PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVEl\TUD.
RAM1REZ y RIVERA, EDITORES. cas, al ruido de los soldados marchando
~~~~~~~v-·~~~~~~~~ por nuestros caminos .
. . Y o ~ismo cantaba lo que oia cantar, éco
Inllltehgentc del munclo en que acababa de
nacer llot'llllOO y sonriendo á la vez. Mi madre
me miraba con ojos tri&tes. Lle f.{Ó un dia
en que los soldados venciet·on á los demagogoR
y barrieron con la guillotina: mí familia
rolvió á respin11·.
VIDA DE LAl'tiAit'i'INE.
* * * N os apresuramos á reproducir en nues·
tro periódico el extracto de lns .ftfemoria8
del célebre autor de L 11S nnnouías, hecho
por él mi smo, creyendo propo1·cionnr con
ésto un rato de solaz á nuestros abonados -
l.
Pen~at: es Yivir ¡7r(>cordar la vitb pasa(la
es revlVI.r .. Por .eso es qn~ me decirlo por
fin á e'cnbu· mt s memonas. N o me creo
el primero ni el último e• los hombres · me
creo únicamente lo que Dios me ha he,cho:
hombre ordinario y variable, arrojado al mundo
por la I~rovitlencia, algo nperior al vulgo,
perfe ccwuatlo por una familia virtuoRa ,
~ura,. noble con esa nohl.eza que no so glorifica
~1110 que reRponde rlo si, pervertido en
seg~tda, pero mu~ca hasta el corazon, por la
soctedad de e a JU\'entud ligera y corrompida,
cuyo contauto malsano hace P trernecer
el alma¡ más tarde conegirlo y tl'l.tl nrado
p~r la edad r~ara cumplir en la mcl ida de
m1s fuerza'! mt obta de hombre en la tierr~;
recordando á mi padre en ~1 honor, á
mt madre en la piedad, envejeciendo reaiu.
11ado, sometido a1_jnicio de los hombres by
esperando el de m1 Creador lleno de confianza.
~so es todo. Qne me lo perdone. N o
le p1do más que su justicia. Su justicia no
es más que el perJon.
II.
Por lo que toca al intercs que puedan te~
er es~as, mem?rias bajo el punto de vista
hterano o polittco, tampoco me lo exRget·o ¡
pero véase en lo que me fundo al creer que
tendrán lo bastante para hacer. e perdonar.
N ac~ en plena revolncion francesa, tiempo
de paswn, de locura, de furor rle partido.
.Mis más antiguos recuerdos se refieren á un
padre preso¡ á una madre cautira en su casa
s?litaria, vigilada por el ejército revolucionano¡
á los cantos de la Narsellesa y del Cá ira
en las calles, mezclándose á los sollozos d~
las familias, á los golpes sordos del int~trumento
del suplicio en nuestras pla1.as públi-
Fuimos á cohijarnos hnmillaya do Milton con afan la espera.
El seno maternal de la Bretaña
fle apercibe á dejar, que en los combates
''encido, va á pedir á tierra extrafia
asilo do librar lira y penates.
Y roiéntras llega la ¡adante quilla,
cuyas pomposas lonas hinche el viento,
á la d(!sierta '/ nebulosa orilla,
del vate oid el apenado acento ,
11.
"Del sol la etérea, la fecunda llama,
iluminando la celeste e fera,
júbilo y vida por doquier derrama
en su triunfal espléndida carrera.
"Himno ferviente al Hacedor entona
la humani<1ad y olvida sus pesares
cuando del sol la vivida corona
13e desprende del fondo de los mares.
"Abre la flor sus hojas virginales,
trinan las aves, plácido se agita
el pez entre los móviles cristales
y del orbe la máquina palpita.
"Ay del que, como yo, desventurado
no rinde al1~gio wl digno tributo,
y vive en este mundo condenádo
-á noche eterna y perdurable luto J
"¡ Con qué belleza para mí tan triste
l.a estacion germinal de los amores
en mi arrobadá mente se reviklte
con sus galas de arroyos y de flores ~
"Y a me figuro ver mieses doradas,
que al afanado labrador consuelan,
ya las ramas del bosque entrelazadas
ll do las aves á arrullarse vuelan.
"Ó la diáfana gota de rocío
que el puro cáliz de la rosa embebe,
6 en el ~ilencio del invierqo frío
las deslumbrantes sábanas de nieve.
. "Ó ya las olas d-;¡;- mar henchidas
que amenazantes á la playa llegan,
y obedeciendo á leyes no sabidas,
con murmurio imponente se repliegan.
"¿Quién no adora el poder almo y fecundo
de la sábia y divina Providencia?
¿ Quién puede ine rte contemplar el mundo
con ojos de insensible indiferencia 1
. "¡Oh padre de l.a luz, ast1·o de fuego 1
SI en el templo bl'lllante do tu gloria
no te puede admir·ar el vate ciego,
te admira en el altar de su memoria.
"Y si mis mnertos ojos un in~tante
se volvieran á abrir y á ver el dia,
h. con qué placer mirara tu semblante,
ija del corazon, Débora mia!
III.
"Con áspero rigor desde mi cuna,
sin qne un momento de oprimirme ceda,
á sus plantas rne tiene la F01t.una
bajo la pesadumbre de tlll rueua.
"Ví al cantor de Julie!a y de Romeo
pobre bajar á su inmortal ocaso,
visité en su prision {¡ Galileo,
lloré las penas que lloraba el Taso.
"Lira que canta, corazon que gime.
~?hay pensamiento grande que no sea
hlJO de un gran dolor. Dolor subhme
á los llo.meros y Ccrvántes crea.
"Cuando es.as so m brasdel sepulcro evoco
insensato mi orgullo lisonjeo :
la aspereza del mundo es lo quo toco,
la gloria universal lo que deseo.
"¿N o se podrá dejar alta memoria
&ino con propias lágrimas regada ?
¿ En el f:iagrado alcázar de la gloria
¡;ó}o á la desventura dan eptraua 1
IV.
"Yo era gallardo, jóven y valiente.
Este alarde perdona al pob're anciano
de tem blorot::a voz, arada frente,.
escasas fnerzas y cabello cano.
''Idolatré la pérfida hermosura
de quien no debo pronunciar el non1bre,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ELCAUCA.
con to•la la vehemencia y In t.ornnm
que amor, sólo el amor inspira al hombre.
"Y si quieres saber cuanto la amaba,
recuerda, hija del alma, el tierno .canto
que trémulo mi lauio te dictaba,
y ''eces mil entrecortó mi nanto.
"Cuanclo describo la mujer primera,
víctima ya de la sorpieute astuta,
que incita á Adan risneña y placentera
para qne coma la vedada fruta.
"¡Cuál se estremece Ada o! Llego la hora
que el ánimo le innnda de amargnm
e abanoonar á la mujer que adora
6 renunciar á la eterna! ventura.
uy ni llega á dudar. N o es que le mueva
de er DioR el soberbio pensamiento,
es qne no quiere separarse de .Eva,
y asi proll'nmpe con sen~ido acento:
"Sin tí la dicha, con tu amor la muerto.
''Te pierdo si á mi D!os sigo snmiso.
"N o, no vacilo, part.iré tu suerte.
"¡ Quó fuera sin tu amor el Paraíso!"
"Y cAe triunfo de amor nnncn igualado,
que no cantó más lira qno la mia,
ese amor cuanto inmenoo desgraciado,
ese infinito amor yo lo :;eutia.
"De mi cariño el con~ngrado nudo
una mnjcr rompió. ¡ 'Zilujer siniestra!
¿Qué itnportuna piedad tuvo el agudo
hierro que alzó mi jn~:>ticiera diestra?
"I~aangu tia que doentónces me acompaña
me seguirá lo que mi vida dure.
Herida hay que el tiempo no restaña,
ni bálsamo se encuentra que las cure.
/(Se perilona la ofensa del extraño,
y con la ofensa al ofensor se olvida;
pero ¿ quién borra el indeleble daiio
del desamor de la mnjer querida!
V.
"Cuando snmii:lo en mi afl.iccion estaba,
en el aire vibró clarín guerrero;
desolada mi patria me llamaba,
Yolú á su voz y fulminé el acero.
"Luchaban esforzados capitanes
en fratrieida y obst.inaJa guerra;
fué otra lucha de dioses y titanes
qnc conrnorió l'oa ejes de la tit•rra.
"Ensañailas l:ls hnéstes combatían,
y sn nombre de hermanos olvidaban:
el derecho lo~ mws defendían
la libertad Jos otros proclamaban.
"VI tese el rey con la bruñida malla
y á defender acude su corona,
truécasc el reyno en campo de batalla,
y un combate con otro se eslabona.
"Mas rcrlnccn al rey á cautiverio,
en cárcel su palacio e convierte;
y miént ras llora an perdido imperio
el parlamento le conJena á muerte.
" ¡ Ah l hien recuerdo RU figura esbelta
su negro traje, su mirar seYero,
811 adusta faz , Bll cauellera suelta
y su paso pan arlo y altanero.
1'Los que al cadalso á Cárlos conJuci:m
llevaban los sombreros en la mano¡
asuRtado esclavcs parecian,
pendientes de la •oz de &u tirano.
"Del tablado fatal subió las gradas
con firme y desdeñoso continente,
y clavando t>n el pneblo sus miradas,
cruzó las rnauos y <.lol.Jló la frente.
"Impenetrable má cam el semblante
del verdugo de Cárlos encubria,
y miráuJole el rey un breve instante,
elijo con entereza y ene1jía:
"La jnstieia que el rostro se recata
"ha perdido la paz de la conciencia;
"su cobardía y su maldad delata,
"y en alta voz proclam~ mi inocencia."
"Se inclina al tajo, con su diestro brazo
da In señal de herir, y con p1·esteza,
exánime y sangrienta, ele un hachazo,
rueda sobre el cadalso su cabeza.
"Derrocada la patria dinastía
del rey desventurado con la muerte,
desbórJase rugiendo la anarquía,
la enfrena el Protector con mano fuerte.
" Seguí constante la 11egura huella
del vencedor, indómito caudillo i
de&lumbró al nniverso de su estr·ella,
jamas coutraria, el victorioso brillo. .
" Atónitos los pueblos admiraban
su fiero andm·, su austerioad sombría¡
sus escuadras los marel! fatigban,
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y qn r•jé rl'ito fi el ~:icropre wncia.
" f~l cle h líbcrtncl ornó las sientJs
con el laurel Ot' inmarcesible glor in,
y cle An manclo lo~ fec nndos bieuet1
con letras Je oro gmbará la hi storia .
"Pr rlé pola ó siervo i
ama la libertad y la envilece i
03
T ;e n(' ~ as p i .r v · • .. ... y snil postres.
Lt 1:;ula C· ~~~ 1 lo v. La cocina su altar.
La foud..1 su templo.
Tiene tambien f\ 11 lit eratnra. La carta.
El co raz on, cnando ama, ejerce su tiranía
soh1·c el et\tómago.
Y como el e:stómago es rpás débil, ¡:e somete
al yugo fiin decir oxte ni moxte.
Pero pa a el amor, como esas brillantes y
rojas nnbes rle vrr "no, y el estómago vuelve
á recobrar sus rlereehos. Se atraca.
De lo qne so- deduce qne el amor no fué
inventado por lo forlllistas.
El estómago, en desquite, tiraniza entÓB·
ces al homurc.
Y dceimos alltontb l'e, adrede.
Porque parece qnc la mujer ha hecho caso
omi o de l:ls necesidades del estómago.
Penetrad en n cnsa. Vereis desplegado
nn lnjo ib:uítico Por doquier pisareis alfombras
y verri:; refleja •lir{¡ s nl oír alboroza clo
ú t.u arribo fe iz salva triuufante?
"¿Ct únt1o l;t voz (lo! pueblo es voz del ciclo?
(. Uuándo <:scnroece al rey y le deslronn?
¿Ó cu[mrlo , ::ll'(lionas en el tocador y anacoretas
en la mella.
El orígcn del estómago se remonta al del
cornwn.
Der;, lc un principio revelaron sus inclinacion~.;
s.
r! est ómago perdió {\la primera ID\tjer.
Ahí está la ntct11Zalla.
El cornzon pcrJió al primer hombre. Ahí
está la mujer.
Parece que en un principi o se aliaron y
prodnjeron el gran cat.ac1ismo qne hoy llamarialllos
Rocial.
Era y Adan :le obedecieron á Dios, y Dios
les echó á cajas clestempladas del paraíRo.
¿Por qué Atlan se e ·pn . o á excitar la cólera
de su oberano autor ? Por el maldito
corazon, que sin cesar le decia , refiriéndose
{\ EYa:
-Esta chica te conviene.
¡Y comió do la manzana !
El otro el egoísta más sórdido de este El cornzon ! el estómago ! hé aquí ías prin·
mundo y del extranjero. cipales cansas ae nuestra perclicion.
La~ inclinaciones de ámbos están muy lé- Hé aqní los grnndes seño res del munJo.
j os do convetjer en un mism~ punto. El e tómago nos trata peor que á negros.
El corazon e alimenta .de ilusiones y sus- N os hace surlat· siempre aun en el rigor d~l
p~ros. Cuando die~: 1: esa mujer me enga· invierno . De lo contrnrio, ¿cómo podl'ia-
710! es que se le ha md1ge~t~do el amor. m os ganar el pan criollo de cada día con e-1
·.El estómago es más .PO~ltl .vo. 1 Jludor de nuestr~ frente?
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ELCAUCA.
· El corazon nos domina tambien, ¡y de
qus manera! Renuncio á describirlo.
Y o concibo un boro bre verdaJerameote
feliz. Quitadle el corazon y el estómago.
Sucede con el corazon una cosa asaz }Jara
que la pasemos en silencio.
El hombre cuyo rorazon E~e multiplica pa·
ra amar á cien á la vez, es el hombre á quien
las mujeres dicen, al llorar algun desengaño:
-Ut!ted no tiene corazou!
La historia del amor puede dividirse en
dos partes.
Y titularlas asi:
Parte prirne1·a.-El COl'Rzon.
Parte seguncla.-El estómago.
La primera parte está escrita en verso.
La segunda en prosa.
Nada mfis poético que esta frase : Te adoro
1
Nada más prosáico que esta otra: Tengo
hambre!
En la mC'sa del matrimonio, primero come
el corazon y nespues el estómago.
Cuando el uno se levanta ba~Stiado, el otro
se sienta á ella hambriento.
Comer para ellos es reinar.
El uno se mantiene de suspiros y miradas.
El otro ...... do lo que cae.
Al abdicar l!ll cetro el oora:~;on, lo recoje
el estómago.
Vamos á concluÍ! este desaliñado articulo
con un pensamiento sue !to.
El estómago es el corazon de los gaetrónoroo!
l.
El corazon es el estómago do los enamorados.
C. PRIETO,
UN ARO.
Un año hace hoy que el sol de la esperanza
más hermosa que nunca me alumbraba,
y un eden á sus rayos divisaba
donde vivir contigo imaginé.
Hoy hace un aiio que por vez primera
llegué ante t1 temblando en mi agonia,
y hoy, hoy mismo me das, mnjea· impia,
tu primera mirada de desden ~
Ah 1 fuiste tú como el tranqnilo lago?
loé débil .hoja de mi amor elruego1
qoe hizo una onda que ensancbóse luego,
J el. quieto lago á su quietud volvió?
Era tu ínmen11o amor 'cual la nióblina,
qóe aun cuando al mundo cobijar parece,
~m9 aére~t vision desaparece
al rayo tibio del naciente sol.
Por qué me olvidas? Temes, por ventura,
que entregado en los brazos de otra amante,
pueda olvidar perjuro nn solo instante,
lo que ha un añv juraba ante tu altar?
Tú no sabes aún cnanto eloqueceu ~
esos tus ojos por mi mal tan bellos,
tú no comprendes lo qw:l abraean ellos,
que el tnego ignora que abrasando está!
.Me olvidas en V<'r1lad ? N o !y me mentiste
de amor inmenso las ardientes llamas,
6 con ternura como aye1· me amas,
cual yo te amo con el mismo ardor.
Y si me has olvidallo, no ha quedado
obre tu labio ni tn frenle bella,
ni nna huella siquiera, ni una huella,
del beso que mi labio te imprimió?
Imposible. Tan pronto no se borra
en la tendida arena el pié del ave,
ni se borra tap pronto de la nave
la blanca estela que dejó al cruzar.
Imposible 1 Imposible! nuestras almas
cnal Jo fueron ayer, sou hoy amantes 1
mas no, no nos arnac10s como ántes
porque hoy, bennosa, nos amamos má~.
LEON NOE~.
JUEGOS DE PRENDAS.
Tuve uo bá mucboo años qne marchar Rl
pueblo N ____ con el objPto de arrPglar un
negocio para lo cual huhia 11ido conJisiona.
do por mi padn•. Lle,·aba la e!lpPranza de
permanecer eu dicho Jugar al lado de mi
amigo y coudisctpulo José Ca~res ; las cuales han completado su instrnccion
con la lgun pude comprende,·.
Yo que soy un poco corto de genio, que
me afano cuando rne ha~io entre mujere1:1,
hasta el punto de ol vids;
pero no faltó quien propusiera se pasara á
los jtwgos de prendas ; tal proposicion fué
n~cibida por aclarnacion ; el pelo pareció
erizárseme en aquel momen o al oír aquella
resolucion ¡ pero por no pasar por des-cortefl
me sorMtí ciegamente á la desiciou
de la mayor varte
Citación recomendada (normas APA)
"El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 7", -:-, 1874. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683896/), el día 2025-07-17.
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