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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
E PERIODICO DE LITERATURA I COSTUMBRES.
TRIllI. l. BOGOTA 12 DE llUYO DB 1850. , NUM. 1.0
PROSPECTO.
" Es eosa bien triste que la capital del
Nuevo Reino de Granada no pueda sostener
dos o tres años un papel público.
Se comienza con ardor, i a la segunda
suscricion se retira la mitad o los dos tercios
de los indi viduos. Todos quieren que
les hablen segun sus gustos i segun sus
inclinaciones. Uno es amigo de la política
i solo quiere especulaciones; aquel
conoce las humanidades i las bellas letras
i no desea sino rasgos brillantes i producciones
del jenio; otro cuya ocupacion es
el campo i la agricultura, querría que solo
se hablase del modo de abonar un terreno
&c., &c_ j en fin, cada uno espera tener
por semana un pliego impreso que lisonjen
i favorezca sus ideas. Bien se ve que
esto es imposible. Hai otros que solo se
ocupan en censurar las pl:oducciones del
Semanario, i en hacer paralelos con los
papeles mas brillantes que ha producido
la Europa. Yo les diría eon el juicioso i
reflexivo autor de la descripcion de Pamplona
que acabamos de publicar que ninguna
cosa es grande al nacer, que todas
las naciones han tenido su infancia i su
época de estupidez i de barbarie."
Hace mas de cuarenta años que esto
decía el ilustre granadino Cáldas en su
'i Semanar.io de la Nueva Granada," periódico
que aun hoi mismo vale mas que
la mayor parte de nuestras actuales publi-caciones,
Estas sentidas fi'ases despiertan
en nosotros tristes reflexiones acerca
de los progresos i estado actual de nuestro
pais. i Podrá creerse que hoi, en la
mitad del siglo XIX cuando la civilizacion
i las luzes todo lo innundan, despues de
la gran revolucion política i social que
emprendimos al principio del siglo, cuando
la poblacion de la Nueva Granada se
ha triplicado, cuando nos jactamos de seguir
con paso firme en una nueva carrera
de progreso i adelanto de todo jéllero ; podrá.
creerse, repetimos, que boi pudiera
decirse lo mismo, exactamente lo mismo
que entónces dijo Cáldas? •••
No hai que dudarlo, el hecho es cierto.
En la apariencia progresamos, pero en el
fondo permanecemos estacionarios, en esta
como en otras muchas cosas. I-reflexionándolo
bien, nosotros no podemos
atribuir a ese hecho otra causa que el espíritu
de egoismo i de intolerancia que
forma la base de nuestro cará.cter nacional.
Queremos ser esclusívos en todo, hasta
en nuestras estravagancias, hasta en
nuestra ignorancia i atraso. De aquí ese
descontento, ese fastidio que todo nos produce.
Los periódicos se multiplican, pero raro
es el que vive largo tiempo, ya pOl'
nuestra natural inconstancia, ya porque
esclusivos, intolerantes i egoistas como
somos, solo queremos hallar en ellos aqueo
llo que individualmente 110S atañe, o lo
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que mas nos place. ¿ Qué me importan
los versos 1 dice uno. i Qué tengo yo que
ver con los estudios literarios, ni con las
costumbres? dice OtlO. 'i Qué me deja a
mí la política, la agricultura, la minera.
lojía ? ••••• i como los gustos e inclina.
ciones son diversos, resulta que mi perió.
-dioo, sea de la naturaleza que fuere, no
puede tener jeneral aceptndon, i solo se·
rá leido por cierto partido i cierta clase
de individuos.
Pero ya qull nosot¡'OS no podemos re.
medial' el mal, a lo ménos queremos por·
fiar en mantener una pllblicacion que no
conviniendo a nadie esclusivamente, con·
venga á todos. Esta es la clase de publi.
eaciones que nos importa fomentar en
nuestro pais, aunque hasta ahora hayan
tenido poc.a aceptacion. Esta es la clase
de publicaciones que Imperan i dan la lei
en todo el mundo civilizado.
El TROVADOR, pues, ademas de sus
trovas i cántigas ya tiernas, ya críticas, ya
satíricas i jocosas, echará su cuarto a es·
padas en cuestíones literarias, en puntos
relacionados con las ciencias naturales, i
finalmente. escarbará tambien algo en esta
centina que se llama política. Pero ad.
vierte desde ahora a sus favorecedores que
la política del TROVADOR será mui políti.
ca : es decir, que no será política de pasio.
nes estremas, de odios i rencores impla.
cables, de bandera negra i guerra a
muerte; sino una política enteramente
cristiana, es decir, tolerante i mansa in
modo se entiende. 1 no importa que por
este motivo se le llame vividor, murciéla.
go, capeador i.cuantos epítetos se crean
mas degradantes. El con su lira en la
mano pasará por en medio de los exalta·
dos con la sonrisa en los labios i la paz
en el corazon.
•
OTRO.
Salud, salud, hermosas bogotanas,
Hijas de los encantos i el placel',
Que en vuestras gracias i virtud tempranas
Brindais a los cachacos un Eden.
Salud criaturas de "jentil talante"
Que alimentais el bogotano ardor:
Leed mis cantos, que si soi tunante,
Soi tambien de las bellas trovado/'.
j SaJve ! cachacos de la airada vida
Vetel'anos en cuitas del amor:
Venid tambien que el Trovador convida
A gozar i vivir de buen humor.
Yo soi del gremio cachacuno, i vendo
Sátira, burla i alabanza a ¡'eal ;
De cada cosa mi poquito entiendo,
1 en prosa i verso mi opinion saldrá.
Salud tambicn, caducos vejestorios,
Ancianos en la faz, no en el humor,
Que a la tarde os poneis vejigatorios
1 a la noche bailais que es un primor.
Todos venid, porque de alegre facha
Siempre cuadrado i sin pesar me hallé ;
1 una cara me encanta, vivaracha,
Aunque sea de mi suegra o Luzifer.
Yo soi el Trovador de la alegría,
Noble cachaco de mclíflua voz,Manso
de jenio, i j por el alma 'mia !
De popular i blando corazon.
Nadie tiemble al saber que la persona
Asomo' entre la prensa liberal;
N o traigo lanza nÍ' mortal trzona,
Que no es el Trovador de armas tomar.
Soi liberal en opinion, sin duda,
Mas nunca rojo o livido seré,
Porque es broma bastante peliaguda
Ser Redentor sin qué ni para qué.
Yo pertenezco al clásico partido
De Antonio Herrera, el bravo Capitan.
Que sin sustos i siem]lre divertido
Ni teme remocion, ni siente afano
Soi partidario de la paz completa,-
1 es mi programa de administracion.-Teatro
i bailes,fiestas i retreta,
1 conciertos i almuerzo en Fontibon.
Calumnia torpe ni falaz mentira
Jamas prohijaré para baldon, .
Que nunca el vicio lo aplaudió mi lira,
1 es hidalgo el alegre Trovador.
N unca el buen nombre manchará mi
Del patriota, filántropo va ron, [ plumaQue
es pura mi intencion como la espuma.
Del cristalino arroyo jugueton.
No es de difamacion, no, mi tarea:
Es sí de diversion i de solaz;
1 otorgo inmunidad, tanto a la fea
Como a la chica de hechizera faz.
Cemul'o las costumbres, doi al vicioAmarga
i merecida correccion ;
1 hago a la sociedad algun servicioL
Dándole rienda a mi dichoso humor.
Hé aquí la introduccion de mi periódico:
Si agrada un tanto, lo de mas leed;
El no será por cierto mui metódico,
Mas dirá la verdad sin ofender.
Habrá de todo para ser ameno,
1 en pr::,sa i verso le hablaré al lector.
Me encomiendo a San JuanNepomuceno~
1 adelante fortuna,
EL TROVADOR.
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TRA.T A.MIENTOS F ADIILIA.RES.
Entre las .malas costumbres i resabios
oe nuestra sociedad, ninguna mas ridícula
que aquella que a cada paso observamos
en la jeneralidad de las jentes ; de sacar
a colacion el grado de parentezco que los
liga con otras personas. Es mui comun
oir decir aún a personas cultas i en con.
versaciones nada familiares: mi compadre
fukmo me dijo, mi padrino sutano me
advirtió, mi tio mengano me escribió &e.
El objeto de este articulo es poner de
manifiesto lo repugnante de esta costum··
bre, que pasa desapercibida,i. tratar de que
ella. se corrija por medio de consejos
suaves, como nos proponemos hacerlo
-con oUas muchas no ménos censurables.
Todos los hombres tienen padre: todos
s0!TI0s hijos de alguno; por consiguiente
nada mas natural ,sino que a ese hombre
que nos dió el ser le llamemos con cariño
i respeto, padre, taita o papá.
La mayor parte tenemos hijos, ya pa.
gando lo~ derechos, ya sin pagarlos: nada
mas natural que decirles en nuestras caro
tas o conversaciones, hijo mio, hija de mi
alma. Otro tanto sucede con los padres
-espirituales, que ahora han vuelto a estar
de moda, porque entre nosotros todo es
moda, hasta el beaterio i gazmoñería.
Muchos tenemos hermanos, i así soleo
mos decirnos, hermano ven acá, mi que.
rida. hermanita, recibí tu carta que con·
testo. Otro tanto aplicaré a los hermanos
de alguna hermandad, a los hermanos
masones,i hasta a los mendigos, a quienes
¿eeimos, perdone hermano.!
, En una palabra, siguiendo por el órden
ascendente, descendente i lateral, todos,
cual mas, cual ménos, tenemos primos de
ámbos sexos, tíos, sobrinos, suegros, en·
tenado, hijastros, padrastros, abuelos, i
tQda la parentela hasta el cuarto i quinto
grado de consaguinidad en el de Reaumur
i el 7.° en el de Farheneit.
Bien está,pues, que en el seno de nuestra
familia, en el retiro del hogar doméstico,
esplayando nuestro corazon, i dando rien.
da a los mas tiernos sentimientos, se
hallen a cada paso en nuestros lábios los
dulzes nombres de padre, hermano, tio, i
otros que la naturaleza misma ha formado,
i que tan necesarios son en las leyes e
instituciones. para el efecto de asegurar
la propiedad, evitar los enlazes in'conve.
nientes i demas que los jurisperitos no
ignoran.
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Pero que se confundan las relaciones
de familia, las relaciones puramente do.
mésticas, con las relaciones sociales que
son de otro órden, esto es lo que no pode ••
mos ménos de censurar como estravagante.
i Quién no se rie al oir decir a uno de
tantos amigos del parentesco como existen
en nuestra tierra: me empeñaré con mi
tio fulano (el Gobernador por ejemplo)
con mi primo sutano (El Secretario) i
no tenga U. cuidado! Cuando mi tio Domingo
vivia, cuando removieron a mi tio
José María, cuando mi tio Pepe vino,
cuando se fué mi cuñado el Coronel tal. ...
Mas de una vez nos 'ha sucedido pregun·
tar a alguno, quién es aquella jóven tan
linda? i respondernos: es mi primita. Pero
cómo se llama, quién es ?-Es mi primita
Avelina. Con lo cual hemos quedado pero
fectamente enterados i satisfecha nuestra
curiosidad.
Me hallaba una vez én un baile de
cierto tono, i deseando saber quien era
un persona:je, para mí nuevo,· que allí
estaba, pregunté a un jóven a quien conocía
i qU& se hallaba por ahí cerca, quién
era aquel individuo.-Es mi tio, me res·
pondió con cierta risit.a de satisfaccion.
Por un movimiento involuntario volví la
espalda a aquel tonto jóven, i mas adelan.
te supe que se llamaba el Sr N. que, en
efecto era su tio, i que estaba recien
llegado; pero no eta est.o último lo que
yo quería saber sino el nombre de ese tio;
poco me importaba a la verdad que fuese
su padre, o su bisabuelo.
Esta estravagancia, que los fi'anceses
llaman gaucherie, tan comun entre noso·
tros, es hija de las malas contumbres, de
la falta de cultura i civilizacion, i quisie.
ramos que se corrijiel'a para no aparecer
ridículos; la reforma sobre todo es indis.
pensable entre ciertas jentes que se pre.
cian de pertenecer a la buena sociedad.
Es preciso que ellas piensen que 'aun
estraño nada le importa que fulano sea
su tio, ni sutano S\.l', sobrino, ni mengano
su padrino, compadre o padrastro; digan
.simplemente cuando se ofrezca la ocasion,
el Sr. N. la señorita N; i si por incidente
fuere necesario en el curso de la conver·
sacion hacer mencion del parentesco,
enhorabuena. !
Los paises mas civilizados, las socie.
dades mas cultas i adelantadas han llevado
este cuidado hasta el estremo de que el
marido nombra a la mujer la señora tal,
i nunca mi mujer, o María, Juana, Antonia
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como lo hacemos nosotros; i la mujer al
marido, el señor fulano, i jamas mi marido,
o Pacho, Isidro, Camilo, Estevan, como
lo hacen nuestras mas cultas Sras.
No pretendo por esto que se imiten
rigorosamente aquellas costumbres severas
en la apariencia; pero sí observaré
que esta es la consecuencia de un princi.
pio que cualquiera conoce, por poco que
medite. La civilizacion i la cultura exijen
el mas grande, el mas rigoroso, el mas
delicado respeto por el público, así como
por la dignidad individual. De aquí pro.
viene este sentimiento instintivo, aún
entre los pueblos bárbaros, de evitar de.
lante de los otros lo que .debe hacerse en
la sociedad. El maximun de este pecado
serán. por ejemplo, que marido i mujer se
hiciesen cariños en público: todo el mun·
do eselamaría, abominacion! escándalo!
atrozidad ! .... Siguiendo, pues, esta escala
para arriba, no es licito delante del pró.
jimo usar de aquellas demostraciones i
palabras que . solo están autorizadas en
privado. No hai amante, por tierno i apasionado
que sea, que delante de otras
personas diga al objeto de su pasion,
adorado tormento mio! te amo con todo
mi corazon! como pudiera en una carta
o en un coloquio privado. i Qué juicio se
formaría de una persona que pusiese una
carta en el correo con la direceion o
sobrescrito a su querido hermanito fulano
o a su adorada chin'ita sutana? Sin duda
diría cualquiera que esta persona ignoraba
completamente 10lS usos de la sociedad, i
el respeto que en todas partes se debe al
público. Desde que una carta se dobla i
sella,ya es del dominio del público i des~e
aquel instante deben cesar las espresiones
cariñosas i familiares; bien pueden ellas
abundar en el interior que nadie debe yer,
pero en el esterior todo ha de ser gravedad
i circunspecciol1 : lo mismo es el sobre
que se dirije a 1]11 ministro o a un obispo,
que el que se dirije a la persona mas
Íntima i queric!a.
Por este mismo principio de respeto al
público es que en otros paises se mira tan
mal la ridícula costumbre de bailar con
la mujer propia, de estar siempre a su lado
en el paseo, el1 el teatro, en el balcon i
en todas partes. Por esto i por una fina
atencion es que se prefiere a otra dama
cualquiera para clarla ,_el brazo o para
conversar. i I qué diremos de los que ma·
nifiestan sus zelos en público! Estos ton·
tos no merecen sino burla i desprecio •••
Piénsese bien por un momento en lo
ric!ículo que es meter a cada paso en la
conversacion aquello de mi tia fulana i
mi comadre i mi madrina, cuando no hai
necesidad de adjetivarles el parentezco.
Esta pésima costumbre es compañera de
la que tienen los padres de hablar constantemente
de sus hijos; celebrando sus
gracias i chistes, o sus huenas cualidades,
cosa que no puede interesar sino a deter.
minadas pei'sonas.
Tambien es compañera de esta costumbre
la mui jeneral entre nosotros de ocu·
parnos en la conversacion de nuestros
asuntos domésticos i de negocios de fami.
lia. Ya había notado con mucha gracia
El Duende que haijentes tan empalagosas
con este resabio que se hacen insoporta.
bIes, pues no hablan sino de las enfermedades,
de las lavativas, de la diarrea i de
otra multitud de cosa~. que dejan de ser
insulseses para ser actos de mala crianza.
Esto no 'debe pasar de las personas de
entera confianza.
Suprimamos, pues, los parentescos en la
conversacion, como los suprimimos en los
actos oficiales. Cada hombre i cada mujer
tienen su nombre propio, i ademas su
nombre patronímico o de familia por los
cuales debemos llamarlos, sin necesidad
de que agreguemos el grado de relaciono
que la naturaleza o la lei nos han dado
con ellos.
o
LA. MA.NSION DEL CRIMEN.
El miedo es un defecto fecundo en
malas consecuencias para quien lo sufre
o está sujeto a su azarosa influencia. Mal
compañero, peor consejero, pérfido amigo,
el miedo cuando por orgal1izacion o debi·
lidad de ánimo se apodera de alguno lo
hace el sér mas desgraciado que sústenta
la tierra. I por desgracia el suso.
dicho miedo es tan innerente a esta pobre
vestimenta humana, que no hai criatura
grande o pequeña, fuerte o débil, malo
bien organizada que no tenga sus puntas
d~ él, i se resienta en todas 'sus acciones
de ese torcedor que semeja a la conciencia.
De aquí es que el valor, esa virtud
superior que impulsa a despreciar el miedo
la tenemos en tanta estima, i es porque
en primer lugar el hombre valiente domi.
na i se enseñorea sobre la multitud estú.
pida i cobarde, i en segundo lugar porque
los valientes son los ménos. Quitad al
valor su particularidad, i dejará de ser
•
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una virtud. Por elto, los que hemos ve·
nido a este mundo, pusilánimes i meticu.
losos, estamos sujetos a toda clase de
percanzes a cual mas desventurados, Si
es cierto que el miedo retiene a vezes de
obrar el mal, cuantas i ai ! que induce a
cometer funestas necedades, hechos ver·
gonzosos, que el mundo malicioso califica
quizá con injusticia.
.En nosotros ademas proviene este mie.
do del estado calamitoso en que se halla
la sociedad, de la que hacemos parte. Los
periódicos de la oposicion, los ¡;eriódicos
del ministerio, las discusiones en las Cá.
mara's lejislativas, los escándalos públicos,
la sempiterna chismografia, todo ha venido
a llenarnos de terror el corazon, de con·
fusion la mente: te1'r01' ubique pavor.
Desde el7 de marzo de 1849 para acá la
Nueva Granada en jeneral i esta deliciosa
ciudad pricipalmente, es una guarida .de
bandidos, caverna de lobos, donde solo se
respira el hálito impuro del crÍmen;
viviendo entre las asechanzas, los lazos
del espionaje, i día por dia amenazados
por la mano alevosa del asesino; i este
asesino está en palacio, i la mano por
todas partes , Bajo esta disposicion meti.
culosa no abandonamos nuestr03 hogares
sin ir con el credo en la boca, i prontos a
entregar la alma al Criador. Cada suceso
que ocurre es para nosotros causa de un
patatus. V éamos como pasan las cosas.
¿ Por qué corre i se agrupa la jenta
hácia aquel sitio? ¿ Es algun colé1'ico '1
No señor: son dos coléricos que están
bonitamente dándose de m~jicones, en la
mitad de la calle, a la luz del claro dia,
sin mas agravio ni mas ofensa sino que
uno i otro se tienen tirria. ¿ 1 es posible
que las jentes que se dicen bien educadas,
que gozan de un puesto en ·la sociedad
culta, en quienes es de suponerse existan
sentimientos de pundonor e hidalguía,
resuelvan sus cuestiones personales así,
{le una manera patanesca? Bien estaría
dejar las provocaciones, las ofensas, releo
gadas a los perdonavidas de profesion,
que ánsian por reñir a cualquier precio,
mas que sea porque los miran o no los
miran. Si la accion de las leyes no es
suficiente para reparar inmerecidos agra.
vios, séalo la opinion pública que reprue.
ba el escándalo.
Si abrimos los periódicos es para estre·
mecernos: i Ahí, no es nada! Un diputado
vierte en el calor del debate alguna espre.
sion así, almibarada, i sin mala intencion,
i pronto, pronto, otro la recoje, se la
apropia, se cree injuriado, pide satisL.'tc.
cion, no se la dan, o se contenta con la
que le dan; i i paf. , •. !, hace saber al
respetable público, que si no mata, ani.
quila i confunde es porque no encuentra
adversario con quien medirse, 1 sIn mas
ni mas toma ocasion para vengar viejas
ofensas que asi no se borran, porque las
contestaciones perentorias, no constituyen
una garantía, a ménos que se obtengan
cara a cara i de un modo lac6nico, ante
los testigos de la ofensa, i no salir con
tortuosidades i 1'oscas, ante el respetable
público, que ninguna cuenta le ha pedido
de su pundonor i valentía.
j En qUé tierra vivimos, cuando ni. se
respeta el descanso de los muertos! ¿cómo
no se ha de tener miedo? Otro diputado
que dice verdades a porrillo, no se quedó
corto en el debate sobre la lei de impor.
tacion, e hizo o no hizo alusiones ofensi.
vas, que de este punto el Diario de debates
no habla; pero al vengador le importaba
dar por sentada la alusion, para roer
huesos medio carcomidos. i insultar a un
muerto en la seguridad de que no ha de
volver a este mundo a decirnos, los motivos
porqué retrocedió prudentemente ante un
jurado, que no le hubiera ahorrado una
condenacion! i Tratar de ir¡sultad01' a un
muerto, solo porque se le aborreció en
vida! i Qué hidalguía!
Llegamos a una esquina, . leemos un
aviso, i contiene un desafio, una provoca.
cion, una baladronada; no se teme al
poder, se arrostra la tiranía; i nos pre.
guntamos ¿ si el que tal cosa publica se
viera acosado, perseguido, tiranizado, ten·
dría valor para echarlas de tan denodado?
j Este denuedo es miedo!
i Esto no es vivir ! No hai conservador
algo notable, nos dicen, de eneljía baso
tante para hablar o para escribir, que de
noche o de dia ( a todas horas) yendo solo
o acompañado, (en piés suyos o ajenos ),
no se haya visto en Bogotá asechado,
escuchado, (u oido), seguido, (impulsado),
interrumpido, provocado, (suspendido,
aterrado), por uno, dos o tres (mil)
hombres de ruana (frac, capote), de .
aspecto vulgar i siniestro, (patibulario,
atraidorado). He aquí la mitad de la so·
ciedad, que espía a la otra mitad. ¿ Cómo
será posible vivir en una tierra de espías
i espiados? 1 110 hai que dudarlo, porque
no hai un solo conservador, algo notable,
que no sea una víctima. i Las víctimas de
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6 :ElL IJ:l~OVA:OO~.
Don Timoteo! Este espionaje (usaremos
del neolojismo) es el resultado de la tiranía,
tiranía trasparente que nos deja
percibir que los quejumbrosos escriben,
hahlan, hacen cuanto en voluntad les
viene, i las cárceles, las Bastillas las
castillos de San Anjelo, no encierran a
los cspiados, a los tiranizados. ¡Tiranía,
al fin, de este siglo de contradicciones!
i I qué diremos de las asechanzas para
cometer asesinatos monstruos? Sr. mui
grave ha habi&o, que hajo su firma, en
letras de molde, nos asegure que si no es
por la presteza de un criado, tenemos sin
remedio otra víctima. I es fuerza creerlo,
porque el caballero es mui formalote, es
el oráculo de su partido; es incapaz de
prestar su firma para una testificacion
solemne, que al quedar desmentido el
hecho por la slificiencia misma del medio,
atendida la calidad de la presunta víctima,
el denunciante incurriría en un ridículo
de la peor especie; mas feo todavía que
la pobre palabra espionaje.
i Qué deberemos concluir de este cúmulo
de hechos, sino que habitamos la
Mansion del c1'ímen? Asesin:1tos por to.das
partes, violencias, envenenamientos, cachetes
i desafios. Tentados a vezes nos
hallamos . de pensar que una fantasía
acalorada, fantasía de poeta, suple a la
éspantosa realidad. Porque si procediéramos
solo por miedo, este suele dar treguas
al ánimo; pero mentir, abultar, desfigurar
los hechos; alimentarse de visiones tcrrí.
ficas: cuando solo falta decir que el
Presidente es una Lucrecia BOljia, el
Gobernador una Margarita de Borgoña,
esto tiene, pues, otra mira j conviene que
fuera de la capital se crea que vivimos
en la Mansion del crímen, porque aquí
todos se mofan de nuestras ficciones!
•
! VENGA MARIA. !
¡ FUERA llIARIA !
El que ha sido calavera
1 se trata de enmendar,
Deja pasar unos dias
1 vuelve a calaveriar.
POPULAR.
La crónica de las parturientas cuenta
que es talla milagrosa eficacia de la iuvocacion
de la Vüjen Santísima, en aquellos
críticos momentos del alumbramiento, que
es fama existir la misma devocion aún
entre las Turcas i Moras. Refiércsc,
pues, que estas en medio de su profunda
ignorancia, tienen como por revelacion
la memoria de una Madona celestial, que
acude en su ausilio cuando dan la vida a
un ser, entre las sombras de la muerte i
las dulzuras de la maternidad. Entónces,
dicen, la invocan con ferviente anhelo
j Venga María! j Venga María! Pasa el
peligro, vuelve la salud, la hermosura
recobra todos sus atractivos, i las Turcas
i las Moras,desechan hasta la memoria de
la piadosa Madona, i como para desterrar
su presencia material, gritan, j Fuera
María! Esta es la condicion de todos los
ingratos.
Sin decir por esto que Bogotá sea una
Turca ni una Mora, sino una ciudad como
cualquiera otra, donde reinan los hábitos
mas repugnantes de desaseo, inmundicia
i holgazanería, es de verla en los dias de
conflicto por la amenaza de un azote tan
cruel cual es la peste, ajitarse, afanarse,
1 de un instante a otro trasformarse en
una ciudad de aspecto distinto. El viajero
que en estos dias llegara a visitarla, si
no la admiraba, dir.íase· por lo ménos.
" He aquí un lugar pasable, compuesto
de casas de alegro apariencia, calles despejadas
i limpias, ' corrientes de agua
clara; lo que supone que sus habitimtes
son r·.lltos i esmerados, conocen la importanCIa
de mantener el aseo para preservarse
de vivir bajo la influencia de un
aire impuro, i tener a la vista, a cada paso
espectáculos de grosera suciedad que solo
se hallan en pueblos miserables i descuidados."
No quisiéramos oir a ese mismo
estranjero, pasados algunos dias de la
alarma, cuando los dignos habitantes de
Bogotá, vueltos de su estupor, recobran
su serenidad jenial, i se aperciben que la
peste no cunde bajo su privilejiado cielo.
i Fuera María! Instantáneamente se ven
renacer todos los resabios de un pueblo
acostumbrado al mas deplorable abandono.
La yerb"l. crece impunemente en todas
sus calles, los caños rebosan cpn todos
los desechos de las casas i tiendas, sus
orillas flm'ecen al amor de los despojos
que en ellas depositan las mujeres, abrigadas
i favorecidas con sus terribles enaguas.
Las casas reasumen su descarnada
desnudez i en sus desteñidas paredes se
entre yen medio horradas inscripciones en
que campean la obcenidad a la par que
el denuesto. El alumbrado ha desaparecido,
i las lóbregas noches ' nada tienen
que envidiar a las tenehrosidades del
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El,¡ T~OVA:OO~. 7
Tártaro, con la diferencia que en este
cruzan desoladas las almas, i en Bogotá
almas desaladas corren en pos del vicio,
del crÍmen, de la· mas infame corrupcion.
Porque las tinieblas cubren a la prostituta,
al disfrazado seductor; al enmascarado
ladran, que se entregan a sus depravados
intentos, sin temor de que venga a perturbarlos
ni la luz, ni la policía. 1 gracias
que en noches como estas nq jerminen
los desórdenes mas espantosos, que fueran
de teme'rse marced a la bondad incontestable
de los moradores de esta capital.
Mas no por esto habremos de abandonarnos,
esperando a que aparezca el mal, por
una indolente imprevision, para aplicarle
un remedio tardio.
i Qué deberemos concluir de todo esto?
Lamentar nuestra incuria i desidia, deplorar
la indolencia de nuestro carácter,
convencemos que aún no hemos vencido
las añejas manías de habitantes de villorrio.
Cedemos tan solo al temor o a la
fuerza, i no parecemos sino un pueblo de
esclavos sujetos al rigor. En otro tiempo
los arrebatos iracundos de Don Ventum,las
br!ltalidades de sus esbirros, i un decreto
tiránico de policía, nos hicieron entrar
en razono Hoi ha sido preciso que el
terrible Cólera nos amenaze con sus
espantosas apariencias, con su aterradora
devastacion, para que por unos dias apareciéramos
viviendo como jente culta.
Despues, la suciedad, el abandono, la mas
mortificante porquería, han vuelto a recobrar
su incontestable impe do. 1 tenemos
Gobemador, i Jefe político, i Alcaldes, i
comisarios i Qué hacen todos estos Sres.?
Oyen gritar i Fuera María!, i ellos se
aduermen en deliciosa calma. ;; (' (" {}
;/';, ( , \J.
•
CRONICA.
VIAJES.-En tiempos no mui remotos,
para hacer un viaje del interior a la
costa se arreglaban los negocios espirituales
i temporales, i el viajero atrevido
no libraba su fortuna i su vida a los bogas
i champanes sin prevía confesíon jeneral
i testamento en debida forma. Hoi los
jóvenes van a Europa i vuelven en medio
año con la facilidad con que nuestros
abnelos iban a sus haciendas, i no necesitan
mas preparativos que un par de
baules i un par de carteras llenas de
apuntamientos de los enCaI'gos de sus
amigos i no amigos. El deseo de viajar
para conocer el mundo, para hacer fortuna
o por mera curiosidad se hace cada
día mas jeneral entre nosotros, i este es
un buen síntoma de progreso, que bien
merece que se fije en él la atencion.
Como una prueba de ello citaremos el
ejemplo de varias personas que han salido
de esta capital en la última semana con
direccion a Europa, entre ellas, los jóvenes
Simon Herrera, Enrique Umaña,
Diego Suarez, Emiliano Escovar, Francisco
Várgas, Marcelino Várgas, Pedro
N eÍl'a, Dr. Ezequiel Rójas, su señora, una
niña i una criada. Pronto partirán otras
de que oportunamente daremos cuenta,
así como de los que regresen.
TEATRO.-En la noche del 5 del
corriente se ejecutó por segunda vez el
drama titulado La Máscam de hierro,
algo largo, i no del todo bien desempeñado
por parte de los papeles secundarios. Hai
opiniones diversas sobre la verdad histórica
de este drama, asi como sobre su
autor, que aseguran no ser Alejandro
Dumas. El Mulato que se ejecutó el
juéves sí sabemos que es de este célebre
autor, comodin de las compañías dramáticas,
i de los folletinistas : aún dicen que
trató de pintarse a sí mismo el autor en
esta composicion. Si el hecho es cierto,
a lo ménos probará que este gran literato
no desconoce ni oculta su orijen .....
1 Obdulia qué se ha hecho?
. EL PRESIDENTE, LOS JESUITAS
1 LAS MATRpN AS.-Eljlléves último
se reunió en la Universidad un considerable
número de señoras de todas edades i
condiciones, i en peloton cerrado invadieron
el Palacio de Gobierno: N o sabemos
si habrían hecho anunciar previamente su
visita al Ciudadano Presidente, ya que no
hubieran creido conveniente pedirle una
audiencia. El Jeneral López recibió
aquella compleja i multiforme visita con la
afabilidad i cortesanía que lo destingllen,
i a fuer de galante veteranoJes prodigó
lisonjeras espresiones por el honor que le·
dispensaban. U na de estas respetables
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
8 liJL ~FwOV A:DOFw.
matronas le dirijió la palaba i en una
sentida atenga le espuso el objeto de su
mision, que era pedir que se suspendiese
la órden de espulsion de los RR. PP.
Jesuitas. Estando en lo mejor del discu~'so
fué interrumpida exabrupto por otra ma·
trona que en tono marcial i desembdrazado
dijo que eIlas no jban a implorar favor
sino a pedir justicia. En pos de esta
siguieron otra i otra, i al fm, como eran
mujeres, no pudieron contenerse, i co·
menzaron a hablar todas a un tiempo,
armándose tal babilonia que al fin i al
postre ya nadie se oía ni entendía. Cal.
mando algun tanto el primer acceso, el
Ciudadano Presidente contestó en térmi.
nos comedidos i con fi'ases elegantes
manifestando a aquellas respetables ma·
tronas que él, como jefe de la nacion,
tenía el deber, de sostener la Consti tucion
i las leyes, i que en todo evento procede.
ría guiado por eIlas; que si el bien público
i el interes de los pueblos ~xijian que los
Jesuitas, saliesen del pais, ellos saldrian ;
pero que su determinacion sería siempre
consultada con el Consejo de Gobierno
cuyo dictamen debía oir; que él obraría
con imparcialidad i buena fé i que no
haría nada que pudiera reprocharle su
conciencia. Numerosos vivas i aplausos,
mezclados de silvidos salieron de todas
partes, pue~ los salones i galerías se ha.
liaban colmados de jente, principalmente
cachacos i estudiantes. Abajo Jesuitas!
abajo las beatas! .•• Gritos descomedidos,
i accion indecorosa que el Ciudadano
Presidente no debió haber permitido en
aquel lugar. Las Sras. salieron mohinas
i amostazadas i dividiéndose en varios
grupos se dirijieron a sus respectivas
casas.
PERDIDA SENSIBLE.-La señori.
ta Teresa Espinosa, en la primavera de
sus años, beIla como un ánjel, candorosa
i pura, llena de virtudes, adorada de sus
padres que procuraron darla una esmera·
da educacion, simpática i amable en es·
tremo, ha dejado de existir ellO del corriente,
sucumbiendo a la fuerza de una
fiebre tenaz. Bien pudiera decirse de ella:
Mi destino aparecer .
Fué en el mundo un solo instante,
1 unir cual rosa fj'agante
El morir con el nacer.
Siempre es dolorosa i sorprendente la
muerte de una jóven beIla i amable; pe.
ro cuando la hemos conocido de cerca,
cuando la hemos visto alegre i risueña go.
zando de inocentes placeres i de halagüe.
ñas esperanzas; cuando hemofO podido
apreciar los tesoros de sus bellas prendas
i escelentes cualidades, la resignacion es
un duro sacrificio.
EL TROVADOR
Se publica todos los domingos. La Ajencia jeneral i
las particulares del Neo-granadino recibirán suscriciones
a nueve reales el trimestre, i espenderán a un real
el número suelto.
Imprenta del Neo.Granadino por Ramon González.-1850 .
. .
..
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Trovador: periódico de literatura i costumbres - N. 1", -:-, 1850. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687840/), el día 2025-05-05.
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