EL HOGAR CATDLICD
~e publica hjo la dirección del Presidente· ~de la Junb Central de la Doctrina Crlstiau
" Nada, ni un pensamienlo, para la política. Todo, has/a el último aliento,
para la Relig¡{m "
Serie s:1 :Bogotá. (República. tiG Colombia), Febrero 2 de HilO 1 Número 23
Por ahora, se publicará esta revista men-
,gualmente.
Serie de 10 números, $ 4o papel moneda.
Número snelto, $ 5·
Se vende en la casa número 217 de la ca-
rrera 6~, y en la Agencia de Lucio Forero
.Nieto, calle 10, número 213.
Dirección telegráfica, HoGAR.
"EL HOGAR CA TOLICO"
LA EDUCACION,
IDEAL SUPREMO
Bellfsimo cuadro el que exhibe la
Iglesia santa en este día : la Virgen
Madre en el Templo, presentando al
Dios Altísimo el Di vino Infante; la
-ofrenda de dos blancas palomas, sfmbolo
de la inocencia y la humildad ;
el anciano Simeón y la profetisa Ana ....
<:uántos misterios, cuántos ejemplos,
cuántas enseñanzas 1 Todo es incom
parablemente tierno y conmovedor, y
todo guarda relación con los encantos
y la vida del hogar.
Se nos vuelve á presentar el Dios
Niño sometido, á pesar de su Omnipotencia,
á las leyes mosaicas; rego
·cija á los cielos y á la tierra con su
·obediencia y demuestra que su humanidad
es real y no fantástica. A través
de ésta se vislumbra la Divinidad, tanto
en los destellos soberanos que irra·
dian de su sér como en las revelacione~
que, de manera solemne, hace el
Cielo acerca de su augusta persona y
.de su misión redentora. ·
Constituyen el más bello hogar que
se haya visto, en medio de incompren-sible
sencillez y austera pobreza, José,
el Justo, padre adoptivo de J ~sús,.
Maria, la Madre por ex·celencia, y el
Niño celestial, que encierra todos los
tesoros de ·la S a bid u ría increada.
Cuántas virtudes brillan en esta dichosa
mansión de la paz, de la oración
y del trabajo! Cómo confunde~
la soberbia del mundo y sirven de
ejemplar grandioso á todos los que n~
aman la vanidad y la mentira, y quieren
vivir de modo que les sea dado
alcanzar la tranquilidad de su espíri
tu y el fin de su existencia 1
Teniendo á la vista esta augusta
Familia, dice el inmortal León XIII,.
los padres hallarán en José un modelo
acabado de vigilancia y previsión
paternal; las madres encontrarán en
la Inmaculada Virgen Madre de Dios.
el más acabado modelo de amor, de
modestia, de espíritu de sumisión y
de fe perfecta; y en la persona de Jesús,
que les estaba sum1so, hallarán lo$
niños y jóvenes el más hermoso ejemplar
de obediencia. Las familias de
condición noble aprenderán en esta
Familia de sangre real la moderación
en la prosperidad y la dig nidad en la
aflicción; los ricos verán en ella cuánto
es preferible la virtud á los bienes
terrenales; pero los pobres, los que
tienen que ganarse el pan con el sudor
de su frente, hallarán grandísimo
consuelo, considerando que tanto José
como Maria y el mismo Jesús, siendo
quien eran, tuvieron que ganarse el
sustento con el trabajo de sus manos.-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL HOGAR CATOLICO
y estuvieron sometidos á muchas inquietudes
y escaseces.
Una de las cosas que mejor pueden
ilustrar á los j efes de familia, cuando
se trata de la educac\ón q,ue deben dar
á sus hijos, es la manera como San
José y la Virgen cuidaban del Niño
Divino, de quien rlice el Evangelio que
"crecía y se fortificaba, r.s taorlo lleno
de sabiduría" y que"sus padres iban
todos los años á Jerusalén en el día
solemn e de la Pascua," ta túo para satisfacer
su piedad, cumpliendo las prescripciones
de la ley, como para pooe'r
de su parte todo lo que humanamente
fuera dable para contribuir á su formación.
Es evidente que la altísima condición
del augusto Infante, la divinidad
.quesustancialmenteestaba unida á su
lwmanidad, lo ponía á sa) vo de ci~-:rtos
peligros y extravíos, porque todas l~s
virtudes le eran connaturales; y srn
embargo, ¿quién no se en canta al ver
]a solicitud, el cuidado, el amor tiernísimo
con' que velan por EL los inma-culados
esposos? '
· Pruébalo, entre otras cosas, la angustia
borrible,la inqlúelud que experimentaron
cuando se qu: dó en Jerusalén
disputando en el Templo con los
Doctores. Al hallarlo la Virgen, después
de haberlo buscadó con afán indecible,
durante tres días, hubo de
·. manifestarle lo mucho que habían pa- ,
decido tao(o'ella cotno su padre adop-
"tivo por esta ausencia, sin reparar en
ia categoría de los personajes con
quienes lo halló ocupado en las cosas
que eran d e l servicio de su Padre que
está en l os cielos.
Circun s tancia es ésta que debi e ran
tener muy en cuenta los padres de familia,
principa lmente cuando se trata
de la educaádn de sus hijos, p orque
ella debe mirar al p erfeccionamiento
d e tod o su sét as í en lo físico é in tele ctu
al, como en lo moral y re ligioso, individual
y socia l ; y un descuido en
o bra de tánta trascenden cia pu ede traer
.mal es irreparables.
Por esto dice un célebre escritor;
"Educar es desarrollar en el hombre
todas las facultades que Dios le ha
dado, y desenvolverlas en orden á los
fin es que EL mismo le ha señalado, y
conforme á las leyes por EL establecidas.
Educar es sacar al hombre ó lle'
vatJe, en cuanto sea posible, de la debilidad
á la firmeza, de la endeblez"á
la salud, de ia ignorancia al saber, de
la bajeza á la dignidad, de la inercia
á la actividad', de la acción irreflexiva
á la acción bien orientada, pensada y
consciente, de la impotencia al poder,
del · yugo y esclavitud de pasiones y
pecados al dominio de sí mis'mo, de la
vida cuasi embrionaria y animal á ta
vida racional y moral, humana y cristiana."
Pero ¡ cuántas veces frustan los
mis·mos padres de familia este bello
ideal, ya por negligencia, ya por ignorancia
y siempre por no dat oídos
á lo que la santa Iglesia enseña por
el órgáho de sus Pastores, en orden á
.los destinos ínmortales ' de la humani-
dad y lo's m'edios que de'ben emplearse
pa'ra que en nosotros no se malogre
el frúto de la sangre d'e Cristo 1 ' '
·• Si este de~éui'do · es de consecuencias
funestas para' la 'educación, ¿qué
diremos '(le' la eriseñan·za que suéle
Clarse en · aquellos co·Jegios, que 'están
en pugna con las ~odrinas Y. eseíritu
' de la misma Iglesia, 'y que sólo srrven
para pervertir la inteligencia y lle'var
el corazón á todos los extravíos?
¿Qué de los libros y periódicos im-
. píos é inmorales, que son hoy en todas
partes pan cotidiano ; qué de ciertas
r e presentaciones en los teatros y de
mil cosas más que son obstáculo m'anifi
esto á la formación cristiana de la
juventud? ·
La única manera de remediar estos
m a les estriba sólo en la recta educact'dn,
"la cual debe ser para los individuos,
pueblos y familias el negocio
de los negocios, la grande obra, la
obra única sin la cual no hay hom-
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EL HOGAR CATOLICO 35
bres, ni fa mili as, ni pueblos, ni costumbres,
ni r e li g ión, ni patria, ni soci
edad, ni n ada."
Es ta grande obra debe cifrarse en
· hace r h ombres dignos de i'Í, de la fa mi
lia, de la soci edad á qu e perte n ece n
y del ci e lo a l cual e • tá n rl es tin ados, lo
cua l se con s ig u e p o r med io J e la gran
trini dad edu ca dora compues t a d e los
padres de familia, los sacerdot es y
los ma,estros ca tólicos, c u a nd o, fieles
á su mis ió n, t oma n el empeño d e reh
a ce r los hom bres á la imagen y semejanza
del Hombre-Dios.
El espíritu parroquial
I
H é aquí una virtud católica que no se
nombra, que yo sepa, en alguna parte
del Catecismo, lo cual no impide que sea
una de las más importantes que deben
predicársele hoy por hoy al cristiano que
desee serlo de veras. Porque aunque en
el Catecismo no se halle citada, no es
esto decir que no se halle en él implícitamente
contenida, como esperamos que dará
de eso muy convencido el curi oso
lector, cuando llegue al postrero de los
sencillos capítulos que sobre esta materia
vamos á escribirle.
¿Qué entendemos por espíritu parroquial?
Entendemos por espíritu parroquial
aquella adhes ión, fidelidad y servicial
afecto que de be tener el buen católico á
su parroquia. Una comparación pondrá
más en claro esta idea.
Se habla mucho, tiempo há, d e provincialismo
y de espíritu provincial, y todos
los hombres p e nsadores están conf 0rmes
en que un verdade ro provincialismo, bi e n
entendido, es fuente y base del más puro
y elevado amor á la nacionalidad. Un
ilustre patri-::io de los nuéstros, ha dicho :
"No puede estimar la Nación quien no
estima la Provincia." ¿Quién, en efecto,
sentirá el más leve amor hacia esa entidad
abstracta, llamada Nación ó Estado,
si no lo siente po<>o ni mucho hacia la
tierra más propia, que v e y que toca
cada día, y á la cual le ligan Jos más poderosos
vínculos de la naturaleza, de la
sangre y de la educación?
En términos aná logos podemos hablar
en nu e str o caso d e l parroq uia lis mo ó espíritu
parroquial. Pretender · s er buen
hijo de la Igl esia cató li ca ó universal,
permaneciendo indiferente á la modesta
6 brillante iglesia particular, en la c ual
h e mos naci do para la fe, por la cual h e mos
sido e n ella ed ucados , cuya voz su e na
m ás inm edi ata á nnestros oídos, y que
po r m il distintos c o nceptos v iene á ser
como nu estro h oga r es p iri tual, es poco
menos qu e contradicción mani fie sta. Ni
en política ni en reli g ión fiamos mu c h o
de las id e as cosm opolitas, que mu y á m e nudo,
sa lvas rarísimas excepci ones, no
s on más que un di sfra z C0'1 que se encubre
en la primera la falta completa de
patriotismo, y en la segunda, la in diferencia
r e li giosa. S e ha de ser, sí, se ñ or,
muy catól i(;o unive rsal (y pase el ple onasmo),
pero si endo á la vez muy católi co
di oces a no y muy cató lico parroquial,
comoquiera que el Pa stor Snpremo sólo
quie re ser amado y obedecido con amor
y obe diencia que vayan á E L por los trámite
s ó grados je rárquicos que median
entre aqu e lla surrema autoridad y el ·
simple indi vi duo fi e l, trám ites ó grados
que son la autoridad del Obispo que rige
la Diócesis, y la del Párroco que regen~a
la parroquia. Amor y obedie nc ia á Roma
· per sallum, esto es, desente ndiéndose el
fiel de Jos grados d e la jerarqufa pastoral
más inm ediatos á sí; amor y obediencia
de este j a ez, caso que pudieren existir,
no serían amor y obedie ncia católicos,
porque nunca se rían s egún los quier e el
Catolic ismo.
Y no obstante, 1 véase lo que son las
cosas 1 se habla poco, mu y poco de la
Parroquia y de la auto ridad parroquial ,
que es la que m ás cerca tenemos y de
cuya influ e ncia inmediata vivimos. Parécenos,
pu es, conveni e nte que algo se hable
ta.mbién de esto . Y no lo decimos,
ciertam e nte , por turbamul ta áe incrédulos
é indif e ren tes que, sobre todo en
la s grand es pobl aciones, viven y mueren
sin sabe r á qué parroquia están ahijados ;
verdaderos nómades sin hogar espiritual,
ó incl useros sin madre c onocida, q ue poco
es de extra ñar no la amen ni hagan caso
algu:10, cuando no aman ni hacen caso
de Dios mismo ni de su propia al ma. No
hablamos á éstos, porque éstos no van á
leer eso que escribimos. Y por otra par-
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EL HOGAR CA TOLICO
.te ¿có mo se podría exigir cumplimi e nto
- ~ e los d e be res de buen fe ligrés á quien
¡por igrwrancia 6 perversidad d e scuida los
más elementales de cristiano? Hablamos,
l, por esos otros católicos que, con todo
'!f q uerer serlo de Yeras, no proceden en
-este f>unto con las debidas ate nciones y
• mi ram ie ntos. Católicos que creen haber
' cu mp li do con la Parroquia los d eberes
1de buen súbdito parroquial cuando se
h an casado en ella y han llevado allá
'i; US r ecién nacidos para el bautizo 6 sus
..difuntos para la sepultura, porque así lo
-exige un a estricta ley, pero no por razón
a lguna de afecto 6 buena voluntad; con-i
derando como indiferente para todos
S UIS demás actos religiosos la elección de
-éste ó de aquel te mplo de la localidad, 6
.encerrando talvez toda su vida de prác.
~icas religi osas en el exiguo recinto de un
-o ratorio doméstico, sin el menor contact0
<011 el resto del pueblo fiel, sin participa<
ttí6n alguna en las públicas solemnidades,
y de c onsiguiente sin cooperación alguna
:1. su pompa y esplendor, y sin tener en
,, impulsado por ~u fe,
arriba á esa tierra sagrada, teatro de los
hechos más sublimes de la Re li~?"ión, cantada
por los Profetas del Señor y cele·
brada en todas las Escrituras divinas, son
indecibles.
Ese país vio nacer á la
Virgen q ue el sol más pura,
Gloria de los mor tales, luz del cielo
esa tierra arrulló al Salvador del mundo
en su cuna y se e stremeció de espanto al
oír los gemidos de su H a cedor á la vista
de la ingratitud de los hij os de Adán;
ella vio la gl oria de su resurrección y de
su seno partieron los Apóstol es á evangelizar
el mundo. Por esto qui e re verJo
todo, saberlo todo, no d ejar escapar
el menor detalle.
Lo primero que se le ocurre en lapatria
de Tabitha y de Simón el Curtidor,
es conoce r lDs ~ it i os que ocuparon las
casas de estos fervorosos discípulos del
Príncipe de los A pós toles, y si fuera posible
hallar restos de ellas, un muro, algo
que hubi e ra sido testigo mudo de las virtudes
de tan santa gente ; de la resurrección
de la primera, cuando, movi do
San Pedro por el llanto de todas las viu-
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EL HOGAR CATOLICO 37
das que le cercaron mostrándole las túnicas
y los vestidos que les hada la santa
mujer, dijo á la muerta : " Tabitha
levántate; y ella abrió sus ojos y viendo
li Pedro, se sentó ; él la tomó entonces de
la mano y llamando á los santos y á las
viudas, se la e ntregó viva"; y cuando,
hallándose el mismo Apóstol en casa del
segundo, si tuada cerca del mar, tuvo
aquella visiór1 tan particular por medio
de la cual el Señor le hizo conocer que
no era "aceptador de personas sino que
se agrada en cualquiera g ente que le tome,"
y que por tanto, los ge•Hil es eran
llamados también á la participación con
Cristo por el conocimiento del Evang elio,
de cuya participación fue primicias
el Centurión Cornelio, que vivla en la
Cesarea Marítima, fundada por H e rc.des
el Grande y situada á cosa de 60 kilómetros
al norte de Joppe, en la misma costa.
La iglesia de San Pedro, dedicada al
santo Apóstol en memoria de la trascen ·
dental visión que se ñala uno de los hechos
más culminantes en la predicación
del Rvangelio, hecho que vino á ser para
los g entiles la áurea puerta por donde
les fu e dado entrar en la Iglesia de Cris ·
to, con el adjunto Convento, es acaso l o
más notable que hoy puede verse en Ja.ffa.
En este santuario de primera clase ya
puede el peregrino lucrar indulgenc ia
plenaria con sólo r ezar, e n las condicio nes
debidas, un Padrenu és l ro y Ave ma ría,
y esto cuantas veces vi ~ ite la iglesia ó el
santuario, como sucede en todos los de·
más de esta clase, que abundan en Ti e ·
rra Santa.
De la casa de Tabitha no se conserva
memoria del sitio que ocupara ; tan sólo
se señala, cerca á la elegante fuente
mandada construir por Abú Nabut, en
una protuberancia de t e rren o, e l cern e n.
te rio que lleva el nombr e de la caritativa
muj e r, por haber sido sepultada en
ese lugar, según se cree .
De la casa d e Sim ón se muestra el e mplazamie
nto e n la pequeña m ezqu ita de
Djamat et Tha bi e h , no le jos del faro y
construida sobre un montó n d e escom.
bros : r ealm ente queda "junto al m a r ."
Allí fue donde San Pedro vio el fam oso
lienzo que bajaba del ciel o, y r ecibió
á los mensajeros que ven lan de Cesarea,
de parte del Centurión .
La ciudad antigua es de aspe cto in~
grato, con calles tortuosas, laberíntici.$ y;
sucias. Al salir de ella se encuentra l!m'a.\
plaza grande en la que se ven algunos;
jardines y la torre del reloj. Siempre ha-m:·
sido notable s los huertos de Jaffa , sembrados
de naranjos, granados, limon eros,.
higueras, almend-ros, palmeras y otros
árboles frut a les, los que suelen formar'
extensos bosques, en medio de los cuale s.
se d e jan ver risueñas casas, lo cual co~
firma el nombre de Yafo, en hebreo, y
Joppe, en griego, con que fue conocida_,.
y sign ifica la bella. Sabic'o es, adem~s,..
que apenas habrá naranjas más dulces,
j ugosas y afamadas que las de Jaffa, artfculo
que constituye una de las mayore$
fu entes de riqueza en el país .
No escasea esta ciudad de recuerdo
mitológicos y bíblicos : de los primer·OO.
se hicieron eco Plinio-qui en atribuye ! fill
fundación á J opa, hija de Eolo,-E>trabón
y Fla vio J osefa, los cuales cuentaJnJ
con mucha seriedad-asignándola á est
lugar-la fábula del encadenamiento de
Andrómeda, hija de Ce fe o y de Cas iopea ,.
á una roca, por venganza de Ju no q12e:
estaba celosa de su hermosura, 1<> mismo
que las Ne reidas, en calidad de l!IW-·
tima expiatoria, para aplacar las iras· Cfllt'
h orrible monstruo marino que de vastaba.
el país, y fue libertada por Perseo,.
qui en se casó con ella.
Escauro, oficial de Pompeyo, llevó á.
Roma el esqueleto de un pez de doce
m et • os de largc , hallado en esas cercan
las, é hizo creer que era el del monstruo
r¡ue, con denuedo no visto , habiz.
hecho morir el hijo de D án a e.
Empero, si esta fábula es puro humopara
la g loria de la ciudad fundada por
Jáfet, según los rabin o s, no suce de l
mi smo con lo que de ella dice la Biblia.,.
porque ya desde David-quien la conqui
~ tó d el poder de los Filisteos-y Salomón,
que hacía llegar á ese pu erto las'
na ves carg adas con las maderas de conStrucció
n q ue k despachaba Hirán, re y de
Tiro, para el grandioso templo que ed itlo.
caba a l S e ñor en J erusal én, desemp di&
papel de no in signifi cante importa ncia-..
Sucesi vamente pe rteneció á los i s rael ~
tas d e las diez tribus, á los Asirios, á Ezequías,
á Se naquerib, etc. Cuando el reinado
de J e roboán 11 d,e Israel fue envia-
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EL HOGAR CATOLICO
' '
do el Profe ta Jonás á predicar la pe• itencia
en la populosa capital del primer
Imperio asirio; mas él desobe deció al Señor
y se embarcó en Joppe para ir á Tarsis,
en España. Sobrevino entonces una
de aquellas tempestade s que aún hoy son
espanto para los marinos que navegan e n
confortables barcos de _vapor, de resultas
de la cual fue arrojado, el temeroso profeta,
al mar y devorado por un e!"!orme
pez, acaso t;n tiburón, que Jo arrojó, al
cabo de tres días, vivo á la playa.
La impresión consigui ente á este pasaje
bíblico no la experimentámos nosotros
cuando navegábamos para Jaffa,
porque, á la vista de las costas de Tie rra
Santa, nuestra atención e staba fija únicamente
en los sucesos relacionados con la
vida del Salvador y de su Santísima Madre;
pero cuando, días después, nos embarcámos
en el mi smo puerto en dirección
á Caifa, con un mar de fondo que' á
la llegada nos tuvo en má s de seis horas
sin poder desembarcar, aunque el buque
griego en que íbamos parecía seguro, nos
vino muy á cuento lp a caecido á Jonás en
lugar no distante de esas mismas turbulentasondas,
sobre todo cuando ya pudo
arrimar una lancha y metidos nosotros en
ella, parecía que las olas al arremeter
contra la débil barca, la hundían, y el que
esto escribe, con bue na dosis de temor,
volvía sus miradas al Santuario de Nuestra
Señora del Carmen, que se alza gra.
cioso sobre su santo monte, y al invocarla
ofrecía también ir en peregrinación á Chiquinquirá,
:cuando regre ~ a -a á su patria.
El experto piloto y los diez robustos
marinos que manejaban la lancha,
para infundimos confianza, cantaban plegarias
á Alá, acompasando sus graves
notas con el movimiento cadencioso de
los remos, lo que, á la verdad, nos produjo
muy grata impresión.
En todos ti e mpos los incrédulos han
hecho mofa de Jo a caecido á Jonás con el
enorme cetáceo, sin tene r en cu e nta el po.
der de Dios, como si á nu estro débil espíritu
fuera dado escudriñar las miras de la
Providencia Divina. La perman encia milagrosa
del profe ta durante tres días e n
e l seno del tiburón, sin sufrir lesión algu.
na, fue, ade más, tipo de la r e surrección
gloriosa del Salvador, d e spués de perma.
necer tres días en el se¡.JUlcro, según lo
había anunciado el mismo Divino Maestro.
Es inte re sante el h e cho siguie nte, perfectarrente
comprobado, que trae Vigouroux:
" En 17 58, durante una tempestad,
cayÓ' un marinero desde una fragata al
mar. Un tiburón que estaba muy cerca
cogió al momento al d esgraciado que nadaba
pidi endo socorro, y la víctima desapareció
al mom e nto en su larga g..arganta.
Mientras nadaba algunos de sus camaradas
se habían ya arrojado á la lancha
para socorrerle. En el mismo instante en
que era devorado, el capitán del barco,
testi g o del accidente , tuvo bastante presencia
de ánimo para ordenar que tiraran
sobre el monstruo con un fusil que
había sobre el pu e nte. El tiro tuvo tan
buen resultado que el tiburón arrojó en
seguida al marinero que tenía en la garganta;
la víctima no estaba más que ligeramente
herida y fue recogida viva
por la lancha; el pescado fue apresado
por los demás marineros con arpones
y cuerdas, subido á la fragata y colgado
para secarle. El capitán se lo regaló en
seguida al marinero tan favorecido por la
Providencia, y éste comenzó á recorrer
la Europa mostrándolo."
En el curso de más de quince siglos, á
contar desde la dominación del segundo
Imperio asirio, le sobrevinieron á Joppe
no pocas y aun terribles vicisitudes, hasta
que en las Cruzadas adquirió nueva celebridad.
Godofredo de Bouillon la erigió en condado
y el Papa Alejandro Ill en Arzobispado;
pero si bien se vio honrada por
personajes de la talla de Ricardo Corazón
de León, San Luis-á quien le nació
allí la princesa Blanca-y otros príncipes,
al fin destruida por Bibars, el Bendukdar,
sultán de Egipto, en 1267, no
volvió á ser reconstruida sino hasta en el
sigo XVII.
Hoy ha vuelto á tener alguna relativa
importancia ; cuenta con más de 40,000
habitantes , de los cuale s unos 13.000 son
judíos, s,sco c ristianos d e distintos ritos,
e ntr e los qu e habrá cosa de 8oo católicos
, y los dem ás, mulsumanes. Anualmente
acuden 42 5 va pore s con un cargam
ento de e x porta ción é importación que
no baja de 6so,ooo toneladas y un número
casi igual de na ves veleras con una
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EL HOGAR CATOLICO 39
-carga que alcanza á r ~o,ooo toneladas.
La e xportación que se ha ce por ese puer
·to alcanza á producir unos r 5 .ooo,ooo de
f rancos. Nosotros estu vi mos en esta ciu dad
tres veces y nos fue dado ce l e brar
el Augusto Sacrificio, con toda la tran.
qu' Jidad deseable, en e l Santuario del
Príncipe de los Apóstoles.
El tre n que va á J e rusal én, en esa época
d e l año, p á rte á la una y veinte minutos
de la tarde.
Des de Nápoles nos habíamos acompañado
con un apuesto joven jerosolimitano,
hijo del laborioso Agente de Viaj es,
Rafael Lorenzo, quien nos facilit ó su coche
para ir á la estación, y luégo nos fue
señalando en el curso de la vía todos lo s
sitios memorabl e s. Tambié n iba con nosotl'Os
el ilustre orientalista R. P. M e is-te
rmann. ·,
'El tren es un poco 'más malo qué ' Jos
-de Colombia é igualmente incómodos los
c~rros; las irregularidades en el servicio
t ambién se hacen notar. Al salir de la
llanura de Sarón y comenzar el ascenso
por las montañas de Judea se sufren
d' u-ertes sacudidas, y no es para menos,
porque tiené que remontar á una altura
que no baja de 8oo metros ·sobre el nivel
del Mediterráneo, en una distancia relativamente
corta. Por esta razón b ordea por
,precipicios y deja ver unas veces las ondonadas
de los torrentes que fueron, otras
las masas raqueras de los montes que se
-s uceden unos á otros en forma de grande s
cúpulas aplanadas, desprovistos totalmen-
te de vegetación. En todas direcciones
n o se ven más que
Campos de soledad, mustio collad o ;
y de los numerosos pueblos, viñedos y
olivares que en los días de prosperidad
de la Judea cubrían aquellos campos, ·
no ·puede decirse hoy· como de otras ruinas
famosas :
v De todo apenas quedan las [eñ ales,
porque aun éstas han desaparecido, y la
desolación que rodea á esa tierra, e n otro
t i e mpo tan exuberante, no p e rmite dudar
que sobre ella pes a también e l tremendo
castig o del pue blo que pidió co n
s atánico furor que la sangre d e l Justo
cayera sobre é l y sobre sus hijos.
Al salir de Jaffa el tren bordea al
-n orte por los espl én didos jardines y bos.
ques de naranjos ya mencionados; lu é go
.
· se entra en la bíblica llanura d e S áÍ- 6n
c e le brada por la E sposa de los Ca ntares
y el profe ta lsaías, la cual se di lat a h asta
el pie de la s montañas de Ju de a. Es de
extensión consid e rabl e, pues mide un ::t
loPgitud que , d es d e el Oar me lo h as ta Ga- ·
za no baja de 30 leguas. E s tá se mbrad a,
en parte, de olivos , pe ro en su . mayor e xtensión
se encue ntra d e sprovista de árb ole
s. De trecho e n trech o, e n la vía, se ve
uno que otro pu e blecillo de aspecto poco
halagü eño, pues las casas no pasan de i!'
Jfelices a lbe rg:1 es pri mi t i v~s , y sus habitantes
de b e n tener, para su uso p e rsonal-
al ig ual d e muc h os lu gar es de tierra
fría en Colombia- como cosa rarísima el
agua qu e, á la verdad, e n algunas d e
aquellas r egion e s só lo la h ay cuando vie.
ne del cielo y pueden r eco g e rla en cister·
nas.
Alguno s de estos pueblos, con todo, ti e nen
inte r és en la hi stori a bíblica y de la.
Iglesia. A s í su ce d e con Lidda, patria del
mártir San Jorge, la cual se encuentra á
20 kilómetros de J a ffa, e ntre frondosos
olivares. S'ln Pedro la visitó y h a lló en ese
lugar un hombre llamado Eneas, que desd
e ocho años atrás yacía en el lecho paralítico,
el que fue compl e tamente curado
por el Apostó! con sólo decirle : " Eneas,
el Señor J esucristo te sana," dando este
prodigio por resultado la conversión de
mucha gente tanto allí como en Sarona.
En los tiempos de Constantino fue honrada
con Sede episcopal y el año 4 r 5 se
reunió en ella un Sínodo para juzgar al
hereje Pelagio.
Adelante de Lidda se encuentra Ramlé,
la antigua Arimat ea, patria d e l noble
Senad _ r que dio sep ultura al Salvador
en el se p ulcro nuevo tallado en la roca
qu e para sí mism o tenía preparado.
En las Cruzadas pasó es ta ciudad por
vicisitudes di ve rsa s, prósperas unas, adversas
otras, fi g urando en e llas, entre
otros, Ba lduino 1, Saladino, Ricardo Cora
zó n de León y los caballe ros d e R odas,.
los cuale s tuvi e ron allí su r es ide ncia, mediante
convenio hecho co n e l sultán de
Egi pto, ha sta e n el sig lo XV. Llaman
la atención la iglesia de San J osé de Arimatea
y la torre de los Cuarenta M á r tires
.
Oc ho k il óme tros ad elante se de ja ver
el p ue blo d e Akir-Ia antigua Acaróncélebre
por haber reten ido los Filisteos.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL HOGAR CATOLICO
por algún tiempo en su recinto el Arca
de la Alia nza, arrebatada por ellos en
Ja de! a strosa batalla en qu e murieron los
depravados hijcs del Sumo Sacerdote
Helf. A pe sar de su piedad mereció e ste
anciano tre mendos c-astigos por su blandura
Excesiva con sus hijos, cuyos de sórdenes
fueron la causa de la prevaricación
d e Israel. En todos tiempos se ha vis·
to que la falta de una prudente energía
en Jos que g obiernan, su excesiva blanc:
lura para reprimir e l vicio, halaga las
pasi ones y es origen funesto de muchos
de los desórdenes de la juventud, porque
la libertad sin freno degenera en licencia.
Se encuentra después el Valle de Sorec,
lugar e n que solía h a hitar Dálila, la muj e r
funesta que de mane ra insidiosa le arran ·
có á Sansón el secre to de su fuerza
prodigiosa y lo hizo caer en poder de sus
enemigos, los que, cargándolo de cadenas,
lo llevaron á Gaza, como · trofeo de
su victoria. Al (Xtr e mo izquierdo de la
montañ'l, un poco más adelante, se ve el
pue blo de Séraa, patria del mismo Sans
ón.
Aparece en seguida el histérico Campo
de Dan y lu égo Bethsames, lugar á
c:londe ll egaron las dos vacas que, uncidas
á un carro nu e vo e n Acarón, condujeron,
sin que nadie las guiara, el Arca,
c uya pr ese ncia habla sido terrible á los
i dol os de Jos Fili steos y á ellos mismos
por su id olatría. Los betshamitas, con curiosidad
profana, quisi e ron escudriñar el
interior de l sagrado depósito, pero el Señor
los castigó seve rame nte.
No distante de e ste lu gar se halla la
t:norme cave rna d e la roca de Etám, dond
e li gado Sansón por los Judaltas, fue
e ntregad o á los Filiste os, en número de
3 .000, los q ue co ntentísimos con te ner en
su pod e r á un fnem igo ta n te mible, can.
t aba n victo ria , c uando e 1 cautivo , casi sin
e !>fu e rzo, rom pió las cu erdas con que lo
hablan suj etado s us mal avenidos compatri
otas, y con la q uijada d e un asno los
d e sparramó, d e jando tendidos en el ca m.
po cosa de mil mu e rtos . Ento nc es co mo
h oy, las ge nte s acom odaticias co n c ie rtas
t endencias qu e pug nan con la inte grid;~ d
de la verdad revelada y la severi d ad de
Jos mandatos di vin os, no toleran á los que
JX>mo Sansón e ran un peligro permanen.
te á los enemigos de su Religión y de su •
Patria,
Casi no ha y sitio en esta vía que no ·
guarde la memoria de algún acontecimiento
de la historia bíblica y aun de ·
ti e mpos anteriores á la conquista de Josué,
como sucede con Aa-na, Cezer y
G ezer, anterior esta última á la éra cristiana,
acaso 3,000 años, pues la exploración
que M. Macalister ha hecho en las..
ruinas de esta ciudad y los objetos hallados,
han permitido precisar su antigüe- ·
dad ; en los pz1ones de Karnak figuran las
otras entre las ciudades conquistadas po r
el faraón Thutmés III, anterior á Moisés.
Josué conquistó muchos de estos pueblos
y, según parece, Moghar es la misma
Makkeda ó Mokor, lugar donde mandó
dar muerte á los cinco reyes coligados
contra él, cuando hizo detener el sol ·
en su carrera, para dar término á la batalla.
La vida de Sansón y sus hechos famosos
se de~arrollaron en toda esta re gión ~.
y tanto Saúl, como David y otros r eyes
de Judá se señalaron ora por célebres
victorias, ora por desastres en esas montañas
y valles, tan apropiados para las
estratagemas militares.
Al kilómetro 83 se encuentra el valle
de los Gigantes y más adelante una quinta
en la que se ve una iglesia del rito
griego no unido, dedicada á San Si meón,
el anciano afortunado que había pedido
no morir sin ver antes al Salvador de
Israel, y le fue concedido tener en sus.
brazos al Niño Divino ; aseguran que en
el mismo lugar habitaba y aun muestran.
su sepulcro.
Desde un poco atrás ya se alcanza á
ver el altísimo campanario ruso del monte
Olivete, Jo cual indica la cercanía de
la ciudad santa ; con e ste motivo se avivan
las emociones, que no han a bando- .
nado un momento al peregrino que, movido
por su fe, ha emprendid o tan largo
viaje ; parece entonces que el corazón le
salta del pecho y cree ver po r esos campo~
la c e le stial figura del Salvador del
mund o, rod eado de inmensa turba, y oír
aquellos acentos dulcísimos, á cuyo eco·
se calmaban las te mpestades, y los ciegos
veían , y los sordos oían, y los paralíticos
eran curados, y los muertos resu •.
citaban ...
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL HOGAR CA TOLICO 4r
D e spués de di visar á lo le jos el Convento
de San Elfas y más ac á el monasterio
de las Clarisas, en el monte del
Mal Cons e jo, se ll ega á un pintor esc o po.
blado europeo : a quí comi e n za la ciudad
tár.tas veces soñada ....
Ya en la estación el mismo joven nos
hizo mon tar en su coch e y segui mos e n
dirección á la puerta de J affa , cerca
á la cual luce- la hermosa t orre de l reloj
- turco; en el largo trayecto nos most ró
lo que podía verse del monte Sión y muchos
otros lugar~s de la santa ciudad.
Cuando nos desmontámos para segui r á
Casa Nova, la famosa hosp edería de los
PP. Franciscanos, apenas podíamos creer
que estábamos en Jerusalén ....
Algunos instantes después nos era dado
disfrutar de la hospitalidad que brindan
los hijos de San Francisco, y cuando el R.
P . H ilarión nos conducía á la Basílica del
Santo S e pulcro para orar sobre la roca
sagrada que fue testigo del sacrificio del
Divi:1o Maestro, dominados por la emoción,
nos vinieron muy á cuento los versículos
rima jos del Salmo CXXI:
"Bella Jerusalén, ciudad ilustre,
¿Será p r sible, oh Di os ! que en breve tiempo
Conseg u ir e m os v ernos t od os juntos
En Jos s ob erbios atrios de tu templo?
1 Oh tú Jerusalén! edificada
Para que habiten tu dic hoso seno
Los qu e vi ven en paz, y que consiguen
Vivir junto al Señor que ad oran tiernos.
Tú ser á s muy fe li z, pues s us pr omesas
Te h a n ofrec ido ya que en tu terreno
Se juntará n lns tri bu s que componen
Su muy dichos o y preferido pueblo.
Ese pueblo fel iz que el S e ñ or quiso
Escoger para suyo, y cuy o empleo
Es dar glo ria á su n om bre so b erano,
Y cantar himnos santos al E xcel so.
1 Sa n t ? Jerusa lén ! que en ti d omi nen
La p az co n la abun da ncia , y 1 ogaremos
Que t odos los que te a men y en ti viv ;~n
Pasen dentro de ti días s e renos ."
Floren cia, Enero de 1909.
UN GORA ZON AGRADECIDO
Yo con ocí á l'vhnuel y pude darme c ue nta
de que su g r ati tud fu e tan heroica que lo llev(
j al sa cri fici o; pero á un s acrifi c io que lo
conduj o como p or l a m ano y ~in esfuerzos,
hasta tocar los límites entre la Eter nidad y el
Tiem po . •.. 1 Qué bueno fue Manuel l. .. H onradl'te,
campechano y tan s encillo en todo.
Tan bueno com o el pan .
Mul\hos años bacía que h abía entrado al
servici o d e D. Juan. Fueron é stos d os matrim
oni os, siempre avenidos y ejemplares siem.
pre.
D. Juan trabajaba p a r a educar á su familia'
y á la s ombra de e s ta educación, i ban ins tru y
éndose los h ijos de M'aouel, sin ex trali mi ta r se
en e l rad io de acc ióo e n q ue, p or leyes naturnles,
tenían q ue g ira r . Si por el eje mplo
d e los hij os d e D. Ju an s e iban instruyendo
l os hijos de Ma nuel, éste les dPcia sie111pre :
Cuidado co n alz ars e á mayo r es, como dicen
. L os patrones, son los pat r on es ; y á tod<>
señor, todo honor. Nosot ros somos p obres 1
unos in fe lices ; y si alg úo día ll r g~n u stedes
á valer algo aote los otros arrendata rios de
la hacienda, al patrón J uanito se lo debemos.
t od o .
1 Ah, D. Junn 1 E l c ristia no y cumplido caballero
; el corazó n noble y generoso r n toda
forma ; el carácter firme y de una s ol a pieza;·
el hombre rec to á quien todos acataban, y
cuya palabra e n los o egocios-seg u n frase
prover bia l en la co m a rca- era una E scri tura.
D. Juan tuvo siemp re pa rticular deferencia
p or los pobres y por l os menes teros os , cuyos
infortuni os se creí a é l en l a ob lig ac ión de reparar
, considera nd o s iempre que á él pudiera
sobra rle lo q ue quizá les fal taba á lrs de más.
A este propósito r ec uerdo e l episod io siguiente:
Un individuo le hablaba á D. Juan dis uadiéndolo
de que d ie ra á la venta inmediatam
ente una g r an cantida d de gran os d e la
última cosecha, porque a l esperar tres meses
más se triplicaría el v a lor.
-Es c ier to lo qu ~ usteJ m e dice-contestó
r eposadam ente D. Juan ; pero estoy resuelto
á vender a hora es e ar tíc ulo al d ct;ll.
-Enle nces, déjdo por mi cuenta al por
mayor-le repli có el int e rloc utor.
-No, amigo m ío; n o le doy á usted el gran
o en esa forma , porque m ientra s yo m e acomodo
e n los b olsi llo s cincuenta ó scseota mil
pesos de ntro d e tres meses, ó s e los d oy á ganar
á usted a h ora, no pued o mirnr co n ind ifere
nc ia que hay ce ntenares de individ uos
q ue están atormentados p or el h a mbre. 1 A la
plaza todo ese maíz !-le dijo á su mayordomo-
y s iguió paseando por e l corred or, con
la m~y or indife rencia. El propon ente se retiró
molun o.
Otro ras go de D. Jua n. Va r ias veces oí
que algun os de su s c a mar ad a s, l os hacenda-·
dos , le observaban:
-D. Juan : ¿por qué tiene usted esos cab
a llos y esos bu e y es tan gord os ?
-Porque so n animales que me si rven b ien ,
y ellos s on los que me dan con qué pagar el
arrendamiento de la tierra e n que t raboj o.
¡ Quítenme us terles esos anima les bien cuidad
os, c omo están, ó déjen melos pero muriénd
ose de ham bre, á ver qué h ago con la ha_
cienda .. ! A niquilo los a ni ma les, l os arruin0 ,
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EL HOGAR CA TOLICO
al no proporcionarles buenos pastos, y desmej
oro la tierra sacándole el quilo, con perjuicio
de sus dueños; proced imiento , que a
mi modo de ver· las cosas, e s una injusticia.
Y o creo que el hom bre no debe ser ladrón
j a mas, y mucho menos de los seres de ,validos,
ya sea que estén d otaclos ó nó de r nón.
La justicia, ~nte todo. Y por s obre todo el
~spíritu del cristianismo ..
¡Qué bien entendía las cosas D. Juan ! En
este hombre estaban iodestrnctiblemente entrelazadas
la caridad, la energía y la benevolencia.
Las a nteriores observaciones de D. Jua n
me sugirieron esta reflexión: L os animales
no tienen cie lo ; y s i h ay nlgun os que pudiéramos
decir que sí lo tienen , éste sería el q ue
el hombre les proporcionara, mediante el
buen trato que les dé, en cambio del servicio
que le prestan.
Los animales no habla n; pero sí se quejan.
Si ciertas quejas lanzadas por un buey-p·lngo
por ejemplo,-cuando es aguijado sin piedad
por el hombre queriendo someterlo a
mas de lo que puede, si esas quejas fueran
lanzadas por un homb 1 e en las mis mas cir-
cunstancias ¡ah ! cuántos apóstrofes, y lame¡;¡
tos, é inculpaciones, amenazas, y hasta
maldiciones y b :asfemias tendríamos que oír !
Y ante tales mani:estaciones de dolor sería
imposible que nuestros corazones no se ab landaran,
p or más endurec i dos que estuvieran.
1 Oh ! cómo abusamos de los brutos exigiéndoles
mas de lo que pueden , s in darles todo
lo que ellos necesitan, y esto lo hacemos precisamente
porque ellos son incapaces de ma
·nifes tarlo con palabras.
El modo de apreciar las cosas D. Juan vino
á ser la escue la en q ue se formó Manuel.
Fue hombre de sentimiento sencillo, y hombre
compasivo. Cuidaba la hacienda de ·D.
Juanito-como él lo nombraba en ausenciaprocurando
que no resultara contradicción
alguna entre lo que él hacía y la s nobles ten.
dencias de su amo, que siempre se manifestaba
satisfecho de los buenos servici os d e su
viejo administrador, en quien h a ll ó cons ta ntemente
la manifestación de una honradez á
toda prueba, y u na voluntad r es uelta á cumplir
la suya en toda forma. '
D. Juan tenía que ausentarse C!)O frecuen-
cia de la hacienda-de la cual era arrendatario-
para ir á Bog otá , donde reside su familia;
pero se iba sin cu id ado . Ahí quedaba
Manuel, quien cumplía estric!am en !e las
órd enes reci hidas, y era entonces cuando se
preocupaba más para no desagradar al amo
-ausente. La gran preocupación para él era
la de cuida rle todo y no contradecirle en
.nada.
Llegaba D. Juan á la h acien da. Manuel
le d aba razón d e la forma en que había cum
·plido sus dis posiciones, y el patrón le decía:
-Está bien, Manuel. V éte a des cansar,
que ahora me toe;¡ á mí el trabajo.
El buen vit-j o sa lía frotándose las manos y
di ciendo:
-Dios quiera que h asta la muerte puedá
yo agradar á mi p atró n. De lo que me da
las ti ma es de 'que e l pótrón Juanito se fati'l
gue t anto tra baj ando solo. Sin embargo, ét
me avisará en qué d eb o ayudarle, fuera de lo
que tengo obligación de hacer. E l sabe que
serviré hasta m orir por él, s i fu ere neces
ario.
-Pobre vi~jo-dec.ía D. J un n-hay que
dej arl o que des canse, porque durante miaus
~ ncia ha hecho mas de l o que debía, sin teJ
ner ob :igació n , ni ca pacidades p ara tánto.
¡ Pob:·e Manuel. • . ! Tan hon rado y tan fiel
que ha sido siempre conmigo ....
Muc hos años pasaron, y mucha agua había
corrido por de bajo de los puentes de la
hacienda, cuando se v io D. Juan aco metido
de improviso por un a taq ue violento que púsd
en peligro su vida. A l punto di s puso hacerse
conducir a Bog·o ta. Alia lo llevaron, con
gran sentimiento de sus buenos se rvidores¡
y particularmente de Manuel, que por aten~
der á sus quehaceres no traspasó los límites
de la hacienda. Dejó ir s in él al patrón J uanito,
a fin ele que no fueran a m enos los bie.:
nes de a quel a quien por tanto tiemp ó y tan
desinter esadamente h a bía servido, á quien
amaba de veras. ¡ P obre vi ejo ! ''
Mucho ll oró Manuel aquel infausto día,
que él c on si deraba corno el principio de la vía
dolorosa que tendría que recorrer en ade.
!ante. 1
Tres días después vino a mi casa, y me de-cía
llorando : ,
-Vengo a suplicarle que pida 4 Dios por
la salud de roí patrón J oanito, ¡ que es tan
bueno ! _. __ Pídale á N u estro Señor que lo
mej ore, que le devuelva s u salud.
-Sí, Manuel ; yo le ofrezco que haré todo
confJrme á' s us d es eós . Usted sa be cuánto estimo
á D. Ju'an; pero tenemos que estar preJ
venidos para todo lo que Dios disponga.
-Si, señor; m enos para suponer siquiera
que el patrón se muera ____ ¡ Ah, eso si oó! ••
porque en ese caso preferiría yo morir primero
que él ...•
Y seguía llorando como un niño. Triste
cosa es ver llorar a un anciano __ •• Yo creo
que cuando así me hablaba Manuel, ya esta-ba
muerto . ___ La de macraci ón d · sus fac cio-ues
era co;npl eta; aquell as ro~ji11as hundidas;
aquella fi sonomía cadavérica que mostraban
los quebrant·1 dos oj os d e un moribundo,
en lo s cuales se traslucía la expresión· de
una a lm a atormentada por inten ~ ís imo dolor
...•
• No habían tra n scurrido dos dí ~s cuan do Manuel
fue s orprendido con la tristísima noticia
de que h abía muer lo D. Juan. Su aflicción
no tuvo límites, y en medi o de copioso llan.:.
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EL HOGAR CA TOLICO
lo lanzaba las más desga rrador as ex presion es
de d olo r __ •• Empe z ó á r ecorre r como un autómata
l os lu gares cercanos á la casa, y con
cierto religioso res pe to, d ecía en algunos d e
ellos :
- ¡ Aquí, aquí se se ntaba á descansar cuando
ya la enfermedad le h a bía que b ran tad o
tánto su salud!. .•• ¡Ah! s i l o estoy vie nd o
levan tarse d e aquí y caminar ta n des pac io , y
tan pensativo para ir á reclinarse contra aqurl
árbol que é l plantó._.. Ah í me es peraba
para darme sus órdenes _. __ ¡ Ah ! sobre todo
l:¡.s últimas que m e dio para que s ig ui e r a tratándole
bien á t od os l o~ que le servían-mientras
yo vuelvo-me decía. El no crc,Y ó q ue
esa e nfe r medad lo ib a á matar_ ..• ¡ Ah patrón
de mi alma! ¡,qué haré sin ti? ¡Ay Dios
mí o 1 ¿ por qué me l o quitaste ? Señor, ll évame
con é l, r epetía hincándose en aquell os
Jugare~ que iba r eco rrie ndo ••••
-¡D. Manuel! ¡D. Manuel! no llore más
y confór m es e con la vo l untad de Di os, le d ecían
en tono suplicante sus cama radas._ • .
sus amigos.
-Sí, yo adoro la voluntad d e Dios , como
cris tiano que soy ; pero no puedo dejar de llorar
hasta qu e muera ...• ¡ Y o d es canso llorando!._
.. ¡ mi dol or es muy grand e! __ ..
¡sólo yo lo c:m ozco !. ... ¡ Ay de mí! .• _.
-''Dejad me llorar tánto que se a cabe mi
vida con el llanto." Esto pudo decir el buen
viejo, repiti endo la expresiva frase de un
poeta.
Al fin el viejo-ya d es fa llecido-se rindió.
Vuelto en s í, ord enó que le llevaran a l Párroco.
Arreg·Ió con él las cuentas de s u con ciencia,
que siempre fue recta. Las últimas
recomendaciones que hizo á sus hijos se encaminaron
á la gratitud hacia la memoria de
D. Juan y al res peto con los hijos de éste.
Besand o luégo el Crucifijo, alcanzó á decir
con frase a penas p e rceptible :
-En tus manos , Señ o r, encomiendo mi espíritu.
La paz del Señor, en que ya descansaba el
alm a de l que en es te mise rabl e mundo fue D.
Juan, i ba á ser también para Manuel la p a rte
de su herencia.
Apenas habrían tran scurrido algun os segundos
de suprema angustia para los espec t a -
dores que oraban en medio de entrecortados
sollozos " Manuel, t¡ue no había vuelto á hablar
se estremeció, y con es e final es tremecí·
miento se fue la última p a lpitac ión de aquel
·Corazón . verdad e ramente ag r Hdec id o , y el
alma atr1bulada de Manuel s e engolfó en lo s
.insondabl es abismos de la eternidad.
PIM EN TEL y V A.I\ GAS
Figuras de María
Tierra s ace rdotal, de pecho exent a ,
Do el mayor Sacerdo te nacería;
Suelo donde el maná nunca llovía
.Si el menor Jodo ó infección lo afr; ntn.
Tierra bendita que á D a vid presenta
Di o e n cons ol a dora alegoría;
T empl o que la Ete rna! Sabid uría
Se a lzó sin permit ir só n de herramienta.
T á la mo d el E spos o; argénteo Vaso,
Do herrum br e n o hay; Ciu dad de Dios; Morada
Que EL s e hizo en paz, sellada Fuente pura;
Huerto cerra do al Mon stru o; enjuto paso
Del Pueblo por e l mar; Arca formada
De orden de D i os pa ra fl otar segura.
N ave que de muy l ejos, desde el ci el o,
El pan nos trae; Oliv a d e bonanza;
Nioos d el horno a rdiend o ; Iris de a lianza;
Verde C ipré s inmarces ible al hi elo.
Daniel entre leones s in r ecelo;
Mujer s ublime que _el J:? r a g ón ?O a lc a nza;
EspPj o fi el que e n ltr np1a semeJanza
L a maj e stad de Dios tras unta a l suelo.
R osa entre espinas; cándi da Paloma
Arca sagrada; Pozo de aguas vivas;
Palma triunfal que en Cades se levanta;
Mirra que ahuyenta la voraz _ca rcon:a;
Pu ertas que el pecador nun c a VI O esqmva¡;
CerranJo á su g e mir la Ciudad Santa.
Enoc, E lí as, t odo lo r¡ue vive
Y no muere jamá~ ; tánta hei ~í~a,
Como Ester ytJudit, de obra divina ;
La Raiz de lesé que á Dios co n cibe.
La Zarza que arde y daño no recibe;
Tánto que al agua, al fuego y _la ruina,
Cu a l J onás en su b~ ré muy L1en de pr ejuzg·ar 1~ suertereser
va da al mode rnism o ; l o que por el mom
ento creo es q ue el m odernis mo está en plena
bancarrota, y que oo será difícil de aniquilar.
D espués de la muer te de Tyrrel ya
n o ha y en rl cler o nadie que p retr od a ser católico
rehusando la obediencia ni Papa."
-Tonos LOS P1HILAD OS DE Es PAÑA han pedid
o al Pre~ idente del Consejo de Ministros,
por medio de una s abia expos ición , que no
p~rmita el funci onamiento d e es cuelas laicaa
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EL HOGAR CATOLICO 45
y neutras, pues aunque al ardeen d e neutra lidad
en reli g ión, son real y necesariamen te
irreligiosas, y aupque ni) fueran c o ntr~rias
á la re lig ión, p or faltar en ellas es ta alma
mater, en manera alg una pueden ser m orales.
Oja l á entre n os ot r os los p a dres de f tmilia
.pusieran m á s cuid ado cua ndo trata n de colocar
sus hij os en algún colegio, p 0rq•1 e los
hay abie rtamente irreligio s os .
-AL FIN EL DIAI\10 r adical Le Afa t i n, que
tanto al arde hizo en la campaña d e d ifamación
que los enemigos del c lero em prendieron
c ontra la r es petable Comunidad Sa lesi a na en
1907, rinne h omen aj e de admirac ión á los
h1jos del Venerable D. Bos e o. El fJ IIo , a : ta mente
satis factorio :le los t ri b un a~ e s , ha decidido
al mencion a do periódico á La completa
rectificación, que en este cas o le h onra.
-EN I NGLA TEIU\A SE HA TOMADO interés
para reprimi1· la li cencia que se va apoderando
de los teatro ; , li bres de la prev ia censura
á que se ha ll aban antes sometidos. U naComisión
formada por miembros conspicuos de
ambas Cámaras h a redactado la s b ases q ue
ya deben esta r rig iend o. Según ellas , ning u n
a obra teatra l ha brá de contener man ifestaciones
indecentes, ni p a labras ó frases ofensivas
para pers ona alguna. Tampoco se permitirá
presentar en escena p ersonajes que
r emedr n á personas vivas ó rec ién muer tas,
ni se ha de ofe nder los sentimientos 1 eli.
giosos, ni ind udr a l vicio ó al crimen.
Oj alá se hici era algo parecid o en Bo g-otá,
p orque á veces se dan representaciones altam
ente inmorales en Jos te a t1· os.
NOTICIAS VARIAS
LE CTUI\AS PIADOSAS-Recomenda mOS especialmen
t e los siguieotPs l ibros q ue acaban d e
llegar á nuestras manos y que pu eden ser int
e r esantes y útileq á los jóvenes sacerdot es y
á las personas piados as q ue habi ta n en los
campos y que much as v eces no puede:J. concurrir
á los se rmones de sus párrocos.
1.0 Un prec ioso Jlfan 1za l de R etó rica sag
rada para uso d e lo s j óvmes eclesiásticos.
Esta obrita, escrita por el Padre Francisco
de P. Maruri, h a tenido ya varias ediciones .
El autor d e l pr ecioso l ibro di ce qu e el oficio
del orado r es " instru ir , agradar y m over,
y Slljin persuadir.'' No t odos han nacido
elocuentes; por es e mot i vo es preciso
estudiar l a mane ra de serlo. E l Padre Maruri
procu r a ens eña r la manera de co mpo ner
el discurso, el estilo qu e se debe adopta r , el
t ono y la acció n de él , su dura ción, etc. Dic e
que es preciso aten der sie n•pre á la di s posición
del auditorio y á la clase á que perte nece.
D ebe trabajar en que su l enguaje sea claro y
sencillo s in remontarse demasiado; pero su
estilo debe d e ser siemp1 e elega nte. Con ese
objeto el autor da ejemplos tomados de los
Santos P adres acerca de t oda suerte de asuntos-
" E vítense, repi te , las co n trover sias escol
ástica s, y en lJ que no es de fe, síg ase la
d octrina más com ú n entre los ca tó li c •S "- . .
Según los prec ep tos de Sa n Ag u ·tío menciona
lo siguiente :
" H a b le el o r ad or d e t al m a nera, q ue 1()
entienda el oyente , qu e ag r ad e y p ersu ada, y
entonces no deja rá nada qu d J sear. E s to lo
al c a n za r á no t ao t o co n los preceptos d e los
oradores, como con el fe r vor d e sus oracion
es . No dude, pues, qu e para s acar al .; ún
fru to , h a de ser ora dor or;wdo por sí y por
s us o yen tes an tes de hablarles."
E ! s eg-undo :ibro, del cual vamos á ocuparn
os-y es el propio para tod os aq ue llos que
es tán privados de la pala bra di vi o a p orque
n o tienen i ~ l e s i a á su alcance, ó por que no·
puede n as i st ir á las pláticas y h omilías que
tienen lugar e n los t emplos cató li · os .
El li b ro á que nos rc rerimos s e ll ama Hamillas
breves y pop ulares scbre los E vangeli
os de t odas las Domí n i ca s de l aiio, trad
ucida s d el italiano con a utor idad eclesiást
ica.
H a tenido este libro aceptación grande y á
la vista te nemos la tercera edic i ón. Eocuéntraose
en la o bra del sac~ r do te italiano e l
Padre C e nturioni, no solam e nte erudición
sing ular, sin o explicacion es nuevas y bien
t ra íd a s de los Sanl os Evangelios, y esto en
breves discursos que e l or ador puede aumentar
ó d is minuir, s i desde e l púlpito los pronuncia
; también el piadoso lec t or e ncontrará
en e ll os puntos de meditación prác t ic os, útiles
y provech osos .
Ademas, al fi n d e l li bro se callan pá rrafos
a cerca d e la Primera Comunión , la
Confirmación, e l an i ve r sario de a lguna
fe s tividad local, el matrimonio, etc . e tc.
En la i ntroducción de las_homilías se lec l o
si g u ienlt>:
" L as h omilía s breves y po¡m lares del Padre
Cen turioni por la sencill e z de s u pl an y
la facili da d con que se desarrolla, facil itarán
gra nde m e nte á l os Sres . Párrocos , en medio
d e las ocupacion es que los abruma o, el cu mplimiento
del importantísimo deber de predicar,
cuyo abando no sería causa de que el
pue blo ll eg-ara á perder su r eli g ión, y pe reciera
co mo P- q ue ll os de quien es tá esc r i t o:
Pa r vuli petie runt pane m et non era l qui
fra ng eret eis " ( r). s_ A. S.
T onos LOS FI ELE S t ien e n la obligació n de
hacer la Comuni ón pasc ual en s u propia par
roqu ia 1 y no p odrán verificarla en ninguaa
(t ) Esto s libros publicados por el editor Atana
sio C. Villar, Mad1id, Campomanes 12, se en.
cuen t ran en las libr erías Qngotan a s, así como
en Medellío, en casa de A braham M oren()
Hermanos.
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46 EL HOGAR CATOLICO
otra ig le s ia s in licencia ex presa del Párroco.
Sól o en e! cas::> de que el feligrés de una parroquia
se encueot r e acciden t:t lmentc radicado
en otra, durante todo rl t iem po en que
puede cu mplirse con e l prece pto de la Comunión
pascua l, podrá comulgar e n la que reside
; pero presen ta ndo á s u propio P<írr oco
una cédula ó ate:;tación de que ha cumplido
con este deber.
T odos los fides d e la Arq uidiócesis pueden
recibir l a Co munión pascua l e n la igl esia
Metropolita na, ó en la V icPpa rroquia l de San
Carlos (hoy no ex is te esta Vi ce p,trroquia l per
o en s u lu gar s e puecle c u mpl i1 · con el precepto
en l a Capilla d el Sag·rario ). Const ituciones
Sinoda les, parte 3.•, Capít ulo X II.
SEPA N LOS FIEL ES que incurren en excomunión
la tae setentiae r eserva da de un modo
especial al R om ao o Pontífice, todos y cada
uno de los que á sabiendas leye ren, si n
autoridad de la Silla Apos tólica, los li bros d e
los apóstatas y h erejes que defi e nden la herejía,
y los libro s de cualquier autor nom inalmente
prohibidos por L etr as Apostólicas,
y los que retienen, im primen ó defi enden de
cu alquier manera los mis mos li bros; cuya
censura alc an za tamb ién á aquell os que á sab
iendas lee n l a~ publicacion es periódicas encuadernadas
como foll et os, que tienen por
autor á un h ert>je ó defi enden la he r eJ Ía.
(Concilio Plenario de la A m érica L a t i n a,
Título 11 , Capítulo II). ·
Los diarios, hojas y cuadern os periód icos
que exprofes so atacan la r elig ión y 1 :~ moral ,
considérense prohibidos no só lo por derecho
natural, s ino t~m b ién por derecho ecle :; i ástico
( ibld. )
AY UNO Y ABSTINEN CIA DK CAI\NES -La ley
del ayuno compren de a todos los fi eles d e un o
y otro sexo que h ayan cumplido vei n tiún
años y no es téu legítimamente exc u sados po1·
imposibi li dad fí s ica ó m oral. Cumplidos sesenta
años ya no ob li g:~.
Comprende para nosotros, toda la cuaresma,
con exclusión de los doming·os, y los viernes
de adviento. Pueden di spensar de esta ley
los Preladus res pecto de s us súbditos y los
Párrocos, siempre que h aya causal, en el territorio
de sii jurisdicción.
En virtud del in dulto de I8!-)g, cuan do el
Prelad o Diocesano h a s ubdelegado la facu ltad,
los párr ocos y confesores pueden dis pen sa
r, aunque no haya causa l, e l ayuno de los
lunes, m artes, jueves y sábados de cada semana
de cuaresma, y en la Semana s~nt~ el
del lunes, martes y sábado santos, pcr J se
requiere que el jefe de la fa m il ia ó la person a
interesada pida esta disp ensa cada año en
tiempo op ortuno. T ambién pueden d ispensar,
sin caúsal , la abstinencia d el m iércolcs y sábado
santos.
Para gozar del indulto de 1 :~ carne en la
cuaresma d eben Jo s jefes de familia y las personas
pudien tes dar una lim os na en la res-rectiva
igl es ia p~ rrc q u i a l ; los demás rezar
á n treinta y tres 1-'ad r co u ést ros, s~gú n la
intenció n de l Padre Santo. Quedan excluidos
d el in du lto ele carne el mi érc8lcs de ceniza,
los v iernes de cuar esma, los cuatr o últimos
d ias de Semana Santa y las vig ilias de Pentecostés,
Sao Ped ro y San Pablo, la Asunción
y la Navidad. La abst inencia ob liga desde
que se tiroe uso d e razón .
Las i ~·l es ias parroqu ia les en B ogotá son :
la C :~p ill a del SHgTar io, La Veracruz, Las
Nieves, Santa Bárbara, Sa o José, Egipto,
L as Aguas, Las Cr uces y Ch apinero.
En tuda la cuaresma, inclu s ive los domiog
•JS, no se puede c>1mer carne y pesca do en la
m isma comida .
ExT n E~I AUNC lÓN-Cuand o se va á administrar
á un en fermo este Sacramento, la habi tación
debe h all a rse convenientemente aseada
y h ab !'á en ell a : 1. 0 U na mesa cubierta
con un ma ntel ó pa ño blanco; 2.0 Un crucifij
o ó una cruz; ;! . 0 U na cera encend ida, la que
se acerca rá a l enfer mo cuando lo estén ung
iendo ; 4. 0 Un vaso con agua bendita y un
a spersorio; 5.0 Una band eja ó platillo con
c opillos de a l!l' odón ó estopa para enjugar las
unciones ; 6. 0 Miga de pan para la purificación
de los dedos y agua limpia en una aljofaina
para bañarse las manos el sacerdote ; 7. 0 U na
t oa ll a limpia . L os concu rr ent es no deben estar
conversando, mientras la administ ración
del Sacra mento, sino orando por el en fermo.
La Extremaunción ha sido i 1st ituída por
la Divina misericordia para devolver la salud
á los enfermos, á la par que les proporciona
otros b neficios del crd en sobren:~tur;~
l.
El miedo qu e alg·un '1s s ienten para con la
Extremaunc ión, a u nque ta n a bmrdo é irraciona
l, ocasiona daños incalculables á los enfer
mo , p orque unos se niegan á r ecibirla y
otros la reciben cuando ya no son cap:~ces d e
sus maravillosos efec tos . (Rllual Romano) .
•*• PA STOJUL-Fue entregada á los Parrocos,
a l co n e lu ir lo> Ejercicios, la que el Ilmo . y 1
Rvdmo. Sr. Arzobispo ha dado con motivo
de la Cuaresma del prese nte año . Magis tralmente
escri ta, co ntiene altas eo s ~ ñanzas , que
debe n ser ten idas e n cuenta por todos lo s fi eles
. Nos r eserva rn os para en el próx imo núm
ero publi car tod o lo que la estreche z de
nu;!stras co lumn as Jo permita.
AoonA CIÓN nEPAnAoonA- Nos complacemos
en fe li citar á todos los sa ~ crd o tes que
ha n tomado in tcr és en establecer y fome ntar
e n sus iglesias esta be llísi ma Asoc iac ión.
Los señores curas d e C hipaque y Ubalá hao
dado los iorormes más consoladores. C;~si t odo
el pueblo e ocurre á las funciones de los viernes,
y los coros, compues tos de treinta socios
cada uno, en un ns pnrtes, y en otras de diez,
comul gan p or tu rno. Sabemos que en otras
pa r roquias, igu almente prog r es a.
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EL HOGAR CA TOLICO 47
Para r eg ocijo es p i r itu ~ l de t odos lo s socios
les avisamos q u e , s egú n e Jm u uica de R om a
el Direc tor Gener a l, el P~ dre Santo ha conc
edido que l os e nfermos y leg ít ima m en te impedidos
pa r a co ncu r r ir á la ig lesi a, puedan
h acer la vi s i ta a l SanLí s im o d e~de ,,us casas.
g a nando la s mism as indu lg en cia s que se
g·a n an en el lu ga r sPgrad o donde está N uestro
Am0, con s ólo reza r , según las intenciones
d e l P ap a, una estación d e ciocCJ P adrenuéstros,
A ve marías y Glo ri a Pa tri , con la
jaculatoria: Co r .les a Hacha ri súca m , m i ser
ere n obz" s , y es t o cu an tas veces se r e pita n
las vi sita s .
D oc TRINA CRI ST I ll'i A- [n t er r a , entre otros,
el r es pe table s ace rdote Dr . Ca rlos U maña . El
27 del pasa do e l Ilmo. Sr. Ar zobis po, acompañado
de muc hos sa cerd otes, hizo la sol em ne
bendic ión de la casa.
CANTO Y MÚSICA >RE LI GIO SA-La Sa n ta Sede
desd e el Pontificado d& la Santidad de Pío IX,
ha venido tra baj a ndo por el restablecim iento
d el ca n t o trad icional de la Ig lesia , ca nto insp
ir ad o p or e l m ás sublime es píritu d e oración,
en pe rfecta a rmoní 1 co n la s presc r i pciones del
d i vino arte. Bi en a l principio de s u Pontificado,
el ac t ual Supremo J er ar ca, dio su fa m oso
Mo tu p roprio, que ha v enido á ser el Código
Sagrad o qu e so br e la materi a rig-e en toda
la Ig les ia y ob lig a en conciencia . En la Catedral-
Bas ílica, desde que se publi có, se h a venido
marca nd o la norma de lo que deb e h ace
rse en la ig lesi as, y , á la verda 1, encant a
la correcc ión li tú rgica y el b uen g usto que
pres id e á tod as las funcion es de la Me tropolit
a na ; p ero en la s más de las r es ta ntes ig lesias
estamos muy lejos de p oder o b te ner siquiera
las respon s ion es en la forma g r egorian a , porque
muchos ca ntores se preocupa n p oco con
estas d is po sicion es de la I g les ia. ¿ No les oblignrán
ta m b ién á e ll os en con c iencia? ¿ No s e
p odría enseña r en las es c uel as norma les este
canto para qu e los maestr os á su vez lo en señarnn
á Jos niños y p u dier a e l p ue blo com enza
r á tomar par te en el canto litúr g ico, á fi n
de que éste r esponda mejo r á su a l tís!mo ob-j
e t o? •
EL SR. GoBERNAD OR del Dist r ito Capital ha
h onrado p or medio de decreto espec ia l la m emoria
de la dist inguida inst itutor a D.• I s m enia
Góm ez de Domínguez, qui en con sag ró
tod a su v id a , co n g r a nd e abnegac ión, á la
cristi a na eJu c ación de la juventud .
F uE RON NOMB RADOS dig n ntarios de la E scuela
de Gristo por la J unta Ge n e ral de socios
, los S r es. Ig nac io A. Os u na, primer Vicepres
idente ; Francisco Montoy a L or enzana,
segun do Vicepr es idente ; Rafae l Navas, J osé
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
48 EL 11
Domin "o 1\ inño, Pedro 11ui.t. f\am us, -.!las
Osu• iu y L ih iuoaro l':dáu, CunHeje r·us p•·iucipal
e>; SoniUII B . .ldDtl', F <·l ix ¡,. ,·i.r..dde, Ha ntón
Culdrróo n¡;t•l, f\ :tfa ,• l !-'urdo y CnrluH
Zautbo·:111 1, suplo-ntc s ; S/ndic ·•, 1 Sr. J ~ú,
L. ynl.t.
CL 3J o" Du :li' '"'"L e l•· b ró l.t u1io,ma Soc
iedad, c u l.t C:tpilla drl . :t~ r· .u·iu, la li<•st a de
su P:ttro n n , San l'rnneis·o "'' 1-'aul.t.
A nnA~>LLl MUS a l dist in:;u idu cul ··ga El fl oriron/
e r l g .!ante .,a lud ,, que I r lince á EL
U ocA" c., ruL 1 <. O, y lus •·onct•ptuo, hon •·o ., oscon
c¡ue Ju favot'I' CI' . (Jj .tla 1 U!>tenedu t es .J¡o Ja
hbel'lad en l. t jn,Ltcia 1 presten :.ti si111pát icu
tri beOtan:u·iu-lo rnismo que los dc . uó~ peri
ód:c 1s cn tu licos-toda su coJp ro.cióo l'ur o.
que viv:tn laq;os :tñ ~.
EL P Á I\ll OCO de San Pe.! r o ha iuvit.•d , á las
Cuarenta ll n t·a, que ~ e crlebrarán eu la Capilla
de l Sa!.j'ruri o h s dí.ts G, 7 8 dd pres ·ntc.
A tiAO\ FA'ttLIA-La mi~oa soleu1nc corre
pondi ~ 11t (¡ esl:t fi esta, <¡u!l deb e ha er'
en to das lns parroquia>, se ee l b1· ad <·n la
Capilla d e l S:tgt·a ri u maii •n a tres ti Los 8 a.
m. En ~lay u, ·uando yn stén en l a ci u a d
l a ftontili a> que han !.a l ido al Ci!JJ)po,. o hará
l a re novarióu de J,¡ consa"rJción tic la.s f.Huil
ias, según est m. ndn o.
. erá hueoo qu e lo > lie le ~ sepan que · l.t s
mt as q ~e se ~lcb rr n en c u a lquier Alta r p or
l ~s asoct a.Jus dtfuntos g o zan d o; igual pr ivdegto
q ul' St e celebra.en o altar privilc~iado,"
paca qu las futo i lin ~ que a úo nos h an
insc rito eo ~ u ~ r ,; p ectiv as parroqui , cuanto
anles l h aga o.
También i ntt•resa q ue cpan qu~ e o e l artíc
ulo de mu r r te pueden Jos o ios g-nnnr in dul~
cncia pl ~ nnria con ;,ó l o iovoc :~r c••n In
dispo icwn cs tl cL itl as, el du lcísi m o n~u bre d e
J esú.
E L PÁ n n oc o ele an P edro da lo s g rac ias á
los ri'íorrs sacerdo t es ¡ue s sirvie ro n celebrar
n la apilla d 1 a " rario
s a do l a anta ,\ !i a,porel"'alnw
Constituciones de Ja
Escuela de Cri to
CAPÍfULO IV
Debe res d e los herm a nos
A rt. g 0 um o J,, prrrxi ,tr c i.1 de IJ E sc
uel a :\ tra~é d e do si"l proviene de l r ég im
e n y d ¡ ·r •p l111a q ue stubl cioron us Const
ituciones, s p re c is) c u OS l' rvar el pit·itu de
é;, tJ~ , por lo c ua l e e s la lu.)'e 1 i~u ir ol e :
1.
0 El q u des c i u~ r ~r n e ~ a 'ocie lad
Jo h~r:i sabe r ni n pcll~o ó n l.~ .~u at:u io que
pres td a n u lu!.j'ar, qu 1 n ¡, hJ ard, p r lo menos,
u? m es para que a • ~La ,.0 1110 candid a to
Á los J!' rctcto dtul'tO de la E cuela. ump lido
este pinzo, el Coos,·j n, á p ti ió n de l iote re·
s ad o y ¡wevia lectura d e e t EstAtut os i
Jo ha h a ll~~o dig-no p r s ~ puulual idod y demás
cood tc tooes, lo •os c nbtrá en el registro
y lo hará reconocer como hermano, 11iompro
qu!l prometa ( JI"JIIllimcale el Cum plim :en lo
de 1.'" o!J i t~;acioort. couten ida lo le c apítu
lo. E · t couop r uuis, no e impon La jo
pecad 1 ni HUu veu ía l, pcrJ s/ . d" almas oc>blt
· ~ la fi 1 liJad :.í una prom ··~a que m ira dir
.;liwiCill C á D 1o, ' ue~tro Scií , r ,' p 1ra la ao tifi
c"cióu propia , y p Jrler al a ozar 1 c1elo ,
o bjeto pritnOI'dial ue la E scu• la.
2 ° T olos l os heriJian, p r curarftn L~Llr
con la utay .Jr puutualid.•d a l cj •· rcicio o .c turuo,
á J.¡ Clli!IUOiÚO IJIC ihU3J y á (us demás
a t·to> d e la E'cuela, á Wl!uub <¡u e &e lo im p1d
al"uua e ;~ ub" j usta.
:l 0 Los hel'man b ' C estimular:ln r clpr -
cau1ente a 1.1 a , ibteu ia p ,,. meJio de una
pr uden t e y caritativa vi~tlauc ' • .uando oot
cu la aus · ncia de •d;uno por lar o tiempo,
i adll:(ar .íu la cau a, :y si nul.il1 eo 4ue e, p r
abaudono vol u nt:Jri J, lo acoo r¡aráo con ulaodura
spíritu Cllbtiaoo para :<>
c on traíd o ; pero &i e t(l no bJ&tare, · 1 C uo ejo
dclib c r .Jrá lu conveniente para LurrariJ, cuan d
o) a no h .. y a otro re u1ed•o, del registro deci
ar:~ rl e parado de la E u el a.
4. 0 L os mie1ubJ'OS d e 1 E~ruela de risto
drbco estar uuitl como b c rm JDO> ¡JOr un a
a mi ~ tatl rristiaua, scoos "j .1rsc y cou.,ul rse
en bUS a fl ; c io oe )' c.tlamdad · , tlar 1
di cortlins y con·ili:~r los áoim , pru purcionor
l o> sacramentos á l 1h 1¡ue e hallen cnr.
· rm os, oc orrerlu cuando e t éu nccc~ilad
s, y, en e o de muerte, a i t1r<Í 1 ~ funerales
y ufrec~r una c uutunión o ufragio por
s u alma.
C 'PÍTULO V
R égim en!/ gvb . erno
1 o. L ~ S<.' u e la estllrá r~gid~ para u
marcha ' ad mioistracióu ror los ii•
uient ~ di :.{aa tnri
o ) o aprll .•o er el Pre-s
;d ,·ov• n:llo d e la i dad ·
6 ) D 1 Vic pre ide al (;. 0 y 2.
0
\, que u p
l i d o la a u sen cia del D ire c tor en tud o a q uell
us acto que u can priv.Jt iv o. d,·l minister
io .•cc rdota l ·
l ' inc on ej ro' pri nci pak J cinco
· uple n trs, d rulre 1 e oorubr r-á.o
lu ' rctorin ;
c/J n iudi•n parn 1 ef · Lo civil ,•.
ToJ o~ e ~o •:.:- na tari ' t icnrn 'oz y , oto
ro e l Loo· JO, para cu a rlelíbc r aciou s
suAcicntc d oo cu r o de l rc miembro in-cluyendo
l qu' preside, alvo aqucllc' cas
1s rn qu s ,~ nr ce itc de oo rjo pleno, como
e d tr :l aJelante.
Art. 1 t. El nombramiento de apellan e
rrcspood al Pr ,· lado Oioce,ano ' u dimi ión
cr.i a.o te la ~1i · rna upcrior idnd ccle · i:i tica,
d qu i l' O der1vará toda Lt atribuciones quo
le confieren los presen tes Coostituc ion .
(S e con tina ro)
ll(PUNTA WCTIUCA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Hogar Católico - N. 23", -:-, 1910. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686843/), el día 2025-09-17.
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