente sobre
la c.e\'li) ¿ nos impediríais por la autol'idad de la
ca·ítica clecla1·ar que este fenómeno no se ha cumplido
en virtud de una fue•·za de la materia i de
una lei de la natm·aleza? ¿Para darme científicamente
la razon de este hecho, no necesitaré ele-
Yarme poa· encima de Ja naturaleza, salit· de la
materia i llegat· hasta Aquel que habiendo cre8do \
la matel'ia i la natm·aleza, las retiene ámbas bajo
su domini\) como a esclavas sumisas de su auto·
ridad absoluta i de su libertad soberana? ¿ Tenda
·emos necesidad de h· a buscat· a todos los grandes
maestros de las ciencias filosóficas, para sabet·
de ellos si Ja natm·aleza encenará en su profundo
seno alguna fuerza misteriosa, que obrando solo 1
en situaciones raras, produce de tarde en tarde
resm·a·ecciones instantáneas como la que se supo·
ne opera en el mundo or·gánico de jenet·ariones
espontáneas? No, no os condenareis a la humillacion
de ver a la Academia mofat·se de vosott·os,
de oü· a los señores de la ciencia deciros con una
ironía g1·ave : « No, señores, la cieqcia fisiolójica
no conoce resurrecciones instantáneas i la naturaleza
no tiene aparecidos.»
Queda, pues, bien demostrado que para afirmat·
con certidumbre la realizacion de uu hecho superior
o ajeno de la accion de la naturaleza, no es
necesaa•io conocet• de una manet·a perfecta todas las
leyes de esta. Porque siendo ella una a1·monía,
i una armonía que no es libre, no puede tener el
· poder de desmenti&·se, i poa·que si este motivo de
negar opuesto a la posibilidad de comprobar el
milagro, fuese aceptado, resultaria que para conocer
con certidumbre cualquiet· cosa natural, sel'ia
necesario comenzaa· por conocerlo todo, Jo que seria
comenzar poa· el fin, estt·enarse por el imposible.
Todo o nada : conocer todo o no negar nada:
saber la última palabra de las leyes de la natUI'aleza,
o no estar seguro de sabel' ni la pl'imera.
¿Admitís esta altemativa '? No, no la admitimos,
1
.
porque el homb1·e sin sabea· todo, puede esta1· se- !
gmo de saber algo en la natm·aleza. En horabuena;
pero entónces decid con nosota·os que sin conocer
tostimab]e familia i a la prensa conservadora de esta
ciudad que lo echará bien de ménos.
-En ) debe decu· ~uno
do de cumplit· un sagrado deber; i cuando mas, ¡ni, en vez de Paulo III.
dado · un buen ejemplo,·· llenando una obliga- IIMrRENTA coNSTITUCIONAL-POR NICOLAS PON TON·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Católico - N. 69", -:-, 1864. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687967/), el día 2025-07-16.
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