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de Cdombia) NOVIEMBHE 3 DE I')ro
llirr·•·tor, JlL S 8· 8~ \RPETt'A
EL CIUDADANO DE UNA REPUBLICA
(De El Fonágra(v de l\Iaracaibo)
1\lttchos }' llltl) clin~rSOS SOtl los uerechos UC que disfrutad ciudadano
de una república, como nutuenJsos é ineludibles los debere· que sohr ú t·espctar la dm• las lcLtitwlcs; lo
que sucede ~s que el E t.aclo, en l'sas comliL·iunes, ,\.·uenta con ttt! lltlllll't:••
de buenos ctudadano-:, en paz de l'icc lkl l'.tlllill•l que le indicad honor
y que bcnc perfu ~ Üt .t'otwicn..:i.t dC' l'tlÍtndo y cúnw !le itn ade11 lu"l pri, ilc·
gios que k ColllCden l11!' it~slilttei•JIICs d"m"er.ítil..'a". En catnbio, c..uando
sólo es capnz dP eslu la 1\.•n:u-.t p<~rk de los t'Íttdatl:tuus; tttfis at"nt, l'tHill·
do pueden ~.:il.tt·t; e cur11u lllll\" m:tn.·adn!' e.-n't•Lionc lu' qu "P h;tllan cu
este caso, la tep(dJlic.t tHJ ¡~.~~~ de ~l'l ttna utupt.t, ¡nte to que s ask·uta
SObre baSeS 111U,Y UclCS ttle ucompnii:uoiPntu.
Porque la sombra tieue un alma, y se reviste
de fantást:cas forlllas que amed rautan al triste;
la lluvia tiene l>razos que arma, con furia y dolo,
de sutiles puiiales pnrn. matar al solc.l;
el Yiento tiene bocns qne t:larnnn: des~;rn.cindo
dd que cruzc1lu noche solitnrio y callado.
Hé aqul que dt• prnuto el espacio se ptwbl:\
de fantasmas cou lur¡ros ropaj1·o de tinipl.J]u
de extravagantes nJoustrnoH que en muda caravana
correu hasta perdt>r~<' por la ¡•.:\tensión lejnun;
ele gig·antes airados quP t'll combate bradn,
luchan, y se cleRht•tJ <' ' ' ,.¡ ntre so1ubdo;
de enormes bnn:na uí·, ·. t~l eu lltl fi1nPln·c pií·lng·o:
de aquelarres dinbólif'OH y de nlas de murci!>bi.go.
Y en la noche cPrrntla que cruza el pPt't•griuo,
solo, triste y callntlo, por el up;l'io ('U :u in o
pasa, irnpalpal>le y hosca, la cnrnYnttn. JJubia.
blandiendo los sutiles puüaljls eJe la lluYiu. •
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1- ..
/
EL CORREO DEL VALL~
Las mil Locas del viento gt·itan y clamorean;
son voce~ in<.:mditas, voces que silabean
palabras mistertosas de u.1 lenguaje profundo
que se quPja con todos los dolores del mundo:
árlJoles que hirió elrnyo, roca~ que se descuajan
hojarnt-icm; que subeu y tol'l·entes que bajan.
Y entre aquellos rums? Y nosotroR sufrimos
y es fuerza que tú sufl'as: y nosotros sentimos
el implacable estignm de un gran dolot· profundo
que llena lo::; espacio:;.)' es el ulma del mundo.
¿.Y quién eres tú para e\·adirte al castigo?
'rórna tu parte, súfee, llóra, sé nuestro amigo,
recibe tus dolores, y fóude tu tristeza
Pn la tristeza augusta de la Naturaleza.y
así por el fangoRo y empinado sendero,
en medio ele la noche cerrada iba el viajero.
y en tanto, entre la sombra, la caravana nubia
blandía los sutiles 1miinles de la lluvia.
De pronto, bruscamente, algo informe y oacuro
cortó la ruta; e11tonees palpó el viajero uu muro.
Buscó la lHlPrtu .. \1 g·olpC: bronco, tenaz y seco
del al<.lauón, y cuyo rumor repit16 el eco,
una voz clulc:e y ~a11ta, una voz adoraule,
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uua voz exqnisitn, una \'qz inefable,
pregunL6:-¿Dí, qnién en~~. que bu.·cas?-Un viajm·o
l)UP. ha pPrdidu la rut.L,-('Ontest.ú PI eal.>allero.
-¿Y no cncuutral-itu alherg;ue'?-¡.\y, no! Lo busqué en vano;
veng·o triste y rendido; soy el Dol01· humauo!
La yoz, un'1sica angMiea.-¡Oh catuinaute! púsa
-griló-YÍ\'e, cowntél ¡tte, alíl>nta: l>sta es tu casn.
Y el I>ofo¡·, que Pll la ¡;;(•tHia que Ke tuerce y se empina
era una nttUJ<"ha qu<> auda, earniua que c:uuiua,
al cruzar la iru¡m•\'Í~:>ln rndiosa puerta ft·aucu,
•nít·ó una illlng<·u bi~HH'H, lllli.Y blallca, toJa blanca.
Y o_yó la Yoz ¡u~gl;licu : - \'í•n, C>ut.ra, eres mi hermano:
esperátJtlutP L•stnlm; RO,Y l'l amor humano.
Hecobrur:ís lat! fuerz:u>, Hcnt.in'ls la ale¡2;l'Ía,
repoRa, perl'griuo, miPntl'aH que \'Uehe el día.
l la frente iüdiuuda de la fatiga ul peso,
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EL CORREO DF.L VALLE
se irguió al sentir el tibio soplo de amor el~ un beso .
. \.fuera, entra la soml>ru, la cnravana nul>ia
blandía los sutiles puñalef' de la lluvia.
II
Este es el Yiejo cuento, In fábula tontuna,
con que nos arrullaron al uorde de la cuna,
lleuos ele cristalinas cadencias celestiales,
esos Pel'l'aults di,·inos: lo~ !ubios maternales.
-¿Qui(>u ,·oh·i0rn ít cseuclwro~. cri ·talinn.s cadencias
rl's, por fatal suerte,
clesrsperado l1wha con la sondJra .Y la lllUPI'te.
Tocan, nurid, ft>lil'l'S, tenuelllcs \'Uesti'ntras qne Yif'll\·olncit>n no eR planta exótica.
En 13~.) Fernando el Bg .. ntr>, 0'' Leonor 'féllez
de Gnzmun, y fundó la ditwRtía ele A\'Í!:'t, bajo la -enal Re hicieron lo~ g-randes
Yiajes qne tanto nomhrP .Y poderío diPrun á Portugal. En 1;)i8 PI
Príncipe D. Hf:'ha ti;1n, C'll_YO nollllu·e l~:t sido tan cnro il la leyPnda, murió
ú se pertliú Pn el .\friC'n, cl"siH1P" eh• la ha talla de Jos Alcñznres, ~- el
fiero Duque de .-\.lbn r.onc¡ni~tcí PI Port11gal para su sf'ñor D. 1•\-•lipe u; seRenta
años dur·ú la dominnci6n espaiioln; ni c·nho clePllos los ~PflOres portug~
tese:-; anojnron del país á D'' .\Jargarita de Saboya, quien en nombre
de Hn Católica :\Iajestad lo gobern lenuJtar la ~ariún y encaminarla por la ~enda de la
pro~peridad, ]H'l'O en 1~07 los Ejc>reitos napoletmic-os ciestru;yel'On esa
obra de paz y oblig-aron á la Casa Heal :í refug;iarse en AmtS!'ica; en 1H20
una reYoluci el Gobierno eonstitucional; en 1.'~22 el Brasil
se indepP.ndizó y proclarn<'> Emperador á uno de Jos hijos del Rey; en
182:J el Conrle de .\marant3. auxiliado por Fe!'llando YII, t;e Je,·antó coutra.
la C'onstitueit>n. y fue entr-e PI e. trtH·ndo de las-- armas como D. Miguel
ciiíó la corona en 1S2G, contando con el apnyo de los reaccionarios;
vuelto del Brasil, l>. Ptdro emprendit> lm·hn contra su hE'rmano O. Miguel
y rescató el trono para ,.;u bija D" l\Jarí:l, la Psposa de Fernando de•
Hajonia Cobur·g·o.(lt>tltn, y de entoneP. acá Portugal ha ,.¡,·ido en la sozebra,
nmeuazndo si·•llt¡>l'E', ya por los miguelistas qne allí inv0can priucipios
an<Íiogos á los de los carlistas en Espaiin, ya po1· los rppublicauos, ·
qne cnda día han col.n-:1do nH'ls fne¡·za.
De Jos hijos ele IV :\la ría lJ, eilll:lYOr, D. Pt>dro Alc;íntnra, murió Pll
1861, sucPdiéndolo su hermano D. Ltli~ I, ca~acio con lY' ~Jar'a Pía de
Sabaya; e hijo de PI c~ ra P.] pol>re n. ('¡Hios J. pintor, ~portman, marino. j que entre~el lnjo cb sn Corte snntuo~a e>xpPriment(, tan grnndes dec~:>pcioncs
y tc'Lntos sufrimiento:::: por la mal¡¡ ~itmwitlll política del país.
Efecti\·amente, Portu~·al es un paí,.; rlontle b mnyor partí~ de la 110·
blaci611 PS totalnwutc> iletrada y clondP la polltit'n Ita sido siempre dirigida
por una camarilla de per,.,onajl''-' que rstablf'eit·ron l'l C'{Jmndo sistema.
ele la " rot.acicín", seg:ún el cual loe; dos partirlo~. rf'g·eneracior ¡.· progreHista,
se ucedían por tumos en eiiH)U PI". trat:HHlo ..;tr.-l hombres de obtener
· PI mayor beneficio posil1lr. rle su 1'Pt'Íoclo d · ruar t1 1, lo qn de~acrel]:.
tó grandemente la Cf:'s
visibiPIIWiltP ~in que IJ.¡starall par·a rnPjnmrla lus P!-ftll'rzos de Hintze Hibeiro
y de Castro doR nut,~nticos hombns dP f'stndo.
Er11os prirnPro · aitos de p-;te ¡_ig-lo ftH:' tan Jllig-ado {¡ cgnceder á
Juan Frnnc:o,.ll'f~ ele lo,.; n•genE'riulcH'e:--:, tal suma de porler y de iutiuPncin,
que Í>st.c se constitny(¡ eu n11 \'l'l'chult>ro l>ictador: disoh·i{¡ las Cortes y
clnt·nuto tres aiius ;:;ollernó el país á su autCJjo. sin que fuE-ran basttJntes
;\ c·ontenci' sms clestuatH'S ni la moderaei(Jrt dt~l illonar·cn ni In cenada opoHi<
·iún que el país Pll tnasn le !tizo.
Y l!aeo algo ntÍt'l dl' clos aiios-·PI 1" de Ft•br·ero de 1 !IOH-en unu tar-r
ele hHrmosa, lleua ele su! ,Y de luz, la ciudad de Lisbon. fue teatro de una
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4778 ELCORREO DEL VALLE
roja tragedia. En carroza descubíerta Yol dan de su granja ele Villlniciosa
Jos Reyes D. Carlos y DI). Amelia., ron us hijos el Duque de Braganza
y el de Beja. La multitutl, que hneín, c·nrg·o ele la mala situación al
Ministro y no al Rey, fos saludaba con enrii10; la Heina nmable y buena.
ora obsequiada por sn pueblo con camelint; y dalias, y bnjo la calma melancólica
del crepuscnlo parecía que la ca~a de Braganzn. a\'anzaba tranquila
hacia el porvenir.
De la multitud se destacaron varios hn111bres delgados, Etucios y taciturnos,
que de entre sus ropas destrozadas sacaron pistolas y carabinas
con las que ultimaron al Monarca, mientras c¡ue la infortunada
Reina trataba "de evitar, f'Ubriéndolo con Rll cuerpo, que el hijo también
fuera asesinado. Pero fue inÍltil ~~1 empeño el;:- la heroica madre y D. Luis
Felipe de Braganza sucumbió tambiéR, cayendo, ensangrentado y mudo,
cnbierto á manera de sudario, por la nube \"aporosa de ilusiones que su
juventud había forjado mientras la vida parecía sonreírle con misteriosa
y plácida sonrisa de Esfinge.
Y fue así como por obra de la suerte D. iliauuel de Braganza, Duque
de Beja, vino á ser Rey de Portugal. Apenas contaba diez y ocho aiios
·~:le tocaba afrontar una sitnaci6n casi clesr>sperada, sin estar preparado
para la lucha, sin contar con más apoyo qnc la fidPiidad de .:~u pneblo ."
los consejos dP su madre.
Por fortuna Moría-Lnisa-Amelia dr> Francia. Princesa clr. OrleattsBorbón,
hija del Conde de París y c.lescendiPnte, pÓr tanto, del Rey-ciuda·
dnno, C'asada en 1886 con el Rey de Portugal, tiene toufHl las grandeti
cualidacies de su estirpe, (JUe no en vano pn;;aron los siglos claucio lustra
Y grandeza á la Casa de Francia y haeiPn.!o de sus Heves los amos del
"inundo. Prudente y generosa, la Reina MMlrP hizo qne su hijo concedie-
•ra una amplia amnistía á los comprometidos Pn el tPrrible ate~tado y
sust,ituyem al Consejero Franco por PI Alruil'ante Ferl'ei1·a de Amaral.
La jn ,·entud del Monarca., su df>sg-rrt>~. c·iPrto rariño, y le
proporcionaron un triunfo brillantE> en lnsr·h·r·c-ionPs n pn.rceió no contnO\'r'rSP. Y dc>sru0s In propn:2,·nnda ·¡·ppnblicana se
ha. heeho con tal nrti\'idacl, f'On tal pc>l'icia qut• Pll lns 1 hl'lP!-l altas el mímero
llo adeptos ú. la Rep!'thiea HP haJ,ía nnnH•ntado t'lt 1<>~ óltimos niíos
de una. manera aRn rn hrosa .
. Por hoy, &cg1ín lns cp.l>IPs, flot.n In l>nncl••¡·,¡ nwl y \'C'rd~> ele la Heptíbhca
en el Pnlaco das .\eressJI/np,o.; ,. PI ~C'iilll' 'Jnchn.tln pl"Psirlr~ PI Gobierno
provisoriO, mientras los JlOC'O!'I soltlnarco
bras1leno, para vol V PI', sr.g:u r·n mPn te, puPR no ;.¡p 1t uye dt•l¡wl igi"O temen do
en las venas sang-re de Saboya y de Orlean-<. Pero. ¿ serii estable la República
lusitana? Habiendo tan gmndes analog-ías entre gspaña y Portugal,
¿_no correrá la RepúbliC's ~eiiores ele Francia.
Y es·-t Casa. de Bragaoza pat·ece que estuviera atormentada por PI
mismo adverso sino que persigue á lus Hapsburgos y á los Príncipes de
Baviera: 0~ Jnanít de C1stro asesinaJ Duques de Parma y de ~Iódena y
de tántos otro; sob.'ranos qua nunca incJi.oaroa la cnbeza cuando soportabn.
n el peso Je nn:t corona y q 11e alnr C'Oil tal gr.wclezn. .v 111 Ji·~qta.rl, ennobleciendo
su de.:>gra.cia. qn!'! la. e tíd'L d.:! él h'tC"', :í. mis ojos, e! efecto grandioso de
una puesta de sol, cntndL\ el astt'O brillante y or.s-ulloso se 1·esignn á caP.r
en occidente, sin d,,j tr u11 instante de u.lumbl'dr la negrura en que se
hunde.
CUANDO ME VAYA
Cuando me vaya para siemp.-e, entiérra
Con mis despojos tu pasión ferviente:
A mi recuerd0 tu memoria ciérra:
iEs ley común '1Ue á c¡uien cubrió la tierra
El olvido lo cubra eternamente!
A nueva vida de pasión despierta
1 Y sé feliz. que si un amor perdiste
Otro cariño llamará á tu puerta:
lPor qué impedir c¡ue la esperanza muerta
Resurja ufana para el bien del triste?
Ya ves, todo renace: hasta la pálida
Tarde revive en la mañana hermosa;
Vuelven las hojas á la rama escuálida
Y la tumba que forma la crisálida
Es cuna de pintada mariposa.
Tornan las flores al pensil g-alano
Que arropó con sus nieves el invterno;
1 Hasta el polo disfruta del verano!
1 Por c¡ué no más el corazón humano
Ha de sufrir el desencanto t:ternol
F. J\IARl~O llEllRERA
Ama de nuc\'O y sé feliz, sofóca
Hasta el perfume ciP. mi amor. si existe:
Sólo te ruego que no borres. loca,
Oprimiendo otros labios con tu boca.
La huella de ar¡uel beso que me diste:
A~IADO N ERVO
---;t<-
DE FEDERICO BALART
~o. no es :lvlor lo que mi pecho siente!
Es insaciable. ha brumador hastío:
El arrebata á mi existencia el brío,
El me couducc á senectud doliente.
Turbia mi vista, l;inguida mi frente,
De: todo afecto el corazón ,·acío.
Cruzando voy por p;l.ramo somboio.
Sin flor ni aroma ni parlera fuente.
.A ,·eces en ilusa prima\'cra
Torna ;i hala¡::arme mágica quimera.
Torna á urillar mi ci<:lo cnlutecido:
:\Jas ay! cuan poco dura esa bc•nanza!
Que es una an:J de• paso mi esperanza
<_Íue va á las tumb:ts á formar su nido.
PAGINA INEDITA
· ¡Poeta yo! Lhtlllnnnc ii mí con el mismo nornhrc con que los hom~
res han llamado ú Esquilo, á Homero, al Dante, á. Shakcspearc, á Shelley
...... ¡Qué profanaci6n y qué error! ..... Lo que me hizo escrihir "lllis v~r·
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47~0 EL CORREO DEL VALLE
sos fne que la lectura de los gmndes poetnc;; me produjo emociones tan
protunclns como son tod s las mías; quP C"rts emocionPs subsistieron por
l-argo i.iempo en mi espín u. se imprPgnn. rnn ele mi sensibilidad, y se con,
·irtieron en estrofa~. Uno no hace los vcrs, '"· se hncen dentro de úno 1
salen ...... El que meno~ ilusione~ puede fnnn~t n'e respecto el el ntlor artistJ-co
de mi ohrn. soy yo mismo, qne C'onozco el secreto de su origen ...... Viví
uno~ meses con la imaginación en la Grecia rlc Pericles, sentí la belleza
noLic y sana del arte heleno, con todo el entnsinsmo ele lol'l yeinte años, y
b~jn esa o; impn•sioncs escribí loR Jlocmns p:1g:1fJOs; ele un lluvioso otoño
pasncln en el cnmpo, leyen(lo fi Leop~rdi y ,\ntero de Qu~ntal, salió la serie
de sonetos que llamé después DnR nlnws mut'rins; en los Días diáfanos
cualquier lector inteligente a el i ,·in a la in fluctH:in. ele los místicos españoles
del siglo XYI, ;\'mi ohm mncstra, los taks P.wmas de la Carne, que forman
pn.rtc de los Cnntos r)p m:ís nll:i, que 111' hn.n \·alido la admiración
de los crítico'! de tres al ctnl'to, y cuatro i) seis imitadores grotescos,
¡qué otra cosa son sino un~ tcntati,·a mediocre parn. decir en nuestro
1dioma nclor~ble lnA sensaciones mún·iclas y J,>s sentimientos complicado8
c¡ne en formas periectn.s PXpresan en los suyos Baudeln.ire y Rosetti,
Verlaine y Swimlmrne ...... ¡t 'ó, Dios mío: yo no soy poeta . .., .. Soñaba ant.!
s y l"tlcño tncladn. ú \·ece~ en aducñanne de In. forma, en fOJjar estrofas
qne sugiern.n mil cosas oLscnras que siento lmllir dentro de mí mismo y
qtlc quidts 'alrhiau la pena de decirlas; pero no puedo consagrarme i
eso ......
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¡ Pndn! puE>cle ser ...... Ese tiquete fnc el qne me tocó en la clasificación.
l'ara d píthlico hay c¡ue se1· algo. Pfmeles el yulgo nombres á las cosa·
pam poderlas decir, y pega tiquetes ::í los inrli,·irluos para poderlos clasiiienr.
!Jcspnés el hombre camhin. de alma, J•ero le r1ueda el rótulo. Publiqné-
un tomo de malos ...-erRos á los ...-einte al.os, y SP 'endic) mucho; otro
ele \'CrR0.l" regulares á los \'cintiochn, :.·no se ,·ei1dió nn.da; me llamaron
pocln desclc d primero; rkspués del segnnclo no he yuelto fi escribir ni una
línen. y he lteclto nue ... ·e oficios cliferentes, y ;í j>L·sar de eso lle,·o todavía el
tiquelc pegado, como nn em·asc que al estrenarlo en la farmacia conttt\'O
mirr:t y que mús tn.nle, lleno por dC'ntro de cantárirbs, de linaza 6 de
opio, ostenta por fnéra el nombre de la balsámicn. goma.
¡I'oc;otn! pero nó: no son las facultades mwlítica:-; In. razfln íntima de
mi cstPriliclacl.. .... E;.~ que como me fa eina y me atrae la poe. ía, así todo
me n.lrac y me fascinn. irresi tihlementc: t < .. bs las n.rles, todas IRS ciencias,
In políi.ica, ln ('speculaeic'lll, el lujo, Jos placeres, el mi-1ticismo, t'l
nnJOt', la guerra, toclns lns formas ele la nd i1·irln.cl humana, todas la~ formas
el:: la vtcla; la lllisma ...-icln ma1.eri:ll, lns n1ismns sens:u·ionel'l que por
una exigencia ck mis sentidos necesito de clí.1 en dí:1 lll:í intPnsas y más
delicadas ......
BAJO EL CREPUSCULO
1 erra Jlaft·o (,,,nboa
A orrilln~ d!! la fuenlt· te encuentr" mi ~errnna,
Yo Vl.'ngo cleStle l<·jos buscando tn qnert•r,
Por ti dejé mis lan·s nna alegr~ tnailana
Y á mis lares c¡u~:rido<, no quiero 1 a 1·nh·er .. , ...
Te busr¡ué largo tiempo ...... 1\!i tristczn es hPrmana
J)., tus ojos dolientes como un atarclect•r.
Sentémonos, amarla. r cerca á la fontann
Con tus manos clementes me darás de beber. •
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1
t
r '
EL CORREO DEfJ V A LLE
Después, cuando la noche aduerma su ternura
Seremos dos ensueños que cruzan la llanurá
Llevando en nuestras almas la flor de la alegría.
Porque sé que eres triste .... Porque sé que eres buena;
Y miro en el cansancio de tus ojos mi pena,
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· l\1e acojo bajo el manto de tu melancolía 1
J. A. SANCHEZ GARCIA
ALMA TRISTE
Lentamente, aqne]la idea vaga y tenebrosa rechazada al principio
por la índole de su carácter, fue actntuándose y penetrando en su espíritu
hasta infiltrarse en él por completo, como cancro que se ramifica cada
,·ez más hondo cuando se apodera del organismo.
En realidad, la vida le era ya insoportable. La miseria, más agresiva
y dura cada dí:3., amargada .todos sus instantes, y Jos padecimientos
de aquel pequeño sér á c¡uien adoraba y al cual tocó en suerte compartir
su desdicha, redoblaban su angustia hasta llevarle á los s nnbríos limites
de la desesperación.
Era una pena silenciosa, tenaz; muda como ese sufrimiento de las
pobres bestias heridas que sucumben de dolor y cansancio sin exhalar
una queja.
Nad:e hubiese podido sospechar que aquel mustio semblante de ciego,
tan apacible y resignado ero apariencia, fuese máscara de una extrema y
espantosa resolución. Aquella mañana, en compañía de su hijo, abando·
nó del todo la miserable guardilla de la calle del Tribulete, de donde fue
arro1ado por no pagar el alquiler de varios meses; unas cuantas pesetas,
tan imposibles para él como si ~e tratara de las suntuosidades del Rey
de Lidia.
Ahora, sentado en uno de los bancos de la plaza del Progreso, tenicn.
do á su lado al pequeñín, el hijo único en quien había concentrado todas
sus afecciones, callaba taciturno, sin cambiar de actitud, mientras la
tristeza de la tarde iba desmenuzando en torno sus oscuros vellones, en
tanto que las tiendas y los almacenes se iluminaban con vi,·aces reflejos,
como si un enjnmbre de manposas de oro fuese despertando en las calles
al aproximarse la o.,curidad.
Dolorosas evoc~cioues cruzaban por la mente del ciego. En esos supr~
mos instantes en que ya su voluntad habíadictadoun fallo clcfiniti,·o,
sin que la conciencia pudiera ele,·ar una sola YOZ ele protesta, aquel homhre
repa<;aba sn ,·ida, ,Y, como en una interminable, película Je cinematógrafo,
Yeía desfilar ante los ojos de Slt c!'lpíritu aquella jU\·entud que le
parecía lejann, nquellos sneños de ambición y de gloria que ncnrici<'> en
otro tiempo.
Dttrantc la niñez, los triunfos escolares presagiábanle días hermosos.
Y después sus pequeños éxitos literarios en los periódicos de pralidad,
es:ts pequeñas intrigas odiosas que amenguo.n todo impulso noble y
ahogan todo entusiasmo. Conoció la dureza del desvío y lo desesperante
ele la injusticia.. Luégo, como un relámpago l'vSa en cielo dt: tempestH.d,
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4:71::12 EL CORREO DEL V ALLS
cruzó por su mente, fresca y Yiva, la imag.:m de la que fue su esposa; la
dulce y bella mujer que llena de abncgnción y de aft>cto sin límites unió á
él su suerte, dispuesta á todo. Recordó el nacimiento de su hijo, aquella
sonrisa de la vida que iluminó su horizonte, rosado beso de la felicidad
que cayó sobre su tristeza infundiéndole mejores bríos.
¡Cuánto trabnjo. cuántas zozobras para poder vivir! La celebridad
no llegaba. i Qué había ele llegar! Camina tan despacio pam Ic,s vencidos,
que sí alguna vez se acerca á ellos, es en forma de e~tatua de piedra
que, fría y muela, s()!o sin·e pam api<;onar suR huesos hechos poh·o. Aclemás,
ya entonces no pensaba en lucir ni en figurar; content{lbase con lograr
lo indispensable para Yi\·ir tranquilo en unión de ios rlos seres, Ílnicos
afectos que le restabnn sobre la tierra. La vanidad, la gloria, t>SO ya
había muerto para él. La miseria acaba con esas. tontcríao;;; y él entonces
sólo se preocupaba en mejorar siquiera en algo su condición de proletario
intelectual. Pagaban á tan bajo precio sus artículos! Y c¡uc dificultad
para que hl\'icsen en birla en periódicos el onde fuesen remunerad os.
Un L1ía notc'> que algo ao;;í como una pequeña mariposa negra cruza ha
ante sus ojos. Insistió en mirar y aquellv no desaparecía. Esta anonnalidad
de su \"Ísta fue acentuándose luégo. mas él por no im¡.m:·sionar ii la
dulce compañera, delicada y sensible como ninguna, calló pot·;tl,~ún tiempo.
¡Qué amargura sintió aquella tarde en que no le fue posible escribir.
Los caracteres se escapaban ante sus ajes. Innumerables manchas negras
bailaban sobre el papel como un ejambre de moscas inquietas, l'nn·
fundiendo los signos que trazaba; y como él insistiese en escriJ,;r, mo\·ido
por tenaz empeño; un dolor vago y sordo al princiqiu aleteó sohre su:;
párpados y luégo atroz, intolerable, se apoflerú de sus sienes clej:í.ndole
exánime y de.:;trozado durante muchas horas.
Al recobrnr&e de aquel angustioso marasmo, estaba c:icgo, completamente
ciego. Al buscar la claridad del día, s(>lo hallaln una sima in~ondable,
donde no temblaba ni una sola hebra de hu, ni tlll solo cabello del
astro rubio al cual pudiera asirse una esperanza sobre d abisltlo negro.
Después, la muerte ele la esposa adorada; la miseria, d ah:11Hlono c:tda
vez más amargo,y, por 'Íitimo, la hez de aquella desesperación infinita
que lo impulsaba h:1cia su término.
Sí, su resolución estaba tomada. ~e iría con stt hijo. ).lnrcharían á
juntarse con la muerta el esposo y el huérfano. Sí, se marcharían de la
vida, ele b Yicla odios<\, cruel, implacaule~ \'sus labios conndsos n·pc·
tían sordamente: :-;¡,juntos, juntos; nos nunosjttn~,os.
El niño, ateclia(]o con aquel silencio tan sólo interrumpido por o"euras
palabrns, comcnzú {¡ hablarle. El conte~taha con monosílabos miL·ntras
la argentina \' oce_ita tejía en torno ele su mutismo mw ¡·ccl itwcabaulc
de preguntas que en su mayor parte quedaban sin respue;;ta. i\luy
honda, muy lacerante debía fle ser la preocupaciún ck aquel hombre,
cuando la '·oz ele! ncloraclo pequeñín, compaitero ele miseri:ts, gnía de sus
pasos y único norte ele su \·ida, no lograba conmo\·crle ni fijar :m a lcueión.
De rcpct,tc se lc\·nntó con nn movimiento nen·iosn y seco como el de
aut6mata.-\'nmvs, elijo al niiio-A c16nde? l'regnnt.í éste. El ciego no
respondió. Sabio conocedor ele la vía que iban ú recorrer, se limitó {l impeler
á su hijo en dctenuinaelo rumbo, apoyftmlole lrt mano en el homl1ro
con inusiü1da hrnsquc
imperioso el repetido campanilleo ele los tran\"Ítl!' al abrirse pnso.
Risas ck mujer ,·ibraban argentinas como el golpear rrnahdo ese conjun.
to inarmúnico en que flota el artificioso placer de las tnultitudc·s.
El niiio miraba con {l\·iclos ojos la tropa de chieuelos que cruzalHl ante
él. :--tcguía ~ns juegos. sus tra \·esut·&s; mns, cuando tm taha de detenerse
nn instnntc, embebecido por aquel espectáculo, la ,·oz bn've y metálica
a por completo. Su padn~ i·upaciente.
quiso continuar, pero al sentir la inmovilidad del niiio, que parecía
no oírle, pregnnVllc con yoz menos elura:-Qué pasa?-E. to)~ yÍenclo juguete.;;;
reo;pondiólc !,1 \'OZ infantil con un acento tan sigular, que la lihr·as
más ocnltas \"Íbraron en el pecho del mendigo con un t>_tn:mceimiento
lacerante. ·
Y por una fuerza superior á su ,-oluntad permancci(J inmú,·il. in
atreYer·sc á impulsar ú su hijo como en las \'eces anteriores. ·
Los ojos inoceo.tes, asoml>rados ante Jos primoro~ que n•Ír!iur·a del luminoso cri ' La! y ii tr:n·és de C'la ni..:hla
se e'l1umaha el L'llcanltl. Su pcqueila mano horraha cntouec~ inquidtt la
llorosa hrutlla qnc se <·.·lcnclía opncn sobre la bruilida supcr·ftcic y de 11\IC,
\'O surgían ante ~n<; c~jc',s lns v:uiadas siluetns ele colores. I' ro lnl-g-oac¡
nella maniobra fnc in(Jtil. Le era imposible ver nadn. :\[a.' 110 1·a !'11
aheni.o al qncjarsc s(IIIIT l'1 cristal lo que horrnhn sus vicionc dnlu:.: era
1111 llnnlo inl:tnlil, hondo y amargo que, estand111closc sobre. us pupilas
~drJ(¡ y hon·(, tnclas ¡¡qudlns figuras risueñas é inquietantes. La \"tJZ tkl
ciego rc"'on(, olra \'CF., J(¡guhre é imperiosa· Vnmos! dijo. 1:,1 p qneilo si.
guió dóc:ilmentl' .\" c-..;os dos seres tan unidos entre si, intern;íronsl' por t.':tllejuclas
solitarins, donde ú trechos sólo :;e oía resonar un hn ·t(,n sohn•
las lusas t•mpap:t-
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4784 EL COLtR O
via, arrojándose por enci!Pa de la alta velja de hierro que
obligados á custodiar. Lm-go rato hacia que no p¡¡saba.
sitio, cuando de pronto, por el extremo que mira haeia el
vieron penetrar en el puente un hombre precedido p_or un
tardo y desigual con que el primero avanzaba, les Jifzo c;.o1m¡1.,
se tr ba de \ln ciego. Más bien por hábito que por
siguiendo con gus ojos á esos dos E:~eres qne se mternaban
gilable y algo inusitano devieron de observar, pues por
to empezaron 'á aproximarse lentamente á los recién ueJra.CJOII?-,;
instantes el hombre preguntaba á su couduct on
da:-¿Estamos en el centro?-Sí, respondió el pequeño, y
más ato¡ si uno cayese c6mo q'uedaría allá entre las ..,..·. .. "" ........
A estas palabras, el ciego nada repli Se acercó
de palparla y apercibiese de su altura, a~arr6 al niño
levantandolo sobre el barandal. El chiqutll sorprendido
zó un grito de angustia y en vano quiso con sus manecitas a,=~=
cuello de su padre ál ser arrojado al vacío. Toda esta escena·
sese en breves segundos. No babia tocad<> quizá la tierra el ~i-lk:
infortunado lazarillo, cuando el ciego con nervioso salto ,;o••co•u
pronto á seguirlo Su tentativa fue inútil. La fiera de 1
su presa y sus garras cla váronse en ella en el instante en
pársele. Cuatro mnnos vigorosas, cayendo de pronto
atenazaroiJ su debilidad y lo arrancaron de allí á pe arde s~j~~=e
da resistencia y de los gritos desgarradores que lan~aba al ·.,
sollosos: ¡Hijo! ¡Hijo! ¡Ya voy! Nos vamosjuntos!juntos ......
NINAS DE LA EPOCA
l no Je los defectos de In. educac'ón de nue tros tiempos, es
que la niiíez entre al río de la \·ida, mucho antes de tener
conveniente para ello. ·
En lop tiempos nntiguoR, In ni:la e a niña ha ta cierta e d
tal era tt~tada. Ho~ no hay limitA, se ha progre ado taa o 811
no de la libertad, que no faltan h .. S que dan lecciones O SUS prop 8.-
dres, por hacer á su hijas, señoritas antes de tiempo.
• De esto tiene mncha culpa, casi toda, la cla e de in uueci9n y caduca·
ción que se da, que hace creer sabio co untado y duefios del · mu do
entero, á los que nun no han pi ado los dintele de la vida, la culpa
tienen tambilin, en partf.>, la mi madres.
A\ln bien no saben \'Pstir e sola , cuando ya qu1eren
luzcan el talle y que ado ten cierto modo ds andar notabl
á las reuniones, ñ los o t•os, ñ tos bai1e , que son el
donde muchas bajan a las regiono tenebro a del küori~(fr.afoJ'{tllrl1[G.
ARí no .e~ extraiU:J encontrm· pof' toda pa , .. Cid-~,
añod que figuran señoritas d diPz y ocho 6 vein
giendo miradas y SOD.l'Í t1. á D qne paso.n a
Hablan de nov(os y amor-ro cuando aún e
raJ.iugar coa las ~uñecas y ocupar e en hacer'
á,1as visita con 1&6 demA& oom añ~ras.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Diri isla á nuestro muyapr -
ciado amigo don Ignacio Patau,
hemos tenido el ~u to de leer
en el 'Correo del Cauca", una
interesante carta del señor don
Hen-ry J. Eder, Gerente de la
Empre a de la luz eléctrica.
Indudablemente, es el seño
Palau á quien se Je deben tos
insuperables e fuerzas de la iniciativa
en la implantación del
alumbra to eléctrico de esta ciudad,
y u nombre merece que
la gratitud de un pueblo agradecido,
lo acója con cariño. De
aquí, que nosotros al felicitar
efu~ivamente, á los socios se·
ñores Eder, Máson, Lloreda y
López hagamos extensiva nu •
tra enborab ena al inteligente
redactor de "Correo del Cauca".
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1
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EL CORREO DEL VALüE 4787
No hemos tenido todavía el
placer de abrazar á nuestro
apreciado amigy don Liborio
Hurtado, á quien le deseamos
muy grata permanencia en esta
ciudad.
Damos las gracias al señor
don José Joaquín Bueno por el
obsequio que nos ha hecho de
sus "Entretenimientos Gramaticales".
Libro que clebiera
adoptar. e en la -· E. cuelas Oficiales
de la República.
El 19 de los corrientes se
efectuó en el Teatro Barrero
una gran reunión de consen·adores
con. el móYil de eligir representante
por Cali en la J unta
de Delegados de los Distritos
del Departamento. Salió
electo como principal el doctor
Ignacio Rengifo B. y como suplentes
don Ricardo Nieto y el
doctor Carlos Holguín Lloreda.
En dicho acto hicieron uso
de la palabra respecti\·amente
los señores don Ricardo Nieto
y doctor Adolfo Córdoba.
De la manera más especial
,damos el pé~ ame á nuestro que/
rido amigo don Alejandro Benítez
por la muerte de su señora
madre ocurrida en Palmira.
Atento saludo presentamos
á lo¡3 di . tinguido - caballeros
Dr. don Pedro Antonio 1\lolina,
don Carlos 'Ecler, clon l\Iodesto
Cabal )' don Rogelio Corrales.
.Con el objeto de ad.>itrar
fonclos para la creccic'ín de la
Sede Episcopal de CaJi, el ~eñor
Vicario .B'oránco com·ocó ü
tltla Junta en la cual fueron noml.>
ra x icu.
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•
4781; EL CORREO DEL VALLE
PAISAJES CAUCANOS
Edición en tarjetas postales con
ilustraciones en colores y ver!
OS de Mateo Gamboa.
La cole.ción se compone de los
siguientes paisajes:
· Cali, El Cerro de las Cruces,
El Rio Cauca, El Valle, El nevado
del Huila y Las dos Cordilleras.
Se venden á S 30 la colección en
los almacenes de Miguel y Marceliano
Calero S.
EL CORREO DEL VALLE
(Fundado en 1894 )
Se pubUca todos los jueves.-Edición 2.ooo ejemplares
Valor del ejemp~ar ..................................................... $ 0,05 ·c\·s. oro
Anuncios, págioa entera ........................................... , 2,00 ,
Las repeticiones.................................... ..... .............. , l,GO ,
Gacetilla, palabra ...................................................... , 0,01 ,
Ren1Ítidos, columna................................................... , 2,50 ,
Los ·anuncios del Exterior, pagarán dos y medio ccnta\·os oro, por
centímetro lineal al ancho de columna 6 el doble si el centímetro liena
ocupa el ancho de la página.
i!TTODO PAGO DEBE SER ANTICIPADO~
Contratado un aviso por determinado número de yeces, no se indemniza
suma alguna aun cuando su dueño ordene suspenderlo.
Los autores de remitiuos están obligados á pagar el valor de las rectificaciones
6 explicaciones motivadas por ellos.
La colaboración debe ser solicitada por el Director del periódico y la
que no llene este requisito se PUBLICARÁ EN LOS HE~II't'WOS y pag·arú su
importe según tarifa.
En ningún caso se clevuel ven originales ni se dan explicacioues del
porqué no se publica algo de lo que se le en da.
He canjea con touos los perióuicos uacionalcs y extranjeros.
Los ejemplares que se pidan para el exthio1·, serán recargados con
un centaYO oro, Yalor del porte.
Los ag8ntes ganarán el diez por ciento de comisióu y los uúmeros que
¡ no se venuan serán devueltos inmediatamente al Director del periódico.
No se admiten suscripciones uentro de la Repf¡blica
Diríjase la correspondencia á BL.\.S S. BcallPETTA.-Ca!i-ColomLiu.
Por telégrafo : Bias.
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 342", -:-, 1910. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686394/), el día 2025-07-30.
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