Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA JERINGA.
PERIODICO LOCAL#
TRIDI. l. Bogotá 25 de noviembre de 1849. NUM.1.·
INTRODUCVION DE LA. JERINGA..
Todo es jeríngas en este mundo •••••
1 qui én sabe en el otro! Santo Días 1
Lavativas de azufi-e i plomo derretido !r ...
Pues digo 1 para una disenteria infernal
qué buen calrnant~ 1
Pero vol'9'amos del otro mundo Con p"Cr.
miso del lector o sin él.
Si uno es mílitar,jeringas ijeringatorios
de guarnicion i jeringas de campaña por
activa o por pasiva.
Si es fraile o c1érigo,jeringas de diversas
calidades i tamaños, en latin i en castellano,
moradas i blancas i de todos co.
lores.
Si es empleado, jeringas van i vienen
mas largas que la esperanza de cojer los
sueldos.
Si es casado •••• oh! esta es la peor
clase de jeringas que se han inventado:
jeringas de la mujer, jeringas de los chi.
quillas, jeringas de los criados, jeringas
del viérnes, jeringas •••• pero no nos je.
ringllemos .mas con esto.
Si es solteron •••• hui! •••• a derecha
e izquierda no encuentra sino jeringas, i
de las buenas.
Si es rico, Días se la depare buena, que
todos lo han d'ejeringar.
Si es pobre, por lo consiguiente: con
su suerte tiene bastante para estar jerin.
gado de dia i de noche.
Si es niño, jeringas con la escuela i
con los coscorrones i pellizcos.
Si es jóven, jeringas con los amores,
i con las palizas i los desafios i las tramo
paso
Si es viejo, no necesita mas jeringa.
Si es feo, o fea, ya puede contar con
que un capacho no se las echaría mas
descomunales.
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LA JELINGA.
Conque, si esta vida es una sola jeringa
por fas o por nefas, i si nos~h:os ?omo
pobres, como casados, como vIeJos 1 como
feos aguantamos jeringas de tantas layas
i por qué no hemos de jeringar tambien
al prójimo de uno i otro sexo? Sí ~eñor,
que aguanten, que nosotros tambJen
aguantamos.
1 sí con mi jerínga le ínC'omodo
i qué le hemos de hacer! muérdase el codo!
Bien entendido que nuestras lavativas
vnJ'iarán segun la naturaleza del mal i la
U1jencia del remedio. Las aplicarémos
de almidon, de almíbar, de linaza, de azaretida,
de alcohol, i sí es preciso, de ácido
nítrico, o de otra cosa peor.
Quién haya de recibir nuestras .lavati,'
as, es cosa que no podem~s deCir: ~l
que esté enfermo i las necesIte, las recIbirá.
1 advertimos por lo que pueda tronar,
que no necesitamos de llamamiento,
pues nuestra filantropía i caridad nos imponen
el deber de j.ering.ar al que lo necesite,
aunque no Implore nuestra ayuda.
Tambien jeringarémos al que qu.eriendo
,'olver broma una cosa tan sérUl,
crea que estamos en carna,'al i se l?eta a
jeringarnos, aunque sea con agua frm.
Pero nadie debe asustarse, que nosotros
no hacemos uso sino de la primera rosca;
i para que entiendan la fi'nse, les contarémos
el cachito.
U n pobre enfermo en el Hospital, .a
quien un capacho iba a poner una lavativa.
mirando aquel instrumen~o descomunal
i creyp.ndo que su cuerpo Iba a ser la
sep'ultura de aquella espcci~. de anteojo
d~ larga vista, decía compunJldo: Padr~,
i será U. tan bárbaro que me ••••• - SI,
hijo, le decía, es preciso. -Pero entónces,
Padre, le suplico que no sea tod~. -Pero
no os hará provecho el remedIO. -Por
Dios! la primera rosca no mas Padre ! ...
eso será bastante.
Por último. para que nadie ande dándose
de testaradas a fin de saber quién es el
jeringador, vuelva la vista al grabado que
está arriba, i allí verá nuestro }'etrato, tan
exacto i fiel' como que es sacado por daguerrotipo,
en un dia en que hacíamos un
ensayo con nuestra jer!nga. Esa ~s la vera
tifijies del redactor, 1 donde qUIera que
lo vean pueden conocerlo, pues no usa disfraz
de ninguna clase.
-eQe--
LOS PARTIDOS 1 LOS COLORES.
Uno de los caprichos de lo que llaman
política ha sido con fi'ecuencia dar a los
partidos o banderías ciertos colores, mas
o ménos significativos, creyendo hallar en
esto una espresion simbólica de los principios
i doctrinas que respectivamente
profesan, o creen profesar. Esta costumbre
ha sido mui antigua i la ha])amo~ en
uso desde el tiempo de Eduardo IlI, cuando
las dos rosas encarnada i blanca traían
revuelta la Inglaterra i bajo su enseña se
degollaban sin piedad sus hijos. i Quién
lo creyera! la flor mas bena, emblema
de hermosura i de amor era el mote de la
gueITa civil i el distintivo de los partidos
encarnizados!
Pero dejemos a un lado la erudicion histórica
que nos sienta mili mal a nosotros,
pobres candidatos de periodista, pichoncitos
que aun no podemos alzar el vuelo, a lo
ménos a la altura de las águilas. Pasemos
por alto las diversas aplicaciones que de
los colores se han hecho a los partidos, ya
en nuestro pais, ya fuera de él : olvidemos
las cintas coloradas o rcdas de los liberales
el año de 30 con el lema LIBERTAD o
MUERTE i las cintas verdes de los serviles
de la mi~ma época, llamados tambien bolivianos
o absolutistas, con cuyo color indicaban
las esperanzas que abrigaban de
•••• sabe Dios qué esperanzas eran aquellas
- dictadura, corona, teocracia, inquisicion
i quizá algo mas •••• pero qué mas
pudieran esperar!
Quizá de esta costumbre venga la frase
tan manoseada de fos colores pqlíticos, que
ya. han dejen erado en ma~izes como el
arco iris,í el cielo no pel'mlta que se con.
viertan en sombras.
Nosotros que todo lo hacemos por ¡mitacion
irreflexiva, no hemos querido abandonar
esta costumbre por la sola razon
de que en otros paises no se ha abando_
nado todavía. Cierto partido de los que
actualmente existen en la Nueva Granada
viú que en Francia había unos ciertos
republicanos rcdos que actua}mente figu:
ran en aquel vasto teatr~, 1 cre~6 hlUl
injenioso i oportuno bau.tlzal: aqm a ~u
contrario con la denommaclOn de rOJo.
Este calificativo no está aun aceptado por
el partido al cual se. ha apli~ado, porque
todavía no se sabe SI el que tIene derecho
para calificar un partido es él m~smo, o
es su adversario. Pero esta cuestlOn por
de poco momento la dejaremos aparte, i
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LA JERINGA.
concediendo que así sea, vamos nosotros
a examinar qué color le convend .. ía. al
partido no ?'ojo, o sea descolorido, para
que usando de nuestro derecho i en justa
retribucion, lo denominemos de hoi en
adelante de esa manera, sin petjuicio de
IIsar atroche i moche las otras calificaciones
de consert:ero, que él mi mo se ha
dado, 1'etr6g?'ado, absolutista. &c. &c. &c.
Parécenos unas vezes que le convcndría
el blanco por ser, segun los físicos, la
reunion de todos los colores, pues el tal
partido es una confusa amalgama de hipocresía,
de fanatismo, de tendencias monárquicas,
de ideas afiejas, de ambicion
desmesurada, de envidia roedora; todo
esto escabechado i envuelto con la engañosa
cubierta de patrioti3mo, de verdadero
progreso, de respeto por la justicia i la
equidad. Pero qué significa el blanco?
El blanco significa pureza, candidez, inocencia,
virtud, honestidad, virjinidad ••••
i I es aplicable alguno de estos significados
al partido que Jlamarémos por ahora
de los descoloridos para diferenciarlo del
de los ?'ojos? No! en ese partido no hai
pureza de intenciones ni de sentimÍentos ;
en vez de inocencia hai en él una refinada
malicia i suspicacia; no hai virtud, no
hai honestidad, porque no hai decencia
en su pr1lcedel', ni en su lenguaje; cuando
mas, pudiera haber en él algo de candidez,
pero no en el sentido en que tomamos
aquí la palabra.
_-\ los individuos que forman ese partido
no los llamaremos, pues, los blancos:
no lo merecen; i a los blancos que hai
entre ellos puede aplicárseles con razon
el dicho vulgar: lástima de tara blanca.
Paréeenos otras vezes que no le conviene
color alguno, o mejor dicho, que su divisa
debería ser el negro, que segun los
mismos físicos es la ausencía de todo
color, 1 en efecto, si se esceptúa el deseo
de venganza ciega i de torpe ambicion
que domina jeneralmente a ese partido,
en lo dema , todo es desconcierto de ideas,
heterojeneidad de principios, diversidad
de pareceres; solo están acordes en un
punto: en trastornar el actual 6rden de
cosas para medrar a la sombra del fanatismo
i de las preocupaciones. Ademas i qué
significa el negro? El negro significa, luto,
desolacion, llanto, oscuridad, muerte. Los
descoloridos visten luto porque murieron
para siempre sus esperanzas. Se hallan
consternados, slUDidos en Iq. mas deplorable
angt.Istia, llorosos i tristes; respiran
muerte i venganza, i sacrificarán piadosamente
a sus contrarios con la cruz en
In. mano el dia ql\e se les presente la menor
ocasiono Son partidarios netos i decididos
de la oscuridad, i enemigos de la luz.
Bien pudieran, pues, llamarse los negros,
i es una de las proposiciones que sometemos
a la consicleracion de ámhos partidos.
¿ Pero frn.ncamente hablando, merecen
estos hombres que se les llame los
negros? No! sería hacerles muclto favor:
negros bozales hemos conocido que valen
mas que ellos, porque el hombre vale
lo que valen sus obras.
Los llamarémos los verdes? Si a calificarlos
fuéramos por su lenguaje de vivandera,
i por las producciones de su Pl"ensa
inmunda, sin dllda que merecían mui
bien el epíteto, porque, en efecto, la prensa
oposicionista de hoi ha escedido i d~jado
atras en desvergüenza i grosería a todo
lo que en este pais Re ha escrito desde
el año dEl 10 hasta la fecha. Convendríales
tambien el epíteto porque el verde en
todos tiempos, ahora C0!l10 en el año de
30, ha rppresentado la espemnza; i los
descoloridos viven hoi de esperanzas i solo
de esperanzas. Tambien pudiera cuadrarles
por aquel dicho de la zorra de la
f{lbula, cuando COIl tanto desden decía:
" están ve1'des las uvas." "N o queremos
hacer revolucion" dicen ellos. Toda.via
si pensamos que al diablo lo pintan 't'Crrle
con ra'bo 1 espuelas, verémos que este
es un color que bien pudiera adoptar el
partido conservero.
Bien quisieran los descoloridos que las
llamáramos los azules, porque siendo esle
el color del cielo, i siendo ellos los santo~,
los benditos, los escojidos de Dios, que
han de alcanzar la gloria eterna a fuerza.
de matar herejes, o conquistando la palma
dElI martirio, ningun color podria cuadl'Rrles
mejor que el azul como símbolo
de la santidad i de la prede tinacion. POI
nuestra parle no tenemos inconveniente
en darles aunque sea el azul del añil; pero
con la pequeña modificacion de llamarlos
los diablos azules, teniendo presente
que los ingleses llaman así a su spfeell,
que nosotros llamamos malamente flato,
hipocondría, fastidio, aburri miento, tuemueo,
i en las mujeres histérico. 1 como los
descoloridos están con histérico desde el
7 de marzo, bien pudiera decirse que es.
tán con los diablos azules.-Jullo que re.
presentaba el aire se vestía de azul celes.
te; i como los descoloridos están en el
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4 LA JERINGA.
aire, i tienen la cabeza llena de aire, deberían
adoptar este color. Pero pintan
tambien a Minerva, diosa de la sabiduría,
vestida con un manto azul; i aunque los
descoloridos forman el partido de la intelijencia
i de las luzes, segun dicen ellos, i
son los sabiod por escelencia i por intuícion,
no les cOJwiene de ninguna mnnel'll
el distintivo azul.
i Los lIamarém()~ los amarillos? •••
••• " ••••••••• Ah! qué bien les cuadraría
oste epíteto! No hai descolorido
que no sea amarillo: no hai COl)servero
que desde el runesto 7 de marzo no haya
sufi'ido una revolucion de bílis, i un ataque
de ictericia; así es que todos ollos
parecen de cera vírjen: las vijilias, el insomnio,
el dCRgano, el furor, el deseo de
venganza han marchitado las rosas de
8US mejillas, i hoi mas parecen jlures de
ml/erto que jentes que saLían cuidarse i regalarsc,
merced a los sueldesitos i uñas
libres. Pero los antiguos hicieron del color
amarillo, que es el del sol, el emhlema
del esplendor i de la. gloria: no les
conviene pues este calificativo. Céres,
diosa de las cosechas se representaba con
un vestido amarillo; pero como a los des.
coloridos se les ncabó su cosecha i se les
apolvill6 el trigo do donde ospernb3n amasar
su pan, no hai caso, Homero pinta a
la Aurora. rodeada de un velo del mi mo
color; pero la aurora de los conserveros
está tan Ilublada ! •••• tan triste! ••••••
Sinembargo, por otro lado tambien pudie.
ra convenides el amm'illo: los modernos
lo han hecho el emblema de la Infidelidad.
Por aquí sí que les cae hien! Saben los
conSPTveros lo que significa en Francia el
amarillo? Significa •••• significa CALA,
BAZAS, • " (~llé tal! les conviene o no
les convieue? RespondaJi injenuamente ....
Estamos tontados a llamarlos en adelante
J.os AMAltILL08.
Veamos si a la eonserva le ~cntaría
bien llamarse consert'a mOl'ada. i Qué
significa el color morado o violado? Significa
en el lenguaje vulgar pasion; i por
este lado no hai duda que le viene como
pedrada en qjo tuerto; las paslonlW mas
bajas i degradantes son la centina en que
se revuelve ese partido. El odio, la ven·
ganza, h envidia, el rencor •••• todos
pecados mortales, negros ¡asquerosos,
pero pecados que no temen cometer a ca·
da paso los santos, los henditos conserve·
ros que no salen de San Oírlos, donde
rezan i se dan golpes de pechos. El mo-
/
rado es el color favorito de la iglesia, sobre
todo en el tiempo santo en que hacen
penitencia los descoloridos i descoloridas.
El morado es el color que viste el Sr. Al'·
zobispo i Obispos. j Cuántos motivos,
pues, para que los llamemos los murados!
Con el morado o curo se simbolizan los
reclIerdos. i Cuántos recuerdos, alegres
unos, tristes i desesperantes oh'os, no
asaltan a Jos descoloridos desde el memo·
rabIe 7 de marzo I Ellos viven do recuerdos
i de esperanzas.-Pero al mismo tiempo
este es el color con que so engalana
la humilde violeta: es el símbolo de la modestia
i de la amistad •••• i 1 podría convenir
a la perfidia, al orgullo í a la vani.
dad un eolor tan delicado i apacible 1
Vengamos por último al color rojo con
que han querido estigmatizar al partído
liberal, lHlciendo el papel de payasos dI'
los fi'anceses, pero de payasos rrrui sin
gracia i de arlequines mui desabridos.
¿ Qué significa el color rojo? Significa
pudor, ardor, amor: bien pudiera pues,
simbolizarse el amor de la Patria, 01 nffiOl'
de las luzes, el ardor republicano i el pudor
de los hombres de bien i de lasjentes
de buena fé con el color rojo, qne bajo este
aspecto jamas podría convenido al partido
que ha qllerido yender siempre a su
patria, que la ba traicionado, n o vi('jo ( que (,ambion los hai ), feo,
(que son los mas), o apueRto, (qlJe Ron los
múnos), q',le no se desvÍI'a por el Teatro,
que no nehre con osos nomhres acabados
en ini como Guarini. La "ida de la socie.
dad e,,;tá en e~ta clase festh'a, arrogante,
ha~ta cierto punto (como dijera D. Waldo)
~eñorn de la opinioll, i dE' la que es licito
esperar mucbas cosas buenas i muchas ....
elliempo di1'á lo demos. En esta clase,
com? decíamos, recon6cense 109 talentos,
las Ideas mas aventajadas, los principios
mas liberal!'s, i las mas desilltercsadas
como puras intenciones. i Eh bien I séa·
nos permitido apuntar el clipso pompo
(vulgo, bitoquE') mas cuco que tenemos a
la mano, acia esos grupos de mozetones,
que con pretensiones de jentes de valer,
hablan de Teatro i se deleitan con
la música. i Mal haya si esos caballeri.
tos hacen el lIlenor esfuerzo para levan.
tar nuestro Teatro, combatido hoi de fie.
ras borrascas, ni por la Sociedad Filar.
m6nica, amenazada de una crísis! Todo
es charla i picos pardo, i al freir de los
huevos viene el llorar i darlo todo a la
broma.
lbamos a ensayar una peroraciol1 filo.
sófico-moral, capaz de convencer i derre.
tir al mas empedernido pecador, acerca
de lrts incontestables ventajas de tener un
Teatro, i llevar a cabo la feliz empresa
delloeal para la Filarm6nica. La capi.
tal de la Nueva Granada, donde rebozan
sus 60,000 habitantes j con sus humos de
pasar por la Aténas de esta parte de
América; donde a falta de otra cosa mC'jor,
dejamos correr la vida entre la politica i
la literatura, las ciencias i las artes, i iro·
pezamos pn cada calle con diez doctores,
jente sabida por dernas j sería supérfluo
todo cneareeimeinto, como un insulto
al buen sentido, abogar para que en
esta capital hubit'se aquellos dos establc.
cimientos, que son, al decir de las jentes,
lo~ distintivos con que se marca al gol.
pe el estado de cultura de un pais. Este
trabajo lo dejamos confiadamente al buen
gusto, al saher e ilustracion de la prensa
oposicionisla, que It lei de despreocupada,
de liberal i emprendedora, se desgañita
por ahuyentar de '¡¡te suelo las mas absul'.
dlts cuanto aiiejns ideas que de nuestros
hábito i costumhres se tienen. Nosotros,
pequeños como somo~, la ayudarémos a
acarroiiar esa Admin istracion que solo
aspira a emhrutecerno~, a amanerarnos
a lo gasmoiio, a echarla de hombrcs de vida
ríjida i ejemplar, para encubrir mejor
ciertas debilidades que tl todos nos aque.
jan. r o nos qucclar6mos cortos rn enros·
trarle qne e~o de la cOlTlIpcion, de iruno.
ralidad e illlpii~mo, son armas gastadas
ya a fuerza de hahernos tabicado con ellas
a Sil sabo¡', para lograr hacer e del poder,
con el fin de entrabar la tendencia inevi.
table de estos pícaros tiempos que corren.
Por último, zUITaverbos infatigables, pre.
sentarémos nucstro continjpnte a la oposi.
cion, para demostrar que por lo ménos el
Gobierno es un godo pertinaz, que para
colmo de necedades tratlt de restablecer
el tribunal del Santo oficio.
1 volviendo a esos señoritos que se en·
galanan con el título de protectores del
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,
L.\ JERll GA.
Teatro, i miembros de la Filarmónica, es I ga juslicia a nuestra cultura. Pero así
dc ver cómo ejercen su protectorado, i tambien nos entibiamos a poco tiempo, i
cómo cumplen con los deberes de socios echamos pié a.tras, si n la menor aprehenfilarmónicos.
Hemos dado en el chiste de sion, i por maldita la cosa j Foliz la co:-.que
el mejor medio de coronar una empre- CREGACIOX que no mete ruido, que no
sa, es el de las asociaciones, las compa- chispea, que no remue\'e el catarro! Poñias
anónimas jI por Dios, que no hai ro que en camhio ..... ya ven .UU. nosocosa
mas divertida que ulla comllailía em· Iros no quebramos un plato .; apénas 'hel)
resaria! Figúrese el mismo diablo que mos colocado eon toda humildad el ho.no
hai vicho que no esté listo a hacers~ nete.
inst:ribir en la lista de los cofi·ades. Ello
es que la vanidad entra ~or algo, ino en
el todo, en estas asociaciones. Pongamos
por caso. Alfi'edo Jiménez es protector
del Teatro. Su nombre aparece en le-
1ras de molde. Al leer la lista, rcconócese
con placer i esclfuna: soi hombre de
proteccion, i mas n n¡as tenido rOl' aficio.
nado a las bellas letras, de esmerado gusto,
de delicados placeros. Acude a la ajencia,
toma sus boletas dc entrada, va a la
funcion, i se exhibe como un pavo j Pero
llega el dia dol jf-eir. Se lo presenta Al"'
a.rez, actual cuestor do áml>as sociedades,
i le insin,~il a Don Alfredo que tiene un
recibo por diez pe o que dehe cubrir co·
mo miembro protector. Aifi'edo comienza
por pedir un término. Pasa un mes, i Al.
frcdo cOllcll,lye por decir que no d1-
nada, i 1]00 Jo i)lllTl'lI de lalióta militar.
.,,--Pcro Don Alfredo, iquiera el pre.
~o de las boll'tas de entrada que U.
ha tomado. -Diga U. que me borren d
la lista. 1 Alfi'edo que ha tenido la. vani.
dad de aparecer cOlno socio en la cm·
pre a, que con este nombre se ba jntro.
dl.\Cido en d Teatro, incurre en la desver.
giienza de filhar a su palalJra, i se queda
con lo ajeno.
Qili. iéramos oir las enéljicas quejas
del señor ••••••••••• encargado por la
Soci!'dad Filarmóllica de colectar el im.
porte de las accionrs tomadas para la fá.
hricadel Salon.-,-Yo 110 puede ir tras de
tlldos los caval'ieros que han tenido la bono
dad de ser accioni taso j Oh! como yo he
sido sorprendido de que lo. seniores que
daban su palabra de lem'r acciones, por
ellos, por sus 8enioras e hijas, me dical1
que no ser posible cstar a la empresa.
j Pobre Seiior! Ha creido que vive en un
pais donde el homhre piensa bien )0 que
va a ser, para contraer un compromiso,
pero que una vez contraido, sabe cumplir.
lo con la pepita del alma. Duro es decirlo,
para vergüenza nuest1'll; nos cstusiasnlamos,
nos inflamamos el dia de proyec.
tar una obra que honre nuestro pais, i ha-
~
L! UNIVEUSID!D.
La juventud que no cabe ya en las bancas
de esta corporacion, puso los gritos
en el ciclo, clamó i jimió hasta que dió
. en la flor de que el Poder Ejecutivo le dijera
al Dr. l\Iárquez" vaya U. en paz, i
llévelo en amor de Dios." j Como había
de ser! Los chicos se fuoron atuf..'lndo de
dia en dia, porque el Sr. Márlj{lez, dicen
Jos triltaba, ni mas ni ménos, como si
tambien hubieran tenido la desgracia de
pecar en 1840. Quiso mostrarse tan severo,
tan ortodujo, que tenía a raya la disciplina,
i no cedía un punto en esto de los
ejercicios espirituales. Todo puede ser
cierto, pero se nos antoja pensar que (\1
Sr. Márquez ha procedido con su resahio
de malicia. Yo estrañamos que en esto
de hueuos modos él fuera para con los
cachifos un i e no es á~pero. En primer
Ju~ar, vivimos en el áspero reinado
de la fllerza; en segundo lugar, el Sr.
Márquez se educ.ó en tiempos del áspero
reinado de los azotes, del cepo, los chicotazos
i otras licencia poéticas que hacían
cpout'cwtable u n preceptor: en tercer lugar,
nos consta que por allá en 1824.
cuando el Sr. i\fárquez nos daba lecciones
de derecho público, solia tener unas
arrancadas que solo cie I"to servilismo escolar
podía sufrir. Ent6nces, dicho señor
que pasaba por 7'OjO, i algo mas, no se
cuidaba mucho de esto de prácticas rclijiosas.
Algunos opinan que hasta era re,
putado por espíritu fuel·te, i un tanto
e1lciclopedista i 1:olleriano, si es que Jos
hai. El sin duda, amaestrado en aquella
escuela, sabe cuán pCljudicial es a lajuventlld
el desvío en materias relijiosas.
Pero no ha caido en )a cuenta de que al
fin viene la enmienda, i que así como él
hoi es un prodijio de devocion edificath'a,
rnalgré fOllt, ese otro dia, la impetuosajuventud
volverá. al redil, no importa si
por bien parecer, por espíritu de bandería,
o con la mejor intencion posible. Sea
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LA JERINUA.
de esto lo C]ue fuere, el 81'. Márquez vió
venir el nublado de su remocion, i se
aguantó a palo seco. El díce que se resig.
nó cristianamente a sufrir este contratiempo,
en espiacion de otras remociones dictadas
por su mano bienhechora; porque
está escrito, con la vara qUf'. mides, se¡'ús
medido. Nosotros que reverenciamos los
altos juicios de la Providencia, compade.
cemos al pecador, le deseamos que se
arrepienta i viva, í que su partido saque
todo el provecho que de esta remocion debe
esperar, que es lo que en definitiva nos
hemos propuesto, para gloria de Díos i
bien del prójimo.
Sin saber cómo, nos íbamos engolosinando
en Don José Ignacio. ¡Ah, Don José
Ignacio! Hubo tiempo en que fué U.
un buen muchacho, patriota, ilustrado
i de principios liberares, de estos que hoi
le escuecen. Pero de ent6nces aeá se ha
torcido U. mas de lo necesario, motivo
por el cuyo tenemos en agua una vejiga
de buei i un bitoque de laton,para aplicarle
Ultas lavativas calmantes, que le puri.
fiquen la concieneia polítiea, de ciertas
manchas administrativas de remota fecha.
Quien es causa de las causas, es causa
de lo causado.
en gamos a la Universidad, i apuntc.
mo el instrumento, aunque el Iíqllido se
vaya pOI' alto. lIemos asistido a los exámenes
i certámene~ con una olicitud verdaderamente
paternal. uestro coraZOll
se ha rogocijado a la vista de esos jó\'e.
nes llenos de illtelijencia, de instruccion,
de maneras comedidas j cntu iasta i exajem.
dos si se quiere, presuntuo itos algu.
nos: así, ni mas ni ménos éramos nosotros
ahora treinta aiios. Notamos que las
medidas escojitadas i diestramente planteadas
por los señores Ospina i Cuervo
para alejar la juvcntud, de esa manía de
conquistar un grado de Dr., salieron fallidas_
Se ocurrió al estremo opuesto, se
abrieron de par en par las puertas de la
Universidad, i sigue la inundacion de doctores
que ya nos ahogamos. Si este es un
mal, que aquellos señores figuraron como
la causa de otros mil, i por esto quisieron
poner trabas a la ilustracion en la Universidad,
sin peljuicio de permitir que la
educacion solo la dispensaran los reverendos
padres, alabamos la santidad de
sus intenciones, i bendecimos sus uña~,
por mas que hayan querido esconderlas.
Creyeron j los pobrecitos! que era preciso
reprimir la afluencia de concurrentes, en
atencion a que tantos doctores sin clientela,
son otros tantos individuos, consumidores
improductivos, que matan la riqueza
pública. Se dijeron a usanza de un Quídam,
de la Universidad salen al año
cincuerrta doctores, que no serán ni abogados,
ní médicos, ní comerciantes, ni
empleados, ni obreros; sinojentes de pluma,
mui pobres, de mediana capaciuad,
pero locamente ambiciosos. ~ Qué vendrá
a ser de esta turba mlllta 1 I nuestros estadistas,
nuestros economistas resolvieron
que era preciso estrechar la entrada, de
modo que solo pasasen los de capacidades
incontestables. ¡ Valiente egoismo! como
si en est<,1. tierra abundasen los hombres
de saber: como si la ilustracion estuviAse
refundida en todas las clases de la sociedad,
i filtrase por todos los ángulos de la
República:como fi fuese cierto que nuestros
coneejalAs, miembros do las cámaras
provinciales, diputados i senadores. cada
uno de ellos fuese un pozo de ciencia.
Decidnos, profundos pensadores, si en
estas corporaciones abundan i sobran esas
notabilidades científicas, llamadas a hacer
la dicha de las localidades. Decidnos
si nuestros tribunales están bien servidos,
si para nuestras defensas no tenemos que
ocurrir a tinterillos desalmados, si tocamos
a cada paso con un Dupin, un Berryer
o cosa parecida, para hOl1l'a del foro i la
majistratura. Se ha temido la concurrencia
por el peligro de encontrarnos con
jentes sin profo ion, sin oficio ni beneficio,
a quienes la ambieion i la pobreza ¡mpulsamn
a las revueltas. Este ha sielo el
pretesto para restrinjir la enseñanza, i remediar
ese estado en que por la concurrencia
viniera haber un sobrante de
jentes sin ocupacioll. El cálculo e instinto
individuales. son la mejol' guia que pueda
dirijir a un padre para asegurar cl porvenir
de un hijo. I cuando este ha entrado
al gran mundo, todavía lc queda tiempo
para abrazar la earrera que le presento
mas estímulos (le lucro. Antes que todo
conviene educar la juventud, ilustrarla,
darle un título de saber, que por colorado
que sea, valdrale mas que el no tenerlo.
Abogados i médicos conocemos que no
han visto la carátula de un proceso, ni le
han tomado el pulso a un enfermo: "émoslos
dedicadus a otras fhenas que buenos
pesos les,producen. ¡, Serían tan imbéciles
que se arrepintiesen de haber aprendido
cuatro palotes 7 Si nos faltaran razones
para sostener la libertad de la enseñan-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA JERING.\.
za, ocurriríamos a los hechos. Los seño.
res Cuervo i Ospina i mil otros 110S
servirían de testo para concluir que es
prefcrihle ser Vicepresidente de la Repít.
bUca, que clérigo de misa i olla: que es
preferible gozar de la reputacion de hom.
bre de saber, que pasar por un palurdo
pobretoll.
RAMILLETE.
VICEVERSAS.-Si el célebre Frai
Gerundio viviera en nuestro pais, cuántos
vicevcrsas no hallaría para apuntar en su
cartera, tanto o mas graciosos que los que
hallamos en sus viajes! Por ejemplo ve·
ría la República divirlida en dos partidos:
uno que quiere el progreso político, nToral
e intelectual, o en otros términos:
democracia, desfanatizacion del pueblo i
educacron: el otro que quiere aristocracia,
fanatismo i emhrutecimiento. Es decir
vería el partido rle la i1ustracion enfrente
del partido de la barbarie ••••
1 sinembargo, vería el mas peregrino
colltrasentido, el mas gracioso viceversa:
vería que el partido de la barlJarie tiene por
órgano un papel que se llama la CIVILIZAClON
! •••• El diablo comiendo hostia .. !
I vería a un tuerto enseñando como se debe
andar derecho l. ~ ••
Vería tamhien a los mas calorosos sectarios
de la Compañia de Jesus predicando
conlra el teatro, i haciéndole una guerra
indigna de puehlos civilízados j i al
mismo tiempo vería a los miemhros de
esa Compañía dando comedias cn su Iglesia,
i rivalizando a la Compañía Dramática.
JERINGAS DEL INVIERNO.-Las
lluvias de este año han sido tan tenazes
i estraordinarÍns que han causado daños
enormes en varios puntos. En Pacho ha
habido una inundacion espantosa que se
ha llevado algunas casas i sementeras i
ha hecho daños considel"nbl~s. Cinco personas
habían perecido. No sabemos si
apagó el horno de la ferrcría de Bunch.
-El Pueblo de Sao Antonio, situado
sobrc un terreno delcsnahle, se ha desmoronado
i hundido completamente.
-En Apulo la estraordinaria creciente
del rio se ha llevado inmensas porciones
de tierra cultivada i algunas casas, i animales,
haciendo otros ertragos.
-La casa de la iml)l"enta de El Dia i
Encuademacion se ha llenado de goteras.
Cajista hai que ha tenido que guarecerse
con su galera en un lugar poco decente de
nombrar, por lo cual salen los periódicos
de aquella imprenta un poco ai01·OSOS.
~
L!V!TIV!S.
DE AGUA DULCE.
Se auministrarán con toda puntualidad
a los que las necesiten por hallarse con el
humor agrio, a causa de las polémicas'
político-tipográficas.
DE AGUA DE FLORES.
Nuestras queridas paisanitas nos per-
. donarán que, de vez en cuando, nos tome.
mos la libertad de aplicarles las inyecciones
auriculares, invencion no reciente,
peto ~í perfeccionada por el autor de La
Je1'i7tga', quien espera los mejores resultados,
principalmente r(\8pecto de las
constituciones nerviosas.
Dl! AGUA Fl'l'a.
Son escelen(es para los que sudan calenturas
ajenas; contra las inflamaciones
producidas por la fiebre atáxica que llaman
opinion &c. &c. Se administrarán
gratis.
DE ESTRACTO DE RIDíCULO.
Contra afecciones añ<'.ias de retroce'so,
de mal gusto, do inclinaciones bárbaras &.
DE AGUARUlENTE DE UVA.
En dósis proporcionadas, hacen huen
efecto contra los frios, por cons~itucion o
por cálculo.
DE- VINAGRE.
PaTa distintas afecciones: corrijen. en
especialhlad el humor atrabiliario.
DE DIFERENTES Sl1STÁNCIAS.
Ya irán sintiendo sus efeclos los pacientes
que las reciban.
~
ADVlmTEN()I!.
Todo (\1 que quiera jeringar al prójimo,
puede hacerlo por medio de esta jeringa,
que es de to~los i para todos, como el Go.
bierno democrático j pero se advierte que
por el mero hecho de ser jeringador no
queda eximido de ser jeringado; i se encarga
tambien que el que quiera echarle
una lavativa a su prójimo, lo haga caritativamente
j porque "quien a jeringazos
mata, a jeringazos muere."
Imprenta d.l Neogranadino, por Antonio Maria PradilJa.
Citación recomendada (normas APA)
"La Jeringa: periódico local - N. 1", -:-, 1849. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686948/), el día 2025-10-07.
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