PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. . .
·~~~vvvvo••'""'"""~'· •~~~-~·,.,_~ ., •••• ~-·~w.,~~-~~·--•••.,••••••~~-~·
2 NUMERO 42. ~ TRIM VIII S • POPA YA.\", 27 DE FEURERO DE 1871i. ? . .
~-------~~--- ".\lat, tah·ez allá arriba nos veremos-~--~
ASO II.
RA:\!1REZ y niYERA, );DITODES.
<~ART¡\ DE CONH'rANCU.
(l~ragrocnto de El 1'rm Erpmn.)
"Mi carta que es feliz pue.s va. á buscaros;
cuenta os dará de la memona mm ¡
aquel fantasma soy qne por gustaros.
jugó á ebt.ar viva á vuestro lado un d1a.
"Cuando lleve esta carta á vuestro oído
el eco de mi amor y mis dolores,
el cuerpo en que mi e~~ritn ha vivido
ya durmiendo estará baJO unas flores.
· "Por no dar fin A la ventura mía
la escribo larga ... casi interminable!
.Mi agonia .es la b~rba1a .ago~ia
del que qUiere ev1tar lo mentable.
"Huoiliénllose, al morir, sobre mi frente
el palacio ideal de mi quimera,
de todo mi pasado solamente
esta pena que os doy, borrar quisiern.
".Me rc\•clo á morir, pero es preciso.
El triste vive y el dichoso muere.
Cuando quiso morir, Dios no lo quiso :
hoy que quiero Yivir, Dio& no Jo quiere.
"¡ Os amo, si! dejad me que habladora
me repita esta yoz tan repetida;
9ue las co!!ns más intimas ahora
6e escapen .de mis labios con mi Yiua.
"Hasta furiosa, á mi, que ya no existo,
lA idea .de los cek>s me importuna ¡
juradme que esos ojos que me ~an visto
nunaa el rostro \'erán de otra nmguna.
"Y si aquella moje1· de aquella historia
vuelve á tormar de nuevo vuestro encanto,
aunque os ame, gemid en mi memoria;
yo os hubiera tambien amado tánto !
del'lpues de esta existencia pasajera,
cuando los dos, como en el tren, lleguemos
de nue~tra vida ú la estacion postrera.
"Y a roe siento morir! el Cielo os gmu·do !
Cuidad siempre que nazca 6 muera el día
1lo mirar al lucero oc la tarde,
esa estt·ella que siempre ha sido mia ¡
"Pues yo desde ella os estaré mirando¡
y como el bien con la virtud se labra,
para verme mejor, yo haré, rezando,
que Dios de par en par el cielo os abra.
"N un ca ol\'ideis á esta infeliz amante
que os cita, cuando os deja, para el ciclo !
¡Si es verdad que me amállteis un instante,
llorad, porque eso sirve de consuelo!
"¡Oh, Padre de las almas pccaJora~,
conceded el pe•·uon nl alma mia !
Amé mucho, Señor, y muchas horas,
mas sufn por más tiempo todavia!
"Adios! aJios! como hablo dcliranuo,
no sé decir lo que deciros quiero !
¡ Y o sólo sé de mí qne estoy llorando,
que sufi·o, que os amaba, y que me muero!"
RA:llO~ J)E CA:I!fPOA:llOU.
L1\ !U:UJER Y LA UODA.
Al querer abordar estas dos cuestiones, me
encuentro como los niños cuando se wn ro ·
deados de multitud de juguetes, que empiezan
por quererlos todos y concluyen por quedarsE\
sin ninguno.
Son tántos los pensamirntos qne me agi·
tan, que ansioso de expresados todos, apénas
puedo explanar uno debidamente. ·
V amos, pues, con calma.
La mnjer y la moda son dos amigas inse·
parables, dos buenas compañeras que se sostienen
mutuamente eu laR diferentes épocas
de su Yida.
l.:1 mujer! bó aquí un logogJ·ifo cuya solu·
cion no ha ofrecido ningtma publicista eu el
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.ELCAUCA.
próximo número-como acontece gElneralmento.
Es un logogrifo eu que está inrcrtido el
6rden de tal suerte, que á semejanza del laberinto
de Creta, cuanto más se avanza más
r;e pierde uno en su intrincada combinacion.
Asf, pues, haciendo abstracciou completa
de principios sicológicos, emitiré unas ligeras
-observac:ones.
La práctica, y los hechos que cada día pasan
ante nosotros reflejándose en nuestros corazones
como los objetos en las plnnubas fotográficas,
me ofhcen medios snticientes para
llenar el vacfo que me he marcado en es·
tos renglones.
Hoy dio, no es acettado Luscar las cansas:
es preciso pasar á los efectos pam hablar de
esa bella mitad del género humano á quien
Milton definió tan bien, llamándola" hermoso
defecto de la naturalez·;t."
Valiéndome del estilo de Chateaubriand,
diré quo e!i necesario probar, no que la mujer
es costosa porque es víctima de la moda, siM
que es víctima de la moda porqne E'S mujer¡
esto es, repetir lo que tántas \'eces se ha
dicho: génio y figura basta la sepultura.
Y nada más cierto, amal)lés lectoras : dccidmc
con toda imparcialidad, si en loA tiempo!!
quo atm\'esamos se puedo patentizar me jor
que en ningun otro la parto débil de la
ruujer; yo creo que no.
La moda, esa maula con quo el pobre ex}'
lota la vaoirlad del rico, es la carcoma que
de\'asta poco á poco nuestra sociE>dad.
N o se me objete que ast la industria desplega
su vuelo con máe provecho, si este provecho
redunda en pe•:iuicio del alma á quien
cot·roen Insensiblemente la envidia y el orgullo.
Pa11to1:1, teatros reCJ'eativo!l, ¿ qné son pal'lllas
hijas de Eva sino una competencia en
que el lujo lleva la enseña del poder?
De ah1 la aversiotl al santo nudo matrimonial.
Hoy dia ¿quién se casa?
¿U no que cuente con tres ó cuatro mil pesos
al mes?
Ir:feliz 1 N o !e alcanzarán probablemente
para satisfacer los deseos de osa doña Moda,
señora capl'ichosa, que es la pesat!illa continua
de los p ·udPotes papás, de os maridos y
de los tutores honrado~:~.
Nadie conoce el mal en toda su extension
basta que se palpa, y mncbo más si ese mal
está oscurecido por las ilu~ones doradas del
nmor.
Asi, el pobre que se enamora ciegamente,
como es mofla decir, y no ve en su amada
otra cosa que sus gracias seductoras, sus bellas
manos que saben arrancar al piano algu-nas
notas armoniosas de la Casta diw 6 el
Elixir d' a more, y t;u piqnito de oro, cae en el
garlito sin contar con la bué petla, y hétemo
aquí uu hombre puesto en el potro martll'izador
de contemporizar coi su cara mitad, so
penl\ de oir estas ó semeJantes palabras á ca-da
pa~o: •
-¡Ay, Dios mio, cuán acsgraciaoa soy! Si
mamá alzara los ojos, otra cosa seria! ... mons·
truo !. .. ingrato !. .. infiel-..&.
Y todo esto por qné? Por ese ioccsmtto
deseo de imitar á 1ulanita ó m<:ngnrlita con
graYe riesgo de la paz conyugal.
'fodos los rséres e. tán 1mjetos á una pasion
predominante que forma su carácter e6pecial,
y de la cual son e!!clavos por más que le des·
conozcan.
El hombre siempre fué víctima de la mu·
jer, y por una ley de compcnsacion parece ser
que debía haber reciprocidad, pcr o Jll> es a. í:
la mujer siempre !ué vlctima de sn ranidnd.
Pot· eso dice Chillan, muy acertadamente :
El oro se pmeba por el.fiter¡o, ¿, m11jer por el
oro y el hombtc por l~ruujer. ·
Lo cierto es·
Que nadie que llegare á conoce!las
Podr:'l vivi1· con ellas ni sin ellas.
Y es qne la mujeres tienen á au arbiti"Ío
todos los poderes para domina•· el corazon del
hc- mbre sin herit'le.
Sabida es la influencia que éjercieron en to das
las épocas de la vida.
Hermosura , sensibilidad, suspicacia y lágri·
mas son los móviles con que pnede.n af1·onta1·
toda la fuerza moral y material del sexo mas·
culino.
¿_Quién eo resiste al llanto de una mnjer?
.Nadie que tenga una alma medianamente
noble.
Y sin embargo, con todos cE~tos dones~ con
todos estos poderoses medios, no se puedo
ménos de exclamar con Carolina Coronado.
...... Nacer mujer es triste cosa¡
desventurada sue1te nos rodea.
¡Ay infeliz de la que nace hermosa!
¡Ay infeliz de la que nace fea 1
Tengo pal'a mi que la infelicidad de la mujer
no la ocasiona el hombre, sino la mujer
misma.
Cuanuo veo una impudente doncella, en·
greida con garms, cintas, florea y fleco , que
va barrieudo las calles con la undosa falda,
llena de orgullo, cual nave real en triunfo
empatesada, creo que no -lo ra tanto por dar
incentivo¡¡ á ellos como por dar enojos á e·
llas.
Igualmente si las pollas del dia se ven ju·
guetes del amor, es porque han hecho del!::.parccer
ó al ménos amortiguar los ODCP\4tos
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ELCAUCA. 331
que lo forman: por eso los tiempos de l\ladas
y do I\larcilla conclnyoron ya.
¡ Gracias, oh sol, que alumbras este dia
en qne vuch•o á mi hogar, de amor repleto t
Ahora sí! derrite te de gozo 1 ~i una beldan de nucst1·os tiempos se ena móm
y arrebatn su amor á otm beldad, ¿lo
hace impulsada porJa pasion?
Su amor, si os santo, quen:\ en todo santi.
dad: lójos de eso, S~fCOmplace en inmolar llllCl
\'lctima para satisfacer, no su amor, sino su
arno1· propio. .
Y sé que la mnjot·, considerada espiritualmente,
es el :\ngel DE EL EXTIU.!iJERO.
í. !"; ven~rado nm~o ~1 Ilu.;tr! imo y rc,•crcndfsimo senor
doctor uotl Jójc ¡~'~"~"" O!."'"• m••ritf.siruo Ar:tobi
pode Q•tito;
i" nlMnrcndo l':vlre dou Ar,•1stin P Delgado, dignfsimo
RijpClior Ue la ÜOUlpl'iU du ,fesus eu el ]~Cilador, y
muy uu¡fl.do y reavcta.rlo harJ~ano mio en Jesucl'isto,
'Dedico ~1u(· rcllllid:unen~e cHte mi pobro canto, como
U !la. dcbt. prcnUn Ue IUI NspetUO~O lllllt)r J ll}Í ~incera
gr~titud,
Olt ! esto r1 h.:o/¡o po1 tl SP./íor ¡ y
ruán ad,lúrablc es ú 1mrstros o¡oY!
Y este es el diu que /¡izo el Señor
regocz_'illlOiiO., 11 rtlef¡l·émmuw L"'l él.'
(David. Snlmo 117)
I.
2\I:ie veloce, caballo 1 Sí, rrtás r~pido !
G:llopa sin cc1:m! )lús! Col'l'e, Yueln!
que quiero ver ahora, en este iustante,
lo que más ama mi alma y ver dese!l,
Y late, corazon ' Oh ! sí, pnlpitn J·
mas no quiems, ay ! no, romper mi pecho
¡ N o to embriagues ! o o agotes tus latitlos
In.fudtos de atr)or en un momento !
Espem, si! Pa pita más despacio !
¡~~o te cout>umas Je o¡i amor al íuego
tlin que áutett Dios escuche el .~ursum coi'da
que á ÉL entone , corazou viajero !
cunl nn grano de incienso árdete entero !
¡Y lnte recio, y vuélvete pedazos,
y abrásame de amor, y rompe el pecho 1
II .
Cual tiemo niüo :í quien su p:\dre cnseñR
eu clara noche el e~trellado cielo
y uno á uno los astros va mirando
que nmartto mu<ístralo el paterno dedo,
Así tú, así yo. Y o soy tu padre;
¡Ven acfl, cot·azon, ven, yo te mue. t.·o
de aquí de Santct llelena el panorar¡1a
m á t1ermoso que tiene el Universo!
Míralo! Es .Jledcllin ! Ciudad bendita t
la ciudad Jo tus íntimos anhelos!
donde están tu pasado, tn futuro,
tu esperanza y tu íe, tu amor, tu ccntJ'O 1
III.
Goznndo de una eterna prima\•era,
de pcrpétua apacible juventud,
y e~maltada do flores Ru prantro va;
resnmulamente, e:.an don José y los suyos
buenas gentes, y en su ca11a, como en la rle
San Basilio, eran toJos santos hasta el aguador.
-Y a, señor; si tengo dos varas de hambre
y traigo las t1 ipas que !lC quieren comer unas
á otras; y ban·iga vacía, to.do es sequfa. Pa·
ra eso que está snmercé tan esponjado y tan
.,atisfecho, como que barriga llena á Dios alaba.
-V e•-daJ es que no puedo quejarme.
-Y a lo creo qne puede sumercé estar re-q11into
( .3 ) como que siempre le sale el pejugar
á \'einte, y le carga la marrana ( 4 ), no
que yo soy la prosulta ( 5) d.e la desdicha.
-J nan, en este mttn1lo siempre ha habido
y halwá quién ria y qui~n llore; pero vengamos
al caso. 'l'e he mandaclo á llamar para
que vayas al palaci"O de la l!'ortuna y le cligaH
Je mi parte á la mía, que e$toy ~tisfecho y
que no quiero m{&s; y te daré por tu mandado
closcieutos ¡·eales con qué te l'Cmedie~:;.
En lugar de acoge•· con aleluyn. la ht1ena
propuesta, y una ocasicn como ('U RU vida se
le habia venido otrn á }a¡.¡ tniiOOil, le entró i
Juau Miseria la codicia y le dijo á don Jo. 6.:
-Qué, seño•· ! doscientos reales no son pa·
ra levanta•· ni llgachar fl nadie; mire su roer·
cé que el palacio de la Fortuna está empin·
gorotado allá donde Cristo dió l&s tres voces
y nadie las oyó. Si me voy por el cañal, me
he de mojar, y si por las breñas, me hu de
hallar con lobos y malas veredas; deme Rtt
rnercé siquiera trescientos reales, qne bien
los vale el mandado.
A don J o~é bien se le previnieron las tric¡niñnP.
Ias de Juan Miserill¡ á pesa1! de eso, le dijo
que le flaria doce duros y quedaron conve.
nidos. Pero al salir, como que ya le había
entrado á J nan .Miseria la codicia, se · volvió
atrás, y le dijo á don José que doce duros era
poco.
-Quieres nueve? le contestó con much:¡
pachorra don José. ·
-Señor, se está Anmercé burl!lndo? dijo
Jnan .Mise•·ia; conque no quiero ir por doc&,
é iría por nueve!
En casa de Miseria, como que en donde no
hlly harina todo es mohína, lo que había era
\ hambre, desnudeces, grescas, chiquill<>s llo·
·rancio y sopapos para aoallarlos. .
\ Mandó nn dia don José á llamar á .Miseria,
1 [ 1 ) Y tan reciente, que ahora poco vivían los dos tipos
-Pues, no vayas, dijo don José. ·
Miseria, al oir estl\ respuesta, se descuajaró.
qua.presenta este cuento. Si dicen los franceses que en
l'arll! corre 1~ agudeza por la.s ca.lloR, con ta ntn más ra~on
podtlrHos dec1r nosotros qu~ pasea p<>r los campos de Au-
,dr.lucra. 1
3 Contento, a.venta.'a.do. ¡ 2j Do léjos.
~ Parir muchos lecLou~ts la. cochina, teaer suerte.
o Nu11 plus ultra.
'1
~ }
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ELCAUCA. 334
El noble conde pasaba una modesta pension
n la madre, encargándola dicrse bm:n ejemplo
al rapaz y cuidase de educarlo. Pero Fer·
nandioo era el mismo pié de J úd::.s. Travieso,
enredador y camorri ta,más que rn la escuela
se le encontraba, con otros perillanes
de su edad, haeionoo novillos por laa huer·
tas y mm·allas. Ni el látigo, $Í la palmeta,
ntriuutos indL pensables del dómine de esos
tiempos, podian moderar Jos malos insLintos
del muchacho.
Asi m·eoiendo, cumplió Fernando veinte afias,
y mnerLo el conde y valetutlinaria la
madre, hízose ol mozo un dechado de toclo!'l
los vicios. N o hubo garito de que no flH:se
parroquiano, ni hembra de tumbo y trueno
con quien no se tratase tú por tú. Feruando
ora Jo que se llama un pié útil pam nna
f¡·ancachcla. 'l'añia el arpa como' el mismo
rey David, punteaba la guitarra de lo lindo,
cantaba el polltto y el aoaa rica, trovas muy
á la macla eutónces, con más salero t¡ne los
comediantes de la tonadilla. y para bailar el
pttnto y las rMlla1'eS tenia uu aquel y una
desvergüenza que pusaban de ca tailo claro.
En cuanto á empinar el codo, bebía <'1 zumo
de pana con mits anlor que los campos la
lluvia el el cielo; y en materia r en F ernando do
Ohávez la soRpecha do que él y no otro Cl'a
el sacrílego ladron.
Feman rlo anduvo á Ealta de mata; pues Rt~
excelcncin el Obi po don Diego Ladron de
Guuvara, viroy Jel Perú, echó trás el crimi .
nal toda una jauría de ll!guaci!es, ofioialcs y
oficiosos,
III.
'El ilustrlsimo señor don Diego J.adron do
Guerara, Obispo do Quito y qne ántes lo ha·
bia sido de Panam{\ y Guamanga, estaba de.
!:iignatlo por Felipe V, en tercer lugar, par!l
gobernar el Perú, en caso de fallecer el virey
marqués de Ca tc,dorius, Cuando murió és te
en 1710, habían tamuien pasado á mejor
vida los otros dos per~;ouajes do ln toril:\,
Al poco tiempo de <•jercet· el mando el
Ilnstríl'imo Ln(lron de Gne,•ara, se recibió en
Lima la noticia del triunfo de Villaviciosa,
que consolidó en el trono Jo E~;pnña {\ Folipo
V y la dinastía borbónica. Entre las fiestas
con qno la ciudad do los reyes celebró h\
nuev11, tné la más notable, la represcntacion,
en una sala de palacio, COil\'l!rtiua en teatro,
de la comedia en verso 'l'riunfos de amor y
pocler, eKcrit:t por el poeta lim~iio J>er~lt~.
El viroy Ollispo logró ahuyeutar de la cos .
ta á un pirati\ iuglé que hauia apre~ado t1·es
naves mE-rcantes; y comisionó al marqués de
Villar de 'l'njos para que destruyese á los ¡¡egroq
cimnrrones que, t•nseñoread.os de loa
montes de lluachipa, hnbian e tablecido en
ellos tortificauiones y osado presentar batalla
á la!l t;:opas reales.
A (ljemplo de su antecesor el virey literato,
acordó el Obispo gran proteccion á la
Univer~;idnd de, an ~lárcos; y más que dG
eU\·hu gruesos contingentes do dipero á 11}
corona, cuitló tle que Jos fondos públicos se
gastasen en el Perú ell templos, puentes y
caminos. U u vi rey que u o mand ba mil: o-es
:1 E. plfii no servía para el c3rgo. Es\o
y el haber colocado las regaUas a~ la iglesil}
áotos que las del sober~no, fuaron motivos
pam que en 1716 se le reeplazase con el priu·
cipo de 'anto Bono.
Hegres:mdo para España, llamado por el
rey, 'lne le excusaba asi el rubor de volver {}
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335 .ELCAUCA.
, -Y qué, me 'foy á qnedat· sin esos nueve f:tntMio~:l.
duros -qne tllnta f.alta me hacen? penRó el po- -Aquí me envia don J o~é el Colmado}:>!\·
bre; y volviéndose atrás le dijo al Cnsó mejOJ\ pnes el dinero seria. ·
le hacia mucha talt.a. I~os ricos son los qne -¿Y no tiene ese esporton de rosas nn fa·
matan ó sanan, dijo pal'a sn chdeco, y no hay vorcito pata mi, más·que sea de! tamaño de
sino agachar las orejas. ¡ Ojalá hubiera ido un cuano de especias?
por los doce 1 Bien dice el ref1·a11, que la co- -Y o no soy tu fortuna y nada puedo por
dici'l\ rompe el saco. Volvióse atrás y le dUo ti¡ le respondió la bu~na moza; pero aquí á osal
Colmado: paldas do mi palacio está el de la tuya; anda
-Señor don José, la necesidad carece de y platica c.on eita.
ley; voy vor los e,eis estfticos. Y con eso !ie fué bnilando como un trompo
-Qúieres tres? le J'C!!pondió elt·ico. y cantando como un canario.
-M demonio que se rompa un par de za- Salióse Miseria, dando zancnjadas, dió lA
patos y qnizás la CJ'i~ma~ subiendo por esos vuelta al palacio, y se halló con el de su for:
vericnotos por tres malvados.de duros! ¡ Vea tuna.
uated: valiente puñado son tres moscas! ¡Con Era esta roontda un derrumbo oc piedras
Dios, don José 1 más negras que mi corazon, qu.o tenían entre
-Ha!!ta más ver, hijo. cada grieta una víbora y en cada endidura
Apénas estuvo Juan l\Iisci'ia en la calle, una culeb1·a.
<'liando pensó: ¿Me he de quedar !iin esos -.¡ Con que aqlli es dortde mora la fortuna
sesenta reales, yo que no tengo un enarto¡ ni mili? dijo Juan Mise da: tal el pájaro, tal el
de dónde sacarlo 1 • nido¡ voy á llamarla, que ganas tengo de ver
Volvióse de prisll atrás, y gritó dcgclc la su 1·epulfa cara.
p'nerta ~ Y se puso á dar voces.
-Don José, mil·e usted que voy por los Salió al punto de los escombros llna viej:l
tres endinoe de duros. más fea que la que engañó á San Anton y a•
-Quieres uno? dijo el rico. padreó á San Esteban ( 6 )1 con una boca sirt
-Sí señor, respondió Juan Miséria tt1ás dientes y unos ojos pitañosos sin pestañas.
«úbito que un pistoletazo¡ y echóse en seguí- -Qué tne quieres ? preguntó la virja con
da á correr ántes que do u José renovaRe su· una habla que pat•ecia una matraca.
propuesta. -Mandarte nl demonio como uha condo-
Dcspues de su bit· y bajar todo ttll día por nada que eres¡ respondió Juan 1\Iiseria.
e11os Yericuetos, llegó á una peña tan alta y -Pues sábete, dijo la \·ieja 1 que porque
tan enriecada que no tenia ni vereda de ca· ine cogi!!te dot·mida has ganado uu duro ..
bra, y hasta los rayos delsolse resbalaban en Pues si no me hubieses cogido dormida, ni
ella. por los teinte reales 1>e11ias.
En el pinacho cl!taba encamruado el palacio li'ERNAN C,\BALLEno,
de la fortuna, que era de alabastro legítimo,
con puertas de oro puro. Cuatldo acabó de ¡1,l FÚNDACION DE SJ\NT 1t LIBRAn.t..
trcpa1· y llegó á la cumbre 1 entró en un p~tio
como una plaza real 1 lleno do flores de todo CRóNICA DE
el año, de frutales de todas estaciones y de
t,\. EPOCA DEL VIREY OBlSPQ
DE QUITO.
yerva siempre verde.
Empet.ó á llamar á. voces á la fortun:t de
don José el Colmado. Presentósele entónces
una mo1.a que le decía al sQ} quítate allá¡ lou.
na, blanca, rubia 1 cada mejilla parecía uua
rosa d~ á libra, y cada ajo una es.tt·ella plauctrl
¡ tra1a más faraláes que tm tejado, y más
perendengues qnc tienda de joyero.
-Qué me quier.e? preguntó la moza mny
I.
Como fl'ltto de nna de las calaveradas do
la nioceJad del conde tlc Cal'tnjo, Yino nl
mundo un mancebo¡ conocido en Lima bajd
el nombr~ de Fernando Hurtado de Uhávcz:.
f6 J Este dicho es' un anacronisnio, pues San Estóbali
sutrw su martirio poi loJ añoa 34, y San Autonio ,Abtul
murió el a1i0 3Gl: quitás iu(lique la personificacion del~t
mnla vieja.
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336 .EL · CAUCA"..
Quito, como dice el cronista Alcedo, quiso el
Obispo visitar el reino de Méjico, en cuya ca·
pi tal murió el.19 de N ovierubre de 1718.
IV.
Las diez de la noche del l. o de Febrero
acababan de sonar en el reloj de la Compa·
ñía, cuando el catalan Jaime Albite11, preparándose
á cerrar su pulperia, situada en las
calles de Puno y de la Concepcivn, vió pasar
un hombre cuyv rostro casi iba cubierto por
las ancha1:1 faldas de un chamue¡·go. Pocos
pasos babia éste avanzado cuando el pulpero
echó á grita¡· desaforadamente: ·
--Vecinos! Vecinos l Ahi va elladron del
Sagrario l
Como por arte de encantamiento se abrieron
las puertas,y la calle se vió en un minuto
cubierta de gente. Elladron emprendió la
carrera, más una muje1·le acertó con una pe·
dradll en las piernas á la rez qne un (~31·pinte·
ro de la vecindad le animaba un tranca~o
contundente. Cayó sobre él ll\ turba y aca·
so hubiese t.enido lugar un ,qnti&rricidio 6 acto
de juBticia popula1·, como llamamos nosotros
los repuLlicano s prácticos á ciertas barbariedades,
si el escribano Nicolas rle Fignoroa,
y .Juan de Gadea, boticario u el Ilospi :
tal de la ca1 idad, sugetos que gozaban de pre·
dicamento en el pueblo, no lo hubieran impedirlo
dbiendo : Si ustedes matan A este
hombre, nos quedarémos sin saber dónde tiene
escondido á N u estro Amo.
A este tiempo asomó una pat1·ulla y dió
con el c1·iminal en la cAree! de corte.
Alli declaró que su sacrílego robo no le
había producido más que cuatro reales, en
ttue vendió la crucesita de oro que coronaba
el copon ; y <¡we horrorizado tle su crimen y
atiut~tado por la persccucion, babia escondido
la pixide tm el altar de la ~:~acrist!a de San
Ji'rancisco, donde en efecto se encontró .
En cuanto á las sagradas forma~, confesó
que las había enterrado, envueltas en un pa ·
pel, al pié de un árbol en la alameda de los
Descalzos.
En la mañana del 2 de Febrero hizose en·
trar al reo en ·una calesa, con las c~n'tinillas
~orridas-, y con gran séqoito de oidores, ca·
uónigos, cabildantes y pueblo se le condujo á
la Alameda. La turbacion de Femando era
tánta, que le fué imposible determinar á puotq
~j el árbol, y ya;.,comenz11ba ei cort jó á
dese~>pe1·ar cuaudo un negrito de ocho aiios
ue edad, llamado Tomas Moya, dijo: bajo ese
n:uanjito vi el otro dia á ese hombre y me
tiró de piedra1:1 para que no me impusiera de
lo que hacia.
·J.as lliviuas formas fuewn encontradas y
al negrito, que era esclavo, se 1~:: recompensó
pagando el cabildo cuatrocientos pesos por
su libertad
Describit· la alegria de la poblacion, los re·
piques, luminarias y fiestas religior¡as y pro·
timas: es tarea superior á nuestras fuerzas.
Publicaciones hay 8e esa época como la Imá·
gen política de Peralta, á las que remitimos
al lector cuya curiotidad sea muy exigente.
ll:l 'virey Obispo, en solemne p1·ocesion,
condujo las hostia11 á la Catedral. Se quitó
el velo morado qne cubría el altar mayor y
desaparecieron de las torres é iglesias los
crespones que las enlutaban.
La yerba y tiena, próximas al naranjo,fucron
puestas en fuentes de plata y repartidas,
como reliquias, en los monasterios y ont.re las
personas notables.
El 10 de Marzo fué trasladado Fernando á
las cárceles de la inquisioion. Dicen qne se le
con ,lcnó á ser quemado vivo; pero en ningn ·
no de Jos documentos que conocemos del
Santo Oficio de Lima, hemos podido hallar
noticia del auto de fe.
El vecindaril contribuyó á porfía para la
inmediata ereccion de una capilla, de cuarenta
y cuatro varns de largo por doce de nn ·
cho, en el sitio donde se encontraron las for ·
mas. El altar mayor, dice un cronista, for mado
en esqu eleto, permite trasmitir por HU
pa1·te inferior hasta el sitio donde estuvieron
entonadas las bosti~s.
'l'al es la historia do la fundacion do la
iglesia de Santa Liberata,junto á la cual los
pad1·es cruciteros do San Camilo ost.ablecie·
ron en 1754 un conventillo.
RICARDO PALMA.
A. 'VISOS.
FOTOGRA.FIA..
Acabamos de recibir un escogido &urtido de útiles de
fotografía, y las fórmulas de los artistal! más acreditados
de Nueva York.
N o dudamos que las personns que nos ocupen, hallarán
mejores condiciones en nuestrO/! ~timos trabajos. sobro
plancblls de hierro, poroola.na, vtdrio, papel, y parttcularmente
en Jos amplificados y .retocados á dos l~pice¡;, que
imita.n los gmba.dos de J uben ; el cual trabaJO está couflado
111 jóven lgnt~c io Luna F., cuya. habilidad como di·
bujante es generalmente conocida. y recomendada. por los
inteligeutes en el arte.
Pop~yan, Febrero 26 de 1~5.
Segunda edicion hecha en Popaynn del
VIAJK A LA TIERRA SANTA en el año
del Señor de 1870,por el Reverendo P. Fray
Vicente Cuesta. De venta en esta imprenta.
DIPl~J:;ÑTA. DEL ÉSTADO, .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Et CA UCA. 287
y, el vuelo dirigiendo bácia otro punto,
al nielo dijo para siempre adios.
¿ Y sigues snspirnntlo tiernamente
por esa que ahrignste, corazon,
blanca paloma do inf~ntil arrullo,
que el hombre la inocencia apellidó?
Pues aprcurle que P,sa aYe nunca toma
al nido que una vez ábandonó;
cometa que en la vida de cada hombre,
hace sólo una \'ez sn evolucion.
Acaso sol11mentc el fuerte espfritu
qne en Sil vida terrena el puro albor
no manchó de ese nido, al desprenderse
del santuario tle came que habitó,
En la region ue Dios, el ave blanca
por vcz segunda y pam siempre halló;
y en una eternidad, celestes goces
obtm·o ue sus plumns al calor.
Asi lo creen millares do millares
de gentes que este mundo recibió;
y et~peran que al morir, en otm vida
reaRumit·án el celestial candor.
Conserva, pues, 1 oh es~iritu 1 ese nido
que o.lli en tu seno la niuez tegió;
que ni dejar t\t ropaje, en otro mundo .
rccobro.r!ls el ave de tu amor.
l'opayan. 187 4.
· JOAQt!IN REBOLLEDO,
Et•JGlt.,UIAS.
Cambiósc ae cirujano
en (!arnicoro Simon ;
y hoy por doquier dice ufano
que nu11que el oficio es villano
no extraña su profesion.
Dice J uancho con frecuencia
que es su e~posn Petronila
una flor de incomparables
bermoaum y lozauí.a ;
y yo sé qne es verdad ésto ;
pero hay aluo que me obliga
á pemnr que de ella Juancho
sólo tiene las espinas.
J. M. VET.ASCO CASTILLO ,
AN I::t;DOT AS.
U u a seüora cuyo traje era mds lujoso <1e
o que col'l'cspondia á su posicion social, conestaba
á las reprensiones de su contesor di·
iendo:
-Padre, es el uso.
-Tambien lo es el it·se al inflerno1 hija, le
cplicó el prudente confesor.
Un mncetro á 5U discipulo :
-Qué es número quebrado ?
-Número, los que tienen las casas; y
qnebrado, el comet·ciante de ni lado de casa.
-Ignor:~ntc! En castigo, vhyase us.ted al
calabozo, enciérrese por dentro y tráignm o
la llave.
Estalla ttno agonizando, y queriendo con·
sola de nn amigo, le dijo:
-Vamos, ,·alor! ...... Al cabo una vez hay
que morirse.
-Eso es lo que siento, contestó el otro;
si se muriera diez ó
Citación recomendada (normas APA)
"El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 42", -:-, 1875. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683931/), el día 2025-05-29.
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