PERIODICO LITEHARIO DEDICADO A LA JUVENTUD.
A.ÑOII ( • NUM€ROI7,
' ~ POPAYAN, 29 DE AGOSTO DE 18i4.
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RAM1REZ y RIVERA, EDITonz:s.
V,\NIDAD, ORG(TLLO.
{l'OU D. PEDRO FELIPE MONLA.U.)
TRI?!!. VI.
sis de orgullo y de ~anidad mucho mayor
que el resto de los demás mortales.
La vanidad se refiere al instinto social denominado
aprobativ1'dad (necesidad de aprobacion
), que todos sentimos; y el orgullo,
al instinto del aprecio de si mismo y que
Gall designó bajo los nombl'es de orgullo,
altane1·ía, fir;reza, amor de la autoridad, ele·
vacion y buena opinion de sí mismo.
Vano suena y vale lo mismo que vacío :
nsí es la vanidad tan miserabl,, que no se le
puede decir cosa peor que sn nombre. 1Wa
misma, como nota bien Cbampfort, so da por
lo qne os.
Del influjo de la nacionalidad depende que
cada.pais, c.ada pnebl~, haya tenido y tengn
s~1s pretenswne8, part~eularee y más ó ménos
ndiculas, de superioridad intelectual, 6 de
nobleza, ó de hermosura, de ''alor, 6 de ga.
lautería &.
Los ca1·a?t.éres de esas dos pasiones ~on
muy conoCJdos. El ohser\'ndor ménos ejercitado
cali.fica de~de luégo al orgulloso que
se eleva, y al van1doso que so hincha. Basta
el trato mús superficial, basta una sola conve¡
·sacion, basta /1 >eces fijarse en el aire de
andar, ó en el modo de veAtir de alguna por·
soua, para poder graduar al punto su vanidad
ó su orgullo.
De la familia de los vanidosas son: el ami!
JO de la glo1·ia, el susceptible, el jactancioso,
el magnífico, el petimetre, el fanjm'ron, el
en,r¡reiclo, el necio, el m(Jjadero, el fastidioso
y la coqueta, tipos comunísimos en touos los
países.
La adulacion con los superiores el des·
precio con los inferiores, la falsa :nodestia,
la terquedad, la dureza de corazon, la hipocrecfa,
los ex ceRos de 1 ujo, la envidia. los
celo~, la cólera, el rencor, la venganzá, el
asesmato, la locu1·a y el suicidio, son los tris·
La presuncion~ la suficiencia, la soberbia,
la MnclUlzon, el desden, la an·or;ancia, la
fantasmonena &, son variedades de la pa·
sion ó enfermedad moral llamada O?'{JIIllo,
perfcctamcute caracterizada por La Bruyero
y otros moralistas.
La vanidad y el orgullo son pasiones muy
generalizadas y profundamente arraigadas
en el corazon humano. El ol'gullo es ot1·a de
las raíces pl'incipaJe¡¡ de las demás pasiones,
y la causa primaria de nue!!tra degradacion
original.
Las causas que más de ordinario trastornan
el recto ejercicio de la!! facultades de aprobatividad
y del aprecio de sí mismo, Ron:
la mala educacion, los honores, las riquezas,
el talento, los conocimientos á médias, y, so:
bre todo, la adulacion.
·Por lo tocante al sexo, es de observacion
1 que los hombres se inclinan más al orgullo,
y las mujeres á la vanidad.
En órden á la!! profesiones, creyó notar
ILa Rochefoucanld que los poetas ( genus
l irritt~bile vaturn ), los autores y los artistas,
. los monarcas y los filósofos, tienen uua dó-tes
efectos del orgnllo y do la vanidad.
El orgullo y la vanidad pueden coexistit·
desdo &us pnncipios; pero las más veces el
un vicio enjendra el otro, y los dos jnnt.os
producen la arnbicion .-Si el vanidoso logra
los aplausos que apetece, suele perdc1· la ca~?
za, y se Yuelve orgnlloso, si ya no lo era.
S¡,.el ergulloso l.ogra hace~ á .la mnltit1td partiCipe
de la profunda conv1ccwn en que él ea.
tá de su mérito personal, llueven sobre él los
?logio~: s~ le p10diga el incienso de la lisonJa:
este. muwnso, se le hace muy luégo tan
neoesano como el ail·e qne reRpira, y tiene
que buscar á toda cost~ la ''ana-gl01·ia, más
qne sea paRando por mil bajezas y ridiculeces:
ántes no tenia más qno orgullo, y ahora
se ha vuelto vanido¡.;o por llñadidura.
Esto e¡; lo que sucecle con la vanidad y el
orgt~llo felices ó satisfechos; pero en la ad.
vor~1dad es otra cosa peor. Despues do nna
crítt~a, de ~n chasco, de un tropiezo, el amor
propw humillado se ¡·epliga de algun modo
dentro de si mismo, y se ocnlta avergonzadÓ
6 corrido do su derrota. El orgullo sale eu
!IU socorro, y le induce á que det~precie el fa •
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430. IL CAüc.t;
llo pdblíoo ¡ acon!léjale que prescindR de los
elogios del vulgo, que no sabe conocer su
Talor y que admire él solo los tes()ros de su
ingenio. Mas el orgulloso que tiene que re·
baJar 6 disminuir en algo la encumbrada O·
piniou qt1e de sn capacidad tenia, se ahogará
ó reventará infaliblementer si no llegan á ,
tiempo algunas mañoAas lisonjas qne dilaten
su corazon. Así es eomo las heridas de la va·
Jlidacl se alivian por medio del orgullo¡ y co·
mo éRte, humillado 1 uusca uu desquite en la
unidad.
( Conclllir6 .)
,\ ELMIR.o\..
De tue mil eoledadca,
oh vida. humana!
aólo me c~panta una.,
y ee la. del a.lmo,
y es la. del alm11.
que á eu imnortal destinO'
va. solitaria.
.
ANTONXO D:& Tnu~nJ. .
1.
Annque el arpa son-ora
que entre mis mano!
vibraLa en otro tiempo,
se hizo pcdar.os,
se hizo petbz~a
como mitt venturosos
amantes lazos¡
Con lágrimas y cantos
alivio encuentro
para mi sér clo •iente,
para mi pecho,
p-ara mi pecho
que está como mi arpa
pedazos hecho !
Arpa do mis cancionea
y mis delirios,
hoy resbala en ttls cuerdae
el llanto mio .... (,
el llanto mio,
como en una flor mucrt:t
cae el rocío.
JI.
'\"a una semana, oh niña,
que estoy ent€mno
y encerrado en mi casa
cual }1tisionero ......
cual prisionero,
pues nadie á mí se acerca
ni á nadie espero¡
Y hasta la fecha en este
triste retiro,
tlc mi dulce amignitli
no he recibido ..... .
no he recibido
tm recuerdo siquiera- r'
sólo eso pido !
¿Por qué al olvido hecbarme,.
por qné me dejan
abandonado y solo
con mi tristeza ?
con mi tristeza
y hondos r¡cuerdos que ara!l
en mi cabeza.
.Aquí de noche y di:t
flOrennes vagan !
ecos de mi pasado
que en toda el alma ,·
que en toda el alm81
tcsnenan sin dejarme
quietud ni calma ,
Ay 1 arpa de&templacla
de mi amargura,
tus notas y mis dichas
una por una ......
una por una
pasaron ¡ fné una mism~ ·
nuestra fortuna ~
1 III.
Si de cuantos me quicre11
á veces buyo
y vengo á refngiarme
léjos ele~ mundo,
léjos dell!lundo
hli dolor es tnfi gr:mue·
y más profundo (
La soledad entónces,·
como un sudario;
!Ue envuelve, y es más hone mi frente yl\ helada
en las arrugas
TcrAn las hondas huellas
de mi amargura ......
de esta amargum
inmensa cual fué inmensa
mi desventura.
VIII.
Arpa del desconAitelo
y del m1u'tirio~
gaarda, guarda en tus cuerdas
el llanto mio ......
. el llanto mio,
como una rosa muerta
guarda el rocio.
Ay 1 arpa lllido, aunque resplandeciente do satisfao
.cion el semblant~. Subió al púlpito, sin embargo,
y con voz apagada dijo esta-s pala·
bm: ·
. -Hijotl:· para vuestro bien y para el mio,
·me vali el penúltimo .lomingo de un piado·
so engaño1 Y o necesitaba atraeros al bien,
.Y no atinaba ooo la manera de conseguirlo.
Mi vida ha tenido dos pattes: dedicada al
vicio la · .primera, á la virtud 1~ seg\tnda; y
Ja' una fué tan desdichada, tan fiena de COii·
gojaH y amarguras, como de consuelos y san.
taa·alegrlas la otra. Y o compt·endia esto y
~e lOO'l'l\'La hacéros.lo comprender á vo~o -
tros. Meditando profundamente en ello,
me dije un dia: ¿ qué atraccion · tiené el vi·
cio, tan {u·ido, tau costoso: para llevar trás ·
de si más partidarios que la virtud', t.an-het'·
mosa y tan fácil Y Ji~l¡¡ombre; la prohibi·
cion ~el ser vicio.,. Si los vicios fn~ran vir•
tudes. ¿quién tendría bns!ant.e valnr para
ser virtuoso? ¡N adié J ••• Y penetrli\do de l~t.
verdAd de mis ;reflexiones, se me ocurrió po ·
ner por obra el medio que tan felices resul tailos
ha producido. La voz y las fuerzas
me faltan para seguir, hijos mios: llevadmo
á mi casa; me quedan 01uy corto.s instantso
de vida.
Y trasladado á su morada, y despues !\ su
lecho, en los brazos de sus feligreccs, que
temblando por ol peligro que parecía oo·
rre1· la existencia de su santo pastor, y trémulos
ele emocion '/ CJltusia smo por los be neficios
que r.u sab1duria les proporcionaba,
mezclaban las lágrimas á los vícto1·es, el paclt-
e Daniel, sonriénd0so beatíficamente y
eoo los ojos eleo,~ados al cielo, qtte sin duda
se abría ya para su . ~iradas, iba espirando
lentamente ... lentamente, y recogiendo en
sus oídos el murmullo del pneúlo que reso .
naba en ellos como la. nbsolncion da sas pa·
sados e~travios .
ÜÁRLOS ÚOELI,O
A MEUCEDES •
J1as brisas del Guaira tu cuna mecieron1
la luz do tus ojos te uió nuestro sol;
t\t infancia pasaste eo medio do tlorell
que ufanas te dieron s1,1s bellos colores,
prestando á tus labios suavísimo olor.
'fe dieron las palmas su gracia y donaire.
formaron tus dientes las perlas del mar;
y allá entre los bosques de anllina ribera
llevó, juguetona, tu ris.a primera
la blanca corriente de arroyo fuga2:.
Te dieron las aves sus voc.ea canoras,
la nieve del Ande tu seno formó;
tus negros cabellos los vientos rizaron,
los Cielos propicios .tu frente marcaron
con touos los signos de tm ángel de Dios.
Cuando eras mny niña B\lrcaste los mares,
dejando tu patria, por aiemprc talvez;
tu gracias mostraste en ¡;uelo extran 'ero,
aqui.. .donde al verte senti. .. no, no qu ero)
no puedo decirlo, bendita mujer 1
JUA.N N. W ,\LLtS o .
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/ ttC .4tC . 13~
SONETO.
Dices que yo te olvido; Ce1io, y mientes
en decir que me acuerdo de olvidarte,
pues no hay en mi memoria alguna parte
en que, áun como olvidado, te ptesent.es;
Mis pens:lrnientos son tan diferentes
y eh todo tan a.jere>s de trntarte,
que ni sabtm si pueden olvidllrte,
t1i !!i te oltidan saben si lo sient11s.
Si tú fueraR capaz de ser querido,
fueras capaz de olvido, y ya era glortu
al ménos la potencia de haber sido ¡
Mas tan léjos estáFI de esa victoria,
que aqueste no acordarme no es olvido 1
!lino uua negacion de la memoria.
SoR JuANA ÍNHs DE LA Cnuz ,
PENS..lMIENTOS S1JE1Jtó8.
(To~anos PARA uEL CAUCA..")
J,uzbel no es el ri~al, es el esclavo del AJ .
tfsimo. El mal que inspira é infunde, no le
infunde y no le it1spira sino permitiéndolo
el Señor¡ y el Señor no lo permite sino para
caatiga¡· á los jmpios; 6 para purificar B
los justos con el hierro candente de Ias tri·
bulaciones . .Tttan Donoso Cortés.
Corit11mplemos con el pensamiento la tie·
na en el momento en que sn Rey sucumbe .
una negra noche domina el espacio, la in
mensidad estí1 entregada á las tinieblas, eo·
mo ántes del instante en que la luz fué he·
cba; nuestro globo se desploma como si aca·
base iie perder st1 punto de apoyo ; las mon·
tañas se agital1 y lúgubres murmullos salen
de sus profundidades¡ la yefh~ de las coli·
nas se seca, las planta~ y l&s flores perece'll,
las aves gimen y las fie1·as aullan en el inte·
rior de sus cuevas : el cauce de los rios so
trastorna y st1s 11gnas corre11 sin renovatse ;
los mares, abriendo furiosos sus abismoe,
lanzan en sus rnugidos imprecaciones con·
trá el hombre y an1enazan sumergit por se·
Cuando síntais uh bten impulso én ei M· gunda v~z la tierra, cu 1pablc de la tnnctte
tnzon, el deseo de enjugar una lágrima, de de su Mesías. En aqucllla hora el esplritu
soconer una desgracia. de partir Tnestro del mal estaba victorioso en este muntlo ¡
pan con el hambriento, de hm:aros á la muer· ent6í1ces ni una btieóa accion se cumplió; ni
te por salvar !11 vida del prágiruo, "(roh•eos, un t1oble sentimiento vino al corazon, n~ u:na
y encontrareis á vuestro lado, cortro el ángel sola irnpresion de felicidad tuvQ el hombre¡
de la gnar'da que os inspira el pensamiento uo se babtiá podido encontrar en una sola
del bien, la sombra querida do vuestra ma- cabt~za un pensamiento : todo se acabó en
dre. Emilio Castelar. aqúella hora. úrtica entre bs }toras que com·
Ah! cuán bello es él amo,., tal como se le ponen ertrel1lpo, haRta la firtud y el inge·
siente en el alma, de noche, bajo los sauces! nio. Un terro'r deRcondcido 11e habia apode·
El amor misterioso que so escapa del cora- tado de la gran familia hnmaná en todas las
:ton y se n1elve al cielo 1 Cufln bello y noble régiotJes }Jabitad~ts por él hombre¡ todo ha·
y puro! Alfonso Kan·, bia empalideddo y todo gemia en la natura:·
'l'ened suficiente valor para hablarle á un Teza. En el mundo moral las almas estaball
amigo pobre en la ca:lle, áun cuando esté por vacías, las inteligencias solitarias é intecmr
ahí carta un conocido rico. El esfuerzo da~:~; y en fin, én toda: la inmensa creacio~ M
que hay que hac:ei' para el1a no es tan grfln· babi~ más que noche, lágrimas y suspiros f
de como algnnos imaginan, y el acto·, vistos Poujoulat.
los tiempos qtle corren, es digrrO' de on rey. La. vida sin debe1·es os eetéril y tristé, más
Del Family Rerald. triste que la que tiene rudas obligacionés
El magistrado que no escnrm·ienta á los que llenar. J-Jctría del P. Sinvé8 de Mm·co.
tnalhechores, teme ó esperá algo de ellos. En LcJ's poetas son liras que suel'an á todos
el primer caso es débil y merece el despre· Jos viento.s; lagos que cambian los tnaticea
eio; en el segundo es, ha sido ó quiere ser al paso de cada nube; son algo de incom·
Cómplice del delito, y mereCé el ddio de· la prt>nsible, como las prófesías, como lo!l pre·
nacion cuyas esperanz1l.s burla y cuya digni· sentim~entos, como los sueños. La& ideas
dad ofende. Julia Arboleda. más eontr~trias batallarán en su cabeza. y sal·
La mt~er para sor dichosa, ne'cesita ele am- dtán á borbotones de en pluma. Su genio
paro y proteocion, material y moralrnente marcb'ará con la fatalidad del .torrentA; ya
hablando·, y el día qoe la elude, puedé deeit• humilde, ya ruidoso; ora. despeñánoose por
fJU6 ba srrojado al abismo todas sus proba· las oscuras breñas en espnrnosa cascada, ora
bilidades de dicha, y resignar8e á nM .Vida durmiéndose tranquilo y celeste en murmu·
solitaria y triste, qu~ deb'o conside'rarse co· rador arroyo, para repetir las e¡¡trellaa de la
1no una tnut>rtc moral. .21laría del Pilar B. 1 noche¡ ora entrando, poderoso l'io, en el ooé!'·
J.e Jf'urco. 1 no inson
Citación recomendada (normas APA)
"El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 17", -:-, 1874. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683906/), el día 2025-05-04.
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