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PERIÓDICO DESTINADO A LA DEFENSA DE LA RELinON CATÓLICA, APOSTOLICA, ROMANA.
TIUU. a. 0
AULTIMA HORA.
Acaba de lle~ar la Encíclica
de N. S. P ... J>1o IX, coudeoan·
do el juramento del Clero, i se
publicará en númel'o estraordi·
nario el lúues.
EL CATOLICO.
UELIJJON 1 LlBERTAD.
Al doctor F. E. Alvarez.
En el número 38 de ''La Opinion,''
i bajo el titulo ''La Couveucion nacional
i el Clero," hemos vbto un
31'ticulo firmad<:' por vos, en que se
leen estas palabras que nos lwn lleuado
de una profunda pena i sobre
]as cuales uos pi'Oponemos hacer
algunas reflexiones:
" El Clero se halla bajo e&le aspecto en
una situacion particular. SitiJdito, en cuerpo
i alma, de un poder tstranjc•ro, se cree con
derechos snpcriores a los de: la N arion como
soberana, i desconoce el supremo imperio de
ésta para someterlo a sns leyes, i el dominio
eminente ele la misma para lt:jislar i di poner
lo que n bien tenga ¡obre los bienes de qne
d Clero se ha apoderado i que ha sustraído a
la adqniiicioo i comercio ele los demas cindatlaoos.
1\o rtcoooce esos derechos, que
conslilu) en la alta digntdad de la 1\ acion CO ·
roo suLcrana, sino en un poder estranJero.
El Clc10 1 por la condicion privilejiada en que
la Nacion misma lo colocó, por las grandes
1iquczas que los Gobiernos le permitieron
adquitir i le ayudaron a acumular haciendo
que la aulot idad prrstara el ausilio de &u
fnerza para las esplotaciones clericales, i itltimamenle
por la grande inllnencia de su
mini~tcrio, inllucncia que la Nacion ayudo a
(' imcntar; el Clero 6C halla en aptitud de
influir en la paz pillllica i de c01nprometeda
gravemente, i 1na& cuando se cree que no
rsta obligado a someterse a las instituciones i
le) es de la Nacion ."
No copiamos sino estas palabras,
porque CJ'eernos que la cnestion de
constituc-ionalidad es superflua, inú ..
til, cuauflo se trata de la volllnta~l
del que tiene en sus manos la fuerza.
I.a (;oustitncion es uua pantalla rota
,ya po1· mil partes i que uo nos oculta
ui aun a medias la fa.r: de la Dictadtua.
No es sol? el Clero de 11qul, señor,
no es solo el Clero el que mira al
PontiGce Homano como el repre enlanle
de Dios en la liena, i le obedece
como a tal. Es todo el pt¡ehlo
granadino c11ya fé alacajs, son dosr
cientos millones de hombres esparcidos
p()t' todo el Universo. ·
Al ver el miedo qqe manifestais n
f
Bo3otá. 18 de u.o"leanbre de t8•a. NtJM. •r.
ese Monarca e&tranje¡·o; p~rccc que
fuera señor de algun grande Imperio,
que pluliera contar cou muchus millares
de bayonetas i muchos millones
en oro para snhyt1gar puebloi; parece
que su influencia datara de ayer, o
que se esleudiera solo a éste o aquel
pueblo determinado. NosotJ·os hemos
visto ya cien veces repetillo, i l1emos
contestado olt·ds tantas ese miser·able
sofiilma, único tal vez eu que os apo·
yais para tortmar la conciencia tle los
pueblo~.
El Soberano estranjero a quien los
católicos obedecernos como a Jefe de
nuestra Iglesia i Vical'io de Jesucristo,
es tw pobre anciano que en vez de
es-pada tiene tm cayado, símbolo de
su misiou, la de conducir· las almas
al Ciclo por el camiuo de la virttld,
de la carichul, de la paciencia, de ta
orncion. Como Soberano temporal
es el mas débil de todos; sns Estados
son, como dice el Padl'~ tacordaire,
" bn t&utes para la independencia,
pero demasiado pequeños parl:l la dominacion."
Es tan dl·bil señor, que
us solas fuerzas no le hnn bastado
pnra defeuder· sus ciucladcs contrn
una bandn demiserahlcs aventureros.
Pero en el hecho de haber conservado
por tantos siglos ese pobre Sacerdote
cuya influencia tanto os asu~tn, sin
soldados, sin dinero, la . No se
cuerda u de que esos séres qnc vagan
esuudos en medio de ellos son sus
termanos, que tienen tambien una
lma iutclijeute e inmortal; los desrecian
con ese orgullo de raza que
ace tan tl'iste la suerte de lo~ negt·os
n los Estados Unidos del Norte, i
\,lando algnn estt·anjet·o se mauiftesa
sorpt·endido pot· esta conducta
nlicristiana «son salvajes, le dicen,
OJl una especie de bestias dañinas,
E~ CA'IOLICO.
es preciso procurar que se destmynn,,
i Procedería de este modo un pueblo
inspit·ndo por el vetusto catolicismo?
i los misioneros católicos, no habrían
procurado hacer homiJres de esos casi
a.nimales?
Bu~ca•l fuet·a de Dios el orijcn de
la sobcrania, i rlivn~areis en vauo de
utopía en utopía; desde el sis tema de
Hobbes hasfa el de las sol>el'lutias
populat'e!l. El hombre no \·ive en socieclacl
.por eleccion o por convenio
sino por necesi•latl. Nace i crece en
ella, se cnc\lCnlt·i\ ya constituidos los
Maji~trados, fonnarl::~s las leyes que
debe obedece1·, i por lo comnn no
tiene ni elt·ecut·so ele emigrar si es:1s
leyes no son de sn agracio. Puede
decirse que la inmensa mayoría ele
los hombres está condenada a vivit· i
mot it· como las plantas en el sitio en
que nació.
Siempre hemos ct·ciclo que la pal::~hra
PuriJlo Soberano significa algo
mas de lo que sequict·edecit·con ella.
Podd pt·obarsc tal vez que las ma!>as
no tienen obligaciou ele obedecct· al
porlcr que ellas 110 se !tan dado o que
no e de su agrado, pet·o no que tcugan
drt·echo para rnanclat· a nndie.
¿ De dónde \'Íene esa soberanía del
ni11nero, en qué se funda el derecho
de los mas para mnnr!at· a los ménos?
Dios es el único Soberano: el que
' obedece a Dio~ es liUre, el qtlC olmdccc
a sus pasionc,¡ i capl'ichos, nn
malvado; el que obedece a otrohomhrc
sin mas razou que el temut·, un
imht'·cil o uu cscla\'o. Dios !tizo a l 1s
hombres e.;encialmcnle ¡,ociahles, la
culpa ot·ijiual los d('jó uatnralmcntc
malos; pot· e~ lo son preciso~ los Gobicrno
· JHII'a q11e puedan vivit· juntos
sin hacct'~C daño; pc,ro el Go1Jieb1o
c¡ne no se apoya en Dios, no tiene
razon ele set·. El pueblo no ha poclicto
dclegat· llll rlerecho c¡uc, como hemos
visto, el mi::;mo no tenia. Pot· ott·a
parte, la eleccion popular es una
mentit·a. Una f,·accion de un parliclo
es el pueblo r¡ue elije. La inmensa
mayoi'Ía de Jos ciurladanos ni aun
comprende su derecho, recibe de un
intrigante un pan i una boleta qnc
deposita en la urna sin sabe•· el nombt
·e que contiene. Hasta los caudillos
de revueltas que sacrifican millares
-de infelices . a. su .ambicion .o . a_ ~u .
codicia, se titulan apoderados i defensores
tic su ' 'ictimn. Hablemoc; claro :
los GoLiernos no pueden apoyarse sino
en Dios o en la fuerza.
Todo pueblo necesita una fé relijiosa;
porque sin ella la mot·al i la
conciencia quedan sin ascendiente i
sin voz, las malas pasiones sin contrapeso,
los malos instintos sin freno.
Donde hai mas de dos hombres reu ...
nido$, es preciso que alguuo mande;
i este, si no puedo hahlrtr a las conciencias
el lenguaje del clct·cl'ho, hablara
a las vQluntades el rlc la CtJ,nccion.
m hombre tiene que obedecer
o al del>c•· o al temot·: en el pl'imet·
~aso puede ser libre, en el scgnnclo,
Jamas. ·
LEn dilncle se enéonlrará la t·azon
que nos obligue a sometel'llos a las potcsln,
Jes de la tierra si no se la bu~ca
en Dios? ¿ Hai al¡;unn t·azon de conveniencia
que nos haga sacrifica.- l:l
nucsh·a en beneficio de la ajena r Ninguna.
Por eso los poderes r¡uc quiet·ctÍ
ser respetados i ohedeeiclos si nt·epuguancia,
vivit· segnrM sin necesidad ele
anninar a los pueblos JHlt'a mantener
solrlaclo~,ni apeb!r a violencias i cruel- ·
clarle5, deben apoyarse en la fú t•clijiosa
de loi cincladanos a 1¡uienes
mandan, i si esa fé es la católica, cuya
mot·al es tan pma; la católica que,
única en el mundo, ha po•liclo pt·odu~
t· santos; la catálica, única que
h1 elevado la fratel'lliclatl hasta la
cariclacl, es decit·, hasta e ·e am·11· heróico
qne no conoce limites; el Gobierno
que, en vez de apoyarse en
ella, la ataque, la ho . tilicc siqttiera,
conspira contt·a ,;Í mismo, contra
Dios, contra 1::~ socicclad. El Católicismo
está llamado a poner llmiles
al poder civil, porc¡uc esto no fné
cstahleciclo por Dios pat·a ser !ICIIOl'
de todo, pct·sona~ L>ie11es i conciencias.
No pu ede sct· nunca absoluto,
sea que e eje:t·za en nomlll'c del
pueblo, del clerecho de succsiou o clel
ele conqnista.
El Cucq>o sncet·dotal os in,;pira
ojcl'ila porc¡ue tiene itdlucncia sobre
el pueblo, por,¡ue le inspira t·espclo.
¿Por qué vucst1·o celo niveladot· no
os llevn ,, colllhalil' la riquc¿a, In instruccion,
la virtucl ? En fin, sciíor!
las alt•ibucioncs del podct· e tranjct·o
qur. tanto temor os inspira, deben
resirlir eu alguien para que la Helijion
se cott et·vc. Las Naciones que no
reconocen al Papa han rlado a S\1~
reyes éste poclct·; i vos mismo. poclcis
pensar cuán pe:ligrosa es para los pueblo:>
la reunion en unas ~olas manos
do la espada i el incon~nrio. El podet·
espiritual no puede estorbar al civil,
siendo como es, dbtinto de él pot· su
objeto, su e'fera i- stts medios de
. acc_ion. _ Y,l_ ~ob~rano temporal no
tropezará con el ince-ns-ario "sino-,cua"ndo
aspit·ando a la omnipotencia, quiera
h· pat·n
llamnr mal arlquiriuos lo · bienes
cclcsiasticos; porque las hipótc is
intleJ110Strahlcs no :~on L':t?.oncs. Can·
sl\¡lo" stamo. ¡}e demo t1·a•·os que los
bienes de los frailes, de L1s monjn•,
tlc los pohrrs eran t:~u wyos como lo
son vnc>tt·o~ i de vnestros ltijos los
qnc hayais ad!luidtlo lrnhajando
hom:~damcntc.
Desde 1¡uc el munoll·os habcis hecho
1le la libertad una especie rle divinidatl
mistct·io~a qne os absteneis de
definit· i a la que lo sacrificais to1lo,
patria i honot· ijus'ticia i humanidad;.
hasta dcclat·ar incompatible con ella
la vida comun de inocentes mujeres,
hasta convel'tit· las casas de oracion
donde se imploraba de Dios el peron
de los ¡pecados de todos, de donrie se
repartía el pan a mil familias de graciadas,
en cuarteles, en moratlas de
inmundicia, de disolucion, de bl?sfemia.
Tal vez vosotros e ·pet·ais que
las jcnr.racioncs venideras sientan la
influencia benéfica clel sislema liberal,
ya que a lajeneracion presente no le
ha tocado pot·lote sino la opresion, el
reclutamiento, la muerte en los combates,
el hambre i la desnudez. Es
que ante todo sois hombres de vuestro
partido: por eso, si bien estais
dispuestos a oponeros a toda malda
tintes tle su ejeencion, na que u o es la doctrina de Jesuc:
ri!ito, i que ademas es una fa1·sa de~·
¡ncciul>le i ridlcula, puesto que los SI·
glo!S i las jcueraeiones en su marcha
majestuosa, le hicieron el entierro al
pasar, i lo
por el iott·rmedio de los A p oslolcs h~ recibido
i en ei1a n permanecer firmes e m alterable&
en nae;trn divina llelijion, que es la hnica
'cnladera i la sola quu Jllepara In salud
el rno i que hace en fin floreciente i feliz a
la •ocitdad civil.
Por c•to os encargamos que no ceseis de
in~tnlir siempre i con cuidado, ya pOI' la predicacion
de 1a palabra .divina, ya por el ca·
tecismo a los puebk•s conllatlos n vosotros,
sobre Jo¡ misterios, la ductrina, los Pl'<•ceptos
i la dhciplina de nuestra Rclijion, espccial•
mentc eon la ayuda de los Curas i de ~Iros
eclcsill5ticos que se recomienden por la m te·
gl'idad de sn vida, , por la gravedad de sus
costumbres i por una doctrinn sana i bólid•.
P01·que vosotros saLeis muí bien que una
g-ran parte de los males nace ordinariamente
de la igtiOI' ncia de 1~ cosas divinas que aon
nccwarias a l;t ¡_alud, i por consig~ientc c,om· .
prendeis que no se deben ahorrar CUidados
ni esfuerzos para librar a los púeblos de
tal azote.
Antes de terminar esta carta no podernos
dispcnsaJnos deelojiar debidamente al Clero
de Italia que, adhiricndosc de corazon a J.\ os,
a e~la catedra de Pedro i a sus Prelados, no
ha abandonado nunca el camino recto, antes
bien, siguiendo los jlustrcs cje~plo~ de sus
Obi~pO$, i aufriendo con una pacJencJa gran·
de todos los ~rabajos, llena de nn modo ad·
mirab1e sn tarea.
Nos, esperamos que el Clero, con la ayuda
de la divina gracia, i siguiendo dignamente
la vocacion a que ha sido llamado, se esfor·
zará en dar pruebas mas i maa brillantes de
su piedad i su virtud. . ..
Damos tan)bien merccHio! elujJOS a tantaa
virjenes santas que, arrnncauas violentamen•
te de sus conventos, despojadas de sus habe·
res i reducidas a la mendicidad, n•l han re•
nrgado por esto de la l'é que jm·a1on a &U
Eaposo, sino que, soportando con lo~~ la
constancia pusible su deplorable condiCJon,
no cesan noche i día, en sus huocaciones, de
levanta1· las manos al cielo i rogar a Dios por
la salud aun de sos prrseguidores, esperando
pacientemente la misel'icordia del ~eño~.
Somos Í"ual:uente felic~ en elOJiar d•gna•
~col e a li~s pueblos de J talia qut, animados
de ~entimicntl'S católicos, dele~ an todas laa
maquinaciones impías dirijidas wntra la.lglt!•
sia, i be glnl'ian de pugar llll tdhnto de p1edad
filial, de respeto i de obedientia a Nos, a
esta santa Silla i a sus Obi&pos, i que, aunque
1odeado5 de dificultades i de graves peligroa,
no dejan de mauif'e&tar di:1riamcnte tle todos
modos t:l afecto i ventracion puticular que
tienen p(\r Nos, i de alivia1·, ya por 6mCI'icio·
nes de ludas pa1ie~, ya ¡oo1· otras ofrendas, el
mui grande c~tado de penuria en que nos ha·
liamos i en que se encutntra la ~illa apos·
tolica. ·
En medio de tQIItaa amarguras i df: una
tempestad tan grande lev~ntada contra la
Ig(ebia, nu perd:m10s el valor, hijos queridos
i venerahles J.ermnnos,pt.l'qufl nucbliO conse·
jo i nuestra ruena fbllln en Cristo; i si sin El
no podemos nada, con Él todo lo podemo•,
porque al investir a los predicadores ele la
Jgltsia i los ministros de loa sacramentos,
"' é ~quí, dijo, que yo estoi con l' OSolros to·
dos los días hasta la comumacion de los siglos."
b,demas, nosotros sabemo~ positinmenle
e¡_ u e las puertas df'l infierno no prenle<
·eriln Jamas contra la Iglesia qo~ ha si~~ i
será siem¡u e inmutable, guardada 1 pr~leJ~d~
por J esuc• ·isto 1\ue&tro Sl'ilor qm· 1:1 cd.fico,, 1
que (uis nyer tomo es hoi i como scrri /ia.sla elf11t
d• los slclot.
J\¡¡ cesemos, pues, hijos queridos i venera·
bies hnmnnos, de of1eccr día i noche con un
cet(l ~iemp1 e mas a1 dit>nte tn la humildad d
uuest1 o corazoa, oracionts i súplica• a Dios
por medio de J t:sucristo, ~ara que, di~ipando
esta tempestad ~iolcnta, :u unta Jgleaia tes·
pi1 e debpUeo de tantos calamidadt:s i gnce en
todo el mundo de la por. i de la libe1 tad d •
st'adas, i tn fin, que todos los t¡ue cotá? d :
viado•, alumbrado~ prouto por la grac1a d&·
vina, luehan del e1101 ' al camino de la ver·
dad i de la justicia, i produciendo dign.os fru·
tt s de ¡H·nitencia, adquieran teu1o1' 1 amor
eternos por su santo nombre.
1 para que Dios, lleno de misericordia, es·
cuche mas facilmcnte nuestras fcrl'ientes sh·
plica:;, invoqn~m?s el pat!·ociuio podoro~o d.
la Santísima H1Jen 1\lana l\Jadre de D10s, 1
reclamemos la intenencion de los ~autos
Apóstoles Pedro i PaLio i de todos los bien:
nenturados del ciclo, a fin de qne por su
ai1plicas eficaces, obtengan de Dios para todos
la miselicordia i In gracia en. tiemp~
oportuno, i alejen tod~s [as c.~!arnJdades 1
ptli¡;ru~ con que JoJglt&Ja es afliJlda en todu
1)a1tcs i eapec'almcnte en Italia.
. .En fin, .camo un testimonio cierto de puc•·
tra bene\'olencia particu)ar hácia vosotros,
Nos os damos Juui afectuosamente, con todo
nuestro co1 azoo, la btmdicion apostólica, .a
vosotros i al rcbai10 confiado a vuestro Ctll·
dado.
Dada en Roma, en n Pedro, el dccimo
clia de agosto del ailo de i863, de nuestro
pontificado el iB. .
(1'onndo del ntimcro 247 de la "lndependenc1a
Belgt~.") ~
~ -- Imprenta Couatitucional.
Cancra de occidente, ca11e i. ~-' número :18.
l'Oll l'ONTON 1 BAJU\EU,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Católico - N. 27", -:-, 1863. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687925/), el día 2025-05-18.
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