EL C! UC!~
PElUODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVEI\TUD.
_ r~~-~~~~UMEm2.'~~~~~~~~-r~---~~~--
A.'\OII. ~ t POPAYAN,3DEOCTUDREDE1874. ( TRIM.VI.
...... VV_..,..,...~~V'>/V.,.,..,.,_.,~-··-~--~- "V"""""""'"' _,_,__~
RAMiREZ y !UVERA, EDITORES.
L,\ TRENZA DE SUS CABELLOS.
N o voy á hablar del dmma que con este título
regaló á la escena espaüola Don Tomas
Hodrígnez Rubi.
Quiero hablar de vuestros cabello¡:¡, linda
amigas mia : de los vuestro!'!; es decir·, de
los que os dió la naturaleza y de los que os
veutlió el p<'luquero. .
Cómo! dirá alguno lle esos boqnirubios,
que nadan entre ilusione¡¡ y se figuran que
todo lo que reluce es oro; ~rno ! esas sedosas
cabellera., y esa torrecdlas y médias lunas
y cuernos de la abunuancia y rizoR y uneles
y caclntmbos, no siernpr e son ramas u el
árbol que cobijan?
N o, amigos mios; bien hermosa es la mujer
por Pí sola, para que le demos tambien como
propio lo que es del peluquero.
Los cabellos de la mujer son tmo de sus
mús bellos atlornos y lo úuico qne le sobreYi\'
e. Con razon los amamos tanto.
A vece& descicnrlen en ondaa por cuello y
CF~paldn; ñ vece~>, aunque muy raras, lea ba.
jan hasta las corvas y podrían servirles de
manto, más lujoso que t:ii fuese de terciopelo.
Asi debió de ser Eva. cuando nació entre
flores, expuesto <'1 blauclo y sedoso cútis á las
amas del romáuticú jarJin.
As! las hay en diversas par·tes del mundo,
y para no hacerme cansaJo, me contentaró
con citar á las lindas hijas del Guáya.s que á
na1lie cerlen en cabellos ni ojos; largos, negros,
sedosos los unos; grandes, negros y
tiernos los ot.ros.
Esas cabl'llleras nunca son más Leilas que
cuando ruedan en ondas, prendidas al eles·
gaire, con 1111 !ove camafeo qnc de diadema
les sirve, adornarlas á lo más con una fresca
flor émula de la nieve ó la llama.
El or·o y las piedras preciosas ~an servido
vertitlo en urnas fúnebres.
Cuán gozosos no gnar·dan lo¡,¡ que aman,
un rizo de esos cabellos, prenda de inestima·
ble valor, símbolo de nn dnl,¡e juramento 1
Quien llega á poseet· este te .. oro, se cree
más grande en , u triunfo quo César y N apoleon
en los suyos.
Ese Jia no se toca la tierra con los pié3
ele puro contento, y esa noche uo se dutJrme
de pura emodon.
Y en una separacion? Cuando despnes del
abrazo se agolpan las lágrimas á los ojos y
el corazon 'o qnier·e salir, y 1:\ \'OZ forma nu·
do en la garganta, qué es lo único que con·
uela? Uno t1e eRos lindos rizos perfuma·
dos, una cinta, un r·etrato.
Pero la cinta npénas ha toca ay! que á veces se !J:m con· belleza; ~a beis eu qné se ha con ver ti do~ En
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\.lna me1·cancía, como cnaJqnicra otra. 1 chan (¡un lado, pero que yo suelo le er, aficio-
Sí~ hoy se haeen pacas de cabellos pow- l' nado como soy á la hi toria de la hmn:wi ·
expm·tation, ui más ni ménos qne si fuesen dar!, he encontra1lo este linc.lo trozo que re ·
nlgodon ó l:ma. comiendo á miK lectoras.
Hay en Rnropa cnsas inmensas qne nego · " La par\ciense ~e equipa tnn biet1, que to-cian
en c:;a sola mercancía, y cuyos rlepen· 1la entera respira el fuego del demonio. Mi·
dienteR recorreu, tijera en mano, el mnnclo. radie los pi é~: su calzado es tan estrecho
CabellenlA rubias y negra , roja~ y blan · qne llega ú lo ridícutb. l\lirad sn cintura,
ens, toclns despiertaLI su apetito, a todas le s se la aprict;t con una faja cllos
que ornan su frente y en tlo ricas trenzas
que le caHu por la e~paltla. :E~~IH uos
tl'('nzas caer!m ...... tal vez 1nojada~: en 1:\gri·
mas. N o importa ! Caigan ! y caignn pronto
; que la m:11lre t:!C muere y el tra. ·tjtttlatlor
110 puede l'l>JlCI'at·.
Ay! linclas ami~a mias, . i Jlllllie!.leie adi Yinnr
lo que llenns en la cal¡eza, lo quo O!>
vendió el peluqn~'ro , lo ljUe llamai:l vuestros
cabello.!
Las pacas de cabellos eRtún com pnc. tas de
pelo tan distiuto 1 Pelo de hermosa!) y tris·
tes doncellas; porqu(' , e o ~i, puedo a egura ros
que una tren~a cotta11a Him uoliz a un gran
dolor; pelo de loco ·, pelo de cr;rninales, pe ·
lo u e l\lngdalena~, pelo de enfermos y ...... no
os asuHeis, pelo de muertos!
noehe sola ni por to1lo el oro del mundo. "
:Eso pasaba en 1~73. Hoy pa a lo mismo:
la humanidad es i1l énti ca y ellllnndo no hu ·
ce más que copiarse á sí propio.
J. J . l30IWA.
EX L ,\ NO(!UE.
Unid . recuel'llo~, que abra aL mi mento
y emponzoñai. mi curazon arclit•ntc,
por tautas penas destrozado ya;
deja1lmc en esLa soledad ~;ombría,
que há largo tiempo que en el alma mía
seco del llanto el mana11tial está l
De ac¡uel amor infortunado y santo
la trunca hiRtoria c¡ue empapó mi llanto
apartad ay l de mi memoria ya;
y alivie el sueiio la p1·ufuncla heri!la
que abrió en el alma la ilnsion queri1la
I}UC llll OUÍO inju. to tlHlJ'C·hitó t}llÍz(\.. ....
l\Ia . ny 1 no calma el clevorante fuego!
que pam siempre el bienhechor sosiego
con mis ensueños do mi lado huyó;
y con angnstias qne me e ·tán matanuo
e ·toy las horas de quietud pagando
que ayer fugaces el amor me tlió .
Sarcasmo horrible de mi suerte d1tra 1
e erito está que eu cansa de amargura
e trueque al pnuto cuanto quiero yo 1
Por ésto á veces en mi acerbo duelo
llego á penRar qne Aol>re mí del cielo
alguna etc m a maldicion eayól ......
Ese UJÍ!lmo qne os ama tanto, y qne o::
be aria, éurio de gozo, los cabellos, se iría a
lavar la boea tahez, si supiese de quién fue·
ron. ¡Oh lirio al rayo clo rri amor abierto 1
.Alguna niña qne duerme tranquila des- tal\'~Z tu amante en tu memoria ha muerto
JHlCS Je haber uejacJo en SU tocador SU CllS· eualmuere todo cuantO nace aquí j
taiiada y sns b ~~?'rujos, junto á Mis anillos y mas yo, constante, como ayer te aLioro~
Esns pomadas, Raldria corriendo espantada, si y aunque hoy, Helena, como ayer oo lloro ,
Fe lc1·cyeJase en .meiios el lugar t1onde está 811Cntubo débil al pen ar en tí 1
eJ duefio primero de Sil& uauc!Jos. 1 --
EllllllO de esos pcrgalllinoc l¡UJ toJos e· Quién te arrancó de mis amantes brazos?
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EL CA UCA. 171
¿ qnién destrozó sin eompnsion los lnzos
(1'\C iba á estreehnr la bendicion de Dios?
¿ quién, despiarlfl(lo, uw robó .o1 c.nriño
que en tu !lima vírgen i11fuuctí 1ie niño,
y abrió nn abismo entre nosotros dos?-......
Ay! qne el qnc ~npo entri~tC'rer mi rida
(levnelnt á mi alm~ latquietud perdida
y la clu'.ee €Rperarrz.a qne apugó!
.que le devuelva el .entusiasmo nniiente
.eon qne forjara en mi atrevida mente
el mundo t)llC .era e&combros .couvir·tió! .. ....
i Oh amor de rtlifl amores l ¡quién me diera
i1\He tra doliente historia toda <'ntera
en nn olvido etomo sepultar!
1 qni6n arranc.'lr tlel corazon <~ob:ml.e
~1 fuego lento qu.J perenne anle
y amaga mi existencia dcr.orat• ~
N aclie en el mnnrlo, naclie! Y sin embargo
1'lliéntr9.s tu iB1ágen en mi pecho cargo
y al ¡ro. o del dolot· sucumh0 yo1
H1 , 1.alvez ignorándolo, in~onstante
hnllnrlis en lo brazos de otro am~nto
Jo que J.e mi alma para siempre huyó!
¡ Ojalá nnnca turbe tu memoria
tli te nnanqne 1111:1 1:\grima la histori~
.del profanado a mor de tn niñer.!
j ojalá siempre la existencia ~e~
t.an grntn para ti cual lo desea
-el LJUe intlignatlo to ofPrHlió talvez!
Mas ay! si aca~o la de1-1grnci:t un ntre los homurel:l tu pMtrt está,
oh ! díle, por picflad, tu desventura,
que si:\ e
lo ve F>olitnrin. Yo t<'nia una lnl. n idea · to rn
la Via 1\pia de Homa me hacia creer qnc
Chatcnubriaml hubiera clatlo In idea de una
1 eo~a, si no parf'ci•h, ele nn órto monnmt,nto me SPII·
1 tí herido en mi vanida·
LA 'PF:\IILL
1mnion &e irán •licirndo rtl deRperhrse una de
For·mn la Mitl:t rlel m·1r UHI\ ¡·ihl'ra prñ[l~- otra y ::tl \'l'r In t11mhrt Rolit:n·in : Clwtert·l·
COMa y deolella1h . <.loude i h.ly peligro~ tlu- , bl'iwid .' En nn rico panteoH pne len ser Yic-
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l~L CA UCA.
lailos los hue11os por robarse el oro: aqnl nadie
irA á robar un puñado de tierra por descubrit'
los rest.os heuhos tierra.
N o ocultan~ que tll\'e esperaoz~ de yer la
sombra do ühatcauurinnd sobre sn tnmba:
no ocultaré tampoco qne cuando el sol rompió
una barrera ¡]e nuues, no alcancé á vet·
otra somb1·a que la. de la cruz sobre hierba
verde. Segunda leccion pm·a mi vaniclac1 :
;, :l qué buscar en los sepulcros otra sombra
qne la ele la cruz?
Gracias ú .Job, uno pnede hablar delante
de las tumbas. Pasé como una flor. .!llis
dias se seca1'on como el heno. C1·eo que mi
Redentor 1>ive y en el último día me he de let:
antar de la tierm. Qué es el hombre ...... ?
Lo t>isitas po1· la muñana, y al momento lo
pruebas.
Pero el que ignore las palabras de Job no
puede hallar nada dcltlnte de e~os montccillos
que el Rey de la ct·cacion forma con sns
huesos. En la tumba DO puede verse sino
la N a da 6 Dios. U na crnz obre una tumba
lo dice tot1o. :El que allí yace creyó y oró,
y al morir esperó. Habrá sido coufirmada
sn esperanza ? I~a cruz lo asegura. N o se
aélopta UD signo de infamia por mil generacioucs,
11i por algun mcrlio no hay Reguridad
c1e que es ya signo de gloria. Un esclavo
mendigo mnerto un dia ántcA de Jesueristo
no hubiera aceptado para su tumba scmf'jante
distintivo : un Rey al morir, poco despucs
de Cristo, no hubiera pediJo para su tumba
ninguna imágen, ni la de su corona, sino é a,
que pocos años ántes reco1·daba á los esclavos
ladrones. Para que esto suceda es precil'lo
que la cruz diga y ignifique mucho.
Di la vuelta al derredor de la tumba, lento
cnnl si contara loR pasos: ocupó tanto tiempo
como el que empleé en derredor de la de N a}
1oleon en los Inválidos. En ambas me preocu))
aba la historia c!el muerto. Pero acaban
peregrinaciones mi1s largas aún y é~ta tambien
acabó. :MtJ tienté en el escalon de la
tumba Y. me reuliué en la reja que la circuye
y recé: Sí, recé: de::teeudiendo de laR poé·
ticaA regiones de la gloria humana y de la
poe. ia tel'l'ena, reeó despacio un Parlrc
N u estro en sufragio rle esa alma. J,e deseé
en prosa cristiana~ qne es la verdatiera poe-
6ia: que Dios le diera sn eterno descanso, y
que luciera para él la eterna luz. Largo rato
pr.sé tiespues meditanrlo por qné arte de
magia cabia tanta gratHieza en tan pequeño
esp:wio. Con el brazo izquierdo enlazado á
un balaústre de la. reja, reclmante
toda mi \'ida desde el ado aquel recotlo de la nngoflta
con su varita la eseaf'nS hierba que <:recian senda , ya no Ao ve sino la bajada á la cin·
E'n las grictns del peñon, y mis dos novios se dacl : qne \'!\ 11 p:ll'llCl'~e en la playa. Volví
miraban sonriémlosc y entrcla:r.annta al principio, prf'eipit.:\n,lose en tnm·
molo hace siempre la felicidacl en el mun- bo~ de. pue,. La 1J1·imera ola ora bebida
do, miént1·as el viajero aJI1<'ricano les contu- por la arena: apénas ciaba nn pa~>o ~e perba
la hi,to1·ia de till mismo compatriota que Jia i pero la segnnrl:\ pasaba soui'C ella é ib~'
.ellos ignoraban. ro no hubit1ra podido ha- á morir nn poco mús all:t La tt'rcera avanblar
tanto en una lt'ngna extraña si uo me :tl\ba obre amua~, moría tambie11 y ~QI'\'ia
hubie1·a servido mnclias veces de las pala- de oal:r.nda ñ la signieutc. Aquello era <'11
bras mismas del muerto, qnc se me habían pequeiio nn oampo de batalla en qne las
quedado eu la memoria cuando leía Sil libro primeras filaA prepn~'an cotl su muerte el pa)
JÓ~tumo en la Biblioteca Heal de hwi . so á las última~:~. Yo bajaba embebecido en
Así, segnn he lehlo en un libro Je VHIJe. , ese j11 ego doloroso y peu ando en que en l.a
h.~bia 11na trihn en Amórira q11e acababa de natllrHieza toda rrfherte abre paso á una ·vtmatar
al enemigo t:ai(lo con las arma que le da como totla vicia da orígen á una m11crtc.
qnitaba cnaod0 ya no poclia defenucrlat!. Cuando lleg:1mo al fondo del arenal y atra-
.Mi zuavo me reconh\ba que era hora de vesábamos el lo ho de la marea, ya é La lo
partir, porqnc si no podía m o· qnedamos in- babia hnmecleoido tolan'co t)ié e mojaba.
wénos que ir a In c:ll.~fl dunclf. drió, como di- Y al ve1· aquella copia fiel ele un cn~(ho
e~ mi anugo Trncba en 11na de su· bella l nut.íguo y cómo hnia ele u novi0, qne le ¡;¡>.
J>lll\sias. guia, sin cesar, co1npletaba yo el cuadro r
0nauclo leR e:UJt'e r~ta r<'lacion , , ín•anc;e 1 citando la otra quinti .la:
u lt>dc . avillaruJe : ¡ y de esta mant'ra Pe h:t hecho una espc·
las huellas que habían quedado estampacla!' eulacion parn el an·cnrlatario de la ca a la
en la at·ena húmeda, marMndo a&í el camino conservacion de aquella c:ímara, que sin tal
que habiamo trnido. Los novio~ subían aliciente no ¡;e con err:u·ia. ],as reliqniat.i
adelante c11lnzado. por las manos, euvirlin- del poeta. 011 !o(nardatlas no por re peto, co·
dos pero no envitlioso~. Había ell las rni· mo la pia,lo ·a ancia11n de .1\f(•ga.ra ¡¡;na.rdaha
raOn1c mi ¡;navn que durmiera yo
mnjet' poi' el llomut·c á quien pertenece, l;in ocnpa1 arénnl y el ci, ne se remontó
otro hay en la pared iloi:i magnítieos graba· al e!lpacio. Éste, comprendiendo mejor los
1loo que rcpre,entan c•scenas de A tala. Al dolon~ · ele la vida, volvió í1 det>cau~ar á oripié
del lecho y t•n la mitarl del apo cuto hay !las del mar juuto del cual uació; aquel,
una me ·a y tres sillt:.ne, dorados, vicjit
Citación recomendada (normas APA)
"El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 22", -:-, 1874. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683911/), el día 2025-07-17.
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