PERIODICO LITERARI{} DEDICADO A LA JUVENTUD,
RAMlREZ_Y RIVERA, :EmTons. 1 que no estando yo á pleitos avezaJo
----~-~--~---- 1 de litigante ignoro el duro. ofi?i?;
.JULIO ARBOLED,\,
pero ponJré la pluma en eJerciCIO
sólo por contestar este traslado .
Espero, señor Juez, que no haya mengua
Como una muestra del géuio de esto gran- si corto mis rengloues por merlida¡
de hombre, y nadá más que por esto, dHmos yo que no sé de ~leyes, doy saliua
pulrliuidad á las piezas siguiente¡;: á mis pobres conceptos en mi lengn:t-
"Señor Juez Letrado.-Antonino Olano, Se me echa encima el pe1'. onero fuerte
persotiero mtinwipal, ante usted tligo: que cual sobre el niño formidable atleta¡
preRento un expediente que me ha pasad~ el que tiemule es n:ttnral: ¡pobre poeta!
Jefe político, para que cumpla la resoluc10n más le temo á un traslado qne ;\la muerte!acordada
por el Concejo municipal, eu dos .Mas vos, señor, con intenciones rectas
del Mniente. Po!' ella me previene que, en de homi asaz acu ioso y sabidor,
uso de mis atribuciones, demande ante el ¿,cómo podreis traerme á deshonor '
juzgado de usted á los~ueüos de fuentes cu- por ignorar las )cixes et pnodectaR ?yos
desagües corren por la calle ~no sal.e al Dejad, pues, judgado1·, que mi ardimiento
punto delrio l\1olino llamado "P1edra pmta- vos muestre sin &alir dol mifi mestierc
da," que se denegaren á coutribuir para la et faga cual impúvillo uauchiere
composicion del Jnño que en la exp1·csada que cobdicia la lide en su t>lemento.calle
han causatlo sus desagüi}S. Los que se on las lryes, señor, reglas de pc¡;o,
han Jcne"ado á rontribnir eon lo~ seüores y todo funcionario ciudadano
doctor 1\l~nnel i\larí:1 ~luiioz y Julio Arbo· , debo. tt>ner las lt>ves en la m:1no,
lcJ3, Reguu ro¡;uJta do la Jili0 ~~~ pt·Aot.ic:•- y de)1e d<.! e tenr~ .le eso ;
da por el alcaldo de la panoquw : contra pue la primera parte nada Yalo ·
ellos es, pues, que propongo esta demanda, si la -parte segunda no va junta,
ara que ust.ed d~clare : que cad.a u.no de lo s qne cuau.Jo el iutelceto no le apunta
señores está obhgaÍJ·cyes,
y, 6 ~e equivoca en el citar de leyes,
ó yo no sé leer ¡ po1· santa l\larta !-
Pero ¿tiene, ~;eñor, algo de extraíio
que se cite una ley inconducente?
no; para mi la cosa soi·p¡·endento
es qnc la misma ley no le haga daño.
En efecto, esa ley, la pobrecita,
sin ofender á nadie está allí puesta :
no dice sf ni no, y es tan modesta,
q~te. más que ley, Ra ·ece palq 't .
:Ménos tiene que ver el acueaucto
de una calle con eso de los puentes,
el comeroio, vireyes, presidentes,
que una monja, señor, con un reducto.Hablar
del beneficio del comercio
para ir á dar con una cañería,
es como el aplicar la artillería
para saaar de algnna hel'encia el tercio.Son
gente sin ignal estos hombrones!
¡ cómo discurren ! ¡qué razonamiento
tan cl~tt·o, tan patético !-Contento
me rindo yo, seiior, á sns razones.
Illas paréceme acaso~ conveniente
examinarlas algo de ante¡¡ ano¡
que aunque sean e~critas por Olano
puedo opinar tle nn mod~ difcrente.Razon
primera.-:' Se daüó una calle;
ergo las cañerías In hao_dañado."-
En Popayan no llueve: está probado.
Oígalo el mundo y humillado r.alle.Segunda.-"
Hay una ley qne habla de predio:
;Írve el un predio, el otro le domina;"
ergo, si bien la co-sa se examina,
agní ha de haber dos predios sin remeclio.
( t:li hay predios domínauo y dominante,
el predio dominado será el suelo,
el predio que domina será el cielo,
y yo, &u dueño, J npitcr Tonante).
Hazon tercera.-IJ:stablecido el hecho
de nn modo claro, hermoso, inconte10table 1
pasa á aplicar con lógica admirable
al hecho claro el fúljijo derecho:
Hubo Concejo, hablóse y resolvióse
de acuel'do <:on .Mosgnera y con Arroyo:
ellos prestaron sn importante apoyo,
y comision al Personero diósc;
ergo, no hay duda ¡pues si ya opinaron!
y, ~ero en leyes sencillas y otras cosas
dt>cit· autoridad es ir perdido.Considcrad
tamuien, señor, en ésto :
que las contribuciones que pagamos
para las obras publicas las damos,
y á ellas debe arreglarAe el presupuesto.
Y la santa igualdad tambien exig¡¡
que las contribuciones generales
sobre todos, seño1·, pesen iguales
11in tener excepcion la ley que rige.
Pero desde que un cuerpo rorlncido
hace un excepcional repartimiento,
ya cesa la iguahlad, cesa el contento,
impera el despotismo abonocido.-
i Coutl'ibucion primero se me cobra
para hacer obras púb~a !-y cuamlo
ya se ve que es preci o ir tJ·abajan.lo
¿,se me manria tambicn qne h'aga la obra?Señor,
esto es mon truoso !. .. Pero he hablado
más do lo noce8a1·io en e¡;te asunto:
réstame sólo el indicar un punto,
y el traslado daré por evacuado,
y es esto: J'epro(luzco en este cscdto
cw\nto dijo Muiio;t.,-(llll' ;\ •tt•' " 110 al'l'ima
al árbol bueno, cilCio luGgo e;JCirna
hnenfl ombra t:uuhien, y es enulito.-
Jl~n atencion {\ lo r¡ue llel'o expuc~to,
a nsted, pues, sefivr J urz, suplico atento,
que usted se sirva declaranno exento
de cubrir dol Concejo el (>J'esupuesto.
Es justioia, señor, que usted acceda
li lo que imploro, costas prote&tando ¡
lo pt·eci~o en derecho aquí jurando
ante u5teJ, señor Jnez,
JULIO ARBOLEDA.
( D~ El Telégiafo.)
L.'l. COQUETERU. DE LOS IIO:tiBRES.
UstéJes deben de ae01·darse de las pláticas
nocturnas que con mi vecinita, y de ven·
tana á ventana, sostove el verano pasado.
Por mi parte, recuerdo que referí á ustedes
más de una vez, nuestras sabrosas conve1
·saciones.
¿Por qué callarme las de ahora? ¡no, por
mi vida 1 -
Sé que mis bonitas lectoras están deseando
sabet· noticias do mi popular vecina y no
.soy moro que ¡pe baga de rogar.
Anoche hablé con ella miént1·as :Jmbos to·
mábamos el fresco, á la pálida luz de la lttna,
echados de bruces sobre el altéizar do
nuestras respectivas ventanas.
Mi vecina está más bonita que nunca (sin
agraviar lo presente.)
Una blanquísima camelia brillaba entro sus
dorados rizos, qne descendían basta su torneado
cuello, cuello digno de la V énns de ...
de cnalqciet· autor, qne por é¡,;to no hemos de
reñir.
Yo la contemplé con delicia.
Con fruicion.
Ella me miró sonriéndose.
-Picaruela! exclamé, un sí es no es entu!'
· siasmarlo.
-1\Ii vecina as! lo comprendió y se encogió
de hombros.
-Siempre tan cvqueta! aüadf.
-¿ Tothvia no ha perdido usted b cos-tumbre
dé burJa¡·so de mí?
-Hi no me burlo!
-Quite ust.ed allá.. .... ¡ inconegible moro!
-Es un pecado oxl),·e. ar el cntusia~mo qno
siente unestro corazon :·
-Es nstcd muy oxagerado.
-N o lo he hechado de ver hasta la fecha.
Ella se son1·i6 otra \'CZ.
J,a volvf ll llamar ...... coqncta!
Mi vecina se picó.
Y dijo que e1 que t~.mia tejaJo de vidrio
no (l<1bia arroj:u piedras al ajeno.
N o comprendí la alu~ion.
Pero pronto me sacó de mis tlndas di·
ciondo:
-Siempre los hombres han sitlo injuHtos
con nosotras. N o somos las únicas que cstudiarno,
en el e. pejo d arte de arYradar. La
historia asi lo dico. "
-Cómo! ¿ha hojeado unstod la ..... bis.
toria?
-Sí, señot·, y le pod1 ia citar algunos ejemplo~
eu apoyo de tniij 1J:t!abras.
-A >er, á ver.
-Es que lo voy á confunrlit·! exclamó ahne-cau<
lo la voz y echándome una mirada ......
terrible.
-No importa.
-J_,o quiere usted?
-Lo quiero.
-Sea.
.-N o. quiero remontarme á los tiempos
mttológJCo · en busca de prucba,o¡ justificativas,
añadió con gravedad cómi<:a; no quiero
hablorle ú ut~ted de Narciso, rlo aqnol hermoso
mancebo que tuvo la poca modestia de
enamorarse de si mismo, ni ver reproéluciua
~u iutágen en las cbstalinas aguas de las
fúcntes.
Br~
lll
O'JBU CA
1 f -:
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36&.. ELCAUCA.
Y a todos t~nbemos sn fin.
Convertido en la misma flor que lleYa su
nombre, sigue ha ta la fecha asoma el o al cristal
de los anoyos aclarando su imúgen, despreciando
lo~ halagos de la brisa juguetona,
desaeñando los amores de la pintada maripoF!
a.
Me remontaré á la antigua civilizacion en
busca ele ejemplos. ·
Y va usted á ver, escéptico moro, como la
coquetería no es só o patrimonio de las mnjereR,
tan calumniadas por usted y otros escritores
de su laya.
Las palabras de mi vecina me dejaron como
cordovés que ve bailar el qrzn-cun. Escandalizado.
-¿ Conoce usted los nmores de Faon con
la célebre Safo? continuó mi implacable vecina.
-Sí ..... un poco ..... balbucée.
-Pues bien, usted debe saber perfecta-mento
que Faon era un elegante de primisimo
cartel! o. Un escritor ha dicho qne llamaba
sobre manem la atencion por el arte
con que pt·ocuraba al'l'eglar los pliegues de
su vet!tido y rizar sus cabellos siempre inundaclos
de esencias.
Pasemos á otro.
Perícles vestía elcgantisimamente.
La misma Aspacia le daba lecciones ......
ele coquetería, si así puedo expresarme.
-I,o :mal prueba que la mujet· es maestt'a
en semejante at·te.
-Si, como prueba tambien el desmedido
nfan del hombro en imitarla y llevat· la pal·
ma de la victoria.
-En la ciudad de Lea, prosignió mi bella
interlocutora, llegaban todos lot! años mnlti·
tud de almibarados jóvenes con el flo de disputar@
e el premio de la elegancia.
-Lo mismo que hacen ustedes hoy dia en
los paseos Y' teatros.
-JJa coqueteria es di!.oulpable en la . mujer,
pot que aumenta sus encantos, y· ridícula
en el hombre, porque le da un aire afeminado
intolerable.
Prosigo.
-La historia dice que Creso, el rey de J,ioia
......
- 6 Poro se ha puesto usted u hora á lidiar
-co o igu s reyes ?
-N o lo dije? empieza usted á conftfndirse.
nsted.caballero moro, oiga usted y coofiésese
derrotado.
Poliorcete~ era un cor¡,tetto de marca mayor.
El cuidado de su rostro e1·a una dtJ
sus más sérias ocupaciones. Se sujetaba los
cabellos artísticamente per medio de alfileres
Je oro y se daba coloéeLe como la más
retinada coqueta. El suelo de sus habitaciones
estaba constantemente cubierto de
flores olorosas. Elinno le apellidaba eljastuoso
afeminado. Con que ...... no le digo á
usted más .
.Mi vecina se rlespachnba á eu gusto.
Sus palabras, lo confieso, despertaban en
mi un asombro creciente.
Qué erudicion !
Sus ojos me miraban Je vez en cu'lndo con
aire de triunfo.
-Otros muchos 'personajes pochia citarle,
ngrcgó, que descollaron eu la antigüedad por
el lnjo de qne se rodearon.
Podría decir que Surena, general de los
Parthos ......
Con p mayúscula ?e
Sí, podriá decirle, repito; que jamas a e presentó
ante sns ·soldados sin estndiar algunas
posturns elegantes delante del espejo.
Podría añadí:- que Demócrates era citado
como un modelo de elegancia en sn tiempo
y que, disfrazado una vez do doncella, inspiró
un amor vehemente á cierto caballero
romano: á qnirn Pngaiiaron las mnjol'ilotJ for·
mas.
Ppdria hablarle hasta del boato de N erou,
rlel espléndido lujo de Heleogllbalo, y de la
coquetería de Diodesiano, el oual era apa·
sionado por las perlas, hast.a el extremo de
valer dos millones las que cubriau su cabeza ...
-Basta, basta l grité alentando apénas y
abrumado bajo aquella balumba de citas históricaH.
Y añadl:
-Estos ejemplos se refieren á la antigüedad.
-Es cierto.
-Despries el hombre ha dejado de ser
mujer y ha asumido el carácter que le eones·
pondia.
-Y Felipe I.? y Francisco l.? y Enrique
III. ? ¿ y el duque de Bnchinghan ? ¿y An-tonio
érez? y .... •· ·
Pero mal que le pese hablaré y hablaré alto.
Decía que Ct·eso, segun la historia, era
comparado con los deslumbnmtes astros por
los embajadores qne llegaban á su corte.
'!'al era la magnificencia de sus vestiuos. Ta~
le boato de que Re rodeaba.
l¿ Qoé. haci~ Demetri~ Polioroetes? Oiga
-Por piedad! grité desesperaao, ttene n!l·
ted muchísima razon. vecina ...... sobre todo
si no me ha.ee m4s citas.
-Se confiesa usted vencido?
-Sí, vencido, derrotado, aniquilado y pul·
verizado.
-Ya usted ve que ustedes son muy injustos
al acrimiuaruos y motejaruoa de coque.
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EL e A U e A. 36B
tas.
-SL.todo lo que usted quiera, con tal que
caml.icmM de conYet·sacion.
Y efectiramente hablamos ele otra cosa.
e ABEN XO .\.R.
I~LEG !\RIA A .dl VIRGEN.
?thclre 1 Madre de Dios! tú que señtiste
lln tormento mayor que mi tormento,
(]Ue enmedio de los hombres existibte
y que sabes cuál es mi pens:truiento:
Escucha mi plegaria ¡.Madre mia!
{1 ml alma arropa con tu régio manto,
que la brisa f\el mundo horrible y fria
me deja el coruzon lleno de espanto.
Yo no quiuro buscar las soledades
para decir allí lo que me hiere;
quiero huit· de esto mundo y sus m11hlades
y buscar la ,·irtud qne nnuea muere!
De tu imúgen al pié, me ves postrado
y te voy á narrar mi des,rentura:
¿Qué te puedo decir ?-Madre, he pecado!
armnca de mi pecho la amar~ura!
He \'ivido muy poco, pocos años,
y en pago de mi afecto¿ qué he tenido?
-Un cúmulo de amargos desengaños,
que tienen hoy mi cornzon herido !
IIort'Ot' mo isnpira el mundo f~:J:nentido!
desprecio in de c:ifr:,ble su vileza! ......
el espíritu siento adolorido
y el corazon uolmaclo de trístcr.a!
Voltaire y Byron su dolor cantaron
y la infamia do! orbe aompt·endieron;
pet·o ellos, como yo, no te llamaron ........
¡Madre, mis ojos al llorar te viet·ou J
Ay ! á qué reconlat· tantos dolot·es
que t~ólo d¡{n al corazon espinas ?
Quiero el agua beber, cnger las flores
de tu amor, en h:s fuentes cristalinas ......
Si uo he pensado eg ti, no te he olvidado,
¿ puede aea~o olvidarse al que se qniet·e?
la oveja qne el redil ha abandonado
la mano del pasto¡· lame y se muere!. .....
Escucha, por piedad ¡ 1\fadre qnarida 1
bona la imágen del qne me ha ofendido.
'l'ánt<'S ¡ ay ! me engañaron en la vida
y l11nzurlos pretendo en el olvido!. .....
En confuso tropel viene á mi mente
.el recuerdo infeliz de lo pasado;
del placer que sentí, la llama ardiente
l.a voz det desengaño la ha apagado !
Y no queda !\ mi espíritu 0tra cosa,
qne un abismo de hielo y de amargura ........
1 ]•jedad, para la pobre mariposa
que ·no encuentra alimento en la Jlannt·a ! .....
¿ A los piés no me ves del Urux.ifijo
pidiéndole penlon por mis desvíos? ......
j Madre, cousuela, fortalece á tu hijo!
¡ IInz .h dicha suprema de los mios!
Popayan, Ma•·zo de 1875.
G. LLO RENTE.
FJ,ORES Y l~AJAROS.
Estamos en la estaoion de las flores y de
lo11 pájaros, hijos predilectos de la naturaleza.
El qué no ama · {l los pájaros y las flores,
t·evela un corazon seco~ marchito, ajeno á to·
do senti'miento dclicndo.
¡ J,as flores! ¿,hay nada más bello que las
flores? ¿no nos sonríe en ellas la naturaleza?
¿no constituyen el principal adorno del be·
!lo sexo?
¡ Los pájaros ! ¿qué corazon no queda B~lS·
penso y at·robatlo, al e~rnchar sus cadenmo·
sos trinos, sus armoniosos cantos?
¡Y hay séres que tienen la crueldad de
quitarles la vida, para satisfacer el inhumano
capt·icho de la caza 1
¡Y esos hombres vendrán dcR¡)ues proclamándose
apóstoles de la libertad, y en los
congt·e:;os, y <>n la tribuna, y ou la pt·ensa, y
en las plazas públicas, tronarán contra loa
déspotas de la tierra, execrando su nombre,
como si ellos fuesen mejores, como sino abusaran
tambien de su poder sobre el más débil!
Sin más razon qno ~n capricho, sin más ley
c¡uo su autojo,lánzanse en pos de esos inocentes
moradores de las arboledas, declarándoles
una guerra sin cuartel, áun á trlleque de
sufril· toda clase de moleatias y privaciones,
que á todo se acostumbra el hombre, oon
tal de satisfacer sus pasiones, por bárbaras
que sean.
Santo y bueno que se' ex.tet·mine á las fieras,
cediendo al instinto de nuestra propia
conservaoion ; per~ matar á esas inocentes
avecillas que ningun mal nos han hecho, que
viven dichosas y contentas en la enramada,
cantando snfl 11mores, revoloteando en torno
del tosco nido donde pian!sus hijuelosl .. .ft·ao..
c:unente ésto no tiene pet·don de Dios.
Muchas veces bf1senos ocurrido la duda de
si San Eustaquio es realmente santo, pues
Dios no puede mirar con buenos ojos á loa
que Ae gozan en el exterminio de los pájaro(,
digan ustedes lo qne quieran.
Hablemos do las flores.
Las flores son las estt·ellas de la tierrL
Imágen de la mujer, ~n hel'mosura dura un
instante, pero sn perfumo le sobre'\'ÍVe. El
perfume de In mujer es la Yirtud.
J;a tiNTa ama al cielo y le envia sna beSQI
Jc amor. CaJa flor ca un beso.
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366 EL CA UCA.
El cielo ama á la tiena y le envía sus miradas
de fuego. Cada estrella es una mirada.
J_,a naturaleza suele cultivar tambien la
poesia; cuando prouuce flore~, nos habla en
' 'crso.
Hay g(lntes ...... pcro ca&i no me 11t1·evo á
decirlo. Criticar· el uso, tan genPralizado,
de adornar el ojal de la levita con uua flor,
es exponer·mo á que la mayor parte ue mi~
lectores me echen una pelucn, y como no RO)'
calvo, á Dios gracias, ó á qmén correbponda,
no la necesito.
N o es esta la primera vez que tronamos
contra tnn ridicul:t coRtumbre.
¿Con qué derecho cortan usteCies esas po·
bres flores de sus rcspectiros tallos, scparán
dolas de sus hermana , de sns amantes talvez,
porque tamhicn las flores aman, priván·
dolas de libertad, oc aire, de lu:t. '!
Léjos del campo, donde o! céfiro laa arrulla,
y la mariposa las besa, y el arroyo la
retrata en eu claro l.'spcjo de crh;tal oznl.
marcbítanso bien pronto y languidecou y
mueren ......
Y si al morir eneuentr·an por 81'pnlcro el
seno do nua hermosa , su muerto 1lebe de ser
dulcisima; pero si mne1·en en el ojal u e una lévita
...... ¡ bflgase ustou cargo!
luz y besos llenos de amor. Touo es dicha
en tomo suyo. La v;da es para ella de color
de rosa. Su corazon late feli?. y alegre. Vncla
como la mariposa de los pmdoa, con sus
invi sibles alas de :\t~eles.
P ero et·cce y enJ1>ieza á experimentar un
sentimiento debconw:irlo, me1.rla de alegría
y pesar, de gozo y melancolia. Cuando un
jóven fija en ella su11 ojos, baja indistintamente
los snyoM y tiemblan y se encicntlen sus
mejillas.
¿ Por qué? T .. o ignorn.
Aquellos ojos prouuccn en su eRpíritn una
turbacion creciente cuya causa no asicrta á
explitart~c.
Su hermosura atrae á los jó\·oncA, como la
encamada fior á las mariposaR. Es amada,
porqué es bella. E~ coJ·azon ha rendhlo 3iempre
culto ú la estética.
Poro cnt1·a ];l mujer en años, apRreren sns
primeras canas, y todos la abandonan, y r>e
queda sola y t ri~te, como se queda triste y
sola la flor Íl yuién el vieuto arrebata r;u último
pedume. •
Hay flores que tienen punzatio1·as espinas .
l\Iujorcs hay que lus tieueu tambicu: las suo·
gras.
JI.ty flores ele • eRpiC>n
nte el sistema nervios.o y dando un tono Sttludablc á
la organizacion general.
Ungüento Jlollowuy.-Este maravilloso bálsamo
sana ittfalil.>lemente las 1Hlridns antiguas, las lla¡¡as
y los males de piernas y do pecho. Por modio de su mfluencia
las úlceras virulentas toman muy pt·outo un ~spacto
conv~leciente y desaparecen. Jama,¡ deja este Ungüento
refr1gerante do produc1r UD!I cura perfecta de las
afecciones de laJ1iel, Jos costipados, las toses y el reumatismo,
á un cuan o se h11 a palado en vano á todos los de-mús
remedios. ·
Las medicinas deben emplearrie ele ln.mnnera que indican
las instrucciones de que van siempre acou.pañadas.
Vóndcn~e por todos los principales lmllcflrios del mnn·
do, y por su Propietario, el Profesor 1Iollow11y, 633, 0~ford
Streot, Lóuurcs, W. C.
COLEGIO DE JOSÉ JO,\QUIN BORDi\.
6E ADBIÓ DE NU:EVO El! UOl'IOTÁ EL DIA 15 DJ,;
ENERO DE l8i5.
RAMOS DE ENSEhNZA,
Ejercicios de lectura., escrituro. y dibujo.--Castcllano,
francoij,inglés y o.lcman-Aritm.ít1ca, o.Jgolmt, geometrfa
y teneduría de libros-Historfa de Colombia, historia
eclesiástica-Lóg ica, filosofía moral, estudio de la Religiou-
Derecho civil y Legislacion.
PROFESORES,
El Director.-D. Roberto Escallon ( Subcliroct{)r ).-D.
Enrique Rathe, : ProfeRor aloman ).-D. Enl'iquo .Alvarcz,
( Subd1recto1· de la Escuela Norm
Citación recomendada (normas APA)
Mike. Mayhew, "Zorro: Matanzas", -:Dynamite,, 2014. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3965225/), el día 2025-09-28.
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