PERIODICO LITERARIO . . ....
NUMERO 37.
SE PUBLICA TODOS LOS DOJ\1INGOS.
LA SERIE DE 12 NU~IEROS V ALE GO C'\ OS.
Editor tesponsaule, JuA: C. Aarrr,An.
Agente general, LÁzAno ~l.'ono Z.
--------<~~•--
CONTENIDO.
Prost-guinlOI ............................... Porln. R ~'<'ion.
1<~1 Illngro o tlc Bngo. . . • . . • . . . . • . . • . . . . . . J>or LlJ CÍitno Hivcm Garrido.
Lo11 cun,tro huh-onc . . .. . . . . . . .. . . .. . . .. . . l'or. a in~ wour.
Den tutelo ................................. ,.. Por r dro A. I nzn y C.
Laa honu (Coutinuucion)............ .. . . . • . • Por llicnrdo L6pcz (),
MEDELLIN.
lMPRE~T.A DEL ESTADO.
18í l.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~
de re los, to•lo.: ~ ns pcnc:nmicntos: re en él al ¡u- re de nncl1o ta e to. rlccin
ce n frc · 1encia al u üo · de e~ tos pán< o el
siguicnt af rismo:
Lo mejor e en micro de lo bueno.
De bu na gana se ufanaría con el alor'oso nombre
l un poeta 1ameado que ~u tn el .c•lln. si
A polo In bicra' ndo :\su hijo· lgo mf\ que ifl'-1-
piracion.
~o cl:t su mr.no ~ nn rico propl mio el a
J\í:ll.C a, porque <'S posibJo ljl. ]a. prct nrJa l'll t'tnlo
d Ca:; tilla, y pierdo l.L oca ion u e cn~a . ..:o
con nn marque·, r pr ·c.-tu de que el opn nfo
d ·r.cn ie11~ ~e \111 r~bolen!!O ilustre no brilin por
su ing 1 io cu ninguna. pnrte.
Y azunrdan lo :í qn · fic presente nn novio 1ico,
e:e' .u. e. gna lO: inf1n~· ntc y po ta 'turca do,
a aba por e: ccr qlu} l1a pasn en ·ais quo un indigente a.cn.. o puede c. ta.r
Allí~ en la encrucijndn. por hambre dcvornuo,
Que se detiene y mira háci1~ el salon dorado
Y en los brillantes ,;drios las sombras ve cruzar?
¡Pensai!! que allí uuba.jo de escarcha y nieves fl'ias,
Apuru. el tri.t~ pnT
"Cuánto un solo hombre tiene!" se le oye murmurar:
"Feliz! Cuántos amigo· en su festín se mirau!
1 us hijo mil juguetes, sonriendo, nl aire tirtm,
uo el luunhre RE TOS.
Por una consulta 6 r ceta en su ca a ,, 80
~ ce11tnvos.
; Por una visita á la ca a del paciente S 1
i Por lo Yinje.· qu deba hacer fn 'ra de t. taca~
pital y por la Yisita. ;\que o le lln.me de noche,
{ el precio :er:í com·encional.
i DE> ·pacha en su casa de habitacion, Cllle de
Amargo, irre ·istible, es este pensamiento! :: •. ,· .. Palacó. l-2
Y el pobre en su cerebro, nten·ador, violento,
Terrible, inexo1·able le siente fermentn.r! IMPOI{TANTE.
EL l.o DE ENERO DE 18íl.
Tornad de voluptuo os, oh 1icos, en humo.nos¡ ~
Quo no os quite óllos bhmes que pu. o en vuestras manos ~
La ca¡nichosa suerte, sino la caridad! ,
~ La botica del doctor B. A. Duran será trasla- Esa. virtud sublime, del pobre idolatrada.,
Que alivia al quo la suerte confunde y anonada,
Que eleva á. quien un din. su hermano pisoteó,
Si nece ario fuere, rindiéndose al suplicio,
Como lo hiciera el:i\Ió.rtir del grande sacrificio,
lJicicndo, generoso: Comed! Bebed! Soy yo!
Que sea ella, oh ricos, quien perlas y diamantes
Zafiros y otros bellos, magniftcoe brillantes,
Y cintas y juguetes que inútiles os son,
A vuestros tiernos hijos y esposas muy queridas,
Para salvar sus alma~, a.ca o pervertidas,
En pro del miserable arranque en profusionl
Oh, dad! que es la limosna de la oracion hermana.
Cuando arrecido, hambriento, do'blar u frente cana
Al indigente en vano dcjais en vuestro umbral,
~ dada á la plar.uela de San Roque. )-5
~
1 Se :::~~;~t~~3~~~n :er de
l Admini t!~:QJERIA,
::::: LORE~ZO ~1ÁRQUEZ y DANIEL SALAZ,R.
Medellin, plazuela de la Vera·Cruz, 11ún . 30.
¡ 6-f
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SERIE IV. ESTADO S. DE ANTIOQUIA. NUM. 37.
PROSEGUIMOS.
Bien 6 mal desempeñada nuestra mjsion
do escritores, ya hemos llegado al primer
número de la 4. (L serie· de El Oondot-. N os
proponemos seguir con empeño y esmerado
in teros esta publicacion que nos procura horas
de verdadero gozo , porque siempre las
tenemos cuando presenciamos los triunfos
que alcanz a ]a inteligencia en los campos
siempre fecundos de la literatura.
Cada d!a nos convencemos más de que
nu estras abruptas montañas, las recias tareas
de los habitantes de esta tierra, lamol'alidad
de nuestr~s costumbres sencillas y
casi patriarcales, y el anhelo de conquistar
una posicion exenta de los azares de la miseria,
produce en nuestros áuimos el deseo
de la iostruccion do un modo só liclo y conveni
ente. De aquí esa. ansia con que nuestra
juveutud se apodera dó las doctrinas
científicas en los colegios, de las columnas
de los periódicos en la prensa, y de los debates
llenos de fuego y de novedad creciente
en el foro. De aquí ese movimiento ~iempre
ascendiente, siempre lleno de unimaci
on que se nota aún en nuestras pequeñas
pobla ciones.
No hace muchos años que la mayor parte
de nuestros hombres de alguna educncion,
desconocían de un modo lamen table la historia
y la marcha de los asuntos mas triviales
de organizacion y de gobierno, que no
se apercibían siquiera de la influencia de los
hibitos y costumbres tan esenciales para
determinar la fisonomía moral de un país,
que no leían sino 6. fuerza lo que ellos lltlmaban
La Gaceta, aunque fuera La OiviliMcion
6 El Mosaico, que miraban la educacion
de la juventud como un objeto muy
secundario y que se cuidaban mas de obteno~
· herederos de fortuna que do in tcligou-cia.
lTiso~ tiempos han pasado, y en su lugar
v~no u!1 siglo de. luces, de esperanza,s y
de ammamon. Un s1glo en que se estudia
la historia del mtndo, en que la filosofía despojada
de los chocantes absurdos de unos
pensadores enmarañados, se abre campo á
racion ales y sólidas consecuencias. Vino el
siglo de los tel6grufos, de las cu.lderas de
npor, de los globos aerostáticos, de l::i navcgach,
n, de la tribuna y de la prensa · siglo
de oro que dejará. marcada su h~ella.
con puntos luminoso s, porque á su paso ha
iluminado las inteligen cias .
~Ioy so _lee; se medita, se piensa en algo
serw y útll.
Hoy salen al público multitud de hoias
periódicas destinadas i difundir la ani~a·
cion y el calor en la. pr"sente O'Cneracion
d
. b e Jóvenes audaces é intrépidos, inteligen-tes
y bondadosos. Muchos de estos tienen
ya una gran parte en la gloria que el periodismo
ha conquistado, y con el tiempo
eu~ndo las id eas adquioran el aplomo y 1~
sohdez que dan la experiencia y la versacion,
la prensa del pais habrá dejado su
monotonía, el ingenio ocupará. el lu gar que
:intes estaba reservndo i la s medianías iliteratas,
y la Nacion marchará impulsada por
la verdadera ciencia; y ajena á, las necedades
de tantos que se adhieren :i viejas rutinas,
nada la detendrá, nada podrá detccerla,
Ahora., en voz de las roncas y desapacibles
voces de una gene racion indolente que
apónas se daba cuenta de su lamentable
att·aso, se oyon himnos e~ tonados á la liberta
u, esa dio sa de los pueblos, tan maltrata·
da á veces, pero tan seducto ra siempre; se
cantan alabanzas al progreso y se bendice
el ruido que se leva nta en torno do los elementos
que l os siglos lum depositado para.
formar ln. verdadora civilizucion.
DE LA REPtmt:
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2"90 EL CONDOR
Cada cual debe hacer esfuerzos para con- \ tante muchas leguas de mi pais natal. Abuntribuir
con su inteligencia y sus recursos ( dantes lngrimas rodaron por mis mejillas
al engrandecimiento del pais. Nosotros, ~ al principio; largas horas pasé mirando con
audaces mas que competentes, hemos que• í tristeza el occidente, en donde oreia ver el
rido mezclar nuestras rudas voces á ese ~ azulado firmamento de mi patria, y las alconcierto
de sabios maestros que hoy dan ( horadas de muchos dias me sorprendieron
tanto brillo y esplendor al mundo con los ¡ sollozando, sentado sobre mi lecho en el
ecos de la prcn a. Al fin de la jornada na- ; colegio de ***. l~sas 11\.grimas las arrancada
bueno podré m os ofrecer, de nuestra par-~ han el recuerdo de mis padres, la ausencia.
te, pero nuestros esfuerzos habrán contri- Í de sus tiernas caricias y el doloroso cambio
buido en algo á despertar el gusto por las ) do la casa paterna por los elevados y sorobellas
letras y esto es lo bastante para que i bríos muros del colegio.
quedemos muy satisfechos. i Algunos años pasaron y á. eaa dulcísima.
* \ mel::tncol'a sucedió un sentimiento vago en
. * * . . ! que se confundian el amor patrio y el aruor
Al termmar la cuart~ ser~~ .que empieza ) á la familin; poro lo~ recuerdos de la infan-
?on el n~mcro d~ hoy! rep,artn6mos ~na lu-. ¡ cia, aunque modificados por la accion del
JOSa camtu~a Y eJ. i~dlce uel tom,o l. , que¡ tiempo, subsistieron siempre en mi memoen
3 4 pág1nas representa. nuestra labor do ¡ ria, como un suave aroma escondido en lo
- 1 un ano. . . . ¡ intimo del alma.
L.éase nuestro trabaJO Y dectda el pnbh· ~ Entre esos recuerdos, despucs del de las
co .s1 he~ o puesto 6 ~6 tod.a atcnclOn en¡ caricias maternales, quizá. el mas querido á.
deJar sat1afechas sus exlg umas. ~ rui memoria, es el de los in tant s que, ino-
¡ ccnte y dichoso, pa ó en la igle ia do La
EL MILAGROSO DE BUGA. ¡Ermita. l~n ella en eré, postrado de rodi-llas,
la imágen del dila.groso; ayud~ á de-
AL sEÑOR nocTon ~ cir mis:l. al anciano y madrugador padre
.JUAN FRANCIS 0 ORTIZ. ! P**, y subiendo con la ligereza de uua ar-
Hémo aquí, al fin, en este venerado re-l dilltt á la elevada torre, dí las horas y recinto,
cuya contemplaciones tan grata i mi~ piqué á las rogativas. Entónces era niño;
alma. Héme aquí, en presencia de los re- 1 cntónces no era un e rpíritu fuerte, libre pancuerdos
de la. niñez, tan queridos para todo l ador como hoy; entónces creia; y mis oracorazon
que sabe latir á impulsos del sentí· ~ ciones, mis oficios y hasta mis travosuru.s,
miento. Al fin vuelvo á la vida dichosa de ~ estaban animadas por ese sentimiento píala
infancia, y despues de muchos años de l Joso que la madre inculca en el corazon del '
ausencia vengo otra vez á respirar este am- ~ niño, y que despues arrebata el soplo de la
bicnte, perfumado con el aroma do los aza- ) corrupcion sin dejar nad en su lugar.
hares,quccaen de las ramas como una abun- ~ Trémulo de respeto y de amor, subia,
danto llovizna de nevadas flores. Héroe ( acompañado de mi madre, las espaciosas
aquí, sin mas compañía que el sagrado si- ~ gradas quo conducen hasta el camarin; y
lencio del antiguo templo, los frondosos na- ( allí, sin atreverme á mirar de frente la saranjos
y madroños de u hermoso huerto y ¡ grada imágcn: oraba lleno de uncion. Cuan-la
bendita memoria del pasado ____ Venid, ! do bajaba de aquel incen ado santuario sen-pues,
melancólicos recuerdos, á inspirarme l tia una emocion misteriosa que todavía. se
con vuestro misterioso y sacrosanw aliento; ~ reflc ja en mi alma como el eco de una mevolvedme
á e:sos tiempos venturosos que ~ lodía gratísima oída en tiempo remoto.
pasaron tan pronto, y de los cuales ya no ~ Al pasar por la sacristía dejábamos algu ..
conserva mi mente sino un débil y pálido ¡ nas monedas para limosna, y el anciano sa·
reflejo. cristan me refería las numerosas oonsejas
* en que el vulgo funda la misteriosa existen-
* * cia de la imágen dell\Iilagroso.
Polluelo, separado del nido paternal, muy Esas deliciosas consejas, sentidas como
niño me encontré en una gran ciudad, dis- un himno sagrado, 6 poéticas como una tra.·
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EL CONDOR 291
dicion de had,s, llenaban de encn.nto mi
creyente espíritu. Entre otras recuerdo la
siguiente:
Por allñ en los años de mil quinientos y
tantos, Buga era un caserío reducido, con
iglesia vecinal, Capítulo civil y un convento
de monjas de Santa Ro n, del cual no
existen hQy ni vestigios. El hermoso rio
que corre hácia el e:dremo meridional de la
ciudad, deslizaba entónces sus cristalinas
aguas por donde está hoy la iglesia do La
Ermita, en medio de selvas espes s y tupidos
gqaduales; y en su márgen izquierda,
precisamente en el lugar que ocupa el templo,
babia una chocitrepárate á morir!
un sitio obligado do peregriun.cion; pero EL LADRO.. Y qué es lo que he hecl o yo?
muerta elt y aumentado el uúrnem do los - __ - De qué te queja .. ? De quó m o
devotos, peo ·óse en erigir un templo á. la acusa ?
venerada. inuí(ren. lguuo.i queriau que se ALEJA.'Dlt • Quó! Mal ad ! N o e tabas
levantara e. e templo en ellu ~ r o uul s de mdes \ Que sajuvcntnd fioriucs como 1 (1 ¡Botero Pardo,
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EL CONDOR 29~
Ya ve usted, caro editor,
Que denuncio á muchas bellas,
Que se ocultan como e trenas
1.'ra las nubes del temor ;
1\Hs si usted quiere barrer
Eluubarroo imprudente,
Colóqn lo usted de frente
El aquilon Guttcmberg.
El de ·pejar~ e e cielo
Dond o o ultan las bellas,
Y una vez que dé con llas,
Fuego en ellas sin recelo.
Que no falte voz de ¡'Alarma!
Que no haya nube importuna,
Y todas, una por nna
Rendir:\ gu to a su arma.
Y cuando e baya engrosado
El batallon de e critor ·,
Con tanta tan gaya. floreR
Como las que he denunciado,
Entónces yo, . in di puta.,
Tomo 1 ejemplo de Emiro;
Pido letras d(l retiro,
O mi lic ncia ab oluta;
Más miéntras e o , e ve,
M repito , mi clitor,
Su ·cguro ·ervidor
PEDRO ANTONIO lsAZA y c.
Febrero de 1871.
LAS HORAS.
A :MI AMIGO D. V.
Mirad á un hombre honrado y laborioso,
que dcspues de espirar el dia, d~mdo de ma.
no á sus ordinarias tarea , vuelve al hogar
en buB a del descanso, y que ántes de llegar
encuentra. á su hijo pequeñito que con sonrisa
y mirada cele !al, flotante su rubio cabello
y extendidos los bracitos sale á recibirlo;
y que al llegar recibe las dulces caricias
de una esposa espiritual y tierna. Estas,
que · por supuesto se.repiten cada dia,
son horas dulcí imas. Fué sin duda en una
de éstas que el fecundo escritor señor José
M.-a S amper A. escribió la siguiente estrofa:
"Oh dulces horas de mi contento,
Quién os pudiera multiplicar,
Si es un encanto cada momento
Que se desliza bajo el hogar.,,
No sucede lo mismo al hombre á quien
.Ja. desgracia y la pobreza persiguen con in·
can able crueldad; que es víctima de los zelos
infernales y de los caprichos sin número
de una mujer imprudente y sin cultura, y
que á pesar de sus constantes e1fucrzos, tie·
ne la horrible pena. de oir pedir á sus hijos
un pedazo de pan que él, infeliz! u o lea
puede suministrar. Estas son horas dcmasiaJo
amargas, y muy bien merecen que hagamos
á la citada estrofa del señor Sampcr
la siguiente parodia:
Amargas horas de mi tormento
Quién os pudiera dulcificar,
Si s un infierno cada momento
Para el que sufre sin descansar!
Vl
¿Qué son, 'n·
tonta, pues no tiene la pena de vor vacío su
tablero.
Hay hombres 'teyes, hombres torre , hom·
brea alfiles, hombres peones, horubres caba.
llo&. ~l surtido es completo.
Ahora veá.mo la jugar.
:Mirad al jóvon Emilio: es nn pobre huér·
fnno que apénas ha cumplido 7 aüos y y
tiene qué e~primir su frente para. trocar sus
gotas de sudor por un poco de abrigo y pan.
Su juventud se desliza eutre sombras y
amarguras.
Pero ved qué casualidad! El pasa por
una· calle á cierta hora,· dirige su mirada hácia
el bulcon de una casa en donde tropicz:a
con otra mirada y tiembla y hace temblar.
Poc<>s dias despues se celebran en o.quella
casa, que es la de un millonario, las bodas
de su hija y E1nilio.
1\Ias tarde una pareja dichosa comparte
sus caricias á unos hermosos chicuelos y go·
zan y se aman.
Emilio, el huérfn.no, el desgraciado, es
hoy un hombre fel iz.
Otras veces vemos á un jóven de irre·
prensible conducta llegar á cierta lwn¡ á.
un punto en donde el vicio y la corrupoion
infectan la atmósfera, y luego vemos apa·
reoer en él los síntomas del contagio> oomo
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296 EL CONDOR
-~
apcrecen en la. faz del moribundo l os íntoruas
de la muerte.
Esto prueba que el simple hecho de pa·
sar un individuo por un punto en una hora
dada, puede influir decisivamente sobre su
suerte futura.
Y prueba más: la afinidad que hay entr0
las horas y la fortuna y lo de acuerdo que
obran; pues ésta no puede ejercer RU accion
sin el sonido de una de aquellas.
VII
Abramos ahora el gran libro de la historia
v hallarémos en él preciosas horas disemin'adas
con profu ion y embellecjen~o e e
gigantesco monumento q~eabarca 1 s s1glo,
como embellecen esos m1llooes do estrellas
la bóveda azul que circunda la enorme masa
que gira bajo nue tros piés.
Allí hallarémos á. la famosa Nínive, tea·
tro de la mas espanto. a. corrupcion, "!vidada
de Dio , entregada al desórdeu .} !bebida
n el deleite.
Pero onó 1 hora del castigo, y 1a ober·
bia y el orgullo ce .dieron su puesto 6. 1. dcsola.
cioo.
IIallar6mo al hombre, insecto iu1p rccp·
tibie pretendiendo audaz e, calar ~1 firma·
m uto; y en hora fatal de vaneCido. sus
quiméricos ensueños, rotas sus ma, hal. ga·
doras esperanzas con la. confusion de la
lenguas.
liallar6mos á las célebres heroinns J u·
dith, Ester, Débora y Juana do Arco, ro·
deadas de una aureola de gloria y haciendo
sonar para sus pueblos la hora de la li·
bcrtad.
A í como el sonido de un fósforo al fro·
tarlo indica el cambio de las tinieblas á la
luz, el sonido de una hora. indica algunas
veces una interesante trnnsicion.
Ser y no ser; nacer y morir; brillar y extinguir
e. _ hó aquí la inexorable ley á
cuya poderosa accion están sujetas todas
las cosas de este mundo!
Las horas son los artículos de esa ley ge·
neral, su aplicacion es eficaz, su 6xito infalible.
Por eso vemos que todo cambia: la flor
en fruto, la mañana en tarde, la noche en
di a, la risa en llanto, el placer en dolor, la
dicha en sollozos, la grandeza en miseria.
Seria imposible computar el valor, calcu·
-=-~·;:;:
lar la importancia. de una hora cuando ella.
suena de cierta manera; cuando al escucharla
se mira surgir un nuevo órden de cosas,
porque ella indica la dcmolicion de un trono,
la cxtincion de una doctrina, la caida
de un imperio, cambiando la faz de un pueblo,
de una nacion y acaso de un continente.
El sonido de una. hora es para unos un
toque de alegría, para otros una fúnebre
plegaria. Su aparicion es la voz redentora
para unos, es la sentencia de muerte para.
otros.
Mirad si no á J osu6 que, lleno de ansiedad
por ver coronados sus esfuerzos y asegurada
la victoria, aspira todo el airo que
cabe en sus pulmones, y con voz e tentórca.
6 imperativa pronuncia estas palabras: Sol,
no te muevas de encima de Gabaon; ni tú, Lu4
na, de enci,;za del't:alle de Ayalon.
Pa ~e m o ahora al campo de Water loo.
:Mirad cómo se csLremece aquel incendiado
campo al choque de las e padas y al esLt'ttlmtl
J u u los caii.oJ¡c , oyéndos por doqui
~ra el grito de muerte y mirándose correr
ríos de nngre entre torbclliuos de humo
y llu ia incc ante do incande ccnte metralla.
Mirad cómo o debilita el ejército
ingles iezmado por los audaces coraceros
del hmperador. El pánico se apodera de
todos io corazon s. La hora. es solemne,
aterradora, decisiva! Parece que la suerte
se mue tra favorable para apoleon. Siete
cuadros aniquilados, sesenta piezas de artillería
tomadas, y arrebatadas seis bande·
ras, son para W cllington un funesto presagio
de derrota. Fluctuando entónces entro
a duda y la fe, tembloroso, agitado, impaciente,
toma en la mano su reloj y murmura
esta de esperada pulabra: ¡Btiiclwr ó la
nocltei
Mostró lo entónces el ángel de la victoria
la e pléndida luz que asomaba por Frischemont:
Blücher llegaba, y 01·ugia bajo su
base el imperio de Napoleon.
De aquella lwta dependió el cuarto de
conversion que hizo la humanidad.
Admirable contraste entre J osué y W ellington:
aquel estirando la horrt para vencer
en Canaan; éste condensándola para lomismo
en 'Vaterloot
( Concluit'á).
H1PRE 'TA DEL ES'l'ADO,
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Citación recomendada (normas APA)
"El Cóndor: periódico literario - N. 37", -:-, 1871. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683880/), el día 2025-07-17.
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