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ESPADA DE HOLOFERNES. •
~ l'\óm. 7.° ] (Trim. 1.0]
.Sal/taJé de 13qgot~ 1 (/e lf,farzQ de ~.830 .
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.....,,-- 000'---
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Heu ! patiO/' te lis vltlllc1'a jacta meis.
AY' de mí! que p¡¡.dezco herida con mis f1echas.-O\'l DIO.
Cqntinúa el Parágrafo 3.° de la segunda parte, suspendi¡(o
. en el nÚlIlerO anteriol'.
Cuarta: Mahoma, hombre de grandes talentos, segun
aícen al gunos. de poquísimos segl,!n dicen Otl;OS" nos lo ponen
tambien en el n úmero de los legisladores d ivinos.
Vergüenza dá tener que responder á esto. Mahoma
comienza como un im postor, continúa como un ti rano, y acaba
como un mal vado. Mahoma dominado de la soberbia, sumido
en la inmundicia de la luxuria, tirani zado de la avaricia, profeta
fal so, contradi ctori o en sus impías leyes, y comido de los pertqs
despues de m,uerto ¿ podrá ser legislador di vino ?
Quinta: en los libros sagrados se hallan contradicciones,
SOl) aparentes nada m,as, y recaen · .. ~olam e n te sobre
circunstancias poco importantes. Es perf-ecta la concordancia
sobre los hechos esenciales . Estas contradicciones
lij eras a eg uran la sincerid ad de Jos testigos evangelicos, y
destierran toda sospecha de mancomunidad. Si hay alguno
á quien conturben estas contradiciones aparentes, á pesar
de su futilidad, lea ,:!l libro del grande S, Agustin, de la concordia
y un ánim con ~e ntimi e nto de los evangelistas: á lo menos
verá la an ad de los escrupulos de los nu evos filosofastros,
Sexta: La Religion debe su nacimiento ai interes de
los príncipes,
Sil10 hubiera tantos Prlncipes, que le han hecho
cruda guerra, se podría sospechar aunque sin fundamento
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que era obra de ellos. Pero el autor de las Helviennas responde:
"i la divinidad es invencion de la tirania y de la politica!
i Qué, los tiranos astutos inventaron el Dios cuya
justicia l es hace temblar sobre su trono! i Los reyes impios
formaron un Dios Santo, y obligaron al universo unos
monstruos a cantar himnos al vengador de la inocencia oprimida!
i El ambicioso politico anunció el primero un Dios,
ante quien el cayado es igual a l os cetros! ¿ Qu ién rué pues
el bombre que para subyugar a sus semejantes bizo descender
é l primero el fantasma de la divinidad? En vano
. pregunto a la historia. Esta slJ obstina eu todas partes en
mostrar un Dios, y altares anteriores á tronos, y a u urpadores
" Si la poHtica introdujo la religion, y principalmente
la christiana; lu ego esta es el apoyo de los tronos, y la felicidad
de lo s pu e blo, y de los imperios; luego el enemigo
de Chri to es un traidor porque es linemigo del Estado.
éptima: La fuerza del christianismo, continua el incrédulo,
está en las preocupaciones de la educacio n: estas
son umamente invencibles, y se nec esita un milagro para
triunfar de e lla .
El incrédulo se degüella con su misma espada.
Los primeros cbristianos habian ido preocupados, habian
nacido y se habian educado en todas las supersticiones del
gentiHsmo que fomentaban el placer y todas la pasiones ,
E ta misma ha sido la uerte del mundo entero, y de
cada una de las "aciones ántes de haberse les anunciado
~ I Evangelio de paz, el cual venció los enemigos de la Cruz,
que e l tiempo y el ejemplo habian confirmado, y que
el universo autorizaba. Mucho tiempo bace que andan de
boca en boca estos yersos de l\'I r. Voltaire:
Qual es son los cuid¡¡dos
En la infancia empleados
Por el Cjue tóma la dificil
Tales son las costumbres y
Si ¡\ la orilla del Ganges yo naciera,
E clava de los Diose s allí fuera;
Porquc hé nacido aquí soy musulmana,
y nacida en París fuera chris tiana.
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Del Padre las lecciones,
Forman los tiernecitos corazoues,
y en ellos van grabando,
Lo que el ej <;!mplo y tiempo confirmando,
De tal modo y manera,
Que borrarlo tan solo Dios pudiera.
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Se ha creido, que estos versos sente nciosos, dirijidos contra
el christianíslDo, le da han un golpe mortal, y por el
contrari o, son la E spada de HoloJernes, que en la mano
de J ud it le cortan la cabeza-
Por que la conve rsion del mundo al christianísmo,
prneba que la virtud omnipotente de la Santa Cruz pudo
de~J r ra iga r , y desarraig6 todo lo que habian plantado en
la illfalH:ia los cuidados de la educacion. El ej emplo de
los Ap6stoles, y despues los de un S. Agustin (no el g ran
P adre de la Ig lesia) en Inglaterra, los de un San Xavier
en la Indi a, los de los PP. Dominicanos, J esuitas &c.
entre nuestros indíjenas, ¿ no son unos documentos de bulto
que conven-.::en hasta la evidencia, que los nacidos, educad
os, y esclavos de los dioses, dejaron sns cul tos su perst
lciosos, rOIn pieron las cadenas de sus falsos dioses, doblaton
sus cervices· al yngo Evangélico?
+ . §. 5.°
Los arg umentos de los incrédlilos reunidos, son otras tantas
pruebas invencibles en favor de nuestra Religioll.
Aunque es imposible reunir todo lo mas fuerte que se ha
dicho contra la Religion, ni preveer lo que todavia no se
ha dicho contra ella sin entrar en grandes disputas, reducirémos
todo lo que pueda decirse á alguno de estos cuatro
artículos de acusacion que se nos hacen:
1.0 Se ponen en duda los milagros. .
2.° Se desacredita á los Ap6sto les, se desechan las
Santas escrituras, 6 el fundamento de las profedas.
3.° Se ensalza y descubre con complacencia lo que se
llama la locura, la incomprehensible necedad de ¡" .. misterios.
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4.° En fin, se preten de que la moral del Evangélio
es inpracticabl e .
Sin duTIa es posible y aun es fácil, convertir en
p olvo, y an iquil .\r estas objeciones. Pero por ahora vamos
{¡ dar la túnica á. quien n os pide la capa; vamos á de j
a r por un momento la cre encia de los milagros: los
Apóstoles son dignos de cre dito, pero vamos ahora á no>
hacer caso de ellos : cerrémos las Santas Escrituras, no.
háya profe cía~, digamos que el yug'o del Evangélio es pe sado,
y que la moral christiana es impracticable: añadámos
finalm ente, qu e los mistel'ios de nuestra Religion son incompre[¡
ensibles aun para el entendimiento mas elemdo.
Esto parece que prepara nuestra ruina; pero al contrario
el . triunfo de la Cruz está ante nuestros ojos,
Es un hecho de una el'idencia cierta y palpable:
la R el igio n christiana se bizo en poco alíos la Religion del
universo, y esta Rcligion no tiene otra cuna que la de
su rauto r: otra base que la de su Cruz: otros predicadore
que unos p escadores; ni otros doctores que uno s.
marin eros idi6tas, y in letra" " R eligion que siempre est á.
en el eno de lo s ufrimientos, y que seduce por la severidad
de u m oral : Religion contradecid a . iem pre, y sit:m pre
triunfante : predicada segun nosotros por la ignorancia,
y la in capacidad, y segun 1'0 otros, sin que poderosos milagros
h ~ya n p odido empeñar ú los hombres a creerla : Reli
gion que se ó' lll1 no otros, convida eon e l atractil' o de los
suplicios, ,Y segun vosotros Irrita por la locura 'j necedad
de sus n\l s t cl'lOS ,"',.
No vamo {¡ I' alernos· de razonamientos artificiosos; no pedim
os ni discuci olle , ni investigacion ~ s, O decimos olamente:
abrid los ojo, no lo s de VlIestra fé, sino lo ' de vue tra carne y
sangrc, y contemplad e l r!lyno visible de la Cruz, Ved e l
in trumento del suplicio, bccho el precio o ornamento de todos
los e ' lado ,
Gada ano recibe l a Cruz en e l unil'erso la glor ia
de un triunfo briJlanté, (1) Lo soberanos de la tierra tras-
- -- ---
( 1) Qllamlo en lOJ ,\s la, Igles ias d e la ehri tandad se adora co n especialeo
uelUosu'aOiooeo de reverencia y hUIIJild~d- el Viemea aIllQ,
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clla, com.o cautivos que siguen el carro del vencedor, ha-cielldu
reyllur al Dios que los hace á ellos vencer, unidos
ú nuestros Pontífices, seguidos de los Príncipes, y de toda la
curte, des pojados del fausto magestuoso de la dignidad Real,
déjan sus diademas, se abaten, y se postran al pié de la Cruz.
La g-loria del siglo se abate ante la del Dios crucificado.
La Cruz de J esuchristo, dice S. Agustin, pas6
desde el lugar del suplicio hasta las frentes de los Césares,
se la halla en la humild" casa del pobre, en el palacio
del Rey, en la cabaña del pastor. Ella preside en
el tribunal de la justicia, y al mismo tiempo se la encuentra
en las cárceles. Se ostenta sobre los estandartes de
los exércitos, como en las celdillas de los solitarios. En
fin, la Cruz se vé en todas partes, -en los templos, en los
palacios, en las cabañas, en las plazas, en las calles, y
en los caminos. ( 1)
Ahora pregunto yo con el Catecismo: ¿ De donde le
ha venido á la Cruz tanta gloria, tanto honor, tanto ensalzamiento?
¿ Cómo ha podido ser que un patibulo tan
afrentoso, tan ignominioso, que era el término fatal de los
mas viles facin erosos, que era el objeto de las maldiciones
de los J udios y de los Gentiles, y que nadie miraba
sino con horror y exécracion, cómo ha podido ser que
por el espacio de cerca de mil ochocientos años háya sido
la gloria de los Príncipes, la condecoracion de los caballeros,
el consuelo de nuestros pueblos, el instrumento de
las maravillas y de- los milagr03, y el objeto de las humildes
adoraciones del Universo entero? Este es un hecho
ruidoso, sensible, que se entra por los ojos, que se toca
con las manos, hecho q~le no se puede negar, hecho que
está a los alcances de todo el mundo, hecho de una evidencia
que sobrepuja a todas las demostraciones imaginables.
j¡ Podrán todos los fastos de la historia descifrar este
enígma? ¿,convinar cosas que chocan a la razon mas grosera?
dar razon de. fenómenos tan incomprehensibles? De- .---------------------------------------- -------
(1) Antigilatneotl! en esta Ciudad, se usaba la sagrada señal de la Cruz
eltcima de l •• YeIltanas, sobre ' las portadas de.. Ig. oa.as, y demas habitaciones;
al. priox:ipio de IN CaItaa, en lo¡¡ sobrescritos, y elHodas gartl>l.
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iémonos de investigaciones. La gloria de la Cruz es la gloria
de J es uchristo. Con la Cruz es, que doce Ap6stoles,
doce personas viles, las úl tim
Citación recomendada (normas APA)
"La Espada de Holofernes - N. 7", -:-, 1830. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3684009/), el día 2025-07-18.
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