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462-C.:ALI (Hcpública ue Colombia) MAYO 2 DE rgn
Patriotismo -
···-x. 1
Lory, corpulento herrero de Santa María de las Minas, estaba de ma
humor aquella tarde.
Era su costumbre apagar el horno al ponerse {!1 sol y sentarse á.. la
puerta á saborear esa dulce laxitud que se ::;iente después del trabajo en les
días calurosos, y antes de retirar á sus operarios, vaciaba con ellos algunas
botellas de cerveza; pero aquella tarde perma.reció en su herrería has·
ta la hora de cenar, y se sentó á la mesa, taciturno. Su mujer pensaba,
observándole:
-¿Qué tendrá? .... ·¿ Habrá recibido del regimiento alguna mala noticia
que no quiere decirme'? Tal vez esté enfermo nuestro hijo maym· ....
Y no atreviéndos3 á preguntarle, se ocupaba en hacer callar á tres chiquillos
rubios, color de espigas quemadas, CJllC reían al rededor de una-mesa,
comiendo una ensalada de cremas y lechugas. Por fin, el herrero rechazó
su plato, diciendo colérico:
- ¡Ah, viles! iAh, canallas!
- ¿De quién hablas, Lory?
-Hablo -dijo estallando--Je cinco ú seb traidores que esta mat'lana
corrían la ciudad en companía de sol dacios hú varos. Son de esos que han ..
¿Cómo se dice?. . . optado pc1r la nacion,\li Jarl pt·nsiana ...... i Y pensar que
todos los dí~s nos lh:~~an de. esos fab'tl:; al.,acianos!.... ¡ 81 lliablo los ha
tentado! ....
La m11jcr comen;.:ú [t e . ·cu sarlo~. dicil'lHlo:
-iCómo ha de ::;cr~ No son tan cu]p¿th]c . . ¡ 8. a Al.ieria de Africa á
donde lo:,; mandan PsUi tan lt·jqs! . .. . Y la tenLación Je rt'gresar á su país
y de dejar tle ser soldados l'S tan g-ralllle que ....
Lory golpeó la mesa con sus formitlables puuos.
-iCállate ~-dijo. - Ustedes las mnjc1·cs nada en1 ienJen tle eGta- C'nsas.
A fuerza do vtvir siempre con ello" y. ólo pot· ellos, todo lo arreglan á
la altura de sus tnutwcos .. .. Pcm yo te digo que esos homhres E:on \'iles,
renegados y cobardes, y que si por desgT3cia nuestro hijo Cristián fuese
capaz de semejante infamia, tan cierh• como me llamo Jorge Lnry, y que
he servido siete anDs á la I•'t]tncia, como cazador de Africa, que Jo atrave-saría
con mi sable. l
Y de pie. ten·ible, el het'J'eru seflalaha. su largo sable s11 ,pendido en la
pared bajo el retre~to de su hijo, rett·atadn de zua\'o en Aljeri:l: pero al vet•
su rostro de hombre de bien, to..,tado por el sol del Africa, se conmovió, y
calmándose Gúbitamente se echó á reir.
Soy un tonto al prcucuparuw . ... j Cuuw ~¡ mi hijo Cri.:>tiáu pcn::;ase
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8427 EL CORREO DEL ~VALLl•i
• hacerse prusiano .... después que tánto ha ascendido durante la guerra!
Y satisfecho con E-sta reflexión, el honrado art~sano cenó alegremente,
y en seguida se fue á la Ciudad Estrasburgo á tomar un grog. Su mujer,
después de acostar á sus tres rubiecitos, cuya cháchara se oía en el cuarto
vecino, toma su costura y se sienta á remenda.r junto á la puerta que da
al jardin. De cuando en cuando suspira, y dice murmurando:
-¡Sí, es verdad: son unos cobardes y renegados! .... Pero ¿qué importa?
Sus madres se alegran de volverlos á ver.
• Recuerda los tiempos en que su Cristián, antes de alistarse en el ejército,
estaba allí á esa misma hora, regando el jardincito. Mira el pozo á
donde venia á llenar sus regaderas, vestido con su blusa, largo el cabello ..
que le cortaron cuando se hizo zuavo.
De repente se estremece. La puerta del fondo que da al campo se ha
abierto, los perros no han ladrado; sin embargo, el q:.Ieacabade entrar
avanza arrimado á la pared como un ladrón y penetra en el colmenar ....
-¡Buenas tardes, mamá!
Su hijo estaba ante ella, turbado, avergonzado. El miserable había regresado
á su país con los otros, y hacía una hora que estaba espiando para
entrar en el momento en que su padre saliese. Ella quiere reprenderlo,
pero no puede ... Hace tánto tiempo que no lo ve, que no lo abraza! Ade-más.
él le da tan buenas ra:wnes ...... Que no podía vivir lejos de ella,
que la dic;ciplina era cada vez más severa, que sus camaradas le decían prusiano
por su acento alsaciano .... Ella le cree todo, no tiene más que mirarlo
para convencei·se. Y conversando entran en la casa. Los chiquillos
de azafranados cabellos de3piertan y acuden presurosos, descalzos y en camisa,
á saludar al hermano grande.
La madre insiste en d1.rle de cenar, pero él no síent:! hambre, aunque
sí sed, mucha sed, y toma mucha agua sobre la cerveza v el aguardiente
que ha estado tomando en la cantina desde por la mañana.
Pero se oyen pasos ...... Es el herrero que regresa.
-¡Cristián, e~ t1.1 padre! Te ocultaré para que tengas tiempo de decir-le,
de explicarle. . . . .
Empuja á su hijo tras de la estufa, y se sienta á coser, toda temblorosa.
Por desgracia, el fez del zuavo ha quedado sobre la mesa, y es lo
primero que Lory ve al entrar. La palidez de la madre, su emoción. Lo
comprende todo.
-Cristián está aquí, dice con voz terrible; y descolgando el sable
con el ademin de un loco, se precipita hacía la estufa tras la que el zuavo
está oculto, lívido, fuera de sí, apoyándose en la pared para no caer de
miedo.
La madre se arroja entre los dos.
-Lory, L')ry, ino lo m:ltes! .... Yo le escribí que viniese, qua lo necesitabas
en el taller ....
Se cuelga de su brazo, se arrastra, gime. Los niños lloran asustados,
desconociendo on la oscuridad de su cuarto aquellas voces alteradas
por la emoción y el furor .... El herrero se detiene, y mirando á su mujer,
le dice:
-¡Ah! tú le escribiste que volviese .... Entonces está bien, que vaya
á acostarse. Mañana veré lo r¡ue debe hacerse.
El sueño de Cristián se turba á menudo por horrorosas p3sadillas;
cuando despierta, el ~ol está ya alto y penetra por las ventanas ue ::;u cuarto,
el mismo que ocupó en su infancia: en el taller se trabaja, se oyen los
golpes del martillo contra el yunque y el ronquido de la fragua. Su madre
está á su cabecera, lo ha velado toda la noche, temiendo el furor de su
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~L CORR~O DEL V.\.LLE 8428
hombre. Este tampoco se ha acostado; toda la noche ha vagado por la casa
respirando, llorando, abriendo y cerrando armarios y, por fin, penetra
en el cuarto de su hijo, severo, vestido de viaje, con polainas, sombrero de
anchas alas y bastón de montañés; va derecho á la cama de su hijo:
-Levántate.
El joven, turbado, comienza á vestir su uniforme.
-El uniforme no .... , le dice su padre severamente.
Y la madre, temerosa, le dice; 1
-Pero, amigo mío, no tiene otro vestido.
-Dale los míos .... yo no los necesito, Mientras su hijo se viste, Lory
dobla cuidadosamente el uniforme, y hecho el paquete, se cuelga el estuche
de lata que contiene la hoja de servicios.
-Ahora salgamos, le dice.
Y los tres se dirigieron á la fragua, silenciosos. El fuelle ronca, todos
los operarios trabajan. El joven al ver aquel cobertizo en que había pensado
tántas veces.. recuerda su niñez, cuando jugaba entre las chispas de
la fragua, bril!antes en el polvo negro del suelo .... se enternece y desea
implorar el perdón de su padre, pero encuentra su mirada inexorable. Por
fin, el herrero se decide á hablar.
-Muchacho, le die~ aquí tienes el yunque, las herramientas .... todo
es tuyo. . . . ¡y también todo esto! añade señalando el jardincito que se ve
más allá, y en que el sol refle!a sus múltiples colores .... La vid, lacasa, el
colmenar, todo te pertenece; puesto que has sacrificado tu honor por estas
cosas, justo es· que las adquieras. Eres, pues, aquf el dueño r • .. Yo parto.
. . . Debes cinco años á la Francia; voy á pagarlos por tí.
--Jorge, Jorge, ¿á donde vas? le dice su mujer.
- i Padre!. ... suplica el joven.
Pero el herrero se aleja á grandes pasos sin volver la cabeza .
. . . . :E~ s·ibi~h~i .Áb~·e·s: ·~~ ·~~· ~~~~-t¿ ·d~l· t¿1:~~1:~ ci.e. ~~~~~~:. ·h~. i~i-i-~~~ct~:
hace algunos días, un voluntario de 55 años.
ALFONSO DAUDET
Mi fe perdida
¡Ah! Si volviet·as ú mi pecho enfermo,
Lirio de mi ninc;~, fe sal vadoru!
iCuánta fre:;cura <·tltou<:es en mi yermo~
En nu noche sin fin i ll ué bella aurura!
Cómo huirían veloe s mis agru' i11s
Si como en anm que }Jerdidns lloro.
Pasara este por>Jna por llJÍ!:i labios:
- Senor! Eres el Patlre ft quien adoro!
Y sobre el pccllo con ft>n orlas manos,
El ciclo como unico testigo,
Di.i_era: Padre! NtJllt'a a mis lll't:.l11aJw:;,
- A tus h¡jo:s - les fallv l'Hn 111 abrigo.
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g!29
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RL CORREO DEL r ALLii.:
No aromarás mi sér, frase querida.
Mudo está para el rezo el labio mío:
Que en las grandes borrascas de mi vida
El ave de mi fe murió de frío ....
DAVID CHUMACEIRO
Brisa nocturna
A DAVID Cnu~IACUIRO
Fue un amor ignorado y escondido:
nadie lo supo ni siquiera ella ....
¡Si era un poco de ensueño dih< ído
en el ánfo·ra rubia de una e.strella !
Fue ·un amor como un núio entre la cuna;
la vio un i·nstante y se qu.edó dormido . ...
¡Si era un rayo de seda de la lmw.
sobre la frágil realidad de 1m nido!
Y vive a1ín. La oscura golondrina
atraviesa los mares y desiertos
paTa volL'e1· á su musgosa ntina.
¡Pobre amor que dormita entre los muerto.':l
i con qtté tenmra el co1·azón se inclina
para besar su.'llab1'os entreabiertos!
Fu e un a mm· transparente como un ·rfo
y el corazón -al reco·rda1·lo ll01·a. . .
¡Si era un poco de llanto ó de rocío
que se deshace al despe1·ta1· la aurora!
¿Quién qur tuvo de amores el martirio
á reprocharme mi pasión se at?·eve?
i Si e?'a un pétalo blanco como un lin'o
sobre ww rirgen jio·ración de nieve 1
Yo estaba solo en medio del camino
G"'wndo pasó r·on .m pprfil dh·ino
entre las brisas de la tarde inquida.~.
Hoy la invoco sin celo ..: :, sin agravios . ...
Si al nombrarla 110 más tengo en los labios
an perj11me de nardos !J 1•iolctas 1 . ...
niCAlll10 NIETO
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EL CORREO DEL VALLE 8-J~O
Amor de madre
La pobre mujer se había acostado muy cerca de las diez.
Se despertó cerca de media noche, bajo una extraña sensación. Alguien
parecía :1ndar por el granero, en el fondo del cual se hallaba el pobre
Jecho. •
La mujer reflexionó en aquel instante que se había olvidado de correr
el cerrojo de la puerta exterior, y una conmoción súbita de espanto se
apoderó de ella.
¿ Quién va ? dijo.
Nadie respondió. Sólamente el ruido de las pisadas, que en vez de
atenuarse, se hizo más intenso, aproximándose.
¿ Quién va? volvió á decir la anciana.
La última sílaba se escondió en su garganta, porque á favor de un rayo
de luna que se deslizaba oblicuamente por la ventana, se veía la silueta de
un hombre.
Al mismo tiempo una voz temblorosa dE: borracho resonó como un eco
de ultratumba.
-.No tengas miedo, María. Soy yo.
- ¿ Quién ? ¿Tú ? .. . . . .... .. .
- Si, Gerand, tu marido
Hacía veinte años que no oía el timbre de su voz. Por eso no dismi-nuyó
su terror.
- ¿Qué es lo que quieres ?
- Hablarte, vieja mía.
Tanteando, Gerand avanzaba siempre. Una vez tropezó.
~ ¡Sangre de Cristo! No se ve jota.
Al fin, se sentó sobre unos sacos.
- ¡ Pero estás borracho ! dijo ella.
- No.
Se levantó, vaciló de nuevo y volvió á sentarse, esta vez sobre un taburete
de paja desvencijado.
- Hace dos días que he vuelto de París. El trabajo está mal por allá .
Me han dicho que estabas aquí y he venido á esta hora . . ...... para mo-lestarte
menos .. . ............ .
Cada frase era acompañada de un fuerte olor á vino.
-Apoyada en el lecho, la mujer le escuchaba con el cerebro turbado.
El intentó atraerla.
- ¿Qué no me dices nada, Marieta? ¿No te agrada volverme á ver?
La interrogación cínica de Gerand dió á la anciana noción de la rea-lidad.
Respondió á su marido y las palabras poseían el tono de una requisitoria.
- ¿Tienes la osadía de preguntármelo ? Hace veinte años que te
marchaste sin decirme á donde ibas. Es necesario tu cinismo para coger
las economías de una mujer y huir con ellas .... ¡Quinientos escudos! . .. .
iTodo lo que había yo ahorrado desde los trece años! . ... .. Y me dejaste
abandonada por completo . . .. La piedad buena para las bestias ¿verdad?
Bajo aquella avanlancha, él había inclinado la cabeza y parecfa san-cionar
irónicamente los reproches que se le dirigían. Después murmuró;
-¿ Y el chico? ..... .
El corazón de la señora María" latió angustiosamente:
-¿ Y el chico? ..... Te pido que no hables de él. .. . ¿ No te acuerdas
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8431 EL CORREO DE.'L VALLE
ni de su nombre?
-Si, eso sí. Voy á darte una prueba. Se llamaba .... se llam3.ba ....
Re .... René. ¿ No es verdad, vieja?
- Tienes razón; soy vieja. Despu~s de cuarenta años de trabajo ....
¿ Me comprendes ? .... Era preciso vivir para criar al chico y no podia contar
contigo ni con nadie. Pero el muchacho me ha dado muchas alegrías .
. . . . Honrado, trabajador, cariñoso como pocos .... Te juro que no se pare-
• ce á tí. ... Puedo asegurar que no hay en todo el contorno mozo más apasionado
por su madt·e . ... René volverá el año que viene del servicio .
. . . . Le he hecho aprender un oficio, s" establecerá y viviremos los dos
junto~.
-Que se establecerá, interrumpió Gerand ; ¿ y con qué ?
- Con mi dinero.
El rostro bestial del borracho se animó.
- ¡Dinero! ¡Con c¡ue tiene dinero la vieja! Precisamente había veni-do
para pedírtelo .. .. Lo partiré con el chico .... Vamos, saca tu gato.
Ella dijo espantada:
-¡Yo darte un céntimo! ¡Vete!
- Te digo que necc!'ito dinero.
- Vete!
-Ten cuidado.
- ¡No te daré nada!
De repente la anciana sintió la presión de unos dedos 8obre su cuello.
Bajo las manos del bát·baro crujían las vértebras.
-Déjame, Gerand, déjamc.
- El dinero ó te estrangulo.
Ella S<' defendía ahogándose.
N o. Ese dinero es para René.
En la lucha el taburete rodó causando gran estrépito, y el ruido exaltó
el coraje del miserable.
~. Quieres decirme, maldita vieja, donde tienes el escondite?
Ella pudo gritar por dos veces :-Socorro, asesino!
Entonces se abrió una puerta. El borrach.o, asustado, emprendió la
fug-a por la escalera exterior.
A la débil luz de una lintet·na sorda, el clueüo del cortijo, que era
qujen entraba, reconoció á su sirvienta.
¡Válgame el ciclo! exclamó. ¡La han matado!
La ct·eía, en efecto, muerta, pero ella hizo todavía un pequeño movimiento.
Un imperceptible murmullo salió de sus labios.
-¡Allí, señor, allí . . . . . elijo, son para René . . .. . Dos mil francos.
El brazo crispado de la anciana se levantó en un momento de energía
suprema y señaló un rincón del cuarto donde estaba el pequeño tesoro.
El cortijero siguió la indicación y extrajo un saco de tela. Las mone-das
de oro tintineaban.
-¿Es esto, Marieta, lo que hay que entregar á tu hijo?
-Sí, señor; le diréis . .... .
Su cuerpo experimentó una convulsión agónica.
- Le diréis ...... que su madre no ha tenido . . . . . . otro amor sobre la
tierra . . . . más que el de él
El cortijero preguntó:
-¿Pero quién es el que te ha puesto en ese estado? ...... [.Quién? He
visto á un hombre que huía, ¿Le conoces·?
No le conoz~o. no seüor . . . ... Os aseguro que no le había visto nunca.
.JtrA~ ROCHAN
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EL CORREO DELVi\1 LE 8-132
Cantares
Para los que bien se quieren
No hay ausencias ni distancias:
¡Cuanto más lejos los cuerJJOS
Está.n más cerca las almas!
Sólo con mis penas vivo
desde que estamos ausentes;
i qué horrible es la soledad
en medio de tánta gente!
¡Permita Dios, si en la ausencia
te olvidas de mi querer,
que á la orilla de una fuente
te caigas muerta de sed!
No pu..edo olvida1·te . .... .
¡Desde que nos vimos
me parece que llevo tus ojos
dentro de los míos!
Como un rayito de sol
que entra por un calabozo,
así alumbra mi O.rJOitía
el reflejo de tus ojos.
Aunque mis ojos te mú·an
mi.<; brazos J·amás te alcanzan ....
¡Soy náuf1·ago que se ahoga
á dos palmos de la 1Jlaya!
t A orillas del mar me siento .
y allí me JJongo á llorar,
y las lág1·imas que lloro
son más ama1·gas qu-e el mar.
Tu corazón y tu espejo
asemejarse JJrocura n:
copian todas las imágenes
y no conservan ninguna.
Lástima me inspimn
los que mucho aman; 1
pero aquellos que nunca han ama4!o
me inspiran más lástima!
Cómo quieTes qne te crea,
si casi siemp1·e que hablas
las palab'ras que me dices
suenan á monedas falsas.
Al verme tan solo
también me desprecias ....
No me ext¡·aña .... i T)t>l á~·bal caído
todos hacen leña!
Como ld sol por el cristal
pasó mi e mor por tu alma:
sin dejar una señal.
Al u.nirse una cruz forman
los hien·os de tu ventana;
cruz que al caminante indica
dónde mataron rni alma.
Estás maldita de DioR .....
Tu nomln·e grabé en un árbol
y hasta el á1·bol se secó.
Si el z·e?·me triste te ofende,
pídemelo y me verás
siempre cantando y riPndo
aunque me mate el pesar.
Los ojos rtue yo b.{lsé
se cerraron parn siempre.
¡Ojos que nunca he besado
pedid á Dios que no os bese.'
FiH~cis:::J vn;r ... A.B3?tJ3 A
Los contet11porát1eos
I
Triste casita. Todo respira en ella miseria y abandono. En el pequefio
salón de entrada, tres 6 cuatro sillas y una mesa, no comunes aunque muy
maltratadas, revelan comodidades antiguas, pero ya muy lejanas.
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· EL COI1REO DP.L V,\ LLB
En amplia hutaca ele brnz,)s ancho.~. la qu~" es preciso agregar al ajuar
descrito, se halla sentado un viejo \'Cnerable, de lu~nga barba blanca que le
cubre el pecho, vestido a la usanza dP. los puritanos, de noble rostro y un
poco altivo, Pn el CJUL' l'f•saltan, ú la v2nhd. las líne:1s df' la b:mevolencia y
la inmovilidad de facdones que eren la resignación. Su frente se eleva ter~
1 y radiante cono esas cumbres donde palpitan siempre los relámpagos;
J!J.as sus ojos no brillan: está ciego.
Con la frente reclinada en el hombro del anciano, se ve á una joven
blanc¡uí. ima, de cn.h<"llo rubio cnsortij:1.do y ojos azules, que fija con tristez:'
t 0n C'l suelo (lesnuclo del pi'({lH~f¡O salón.
Otms dos nith~. ele rostro m[¡s infantil. SC' hallan al otro lado; y no
lejos, la CS1J0'3a d~l aneiano, que no separa de él los ojos llenos de melancolía.
La niebla que cubre la ciudarl de Londres penetra en la estancia por
las rendijas de la de:wencijada puerta, y como esta pobre habitación se
halla eo las afueras de la gran metrópoli, se siente más en ella la crudeza
de la estación.
En m(l(lio dP.l cnaclt·o que acabamos de describi1·, reina profundo silencio,
que es f!l lc>ngnaje de. la c\csgTacia.
Al fin lo interrumpió la joven que revosaba la cabeza sobre el hombro
del anciano.
-Padre. i.ticnes frío?
- ...... No.
Y t'r>inó otra vez El silencio,
-¿Y t(!, Débdra? pteguntó al cabo el anciano, como quien despertaba.
Dámf' tu mano. Estús lv~larla, hija de mi corazón! ¿Por qué no hacéis
fuego?.
-No hay combustible, padre mío.
;.No me dijiste que Shepi~ld t<' había comprado los versos que me pediste
ayer?
--~()ln mP rlió dos chelines por ello~.
-Y bien?
Hoy hemos almorzado, padi'C mío.
Dos lá~rimas silenciosas brotaron de aquellos ojos muertos y rodaron
por las mejillas arrug·adas del anciano.
Si nosotras no tenemos frio! -elijo la más joven '1ia. L1. n~blina m1.~1anera
tendía por todos los árboles del rededor su.s velos de sutilísimJ. gasa.
La tierra ubérrima despertaba al beso de la luz y sonreía de gozo. Las
canas del misionero parecían más blancas en aquella mañana; se erguía
la cabeza sacerdotal como un lirio sobre el morado de los ornamentos
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.El:J OC!RREO DEL VALLE 84~()
religiosos; y él se complacía en ofrecer el incruento sacrificio porque alcanzaran
fruto sus predicaciones, porque tuvieran fé los naturales.
Airoso penacho de plumas lucía el Cacique, y ante el sacerdote levantaba
la frente altanera. Sólo la curiosidad le retenía allí. El rezo del oficiante
se confundía con el rumor de un lejano torrente. L~s ind1os rnan
tenían una actitud reposada y un gesto corno de admiración.
El anciano levantó la blanca Hostia y en ese momento el carnpt. se
tiñó de oro y las aves cantaron. Era qne también asomaba el Sol, hostia
fulgurante, divina, entre su cortejo de resplandores.
El Dios del sacerdote se levantaba entre sus manos con eucarística
humilde blancura. Subía sobre las montaña, augusto y radiante, el Dios
del Cacique. Este los contempló á un mismo tiempo, embelesada su
imaginación por el influjo de una imprevista semejanza; encontraba en
el uno algo como elocuente símbolo del otro. Y experimentó dentro de su
alma sencilla un sentimiento de confianza y de obediencia, una emoción
suave y sutil como las canas del anciano misionero y la hostia, como las
neblinas del- campo y el sol de la mañana. Poco después de terminada la
misa, el agua bautismal cayó sobre, la cabeza del inocente Cacique.
Sobre su melena de ébano resbalaban las gotas apresurada, fugitivamente,
y al caer sobre la grama verdecida se quedaban allí brillando como diamantes
en un rico estuche de terciopelo.
JOSÉ A. GUTIERREZ FERREIRA
SUELTOS
Nuestros conlerránecs y amigos,
señores don Francisco
Zawadzky y don Francisco Correa
H., actualmente residen-
/ tes en Bogotá, han concebido
la patriótica idea ele celebrar
el 2v de Julio de 1913, la llegada
del Ferrocarril del Pacífico á
esta capital, con la erección de
una e tatua ecuestre del Libertador
Simón Bolívar. Proyecto
es ébte, digno de nuestro mejor
aplau5o y que merece ser
acogido por lodos los caucanos.
Fdici tamo:: m u\' efu!"Í vamente
á los promotore-s de la idea.
El Juues 2CJ de In~ corrientes,
clau. uró ~us sesiones la Asamblea
del Dcpartaml;!n to del V alle
del Cauca.
Por unos pocos días;. tuvimos
el placer de ver e ntrc nosotros,
al poeta y amigo señor don Julio
César Arce quien vino acompañado
de su joven esposa.
Que su impresiones les sean
placen ter<.~.
En interinidad ha sido nombrado
el señor don Juan F. \Vol:ff
cónsul de Alemania en esta capital.
Nuestras congratulaciones
por Pl honor que ha recibido.
Ha llegado á Cali, el señor General
José Antonio Pinto, Jefe
prestigioso del Partido Conservador.
Feliz viaje le deseamos al señor
don Otto Linzcn inteligente
socio de la casa de Bohmer
&. Linzen. q·uien partió para
Europa en la semana pasada.
Damos el pésame á los rleudos
del señor Ccnón Pino. fall ~e ido
el día 29 (!el presente.
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• EL CORREO DEL VALLE
Despedimos al senor doctor
don Tomás Uribe U. y familia
y al señor don Ismael Sanclemente
quienes regresaron á
uluá y Buenaventura, des~
és de una corta permanencia
en esta ciudad, donde son justamente
estimados.
Muy acertada nos ha parecido
la solicitud que ba eievado el
Concejo al Gobierno Nacional,
para que se construya la Estación
del ferrocarril, en la parte
oriental de la ciudad y sabemos
que para ello ha ofrecido el
Concejo, gratuitamente, el terreno
que se necesita. Bien,
por nuestros honorables Concejales.
OTTO LINZEN
presenta á .sus amigo.s y 1·elacionado.s
atento y cumplido .sal1ldo de despedida,
y en Europa, á áonde sigue, le
será grato satisfacer sus 61·denes.
Doppard 1 Rh .. Alemania
LA RIFA MAGNA
Gra,n acontecimiento nunca visto
t en la Republica
Cuatro millones doscientos cincuenta
mil ( $ 4.250,000 ) pesos por
doscientos cincuenta (~50)
pesos p. m.
SEíS FíNCAS POR U.\'A BO!.E 7'A
Los" pobres por primera vez pueden entrar
en una rifa de millones. Cada boleta entra
en Jos seis sorteos sucesivos y tiene por coo·
siguiente seis probabilidades de adqutrir una
ó más fincas, ó todas seis
He aq•tí el orden de los sorteos y el avalúo
de las respectivas fincas :
ESTA RIFA MAGNA SE LLEVARÁ Á CABO I!.N
SE!~ SORTEOS, ASÍ :
En el primer sorteo, que se
verificará el 16 de junio de
1912. el premio será la casa
número 843 de la c<•rrera 7~.
a,•aluacla en . . . . . . . . . . . . . . . . $
En el segundo sorttlo. r¡u<;:
soo oro
se verificará el 23 de Junio de
1912. el premio será la casa
número 845 de la carrera 7a,
a valuada en .......... , .... .
En el tercer sorteo. que se
verificará el 30 de Junio de
1912. el premio será la casa
número S J. de la calle 22,
junto con el solar anexo, ava·
luado todo en ............... .
En el cuarto sorteo, que se
verificará el 7 de Julio de 1912.
el premio será la casa número
29 de la calle 7'!-. avaluada en
En el quinto sorteo. que se
veriricará el 14 de Julio de
1912. el premio será 1<. casa
númerro 7 S. de la carrera 9",
avaluada en ............... .
En el sexto sorteo. que se
verificará d 20 de Julio de
1912, elpremioseráel CASTI·
LLO DE CHAPI:-
EL CORB.EO DElJ VALLE
PAM-ALA ataca y combate el PALt'DIS~
fO exspuhmndo los paráqitos
de la sangre. No contiene quinina.
Es inofensiva.
PA~f-ALA, le cura del Paludismo,
no contiene ninguna droga noci\·a.
Está libre de Quina.
HA omo vn. algo r(lqpecto á Paro
ala'? Eu un nuevo rt>rnedio para
PI Paludismo, no contiPne quinina
ni droga alguna perniciosa. Pruéhelo.
CALOflOf!O un minuto. Tiritand~
alsiguicntc. Eso es PALUDIAMO. TAme
PA:-.r ALA y restaure su salud.
EL PALUDISMO es producido por
parásitos en la snngre. PAM-ALA
destruye los gérmcne~ de la enfermedad
y restaura la salud
LoR FRfos Y LAS FIEDRER, se quitan
con PA~f-ALA. llna medicina l'lin
quinina ni alguna otra droga perniciosa.
iYo COJ'l'fl f•l riPsf(O de una irrtación
tomando \Yhisko,v 6 Cognac,
para cortar el e&calofrio y componer
el t>Rt<ímngo. l\1rts benéfico sera.
el P:únkiller- de Perr.v Da ds y no le
irritará. Solo el de Pen:r: Dtn·is eiil
ellegtimo
1
RÁPIDA Y EFICAZ
No c:ontleaeQulnloa en olo¡una forma
Ac)ollo lturrino Rivera de Camuy P. R. eacribe:-EI I?r·
Audmot, me informa que ha usado la Pam-ola eA Yanoa
caao• de Paludiamo con muy bue~.os reJult~dos.
El Dr.John D . B:owne d.e San Juan, Puerto Rico eoc:ribeaMayo
26 de 1909. Tengo mucho auslo
E.ate remedio es transportado á todoa los
rincon~ de la tierra, por que no se encuentra
nada tan bueno para curar c:olicos.
calambres, diarreas y afecciones aimilaree
de loe intestinos.
Reduce rápidamente las hinchazo~
producidas por las magulladuras y cortadas,
alivi&ndo el dolor cati al intlant~.
Ahorra mucho sufrimiento y muchae
cuentas del Médico •
Rechaze loa subatitutoe. No hay mas
PaiDkiller que el de Perry Davie
Davia & Lawreace Co .. Nueva Y oak ... ,.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
•
1
EL CORREO DEL VALLE
Gamboa y Nel Ospina
Knox, vendrá á visitar El
Valle en mi Carroussel para
. niflos que tiene de venta, y un
Trampista Africano juego de
elota )americano, que ofrece
e él, ganar mucho dinero. Será
recibido con música, de los
instrumentos que se "venden
g-arantizados para bandas y orquestasJ
en la tienda de mercancias
de
ENRIQUE UMAÑA
¿QUIERE USTED SER DICHOSO
Y no vivir con tristeza, miseria,
preocupaciones tormentosas, sin
amor, sin alegría, sin felicidad? Pida
hoy mismo los medios positivos
para lograr éxito en la vida y conseguir
cuanto se desée; tener fortuna,
salud y suerte, con mi libro que
mando gratis de «Secretos Maravillosos~.
Escriba á J. CATALA-Cansier
Nc.> 2-Paris (Francia) é incluya 5
centavos en sellos ó timbres de correo
de su pais, para la contestación.
(Franquear la carta con 5 centa-vos.)
12-3
PODER GENERAL
Me ha sido otorgado por la
señora doña Dolore A. , .. de
Lourido, señorita 1Iarín Lourido
y señor don Gonzalo Lou::ido,
re. idente~ en el Ecuador,
para representarlos ~n Colombia
en todos sus negocios.
Cali, Mayo de 1912. 1
GAHLOS A. V AHELA.
UNA IDEA AÑEJA y TONTA . •se crer,! l nn t.·¡ guam· ent e, que uJu a
medicina era. benéfica en proporción
á lo rr.pngnan te ele fin sabor y
olor; pero ya ~>abemos que tal idea
era un d1spa ruto. ·o hay Hi nguna
razón por la cual la. medicina deba
ofender á los sentidos má.:~ f]Ue los
alim~n.:o"!, y por lo mismo, uno do
los triunfos más grandes que ha
alcanzado la qnímir.a en los últimos
atlos, consisto en lo c¡ne se p'ncd3
llamar la redención orl aceito do
hígado de bacalao. Todo el mundo
sabe cuan asquer-.~so o~ el sabor y
olor de esta droga en su estado
natural, y no C."! de eitraflarso que
la mayoría de l<~. gente declare que
prefiere sufrir la enfermedad . á
tomar el aceite de hígado de bacalao
puro." Ahora bien, es una do
las leyes de la naturaleza, que un
remedio que os repugnante al 01fato
y al paladar, y r1ue tambicn revuelve
el estómago, no pnecla producir
buenos resultadvs, pues el organismo
se rebela en f::U contra y á gritos
pide deshacerse do é 1. El milagro
apetecido se encucntm en la
PREPARACION DE WAMPOLE
en la cual tenemos la parte -valiosa
del aceite, sin los dem:ís elementos.
Este moderno y eficaz remedio ea
tan sabroso como la miel y contiene
todos los prindpios nutritiYos y
curativos del AcPite do Hígndo do
Bacalao Puro, Cjne Clxtraemos din o.
tamento de loil hígn1los fr,~cos d!i'
bacah10, combinndos cnn Jarnhfl ¡
Hipofo. fitos C\ •m pne t n, Fr< •. .-..cl<.,.
do Maltn y (\~ rf'Z O ::-;¡•,, >~ tre. Tomado
ó.nte3 do lo:> nl inlCnto-;. e;ita
y cura la Dii1pcpsia J\ Prvin;:o, Esr.J'Ófula,
Clorb. i.;, Hcs íriallo<~, AfEicciones
do los l'ulmoues y todas la~
enfermedades augre. "El
Sr. J>r. Ignacio I'lasc>ucia do l:1
llabana, dice: llo usado su magnífica
Preparación de " 'alllpolo y es
inm(ljornble c0mo r.Jnico r"conatituyentc,
lo cual ha Rielo comprobado
n mi prácLi•~1'." Do : n·
ta on las Drogucr.as .- J.;ollca~ •
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 462", -:-, 1912. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686423/), el día 2025-06-14.
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