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PERIODlCO DE LITERATURA I COSTUMBRES.
TRIllI. l. ]Bogotá, 23 be juniO' be 1850". NUlll.7.
,TOLERANCIA. La c!vilizacion, a la vez que ha
Es un principio reconocido que las convertIda la tendencia de las naciopersecuciones
enjendran el espíritu de ne~ ácia los grandes obj~tos de inmenproselitismo.
Las prohibiciones pro- so mteres, ha suavizado el caráQter
ducen la tendencia a sustraer de los junt?.con las. costumbres. En punto
ojos de la autoridad las acciones que a relIJlon pudJéramos decir que miénse
reputan como punibles. El parti- tras mas .tolerantes !lemos pasado a
dario que se siente animado por un ser mas pIadosos; mléntras mas ilusprincipio
político ° relijioso, no tarda trados, mas humanos. En cuanto a
en convertirse en un ardoroso ümá- política, es cierto que las con ti entic
o, lo arrostra todo, i desde ent6n- das antiguas no se denominaban con
ce~ v~ene. a ser capaz de cualquier sa- ¡ precision, sino q.~l~ bajo el nombre
cnficlO, sm esceptuar el martirio. Su- d.e una secta rehJlosa, o las pretencede
esto cuando reina una verdade- SlOnes de un príncipe se desarrollara
i cruel persecucion, de lo cual.la ba un fin político. Parecia reservahistoria
nos. ofrece numerosos ejem- do para n~Iestros di~s ajitar las graplos.
Las pIadosas hogueras de la in- ves cuestiOnes de hbertad en todos
quisicion, los santos furores de los re- sentidos, 'apellidándolas con sus nomformadores
anglicanos, nos manifies- bres propio~, para saber de que modo
tan .que lo~ p~ebl?s, que hoi mas pre- seremos felIzes acá en la. tierra, puesconrzan
Cl.v!hzaClOn, han pasado por to qu~ los ~ayores d~batJeron por Iarestas
puenlIdades, bien costosas para gos anos, I de la manera mas luminolas
naciones, sin duda, por temor de sa, la cuestion de felizidad eterna. Por
vernos un poco estrechados en este esto vemos que en todas partes los inglobo
sublunar. Esta miserable con- ~eI'eses públicos i mundanos son el obdicion
humana nos ha traido sujetos J~to de constante discusion. De la teo-'
a que frecuentemente nos degollemos na se ha pasado a la práctica, a la
por meras palabras que no entende" realizacion de los me~ios para alcan~
os, dejando a cargo de otras jenera- z~r la suprema dicha, lo que se conClones
el que se ~'ian i nos compadez- sldera ~un como un paso ~as de adecan
de lo que cahficarán luego de cé- lantamlento. Luego el paIs qué deslebres
locuras. pues de haber estado sujeto a que sus
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50 :mI. TP.OVADOP..
prohombres lo esquilmen i sacrifiquen
por bellas ide,alidades, lo impulsan todavía
a que vuelva a ocuparse en si
es o no suficientemente ortodojo, ese
pobre pais se ha quedado, por no decir
ha vuelto al siglo XV.
A juzgar por los hechos que vimos
deslizarse en 1842 i 43, la cosa ha tenido
estas visibles propensiones. Se
le meti6 en la cholla al supremo ministro
Sr. Ospina que estábamos perdidos
en esto de moral i relijion, i dió
i cabó hasta que logr6 sistematizar la
devocion, como remedio eficaz contra
la pereza i el abandono, i por supuesto,
con las mejores i mas sanas
intenciones. Este paso dado a prevencion,
nos ha conducido al feliz estado
de buena intelijencia en que vivimos,
sobretodo, en esta encantadora
ciudad. A pesar de que ántes ni se
rezabaménos, ni se practicaba ménos,
la única diferencia estaba entre la tibieza
o indiferentismo de los unos, el
fervor i el celo de parte de los otros;
mas sí estábamos de acuerdo en que
todos éramos radicalmente cristianos.
Aquel supremo ministro no lo comprendi6
así, como tambien que con el
clero granadino, a su modo de ver, tan
ignorante como corrompido, no podia
operar la gran con ver-sion, i izas! nos
meti6 .... aquello de que no quisiéramos
hablar .... los PP., así en abreviatura.
Desde ent6nces comenz6 a
aparecer cierta escicion, que afectando
un fin relijioso, envolviera una ca-
1ificacion de partido. Hase seguido de
aquí que el que no es un consumado
devoto, un parroquiano entusiasta de
San Cárlos, o afiliado en la capilla del
Sagrario, es sin disputa liberal i TOjO,
con riezgo de pasar a ser reputado por
}¿ereje, impenitente i relapso ademas.
Esto no es decir que háyamos retrocedido
hasta el siglo XV, ni que tal
intencion tuviera el consabido supremo
ministro. Si el malicioso lector
piensa que para fines mundanos conviene
que nos aborrezcamos en nombre
de Dios, i que nos persigamos i
degollemos, porqúe esto ceda en bien
de un partido, lo declaramos u·n solemne
malicioso.
Pero aun no es tiempo para saber
si los cálculos i combinaciones del supremo
ministro le hayan salido fallidos.
Apénas podremos apuntar débiles
conjeturas, sacadas del estado en
que se hallan los ánimos, como cono'
secuencia de aquellos antecedentes.
U nos dieron en la manía de que para
torcer las miras que' quedan indicadas,
era preciso remover los medios
que para lograrlas se habian empleado,
i,sin mas ni mas los PP. se volvieron
por donde vinieron, con su sobrecargo
de alguno~ pesotes, que al fin
esta es tiena de promision. Los otros
se dieron a sentir este paso como la
mas estupenda calamidad que hubie,
ra llovido sobre este pais, i eso que
sin PP., es decir, sin los de la Compañía
nacimos, sin ellos nos criariws,
i sin ellos pasábamos por virtuosos i
por buenos cristianos, segun su propia
espresion. En vano hicieron los
pobrecitos humildes protestas de adhesion
a la RepúbliDa i a sus instituciones.
Propusieron hasta ahorcar la
sotana, i esta fué su perdicion, porque
los que años ántes habian contestado
el deber de jurar la Constitucion, i
mucho ménos sujetarse a disolverse,
cuando lo quisieron ya no se les crey6,
porque el que se sómete-a tamaño
sacrificio (el de la sotana), sehace sospechoso.
En fin, todo se consum6, como
dijo un peri6dioo, i henos aquí en
presencia de los dolientes i de los que
han hecho el caso grave. 1 a decir
verdad, lo han tomado tan a pechos,
se han creido tan esclavizados i oprimidos,
que no contentos con que sus
periodistas hicieran una retiradafinjida,
han apuntado en las paredes de
las casas que el jefe del Estado se ha
convertido en Dictado¡-, i que la Tiranía
pasea por las calles de Bogotá,
se en tiende, a pié, porque el Tirano
de ahora no tiene coche. La idea de
la tal Tiranía los tiene preocupados
por demas, pues que creyéndose veTdaderamente
perseguidos, han estrechado
sus filas, i la propaganda está
en su punto. Las prácticas relijiosas
se han redoblado fervorosamente, como
sí algun día ellas hubietan estado
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en decadencia. El noyenario deejercicÍoDs
espirituales, la Madre Antigua,
el Retiro dominical, las no interrumpidas
nóvenas, todo esto llena i pasa
al tiempo disponible que tiene una
persona que nQ descuida sus deberes
domésticos i sociales. Ténganos Dios
de su mano si con esto queremos decir
que nuestros devotos no atienden
ademas, al lleno de los importantes
deberes que reclama la familia. El
que ha dicho, que en esta tierra, para
ser estimado como bueno, le basta ser
pob1'e i creyente, es un maldiciente
~onsuetudinario. Fuera de que el que
quiere ganar el cielo, poco le importa
lo de la tierra, nosotros que a nadie
criticamos, no somos capazes de interpretar
siniestramente este celo relijioso.
Solo sentimos que él traiga
Qcasi.on de suponer lo que no existe,
para andar ganando prosélitos. Lamentamos
que a fuerza de recalentarse
la cabeza, se les haya puesto en los
cascos que alguien los persigue, i den
por est.o en ser unos fanáticos furiosos.
I no se nos diga que juzgamos de
lijero, si aludimos a que de cuenta de
fervores relijiosos, confundidos con
rencores políticos, el amigo ultraja al
amigo, la esposa desobedece al esposo,
la prometida retira su palabra,
el pariente halla cerradas las puerta!?
de la familia, i se da al traste con los
sentimientos de paz, caridad i amor
al pr6jimo.
Este estado de piadosa irritacion es
el resultado de las combinaciones político-
relijiosas de que hemos habla<
lo. Esta invencion del roce constante
de dos causales, capazes cada una
de producir un incendio, habrá por
'fortuna de quedar burlada en sus cálculos,
porque la causal que a su vez
ha enjendrado laexacerbacion es aparente
i transitoria. El 6rden i la Tolemncia
hacen el mejor contrapeso
que pueda oponerse a los que ajitan
las pasiones relijiosas. Con esto ellas
recobl)ap. su aplomo, i los que hoi, al
pié del altar se humillan, para luego
maldecir i calumniar a sus semejantes.
tan solo porque no ,piensan ni
obran como ellos, se desengañarán al
fin que todos somos cristianos.
ALBUM.
MANUMISION.-Esta grande i
sublime institucion social, toma su
nombre del latin manu mieum, porque
en Roma i en Grecia para manumitir
un esclavo se le tomaba por
la mano i se le presentaba al pueblo.
La manumisíon se instituyó primeramente
en estos dos pueblos; pero no
siempre eran los amos los que daban
libertad a sus esclavos. En la Cedemonia,
dice MI'. Fourgault, el derecho
de manumitir a los esclavos, no solo
lo tenian sus dueños, cuyas tierras
cultivaban, sino el puebh~ reunido,
quien rara vez concedía este favor isolo
por circunstancias especiales, como
sucedia con aquellos que en las batallas
habian prestado algun servicio
distinguido a los ciudadanos a quienes
acompañaban a la guerra. Tambien
se acordaba esta gracia a aquellos
que en urjentes necesidades habian
suministrado a la República alguna
suma de dinero, o la habian servido
de otro modo.
En Atónas cuando un esclavo po~
dia reunir la suma que fijaban las leyes
para presentarla a su amo, recobraba
en el acto su libertad. El amo
no podia rehusarlo i estaba obligado a
presentarlo al arconte ° rriajistrado, i
declararlo libre; al amo a guien podia
probársele que habia resistido presentar
a su esclavo, se -le condenaba
a dar a este una suma igual a su valor,
i ademas quedaba de hecho libre
el esclavo.
El acto de la manumision se hacia
conduciendo al esclavo por la man(}
al lugar aC0stumbrad.o, i poniéndole
en seguida la mano derecha sobre la.
cabeza, un heraldo anunciaba al pueblo
que aquel hombre era libre.
Muchas vezes el público mismo
concedia la libertad a l<;ls esclavos
por aclamacion. Cuando I.os servicios
prestados por estos eran tan importantes
que producian estaaccion. •
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popular, no solo se les declaraba libres
sino que se les elevaba a la dignidad
de ciudadanos para recompensar sus
servicios. Esto se hizo en tiempo de
la República en favor de los que derrotaron
a los lacedemonios cerca de
la isla de Aljinusa, i de los que se distinguieron
en la batalla de Cheronéo.
El dia del castigo los romanos i los
griegos eran severos hasta la barbaridad
con los esclavos; pero el dia de
la recompensa eran grandes i magníficos.
La manumision se estableci6 en
Roma bajo el reinado de Servio Tulio.
Queriendo este príncipe hacer
mas fuerte i respetable la República
multiplicando el número de ciudadanos,
hizo promulgar una lei por la
cual se permitia a los particulares dar
libres a sus esclavos. La manumision
era mui rara en los primeros tiempos,
i no se hacia sino por razones mui poderosas
que debian declararse ante el
majistrado.
Tres eran las maneras de libertar
los esclavos en Roma. La primera
se hacia por el censo o empadronamiento
(censu); bastabaparaestoque
un es~lavo, a quien su amo queria
manumitir, hiciese inscribir su nombre
en los rejistros públicos, i declarase
los bienes que poseia.
La segunda era la I que llamaban
de la'l¡aqueta (vindicta) que consistia
en golpear al esclavo a quien se queria
libertar con una correa o varilla.
Esta práctica fué introducida el año
siguiente a la espulsion de los reyes,
por Valerio Publícola, quien de este
modo di6 libertad al esclavo que habia
descubierto la conspiracion tramada
por varios j6venes romanos en
favor de los Tarquinas.
, La tercera era por testamento.
Para disminuir la autoridad de los
señores feudales los reyes de Francia
creyeron que lo mejor que podian hacer
era libertar a los siervos de la esclavitud
en que jemian. Así fué que
Luis el Gordo en 1135 i Luis VIII en
1223, comenzaron a disminuir el núme!
o de esclavos de que estaba plagada
la Francia. San Luis i otros re-yes
siguieron el ejemplo de sus predecesores;
pero sobre todo, en tiempo
de las cruzadas fué cuando se vi6
a los grandes señores vender o libertar
a sus esclavos.
Sabemos, dice Voltaire, que los reyes
i los señores poderosos habian dado
libertad a muchos de sus colonos
a precio de oro, desde el tiempo de
las primeras cruzadas para subvenir a
los gastos de estos viajes insensatos.
Affranchú' significaba en frances declarar
franco a alguno; dar a 'Ul1 Galo
subyugado los privilejios de Franco.
Ahora que se aproxima el aniversario
de nuestra independencia, época
de entusiasmo por la libertad, i estando
pr6xima a promulgarse i ponerse
en ejecucion la nueva lei de manumision
espedida por la presente lejislatura,
hemos creido de algun interes
este pequeño artículo, o por lo ménos
oportuno.
JUNIO.-Antes· de terminar este
mes, diremos algo acerca de su orÍjen
i otras particularidades.
Antes del reinado de Numa Po mpilio
en Roma, este era el cuarto mes
del año, que despues de la intercalacion
de los dos meses que completaron
los doce de que hoí consta el año
solar, vino a ser el sesto. Su nombre
le viene dellatin Junius. Algunos autores
pretenden que se deri va de la palabra
Juno, por estar consagrado a esta
Diosa. Ovidio en el libro 5.° de los
Fastos hace decir a esta divinidad
del Olimpo:
Junius a nostro nÓmine nomen habito
(De nuestro nombre Junio tomó el suyo).
Otros quieren mas bien hacerlo venir
a junioribus, de los j6venes, o mes
de la juventud; sin duda porque la
estacion del Estío que comienza en
este mes en las zonas templadas, representa
la fuerza i vigor de la edad
juvenil, así como la del in vierno representa
la decadencia i debilidad de
la vejez. Otros lo hacen derivar de
Junio Bruto que hizo céle re este
mes por la espulsion de los Tarquinos.
Entre nosotros el mes de junio es
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memorable por mas de un título. En
este mes emprendí6 Crist6val Colon
su segundo viaje a América. En junio
de 1504 naci6 Gonzalo Jiménez
de Quesada, conquistador de la Nueva
Granada i fundador de Bogotá.
En junio de 1531 se mud6 la ciudad
de Panamá del sitio donde la habia
fundado Arias Dávila, que era insalubree
al punto donde hoi se halla.
En junio entraron los jesuitas en esta
capital. En junio tuvo lugar en
Bogotá la asonada dictatorial con que
se hizo firmar la célebre a<.!ta del 13.
Enjunio se represerit6la ridícula farsa
de nuestro manchego Don Tomas,
cuando a consecuencia del fallo de
un jurado sali6 en dia claro, sin sombrero'i
con la espada desnnda, gritando
por las calles de la capital i escitando
a los pobres artesanos a la matanza
de los demagogos •••. En junio
de 1826 fué el gran terremoto que
tantos daños causó en esta ciudad ....
Pero seria interminable la relacion
de los sucesos memorables acaecidos
en la Nueva Granada en este mes.
En junio entra el sol en el signo de
Cáncer, o el Cangrejo, mui poco pl:Opicio
en verdad por ser signo de retroceso.
Los que creen en agüeros no
deberian emprender negocio alguno
en este mes.
53
horas, las ferias i sermones, los certámenes,
los Gobernadores, juezes i
alcaldes, los priores, provinciales,
guardianes, priOl'as i abadesas, los
trompos, los mortiños i mararayes, las
uvas camaronas i de anis, las curas
pescuezonas, las palmas i ceras labradas,
el funeral de las ánimas, i otras
mil i mil cosas que sería largo enumerar.
No quiera Dios que vengan a
aumentar el número de estas apariciones
peri6dicas el Cólera i los hijos
de San Ignacio! ••••.
1895.-Se invita desde ahora a to- .
dos los cernícalos, gorriones, lechuzas,
vampiros i demas pájaros nocturnos,
de mal agüero i de buen gargüe'ro
para el concierto filarm6nico que
tendrá lugar en aquel año; ménos al
cernícalo gorrion mayor, que ya tiene
boleta para esto i para ver el elefante,
la mica i la mona.
EL P A TRIOT A 1M P ARCIAL.Dice
que Fernando VII habia derogado
la pragmática de Cárlos nI que
espulsaba a los jesuitas de sus dominios.
i Ah tunante! i c6mo se la
guardaba calladito para cuando ya no
hubiera remedio! Aquí si se puede
decir, de~pues del conejo ido,palos en
el nido; o mas bien:
Despues de idos los conejos
N os viene con BUS consejos.
• EN QUE QUEDAMOS !-¿ Si
CRONICA-VARIEDADES. no ha habido revolucion en estos dias
APARICIONES PERIODICAS. es por la prudencia i espíritu de 6rden
-Hai ciertas cosas que aparecen pe- de los señores conservadores, o es por
ri6dicamente, tales s
Citación recomendada (normas APA)
"El Trovador: periódico de literatura i costumbres - N. 7", -:-, 1850. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687846/), el día 2025-08-03.
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