-~..L. - ·"
TRIM. ~. BOGOTA 8 DE AGOSTO DE ~ 865. NUM. ~2.
LA CUARTA PALABRA D. L DR. L. LLERAS.
Este senor. usando del mismo lenguaje de que han usado
siemp1•e los enemigos de la Iglesia desde Lutero, estampa
én ~u cuf3rta palahrl\ las siguientes :
" Llegadas las tinieblas de los siglos medios, el Papadc
romano, trabajado por el misterio de la iniguidud, ~e hizo
el lecho de toda abominacion, de suerte que las dispensas
para violar la santidad de los juramentos, vinieron a constituir
uno de los rasgos mas espantosos de su deformidad. I
alfatreverse los Papas a ejercer este poder monst¡·uosC>, se
adueñaron de derechos que tienden a desquiciar la sociedad
civil i a desorganizar el mundo moral."
Para probar este te~rible m1rgo, cita las opiniones de va.
ríos Teólogos que han enseñado que la Igiesia puede dls.
penaat en votos i juramentos: qne la escomunion lanzada
contra un rei, libra a los súbditos del juramento de fide.
lidad; i que un deudor puede rehusar el pago al acreedor
que es escomulgado.
Toma luego por su cuenta a los Papas, a quienes llama
por hurla "Vireyes del cielo," i cita a Gregario IX en su
cuestion con Federico n de Alemania, a quien escomulgó
declarando a los sübditos libres deljuramento de fidelidad;
a Urbano VI por la nulidad que declar6 de los compromisos
contraídos con herejes ; a Paulo IV por haber nombrado
mas Cardenalee de los que se había comprometido con
juramento a nombrar; a Gregario vn por sus Ct1Cstiones
con el Emperador Enrique ; al Pap Zacarías por haber
absuelto a Pipino de su fidelidad al último Merovinjio; a
EOJjenio IV, a quien atribuye haber inducido a Ladisloo rci
de Hungr ín a romper su tratado con Amurat; a Paulo m i
Pío IV por haber escomulgado a lo que contrajeren alianza
con Enrique vm e Isabel i absuE:lto a los súbJitos del
juramento de obediencia.
Entra luego con los Concilios i empieza por uno Romano
que en 1036 absolvió. a Edual'do el Confesor del" oto
que había hecho de ir a Roma.
"Un Concilio de Letran dice en seguida, hbertó al
Pontífice Pascuul en 1112 de un j urarnento que habia hecho
sobre la hostia consagrada relativamente a investiduras
i escomuniones."
"No pretermitiré, añade, el Concilio jeneral de Lion,
presidido por Inocencio, ni sus decisiones contra Federico,
ni el de Piza que prohibió a todos los hombres obedecer
a los Pontífices rivales Benedicto i Gregario, cualquiera
que fuese su juramento de fidelidad."
Toca tambien en seguida para morderlo, al Concilio de
Oonstanza, i califica de Papa lejítimo a Juan xxm, diciendo
que lo depuso el Concilio, i vuelve a citar la escomunion
lanzada contra los que obedeciesen a Benedicto, i últimamente
habla de la muerte de Juan de Huss i Jerónimo de
Praga, atribuyéndola al Concilio, que dice les d•ó salvo
conducto para ir a las sesiones.
No es precisamente contestar al doctor Lléras lo que nos
proponemos; no es esa la mision que nos hemos impuesto,
sino patentizar al pueblo la mala fé con que proceden
siempre los enemigos de la Iglesia Católica. Para hacernos
comprender mejor espresaremos los hechos mas culminan·
tes que la historia imparcial ha consignado en sus pájinas,
i que pl'ueban que, sin la intervencion de los P¡1pas en los
siglos medios, la civilizacion ,habría perecido, i la Europa
habría sido presa de la bárbara cuchilla musulmana.
"Jamas, dice el conde de Segur en su Historia universal,
jamas en los anales del mundo se vió época mas desastrosa
para los pueblos ni tnas tempestuosa para los príncipes.
La cimitarra mahometana desolaba las ciudades,
arrasaba los campos, .... forzaba las conciencias, i por to-das
partes sembraba el terror j la servidumbre. ·
" Los guerreros del Norte destruían los ültimos restos
del Imperio romano ... derribaban sus monumentos, proscribían
de la Europa las artes i las ciencias, i la sumerjian
en una oscuridad profunda ...... Los príncipes i señores,
ignorante~ i fanáticos, siempre divididos entre sí, estaban
siempre armados contra los tronos i contra los pueblos."
Tal era la sítuacion del mundo entónces ; la Iglesia Católica
lo salvó. Ella, cotno dice el protestante M. Ancillon,
a quien ya otra vez hemos citado, " fuó el único tribuhal
elevado en medio de la anarquía universal, cuyos fallos se
respetaron porque er:m respetables. Ella contuvo el despotismo
de que eran víctimas los pueblos, reemplazó el
defecto de equilibrio, i disminuyó los inconvenientes del
réjimen feudal." (Cuadro de las revoluciones del sistema
político de Europa, tomo 1, 0 pájinas 153 i 157).
Así el derecho ptiblico de aquel1a ópoca estaba fuudado
en el poder de la Iglesia Católica ; i los Papas, a mas del
poder espiritual directivo, de institucíon divina, tenían el de
jurisdiccion temporal, que los pueblos i los monarcas de
consuno, i por su propio bien, les habían reconocido. Los
emperadon~s cristianos que debían el 6rden en sus impe.
rios al principio rclijioso, tenían tanto horror a la herejía,
corno los vasallos que, en el mismo principio, hallaban un
escudo contra la tiranía. Desde el reinado de Teodosio el
Grande, la& constituciones imperiales hubian declarado a
los herejes inhábiles para Jos empleos públicos i privados
de derechos civiles. Desde el siglo V, el individuo electo
emperador jumba, al recibir la corona, gobernar conforme
a las leyes de la Iglesia. Por eso cuando Anastasia i !.con
lsaurico se hicieron herejes. los pueblos desconocieron su
autoridad, pero la Iglesia no se mezcló todavía en la cuestion
del juramento. Fué en titmpo de Oarlomagno que
empezó a ventilarse la cuestion de si se perdía el derecho
al trono por el monarca que se hacia hereje. Naturalmente
era la Iglesia la que debia decidir este punto; i EOJ·prcnde
que hoi, los que se califican de defensores de la libertad de
los pueblos, llamen a esta costumbre que salvaba esa libertad,
rasgo espantoso en su deformidad. Lo que hai de es.
pan toso aqui es la ignorancia i la ingratitud. I es de advertir
aun, que el Papa, ni fallar sobre un asunto de esta especie,
no deponía al eoberano, sino que lo declaraba simplemente
incurso en la penn de deposicion, por haber faltado a la
coudicion con que habia sido electo ; i esa misma declaratoria
se hacia con tanta prutlencia,que el jurisconsulto ale.
roan Seckemberg, a pesar de ser protestante, dice acerca de
estos juicios lo siguiente : "No hai un solo ejemplo en to.
da la historia de que un Sumo Pontífice haya perseguido a
los que, conteniéndose en sus derechos lcjítimos,no hayan
intentado exederse de ellos." Si a esto se agrega que no
había reí que se hiciera hereje, que no se convirtiera inmediatamente
en tirano i cruel, queriend~ arrastrar por la
violencia a sus súbditos en su apostasía ¿ qué tiene de
estraño ante la moral mas quisquillosa, que haya habido
teólogos que enseñen que la herejía declarada en un rei i
la escomuníon lanzada por ella, libra a 16s súbditos del juramento
de obediencia? Como era tan justo, tan bien fundado
el horror que inspiraba la herejía, naturalmente debían
ponérsele todas las trabas imajinableil. Mezerai refiere
en el tomo 11, pájina 655, de su "Resúmen Cronolójico,"
que los herejes " eran una especie de bec,;tias feroces que se
complacían en la carnicería : que no destruían solamente
los bienes, sino las vidas, sin perdonar condicion, edad ni
sexo." Por eso el Concilio Lateranense, reunido en 1179,
en su cánon 27, des pues de hacer brevemente la enumeracien
de los crímenes cometidos por esos monstruos, manda
" a todos los fieles para la remision de sus pecados, que se
opongan valerosamente a tales estragos, i que defiendan a
los cristianos contra aquellos desdichados." Estos son los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
2 EL C 1\TOLICO.
fundamentos de las doctrinas teotójicas que tanto escan- un voto imprudente pueden resultar mas males que bienes
dalizan al doctor Lléras. ¿por qué se ha de cumplir ese juramento r Si Paulo rv juró
Vamos a ver ahora las_ causas que los vireyes del cielo, efectivamente no nombrar sino cierto número de Cardenalos
trastornadores de. la moral social •. tuvi~ron ,para procrt\er .}es i las nec,e!>idades de la Iglesia exijieron luego que nomdel
modo que tanto espanta al escntor hberal. Pro~urare- orara m~s. hizo bien, en nuestro concepto, de , viólár su
mos guardar el mismo órden en que él los cita en su Cuarta jurárnento.
palabra; i prescindiremos de los crtrgos ménos notables, Gregario vn, el gran Papa. el Papa a quien Jos católicos
por estar virtualmente contestados en lo que llevamos veneramos como Santo, es un objeto ele constantes diatriespuesto.
bas de parte de los enemigos de Ja Iglesia Católica. Ese
· Llegamos al cargo hech.o a Gregario IX por hab~r liber- jenio colosal que abarcó con su mirada de 4guila el mundo
tado del juramento de fideljdad a· los vasallos del empera· europeo, que mas con sus virtudes que con su vasta ciendar
Federico.-Federico, principejibelino, habja sido electo cia, enfrenó los abusos i dió brillo a la IO'lesia, salvando
emperador, prometiendo a Honorio ni, . marchar. e~ la pot· ella a la sociedad, es al que constante~ente muerden
Cruzada porque el Pap~ trabajaba con abmco, restitUir la los impÍos cpmoperros rabiosos; entre otros el protestante
. herencia de la condesa ).\1atilde i repunciar a la corona de Pedro Pitbou, uno de los autores que cita el señor Lléras.
Cicilia. Abusando q~ Já jenial , bonda
1
d de este . Poutífice, Otros como Othon de .Frisinga, mas respetuosos por la
apénas tuvo el poder imperial, marcho sobre Italta, des pues verdad, dicen que "su conducta hacia, ver fl los hombres
de haber hecho ·decidir a sus jurisconsultos, presiQidos por todas la~ virtudes que su b.oca les_ e?se~aba." --El EmperaBhtulo,
que 61 había sucedido en todos los derechos de los dor .Enn.que por el contrarto; pr?d1go1 corrompido, segun
Emperadores Romanos, i que en esta virtud era dueño de el hu;tonador. E. Lefranc, vendta al mejor p.os~qr los obistodo
el mundo conocido. Como, segun refiere César Can! padGs ~las dignidaqes, i comerciaba con los cosas santas:
tu, era mui inclinado <1l islanismo, i muí disoluto, burló las crueí hasta merecer el dictado de Neron de su epoca, e:x.asesperanzas
Qel Pontífice, no cumplió sus promesas i ataco p;eró a los príncipes saj~nes, quienes, apvyadqs en las prác .
siempre la libertad italiana.-Ocupado el trono pontificio t1cas que formaban entonc~s el derecho público, represen.
por Gregario IX, hombre que, apesar de tener 85 años de taran al Papa, de acuerdo con una multitud de lombardos
edad, era enérjico como un jóven, exijió del desleal manar- francos, báv~rns i,_suevos, que no convenía que ,un prínci :
ca el cumplimiento de lo que era su deber. Federico trató pe tan malvado, c1nese la corona, sobre todo no habiendo
de burlarlo tambien, pero no pudiendo conseguirlo, mar. recibido de Ro·~a la. dig11idad re~l. El P¡¡pa se habia pro.
chó por fin para la tierra santa, rlespues de haberse despo- puesto Cl)nsegutr la mdependenc1a ele la Iglesia, del poder
sado con la Princesa Yolanda, hija de Juan de Brienoe, temporal que la hab'la avasallado para prostitu~da. La
que le daba derecho al trono de Jerusalen. lucha era entre un hombre malvado i poderoso i un anciano
En 1227 se embarcó en Bríndís, pero a los tres días que no tenia roa~ apoyo que su dignidad. EstE) obtuvo el
volvi ó a tie!Ta alegando diferentes pretestos. El Papa in- triunfo, La Iglesia fuá libre, i esto es lo que desespera a
dignado lo escomulgó, con tanto mayor razon cuanto que los que hoi preten~en tenerla encadElnada.
los cruzados que perecían en Palestina, no tenían otra es- . La r~za de los m~rovij.ios babia dejenerado. Tlerry II,
peranza que la llegada de esa espedicion.-Despues de ha- mepto t torpe, habna deJado perder la Francia, Cádos
ber asegurado para sí por medio de tratares del cisma; por cuya ra'Zon se prohibió a
de prestar ayuda al sensual Enrique vm, son los cargqs todos los fieles, que obedeciesen a ninguno de los dos; i
que el Dr. Lléras hace por fin a los Papas para conveo"' fueron reemplazados con Alejandro V, elejido en ·26 de
.cernos de que la Iglesia Católica fomenta el perjurio . . El junio. .
simple buen sentido puede fallar. Los dos Papas depuestos no obedeciera~ i Juan xxm que
' Siguen los cargos contra los Concilios i empiezan así:~ reemplazó a Alejandro V,inuerto pocos mese~ despues de
"Un Concilio romano, en • 1036, absolvió a Eduardo el su eleccion, reunió el Concilio de Constanza en 1414.
confes?~ rei de ~nglaterra, de un voto que había hecho Juan Huss predicador de la Universidad de Praga, se-para
VISitar la ciudad de Roma, i los se¡>Ulcros de los san- ducido por las doctrinas de Wicleff i aprovechando la situatos
apóstoles. Leon IX que presidia el Concilio, le impartió cion penosa en que se encontraba la Iglesia, empezo a
la absolucion." ·combatirla con la herejía . Como la relijion era la base
. !-'le~os rejistrado cuidadosamente la historia de los Con- del órden publico, el 6rden se' trastorno, la sangre corrió
c1hos 1 no hemos hallado ninguno calebrado en aquel ano. a torrentes en Alemania. ·Los estudiantes Bohemos j'untaDesde.
1002 no volvió a haber ' Concilio en Roma h.asta banal grito de'' la copa al 'Pueblo", que significabá la
·. 104~.-:En 1036 no era Leon IX el Pontífice sino Benedi~to pretension de que se diera al pue)llo la comunion•en ámbas
'Ix, .1m Leon que vino a ser Papa en 1049, ni Benedicto especies, el gritd sediciosQ de ·• las propiedades para
tuv1eron nada que hacer con Eduardo el confesor.-Salvo el pueblo."
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4 EL CATOLICO~
El Concilio estaba reunid0, i habiendo tenido conocimiento
de esta herejía, examino las ¡>ropc·síciones de Huss.
El Emperador Sijismundo que tenia interes en pacificar
su reino,dio salvo-conducto al heresiarca i a su con1pañero
.Jerónimo de Praga, para que fueran a Constan7,a a defender
su doctrina. Presentáronse en efecto, i ei Concilio los
convenció de herejía. Síjismundo entónces lo~> hizo ejecutar.
Fueron quemados vivos porque ese era el suplicio
de que se usaba entónces; i con este motivo esclama César
Cantú : "i Mas la violencia es un remedio mui triste ! I
Sigismundo, o mas bien loe pueblos que son los que espian
las culpas de los reyes, pagaron sus terribles consecQ.
encias."
No fué pues e~ Concilio el que dió a estos heresiarcas
salvo-conducto, ni fué tampoco el Concilio el que Jos
condeno a muerte.
En el curso de su escrito dice el Dr. Lléras por burla:
"La infalibilidad de tal Papa absolvió de tal juramento.''
¡Disparate enorme! los niños ·católicos saben que la infblibilidad
del Papl\, es solo cuando define e:ccátedra cuestiones
de fé o de dbgma ; i puede ocurrírsele a alguno que a
tal clase pertenezcan.Jos hec os que censura el Sr.Liérns?
I suponiendo que no hubiera equivocaciones i adulteraciones
en los hechos que él cita, suponiendo que el
Papado e¡; realmente el lecho de toda abominacion, corno
él lo afirma ¿no se sorprende de que ese odioso Papado
subsistc1 al travez de tantos siglos como una roca en medio
del océano sufriendo constantemente el embate de las
olas? ¿No se sorprende al considerar que ese anciano ha
visto en 19 siglos levantarse i desaparecer grandes naciones,
subsistiendo él siempre el mismo i enviando sus
bendiciones sobre el mundo desde la altura en que está
colocado ? Este solo hecho bastará para persuadir a los
mas preocupados, que es inutil que luchen con la Iglesia
porque Dios, que es mas poderoso que ellos, la sostendrá,
conforme a sus promesas hasta la consumacion de los
siglos.
DECLARATORIA PONTIFICIA.
CAR.TA FAMILIAR DE SU SANTIDAD EL SEñOR PIO IX, DIRIJIDA
AL ILUSTRISI.MO ARZOBISPO DE SANTA FE DE BOGOTA,
DOCTOR ANTONIO HERitAN.
(Tomada del número 472 de "El Semanario mercantil de
la Habana,'' que la copió de "El Mensajero Piamontes.")
Carisimo Hermano i Colaborador en los penosos trabajos
del Ministerio etl esta época de dm·a prueba:
Por vuestra carta consultatoria, tan clara i terminante
en su relacion, como llena ce amargura por los sucesos
tan estraños CGmo dolorosos que ella refiere, nuestro cúrazon
se ha partido de acerba ¡::: ·' ¡u a la reflexiva lectura
de tan importante letra; marcada, si no con sangre, a Jo
ménos con lágrimas; ella no deja duda de la suerte opresiva
i destructora que ha tocado en parte a esa Ig-lesia :
los sufrimientos de su Episcopado i curas párrocos, prelados
regul&res i santos monasterios de las esposas de nuestro
Señor Jesucristo. Dos de nuestros dignos predecesores
tuvieron que lamentar muchos malee de que fueron
informados desde los primeros años d~ esa naciente República,
i el contajio con- que los libertinos con pretesto de
libertad engañaban a los incautos. ¿Qui0n puede dar mejor
la muerte del alma sino la libertad de los errores,
segun san Agustín? Libertad es la facultad de hacer todo
lo que es conforme con lo que debemos a Dios, a la Iglesia,
a la justicia, al órden público. i a nosotros mismos; porque
el hacer una cosa injusta es LICENCIA, i la licencia es la
destruccion de la libertad. Mas de una vez nos ha tocado
la dura· pena de eaber los pormenores de los remarcables
desprecios que se han hecho, a despecho de los virtuosos
pueblos i c.lero fiel, a esta Santa Sede, con el pretesto de
libertad ; pero libertad convertida en licencia : males que
hemos querido remediar con entrañas paternales, dulzura
i clemencia, escojitando los medios de una union i enlace
relijioso, politice i duradero, relacionando esta Corte con
ese Gobierno, como lo hizo nuestro predecesor Gregario
XVI, de grata memoria, nombrando un Prelado sábio,
prudente i activo en negocios tan delicados como los con-ciliatorios
en polltica.
Triste i doloroso recu erd o dejó r: € !' la Cort e Rom ana
la retirada del primer Internuncio, varon dotado de virtudes
relijiosas i civile!;'. Posteriormente se han repetido en
las Lejislaturas i corporacioms municipales de esa nací n
Neogranadina remarcahles ultrajes a la Santa Sede i sm
representantes. Ellas han e8pedido ' leyes i decreto::¡ en
acuerdos enteramente ·contradictorios a las derechos sa grados
de la Iglesia i atentatorios hasta contra el dogma,
como la lei de matrimonio civil. Esta Santa Sede ha llevado
adelante su polítietl dulce, amable i conciliadora, pílra
que en esa República se atienda a la soberanía popular i a
su espresada voluntad, no consintiendo que se toque la
Iglesia, su sagrada jerarquía ni sus intereses, i que en
nada se innoven las loables costumbres del pueblo soberano,
que es en lo jeneral eminentemente catolico, apost6lico,
romano, a despecho de una minoría miserable, que se está
declarando en Secta Herética ; por lo que mas tarde se
considerará sériarnente para lanzarle el rayo de escomunion
mayor, 1eservada a Nos, con arreglo a las disposiciones
del Santo Concilio de Trento i otras que los Padres
de varios :Sínodos jenerales i nacionales han establecido
contra esas sectas anti,guas i nacientes, enviadas como el
azo'ce destructor de la paz i felicidad eocial. Los c(lnjurados
contra la Iglesia, contra el Episcopado, cleros, rentas
sagradas i contra el puehlu fiel. que interrumpen los ejer·
cicios del eagrado culto, deben saber que la Iglesia los
tiene separados de su comunion, i que no harán parte en
la herencia del Señor, si maliciosa i voluntariamente se
han lar.zado en esos infernales torbellinos de impiedad,
trabajando leyes, decretos, providencias i toda disposicion
que tienda a oprimir las libertades :de la Iglesia i fueros
debidos ul Episcopado i Cleros.
Son separados de la T~lesia: l. 0 Los cabecillas o pro·
motores de tal persecucion: 2. 0 Los ejecutores o instigad')
res; i 3. 0 Los ausiliadores, directos o indirectos de
cualquiera clase, estado, condic10n, dignidades i sexo; los
que despreciando las amorosas caricias de la Iglesia, su
tierna madre, se drjau arrastrat de Satanás al abismo de
Jos errores, impiedad, libertinaje, relajacion i apostasía; si
la voz del Episcopado i Sacerdocio no labra en rsus endurecidos
corazones una penitencia severa i no se enmiendan
retirándose del círculo de los perversos, pa1 a emprender
el camino de una retractacion verdaderamente cristiana.
Nos, con la autoridad como Vicario de nuestro Señor
Jesucristo en la tierra, aunque indignos de tal gracia i sublime
Dignidad, los declaramos fuera de la comunion católica,
i en consecuencia, indignos de la gracia del Señor
i de sus misericordias, corno de Jos 1;antos Sacramentos,
aun en el artículo Je la muerte, si no dan muestras de penitencia
i resarcen los daños rtue hayan ocasionado, restituyendo
lo que de cualquiera manera hay~n quitado.
La Iglesia, amado Hermano i celoso Prelado, no tiene
corno vos lo saoeis, otras arma para contener tan grandes
escándalos i los inmensos daños i males que causan los
trastornadores pérversos e impíos a los pueblos, como a los
lejítirnos Gobiernos i a todo el mundo, que siempre lamenta
los horrores de la impiedad i el libertinaje, como el golpe
del aleve asesino sobre su inocente e indefensa víctima, cuy!}
única falta es la de po~eer algun in ter es que han exitado la
co4icia de su agresor. Los bienes pecuniarios de los Templos
católicos son por lo comun los que exitan las reformas
de ciertos hombres mal avenidos con el trabajo i con las
escaseces indispensablss al que nada gana : estos i otros
motivos poco honesto~, son los que mueven el c.elo democrático
i filantr6pico de los corifeos del desórden, i es pre.
ciso hacerles frente con la palabra, con las obras, con la
pluma i con ~la autoridad sacerdotal, pata alejar ta~tos
males i librar a los incautos de este contajio infernal, uméndose,
como es fácil hacerlo, con el pueblo cristiano, único
apoyo de la Iglesia, perseguida en la época de la ilustracion,
de la libertad, igualdad i otros titulas que se h11llan, consignados
solamente, en las gacetas i periódicos que brotan
la falsedad, sofistería i fá.bula. (Concluirá.)
~A vxso-Con este número concluye el trimestre. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Católico - N. 12", -:-, 1863. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687910/), el día 2025-05-18.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.