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"&' .&I;E J. 0 B!l!l• j Jlltbttlin, 2t> be octubre bt 185ti. "li..JI"o ~·
,. :lA. LE 11. Jlll
CANDIDl\TO
ADOP'r.\DO PllR LA JUNTA CE~TRAL ELECCIONARIA DE llEDELLt~.
rnu-OIUiGuTmaRErnLrnt 6o.---~Q...---'-..__)(__~~
(~~~~~~~~~~~~)
8E L P U E B L O JS2)
DESDE que en1prendimos la tarea de
publicar nuestro periódico, nos propusiInos
demostrar i desarrollar, estos dos
principios cardinales que Ja observacion
i la esperienciu, el raciocinio i el instinto,
nos habían hecho adoptar de timnpo
atras. Todos los intereses son armónicos.
La justic1:a está en la armonía; i como
de todos los intereses, el mas acti?_,o, el
mas constante, el único universal, es el
'lnteres privado, así tam bien el sistmna
que mas consulte o siga Sl~s inspiraciones,
será el 'mas justo, el mas a propósito
para fomentar la prosperidad social.
Por esta razon nos hemos impuesto la
constante obligacion de hacer ver a nuestros
lectores, que sus int ·. eses no pueden
ser favorecidos sinó a virtud de la accion
de nuestro sistema; i aunque ciertas causas,
quesería pesado enumerar una vez mas, han
impedido que se haga ~e nuestros principios
un estudio imparcial. meditado i coneienzudo,
capaz de ilustrar todos los ánimos,
la ~·dea al ménos va cundiendo i
tarde o temprano triunfará. Nuestro programa
está al alcance de todas las inte]
ijencias; su absoluta sencillez lo hace soportable
a la memoria mas frájil; i al
tiempo que los conservadores escriben, i
escriben para recomendar a Jos gobiernos
que entreguen a los sacerdotes la enseñanza,
que entreguen el mando a las clases
poderosas, que se precavan contra lns exaltaciones
del pueblo, que rnonopolize.n los
licores, los carni nos, las posadas, Jos trasportes
i los víveres, nosolros, en dos paJabl
·as,decimos mas i con mas Iójica: '• Dejad
hacer.''
¿El pueblo no comprende una cuestion
i va a resolverla mal? Dejad hacer,
él escarmentará i volverá atr·as.
Acierta el pueblo i lo que desea i pide
es realmente bueno? Dejad hacer, para
que ejercite el derecho que tiene de obrar
su propio bien, para que comprenda prácticame~
te que él es quien manda, para
·que n11re en sus provechos los frutos de
su intelijencia o de su industria i no las
concesiones caprichosas de un gobierno
de tutela.
¿Los productores pretenden estorcionaros
alzando el precio de sus artículos?
Dejad hacer, i la concttrrencia los hará
bajar.
.¿~os jorn~l~ros quieren imponeros la
le1 1 ~levar IOJ u sta1nente el precio de los
:alarws? Dejad hacer, i el p13dido de obra
los oblignrJ a ser j nslo .
I.os ca mi nos se deterioran? es el comercio
111ezquino? hai' qué ntra-resar nuestras
montañils, por ·vías peligrosas, mallrazadéls
i desiertas? Dejad hacer, que la
libertad trae la riqueza, la riqueza el mo-;
vimiento i el movimiento, la poblacion i
los caminos.
¿Os cansan miedo los proletarios i temeis,
pobrecillos! que ataquen vuestras
personas i talen vuestros campos i se apoderen
de vuestro oro? Dejad hacer,
que cada cual sabe que la propiedad ajena
es la salvaguardia de la suya i se
contenta con lo que gana cuando se le dejan
los brazos libres.
Si! Dejad hacer; pero en todo, para
todo 2: a todos. Formad un Códi~o penal
de donde desterreis todos esos supuestos
delitos que el deseo de gobernar hizo escribir
en los que conocemos; dad a cada
facultad, a eada deseo,a cada intelijencia,
a cada interes. el poder pleno de
espandirse, de satisfacerse, de obrar; señalad
a cada fuerza su órbita de accion
i dejadla libretnente jirar, trabajar i modificarse
dentro de ella. Si una fuerza traspasa
sus términos e invade los de otra,
reprimidla sin vengaros, i deteneos tan
pronto como 1a hayais reducido a sus lírnites
legalc ; pero no invadais vosotros
el terreno que le pertenece, so pena de cometer
el mismo exceso que castigaisen ella.
Ved aquí, conservadores, lo que os pedimos.
Ved aquí lo que prometisteis, cuando
saludasteis el Código de Inayo, como
el intérprete de la verdadera Hepública.
Pero los conservadores creen que el
Dejad hacer, es la sentencia de muerte
de las sociedades: n Los gobiernos, dicen,
son la aplicacion del patriotismo intelijente
a las necesidades públicas. Las masas
no tienen patriotismo, porque el que
no tiene dignidad no puede ser patriotú;
no tienen instruccion, por que el que
no sabe leer, ménos sabe gobernar." Este
es el fondo de su sisten1a: "Los CC. no
conoeen sus intereses; nosotros sabemos
mas que ellos, enseñémosles pues a fomentarlos.
Los CC. no eonocen sus derechos;
nosotros sabemos mas que ellos, hagamos
pues las leyes que han de obedecer.
Los CC. no conocen sus deberes;
nosotros sabemos mas que ellos, marque-mus
pues el camino de sus acciones; no
los abandonemos si no queremos que se
pierdan i a ejemplo de la madre Iglesia,
tomemos al niño desde que rompa
el vientre ele su madre, enseüémoslc
lo que ha de cotn(;r i lo que ha de beber;
el paso a que debe andar, el traje
que ha de vestir, la industria que ha de
ejercer, el precio que ha de cobrar, las
horas que ha ele dormir, )as fie tasque
puede ver, los hombres que ha de estimar,
la moral que ha de seguir.''
Esto es lójico; pero se apoya en un
principio falso, por que da como evidente,
que el derecho ele los gobiernos se es tiende
hasta reglamentar a cada hombre sus
costumbres i n1ovi1nientos, para asegurar#
le la felicidad.
Pan.l qué hai pues gobiernos?
Varnos a deciróslo 1 esperamos que os
convcnccrms
R~rnontáos, SS. conservadores, hasta
los tftulos de los gobiernos; analizad con1o
querais. el carácter, las circunstancius,
la pos1cion de un hombre o Pz
se ha apoderado de las armas, ha desconocido
)as anlQridades, asesinado a nuestros hermanos
i sepultado en el fondo de las aguas la
urna eleccionada.-En ~~ Sur el partirlo conservador,
sostrnido o tolerado por el Gobierno
ha armario sus srcuaees, ha recorrido
en' pandilléls los campos, asal_tas de gobierno que conshtuyan su
programa político! ¿Atajarán .HtrevidamPnte el
vuelo ti e las ideas, detendrán el carro de las reformas,
apagarán la antorcha del progreso e
ioaugurán una era de restricdones, de vejáme·
nes, de usurpaciones i de crímenes ofictales ?
¿ 1 siguiendo este sistema, recorriendo estas
''ias, permitirá el pueblo que impunemente se
le clespoJe de sus derechos, se le arrnnquen sus
garantias, se le arroje del maneJO de los negocios
públicos, i s~ conrluya pot· fundar en el
pais una oligarquia abominable i disfrazada,
convirtiendo a la República en feudo de ciertas
familias?
Son estas cuestiones de vital importancia,
de inmensa trascendeneia, que nos proponemos
analizar; i en su solucion vamos a buscar
· algunas chispas de furgo i de amor patrio,
que vayan a alimentar las esper·anzas de
tantos de nuestros hermanos, que desalentados
por los rudos golpes que sufre la patria,
han llegado casi a desconfiar de la suerte futura
del pais.
Ojalé\ nos engañaramos en nuestros cálculos;
ojalá nuestros temores careciet·an de fundamento
alguno; pluguiese al cielo, que an.
duvieramos et-rados en el juicio que atualmente
formarnos del jiro inmediato que \'an
a tom~.r los negocios públicos en el pais. Mas,
ante la e\'idencia es inútil la Pegacion; ante
los hechos son escusadas las ilusiones. Es e'
Vidente que el partido conservador se adueña
del poder en la República; es indudable que
impone la lei al pals. Este hecho está al consumarse.,
i un milagro seria necesario para qu~
EL PUEBLO.
deJase de ve1·ificarse. Las causas que d.eben
' producirlo i que lo van a producir, son bien
claras i terminantes; están a la vista de todos;
quisieramos detenernos en analizarlas;
pero es lo es por ahora estraño a nuestro propósito;
puede ser que en oll'a ocasion nos ocupemos
de ello; por ahora nos contentamos
c~n enunciar simplt•mente el efecto, i nuestras
deducciooos reposan sobre la existencia
que ~a le concedemos. . .
Repetimos pues nuestra pnmera cuestwn.
¿ Adueñados Los conservadores del poder, qué
jiro darán a la politica, cuülcs serán Jos principios
que eonstltuyan su programn de Gobi_erno?
¿Atajarán atrevidamente el vuelo de las Ideas,
detendrán el carro de las rdurmas, apagnrán
la antorcha del progreso, e inaugurarán una
lijiosa~ i hará todo, lo _posible por fun-dar
la oligarqma en la Republlca. .
Ni puede !'er de otro modo.-EI parttdo con··
servado1·, representante_.ienuioo d.el pasatlo, no
puede aceptar el porvemr; el purhdo consei'Vactor
admirarlor de los gobiernos fuertes, no puede
:nénos que mirar con horror el Gobierno
del pueblo por el pueblo.-El partirlo conset·vador
acostumbrado a la lójica de la cuchilla
i del ~adalso desconoce la lújica de la ovinion,
i reniega del' combate de las ideas. El partido
conservador hel'edero universal del despotismo
colonial' no puede ménos de arlorar ese
despotismo.~Su historia, es la his~ori_a de las
lágrimas del pueblo de. las prosc~1pewnes de
los patriotas, de 1~ opr~s10n de l~s 1~eas; es en
una palabm, la htstona de !a t1rama, el! las
époeas que ha logrado do~11~ar ~n el pms.
. Bolívar, emancipa la A~enca, 1 en ~ecom-peosa
de sus servicios, qmere ~?nvert1rs~ en
dueño i señor del pueblo. ¿ Qmen lo sostiene
en su infernal i abominable empresa? El partido
conservador. ¿Quién se opone 3. ella? El
partid~ liberal. Santander, gobie_~na el país co~
sa
mo republicano. ¿ Quién le hace la guerra por
medio de revueltas i con.spiraciones? El partido
conservador, que diviniza al monstruo de
Sardá. El pueblo es vencido en 37. ¿Quién lo
ostiga, lo molesta i provoca una resistencia a
mano armada? El partido conservador. ¿Para
qué provoca esa revolucion? Para pasar el bacba
del verdugo por el cuello de lo mas noble, mas
selecto, mas glorioso de la Repúbliea ¿ Quii•n
promulga la Coostitucion monstruo de i-3?
El partido conservador. ? Para qué? Para convertir
al pueblo en máquina i en patrimonio
de unos cuantos aventureros.-¿Quién por fin.
ha cometido en 55 los mayores Hteotados, los
crímenes mas grandes, las atrocidades mas
ina 1ditas? El partido conservndor. ¿Para qué?
Para oprimir mus tarde al pueblo; para convtrtirlo
otra vez en patrimonio de unos cuantos
famosos criminales.
Sí, lo repetimos, así es i asi debe ser: el partido
conservador, sn his1oria nos lo dice, es
el enemigo jurado de la República, i no puede
ménos que atacada; esa es su esencia:, i
esa tiene que ser su obra.-¿ Pero qué es pues
lo que se llama partido conservatlor? Es un
cuerpo político de itleas, que son el reverso de
todo lo bello, lo armónico, lo republicano, lo
progresist::.; Ps un conjunto ele principios cuyos
distintivos son el punal dP.I asesino, la
cadena del carcelero, el banquillo del tirano,
el tajo del verdugo i la camáf!dula del rezandero;
es por fin el monstruo que el jenio del
mal arrojó al mundo, va para seis mil años,
para tender lazos a la humanidad, para encender
hogueras. levantar tronos, i pasear
el azote de la tiranía sobre el jénero humano
entero.
¿ I ese partido en el poder, puede dejar de
ser perseguidor restricth·o i tiránico? ¿ puede
deJar de matar el pensamie?to_, ~acri,ficar ~l
patriolismo, condenar la Repubhca? No, a menos
que sea posible que el mal absoluto produzca
el bien absoluto, que de lo negro salga
lo olaneo, que de las tinieblas salga la luz,
que lo monstruoso i desordenado se cambie,
como por encanto, en b~ll~, ord~oado, armónico.
Nó, porque lo restnct1vo enjendra la restriccioo,
lo perseguidor la persecucion, lo tiranico
la tiranía, lo impostor i embustero,
la impostura i la mentira ....•.....
Desengañémosnos pues: el advenimiento de
la dominacioo conservadora, enJendrará una
OfJresioo sislemálica i horrorosa: la tiranía se
presentará, i a. su aspecto las 9arant}as de~apareceráo,
la unpreota perclera su mmumdad
el cadalso político resucitará. la centraliza~
ion se reconstituirá; el centro absorberá
las secciones; la soberaoia popular será una
farsa i los derechos del pueblo una burla.
Si, ¿o nos hagamos ilusiones; las cadenas se
preparan, los verdugos se presentan; se levanta
el altar del sacrificio, i la víctima va a ser
conclucida al marlirio, para levantar sobre
él el alcaza!' de una nefanda dominacion.
'saludemos llenos de dolor i de amargura
el sol purísimo de la libertad i de la democr~cia
que, rapido desciende de su glorioso cemt
a su terrible ocaso; digamos un adios a la República,
prepal~emos nuestros corazones al_luto
i a las lágrimas, i engolfados en el terrible
mar de las vicisitudes politicas, suframos una
vrz ma~ las tormentas que acometen la libertad
....•..
Mas ¿debemos renunciar a toda es~eranza'?
¿ L:1 víctima va a ser inmolada para siempre'?
¿El ultramontanismo va a echar raíces ~ternas?
¿La República va a desaparecer pa_ra s1em:
pre? El pueblo despues de tantos trmnfos _1
victorias; despnes de haber gustado el esquisilo
fruto que clá el árbol de la libertad, ¿ permitirá
que se le despoje impunemente de sus
de1·echos, que se le prive de sus gat·a'?tías,, q~e
se le al'roje del manejo de los negoctos pubhco~,
i que sus enemigos acaben por f~nd~r sobre
hascs eternas el edificio de una brama en
provecho esclusivo ·de los Mosquera, los Ar-boleda
i Jos Ospina ...... ?
Hé aquí la cucstion grave e importante, en
el estado en que vamos a entrar; hé aqui el
problema, cuya solucion envuelve nuestro porvenir.
Tratemos de resolverlo.
El partido conservador tenaz en su politica
oscura i tenebrosa, jamas recibió las duras lecciones
de la esperiencia; siempre tiránico i opresor,
se vió proscrito del poder, cua.ndo e!
pueblo abrió los ojos, contó sus enem1gos, 1
midió el empuje de sus fuerzas; se vi~ ~o~umbt
·ado a él, cuando los buenos se d1v1dleron
en cuestiones de segundo órden, i se dejaron
1
sorprender por su verdadero i único enemigo.
El partido conservador proscrito ayer del poder,
hoi sube a él, si~mpre engañado en sus
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
fPf'llrc;,;o~; sÍ('mpre errado en el grado de pacienna
dP los rnwhlos; siempre pensanuo que unos
pocos punten so.hrcponerse .al quereJ' de
todos, i t¡He el dt spol1smo es pos1ble et~. America,
en esla ferrfl, JondP eon raZón diJO uno
de los nuel"tros, que la ltberta.d es cm1sustanrial
ron ntlPstro suelo. El parlldo conserva0o~
(lividará que t 1 querer Je los p~eblo~ hu,mlllo
la ctltiva frente dPI liuer\ador; el ol\1Jara que
el pueblo ·umt•riió en e~ polvo la srgunua d~cfadura
· i ol vidará lmnlw.:n Ljlle en 1- lo~ gobwmos, que no arranquen
junto con la libertad, elt c~ut~n.lo de los pasa~t~s
iirmpos: porque esos g~b~t'rno.s l~vantnn edtfir'ÍOs
eh• grauitn sobr.e deblles cmllento ' de areJ
J1l; porr¡ur rso: gohteruos se apu üH e u el. rpaJ'lH~
rno de Ult pueblo quP al despt l'lar .es enerJrco
{;o m o t'lroiurnos.-La tormenta
se presenta fatídica, aterradora: el tru~no va a
ltHIJir·, el ra~o a a surcar el e ter; habra Cresenta a nue tn1 men.le el
Jnwblo rn falnnje que combate a sus enemigos,
ffUe los estrecl.a, que los de, ora, que los eslermina
i que les piJe cuenta u~ us crímenes.
Si, lo rcpetimos.-La reaccwn, el ~bsolu·
tismo se presentan i obra~siva tensiún del areo que contra oosolrro
étpnntan nuestros próc ·imus \"rdugos, producid
su r·ompimi enlo, i quizá su total des apa-l
·icion .. . .... . ..... .
¿ I por qué 111.1 habrá de ser así? ¿ A.cnso son
JltH'stl·os ,·crdugo~ n1as numerosos que los sol{]
i1dog de Mo ·illo? ¿ Aeaso puede11 ser mas
nüclcs que aquella fH~ ra, aborto dd infiel'llo,
J•Hra tortura de l.a América? ¿ I ,si. a la Espaii,a
('nlcra i a us nltllfll'es de prosclttos de Amci
·ica lo,;; hum'lló Colom .ia en mil combates;
:-;i ~us biios ro u' irlicron el cadalso del lirano
en tdb·m,l de propaganda, nosotros sus
hijo·, hc:edens de :;u:3 glorias, de su her.)ismo
i de su abnegaeion ¿ dejaremos marchitar
el árbol ¡.;lan lallo por ellos, reJa Jo e~.n
sn sangre, a~imcnt:1do con sus trofeos? No,
t·so no sucederá nunca; i para que suerdie1·a,
seria necesar1o pasar áutes la cuchilla sobre
]os cuello:; de tnnlos millar·cs de r·epulllicarws.
confianza ¡me~; esperanza en la Rcpúbllcn,
1é en su porvcuir.-1 nion ahsolnta i complrla;
rwstergacwn de todas las cuest~ones secundar.
ias, i eonsagracion c~clusi\'c\ a humillar una
'ez mas el nionsti'UO del despotismo.
Concluimos -Mnldecimo8 las revoluciones,
<'OlllO ia gangrena fatttl de la RPpública; abominamos
las vias de hecho, i las dejamos a
nuestros contrar·ios. Tememos mns para el por"'
en ir de la República, un trastoruo, que diez
ttños de tiranía. Una revolucion es de~pucs
del despotismo el mayor tle los males; i de diez
rcYoludonrs nueve abortan i no sirvrn mas
que para afinnzar la tiranía. Tesligo el año de
.AO: diez años de opr·esion mon;írquie-a enjcndró
una revolucion impremeditada, i u todas
luzes imprudente. Ps1o que ni los vívert>s, ni la· mercancías
Gi obj<'to Cfe ninguna el ase se escaparán
de pngar la cuota, lo cual al paso que enriquezca
al monopolista no de\ará de aliviar la industria
i pro tejer la igtv1ldad de las clases sociales.
Pt:>ro encontramos una inconser.ucucifi. ¿ Cómo
es por ejemplo que tiene el duefio del eamino
el derecho de cobrar por el tránsito de
bestias, euando por allí no pasaran mas que
las SU} as?
El empresario tiene el derecho esdusivo de
conducir en hestias u otro cualquier medio
de trasporte todas las per~;onns, cargas i obje·
tos que tr·ansiten por el camino, a un precio
fijado en el contrato.
El que tenga mulas en las cuales pudiera
hacer sns introducciones o esportaciones con
muchísimas ventajas, no podrá usar de ellas.
Tendrá nbJigae;ion de lomar· recuas del empresario.
Pero a qué precio? Al que se fije en el
contrato. ¿Pero quién lo fijará? ¿Quién hará
el contrato del camino? ¡, Quién es el que fija
la cantidad de los derechos cobrables? El
contrato lo celebrará el monopolista con uno
o mas funcionario~ de la pmvincia : al hacerlo
se fijarán derechos, se establecerán precios
do las caballerías o cualesquiera otros medios
de trasrwrle. ¿ 1 es imposiule acaso que los
funcionm·ios llaciendo alianza con el contr·atista
enlren en participacion de útilidades con él,
establezcan medios de tr.1sporte, pongan recuas
de mulas, e imponiéndoles un alto precio
esqnilrnen i aniquilen el comercio i todas
las industr·ias ?-¿Es justa una iusH1 ucion que
pueda conducirnos a ese eslremo?
¿Es justo que dos o lres dueños de mulas,
aliados con dos o tres empleados fijen arbitrariamente
los derechos i precios que han de
cohr·;:u·?
El que necesite transitar el camino o conducir
rnercanclas t.iene que pedir las caballerías
al dueño del camino, i solo en el caso de
que este no pueda o no quiera darlas podrá
el comerciante usar de otras. Con esto no hai
dnda de que el comercio gana, i prospera la
Es Uh hecho irwuec::tionable que la consli- riqueza.
t· 1 ~ ente de Ant i oqui c~ quiere org(luizar nu Go- Otm artículo del proyecto de ordenanza da-l
:f' !·no '11.10 uc Lodo leng(', m ·~n~.s t.le r e publi ~ . ha al Pm p rt!~:H·io el p 'Í\ ile.iio escl uf.ivo e lt>t1-
álano. "' dcrvíver~s i tllimentos en todo el camino. l. rO
sabemos si este ha sido aprobatlo, eomo los
demas.
Pero como cada vez que se crea nn monoP.
olio es preciso establecer un código de rcpreswn,
un re~lamenlo de medidas fuertes para
hncer efect1vos ios derechos del privilejiado,
seguro e~ que tendremos tambien ese c.ódigo i
ese reglamento i que el contratista con sus
rondas i sus ajentcs Jescmpciiando papeles no
m ui diversos del qne dC'sempeiian los salleadores
de lns montanas i del desierto, estará
a cada paso espiando, per~iguiendo i ejecn-
1an()o las leyes de su caprich{), al mismo tiempo
que se aprO\'echc de las omnimodas facultades
que se le den.
Ha1 cos~,s que no necesitan ni eomenlarios
largos, ni demostraciones. En este caso se halla
la ordenanza de que hablamos. Por eso dejamos
que jnzgue el público.
¿ Cm}ndo ha de cesar tal órden de cosas?
¿Hasta cuando nos han de ¡;;ohernar de ese
modo? No lo sabemos. Pero sí podemos asegurar
lo que sigue:
Nada importa que continúe la Lejislutura
con pasos rápidos el camino, que ha empren-dido.
·
Nllcia importa que declarando guerra a
mnerte al espíritu liberal que domina las instituciones
jenerales del país, luchcwdo con lo
úlil i lo justo, combatiendo lo. principios fundamentales
del Gohierno propio, el único aceptahle
en esta época, el único eminentemente
lejilimo, se esfuerze en infundirnos drsconfianzas
para el porvenir, oscurecer el presentt>,
i hacer revivir el pasado pat·a conducirnos
apresuradamente a un abismo, al abismo
en que se hnnden los pueblos que pierden su
Hbertad, Jos pueblos que desesper.m.
Nada nos impOI'la tampoco que los monopolios
se hag·an mas temibles i Jos sistemas
represivos mas severos; que la suerte de las
clases pohres se haga mas lamentable; que la
marcha de la riqut>zn se dificulte mas i que
las desigualdades sociales se hagan mas odiosas,
:sosteniendo i conservando los malísimos e
injustificables sistemas tributarios que lcnemos,
segun los cuales el n"ur.ero que tiene i
cuyo capital se aumenta sin trabujo, nada paga,
mié.n tras el pobre. el que no tiene mas
que hambre i miseria se ve precisado a cercenar
el pan de su familia, para deposi1ar una
parte, la mayor quizá1 en las arcas públicas.
. N::~da imp<.>rta que la Camarilla ultramontana
trabaje con fanático entusiasmo por hacer que
sean de hoi en adelante imposibles nuestros
cJerechos.
Nada importa que hasta la libertaJ de movemos
SJ nos quiera arrebatar.
Nr,da importa todo eso.
Porque la reaccion vendrá.-Ella es un hecho
natural que las leyes no puerlen impedir,
que las ord('nanzas no pueden eontenet'. Por·que
todo lo que perdamos para la libertad,
lo ganaremos para la esperiencia. 1 esa coleccion
de ortlcnanzas que hoi se confeccionan,
al mismo tiempo que cada una de sus
líneas sea la señal de un derecho ya estinguido;
serán sin duda el retrato perfecto de una
época, de un partido, de una corporucion, rle
una idea, la idea conservadora, que cuando
la reaccion se cumpiH, será para ·tos unos un
recuerdo tormentoso, un remordimiento, i para
los otr'OS 1 un espectro aborrecible, pero
cuyo influjo pernicioso se termina.
Sobre todo, cuando un puchlo ha tenido
en su historia algunas pájinas de liMrtad;
cuando la ha gozado i la ha vislumbrado siquiera,
la reaccion es mas segura, la Yenda
que cubre sus ojos tiene que rasgarse por necesidad:
si no fuera así, preciso seria que
desesperasemos de la humanidad i aun de la
Prm ideneia misma.
Pero al salir del letargo social, el dcsperttJ.
r si puede ser tranquilo, tambien puede ser
fe¡·riblc. Si puede en el primer caso hnscarse
el birn pet·dido i la dicha apetecida por· medios
pacíficos i humanitarios, tamhien puede en
el segundo correrse en pos de {a felit:idad por·
vías de.:;conociuas i peligrosas, enlre desórdenes
sin número, por en medio de las esplosio~
nes del caíion, a la luz de los aceros i pot• entre
Jos vapores de la sangre, que si unas veces
mancha, otras purifica. Ojalá que ese cambio
que apetecemos i que lendrá que cumplir·se.
esa revolucion que esperamos i que el partido
ultramontano eslfí enjendrando en los ánimos
populares, sea solo la revolucion en
las ideas, el cambio de Gobierno, la variadon
de sistemas, i no la violencia, el desórden i
1~ anarquía.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Pueblo - N. 21", -:-, 1855. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3684486/), el día 2025-06-17.
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