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1
A~l-CALI
EL MARTIRIO DE SOR VJVJANA
Vestida. yá con el hábito blanco y
negro de Santo Doming-o, Sor Viviana,
pasados los primeros fervores
de novicia, sintió renacer aq uella
inqui etud, · aquella fiebre que la
consumía in ce~ar descle la adolescencia..
Más a1lá del cumplimiento
de sus votos, del rezo, de la minuciosa
observancia de la regla, de la
exi~te n c ia tranquila y metódica del
convento, e ntreveía algo diferente:
un horizonte cele~te y p u ro , y s in
embargo, sur:::ado por relámpagos
de pasión. elementos dramáticos que
aumentaban su belleza encendiéndola
y caldeándola. Mientras P~ed itaba
á la sombra de los cipreses tristes
y de las adelfas de rosada flor
que crecían en el huerto conventual,
mientras pasaba las gruesas c uentas
del rosario ó entonaba en el coro
las solemnes antífona , que resuenan
hondas y misteriosas cual
profecías, ::;u espíritu volaba por las
regiones del sueño y en su pecho
ascendía poco á poco la ola. de los
susptros.
Dos años hacía que Sor Viviana
alimentaba secretamente aspiraciones
quiméricas é indefinidas, cuando
se supo en el convento que algunas
hermanas dejarían la vida contemplativa
por la activa, y saldrían
á ejercitar la virtud en un hospital
illo, cuidando enfermos y asistien-do
moribundos. Fundado tal estaJ
blecimiento por dos-sacerdotes, sin
más recur::;os que la caridad pública,.
el Obispo, asociándose á la huerta
obra, les ofrecía el personal de enfermeros
reclutado en los monasterios
. Viviana se brindó, g-ozosa; al
fip encontraba un camitlo que recorrer:
la deseada senda de espinas
qtie á s u corazón parecía de flores.
Y desde el primer día se dedicó á la,
faet1a con una especie de transporte,
derrochando salud y juvenil energía,
enco11trando un goce en las privacioJ
nes y un interés extraordinario en
las más insípidas y monótonas labores
del hospital. Con la sonrisa en
los labio y el regocijo en los ojos,
volaba de las salas de enfermos al
ropero y al botiqt1ín, del botiquírt á
la cocina, y s us manos pulcras, empalidecidas
y blancas como azucenas
en el claustro, se encallecían y
se ponían rojas al contacto de las
cacerolas que fregaba, acordándose
de San Buenaventura, el cual también
fregó con s us manos de qüerubín
la pobre cacharrería conventual.
No tomaba descanso, no quería sentarse
n! un momento, y eu las cortas
horas que consagraba al3ueño indispensable,
despertábase con sobresalto
cien veces, recelando que la
llamaba el quejido de un enfermo ó
el ti1inteo de las llaves de la supenora,
No obstante, al año de asistir empezó
á e}(tinguirse el entusiasmo de
Sor Viviana. No era que vigilias y
fa tigas rindiesen su c~erpo: era que
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..
1438 EL COFREO DEL VALLE
no invariable , const a nte y obscuro
cde la la bor abrumab,
De la ingrata en el seno
Formú su nido!..·
CARLOS SÁENZ ECHEVERRIA.
EN EL CEl\iENTERlO
1
La noche es oscut·aclos Yi entos agitan
Las ramas caídas del sauce llorón :
Sentado en un banco eontemplo los cielo
Tan negros, tan fríos, así es mi dolot·.
II
Y viene ya el día: los montes, los valles
Animan sus ga las al rayo del sol,
Y todo sonrle y todo se mueve
T a n só lo están quietos los muertos y yo.
MANUEL MEDARDo EsPINOSA.
RE G A LO S DE B O D A S
Si se irán 9. poblnr el firm fl mcnto
O á vivir en el cá liz de una rosa !
J. DE D. PEZA.
I
N os hemos de casar, pese al demonio !
Ya han agotado todos sus consejos
N u estros padres contra este matrimonio;
Así t=on las chocheras de los viejos.
11
Te decían que soy poeta y pobre,
Mentiroso pleonasmo que ve un ciego;
Poeta puede ser, aunque salobre,
Pero pobre, es tan falso ... que lo niego!
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1440 EL CORREO DEL VALLE
-------- - ~---· -- -
lH
& Q.ué dirán cuaNdo vean mi regalo
Que ha de admirar á las mujere--. t odas~
Dirán que á un rey en poderío igualo,
Que regio es el regalo de tus bodas !
1V
Ahí te envío ... ¿ Cuál irá prirncro L.
Este anillo de riea filigrana.
El diamante lo forma un gran luC'ero
Que recogí en el eielo esta mañana.
V
Quieres collar 1 Escoge á ~u albedrío
Diamantes en la s::trta que aquí tienes :
Do se juntan á gotas de rocío
Lágrimas que vetti por tus desdenes.
VI
Aquí esUín tus :ílareíllos de corales;
Ningún artista los hará mejores ....
l\llralos: son dos fucias virginales
Que á tu oído h•ablarán de mis amores.
Vll
Pon este medallón sobre tu seno
Y en tu sien esta horquilla t~m blorosa :
Mir:;~, es un colibrl de angustia lleno
Por aquel rnedalhn que es ana rosa.
VIII
Toma esta caja de· ébano; su hechura
Fue obra de un Dios qof:! la contempla ahora:
La caja es una noehe un poco oscura
Embutida qon fra:nja:s de una au!'ora.
IX
Abre '.y ve esa diadema: ... Ella te admiraW Pues muy comunes son pied ras tan bellas.
Son para ti ... T<:J ríes ?' no es mentirr~ ...
¡Yo la hice anoche .cau cincuenta estrellaE>!
X
Y ahora, que critiquen ! Soy paeta !
Si de mis joyas tachan una sola
Regalaré á tus padres un cometa
Que los ha de arrastrar entre su cola,
XI
Tus bra7.os con los míos sé entrelazan ..
De pasqto tus mejillas están frías .. ,
¡Que aquellos que por pobre rne rechazan
Hagan joyas iguales á las m\as f
XH
Si todo esto te doy siendu tu amante
¡,Qué habré de darte ruando seas mi esposar
Hágase el matrimonio en el instante,
Ya g u e prendida estás como una di osa·.
XIII
Convienes~ Hasta música tendremos.
Cerca al mar yo conozco alg1ín paraje
Donde hay ave:s; allí nos c:ciend('n por la noche·
Y visitan 1 JS ruinas solitarias
De retoños !>ilvEstrE'4
O de fúnebre musgo eoror.adas.
'I al vez lo hagan a~í : suele el viajero
Por un instante >:u1>pender la n:tarcha
Y sentarse á leer en cada piedra
Que el tiempo azota y la intemperie labra
La m('moria inextint.a y d0lorosa
De existencias pasadas . ...
Tal V"Z lo h1 gan así ; mas hace tánto
Que inútilmente el coraz6-n lo aguarda ..
¡ Cuántas veces de noche
Me be »('nta·io á la puerta de mi casa __ !
Y en mis largos insomnios,
Y en mis continuas y mortales ansias.
~Qué han hallado en el cielo mis pupilas?
Abismos ... solrdad .. tinieblas .. nada . •.
Que aunque alumbran las ruinas las estrellaS
No hay.que ngun.rdar que alumbren para el alma
Dicen qne los pot· tas, esos séres
Que adivinan lamentos ó palabras,
Sollozt>s, anatf'mas,
Llantos, imprecaciones- ó plegarias,
Llls han visto llorar sobre las tumbas
-Cuando el toilencio de la noche avanza,
Y envolver lus gabetas y las cruces
En el tibio fulgor de sus miradas.
¿ Para qué mentirán ~ .... si fuera ciert.o
QueJe las tumbas y el dolor se apiadan,
¡Yo b snpiera bien! ¡Ay! .. cuánt.as veces
Huyendo del dol 0r qu~ me acompaña,
He buscado las márgenes del río
Por sentir junr.o á ruí quP.jarse el agua,
Y en la arena euoayar la última estrofa
Que en rumores truduceo la:> montañas/
•
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1442 EL CORRE)O D~L VALLE
-----------------------
¿ Para qn~ mentirán ? .. huérfano y solo
Sin luz la fn-nt., y :>in ··alor el alma ' L Qué otra cosa E:'S mi Yirla qne una 't .umha
De tristeza y recut-1rdos uoronada ~
.. .. . . ~ . . . . . . - - . ·• - - - -
Ivlndw;; ve¡·es d.e. ;.~ c~h~ ....... .
Me he sentado á la puerta de mi r·a~a
Y en el ir y Vt'nir de mis recu~r do s
Y en mi;; l'ontinuas y n.urtales an~ias
SA han fij tdo .. n el <;it'lo mis pupila,:¡
::>in que logno~ en.· .. ndt'r.~e la 1· speran7a,
~ - -- . - - - . - -. - - - -- - . - - - -
Cuando hu-~an rni;; ojo;; las. ~~~r-.. Íl·a~'l: .. .
Las estrellas se escondt'n ó se apagan ... .
Pbro. ALFREDO R. PLaCEXCU.
EL LOGOGH l FO
Pu es, hija,-decía Anita á l\lt>rcedes . . ' su ant1gua c;oropanera de cole(J'io,-yo no
, , , o
se a que espera ese muehacho para de-clararse;
él viene todas las noches á la
tertul ia de ca->a, desde hace ya cerea de
un ailo; ve qne mis papás le reciben
muy bien, qn e yo no le pnng-o ruulaeara. _
y sin embargo no al'aba Je ¡·omper. _. _
Algunas vaces, por dP.sgracia 'DUY pocas,
que llemns hablado Ricardito v yo aparte,
no he podido menos de pen"sar: Ahora,
ahora se me declara; pero ¡ ca! ¡si
pa1·ece tonto!
- e1r Gá m:1y tt.m t· ¿ o.
-El c aso.es que é l habla, se r~e y
brom ea eon todos. ___ No creas que es de
esos huron es que se meten en un rincon·
tú le ver_ás. Es un ~bico regordetito, co~
buenos OJOS y muy simpático; hijo único·
su familia. no está mal d .~ intereses, a, sa~
bes~ No le encuentro mús que un defecto.
_. _
-Si no es más que uno_ --t,Y cuál es~
-El ser muy gloton ; según dicen,
come lo que tres ganapanes; per·o eso
~qué importa~
-Y tú le quieres, Anita ~
j -La verdad, sí que le quiero, 6 poi'
lo menos me gusta mucho, y estoy con-
•
surni¿a al v~r lo que _tarda en decirme
qne el t::.rub1en me qu1ere: por mi parte
no pnedo ser más expresiva, le animo, le
doy alas. __ _
-Entonces es que será muy desconfiado;
tem e rá que no estés aún o1adura.
:--Pues, chica, de tan madura .... me
catgo ya.
-Cuando mE:'nos lo pienses ver!'is cómo
te espeta una declaracion incendiaria.
-!Ojalá sea prc,nto, FOrgne ante11 de
ese incendio me tiene ya quemada la
sangre!
- &Qué será des pues 1--dijo 1\Iercedes
riéndose de las ingénuas palabras de su
amiga.
* * *
C~m~ suceoe' en mnchas capitales de
provmc1a, Jonde rara vez está abierto
e l teatro y se carece de otras diversio- ·
nes, en la población d onde vi da Anita
en10 las tertulias de confianza e l gran
r ec urso contra el ahurr imiento. La de
los señores de ] ., padres de la J·oven es-ta
b a s1. empre muy ~mimada; allí se' re-presentaban
conH!dias, se lwcw música
se distr:lian con juegos Je p rendas, e tu_ ~
por la époea en q ne vi no l'IIen;edes á pasar
una temporada con Anita estaban de
moda las charadas, logngrifos, fugas de
vocales y consonantes, uuadrados de palabras
y otras ingeniosidades por el estilo.
Todas las 'noc l!es se traía alguno de
aquellos rompeca be7as, y si no se acertaba
con la solución, había que traerla á la
noche siguiente.
H.icardito, que bacía ya una seman~ '
estaba anunciando 11n logogrtfo de o>u invencióll,
despues de muchos sudores com puso
uno, que presen tó ú la concul'l'eneia
la noche que siguió al diáloo-o ent re las
d
. o
os am1gas.
Decia así:
Sólo tengo cinco letras
y en ellas encontra rás:
el título de una obra
que ha dado mucho que hablar:
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EL CORREO DBL VALLE 1443
pa r tícu la n egativa,
un bi c:ho eon m uc ha sa l,
una cosa q ne se come ,
y parentesco de l cual
no puedo decir palab ra
porque lo vas iÍ. acert a r.
E l todo á m1 me di sluca
po r qu(\ .en el m un do no hay
nada q ue me g us te ta nto,
ni qne yo ambic ione más.
N o b ;en oyó Anita aquel logog rifo de
c inco letras SP puso roja de plaeer y e moción,
porque lo ad ivinó a l in s ta nte : la
so lueion debía se1· . ... su nombre, A nita,
¡ c inco letras! ¡ Y e l a utor d ecía q ue e l
todo le dislocaba, que no hab1a nada en
el mundo que le gustase tanto, 11i q ue
ambicionase más!
Nadie d 1ó con la solución._ ; p e ro A nita.
por un re to de desconfianza, desp ués
ele saear ..:opia dd logogrifo, y c ua ndo
l!egó la hora Jel destil~, ent:erróse t:on
MPrcedes en la habitación donde ambas
dorrliÍan, y se puso con fe bri l ans ieuad á
combin::...r las letras de ·su nomb re, sacan do
el siguiente y brillant1simo r esu ltado :
El tftulo de una obra : Nan~t ; rartíc ula
negativa: ni; un bicho con mucha
sal : titi; una cosa que se come : nrr,ta ;
parentesco, tin; y el todo, que disloeaua
al autor : Anita.
-¡¡Por fin !-exelamó a lborozadísima
la joven, abrazando á su amiga.-¡ Po r
:fin me descubrió su pensamiento! Y ¡de
qué modo mát'l ingenioso! ~no es verdad
? El cas,, es que maüana va á tr·aer
la solueión y todo el mundo se va a er;¡ -
tcrar. __ _
-Va á ser una declaración pública, diJO
1\Iercedes.
-¡ Claro! Con eso que puso a l fina l. ..
¡, Has visto? muje r, qué diablo de c hico1
¡ Mira que O\!u rrlrsele esc ri bir·
El todo á m! me disloca,
Porque en el mundo no hay
nada q ue me g uste tan to
n i que y o ambicione más!
-¡Mil enhora bu e na:; , Anita de mi alm
~d-dij o J\l e reedes. bPsa ndo con efusión
á su a mi ga.-Ha s1do t a rdío, pero seguro.
* * *
A la noe he sigui ente , en cuanto entró
B:ic:ardito en la sala, gritaron en coro tod
os los conte rtul ios :
-¡La soluci 0 JI!
-¡ La soluci ón !
La v e rdad es qne ninguno la ignoraba
g1·ne ias á las indi s creeiooes de 1\'Ierc~::de,
·Y A nita.
Ri cardito, impasibl e , sacó el papel y
se di s puso á ir e xplicando una á una las
pa labras del logogrifo.
- '1 ítulo de la obra que ha dado mucho
oue habJa¡· : Nana .
. A nita se sonri ó, embriagada de dicha.·
Ricardo co ntinuó :
-Pil rt icu!a negativa: no.
- Nt- se a pr e& uro á corregir Anita.
-Pe rd one u s t ed, s eñMita; es no.
-I ~:s ni.
Es no, co rn o u ted vMá ; y prosigo:
Un bie !lo con mncha tial : mono.
~¡, Jo es mico ~ -el ij o un g racioso.
-¡ lHono !-mnrmuró entre di e ntes
Anita.-¡ S i en mi n orubre no hay ninguna
o !
- Ur.a co!;a que se come-continuó el
lect or :-Ajo.
Anita perd ió e l c¡lor .....
-Parentesco : mam i.
Y en fin, sPñores, e l todo . __ _
- ¡,Qué es, q ué es ~ __:_l e preguntaron.
-2, Lo que á rn í me dt sloca ~ ¡, Lo que
á mí mo gusta más en e l mundo 1 j El
jamón !
Se p rod njo una g ra n marejada en la
t e rt uli a ; todos se le van taron y a cudieron
en soeo rro d e Ani ta , que se había
desmayado en b:-azos de Mercedes.
RAliiiRO BLANCO.
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1444 EL CORROO DEL VALLE
JULH~TA L..\V .ilWI~
(Traducción hecha pam LA PLU-'fA
~Ol> ~- 1!>. tJ_,c;¡_,;_"CJOO).
I
Al discurso del Fiscal s1<.;ruió un
profundo silencio en la sala, y el
.!?residente dió la palabra al de-fensor.
.
En el banco de los acusados se
veía á J ulieta, vestida de neg-ro y
bastante pálida. Pas ó en torno una
mirada dulce y tranquila como de
quien tiene la conciencia en pa7., y
cuando el defensor se puso en pie,
con gracia e"fetremada se envolvió en
en su chal de lana negra, arregló
sobre su cabeza el velo de gasa, y
con el busto inclinado hacia ade lante
· y cun las manos cruzadas sobre
las rodillas permaneció indiferente
ante la c~riosidad de todos, que
alargaban el cuello para observar
bien á la acusada.
- Tiene usted la pala.bra, repitió
el Presidente, dirigiéndose al defensor.
-Señores Jurados. dijo éste; para
que conozcan bien en todo, sus detalles
las causas del crimen por el
que mi defenrlida comparece ante
vosotros, me ha entregado ella est"!
escrito .. A él nada tengo qué ag·regfr.
M1 defensa se limitará á darle
lectura.
Después de este corto preámbulo,
el defensor leyó lo siguiente:
II
"Queréis, ::tntes de escribir vuestro
alegato, ser Juez mío; me habéis
exigido que os diga Ja verdaJ. O
obedezco. Escribo para vos la rE-lación
de mi crimen, lo que llamo yo
un acto de justici"l, un acto cometido
en ejercicio del derecho de legítima
defensa.
Lo que yo os voy á revelar no he
querido decirlo al Juez de instrucción.
En presencia de él, a pesar de
la tenacidad con que quiso arrancar
mi sec1·eto, guardé silencio. ¿Sabéis
por qué? Porque entonces mi padre
vivía y yo debía callarme. Hoy está
en el sepulcro. Tu\·e el dolor de perderlo
cuando el Juez dictó auto de
proceder contra mí. Ver á su hija
envuelta en un proceso ruidoso fué
demasiado para él. La desesperación
lo mató. Los moti vos que en
esa época me imponían silencio han
deiado de existir.
Teng-o veinte años, señor. Nací en
París, en la calle Sen tier. donde se
encontraban los al macen e de mi
padre, quien se hallaba á l<'l cabeza
de los industriales franceses. Su
nombre era resoetado en el comercio
parisiense, v la's telas de sed::t de la
casa Lavan-Hu gozaban de fama continental.
Mi madre, una santa, murió
pocos meses después de mi nacimiento.
Cuando tu ve siete años, me separó
mi padre de la nodnza q-ue me
había criado, y empezó á dirigir mi
educación moral é intelt>ctuaL Durante
varios años fuí su discípula,
1
pero como sus ocupaciones eran muchas
y no podía dedicarme todo el
tiempo que él quería, me propuso
enviarme á un convento. Renunció
á su idea cuando comprendió que yo
no quería separarme de él. Trajo á
la casa una institutriz, una mujer
ilustrada y de experiencia, alma llena
de mansedumbre y de pureza, que
además de maestra fué compañera
y amiga de mi corazón, y que habría
permanecido siempre á mi lado si•mi
padre no hubiera vuelto á casarse.
Tenía· yo diez y s iete años cuando
este acontecimiento imprevisto vino
á perturbar la tranquilidad de mi
vida. Vi por primera vez á mi futura
madra!':>ta en el teatro, en· el palco
de mi padre, quien me la había
anunciado como una mujer notable
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EL CORREO EEL VALLE
pcn sus prendas morales, viuda, de
treinta años y sin hijos.
De busto escultural, ojos vi vos y
cabellos rizados y negros, era de
aquellas mujeres que atraen la atención
de todos. Confieso que me fue
antipática, y me desagradó bastante
la actitud de mi padre en presencia
de ella. Si los padres meditaran en
el mal que hacen á sus hijos volviéndose
á casar, cómo vacilarían
antes de traer al hogar á una desconocida
á que oc u pe el 1 ugar vacío de
la madre muerta !
Seis meses después, tenía yo una
enemiga en la casa. Si ella lo hubiera
querido, yo habría podido
amarla, pero desde el principio se
propuso contrariarme en todo, se
reía de mis gustos. se burlaba de
mis sentimientos y criticaba hasta
mis vestidos . La delicadeza de mi
alma no podía avenirse con aquella
mujer. Mi padre-á quien mortificaban
esa::> disenciones-q uiso reconciliarnos,
pero renunció á ello
cuando vió que luchaba con un imposible
. Tal vez pensó que casándome
terminarían esos continuados
disg-ustos.
Poco tiempo después de su matrimonio,
habiéndose retirado el cajero,
mi padre dió el puesto vacante
al señor Antonio B érand, un joven
á quien protegía mi madrast3. y que
era-según decía ella-ahijado de
su primer marido. Me encontraba
en la sala el día en que vino á tomar
110 'esión de su ·cargo y dar á mi padre
las gracias por la di,:;tinción que
le hacía. Fui mal impresionada por
ese dandy, que u-astaba un lujo que
no se av::!nía bien con los recursos
de que podía disponer, y más que
todo me desag-radó el tono libre y
familiar con que hablaba á la señora
Lavardín.
En otro tiempo habría hecho á mi
padre partícipe de mis impresiones;
pero ~omo yo había resuelto no inmiscuirme
jamás en los asuntos de
mi madrastra, resolví guardar silencio,
á pesar de que ese hombre me
inspiró una im;tintiva de confianza.
Bastante me ha pesado esa reserva
mía de entonces. Bien pronto fué
admitido en la intimidad de la familia,
fué nuestro comensal, confidente
de mi madrastra, y conquistó la
confianza de mi padre, quien le dió
pruebas de elta interf'sándose por
sus asuntos y entregándole el libre
manejo de la caja. Un miembro de
la familia no habría sido tratado
me1or.
Supe por los que venían él mi. casa
que Bérand era considerado por todos
como mi futuro marido y que
mi padre no lo negaba cuando se
hablaba de ello en su presencia. Como
él no me tocaba ese ~sunto creí
de mi deber no pedirle explicaciones.
Bérand me desagradaba cada
día más, á pesar de que á su conducta
para conmigo nada tenía yo
que reprochar.
Nada más os diré de los tres años
que corrieron después de la entrada
de Béraud á mi casa. Lo que fueron
esos tres años, por las confidencias
que preceden podréis formaros idea
e;:¡ bal. Imagináos la triste y monótona
historia de la vida amarga de
una mujer sin madre que ha visto
cerrarse el corazón de su padre poco,
á poco. Apesar de todo, yo lo perdonaba,
porque confiaba en que algún
día vnl vería á conquistar el afecto
perdido que una extraña me hab1a
robado. JYie convencí de que esa
vida de pesares no termina ría hasta
que no me casara. Mi padre me habló
de ello vagamente, pero entre
los pretendientes que me propuso,
yo no había ,·isto aún el marido de
mis sueños, el compañero dig-no d~
ser asociado á mi destino. Resolví
esperar.
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1446 EL CORREO DEL VALLE
Una noche del último verano, durante
nuestra p('rmanencia en el
campo, dond e nos encontrábamos mi
;1ad re, mí. madrastra y yo, con una
media docena de convidados, entre
los cuales figuraba naturalmente
Antonio Bérand, abandoné el salón
después de comer para respirar el
aire fresco del parque. Detrás del
casti llo, qajo la terraza, había un
/
banco entre un bosquecillo de naranjos,
á donde me g-ustaba ir sola. Me
senté en él, pensativa y triste, y de
pronto oí un ruído de voces que ve-nía
de la terraza.
Las reconocí al punto. Era.n mi
madrastra y Bérand que hablaban
extremadamente emocionadas. Tuve
el presentimiento de que un secreto
terrible me iba á ser revelado.
Se apodE'rÓ de mí el miedo, y qui se
huir, pe~o no podía salir de allí
~in ser vista. Además, como todas
las mujeres somos demasiado curios:.~
s, resolYí permanecer allí.
Aquellos miserables disputaban .
¡Yquédisputa! Dequéhorroresme
impuse ! JYli padre era eng-aña.do por
una cómplice dos veces criminal.
Aquel Bérand era un infame que no
:-;olamente le robaba dinero sino que
le robaba también la honra. Le exigía
á mi madrastra que lo salvara,
queJe ayudara á quedar bien con mi
padtre. D spués de 'Teht:mentes inculpaciones
y reproches, empezó ella
{¡ idear el modo de alejar el peligro
que amenazaba á su amante, y de
prou to dijo él :
-Hay uno .... ¿Consientes tú?
-Cuál?
-Todo e arreglará casándome
c0n J ul ieta.
-Infame! y te a::reYerías ....
-De todo seré capaz para escapar
;el presicl1 o. De la dote de J ulieta
t0mat-é lo necesario para poner en la
e tja. lo que he sacado. Además, ca-
/ baáo con ella, nada tendría que te -
mer. El señor Lavardín no se atr evería
á entregar á los Tribunales al
marido de su hija.
A e. tas dnicas palabras r espo,ndió
una nueva explosión de recriminaciones
y de lágrimas .
La mujer decía, con descaro s in
igual, q ue primero que todo estaba
su amor y que no consentía que otra
fuera dueña del cora'tÓn de él . Bérand
le juraba que la seguiría amando,
y le pintaba, con ap: ... sionadas
frases, una vida de delicias y de
amor sin límites, porque ca:::.ado con·
migo tencl rían más facilidad para
continuar en sus infamias.
Las voces ca11aron . No oí más que
cuchicheos, pero lo que había oído
me bastaba, Permanecí anonadada,
con el corazón martirizado por una
angustia sin nombre.
Oíd ahora, seño1·, por q ué me hice
justicia con mi prop:c brazo.
Como ocho días dt s més· de esta
horrible escena que e:-, be narrado,
mi infortunado padre, esclavo ciego
y dócil de su mujer, me exigió que
me casara con ese bandido, cuyos
crímenes no podía revelar: al menos
así lo creí yo. Bérand mismo tu\·o la
desvergüenza de jurarme amor, y
cuando de acuerdo con su cóm p!ice
me tendió •uu lazo infame para atentar
contra mi honor, no me quedó
más defensa que un revólver que ha-.
11é á mano. Le apunté al corazón y
no vaciló mi brazo.
He dac1o muerte á un hombre, pero
mi acción no fue premeditat a. Me
la sug-irió mi honra amenazada, la
dig-nidad ultrajada de quien estima
más la honra que la vida."
III
Ju1i eta Lavardín fue absuelta por
el Jurado.
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EL CORREO DEL VALLE 1447
BIBLIOGRAFÍA
Con marcada defereuc1 a, enviamos
nuestro saludo al Boletín de
Medicina del Cauca, vocero aventajado
del ·distinguido Cuerpo Médico
de esta ciudad, el cual ha visto
la luz pública nuevamente bajo la
redacción de los doctores Evaristo
García y Pedro P. Sea rpetta.
También enviamos nues~ra enhorabuena
á El Comercio, periódico
dirigido en Palmira por el galante
y caballeroso amigo don Cipriano M.
Duarte.
ESCUELA DE HILADOS Y TEJIDOS
Ya está aquí el maestro Modesto
Delgado, designado por el Gobierno
~para dirigir dicha enseñanza en el
Horfelinato de esta ciudad. Las
tuercas y los bastidores para hilar
se están construyendo con el esmero
que requiere la obra. No ol videmos
que toda Empresa para su ins-tala~
ión, requiere ·constancia y ga, to
msuperables; debemos, pues,
ayudar con nuestro contingente al
Presbítero Dr. Manuel A. Pizarra,
quien es el eje principal de dichJ.
obra de beoeficencia. U na vez establecida,
ella misma se sostendrá con
su propws recursos .
L a Soci dad de Cali ganará inmensamente
con esta nueva industria
; porque, dPjará de importar
mucho artículos que se pueden producir
aquí, y al mismo tiempo se dará
ocupación á obreros del país que
hoy gastan sus esfuerzos inútilmente.
BANCO DE P AL MIRA
Con este nombre se ha fundado
1un Establecimiento en aquella ciudad
desde el 19 de los corrientes. La
~j
Gerencia está. á cargo d el dilig-ente
amig-o Dr. Luis Felipe Rosales. Le
dt>seamos buena labor en sus trabajos.
ENLACE
El 30 se verificó en San Pedr0 el
del apreciable sujeto D. Luis J . Berg-
onzoli con la estimable señorita D'-'
Romel ia Df-'francisco. Muy lucida
estuvo la ceremonia nupcial, y muy
gratos recuerdos llevaron las personas
que concurrieron á ella. Deseamos
para la feliz pareja todo un cielo
de Ital ia con su correspondiente 1 una
de miel.
EL CIRCO
La corrida del martes recompensó
la mala impresión que deió la del
doming-o próximo pasado. El g·anado
fue bueno, y en ella ei~cutaro n
toda clase de suertes: bande'rillas
en asiento, de rodillas. acostados,
salto de garrocha y muerte del toro.
Opinamos que cuando el espada no
sea bien hábil ~'ebi era suprimirse
esta clase de s uerte, que viene á servir
más bien ce mortificación para
los espectadores.
A~ÉODOTAS
-¿Vuestro marido es cazador?le
preg·untaron á la señora de L ...
-Sí--contestó ésta-pero es tan
torpe, que temo que un día su escopeta
r~viente de risa.
-;;*
* -Pero ¡cómo bostezas, Pérez! ...
-le decía su señora.
-Anastasia-respondió él-ya sa-.
bes que marido y mujer no son más
que uno, y cuando estoy solo me
aburro .
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1
1
1.+48 EL CORREO DEL VALLE
- Doctor, da usted de alt.l, al
enf_: rmo ?
- Tanto como de alta, nó; pero le
p ermito recibir y basta conversar
c on todos ustedes; dijo, menos con
u s t ed, señora; e<>tá muy débil todav
ía para ver delante de sí á su
~u e gra.
LIBRE ESTIPULACION
Vendo ó permuto uúa caRa
c6n1oda, recienten1ente
construída.
Eduardo Sierra F . 6-2
SE VE DEN
Ochenta mulas de El Alisal y San J er
ónimo, acostnmbradas á pasto de loma.·
1'ne len v<~ rse en la haci enda de "La EsJ
J0(h". El señor Franeisco A. Lozada dad
inform es en Cali y Enrique Santarnaría
en Yumbo. 4-2
F i d e 1 Rizo
Ven .. le una casa cómoda, rle su
· propiechul, en el barrio de S::m Nit
·o lás. EntE:'ndr>rse con el st ñor Fran· t
·isco Guerrero en dicbo bo. rrio ó coo
..,¡ s efo r J oaquín Palacios en su Es-
1" blr>eimi entó de pt'luquería en la
p la za de mE:'rcado de e s t.J ciudad.
1 pub ·co
En nÚtn Pl'O anterior de c> ste periódico:
r l t.:omcndál>amos una dase de ÜOGNAC de
toda confianza, marca ''Gallo", por t:n pure%
a, bonqtu~t ete; en fin, por su legitimidad.
Hoy, nnnque se nos tache de
hacer propag·anda asalariada, debt>mo:;
avisar de la llegada al Almacén de D epons
Hennanc.s, de un vino Médoc Bur·
deos, denominado " Vino de Ménage"
qu3 desafía, ségtin tenemos entendido, á
lo:> mejores qne se introducen aquí, el
gne podría sc>r, pnes, despaehado por propietarios
ae Burdeos y no por negocian.
tes, lo gne ofrece una garantía de legitimidad.
ÜJ'0emos pon8r este aviso para bien de
]a,; familias á quienes, en particulilr: y al
ptibli<:o en general. no se anepen tinin de
esta nnestra indicación del "Gallo'' y el
" Vino Jo Ménage ".
Dr. Pacífíco Rivera G.
ABOCADO
y agente de negocios
lJALI.-ÜAUCA.-l ULOMBIA.
Telegrnfo : AJalmar. 12-7
ENRIQUE RODRIGUEZ
V ende una casa, dos cuadras
abajo del Hospital. En-tenderse
con él ó con
Roberto Vcdencia.
le conviene á Ud ?
S e vende la casa de Justa Rojas,
v. de Caicedo, dist;w te tres cuadras
y ruedia de la ¡d~tza de Ja Constitución,
r:alle de Sao Nicolás.
Ente nderse con Enzesto
Üdli, Febrero de 190±.
Gavín·a.
5--.4
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EL CORREO DELr VALLE
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zapatillas, varias clases. Corbatas, gran surtido. Cintas
de seda, de terciopelo, de raso y de tafetán. Crespón de
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Cuellos para ho1nbre y para señora. Colchas finas. Carnisetas
y calzoncillos de lana y de algodón. Cañas de
cuero negras y amarillas para calzado. Cigarrillos Derby.
Encajes blancos y de color.
Frazadas de lana y de algodón.
Guantes de cabritilla para hombre y para señora. Géa
neros de fantasía de lana y de algodón para trajes. Gé-nero
para 1nanteles.
Hebillas de ~ujo para adorno de trajes.
Hilo para 1náquinas.
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lll :intillas de crespon y de jersey, bordadas y lisas.
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Parnguas parn hombre y p .ra Stñora. P:iñolones de merino y de bo!'l.
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yale y Veloutioe. P añllelos de seda y de lioo. Piqué blanco. Pafl(ls
n egros y de color. Puños pnrn homb1 e y para señorn.
Rasetes. Satinetas. Sombrero.s de fieltro, ala dura. S Drnbreros finos
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5--5
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/
( EL CORREO DEL VALLE
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EL CORREO DEL VALLE
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sus t-!l'>~Pr e s, sit 11hdo en '' Ln IJc r ';a 1 l
de ..._'anta B a rbara,'' con ea.;;a d·~
h <-~ bit ; Jeión. (Prc,piedacles babichs
a ntes de la gu erra p a ~adn.)
Ace pte 11 na permuta por una ca sa
6 un;:¡ fin ca de c:1mpo en Colli.
Ent1·rderse en Pa lmira, con D<~mi
,; n l\1\>ra, ó ~ n Cali con el vt> ndtdor,
fr e nte :i las Galerías contiguo
al Esta n i' O. 4-1
SUCE ION INTESTADA
En ei Juzgado Civil del l- ircuitc>
y por ~\uto de 1 ele Diciemure ú lt
n~o está abiena In de Viceuta lll·
fio :~. Dentro de treilltól díc1s se ¡I t· SPntarán
los que tengar:! algún d~rteho
á ella.
Unli, Febrero 4 de 1904.
El ni:)nderado de los herederos,
Teodoro Qui1ztana.
--------------------··------------------~
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CORREO DEL VALLE •
>~ r,· ~
; J
1 1. j l
Abrirá sus operaciones el 1.0 de Febrero próximo.
Desde esa fecha . abonará las siguientes ratas :
Cuentas corrientes ó depósitoR á la orden 6 ozo anual.
, 2 n1eses 9 ojo ,
, 3 , 12 OjO ,
, 6 , 18 OjO ,
" 12 " 24 ozo "
Lo.s intereses so abonarán por trünestres vencidos
para las CUENTAS CORRIENTES ó DEPOSlTCS A
LA ORDEN, y por n1ensualidades, ta1ubién vencidas,
para los DEPOSITOS FIJOS.
El BANCo hace operaciones en participación; abre
créditos flotantes; afianza obligaciones; reendosa Letras
y Pagarés ; hace préstamos y descuentos; compra y vende
Letras sobre el Exterior y plazas con1er0iales del país.
El 30 del presente mes debe cubrirse el primer íns-talan1ento..
·
El 29 de Febrero queda ce~Tada la suscrip--
ción de acciones. · ·
Local : CALLE DE SANTA BÁRBARA, media cuadra al Occidentf'
de la plaza. '
Pa1mira, Enero 18 de 1904.
El Gerente, Lurs FELIPE RosALES.
El Director l. 0 Alonso Madriñán.
12--2 El Director 2. 0 Rito Antonio Medina.
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Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 156", -:-, 1904. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686264/), el día 2025-05-17.
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