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445- CALI (República de Colombia) NO\'IE~IBHE 23 DE 191 r
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Crónicas
Flor de cactus, espléndida al alba, á la tarde marchita: polvo impalnable,
áureo y luminoso en el rayo de sol, invisible y deshecho al crepúsculo;
nube tet\ida de ópalo y turquesas, disuelta y apagada en la obscura inmensidad
de la noche: á todo eso ha podido ser comparada 13. Cró1áca. Escrita
para reflejar pensamientos y sensaciones de un día, en ese mismo día,
debe morir. Pero lo que tiene su existencia de efímera, lo tiene de intensa;
en ella fulgen todas las vivas irisaciones del moderno pensar; laten en
ella todas las palpitaciones de la conciencia colectiva y, deslumbrados por
el rastro que deja, cuando la forma la mano del genio, nos pr<.>guntamos
atónitos y admirados si aquel surco de luz que se enciende, cruza el espacio
y va á caer en el infinito del tiempo, es un poco de gas que se dcscom·
pone ó un mundo que pasa.
¡Escribir para un día! Pero i,quién puede lisonjearse de esculpir en el
mármol pentélico de los siglos que, al cabo, no son sino días fugaces en la
eternidad sideral? Llegado el crepúsculo, tanto importa haber vivido el
glorioso día de Homero como la hora fugaz de Empédocles. Habet· vivido
bien, eso es lo que importa, para que cuando pongamos la planta en el temeroso
umbral de las sombras, podamos con orgullo decir: Ncc me ri.risse
penitet. N o me pesa de haber vi vid o.
Mas jcuán erróneo el jnicio ele los hombres al medir la importancia y
vitalidad de las propias obras! Tal que juzg-a hablm· para que una posteridad
suspensa escuche, graba ya sobre pétalos marchitos las diYagaciones
de sus infolios. Tal otro que dicta á su modestia las humildes palabra~;.
que él juzga balbuceos, despierta en las inteligencias vibracioñes y ritmos,
embriones de sentimientos y g<'rmenes de ideas que han de repercutir ),)S
acantilados de las con turia.s. Para ello, tan sólo nna condición es preciss hila-
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rros en que todo se mezcla sin afinidad y se rcsu~·l\'t~ sin justo destino, ó
sibil oloroso de que saca siempre el espíritu :>electo sus rcsi.:'J'Yas aroma-
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81í7 EL COllftEO DEfJ VALLE
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tizadas y sus frutos fragantes. Sus párrafos nueden ser sonoridades pulcras;
pero si es el poeta ó el pensador quien habla, son siempre escondidas
grandezas. Césares que se envuelven en la rasgada túnica de Cri~ipo;
centenes que parecen tarines, perlas que semejan burbujas, pétalos desgajados
que se nos antojan vedijas, hasta que, al pasrque consel'van en su frente el sello del infinito de donde proceden,
como los octogenarios el de la eternidad á que van á volver. La
existencia es un punto entre dos espacios ete,·nos; una luz entre dos infinitas
tinieblas; pero esa luz, azulada y rcsplanueciente en la infancia, se
hace cárdena y triste al alcanzar la cumbre de la vida. Hay en e::;os infantiles
rostros la expresión de sensaciones ignorad;1s, purísimas, que después
habrán de hacerse débiles y confusas, rasgos quP han de esfumar~C'.
ideas que no han de tomar cuerpo. Recordad esos días de nuestra aurora,
y decidme si al sentir el bordoneo de un insecto que paBa, el rumor de
una fuente que corre, el perfume de una tlor que se abre la incierta
melodía de una música que se aeleja, al percibir vagamente la reminiscencia
de sensaciones que h:tbéis experimentado hace ya mucho tiempo, quizá
en el regazo de vuestra madre, tal vez sobre edredones de vuestra et·na,
no sentís un profundo estremecimiento, mezcla de dicha v ele sobremlto
que, por un breve insta"nte, os recuerda otro mundo más J)ello, más grandioso,
iluminado al menos por una luz melancólica y grata. como un destello
de la eterna luz, por una claridad vaga y solemne Jo cómico. Ilacer llorar es miis fácil aún; cualquier
mano poco piadosa tiene en su poder la e la \'l' de las lá~rinm,. PL·ro
hacer fulgir en el iris esr.• destello fltte denota el contento, conseguir quPla
boca se contraig-a dulccmentP, que la pupila se dilate C\11110 ante un alegre
panorama, provoc·a,· la t•.·plu~ión dc·l bi0nes tar sin fruncimientos ui sacudidas,
eso no puede conseguirlo sino lo qm• t•s fuente de placeres hu·
mildes, lo que lleva en su interior impreso el ~:t·llo d·•l bien. El ni1io que
prorrumpe en risotadas ante lo defomw. chillón y grotesco. sonríe á Jos pájaros,
á las flores, al ciPI.> tachonado de estrellas. Aristófanes pintando
en sus tramoyas ú la l•'ilosofía calwlt•:amlo en un ti'Onro rle fresno. provocaba
carcajadas de los libl'rtos: solamentP Menpndl'o, mo:~tranclo las humanas
flaque~as, sin encono ni f>,Tost•ria, evucaba la plácida sonrisa en los
rostros de los ciudadanos de la lil.H·e Ateuas.
* * *
Todo árbol cercenado es una acusación; pon¡ue todos llevamos en nonosotros
algo de ese instintinto inconscient·• que hiw cunsagl'Osque: parece que so·
(
1 bre nuestras calJctas, eleva la Naturale~a feeundu ~us brazos, extendido.:;
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EL COTUU~O DEL V/\. LLE
La divina tnentira
DE PABLO GHESIN .\ SU AMIGO LA FAUCHERE
Querido y antiguo amigo:
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Te quejas en tu carta de mi prolongado silencio y envuelves tus afee¡
tuosas quejas en frases de ironía. uYá sé-me dices - que hay que ser in·
dulgente con los inventores, porqué viven más en la ilusión y en la quimera
que en la realidad. n
Haces cariñosos elogios á mi genio: pero no puedes por menos de dudar,
persuadido de que persigo un imposible: más aún: so11ríes al pensar en mi
aparato. oPsico registrador )), destinado á radiog-rafiar el pensamiento á
través del cerebro y á recoger al vuelo los efluvio:- del alma, como las antenas
de un telégrafo sin hilos recogen al pasar las hondas hertzianas.
Pu~s sábelo: esta imposible locura yo la he re::Llizado. Aquí está viviente,
tangible, sintetizada en un sencillo mecanismo, que causará una
evolución en el mundo. ¿Te das cuenta exacta de tal enormidad? Poder
sorprender á voluntad, fotografiar, por decirlo así, el pensamiento exacto,
el sentimiento espontáneo de un sér cuyas falsedades no serán yá más que
gasas transparentes que podrán atravPsar los rayos de mi máquina! Penetrar
en lo más íntimo de las almas, hojearla'~ como un hbro, Yer lo que
hay detrás de la fachada, lo que cada cual >
Herido violentamente en el corazón, tuve, no obstante, la suficiente
fuerza de \'Oluntad para disimular, para ahondar hasta el fondo de mi desgracia,
y le dije, aparentando la mayor calma que me fue posible: .
Hace un día muy hermoso. ¿ Q 1ieres que salgamos á dar un paseo?
· Ella me respondió con ese tono inocente que es el refinamiento del arte
de mentir, diciéndome que su mayor placer es el de salir conmigo; pero
que tenía Junta en la Asociación uProtección m01·al de la obrera>l. de
que es Presidenta y que no podía faltar.
El aparato decía: ((E~ta es la tercera vez que engaño; pero tú eres demasiado
cándido para notarlo)).
Entonce~ aventuré una frase más directa.
_-¿QuP confianza no tendré en tí. cuando jamás te pregunto dónde vas
ni de dónde vienes'? ¡Si amases a otro!
Y el aparato, febrilmente: u¡Hola! ¡Hay que ir con pies de plomo!>)
Inmediatamente se apoyó, con zalamería extremada en mi hombro, y
con el tono más dulce de su voz me diio:
- ¡Celoso! iMalo! ¿Qué sospechiu-; son esas de tu mujercita? ¡Merecías
< U:! fuese venlad! Pero yá sabes tú que me sería imposible hacerlo,
qué tú eres lo (tue más quiero en el mundo, porque eres el único que
supoel1cPngañarmc \'ÍC'ndo q ne se reía de
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' EL CORREO DEL VALLE 8162
mi talento, de mi gloria de inventor, y mientra yo la comunicaba mis esperanzas
de triunfo, ella pensaba en sombreros y galas y vestidos.
Después tocó le el turno á la afección fraternal. Mi hermano, á quien
yo quise siempre entrañablemente, y que me llena de atenciones, no pien-sa
más que en llegar á heredarme ..... .
Y, en fin, todos mis amigos, hombres y mujeres, todos aquellos á quie·
nes he entregado mi cariüo y á quien he servido y favorecido con viva solicitud,
se acercan á mí llevados de algún interés vulgar.
¡Todas mis afecciones, todos mis sentimientos más puros y todas mi~·
creencias, se han derrumbado para siempre! Y puesto que yá no creo ni
en el amor, ni en la amistad, ni en la justicia; puesto que mi corazón está
destrozado, no me queda otro placer que el de la venganza, otra ilusión
que la de sembrar el mal y el dolor en torno mio, de destruir este mu do
podrido y asqueroso, en el que sólo dominan dos pasiones: el egoísmo y la
ferocidad.
Emplearé entera mi fortuna en la construcción de estos aparatos, los
haré asequibles á todo el mundo, cada cual podrá poseer el suyo y yá no
habrá ni esposos felices, ni familias, ni amigos, No habrá tampoco autoridad
posible, ni disciplina, ni política, ni nada, puesto que habrá concluído
en el mundo la mentira y se podrán contemplar desnudos, fríos, ponzoñosos,
los corazones, sin que la menor ilusión pueda verse mantenida por
las palabras engañosas.
¡Basta de mentiras y de formulas corteses.!
Gresin
DEL MISMO AL MISMO
Anteayer, en un momento de crisis nervio!Oa, te escribí una carta muv
larga, que acabo de quemar. ¿A qué conduce. en resumidas cuentas, el
afán de abrir el alma á todo ser, aunque seii éste el m~.ior de los amigos?
Ocultarla guardar para sí mismo la personalidad individual, sea buena ó
mala, dichosa ó desgraciada; conservar intacto un misterio inviolable, es
la única verdadera felicidad que tenemos. ¡Arrebatárselo á los demás es
un sacrilegio! Hé aquí por qué al mismo tiempo que quemaba tu carta
destruía mi < aguas negras y profundas que pa->almn rociando, silenciosas,
como un misterio movible, en dirección de l.-1. Turre Eiffe1.
Enlazadas las manos murmuren amLos mil cosas acerca de las dichas
de París. jQué bello, qué hermosp era, y cómo resonaba allá á lo lejos de
Monmartre! La colina aparecía en el horizonte nimbada de fuego, como
un incendio ..... .
Siguieron su camino. ¿A dónde iuan? Juan no interrogaba ya.
Arrastrado, fascinado, seguía tras de la g-entil silueta. Una mirada de sus
ojos le hacían impotente ante toda rcsistl'Í1cia.
Pero de pronto, la silueta de~n]Jaréc.:ió una vez más. Juan se restregó
los ojos y miró en torno de sí. Nada. Margott. Ninon . Manon. Pomponette,
como quiera que se llamara, no estaba allí. Se había fugado
de nuevo.
Ella dejaba, sin embargo, un perfume tras de si y Juan siguió ese perfume.
Era un aroma candente, espeso, embriagador.
En el viejo templo, á las sombras del muro, la encontró de nuevo. Es
taba de pie, meditabunda.
- Te aguardaba, murmuró.
-Entonces ¿por qné abandonarme? .
-Era preciso probar si me quien's. Ahora estoy scp;ura de tu cora-
~ón. ;,Seguirás esta borla de oro ol tmvés de cualquier peligro?
- Le doy á u ted mi vida. IIe ahí mi rcsvuesta;
Ella le acari~ió la frente y, seductora, echó de uucvo Íl andar. Juan
gemía. La rápida ma1·cha le' abrumabJ.. Pero la p1·omesa tle llegar luégo
de arribar al nielo tibio, luminoso y JWrfumaclo ele aquella hechicera, le
hacía continuar la jomada.
Habían caminado tánto, que se cncontralJan frente á l:u;' •fortiflcaciones
¿Qué habían hecho? ¿,Cómo estn.Jmn allí? ¡.Por qué c.:allejas y enredijos
habían crundo para e:>tar tan lejos de donde creían?
Recta, cortando el viento, incansahk, la muj0r caminaba hacia
adelante. Irritado Juan, alargó su bra~o. la cog-i{J del abrigo y tiró hacia
él. La mujer se detuvo, y entreabriendo sus tuk:> dejó \'er no ya S\l ros-tro
de diosa sinó su cráneo pálido, sus órbitas vacías, sus mandíbulas bur- ~
lo;1as riendo desde más allá de la \'ida.
/ ¡La mu0rtc!
El espanto turbó de tal manera á .Juan, que le hi:w caer dentro del foso
de las fortificaciones. Allí pennt.neció dos hora::-:, IIelado ele frío, sumcr- 1
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EL COHREO DEL VALLE 8166
gido en un doloroso sopor. Al clarear el alba pudo levantarse, erguit·se
salir de allí, llegar á su casa.
í
Luégo, entre las ropas tibias del lecho, pensó muy bien en que aquella
alucinación de la morfina que le había hecho vagar como un loco por Pa-rís,
podía ser muy bien una advertencia, una sana advertencia ..... .
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• MONT-CALM
, Versos de ausencia
P:..ra Dmitri Ivaoovitch
en ~u Poema del Ensueño y del Si 1 e ocio
Yo no te olvido nunca ... Las manos en la frente
me enseñan la suprema verdad· de que tú fuiste
y eres para mi vida la novia más clemente.
En mis eternas horas cruza tu amor de ausente
y es el amor más dulce paro también mas triste ....
En el rincón más claro de mi memoria guardo,
como un puñado de oro: tu risa fresca y loca;
aquella risa casta como un olor de nardo,
aquélla suave risa que yo jamás aguardo
oír en otra boca que no sea tu boca;
tu palidez de santa, tus manos delicadas,
la sombra compasiva de tu melena oscura,
aquéllas dos ojeras dolientes é invioladas
y aquéllas dos pupilas que están como encerradas
en dos maravillosas lagunas de agua pura; •
tu vocecilla alada, tu vocecilla breve
que fué en los tiempos tristes de mi existencia yerma
un prodigioso riego de compasión, tu leve
voz que al hablarme á solas me hace creer que llueve
como un rocío de rosas sobre mi vida enferma ....
Así en mi sér subsistes y en mis pesares brillas,
así á mi lira vienes cuando mi lira encuerdo;
por eso, cuando enhebro mis cántigas sencillas,
mi espíritu angustiado se pone de rodillas
y canta la doliente canción de tu recuerdo.
• ENVIO
Tú con tus dos pupilas ingenuas y amorosas,
y con tus manos blancas, y con el timbre claro,
de tus palabras nobles y misericordiosas,
ruégale á Jesucristo sobre todas las cosas
para que no me muera de tedio y desam11aro.
GREGORIO RUEDA
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81G7 EL COIHli~O DEL VALLB
Hacia donde me aguardas . .
'
Hacia dónde me aguardas, misteriosa
prometida? .. 1 •• N o ~e si no que existes
y que debes tener los ojo~ tristes
como los de María Doloro~a.
¿Qué pescador me anuncia tu reinado
sobre las almas? ¿Cuál crucificado
tu inefable dulzura me predijo
y en nombre de tus manos me bendijo?
Yo te sueño más rubia que la aurora,
con una larga túnica viole.ta
llegar, por entre liri0s, á mi encuentro,
.Y decir en mi oido de poeta
frases de una virtud con~oladora
que se fueran corazón adentro ... , ...
DELIO SERA VILE
SUELTOS
•
De Palmira, nos participa
galantemente nue~tro fino amigo
don Vic~nte Holguín C]Ue
ha establecido en ::tque11a ciudad
una "Oficina ele Comisiones"
en la cual se encargará
ra. No~otros no::> anticipamos
á clarle la cordial bienven
iLla.
En Caracas acaba de publi-car
nn nuevo lil•ro Corne!io
Jiispano, afamad) literato \
caucano Cll\'O nombre ha traspa"
aclo los ·Jin11cros c.le la Pa-tria.
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EL COTWEO DEL VALLI~
''Leyenda ele Oro" que es el
nombre de la última producción
del autor "El Centauro" y
de "El Jardín de las Hespérides",
es un hermoso canto bellamente
cincelado en el cual
narra los hechos más ~;:dientes
de la vida de Jerónimo, el santo
anacoreta y doctor de la
Iglesia, quien consag-ró sus
años á la práctica de las vi rtudes
y al culti,·o de las Je;tra
humanas.
Reciba el autor de ''Leyenda
de Oro" nue. tro fcnicnte
aplauso.
El Honorable Consejo 1\lunicipal
ha tenido á bieti hacer los
siguientes nornbr~mientos:
Secretario, don Jorge: Santander
N.; Tesorero l\1 unicipal,
señor don Alejandro Borrcro;
Administrador de las Bodegas
del Distrito, don Honorio Henao;
Portero E cribiente, don
Vicente Villaquirán E.; Inspector
del Alembraclo Público y
Conserje ele la Casa Municipal,
Sr. Serafín Falla.
Cab2.lleros aptos y dignos de
la confianza que ha depositado
en ellos el noble Cabildo, sin
que por C'sto dejemos de reconocer
la compC'tencia y honradez
de· su:,; am.cccsores.
M u y sen. ible ha ~ido la m u ·;te
del señor don Arce:io Varela,
ocurritla en e:ta ciudad en
la noche del Ycinte dc:l que cursa.
A su. deudos acompañamos
en su d:.1clo.
Circo de toros. c;omo lo
anunciamm; en 11uestro número
an crior, el domingo 19 d~ los
corrientes, se efectuó la primera
corrida ele la temporada itar las falsificaciones ponemos
esta marca en cada botella de la
• "Preparación de Wampole" y sin
ella ninguna es legítima. Es tan
sabrosa como la miel y contiene todos
los principios nutritivos y curativos
del Aceite de BacalM Puro,
que extraemos de las hígados frescos
del bacalao, combinados con Jarabe
de Hippfosfitos Compuesto, Malta
y Cereio Silvestre. Tomada antes
de las comidas, aumenta el apetito,
ayuda á la digestión, enriquece la
sangre con elementos rojos y reconstituyentes
y vuelve á los placeres
y tareas del mundo á muchos quo
habían perdido ya toda esperanza.
"El Sr. Doctor J. Izquierdo Brom1,
de Buenos Aires, dice: llc usado h
Preparación de W ampole, y grandemente
satisfecho de sue espléndidos
resultados la he administrado
á mis propios hijos, teniendo la
satisfacción de haber obtenido un
éxito que no había podiuo con.
(ieguir con otras preparaciones."
Nadie sufre un dosengaf'lo con e:>tu.
De venta en. todas las DoLic·> •·.
UNA GRAN CRUZADA
La mayor cruzada de los tiempos
moderno¡;¡ es quizas esa en que se
hallan empeñados los Gobiernos del
mundo ci,·ilizadu, 6 sea la de combatir
con éx1to, impedir y curar la
tuberculo~ts, Y modificar las conel
ici\mes sn n itá rías, higiénicas y profiláticas
que dan origen á Ja propa.
gación de esa terrible plaga. En
esta gran cruzada, la importancia
de aumentar en toda for na la resi~.
tencia del paciente contra dicha en.
fermedad eRtá reconocida con mayor
ampl1tucl que antei'J. Con el mejor
tratamiento moderno, rara ,·ez sobreviene
1~ .muerte; pero en las personas
debtlltaclas, y con sangre impnra,
la enfermedad suele resultar
fdtal. Está concedido por las auto.
ri c=====~====Jo
•
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Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 445", -:-, 1911. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686412/), el día 2025-11-20.
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