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(Hepública rle Colombia) FEBRERO 2 DE rgrt
Director, JlFr\8 8· SC•\RPET'f
N u estros poetas en. el exterior
El Dr. Antonio llaluíu de Cnquera-8ecretario Gt~ueral del Consejo de
Estado de España, Academieo do J uritiprudunciay Legislación tl~ )1adriu,
De la Sociedad de Legislación de París,¿· i\liembro de la TJni6u Ibero
Americana, ba publicado e11 ~lauriu, nu libro sobr·e 1r Anurés Bello, su
época y sus obras,¡¡ como un homenaje de La l'nióu IIJero Americana;'\.
las Repúblicas Latino Americunas en el primer Centenario de su Iodepeudencia.
De ese libro copiamos á coutinua~iéJn algunas fr~ses po1· referirse á
tres de nuestros poetas \'<.tlle-caucauos, cuyo8 Dúlubres han resonado
más allá del mar, bajo la armo::>uÍa caJf:!uciosa de sus estrofas. Frases
que son corno una voz ue aplauso para. esos hijo¡; queridos Je uue:sLro
terruño. .
Las citas que b~:~ce el Dr. Bulbíu ue fTnquera ~'!obre [slilll"l Lópcz y
Ricardo Nieto lat~ bu tomado del lil>ro 11Bajo el sul del YaJlen Jo .\.Jbcrto
C~:~rvajal. Y Ylendo esto pensamos cou dolor que al1n ha,r muchos et~píritus
burgueses que creen que la poesía st>lo sirve para mata1· ó mitigAr
un tanto los rato8 tedioso:s de la vida! Oh! ig·uorau ellos. t¡n~ el poeta,
es un soldado tambieu que pone toda su alma en lu luehu iutl• t•etnal, por
alcanzar un átomo de g·loria .Y honra, que es houru v t;loria pd.ra su ]Jl'o·
pía tierra ......... Oh! ip;uoran ellos qtw 'Cervantes, l~sproncedu. Lope de
Vega, Calderón, ZoHilla, Tirso de ~lolina (,sea FI'Uy Gabriel Téllez y
muchos más, traen a nuestra mente el recuenlo de .E palia la Hrande .... ..
Byron, Shukespeare, ponen a u te nosotros d cielo nebuloso de Inglaterra .. .
Lamartine-Cha teaubrian n la Francia altauei'U ...... ¿ Y no rel'orre nuestra.
alma el cielo azul de Ha.lia ante el estro so1wn> de Leopanli y de Car-
~ucci? Ellos son los soldados Yictorios(lc tltlt' con su pluma pusieron una
/estrella fulgurante en f!l cielo de ~;u l'atl'Ül.. ....
Hé aquí lar; fm,-,es del Dr. BuJIJin dP llnqncra:
1r Para conocet· lod elenwntos ele poesía que .\lll~riea nos brinda p¡;;
necesario muchas Yeces entrar en el t·ampo de las eiudadt·~. dando at1u
vive nuestro viejo espiritu, ~:·u utrat:! IHII'tl'tl borrado, y adetnús citar(\
juicio de los moJemos escriture!4de pro\Ínciu lltle no:; dan ideu uu uquel!u.
época, más alejada de llOSOti'Oii por la <.liferetJeia U~ l'O~tumures 1]111' por
el trascurso de los siglo¡,¡.
11 Al berta C;LI'\' ujal e u ¡;u u IJra B¡tjo el Su/ del T'nlle publicada e u Cn 11
eu el mismo af10 eu c¡nu e~:;cribimol'1, dtciJ: 'La u.nLigua caserunu. hu. desa.
parecido con sus grandes ventana~ tle tPjiuo~ arcaicos, y á la vida !:lencilla
y cordial de esa época ha sucedido utra Yida, tle la que \·au apodcrandose
las eomplicat:iom•s y I'Pfinamientos dPimodernu Yn·i•·. PPro para
losso'1adores aún \'ag:au pur las 2StrPchaseallP.iuela~; ele burrio. duude todavht
no HeJ.!;a PI ruido asut·decepau ín ,Y gula IJlle ':!auíau morir por "'u Dios, pm·
su Patria y porbudama.' (p<ígiua;ki.); yen otra pa.1·teuice: 'f~neH>
Ff>licitamos sinc<'ramente ú Hicnrdo :\ieto, l..;nHtel L61wz ~' :\lbet·to
Carvajal y probamr>s cou esto, que no es en 0l ítrido <'ampo rlP lu po·
lít,ica, cloude se descnellan con mas vigor los homln·es c¡ue tlnn honor ;r
gloria 11 la Patria ante la:-J i\ucioneR IC'jann:-;; y que eomo dijo },¡¡ vollt~t'
en la l!Jstoria de los f.'mllr·r•....,l•s: "El pntJimoniu de unn :\ación no lo
componen solam0nte las l'iucl;llll's rollqllist¡¡dns y el tenitorio Ul;lterial,
CJU<' varía con las victorin!'-: ; lo l"lllllJlOilCil su ¡.!lori-~ qtl•·;dl'j:l eu todas lu"' ¡·om:nc ts dundr> hn t·jerc.:ido
~u dominac.:ióu."
.J· A. SA. 'CHE% GAI'CL\
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EL f'ORREO DEL VALLF.
---------- o~-----
Ecos del eamino
Los caminos clesierios, silenciosos,
tienen cie1·to dolo1·, cie1·ta t·risteza
que /wn tomado talvez de los que pasan
y dejrtron partículas de penas
eu las zro·zas que bordan sus o1·illas,
en las cwiadas ó en la.<; hoja.~ secas.
Y los caminos silenciosns hablan
de cosas tristes y de cosos viejas ....
A través de los llanos, de los monte.~.
del desierto, los 1'Ctlles y las selms
ellos tienden :;n 1·ed. -como .en: fuese~z
las poderosas y ?'obusta.s venas
en donde corre y se estremece y salta
la sangre toda de la madre tierra-
Son t'ristes po1·que vieron tántas cosas! . ...
y saben de las garzas y cigüeños
que meditan en pie; de los soldados
que pasaron cantando hacia la guerra
y no 11olvieron más; eh lor; viajeros
que al m01·irse la ta1·de. en u na piedra
se sientan á pensar; de los gitauos
de/rente ardida y de múYtdn i11quirta
que con el mico escuálido á la espalda,
á la callada l11z de las rsirellas,
pasnron ww noche y que sigu icron
envueltos en hampas y r·n túz ieblas . ...
Cuando todo se mue1·e, ellos existen;
cuando todo se olvida, ellos 1·ecu.e1·dan;
y en el silencio de las noches hablan
de cosa.s tristes y de cosas m11crtas ....
Este idó va? .... tulvez á las remotas
?Jlayas del ma;·; f(llvez cí las pruderas
donde duermen los lar¡o:-; pem;atil•os
canto los ojos pe11sah'vos de ella ....
Ese de allá que sabe sob1·c el moHfc
como 1111a S blanca y gigantesca,
ú·á sin d1tcla 6 la tnmr¡11ila choza
escondida en la paz ele la floresta.
Aquel ot1·o?. . . no sé. . 11 i ya la m poco
qu ieru sabe;·lo porque uz 11 na 11egm
11orhe o¡wcndf con el dolo¡· ele mi alma
que a.l.ti11af de cada una de esa:-; ;-;enda.c;
qllf' se cruzan tortuosas u callarlas
se eorC~IIf1'(/1'Ú lo mi.'mlo, ltcnnana tierra! ...
r 111rd {[n tll /a vida !/ 11/C Cllf I'ÍS(CZCO
11 el 1-wl uf oc11ltarse tras lu sierra
deja un Jlult•o cf, o1'o n1 los caminos
que en ese ins/(//tie con }iilgol' bcwqucun.
A la lw< nnwrilla del orrrso
lo8 cu 111 i11o.o.: pa rrN' qur? .'-le q11e}a11 ••..
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mcARDO NIETO
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4DG8 ET1 CORR.I!:O DEL VALLE
EL AMOR J-\ LOS LIBROS
Hace tiempo alguien escribió contra la pésima costumbre de muchos
qnP. {L pesar de su afición á. la lectura ;y de sus medios, jamás compran
nn libro. Las causas de esta costumbre, ó mejor dicho, de esta falta de
costumbre de comprar, son muchas y muy complejas, en verdad.
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Las principales me parecen las siguientes: no se conRidera todavía la
liúrería como un mueble necesario al decorado de la casa, ni el libro pasa
como objeto de ornato; se ama la lecturñ, pero no se ama el libro.
En efecto, de todos los muebles los que menos se venden son los eatantPs.
Muchos no comprenden por qué deben guardarse los libros una vez
leídos. Ati1 que frecuentando las librerías se oye á cada paso decir:
-"De buena gana IPería este libro.
-¿Por r¡ué no lo compra usted?
-¿.Qne por qué no lo compro? ¿y qué voy yo hacer .:::on él de~>pues qt•e
lo haya leído?" •
"I:\'o siendo para éstos el libro más que verdadero e&torbo una vez leído.
tienen razón al no querer gastar y embarazar la casa con papel ernl>
orronado. En la mayor parte de las casas se ven coleccion~;s de con<.:
has, de huevos, de peJruscos, de sellos extranjeros y hasta de cajas de
ceríllfls; pero es difícil encontrar colecciones de libros.
En ningnr.a falta alguna cosa que haga recordar que se come, se
juPga, se duerme :y se toca; ¡wro no hay nada que recuerde que también
Re lf:'e. Y es mucho si llegan á Yerse esparcidos por aquí y por allá, sobre
lus mesns, uua veintena ele libro~, cuya tercera parte corresponden al niño
que \'H ii. la es<.:uela, y los otro~ cuatro ó cinco á alg-un gabinete de lectu
m. Los poquísimos que queJan. única propieclad literaria de la casa,
est6n sucios, descosidos .r cnn las primeras póginas llenas de cifras y monigotes.
Se sirven de ello::¡ pai'U upngar la luz, arrancan sus hojas para
encender la lnmbre.
¿Por que destrozáis ese libro ?-¡Está bueno! ¡Pues por que no!-os
rPspohderán-si tonos le hemos lt>ído y releído mil veces?
T na casa sin librería es una casa· sin dio-nidad-se parece en cierto
modo il una fonda-es como una riudad sin libreros, (i un pueblo t,;Ín escuela,.;,
(>una curta sin ortogrnfía.
¡Qué hermosa es una librería! ¡Cuáutas cosas puede ver y cuánto
gusto puede ~acar, aun el c¡ue lee sólo por puro pasatiempo, y si tiene un
poco de Sl'U ti míen to y de imagiuaciún!
Los IruLos mús adtuirables del ingenio humano están aquí recogidos
en pequf:'ñísimo espado y ni alcance ele la mano. l''rutos de inspiraciones
divinas, da tneclita<.:íoncs y de estudios que señalaron con precoces
arrug·as lns fr<>ntcs míis nobles de la. hurnaniclncl; frutos de las más PSplélldiclas
inwginacioncs se hallan reducido~ {\,!u forma de pequefi.os paralelipípedot-~,
uprisionadoHlntre ocho al'Í'kls, diferentes por la época,
paíseR. lengua, materia y dignidad. lltllllerados y puPstos en fila como un
Pjército. Uu comparti111ient.o nw ofn'ce los ::-ig-los pnsados, otro me tran'3·
porta il. pnísos IPjaiJOR, l>stu liJe tu1·a el cumzúu, el ele más allil excita la
1 riRa, lile hace Hoiinr un tei'CI 'I'<'. 1111 cuarto IIH' hnc<' lH'nRar, un quinto, sal.
társemc las lftgTitn:tR ::;i11 .¡tH·n·J·. l'u!'d1J ek;2.·i¡· sc•gúu el humor; es una familia
morul, y hay IIIC's coquetas, que tiran á seducir la vista. Largas
filas de pequeños volúmenes, uniformes y pobres, vienen luPgo formando
la plebe menuda, mira.cas se g·oza con Yoluptuosidad, con los
ojos cerrados; tan sólo olfateando un libro "f' conoce si es antiguo ó solamente
viejo, reciente ó recientísimo. Les colores que obstent.an ciertald
ediciones enamoran, y nuestro gusto se encariña po1· ciert.os lomos y ciertas
portadas, lo mismo que por uetenuinadas cubiertas, COLUO por cara;:,
bomtas.
Por los libros bonitos y coquetones se expe1·imenta un sentimiento de
solicitud más generoso que por los libros g-rande!'; y cuando necesitamos
mucho esfuerzo para levantar determinados librotes, sonríe uno, con una
complacencia que no sabríamos definir, pero que difiere en un tollo de la
que se siente allevautat· otros pesos.
Bl que arua los libros goza muy ít mPuunar; ediciones que malbaratar
·, nuevos libros que añaJir, despedir ¡Í lus que deben irHe, cuirlar·
de aq nellos (J u e sufren, restaurar á los 11 u u 1m vejucen y hacer !1.1. corte iÍ
los que sobresalen. Hay en suma. dentro de los anunrios un Jlf"quefil) es·
tado que gobernar, con todos los placereR, rlesaliento~, envi·lias y glori-e.
fica.ciones que sentiría el pequofio monarca que, no puuieudo entSanchar
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4970 EL CURP.EO DET~ VALLE
los rontinPs de su f'stnrlo f'tHI.nto qui~iPra. Rf" consuela y diviertP, recorriendo
rontinu:tm.,utP lo poco (jlll~ [H>"'PP.
E.s nu ert'or crPer f)He s0 nprPnd.• Jo llli"ln:o Pn lil,ros f)tltl son nuestros
f1Ue en los quP tomamos prestarlos. ['n libro no da todo c>l pro\·echo que
drbe dtlr si no es nuestro. Es preci.:;o po~eriP rozar, subrayar, ponerle exf'!
o.mnr·ione~. plegar sn<'~ pñginas y hn.rt•r HPI1ales al mat·gen. El qne no
hace lll;Ís flliP pasar por nuf'stTn. c•;HHl, no clr>ja rast.m protnndo. ¡Qué diferenC'ia!
'l't>nif5nrlolf> en ca~a. se leP .v rf'lPe riPn \'Pres, precisamente enanJo
puede causarnos irnpresióa mús dvn y Jll:'t!:! ñtil, porf)ne lo CJUO nos
hacía clesf•ar nq nelln IPctu rn preferen temen t.e á In. otru, es un a el isposición
pnrticular ele nne!':!tro 1ínimo que pasa pronto, quizás antes deflne el
libro llPgnra ;Í nnestrns manos. ¡Qué inmeus:¡, PS la in1luencia educadora
que unn. biblioteca tiene en los niltos! El dPstino de nnestros hombr0s
ha dependido el~ que hubiera nna. biblioteca. f'n Rn casa.
¿Dónde hay na.Cla que avive m(L'3 ínLimanvmte y con más dulzura el
corazón de un hijo, loA sentimiPntos ele familia, recordando á los pobres
muertos, nuestra infancia y el cariño y los rnidados co11 que t'Odearon
nuestra existencia? Los libro~. C)ll8 llevan rl nombro del paJre, que í-1
mismo pnso en nuestras manos, :v Robre el cnal hicimos conversación,
recuert1an sns lf'ctn r:'lA precl i lectas, sus juicios, sus opiniones, mil matices
delicados rle sn ca.r¡)ctPr. Par1'Cí' qnP AohrL' determinn.Jos tomos estaroo:'!
aún \'iendo inc·linarsc nr¡nellos anteojos relncientes y In. venerable
bn rha blanca.
Ot.ros volúmenes recuercln.n lu Llmilia st•ntalla en círcnlo y atonta á
la lectura en común, con las nrt.itmlcs ele las personas C)lleriuás, las exclamaciones,
In.s nlegres risotada.,, los sollozos mal soft>ca.tlo'l de los hermanos
pecyueños, todo lo cual, :'i no sor por los libros, hubiera. huido hacía
h1.rgo tiempo ele In. momo•·ia. El hijo del CJllO tm·o amor á los libros
los amad. tnmbil'n, y St·g·nenment.o qne no API'Íl nunca un alma Yulgar si
mnJ1t.iont' este cnl Lo.
rrratelllO!'!, pues, de [0!'10:11' (\, Illll''ltro Jcv1o estr CÍl'CtllO de amigos 111ll·
dob y fieles; fabriquemo<;¡ esta peq neiin. fortnlPza pnn poder u os recoger
en su mterior los clíaq que no~ a~:~.! tan lo~ dolores mundano-;. Ilan de
venir sin remisión." con é>lloq la llf><~•'f'!Ídnd ele! aislamiento,. tlt•l Rilencio.
¡Sen-á triste entonces no tener tlll rinl·t'>n de c.t.;;a, .; r confortftndose con lo'! muerto"!
ED.\JU:>:no D'.\:\Bl'!N
.. ~ .. -
El alma proteica
Vl!l
Amada, amada mía, te presieuw
pero estás muy lejana, t:1n Iejnnn
ele esta mi vida miser;~ble y vlorido
que me sugiere anhelos tan extraños.
lo sienlo htig:1do. envejecitlo.
cual si hubiera vivido dos mil añOs
Quiz;í antes de latir entre mi pecho
con ambición de inc6nitos placeres
y de perverso amor, insatisfecho.
latió en t'l pecho de otros muchos seres.
Seres que blas(.,maron, que sufrieron.
que lloraron rle amor. que combatieron.
y que supieron de dolor y oh·ido ....
Si no es así: por qu~ arde en una llama
')11<' n"' prendí jam;is, v por qué ama
;\ mujeres que nunca he conPci•lo ( •
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EL CORI.l.EO DEL VALLE 4U71
X
Ignoro si al dejarnos fuimos cuerdos ..
Aquel amor sin dicha y sin fortuna
al huir para siempre me dejó una
estela de recuerdos y recuerdos ..
Mis alegrías se me fueron todas
de entre las mano;. y ea mi pena muda.
soy como una nostálgica viuda
que contempla el vestido de sus bodas.
Mi largo viaje emprenderé de nuevo
lejos de todo cuanto amé. 1\'o llevo
en mis alforjas ni ilusión ni fe ....
Tú llevas esperanzas. alegría.
y puedes amar mucho todavía.
amar y ser amada. Yo .... No sé.
XI
Tu recuerdo es un niño alborotado
que coa modos joviales y traviesos
viene á veces del fondo del pasado
á hablarme de tu amor y de tus besos
Juguetón y locuaz, mimoso y ledo.
altera mis mutismos y mi Clfma,
pero aunque me importuna, siento miedo
de cerrarle las puertas de mi alma.
Mas anhelo olvidar, y bien querría
cuando me viene á recordar los goces
de un tiempo venturoso que pasó,
y á decirme con voces de alegría:
--No me conoces ? Dí: no me conoces?
Tener la fuerza de decirle: N6 1
EDUARDO CASTILLO
Día de difuntos
( F~A Y CANDIL)
Esta crónica va á ser nn poco triste y, si se quiere, trágica.
Como que acabo de dar un paseo, á pesar de Ju lluYia, por algunos
cementerios parisienses. ro voy á filosofar á lo Ilamlet. Esta dase de
reflexiones está mandada enterrar. :\o he de preguntarme siquiera si
to_do acaba con la muerte-lu cual es muy posible-ó si hay un mundo de
teJaS arriLn.-de lo cual tampoco puedo responder, entre otras razones,
vorque no me he muerto todayía. :\li charla ya ~er científica[{) seudo
e:ientífica J y artc
inequÍ\·oca es la poclrcdumbn:, dicen los fisiúlogos. Cotl\'engamos en
que las ~ociednclcs modernas e'Stán cnd;í n.•n:.o.; difuntos, como d\jo un poe-
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EL CORHEO DEL VALLE
ta, con gran escándalo ele In crítica qne ignontbn que se puede ser cadáver
no difunto, según vcrPmos m;ís ndeln ntc.
La descompol Si el muerto no
quiere )~romas, se quedará del color que tenía, es decir, color rfe muerto
y maldito el caso que hará de la invección.
_Ya lo sáhen los qne .estén en \'Ísperas de estirar la pata: orden~n qn;
les myeden la substancta consabida (creo que se llama tlourescewa) ~
las pocas horas ele haber exlwlado el postrimer suspzro.
Pur lo que á mí toca, va he onlcnado en mi testamento (lestamento
ológ[afo, para que no mé pongan una clún~ula por ott-~) que me qu.eme_
n, J?Orc¡ue es lo que yo digo ¿que hé de hacer yo mettdo en una caJa
baJO tterra esperando ft que los gusanos me coman, que probablemente
serán malos poetas cotwerlidos en insectos im·ertehrados?
Si ft lo menos Yiniesen {t mi fosa otros mnertos íí charlar, manqnl'
fuese en e>l silencio de la medrosa noche ...... Pero, no: muy solo, muy tieso
co!ll~s manos juntas, mirando la tapa del S'trc6fago, como una momia
egtpcm, sin poder rascarme si me pica algiln bicho sin pocler Yolvenne de
la?o, sin poder callar á. los que vayan á molestarme pisdadera .
Un haz de Juno, como uun. mnd~a de platn. daba de lleno en aá ro tro
de virgen, nimbándole Jn seueiíH. . élorac1a cabecita de una e trafia.
fantítstica anreola tlt> mi fn.ntttsía foriaba poderosamente, re alta: o
soure todo el priru sn peinado, labrado como una mantilla de seda
y e11cajP.
'fms una peqUPñl\ pausn, que pro ech6 pnra in,·e tigar
tJ"O cuu us gl'ilpdes ojo , bu cando in uda lu.)lUella(] rill!lOI~eJlllf'e~fi~!J ..
j c·onHmzr, ii pl't>A·untll.rme dulcemente, aquelJa, \"OICI!Jilflf\..:;~n
· q_ue l'PJH'rrutíl) en mi alma. con hlí.du&ur d un u.llllQ u"'''""""''~ ..... -
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EL CORREO DEL VALLE
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-¡Lo que has t.ardado e~t rle querert.P, tontuela .... ? ¡Más caua día ...... !
-¿De ''a.
más el ro¡o g"l'
sn rara ii la mln, ~· mP hnhlú quetlamentc, ron esa yoz dl· ·\tpliea
qne s(>lo las tnnj1•t'Ps saben emplear cunnuo quieren consPgnir nlgunn
co!'la-.¡ T(¡ _y:1 no nH' c¡uier<'s, nú! Esta noche se hnn confir·nuHlo mis sospc-dlf\
A. ! (~né malo ere~- PR la Yerbena de In Pn.l~llllrl, (k tui ~nntn, de 111i
\'ir¡rcneitn, como tÍI sal>es ...... ¡Ah! CotH]llC no lo .-;nbl'H ...... '? ¡y<\IIHl"' :\ diYertir·nos ..... ¿Yel'l.lnd que sí, rico mío ..... ~ Hil'u; pue!:l
Y0.Y (. ai'l't'gJnrlll'' Pll (\OS ll!ÍillltOR, do~ IH\llll tn(ts, .\· l'(lgidt''-' tll'l llr:IZO
ttoH \'amn•l, prittH•rn A t'r.tHI.l ft un cal'(·, ,\'. dr~pu\·s, t 0111<1 m os una
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4076 EL CORREO D~L VALLE
"mnnneln'', y :lereehitos, cí In: ermita ;Í. reznrle ¡I,Ja Virgen ...... ¡Cálln, y
déjn'me lnblat· ... ! ¡.JesÍl~, cln(• homhrPs -;-;los con sn liberalismo .. !¡ Pum~
sí; aunque tú no c¡nirr;1:::;l entraremoB á, la iglesia para reznrlemucbo
...... y dale con las tonterÍH':i, mucho, y pagarle de esta forma los faYores
q ne le debemos~
Yo tenp:o con mi "Virgencita'' una deuda muy grande de gratitud.
como i~tnnlmc•11te ti'1; y ju:::;to es que se la puguemos. Es decir, si no me
quieres, uü ...... ¿(¿ue no la tienes .... ?
¿Te n.cuPrdas del aiJO IHt'3ndo por esta noche? yo uo la he olvitlado,
ni podré oh·iJarla nunca, queri(•ndote como te quiero. Por hoy nos
conocimos, acui'rdate bien: ~'!alía yo dt> la iglesia con mi ,·estido blanco,
mi mantón de .\Iantln, y un puñado ue rlav·eles re\·entones en el pecho,
que, ¿verdad que estaba. muy bonita ..... ? ¿Te puedes estar quieto con
las manos, tonto ..... ? Al salir uos cruzamos en el atrio, y tu me echaste
una flor que no se me ol\'itlnrá nunca. ¿A que tú no la recuerdas yá?
SPgni.nos andando, y, al adelantarte para examinarme mejor a la
luz de un farol. mit; amigas. que no SP. habían fijado hasta que repetiste
las flores, ó "piropos", creyéndose que eran para cada una de ellas, comeuzaron
:'t disputárselas, alPgando, la que menos, para desarmar á las
otrnR, que llevabas ya un afio galantes:lndola sio A-treverte áderirle nada.
Yo callaba y sonreía, segura de mi triunfo, porque es muy difícil que
una mujer se equivoque en eatos casos, cuando hallándose entre otras un
hombre la prefiere á lns demás, aunque sólo sea en una rápida mirada de
investigación.
Y así sucedió al dirigirme directamente nuevos piropos; todos los
elogios que habían hecho de ti se convirtieron en censuras mordaces y
Lurlas, aconsejúntlome, porgue "me querían bien", que no te hiciera
caso, que erns un perdido .......... .
p,..ro se engañaban; y nad::t consi~uieroll, porque tú me llabías hecho
"tilín'', ¿no se dice a í. .... ? mucho tilín. Y, Riu hacer caso más que á mi
corazón, que me decía que !ieríarnos el uno par;L el otro, ,·old la cabeza.
para mirarte muchas ,·eccs v animarte á que continuaras siguiéndome
y que no me dierac:; "esqninazo", porque entonces se buriaríande mí despiad
ttlameute. Pero nu fu(. así: cuando llegiimos ~la puerta de mi casa,
todas al mismo tiempo voh·lmos la. cabeza; y, viPnclote" plantado'' en
la. Psquina y que me "comías" con los ojos, una alegría salvaje se apoderó
'de mí con tM ímpetu de risa, que, si rerur.rdns bien, yá oirías aquella
c.:nrcnj:.trla eRtrepitosa y burlona que solt,t' nl entrar en el portal, queja
pn,ra ellas fuf. un esputo ele dbora, y para ti, nu beso mu.v grande tle
gmLiLtirl, f)!Jl'!JIH! f'll estos cao;;os vuPstro mayor triunfo está eu sulvar
el orgullo cí anwr¡¡ropiotlc una rnujr>r.
INspuf.R, yit lo viste, Pneendí la luz; aunqllf' no era neresnrio, para que
sttpif't'as c~n quí: cual'to vi\·ía; salí al bulc·ón ú beber Hguu. {¡regar las maeetns,
ií sacndir la fnlcla, r¡ne sie111pre he Rnc·tHlido al día siguiente, y,
por lÍltimo, ft c:c~rrnr laR maderaR, sé>lo porqn"! me YÍet·as ). verte, no hacieurlo
caso de las vor.r>A dPmi madrr, rpw me llamaba "loca".
:\IP pe¡·rutiCindo en mi alma!..
l'uaudo n manr>ció, IIH' armjí' dt'l lerho, el irigi(>nclome al balcón, ere·
yPnclo r¡ue añn P.staríns en la esquina. ¡(!ut~ loenraR, hijito, se le ocurren
ú una cnnnclo HP- cnnlnOJ'a dr. Vflt'aR! ..... .
¡Y cnitJ!Iiu y <.:tl<Ínto le rrré yo nquel clín. ¡Í la Yirgen, piuiéndole,
bnjo pron,c•sa,; cJ,. lo<.:tll'll, r¡nc \'olviet'UH aquella tanlP, qnc mo quisiera!'!,
;v c11H~ meconeecliern. tn cariüo ...... ! •
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EL CORREO DEL VALLE 4977
Y míru. tii. cómo Ella fué buena. y escuchó mis súplicas, haciéndome la
mujer más dichosa y feliz, de este mundo ...... Sí; la más feliz, no te rías:
porque díme, feo, ¿qué cosa hay en la vida mejor que el cariiio ...... ?
Nada, nada, y nada ... ¡Querer y ser querida ...... ! ¡La gloria.hijito ...... !
!Qué! ¿Tenía ó no razón para decirte que estoy en deuda con mi "\?irgencica",
y para pedirte que me llews á rezarle mucho? Y, !iÍ eso 110 fuera
bastante para convencerte, yo te diría. una cosa que ...... N6;no te la digo:
me da vergüenza ...... ;Quíta, dejame ...... no te la digo ..... me da Yergüenza
...... cálla ...... cá ...... si ...... sí ...... ¡« Eson ...... !
Y, al pronunciar casi inarticuladamente esta última palabra-sueño
supremo por mí tan deseado -hundió su cara, encenJida como un
crepúsculo, entre mi hombro y mi cuello, rehuyendo la caricia de mi8
labios, que, trémulos de alegría, buscaban los suyos, hasta que al
fin, Yencida por mi retlistencia, cerró sus ojos, y nuestrns bocas fe
encontraron en un beso grande, que repercutió en la estancia como un
himno triunfal á la vida. ·
Hubo un :nomeoto de augusto y soberano s:lencio, granel t.ono de mi voz.-¡, Pero tJuto
1 empeño tienes en ir esta nocheá la. vet·'Jena'?
-¡Oh, sí, mucho empeño; y{¡, te io .1e el icho! ¡Parece mentir·a que me
lo preguntes ...... ¡Verás: me poodri' el ,·estido blanco que llevaba cuan-do
me conociste y que á tí te gusta tánto; eltn11utón de ~lnuiln. que me
regalaste cnando nos casamos, y flores, mtwhnR ilores en el pecho,
que te juro que voy á estar muy boni ta, pNo que muy (trequetebo-nita>>.
Conque ...... ¿me visto ..... ?
-¡Sí, mi ,-ida ......... ¡'l'odo fue una broma por oírte; yá sabes que mi
voluntad es la tuya, y que ::;iempt·e e"to,Y dil'pnesto á .cnmpln.certe en
todo lo que quieras. Anda, nrT¡;gJate pronto, y vúrnouos (l, ln Yerbena.
-¡Olé, mi vida ...... ! ¡Viva la Virgen ...... ! Yin:t la \'Nbena, Yivan
los hombre~ gitanos ...... !
Y, batiendo p tlinas, en aJocacln.s pit·uetas, fué á refugiar~e eu la intimidad
de su camaríu, retornando al poco rato, con grande extrniiezn.
mía, burbujeando la sonl'isa en Ans labios, jn~netenndo Rll>l pil'Secitu8
ttlenudos y peqn0ños, qne S<' per~egnían eomu dos gqJOJtdrinas en celo,
bajo el espumaute batín de la seda y etwuje Jo la fn.IJa y eua-
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guas, y pendiente de Jos hombros el rico pañolón chino, que 80 cerua
á su cuPrpo ele pmxitélica. cincf>laciún, con la pompa y maje!;;tad de
un mnnto regio.
Cogidos del bt·azo, abandonamos la. e.stanr-ia, ell:1 sn t isfetha y conteutn,
y yo más et:amora.do que uuoca.
La Yiua triunfaba en aquella. venturosa noche de Estío, bonaeha
de perfume~ y ele luz.
Huuimos ú una <n ,·oz Lnjn:
¡Oye, escucha egt.o, que no quiero que me oiga el eoclwl'O!
Y, <.~1 inc:linar mi cnueza, dejó sobre mis labios uu beso dulcP, callado,
y mu,Y lru·g·o, fijando su mirada Pll Jo iofinito.
En aqtwlmomento, bujoel intenso azul df'>la noc!Je, ct·nz(¡ uua estrella
su fugaz carrera ele luz.
JosÉ L. BARBERA:-<
-:B~:~
La emparedada
Reclinada sobre tapices, pálida y triste, entre humareda::! de p"'belcros
que la cr.vueln.·u en nubes de exóticos inciensos y \'Ío)entos sahumerios
orientales, lé.l Zarina tiembla, pues Ya tí regresar su esposo, su terrible
esposo, de la p:uerra 6 de In caza; y, cuanuo regrese, sufrirá 1n Zto. 'ln Yista me es :.tmar~é.l como el absintio. Oditl tu'
ojos azuladoH y tus lúgrimaf'l infantih:'s, que uo ad<"rtas ú c~coudct·. Odio
la rof'la que te adorna, y la fragancia que dcspidcu tus labios. Odio ttk'
manos ele marfil, semejantes ú los de la icoun, y tn pi\.'. bien form,¡'dos,
que he \'isto nvenida á los aprecia-bles
caballeros doctores Juan
de la Rosa Barrios y José Ignacio
Ospina. Hacemos Yotos
porque su eo;tadía en esta capi·
tal sea duradera.
Muy buenas películas se han
exhibido en las funciones de Cinematógrafo
en las noches del
sábado y domingo últimos; especialmente
llamaron nuestra aten
ción las de la guerra Ruso-J aponesa
y los dos huerfanos.·
Para esta tarde está anunciada
una corrida de toros, cuyos
diestros son hijos de Colombia.
El próximo domingo es el
día señalado por la ley para la
elección de Diputados á la
Asamblea Departamental. Ojalá
que Cali. en ese día de una
prueba más de su exquisita
cultura social.
Ha~ regresado para Bogotá,
con el fin de continuar sus estudios,
el estimable joven don
Vicente Escobar M. Le deseamos
un feliz viaje.
Saludamos á nuestro amigo
don Luciano U maña, quien
ha llegado de Tumaco.
Damos sentido pésame al
Sr. D. Miguel Gómez, por el
fallecimiento de su estimable
hijo FERNANDO, acaecido el
martes en la noche::.
•
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 414", -:-, 1911. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686399/), el día 2025-07-23.
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