REPUBLICA DE COLOMBIA
Directores: R. ESPINOSA GUZMAN- F. RIVAS FRADE
Bogo~a, a6bndo 24- de Oc~nbre de 19 O 3 NÚuu>ro 1~
LA AG-EN""OIA
DE
FEDERICO RIVAS FRADE
OGADO, .AGE.1: l.'E Y MI IONISTA..
ogotá, Oa,·,·e-;·a 7~, números 5..;J6 y
5-.. , 3~ Oalle Real . .A.pa>·tado de
orreos, 481-Di,·ección. por cable
y por telég'rafo : F RA..D .J!1.
e hace cargo de juicios ci iles de
tayor cuantia ante la Corte upr roa
e Justicia, el Tribunal Superior de
undinamarca y los Juzgados de Bootá,
Facatativá. y Zipaquirá.
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olicitud y cobro de pensiones,_ re-
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1m ente las provenientes de e mrósti
tos, suministros y expropiaciones
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nto y administración de fincas
fces.
onsecución y colocación de dinero á
rés sobre firma, prenda hipot~ca.
ompra. y venta de docum ntos de
r dito público.
Compra y venta ele letras y moe(
las.
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anco y Compañías anónimas.
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ago de derechos de import ción,
etes y ac rreos. .
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semo ient s.
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6 muebles que se le consigo pat·a.
realización.
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guna cotnisión que no haya sido inscrita
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paaa.do 1 comisión correspondiente.
L s recia acion s por acciones
de guerr tán especialmente á. cargo u J.i d rico ivas • rad 7 Fiscal que
fue de la 001nisión de Suministros
Empréstitos y Expropiaciones dur nte
och ños.
OEITE DE OOMER, único puro que hay en la ciudad, de los oliv -
res d Leiv . De venta donde RESTREPO ER ANO .
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RAMO N R. CALDERO.r ~
AGENTE JJE NEGC>CIC>$ Y CC>UI$TC>NI$TA
Bogotá, calle 14, número 130- Telégrafo : NORMA
visa t: u llouorable clientela que seguirá ocupándose del despaebo
de carga de exportación y de todos los negocio que agenciaba la
extinguida Casa de Lara, Calderón & O~
~ ·:
~ vi :unos • 1 piiblico r¡u hemos restablecido J .. ~ fá bri ·a d todA ·la . de
~ ARTICtJLRIO
que te u U lO ·o ninguno. A
las tres encontrará usted en casa
á papá para que arregle todo con
él; ya está advertido .... Oonffo
en su noble corazón. __ . Mi simpatía
no puede engañarme .. _. Mi
franqueza es prenda de felicidad
para usted ... _ . • ¿ Lo hará usted!
-Si, lo hago. . . . lo hago hoy
mismo. A las tres salgo de aquí. ....
En efecto, á las tre salió mi
amigo en· el tren de La Sabana con
dirección á SU hacienda de U'l.,,aSverdes,
de donde no olverá hasta
que haya tomado el hábito la
dama que lo pretende.
Y ahí es nada este ca o de confianza
feminista; conozco otro aún
más fuerte y que prueba bien
como sucede con la resistencia d~
las líneas curvas, cuánta es la
energía de nuestras damas de talle
flexible y cur a arrib y atrá y
adelante. éranse que s eran
dos primorosas e icas, enamoradas
ambas del mis o galán, ue naturalmente
no quiere ca arse sino
con una de ella y tiene todo listo
para dar pronto el salto mortal en
la cuerda del matrimonio .. _
De pronto se encuentran en la
Oalle eal. La afortunada, baja
los ojos y quiere pasar modestamente
; la otra, la que el matrimonio
del galán sulfura, ve diablos
ensillados al ver á su rival, y
en voz baja, guardandú siempre la
compostura aparente de su alcurnia,
le suelta de paso palabritas
menudas, desde camarón hasta
caimán, en los insultos de la fauna,
1 desde coqueta basta mal
¡)acida en los del reino vejetal, ó
ean erduras. _ ... _ El chubasco
pasa rápido, cada cual sigue su
camino, queda comprobada una
ez má la resistencia de las curvas
femeninas y .•. _ por encima de
todo, se verifica luégo el matrimonio;
la fiesta es espléndida, asisto
gustoso y si no lo evitan los perros
de ño·r Garzón, de :fijo que les traigo
á mis lectores su pedazo de b. ?.cocho
de novia, como se lo habría
traído, si á ellas me hubieran invitado,
de las bodas de D. Oarlos
Fonnegra con la Srita. Mercedes
Tama o; de D. Guillermo Oamacho
con la Srita. Isabel Montoya, y
de D. F. Oarlos Ohild con la Srita.
Elisa Dávila, simpáticas parejas
de nue tra sociedad elegante, que
hac unido su suerte en los últimos
días con e 1 lazo de :B.o res del
matrimonio. Ojalá la luzcan siempre
frescas y lozanas.
r ba ta de charla.
- ~-
CAMPAÑA CORTA
Ptu.· .Burtque OJaya H.
Las notas vibr ntes y crist lina
de un oluptuoso a.ls temblaban en
la. a.tm6 fera, mezclándose con la Yi a
1
claridad de las ujía y el perfume
de las flore , formando un ambien-
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LA GRUTA 163
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te uaYe y ct.lido qu en
animada par ja . na franca. alegría
y una encantador xpansi6n
reinaba entre lo in itado , como i
un hilo de mi terio a. impatía lo
uniera en aquella noche.
Lo labio purpurino · de la da.
roa e entreabrían sonriente , dejando
ver sus blanca y menudas denta.
dura , ientr u u chispea te
ojos se leí n las emocione desperta.
da por la triple oluptuo idad de la
mú ica, lo perfumes y el baile.
En un saloncito, adornado de blan.
ca margarit , uoa pareja, fatigad
probablemente por el val o tenía
a ni macla con ver ación.
-Alberto, decía la dama, diri.
gi 'ndose á u compañero--un joven.
de veinticuatro año de edad, ojos y
cabello negro , despejada frente y
mirada expre iva-i qué dice usted '?
i Acaso he dado motivo alguno par
qu dud del inmenso cariño que le
t ngo?...... .,. al decir e to, fijaba en
'l In. mirada de us grande ojos azu.
le , impregnados de rar dulzura .....
Y in embargo, no lo autorizo á pe.
dir mi mano . . . . . :r uestr uni6n s
imposible ..... .
ln observ· dor per picaz habría
notado en el fondo de su acento dul.
ce y acarici dor, cierto impercep ible
tinte de ironía, algo como rencor de
odio en lucha co la fruicion d l
amor ..... .
-i m lo dice u ted, Bertild ?
dijo Alberto con amargo acento. M •
jor que yo, ah u te el poderoso
mo ivo CfU me induce á tom r una
re olución definitiva. Do caminos
m qued n : el uno acaba de cerr rlo
u ed por u propia oluntad; to aré
el otro y bu car" el ol ido, lejo ,
mnJ' 1 jos de todo lo qu pu da recordarine
lo día en que creí llegar
á ·er feliz á u lado. La ardiente pasi
'u qu he eutido por usted, me
estrecha en sus br zos d fuego y me
ahoaa. Ah : or qu,; 1 conocí 1
, 1 anw ...... .
ert.ild , pr sa de ago temor,
ugad por la variada emocio-u
que cor zón exp rimentab·
n aquel momento, no abía c6n1o
re pond r á n namora lo aalán y
auard 6 il ncio. 0
'
- í, B rtil a, u ted u o puede, no
d be dud r un solo instante de mi
amor. Bi u abe que todo lo daría
gu to o en en. bio d un ligera esperanza
de que alg ún dí u ted será
mía ~ E to e cuanto anhelo ; la id a
fija y con tnnte qu palpita en
cerebro:
- ro u o ~, añadió con oz con m o.
ida, i la vida es un bi {n 6 un mal ·
i en 1 fondo d todo hemo de n~
contrnr una d silusi6n, nu desencanto
y u nue o dolor: ... En mi horas
de reftexi6n, cuando concentrándome
en í mi mo analizo fríament mi
ida y mi acto , y peso en la balan.
za del análi i la suma de felicidad
la suma d e dolor que, por ley in e ludibl
, m ha tocado en uerte, iento
un oleada. d infinita amaraura qu
sube de mi corazón y lle a frío, mucho
frío á mi alma !
H bía n la oz del jo elJ tan
houda mel a u colía y tan inm nsa t ri .
teza, que su palabra conmovieron
lo má rec6ndito pliegues de e co.
r az6 u que hacía . upr mo e fuerzotS
para u t ra r e á la dulce embria.
g uez de una pa i 'o que e-n ano quer
ía rechazar ~
hermosa porman ci6 pen a t i' a
ilencio a. na. ol ada. de teruura
urgi6 d todo u s 'r, con1o un hálito
ol1ptuoso que oprimió u aarganta
v la euvol i6 en una at 16 fera extraña
y acarici dora ; quizá h bría
dado la palabra d ead , i en e e
rnomento no t rroina 1 mt' ic
llegan al a.loncito varias p rej y
ntre ella una amiga d su familia.
que t nía en r mano 1 empre a de
en arla con el cab llero que )a con.
ucía, u ho bre de r e0 ul l' ad,
muy pagado d n p 1 on , qu lu.
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64 LA GBVTA
cía en el ojal de la 1 ita una descomunal
crisastema.
-Bertilda., dijo la dama, el General
Piedras me ha comisionado para
pedirte q 1e, i lo ti ne á bien, bailes
con '1 el pr6.~imo al ; por upuesto
i el e ba.llero da su permi o,
agregó saludando á lberto con mal
d · im lada ironía.
- o lo necesita, señora, respondió
'ste, por cuyo ro tro pa ó co1no
rayo un ligero extrernecimi nto ner-vioso.
Preci amente presentabaáBertilda
mi excu as por tener que abandonar,
bien á mi pesar, u agradable
compafiía, pero un imperioso deber
me llama á otra parte.
Y al decir e to interrogó á Bertilda
con mirada tri te y apa ionada,
como buscando en ella u úl i rna e -
perauza de salud. Ella, ó no loco -
pre dió ó no quiso comprenderlo,
pues se a.pre uró á co testar :
-rTo tengo incon enien e en b i-
1 r con 1 Geuer 1 y le doy las gra.
cias por la distinción que me hace,
tanto mayor cuando hay en el alón
gentiles y lindas pareja .
Alberto palideció, y con oz que
e vano trat6 de mostrar ranquila,
se de pidió y abandonó aquella casa
á donde tal vez no olvcría jamás !
Receloso el Geuer 1 de tan fría des.
pedida, preguntó á Bertilda :
-¿Qué moti a la partida de e e
cab U ero acaso stá disgu tado .. . ó
será una falsa retirada?
- e engafia usted, General. Sólo
el inter's político lo mue e. Tenemos
aspiracione opuestas : Alberto
s partidario de la r voluci6n y yo
detesto de ella, como u ted y como
todos en casa. ; hemo discu ido y nos
separa un bi mo; j má podremo
ntendernos, ahora meno , que va.
á reunirse n el BoaTding Jlouse con
algunos migos para. encamin rse á
su camp mento, que e·, egún cr o,
lo q e él más de ea, agregó candorosamente!
-Ah. con que esta ocbe m rcha?
-Sí, contest6 Bertilda ; eso me ha.
dicho, al menos, en el cur o de la dis.
cu i6n.
En e te momento comenzó el als.
Mientras preludiaban la introducción,
una repentina idea cruz6 el cerebro
del General y pidi6 permiso á su
pareja par alir en busc de su
guantes, que había ol idado. Sac6
inmediatamente una tarjeta, e cribi6
en ella algunas línea , llamó á su ordenanza
y le dijo :
- Tótna, e11tr 'ga e to en el 1i is-tcrio.
E urgente ....... . . Que te des -
pachen con cuanto necesites, y cúmple
la comisión como bien sabes ha
cerlo ...... N o te pesará.
El vals rompió en un raudal dt:l
perlada notas, y el General, ciñendo
el flexible talle de su hermosa compafiera,
pronto se mezcló en 1 tor .
bellino de la d nza.
~
~
Apenas Alberto salió de aquel la
reunión, se dirigió al lugar de 1 cita,
en donde lo esperaban sus a igos
con iva ansiedad.
Esta ha decidido. Partiría. Soy joven,
se decía; iré á. ayudar á m is co·
partidarios, que en de igual lucha
defienden mis ideales. Pero, i cómo
hacer 1 i Qué medida. emplear para
llevar á cabo esta idea salvadora. t
- Sí ; partir, decía; será lo único
que pondrá remedio á. tá.ntas y tan
acib radas decepciones! ... · . ..
Sufriré . . .. . . siendo presa de la máa
horrible desesperación.
Ella estaba. allí. ..... á cada mo.
mento se le aparecía, má bella y he.
chicera que nunca 1
Quería odiarla . ... .. arrojar su re.
cuerdo en las teuebrosidade del ol-ido
...... Mas, i. cómo odiar á la que
tánto se ama ~
odo lo que l rodeab parecíale
indeciso. . .. . . ago. L mirada de
sus ami 0 os las eía provocativa ... .. .
sarcá tica u cerebro era. un
e o .
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LA GRUTA 1 5
. 1
¿A qué lugar, á. qué punto dirigir
u mirad ? i. En d6nde fijar los
jos, en lo que relampagne ba el
encor, que como t 1pe tad sacu ía
n e píri u desolado ?
Apenas reunidos confidencialm n.
e los tres amigo , diéronse pri a n
hacer los preparati o , pue d hería
. tar esperándolos el guía. que iba. á
conducirlos.
Noche serena. La p tn Has re•
corrían en todas direccione la conao
calle d 1 ciuda. . Ape as se
lcanzaban á di ti guir aquí y allá
los focos de la. luz iocande cen , que
eme jan got d oro álido rroja-
1 s sobre el iumcn o manto de la
noche.
e pronto
1n nte una d la calle d 1 ciudad
1 .Aguila N gra y e cr ían fnéra.
e todo peligro, cua do al doblar la
quina. divisaron una escolta. que
traía recluta ..... Retroc ieron y se
preta.ron en el hueco de una puerta..
-Vol va m o , dijo uno e ellos.
-.L:r6, conte tó Alberto con ente.
r za. E témonos aquí, que puede sueder
que no nos Yean y sigan de
l rgo su camino.
-Silencio !, ahí llegan, a~reg6.
La escolta e detn o en la. esquiJ
a ; ellos se e recharon aún tná con.
ra la puerta., conteniendo 1 l·espiaci6n.
Los oldado cuc ichearon algo,
·acilaron sobre 1· dhecci6n que de.
ían tomar y e alej ron de lo fuuro
guerrill ro . a o curi ad los
al aba ta vez.
Al oriente de la. ciud d, al pie
de las colina que In circundan por
aquel lado, y ocultos tras el boscaje
que crece á. orilla del rumoroso n
Crist6bal,(n e tro amigo· e peraban,
ansiosos, á. que llegara 1 guía que
d bía conducirlos. La. pálida Reina
de la noche, esplendente y bella, recorría
con pa o tar o y grave 1 combo
y estrellado cielo, y era testigo
mudo y fiel d los sombríos pensa.
mientas que aleteaban e torno de
aquellos cerebros j6 enes que comenza.
b n á. gustar los amargos in.
sabores de la ida l Felizmente lleg6
el guía esperado, y la cara ana. se
puso en marcha ; cautelosamen e
atravesaron el río por su parte orien.
tal y tomaron confiados el ca. mi o
que conduce á la pobla.ci6n de Cbi.
paqu.
Los primeros albores de la maña.
na mpezaban á. di ipar la tinieblas
y ya la e trellas bían huido cuan.
do llegaron á las primera casas de
la pobla.ci6n.
Como le ra imposible viajar du-r
nte el día á. causa de estar invad i
da aquella reaión por las fuerzas
del Gobierno, determinaron pedir
hospitalidad en casa de u amiuo
que vi ía, por entonces, eu ese lu.
gar, y esperar á. que llegara la no.
che, par continuar su marcha. Bien
pronto llegaron frente á. la morada
que bnscn.ban, y una ez allí, atendí.
do galantemente por el duefío de ca a,
descansaron d la fa iga. que los ago.
biaba, diero ca po á. que el guía
saliera á inspeccionar la localidad y,
en vista. de la situaci6n del enemigo,
esc.ogiera el camino que debían se.
guu.
El tañido melanc6lico y 1 úgubre
de las campanas del lugar, le anun.
ció que la hora. propicia para partir
había llegado y, sin e barC1'o, el
C1'UÍa no parecí ..... Alberto, más impaciente
qne us compañeros, sa.li6 á
la puerta de 1(1, casa creyendo b er
sentido ruido de pasos ; 1 Dlá pro.
fundo ile cio reinaba en la pobla..
ci6n ;tdespejado el cielo y ereuo,
par cía burlar e de quel cerebro
caldeado por la. torturante idea de
seguir adelant ; grue os y 0 ra des
nubarroue empezaba á agrup rse
1 oriente de la poblaci6n ; todo par
cía e erfect ol da , cua do dé
pronto io apar cer un ombre que
se dirigi6 re ueltamente al sitio que
ocnpaba. Lleno de alebría llam6 á
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1
66 LA GRUTA
us compañeros creyendo u e lleg - -¡La Re11olución! contest6 el jo.
bn. la hora de partir, y no fue poca en con alegre voz, eauro de hallar.
u sorpre a al ver qu quien llega a se u medio e los u os· y al oír e
no era su e perado • uía ino otro e ta re p est , natur l y obligada,
individuo que le dijo : de pué del modo co o había sido
-Comisionado por el guía qu contestado el primer arito, oy6 un
hasta aquí le ha traído y que e ha dese rga cerrada, cuyo humo n ol
devuelto á conducir á Bogotá parte vi6 á lo vi jero , á ln. vez que uu
de los pliegos que yo traía, e1.go :i huracán de plomo pa 6 ilba do fu.
indicarles el camino seguro ara lle. riosa.mente obr ellos.
ga.r á Monte Redondo. Una vez allí, -¡ os han endido ~ exclamó Al.
regresaré á entregar lo que traigo berto con indescriptibl , cento . ¡ Hu.
para Soacba ; véanlos u ted yan ~ y lle á.ndo e la mano al pe.
La duda brot6 en el alma. de aque.. cho, gir6 sobro í ismo y cay6 do
llos valientes, pero el nuevo guía bruce en medio del camino, atrave.
dio tantas muestras de su buena fe, sado por dos mortal b la~os.
corroborada por el origen aut'ntiro Sus compañero , compr ndiendo
de loR pliegos de que se decía con- que toda resistencia era inútil y que
ductor, que resolvieron seguirlo y, er una temeridad tratar de rescatar
venciendo todo temor, se pusieron en á su desgraciado amigo, descendiero
marcha. veloz1nente, no sin qu un nutrido
Al amanecer del día siguiente, ex- tiroteo le pusiera e peligro de de .
tenuados por el hambre y la fatiga jar la vida n n1 no de aquella traidel
viaje por terreno quebrado y des- dora. avanzada.
conocido, en que cada árbol parece Entretanto los sold do rodeaban
uu enemigo y cada movediza sombra el cuerpo de Alberto, y e in u itaun
peligro, creían llegar al ansiado da crueldad celeraban st. agonía,
término de su iaje ; llenos de ar- ensayando e aquel cuerpo indefeuso
dor y confianza trepaban por el ca - ' y moribundo 1 filo do sus ·h t
mino tor uo o y quebrado que á Los y la punta de u bayoneta :
Pu~nt~ conduce, cuando ya, al coro. Cuando toda la an re qu animanar
la altura, divis6 Alberto el cañ6n ba á aquel h "roe s li6 ;por us h ride
un fusil que brillaba co los pri- das y tiñó de rojo la piedras del en.
meros rayos del ol. e detuYo é in te- mino que había sido su Cal ario, la
rrog6 al guía: muerte bes6 la pálida. frente del jo-
-Debe - una avanzada. miga ven mártir ...... y entonce , dos ol -
contest6, y dando muestra de ah o. , dado , despué ele de. uuda.rlo, arra ·
luta confianza y angre fría, lanz6 al traron el cadáver por lo pi · S lo
aire un estentóreo grito:- Viva la ¡ jaron en una hondonada á 1 er
Revolución !-que repercutió legre del e mino, p ra que sir iera de fe -
por toda la montaña y fue contesta . 1 tín á las ave negra , pobladoras del
do con otro semejante por la avan. espacio .
zada oculta en lo alto de la cue ta. . Después, examinar lo papel
Alberto se puso á la cabeza de sus encontrados al muerto, con enci.
amigos y a.vanzó, lleno de felicidad, o ~ de que habían ultimado al va.
sin preocuparse má por el g ía, que leroso .Alberto Terrados xclam6 go-e
escurri6 por la falda del e mino, zoso el Jefe de la escolta: 1 General
hasta. tropezar con un ,rupo de quin. Piedra puede d can ~ r tranquilo ;
ce hombres, ispue to en línea de su odiado ri ~al no ol Terá á tra ebat
lla, que los e peraban con los ri- sarse n u camino. . .... hora í
ftes tendidos, y gritaron 1 rlo : puede soltar e á ese hombre que le
-¡ .<o, quién vive! sir ió d auía q e, (Tracia 1 a i o
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LA GR UT .4 167
el OeneraJ, cay6 en nue tro poder .....
delante, muchachos, hemos ganado
día . . . . .. Mi a censo es seguro.
Y aquellos hombre , eguramente
uenos y honrado en tiempo de paz,
· o tuvieron un pie de remordí.
iento, en enenadas como estaba.n
s alma por el odio y la cd de
ngre que la guerra lle a consigo,
siguieron ati fecho u camine,
ejando atado á un árhol al infeliz
nía, y marcada su infame jornada
. on la sangre genero a de uno de sus
emejantes ..... .
. Lo boletines de la glterra dieron
.uenta. del glorioso encuentro del alto
1 Los Puentes ..... La Re oluci6n
tigada una vez más ...... mucho
eridos y pri ioneros... . . • arma y
uniciones tomadas al enemigo .....•
ario muertos, entre lo cual e el ti.
u lado General Alberto Terrados .....
Cuando supo Bertilda la noticia,
lla, que adoraba en ilencio al jo.
n héroe y que 6lo ante el grito
e la. pasi6n política, e .. ~altada por el
lamoreo de tod su familia, había
logrado acallar el O'rito de u cora.
z6n, comprendi6 el mal que había
echo, adivinó el infame manejo de
u nuevo pretendiente, y sin lágri.
& ni vacilaciones, sin dar cuenta á
.. nadie de u propósitos, abandon6 la
r, a de sus padre y fue á buscar en
. 1 con ento de enedic ina la paz
d 1 alma, que el mundo y ·us odios
insano le negaban ..... Hoy se lla•
na Sor María de la Expiaci6n.
ELISEO PI-'- 'rO
--~ ·<>--
CUENTOS CORTOS
EL L'F., -,. TEO
,_ARA MAX. VELEZ
El por Victo)·ia rendía su viaje
aquell tarde y atracaba perezosamente
á 1a margen dereoh del
Magdalena; todo el día había luchado
contra las aguas del río
y parecí como i los pasajeros
que traía á su bordo sintiéramos
la fatiga de esa lucha titánica que
el inanimado barco aportaba i -
ensible. El sol babf, desaparecido
ya:en Occidente y, sin embargo,
creíamos perenne sobre nosotros
1 ardor de su rayos candentes:
la atmósfera pesada concentraba
á o u estro rededor todo el bochorno
de un día sin sombra en Ja
ardiente playas del gran río, y
no agobiaba la soporosa calma
que traen consigo el monótono
cansancio del viaje y Ja influencia
agobiadora del clima ... _ .
El silbato de la máquina anunció
nuestra llegada á los pobladores
de la orilla, y pronto invadieron
el barco los pocos dueños de
1 leña apilada á nue tro frente ..
en cuya consecución 1Jacían1os escala
allí. ente toda de col r, apacible
patriarca de aquel ignorado
paraíso, de tez broncinea y robu -
ta musculatura, eran digno hijos
de la elva, capace de entrar n
lucba con ella. y de encerla. El
que parecía jefe del grupo ra un
apue to 1 ancebo, verdadero donis
de u raza, de tez oscura que
realzaba 1 blanco de unos jo
vivo y leales y de una hilera de
diente p rejo y apretado om
grano de maiz en la mazorca.
-Juan, le dijo el Oapitá , t.ienen
1 ista la leña?
-Más de la nece aria, patrón;
tómenla de páohennos porqu
estamos de pris . o es el dí de
nuestr anta patrona, y 1 noche
será de 1Jarrarula. Si quisieran enir
al pueblo. _ .. E tá todo 11 no
de arcos y de flores !
N a da dijimos los pasajeros, pero
la iu itación no cayó en saco roto
cuando a terminado el acarreo
de leña y recibido su valor, la gen-
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168 LA GRUTA
te e di ponía á marchar e, alg -
no pre untó:
ueda lejos el u blo 1
- nas poca uadra , respondió
Juan.
- ne mo con u tede ,
no acompa- a 1 regreso.
-Oon mucho gusto, re pondieron
todo , y nos u imos o e mino.
Eramo tres ozo , e regre o
de Europa, con todo lo refi a-i
nto y toda la cu io i ades
de la ci ilizaoión: despué de 1
noches de baile e llullier, buscábamo
el último e tremo e l
cala en 1 s danzas de esa noch n
pl no desierto. . . . J u a vení á
mi lado y con r á roo
tosamente.
-¡ 06mo te 11 sf
-Juan de Dios, se- or, par ser-vir
á usted.
-¡ vi es contento e ta
soledades
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LA GRUTA 169
ra en te inclinada, o tenía su ader
m n y se comprendí qu aún
t uían pacio aire para vivir 1 s
per on u hubieran 1ued do
, jo u escombro .
-Petra .. __ . Petra. . . . . gritó
Ju n, · pegando 1 boca contr la
m 1 trabada arm zón de su casa.
- ~ 1 ano , Juan, álvano , conte
tó del interio1· una pagada oz
d mnj r.
-¿ Oo quién está .
. . . _ Con elipe, dijo la isma
voz, después d un mome to de
vacilación, u e fue para Juan de
horri le e pectativa.
-E péren , dijo, y se retiró
uno paso del itio de u de graci
. iró los ojo á uno y otro lado,
no miró indeci o, limpió el udor
de u frente co el dorso de la
man , y de un lt , rápido y airado,
omo e igt· herido, se plantó
bre l t cho de u a a en el
punt o tenido úu por la columna
Jig ramente inclinada; sintió
ue l dificio cedí jo su pe o,
alt6 l nuev al uelo y corrió á
perder e en 1· e pe u ra del osq u e .
. E PI.c O G ZMAN
ooc- X -ooc
El Dr. Arturo A. Quijano
o á te jo n importa -
te 1 dí n que cumple inticinco
e ño t rcera, parte d 1 ida d 1
hombre, pro.·i ada ente.
*Por h bérsenos remitid t rde ste t\rtí
• 11 , n 1 ublicámos en el número aut~
rior, • 1 ou 1 stf\ba. destinado.
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170 LA GRUTA
Hemos oído habla de jóvenes vit! 4
jo , y pen ando en Quijano, encon·
tramos la explicaci6n de eso que nos
parecía. un contrasentido, un ana.
cronismo.
Joven por u edad, es viejo por la
severidad en sus juicios, por la. e.
riedad en sus procedimientos.
No queremos decir con esto que
no hayan viejos que carezcan de esas
dotes. Desgraciadamente los hay de
modo que ha~en contra te con los
que, al entrar en la lucha por la
vida, llevan con la irilidad~ con el
fuego de la juventud, la. madurez de
los que e acercan al fin de la jornada.
Quijano es de clara inteligencia,
sólida ilustraci6n, cualidades morales
poco comune y, sobre todo, de
un gran coraz6n, lleno de nobleza y
de bondad.
Sus excelente dotes son. conocidas
por sus hechos, no porque "1 haga
alarde de poseerlas ; no e de aq u ellos
que, sin merecimientos, se dan á
la tarea de escribir y publicar sus
propios elogios y de atribuirse. todo
lo que les falta. Quijano si es erda .
deramente modesto.
Lo hemos tratado desde niño; hizo
sus estudios con e mero y consagraci6n
táles, que gan6 los cursos regla.
mentarios en mucho menos tiempo
d l pre upuesto en los colegios para
p e entar examen de grado.
Jamás en los claustros dio motivo
para una reconvenci6n. Su conducta
fue iempre ejemplar, y, coronada
airosamente su carrera, fueron pre.
miados sus esfuerzos con el tí tu lo de
Doctor en Jurisprudencia.
Es Juri consulto y Abogado: interpreta
y explica. las leye con maest~
ía, y para hacerla aplicar procede
t1nosamente.
Por d graci , entre nosotros no hay
J uri prudencia. A diario se en re.
oluciones contradictoria de los Tri.
buna.le y Juzgados, y la misma ley
faculta. á la Corte uprema de J us-ticia
para que varíe las doctrina~ qu•
tenga establecida , aun sobre pun
de derecho. Mas Quijano sabe annoo
nizarlo todo, y con acrisolada. hon
dez, aboga siempre tanto por la M
jestad de la Ley como porque se del .
á cada uno lo que es suyo.
Quijano " lucha con lucimiento .
en defensa de la ca u a del Derecho.
ogotá, 1 de Octubre de 1903.
LIBORIO D. CANTILL
--
RIMA
Porque tienes en los ojos
nos girones de cielo,
Te busco como un consuelo
De mi id· en lo enojos.
Al verte mueren los duelos
Y florecen los abrojos
Por que tienes en los ojo
nos girones de cielo.
F. RIVAS FR
-*-
A MI AMADA
I
Tu cabecita blonda
Es un jo el que guarda
Diamantes, cuyo briJlo se resuelve
En el negro carb.5n de tu mirada.
li
¡ Sáb s n t16nde está la diferencia
Que hay entre tus ojos y los astros f
1 En que los astros miran á la tierra
tus ojos á lo alto.
llORA 10 IS z
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á leer en poco tiempo y
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,. nd uno apropiado para HA IENDA
ó tráfico de Estación, puede d tinarse
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poner. Es nue o, fuerte, sua e, Ji.
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' 00
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60,000
100,00
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70,00
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1 _,, 1 piez s, .J p tios. . . . 1 0,0 O
Casa en Chía, 16 piezas,
pati , con·aleja, solar, pe-sebrera
y un lote de 4 á 5
fan gadas, cercado, media
cuadra antes
Citación recomendada (normas APA)
"La Gruta - N. 12", -:-, 1903. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686791/), el día 2025-06-19.
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