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II. NI' :Jolll'!"'-CALI (H,.púulica de Cc,lombia) NOVIEMBRE ro DE rgrd
EL PERIODISTA
(De Horizont~s)
Saccn]ote de un Templo •lunde sólo debe respirar~e la orobia perfumada
ele la integridad y la Yirtud; defensor de sus fueros; propagador
constante de prolífica simiente de adelanto y de cultura, su túnica debe
consernu la blancura del armiño, pnra que así, impoluta é intocada, sirYd
de albergue bienhechor ú todo grande y noble ideal Je civiliwci6n y
de jnst.icía.
PAra manejyes, de muchas monar·
quías. De muchas viejas preocupaciones. De mul:hos vetustos blasones.
De muchas tristeza;;. De muchas amarguras. Entre sus antepasados cuen·
ta sabios, locos é imbéciles. Pero este Rey era muy joven cuando empuñó
el timón de su reino. Y tenía un corazón muy grande y un valor á toda
prueba. Y el día de su matrimonio con la sin par Vic-toria, al salir de la.
Iglesia una bomba de dinamita le dió las felicitacione11 de ordenanza. Y
eae Reicito, P.nclenque y atrevido, se levantó de su asiento con la impavi·
dez dé un héroe leg·endario y quitándose el sombrero, saludó á la multitud:
¡ Viva España!
Y llégo al fondo de mi cuento.
Un día le di6 por visitar al Presidente de Francia. Llegó á. París y
cruzaba con gran velocidad la plaza de mercado. Y con ojo de águila
alcanzó á divisar entre la muchedumbre de fruteras, noa chica de quince
años, de cabellera rubia y ojos azules como el cielo. Y este Rey, que lleva.
en el fondo de su alma toda la fiereza, toda la altivez, todo el orgullo,
toda la arrogancia de sus antepasados, hizo uetener rápidamente su vehículo.
Y haciendo conducir basta el á esa hija del pueblo bajo, le dió un
IJeso, un sonoro beso en la mejilla pudorosa de la niña afortunada. Y el
r able crugió por el munuo anunciando la tueca nueva.
Cuando yo ví la noticia, mi alma se entristeció porque esto me pareció
cursi, de una simplicidad absoluta, de una ridiculez estulta. Pero ¡que
falible es el criterio humano y qué falto de comprensión ... ! ¿Sabéis por
gné? Porque ese beso no fuP un beso aislado, no fue un beso carnal, no
fue una nimiedad, uo fué una vagatela. ¿No comprenuéis qué significaba.
ese beso cuyo eco resonó por Jos ámbitos del munuo'?
Ese beso no fue otra cosa que el bPso quy ante las
plantas de una porJ.iosera. Allí ese beso oxigenó, si así puedo Pxpresarme,
la sangre del Hey Alfonso. El microbio de la libertad se intilt ry viene trajiuandv por otrus sendas, nur.ra vis-
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Bf; CORREO DEfJ VALLE
LA CITA
Ya se \'a el sol: cuando haya anochecido
al bosque vé de la cercana hacienda,
que ancioso ya de \'erte, dulce prenda
allí te esperar.! de amor rendido.
No te asuste el paraje ensombrecido
ni la hora de la cita te sorprenda,
ni al escuchar del bosque la leyenda
acelere tu sangre su latido.
No temas, no. Que la presión sintie;ndo.
de tu pie sobre el cespelldose llllltnn: maldades, se zaml.
mllíau en una misma poz;l dP las dPI río y jnntos iba u á pe cnr vinjncas:
y riéntloso á carca.iadas se subían ií las mataR de mango , mejor dicho, "e
sub~a Luis al árbol y recogía ('ariuacllos maagos.
No conocía In escuela ;;arque los ner\uuos brazos •le Luis eran necesarios
al cultivo de la. tierrn. y las uelieauas manos Ul' l'aridatl para limpiar
de hierbas la planta cll'l tabaco. ~Estas comunes lalwres, les e ·trecharon.
Caridad poseía u u hermo~'n los ratos que
huhiem querido que l'uridud jug·ara, saltarn y eol'l'íera (OD él y no con(']
gamo.
PrestnLíron~é los qnitH'l' aiios. Cc>Rarou la-: fri\'<>li~lades y dieron comienzos
)m; uiúlogt~S Sl'I'ÍIJ:'i. Luis hablabn :'t ( 'andud de proyectos que
realiz:uía euanclo fuera h01uhrt>, de sus ;unbieiOJws ......... l't>r·o no se ntreYía
ú decirlP lo que quería, ui quP A los lli'O,YPetu-; t~uyo' uuía ~~~ nombr·p,
¿Para qur. '!-se decla tlesp·rr•-; ;Í sí ntÍSlliO.-(. :\u Jo l ompJ'{•ntle Pila'? Cunndo
unestras miradas SI' en .·¡¡ .. utr·nu y sostlf'lJC'Il una interrog,ando ~~la
otrn, ¡,no Jo dieen tollu '? .i\lts LlJidado::; y 111i l'eiditJ'Oil
festejarla con un viaje ít la Ilabnna, que ::;, Luil:l.
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Rr~ C'ORREO DEL VALLE 479il
-Auiós, C'nridad. Voln~cl pronto.
-Si pudieras tú venir cou uosotrO '"'············
-Padre uo quiere.
-Cuídame el \'enaJo.
Y se dieron un abrazo.
-~o te quedes tristt>, "bollo,'' ,·oy tl.la IIauaua,-exclam6 sin disimular
su alegría Caridad.
Y saltando encima del mulo desaparecieron por la vereda que conduce
al camino real que llen1 al paradero del ferrocarril.
1 1
Luis conoeit'> Jo que era el pesar. BI bohío, su::; ¡..>adres, sus hermanos'
la veg-a, no suplía u la n usencin dP Caridad. Y miró al venado con sincera
tristeza. Este no abandonaba ít Luis, y seechaua,cuando Luis dormía, al
• pie de la hamaca.
Todos los Jías salía á. la Yereda con el venado.
-~ .)viene -suspiraba. Y vol da á sus labores.
Al fin, un día di,·is6 á los Yiajeros. A la \'ez, corno si iguAl sentimiento
les impnlsase, lauzút·onse Lui~ y el ,·enadito úla carrera. Etecti\·amente,
eran los padres de Caridad, peTo esta no \'enía con ellos.
A c01·ta clistaneia Luis ,·oceó:
-;y raridad?
-Caridad se ha quedado en la Hauat a.
-En la ......
-Sí, si~:?;amos pilra la cn.sa. Allí te contaremos.
Luis observó qu, Jos lágrimas saltaban de las mE>jillas de la madre.
-¿Por qnG lloráis"? ¿Que ha sucedido á Caridad?
No pudieron contPnPrse los dos >iPjos. Casi llorando Pxclamaron:
-Caridad nos ha sido engañada., robada.
Una expresi6n de terror, de asombro r de dolo1· se asentuó en el
rostro·de LuiR.
El can1iuo fue tl·isie .. \.1 eutrar en la casa, abrazándose los vieios a
Luis repitieron. ·
-Caridad nos ha sido engañada, robada en la Habana. Yive con un
hombre. Le conoció en la casa en que<< moriibamos. n ~o nos pudo contar
elja y no supimos cotno fue .... ..
-¿_Y ustedes qué hicieron?
- ·Buscarla y llorarla.
-Y¿ nada más?
-Nada mús. ::\o somo'! nosotros (< gPHte de andar en justieia 11 y me·
nos en la Habana que nos t~:>ní11n aturdidos ........... .
En ur¡uella ensa reinabaaím más trbte1tu.<¡ue en los días en r¡ue había
quedado ~ola. Ah.ora alber¡riilm penas.
El ven~do seguía salieudo todos los días íila \"ereclH. Luis lo miraba
f. insensiblemente, tnmlJién fijaba su vista ú lo htrgu doleamino. ,\cababa
por abrazar al venado.
-Y á no lP separar(. más el ma~tigual para que la zarza uo rasgue su
piel ni su Yestido,-exelanw lw L11is.
Al amn.nc>r-Pt' de un tJeYnloso Jín aparaeió muerto el venado en la vega
C'ornn si Luis no 0 p~>rara más qnelamuertPdPI cariñoso animal para
In. resoluci()l), He dcRpidi(> PI mismo día. para la Hahann.
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lnmeclwta1nente de haber llegados~ dirigió <Í una ageneia de c!>Jocaciones
;y solicitó que lo coloearan lle mozo de limpieza en uu ahunct>n d~
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4-7!)4 EL COlW.EO DEL VALLE
la calle del Oui::Jpo. Aprendió á ]Per, ob~r¡·v(> inE>prochable c:onrlnctn. y
rr nsrenrlió •> Á. rlrpf'n,]ientr ele mostrndnr.
IV
Arnha Luí"! dn ]Prr nna rarta de los pndr·N; de Carirlnrl, Pn la que por
<'Pntésimrt vez le clerínn C)Ue nn.dn. sabían li•• ella. El trunpnc•o ~auía nnda
ií pesar dr RllA ~Pstiones. Pijó indiferrmtem >nte la \'i.'lta 1'1 la c·alle, cuando
Yió detPnerse un c·of'hP ií la puert.t. De sn intrrior llnnwron un dependiente
.. \t'nclir) Lni'> y al nc·err.n.J·se reronoe;j,', (t Carirlacl en nna de las do!'!
~PiioraA C)llP OI'UJ1:l:n ,•! 1';\I'l'll:ljP. HetrorPrlic'> pero ser.,n(tndosP pretrndió
repenLin:t indisposieión y !P rog·ó <Í un I'Ompaiiero C)lle ¡,, sustitll,YE'Re. So
retirrí á 1111 lngaJ' desde-donrlP exn.miní> ií. la" dos damás sin ser vi.;¡to y
por el portP clP Pllas I'Pronorió qn~ el tono, que la clistinc·iún eran falsns,
<¡llP f'nrirlnd y sn rompniJPI':t parodiaban PI brillo, c¡ne tPnían aspecto de
PJJtrC'tf'nirln" ........ C'narHlORr> rrfir-nron llnmrínl rnmpafiero C)lle la !taLín.
iH'hncln:
-PPJH', qnr> hnn ¡1Pclirlo'l
-'l'nnt,as var·as dP gr-;nPro, t.n.n1.n.s otra< de cint.n~, rnrnj ·s pnsnnJa-
JlCJ'In;; ......
-;,SP Jo h:ln IJPvarlo'?
-.\o .
• -;.ITI'ly c¡ne 1 lP\';1rsE>lo :í su rnsn?
-·Sí.
-;D6nr1P es?
-n~·r'J;:.J :1n t..
· - Y11 \'oy :'t htH'Pl' rl pnc¡netP. ya qne nn{t> ... no mr ha Rido pnsiJ,Jp tlPil-pnr
·ltar·.
-Como quip¡·ns.
L.• dio el dPpl•JJcliente ;Í. Lni"l los g<-;llci'O:l'\' 0-;f'f' l1izo PI pnc¡nf'tP ,,-se lo
rn tn•g-<í n 1 :n e ,zn m a ud nrlcro. '
\'
-SPñOI'c•sen,·oh-iú <'aridad el paquete .r Pn Jnp::1T' dt•;:;p<]:J«, <·iutns y IJnl'lru'l, sP
e1H·o1ntrt, co11 una hl'rmosa piel ele \'enndo. qne I'N·onot'ió ....... l'onnJlsn,
niJ!·i{, nn Hourc dt> tarjrtn y }py{,:
"Tn \'emtdo no sÓbre,:i\·il> :í tn ansrnci;l; tns parlrt's no sou¡·evi,·ieron
ni diH,!.!,'ll"lto; yo Ln.mpoco solHo\·iviré al dolo¡·, Ya tP h" <'llt!ontrasahogúenJ<í~t·imns su
Pmoci(m. ~l'n,·o nna noC'llP viohmtísima. I~n un sillón se \'I'Íll la piel del ve·
nnrlo, y í'll In uwRa ¡]p noche> 1111 frasco ron ,·pnenc, ...... Hex<í, llot·(J, no qni-flo
qne nndie la ar·ompaiia!-lí' ......... Co~i6 Pi pomo tm rPpcticfns Ol'aciones.
P!!l'O no ·e clecidiG. ,\1 amanPcer sintiósP m,.ior y 11' ! el PI ''enado y salió :'t In 'r·n 111'. Ln ciuclad mío dormía.
Entró en la ig·leRia ,Jel _\ng·el y proRtPrJH)se antP el alt.ar dt• 1:1 Virgen
de la Curiliarl. Hez(, un buen rato y al snlit· rlP. In i~IPsia, se sintió más
tranquila. 'l'olll6 llJl rocho y se cli1:i~ió ;) la Pstnf'ir'JIJ di' ('¡·istinn.
He~l'OSf) ni bohio de sns padres (t Holicitat· el perd!Íil qne obtuvo, que ¡ los padres jnmás Jo niegn ll. .
No U1rdú tampoco en rp~resn.r Luis Íl la vep;n .Y encontró 1í Caridnd
que \"e tía el h:tbitn del Carmen: cumplía In promPsa hec:ha (t la Virg·en de
la ('arHin.cl Pn la iglesia del Ang-el, de reyefitir el ir·ho luí hito l'ii r<'gTesnha \
Luis ii. la. Yega. .¡
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(
EL CORR!!.:O DEL VALLE 4795
-No nos podemos casar. Yo te quería pura de alma y de cuerpo. Pero
juro no casarme con otra. Acabaremos la vida si no como la principiamos,
saltar.do, riendo y cantando, siendo buenos amigos, trabajando
y consolándonos mutuamente, y moriremos no muy lejos uno del otro,
como nacimos ........
RETO
Si porque á tus plantas ruedo
como un ilota rendido
y una mirada te pido
con temor .... casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción.
sintiendo que el corazón
se va en mi pecho á romper,
piensas que siempre he de ser
esclavo de mi pasión ..... .
Te equivocas, te equivocas.
-fresco y fragante capulloyo
quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas'
Si á la lucha me provocas,
dispuesto estoy á luchar :
tú eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía.
l Me haces llorar? Algún día
yo también te haré llorar!
Te haré llorar y .... des pues
de que tú también rendida.
me ofrezcas toda tu vida
perdón pidiendo á mis pies,
como mi cólera es
CARLOS MAR'l'l
formidable en sus accesos ....
¿sabes tú lo que haré en esos
instantes de indignación?
-Arrancarte el corazón
para .... comérmelo á besos.
JULIO FLÓREZ
--;¡,-
ELARBOLBUENO
Señor: tu sabes que soy bueno; buer.o
Como un árbol con frutos y con flores.
Ni hay en mis frutos jugos de sencores,
Ni hay en mis flores gotas de veneno
1\li corazón es fuerte y está lleno.
De hojas frescas y pájaros cantores:
- No tendrá nidos. pero tiene amores.
Y es como una protesta sobre el cielo.
Si el sol me ha dado savia de poeta,
Tuyo es, ¡Señor' el numen que me inquieta,
Tuya es. ¡Señor! la fiebre que me abrasa.
Un árbol soy. con alma y con sentidos:
Y mis versos, apenas los rüidos
Que hace el viento en las bojaa cuando pasa.
¡ost s. CHOCANO
1
,.(ñ). - ·~
~----~···~------'
j. ESTA ES LA JUSTICIA ..... .
Para Alberto Carvajal. literato y poeta
I
Es á fines del siglo XFIJI. La ciudad colonial se anima. Ln ¡·etusta
pln.za rie bajo la l'i~a del poniente deslumbrador. Los cuatro tamariurlos
de Jos cuatro ángulos, se rewecen ni soplo de la brisa c;í/ida. Desde
la torre de la iglesia, las campanas desgranan tristezas de responsorio.
Juan García, el negro ese/aro, tí horcajadas en un asno, con las manos
atadas sobre la espalda desnuda y con la crespa cabeza encorazada,
esparce miradas melancólicas en torno.
Un .1/guacil, trujcado de negro, tira del ro11zal del pollino.
La chiqwJJeria alborotada grita y se empuja por contemplar á rego·
deo la,. escena.
El clarín deja oír su nota prolongada, en recl11mo de silencio.
El silencio llega.
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EL CORREO DF-L V.\LLF:
EL AT/~1'.\('JL
Oíd ...... oíd ...... oíd ...... Estn. es la Juslicia que mancln hacer la muy Catúlica
l\lajestad del Rey Don Carlos IV ......
(La multitud se rlescllhrP.)
Oíd ...... oíd ...... oíd ...... Estn er.; la justici:1 qnc mnncla hacer la mu_: Católica
?\lnjestad ele Don Carlo~ J\', Pey de Cnstilla, ele ,\rag-ún, de las
Ca.
J>O ii:,\ HERE. ' <:t:El ,,\
¡,C6mo no \'<'nir •;i pn r mí snfres .... .. y si por tí padeY.l'O?
Jl',\X t,.\Ht Í \
l'or \'OS sul ro , seiiura . f'ot· mí padecéis .. .... ¿porqué?
nn."·.\ TlEHg. 't , I'Ef..\
¿Crees qne tu pil'les mfis tklic:ula que la Jnía ?
.Jl'.\:-i ( ~ \ 1:<..'1 \
.:\o, Dt>ita Hereng m·l,t. \uestra pid no hubiera suportatlo el martirio
ele 111i piel.
110:"' .\ liJo. lHL t,l ' l: l.,\
¿,Piensa s qtw l·l n ·nlug o es 1n fi.,.; piado. o qut 111i brazo impiarloso?
,Jl'.\ . t : .\ HL'Í.\
\ ' ue"'tro bra zo, ~eitnnl, t'S stta \'e como los pétalos, n>mo los \'e:lont·s,
como lodo lo s u:t\'l'. \ ' uestro IJrazo es la 111adeja de seda ......
l>t> .- A IIIWl: .'<:t •Er. \
;'\líra .. 111íra la 11tatl• jade secl;l.
( ( 'on su!Jiinlc Ílll{lt((/oJ:, st· suc/l;¡ el :,dr¡uiccl t¡ttc in t'IIl'IIChc. ¡~·¡ briul
r¡ucd:t .-.r,sfcnitlu ¡uJI' el c:t•fiirlo! n:r·;uJwclo. J,c: l ' llcln• /¡¡ c:.¡wlchz A~'~' ...
pico) de aquella a~e parlanchina, sus sentimientos M(>D~irt;¡t\id~F.
que algún sábado, al regresar la Reina de la salve
sonreír al escuchar los vítores del loro.
Vino la Re,·olución de Septiembre, y al día si~ruiente de
Madrid In noticia de la batalla de Alcolea, despertó el lorito
con un estridente y JWligroso ¡Viva Isnbel III
-V~vase u~ted al cuerno!-le dijo RebuHez asustadisimo.
Y el j)Qbre animal fufi. condenado á reclusión en una de
tadas, oscuras:,· recónditas piezas da la casa, sufriendo así
cias de haber c'lído la monarquía.
Preparó luego Rebullez la maleta, y despu~ de dar órdeoes
nantes á su ama de llaves de que no sacara al loro de su encierro por
gún motivo, desa panoció nuestro hombre de la escena mad ileija,.
Ausente esttnro mucho tiempo, como que cuando volvió esf¡IJ.ba .lllllllllall1'·"·~,
ña en plena Rept'lblien.
Al entrat· en la celda donde flaco· y alicaído languidecía. el Jol'O
éste, al reconoeet· á sn amo, le espetó el consabido b·Viva. Isabel 1
-Váya~e usted al cuerno!-le volvió .á decir Re ullez a'ínenaztindole.\
horn. ha.r que npr('ndtlr Psto: ¡Vi\·a la. República!
Y cautivo siguió el bicho, vícti.lna inocen~e de las vt>leidad~ polfticas
de su amo, el cual SP habia propuetlfto tenerle allí encerrado hasta que olvidara
el peligroso ,·ítot· ,Y se. oltase á chillar el que exigfa el nue d.Dl'den
ce las cosas.
Dumnte algunos meses, siempre que iba eballez al cuarto del loro,
comenzaba la sesión por el signi~nte. diálogo:
-¡Yinl I ahel II!-deeía el loro.
-¡Yáyase lld. al cuerrfo! contestaba el maestro.-¡ Viva la tibllcar
A fuerza de paciencia y de tie o consiguió e n icJta realizar u propósito
y un día pudo ya sacar ellorito al balcón, donde se despepitaba
gritando: ¡Vi\·al Uepública! _
Pasi) más tiempo, sobrevino lo de Sagunto a Restauración, pretendiendo
Rebullez variar la cantata, inaugurósusleccioneadee te m Q;
-¡Viva !fonso XII!
-¡Váyase Ud. al cuerno!-gritó entonces el loro.
LOS ACCIDENTES DEL TUNEL
En pleno túnel, en la noche espe a interrumpida por luces ,_~u~,..1~~
las ventanillas, el tren ~e detuvo bru camente, con una
Amodorrado en las almohade l'de micomparttminto, meen4ileJ•~·&,f:IJ•rliG.
cipio inquieto, después tranquilizado por la inmovilidad, la ~1~11;
acolchnclo morado tihio, en que e tnba solQ, de ~ mt. lid&.
Bajé los cri~tales y rne incliné hacia afuera. lo
apatecieron cabezas espantadaR, ilbidos breve
vedas de piedra, al alcance, casi~ ele las manos. Loa .nu~~.:~:~-~k¡;,··~
andaban brillantes y Ji os, eo barniz de una e~~t:at'dia -.;:
jo la luz de mi compartimiento.
Mi reloj marcaba media noche; consultado .utdicador,
que estábamo á unn hora de Dijón. Debíamos encontramos ~n
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4800 EL COTillEO DEL YALLE
de Blaisy-Bas; una. larga galería de cuatro kilómetros, punto culminante
d<: la línea París-Lyon.
En el compart.iÍnicnto contiguo, coche dormitorio, había gente que se
agitaba. Voces apagadas llegaban hacia mi. ¿Qué hay? ¿Dónde estamos?
«No te inquietes, querida.>> De pués, se oyó el ruido de un cristal
bajndo, y muy cerca, en la Ycntanilla, surgió la ~abeza de una mujer
joven, flor rubia, en el revoloteo de cabellos finos; OJOS azules se abrian
inquietos, con los párpados pesados aún por el sueño.
Un inspector pasó á lo lu rgo de los vago...,cs, corriendo y sin aliento,
con la bolsa ele cuero que resonaba sobre su cndcra.
-¿Que sucede, scñor?-preguntó mi vecina.
El empleado no contestó, y se apresuró hacia Blaisy-Bas, la Estación
que habíamos pasado antes ele la entrada al túnel.
Lo seguí con la mirada. En sentido inverso, y viniendo hacia nosotros,
un hombre de la cuadrilla se aproximaba lentamente. Charló un
instante con el inspector, después continuó su camino, examinando las
ruedas que golpeaba con una llave que había .:meado del bolsillo.
Le interrogué:
-¿Tenemos por mucho tiempo?
-No creo, señor.
-¿Qué ha sucedido?
-El 41o ~no del vagón de carga, detrás de la máquina, acaba de rom-perse-
me dijo el inspector.-Los mecánicos sacan una rueda. que se ha
trabado.
Después, se fue, haciendo vibrar como campanas las ruedas de los
vagones.
Yold á ser:tarme, escuchando los ruidos extraños que corrían debajo
de la bóveda estrecha. La máquina pal¡1itaba ahora á largos inten·alos:
era como un enorme su piro c¡nc \'Íbrabn á lo l¡1rgo de aquella enorme
ca yerna, dondP, según me parecía, se respira b~ malamente un aire pesa.
do, cálido, Y fastidioso.
Los viajeros resignados c.1.llaban; se oían solamente voces, sordas y
bajas, como á la cab~cera ele un moribnnrlo.
Ideas siniestras de catástrofe me \'inieron á la memoria ...... ¡Rierupre
que las señales funcionen! Sabía que había detrás de nosotros un segun-do
rápido, que debía estar á peco~ minutos de nuestro tron ...... ¿Qué esta-ba
pensanpo? Era demasiado tonto, al fin; y volví á ponerme de pié.
Abrí la portezuela, y quise bajar.
Pero, apenas hube pueRto un pié sobre el suelo húmedo, d peón ele la
cuadrilla. que me había informado sol>re el accidente, se accrct\ y me dijo:
-X o se puede bajar, ¡:eñor: el tren está porsalirde un momento á otro.
Y se quetlí> allí, vigilando la da micntr<.tS que yo obedecí stt orden.
hse hombre tenía unas fact·iones extrañaR, :í. la ve7. curiosa y plúci-das:
el ccmjunto era honrado, pero los ojos, pequeiios y twgTos, se agitaban
sin cesar, vi,·os, in\·estiga1lorcs. Tenía la uariz lliUY lnrgn, puntiaguda
como el hocico de un perro de caza, para olfatear á lo lejos.
i\I i curiosidad ha hía si el o el espertac1a. y en f.n hl~ una con Yersación.
Me rdiri(> que había asistido ú varios nccidcnt.cs fl-J-ro,·iarios, al de
Velars particularmente, nqnd lcrrihlc nplnstamieuto, :í ,Jos pnsos de
nosotros. \'ida ú un paso ú ni,·cl (lcspu~s de la Est.aci(,n clP Blaisy, y
era el cncargndo de la consen·ncit,n y de la Yigilancia del tlÍnel.
Con\'ersndor, mi hombre Re expresaba f{icilmcnte, y l~tseinnha mi
ate9ción. ·
- 1Ah, dijo-menen1Hlo la cabeza con misterio-se eueucntraneosas en
un túnel! Los vinjeros npmvechan ese pasaje paw clcshncerse de todos
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:mJJ CORREO DEL VALLE 4801
los objetos molestos ó comprometedores ...... No hablo de los víveres abandonados,
de pañuelos ó de .,;crvilletas; pero, de diez años á esta parte, he
recogido pares de calzados, sombreros, y hasta trajes apenas usados. o
sé,-continuó en tono chocarrero-lo que obliga de esta suerte á los iajeros
á librarse en <, cargados consus ani-
11os y semejantes á pequc.t1os cadáveres, fui cogido por un terr 1, que
me puse á temblar como un anciano, y á mirar atrás, con un sa or frío
en la espalda, corriendo sin parar, hacia la Estación, pa.11a dar parte de
mi hallazgo. Se hicieron averiguaciones ...... Se instruyó un sumario; pero
no se encontró nada. Ud. ve, señor, que esa mujer así mutilada-y debía
de ser muy joven y muy bonita, afirmaron los peritos, á juzgar por la.
forma de sus dedos-no parPcía tener interés en reclamarlos. Y yo he pensado
siempre que no se trataba en el incidente de un crimen ordinario,
sino que ha debido de haber, aquella noche, en el túnel de Bla.isy, lo q_ue
se 11ama un drama íntimo entre esa joven mujer y su marido, 6 su novto,
acaso. Y estas cosa~. que no tienen nada que ver con la justicia., se las
oculta cuidadosamente ..... .
Un silbido puso término á la historia del buen hombre, que, mientras
el tren volvió á emprender marcha, se arrojó prudentemente en un hueco
á lo largo del tune!.
La noche le em·oh·i(J, y yo quedé solo con la vición extraña y penosa
de la. mano mutilada, de los dedos separados, ca1dos, y arrojado sobre
los neles.
Respiré mejor, y mi angustia se ate1m6 á la salida del túnel; pero hasta
el amanecer no pude conciliar el sueño. Y todavía ahora, á pe ar mío,
mi pensamiento se detiene frecuentemente en la escena trágica doude, en
ese túnel eternamente im·adido de sombra, un hombre ,~ortó, en algún
horrible gesto de odio, de amor exasperado, ó de celos, los dedos afilados
de una desconocida.
PIERRE VER ou
EL CANTO DEL RUISES'OB
El ruiseñor cantaba. Al comienzo fue eo~o explosión de alegria melodiosa,
un chorro de a"rpegios fáciles, que se despeñaba como un sonido
de perlas rcbotantes contra el cristal de un armónico.
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Pnmera pausa. En seguida elevóse un trino
extraordinariamente sostenido, df'l que se ................ ""~
gía-ensay:o, un arrebato de valor, un desafio
deaconoc1do.
Segunda pausa. Después un tema de tres notás,
terrogadora, desarrolló la cadena de sus variac:ioues ·Jttref~¡.:.
como delgada flauta de caña en un camarillo de pa tor.
Tercera pausa. El canto se tornó en alegria, se~ ~~~~
un suspiro, desmayado como una queja, tradujo la
solitario, la desolación del deseo, de la esperanza
mamiento final, desofdo, punzaute como un grito d~
extinguió.
Otra pansa más prolongada. Entonces fueron
n.o J?arecían brotar de la misma garganta; y eran
" s imploradores, y eran otras flemejantes á
.,-<:NlllteR nacidos, adiós de pequeños gorriones,
mirable, estos acentos se transformaban en un "tUFDlOJHlle. ti~MU~J
vez más (>ompactas, que deslumbraban en chisporroteos
han con trémulos ofu antes, ductilizJ.ban en períodos a;1:110fiC'Bf;
dían, se elevaban, enlazábanse en alturas prodigiosas.
El cantor se embriagaba en su canto, con pausas tanht!oPV1l.c.·rtua!M41~·
han á las notas apenas el tiempo de extinguirse;
briaguez en una melodía sin cesar, variada a y lálllgll!l.id~~~
y vibrante, ligera y gra\•e, entrecerrada de to pol' débiles 511;~~--~,.-
súplicas quejumbrosas, de pronto por bruscos..arrebatos líricos,
premas abjuraciones. El jardín mismo paredá escuchar; el cielo .paft!~
inclinarse sobre el árbol venerable, cuya copa a"bngaba al poeta ...,._ ....
ble que derramaba aquellos torrentes de poesías y las flores tenia
respiración profunda y silenciosa.
U Zl
EL SOCORRO DE UN LADRON
l. Una noche negra, hacia el Egipto, al través del desierto n ga.
nado, sin bueyes, sin carneros y con las ánforas ,·acías, lo viajeros caminaban
impelidos por el viento, sobre las inmensas sabanas de ar. na.
II. L< noche estaba muy pavorosa y negra, y tortura os por el
hambre, la sed, y fa aflicción, los viajeros gemían no snbieJJ.do á qui
implorar.
III. Entre las tinieblas de la noche se distinguía un árbol, Jestis dijo:
<(Yo subiré á ese árbol para ver si luce al~una entana, a mu ~os
ó muy cerca." Y jesús subió al árbol y Mana le pr guntó:-«¿No al·
guna ventana?" Y Jesús contestó: «~ólo veo las tini bias e-} no h
Después de algunos instantes, 1\Iaría vo! ió á pr guntar: « o e lu r
la ventana de ninguna casa?• Entot:ces Jes6s ontest6: « eo una luz pe-.
queñísima allá muy lejos; pero dudo si ea uoa str lla que luc ntre
las nubes negras ó la luz de una entana.11
IV. Y era la luz de una ventana, cuandatos 1 jeroa
frente á la casa, José llamó á la pue t y ap recióun tPja 11
lámpara.
V. Y habló Maria, la madre deJ
jo el techo de tu casa hasta que salga el
do ~estros labios! :uuestra piel, y la 1
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EL CORREO DEL VALL~ 4803
somos un anciano, una mujer y un niño de dos años, que nos hallamos
sm asilo' y lo imploramos de tu bondad.»
VI. Pero la vieia: Huíd pronto, contestó; huíd porque mi marido, 6.
quien llaman Tito, es el más terrible y el mi'ts crueldetodoslosladronesdel
desierto y se complace en asesinar á los viajeros que despoja. Huid pronto
porque está comiendo, y si os escucha \·endr{t ú mataros.
VII. Y acabando de decir estas palabras, Tito salió, mostrando su
rostro negro, sus cétbellos erizados, y sus gritos semejaban rugidos de
león: ((Oh noche feliz, gritó, que trajiste á mi casa estos viajeros para
que los despoj~. :r si la cena que prepara mi mujer no es de mi agrado,
talvez la carne de esa mujer ó de ese niño satisfarán mi hambre. u
VIII. Y los viajeros temblaron.
IX. Pero cuando el bandido femz hubo visto al Divino • ~iño, se esparció
por su rostro una expresión de inefable bondad y :sus miradas se
trocaron de feroces en amables. ((Venid, dijo al anciano y á l\laría; entrad"
á mi casa y cenad y dormid, no os haré ningón daño; sólo pido como reo
compensa que me permitáis tener soure mis rodillas á ese mño, el más bello
y el más encantador de Jos hombres, y besarlo Wla yez, si aeaso- no
tiene miedo á mi inculta barba.
X. Lo!:! viajeros entraron y cenaron y durmieron; y el malhechor enternecido
miraba extasiado á su didno huéspel!.
XI. Cuando salió el sol los viajeros se despidieron del bandido, y és·
te se desolaba y gemía porque pensaba que iamfts voh·ería á ver aquel
niño encantador. Pero Jesús, volteándose hacia él, le envió un beso con
los dedos de su diestra infantil. nTito, le dijo, 'terrible mttlheehor que con
tánta bondad me has dadr albergue: tú me volverás á ver, te lo prometo
en nombre de mi PaJre.•,
XII. Y cuando Jesús fue crucificado, Tito fue crucificado también á
la derecha del Redentor.
CATOLLE MENDES
SUELTOS
"Resurrección"-Esta obra
formidable del Conde Tolstoy,
el filósofo ruso que tau merecidas
ovaciones ha recibido,
subió á la escena por primera
vez en esta ciudad en la noche
del domingo 6 de loscorrientes.
A la Compañia Dramática
Nacional, que cada día alcanza
nuevos triunfos, tocóle la interpretación
de la referida pieza
y á la verdad que los esfuerzos
de los actores contribuyeron
eficazmente á lu cidez de la
obra; distingiuéndose sobre manera
la Sra. Guiott en su papel
de Catalina y el Señor Dclmar
en el de Di mi tri Ivanovich. Muy
sinceramente felicitamos á la
Empresa por esta representación
y ~úlo nos permitimqs
suplicarle que en lo sucesivo,
procure que los entre actos no
sean dema. iadamente largos
como en la primera noche, pues
no hay paciencia humana que
pueda re istirlos y los pobres
músicos son los que pagan las
impertin ncias del público azo·
rado. Con igual lucimiento fue
representada el martes último
la obra de Echegr..ray titulada
''De Mala Raza''.
De plácemes la Empresa
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480± EL C()H.H.EO DEL VALLE
por eléxito brillante de la ·P corrida
ele loros de la te m puracla.
Con una tarde espléndida")' un
ganado de excepcionales condiciones
para la lidia. los simpáticos
dic. tros ejecutaron con
. ingular arrnjo las suertes más
atrevidas de la tauromaquia.
.1Jforeno de Valencia, cstu\'
O felicí ·imo en la e.;;tocada, en
el cambio de rodillas v en el
capeo por detrás; Solai·i!lo no
lo fue menos en los saltos ele la
garrocha; en el "'imulacro de
muerte y en las banderilla" al
quiebro. Sevi!!ano y 11/orenl!lo
trabajaron sin descanso y también
recibieron justas palmas.
Además de las suerlcs mencionadas,
JJforeno, Sola ril!o y
Sevillano, ejecutaron una de
rodillas que fue de gran sen-sación.
Tanto So/arillo como JI oreno
pusieron un buen par de
banderilla de á cuarta y este
último s::tcó unos ' lances á la limón
en compañía de Sevillano.
En resumen, el bello sex.o e~ca
o, pero bastante hermoso.
Muchos claro· en ambos tendido
. . ~lú 'Íca ..... á la altura de
siempre. Presidencia, honrada
por el .señor Gobernador del
Departamento ; una tarde ofocante
y en fin una corrida · ue
podría exhibirse en cu,tlquier
circo de la Hepública.
El 2'2 Octubre, á la.: diez y
media ele la maiíana se cclhn\ron
en Bognlá, en la Capilla del
Sagrario, la· e.·equias por el
descanso elerno del alma rio y
la señorita doñre -J. tk 1<>10.
EL CORREO DEL VALLE
(Fundado en 1894)
Se publica todos lo.<> jueves.-J::dición -'.ouo t:Jemj>lares
\'afor del ejcnlp:ar. . . . ........................................... $ 0,00 c\·s. oro
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Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 343", -:-, 1910. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686395/), el día 2025-08-17.
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