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José Joaqa1n P
Fué El Fígaro-la preciosa revista habaner
todas m~ simpatfas, quizá, por ser la obra maeBtr~t aja;cN~~riCI~·.
Pfchardo, ó quizá talvez porque ella registra en suB'
llardas producciones de la mentaltdad e ana- el
noticia de la muerte de Jtsé Joaquín Pa , el dul~~iDlilfi!ir
misterioso que cantó con. suaves sones al Amor y ot1~;¡1~~t.;-i1Q.SiiÜtl~IS
la Libertad.
Conocí á Palma hace muchos aft.os á su paso pqr
de Cuba, su adorada tierra, recién libertada. é iba
Guatemala, en donde, aft.os atrás, babia establecido
pafiaba su hija la inteligente,. bella y sealoct;ora
vergeles americanos tonificadas por los
quien, al presentármela dijo el poeta con orgullo
mejor obra.
Yo babia leído ya, y aun sabia de memoria mu
cancionero, que á mi vista se presenia))a, plateados J
brillo efocuente que la juventud, toda llena de ideale:l
eiasmos, pone en la mirada, pero amable y bueno, como lrlen
• en largos afias de experiencia, del dolor, de la alegri}¡ y- del
quien los desengafios han tornado coadescendiente y ben6vola
los caprichos, para todas las locur~ arrebatos de la ju ........ u .....
el nervio de la vida, escala de ·per ión en que cada
dolorosa experiencia y á carla tram e van dejando jirones
sabia de nuestro cerebro y sangre e nuestro corazón.
1 Causseur de palabra florida, mucho charlamos de amor y de~~=!~f.~ las tierras por él recorridas en su lál'f{O exilio y de ]a pujanza
raza, que por caminos de persev ranoJa y de altos ideales, _podría
puesto emmente cual ya antes en los lejanos tiempos del di
y del inmortal Trajano, ó en Jos mu recientes en se oulll'll~
ria las letras espafiolas merced á los Cervantes y
López, Góngora y Luises de León y los terci ... s reales
de Castilla;, invencible, por Fland la. industriosa con
por Italia la bella con el invicto Gonzalo Fernlindez.
A esa charla prestaba todo el encanto de la de •• ,~ ... ~r.GP
su espíritu la di vi na América y en ella tomaba parte l
jandro Dutary, el ingenuo ena:tnOrado de lo beKo. muerto-A
fio en liara dolorosa.
Palrrta éstuvo pocos dfas entre nosotros.
rgarse d~ nuevo de la Biblioteca Naeional
raJ de Chba. No volví 4 verlo. aunque sf
de, ya por letras suyas, ya por referencias
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EL f'OTITI EO 08L \' ,\ LL~ ·:
La última noticia que del poeta tu ve, antes de ésta que me trajo El
Fíga1·o, me la dio su mejor amigo, el g r an maestro de la Democracia en
América, el doctor Zamorana. Hablábamos una noche en esta ciudad de
cosas viejas y agradables y surgió de pronto el recuerdo de Palma. Y á
una pregunta mía, <>1 anciano muestro, con trist eza profunda me dijo como
era ya el cantor de Centro América un condenado de la vida, de esta
vida terrena que tantas veces y bajo tan difere ntes aspectos se repite, y
«Cómo por una ley etema que con él ~.e ha mostrado inflexible-tales sus
• palabras- ha sido cc...stigado cruelmente hi r iéndolo en lo que fué fuente de
glorias y placeres para él. Un cánce1· en la lengua, que ya hoy le arrebató
la palabra, ant icipación del gran s ilencio inquietante, lo prepara para
la tumba. >>
jQué sombría y t ris te debió ser esa agonía de Palma! Cómo llorarfa su
corazón, ante la cruel enfe1 medad, recordando los días en que al influjo
de su poderoso acento las multitudes estallaban en aplausos sonoros y en
vivas multipl icados, ó aquéllos otros en que con acento dulce, como el
murmullo de una fuente que enüe guijas y musgos y helechos se desliza,
envolvía una rleclaración ele amoe en versos de g1 a tos hemistiquios deslizados
en los oídos de la bellas mujeres que supo hacer cautivas en su ju-ventud!
.... . .
Ya hoy-hagamos la observación bien que no es nueva-el romanticismo,
esa bella ilusión ele nuest1·os abuelos murió en América, último baluarte
en que se había refugiado! Nacido con Víctor Rugo y Theopile
Gautier en Francia, tuvó en América yasto imperio y resonancia. La musa
galante, que gustaba aguardar, tendida la escala de la ventana del ensueño
el canto de la alondra en h alborada ma tutina mientras reía la luna
y cruzaba rápida, Diana cazadora de estrellas, por los prados celestiales,
tuvo muchos cu ltivadores, muchos ~ma n tes, muchos caballeros en su
guardia de honor. Y uno de ellos fué Palma, ¿No conserváis de sus
versos, que en la primera juventud todos aprendimos dememoria en tierras
de Amér ica, como el rccu€:rclo de una música lejana que en ocasiones persigue
vagamente nuestl'o oído y que trae añoranzas de cosas queridas que
fueron y que ya nunca jamás han de volYer'?
De esa pléyade romántica, muerto Palma, sólo quedan ya dos cumbres
nevadas, en las lej:.mías del Sur, en la oquedad de la desilución.
Carlos Guido Spano, el del clásico chambe1'2,·o que parece t omado de un cuadro
de Teniers y Rafael OlJiigado el poeta millonario, cantor de dulcedumbres
y emoti vidades.
La humanidad envejece rápíclamentc. se emancipa de todas las trabas
creadas al pensamiento y remueve todos los obstáculos materiales que
por siglos di ficu ltaron su ¡,rogre:;o. Nacen los hombres de hoy sin ilusiones;
en sus ojos se neta la fieh1 <.> del desencanto que los invade apenas
llegan á la vida. No h~y a m n· s pa·~ i on nl es ni novias pi lidas consumidas por
la tisis y de la bios mn.l'chitos por falta de besos. Como dice Rubén en su
Canto de Otoño en Prima vera, ya no hay princesa que cantar y los románticos
no tendrían hoy atmósfera propicin en que agitarse. Pasó ya su
tiempo, cumplieron su misión en la t ierra é hicieron bien en irse, unos rápidamente,
otros mucho tiempo después de haber cesado el canto del pájaro
azul en el jardín del en::;ucilo. De estos rezag-ados fue uno Palma.
Nuevos id e al ~s de la vida que en sustancia no difieren de los antiguos mar·
caron otros rumbos á tedas l&s a <.:ti viclndes y á todas las manifestacione
El romanticismo cedió en b1·cve su puesto y pasó á hacer compañía al el
sicismo. Vinieron luégo otras escueJps y otros métodos y hubo poeta
simbolistas y veristas, decnd 'ntes y reali:;tas. nc0misticos y modernista
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EL CORREO OF.rJ V A LL E ~:WG
y hasta futuristas. Otras liras cantaron al Amor, á la Religión y á la Patria,
pero en nuevas formas y bajo n wvo~ asp '~.-:t n"> filosófkos y
morales. Y el ruido de la nueva canción ap:.tgú el ec·o de la antig;ta, el '!
que apenas ce>mo ya expresam03, un rum0r r.}suena en ml:!as de esas hora1 el recuerdo ele Palnn nos ha d~l~itarlo.
Sus versos venían á nuestra mente rápidos y C:'ntonces era imposihlc separarnos
de él sin repasar el Couto á llcnrl11ra.". las Tiwich/a.c; del Al111a ó las
bellas décimas dedicadas á la m~~mm·ia de los .c•studiant"s dP Medicina fusilados
en la Habana. Palma ha sido para nosotros como un vit>.io amigo
fi~l, siempre dispuesto á r3ciLarnos am1.bles historiaJ el·~ fiero3 V.l.lel'l'cros.
galantes trovadores y divinas mujeres, El recuerdo que del l.omhre
guardamos es corredo y amable. El del po-:::t1 muy íntimo ~· muy querido.
Sentimos, pues, la lesaparición del hombre, pero comprendemo3 que
con él no se ha id'o del todo el pocta,que vivirá en sus vcr~os como bs dulces
tocatas escuch~das en la infancia duermen en un rincón del cerebro,
como las gratas añoranzas en un escondrijo de nuestro corazón,
GMO. ANDREVE •
A ... ,
• • EN EL lJAfLE
Noche de amor! Perfume~ ;umonía,
Juvt:ulud y plact:r y J.:l!lltikLa
Llenaban los salon·s
Abi ertos al amor v á la poe~ía.
llnllaote estaba ei baolpl ! 1cn pu ·j1s
Se1deslizaban tmtt'lndo ale¡:res
U.ó dt:l1cioso !>UsurrM clt: abtd- brr;·l1t.•,
\' ..-m·uclt.\ en ondas dt iris,\d,t lumUré,
D •cirlnra v ~::t lant e
Se· <>gttaba la inmensa muuwdumbr<
L'> " v al<·.; re cual J.:l'llttl bac.1nte
C'u tnta j'>\'··n ·apue·.tal Parecí;.Ju
Han lada, le 11jt:r.1s m.HJ¡>o' ts
;ílida.
Y al nad.tr t~n l~t luz s~ C:.trenlCCl.., qnt• hulli.Hl
l.'.n a•Jiwl h brill~nt" p .. h ... ·eda
]1 m.J<> 1" 111~1:1s d• 1 deh·ite h.:rd:n1
l:,.;rl er.1.~ tu! 1't• d.1b:\n lus h.1;la~os
1 >1.! .v~uell(1s ha L··. t·n geuttl dona in•,
r:soi (.;C'InlOfllOS, clPiiC".lCiOJ, \agOS,
lJ t->1 páltdt, nt:nuLtr dl~ lth lago:~
ll1iiado por los r.1vos dnc a tu !n·nt<• dt• oitirl,\ ram~:lía
~l' rl~~nnaba la ucuiLl, l.l tllflnita
Tri·;tt·za '"1"1 itual dt• 1\L\r¡::.lri!;~. ,
'\' la St rrt"lll COiltllOC IÓil de 0 l'ii.L
! n;\n-¡,..,¡¡" "' "'•tl•nt.•h.l, !lll'<' l.ts U(ll:ts
'1 11 huo.;l., grit.·h.n dt· ~ 1n p.1r blancura,
Alba a.~.uc~o.t dt·l n.di\Tl t<\Jtlo;
Y cual la luua eclipsa l..s estrellas,
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8207 EL COnltEO DEL V.\LLE
Eclipsaba tu pálida hermosura .
Las hijas vaporc;as del Bayamo.
A la expresión de tus rlormidos ojos.
Que nadaba en la lumbre del zafiro,
Hespoodía mi alma enamorada
Con el secreto idioma dél suspiro
Y el lenguaje sutil ele la mirada.
Qué bella estabas! Tu~ purpúreos bbius •
Húmedos. frescos. perfumados. su:wes.
eEntre mieles de amc>r mostraban perlas
Aun más nevadas que tu ní\'<'U cu .. llo,
El que be!WI.ba en caprichosos rizos
«Tu dorado y uadh·ago eab,•llo
Prendiendo amor ~s y rr~ndo h<'chi zos. »
;Cuánto gocé en el bailt•, hermosa mía!
Cuando bebiendo el ámuar de tu aliento.
Mi brazo descansaba en tu cintura,
que ao la comprimía,
Y mi mano en tu mano blanca y ¡.., ... ,
Apenas cou su rose estremecía
El lijero vellón del pa' imrnto,
Y tu talle gallardo se mecía
Como la caña que acaricia el ,·iento.
Bien lo n:cuerdo! Trémulo, encendido,
Y ardiendo el pecho en amoroso anhelo
Yo te hablaba al oído
de una promesa que presagia no velo.
Y tú, adormida por el ulando arrullo
De las an i 1s primeras,
Volabas por el éter transparente
Ea alas de tus quince pnmaveras.
Con dulzura inefable resistías
,\. mis quejas, y triste soareias,
Y tus ojos que, tímida bajabas,
Con perezosa languidez abrías. •
Con soñolienta languidez cerrabas.
El si que demandaba el ruego mío
Ya h:mblaba en tu labio perfumado,
Como tiembla \:1. gota de rocío
En la flor del granado
:\le amas?-te dije penre su vida exhala!
Si cabalga en loR vi0ntos la melodía
de los Himnos triunfales, vistes de gala,
y entonces, ¡oh, Bandenl, Dantlera mía!
por el espaeio clí:í.fano bates el ala.
Tu tricolor cn<"arna muchos carilios!.
Tu azul brilla <'n los ojos de aquellos niüos
que mi hogar iluminan con risas locas!
Tus oros me recu<'rdan su cabellera,
y <'S ran ro.io tu rojo como sus boca!"
cuando gritan: l•iQué viva nuestra Uandera!n
JULIO VIVES GUERRA
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R209
El Pilluelo
M. Balcourt entró en la cocina en donde su mujer disputaba con María,
la v:<>ja criada, acerca de la próxima comida. Llevaba consigo un muchacho
de u 1os quince años, de ojos vivos, cráneo rasurado, vestido ce
d•r il azul y calzado con zuecos llenos de barro. • --Aquí está el nuevo ordenanza. El director y los guardias me han
dicho maravillas de él.
La señora Balcourt declaró:
-Tiene aire de franqueza y de bondad. Esto es raro entre tus clientes.
- Tanto mejor·. Vuelvo á la colonia. Tú, muchacho, si te portas bien
con la seftorn, no podrús quejarte. No te olvides de escuchar los consejos
de Maria. Nada de mentiras, nada de robos, nada de cuentos ó vuelves á
la prisión.
Y en diciendo esto, el doctor EalcourL, médico en jefe de la colonia
penitenciaría de Armiens, güó sobre sus talones y desapareció después de
besar á su mujer, Genoveva. Desde hacía algunos meses esta no tenía
f:uerte con los sirvientes. Todos los recluidos .que se le confiaban -y que
servíiln como ordenanzas- la engañaban, la sisaban en la compra y se
bebían las botellas de la cueva. No había ninguna economía en hacerse
r. ~>rvi r por ellos, y la señora Balcourt no hallaba ninguna ventaja en aquellos
c,·iados r,Tn.tuitos, que la costumbt:e le daba al personal superior del
estable ~ imi e nto. Pero el muchacho que tenía ahora en su presencia y que
oprimía entre las manos la gorra, le pareció inteligente y bueno.
- ¿Cómo te llamas?
- Antonio Roques; en la colonia me llaman uTuny••.
- ¿Por q ~ é estlis preso?
- ¿Tú has robado?
- ¡No, ser~ ora! Pero esto es difícil de explicm·. Mi madre se ha vuelto
á ca ~ ar. Eramcs dos del primer matrimonio. Santiago, mi padrastro,
nos ha hecho pasar muchas miserias. Sobre todo á mi hermana, que no
tiene más que doce años. Mi madre no se atrevía á decirle nada. Yo, un
dia en que le regaba á Teresa, no pude contenerme y le brinqué al cuello.
Dijo que yo quería matarle. Mi madre no se atrevió á defenderme y me
pusieron en la dtrcel. Esto me importa poco, ¿qué habrá sido de mi pobre
hermana?
-Pórtat0 bien, procura ser honrado y te pcomcto velar por tu hermana.
Escríb <>mc 1a dirección y su nombre.
-Si, señ( ra; espero que usted estará contenta de mí . . ... .
Contra te da t ¡·adición, ~ su promesa. Balcourt se hizo
buscar el exrcdiente y reconoció qne el muchacho no habia mentido. En-tre
los doscientos vagabundos y precoces criminales de la casa de corree·
ción, era uno de los raros detenidos en virtud de mandato paternal. La
sefiora Balcourt pudo obtener como obra de beneficencia que se le encargara
de la hermana de ((Tuny'1 y el muchacho, libre ya de inquietudes ror
este respecto. manifestó su r€conocimiento redoblando sn atención y su
trabajo. María lo alababa, y el doctor, feliz al ver su jardín tan cuidado, '
su tilbury reluciente, su caballo b:en g-ordo, sus botas lustrosas, reclamó
]Jara el pequeño "grcom" el favor excepcional de que durmiera en su ca- \
sa y no en la colonia. Se le instaló un cuarto en el grane!'0,
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EL COHHEO DEL \'.\LL8 8210
Rubia, e3belt:t, ror.!H{ tn te, con h :rm l w-; ojo:; y su~ tr(!ink añ03, la
señara Balcourt tenía todo el cncant<) de los frutos en sazón. 1 Su elegancia,
el brillo de su tez clara, contra·->t31>a'1 sin~ulnrment'J con fa negligencia
y afectada pre;:;untuo:>i'lad de l2.s (bnH; dt: Armien.:i. Así fue que no
la perdonaban aquella superioridad, y aunc1uc la joven fue3e de una conducta
irreprochable, siempre hablalJ:m d~ Gcnoveva. Ella, ppr su parte,
amaba á su marido é ig-noraba los chismes y maldades de la pequeña ciudad,
que rodoblaron en cuanto supieron que ella montaba á caballo y que •
tomaba lecciones de un ohcial de la g·uarnición. Olvidaban decir que el
oficial era amigo de Balcourt y que él también tomaba parte en las lecciones.
La "parisiense", como la llamaban, auquc era de Ruan, no sabia
nada de aque!Tas calumnias, pero Balcourt si lJ.s adivinaba aunque no las
oyese. Seguro del carií'lo de su mujer, h.s d·•;,;preciaba. Sin embargo,
habia un motivo paré\ aquellos cuentos. Salvador de r.'lirnoy, maestro de
equitación, adoraba á su discípula, lo que ella rece!ul•a; pero detenido desde
sus primeras palaLras, se cuntuvo un poco en sus confesiones, mas no
se daba por vencido.
Antes de finalizar la comida, el doctor llamado urgent mente á asistir
un enfermo, abandonó á su mujer, clejándo!a á la mesa. puesta en el
jardin. Eran los últimos días ele! Yerauo. En la noche estrellada, vagaba
sobre las flores, sobre las hoja y ~;obre la~· colinas lejana:o;, como una gasa
azul impregnada de pE:rfumcs y el(• lucv. Una (lulce laxitud se desprendía
de la tierra odorante, du ]e,.., cúliccs al .ic•nos ft la tiLia hrisa del cielo
vivificador. Por todos lado::; se as}JÍ!'~J>.a la clicha d~ vivir. La señora Balcourt
se reclinó en un sofá y se puso á soii::tr·.
Desalojada la mesa, la vajilla la •ada y e Jlocada en su puesto. ''Tuny"
subió al granero. Encima de él, las tejPs .m:n c·d:í'ntf.:s por el sol reverberaban.
En vano se re ,:o! vía en su col el ón: el sucf!O huía1 de él. Un
ruido de voces llamó su atención y se aproximó ú la Yentanilla. Su se·
fiora hablaba con un hombre.
-Váyase usted, seflor. He sido h~stante imprudente para dejarle venir
hasta aquí. No puedo oír· rnús sus confesiones.
-¡No! no! Usted me escuchará hasta el fin. Usted sabrá todo lo que
sufro, todo lo que la amo, Gcnove\·a .....
-Señor de Mirnoy, váyase usted.
-iNó, no me voy!
-¡Llamaré! ....
-¿A quién llamará usted? ú la cri:Hla, al groom, á los vecinos? No,
déjeme que la convenza.
-Sefior he hecho mal en so calibt·e. carg-ado
sin bala, éuyos disparos habrían de aturdir al anim:d enfurc:::ido, permitiPndole
ganar la portezuela de escape.
En este momento ocurrió algo terrible, incnarrahk. Cerca (le la jaula
el payaso enamorado mantenía en sus brazos á RosiLa, la hija idolatn~dade
ta domadora; cególo el despecho; sintióse humillado,:desprecia.do, Y cediendo
á un instinto criminal hincó suR ui'tas en las tiernas :e ames dt' la hija
de su rival muerto. La niñ.a rompió á llorar y luego lanzó Pl irresistible grito:
Mamá! Quedó el foete suspenso en el aire: cesó el gesto amena-
L zante y la mirada dominadora se volvió angustiosa al punto th• donde
~ surgla la ap"laci6n filial: la fiera dueña de sí misma, tomó un:t revancha
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8115 EL COBB
•
Los ..ojos
Ojos ensoñadores y profundos
Que nos abren lejanas perspectivas,
Ojos cuyas miradas pensativas,
Nos llevan á otros cielos y á otros mundos.
Ojos como el pensar, meditabundos,
E cuyo fondo gris, vagan esquivas
.I:Saadadas de iluaiones.tugitivas,
Como el mar alciones er.rabundos.
Ojos hay que las penas embellecen
Y dan el filtro de celeste olvido
A los que al peso 1\e la croz fallecen.
Ojos tan dulces como el bien que ha sido
Y que en eterna vagueda4 ecen
Astros salvados del Ed6n pirchdo.
1
ANTONIO GOMEZ RESTREPO
Triunf
1 A Jorge odrlguez
r
La noche: un cielo sombrío,
Un relámpap l~jano,
Tenues ráfa de fr(o,
Negro el mon e sordo el rfo,
Lejos, las ltOtas ~; un piano.
'En la comba, ni UD lucero,
Plúmbeas nuhes de borrasca,
Y en el agreste Aendero
· Canta el pájaro agorero,
Medio O~CUlto en la hojarasca.
Un ruido eltfmpano hiere ....
E~ la tos de un;¡. muj
Es la niiia que¡se m e
Mieotras can~ el ree
La mliquioa do c010rl
Senttr iutenaameate .bl vida !!abar amliiO
y baber sufri.do.moc;b.CI. ~er el alala e
esperando en la sombra una 'Voz que ltCI!~.-
6 empeñada ar da li un &Ueiio Ja ~
Amar lo fugitivo Enamorarse a
sonrisa, ·de una sombra •••• See ill: poesla
de alguna melancólica y lejada aotsOD.la
que, de un balcón ab1erto, vuela t.jo la luaa,
Despreciar lotnezquino. HacerlSonloco~ilodel
ensuetlo la vida y de la vfda eaauello ....
Extenuarae t!D una larga ~ric;ia hlca,
~ final de una tarde maga(Aca y florida,
.. ,... ...... -~rse en el cielo. abaad011.1tr la vieJa
o sonoro verso de amores" en la boca.
FRANCISCO VILLAESPEl A
11
LNoc'he! La calle. desierta;
Triste gemido lejano
LlQra por la virgen muerta:
PJ;"e!IO á .quien se abrió la puerta,
Garza que dejó el paotanol
Por la virgen desgraciada
ue fue en su vida fatal,
la en dardos engarzada.
la pluma aprisionada,
.. la fior entre el zarzal!
116
ric5" ando se fue,
alas tendió al cielo,
~CJ!!' tánto deac:onsuelo;
qu la llol'BD, por qulf
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8217 EL CORREO DEL VALLE
PPRE~.;\ DB H1\l\GRE.
Con razó!'i"'ce hn dicho: CL1n~érvese
normal la dig-e::;tiém y pura la
snuo-rE>, y se podrá comb:1tir con
uue~ éxito cu':llquier enft>rmBdad y
ser innnwE> pn alto grado contra
lo~ co1nbn lPs clP:l mir:1r por la robustez
de sn~ l1ijo~, ¡•uPs eu la niñez cuando
se disponp Pl :;istPma para l]lle
la p1 ole sPa f~~rte ~' robus_tn .. El
principal nux1ltnr o el prmc1pal
obsUic:nlo pam la buena salud es
el e~taclo de la E>angrP. Si la sangre
se coust>rnt pura, el cuerpo ;;;e des·
arrollnrñ fu<'t-tey Yigoroso: pPro si
la ¡;;angre pil~rrle su ,-italida.d y ~e
permita que pierdn los glúbt.Wos
rojos .Y Re vuelva ag·un, .se ubre IR.
puerta á. toda clase de 1mp1.rezas
que son origen de la t~')_erculosis,
la escrófula, la brooqUttJs, la anemin
las pnfermedades extenuantes
c]p ¡(>, niños, v una larga serie de
ntrns nfl:'ct:ione!', debidas todas á
la ;mpureza de la saugrP. ~1 remeel
in pura todas estas H:fi·cc1oues, y
p] quP contiene los elemE>ntos que
pr~riqnPcen la snngn·! es la Emulsión
ele Seott. conocida en todos
los paÍ='~'>S del mundo como el m(•jor
rPconstitnyentP. df'l organismo y
purificador de In sangre. ConvPncidos
de que hay muchos p8drf'R
dest·o!':os de que sus hijos partici¡
wn tl1• los bPnPlicins f111e proporcioJ!
n e~ tP gTnn rPnlf'fllo, lot' l'allrieatJ-
1PR t1e la Emulsión Je Sl'ott, han
JlllPS!O á Jn \'enta I'J'i'lACOS de Tllle\'0
tamnfio JHlr:t qne se expendan ft
nn J)l'l:'f'ÍO m6clico, lo•H·nalt>fl pnellen
yn olJtC'n('I'SP a •11 C:UO]qnier botica.
El nifio qne estí1. desaJ¡·olhíudo¡.;e
nfcesita 1'1 nlimt>ntu-rnHill'inn m¡'i!'l
puro y nwjor. y In Emulsión rlH
S1·o1 t. N! la nwjor' p¡·pparnción de
l ~"H r·lase porque 110 c·ontieue nleo.
holni ningnlla ot.ra suustancia dañinn,
siuo quP cada gota es asimi);
llla por el niiio y le da robustPZ
pn l'n progr<'sn t• sn t i1-f:H·torin m en te
Pll Rll desn rrollo. Cui.ll:'se tle obt: ner
ell'rn~-co que 11(•\·e In etiqueta
l'PprPsPn1 nndo al hnmbl'e con el
lJucuro, que extraemos de lo~ hígados
frescos del bacalao, con Jara be do
IIipofosíltos Compuesto, Extractos
de l\Ialtn. y Cerezo Silvestre. .Merece
lo. m{u plena eonfianzt\ en casos de
Anemia, Escrúfula, D bilidad N ervio.-
a y General, Impnreias de la
Sangre y Afecciones Agotante . "El
Sr. Dr. Ra.imnndo de Castro, do
Ua bann., dice: II e us:~clo la Preparación
de W ampo lo obteniendo un resultaclo
muy fan>rable." Basta una.
botellrmpnes Cle la eufprmedad
y restaura la salud.
Caluroso un minuto. Tiritnndo
al siguientP. Eso es Pal11diswo. 'I'ome
Pam- alay rednure su salud.
Los FRtos Y LA~ .~BRES, se qnitan
1'011 Pam-aln. t~ medicina sin
quinina ni alguna otm droga perniciosa.
P!lm-ala ha siclo ref'onof' :l P:lluriismo:
tome nna hot<>lla de flanw¡-e.:
r d(.se por curado.
N:1.d.'1 ha_l. mfljnr qef> la Pmn-n/.'1,
Pn todos loA c-asos de Fríos, Fir4Jre.s
,v Paludismo.
1 110 CONTIENE QUININA NI NINGUNA OTRA DROGA PERIICIOSl
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El auacrito Médico y CirujauG de la Universidad de
Madrid certifica:-Que eo muchos ca- de Paludiomo,
recet6 coomuy buenreeultado la PAM-ALA
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H21H EL CORREO DEL YALLE
1
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DE PERRY DAVIS
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Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 448", -:-, 1911. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686414/), el día 2025-06-15.
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