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He podido observar esta di posiCIÓn mnata e pecialmente
entre la gente . encilla . onocí un médico de aldea
que no tenía clientela, el cual cometió un crimen que
lo llevó al banco de lo acu ado y de ahí á la pri ión. omo
aquel hom re no tenía pudor, volvió, ten:ninada .u ond na,
á u pueblo, y en e. ta vez--parece mentira.- h1zo for~una.
reyeron los campe in o· que un tan gran canalla hab1a de
tener el genio de u profesión, é iban á su consulta de noche,
porque tenían vergüenza de hacerlo de día.
Porque este ejemplo tenga un escenario oscuro no es
ajeno á mi tema.
También en el mundo del arte los imperfectos tienen
mayores probabilidade que los perfectos de er adorado
por el vulgo, porque é te encuentra en aquéllo la justificación
de u propia imperfeccione .
Mientras más se haya empeñado el arti ta por acabar
·u obra, mientras más grande sea su esfuerzo, con mayor
eyeridad erá juzgado.
os agrada inmediatamente una acuarelita ó cualquier
fácil pastel, y somos f>in misericordia con una pintura
al óleo, á meno que ella ea umaria, que se comronga de
una poca mancha que ba tan muchas veces para excitar
una viva admiración, efímera por lo demás.
Bu ·quemo ·, pue , menos la perfección material que la
inten idad de la expre ión y no lo digamo todo.
Los genios r.onsagrado por los siglos son aquellos que,
como los astros, e tán rodeado · de infinito, porque, in isto
en ello: el arte e la claridad uprema que vibra en medio
del mi terio.
Efectiva mente: i no debe decirse todo, el geni
debe imponer u entimiento en aquello que tiene una v rdadera
importancia, y no dejar al e pectador libertad para
u en ueño in o en aqu ~lla parte que .. on s :!Cu.ndarias.
Miguel Angel lo abía muy bien : todo lo grande a entos
de su obra on deliberado con una inflexible autoridad
y no dejó imperfe ione · sino en las parte. se undaria~, en
la· cuaJe· olía aband narse á lo a a os felices.
DE MI MÉTOIJ) E LA DEL DIB J
reo ahora importante indicar aquí 1 s p o ·on eque
di á mi hija ( 1) uanJo lla comen7.Ó á dibujar del
m delo.
Quizá le tlije, com. á otro , que un brazo e.;taba dema:
iado largo ó demasiado corto, lo qu no significa nada,
pr 1 iamente habland . En arte uu mitmbro no tiene vu ~ to
por el ·o lo he ho de er pro por ionado .: el gran Velá -
quez, en u uadr , ha demo trado que aquel honor puede
pertenecer á un miembro contrahe ho.
a osas bella -decía yo i mi hija- on aquella
que conmueven tu alma; píntala como la iente -."
En lo que se refiere á la ejecución, al mecani mo, me
limitaba á no dejarla adquirir cierta mala manera de ver,
cierta preocupacione contra la. cuales se lucha de ·pué
toda la vida, debida , generalmente, á la enseñanza mezquina
de algún mae tro de corto al ance . Le decía, por
ejemplo: ' o mire · jamá un detalle aisladamente, sino
ob ·érvalo en relación con todo lo que lo rodea; ~ompára,
compára i mpre; no debe poner una línea ni una sombra,
ni una media tinta, ino por comparación; sobre todo, ve
ampliamente y ejecuta dentro de la ma a."
"Ver ampliamente"; hay en este consejo una abstración
que no . iernpre comprenden los alumno ; pues exige
ierta en eñanza pre ia.
U na noche isitaba yo la Academia de Pintura de
Gand en donde hice mi primeros estudios del natural, y
como ob ervara que la mayor parte de los alumnos estaban
empeñados en ejecutar ojo boca , narices, orejas, independientemente
y in rela ión al resto de la fisonomía del
modelo, pro edí á corregir, por excitación del Director, muy
orgulloso de er mae tro en donde había ido discípulo.
ece ·itaba irnpre i nar e1 e píritu de aquellos jóvene
d una manera ncilla á la vez que ine perada, aun cuando
pareciera ridí ulo, y al E< cto me aproximé á uno de lo ·
alumno , examin' su dibujo haciéndole ver cuán poco
armonizaban ntre sí la diferentes partes de la cabeza
qu tjecutaba; de pué lancé en alta voz la iguiente pregunta
que debió parecerle una enormidad: "¿Cuando
( I) l\1adame emont-Breton, una de la primeras artista france.
a de b ~gunda mitad de e te iglo.
(./Ilota del Traductor.)
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REVISTA IL tJSTR DA
ustedes dibujan aquella nariz, aquella boca, la e tán
viendo?"
1IIA8Evidentemente este señor está chiflado, r'ne pareció
notar que pensaban, por el aire burlón y sorprendido de
sus fi~onomías. Entonces
continué: "Pues bien, es
necesario no mirarlas; vuestros
ojos deben abarcar al
mismo tiempo el conjunto
de la cabeza; todo detalle
debe ser visto observando
ese conjunto. Quizá al fin
de vuestro trabajo os permita
fijaros por un instante
en los detalles y entonces
veréis cómo un pequeño
toque los termina, siempre
que los grandes planos
hayan sido bien establecidos."
"Y esto no se refiere solamente
al dibujo sino también
al efecto, al color. Que
vuestra mirada no cese de
deslizarse sobre todas las
partes, viéndola todas á la
vez y comparándolas siempre."
Cuántos pintores ejecutan
buenos bocetos, que
después dañan al intentar
acabarlos! Por qué?
Porque ellos creen que
bosquejar y acabar son dos
cosas diferentes. Tan craso
error los extravía.
Emprenden amplia y ~i gorosamente
el boceto sm
perder de vista la armonía
del conjunto, y luégo, para
terminar, proceden de diferente
manera. Inmediatamel)
te que se contraen al
detalle, se vuelven tímido ,
pasan y repasan el pincel
en cada parte, aisladamente,
la vuelven pesada, la
endurecen, la ensucian, la
dislocan; la cabeza se calienta,
el ánimo se desconcierta
y la obra antes
fresca y palpitante cae en
la más absoluta inexpresión.
Es necesario acabar bosquejando
con la misma amplitud
de vista, afirmando,
borrando, corrigiendo dentro
del conjunto, según la
expresión necesaria, hasta
que la interpretación sea
completa.
DEL GRl
Es nece ari o q ue los grise que ayudan tá nto á la armonía
de un cuadro, desempeñando papel análogo al del
acompañamiento en la mú. ica, no aparezcan como tintas
En resumen: Todo trabajo
que no aumenta la
intensidad de la expresión
es, no solamente inútil, sino
perjudicial ( I ).
ESTATUA DEL GENERAL TOl\IA C!PRIANO DE MO QUERA, E ' EL PATIO PRI ' CIPAL
DEL CAPITOLIO DE BOGOTÁ
Tales fueron los princi-pales
consejos que yo di
á ~ni hija; el tiempo ha venido á demostrar
comp:r:endió.
que ella lo
(1) E te precepto, en u aparen te sencillez, con tituyepor í sv·o
el principal fundamento de la moderna escuela de pintura.
(A ola dd Traductor) .
( e Fotografía de alamanca) .
empañadas y sin ninguna vibración . Un gri de esta naturaleza
equivale á un acompañamiento v ulgar y no produci
rá ningún efecto raro ni nguna magia óptica.
A 1 mi m o ti mpo que da valor al canto el acompañamiento
de lo grande rr, aestro · :umoni ta canta tanlbién
en un acorde imprevisto que embele a el alma y el oído.
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too REVISTA ILU TRADA
De igual modo lo grises deben er conducido para avivar
las coloraciones vecina , al mismo tiempo que sueltan
la intensidad de sus propia vibracione ~ ; tale gri ·e adquirirán,
en ton ce , por un efe to de reciprocidad complementaria,
un brillo ca i tan grande como el de los colore
puros. En pintura todo debe vibrar, hasta la noche.
La atmó fera y la coloración fugitiva de luz modifican
más de lo que nos imaginamo el tono de los objetos y
nuestro entendimiento, que sabe el tono absoluto de eso
objetos, tiene tendencia á verlos sin considerar las modificaciones
atmosférica .
Figuraos un prado que, principiando á vuestros pie ,
se pierde en lontananza; como abéis que la yerba de este
prado es verde, vuestros ojos, ofuscados con tal idea, no perciben
los cambio de apariencia que la capa atmosférica
impone á la exten ión.
Supongamos que vamos á pintar el verde intenso de
ese paisaje; la ofu;,cación, de que ante hablarnos, nos
hará poner sobre la tela los colore más brillantes de la
paleta: el vercle esmeralda a vi vado por el cromo y calentado
por el amarillo de la India. Ahora bien: á pesar de
tan chillona coloración, el verde del cuadro es inferior en
color y en luz al verde del prado.
Tomad ahora un gri apropia jo y poned lo en la lejanías
y en los Jugare donde el cielo se refleja; inmediatamente
el verde adquirirá vivacidad y brillo no solamente
en lo primeros planos sino en el horizonte.
Es necesario, por supue to, que ese gris sea el apropiado,
el que conviene; y como el más débil grado, el más
leve matiz, frío ó caliente ( r ), tienen la mayor importancia,
solamente los verdaderos colori tas llegarán á expre ·ar
aquel gris mágico que yo no acierto á describir y que no
se aprende cuando no se siente.
Y e por e tarazón por lo que á pe ar de haber pue'to
toda mi conciencia en no decir sobre pintura ino lo que
creo la verdad ab oluta, no puedo meno.; de preguntarme
si he perdido mi tiempo; y si un hombre que ha pasado su
vida en estudiar la nn.turaleza y el arte, su pasión y su vocación,
llega á desconfiar de lo que dice, ¿de qué servirán la
charlatanerías que se imprimen todo lo días, o prete to
de crítica de arte, y que el público acepta como el evangelio?
Ah. cuánta razón tenía Teófilo Gautier en limitar
e á describir, de enea 1tadora manera por cierto, lo·
cuadros de Salón!
-~CORRESPONDENCIA
DEL EXTERIOR
Parí , eptiembre de 1898
Señor doctor D. Pedro . Manrique.-Bogotá.
Muy estimado amigo:
A mi regre o del campo á e ta ciudad encontré mi correspondencia
de olornbia. l abrir el paquete de periódicos
tuve gratí ima orpresa en hallar uno, en forma nueva,
impreso en pulcra edición, sobre papel fino y coquetamente
ve tido con ropaje azul de primavera. vido de poner- ,
me en relación con un compatriota reci 'n llegado y ve ti do ;
á la europea, devoré u contenido. Encontré su material
·moral superior al tipográfico, por la elevación de pensamiento
que lo informa, por el buen gu. to de las ilu traciones
y por el sentimiento patriótico que ha presidido á la
parte literaria y á la de e tudio históricos.
Inútil me parece :lgregarle que me refiero á la bella
( 1) Dice Bracquemoncl, en su bella obra Du Dessin et de la Cuuleur:
"En arte, los término frlo y caliente son fórmula técnicas: e
calienta un tono haciéndolo má · amanllo, m:í rojo 6 má naranjado;
se le enfría haciéndole má azuloso 6 más gri .
"neneralmente una luz caliente provoca una sombra fria; y viceversa,
una lu z f r!a provoca una sombra caliente."
( ,Vota dd Tradudor).
REVI TA lLU"'TRAD que u ted dirige y presenta á Colombia
y al mundo letrado corno muestra pequeña pero típica
de nue ·tra incipiente civilización, por lo meno- en el campo
donde graciosamente no quieren conceder la prima ía los
pueblos hermano de la América del Sur.
Con estos mi concepto obre la REvr TA, inceros y
justos, van mis voto de felicitación y mi palabra de
aliento para que no desmayen en u patriótica empresa, á
pesar de los sinsabore y decepcione que, en nuestra pobre
tierra, cosechan como fruto de sus labore· los que trabajan
por allegar á nue tra sociedad atributos ó elementos civilizadores.
Ademá : todo cuanto con. pire á hacer conocer del
mundo civilizado, y bajo luz nueva, á nue tra patria, y á
demo trar que ·omo un pueblo que e halla en la edad
media pero no en la barbarie y que, por lo menos en el
campo intelectual y moral, tiene títulos para la con::~idera ción
de otras nacione , e digno de apoyo y aplau o.
Los europeos nos desprecian porque no nos conocen ó solamente
nos conocen por el lado malo. El mundo civilizado
fija más su atención en la colonias de Africa y en los pue'blo
de Oriente, que en las minúsculas rejníblicas (como aquí
las llaman) del Centro y urde Amé ica. Ignoran que en
los pueblos nuevo siempre hay latentes fuerza vi a a unque
no desarrolladas, y que las virtude sociale y domé -
ticas-en lo general a va alladas por el turbión del progre. o
material,-se conservan intactas. Nue traP. jóvene repúblicas
no llaman la atención del mundo viejo ino por su e -
cándalos admini. trativos, por el depl rable estado de su
finanzas, por la perver ión de us o ·tumbres políti as y
por sus lucha intestinas.
De graciadamente (hablando entre no · y sotto t'ote)
es verdad que, al memorar la hi ·toria: de las Demo ra<.'ia
urarnericanas y al contemplar de de este ambiente ereno
y civilizado su agitada vida, el más optimista ameri cani
mo se confunde y _e conturba. Os ilando ·iempre en tre
dos terribles e collo · á saber, la fuerza opre i a y multiforme
del desgobierno y el gobierno repr i.._·o de la fuerza
han ensayado toda las forma de la República, las más de
las vec~s sin riterio científico ni prá tic , y en heterogénea
amalgama, sin llegar nunca al ju to meJio, ni al régimen
representativo puro, como en orte-América, ni al
régimen parlamentario de lo · pueblo europeo . mo
tuve ocasión de decirlo en un di cur o en la Sociedad e
] uri prudencia, la rnocracia americanas, exagerando á
vece el principio de expansión del individuali mo, lo han
allegado tánto sobre su s no que, como la zorra del joven
espartano, le ha devorado la entrañas en forma de anar:.
quía; ó, por exce ·o contrario, han rendido, otra veces, un
culto tan idolátrico al principio del orden, que la libertad
se ha ahogado entre las r.ede del despoti mo, como· el caballero
cruzado que murió asfixiado bajo u armadura por
haber reternplado dema iado el acero de sus mallas.
Los poco europeo que estudian la vida política de
las minúsculas repúblicas no pueden explicarse por qué, teniendo
tan bueno modelos, frutos de experiencia secular
en el mundo civilizado, eso pueblos nue os é incipiente.,
que nece itan má que otro de la unión y la fraternidad
para retmir u esca o: elementos con el fin de desarrollar
su fuerza: embrionaria , vivan iernpre en un flujo y reflu-·
de a..::ciones y reaccione · política , de pedazándose en
. as intestinas- por menguado~ intere es personales, la
más de la vece.,- ó agotando la ·a vi a de u espíritu en
inepta especulaciones filosóficas ó en e térile lucubraciones
política . N o pueden comprender lo europeos, repito,
que en naciones organizadas bajo forma democrática y
régimen republi ano, la · parcialidades políticas representen
ó desempeñen el rol de pueblos enemigos dentro de la mi -
ma Pa~ría; que el partido vencedor considere ·iernpre al
partido vencido orno paí conquistado dentro de la mi ma
nación y le desconozca todo derecho político cerrándole
el pa o á tomar mínima parte en la admini tración de los
intere e comune ; que la con tituciooes ó sean los pactos
ociale de todos lo a. o iados, ean organizado , dictados
r firmados por lo r pre. entantes de una parte de la so ie-
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REVl TA lLUSTRADÁ !OI
dad con exclu. ión de la otra; que la ·media nación que ha
tomado por asalto ó por el triunfo de las armas, en fratricida
guerra, la Fortaleza gubernamental, no piense en
otra cosa que en amurallarse en ella para conservar la conquista,
en tanto que la media nación vencida cifre todo su
anhelo y concentre todo sus esfuerzos en recuperar lapo.
esión del perdido Ca tillo; que las minorías no tengan
representación en los Cuerpos legislativo ; que las Administraciones
se ocupen siempre de política y nunca de administración;
que las Finanzas, asunto, en esta época de
positivismo, de cardinal importancia tanto para las familia
como para los pueblo y los Estados sean letra muerta en
ritu de justicia y probidad de los Ministros del Gobierno
francés en el asunto Dreyfus. También le hablaré de la
propuesta del Zar sobre el desarme general, la cual ha causado
conmoción y entusiasmo universales.
Y vaya á propósito la reflexión con que quiero cerrar
esta carta. ¿Cuándo pensarán los colombianos en desarmarse
de u pequeñas pasiones, y los Gobernantes de sus
grandes ejércitos, para propender unos y otros al mejoramiento
y prosperidad de la Patria de todos?
Escríbame y créame siempre su afectísimo amigo,
J. M. QUIJ A O \VAL LIS
CA D E LA HA IEND DE C C NUCO, PROPH: IJAD UEL CE.1 ER L :\fO Q ER
E r LA VAL EXPIR EL DÍA 8 DE OCT U BRE DF. 1878
el ejercicio del obierno; que nunca se turnen los partidos
en el poder por vías padficas sino por medio de angrientas
y ruinosas revoluciones, y por último, que los gobernantes
hagan punto de }¿on.or político é histórico el no p erder las
elecciones.
Y á propósito, permítame recordarle que e ta última
consideración es aplicable á Colombia, en donde ningún
gobierno, después de la fundación de la República, en x831,
ha perdido las elecciones, puesto que en x849 el General
:Mosquera no tenía andidato para la Presidencia y antes
que con Cuervo: simpatizaba con Gori, sin ser hostil á
López. Y singular contraste! en 27 años que lleva de esta·
blecida la gran República francesa, no hay ejemplo de que
haya ganado el Gobierno las elecciones del Parlamento.
Sin qu-ererlo, y dejando correr la pluma á impulsos
d l pensamiento en esta conversación epistolar que he tenido
con usted, me he engolfado en inútile conver aciones
políticas, en esta carta yá demasiado larga, y que no ha
tenido otro objeto que el de enviarle mis votos de felicita-ión
por la publicación de la REVISTA, de la cual me declaro
admirador, aliado y su cdptor.
Quizá por otro correo tenga tiempo y humor para e .
cribir y enviarle, no una carta desaliñada y escrita á vuelo
de pluma, como ésta, sino una Revista política que pueda
publicar e y no haga tan mala figura entre el dorado cuadro
de su periódico.
Trataré de hacer re altar el juic1o y el acierto que ha
presidido á los Consejo del Presidente y de las Cámaras
para Ja organización del Ministerio Brisson, y el alto espí-
CENTENARIO DEL GENERAL
TOM AS CI P RIANO DE MOSQUERA
E la célebre declaración autobiográfica que el General
Mosquera rindió ante el Senado que le
juzgaba como Presidente de la República, por acusación
de la Cámara de Representantes, el 20 de Julio
de I 867, dividió su vida aquel ilustre hombre, en tres
períodos. Comprende el primero desde el día 20 de
Enero de 1816, en que á la edad de 14 años entró -á
servir en clase de Cadete á la causa de la Independencia,
hasta la edad de 27 años en que fue nombrado por
el General Santander, en recompensa de sus servicios,
Intendente y Jefe superior del Departamento de Guayaquil.
Comprende el segundo período desde aquella
época hasta Diciembre de 1830, en que se verificó la
disolución de la Gran Colombia.
De la parte relativa al tercer período, que terminó
el 23 de Mayo de 1867, día de la célebre conjuración,
extractamos la parte que va en seguida, la
cual nos parece la más interesante y característica de
la mencionada autobiografía, y además se refiere á
hechos que entran yá en el dominio de la historia y
son suficientes por sí solos para perpetuar la memoria
de un hombre. Héla aquí:
LA REPUI~
I"NCO O~
,.uQl.U.
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102 REVISTA ILUSTRADA
Seguí con el Presidente á los Est~dos Unidos, y allí supimos
la muerte de Bolívar y los sucesos de Colombia. Esta gran
República desapareció c..:on su fundador en Diciem~r~ de 1,83?, y
he concluído la relación de la segunda parte de m1 v1da publica.
Resolví .ir á viajar á Europa desyués de ~t~diar la~ institucio!les
de los Estados Unidos. Ese penodo de m1 vtda no t1ene nada Importante
que diga relación con la política del paí~, y ~~ es
del caso referirla, aunque bajo otros puntos de v1sta s1 ttene
interés.
Encontré en Londres al General Santander, expulsado y
proscrito por los sucesos del 25 de Septiembre de 1828. Lo informé
del estado de la República, anunciándole que deb~amos
esperar una reacción de la ~pinión pú~blica, p~)fque los ~obternos
de cuartel siempre son eflmeros. El convmo conm1go, pero
tenía p::>ca esperanza de ver realizado mi pronóstico dentro de
corto tiempo.
N os volvimos á ver en París, cuando había sido presentado
yo á Luis Felipe como lo fui en Inglaterra á Guillermo
1 v, por la recomendación de haber si.do Edecá~ y Jefe .de Estado
Mayor general de Bolívar, cuya C1~cunstanc1a fue m1 carta ~e
introducción para los Reyes, los Magtstrados y los hombres celebres
en ciencias y en política.
Quiso el General Santander ser presentado á la Corte de
Luis Felipe, y no pudo obtenerlo porque se le daban excusas
evasivas. Yo le ofrecí hacerlo por medio del Marqués de Dolomieu,
m rielo de la primera dama de hono.r de la Rein~, y del
Conde de San Mauris, Introductor de Embapdores. Recrbt una
esqueladelMarquésenque se me exigí que explicase yo qué motivos
e habían tenido p1ra la expulsión de antander; pues que
si era por estar comprendido en la conjuración contra Bolí ar,
el Rey no recibirí á un hombre juzgado como culpal;>le en el
crimen de as~sinat . Le contesté al M rqués que si yo considerara
manchado con tal crim _n al Gener l Santander, no lo habría
recomend do; que era verdad que se L.. habhjuzgado y sentenciado,
p_ro que B lívar le había conmutado la pena, y le
ofrecí explicar en una e nferencia los hecho . ·omuniqu..: á antander
el billete en que pedía explicaciones el Rey, y pas ' á mi
casa y me pidió que inforrr.ase lo cierto, repitiéndome lo que ~n
Colombia todo el mundo sabe, que no fu culpable. Mostrcle
entonces mi respue ta á Dolomieu y quedó muy agrad cido. A
pocos días ft:c recibido y aunque en materias de gobierno diferíamos
nuestra ami tad p rsonal duró hasta su muerte.
H~blábunos obre e te nego::io e n el l· r~¡ués de Dolomieu
al darl las explicaciotLs, n pr -.: s ~ n c ia d 1 Conde de Portalis
'profurJdo juri consult y éste me dijo: Es • . en~encias
inicua de la rev luciones onel fundamentode laglona po tuma
de lo ho nbr s público . La posteridad hace justicia y Santander
recibirá la revocación de sa providencia re olucionaria llamada
sentencia, cono un monumento de gloria, si, como usted
me dice es hombre de reputación en su país."
Cuando referí todo esto al General Santander, le comuniqué
lo ocurrido en uito con 1 Libertador y , ucre el día que
le presenté la petición que hizo desde los castillos de nocachica,
pidiendo que se cumpliese la resolución que se había dictado
para que saliese del , País. Al dar la cart~ _al Libertador r:'-e respondió
que no quena ver la representac10n · que resol 1ese el
Consejo de Mini tros en Bogotá· y Sucre, que ~sistía sieml?re
al despacho, le dijo: 'el General antander se quep del ConseJO·
usted ha leído los informes que éste le da; oiga también á Santander."
Respondió que no podia ocuparse en este negocio.
Entonces Sucre, con un tono moderado pero firme, le replicó:
"Vuesencia puede no escuchar al Vicepresidente Santander;
pero no puede desairar al Gran Mariscal que en Pichincha y
Ayacucho cosechó los laureles que orlan la corona de gloria de
Vuesencia." Bolívar quedó en silencio por algunos instantes,
tomó el brazo á Sucre, y después de haberle dicho éste algo en
voz baja que no pude oír, me previno que leyese la representación.
Se quejó el Libertador de que un amigo como Santander
lo hubiese abandonado, refiriendo algunas anécdotas, y concluyó
diciendo á Sucre que redactase él la resolución de libertad.
Así lo hizo, y se la pasé al Secretario general para que la comunicase.
Santander ha muerto, y comienza á cumplirse el pronóstico
del Barón de Portalis ..................................... .
Regresé á la República en 1833, y al llegar á Popayán en
Agosto de aquel año, encontré· que mis compatriotas me habían
designado para Representante al Congreso de 1834, y perfeccionada
la elección en la Cámara provincial de la antigua Provincia
de Popayán, asistí á las sesiones de 1834. Allí están los archivos
del Congreso y los proyectos de ley que presenté para
que se rinrliese la cu nta del Tesoro y se formase la estadística,
se adrnitiese la tolerancia de cultos, se aboliesen los estancos y
la alcabala. Combatí los tratados de límites y división de Ta
deuda común á las secciones de la antigua Colombia.
La Administración del General Santander no admitía estos
principios, y en esto consistía la oposición que le hacíamos nueve
Representantes. Presenté el proyecto de ley de reforma de
la orgánica del ejército, que es la Ley 2 1~ del Tratado 6'?, .P.arte
1 ~~de la Recopilación Granadina, para establecer la contabiltdad
militar y que no tuviese el Gobierno facilidad de aumentar el
número de oficiales para tener prosélitos en las conspir~c~ones
militares contra la libertad. No tenía temores de la Admtmstración
Santander, sino que quería establecer el principio y fijar
el cuadro de disponibilidad, para que no se aumentase el número
de jefes y oficiales indefinidamente.
En ese año estaban prófugos el General Sardá y el señor
Serna, que se habían escapado de ser fusilados por el delito de
conato de revolución. Una noche que salimos de casa del señor
Cordobés, Santander y yo, estaban Sardá y Serna en la esquina
de Santo Domiv go, en la calle del Comercio, montados á caballo
y resueltos á matar al General Santander, armados de trabucos.
Santander salía por la noche con una escolta y con un
farol de dos 1 u ces. Al brillar el cristal de mis anteojos preguntó
Sardá á Serna si conocía al que venía con el Presidente, y por
no asesinarme á mí, no murió el Gen~ral Santander. Sardá comunicó
esto al presbítero Policarpo Jiménez para que me rogase
hiciese algo en el Congreso por él y otros prófugos. En
consecuer.cia, presenté un proyecto de ley de indulto en que se
establecía fuesen comprendidos los cabecillas prófugos, con la
condición de salir del país. Fue acogido con entusiasmo y lo
suscribieron 17 Repre entantes. Dado el primer debate, la Administración
lo combatió para que no fuese L·y. Eu segundo debate
pydí sestón secreta para hablar en el particular, porque n~
ra mi ánimo desprestigiar á la Administración. Hice leer Lt
inicua ley secreta de proscripciones de la Convención de 1832.
1anifest' que las ejecuciones de pena de mucrt.; •n la pers .. >na
de ncruiano y otros, ran as sinatos ju li ial s; que después
de los tratados dt Apulo, con qu_ e ncluyó la gderra civil, e os
procedimiento eran lo más irregular. La opinión ha condena• o
yá esto hechos. El indulto no se dio por la oposición de la Administración
y entone s se ocurrió al medio de mandar asesinar
al General Sardá, como S!.lcedió. Uno de los asesinos vive aún
on carácter de jefe militar. Ese es el mundo. ontinu ' en el
Congreso en los años de 1835 á 1837, sostenienL:o siempre las
ideas lib rales del progrL o. Combatí el candij<~to para la Presidencia
que tení t Santander qu era Obando~ y sostuve la C.tn didatura
del doctor lárquez que fue cl.:!giJ . Logré qu ..; e
diera una ley sobr 'rédito pú!Jlico en 1~37, pero Már\..jut:z la
objetó y no se sancionó hasta 1838. En 1836 lográmos 29 R epresentantes
que e .1ulara el tratado de la clivisión de la deuda
colombiana· pero en el año siguiente cinco Diputados s.:- u ni -
ron á los 23 que estaban por e~ tratado, y quedámos en mino1 í t
los defensores de los ínter ses nacionales. Algunos Repr sentantes
protestámo contra stos procedimientos, y los Pn:sidentes
Santander y Márquez, y el negociador, señor Pombo, son
los colombianos á quienes la Nación debe el recargo injusto
que se hizo á la República de la deuda que nos tiene en tántas
dificultades financieras.
A fines del año de 1837 me hice cargo de la primera División
del ejército, porque se iban á revolucionar los vencidos en
las elecciones, que hacían á Márquez una oposición injusta. Este
confiaba en que yo podía sostenerlo. En 1838 fui nombrado
ecretario de Guerra y Marina, y en 1839 comenzó una revolución
fanática en Pasto. ¿Quién no conoce la historia de esa época
y la parte importante que me tocó ejecutar? El Congreso me
honró con una espada de honor. Concluyó la revolución, durante
la cual, y siempre, sostuve que aquélla era guerra civil, no
siendo 'permitido condenar á muerte y presidio sino en los casos
del derecho de la guerra.
Fui nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
cerca de los Gobiernos del Perú, Chile y Bolivia, para
liquidar las cuentas pendientes con el Perú, y promover la reunión
del Congreso americano. Celebré el tratado que hoy e"jste
con la República de Chile, y liquidé la deuda con el Perú, dejando
el trabajo para llevar á efecto el definitivo arreglo.
Ocupado siempre en la idea de una alianza íntima entre las
naciones hispanoamericanas, con el objeto de conservar su autonomía
é independencia, me dirigí en Julio de 1842 á diverso:;
hombres públicos de las naciones hermanas, promoviendo una
alianza de principios, ya que el Congreso se hacía de dificil reunión;
pero la época no era favorable, pues las revoluciones internas
tenían en anarquía política á aquellos pueblos, llegando
á existir en alguna República hasta cuatro gobiernos al mismo
tiempo.
Mi conducta en la ~uerra civil de aquella época desgracia-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
REVISTA ILUSTRADA IOJ
da, de 1839 á 1842, la he explicado por la imprenta; y en calm_
yá las pasiones, fui llamado á la Presidencia de 1845 á 1849.
Esta época fue la primera de la vida de la República, en la que
se comenzó con sistema una obra de mejora y de progreso. Venía
á encargarme del Poder Ejecutivo con un proyecto bien .calculado
para extinguir una parte de nuestra deuda extenor;
pero se hizo ineficaz, porque se había celebrado en Enero de
1845 un contrato que al fin tuvo el mal resultado
que yo temía. Promoví y obtuve el tratado que garantiza
la soberanía del Istmo, y promoví y se llevó
á efecto el privilegio para la construcción del camino
de hierro .de Panamá, y cuyas halagüeñas
esperanzas para amortizar la deuda exterior se van
á sacrificar, si se lleva á efecto el contrato que aca- ·
ba de celebrar el Secretario de Hacienda, siendo
este proyecto el menos
ventajoso de cuantos
se han presentado, é
inferior á los que los
mismos apoderados de
la Compañía me habían
ofrecido y cuyos
términos recomendé al
Congreso.
Volveré al re~ato histórico
de mis hechos.
Fue entonces que se
fundó 1 a navegación
por vapor en el Magdalena,
se dio principio
á las vías carreteras
que parten de la
capit.al de la República,
se dio la primera
ley que fundó el verdadero
poder m unicipal;
propuesta por mí,
se proclamó la tolerancia
de cultos, se
reformó la ducación
pública sostepida por
la N ación bajo los principios
más liberales, y
se fundó el Colegio militar
como Escuela politécnica.
Diose también
principio á la
construcción del Capitolio.
e ons ~ rvo el programa
de Gobierno que
trabajé entonces y que
algún día ~u?lic~ré. El
primer Mm1steno que
formé no estaba de
acuerdo con muchas
de mis ideas, especial-mente
en la reforma
del sistema monetario, creación de la contabilidad
de Hacienda y arreglo del sistema de pesas y medidas.
Di toda la extensión que exigen los principios
democráticos á la libertad en las elecciones; y el
partido liberal, vencido en 1841, tomó parte activa
en ellas. No obtuvo la mayoría, pero vosotros conocéis
la historia del 7 de Marzo de 1849, en que
los odios personales quitaron la elección al doctor
Cuer o , y fue perfeccionada en favor del General
López, con el voto de cuatro conservadores cuervistas.
Yo conocí la gravedad de la situación, y teniendo
á mis órdenes más de 1 ,ooo veteranos habría
podido sostener á la mayoría del Congreso
cuando se asustó y perdió el tino con la actitud de
la barra: no hubo tal coacción de puñales, sino un
alboroto bastante decidido para expresar las ideas
de libertad. Conjuré la tempestad y salvé ese día
al país de una revolución; y si hubo un hombre
influente para el triunfo de las ideas liberales, ése
fui yo.
EN MEMORIA
DE D. JOSÉ CAICEDO :ROJAS
EN 1846 se publicó en Bogotá un periodiquíto q~e
excitó gran curiosidad y supo atraerse crecido numero
de lectores. Ese periódico era editado por el inolvidable
impresor Cualla, y se llamó El Du~nde. N o era
una hoja de per onales recriminaciones, ni de
de. ahogos de envidiosos, como luégo hemos
tenido tántas: era simplemente una publicación
semanal con tendencias humorística~, dedicada
á censurar nuestras maJa costumbres, á poner
en evidencia nuestro atraso y á impulsarnos,
entre burla y burla, por el camino del progreso.
Aun cuando El Duende no tenía un solo Redactor,
si no que hacía las veces de tál el Editor,
hubo una pluma que se. acostumbró á dar
a iduo contingente á esa columnas, y que, con
."it1S rasgos ingenio os, amén de su buen juicio
y espiritualidad, logró más que las otras fijar
la atención de los lectores.
Esa pluma fue la del mode to ciudadano que
acaba de hundir e en la tumba, uya pérdida
deploran la letr~iS colombianas, y que nosotros
·entimos como la d persona amada, que nos
cli pen aba el fa or de su ami tad.
D. José 'aicedo Rojas, e critor culto y discreto
omo el qu más, mere e ser ensalzad
por pluma autorizada, no por la nué tra.
Si la tumba e ·trecha, tenebro a y terna mente
muda, no ha robado al hombre dechado
de perfeccion ·s cri ·tianas, su obra de amante
del saber, de impul ador de nu stro. progr -
·os, queda ual limpio caudal que ate oró con
genero. a y noble intención.
Re orclám . 1 particu-larmente
en los largos años
q u<· le to .ó ser Director de
la .\ ademia 'olombiana.
É! gozaba de ·de ntonccs
ele la influ ncia · ~o~ial s
del medio en que vivía, y
dio brillo á la naci nte Corporación,
Yerificando en su
casa, de modo o tentoso,
las reuniones anuales y . olemnes
de dicho Cuerpo.
uando hablaba en público,
su voz era pausada,
on el acento de la reflexión;
confiaba mucho en
la discreción de sus oyente
·, y no intentaba arrebatarles con los rasgo
de una elocuencia postiza, sino que se
e forzaba por comunicarles las creencias ó
sentimientos que él juzgaba verdaderos.
Bogotano de nacimiento, amó su suelo
con inalterable afecto y buena fe. N os creía
más grandes y mejores de lo que somos.
Los rasgos de su pluma, cuando invadía
el campo de la p·oesfa, eran de una placidez
inalterable. Su musa era risueña, benévola,
fielmente descriptiva y muy amoldada á las
formas clásicas.
Veintiséis años hace que, elevando sus
plegarias á la Virgen, porque era devotísimo,
cantaba éon e1 tono sencillo pero íntimo del
labrador creyente:
ESPADA OBSEQ JADA AL GENERAL IO QUERA, EN VIRT D DE DECRETO LEGISLATIVO
DE 7 DE MAYO DE 1841
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
uando la noche termina
Y se anuncia la mañana,
, ·e percibe allá lejana
En la torre que se empina
La alta voz de una campana.
Es el ángel de la aurora
Que despierta á lo. cristiano ·;
Y en e a olemne hora,
Alzando al cielo la manos,
Yo te saludo, !:)eñora.
REVISTA ILUSTRADA
Y al declinar de la tarde
Cuando el sol baja al oca o
Y el horizonte á su pa o
Entre ardiente llamas arde,
' j aquella voz uena aca o
Que al alba también e oía,
Me de cubro reverente
Y con acento fervi ente
Repito con alegría
Tres vece · AVE .\1ARÍ
D. JOSÉ CAJCEDU ROJAS-+ 20 DE OCTUBRE DE 1898
(De pintura de D. Felipe . utiérrez. 1875).
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
t'"' o
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REVISTA ILUSTRADA ros
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ro6 REVISTA ILUSTRADÁ
Entre las construcciones modernas de Bogotá sobresale
por su azotea alta y airosa la del lujoso almacén que
en estos días han de ver concluído lo!i señores Leo S.
Kopp y C~: allí se levantaba antes el concurrido Bazar Veracruz,
serie de tiendas altas y bajas que vinieron á reemplazar
el lugar que ocupaba una antigua y fea casa alta,
de estilo español, con largo y pesarlo balcón, de los que aún
quedan desconsoladoras muestras en la misma Calle Real.
Fue en esta casa en donde vio la primera luz el celebrado
escritor Caicedo Rojas, el día 8 de Agosto del funesto
año de 1816.
Al recordar la casa solariega decía el discreto poeta,
en momentos de ingenua expansión á 4.ue su natural bonhomía
le llevaba:
-La espaciosa huerta era mi encanto de niño. ¡Qué
cerezas tan exquisitas, como no las he vuelto á comer!
tal vez de alguna semilla extranjera que al fin se perdí' j y
sobre todo, ¡qué higos y qué brevas tan deliciosas! sin duda
eran de las que Bretón de los Herreros suponía que habían
hecho pecar á nuestra madre Eva:
Si Adán perdió el Paraíso
Fue por Eva,
Que probar vedada quiso
N o sé si manzan u 6 breva.
De los encariñarnientos de escritor que abrigaba D.
Pepe, ninguno lograba impresionarle en tan alto grado
como la figura de primo cartel/o del inmortal Miguel de
Cervantes Saavedra.
Hablar del héroe de Lepanto era para él ocupación
deleitosa.
Según parece guardaba entre sus recuerdos de adolesceute
un retrato pequeño, pero que juzgaba muy bueno y
parecido, del Príncipe de los ingenios. Oyéndole discurrir
sobre esto, se dijera que esa estampa encerraba para él el
mismo valor que pudiera tener antigua alhaja de familia.
Bien se veía que, aun cuando hombre acaudalado, no tenía
el corazón apegado á lo bienes de fortuna, y que su vida
había sido el mundo misterioso de 1 s más puros afectos.
Es posible que la figura de Cervantes no se apartase
de su mente, asociando al alto valer del e ·critor castellano
el recuerdo placentero que para él tenía el éxito feliz de su
drama Miguel de Cervantes, estrenado en el antiguo teatro
de Bogotá la noche del z8 de Julio de 18so. Esa pieza fue
calurosamente aplaudida por un público alborozado que
coronó al autor en el palco escénico, y de tal suerte impresionó
á las gentes de su tiempo, que se ocuparon en hacer
el elogio de esa obra plumas como la de Teodoro Valenzuela
y la de Pedro Fernández Madrid.
Qué largo tiempo hacía (seguramente casi doce años)
que el escritor que con el seudónimo de Celta logró hacerse
tan popular y simpático á los lectores bogotanos, vivía
alejado de todo ruido y mundana ostentación, agitándose
tan sólo en el reducido' espacio de su cuarto. Rara vez salía
á dar cortos paseos que le amortiguasen el frío, ó, lo
más frecuente, para encaminarse al templo á elevar sus
preces al Eterno.
Si uno le hablaba de la pluma retozona y decidora
que trazó cuadros tan expresivos como el de El Duende en
un convento, procuraba como hacer un esfuerzo sobre sí
mismo para borrar toda su larga carrera de escritor de
costumbres, y respondía con alguna frase evasiva que no
le mostrase apegado á gloriosos ensueños, que seguramente
le habían causado no pocas desilusiones y tristezas!! ...
Que sobre la tumba que oculta y á para siempre la plácida
y benévola fisonomía del autor de los Apuntes de Ranchería,
del dulce cantor de La Fuente de Torca, no sólo se
vean las flores que, con mano diligente, le consagren su
amante esposa viuda y sus cariño3as hijas, sino que crezca
ufano el melancólico ciprés, símbolo consolador de una
vida de ultratumba.
TSlDORO LAVERDE A.
Bogotá, Noviembre 21 de 1898
D. JOSE CAICEDO ROJAS.
ANTE SU FÉ~ET~O EN EL C EMEN T E~!O D E BOGOTÁ
M E sorprende, señores y amigos míos, el ilencio en que
está abriéndose esa tumba, por más que su nuevo inquilino
tal vez lo recomendase y apeteciese. Notoria era su
exagerada modestia, su humildad, virtud filosófica y cristiana,
y es cierto que el dolor más profundo suele ser el que
callaj pero, fuera del círculo de sus deudos, no tenemos derecho
de practicar la humildad con quien nos enorgullece
con su nombre, porque era joya nuéstra, y callar hoy lo que
le debemos sería ingratitud Además, nuestros elogios yá
no pueden sobresaltar á quien no los escucha: ese cuerpo
no es él, sino su simple rótulo mortal.
También es cierto que el silencio del mundo es penitencia
providencial de la senectud, como atmósfera de preparación
para un mundo más serio y más verda<;lero; y
acaso, por espíritu de comunidad, toca rebelarnos contra
este silencio á los que yá entramos en la sombra del eclipse
y sentilr!OS que el ruido se amortigua en torno de nosotros.
Por este derecho y el de la gratitud social, permitidme, señores,
que os refiera un incidente en prueba de que, los
unos á los otros, los del gremio encanecido no nos olvidamos;
y que además cumpla un deber, también de compañero,
que en esta triste ceremonia me corresponde.
Con motivo de un inspirado boceto en que nuestro
compatriota artista Acebedo Berna! asoció admirablemente
á Julio Quevedo y José María Ponce de León, hará dos
meses el que habla excitó por la imprenta al señor aícedo
Rojas para que comentase aquel boceto á satisfacción de
;o~os con un retrato~ pluma de Julio Q~~vedo, su amigo
mt1mo y cofrade artista, cuyas compos1c10n religio ·a
nadie olía oír, comprender y sentir tan profun amente
como ~1: Ni una palabra con te. tó por la prensa, pero sí á la
voz, di.c1éndome: "Usted me ha desempeñado. Yá se me
cayeron de la mano el arco y la pluma."
Rasgo muy suyo, injustamente mode to. Poco. en este
país, en este clima de precocidad de espíritu pero también
de caducidad prematura, nos han dado tanto como él el
ejemplo de no dejar mohosear con los años el noble hábito
de la labor artística y literariaj y su amable figura queda
formando en los anales patrios en el grupo de lo · veteranos
que, como Gregorio Vásquez, José Manuel Restrepo, Jo é
Manuel Groot, Joaquín Posada Gutiérrez, Juan Antonio
Velasco, José María Espinosa Prieto, José Joaquín Ortiz y
Ramón Torres Méndez, no rindieron sus armas sino á la
muerte: la pluma, el arco, la lira ó el pincel, meros símbolos
ó .instrumentos de algo más completo y poderoso, de
algo mmortal, que voló con ellos á su fuente. Nacido el 8
de Agosto de 1816, había pues cum.Plido ochenta y dos
años.
Medio siglo de nuestra vida bogotana en sus mejores
faces j la jovial camaradería de trovadores soldados de la
más larga de nuestras guerras civiles j las más de las figuras
generosas y poéticas que en este c·entro alborearon por los
años de 35 á 40 y que después culminaron para caer devoradas
en los sangrientos arreboles de esas mismas luchas·
las aves más melodiosas que cantaron en nuestras capi.las:
teatros, salones y jardines y al claro de luna de nuestras
no~h~s j y los oasis familiares de frescura y alegría que más
deliciosamente regalaron la sed de belleza de cuatro ó cinco
generaciones de corazones juveniles, todo eso y mucho
más quedará perpetuado, si lo recogemos, en los amenos
cuadros que trazó la pluma de Caicedo Rojas, siempre caracterizada
por el buen gusto y la discreta medida del ateniense
de instinto. Puede ser que todavía no debamos decir
~o~re su tumba: ~quí yace el último de los bogotanos, el
ulttmo de la coloma andaluza de los viejos causeurs Quesada
y Rodríguez Fresle, de los que supieron endulzar nuestras
amarguras y templar las inclementes brisas de una vida que
nosotros m1smos convertimos en perpetua borrasca.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
REVISTA ILUSTRADA
• El señor Caicedo Rojas no fue solamente selecto espejo
crítico del Bogotá de su tiempo, y ministro espontáneo
y gratuito de la Belleza en todos sus departamentos, por su
amor á todas las bellas artes y su pericia práctica en la más
popular de ellas. Fundador y redactor ó colaborador activo
de periódicos cuyos solos nombres caracterizan su especialidad
y la culta travesura de su ingenio, cuales son El
Duende, El Trovador, El Museo, El Pasatiempo, El Mosaico,
la Biblioteca de Seiíoritas, las Revistas literarias, el Papel
Periódico Ilustrado, etc., no sólo cultivó, siempre con inten-:
ción moral y civilizadora, los géneros del cuadro de costumbres,
la narración pintoresca, la revista de teatro y demás
artes, la sátira urbana y la poesía ligera, festiva y epigramática.
Nuestras letras le deben igualmente un caudal
de crónica histórica y legendaria de los tres siglos de esta
colonia española, ramo á que se inclinaba con predilección,
como lo atestigua con once muestras, familiares y caprichosas
como conversación de maestro, el Repertorio Colombiallo
de los años de 7 6 á
84; y ahí mismo nos dejó
un estudio biográfico de
Fraj Domingo de las Casas,
e] misionero conqui -
tador del N u evo Reino,
"principal actor en tamaña
obra, injustamente olvidado
"; y consagrada para
nuestra memoria la grata
figura del benéfico sacerdote
y explorador naturalista
José Romualdo Cuervo, y
varios discursos y e tudio
académicos, sobre Refranes
y Poesía épica nacional, rico
éste en noticias y en ob ervaciones
nueva y justas;
y anteriormente le debíamo
la biografía del insigne
y desventurado Luis Vargas
Tejada y sus recuerdos
del, malogr~do artista Joaqum
Guarm.
no, desde antes de oírlos, como aquí y en otras partes ]o
us:1 y acostumbra. Escribió asimismo una comedia, Gratitud
de un artista ó Lo.s dos pintores, la cual no dio á la escena.
Estas tres piezas yacen inéditas, por la modestia y
recelosa delicadeza de su autor, y aun oigo decir que, confiadas
en manuscrito á un amigo yá finado, se extraviaron
ó perdieron con él. Ojalá acertásemos á encontrarlas y redimirlas
del abandono y olvid~ que es de inferirse no merecen.
Los Redactores del Mosaico publicaron una corta colección
de sus poesías líricas con prólogo de D. José Manuel
Marroquín. La fuente de Torca, pura, retozona y apacible,
murmurará siempre á nuestros oídos el nombre de su cantor,
como símbolo de su numen; y su original travesura paradisíaca
El primer baño, tentó (si no fue simple coincidencia),
al primer lírico español contemporáneo á honrarla
con una variante de final diferente, en us preciosos sonetos
de~criptivos de El primer día del Paraíso. Pero el fuerte
Son también frutos de su
pluma la n vela histórica
D. Alvaro, y los Recuerdos
de la Tierra Santa y Memorias
de u11. Abanderado, basados
lo~ primeros en cartas
de Rafael Duque Uribe
y las segundas en la viva
voz y datos escritos de su
héroe el inolvidable prócer
CÚCUTA. • Quinta Taua.-Esta hermosa y elegante construcción, rodeada de surtidore y artísticos
jar<.lines, es propiedad del distinguido caballero danés D. C. Andre en-Moller, jefe de una de las
casas comerciales más respetables de la ciudad.
y pintor D. José María Es-pinosa
J;>rieto. Ejerció el
profesor~do en muchos ramos, dirigió por siete años un colegio
llamado Academia Mutis, y nuestras escuelas le deben
sus Lecciones elementales de Moral, como la causa católica
en Colombia su Instrucdón popular sobre el Protestantismo
y muchcs artículos en los periódicos citados y en El Tradicionista,
El Hogar, La Caridad, El Zipa, El Conservador
(de 63 á 66) y otros.
Aficionado é infalible concurrente al teatro, como era
el señor Caicedo, mal podía resistir su laborioso ingenio á
la tentación de ensayarse también en este ramo, quizá el
más exigente y arduo de los literarios, é hízolo en efecto
con dos dramas, Miguel de Cervantes y Cdos, amor y ambición,
los cuales se dieron con grande aplauso en nuestro antiguo
Coliseo, á despecho de una tentativa de la impotente
envidia, mártir del ajeno mérito, para ahogarlos en su estre-
* Para llenar menos mal mi objeto, añado á lo que expresé en el
camposanto estos cuatro párrafos con datos que debo principalmente
á los A.puntu sobre biblio%'rafía colombiana por Isidoro La verde Amaya.
Bogotá. 1882,- servicio imponderable hecho' nuestras letras y
á la memoria de nuestros escritores.
(De Fotografía de Lamus).
del señor Caicedo Rojas es la pro a; y su devoción y entusiasmo
por héroes como Fray Domingo de las Casas, el
Presbítero Cuervó y Miguel de Cervantes marcan aquel
espíritu, humano y sociable ante todo, para quien la gúerra
civil era satánica barbarie y que sin embargo hubo de tomar
arma::, en una de las nuestras. En sus escritos asoma á.
cada paso el artista, armoniosamente refundido con el literato,
el cristiano, el rpatriota y el humorista y hombre de
mundo, y por el momento recuerdo como sobremanera interesante
y conmovedor su tributo al sacerdote naturalista,
en donde no menos resplandecen su amor á la ciencía y su
general cultura.
Como Secretario de la Academia Colombiana, correspondiente
de la Española de la lengua, recia m o el deber de
tributar, aunque sea este breve memento, á uno de sus fundadores
y dignos Directores que tántas veces la albergó en
su casa, embelesándola con los encantos de aquel hogar
afable y artístico, y que la deja honrada con su ejemplo
personal y con sus escritos, llenos de conceptos y estímulos
generosos y de sugestiones provechosas para la gloria de
las letras y de la patria; y y á nuestro benemérito amigo
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
108 REVI TA ILUSTRADA
D. Jorge Pri e cumplió por m dio de ,u~ artel el mi ·m?
deber en nombre de los in tituto fi.larmomco , de que Calcedo
Rojas fue más de una ez Director y die ~ro ejecutante
Pocos individuos de unas y otras corporaciOnes no
aco~pañan á de pedirnos aquí de él, P?r. el breví im<;> p1azo
en que han ocurrido, y no en Bogota mo en hapmero,
su enfermed.ad y muerte. mil! are de vecinos sorprenderá
todavía la tri te nueva.
Aparte del culto per everante y de interesado de lo
bello en edad avanzada, somos deudore · al señor Caicedo
Rojas de más alto ejemplo en el culto de lo verdadero, y
éste es el lugar y el momento de recordarlo. Defensor infatigable
de la lengua y de toda la gran patr~a española,
sin depreciación ninguna de nue tra ab oluta mdependencia
política, fue campeón no menos ac-érrimo de nu~stra fe.
Joven .aún, á medio camino de u vida, se persuadió ~e lo
falso y pa ajero del mundo, y cte la ·ompen ,adora n,ece 1cl~d
de andnr fuera de él, en uelo firme, aJu tanclose a la chsciplina
del rebaño deJe ucristo, á q11ien llamó "conq1:i ta- ·
clor pacífic-o y c1vilizador úni o de las nacione ." Ávido d.e
infinito, y confiando en la revelación de que allende lo VIsible
y rJalpable hay manos que riegan y . urco, en donde
brotan y prosperan granos que aquí s~ s1embran tal :rez
con lágrimas, no se co:1formó en su hUtm.ldad con a p1r~r
al ruin destino final de abonar la madr t1erra. E ·to deb1ó
de repugnarle (lo mism que al que os habla), como abono
prematuro, como aliento de sociedade · gangrenada , putrefactas
que, in advertirlo, d nuncia n u e tado y la necejdad
de gu renovación. Caicedo Rojas reía en una e
fera que reclama y recoge depurado lo mejor nu tro, er;
un Pa re que nos aguarda: y yá anhelaba tal vez olar a
sumergirse en 1 abismo de la verdad, de la belleza y del
amor infinito, en Dios-que si fuera nada más que un ·ueño
aun como sueño valdría infinitamente má: que toda
nu~stras mi erables y efím ras realidade , y 1 qu lo hubiese
inventado me1 ecería 1 nombre de Dio · y 1 ulto de
con ~olactor y liberta or universal. La fe en ~l alivió á
nue tro amigo en lo· dolore sin O't uelo humano que lo
probaron en su último años; e, a fe on. olará e~. ~u au-encia
á los pedazos tle u orazon que de él la recwter?n.
Bien podemo. aplicarle su propia palabras de de ·pedtda
al doctor Jo é Romualdo uervo: ''·Dulce e la muerte
del ju to .... y gran on uelo expirar sin odios? in arn~r al
mundo, sin el torcedor de la enganza no ·atJ fecha. o de
la ambi ión burlada! orazón lleno de tántos a more· JU to ·
y hone tos cuantos puede contener el de un hombre, yá
estará en plena po e ión de todo lo qu él ansiaba beb r
en su fuente."
RAFAEL POMBO
Octubre 21 de 1898
-~-
CUCUTA
LA población de e~te nombre,Popu}ar ~s la q~,e en, otr?s
tiempos se llamo ''San Jo e de (,.uasnna le , al! a baJO
la Colonia. Hoy día su nombre 0ficid es '' an José de úcuta";
pero la tendencia general á la brevedad ha simplificado
el nombre uprimiendo el del Santo.
Esta población es orgullo santandereano, y por ende
Nacional, pues los progresos que ha desarrollado la colocan
en la primera fila con Barranquilla, ali, Bucaramanga
y Medellín.
Gente honrada: intP.ligente, emprendedora y alegre:
tales son los distintivos de sus moradores; el trabajo y la
constancia se unen para llevar adelante su progre o. Allí se
trabaja; pero llegada la hora del desean o, el pueblo bu ca
alegre la reunión y en generoso de prendimiento olvida la
ruda labor; recupera así la fuerza para continuar con má
brío la tarea emprendida. ·
La política no tiene eco sino cuando la efervescencia
produce la explo ión j pa a da la tormenta se vuelve á la
faena restaurando con empeño lo días perdido .
o acobarda al cucuteño la adver idad; ufre re ·ignado,
y i e quiere on sonrisa, lo duros golpes ele la suerte.
Digno de recuerdo es el siguiente rasgo que pone de relieve
su carácter :
El 18 de Mayo de 187 5 acababa de leerse un bando
Municipal, entre música y cohetes, en que se anunciaba que
la ciudad celebraría el inmediato aniversario de nuestra
Independencia con la inauguración de la carretera que,
á punto de concluírse, la comunicaría con el río Zulia, en
reemplazo del viejo camino al puerto de Los Cachos. Aún
no e había di ipado el humo de los cohetes, cuando el terremoto
de truyó en pocos segundos esta grán población.
Ese mi mo día recorrió la carretera larga fila de heridos,
de huérfano , de gentes momento ante felices, en fin, de
emigrantes que iban en busca de otro techos, deja.ndo
destruído su hogar y enterrado bRjo las ruinas el fruto de
muc-hos años de trabajo. El e treno prematuro de la
carretera se hizo por una gran corrier.te de emigración hacia
Maracaibo. La acti idacl cucuteña no se vio doblegada
por el infortunio. 1 pueblo -vida hajo toldos frente á los
ve tigios de la catá trofe, re tos irónicos ue los grandes capitales
instantáneamente destruídos, y sin embargo allí mismo,
sobre las ruina , omenzó á trat.:u del célebre proyecto
de convertir la carretera en ferro ·arril! Ese pueblo, caído en
su riqueza de t({n grande altura en pocos segundos, no se
acobardó, no perdió la fe, y á vuelta de cortos preparativo
: emprf'ndió lleno de brío la con trucción del ferrocarril
que lle,·a su nombre, á la par que levantaba rápidamente
una ciudad muy superior á la que se había perdido.
. nte de di'ez años yá era una ciudad en regla; hoy,
á lo~ 23, e. la primera de antand r, donde se ha desarrollado
el comer io n us varias ramificaciones.
El ferrocarril, de 55 kilómetros, construído, lo mi~mo
que la arretera sobre el ual se imentó, ror el muy hábil
i ngeni ro bogotano Juan . Gon:r,ález V., sirvió de es u e la
prá tica á muchos ingenier s el país y de comprobación
de que la a uda extranjera no s muy nece aria. Dicha
vía ha puesto la ciudad n situación de puerto fluvial,
obre el río Zulia. Má tarde se prolongó e ta vía férrea
on r6 kilómetro. ha ia la frontera de Venezuela, trayecto
en 1 cual se con truyó un puente de 16o metros, el más notable
de olombia. Hace algunos año se tendió un tranvía
de vapor que recorre la ciudad y une los dos ferrocarriles
itados. La rovincia, que tiene por centro á úcuta, posee
la más extensa red telefónica que cuenta olombia. El alumbrado
eléctrico ilumina las calle , parques y asas de la
ciudad; su plaza prin ipal la adornan la estatua de S.antander
y el famoso templo de mampostería que actualmente
e construye; en otros lugares tiene los bellos parques de
1V1ercedes A brego y Antonia Santos; el teatro, casinos y
clubs son los puntos de reunión socialj el Municipio gasta
ing ntes sumas en la construcción de plaza de mercado,
carnicería, escuela públi a , etc., :y atiende con especial
cuidado al o tenimiento de un buen hospital y á la conclusión
del a ilo de huérfanos, hoy en construcción. Sabe,
pue · aunar lo intereses materiales de localidad con .los
monumentos que perpetúan el recuerdo de nue tros prócere
in de cuidar la educación: ni meno la filantrópica tarea
de dar hogar al enfermo desvalido ó al niño desamparado.
Hoy tiene en proyecto extender sus ferrocarriles hasta
la ribera del Magdalena, pues quiere e trechar sus vínculos
de fraternidad con los Departamentos de la Costa y encaminar
en tal dirección su desarrollo ya que la vecina N a-ión
ha puesto una valla que dificulta, si no imposibilita,
que el comercio santandereano con las Naciones allende el
mar tran ite por su territorio.
La idea general de esta nueva línea es la de unir el
extremo norte dd ferrocarril de Cúcuta con la población
de Tamalarneque, atravesando la extensa región plana que
riegan lo río. Zulia, ardinata y Catatumbo, para trepar
luégo la serranía y caer á la hoya del Magdalena. Dicho
trayecto, cubierto hoy de selvas, brindará regiones feraces
á la agri ultura y ganadería, que tánta falta hacen á Santander,
y por allí e encauzará el comercio, por territorio
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
REVIST lL
propio, libre de la· traba · que le ha impue to Venezue.la.
E a libertad de movimiento premiará con rece lo e fueri',
O · que e hagan en pro de la independ n ia comercial.
La_ osta, con la sal de u playa y lo ganado de
orozal, tendrá nueva plazas de on. umo · entrará al río
. Magdalena un nuevo caudal de comercio ó ea una gran
parte del que hoy da auge á la navegación del lago de Maracaibn;
y volverán á viajar al orte, en u ca de la plaza
de .la Co ta, lo produ to que Boyacá y undinamar a
'llevaban á Cú uta cuando V,enezuela permitía que los batane
·, cuero y fique colombiano·, tuvieran entrada en e ·a
ación.
El país ·e n la línea férrea de que hablamo · do.·
face .muy notable , aparte de la del omercio: el ferrocarril
irá p~ralelo en má · de ciento uarenta kilómetro· y á
niuy corta dt tancia de la frontera venezolana, en el trayecto
del no Zulia á la Cordillera oriental andina, por on ·iguiente
·e habrá demarcado
con rieles
el lind de nu tro
'territorio en tal e -
ten ión · y, n gundo
lugar habremo
::tcortado n rná ele
hs do· ter era parte.
la di tan ia que
:epara la región cu-ut
ña dt-! la apital
y quizá en mayor proporción
la 4u m clia
ntre 'ú uta la
'o ·ta. E:ta · \'cnta -
TRADA IO~
Para el paisajista de la moderna escuela, todo es hermoso
en el mundo exterior, y lo mi mo encuentra un tema "digno"
en la rústica campe ina que rastrojea en medio del terroso
barbecho, cstida de harapos en que la luz imprime hermosas
mancha de color, que en la Venus mitológica que sale
radiosa de la espuma de los mares en medio de ereidas y Tritones.
Los holandeses á cuyos dominios no alcanzaron á llegar
las obras con encionales de la escuela griega y romana, fueron
los primeros en copiar sinceramente la naturaleza y á pesar de
que en ocasiones sacrificaron el sentimiento á la relamida ejecución,
llegaron á producir obras maestras que no tienen hoy
precio en el comercio del arte.
La e cuela inglesa se inspiró en la holandesa y produjo· artistas
tales como Constable y Bonington verdaderos fundadores
de la moderna escuela franc sa llamada de Barbizon, la que ha
producido una pléyade de paisajistas qu son honor del arte
contemporáneo entre los cuaJe figuran en primer término
Courbet, Daubigny Th. Rous eau Chintr uil, Dupré, Díaz,
'' CUT . JJarrw dt' Curazao.-Extremo oriental de la ciudad. E: edificio que e tá á la derecha e d
Matadero público, abundantemente provi to de agua y uficientemente e ·pacio:o para ·u de tino. La ía férrea
es la d 1 tranvia de vap r que comunica la ciudad y el Ferrocarril de Cúcuta con el ele la Frontera, cuya e tación
e ·tá ituada á roo metro. del puente ó e ·tacada, repre ntado en e ·ta vi ta. La corriente de agua e el brazo del
rí Pamplonita, que riega la más fértil y bella región del alle de ' úcuta.
El Matadero fu con , truíclo en r8 con fondo · rnuni ~ipale y es propiedad del Di:trito.
Lo domingo , la vía férrea está continuamente recorrida por trene, de e ·cur. ión que conducen mile de pa. ajero
hru ta la. pintare ca ribera: de lo · río Pamplonita y Táchira.
' L 1 · L. 'UERRE:R
UN PAISAJISTA
EL arte del paisaje s la má. bell manife tación d 1 progre o
·artí tico moderno. Es vüdad que artistas d otras edade
pintaron paisaj s, pero iempr 1 hicieron en calidad d accesorio
del cuadro y, en general, nunca llegaron á elevar la pintura
de la naturaleza á la categoría de género aparte inde pendiente
de la pintura del sér human .
Además, con muy rara xcepcione , los artistas de otros
tiempos tuvieron iempre la pretensión de embellecer la naturaleza
y aplicaban con este obj to fórmulas que daban un resultado
falso y conv ncional.
Corresponde á la moderna e cuela francesa la gloria de
hab r considerado la naturaleza, por sí sola, digna de ser estudiada
para producir emociones estéticas, independientemente d
la figura humana y de haber acabado con la rutina ele la antigua
e cuela que proclamaba la existencia dentro de a naturaleza
d tema di nos" ó ' indigno " de ser ele,·ado á la categoría
de cuadro .
( e Fotografía de Lamus).
Corot Millet Breton Cazin Troyon Rosa Bonheur y tántos
otro que han realizado n us obras la c ' l bre fras de Amiel:
' el paisaj e un e tado de alma " sin dejar por eso de ser sinceros
ante los ariado esp ctáculo de la naturaleza.
La flaca historia del arte en Colombia no cuenta ningún
paisaj i ta. V á q u z y Torre :VI 'nd z pintaron paisajes n sus
cuadros se ún la fórmula usada en la época en que existieron,
empleándolos como fondo ó accesorio y tratándolos de manera
con ,·encion al.
Hoy tenemos el placer de presentar á los lectores de la
R E 1 T un compatriota paisajista qu puede reclamar como
los artistas de la escuela de Barbizon el título de ' discípulo de
la naturaleza."
la Yerdad, ] osé María Zamora no ha tenido educación
académica seria. Lo vi m o llegar d pas0 á la Escuela de Bellas
Artes y lu ' go abandonarla atraído quizá por el pleno sol y los
horizontes in límites que se desarrollan allá no !ejes de Miraflor
s u pueblo natal má bi n que por 1 taller str cho en donde
el modelo e colocado n convencional postura académica é
ilun-.inado por mezquina luz.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
:ttó REViSTA ILUSTRAbA
Ya sea por falta de Museo en donde poder estudiar los
grandes modelos de arte, ó por cierta tendencia innata en nuestra
raza hacia lo vistoso y coloreado, se resintieron, al principio,
los estudios de Zamora de aquel estilo que podríamos llamar
de papel de colgadura; pero con el tiempo y la constante observación
ha ido temperando su ojo y arrancando á la naturaleza
el secreto de esos mágicos grises de que con tánta propiedad
nos habla hoy el Maestro ] ules Breton en otra parte de esta
misma REVISTA.
"U na tempestad en los
Llanos," con que hoy engalanamos
nuestras columnas,
es yá una obra
seria del joven artista.
N os presenta en ella la
naturaleza en el aspecto
de más dificil interpretáción,
que es cuando se
encuentra agitada. El cielo
es de un gris lívido que
corresponde con la cólera
del huracán que azota el
pajonal y voltea las copas
de las palmeras en el primero,
en el segundo, y allá
á lo lejos en el tercer
plano en donde serpentea
el estero que refleja la lividez
celeste. Las vaCas
con su ingénita orp.e~a
muestran el terror agrupándose
indifer.en tes. Solamen
te el padre mira al
cielo en majestuosa é in-terrogante
actitud.
Desde luego que el cuadro de Zamora adolece de defectos:
¿qué obra humana no los tiene? sobre todo si se trata de u~
manifestación intelectual tan exigente y laboriosa en su mcd10
cual es el arte de la pintura; pero dentro del programa que nos
hemos trazado no entra el intento de tronchar en botón la
planta que, por un acaso extraordinario, apenas comienza á
crecer en un erial en medio de la indiferencia, cuando no de la
poca benevolencia de nuestros semejantes.
)(
MEMORIAS
aobre el origen, causas y progreso de las desavenencias entre el Presidente
de la Repllblica de Colombia, Simón Bolivar, y el Vicepresidente de la misma,
Francisco de P. Santander, escritas por un colombiano en 1829
(Continuación)
Creyéronse, y no sin razón, vencedo:es los par.tidarios
de Bolívar, que usaron vilmente de su tnunfo. Su msol.encia
era insoportable á los patriotas amantes de la Constttución.
Por todas partes sufrían desprecios y vejaciones. Los
militares fieles á las leyes, que no pudieron ser ganado con
ascensos y halagos, recibieron sus letras de retiro ó sus
licencias absolutas; los cuerpos que no habían abrazado la
causa de Bolívar, fueron trasladados á otros puntos ó reformados;
varios empleados civiles y de hacienda que se
habían mantenido fieles en derredor del Gobierno legítimo,
quedaron suspensos de sus destinos, ó tuvieron que :enunciarlos.
Por dondequiera se sentía el efecto de un Sistema
contraído á remover los obstáculos que podían entorpecer
los consabidos proyectos, á castigar la lealtad á las leyes,
á ganar prosélitos y á preparar las escenas del año de 1828.
Esta conducta justificó plenamente las opiniones de aquellos
Senadores que habían votado por la admisión de la
renuncia de Bolívar, y los pronósticos de los e&critores liberales:
unos y otros habían dicho que un hombre que y á
había consignado en un documento público una fe política
del todo contraria á la de los colomhianos, escrita en la
Constitución, era imposible que la cambiase, viéndose dueño
de la fuerza armada, y con poder de disponer á su beneplácito
de todos los destinos p ' blicos. El ( m se} .le
Gobierno quedó á di posición del Presidente. antanc.ler
fue citado á él muy rara vez, y sólo cuando los asuntos que
se ponian en discusión eran poco interesantes. A este desaire,
que tocaba inmediatamente á la Constitución, Bolívar
añadió el de no invitarlo á concurrir á varios convites de
etiqueta que dio en su quinta. Los oficiales de la nueva
guarnición que ·puso Bolívar en la capital, se abstuvieron
de visitarlo ó presentársele como al segundo Magistrado
de la República. Los periódicos de Caracas, Cartagena y
Guayaquil prosiguieron injuriándote con un encarnizamiento
de que no hay ejemplar. Toda persona adherida con
calor á las ideas de Bolívar le miraba con desdén y aun
con ojo amenazador. No podía disfrazarse el odio que le
profesaban por su lealtad á las leyes y á sus juramentos.
En medio de tánto satélite del poder absoluto, no se había
extinguido todavía la firmeza patriótica de los escritores
athantes de la libertad. Alzaron su voz dolorida, y revelaron
á la N ación todos los pasos que se daban en Bogotá
para despojarla de sus libertades. A estos esfuerzos de almas
verdaderamente republicanas, unieron los suyos algunos
jóvenes exaltados é imprudentes, que escribieron con
hiel varios folletos contra las providencias del Gobierno y
los ambiciosos proyectos de Bolívar. Éste se irritó en demasía,
rompió los impresos, los pisó y prorrumpió en amenazas
contra cuantos se ocupasen en criticar al Gobierno,
y particularmente contra Santander á quien suponía cómplice.
N o paró en eso sólo, sino que para vengarse hizo
enviar á su edecán O'Leary y envió él mismo las más negras
é indecentes invectivas contra el Vicepresidente. El
respetable doctor Azuero fue públicamerate estropeado por
un Oficial del Estado Mayor del Presidente, de cuya im punidad
se hizo descarado alarde. Poco de. pué:; lo volvió
á ser por un extranjero paniaguado -de Bolívar, que recibió
en recompensa el empleo de Oficial Mayor de la Secretaría
de !<..elaciones Exteriores, con previo despojo del propieta.rio.
Y á no había justicia para lo que eran notado de enemigos
de las ideas de Bolívar, ni se incurría en delito sino
cuando se obraba en sentido contrario. El perjurio era Jla •
mado lealtad; la traición á sus deberes, patriotismo; el a01of
á l libertades, facción; la oposición á que se levantase u
poder bsoluto, ingratitud al Libertador; y el deseo de con
servar la. onstitución se denominaba intereses privados
ambición. Toda revolución popular ó militar, dirigida á
ensanchar los límites del poder, se aplaudía, y aun se recompensaba.
Todo acto contraído á reclamar Jos derechos
de la N ación, era tratado de rebelión. Los partidarios de
Bolfvar podían delinquir impunemente; los del partido
constitucional no podían ni hablar de sus libertades. Vióse
al Subteniente Miranda matar en un desafio al Cónsul general
qe Holanda, y ser auxiliado con un pasaporte para
que se fugase, y poco después promovido á su inmediato
ascenso. Vióse también al General Córdoba cometer un
homicidio en Popayán, y obtener del Consejo de guerra de
Generales la más completa absolución. Escribir calumnias
contra Santander era un mérito distinguido, que no quedaba
sin retribución. Vilipendiar el sistema constitucional,
y promover la concesión del mando absoluto á Bolívar, era.
la mejor prueba de patrioti~mo que podía darse. Hombres
conocidos por enemigos de la independencia americana.
merecieron el aprecio y distinciones de Bolívar sólo porque
habían abrazado su partido con calor, en tanto que patnotas
antiguos y beneméritos fueron menospreciados sólo
porque sus opiniones no estaban acordes con las del Presidente.
Tal era el estado de nuestra patria querida después
de haberse encargado Bolívar de la Presidencia de Colombia.
( Cmtinttará ).
)(
• • • Est á y á en la encuadernación el elegante volumen
de Clúspazos de Castor y PólL ,, que con tán:a
ansiedad e .t ,_ra el público á pesar de ::;aber de memoria
la mayor parte de aq Jlo <; que han parecido é El
Rayo X. Debemos á la amabi ~ :~ad de sus autores,
nuestros queridos amigos Jorge Pombo y Clímaco
Soto Borda, el poder hoy obsequiar á los lectores ce
la REVI TA con el"siguiente artículo de Fray Cand-il,
que sirve de Prólogo al libro;
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
kEVISTA lL USTRADA 111
LOS autores de Chispazos, Castor y Pólux (de la constelación
de Géminis) no presumen de epigramatarios
ni de satíricos. Sus chispazos vienen á ser como 1touvelles tÍ la
main en verso, escritos a u jottr le jour, como se traza un mo1w
sobre el mármol de la mesa de un café, sin maldita la pretensión
de que pase á la posteridad.
¿Hacen bien Castor y Pólux en reproducir en volumen lo
que fue escrito para el periódico, muchas veces quizá para llenar
un hueco de ese tonel sin fondo? Creo que sí.
Algunos de esos chispazos reúnen las condiciones que exige
Iriarte para el epigrama:
''A la abeja .'iemejante,
para que cause plaur,
d epigrama ha de ser
pequázo, dulce y punzante."
El ingenio de Castor y Pólux, especie de hermanos Goncourt
festivos, es esencialmente español. No ven lo cómico en
el contraste de las apariencias, en lo burlesco que late en el
fondo de muchas cosas; lo ven en el juego de las palabras, en
el quid pro r¡uo ./ en suma, ven lo cómico como solía verlo Teodoro
de Banville {recuérdense sus Odasfunambttlescas).
El ingenio español propende
más á lo festivo
que á lo satírico. Casi
todo Quevedo está plagado
de retruécanos, de
saltos de trampolín, de
burlas epidérmicas, y de
chistes verdes; á la inversa
de Fígaro, cuya sátira,
amarga y punzante,
va derecha al corazón de
las miserias y ridiculeces
humanas. El español ríe
á carcajadas de lo cómico
externo, mejor diría,
de lo bufo; por ejemplo,
de un jorobado de un
tuerto, de un equívoco
obsceno; la ironía griega,
asteísmo, el humor inglés,
que consiste las más veces
en decir con la seriedad
de un colchón las cosas
más reideras, apenas
si se hallan en tal cual
escritor, en V aJera, pongo
JoRGE PoMBO por caso. La sal en grano
es muy del paladar de
(De Fol. ele E perón). nuestra raza, eminente-mente
plástica. En casi
ninguna lengua existe vocabulario más pintoresco para expresar
indecencias y cochoneries que en castellano. Lo que prueba
que la índole de nuestra imaginación, algo rabelesca, gusta sobremanera
de lo grotesco y sensual.
Acaso se deba) en parte, esta afición desmedida por lo
sucio y picaresco, á la educación que se nos da. Nuestra inteligencia,
no habituada al análisis, ve las cosas en globo, no
pára mientes en los matices, en relaciones secretas que el ojo
crítico descubre entre las cosas al parecer más discordes. Un
regüeldo ú otro ruido semejante desternilla de risa á un hombre
del pueblo, á un rústico, al paso que desagrada á un hombre
fino y culto.
El Museo epigramático y otros libros análogos están llenos
de picardihuelas, graciosamente versificadas. Y con todo, nos
asustamos de la brutalidad de un Zola, del sensualismo de un
Maupassant y de las complicaciones mórbidas de un Bourget.
Hipocresía manifiesta, cuyas raíces hay que buscar también en
la educación que recibim0s.
• 11- *
Los Chispazos de Castor y Pólux hacen reír aun á aquellos
para quienes la vida viene á ser algo así como un. diario de sesiones
ó una gaceta oficial. N o todo ha de ser senedad de asno;
entre los que ríen espontáneamente y los que lloran como Jeremías
de teatro, opto por los primeros. La risa es un fenómeno
fisiológico que revela salud y cierta superioridad mental. Los enfermos,
los hastiados y los animales no ríen ; pero entendámonos:
el reír á tontas y á locas es signo de imbecilidad; el reír
discreta y oportunamente, de viveza de ingenio.
Este siglo ríe poco; tiene muchas preocupaciones, está muy
recargado de análisis y de saber, y cuando se piensa hondo,
francamente, no dan ganas de reír, ó de reír como reían los antiguos
sardos al ser quemados vivos. Entonces se ve el fondo
triste de la vida, la inutilidad de todo esfuerzo, y el espíritu se
anubarra y los ojos se humedecen._ ..
¡Reír ! Es una ex-pansión,
un gasto de
energía sobrante de las
com pi exion es nerviosas
favorecidas por la naturaleza.
Castor y Pó-
1 ux son dos buenos ingenios
colombianos
que saben esgrimir con
donaire el arco de la
burla alegre.
En América se ríe
poco, y tal vez hallaríamos
la razón de seriedad
semejante en la
herencia de los conquistadores.
Entrenesotros
casi no hay satíricos
ni poetas festivos
á lo Vital Aza. Me permito
dar á mis amigo
los autores de Chispazos
un consejo: que
empleen su feliz ingenio
en algo menos efímero,
puesto que tienen
sobradas fuerzas
para ello. CLÍMACO OTO BORDA
[De r'ot. de Duperly). Recomiendo que se
lean Chi>pazosJ· pero
por favor, que no sal-gan
imitadores. El chispazo e engendro exclusivo de Castor
y Pólux, e mo la Dolora, de Campoamor. ¿Hay algo
más cursi que esos imitadores del poeta del "Tren Expreso?"
FRAY CANDIL
Bogotá Octubre 22 de 1898
--~--
DESCRIPCIÓN
DE LA ESPADA DE LA CUAL SE VE UNA PARTE • .EN 'EL
GRABADO DE LA PÁGINA 103
La empuñadura es de oro macizo, la cubierta de plata, grabada
á estilo morisco; el fondo, adamasquinado en oro; las extremidades
son de oro primorosamente cincelado; la hoja es
una lámina damasquina, incrustada de oro, y lleva esta inscripción:
El Congreso de la Nueva Grtmada al
Getural Tomás C. de Mosquera.
El centro del puño está ocupado · por un guerrero que
humilla bajo sus plantas al monstruo de la anarquía; el lado
opuesto lo ocupa una Minerva. Las armas de la República se
ostentan en el centro de la concha y en sus lados se hallan la
Repúbtica y la Fama. Los tres colores de la bandera nacional
están representados por un rubí, un zafiro y un topacio del Brasil;
adornan el centro del guarda-mano y forman corno un pedestal
á la Ht'storia, que de pie sostiene en la una mano un
buril y apoya la otra sobre una lámina de bronce en donde se
ven los nombres de tres batallas ganadas por el General: Huilquipamba,
Aratoca y Tescua. El león y la serpiente, colocados
en las extremidades del guardamano, son á su vez los símbolos
de la fuerza y de la prudencia.· Sobre los bordes de la concha
se encuent~an dos genios: el de la Paz y el de la Guerra J.
cuatro gemos llevan sobre un escudo las armas del guerrero
que adornan el pomo.
La espada fue hecha en los talleres de los señores Ch.
Clzristojle et L. Rouve1tat de Paris, rue de Botzdy, ttúmero 52,
en virtud de Decreto Legislativo de 7 de Mayo de 1841.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1' F:VTSTA ILUSTRADÁ
LITERATURA
LA TUMBA
figura 1 '! rep:e enta el delantal cortado con la tela en doble; la figura 2:\ la del peto
c~:>rtado tambtén, en ~ob!e; la figura 3~ repr enta la hombrera que va á unirse á la
tntura por detra . El cmturón e nna encilla handa de tela de hilo que e abrocha
por detrás. '
A ¡Jfáximi!iano Grillo.
I RÓNICO á los genios de la vida
.Les fo;muló el Destino esta pregunta:
~¿Que es lo que más aterra de la muerte,
Mitad del delantal. En un rectángulo A, B, , D, de 85 centímetro de ancho
p_or 39 de alto; de B á D, á 2 centímetro , se coloca el punto E; de B á A, á 11 centJmetros,
.coloca~ el punto F, reunir E con F p r una línea cóncava, alejándose de la
recta medw _centunetro; de. á A, á 26 centímetro , colocar el punto , reunir G con
F por una lmea recta, reumr G con por una línea convexa, alejáñdo. e de la recta
Qué lo más espantoso de la tumba?
- Oh ! su fealdad horrible y sus gusanos
Contestó suspirando la Hermosura.
- Su absoluta miseria, la Opulencia·
- Su indiscutible realidad, la Duda.
-Es su silencio! dijo la Alegría.
La Niñez murmuró: - u sombra oscura.
Y la triste Vejez: -Ay ! es el frío
De esa noche polar que la circunda.
- Es ~u eterna quietud, dijo el Trabajo.
Su soledad, su soledad, sin duda,
Gritó la juventud.-Nó, su secreto,
Dijo la Ciencia, que de mí se burla.
Y un pobre bardo soñador de gloria,
Desde un rincón clamó con amargura:
- ¡El ol ido, señores, el olvido
Es lo más espantoso de la tumba!
DOLFO LE N GOMEZ
--~-BELLAS
ARTES
Y..Á tn prensa e te núm ro de la REVLTA,
tuvimos el honor de er llamado p r el
s ñ r Rector de la Escuela d~ B llas Arte á
formar parte del Jurado cal1ficador del Concur:
o anual d 1 pre ·ente año en unión de los
Profe ·ore. de la Escuela y de lo. di tinguido
· artista Ricardo cebedo Berna! y Ri-ard
Moro .
Hemos de ocuparno de pué en e, te
asunto con mayor d t nción · entretant mformaremo
·umariamente á nu :tro le
tore. del re ultado general.
Clase de dibujo. Ba tante on urrida en
presente año y muy :atisfactorio re ullado,
principalmente en la primera ección.-Clase
de pintura. En el período de diez at1os
que hace que seguim , con atenc1ón los oncurso
de aquella clase no e ha pre ·entado
por primera vez un certamen ati "factorio;
cuando no e peca por el colorido e
peca por el dibujo. Justo e hac r constar
que la perfecta ejecución de una academia
es tema difíc1l que requiere mucha inteli-gencia
y perseverante estudios. Se calificaron tre academias:
Escultura. Cuatro concurrente_s; uno de ellos presenta
una cabeza d~ preciosa niña, bastante bien ejecutada.
Ornamentación. La primera ección de este concurso, muy
buena, como de costumbre.- Grabado en madera. o hubo
en este a~o ningún alumno ba tante fuerte para interpretar
de fotografía. Se nos pre entaron varios tra porte· entre
los cuales uno ó do ba tante atisfactorios.
En las cla e· de Dibujo ArquitectÓNico y en la de Litografía
no hubo con ur o, sino una expo ición de la obra
ejecutadas por los alumno durante el año. En la primera
hay un alumno que graba yá letra ingle a, y en la egunda,
un dibujante bastante adelantado.
)(
REVISTA DE LA MODA
Delantal elegante.
EL patrón de delantal que ofrecemos hoy á nue tra lectora puede
hacer ·e de mu elina de eda cambiante ó en sumhs, e tá
adornado con volante orlado de un encaje fino que rodea el delantal
y las hombreras; las esquinas del peto y la del delantal están a ·eguradas
con lazos de cinta que armonicen con el color del delantal. La
un centímetro, E á
del rectángulo.
por una línea recta siguiendo la línea B
Peto dd ddanlal. En un rectángulo , B, ·, D, de 44 centímetros
de alto p r 28 de ancho · de B á , á 7 centímetros, ·e coloca el pu'nto
E de A á • á 17 centímetro colocar el punto F, reunir E á F por una
línea ligeramente cónca a; de B á D, á 7 centímetro ·, colocar el punto
G, r unir G á C por una línea cóncava al jándose de la recta cuatro
centímetros, reunir e á F por una línea recta iguiendo la línea del
rectángulo E á B, por una línea r~cta y B á · por una línea recta si guiendo
la línea. B D y A C del rectángulo.
IIombreras. En un rectángulo A, B, , D, de 52 centímetro de
alto por rs de ancho; de á B, á 2 centímetro., colocar el punto E;
reunir A con E, por una linea recta, . iguiendo la línea del rectángulo,
de B hacia D, á 15 centímetro , colocar el punto F, reunir E á F por
una línea cóncava alciánclosc de la recta 2 centímetros, de e hacia D,
á un centímetro y medio colocar el punto G, reunir F con A por una
línea cóncava que e alejad~ la recta 4 centímetro. hacia F; e con A
por una línea recta siguiendo la del rectángulo y G á e por una línea
igualmente recta.
BERTHE
Todos los mode]os aquí descritos, pueden ser ejecutados
por M adame Poiricr, Casa Víctor Huard) C ~' 1 ~ Calle Real,
núm ro 245.
SamtJ~r .11-./aliz -Bog-otá.
Citación recomendada (normas APA)
"Revista Ilustrada: crónica, ciencias, artes, literatura, historia - N. 7", -:-, 1898. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686811/), el día 2025-11-09.
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