TRHI. :1. 0 J
·u,;: 10 ns.)
cm&t!L'~>mraurt~ .
Ct NDIDATOS
.\DOPT.\DOS POR L:\ JlN1'.\ CEX'fRAL ELECCION.\RIA DE MEDELLlN.
ciudadanos, n )S croaremos con jui:iscliccion
sobre él. Por lo domas poco nos ilnpol·l.a que
tenga o no buena cara, que administro o
prodigue su fortuna, que sea s~brio o sensual,
fanático o hereje. En nuestra o pi nion
que e time n1as ventajosa a la n1agnitud do
sus efectos. El imperio de la libertad no
es ya nna aspiracion, sino un derecho.
~~~DC3'-----. -8JO~RGUJTwi o.,--llRnRn~ HL"A Q.R....A----.r 1a prensa tiene un ministerio nws impor-
.c 6 .11 6 tante i prostituirlo de esa 1nanera seria ar-
No es una mera prornesa del Gobierno,
sinó un hecho consumado, irrevocable, imperecedero.
e c.;:.> ...-~-u~cs---~Q....---- rancarla violentamente ele su 1nbor espiri-
SENADOREs. l h l . d 1 1 nr. Nicolas F. Villa. $ Dr. José Ignacio Quevedo. lua para . OCCI' a S8fVlr e CSC a VH. a as pa-
Dr. Manuel UrilJe A.njcl. $ Dr. Mamerto Garcia. siones del cuerpO.
REPRESEl'CT ANTES.
Juan d efe tyr:v!o, r/e f'<.f./:.i:
Tndn pnre ·e m unci(;lrnos que las luehas
1h>liticns lwyau abandonado en esta pro-
·i rH.:in el earúdcr de rnezquinqad i de cho
··nnle acritud que las ha caraderizauo hélsta
hui. !~u vano tralan1os de buscar en ollas
(•sa riqueza, esa fecuüdidau de principios,
1 sisternas que anuncia i re-vela en Jos prti.
'S cultos la luclw. ue ]as inlclijcncias. En
vano no , hemos esforzado en vislmnbrllr
uulrc el 'speso t jido de tantas pasiones coJHO
hoi se cru~an, ]a presencia de alguna
doctrina por cuyo triunfo o por cuya caída
!"lU haya encendido el espíritu del pueblo.
~'ubun1o, que donJe hai oposicion do tend
' ncins, Jebe h· ber ehoquo i que el choque
Jebe ser fuerte en razon Jirocla de
1a inlnnsidad ue las tendencias; poro desde
qüe vemos los cfcdos de una lucha, sin poder
•Hl iviullr sÍnl'undirnos i
1lc;rauws a creer que todo anda trastornado.
El elCincnto n1atorial eutra para tan poco
en las acciones i en los destinos de la
hunwnitlad, hoi que ]as ideas se han proclamado
eiioras del 1nundo; las personas
lwn quetlado do tal manera eclipsadas, por
los poderoso intereses de la especie; la
verdad ha andado tanto camino, merced a
las cstensas conquistas de la idea sobre la
fue?~za, que, con franqueza lo decimos, somo
incapaces de comprender ninguna lucha,
sobre todo si en ella vemos tomar parte
al pueblo entero, cuando en la esencia de
ellu no encontramos los esfuerzos opuestos
de dos inte1ijoncias, de dos tendencias sociales,
de dos principios que se escluycn.
''El Pueblo,, como órgano de un partido,
e ha mantenido i espera mantenerse
siempre a la altura que le corresponde. Buenas
o malas, él tiene sus teorías i lucha por
realizarlas; pero no ha manchado ni manchará
sus columnas, con nombres i alusiones
personales. Eso seria descender desde
la humanidad hasta el individuo, desde la
iuea hasta la materia, desde el derecho
hasta el abuso.
Solo en tanto que un hombre delinea en
u carácter público, o que en su calidad privtv.
la, vulnc~e .los derechos pó.bli~os de los
El tiempo de ]u política tortuosa f¡ue codificó
la Constitucion de 181·3 ha pnsndo
p«ra siempre. Hoi no busca el pUt~Llo quien
vvte por él, sino que vota directun1ente por
sí mismo. Por eso nosotros que hemos creído
i creemos que los principios politicos que
el tiempo i la apatía han aclimatado en la
provincia, son viciosos, infundados i dañinos,
predicamos contra los errores, demost.
ramo~ la verdad i pedimos al pueblo que
nos s1ga.
Si estamos equivocados, convencednos,
pero no nos insulteis. Si pr dicamos una
rnentira, detno Lradlo; pero no abuseis de
la credulidad de las clases ignorantes pnra
rer-resentarnos como no somos. Si nuestros
principios son malos, dadnos a conocer los
vuestros para que nosotros elijan1os; pero
no os contenteis con iniuriarnos i eritar
el en1peño en que csta.is de decir qué pretendeis,
tomando nuestras personas, por
materia de discusion.
La guerra de las ideas tiene su código
que es preciso respetar, porque desde que
se renuncia a las ar1nas de la intelijeneia
para ocurrir a intrigas, a mentirns, a ataques
personales, se quita a la lucha lo que
tiene do grande i se convierto el campo en
palenque de miserias.
Querer en estos tiempos imponer a la sociedad
la voluntad de un hombre i hacer
triunfar deseos puramente individuales, es
una empresa tan insensata, tan irracional
que no debo inspirar en los ánimos del pueblo
otro sentitniento que el de la compasion.
Las fuerzas sociales en toda su amplitud
andan hoi libre1nente buscando su ca1nino i
1noviendo los resortes de la opinion, segun
sus distintas tendencias i su manera propia
de obrar. Desde que la soberanía se restituyó
a ]os ciudadanos i se eliminó esa injusta
distincion de blanco i negro, pobre i rico,
casaca i ruana, cada una de las fuerzas individuales,
tiene el pleno derecho de desaro11ar
su accion i vence.r o evitar los obstáculos
que s~ le resenten de la Inanora
¿Por qué no miran nuestros adversarios
la cue 'tion bajo este aspecto?
¿Por qué nos aborrecen por el sin1ple
heeho de que damos a nuestros esfuerzos
un jiro distinto del que ellos quisieran que
tuvi ra?
A la verdad, no lo entendemos. A ménos
que se confiese que hai hombros a
quienes las ideas causan cólera en lugar de
hacerlos n1editar.
Nosotros no solo aceptamos, sino que
provocamos la discusion, porque sin dejar
de tener en nuestros principios una fé viva
i bien fundada~ queremos infundir a los
que sean testigos o partes en la controversia
las mismas ideas de que rstan1os poseiuos.
Si nlguno llegase a probarnos que el sis tema
ndunl es mejor que el. que nosotros
proponernos, nosotru, nos ad!1eririamos intncdiatamente
al partido de nuestros adversarios.
Si nuestras ideas alcanzan por otra
parte a victoria ¿ CJUé razon podrrin alegar
los nte que esta esdlacion elecdonar
ia, pues manifiesta que tollos i cada uno en part
;cular qui ·rcn ya tGtnar injer·pncia en la cnsa pó:)
lÍ t:a . Complúcenos ver al fin entre no~olros una
man ;festclcion ilustrada, independiente i vigorosa
du la opinion. La mas o ménos influencia que esta
ti ene en la política de los pueblos~ determina
con seguridad el ?:rado de justicia i de liberlud que
en ellos rcinn. Examinad o si no a los pueblos
drl Orienlc, donde ia tiranía i el fatalismo paralizan
la opinion; lo que succJe en Rusirl, dondé
la ' 'oluntad de uno solo suprime la ''olunlad i el
pensamiento de los deméls, habiéndose convertido
en aqt el país el despotismo en reli.Jion; lo quepasa
hoi en Francia, nacion de carár.ter· incalificable,
pues siendo la mas brava i la mas inlelijent6
de la Europa, ha visto con abyecta indiferencia
su prensa esclavizada, su tribuna silenciosa, su
anloreha Jc civi1izncion apagada, sus aspiraciones
jenerosas de libertad suspendi<.las i continúa,
eon cseándalo del mundo, postrada a las plantas
de un tirano.
Dios no castiga ya a los pueblos, ·como en los
tiempos bíBlicos, con el agua i el luego; ni come.
en épocas postel'iores, hn.ciendo pasar sobre ellos
el eaballo de Atila o el snble de Tamerlan: cuando
obre una nacion quiere dejar r,aer su cólera omnipotente,
suprim~ en ella la justicia i la libertad,
i la deja embrutecida, degradada o muerta.
Aliado de esos pueblos desgr~ciallos que hemos
nombrado, donde la justicia i la libettad !'al tan, por
que la tiranía pes:t sobre las manHcsla iones de la
opinion pública, citar{~mos la Inglaterra, ejemplo
vivo i palpitante de que lajusli<:ia i el derecho pueden
existir en alto grado, cuándo la opinion es
ilustrada i libre, aun tenien<.lo que luchar con las
tendencias egoístas de un gobierno de banqueros,
i con las pretensiones absorbentes de una oligarquía
poderosa.
I ¿.cómo podr{t consolidarse la República, es decir
el gobierno de todos, si In. multitud permanece
indiferente delante de cuestiones de importancia
trascendental? Cómo podrá establecerse el reinado
del derecho i de la justicia, si los c.it.dadanos
continúan inermes, dejúndose condueil' como una
máquina a las urnas electon.tles por hombres que,
no teniendo en mira sino sus peeuliarcs intereses,
han hecho del egoismo un sistema i una idolatda?
No han faltado quienes digan de nuestro artículo
del número anterior que es peligroso, porque
le hace comprer.1dcr al pueblo ciertas cosas de que
no deb1era ocupar~e jamas. Esos hom1)res quiel'en
que el pueblo no comprenda las cuestiones económicas,
ni los problemas sociales para que· no
les pida nunca cuenta de los derechos que le han
arrebatado, ni de las injusticias monstruosas· que
ban hecho pesar sobre él. Mantener a lns masas
siempre en la ignorAncia i la miseria, eternizar en
ellas el error i las 1inieblas, ha sido la aspiracion
constante, en todos los tiempos i en todos los países,
de mandones sin elevacion, sin dignidad, sin
patriof...mo i ~in 'Virtud. El egoi~mo e~ pasion Ll-
. ...., ..
n.iversal, pero en njnguna parle tiéne manifestaciOnes
m~s odiosa.s, ni. apóstoles mas fanáticos que
en la anllgua Antwqma. Este feo sentimiento se
deja senliJ' en la polilica, en Jas relaciones sociales,
en la industl·ia, en todas partes. Hai muchos
homi~J·e~ ent~'e nosotros, que querl'ian suprimir
del dtcctonano todas lns palabras como inútiles
i no dejar sino el pronombre personal yo. Po;
fortuna esos hombt'es no tienen ni )a intelijcnci<:
J-, ni el val_or bastan les para hacer predommar
ose quendo yo sobre los iu tereses Jenerales.
El p teblo Ya connciendo ya quienes han tra·
ficado cot'l su indiferencia o su ignorancia sabe
clonde estan la equidad i la justicia, conoce'su.soberanía
i sus dt'rcchos, i esperamos tentlrá el valor
bastante para hacerlos triunfar·.
Nosotros no aceptamos el egoísmo como una relijion
verdadera, ni el mantener al pueblo con
veuda sobre los ojos como una poHlica elevada.
Luz, justicia e if:)·ualdad pam todos es nuestra divisa.
Lo único que puede sostener i alenllr nuestro
corazon, ajado por los desengaños i marchitaclo
por el dolor es, la esperanza que tenemos de contribuir
!11 triunfo de algunas ideas jenerosas, i de
cor?IJaftr por qu~ se co~soliden. ~n nuestra patria
la Igualdad, la l1bertad 1la JUSticia.
Lo repelimos al puehlo: las contribuciones indirectéls
son un errot· constante, nna injusticia permanenl~.
Estas contribuciones arrebatan a los pobres
pa_rle de s.u miserable salario, del esca~o pan
que al1menta su vida, para sostener garantí»s i
gobier'?o ~e que ellos casi no necesitan ; al paso
que deJan mt.:tctas las rentas del minero, del rico
haerndarlo i del banquero a los cuales la fuerza
pública les da segurid::td en sus grandes negocios,
i tnmquilidad en su ,·ida opulenta.
Lo repelimos a los capitalistas: es una manera
mui limitada i mezquina de ver las cosas el creer,
que haya solidez i estabilidad cuando no existen la
igualdad i la justicia. La prosperidad jeneral no
puede ser perjudicial a nadie. El órdcn es consc<:
uencia lójica del bienestar público.l\lcjoranjado definitiVI!Illenle estnblecida la posicion de nuestro
pHrlido no ~oto ('01110 cornbauente, sinó cómo pro-p~
gandr:,ta . ·
La frntf'mida ·! industrial, es el reconocimirnto solemne
dr;l dererho que tiene todo hornbn,:, luborioso a entrar
l' tl parl.icipacion d~ los respeto_ i consideraciones
que se deben a los bueno ciudadanos. Es la santiflcacion
del trabajo i la declaracion espontá net'l, terminante
i consolador·a que la clase rica tle la sociedad hace
de la íntima ali<~nza de todas las fuerztt , de todos los
ajenle~, de totios los caritlllf'S, de lodos los talentos. Es
en fin la fijacion del verdadero carácter de la riqueza
pública, en la cual tienen tnnto derecho a aparecer los
brazos del jornalero, como las jigantescas creaciones del
capitalista.
Al partido liberAl, defensor de las leyes que estnhlecen
la universal armonía de todas las exbtencias i de
todas las fuerza~, tocaha tambien ser el primero qne
demost¡·aba i luchl'lba po1· snncionar en las leyes civiles
la armonía de todas las industria .
De hoi mas la cneslion es de práctico, porque el
principio se ha entl·onizado i reinará por si _oto. Si. ya
no pensart.mos en el medio de vi\'Ír a costa de los oh·os
ainó en la manera de dividir las cargns públ1ras ('On ello~.
Ya no oiremos al comercinnto intrllrtuelol' atacar los
penies i defend er el monopolio de licores, sinó reclamando
la misma liberlad para el productor de los ~egundos.
Ya no veremos al usurero gozando grális del é\lllpnro
de la soriodHd i pidiendo g1'avámenes para los demns,
ino resuelto a contribuir con ellos segun sus nH'dios
i el inler<:>s qno la . ociPdad le ofrece
Ya en fin no veremos unas industrias trntélndo de e.;plotar
a otras, sinó a todas marchando como de la nHlno,
bajo el pacto de nnél alianza intima qne las hace
_igualmente benéficas, civilizadoras, roJ::.peLables i sagra<
ias.
Veame los documentos relativos a la junta comercial.
La espostciou del Presidente estaba concebida así:
SeñoreA:
En estos tiempos cuando dos o rnns hombres se jun-
1an, la cue tion de los intcre~es material~ viene por si
sola a ponJ•rse sobre la mesa i todos los esfuerzos i todas
las ideas tienden naturalmente a ocuparse de la mdu,
tria.
Imposible fuera que en proporcion no nos ajitase a nosotros
el mi~mo rnovimi(~nto com·ubivo qne caracteriza
tHtestt'o jg\o. E::.lraordinariu parer.cri:l que nquí en \a primera
provincia, i en la egunda ciudad de la República,
no tuvieran tambicn apoyo i defen_ores los intereses materiales.
lncompren::;ible sería en fin, que el comercio
de esta ciudad, cuyas firma ~on conocidas co todos lo ·
mercados nacionales i estranjr.ros, e hubiera mostrndo
indiferente, cuando se ajita una cuestwn que es en el
fondo weslion de comercio.
Conoceis SS, las disposicione a que está sujeto el sist~
ma fiscal de la provin ia i $abeis mni biP.n que ese
~rstema, es el rnas ({tcil, pero el mas malo: sistema de
empü·icos, de adi't'i no ~ Pscale!> que decretan una cosa siu
saber ni poder r.alcuL 1: su re ' Ir ·tdo.
Ignoro i q11i P.ro tgno r:n·, si , ,- alle os llamais conse~
v~dnr!:'s o libl>nlles. I\ada ~ . ~ an en esta junta léts
opmwnes que f ero de ella rut é.t r separarnos. Demasiado
élbd::. qun esas di vi ·ion s son n1 · c(ecto de cuestiones
personales que de verdadera dife ocia en punlo a
ideas i teudencios.
A mí me hil::.la abt>r q ' t~' soi:;, comercian ,s i que co
mo tale::. venis a tomar en consideracion Jo::. Tltereses de
e~a. indnstrin la mas noble, la mas peligrosa, la mas
VlVIfkan te i re~ peta ble de todas.
El ?rden de cosas qne hoi existe, no es ni puede ser
seetemble ante un exá.w.en ii.losó.fico e imparcial. porque
Iloi son unos los que sufren de esta manera, maüana
serán otros; pues repito que el comercio entre nosotros
cambia diariamente i por su propia naturaleza, de mercados,
de objetos i de Jiro. Por tanto, creo que es del
interes jeneral de todos los presentes el mantener o procurar
que se mantenga siempre abierta la puerta a todos
los jéneros i a todos los empresarios.
El mundo está hecho de tal modo que, por mas que
dignn algunos e critores, es imposib1e ser en él, absolutamente
egoista. No hai paso por indiferente que parez
ca cuyos efectos no se hagan estensivos a toda la comunidad.
A veces el movimiento que produc~n llega
hasta nosotros, débil i medio perdido, como la última
onda sonora de un instrumento, corno 1a postrera vibracían
de una cuerda herida; pero llega, i aun cuando no
lo sintamos, existe i obra.
J...as industrias, léjos de estar en oposicion son pues
hermanas i ~o se puede deprimir o protejer esclusivam
nte una sm que sufran todas.
Ved aquí por q11é quiero que proclameis hoi la fraternidad
industrial i porque mi deseo mas ardiente es
de ver que ese principio sea reconocido i adoptado por
!él parte mas respetable, mas valiosa i mas fuerte de
nuestra soc:iedad.
La fratemidad de la industria, nos lleva naturalmente
a velnr no solo por el comercio que eE: nue tra profesion
sinó por la~ artes i oficios que son nuestros aliados
en ln obra de la riqueza; así al propio tiempo qn~
sostengamos nuestros intereses, so~lenemos los de nuestros
con:nmidores. pu es i permitimos que ellos se empobrezcan,
su mal se liará sentir directa e ·ndirectamente
-obre nosotros.
Yo no creo SS., que haya otro med to de realizar el
pritJcipio de la fraternid ad indu stri nl que el de poner a
todas las industrias igualmente fuera dPI alcan ce de las
leyes fi ·cales: de este modo cada uno tomará su curso
natural; cre~erá o menguará segun las leyes sociales;
pero no tendrá jiros forzado:;, ni envolverá por tanto el
.1érmen, hoi sensible, de una crjsis que todo lo trastorne
en el órden económico.
Cllál será pues, el medio de libertar a la industria
en jeneral de la acrion 11scal?
Yo creo SS. que solo el esta blecimiento de una contribllcion
directn, Impuesta sobre la renta i proporcional
a ella, pnede salbfncer a esta urjente necesidad i resolver
e::: le p1·oblema peligroso.
Hoi que la esten ·wn ilimitada del derecho de sufrajio
ha puesto a célda uno en la capacidad i en la obligacion
de entender en los nego:;ios púbtico , creo qne
una comision nombrada (al tiempo de hncer las eleccwnes
para el Cabildo) por el sufrajio directo de los vecinos
de c'ada di ' lrito, seria no solo la mas propia para
hacer Ja <.lislribllcion sinó la única que diera completa
garantía i ab.:oluta satisfaccion.
Esta es la idea. Los pormenores pertenecen a otros
hombr,:_:s i a otro lugat·.
Nue~tra sociedad e tá dividida en dos fracciones cuyos
principios son absolutamente contrarios en materias fiscales.
Unos qnieren la coutinuacion del monopolio de licores,
otros su caída.
U11os quieren la subsistencia de los derechos de peaje,
otros ::u abrogac10n.
Unos quieren la permanencia del impuesto dir.ecto
de caminos, otros creen que ese impuesto es perjudicial
i veja torio.
Unos quieren las contribuciones indirectas, otros prefieren
las directas 1 proporcionales a la renta.
Unos en fin quieren la desigualdnd dP. los productores
i otros la proclamacion de la FRATERNIDAD INDUSTRIAL.
De estos dos ststemas, yo no he vacilado en aceptar i
decidirme a sostener el último; pero corno uno i otro
tienen sus defensores i como el problema ha de quedar
re.:;uelto tan pronto como se reuna la Leji latura provincial
i se verifiquen las dAmas elecciones que deben
hacer~ e para organizar la nueva, provincia i la administraciOn
parroquial, he creido conveniente presentaros algunas
p1·opo ·iciones que creo necesario adoptar, una vez
que los principios que he enunciado, sean de vuestro
gusto. Vcdlas aqui.
1. ~ La junta jeneral de comerciantes, adopta como
candidato para la Gobernacion de Antioquia, al Sr. Dr.
Jorje Gut:errez de Lara.
2. ~ La junta Jeneral de Comerciantes, se adhiere
a las candidaturas adoptadas por la y'unta central eleccionat
·ia;, vara la LeJiSlatura constituyente i para el Ca-bildo
de l\Iedellin. /
';\ es La ~un la jencral d~ comerciante$) a.l adopt!t esas
Ju~TAS. Todos Jos dias hai alguna convocada
por los entusiastas para organizar i disciplinar
sus respectivos partidos.
Sentimos que Jos SS. nuestros contrarios (a
quienes no sabemos como deberemos llatnar)
no tengan un poco de mas franqueza i se anden
siempre con misterios, citándose al oido,
concurriendo de uno en uno, ocultando Jo que
resolvieron i aun negando que hayan hecho cosa
alguna. Nosotros confiamos algo mas en la
opinion i en la justicia. Por eso escribimos cla·
ro claro, hablamos alto i hacemos nuestras
reuniones a puerta abierta i a la luz del dia.
e RA .-En guardia, señor Cura de Hatoviejo!
En guardia! Porque "El Pueblo'' no se la perdona
a nadie i parece que U. está haciendo que
tome cartas el Diablo en nuestros asuntos. Nosotros
no nos metemos en sus negocios; no se meta
U. en los nuestros. Nosotros nn melemos a
la relijion en la política, no meta U. tampoco la
política en la relijion; nosotros no amenazamos
con Ja horca a los devotos, no amenace U. a los
liberales con la muerte eterna.
POLICÍA.--A la policía pública ha opuesto la
"Junta central'' una polida privada. Entiéndase
que no decimos secreta. Esta tiene por objeto
contener con su vijilancia los excesos de Jos señores
comisarios. La jente pierde el miedo.
EL Psno. GONZALEz.-"Mienten, dicen unos santarrosanos,
mienten los que dicen que nuestro
Cura se mete en elecciones. Él solo ha dicho
que Ja lei de censos, era lei de ladrones impios
i que la culpa la tenian los que habian
elejido malos hombres''. Ahora bien, con10 segun
el vocabulario conservador ladron, impío i
liberal son sinónimos, por eso las palabras del
Cura tenian sin duda en mira un fin eleccionario-
¿1 la circular de los Centuriones?-¿! los fu·
siles que le mandó el complacientt> Don l\fariano
i que tiene depositados en su casa?
REl~I~IDOS.
LOS GOBERNADORES DE LAS TRES PROVINCIAS
1 LAS ELECCWNES.
EL GOBERNADOR DE A~TIOQU IA SE:-'OR ESTANISLA()
BAH HIÉNTOS.
Autorizado por elP. E. para designar los cabildos
que debieran hacer el escrutinio de las elecciones
en caua círculo electoral, léjos de encargar esta
delicada funcion a los cabildos de las princi·
pales poblaciones, como era natural, eseoje los
cabildos de H cntos para irse a los pueblos del~ rortc de
1J,•delliiJ, a negoc·os parliculare , i llama a cjel'('
t·r- Ja Cnbcrnacion nl desig-nad )r. Féli." de
"dl· 'que es el rrcsitlentc de la junta eleccionaria
d' lo· conset·vauorcs. ¿Qué resulta de aquí? Que
el 1 r. ~l ina, no llcw udo el carácter tle Gobernado!',
puct1e tl'abajm· a mansL lnt en Bstos quinc.:
e t Ítis qt e faltan para las elecciones, ic¡uc el Dr.
1,1i de Villa, si por miedo a In re ·ponsnbiliu< tl se
abstiene de continuar trabajando en su junta e-
· .. : ·ionar· a, alménos logra qnc con la ntbma firJ
1a que tnn ido poco ha a los pueblos las circulares
., i .strucciones del partido conscrntdor para
J tr. cleecion s, va. an ahora las órdenes i prc-
·:·Hcionr~ de la Gobernacioo; i así el un empleado
dl•ja el mando i marcha a trabajar con el presti.1
que le el. la autoridad que acaba de ejercer·,
i el olro l01na el cj crcicio u e esta misma autori-la
·l pllra fa~ in:w con eJJ, a los bisouos pueblos
411e, uo sabiendo distinguir de tiempos, confnndir[
m mui fác'l las instrucciones del presidente de
a j·mta eleccionaria con las órdenes del Sr. Gohl'rnador.
Es las intriguillas se parecen a las finisiJ..
Jas invenciones del dc{ttnto Pedro Thl'írlir ConLit'gra
en Sabanilla.
FL t~OIJER. ·.mOR DE CÓRDODA DOCTOR YE. '.\."CIO
HESTREPO
. Ig·o mas recatado i timido, no se ha pre~
cn tado con el cinismo i decision que sus comp:.
tiieros, pel'O Si habremos de observarle, que
fenit~udo rn sus manos, como Lo los los Gobern.
H ores, la facultad de indnlt es injus lo, i en una t1S clérigos que fueran n mcler:;e P_n
intriga ~ eleeeional'ias uebian respclnt' la antldad
de la sohcranía, como hacen respetar al
pueblo In santidad de su personas. Ellos son
los pastores de la grei, sean tambien los <•ráculos
de sus u~rrchos; i no usurpen Ja do_bl~
preponderancia, condenada ya, del saccrdocw t
del impet io
Voten, enhorabuena, los eclesiásticos como
ciudadanos; pero no voten tantas veces como
el número de los vecinos de su parroquia. No
representen ficticiarncnte a familias enteras que
si bien les entregan su conciencia relijiosa., no
pueden dal'les su conciencia social, sin degradar
sus cándidos coruzonos: no prostituyan asi
el sufrajio, dejen siquiera es~ resquicio de libertad
a l pueblo mas cnvileeioo por las sotanas.
1 en cl'eclo, al clero le convjene mucho no
mezelarse en elecciones de ningun jénero, porque
teniendo su mantencion asegurada por el
p·tcblo i espcrt..ndolo Lodo del Papa i de los obispos,
su inlcrYencion en las asambleas públieas
es tan inconducente como la de un procurador
"in personería en un juicio o una anciann
pobrísima en el capítulo de matrimonio.
INSHRGIO·NHS.
ENTONCES 1 AHORA.
Es tan f;ícil hacer comparaciones entre el inmediato
pnsado i el presente, que sin pensar
en ello, a cada paso nos tropezmnos con un hecho
que muestra la. desventajosa diferencia de
lo que enlónces fué i de lo iJUC es ahora.
Tamos, pues, a echar al publico algunas de
estas comparaciones; i si del exámcn de ellas
resulta que ganamos o perdemos, mejoramos o
e1npcoramos nuestra condicion social, a los que
esto escribimos no nos toca deducirlo, calla cual
vea, compare i juzgue.
Cuando los liberales ocupaban los bancos de
la Cúm:ua provincial i del Cabildo, dominaba
en attucnils corporneiones el deseo de ali\iar de
contribuciones al pueblo pobre, haciendo que
ellas pesasen sobre los pudienles.
Entónces el agricultor, que casi siempre es
pobt·e, concnnia con toda libertad a Jos n1ercados,
sin tener que pJtgat· nada por el movimiento
de sus frutos i animales; i ahora, a cada
paso qne da con una carg·u, una caballería o
una. re , tropieza. con un esbirro que le cobra
i le cxije en el acto el derecho de peaje, de consumo
o de pontazgo.
Entónc.es el pobre jornalero, que come por la
noche con sus infelices hijos lo que gana en
el clia Jon su trabajo, no tenia que dividir con
nad· e mas sus jornales, ni que pensar sinó en
buscar donde ganc1t'los: i ahora dcue ceder dos
o tres dias de trabajp al señ.ot Alcalde para rom
poner caminos públicos; i tiene que pensar mucho
de donde sacarú el pan pltra sus h'jo cr.
c~·os dias que le obligan a trabaJar tle-halt1c.
Enlóncc Ja agricultura, el cornercio, 1oda clase
de induslria era libre pilra el pobre como para
el rico: i ahora solo- la usm'a, o plata a premio,
la minería, el cambio de oros, los salados
i dcmas nep-ocios de Jos ricos gozan de c::;ta
libertad; miéntras qnc la agricullm'a, el comercio
por menor, el lr~sporte i \'Cnla de ,.¡_
vercs i animales, que son los negocios de lo·
pobres, están recargados de impuc los.
Entónces no hnbia privilejio ~ ni monopolios
i ahora, contra la disposir.ion constilueional, !wi
privilcjiados para no pag~1· Ja conl¡·ilwcion ele
caminos, aunque gcan pudientes, i csLün nwnopolizados
los licores.
Entónccs con la misn1a libci'Lad con que 111
capitalista colocaba sus cuan1iosos fonu al in
lel'cs de uno i n1edio por ciento mensual, o csplotaba
una mina de oro, o cJaboraba la sal, uua
pobre i tniserable vieja acurrucada ecrca de Uta
triste fogon, veía destilar gota a gola, en un
sencillo aparato, dos o tt·es botellas de nguardicnlc
para dar de comer con . u producto a
sus desgraciados i tal vez hambrientos hijos: 1
ahora, los señores capitalistas pueden continuar
con la mis1na libcrlatl que ántcs sus cmpresns
de usureros, mineros, alincros &., sin que lWJie
los moleste ni perturbe; miéntms que la po ..
brc i desamparada dcsliladora, espantada nl as
peclo del oprobioso monopolio, rodeada de e~pias
i de gunrdas, asechada i perseguida JHH
el a='cntisla i sus ajcnles, Lendrú que morirsC'
de hambre o mendigar un pan nmarg-o ¡ t;d
vez en la misma puerta donde se usurea con
libertad!!!!!
l~nlónces las eonlrihucioncs se imponían en
razon de los haberes i riqueza de cada contl'i
buy<'nlc; de tal modo que el rico, el que m;,·
t(~nia, pagaba mas: i ahora lns conlribucione,
se pagan en razon de las necesidades; dP- Hlnnera
que el que mas 11('Cesidadcs positivas IH'
IJr, que es el pobre, pnga mas conlrihllcioncs.
Así por rJemplo, el padre u e familia pobre q tw
1 iene diez o doce hijos i que por lo mismo H<·ccsita
mas ropa paea vcslirlo i mas alimudo
para nutridos, iienc que pagar mas peajes, nw~·
consmno i mas pontazgo que el 1 adre de faInilia
que solo tiene dos o tres hijos; porqn~cstc
tiene pocas necesidades reales, i con m{• ..
nos ropa ' 'islc sus pocos hijos i con ménos 'ívcres
los manlienc.
Entónces el rico ocioso conlribuia. para Jo:
gastos públicos, aunque n0 trabajara: i ahora
el desocupado nada, o casi nada paga, aunque
mucho tenga. El pobre t¡·aba.jador pag;t mas
miént1·as mns industrioso es, porque ]as pecpw
fias industrias a que puede dedicarse c ... tán put
todas partOS gravadas COU Jifcl'entes impllCS{
sueT1o del usurero: ni asentislas, ni (ruartlas,
ni colectores, ni esbirros allcran su rcpo:o ...
¡Felices ellos qne porlejidos por una lcjislacion
especial gozan las gnran lías de la vcrdaúaa Rc¡
n1!Jlica ... !!!.
1 el pueblo que esto ''e, compara i toca ¿, rll
abrirá al fin los ojos? ¿continuará dcjúndot-ie en
gañar· i embaucar con las sagradas pulahl'ns de
libertad i rel1jion? No, que el dia del dcscnga
üo se acerca. I caerán al fin las carelns con
que se disfrazan la ambicion i la hipocrosía :
i entónces ... entónces sera lo que delJia ser ahora.
COBRESPONDENVI.&.
Juan N. Ballesteros, de Zaragoza.-Rccibimos su ·arta
i la letra por 6 ps. contra E. B. C. Por lo demas aprobamo
absolutamente lo que UU. han hecho acerca de la junta oler
cionaria do Nochi.
Urbano Botero, Santa-Ro a.-Por un descuido en la 'Ol
reccion del n.o 8 no mo lramo
Citación recomendada (normas APA)
"El Pueblo - N. 9", -:-, 1855. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3684474/), el día 2025-05-17.
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