Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
m Nll 45z- CALI (Hepública de Colombia) E. ERO 18 DE ~ lU
;,)~< ID (ilii~R~I
~ feriodiam ~Uerario, lnhJlrial y tuUaion
1
DiH•<:in•·. JlLI\S g. lH~ARI'f.TTA
La casa encantada
Si yo fuese un Carnegie ó un Morgan ó un R•:>ekefeller ó uno, en ñn, de
esos mortales afortunados que pesan mál'l en la balanza ellos solos que el
resto de la humanidad d.,liente, haría alg-o muy helio, muy hermosamente
ideal y muy dulcemente cristiano.
¿Sabéi::; qué? En París, que es el centro del Uni crso, --eneseParís fantástico
y raro que vió en sueñosJulián del Casal, haría construir un palacio
miliunanochesco, un palacio exótico y bello, al cual llamaría La Casa cncan·
trzda. ¿Acaso no era libr~ también para poner el nombre'! Los burgueses lo
llamarian simple nentc Asilo de poetas y artistas, el cual es, sin duda, menos
armonioso que el otro, verdad ?
¿Un asilo?¿ Y por qué nó? ¿No lo hay para los enfermos del cuerpo, para
los niños sin padres y para los que perdieron por su dicha el espejismo de
la razón? ¿Y no hay en el mismü París u na gl'an casa donde duerme el
águila de Marengo pata los soldados inválid<>s que se fueron tras la bandera
hoscos y fieros al són de la m:1rsellesa'! ¿Poi' c¡ué, pues, no ha de hab<.;rlo
también para estos otros soldados de la humanidad, estos niños ya hombres
y estos locos adorableP que van regando por el mundo la pedrería de sus
ensueños y el polvo de oro de sus alas?
Sería un palacio magnífico con encajes de piedra y juegos de colores y facetas
de luc ~s . con ricas tapicerías de Gobelinos y grandes biombos chinescos
y bibelots japoneses, con árbol e.:; y plantas maravillosamente raros y mármole.:;
intensamente blancos. A seme en ellos tomarh el color correspondiente á través d(> los vidrios
sonrosados ó azules ó violetas. simulando la lumbre de la aurora ó el
esplendor del medio día ó lo~ desmayos del crepúsculo. El del autor de la.:>
On'entales sería rojo: h luz caería sobre él ('Omo un torrente de oro y de rubíes,
é iría á besar l::t frente arrugada y los cabello> blancos del poeta; el de
Lamartine sería azul como un lago tranqui,lo donde se desliza una góndola:
el de Vcrlaine, amarillo pálido como las ojas en otoi'lo ó un lirio que empiL'za
á marchitarse tristcment(•. Graneles cuadro:; de Jos mejorE:'s arti::;tas copiarían
asuntos de los cantos y materializarían el ideal de los dioses ya
muertos .. . .. .
Tendría hermosos parqu0s con juegos de ag-ua y bancos de mus~o para
sentarse á deshilar cmmei1os y esperanzas. En las noches de luna todo~ los
asilados irían allá á aspirar todos los perfumes de los azahares y de los Jazmines
y á oir el rumor quejumbroso del agua en los surtidores. Y la l~ma
que es la novia de Picn·ot y de todos los poeta~. dejaría caer su luz páhdalida
y misericordiosa sobre las cabezas soñadoras que, en cambio de ese bien,
le dedicarían sus ve1·sos má:; hermosos y triunfalés, los sonetos áureos Y los
w>emas impregnados de plenilunio de otoño.
•
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
•
1
1 EL CORnEO DEL VALLE
En el más béllo de e~os parques habría un lago pequeño rodeado de flores
blancas y azules y frente á él, con los ojos tristes y pensativos y un cisne á
sus pies, la estatua en mármol d.el príncipe Luis II de Baviera; y al lado
opuesto otra en bronce del viejo Wagner con una gran lira á sus plantas.
Una gran bíblioteca con todo Jo más antiguo y lo más moderno se enconrat
·ía allí, junto á una litografía completa para librarse de la tiranía de los
editores que no irían nunca al paraíso. Verdad, Edgar Poe?
Y á ese palacio, á esa casa encantada y misteriosa en cuya entrada habría
un arco triunfal dedicado a la belleza. irían á terminar sus días lánguidamente,
primaveralmente, todos los grand€s artistas del mundo. ya acariciados
por la gloda, c~si siempre enemiga de la riqueza,
Entonces no habríamos visto á Poe caído en un arroyo , y agonizando en
un hospital de Baltimore; ni á Gerardo de Nevál colgando de una viga ennegrcida
en un arrabal de la gran ciudad; ni al pobre Villiers durmiendo bajo
los árboles y diciéndole sus penas á nuestra Señora la Luna; ni á Becquer
machacando gloria para comer pan ;ni á Moreau, ''pobre muérdago á
quien un soplo del viento haría morir11 , comiendo alcachofas y tiritando de
frío; ni á Zorrílla empeñando la corona de oro de Granada la bella; ni á tí,
p;)bre Lelian, arrastrando por las calles del Barrio Latino tu pierna anqui-
Jótica ......... .
Sería un palacio magnífico y exótico digno de un Des Es~eintes; pero ....
¡pero esP día no llegará jamás!
1
RICARDO NIETO
TIERRA DEL CAUCA
Va!IC' primacPral \'allt sonoro
C.)ue riega el manso Canea y¡;w•r,Ja r-1 .\ndc.
l>ondc en la noche, !'1 cído ,.~ un !<'~oro.
Dnutle to•lo es ¡:entil, robPsto y gran de a{:'Ua:, f n ·•cas.
Del cuerno pastoral lo~ ecos sord u~ ;
El aroma nali,•o tlf' J;¡s ,: r?s
En flor, la greguería c).., los loros
!.obre los !(U 'lyabales, las castrueras
)Jt>lientes y t•l mugido de los toros :
1·.1 baño en lo·; r«man'>Os cristalinos
IJonrle , entre hel"chos. surcan las c.;auoas,
Bajo las selvas lóbn:gas, los triaoo;
GravPs de las a n scas chilacoas;
La bruna campe~ina r¡ue regresa
IJe la misa del puehlu con prolijo
Paso. y cuya mirarl;~ se .. moelesa
Al divisar, de lejo:<, el cortijo;
La estancia, con su roza r plantanalcs,
Su:; gallinas. sus g anzn ~. y ·;us bimbo5,
Con sns puercos h"' ·~ndo en los corrales,
Y sus esbeltos hobo' 1 < achimhus;
Las capadas cnhit>rl~ de• g u~hinns ,
Arrayanes. tomillo~ ,uom .. tlos.
l>nnde duermen la ~ u·;ta ¡,,, pollino>
Y hraman . P"T la t«rrl<> . In; ,·c nad~>~.
En la montai1R ,.¡ eco de la; hach;~s,
El guabo, ~J I tamarindo. ,.¡ <.!tirimo~o.
El can!tJ de la> á¡:ilt>s muchado;,s
(Jue lavaban la ropa en el arroyo,
Y. tras la I.Jrt>ga, 1 rt'<;c;¡., ~· ris1wñas.
Tnrn;tban , ti los ra\'OS indeci ~ os
l>cl ~u l. c.:ogicndo e•1 la ~ mu~~o~as peñas.
Ma..:<:tas de azahart's y narcisos;
El tibio cacahual coa su 100ora
Puertecia. de traacas que da al rfo,
Sus mazorcas betmejaa que el BOl dora
Y su seca hojanuca, ea. el ..Uo.
La estercolada huerta CQD sus éras
De parras aarmeotalas '1 tardfas.
Sus hortalizas y amplias semeatehs
De melones de oro y de 18adfas.
La madre tierra daba opimos fru
A los dichosos amos los rebaiia.,
Encantados por rústicos caBotos.
Triscaban al frescor de los castaños.
Y las lozanas vacas de altas ubres,
A la cálida siesta rumiantes.
\"cnlao á tenderse en las salubres
\'egas. bajo las ceibas susurraotes.
l"'eliz era en su chagra liel labne!Jo.
~!uc aumentaba su haber r:ou su& sudores.
Y. en el austero hogar. el nti5mo ful'go
Calentaba á los siervo y señor!!
AIH. en el fondo de ese ameno huerto.
Hre,·es fueron las horas de su infanciil.
Y el Valle amado. de horizonte incierto,
La impn•¡:nó su tri"t ~ za )' su (rat:ancia.
I .. a portatla es la misma ele otros dias.
Blanca, bajo naranjos y sauzales.
A ¡,, l~jos, en vastas serranfas
Cierran el horizdntc los guaduales;
La piedra de los fén·idus .. mantes
Cubierta está de llquenes y ¡:rama.
Y las O\'ejas prósperas, como antes.
l'an·n, y PI buey en la llanuca brallla;
,\r¡uí jur<) con llanto amor eterno
l ~ lla. cuyo perfume el aura el~Chala.
.\r¡uf lt·yeron, en coloquio tierno.
Los ;.mclr<:s de Chactas y de A tala.
Todo el Cauca re,·ive en este Idilio
I,J u e un Divimrlad agreste i uspira,
1·.1 dulce caramillo de ViWJ!ilio
,\r¡•IÍ, como en su~ E::logogas. ~;uspira;
L •; el ambiente de \'irgiaia y Pablo,
( 'un su sol, su ternura. su armonía,
Y en medio del s ua,·ísimo retablo.
Comu una corza cántlida: laría.
Tú. Zabaletas, m ras tut re -
L'lari;imos. y ofreces linfas P1JCU
,\1 s'"d ' ent,., ganado y á Jo.; manso*
l ' ver,1oos
Fragantes y de táuta · bellas cosas,
Lenta la tarde cae, y tus lejanoo
Farallooe$ coroua el sol de rosas:
Uo día, al clarear e-l alba, triste
Dejé tus playas. bosques y rastrojos,
Y tú . sereno Véspero me viste
Eo la tarclc. \'Olver allá los ojos.
Por la postrera vez, inconsolables
Pues que con lSlS ros1s vcsrertioas
Para siempre esfumábanse indables
\'ision••s, tras las plácidas cclioas ....
coR:o~ELro HTSPA, ·o
Escrito eo Carac:xs, Julio de 1911.
--·'~~'- ~ -~ . :::;-' "
La nochebuena de Juan
Para Velásquez Qarcia
Ni un mugriéqto peso habí::. podido rebuscar Juan aquel Diciembre
para llevar á su mujer. Nada tenía para dejar al usurero, en cambio de
algunos níqueles, ni nadie había sido capaz de prestarle un solo centavo.
Hacia ya más de medio ano que \'agaba sin rumbo y sin trabajo y habian
sido inútiles sus esfuerzos y vanas las recomendaciones; nadie lo habia
querido ocupar <>n nada.
Tres chiquillos rubios como las madmas espigas; de rmpilas dolientes
y en cuyas tiernas bocas la miseria había puesto su sello doloroso, alegraban
en veces, con su ingenuo reir. aquel desmantelado cuartucho, en don·
de Luisa, su mujer. se mustiaba sin queja!'l, sin vanos reproches, dulcemente,
como se mustian y se mu ren las flores enfermas en los suelos re-secos
y áridos ..... .
Llegó el 24 de Diciembre. El cielo radiante.
El sol ardoroso, caía implacable sobre las desiertas ca11es de la ciudad
de D. Gaspar de Rodas y de la· estirpes esclarecidas, y ponia sonrisas de
primavera jocunda en Jos semblante de los hombres y en los contornos de
las cosas.
¡ . La tierra, ora tenía vahos ele hornaza; ora suaves emanaciones de
hembra refinada y penersa.
Todo es contento y risas en los campos vecinos. Ríen sonoramente •
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1
•
EL OORUEO OF.f, V<.\ LLE 8270
los cascabeles de los coches: ríen los burros hartos, ~n sus cuadras; riCn
los bueyes libres, en el pi·ado; ríe la maritornes africana que b;lte en la
amplia paila la natilla; ríen las bocas millonadas de besos, de las jóvenes
casaderas; ríe el Niño Dios err el Pe::;ebre, y al adusto Carpintero le chorrea
la alegría por entre la maraña de sus barbas de ébano.
Juan llega á su casa; Luisa hacía milagros en unos calcetines de su
marido, y los chiquillos, sentados á la puerta, contemplaban con ojos es-
·pantados un globo que ascendia lento, sereno por el espacio diáfano y tranquilo.
Ni un grito de alegría; ni un gesto de albm·ozo; ni siquiera un lfgero
ademán de entusiasmo; parecía que la mano de hierro de la miseria
hubiera paralizado sus gargantas y atrofiado sus nervios.
- Luisa, ni un ::;olo peso. No he podido conseguir nada.
- ¿Papá nosotros no vamos á h::tcer nochebuena? Si viera que buñue-los
tan lindos los que están haciendo donde Doña Manuela.
Juan nada respondió; hosco y bravío se sentó en el rincón más oscuro
del cuartucho.
Hacía mucho tiempo que Juan venía soportando la rudeza de un destino
inclemente, y ya era tiempo de que tomara una resolución definitiva y
terminante.
¿Matarse?, imposible, le tenía un míedo atroz á los infiernos y sobre
todo al crujir de dientes. •
¿Que haría? Por el momento resolvió pasar donde Doña Manuela,
una vieja solterona riquísima, á pedirle un plato de su noche buena, para
satisfacer los deseos de aquellos chiquillos.
Sin preámbulos, se llegó hasta donde ella estaba oon los brazos desnudos
y las manos enharinadas, y le dijo:
-Aquí están estos muchachitos, Ud. verá si deja que se les reviente la
hiel . .. . . .
Doña Manuela colocó en un plato tres hojuelas y tres cucharadas de
miel negra, y con mística frase y voz de sacrÍIStán, les dijo:
- Esta es la nochebuena que les manda el Niño Dios por mi con- ·
dueto .. .. . .
Los chicos se miraron largo rato en silencio; ninguno quiso tocar aquella
grosera limosna; y callados y tristes fueron desfilando lentamente por
los corredores llenos de flores. Juan se había llevado á la boca un buñuelo.
Aquella noche durmió bien; era la primera noche buena que pasaba
en treinta y cinco años de vivir afanoso y rebelde. ¡La miseria lo habla
tornado sinvergüenza!
Cuando Juan salia de aquella casa D 1~ Manuela batiendo unos huevos
repetia por lo bajo:
Dulce Jesús mío, mi Niüo adorado, vén á nuestras almas, vén, notardes
tanto.
s. DELGADO URIBE.
tlimno al árbol
Plantemos nuestros ú ¡·boles la tierra nos convida:
Plantando cantaremo.<;
Los h1"mnos de la vida ;
Los cánticos lJIW entonan las ramas y los nidos,
Los Titmos e.<:condidos
Del alma universal
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
•
EL rORREO DF.L VALLS
Plantar es dar la vida al gene•roso amigo
Que nos defiende el aire
Que nos ofrece abrigo;
El c~·ece con el niño, él gua?·da su. memoria.
En el laurel es glo·ria
En el olivo es paz.
El á1·bol tiene una alma que ·rie ent1·e sus flores,
Que piensa en sus perfumes,
Que alienta en sus rurnores;
El brsa con la sO?nbra de su frondosa rama,
El á los hombres ama,
El les reclama amor.
La t ie-1-ra sin 1111 árbol está de.cmuda y m ue?·ta
::alZado el hnri.zonte,
La soledad de.c;ierla;
Plnntemo.c; pa·ra darle bellezas y annunías,
Lat·idos y aley?'Ías
Sonrisas y calor.
El árbol p1'de al cielo la lluvia que nos vie1·te,
Absorbe en ?'l..?tP.<;tros aires
El génnen de la muerte;
Por él snbe á las flores la sanq?·e de la tie?Ta,
Y en el perfzune cncierl'a
Y eleva su oración.
Proteja. Dios el árbol que plante nuestra mano:
Los pája?·os aniden.
En su 1·amaje anciano;
Y canten y celebren
La tierra bendecida
Oue les infunde vida.
Que les prodiga amO?·.
ZORRILLA DE SAN MARTIN
(Argentino)
Cuento andaluz
Era una fiesta en un cccorralll sevillano, y apenas hube oído el estribillo
de una seguidilla, divinamente cantada por nna simpatiquísima morena,
le dije á la useñáll Carmen, la vieja más vieja de las viejas que al!í había:
- ¡Qué bonito estribillo!
- ¿Le gusta á usté?
- Muchísimo. iSi usted supiera cuánto sentimiento tiene!
- ¡Ya lo c~·eo que Jo sé! Como que sé quien lo inventó y porqué, y
cuándo. En fin, toito.
j l.Qué usted sabe?
- iVaya! •
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CORREO DEL V A [,LE
-Cuente.
-Escuche.
Fue .... allá por el aflo .... jay, hace mucho tiempo! Los que polleábamos
entonces estamos ahora calvos.
Y fue en el < quimer:.s
como pobres pájaros heridos
mis sueños aletean.
Agrupada la gente de la ald el pesar y el desengaño
surgen siutestros tle sus hrumas densas
}' sus olas se eucr pan y se ag tao
Yo e~toy St'rC"i\ ele tí. b~jo las palmas.
y sue-iin qtH' se br-san our-stras ;dnrts
b~jo ti rojn tlnsc>l de tu sombrilh
cuanrlo pasa u mi< f iutt>lJr s tristez:1s.
silentt·s, majestuosas y sombrías,
como gtín•lobs oegr:¡,.
1
ASllRF.S ~~ \"1 ,\
Mariposas negras
P réceme tu alegre carcajada
como una mofa á mi dolor inm~oso
, No oíste por \'eutura la ca1J1rana
que aquí en mi corazón toc.'l.ba á muerto?
(No Yez? -· · · · ·Esta es la cám:1ra mortuoria ....
!le luto est<ín •·estidos mis recuerdos ...•..
• "o profanes mi pPua. adentro lloran····· •
Hoy d.: mi corazón sacaron muerto!
·l'?- " ...
1 h\' rccuPnlns- .gus1oos d~ la \-i•la.
de los gusanos de la muert.: ltermano' -
que uuuca el alm:J. oh·ida;
que más no muerden mientras má5 se alejan.
porqn,. son el ,·eneuo qu uo~ dejan
del mumlo lo·; fatí•licos gusano '
Ln uu límpido ci..to <·ntrt• visto•<>q
ccl•ies l•rilla el sol,
} ucu lt" 11\li"U negra :.t prvpio ltt'mpo
.lcsat.:t en rt'cia lln\'Í:t Sil n·ll6n
Cu ola, vect:! · tatnhi~n de '·' dlt·gría
luce t'n 1111 fr.:ut" el ~ol,
y tni l.ígrunas caeu entn~ t:tnto
nrmido el lago á nuestros pies temblaba,
Y se abrían las flores, por el beso
I>e la lui rlespertadas. y nosotros
Oíamo:;, callados, el silenc.1o.
Y viéndonos unidos y -fel;ces,
P~nsámus ea las almas Sin coU';uelo
<,Jue no se 'unen jamás, aun•¡ue S(' bllscao.
Y que sucumben. persiguiendo un sueño .
..,.. __ Pensamos en aquellos corazones
Do arde la llama de un amor eterno.
_Y no encuentran uo alma que los ame,
Y p~sao tristes ...... en la vida m uNtos.
Fue sueño? Fue \'enbrl) ..... .
-iAy! iCuáutas veces.
Cuando víeoe á mi meDte ese recuerdo,
1\l i corazón, enfermo de trist~za.
Palpita entre la nieve del_iovlerool
IS~IAEL E~R!QUE ARCIXIEGAS
Ma·drigal sangriento
t
i El Rey vuelve ! El Rey vuelve ! ¡ Ya se acerca su cortejo triunfal!
Y el viento lejano trae los acordes remotos de las trompas bélicas, y
el eco bárbaro de los corceles que galopan hacia la corte, llevando en los
· alzones cabezas cercenadas de mil enemigos. Flotan eomo banderas desplegadas
las vestiduras manchadas de sangre. Ondean los turbantes
gallardos y rotos. Un viejo soldado lleva hinc:tcla en la moharra de su
lanzón una cabeza de luengas barbas hirsutas que .fue del Rey adversario.
Y el Rey vencedor, un Rey joven y pálido con cara tlc niüo, corre entre
su hueste con los negros ojos fijos en la ciudad .va c:.:r~.:ana, buscahdo su
palacio de mármol, sus jardines de risa, su Reina t1e gloria.
iEl Rey vue!ve! ¡El Rey vuelve! iYa se aL:erca su cortejo triunfal!
Es una joyante avalaneha que fulg-e al sol como un torrente de piedras
preciOSlt:> Traen los g-uerreros el júbilo en los ojos, la risa en los labios,
el triunfo en las cimitarras. Vienen rotos, sucios, llenos de sangre y
de gloria, buscando en sus hogares pan, reposo, un beso .... Gritan y victorean
mientras cabalgan.
Aullan .... Y lct ciudad los ve llegar sin conmoverse, silenciosa y esquiva,
como si desdeñara sus triunfos guerreros, como si aquellos corceles
no trajeran hermanos sino invasores brutales y opresores que han de poner
á la eiudacl en cautiverio.
No hay gente en los caminos. Nadie salt' al encuentro de los soldados.
No llegan las vírgenes con sus flores y sus bocas risueüas. Sólo al-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
•
1
CORHEO DEL VALLE
- - ----
guna viejuca que se afana en los campos, vuelve sus ojillos tristes hacia
la hueste, y exclama sollozando:
¡Pobre Rey~ ¡Pobre Rey~
Y en los campos orientales. siempre baüados por un sol optimista, florecidos
por una flora riente y ubérrima, parece haberse posado la sombra
invisible aciaga, de un gran infortunio. .
¿Por qué la ciudad regia enmudece al llegar los soldados? Partieron
anta*> á combatir muy lejos, contra Jos enemigos de la patria. Se les vió
marchar con orgullo. Eran bravos y fuertes, los más diestros, forzudos,
Y valerosos de la ciudad. Y habían trascurrido algunos años, dos tres años
de sozobra, en que se les dió por muertos y vencidos. Y habían triunfado.
Y volvían ...... ¿Porque la ciudad que los vió ir y que los esperó durante
largos días, callaba en un silencio melancólico y huraño? ¿Por qué el Palacio
Real enmudece cuando torna el Rey '? ¿Por qué no está la
Reina en el jardín sus esclavas, llenas ele rosas las manos de jazmín,
y de luz los ojos ele ámbar? El Rey era joven, apuesto, romántico.
La Reina em niña, de una belleza ft·ag-ante y mag-nífica, pasional como
una hurí de leyenda. Eran recicn casados y se amaban con idolatría loca,
cvmo uo se amaron jamás amantes parecidos. Aquel jardín oriental, saturado
por el aroma de mil flm:es sutiles, se había estremecido de risueña
v.:>luptuosidad, cantando con su voz imprecisa y alegre, un largo epitalamio.
Y un día el Rey tuvo que partir hacia la guerra. Lloró la Reina toda
un 1 noche de angustia. Por la mañana vió marchar al Rey entre sus soldados.
Pasaron dos, tres ai'ios de zozobras. El Rey había vencido. El Rey
vJlvía. Y la Reina de las trenzas de oro y la frente de plata, no estaba en
la escalera de pórfido esperando á su amante cor1 las manos llenas de flores.
iEl Rey vuelve! iEl Rey vuelve! ¡Ya se acerca su cortejo triunfal!
La ciudad sigue muda. Se ven soldados. Su vocerío confuso se precisa,
se discierne. Ya entran por las calles, ya retumban las herraduras
férreas contra los guijos. Ya resuenan por doquier sus espadas y sus
trompas marciales. Nadie los ve llegar. Las casas están cerradas, inhóspitas.
En la ciudad hubo una peste hol'renda que sembró de cadáveres el
suelo. La Reina fue atacada por un mal bárbaro, monstruoso. Curó. Sus
esclavas obstinadas, no le quisieron dar el espejo durante muchos días.
Una vez, al fin, la Reina se miró y cayó desmayada.
iEra fea, fea, de una fealdad repugnante horrible! Y desde entonces
la ciudad, consternada, había dejado de reír. En los jardines regios no
cantat:.6n nunca los risueñores al anochecer!
iEl Rey vuelve! iEl Rey vuelve! ¡Ya se acerca su cortejo triunfal!
Y el Rey joven y pálido, con rostro de niño, recorre perplejo la ciudad
entre su hueste. Ante la puerta de sn palacio, descabalga. Dos negros
colosales que custodian la entrada, tiemblan. Solimán no se puede
contener y les interroga:
- ¿Dónde está la Reina?
Los etíopes no responden.
- ¿Ha muerto?
Los etíopes mueven el ébano lustroso de sus testas negativamente.
Y el Rey, huyendo de sus soldados. loco de celos, de incertidumbre,
de ira, corre al través de los jardines tristes, en los que se han mustiado
hs flores y se han secado las fuentes. En la escalera un grupo de azafatas
le sale al encuentro.
-¿Dónde está la Reina?
Las azafatas no responden.
- ¿Con quién me hace traición la Reina? ¡Contestad, estúpidas!
¿Con quién'! •
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CORREO DEL VALL8 g276
---------------------------------------------- ----~~
- Con nadie, señor. La Reina está en palacio, muerta de pena, e~pe-rándoos
. ...... .
--Llevadme donde esté, quiero verla, verla ....... .
Señor .. ...... es imposible. Señor. . . . . . . . .. .
Y rodean á Solimán impidiéndole penetrar en su palacio. Solimán las
empuja briosa, brutalmente. Entra.
Va loco por las estancias reales, arrollando cuanto encuentra al paso.
Cruza los salones cerrados, cubiertos de tapices silenciosos, y en los que se
han apagado los pebeteros, de los que huyó el amor y la felicidad.
Cruza los patios que fueron rientes, y al través de cuyas balaustradas
se filtraba el sol como por un encaje. Cruza la penumbrosa estancia nupcial,
donde hay un tálamo yerto. Y en voz clamante dice de vez vez:
-¡ Zulima! ¡Reina! ¿Dónde estás? ¡Soy yo, yo, yo!. ...... .
En todas partes encuentra el Rey lo mismo: soledad y melancolía.
Por fin en la mazmorra, llena de telarañas, vecina de gapos y babosas
inmundas, halla una puerta cerrada. La golpea furiosamente.
¡Zulima! ¿Estás ahí? ¡Abre! ¡Abre!
Hay un gran silencio pavoroso. Al pie de la puerta hay una débil ra-yita
de luz. Dentro, se oyen sollozos contenidos y desesperados.
- ¡Abre!
Al fin, una voz Je cuita, dice como un suspiro :
~ N o puedo, amor mío, no puedo .. . .. .
-t. p or que' , a lr oa, por que' .? S oy yo, yo, yo ...... .¡ q11 b re.'
- No puedo, amor mío, no puedo .... . .
Abre, alma, abre! ..... . .. . . ¡Soy yo, que te adoro, que te idolatro
como nunca, que vuelve ávido á ver tu cara, tus ojo1>, tu cabello áureo, tus
divinas manecitas pequeñas! ¡Abre, Reina reía, la Rei~ más bonita del
mundo! · ·
Del interior ha venido un ¡ay! hórrido, tremendo, calofriante.
- Ya no soy bonita. Soy fea, soy espantosa. Un mal inmundo me
ha con vertido en un monstruo. Te daré asco.
-No, bien mío, no. Seguirás siendo bonita. ¡Eso:; ojos tuyos! .....
- Son repugnantes. Están llenos de pus y de miseria.
- ¡Esa boca tuya! . ... . .
- Está sin di~ntes . .. .. .
- Esa hermosa cabellera tuya!
-Ha perdido sus hilos de oro.
- Esas manos, esa frente, esas mejillas. de rosa.! ..... .
iOh, no, no, no!
Soy toda horrible. ¡Toda! ¡Toda!
La voz del Rey ge alza cada vez más. La ,·oz de la Reina se debilita
más cada vez. Es un diálogo monstruoso que alguno.;; palaciegos, distantes,
escuchan temblando.
Al fin el Rey exclama enternecido:
- Abre. alma mía, aure. ¿Qué importa la uelleza perdida? Queda
tu alma, tu vo:t Y además, estos ojo míos, que tanto han degeado contempl<
Jrte, encontrarán en las ruinas de tu esplendor un rostro divino.
iAbre! iAbre!
Dentro parece vacilar la Reina. El Rey sigue insistiendo con voz pla-
/ ñiclet·a, persuasiva:
Te adoro, Zulima, Reina. Te adoro más que nunca. Piensa que
llc:vo tres ai'los sin verte y que muchas veces creí no vert~ más. Vengo
triunfador, ávido de tí. ¡Abreme, que me corre pl'isa, que me corre prisa
de verte!
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1
EL CORREO DEL VALLE
-¡Verme! ¡Qué horror! Antes me mataría. ¡.Jamás! ¡.Jamás! Hablemos
separados por esta puerta propicia. Yo te siento. Tú me !Clientes.
Mi voz no ha perdido su encanto. Es lo único que me ha dejado la inmunda
enfermedad. Hablemos. Me amas. . . . Te adoro. . . . Hablemos . ...
Nuestsas almas se besarán en silencio, á través de la puerta bienhechora.
El Rey se estremece al escuchar estas palabras. Todo su sér tiene
una conmoción de infinita piedad, de infinito amor.
Abre, dueña mía, ídolo. Yo te veré siempre bella. . .. Te lo juro.
• ¡Abre!
Hay una larga pausa. Al fin la Rl3ina exclama débilmente, como si
soñara:
-Sólo hay un medio.
-¿Cuál?
-Que fueses ciego.
Y si yo fuese ciego, ¿me abrirías? . ...
- Sí.
El Rey se yergue en toda su estarura gallarda. Lleva su diestra al
puflo de la gumía. Desenvaina el acero. Con su punta fina se hace saltar
un ojo. Luégo el otro. Ya ciego exclama imperativamente:
- ¡Abre!
Y á tieHtas penetra en la mazmorra. . . . Se oye un bes0 . ...
LUJS ANTONIO DEL OLMET
SUELTOS
• La Junta de Ornato, á la
cual debe la sociedad de Cali,
muy gratas horas de solaz, organizó
y llevó á feliz término,
en la noche del sábado, un bellí·
simo Concierto á beneficio de
la estatua de nuestro Prócer
don Joaquín de Cayzedo y
Cuero.
Los números del programa,
estuvieron á cargo del "Cuarteto
Nacional" y de las distinguidas
damas señora doña Benilda
C. de Eder, y señoritas
María Luisa Ramírez y don Camilo
Correa.
Personas que tuvieron el placer
de asistir, nos han informado,
que el último concierto superó,
si esto es posible; á los
dos anteriores. Reciban por ello
puestra enhorabuem\,
Hemos leído en los periódicos
del Norte, que el doctor
Leonidas Medina, Canónigo de
la Catedral de Bogotá, ha sido
preconizado Obispo de Pasto.
Reciba nuestra galante
bienvenida el Sr. Dr. don Teodomiro
Calderón D., quien ha
regresado de la Costa.
También saludamos al señor
don Pedro Calderón y á su apre- .
ciable señora, quienes procedentes
de Tuluá, se encuentran
en esta Capital.
El señor Dr. Rafael Pombo
M. ha sido llamado á ocupar la
Secretaría General de este Departamento.
Por unos pocos días, y de
paso para Bruselas á donde va
como Cónsul de Colombia, estu-vo
en esta ciudad el distinguido
hijo del Cauca doctor Domingo •
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL. COUREO DEL VALLE. 827&
-------------------------- -
Irurita. Que su permanencia
en el viejo mundo le sea muy
provechosa.
Tenemos el placer de engalanar
El Correo del Valle
con la magnifica poesía, que
desde Caracas le dedica Cornelio
hispano á la incomparable
tierra caucana.'
Ayer regresó á la capital
de la República, nuestro simpático
amig-o don Jerónimo Velascoy
los demás artistas del Cuarteto
colombiano. Que lleven
muy gratas impresiones de la
Reina del Valle, son nvestros
votos.
Saludamos á los señores
don Julio Rómulo Delgado, don
Francisco Sinisterra, do:1 Tobías
Castañeda y don Heliodoro
Rodríguez. A quienes hemos
tenido el gusto de ver en esta
Capital.
Para Medellín ha marchado
el estimable joven don Capitalino
Sáncbez Z. Anhelamos porqu~
tenga un feliz viaje.
En la noche del 14, con la
solemnidad del caso, tomó posesión
en la Sala de las Sesiones
del C:::ncejo, el señor J:l¡.
Miguel Garda Sierra, quien
por Decreto del Poder Ejecutivo
ha sidn tlOmbrado Gobernador
del Departamento del
Valle.
Por estar en receso el Tribunal
Superior, tocóle al talentoso
jm·en señor don Andrés J.
Lenis, en su carácter de Presidente
del Concejo, tomar al
nuevo Gobernante la promesa
leg-al. Las palabras cruzadas
entre el Honorable Concejal
Lenis y el Dr. García Sierra,
llevaron á nuestro espíritu gratas
y halagadoras esperanzas
para el futuro.
No terminaremos estas eas
sin darnos el honor de reproducir
ias consoladoras f ses
que, sobre tolerancia, lanzó el
D ... García Sierra en el discut.so
á que hemos hecho referencia.
Helas aquí:
« En ese ideal quiero cimentnr mi
Administración y uo será lejano el
día en q_ue. me veais sacrificar ~~:~is
propias ideas y mis más caras ilusiones
en beneficio de la reqión que
se me ha encomendado va í mismo
os juro que al asumir las funciones
de Mandatario he roto voluntnriamente
lai! ligaduras qae me
unían á determinado partido poli·
tico y anhelo fundar uh Gohierno
de todos y pam todos».
En extremo sensible es el
triste suceso ocurrido en la da
férrea, ocasionado por la locomotora
en el túnel número 9.
Suce~o que lle,·a la desgracia
á mucha personas.
C:ildn ... ,·, 17 de Enero dt' 191 :.!.
"Correo'', Correo Valle.-Cali.
Locomotora número 2, departamento
construcción, desIizóse
hoY, ocasionando muerte
tres (3) Óbreros túnel número
9, hiriendo siete (7), algunos
grayementc. Conducidos hospital.
Corresponsal.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1
8279 EL CORREO DEL VALL~
u. 'A GRAl T CRUZADA
La m a vor cruzada de los tiempos
moderno~ es guizus e!'la. en que Qe
hallBn empeñados los Gol)lernos del
mundo ci,·ilizado, (,sea la ele combatir
con éxito, impedir y curar la
tuherculoSJS, y modificar bs con-
• diciuncs sanitariai:'l, higiénicas y profiláticas
que clan or~gen á la propagaci6n
de esa ternble plaga. ~n
esta gran cruzada. la imnortanc.Ja
de aumentar en toda torna la resJHtencia
del paciente contra dicha enfermedad
está reconocida cf•n mayor
amplltud que ante~. Con el mejor
tratamiento moderno, rara yez sobreviene
la m ucrte; pero e u las J?Crsonas
debilitndas. y con sanF.re tmpnrn,
la enfermedad suele resultar
fatal. E tá concedtdo por las autoricL'ldes
médicas de todas partes,
que el aceite de hígado de bacalao
es el m, Debilidad y Mnl
E~tado do il)s J\eHios, aqÍ como todas
las afeceionrs r¡ue procedl•n. da
Sangre Impura. '•El Sr. Dr. Adnnn
de Garay, Profesor de Medicina en
México, dice: Con buen éxito bo usado
la Preparación do 'rampolo <'n lo~
An<',micos, Clorólico~. en lit. n c nru9-
tenia. y en otras cufcrmcdnde quu
dejan ñl organi:mo dt•bil y la sangro
em¡Jobrcciua y los enfermos ~o han
vigorizado y' aumentado en JH' o. "
Nadie sufre un dcst•ngailo con ~:stn ..
De venta. en todas las Dohcu.~ •
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1
EL CORREO DEL \'ALLE 8280
'l'ODO Ml'C'I~A('HO ROBl"STO Y S.\NO
gusta de cslnr haciendo pirnctns
y yendo á Jngares pelip;rosos, donde
se cortn \'so magulla. Por lo
cual las madre!'~ delwn tener si ... rnpre
íi mano el flttinkil/r!f' p,•rry lJn•
·i~.
-¡>AM-ALA limpia el sistema de P.\LIIDIS.\
W. Por qué tirita cun escnlofrios
cuando estos se curan tomándola?
PAl\1-ALA libra el sistema dP PALUDISMO.
Es ecl óltimo dPscnhrimiento
para la terril>le enfermeclnd
LOS l\lOSQI ' lTOS ,;rouucen el PALU·
niS.\10 . PAM-ALA, el 11UC\"0 remedio
lo cura rilpidamcute .,
1
IIA orno t·n. nlgo respecto á Pam-
nla'! Eu un nue,·o remedio para
PI Paludismo, no contif'ne quinintt,
ni droga alguna pernicioso. Pruéhelo.
PA.\1-,\T • .\, le PUrll tlel P.\T.trniSMo,
no < ontiPIJ.:> llilll!'lllla droga nosiYa.
E:-;tá libre de <~uininn..
El Pulrulismn es pr·od!.lcido por
pa I'Ít si tos en la sn ugre. Pam-a·Ja
dt>strl!ye los g-f.rmenes de la eufer.
wedad y restaura la salud.
Cnlurosn un minuto. Tiritando
ni sig·nil'ntP. EHo Ps J';¡/udi.omw. 'I'ome
Pnm nlny re . .:taure su salud.
- _-_-:::.-_:::::=-:-=.-
NO CONTIENE QUININA NI NINGUNA OTRA DROGA PERNICIOSA
Eficáz aún en los Casos más Desesperados
El auacrito M&lico y Cirujano de la Univenidad ele
Madrid certifica:-Que en muchoa caooo de Paludiomo,
recetó con muy buen resultado la PAM-ALA
l' etpecialmente cuando la quinina no habia oenido.Dr.
jo~
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 452", -:-, 1912. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686417/), el día 2025-06-14.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.