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EMIGBAR
Oh! No etitígréis! No hay nada
más triste que ver allá, á lo lejos, á
través del recuerdo, las cosas más
dulcemente queridas por el alri1a:
La mádre prematuramente envejecida,
. ;í q u;en consume la intensa
fiebre del deseo, del loco anhelo de
volveros á ver; de quien sois el último
pensamiento que acari.::ia cuan·
do el sueño ci(·rra sus párpados; que
apená~ se dueríue os da, soñando, el
dulce abrazo del regreso; qtw apenas
se despierta, se incorpora en el
lecho, y extendiendo su mano en·flaquecida
hacia el rumbo po1· donde
en otro tiempo os alejásteis, traza
en el ebpacio el divino sig·no de la:
cruz, y así os da su primera bendición
de cada día.
Vuestro padre, tal vez ya anciano,
quizá rudo héroe del trabajo, cuyas
honradas m·anos se enca1lecieron en
las faenas que le imponían los mil
sacrificios consiguientes á vuestra
educación; que, húmedos los ojos, se
estremeció de júbilo con vuestros
triunfos escolares, divisando yá en
las lejanías de esos vastos horizontes
que encierra el corazón de un
padre:, al hijo bien amado cotl vertido
en hombre, orgullo dd hogar,
honra y J?rez de la patria.
Vuestros hermanos, que son vuestra
misma sangre y vuestra mis~
carne, á quienes tal vez dejá-;teis
pequeñuelos y que apenas r¿c:1.1erdan
l0s rasgos de vuestra fisonottlía; con
quienes podréis en·conkaros, con
quienes podrés hablár, sin saber que
son éllos, sin que éllos sepan que ése
es el hermarro querido, tnás querido
cuanto más distante eri (:lÍ espacio y
en el tieinpo, cuyo recuerdo llena
constantemente la mansión paterna,
y cuyo nombre va y viene de boca
en boca en las tranquilas conversaciones
del hogar.
Acaso dejásteis- un¡ hermana, á
quien jugando enseñásteis las primeras
letras; á quien el triste día
de vue~tra partida alzasteis en vuestros
b:razos· para c11brirla de besos y
de lágrimás; que es yá una señorita
cuyo trato íntimo habrías saboreado
con delicia e·u las gratas horas de
vuestrá~ confidencias_y ensueños juveniles;
que no ha podido suavizar
la natural aspereza de vuestro caráder
varonil en formación, con el
amable contacto de su joven alma de
mujer, es~:; contacto mágicamente hechicero
que os ha faltado en los mejores
años, y sin el cual. han sido
~1:Ís negras y más tétricas vuestras
aciag-as horas de hombre sin hogar
en patria ajena.
Vuestros amig-os .... Oh! Vuestros
amigos! Esns que siempre os tutearán,
aun después de largos años de
no veros; que os tutearán, aunque el
t-iempo haya Pucanecido vuestra cabeza,
ay! porque ellos ~ambién habt
án encanecido! Esos, en cuyo fra~
t~rJil~l af~cto te~éis fe ciega y al;>so-
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1486 EL CORFEO ~EL VALLE
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l uta con:fi.a nza; ésos, e u yo recuerrlo
os hace creer en muchas cosas altamente
nobles que habéis negado mil
veces, aleccionados· por las decepc1oq
ue o.:; han despedar.ado el alma durante
el viaje forzado de la vi.da;
ésos, e u yo solo recuerdo os haría
creer en la amistad, como el solo recuerdo
de vuestra madre bastaría
para- hacero...<; creer en Dios.
* Y luégo ..... Ese <to García, mi sabio y querido
maestro!
¡Y pensar que si hubiera podido habría matado
con mucho gusto y de un solo guipe, todas esas
amauas culebras, que de manera tan exacta supo
dibujar mi· querido condiscípulo, el hábil ártist'n.
Angelino Arce.
Oh! No emigréis! No os impongáis
voluntariamente, pudiendo evitarlo.
la pena más dura que se puede
imponer á u11 hombre.
Recordad que el Éxodo es el más
triste, el más conmovedor entre los
libros del Pentateuco, y que la m usa
elegía..._,a jamás gimió con más dolorido
acento que cuando lo::; poetas
hebreos lloraban por Sión- ¡su querida
Sión!- á Ja sombra doliente de
los sauces babilónicos.
Si en esta vida no debemos consi ·
derarno::; sit10 «como extranjeros y
desterrados» seo-ún la amrtrg-a frase
del g1·an San Pablo, ¿para qué a umentar
nosotros mismos la natural
prvscripc1ón que empieza con nuestro
primer día de existencia?
Si con sólo vivir sentimos yá 1:!
nostalgia de esa mística ciudad divina,
cuyas biancas torres hemos divisado
alguna vez, aliá lejos, en el
luminoso horizonte d~' alma, ¿para
qué impo11ernos el martirio de una
nueva nostalg-ia, de un nuevo dolor,
Calmado á veces, pero siempre vivo?
-;,.
Emigrar es proceder contra lapatria,
y «contra la patria nunca hay
razón».
El que emigra demuestra refinado
eg-oísmo, porque abandona en
busca de su personal provecho, lo
que hay de más grande y más sag-rado
en la vida espiritual del hombre:
la familia y la pah-ia.
El que emigt"a es un desertor:
abandona su puesto quizá cuando
más necesaria es su presencia y más
útil ..;U esfuerzo: cuando lo» suyos
están más desvalidos, cuando lapatria
sufre sus más grandes infortunios.
El que emigra es un defraudador:
lo educó su familia, y ésta no tuvo
, en~ambio ningu11a r~c.o mpensa moral
ni material; lo ilustró su patria
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EL CORREQ DEL VALLE 1437
en sus escuelas y colegios nacionales,
y no retribuyó á la patria lo~
beneficios rec1bidos.
Su partida constituye sacrilegio,
porque se fue dejando pendiente una
deuda sag1'ada.
Fue en busca de riqueza?
Pues no la consiguió. En cambio
se han hecho ricos muchC's otros
compañeros suyot'> que no emigraron.
Además, ¿en qué balanza pudo
nunca el centavo equilibrarse con el
corazón?
¿Para qué ambicionar una riqueza
que no podemo:-; com¡>artir cou los
nuéstro ~, al satisfacer la,: necesidades
y aun los ;,}m pies capricho que
se ofrecen día tras día?
La gloria?
¿Qué gloria es ésa cuyo resplandor
no deslumbra á ojos que se llenarían
de lágrimas al presenciar nuestros
brillantes triunfos?
¿Para qué los éxitos victoriosos si
no han de aplaudirnos las fraternales
manos de nuestros amigos de la
infancia?
¿Para qué las coronas de laurel
que no podemos ofrecer á nuestra
madre ausente'?
¿Para qué el diploma honorífico
que no podemos presentar á nuestro
padre, que lo leería con voz trémula
de entusiasta emoción, al gozozo
grupo d familia reunido en torno
8UYO 7
¿Para qué el esfuerzo de la inteligencia
y la voluntad, si ll':!ga un día
en que mediante una intrivora; sin
que podáis un día, en la plaza pública,
encender en la multitud la llama
sagrada de la protesta y la insurrección,
á cuyo resplandor los pueblos
arrasau las bastillas y aplastan el
poder de los tirauos.
T:i' • ~· • ~ b ?
~m1gra 1s y .... ¿ quten sa e.
R cordad que Cromwell estuvo á
punto de embarcarse para Jamaica,
donde pensó establecerse como un
-cualquiera; recordad que Mirabeau
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f4$8 EL CORR~O DEL VALLE
no volvió á Francia sino en virtud
de extradición.
Pensad que sin Cromwell no habría
habido en Inglaterra quién pusiera
en el palacio del Parlamento
el famoso "House tolet "; pensad
que sin Mirabeau, la Convención no
habría sido quizás «el punto culminante
de la Historia,» «donde la
Francia produjo lo eterno.»
Para ese trueno apocalí¡.>tico, cuyo
eco repercute aún por todos los ámbitos
del mundo, tuvo Dios que hacer
esa montaña gigantesca.
-l<·
Emigráis .... y llegará undíaen
que al irse á librar las batallas del
Derecho; en los momentos supremos
en que la patria pasa la lista de sus
buenos hijos, no podréis conte:star
cuando os llame, porque estaréis
ausentes.
Se emp~ñará la lucha, esa lucha
inevitable con que habéis suñado durante
muchos años; vuestros amigos,
vuestros com~añeros que quizá os
recuerden entre el épico fragor de la
contienda, echándoos de menos, pondrán
muy altos sus nombres, cumplirán
todos su deber .... y un nuevo
sol de Libertad se alzará radiante y
majestuoso en el limpio horizonte
de la Patria.
Pero los ausentes no estarán ¡ay!
entre los flamantes grupos ecuestres
de los ióvenes héroes gallardos que
entrarán triunfantes á las ciudades
redimidas, cargados de coronas, hechas
para ellos por manos adorables.
Ni e!.. tarán tampoco entre la pléyade
sagrada de los que cayeron
como bravos, atravesado el•corazón,
rota la frente, al escalar la trinchera
inexpugnable sobre la cual murieron
vencedores.
FRANCISCO A. GAMBOA.
San Salvador, Octubre 28 de 1897,
CON JULIETA
¡Oh dulce ruiseñor, sigue cantando!
a, No ves cuán triste la apacible luna
Alumbra el bosque, y cómo, murmurando,
Se duerme la laguna?
¡Dulce poeta de brillantes alas
Que en el silencio de:ln noehe velas,
Y cantas, para tí, euando no te oyen,
Y á los ~ri:.tes eonsuelas!
Sigue en la rama del gentil granado ;
Nadie en el nido trémulo te !'ama ...•
En el cielo, poeta enamorado,
Te está oyendo la estrella que te ama.
TÍl, como yo, tener debes tJ·iste7as :
¡,Por qué, á la ho1 a del amor, el nido
Abandonas ligero ~
¡,Nadie teaguardaen él' ¿Nadie te quiereY
¡, Estás enfermo como yo, y herido
Del imposible amor de que se muere Y
Tu tierna serenata
La escucha sola. en el sereno esp,tcio,
La casta diana del c~J.rc:o~j de f.Jlata
Que vuelve pensativ=' á sn palacio ....
Desdeñas á las aves : Jara ellas
N un ea tienes canciones,'
y cantas cuando orillan las estrellas
Y parecen dormidos losLotones.
Escondes tu dolor y tu ternura
A las ltwes del día
Y en el silencio de la noche oscura
~e abriga, corno enferma, tu armonía.
&Quiénes oyen tuscantosf Los que sufren,
Los que no buscan el dt>sierto lecho
Porque en él les aguarda la tristeza ..
¡O los q11e cantan himnos de terneza
' Oprimi éndose .pecho contra peeho!
La pen}l y el amor te escuchan sólo :
En el campo, las flores-esas mudasEn
el espacio las estrellas blondas ;
Y bajo el terso manto de las ondas
Las ;ilenciosas náyades desnudas.
¡Sigue cantando, ruiseñor! Si cesa
Tu serenata, que el amor evoca,
La l.>oca enamorada que me besa
Se apartará convu~<: de mi booa.
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EL CORREO •DEL VALLE 1489
¡Oh mi Ju)ieta, la .Jnlieta mía,
Bien sabe mi dolor que viene el día!
Hemos vivido un sueño muy hermoso
Y yo no quiero despertar! M~ñana,
Talvez la escala que tendí afanoso
No culgará yá más de tu ventana!
PórO hoy e:e hoy aún: el alma sueña,
Escucho el ruiseñor enamorado
Y en tu boca de gn.na, tan ppquf'ña,
La cl>.nción de mi bf'so no ba cesado.
Ten~o aún que decirte que te quiero ..
No lo he dieho bastan re
Y necesito repetirlo ahot·a ....
Y ya viene el dolor .... viene la aurora
¡Otro instante! ¡otro instante!
¡Oh mi J ulieta, la .T ulieta mía !
¿Por qué del grato sueño ~e des¡.>ierta f
i Por q11e t •· he de mirar, pnlida y fría,
Sobre la ttoml:.a de mis sueños, muerta f
¡ SiguP. cantanrlo, ruist>ñor querido!
¡Nadie te espera f'n el desierto nido.
¡ D~jame en sus ralJello'l esconderme ..
Déjame VPr ,.;u rMtro H)ollatrado. _
Si~ne en las ramas del gt>ntil granado,
¡Oh, canta, ruibeñor! ¡Alondra, du~.-rme!
lVIANUb.L GunÉHHEZ NÁJERA.
R 1M A
CuarÍdo ella pasa junto á mí temblando
vuelvo atrás la cabeza,
y extático me quedo contemplando
Su adorable belleza:
Tornan á mi recuet·do las historias
de los pa ados días,
y se desprenclen ¡<~y! de mis memorias
hojarascas sombrías ....
Pro1:1igo mi camino silencioso,
pens:Hivo me queclo,
y su recuerdo dulce y amoroso
roe estremece de miedo.
Y entonces me pre~runto entristecido
/ llorand·o .mis dolores :
¿Por qué tan presto de mi pobre nido
se van los ruiseñores~
-¿Por q né elE~ la quE~ quiero en este mundo
un mármol me separa f
-Porque h~ty f'n tí un ahi;:mo muy profuDdo
6 es tu alma muy rara ! ....
JOSÉ M. CA RBONELL.
LA COPLA TRISTE
Cántame la copla
de la noel1e aquella:
la andaluza copla que escud1é llorando
al pie de tu reja.
Cántame la triste
canción de las penas;
que aqui en lo más hondo penetren sus ecos;
que rasguen las nieblas
en donde se agitan raudllles de llanto,
postreros efluvios de mi dicha muerta ..
¡Flores de un•sepulcro,
con raíces que al pecho se aferran !. .. _
¡ Cántarne la copia! ....
¡Si tú me quisieras!
Parece mentira que ya no te acuerdes
de tus juramPntos y de tus promesas.
-"Cuando tú Pstés trisle-me hnblast.e una noche,yo
con mis cantares; ahogaré tus penas;
y si tú me olvidas,
dejaré sin flores todas mis macetas,
y haré una corona
para que mi madre me corone muerta ..•
Cuando tú estés triste,
yo con esta copla calmaré tus penas ". _
¡, Cómo era la copla Y
¡.Y a no la recuerdas 1
Parece mentira que hayas c.Jv1dado
tu amante promesa.
Parece mentira .. ¡ Si tu no me quieres!
¡Si tú me quisieras! ..
JOSÉ SÁNCHEZ RODRÍGUEZ.
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1~90 EL CQHREO DEL VALLE
LA MUJEH CAUCANA
En una noche esplénrlirla se hallaban
Algnnas entidade:> de ralea
En augusta asamblea,
Y en un asunto grave se engolfabnn
Y a,;Í l'OlllO en -laR nu éot1as di t!putaLan,
Bajo el f•alio del cielo
Y ele la tierra en el fi<~rid l suelo.
La mc~teria en cuestiti•· se atrPve,
Exelamó el" Punwé" d1-1 orgullo llcr101
bi yo pre~>tu á su seno
La cándida belleza de la ;Iieve ~"
E irguiendo la cabeza
Do ostentaba un airón deburuo y de fuego,
Añadió lu égo, luégo,
Con ruar~ada altiveza:
"¡,Quién niega que á su frente
Le doy nívea blan<·tHa
Y de mi seno ardiente
Una chispa he lanzado á su alma pura?"
El dorado Trigt~l algo ofendido
Por esta p1·eten:>ión tan soberana,
Rep:.so al fit.: "También he merecido
Dar mi color á la Mujer caucl:lna .. _ ."
La N or be dijo t:'nt.onces: "Yo me he impreso
En sus pupilas bellns,
Ojos neg1·os le dí y <>n blando beso
1\Iis misterios también .. !" Y las estrellas
¡ A la noche aplaudieron
Y además añadieron :
"Nosotras sobre ella titilan1os
Y en sus pupilas nuestra luz dejamos .... !"
El azul de los Cielos se veía
Que él solo se rela
Como decimos para su capote;
E introdujo este aparte:
"En cuestión de ojos en aquel escote,
Dij o, también me corresponde parte.".-
y las Rosas sencillas
Su cuota en tal belJ,.za reclamaron:
"Nosotras, exclamaron,
Prestamos al rubor nuestros colores,
(;uaodo el rubor colora sus mejillas .... "
Y aplaud ieron también toJas las flore~>_.!
lnterrumpio el Pubí: ''A mí me to ~a,
Aunque r·a nse al Coral con esto agravios,
Hal.o lar ahn1·a. "Yo encend1 sn boca
DaiJclo e l tinte soberbio de sus labios.''
Ya l1 n.~ltena á la Asamblea venía;
Pero la Concha al verla,
" .i o de marfil, gritó, que ::;¡ de perla
Formo el Señor lot! dientet~, á fe mia,
D e la l\1 ujer caueana,-no me alabo."~
Entonces lo~ aljofa1 es á una
Apoyaron la voz de la tribuna
Y ha.,;ta el mar atronar0n con un "Bravo''!
El Ébano y el Oro
Tuvieron sus disputas eotr·e ellos:
Cuál triunfara, lo ignoro,
Mas sé que disputaban sus cabellos.
Y lo égo la Palmera
Parte creyo tener en tal hechura
Y dijo: "yo el donaire
Di á la gentil Caucana ! ·es hechicera
Por mí la ondulación de su figura."
Entonces llega estremecido el Aire,
Agitando sus alas con l;1 brisa :
" Y 0 la dí esencia pura,
Dijo, á :·u dulce embriagador aliento,
Yo dí á su voz modulación y acento."
"Yo la dí la sonrisa,
Clamó la Aurora" .. P ero en tal momento
Un Angel del Señor abrió de OrieiJte
La puerta refulgente,
Y dijo á las criat1tras : "Calma, calma,
Extendiendo su mano primorosa
De nácar y de rosa,-
Yo h~-' h(1('ho ÓliÍ.S quP. vosotre~: le dí el alma . .!'
Y levnntó su vnelo
Para vol ve•·se á la región del Cielo ....
Así soñaba yo ! Y en la _Jañana
Di la razón á toda la Asamblea,
Y me formé esta idea:
Dios hizo a escote á la Mujer Caucana!
Popayán, Marzo 8 de 1886.
JUAN A. SÁNCIIEZ.
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EL CORREO DEL VALLE 1491 •
INCKEPr\ClON
Que aquel que recorriendo su ruta de ·,sperezas
Haya abrevado su alma en mayores tnstczns
Que mis tristezas, alce la \'OZ y me reproche.
Job, Jeremía~. Cristo, Daniel, en vuestra noche
Toda ll t•na ele angustias de redención. había
Un astro. El astro de una irlc:1l teoría
Di os vino hasta vosotros, Dios besó vuestra fwnte,
Dios abrió en vuestro cit>los la brer.ha refulgente
De una esperanza. En mi al me torlo es sombra, y en ella
J amás, jamás titilan los oros de una estrella ...
Mi alma es como la higuera por el Señor m a ]jita:
No da frutos, ni sombra. ni repo?o, ni agita
S•ts abanico verdes. Sus ramas, ¡ ny! desnudas
Servirán á la clesesperacióo de algún J ndaq,
})e algún ideal tránsfuga qw me besó con dolo
Y que después se ahorca, deseflper~•do y solo,
Que aquel que rccorri t ndo ~>u ruta de asperezas
Haya abr ~.:vado su alma en mayores tristezas
Que las tristezas mías, alce la voz, ¿en dónde .
Están los grandes tristes ? Ninguno me responde.
La eternidad es muda, y el enigma es cobarde . .. .
i Hermana! ¡Tengo frío, el fno de la tarde! ... .
AMADO NERVO.
ESFINGE
Todo en tí me conturba, y en ti todo me engaña,
Desde tu boca donde la pasión se adivina
Que empurpura los pétalo de esa rosa felina
Ha tu la rubia movilirl.ad de tu pestaña.
Todo en tí me es adverso : tu sonrisa me daña
Como un hechizo, y en tu plática divina
Por un campo de flores la falacia camina
Fríamente cual una ponzoñosa alimaña.
Con tu rostro de mártir eres una venganza :
Tus maoecitas estrangnlamn mi esperanza,
Y es tu fior un euforbw s?mi orulto entre tules ;
Tu lámpara alimentan alas de manposa.
Arda en ella e te verso que me inspiró tu prosa :
Eres una mentira con los ojos azules ! -------- ·---
UN ,;DIA DE CAMPO
Pablo Mongilet, que pasaba por
un tipo en su oficina, era un antiguo
¡ empleado que no había salido de
--------------------------------
París má~ que una vez en su vida.
Cuando sus compañeros le hablaban
de ir al ca111po los domingos, les
contestaba siempre con rotunda negati
v::t.
-¿Pero 110 pasea usted nunca?le
preguntaban.
- Sí-respondía-pero pa~eo en
ómnibus. Me subo al imperial y desde
allí divisn curiosísimas escenas
en el interinr de las casas, sobre todo
en los entresuelos. Esto constitu
yP- mi mayor delicia durante los
días festivos.
-¿Pero no ha estado usted nunca
eh el campo?
-U na sola vez, hace veinte años,
y no me vol verán á comprometer de
nuevo.
-Cuéntenos usted eso, Mongilet.
-Ahora mismo. ¿Se acuerdan
ustedes de nuestro antiguo amigo
Boivin?
- Sí, sí ....
-Era compañero mío de oficina y
tenía una casita, en Colombes, á la
q~e se empeñó e1;1 llevarme un do-mtngo.
.
Accedí al fin á sus deseos, y una
mañ::tr:a tomé el tren de las ocho y
me presenté en el pueblo.
Inmediatamente me dirigí á casa
de mi amig-o, llamé á la puerta y
salió á abrirme una mujer de mala
catadura, gruesa y mal vestida.
-¿Por quién pt egunta usted?-
me dijo.
:-Por M. Boivin.
-¿Y qué quiere usted de él ? .
-Vengo á verle porque me ha m-vitado.
-¡Ah! ¿Es usted el que viene á
almozar?
-Sí.
Dirigiendo entonces la voz hacia
el interior de la casa, gritó la mujer:
- Boivin, aquí está tu amrgo de
Pads.
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1492 i.L CORREO flEL VALLE
Indudablemente aquel monstruo
era Ja esposa de mi compañero, el
cual se tl:1e pre entó á los pocos in-.;tante
en mang-as de cami a y llevando
en la cabeza un grasiento
sombrero de panamá.
Después de haberme estreehado
la mano, me acompañó á lo qué él
llamaba su jarfín y no era m á· q-\ie
un pedazo ele terr uo de escasas dimensiones
con cuatro árboles, rodeado
de casas sumament Bltas, que
impedían la vista del paisaje. Varias
flores agonizaban en aquel pozo
sin aire, caldeado por el fuego que
despedían lo · te tero-s de los edificios
inmediliqué á n1i ·am·ig·o que entrásemos
en cualquier parte y me acompañó
á una tabern<'. inmediata, en la
que nos sentámos ante una mesa.
-Esto tiene mal as-pecto-me dijo
Boivin ~perfo .el servicio es excelente.
E sta%3a mu~rto de hambre y me
¡hice ·servir u na tortilla. Pero al segundo
vaso de vino perdió mi compañ~
ro la cabe¿a, y entonces comprendí
la causa de que ~u ·muier le
prohibiera en absoluto 'la be'bida.
Boivin se p~so á perorar, y se metió
á poner en paz .á dos parroquianos,
que á con~ecuencia de una disputa
habían ]lega.do á vías de 11ec·bo,
y, que volviéndo e contra nosotros,
nos ha'br:ían ·apaleado. á no intervenir
en ·nuestro favor el daeño del
establecimiento.
Le sartué de la taberna y le llevé
basta unas malezas, 1unto á las cuales
le dejé, echándome yo á su laáo.
Nos dormimos inmediatamente, y
nuestro Rueño debió ser muy largo,
porqut cuando desperté era ya de
-,no,cbe.
Boivin dormía aún, roncando como
un bendito; pero 1<:' lla~é y le obligué
á levantarse. El infeliz no est9- :
ba todavía en su cabal conocimiento.
Echamos á andar en med io de las
tini~h las y con granoes trabajos y
no pocos rodeos llegamos -á casa de
mi amigo.
P ero cu:-tndo iba á deiar á éste á
la puerta del jardín, se ·pt'esentó su
mujer con una vela en ·]a mano.
~¡Ah, canalla!-exc1amó mirándome
frente á frente.-¡Ya s~bía yo
que me lo traería usted borracho l
Sin contestar á aquella fiera, eché
á correr hacia la e:3tación, y, creyet1-
do que me pet· eguía, me escondí en
un retrete, para esperar, con relativo
sociego, la llegada de un tren que
debía pasar al cabo de media hora.
Ahí tienen ustedes exp·l icado por
qué no be contraído matrimonio y
por qué no salgo nunca de París.
Guy nm MAUP.ASSANT.
PÉRDID.A LAMEKTABLE
El 28 de Febrero, exhaló el último
aliento el resp ~ tablc nncin·1
DOCTOR 11ANUI.l)L MI). ALO~SO UE
V8L.ASCO. varón probo y miemuro
distinguido de Cali.
Durante su vida ocupó ;Pt1C t o:-de
importancia en e1 8 tllegi-::> de
Santa Librada ; y hoy que ab tl·
dona par::t siempre eln1uúrlo de 1 ~
vi vos, deja inmel)s~ pena en el corazón
de sus numerosos d eudos.
Su e:::;píritu hab:á ~lcanzad . >
gracia d elante del AltÍ:sim,) y ~
familia sabrá soportar con resig•
nación evangélica e:l golpe recib í
do. ¡ Paz á sp tumb.,!
C0NCEPTO HONROSO
·Mucho agradecewos á los periódicos
de Bogotá la reprod ucción
que han }}.echo en su::> columnas
del Boceto del doctor Aris tides
Lores 1 elaborado por la pluma
de nuE.'stro colaborador Otoniel
Sttárez. En '' El Comercio ",
diario afamado ele aqnel1a capital,
viene precedido dicho artículo de
los siguientes conceptos que e::;t imamos
e n alt errado, y cuya _í • ·
serción hac:emo en nuestro sem ·t nario,
para que ~e vea que fuc. ·1.
del Canea y en entro muy civil"
zado, g-o ·,ab:l también el docb ..
Lores de mucha<::. simpa Lias po¡sus
valiosas prendas.
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1
EL CORREO DEL VALLE
"HojE>ando nuestros canjes del Cauca
en con t 1'{ m 1s en El Cm·reo del JI alle, semanariü
de esc0gido material, nna serie
de Bocetos en miniatur-a, suscritos por
Otoniel Suá1·ez, seudónimo modE>sto tras
el cual se oculta d juicioso cuanto galano
escritor caleño, doctor Ü:;waldo Scarpetta.
Ornarnos hoy las columnas de nuestro
periódico c< n la biog1·afír. del doctor
ARISTIDES LORES, esperanza de la Patria,
que sucumbió como tantas ot!"a5 á
consecuencia de la persecueión de que
fue víctima en la última hecatombe. Lor-
es era hijo genuino y consecuente de
aquella democracia altanera y virtuosa
del Cauca, que ha escrito con su sangre
la historia de la R epCblica, y cuyos cuotidianos
triunfos despiertan venenosos celos
en el cora7.Ón de los ho obres inferiores
con quienes disputa á palmos contados
la tierra y el predominio. Deploramos
no tener á la mano el retrato de
aquel joven bondadoso y energico, que
hubiera l!~ado á ser el caudillo de más
prestigio del Libe1·alismo caucano, para
ilustra1· con su fotograbado la biografía
que le dedica un su amigo; que se le semeja
por la sencillez de su alma y por la
riqueza de su talento.'' 1
El Cor.,e,; det Valle da igualmente
sus más sinceras gracias al
dulce poeta y jurisconsulto doctor
Adolfo León Gómez, por las galantes
fra~es q •.e le dirige desde
las páginas de Sur A1nérica.
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DESPEDIDA
Han seguido para Bogotá el señor
Martín Restrepo M. y familia;
don Enrique Caicedo A., señora
é hijos, y don Daniel Isaacs.
A todos les deseamos feliz viaje.
"EL CORREO NACIONAL"
Ha· reaparecido este colega bogotano
bajo la dirección de E
E pinosa Guzmán. Lo saludamos.
MANIF'EST AClÓN
Con este titulo ha circulado
una hoja suscrita por setenta y
dos vecinos del lugar, en la cual
proclaman como candidatos para
las próximas eiecciones á los siguientes
caballeros:
Para Representantes
Principal, Gral. Leopoldo Tria~
na C.
Suplentes, 1. t'a se
canso de preguntar á las mujeres y acudió
á los hombres.
De un af::~mado escritor consiguió esta
contestación :
--La diosa avanzaba lentamente por el
~ · desierto camino qne iluminaba la luna ;
•
ésta daoa poética claridad á los pliegues
cliagonalrs nel lijei'O tejido que envolvla
el cuerpo de aqnella encantadora mujer;
su túnica e1·a cerrada; únicamente deja.ba
desGu biertos ios brazos ¡ con el derecho
sostenía la extensa cola, para evitar que
tánto arte rozara el suelo. Para mí es una
"diosa" la rnnje 1· bonita y elegante que
saLe re~ogerse el traje cun gentileza y
solturc., y huir del polvo del camino.
La monf;;ima p1·eguntona no acertó á
medir !a profundidad (si es que la babia)
de semejante respuesta. Se consideró tao
poco ''documentada" como antes, y decidió
dirigirse á otra celebridad, un novelista
ilust1·e, quien po•· escrito contestó:
''Clarisa no andaba ; diré más bien
que se deslizaba por el césped, cuando
iba hacia el lago, su paseo favonto, con
ambas m':lnos se recogía la falda, enseñando
los diminutos p'és; y entonces
aceleraba el paso; su entusiasmo era coner
así po1· los caminos húmedos aun de
roc1o. 'Esto, decía, reft~sca mi alma. '
L os cisn es, en cuanto advertlan su presencia,
acudían á su encuentro ; ella,
con la mano de1·echa, les echaba pedazos
de pan ; con la ízq uierda y en adorable
actitud se recogía más aún la falda, sosten
iéndola ceñida, sin censurable exageracion
y dibujando ld esueltez de su figura
ideal".
Con ser tam.bién elocuente esta última
respuesta, tampoco pareció "práetica" á
la curiosilla a rne ri cana
Entonce.s, y ya del todo abu•·rida, de·
cidió que la opinión de Ravidat fuese su
guia. .
- Pero él se ciüó á estas pocas palabras :
-Saber recogerse la falda es un arte,
arte innato, corno el de Clarisa Harlowe,
precisamente ____ ·
La viaj 0ra, que por cierto no conocla
la he1·mosa novela de Hiehardson, volvió
á dudar del éxito completo de sus pesquisas
y dl' su viaje.
Procuró domillarse ; intentó pensa1· en
otras cosas. No sólo envidió á las parisienses,
sino á las siamesas, nada menos.
Acababa de sabe1· que é::.-tas, en opinión
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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EL CORREO DEL VALLE 1496
de algnnos hombres muy artistas, son las
mujeres que con -mPjor gusto se a('iealan
y _que mas E>ntiencien de matict'S. Tienen
un color para cada día dP. la semana.
E! domingo, el tono del traje ee granate,
y las joyas son rubíes; gris plata y
perlas tinas la toilette del lnnPs; roj:¡ ~¡ las
ropas y el :-td er l"zo de c·oral, con que se
presenta, el martes ; la vestimenta verde
clara, con joyas, que son esrnP.raldas,
constituyen la gala del miér<'oles; la seda
t01·nasolada la dedi··an al jtH!ves, y c>on
la belleza de este tejido compite la de la
piedra llamada ''ojo de gato''; la-> blancas
y vaporosas t e la~, y las alhajas de
brillantPs, se lucen el v1ernes; sábado y
domingo, sedas y gasa¡¡ de color· cele~te
y en f'alidad de piedra preciosa, una de
las más preciosas: el zafiro.
aGu;.¡rdará esto relación con la prubable
moda de los diners dP, coulettr en quE> las
señor·as habrán de ir atav iadas de identico
col0r· todas,~ haya de r einar Psta misma
arlllonía en el mantel, las flore , las
luces, los bibelots y todo el adorno de
mesa ...• 1
Pero torio esto no pasó de ser un pPnsamiento
fugaz, porque ateniéndo:;e ~ sn
éonstHnte atan, la jovencita seguía diciendo
para sí:
(-
-¡Lo innato, lo innato! Tienen razón
cuando lo innato es h ermoso, es ..... lo más
herrposo. Parecen tan fác iles ci e rtos detalles
de eiegancia, y son ¡tan drftciles!;
tan 11encillos á veees, y sin embargo, tan
complicados; mejor· dicho, ¡tan impos i·
bles! puesto que no se adquieren con dinero
....
He sabido hace pocos días qoe los trajes
de la americanita llamaron la atención
en B.l país. Llevó de todo ... •
MPnos arte para saberse recoge•· bien
la falda.
MARIA EsEENETE.
CONDICIONES
El Corrcu del Valle fundarlo en IS94
Se publica lon la fábrint y abierta en el hog<~r ¡ no I.Jay mHnoseo
internwdiario ; ror consigui .... nt~. no h<~y desl1seo, no h;,y desperdicio, no hay
adulteración posible. Cr~da talega brill<~ como un mo11tón de di una taleg;-¡. Usted estará más satí
, fe cho cuancio 1::~ ha prob;ldo en su e;1 fé. dolf'es, etc. Está de venta en to-
• das las poblaciones, des le Popayán hasL1 Maniz.iles, y ts únicamente fabncada
por la
CAUOA VALLEY AG1UCULTURAL C.o
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Guerrero en dicho b ... rrio ó eon
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Jcimientó de peluquería en la
plaza de mercado de est"' ciudad.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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BL CORREO DEL VALLE
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LOCAL: En la casa de! Doctor Oswaldo Scarpetta, :frente á la del Doctó1•
Gonzalo Córdobn.
PARA NOVIAS: Telas de seda; gllantes ¡ zapJ.tiílas; abanicos;
Vt>los ; corolHt~ de azahar e tc. et<>.
PARA SEÑ.ORAS : Cortes para tr1-1j es: blu¡;as de seda c (\ nf~"ccionadc.
s ; cors .. t:\; ctbre cor...;eb; medias negr.1 :\; ZHpato·-..; h otas; pañ,,e}o¡;:; polvos
de Velan .ine, de Jnva, ele H ,¡li ;¡trope; D ~~ vocionarios; mantillas yersey
lisas y bord . das; mantillas de crespón bMdadas; mantos de cres¡,ón cáiados¡
pañol cHH'S blancos de ~eda; clu:les; fid111 s; tC~ petes de peln('h ~ ; lig::~s; paño
cheviot nt>gro y de <:oior; me rin cs lisos y labrados; cintas; encaj~s; bordados;
pi8a blonJs;paños; mediasmedias; franelas¡
sombreros; ea rui,<>as de piqué labradas,· lisas y de du ke abrigo ; cuellos;
puños; corbatils; cal'zonarias; gunrnieles; gttantes; pañuelos grandes
de seda etc. et<>.
PARA NIÑOS : Vestidos; sombreros; caehuch¡:¡s etc. etc, ;
PARA TOD08: Percal; lienzo; céfiro; dul..:e abrigo; bayt-> ta; Zarazas
americana::,; holaodizas; linones; piqués; bot,1nes de nácar; hilo de In
cadena:' blanco y 11egro; n1anteles; servillt· tas; sobre cama&; cobijas etc etc.
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EL CORREO DEL VALLÉ
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e a p i t a l $ 4.000,000
t. bri-rá sus operac[ones el l.0 de Febrero próxi'mo.
Desde esa fecha abonará ias sÍguíentes ratas:
Cuent&s corrientes 6 depósito~ á la orden 6 ozo anuaL
, 2 n1eses· 9 ozo ,,
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Los intereses se abonarán por trimestres vei)cidos
pátai las· CUENTAS COI~RlE:NTES 6 DEPOSLTCS A
LA ORDEN, y por mensua!idades,. también vencidas,
o~ra los J)EPOSITOS FIJOS. l • . •
El BANCO haee operaciones en participáci6n; abre
créditos flotantes; afianza obligaciones; reendosa Letras
y Pagarés ; hace préstamos y descuentos; eompra y' venLe
L etras sobre el Exterior y plazas con1er~iales del país.
El 30 del presente rnes debe cubrirse el prime:r: insÍ
talamento.
El 29 de' Febrero queda cerra
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 160", -:-, 1904. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686268/), el día 2025-06-17.
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