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LA FAMILIA.
LECTURAS PARA EL HOGAR.
MENSUA'I,J.
Bajo la dirección de la señora Soledad Acosta de Samper.
~ ·~--~~~~~~~~~~~~~--
Vol. OCI . { ~o"V"':i.c:!more de :1.885_ } ms.to, 11712.
BIOGRAFIAS CONTElVlPORANEAS-OOLOM13IA
.
EL E ER L UEL ERVIEZ.
I.~a gucrr J la Indepcndoucia Atnericana llamó la aten ci'
n de Europa. El mistn Lord By ron e .. tn v vacilando en i
iba á luchar n fa v r de la Ind 1 ndencic de 1 6rica 6 la
de 1·ecia. Muchos Ingleses do familias notabl como sabe-roo
yá vinieron á Venezuela y á Colon1bia á ofrecer n espada
y aun gran númer de Francc e hicieron otro tanto. De
ésto nos ocuparemo hoy empezando por el más conocido y
que tuvo mayor fama entre todos ello.., : habl moa do Manuel
de Servicz.
1
¿ Qnién era Serviez, y cuáles eran sus antecedentes y sns
ant 1 a ados 1 No hemos podido averiguarlo con certeza, y apenas
abemos que era Francés y que nevaba el ele, sefi 1 de aristocracia
en su pa da. in mnb rcr fio-úraseno qnc debió de
pertenecer á una far ilia n tablc de Francia en J cual descollaron
por sn inteli(J'cncia do 1nicm bro de lla : J ac b Roer-as
de Scrvicz, hi tol'i d r y literato, ntol' do una ida de
la h}mpm•at?·ice. Romana y de oh"t obra qu ur1o en
L 727 ; é~te tuvo un n icto .Manuel-J en·a. i de Scrviez. que
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fué militar y escritor, y tnurió en 1804. Acaso nuestro héroe
seria hijo del último, corno lo indicaría su nombre y los conocimientos
militares que tu o ocasión de desplegar entre nos-otros.
.
Dice el historiador Restrepo, y lo repiten otros, que Serviez
babia militado en Rusia y en Inglaterra. t Pertenecería acaso
entonces á los nobles emigrados francese~ que salieron de
Francia cuando estalló la Revolución, y ee enrolaron en los
ejércitos coaligados que luchaban en fa or de los Borbones 1
o 1o sabemos. Lo· cierto e qne sn nombre no aparece en
nuestra historia sino en 1812, cuando desembarcó en Cartagena,
en unión de los derrotados de V snezuela, entre lo cuales
venía ol Coronel Simón Bolívar, entonces joven y desconocido,
los Oarabaños y otros. N o hemos podido avedguar si Serviez
estuvo en Venezuela; pero en esta República se puso inmediat
tnente á órdenes de Campomane (Manuel Cortés ·:f), que •
había recibido la comisión do pacificar las Sabanas rebeladas contra
el Gobierno republicano. A la cabe7.a de 600 hombres el
Coronel Can1pomanes derrotó á los insurrecto¡ en Mancomoján,
y dos días después (14 de Noviembre) en Ovejas.
Oampomanes había milit do en Venezuela, en donde la
guerra contra los Españoles fué siempre á muerte, y por consiguiente,
quiso seguir el misQlo sistema en la .Pro incia de Cartagena.
Hizo, pnes, prender á los prioci pales factores de la
rebelión, y sin apelar á juicio alguno hizo fusilar al Capitán
Diego de Castro, cuña o del General arváez y perteneciente .
á una de las familias más importantes de Cartagena .
.Este hecho 'produjo un sentimiento de 0 ran disgn to en
Cartagena, en donde no había habido dcrratnamiento e ngre
con rucldad, desde que se declar' la Independencia.
Entre ta to el Coronel Pedro IJnbat.ut obtenía alguno
trianfos contra los realistas lz dos en las orillas del . Iagd lena
* 1 mimo que habí sido n i do p1·eso C racas de pués de
con. pir ción republic na de 1796 contra Cado 1 .
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ILIA. 579
y emprendía el sitio de Santa-Marta, que defendió el ~panol
José Castillo. Este abandonó la plaza, y los republicanos penetraron
á ella 1 G de Enero de 1813.
Envalentonado La.batut con aquellos triunfos, y deseoso de
imperar él solo en la Provincia de Santa-Marta, empezó á tener
celos de Bolívar, y aun quiso que lo juzgasen en Consejo de
Gner1·a. Felizmente no pudo lograrlo, y el futuro Libertador
contin nó su carrera sin tropiezo.
La Provincia de Cartagena estaba tranquila,y parecía prosperar
bajo el pabellón republicano; pero el Gobierno de aquella
Provincia, no contento con ser duefio de su natural territorio,
quiso dominar la recién reconquistada Santa-Marta. Pero ésta1
que siernpre ha querido rival izar con Cartagena, se resintió, quiso
sacudir un yugo que con -- ideraba ignotninioso, y se preparó para
resistir á las 'rdenes del oberna.dor Torices y á su Delegado
Labat.nt. Este Francés ejercía una verdadera tiranía en la ciudad
· robaba á die tra y siniestra, y llegó hasta mandar azotar
públicamente á algunos ciudadanos, y encarcelar á varias personas
importantes, que se atrevieron á quejarse de sn manejo.
El descontento fné subiendo de punto hasta convertirse en
motín; Labatut, que yá había hecho sn fortuna, no quiso arriesgar
un combate en que podría perder lo qne poaeía, y, sin tratar
de defenderse, se embarcó con sus haberes en una corbeta surta
en el puerto, y se dirigió á Cartagena, llevando consigo á varios
de los presos.
Entre tanto, los Samarios se habían entregado á los E pañ.
oles á quienes pidieron protección contra los Cartageneros.
Pero éstos no se durmieron sino que en breve reunieron varios
buques y mil hombres que fneron por tierra y por mar, y se
dirigieron á. la Provincia d e Santa- 1\Iarta. Desgraciad mente:
como hubiesen desembarcado en nHtl sitio los Cartageneros,
fueron completamente derrotados, y el Gobernador Torices,
que llevaba personalmente aquella fuerzas, tuvo que regresar
ú Cartagena, después de haber perdido la mayor parte de sn
tropa, la artillería, municiones y armamento.
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sso EA: F AMlLIA.
Desalentado el Teniente-Coronel Serviez con la situación
en que se hallaba la. Costa Atlántica, en donde se combatía entre
hertnanos y sin gloria alguna, resolvió pasar al Canea, de
donde habían mandado pedir algunos Oficiales aptos para instrnír
las tropas noveles que el Gobernador de Popayán levantaba
para resistir á. los Espafioles que desde Quito se movían
sobre el Ca u ca.
A mediados de Julio, Serviez llegó á Cartago, y allí se
encontró con loa restos de las tropas del Gobernador, que iban
en retirada desde Popayán, perseguidas por las fuerzas de Sámano.
Los patriotas apenas alcanzaban á 150 hombres, perseguidos
por 2,000 realistas, y ~unque nuestro francés hizo esfuerzos
para que tr~tasen de unirse para resistir al enemigo, la empresa
enea 116, y tn vo que encabezar la retirada por el Quindío,
con dirección á !bagué. ¡ Cuántas veces después aquella montana
ha visto atravesar tropas en retirada, laB cuales han encontrado
su salvación en la fragosidad de los caminos, ' más
bien sendas que la atraviesan !
Serviez, sin embargo, fué alcanzado por el enemigo en el
sitio de las Cañas; allí fueron dispersados y muertos algunos
patriotas, y los demás lograron huír por la montaña en diferentes
vías. A pesar de que Serviez salió herido, logró reunir
cien. hombres de los que llevaba, y con éstos llegó á !bagué.
Todos iban muertos de hambre (pues habían perdido las provisiones
de boca en el combate), al cabo de ocho días de marcha
á pie por aquellos despoblados.
Sámano no qui o } a~ar el Qnindío, sino que dejó nna
guarnición en Cat'tao .Y r t> r esó á Popayán.
Mientras que Serviez trataba. de organizar en !bagué nn
cuerpo de <'aballería según los reglamentos europeo • Nariño
salía de Bogotá á la cabeza de las fuerzas de Oundinamarca con
intención de atacar á Sán1ano en el Oauca.
En la Villa de Purificación se reunió Serviez al General
Nariño, y el 25 de Octubre Hogó el Ejército Expedicionario,
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LA F AliiLIA. 581
que constaba de 1,400 hom res por junto, á la ciudad de la
Plata, en donde debería rehac rse y descansar.
En el Ejército de N arif'ío, Scrviez encontró á su antiguo
compañero de ar en Cartagena, a1 Coronel Cortés Campomanes,
que iba en calidad de Jefe de Estado Mayor. U no y
otro aconsejaron e N a riño que cambia e los toques e corneta
y de tambores á usanz española (que se acostumbr ban en el
Ejército), por la táctica francesa, con el objeto do desorientar á
los Espatioles en el momento d 1 ataque. riño accedió y los
Jefes se ocuparon activamente en la ensetlanza y disciplin de
las tropas.
Ambos eran mny buenos Jefes, y en breve introdujeron
en el Ejército nna rigorosa disciplina y un orden inusitado
basta entonces en los Ejércitos patriotas, cosa que á nadie acomo ..
daba, ni era comprendida. Esto les acarreó enemigos, qne se quejaban
amargamente de que un Espafíol y un Francés se atrenesen
á corregirles y á mandarles con un impe-rio que no admitían.
Resolvieron, pues, algunos mal aconsejados patriotas
¡levar á Nariño el chistne de que Campomanes y Serviez
conspiraban contra él y pretendían asesinarle y alzarse con el
mando del Ejércite. N ariño, que era en extremo susceptible,
se dejó llevar de la cólera ; mandó que los pusiesen presos y
que se detu iese la Expedición en la Plata mientras que se lea
entablaba juicio, perdiendo a sí un tiempo precioso.
Empero, como no se les podía probar realmente ningún
acto subversivo, ni palabra alguna qne los acriminase seriamente,
y como la cansa se prolonga e indefinidamente al fin Nariño
resolvió remitir los presos á Cartagcna, para que fuesen ·
expnlsados del país, y el proceso á Santafé, parn. que lo senten-eiasen.
- ·~,; ~ ..
Este paso oe consideró tan errado, que m nchos han creído
que las desgracias que sobt·evinieron á la Expedición de N arif'io
provinieron de haber expulsado del Ejército á do s Jefes de
primer orden, reahnente ensefiados á la di ci plina !nilitar, y
únicos capaces de ordenar aquella tropas, que no compr ndían
absolntatnente Jos reglamentos de la carrera militar.
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582 f.. A ·F .A.'MILI~.
~I
El proceso contra Oapomanes y Serviez fné sentenciado en
fa <>r de ellos, y este último, puesto en libertad, fué á buscar
servicio en Tunja. Allí le confirieron el grado de Coronel, y
en esta calidad acompañó al General Bolívar en su Expedición
contra el Gobierno de Cnndinamarca que se resistía á admitir
la Federación que encabezaba. el Congreso establecido ó reu_
nido en Tunja.
Tocó á Serviez atacar el barrio de s~u-Victorino; quitó
una lápida que allí había p:tra conmemorar la derrota del partido
de la Unión, y expuesto á los fnegos que le hacían de ventanas
y balcones, penetró hasta la calle del Comercio con su
. coi:Iipafiía, y se apoderó de todo aquel lado de Santafé de B().
gotá. N uostro francés se pt>rtó valientemente, y fné herido en
una carga que dió, pero nó gravemente. El Libertador lo elogió
después por su valor y bizarría.
Una vez organizado el Gobierno en Santafé, éste resolvió
mandar al Coronel Serviez al O auca á q ne organizase allí y
disciplinase una tropa que resistiese á los Españoles acantonados
al Sur de aquella Provincia .
Entre nuestro Francés y el Coronel Montúfar levantaron
y disciplinaron más de mil hombres en Cali y Palmira, que pusieron
á órdenes del General Cabal. Bajo el mando de este
mihta.r, Serviez ayudó á derrotar á los realistas, comandados
por Vidaurrázaga. Marchó después, por orden del mismo General,
en persecución del enemigo, y ocupó á. Popayán á ntediados
de Julio de 1815.
En el entretanto, en las demás Provincias de la. Nueva
Granada los realistas iban poco á poco estrechando á los republicanos,
y parecía con1o si la Providencia les ay ndase en donde
quiera que se presentaban. Morillo se hacía dueño de
Cartagena, después de un sitio en que el antiguo compañero
de Serviez, Cortés Oam pomancs, se distinguió defendiendo la
muralla y la puerta. de Santa-Catalina; U rdancta era derrotado
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!SS S
en Chitagá ; Oalzada se apoderaba de la ciudad de Pamplona,
"arruinando las fortunas de todos lo vecinos principales, dice
Restrepo (1), pero lisonjeando y trayéndose la. masa del pueblo,
e pccialm nte á los Indio , que por lo general han sido enemigo
de 1 In ependencia.
l principiar 1 añ aciago de 1 16, Rovira tomaba e}
mand dd Ejércit republicano que e taba acantonado en
iedecnc t ~ ~ ¡ nd el ntonce Cot· n 1 antander su segundo
n el mando.
Ro vira cr y' 1legada 1· hora de atacat· á los realistas, y lo
hizo en el párcuno de Cachirí · derrotado ~l eneral pafiol, se
retiró hacia Ocaña · allí rccibi · refuerzo <.le Morillo; volvió
sobre sus pa os y in que los patriota lo maliciaran, atacó á Rovira
el 22 de Febrero y lo derrotó. ¡ Cosa rara vez sucedida es
que UIJ General ganar y perdiera dos batallas en un mismo
itio y con quince díos de diferencia ! ... . Los Espafloles avanzaban
por los cuatro pn o tos cardinales hacia Bogotá ....
El terror se entronizaba en todos los corazones· no se re·
cibían sino malas noticia · los E pañoles avanzaban .... y nu
había siquiera el recurso de expatriarse, porque toda la Costa
estaba. en manos de los realistas. Los pueblos estaban fatigados
con una lucha constante de seis años, y á pesar de que los Espafioles
en un principio hacían ofrecimientos de magnanimidad
y aseguraban que serían generosos la tnayor parte de las personas
importantes desconfiaban de e11os y huían con sus familias
hacia ]a Capital. La República estaba herida. de muerte, y
el Presidente Torl'es, que comprendía la situación en que se
hallaba, no queriendo que m nríese en sus manos, rcnunci6 el
puesto, y el 14 de Marzo fué elegido en su 1ugat• el elocuente
tri bono y poeta Cartagenero Doctor José Fernández Madrid.
"i!l aceptó por patriotismo y por no dejar la cabecera de la ago
nizante República á última hora, pero sin esperanza alguna de
poderla salvar.
Tan desprestigiado e<)taba yá el 'úbierno en Bogotá, y tan
(1) Histo·ria de Colombia, tomo l . o, página. 388.
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584: LA. FAMILIA.
muerta la opinión pública, que, como el Presidente publicase
un bando llamando á las armas á todos los patriotas de Bogotá,
no acudieron más de cinco individuos al llamamiento t. ... Por
todas partes marchaban los Ejércitos realistas en vía para la
Capital. ...
En tanto, Serviez, que había dejado el Canea y se hallaba
en Bogotá,fué enviado á Tunja á organizar allí algúB Ejército.
''El Coronel Manuel Servie7., dico Restrepo unía á conocimientos
bastante extensos en la disciplina militar y en el detall
de los cuerpos, mucha actividad, vigor en sus resoluciones y
valor, según la opinión más común de aquella época; pero su
genio era inclinado al mando absoluto, vengativo en extremo y
poco sumiso á la voluntad del Gobierno."
Serviez; no quiso acercarse al General Rovira, por no tener
que recibir órdenes de él, y exigió que le extendieran el nombrainiento
de General de Brigada. Emprendió marcha al Norte
en el mes de Marzo, y en el Puente-Real fijó sus cuarteles,
no m brl\ndo nl Coronel Santander como su segundo. La tropa
co sistía. de seisci ntos hombres de infantería y seiscientos de
caballería, bastante n1al armados, descontentos por lo general
aon n ,Jefe, y desalentados con !os triunfos de los realistas.
Los Espafíoles avanzaban .... Morillo snbia hacia el interior;
Calzada ocupaba la Villa de Leiva · Honda caía en
manos de los r ealistas, y las primeras avanzadas do éstos llegaban
al Puente- Roa], cuando Serviez se replegaba sobre Chiqninquirá
en los primeros dias de Abril. Este Jefe creía qu&
Chiquinquirá podría crvir de núcleo á la operaciones contra
los Espafioles, porque en sus alrededores podría. maniobrar la
caballería que él babia disciplinado con gl'ande esmero.
El Ejército contaba yá con mil hombres de infantería y,
mil de caballería, y alguna artillería· pero el enemigo había
reunido el doble, y estaba envalentonado con sus recientes
triunfos. Sin embargo, Serviez no permitió quo el Presidente
Madrid enviase un Emisario á negociar con Jos Españoles,
pues tenía grandes esperanzas de vencer, y sin duda estaba
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, LA F!AYILIA. 585
aguijoneado por la ambición de ser el salvador de la República,
pnes por entonces tenía á sn rdenes 1 s pocas fuerzas que
poseía el Gobierno. El Oongre e, sin embargo, insistió en entablar
negociacione con el enemigo y por segunda vez ordenó
al Poder Ejecuti vo que enviase á ofrecer tr tados á los Espa·
ñoles.
Annl)_uc con repugnancia el P1·esidente obedeció á las
6rdeue del Congreso · pero erviez, que estaba yá advertido
hizo interceptar los pliego que Madrid enviaba Morillo, y
éste no lo recibió.
Nuestro General francés aconsejaba al G-obierno que
saliese de la capital, en donde no podría sostenerse, y tomase
la vía de Popa.yán, que ann estaba en poder de los "ndependientes,
porque allí podría rehacerse; él, entre tanto, resolvió
emigrar á los Llanos de Oasanare con las tropas que tenía
á su disposición, con el objeto, decían sus enemigos, de regresar
después con un Ejército aguerrido y atacar y vencer á los
Españoles, haciéndose dueílo de la si~ua.eión, sin tener que tomar
órdenes del Gobierno ui de otro Jefe superior.
Deseaba el Presidente que Serviez librase una batalla decisiva;
pero este militar, con mucha razón, se negaba á ello, alegando
que las tropas republicanas estaban desmoralizadas; que,
como la.., arn1as que poseían eran malas, sería imposible hacer
frente á. los realistas; que aquello era arriesgarlo todo para
perderlo todo, enfurecer al enemigo y causar grandes males á
las poblaciones, que verían vengar eu ellas la sangre espafiola
que se derramase, á costa de la má preciosa de 1os patriétas.
Estando el General erv"ez en Chocontá, después de haber
recibido la noticia de que se había desertado un Escuadrón
entero de caballería en Ubaté, regresó Santander de Zipaquirá,
á donde le había enviado su Jefe á conferenciar con e1 Gobierno,
llevando la orden de éste para que el Ejército se retirase hacia
los Llanos de Casanare, orden que Serviez había pedido. (1)
El Presidente desconfiaba del ~ rancés, que él creía sería
(1) Apu,..n.tamientos, por el General Santander página.l-4.
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1 1
nA: ·FAMiLIA.
eapaoz ·de hacerle deponer por el Ejército, y Serviez temía i.gnal~
COsa de Madrid. Sin embargo, cuando el espafíol La.torre ocupó
á Zipaquirá, Madrid, que estaba en Chía, sa puso en marcha
precipitadamente para el Cauca y Serviez se situó en Usaquén.
Entre tanto los Españole avaQ9.:aban m~ís y tná , y la Sabana
de Bogotá escuchó con espanto la férrea pisada de los
invasores .... El Congreso s~ disolvió el 21 de Abril y cada
miembro trató de sa]var sn vida 1de la manera qne discurrió
sería mejor: uno se unieron á la emigración de Madrid; otros
se acercaron á Serviez; muchos huyeron á los montes, y los
demás permanecieron en Bogotá agnard!lndo la llegada de
.Morillo.
Veamos lo que dice el General Santander en sus Apunta.
mWnto8 acerca de la retirada á. los Llanos: ' El Ejército pasó
por Santafé en retiradk el 3 de Mayo (1~ y el del enemigo
comenzó á entrar en la ciudad el 6; tan inmediatos así estaban
uno de otro. Adelante de Cáqueza (ocho á. diez leguas deBogotá)
fué alcanzado el nnéstro (y á. red ncido á 800 infantes y
100 dragones, porque toda la demás caballería se había desertado)
por dos Com pañía.s enemigas; á las cuales hjcierou frente
ólo los drag0nes; éstos las habrían derrotado, si no muriese
su· Comandante Espinesa, y fuese herido el May.or U garte (2),
que aun vive en Bogotá La infantería no opuso resistencia;
ella seguía la retirada, colocando en una ú otra posición algunas
partidas para detener al enemigo. Serviez, qne era el Jefe, y
no yo, cometió la imprudencia de llevar en el Ejército, en un
cajón grande, el cuadro de la Virgon de Chiqninquirá, pensando
que tras de ella seguiría mucha gente útil para la gnerra, y
en vez:de esto, el cuadro no sirvió sino para embarazarnos la
marcha en los desfiladeros, y dar lugar á. que ol enemigo nos
picase la retaguardia . . . . '
Aquel acto de Serviez le atrajo muchos enemigos entre el
(1) Restrepo dice que el 5 pernoctó en Tunjuelo.
(2) '' Recibió una. herida en la mano que le quedó inútil.'
Diccionario Biog'Táfleo de Scarpetta y Vergara.
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LA F~ ILIA:. 587.
Clero. Al' tiempo de sacar la imagen de su santuario de Ohi ..
quinquirá, los Dominicano , qne la tenían á su cargo, protestaron
contra aqnel abuso, pero en vano .. Chiquinqairá, dice Groot,
vi6 con el mayor pe ar sacar á la Virgen del templo. Mucho
e los Padre se fueron en po de el1a · ervi ·z creía·
que e de poblaría el lu~ar par O'Uirl pero no fné a í. Durante
aquella retir da co o crviez fue .. e á mandat· fu ilar á
nn desertor é te pidió perd' n en nombre de la :Virgen . él le
puso en libertad, Cuand Serviez, añade root lleO'Ó á antafé
con la Virgen la gentes piadosas corrí n á tributar algún
culto á la sagrada imagen y al mismo tiempo e escandalizaban
de que se le conduje e de aquella manera. Hubo grand empcnos
par que se le descubriese, pero erviez uo lo permitió.
El Prior y la Comunidad de Dorninicanos la reclamaron, mas
n da consiguieron: lo único qne le ofreció erviez fué que la
entregaría en el pueblo de Cáqueza .... "
Serviez, sin embargo, tuvo que dejal" abandonada á la Virgen
en un rancho, á la vera del camino, custodiada por el Padre
Prior y el Sub-Prior de Chiquinqnirá y otros Dominicanos de
Santafé que se habían ido con ella. Los Espafioles naturalmente
se aprovecharon de aquella acción de Servie7. para desacreditar
Ia causa de los patriotas, señalándolos como g~nte irreligiosa é
irreverente.
N o hay duda que la República se hubiera aclimatado con
dificultad en este país, si los Españoles hubiesen sido más prudentes,
más generosos y humanos. La conducta cruel, las persecuciones
y el fusilamiento diario á que apeló Morillo para castigar
á los patriotas, fueron causa de que al fin la masa entera de
la población,-mucha de la cual había sido realista de corazón,se
levantase en armas para arrojar fuera de su territorio á los
que se portaban ccn ellos como si fueran sus peores enemigos.
III
En el entre tanto, Serviez continuaba su marcha hacia los
Llanos, perseguido por el General Latorrc en persona, á Ja ca-
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588 LA FAMI~IA.
beza. de una tropa. de alguna consideración. Aquella retirada
fué tan penosa, que m nchos morían ahogados en los ríos y alanc~
adoe por el enemigo cuando se quedaban fugitivos y enfermos
atrás del Ejército. Así fué que cuando Serviez llegó á
Pore, su tropa se componía apenas de cincuenta i cuatro hombres,
casi todos enfermos y desalentados. "Sólo una decidida
resolución de no morir en los patíbulos españoles (dice Santa nder
en sus Apuntamientos) pudo darnos fuerza y perseverancia
para verificar ]a retirada hasta unirnos á las tropas que mandaba
en Casanareel General Urdaneta,y en Gnadualito el Coronel
V aldés .... Algunos Jefes y Oficiales so nrredraron y nos a han-donaron"
... .
El bizarro General Ricaurte, que tánto se había distinguido
en las anteriores catnpanas, babia tenido que renunciar el mando
de ~u División, porque sus enfermedades no le permitían
continnar á ]a cabeza de su tropa, y aunque el mando de ella
correspondía al General Rafael Urdaneta, el Coronel Valdés se
negó á entregarlo, y cuando Serviez llegó á Casanare, se
trató de reunir una junta para elegir un Jefe Snpremo que
comandase todas las guerrillas dispersas en los Llanos, á contentamiento
de todas ellas.
Reunióse la Junta de Jefes en Arauca, pueblo dol terri-orio
granadino sobre e1 río del mismo nombre y frente á otra
poblacjón venezolana llamada "Amparo." El Coronel Santander
asistió á la Junta en nombre de Urdaneta y Serviez, la cual se
reunió cl16 de J nlio de aquel afio de 1816. El resultado de las
deliberaci<:>ncs de aquélla sorprendió á todos, porque fué elegido
el Coronel Santander Jefe Supremo. Este empleo no le convenía
por ningún mo-tivo, pues era entonces un joven desconocido
é inad~cuado para imponer su voluntad á aquella horda de Lla.
neros semi-salvajes, que no respetaban sino la fne1·za física y los
hechos de valor bárbaro, que después distinguieron tánto al Ge·
neral Páez. Este Jefe fné elegido por los Llaneros en lugar de
Santander, dos meses apenas después de haber t6mado el man.
do de la fuerza. Los patriotas habían nombrado también nn
Presidente,-el Ooronel Fernando Serrano,-y un Secreta1·io,-
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EK F AMILI.N. !S89
el Dr. Francisco J aviar Y á.nez,-quc deberían ejercer el Gobierno
civil, pero que fné siempre un Gobierno irrisorio en
aquellas llanuras salvajes, en que s6lo podían imperar la fuerza
y la destreza para manejar la lanza.
t Qué papel po ía hacer un Franc" civilizado en aquellos
desiertos poblados de bárbaros~ Ninguno absolutamente; y á pe·
sarde sus aspiraciones y ambición de mando erviez tuvo que
contentarse coc nn empleo subalterno en medio~ de una turba
de semi-bárbaros, casi de nudo , que parecían centauros, pues vivían
á toda hora á caballo y por quítatne estas pajas alanceaban
á cualquiera qae se atreviese á oponerse á su voluntad. Todo
Jefe que no se hubiese educado en los Llano , se llenaba de
asombro y de terror con la vida que so llevab ~ allí, y sus soldados
se mofaban de ellos, porque no eran capaces de enlazar y
dontar un potro cerril, ttunbar nna re furiosa, dormir á la
pampa, y no tener empacho en robar y asesinar sin 1nisericordia
en toda ocasión.
El Comandante de aquellas tropas ad radoiTas de la fuerza
material, tenía que ser de la misma raza que ellas. José Antonio
Páez era el llamado para el caso : le respetaban, porque sus
hazañas eran :fabulosas, y hacía ala1·de de su vigor y bizarría.
Refieren los historiadores de esa campaña que cuando los soldados
se ocupaban en coger ganado montés, él señalaba un
toro entre toda la manada de animales furiosos, y picaba al
punto su caballo,-qne por lo visto era tan valiente como sn
amo,-Re ponía de nn salto cerca de la res, la cogía por la cola,
la derribaba de un golpe, y la tenía. allí hasta que los vaqueros
la. maniataban. Si seencontraba con un tigre ó con un puerco
montés, se le iba encima, enristrada la lanza, y jamás se le vió
huír del peligro ....
,; poco las tropas que había llevado Serviez estaban en ]a
más completa desnudez, y no tenían ni so m ~rero para resguardarse
del ol; no conseguían más alimento que arne sin sal, ni
tnás albergue que el que le brindaban las palmas silvestres que
se encuentran en aquellas 1lanut·ac:.
Y no sólo las tropas padecían aquellas miserias, sino que fa-
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1
·690 LA r1f M..lLIA.
milias enteras, compuestas de débiles mujeres y tiernos ninos,
iban en pos del Ejército, huyendo de la crueldad de Morillo y
sos secuaces. Pero muchos de éstos, al ir á buscar amparo en
el campatnento de los patriotas, murieron, unos ahogados en
los ríos, otros de hambre y de fatiga, y algunos asesinados por
· los indisciplinados Llaneros.
El General Serviez, cansado eon semejaute campafla tan
extraordinaria y fatigosa hasta para los mismos hijos del país,
eayó al fin enfermo; y, según refiere el General Páez en sus
Memo'rias, pidió licencia para retirarse á convalecer en una
casa aislada, que distaba una legua del Cuartel general en Achaguas.
Serviez no era simpático para sus compafieros de armas, á
los cuales él eolla mh-ar con algún desdén; así fué que muchos
tacharon de imprudente aquel lejamiento del Cuartel general·
pero según parece, no trataron 'de impedírselo.
La casa en que se alojó Serviez pertenecía (dice Páez) á
una mujer llamada Presentación, y 'sta refirió que en altas horas
de la noche se presentaron á la puerta cuatro hombres;
preguntaron si estaba allí ol General Serviez, con el objeto de
hablarle de parte de Páez, é insistieron en verle personalmente.
Salió entonces el Francés á ver e con los supuestos mensajeros
... y éstos, apenas le vieron en la puerta, cuando cayéronle encima,
le tomaron preso y le llevaron ~ una vecina arboleda en donde
le asesinaron sin misericordia.
ñade el General Páez que nadie conoció á los asesinos; y
que, á pesar de las muchas diligenci s que se hicieron para descubrirlos,
jatnás se pudo averignar qui nes fueron los culpadoa.
De esta triste suerte acab' su existencja. este extranjero, á
quien por lo lnenos dcbcmo agradecer los esfuerzos que hizo
e pro de la Independencia.
OLED.AD . DE S.AMPE .
9 d J nnio de l 4.
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LA 591
UNA CARTA INTERESANTE.
Seft.ora Doiia Soledad Acos de amper.-13ogot,.
leal' de Gua aira (Sevilla), 28 de Octubre de 1884-.
Muy estimada eeñora amiga de todo 1ni respeto:
He tenido el gusto de recibir an apreciable del 11 de
Scptiembr y con ella. la Biografía del eneral J aaqoín París
y los cinco números do La Familia, que usted con tanto acierto
dirige y con tanto lnciJniento redacta· números que, de pués
de leídos en 1 i hoo-ar de ser aboreado por mi madre, hermanas
y sobrina , tendré el gasto de hacer circular t~ntre las
personas de nue tra tná íntimas r laciones, para que acaben
de formar de e te país l· ventajosa. idea que bajo tnnchos aspectos
les he inspirado ya en mitS conver acione , ya con la lectura
de a1 0 nna paglna de mi Impre ioaes de viaje, que usted
juzga de antemano con la excesi a benevolencia qne todos mis
humildes trabajo .
Faltaría yo á uno de t is principale deberes de gratitnd,
i no correspondiera á la fina invitaeión que usted 1 e hace para
que contribuya con rui humilde óbolo para nn periódico en
cnyas columnas puede considerarse honrado cualquier nomb1·e,
por iluotre qne sea, cuánto má el mío, tan modesto co1no ignorado.
Y o no olvido, señora que en la casa de nsted y al lado de
su digno esposo mi querido amigo el señor Doctor Don José
María Samper honra de las Letras Colombianas me ofreció
Bogotá las prhnicias de n recepción cariñosa, en e quel inol vi- ·
dable .Moaa/ico, en que alternaban en nuestra veladas ie1npre
, menas é in tructivas, las entida e dccha le nne tro tnalogrado
nlJan ter la duices trova . 7 galantería bcnévo1 s
del también tnalogrado crgara y ergara, que, sin dejar le
·er Colombiano á nadie cedía en e pauolist o · con la chis-peante
gracia del ·nlto T atildado farroquín · cor1 la superfici
lidad profund y im 1 re ortodo .. ·a de las coplas de arrasquilla
; co11 las fra es gráfica é intencionadas de icardo ilva
cuyos artículos de costumbres son preciosos 1·ctratos de la vida
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5!2 LA FMMiLIA.
bogotana; con los epigramas de Manuel Potnbo, el avaro de
sus producciones, á quien era necesario poner en vergüenza
para hacerle most1·ar siquiera una ; y por último, con el inimi.
table Fallon, no menos grande cuando canta en serio a la Luna,
que cuando en estilo jocoso hace caricaturas magníficas de las
Peñas de Suesca. Allí se formaba cada noche un ramillete
precioso de flores del ingenio, que ligaba, entre algunas propias,
con su conversación amena, su esposo de usted y nuestro Anfitrión
casi constante.
Aquellos sábad() son para tní de imperecedera memoria y
uno de los recuerdos que tnás evocan tnis impatías hacia esa
tierra noble y hospitalaria.
i Qué enviaré yo á nsted que pueda ser agi·adable á lo
lectores de La Fam·ilia? Por el pronto sólo algún pequefto
trabajo ; tnás adelante procuraré remitirle algo qne~ i no en
calidad valga más en cantidad iquiera.
En estos días he estado muy ocupado, para envi~r á Madrid
do obras dramáticas que tnc han pedido: la una un juguete
cómico intitulado el Cólera, en qne critico las precauciones
exacrerada e algunas autoridades para dcten'3r la invasión, y
los abuso. á que 1nuchas de ellas han dado lugar con perjui io
de los má re pctables intere es · y la otra una zarzuelita en
dos acto , intitulada La Infancia de Roma, 0 ]!,'l Rapto de las
Sabmas, asunto que también trato en estilo joco-serio, y cuya
tnoraleja principal está encerrada en la do últimas escenas ;
en una de las cuales dice Bruto, acerdotc de Júpiter y augur,
al pueblo que ha robado su mujeres en un baile, lo siguiente :
Dice el nutnen que la esposa,
Honra y gala del hogar
J~n las fiestas y los baile
E. difícil de ncvntrar.
Y arlemá dice que el h Jnbre
in conci~11cia y dignidad,
El que viv indiferente
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LA FAMILIA.
Por ]a dicha de su hogar,
Y á so espo a no r speta,
Y es vicio o ú holgazán,
Si mnjer enenentra honrada,
Sus virtudes matará.
593
En la. última. escena, cuando los Romanos tratan de devoler
los Sabinos sus mujeres, que yá no pueden sufrir, y éstas
se dirigen hacia ellos uno de los Sabinos toma la palabra en
nombre de todos, y les dice:
ABINo.-Nó, ciudadana deteneos.
Ró1nulo : óye mi voz el rn un do sepa
Lo que ayer resolv·' nuestro cnado.
N o ve ni oe á R01na en són de gnerra.,
i á rescatar por fnerz á las S binas
ue tr jo aquí el rnmor de uestras fiesta
En Sabinia. quedaron la humildes,
Laboriosas y honradas compafieras
De nuestro pobre hogar las que preparan
Con sus manos las iandas, que alimentan
ucstro cuerpo y la telas que nos cubren ·
Las que, madres solícitas, se esmeran
En criar nuestros hijos á. sus pechos,
Mientras nosotros con Ja dura esteva
Y el copioso sudor de nuestra frente
Fecundamos el suelo sin pereza.
Las que sólo en bailar y en lucir galas,
Nó en sus esposos ni en sus hijo pienf3an,
Que son esas mujeres que robastei
Las rechazamos sin dolor· son vuéstras.
Por haberno librado de n influjo,
De plac r inefable el al a llena
ólo á daro la . gl'acia hoy v nimos,
Pue le paz q ne gozamos es co1 pleta.
En esto días saldré para Madrid, ñ donde me llam n para
TOJ4. n. 2
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úA. F ~MiiLlA.
asutir á los ensayos de dichas obras_ Luégo que estén repr~
sentadas é impresas, tendré el gusto de remitir á usted un
ejemplar de ambas.
Ahí van tres juguetes de los quo últimamente he hecho
para una colección de poesías que pienso publicar·
MORIR .HS VIVIR.
En turbulento mar, ancho y profundo>
Navega e! hombre on frágil barquichuelo;
Puerto en que descansar busca en el mundo
Sin dirigir jamás la vista al cielo.
En tan renida y desigual batalla
No ceja, hasta caer cual masa inerte;
Y, cuando menos piensa, el pnerto halla ....
Mas después del naufragio de la muerte.
TBLll DE .ARAÑA..
Tiende la arana en un rincón o.senro
Sn red para cazar,
Y e8 bastante una ráfaga. de viento
Su esperanza á burlar.
Castillos en el aire forma el hombre
Oon su oro 6 su poder,
al menor contratiempo de la muerte
L s ve de parecer .
. . lTR ' TPA Il1Pú.RTANOIA!
Murió en un hospital un ser nónimo.
Era eJ número tál ·
Su cadti er aü·vi' para 1 estudio;
Lleváronlo de pués á sepultar
Y de aquel sér sin ca a .Y sin fatnilia.
N a die acordóst. más.
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Murió un rey adorado de su corte;
Hubo llanto oficial,
Y, embalsamado sn cadáver regio,
En rico panteón fué á descansar.
Guardó la Historia su glorioso nombre ;
Ocupó el trono su heredero real;
Secóse el llanto y acabóse el luto,
Y siguió todo en paz.
Los mares en sus olas agitadas
Por hórrido huracán,
Cien na ves en su seno proceloso
Sepultaron sin odio y sin piedad.
La industria en numerosos astilleros
Dobló su actividad,
Y otros cien buques las inquietas ondas
Vol,-ieron á enrcar.
Á impulsos de las lluvias torrencialea
Los ríos anmentaroR su canda],
Furios.os invadieron las orillas
Causando estragos, rnína y orfandad.
llás tarde, con el limo fecundado,
El terreno feraz,
De aquel desastre la profunda huella
Presto logr' horrar.
orr.ibles terremotos, erupcione~
De igní om volcán
Ciudadee populosas sepultaron,
Llenando de pavor la un1anidad .
.Poco después, lo que el desastre ieron
su furor lograron esqui vaJ·,
Alzaron allí mismo u morad
Diciendo: " ' suceder no vol erá.
C ando esto pa a en nuestro humilde~ globo,
)omo cuando no ocurre que cont~n,
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596 LA FAMILlA.
Se observa siempre que al siguiente día
Embellece el rocío matinal
La corola fragante de las flores,
Muestra la aurora su radiante faz,
Cantan los pajarillos en las ramas,
Los ríos van al mar,
Las capas de la atmósfera se agitan,
Vida, calor y luz el Sol nos da,
Giran los mundos, lucen las estrellas ....
. Y todo sigue igual.
Le acompaño también una hojita impresa, que ha circulado
por aquí mucho, y que algunos atribuyen al último .Arzobispo
de Sevilla, Monseñor Lastra. De cualquier modo, tanto la
parte de ferrocarriles, como las dos visitas, son trabajos admirablemente
pensados y hechos, J son dignos de figurar entre
los de mejor intención y mayor alcance.
Aun no he 1·ecibido el número de La Jloz Nacional de
que usted me habla y que yá me había anunciado nnest.ro amigo
Pombo. Suplico á usted que, si tiene ocasión, le recuerde
su promesa.
En cuanto á la vida en este país, no es realmente cara, á
no ser que se busquen los perfiles de nn refinado lujo, que entonces
sí lo es, como en todas partes ; pero una familia modesta,
para gozar de todas las comodidades, sin boato, no necesita más
que lo que dije á Pombo y repito á usted, á no ser una familia.
muy numerosa.
En cuanto á los productos de los trabajos literarios, todavía
ocupan el prin1er lugar las obras dramática sin que por
esto el periódico y ellib1·o dejen de producir también mucho
más que ante , cuando el autor goza yá de crédito ; pero para
vivir á expensas de las Letras ó tenerlas como pl'incipal ele-mento
de vida, es indispensable la residencia en Madrid, que
es la principal fu en te.
1
-·
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LA F A.MILIA. ~97
Ruego á usted salude en mi nombre y en el de mi familia
á su sefiora mamá é hijas (c. p. h.); y enviando un recuerdo á
mi buen amigo y tocayo, cuando usted escl'iba á Chile, disponga.
de sn afectísimo servidor y respetuoso amigo, Q. S. P. B.
JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ DE ALBA.
FERROCARRILES DE ULTRA-TUMBA.
U.eaa clel Paraln '1 clelhftei'Jlo eu eomblllacl6D cosa lu ele la Kuerte J del lu:lcfo.
Indieacione• para los_viajeroe de arnbae U:neas.
LÍ.Nli:A. DEL P ABAÍSO.
Salida de los trenes. . . . . . . . . . . . Á todas horas.
Llegada ... ~ . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuando Dios quiere.
Precio de loB billetes.
1.• Clase. . . . . . . . Inocencia y sacrificio volnntari&.
2.• Clase ........ Penitencia y confianza en Dios.
3.• Clase. . . . . . . . Arrepentimiento y resignación.
Advertencias.
1. n N o se expenden billetes de ida y vuelta.
2. a N o hay trenes llamados de recreo.
3." Los nifios menores de siete a tíos van gratis, con tal
que sean llevados en brazos por su Madre la Iglesia.
4.o. Los Agentes y Empleados de la Empresa no tendrán
rebaja de precio, pero sí percibirán un aumento de sueldo
-proporcionado á sus servicios.
5.a Los pasajeros no llevarán máe equipajes qne sus bne- '
nas obras : de lo contr2rio, se exponen á perder el tren, ó á ser
detenidos por más ó menos tiempo antea de llegar al término
del viaje.
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~98 LA FAMILIA.
6!' .Se reciben pasajeros en toda la línea, de cualquiera
procedencia, con tal que traigan los pasaportes en regla y en
papel de ?narca 7'0mana. ·
7." El Despacho central de billetes está abierto á todas
horas en el Tribunal de ]a Penitencia. Los que no pudieren
seguir el viaje por haber· perdido J billete, podrán renovarlo
en el mismo ])espacho.
LÍNE DEL INFIERNO.
Salida de los trenes . . . . . . . . Cuando el hombre quiere.
Cuando menos lo piensa. Llegada ................. .
Precio de los Billetes.
l ... Clase... . . . . . Impiedad.
2.° Clase. . . . . . . . Sensualismo.
, 3. • Clase. . . . . . . . Indiferentismo .
.Adlvertencias.
1. • Se admite si u descuento, para pago de estos billetes,
cuanta moneda circule con el sello del pecado.
2. & Los trenes de esta línea son lla7nadoa de recreo.
3. a Los niños menores de siete años no circulan por esta
línea.
4.• Los Agentes ó Empleados de la Compañía. irán en 1.•,
con sólo que ayuden á la Empresa en sus respectivos oficios.
5.• Los pasajeros llevarán cuanto equipaje gusten; pero
deberán dejarlo todo, menos el alma, en la Estación de la
Muerte.
6.a Loa que "Viajen por esta línea, podrán seguir la. del
Paraíso, si refrendan su billete ante un sacerdote, antes de
etnpalmar con el tren de la Muerte.
Este tren de la. mnerte, ni varía ni vuelv-e nunca.
7.a No lejos de la Estación de la Mue1•te encontrarán los
viajeros la del Juioio, y desde aquí seguirá cada cual, según la.
distribución hecha por el Jnez Supremo, por la línea que conduce
á su eterno é irrevocab]e destino.
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LA. ~.A MILlA.
DOS VISITAS.
l
Ábre, que llaman . . . . ¿ Qné pasa~
¿A qué viene ese temblor~
~Quién es ?-La Muerte, senor.
-Díle que no estoy en casa.
-Es que veros le precisa.
-Deapáchala.-Vano intento.
-Díle que aguarde un momento.
-Dice que iene de prisa.
-Pues hazla entrar, y los dos
N os arreglaremos.-~ Sí 1
Vey al instante .... -¡Héme aquí,
Que vengo en nombre de Dios t
-t Y podré saber, se!iora,
Qué os trae tan de repente ~
-Anunciarte aolatn ente
Que yá. de partir es hora.
-i Quién marcha en tales instantes
Estando tan mal dispuesto~
-Para disponerte á esto,
Ya tuviste tiempo antes.
-Y o, sonora ! .... -N o oigo más ;
Vén, que yá impaciente estoy.
-.Mas . . . . decid me. . . . t á dónde voy t
-¡ Infeliz 1 ya lo sabrás.
.. .........................
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~00 LA FAMILIA.
II
Llega á casa en este instante
La Muerte, que quiere verte.
-Ah t i nuestra amiga la Muerte '
Díle que pase adelante ....
-Dispénsa, buen cabaJlero,
Si te hice mocho esperar ....
-Sí : t por qué lo he de negar!
Hace mucho que os espero.
-Es que me detienen. . . . -i Quién t
-Los que hallo sin contrición.
-&Y son muchos t-Muchos son,
Pues muy pocos viven bien.
-¿Y cómo me hal1as á mí~
-De un modo tál que me place.
-¡Ay I Muerte, qué frío hace
Desde que estáis vos aquí!
--Es que se acerca la hora
Que marca el reloj divino
Para emprender el camino.
-Pues cuando gustéis, sefio1·a.
-Falta un instante no más;
A Estás dispuesto 1-Lo estoy.
Mas. . . . decid me t á dónde voy f
-No temas, ya lo sabrás.
A . .Y. D.G.
r
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LA FAMILIA. 601
·~-......~ ............... -....-....~ ....... ~ ............ ~·~
1
ESCRITORES MODERNOS ESPAÑOLES.
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN.
I
N o se presenta nunca en el mundo un h01n bre, sino cuando
le ha llegado la hora. Según los designios de la Providencia,sea
en pequeño, sea en grande,-cada uno de nosotros representa
en el mundo, en la civilizaoión, en la sociedad, en su círculo
en sn familia, algún papel; llega á su _hora, y, sin saberlo,
sin quererlo quizá, sin ~~esearlo frecaentemente, hace marchar
para adelante, ó retardar la acción de la civilización de su patria.
Hacía 1nuchos años que toda la sociedad Hispano-Americana
se nutría en sus ratos de ocio con traducciones de novelas
francesas y con las que se escribían ea Espafia, las cuales, con
pocas excepciones, eran casi todas malas tontas, malsanas ó de
perversas intenciones.
Sin cm bargo, llegó al fin la hora, y so han presentado en
España, uno tras otro, alguno literatos cuyas obr2.s han cambiado
la idea que se tenía de que la índole del ingenio
español no era. para escribir novelas, según el espíritu de
este sig·lo, y que han probado que pueden escribirse en espafio}
no solamente obras dramáticas, sino que también descuellan
en la lengna de Cervantes los estudios sicológicos,
unidos al in.terés dramático, al lenguaje pulcro y elegante y á
la idea de avanzar por la senda de la Moral y las buenas cos-tumbres.
Entre ]os novelistas más populares en todos los países en
qne pe habla espafiol, hállase el señor Don Pedro A. de Alareón,
del cual hablaremos en las siguientes líneas. Pero antce
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602 LA FAMILIA.
1
,~,..,.__------~ ............... ......., .................................................... ~ .. ..
de ocuparnos de sus obras, hagamos una ligera reseña .de su
vida, tornando los datos de la biografía escrita por el señor
Don Mariano Catalina, que se halla al frente del primer tomo
de las ,>L>ras completas de Alarcón que se están publicando hoy
en Madrid.
Don Pedro A. de Alaror ne supongo qne usted me cree.
' El J e8uíta re pondi ', fingiendo indiferencia :
- i ué quier nst d que yo diga 1 .... ¡ mí mismo
tne cuesta tr bajo ten r fe en un hombre que no la tiene en
Dios 1 U s!ed, in dar oídos á la voces de su espíritu duda de
que h ya en el Uni erso un Supremo Juez de nue tra accione
fundándose en que no le ha visto con los ojos d la cara ...
1 Pues tampoco he i to o con los ojo8 de la cara, n corazóll
ni su inocencia de n ted ..... Dé usted ejemplo deje y de huntildad
creyendo en el Dios que ólo se deja ver por la incomprensible
grandeza de u obras, y nosotros crcercn1os en la
inocencia de usted. . . . obre todo, si nos la revela con o"6ra8
también, y nó con 1nera palabra· que se lleva el iento .... Y
mientra usted no me pruebe. . . . mientras no me prueben
todo lo que niegan la posibilidad de er á Dio desde este
mundo con los ojos de la Fe .... que lo han buscado de8-
IU el fondo de una concier~cia p1.J.1•a, y por medio de oln·aa de
caridad y de penitencia, no les reconoceré derecho á negar que
nnestro Eterno Padre acude á el alma de cuantos lo llamen desinteresada
y amoro an1ente. -Bi~nQI7Jenturados loa limpios d6
coraz6n (dijo Cristo), porque ellos verán á .Dios .... '
De$pués de una lucha terrible entre 1 angustia y la necesidad
de consuelo · entre el dolor y la esperanza, al fin triunfa
el bien sobro el mal, 1 Fabián logra aparecer inocente no sólo
á los ojos de_ Dios, sino también á los de los hombres.
Creo que han bastado los cortos fragmentos in ert dos
arriba, para hacer comprender á los lectores, amantes de la.
descripción de pasiones fuertes y de e cabrosos proble1nae, que
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o IL A.
. o necesitan buscar escenas conmovedoras y leOt rae intero·
eantes e autores inmorales y venenosos, y que hallarán emoc
· ones ta.n punzantes 1 exposición de dilemas sieológicos, igual·
mente vehementes y llenos de interés en las obras de Alarcón,
y de otros autores, que no porque sean morales en el fondo,
dejan de escribir con amenidad y belHsimo estilo.
VI
Las poesías de D. Pedro .&ntonio de A1arcón son poco
oonocidas entre nosotros. Según el sefh>r D. Juan Valera, que
b:.l serito el prólogo del tomo publicado en 1878, que es el que
te~emos á mano, las poesías del poeta fgnadijeno se distinguen
por su naturalidad en el decir, puesto que escribe con el mismo
atilo gracioso y atractivo, así en prosa como en verso. Según el
ismo literato, ha cultivado el género que llaman en inglés de
~umor, rarísimamente usado en nuestra lengua ; y como ona
prueba de olio, apenas citaremos aquí ona sóla composición
s ya, teniendo que escc.>ger una de las más eortae, por ser corto
el espacio senalado para el caso.
SU' ONGAM:OS ••.•
t Qu buscas afanada cnando la mar se aleja,
os olas recogiendo de nácar y zafir?
i ué buscas en ]a orilla que silenciosa deja,
·y abandonada y s61a, el piélago al huír f
i Quá buscas en la pl ya ~ t ué bien se te ha. pel'dido ~
t Qué mágico tesoro te rre ató la mar ~
· Tal vez hallar pr tcnde las huellas de n olvido f . ..
¡ Tal vez perder tus huellas pretendes ... y olvida-r f
t Qu buscas n la laya~ i Misterios de otro mundo t
t Mensaje de un ausente 1 t R cuerdos de su amor?
- · Ó bien, do las areuas r vuelves lo profundo,
Para ente1·rar en ellas un intimo dolor 1
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LA: F:A.MILIA.
-~~--~~-------------------------.
t Qué buscas y no encuentras ~ t Tu náufraga esperanza!
-Las elas no la ocultan, ni está de ellas en pos ...
¡No aguardes, nó, que cruce su vel en lontananza t ...
Quizás esté á tu lado. . . ¡ Busquémosla los dos !
¡Sí 1 ¡ Déja ya la playa 1 No más del Oceano
Te agrado y embelese la adusta inmensidad ...
Los bosques y los ríos, el valle, el monte, el n.ano
Te ofrecen su gustosa y. amiga soledad.
Vén al risoeno mundo que Dios •cnbri6 de ftores ...
-N o sólo el goce muere : también muere el dolor.
¡ Vén, sí! Que, por halagos que aquí busques 6 llores,
• Más tuyos y del alma serán los de mi amor .
. . . . . . . . " .... - ............................... .
Todo esto es su poniendo que al mar á buscar vayas
Las cosas que he snpuesto y acabas de leer ... - '
Mas si chinitas bu.scas y conchas en las playas .. ·. ·
Sopón que nada he dicho ... ¡ y es mucho suponer.
El senor de Alarcón ha dado á luz, además, composiciones
poéticas de diferentes géneros, y el canto intitulado Et Sus-pVro
tlel.Moro fué premiado con Medalla dé oro en el Liceo de
Granada.
SoLEDAD AcosTA. DD S.AH.RBB#
Bogotá, 8 de Diciembre de 1884.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
622
.JOSÉ MARÍA DE PEREDA.
1. • Los hombres de pro. -2. o Pedro Sánehez. -3. o Sotileza.
Don José María de Pereda pertenece á ]a raza llamada en
España de la Montaña, e! decir, cantábrica, la que este escritor
se ha propuesto pintar á lo vivo. Así como Fernán Caballero
y Estébanez Calderón hicieron populares los tipos andaluces,
y otros los imitaron después, Pereda, dice Menéndez Pelayo
en nn Prólogo que escribió para las obras de sn compatriota,
"ha traído á sus libros la Montana entera, no yá con su aspecto
exterior, sino con algo más profundo é íntimo, que no se
ve, y sin embargo, penetra eD el alma."
Pereda pertenece á la escuela realista en literatura, aunque
de ninguna manera á. la naturalista in ventada en Francia por
Zola y sus imitadores.
Su nombre empezó á hacerse popular desde 1864: en San·
tander, y el conocido vascongado, escritor de costumbres, Don
Antonio de Trueba, se encargó de hacer el Prólogo de las
Escenas Montañesas que primero dió á la estampa Don José
M. de Pereda.
Según los críticos más entendidos, Pereda luce su ingenio
particularmente en las escenas que describe en la costa cant'brica
y también en sus cuadros rural~s, algunos de los cuales,
al paso que son enteratnentc de descripción de tipos verdaderos~
algunos, para nuestro gusto, son demasiado realistas y de
un sabor un tanto salado para los paladares colombianos. Además,
muchos de aquellos tipos nos son desconocidos y quizá no
los comprendemos euficientemente.
De 1878 por acá, Pereda ha escrito seis no-velas largas,
siendo las dos últimas Pedro Sáncltez, y una de costumbres
de los pescadores cántabros, Sotileza.
Todas estas novelas tienen nn fin tnoral, ~n1nque no todas
&on propias para la lectura en familia. ·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA E lfliEIA. 623
Menéndez Pclayo con idera á. Pereda " como escritor de
raza, cotuo 1 peeta. más original qne el Norte do E pana h
producido y otno uno de lo venO'adores do la. gente cántabra,
acu ad hast. u estros d1as o m . no , insigne on letra qlle en
rma.
V eatnos ahm·a. la novela quo publica. hoy en el primer
totno de sus obras cot p1etas D. José M. de P reda. Lláma-e
los Homb're de pro 'empieza por la descripci'n de una
pobre aldea ~ de un nuevo matrimonio que se considera rico
con cuatro mil re les de capital 0 400), y una casita en la plaza
del pueblo u Ja cna1 1~ novio"' establecen una tienda de
artículos de 1os tnás necesarios en la aldea, desde aguardiente
y aceite h$1Sta hilo y otra bar tij s pol' el estilo.
El tendero qne había sido oldado y se llatuaba Simón
Cerojo, era aficionado á la política y estaha nscrito á un periódico
liberal. ' Me gustan los liberales,-decía,-porque con
ellos hablan todos y de todo cuanto les da. la gana. N o estoy yo
como los o//ros, porque sólo hablan de ciertas cosas Jos que lo
entienden."
Su mujer, J nana, ' despachaba detrás del mostrador con
más hnmos que un Ministro en su poltrona, recibiendo 9. saa
parroquianos con un hocico y unos dengues como una sefiorona
de horca y cuchillo.'
Al cabo de cuatro anos, Simón y su mujer, duenos de una
fortnni11a que ellos creían de bastanto más valor que Jo que
era en verdad resolvieron trasladarse á la vilJa vecina.
Describe Pereda con mano maestra aquella.' villa, que te·
nía todo lo malo de la aldea y de la ciudad, sin lo bueno de
ninguna de las dos, con sus rencillas sociales, sus exaltaciones
políticas y sns tristes intereses locales ; y en ella pinta no sólo
esa clase de villas en España, sino á cuantas conocemos en
esta tierra colon1biana ! Aquellas intriguillas para conseguir
que las Cortes dispensen protección y den un auxilio para las
obra }Júblicas de la insignificante villa · aquel perorar contra
las auper8ticiones añejas, y hablar mucho del liberalismo de la
población ; aquellas disputas entre los cabildantes, en las que
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L.AF I:LIA.
cada. cual aboga pot· lo que le con viene personalmente ; • la fachenda
y o~gullo de .Jos hida1guiUos con los artesanos y la in~
solencia de éstos con los sen oree .... Todo aquelllo vive y es
naturaH~imo, y repetimos, no pinta sólo á Es pana, sino la natu-raleza
humana en el presente siglo en todas partes del mundo. ,
Simón Cerojo y su familia vivían en la villa desahogadamente
con un Estanco nacional, una tienda en que vendían
de cuanto Dios ha criado, y un negocio de préstamos escanda
losos. A pesar de que eran yá dnenos de casa y tenían muchos
miles de duros de capirtal, Juana no habia logrado hacerse
á relaciones con la gente encopetada de la villa, lo cual la sacaba
do quicio y agriaba su carácter. Las gentes de la villa
se burlaban de ambos consorte , y el autor pinta á lo ivo varias
escenas muy chistosas y naturales acerca de los desaires
que ufrían Simón Jnana y una hija pequefía qne tenían.
Llenos de ambici' n y deseosos de lucir en un teatr6 ma~
yor, Simón y su familia abandonan la villa, y se trasladan á
la ciudad, Capital de la Provincia, después de haber permanecido
algún tiempo en Madrid aprendiendo la vida en los
paseos, lo teatros y otros Jugares públicos, y aleccionándose
él en el Congreso acerca de la política y la n1anera de tt•ata'rla
con buen · xito.
La fortuna acompañaba á Simón á todas parto , y sus espec~
laciones le salían siempre á las mil maravillas. Así fué
que, después de cambiru·se el nombre de Cero jo en el .De los Plh
fLaBcale!J, y educar á su hija en un buen colegio de Madrid, se
estableció como comerciante capitalista en la ciudad, en donde
se la encuentra al cabo de quince afioe yá casi tnillonario y
más rutnboso y encopetado qnc todos los n1ás encopetados del
luorar . .Don im' n daba bailes y cen s, y sn hija J nlieta sab1a
hacer los honore le la ·nsa y acon ejar · n ruad re -que iempre
adolc ·ía l vulga1 ida
Y salía tras ellos azorado · y se los hallaba . ., • comiendo o.n
nn znismo plato un pastel~ de creú1a en el atnbigú de la ca a . ..
En oensiones se djs cutían hechos, ó se desenterraban expedientes,
tras de los cuales aparecía la honra de algún Diputado enemigG
en el tnistnís imo traje que llevar suele á la cárcel 6 <-Í
pre idio los reos vnlgare . l- aquellas discusiones provocaban
otras parecidas en eón de reprc alias ; y siempre acusando lo
unos y responuicndo los otros " más eres tú, lJcgaba á dudar
D. hnón si a.quc1lo era l pa t io de un correccional ', como se
le asc0 tu~ ha, una 1'C8_pda lll e ~1 ;sa1n.blca, ele L eyisLadot·es.,
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J.,_ F A.J\IILTA . 620
Entro tanto, ¿era el noble nf~in de purgar aquella attn' -
fera de ciertas it pureza lo qnc rnovía á los acusad01·es á descubrir
tales gatuperios . Nó, por cierto : era siempre el espíritu
d partido, ' mejor, el odio de pal'tido · pues f¡-ccuontctnento
se pr01no1'Ían estos edificantes debates entre d~s agrnpacionc
1ne, juntas y en atnigable inteligencia, habían sa.bo ..
reado poco antes las dulzuras dol Presupuesto . . . .. '
¡ h IIutnanidad! Siempre la mistna on todas partes!
uisiéramos trascribir otras púginas do este libro que parece
escrito para nosotro . Aquellas c .·igencia d~ los Dj putados,
que hacían ·aler sus votos en favor de lo proyecto. l?l'Csentados
por el Gobierno en que pedía para sn pariente p,H'
sno conocidos par< sí mi ·mo de tinos, inucrnnizaciones, pr teccione
, cte. cte. Todos pedían todos reela1naban su pal'te de Presu
pue to y á. todo tenía q no atender el Gobierno ; porque,dice
-resulta. <)UC lo'"' Gobiernos de 1 oda )-Tt.-. ·oToln hl t6rlea J do eostuJUbru
nadon 1 • por ol dnd Ac:ost do nmp r.
D
' Continuación).
e P!TUL I.
MORII.LO CONTINÚA EN SANTAF:É.
Pas 'ron se alo-nnos días. La población santaferctía, sumida.
en un hondo abatimiento yú. no tenía fuerzas para q ucjarse ni
gemir, y veía espantada los banquillos, y los ilustres patricios
que fusilaban á diestra y siniestra en las plazas y lugares
públicos.
Preparábase para el 2D de Octubre una colección selecta
de mártires: Miguel Buch, Francis co Ulloa, Miguel Montalvo
y F1·ancisco e ldas el s¡abio la gloria de América. (1) antafó
no podía ni re pirar, pero aun podía llorar. Mariquita y su
cuñada, su hermana amiga, habían resuelto no presenciar, ni
aun oír el horrible e stallido de las armas con que fusilaban á
los patriotas· así fué que apenas supieron que aquellas ejecuciones
se deberían hacer en la Plazuela de San Francisco, frente
mismo á su casa salieron muy de mañana de ella, á pasar
el día en la de una. amiga, volviendo por ]a tarde otra vez á su
habitación.
(1) Creemos que no estará a.qut fuera de propósito trascribir lo
que aeerea. de e t sabio diea Verga.ra y Vergara. en la '' Hietoria de
la Liter tura," habl ndo d la. !1ltim parte e u vida.:
"Caldas había emigr do á Antioquia de puó d la d not-e
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Estaba dicho que aquel debería ser el día del emociones
tnás terribles para e;:,as infelices tnnjeres. Después de haber
()Ído hablar de las dcsbarradoras escenas que tuvieron lugar
con motivo de los fusilados de aq nella mañana, como hu bies e
llovido todo el día, aprovecharon una escampada, como á ]as
cinco de la tarde, para olver á su casa . Pasaban por la mitad
de la Plaza Mayor que crnpeac iji cadoJ• so de ~ t:>aflitaba en improperios
desde lo alto de ~u balcón.
Y :i para en ton ces se h. bían acercado las demás mnjere ,
y tomando ~1 Marianita. lel brazo la. sacaban de cnmedio del
tumulto en tanto que el infeliz Fernando fuera de sí con el
io"ulto hecho á su hermana levantaba el br, zo exclamando :
J jnventó todas 11 irYieron perf ctatnente. En 1 14 abrió en
MedelUn el primer cur o de estudio e In . .~. cademia de I aeni · ro ;
pero n 1 año igui nte :fué omprometido por el obierno Nacional
á que viniera á antafé con su f nilia á fundar una Escuela
militar.
"Tenía á una fnn1ili , nos ha famos ol i ado de de irlo; y el
modo e mo la ob uvo ayuda '\. completar la pintura de su carácter.
u amigo le hicieron pre ente que le convenfa ereár e un hogar y
:fijar u suerte. Él, que era vir·tuoso y que a ía que ¡a]¡ del lto1nb1·e
sólo! encontró pue t n raz 'm el consejo. Pero era el caso que us
querid ciencias no le dej ban luo- r para enamorarse, ni mucho
menos para ga.lantea:r á u novi · 1· olvió 1 problema en argando
á un amigo de u ciudad natal que le bu ca e una mujer de ciertas
condici ne . Tal fué 1 tnodo como se verificó u m trbuonio; fué
padre, gozoinef blc par u alma. afectuos y ardiente; p ro de gr -
ciadament no tuYo i un hijo v rón, que 1ntui6 n la infancia
por u precoz desarrollo intel ctual: tuvo demús tres hij : Carlota,
Ana.- íaría y Juli na, que viven aún. No tu o u hombr á quien
trasmitir el u o d u in trnm ntos ientHicos par que ubi e,
co1no éJ 1 f Ida d los J nC. s, ~ 1 escaler del b er"#atorio. Por
t ie~p acababan c1 ocupar h . arn1as e pa1tola , YictoTio~a yá
en todo el tcn-itorio1 la ita] tlcl Reino; las !u rzas r pttblioo.nas
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~3(3 L ~ ... 1\IILI \.. .
- Miserable godo ! . ... Pero presa al mismo tiempo de 1a
liebre que le devoraba, perdió el conocimiento en el 1nomento
en que recibía un planazo del Oficial de Guardia. Acercóse un
Español humanitario al desgraciado Fernando, y diciendo que
si no lo llevaban pronto al llospital, moriría de un ataque cero hral,
tu vieron á bien Inandarle echar entre una ruana 6 poncJ
¿o, y en iarle á San J nan de Dios.
"Nuestras pobres heroínas continuaron su marcha á la plazn
el . En el momento en que se desgajaba otro aguacero, entra·
ron á su casa, y vieron bajar entre los chorros de las tejas
varios objetos que caían de lo alto .
-U no, dos, tres cascos de calavera !-exclamó una sirvienta
recogiéndolos del snelo.
-t eso cótno baja del tejado?
-Son las cala veras de los fusilados, contestó la mujer, las
que vuelan á lo alto al destapárseles los sesos, y añadió, sin caer
en la cuenta <.le la impresión que sus palabras producían: y
se dividieron á buscar fortuna: las una , al mando del Presid nte
Madri~, iguieron para el ur, y la otra con Serviez á Casanare.
Supo Calda todo e to, y emigró buscando una salida por BuenaVentura.
N o pudo embarcar e· regre 6 y fué aprehendido con su
amigo Ulloa en la hacienda de Pa.i pamba. El jefe aprehensor
(Simón Muñoz) le propn o en el camino que se fu ra á Quito, donde
dominaba Don To·ribio Monte , jefe e pañol, humanitario y genero
o. Caldas rehu ó, porque no pudo obtener igual favor (aquel
:favor era la. vida) pat·a u compañeros de pri ión. En Santafé fué
juzgado militarmente: confesó todos su trabajos en favor de la Independencia,
pero pidió la vida mientras con el uta los trabajos de la
Expedición Botánica,aunque fuera n un calabozo y con una cadena·
Los miemb1•os del Consejo e conmovieron, pero no podfan deliberar:
la orden uperior ra la de pronunciar sentencia de muerte
y fué pronunciada. Aun se añade no abemos i caluruniosament '
que Don Pascual Enrile puso á su solicitn
Citación recomendada (normas APA)
"La Familia: lecturas para el hogar - N. 10 al 12", -:-, 1885. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686778/), el día 2025-05-18.
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