Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
A~O XI\'.-CALI, (República de Colombia J NO\'IEl\1BRE 21 DE 19ó7.- .0 310
h !B Bii!EEI
y fotiaio¡o
Be.Ltu:rukV k-~~nili~
( tf&um de " fEi ~\\eo dd nfte 11
)
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EL CORREO DEL VALLE
~'ías de la montaña
Horas de amable sencillez; florida
paz de mis campos ; luminosa huella
que abrieron en el fondo de mi vida,
el sol, la tarde, la montaña y Ella.
El sol que desde el ápice ledano
C!el monte, se deshoja en la penumbra
de la noche (crepúsculo caucano
á cuya luz la ca a se vislumbra
como una garza en la mitad del llano ).
La tarde-gris y púrpura-harmonía
Que reflorece al margen de mi año
dulzaina de mortal melancolía;
fuente que reza; bíblicos rebaños
hacia el apri 'CO, en el morir del día.
La montaña : el silencio, la arboleda
borrándo. e en el trág-ico horizonte
que ennegrece la noche ; obscura seda
de 1-:ineño y ele can ancio que se enreda
en la cabeza. ecular del monte.
Ella : la Yida en Ella solamente
ha florecido diez Y ei abrile ;
nn traje corto aú"n y alma riente
donde encontró mi ensueño un incipiente
jardín , pleno en detalle. infantiles.
:-:3n nombre e. una mú ica. lejana
en mi vida. Quizá yá no recuerde
qne cuando el alma azul ele la mañana
abrió sobre no onos u ventana,
juntos cruzá.mos por el campo Yerde.
Xi que en la tarde gris, cuando re~mena
In Yoz del pPno ó el clarín del gallo,
ha.cin hl l'asn pH tr-inrcal ~· amena
In ví tornm· por In cxtem;ión ~erena
sobre el JHll':iO g·l:'ntil ele su caballo.
Quizá yá no se Acuet·cle ele que nn mo nznl C'ri. talerín
Y ele qne el huerto en flor no~ encendía
In. misma RE'd ele ncnchilla.r naranjas.
Su nombre ps R6lo pa1·a mí; lo siento
en mi jardín, como un rosal divino
Y s~ m nRiea liza en mí sn acento
romo In \'OZ efímera del ,·iento
Pnt1·e PI n>sndo (•nrnf'ol m:¡J·inn .......
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EL CORREO DEL VALLE
Aeaso i'lll palabra haya querido
crnC'ificnr mi ensneño con la llaYe
fa ta 1 q ne n bre las puertas del oh·iclo:
, iempn"', en mi senda estéril, hP tenido
c¡nien me diga: quizá, tah·tz, cp1it'>n sahe!
Pero ni vo!Yer el ánima encendida
haC'ia PI <'nmino en donde está sn hnclla,
mP a le~~;ra rá con sn ,·erclacl florida
toclo el paisaje qnP sintió mi Yicla :
el Rol, la tarde, In montaña y Elln.
CARLO~ YILLAFAÑE.
ANTIFACES
E:-; EL SILENCIO DE {1;-.: P.\RQt'E SOLITAI!IO, EN UN.\ TARDE ESTIYA.
ELLA Y ÉL H .\N YllELTO .\ E:\CO NTR .\RSE, EN l ' :\ .\ .\L.\MEO.\ DE PJNO!'l
QUEJUMBHOSOR.
CERCA DE ELLOS LLORA EL.\ L~L\ DE U;-;".\ FUENTE.
A LO LEJOS, EN UN DESCOLOR.\~UENTO DEL OCASO, E:\TRE M.\:\CHAS DE
ORO PÁLrDO Y DI•; ~lALY .\, . E Y.\ PERDlENDO EL SOL ..... .
ESCENA UNICA
-¡ Ah ! ¿eres tú ? .. . ..
-¡ Ah : ¿tú eres? .... . .
-Ya lo \'es ...... Yo soy y yo . oy la mi:-:nHl .
-En cambio, yo no soy el mismo. SiPn1o <¡ní' hP cnmuinclo tánto ......
-AHí soi.· ·los homl>I'P:-:.
-Lo qne no deja ele l->er nna feli eiclncl.
-Gt·acias.
-¡Bah ! .. .... no lo tome. tan ñ lo ,.;erio Fip;ú1·;~te que hnbloPn lu·oma.
Cuanc~o te dig.·o qne IH• (·amhiaclo tñnt~> ... ... ¿ I'..:ro te ha:-: fijculo en la coin-tidencta
de e. te encnPntro? Est¡\moH a .. .. ..
-No . iga.- .. .... .
-¿ Por c¡ni\ ? .. .. .. Despnés clP toclo, ¿qné mÍ\s cln? ¿ Hecnerdns ? ...... Ha-ce
preci umcnte ;TE :)
-Dicen que recordar es viyiT·. i\Ientit·a . Hcconlar es morir.
-No seas tonta. Al fin de cuPntAs, ¿ qni\ fueron nuestros nmore, ? .....
1 P eh !. ..... flor de un clía, nada serio, nnn tont!'ríu nnéstrn ....... ¡ Yaya!
confiesa que fue una tolltPrítt nnéstra (Dtllt '.J.\:\DOSE E · st ·s L.\IIIOS l'NA
LEYE SONRISA).
-Eres muy malo. Yo te quise; yo te quise mucho.
¡ Eh! uo falt.aba má.'l sitiO que fuérn.mos Íl entristPcemos ...... Serío uecio,
¿ verdad ?
-¿Pero e que á tí no tP dne!(' el alma, rpcordanclo aqnE>llOR días ? ......
-¿ Pot· qni> ha rle dolerme ? ...... Lo pn.saclo, pasado.
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. -Y lo dices tan fríamente! En cambio, si supiems lo que yo sufrí
cnanclo todo concluyó ...... Lo que yo sufro rcconlándolo .
-¡Bah!. ..... PnlnlH·as ...... pnlabrnf-l ...... como deda Hamlet. PiPnso que
si c¡uisiet·as pon tristeza,
lleno de triRtC'za ps(.alln HiC'm¡H'<'. Hoy qne ya ha ¡><1sado todo, nngran reposo
ocupa <'HtP lug-ar flllP antes ocnp6 mi cornzélll. Siento lo flUe deben
sentir eHas agnas de superficie inmó,·il. ¿ Es esto la muerte ó In vida? ..... .
No lo sÍ'; en todo easo lo mismo m0 dn. Sé solamente que yú no teng·o
penas, que no sufro y c:;:;to yá es una gm.n feliciclacl. ¿ ([uc loR cadáYere
tampoco :mfren ? ...... bnN10; ¿ quii\n ¡nwcle afirmar qne no sean felices los
cadáveres ? ... ... ¡ Oh ! nw acuerdo hoy nmos ntesnmi-gm.;:
er uo e:; conocer la, vida y diestl'anwnte
ex p licnr su::; principios ca. tegóricamen te ;
eso para los otro:,; sauios, para Jo¡; sabios
que súlo tienen ojo::;, y p ensamiento y lnl>ier no cs c:ono<'el' sino sentir la vida,
y hay que sufrir sintil>nclola, si 11ó yú no e· Yivitla:
y hay que :,;entirla, en csa.s melaneól ic:nH cosn::,
(l u e ::;ufrcn en silencio: por ejemplo: las rosa:;
cmtndo se mueren; nada. máH tris le ....... Sinem bnrg-o
c:uántosjunto á las rosas muertas pasan de larg-o! ......
¿ Y el alma ? ...... No :.;é nada; yo :.;úlo sí' que exi:,;te
alg-o que no se explica pcr,_, que siempr~ e:,; triste.
lna Yoz nl oítlo me diee tiernamente:
-¿Y el amor? ......
1 'un. e:.;irclla hrilla idílica mente
junto <Í ot t'nln .\¡(untleza
si es amor, 110 0slé licuo zn.
¡Oh, sí ! ...... El dolor .
hn:;;;tn c11 <'1 beso nnsin(lo porque se arnhn <>1 l>Pso.
-¿Y el amor? ......
Continúa ln voz ií. mi oítlo ..
y yo res¡><>JHlo : súlo del amor he Yi\·itlo.
Amo. Por t•so todo \ 'Í\'!' entrP mí de modo
nwlnneúlieo y I.!,TtlYe ...... ¡ J\li nmor lo llcnn. todo!
l\Jj <1.111<1 dn <'H el l'CS\li11C11 <1P todas ('SHH ('USHS
qtw li los caminoR
por donde ayer llegaba el amor ......
Tengo amarga
el alma. ...... La alametln e · muy triste.'' mu,Y larga !
Despues :
Ame~cla. lwg:umo:-; ntwstro ataúd eon e::;os
át·bole::; del camino que guardan Huest1·os be::-:o::;.
Lns HoHADO VJ<;GA.
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EL CORREO DEL VALLE 3369
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LA ALEGRIA DE LOS CIEGOS
Una de las cosas que más me han
sorprendido en mi existencia y que
en Madrid tengo frecuente ocasión
de observar, es la alegría y el excelente
humor de Jos ciegos.
En Méjico encontraba yo diariamente
parejas de muchachos ciegos,
de la escuelainmediata á mi casa,
que salían de paseo. Casi todos
sonreían, como si contemplasen un
bello paisaje interior, ó pensasen
pensamientos armoniosos y apacibles.
Tnve en mi niñez un maestro de
música, ciego. Su sutileza era tal,
que cuando entraba en una habitación,
sabía inmediatamente si en
ella estaba alguien, y saludaba. Era
en vano callar. El continuaba dirigiéndose
á la persona aquélla,
hasta enfadarse porque no se le respondía,
y preguntar irritado:
-¿Es usted sordo?
Al trasponer el umbral de una
puerta sabía ya si la pieza á la cual
entraba era reducida ó espaciosa.
El ambiente de la misma se lo decía.
Pues bien, este ciego era excesivamente
feliz; jamás le vi sombrío,
á pesar de toda la sombra que llevaba
en las muertas pupilas.
Theóphile Gautier, en su viaje á
1 España (adorable antigualla), habla
de un ciego que le guió en su
visita al Escorial.
"Era verdaderamente maravillosa
de ver, dice, la precisión con que
se detenía frente á los cuadros, designándonos
su asunto y su autor,
sin vacilar y sin equivocarse jamás".
"Nos hizo subir á la cúpula y nos
paseó por una infinidad de corredores
ascendentes y descendentes, que
igualan en complicaciones al Confcssionnal
des Pemitents Noirs ó al
Chateau des Pyrénées de Anne Radeliffe.
Este buen hombre se llama
Cornelio-añade Gautier-y disfruta
del más bello carácter del mundo.
Parece alcgrísimo de su enfermedad".
En días pasados, en un tren, un
matrimonio, fortuita relación de
viaje, referíame de cierta parienta á
quien iba á visitar:
-"Es una anciana, decíame la señora
(y el marido lo confirmaba),
que hace algunos años era intratable.
Tenía un insoportable carácter;
pero desde que se quedó ciega
se volvió angelical. Su buen humor
y su dulzura no se desmienten jamás".
Si me pusiese á citar todos los
testimonios y ejemplos que abonan
la verdad de este hecho, inverosímil
pero exacto, no acabaría nunca;
más quienes me leen saben sin duda
de muchos casos y confirman inmediatamente
lo que digo. ¡Sí, señor,
los ciegos son casi siempe alegres,
los ciegos son casi siempre fe-lices!
,
Así, como canta más bellamente
según afirman, un ruiseñor cuando
un salvaje le arranca los ojos, así
gorjea el alma de un cie}!o en la perpetua
noche que le circunda.
¡Qué sabemos nosotros de esas
misteriosas compensaciones de la
naturalezr- para los miserables á
quienes en apariencia azota! ¡Qué
sabemos si es madre allí donde la
hemos creído manrasta!
¡Cómo podríamos adivinar los
paraísos interiores de aquellos á
quienes está negada la visión de la
vida!
¡Quién sabe si la tristeza está en
las cosas, como está en ellas la consistencia,
como está en ellas la energía,
como están en ellas tántas propiedades
físicas!
¡La cosas son tristes, sí, y la visión
de las cosas es acaso lo que
nos conturba y llena de melancolía!
Tras de mirarlas y remiradas, la
angustia se nos entra muy hondo.
Cnando ya no las vemos, la an-gustia
se va con la luz ..... .
El horror supremo de los ciegos
de Maeterlinck es puramente imaginativo;
¡está pensando por un
hombre que ve! ¡La realidad no es
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así! En las grande catástrofes,
los ciegos son quienes más seguramente
escapan.
lles, para ellos sólo visibles, sonríen
tes y serenos!
Por todas e tas cosas y por otras
muchas, no me sorprende la sonrisa
ele lo ciegos, divorciados ya de las
apariencias del mundo, la enigmática
!iOnrisa de los ciegos, que van
por las caJies de l\lad riel, haciendo
sonar sus desmadejadas orquestas.
Ellos están en connivencia con las
tinieblas. La sombra es su cómplice.
¡Cuando en Londres cae la terri ble
bruma negra, mientra la metnípoli
agoniza y se debate como un
gran monstruo en una trampa,
ellos marchan por el dédalo de ca- .b.IADO NERVO.
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La luz vaga ...... opaco el día .....
La llovizna cae y moja
Con sus hilos penetrantes la ciudad desierta y fría;
Por el aire, tenebrosa, ignorada mano ¿u·roja
Un obscut·o velo opaco, de letal melancolía
Y no hay nadie que en lo íntimo no se aquiete y se recoja
Al mirar las nieblas grises de la atmósfera sombría,
Y al oír en las alturas
Ielancólica y obcuras
Los acentos dejativos
Y tristísimos é inciertos
Con que suenan las campanas,
Las campanas plañideras,
Que les hablan ú los vivo
De los muertos!
Y hay algo angustioso é incierto
Que mezcln ú ese sonido su sonido.
E inannúnico vibra en el concierto
(luc alzan los bronces ni tocar ú muerto
f'or todos los que han sido!
Es la voz de la campana
Ouc va marcando la hora
ÍÍoy lo mismo que mañana ,
Rítmica, igual y sonora,
ITna campana se queja
Y la otra campana llora;
Esta tiene voz ele vieja
V ésta diez.
:.
Y hoy día de muertos .... .. ahota que flota
En las nieblas grises la melancolín,
En que la llovizna cae gota ú gota
Y con sus tristezas los nervios embola,
Y envuelve en nn manto la ciudad sombría;
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Ell~, que ha marcado la hora y el día
En que á cada casa 16gubre y vacía
'l'ras el luto breve volvió la alegría;
Ella, que ha marcado la hora del baile
En que al año justo un vestido aéreo
Estrena la niña, cuya madre duerme
Olvidada y sola en el cementerio;
Suena indiferente á la voz de fraile,
Del esquilón grave y á su canto serio;
Ella, que ha marcado la hora precisa
En que á cada boca de dolor sellada.
Como por encanto volvió la sonrisa,
Esa precursora de la carcajada;
Ella que ha marcado la hora en que el viudo
Habló del suicidio y pidió el arsénico
Cuando aún en la alcoba recién perfumada
Flotaba el aroma dtH ácido fénico;
Y ha marcado luégo la hor;:t en que mudo
Por las emociones con que el gozo agobia,
Para que lo unieran su ¡¡agra-do nudo
A la misma iglesia fue ·con otra novia;
Ella no comprende nada del misterio
De aquellas quejumbres que pueblan el aire,
Y Jo ve en la vida todo joco-serio;
Y sigue marcando con el mismo modo,
El mismo entusiasmo y el mismo esgaire
La huida del tiempo que lo borra todo !
Y eso es lo angustioso é incierto
Que flota en el sonido,
Esa es la nota irónica que vibra en el concierto
Que alzan los bronces al tocar á muerto
Por todos los que han sido !
Es la voz fina y sutil
De vibraciones de cristal
Que con acento juvenil
Indiferente al bien y al mal,
Mide lo mismo la hora vil
Que la sublime y la fatal,
Y resuena en las alturas
Melancólicas y obscuras
Sin tener en su tañido
Claro, rítmico y sonoro,
Los acentos dejativos
Y tristísimos é incierto~
De aquel misterioso coro
Con que suenan las campanas ..... .
Las campanas plañideras
Que les hablan á los vivos
De los muertos ...... !
J. A. SILVA.
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EL CORREO DEL \'ALLE 3373
L1\ INVIT1\eieN
Isidoro Rabilaud, empleado en el
Banco de Ambos l\lundos, entra tímiela
mente en el cuarto de Carolina,
su esposa. A pesar de ser las nueve
de la mañnna , va ve tido de gran
gala: frac, corbata bl<111ca, sombrero
ele copa y zapato de charol.
Carolina lle,·a una bata de lana
color de rosa y estA sin peinar. Encima
de la cama hay un Yesticlo verde
con Hdornos negros y un enorme
sombrero llenodecintas, flores y follajes.
Justina, la cocinera, se ha
trasformado por el momento en rloncella
y ayuda á vestir á su señora.
Carolina.-¿Estásyá listo, Isidoro?
I idoro.-Sí, y si llegamos tarde,
tuya será la culpa.
C.-Estoy lista en eguida y no
perderemos el t1en. Invitados á almorzar
en el campo, en la intimidad,
por el Director del Banco de Ambos
~Iundos,tu porvenir está asegurado.
Indudahlemente van á aumentarte
el sutld o en proporciones fa hulosas.
Míra, Isidoro, abre el secrctaire. En
el segundo t:ajón está la carta del
Director, vui>h·c á leerla.
1. (leyendo)- "1\li querido Rabillaucl:
l\le complacerá usted en extremo
si el próximo domingo viene
usted á almorzar á \'alcreu e con su
espo a. Deseo hablar á u ted de un
proyectoquepuede interesarlegrandemente.
Tome usted lo. billete - en
la estaci(m de San Lázaro, para San
Ililario de Valcreusc. Trc cuartos
de hora de camino. Hav un tren á
las 10 y 43 de la mañ-ana. ~o lo
pierda usted, porque no hay otro."
C.-¡QuP hombre tan amable!
I.- on las 9 y 10. Se nece itan
diez minutos para ir en coche á la estación.
'os queda m{is de una hora.
Pero el caso e que no estás lista
todavía.
C.-Dentro de cinco minuto · he
terminado.
Isidoro Rabillaud se sienta y se
pone á leer un periódico.
C.-- o te sientes porque t.c \'as á
arrugar los faldones del frac.
I. (poniéndose de pie)-Tienes razón.
C.-Pero, Justina, me estás arrancando
el pelo. ¡QuP estúpida eres!
J.-¿Ah, sí? Pues me voy inmediatamente
ele esta casa. La señora me
tomó para la cocina y la limpieza y
no para que le rizase el pelo.
C.-¡Insolente! ¡Sál de aquí ahora
mismo! (Retírasejustina).
I.-¡Tén calma, hija mía! Despides
á esa muchacha cuando más falta
te hace. Mira que el tren sale á las
10 y 35 y son las 9 y 40.
C.-¡Justina! ¡Justina! ¿Dónde
estás? ¡Vén en seguida!
J.-Estaba arreglando mi ba61.
C.-\ amos, te perdono por esfa
vez.
I. (en \'OZ baja á justina)-Y te
aumento el salario.
C. (á la criada)-Dame el blanco
de perla. Y tú, Isidoro, anda á vestirte.
I. -¡Cómo á vestirme! ¿ o lo estoy
yá ?
C.- í, pero me parece altamente
ridículo que vay~s al campo de frac
y corbata blanca. V é á ponerte el
traje gris y el sombrero ele paja.
l.-Pero si t(t misma me dijiste .. ...
C.-Pue he mudado de parecer.
l. (lnnzando un su piro)-¡\'am .)S
á poncmo el traje gris ...... !
C.-\' rln te pri a, porque \'amos
á llegar tarde.
L-Es cuestión de cinco minutos.
Pero t6 ..... .
C.-En un periquete estoy lista.
Pónme el vestido, Justina.
A Jo. · poco momento seprc enta
el marido con su traje gris.
l.-Date prisa, hija mía. Son las
diez y cinco.
C.-¿Crees ¡uc tardo mucho en
vestirme? ¿Quiéres que vaya á almorza¡
· con tu Director hecha un
mamarracho? Tú sí que parece un
títere ... .. .
l.-Si tú misma ..... .
C.-Creí darte un buen consejo, pero
veo que me he equivocado. Anda
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á ponerte el frac. ¡Vivo! ¡Vivo!. ..... .
l.-¿ Otra vez ?
C.-¡No hay remedio! ¡Y a6n tienes
el valor de decirme que estoy
atrasada! ¡Cuidado, Justina, al
abrocharme las botas! ¿Qué pasa?
] .-Qt~e ha saltado un botón.
C.-Pronto, el hilo y una aguja.
¡Qué triste es estar servida por una
criatura tan torpe!
J.-¿Torpeyo? Sepa usted, señora,
que no he veni_do á _esta casa ~ poner
las botas a nad1e. ¡Ahora s1 que
me despido de veras!
l. (entrando vestido como al principio
)-¿Pero, qué pasa?
C.-Esta pavota que rompe todos
los bot0nes de las botas.
J.-La señora ha vuelto á insultarme
y estoy decidida á no tolerárselo.
L-Se nos va á escapar el tren,
Carolina. Son las diez y Yeinticinco.
(En voz baja á]ustina) Te aumentaré
aún más el salario. Córre, Justina,
cón·e á buscar un coche.
C.-Necesito que ante!:i me pongas
el sombrero.
l.-Pues entonce iré yo.
C.-Justina, pónmelo más á la derecha.
To, más á la izquierda. Ahora
está bien.
l. (entrando precipitadamente)Ahajo
eslá el coche. Corramo::;; no
hav tiempo que perder.
C.-Tn tienes la culpa ele la tardanza.
Has lenido que \'es tirte dos
veces. Lo que es yo, hace media ho-raque
estoy lista. Espera un momento.
Tengo que ponerme la pulsera.
I.-A este paso no llegaremos nunca.
(En la ca /le a 1 cochero )-Cochero,
tres francos de pmpina si llegamos
á la estación á tiempo para tomar
el tren de las 10 y -!-5.
El cochero.-Pierda Ud. cuidado,
El coche corre como viento, y los
esposos Rabillaud llegan á la estación
á las 10 v 40.
Isidoro paga al cochero y correal
despacho.
C.-¿ Pero, á dónde vas?
l.-A tomar los billetes.
C.-Pero si no es ahí. El despacho
está en esa otra sala.
l.-Te digo que no.
C.-Te digo que sí. Conozco muy
bien la estación rle San Lázaro.
Entran ambos en la otra sala. Dan
vueltas por todas partes y no encuentran
ventanilla alguna. Interrogan
á un emplead o y éste les dice
que el despacho se halla én la primera
sala, donde ha estado.
l. (en la rentani!la)-Dos billetes
ele primera para San Hilario ele Vale
reuse.
El emplearlo.-Es tarde. Ya ha
salido el tren.
I.-¡Pue eñor, estamos fresco !
C.-¡Ya lo ves! ¡Has perrlido miserablemente
tu porvenir! ¡Y todo
por culpa tuya, idiota!
S. BOl'CHERIT.
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Sonetos
Envue)\'en las casitas de mi aldea
Con velo gris las nieblas oloiialcs ;
t;imc el ,·icnlo ; entre rojas e>opir;lies
El fuego en el hogar chisporrotea.
Las mujeres de la amplia chimenea
Rezan en torno preces funcntles;
J !ay en las tumbas flores sepulcrales,
Que riega el llanto y el n m bien le orca
Pero á pesa•· de lágrimas y duelos
La familia se agrupa en estos días
Para ulvidar la iniqnicl:1d )'el dolo.
Oflt'Ct: :unur, ccu·icia~ y consuelos,
Los niños <.:spcrauzas y aleg-rías,
La R<-ligi6n piedad··· ··1 \'yo estoy ~oln!
Cuautlo suena la lltn Hl v silba el viculo
\' ruge la lormcnla ¡Ht \'o l~o ·a,
Desde el lecho, en la noche tenebrosa,
Como un aullido c¡nc me llama, sien lo.
:\le incorporo es:uehnndo sin :di en to
.\quclla ,·oz lciTihlc y qu<:jnmbrosa ..... .
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EL CORREO DEL VALLE 3375
-------------------------
Ah, la conozco, sale de una fosa!
¡ \'oz implacable, ele tenaz lamento!
\' lorlo en la ciudad duerme entretanto;
Y el sueño de que nunca se despierta
Reina en la san la paz ele! ('amposanto.
¡Solo tu ; sólo tú \'el as alerta
Desde la tumba, y con carifto santo
1\le esperas y me llamas! ... ¡ Pobre muerta!
STECHETTI.
DIARIO DE UN LADRON
1 O de Diciembre
He comPtin• honno~tlo . Pe1·o mi:-;
IH'! 'P~il H IJtlil dÍllPl'O \' \'0
no hP podido nPg·n r nunu1 mH'In. 8
m i s n ('1 Ped o n~>'.
Mi p1·i me r in ten 1 o In e ir a 1 Louvre;
JIP I'<> d es istí rl<> tnl prop<Ísi!o Hl
recor los ol1jetos Pstiín nllí
mny esnnpnlosnmentP Yip:ilndos,
reROl\'í dirigirme ñ Cluny, clonde
reina extrnonlinnrin tnmquilidncl
y ln c·nstodia dt- ln s C'OIP . C'iones cl<~:t
mnc·ho qnc d ese<1 1' .
:'lli <1lmn · no 1C'nín In intrepidp ;~
propin clP Jo., ¡rn111des C'l'imiiHllf'R.
Al Pntr;J r r>n c•l :'llusco mP Pch{· i"t
temuln r.
No e legí PI ohjt>lo que clPbía rohnr.
¿ 1 o tc·nínn todos 0llus i<10ntieo
n:tlo1· ? :\li turln1ciún ibn <-'11
fllli11Pn1o á nwclidn q11e nc]plnntnliu
<>1 (>
nto es!nba f'Clltnclo junto {(, nnn
m!'sa IIPJHl d e ohj<>l OH·, clPHtimHlo",
:-;in ntP t>nH)('innaclo me
<1Cf'rCJ11P ¡i, ]¡) lllPSH, l'Og'Í Jo q llP J>l'Í mPl'O
mp \' in o á In mn no \' mE' lo
m<>tí Pn el boloüllo. si n !( ne Í· tiPmJ)()
rlP \'P I' lo lJ ne Pl'fl .
15 rle Du:it·mhre.
:'lfi I'(Jho eH l]p 11111\' o~-;. Es posibl!' que
sea de plata. La sala de donde la
cogí está consagralla al siglo XVII
y la tabaquera debe pertenecer á
eRn épocn. Pero ningún tn1 ficau tP
ele nntigül'dndes qniPJ·e compnírmela
. :-{ospPc-ho q1w me lw lle\'aclo un
so le m u ísi m o e ha Reo.
20 de Diciembre.
Dec-iclíclamnnte, mí robo hn sido
inútil. :'lli tal¡¡_lqne¡·a no se n•ncle.
Tos un peri6llico me ha dado
mil qnínirnttls pesetas por una
no\·eln . Comprendo ahora t.oda la
feH lclnta mnñnna he emtlaquetado
cuirlndm;a_mente la tabaquera y se
h1 he Pn \ ' ltU lo al c·onse1TastHha mi deHeo
dereg-alner algún \'a lor hi:-:tóri<:o. P01·
prudt>n cia. firmé ~-;pncilamente: •·ru
ndmirador''.
27 de Diciembre
{' n periódico de la mañnna publi(
·a PI ::;i~·uie11te snPlto:
"Un cRuallpro tan genero o como
modP~to c:~cnhn dP hacer al i\Iuseo
ele Clunv 1111 donativo en extremo
rnro y- precioso. Consiste f'n
unn tnbac¡nf'ra de plata que, con
urrpg·lo á nn <1Ptenido exámen, ha
l>Prtenecido á. Xapoleón l. Es inútil
pondera¡· PI ínterP, que ofrece
tan vnliosísimo objeto".
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1
3376 EL CORREO DELVALlJE
1.0 de Enero.
He sido condecorado por el Gobierno.
Los redaetores de periódico
que insertó el suelto anteriormente
copiado han descubierto mí
paradero y mi nombre y los han
dado á conocer con entusia taR y
expresivos elogios.
He sido ag-raciado en la promoción
ele Año ~uevo.
5 de Enero.
Dicen que una fuerza misteriosa
obliga á lo malhechores á YOl>er
siempre al sitio donde han realizado
su crimen.
Para obedecer á esa lev común
me dirigí á Cluny in temor de ninguna
especie.
Entré en la sala del siglo X' II.
Todo estaba igual y el guardia se
hallaba en el mismo sitio, sentado
j1mto á la mesa.
Me puse á, hablar con ~1, y cuando
le preguntP con aire de indiferiencia
lo que pensaba acerca de los
ladrones que saquean las colecciones
nacionales, hizo un movimiento
de Yehemen te indig·nación y con voz
entrecortada contestó:
-¡ Ah, caballero ! ¡ No puede usted
figurarse cuán grande es la hudacia
de esos bandidos ! ¿ Creería
usted que hace pocos días, uno ele
esos tunantes se atre,·ió á robarme
mi tabaquera, una tabaquera que
me había costado noventa CPntímos,
y que tenia á mi lado, sobre
esta mesa?
B. GERVAISE.
CERCADO AJENO
ACRÓSTICO
}t '11\l 1 impulso de mano omnipotente
Z acido tu para excelsas realidades,
~ iempo há que tus nobles cualidades
O rnas fiel con virtud continuamente. z iño eres si se mira tu ternura,
~ a,hciano si miramos tu cordura;
Orgullo eres de tu noble esposa,
00 ostén y apoyo de tus hijos caros¡
P.. mas la ciencia y ella genet·osa z uevas cimas te ofrenda y nuevos faros; g oz no te dé este acróstico s.in arte,
trj s que mi musa, de caprichos raros,
N afia h 1>y se muestra, pero sabe amarte.
MANUEL J. MAZA, Pbro.
Cali, Noviembre 15 de 1907.
Á CALI
Cual una hermosa reina reclinada
eA su .lecho de perlas y de flores,
ostentas de tu cielo engalanada
la luna con sus mágicos fulgores.
Y decoran tu valle la florestas;
el sol su majestad mue tra ereno;
tus Yírg·enes amantes y modestas
perfuman el ambiente ele tu seno.
Es todo grato al corazón humano
en torno de las dio. as de tu erlén,
todas bellas encierran un arcano
de dulzuras y goce para el bien.
Cali, oviembre de 1907.
ENRIQUE E. MURILLO.
_______________ SUBLT0S ..;...__ _______________ ~
Teatro Borrero.-El domingo
en la noche hizo su estreno
en esta ciudad la Compañía
Reyna, con tres obras en un ac-to
del repertorio español, tituladas
Arte y Corazón, Chateaux
.Z\1 argeéwx, La Sombra Negra.
La mayor parte del público
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EL CORREO DEL VALLE 3377
salió satisfecha, no obscante la
prevención que se manifestaba
en contra de los · artistas, por
ser casi todos ellos colombianos;
pues sabido es qtte nadie
es profeta en su tierra.
La tiple, D~ Dolores Álvarez,
tiene dotes sobresalientes para
la escena; su voz es clara y armoniosa.
El señor Reyna. á quien
yá le hemos tributado nuestro
mejor aplauso, es un actor de
mérito indiscutible. Las Sras.
Cuadros y Arredondo y los caballeros
Martínez Casado, Díaz
y Peña desempeñaron bien sus
respectivos papeles.
La Orquesta buena en lo general
y especialmente en la zarzuela
titulada "La Sombra Negra".
La concurrencia numerosa.
El bello sexo, salvo honrosas
exce-pciones, brilló por su ausencta.
Somos de opinión que {t las
obras no se les debe recortar
nada. Decimos esto porque al
Ch::.tteaux Margeaux, queestan
conocidp de nuestro público, le
fue ceréenada una pequeña
parte.
Sería también de desearse que
la venta de las boletas no se hiciera
á la hora de la función en
el pasillo estrecho del Teatro,
lugar incómodo y que se presta
á muchos abusos.
Para el domingo 24anuncian
La Ducha, en dos actos, y El
Gorro Frigio.
Felicitamos á la Compañía
ppr el éxito en su primera representación
y le auguramos much:
fts palmas para las venideras.
Damos el cordial abrazo de
bienvenida al simpát.ico facultativo
. y singular amigo nuéstro,
Dr. Jorge Camacho, quien
después de algunos meses de
permanencia en la Costa,'ba regresado
á esta ciudad.
A ejercicios espirituales han .
partido para la capital del Departamento
los Pbros. Uladislao
González, Víctor M. Boni11a, .
Manuel de J. Maza, Manuel de
J. Manrique, José Ramón Veja.
rano, Nereo Piedra hita y Francisco
A. Salazar. -
Para el Tolima siguió el notable
escritor D. Francisco de P.
M ufioz. Desgraciadat;nente fue
muy corta sn estadía en este
lugar.
Up valioso obsequio.-De
Méjico nos ha enviadoeldistinguiqo
literato Luis Rósad'o Vega
su hermoso Libro de Ensueño
y de Dolor.
La obra, nítidamente i~presa
en los talleres de "La Revista
de Mérida", está dedicada
galantemente á los poetas y literatos
de Centro y Sud-Aménca.
En cada una de sus páginas
se revela el estro poderoso del
delicado artista que ha sabido
traspasar al papel, en selecta
prosa y aureas estrofas, el alto
vuelC? de su imaginación soñadora.
El Director de El Correo del
Valle, al agradecer debidamente
al inteligente bardo mejicano el
envío de su libro, se da el honor
de reproducir en estas páginas
dos bellas producciones de ese
opúsculo,
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1
3378 EL CORREO DEL VALLE
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Lo pod(;.re deben conferir e á amhos ocio , y aquella - pe1·
sonas con quiene uo e haya hecho co11trato pant so, tcne1- aré
laciones ant 1 Tribunal del Norte c1 1 auca, deben mandado
provistos de lo correspondientes fondo para atender á lo gas-tos
necesarios. 12-7
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 310", -:-, 1907. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686377/), el día 2025-08-17.
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