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LA ESPADA DE HOLOFERNES.
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· [ Núm. 5.° ] [Trim. }.O ]
San/ajé de Bogotá 25 de Febrero de 1830.
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rIel{! patior telis vulllera jacta meis.
· Ay de mí! que padezco herida con mis fiechas.-OI'rDlO·
Contillúa el Parágrajo 8.° del núm. anterior.
Mas no hay que extrañar, el que la filosofia Volterína
todo lo asole, y reduzca á ceniza,. "Repasad los
sistemas de la impiedad (dice el ya citado ábio france )
y hallaréis que conducen á la destruccion total de las co -
tumbres y virtudes. No hallaréis uno que no .sea úti l á
los malos, y que no haga brotar todos los crimenes. Si
se salió de la nada para volver á ella luego, ¿ para qué
se ha de servir a Dios que nos mira con desdeu? ¿ Para
q ué se ha de practicar la virtud, si debe quedar sin prémio?
Se llega á ser en esta vida todo lo que se quiere,
cuando se está persuadido á que no será nada en la otra.
Si retirado Dios en la profundidad de su Sér, e muy
grande para considerar las acciones de este átomo que
se llama hombre; ved aqu! las virtudes sin testigo. Si el
acáso 10 ha hecho todo, vivimos al acaso. ¿ Cómo resp taréinos
a nuestros semejantes, y honrarémos la naturaleza humana,
si el hombre no es ma¡¡ que un conjunto de útomos
destinados á la nada ? Si echais por tierra los limites
que separan lo justo de lo injusto, deben scr I'anas
palab ras las de hombre de bien, y homúre maluf{/o. Si nada
es libre, si todo es forzado, necesario, in cvitab le, el hOI1lbre
es nece8ariamente vicioso, 6 mas bien no tiene virtud
ni vicio ni merito, ni demerito, ni hay moralidad en la acciones
humanas. Ravaillac y Damien no son mas culpables que su.
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puiiales: uno y otro eran solamente instrumentos pasivos
en manos de la necesidad. i No es el hombre libre, y vo~
o tros le reprehend eis sus vicios! Reprehended á la piedra
su dureza ! El hombre no es libre, y vosotros quereis
corregirl e ! i Eh! ved aquí á J erj es, que manda azotar
el mar por que no le quiso obedecer! i El hombre no
es libre, y vosotros le quereis in struir! Aquí tenemos al
mismo príncipe que escribe al monte Athos, y le hace comunicar
orden para que ábra paso ¡\ su ejérci to. Sin eroI
argo, los fil ósofos escriben, dan reglas de moral ; reprehe!l den
nuestros vicios; nos corrijen; y se anuncian por maes t
ros del género humano. Segun ellos, las pasiones ni están
en el ¡¡Ima ni en la voluntad, sino en la sangre y en el
temperame nto. ¿ Y qu é, los avi os, la educacion, las leyes
8er:'tn el fréno que qll ereis poner a las pasiones? i, Se puede
mandar a la sa ngre que corra mas des pacio? Asi es qu ~
la filosofia no podria inspirar por sí ¡nisma sino horror y
di sgusto; el fil ósofo es enemigo del gencro hllmano; los prin~
cipios filosóficos son paralogísmos que irritan. i Qu~ espanto
causa rían si se pusieran en ejecucion las consecuencias
que nacen de ellos !"
La caridad, es t~ virtud b ~Ja da del Cielo, que forma
el canicter el el christíanísmo, y q l1e es iqse parable de
Ja fé, es la única que puede formar una soc iedad capaz
de mantener los derec hos ele b justicia, y hacer la fEdicidad
del hombre sobrc la tie rra. La beneficencia que nace
de ella es casi el único recurso que le queda al impío
para irse ele,·ando hasta encontrar por medio de la misericordia
al que es fu ente y P adre de las misericordias .
Confesemos de buena fé que los enemigos de nuéstra
Santa Religion son impotentes, bufo nes, chocarréros,
declamadores, escritores de doctri n!ls perveisoras, falsas,
destructoras ue todos los derechos del hombr(', aniquiladoras
de la paz , y de toda la felicidad humana; que despojadas
de les adornos ele la belleza del esti lo, esactitud
de las palabJ us de ~ u pomposa oratoria, y del arti ficio de
'liS sofi:'lllus, no Irs <¡ ueda sino lo que le quedó a l ASilO,
Je qlic habla la I:lb llla que hémos iJ~ scl': ado en el nú'
JIlero ~egllndo de este P eJ ;ódico. Qué bien deeia Boilea u,
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- §. 2.e •
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De la supersticiol! y del funatlsmo.
Estas dos palabras favoritas de los nuevos reformadores
de la Religion, y que no se les caen de la boca,
son con las que nos muelen en conversacion, y por escrito:
estas son el apodo mas comun de que (¡san para ridiculizar
y envilecer a todas las personas que se dedican a la
vida espiritual. Vamos il ex
Citación recomendada (normas APA)
"La Espada de Holofernes - N. 5", -:-, 1830. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3684007/), el día 2025-07-18.
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