Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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SERIE I!I. ESTADO S. DE ANTIOQUIA. NUl\f. 35.
ACADEMIA ESPAÑOLA.
Hace cincuenta_ años que las naves españolas
no arriman á. nuc tros puertos como
lo ha.cian tintes de la guerra de la independencia.
Durante tres iglos desplegaron sus velas,
seiioras del Océa 10 in mm so, y se presentaron
infladas por viento bonanc'bl cs á.
la playas de América, para tornar luego ñ.
la ribera del Meditcrd.neo cargadas con
el oro de uuc. tras mina:, con lo fruto' de
nue ·trn s ~on·ls con la. mil produccionc · de
nue.-tro privilegiado uclo.
na. guerra homérica dc sm. nteló cs:-~s
naves, di per ó los marino que las condu~
ian y entregó á t.odas las naciones la mina
inmensa que explotaba ántcs el ávido espaiiol.
El comercio que l1aciamos con la madre
patria mantuvo en toda la graudc época. de
l a colonia frescos, cordiales y estrechos los
lazos de uuion, de afecto y simpatía con
n uestros hermanos del otro lado de los mar
es; conservó intactas las tradiciones de la
hi d~tlguía castellana; la fe viva y ardorosa.
entre los descendientes de los que lidiaron
siete s iglos por conser arel suelo de la patria
y 1:1 religion de sus mayores.
En las antiplanicies de nuestros Andes,
en el seno de las montañas de nuestro país,
se difundieron l as misteriosas leyendas de
nu est ros hermanos de España, en ese lengu
aje dulce y bello que Uustilla babia cxt~
ndido ?on la pujanza de sus hijos por todos
los nncones del Nuevo :Mundo. Su historia
ll egó á ser nuestra propia historia:
las proezas de sUB hijos coronaron las sienes
de nuestros hermanos: el cngr:mdccimient.
o de su suelo llegó á ser nue tro propio
eng randecimiento .
La lengua ca~tellnna se propagó pronto
en todas estas regiones conservando el vi O'Or
y la. energút que ln. di:tiniYui cro u en su suo·
lo un tal; uuiéudosele lue go el acento monótono
y melaneólico de las lenO'uas india y
comunic. ndole d spu s el africano sns b~r.
baridadcs pecnlia.r(ls, poética y aruorosas
como las ra~::ts y las regionc de . u ·1is.
Pero lo hidalgos y lag nte de pro de la
colonia n~a.~ltU\'Íe :on siempre su lcngu~\je
puro, é lnmeron S1Cll1}H e n·al:~ de ln. armouía
do la fra e, de lo e;astiw do ln. dice ion. JJoS
cl:ísico. e pañolcs cucontral'on c .. L; la. n
sus u ni ·cr;:;idades, y no en otro iarn mí , el hombre mus louentc
qno he conocido, y aunque n m~
npnrto ue c1uc Cn 't lar (á quien no conozco)
mc tczca todos los elogio.. que le rinde
l ·üor V crn·ara creo qu no llega á la
rod'lla. al scnor Obi.:po. Oomo esto. no habi,.,
oido yo s 1 n improvi"auor ÍLca osable
qué iluaO'iuacion aquella! qué fuego! y so
q -.10 ya. c~t,í. viejito. Tengo El Eduardo noVt;
la de C. ·telar, y cuando siga. para. AntiO<
Juia, le llevar', un ejcmphr; y allá verá
us ted que sus descripciones son rebus cadas,
tra ~jo~: s y muy recargadas, y algunos diál
ogos basta te frío ·, sin decir por e to que
la noveb u o sea golg6tica y e~ca· ita cou poca
naturalidad.
¿ Ouiéu,a.l me tar :L Odcans, no se acuerda
de La JJoncclla, cuy nombre quiso d8sl
ustrar con ob cenas bufonadas l\1. de Vo ltairc
? J uaua de L\. rco es una de las gloria
de la. Francia . Niña de poco.:) aüos, suelta
el cayado de l os pastores, empuña la espada
de 1 s valiente .. levut ta. en al o el est:.. tdar
te de In, Francia.1 urr ja {t los ingleses
de su ciudad n· tiv y hace coronar nl Del·
DOR
fin en Rcims, que tomó el nombre de Cár·
los VII. E te, i no .toy equivocado fuá
el amante de la bella. Ines Sol'el, y su padre
Cárlos VI, ac1ucl papanatas para quien
cucutan que inventaron el Libro de las Cua·
renta Hojas, que es muy divertido.
~Jntónce había en Francia fe y rcligion,
y ha ·ta las mujeí'es eran heroínas: hoy, en
este siglo de incredulidad y de materialismo,
parece corno que los hombres están
enervados jJOr los .plaecrcs de llh orcría, y no
tienen el , líen o de 1 s tiempos antiguos.
Cayó h tra burO'o cayó Seda n,cayó Metz,
h:lll cPido como diez y eis ciudadc" en po-
1"1' de los prn:hno. · ahora ha cuido Orlcans,
en donde se hnn comctitlo horrores
ele horrores para abonar la s pa.labr'as de mi
epígrnfc.
... ~o todos los franceses están enervado. ,
c~o no; y prueba de ello el incansable M.
Víctor Hugo que mantiene .e l espíritu pú·
blico en efervescencia con su carta , pro ..
eh m· s y caucione .. Ahora. mi mo acaba de
compoucr una. b lli:irna sobre la toma de
Odeans, que ha hecho un ruido iumenso y
termina así:
':Da· ~'I'S d' OriC'nm nous c.fTa~ons, 1' empreinte,
Jom1 d triou1ph , eclaire7. 1 univ •r ·!"
Ott· e lo incansables e M. Thiers.
¿,Lo parece Ct ustcJ un grano de ani la travcsum
qu e ha. hecho <í. loH ochenta año ? y
en móno. de doce dias? ir {t J.;óndres, Vien
:E lorenciT mos, de e, rne de burro, lt viej;t
D) se cansa de bostezar pensando siempre
e la comida.¡ y me atormenta, re pi tieudo
si cesar que allá e su tierra, en la Bret
· ñn, comía esto y aquello y se le vuehe
la boca UO'Ua, ____ in 'eliz! Y yo sin poder-lo
reruedi. 1'; rccuer lo tambi n lo frijoles
negro , las m·epa. de maiz y el petto autioqueíio
· y uspiro tl'istemcntc cuando pienso
que alH juéves y d min()'o, me comitt un
pollito :.~o·ado, y towubu
0
mis buena tazas
de caf cou leche y ostauas cou mantequilla;
y a~¡t1cllos plato de arroz de leche, y
de caspuolcta, de que no tienen ui remota
idea lo. 1 1i mbros d 1 Gobierno de la. defen
a. I.~a moza está. lcye11do ·iem pre pe·
tiódico ó C:tntando; y uice que In. Francia
triunfar{¡ , q e Pari¡;¡ n capitula que Itochefort
e, un a to, Gambetta un héroe y
]\1, Víctor Hn~o el pt·imcr hombre d~l
mundo. J>i ts la amp· re!
Cuand, . d .~ o lo, calle me espanto al
ver 1 anto: e ñon e y amctralL doras: La. y
u mil en 1 perímetro de b ('iucl1d y :ci .
·it:ntos mil 'oldudo · n u recinto. E.'ta es
la Guerra Magna que e regí trae u lo anale
de la hi.toria.; y ahí va p· ando y al fin
ha d terminar¡ porque todo pasa, todo acaba,
solo lli reina en la in m en 'Ídad de los
siglo .
Iombr~! ya me han salido canas, e. toy
qu me Yt clvo loco, y á veces mnldigo d(}
la curio i a que me trajo á conocer e ta
ciu (d ad bc.li.;:Íma aun en medio de u dolor.
Si .13i mark la quiere bomb· rdear, la bom·
bar dc:l!'á · y e renovará la desastro a ea t. á -
tro e del inccnclio de J.Jón lres en 166 ·,
cuando !:ie quemó média ciudad.
Cayó La Férc con mil prisioneros y setenlta
cañonc~. E una corta ciudo.d in ·ignifieantc
aquí, tao grande como 1\'leddlio
allá: e condida e tro unos pinares y rodeada
de un clal'O arroyu lo, como nucstl·
.._ b1 rrá: e una g Jlondrit a escondiendo su
nid en una te- a. Ahora compare usted
(}OD nuestra bat , tl a de an Diego. El combat
• duró ei h or s lo mi m o que en Bogo·
t:í. ~ pina toniru. 15 cañones y el enemigo
.8, y los muer o.sJ cguu los partes fueron
DOR 27 7
103. Aq 1í han pe leado ma de 14,0 00 hombre.,
alhl. uo alcanzaron á 9,000.
I.~a Ernp ratriz queda en Wiudsor á. la.
fecha, habL.udo con la reina Victoria. Ella
,j muy en llo, como la sobrina de Mme.
Voi inc dLe que ni un palmo de ti erra , y
si Bi mark e aburre al fin, nos ll eva n dos
mil do á o· bullo, porque P, ha notado qne no a rueba.n lo so beranos
In. ocupacion de los E tados Pontificios
por el Rey Caballero (excom ul ga do
ahora por 1 Papa); de modo que al re unir•
e el Congreso de lo reye que 8e an unc ia,
tomarán en cuenta el negocio, y el buen P io,
de ·pue de h·tbcr reinado ma año que Pe dt
·o, u cl1nado los dogma de La Pura y de
la nfalibi lidud, y habiendo pt·e id ido al
mas grande de toJos lo oucilio., regre ar:
í. al V aticn.no despues do u viajecillo á.
loreuci. ¡ \ olvcrti. á ltoina á dormir su último
uciio, n la paz del ~eñor, junto al
cpulcro ~e lo :1nto Apó toles.
DIALOG O OON MI ESPO SA.
( :'111 IVA A LA. , EÑORTT S E. RIQ.t1ETA Y EDELM[•
RA DO'l'ERO ).
-Me hnn en iado aguinaldo las Botero:
Qné helio est.á.! qué aO'rade icla e toy!
.t: o pu •df.' retomado por mf, Pedro 1
Dcdfcales, te ruego, una cancion.
-Tiene. razon, amiga i qué otra cosa.
En ob eqnio ofrendar putliem yo 1 . . .•
M á , tü lo ·abes, una cuerda sola
1.'i ne mi lira, y es la del dolor:
• olo vibra en mis lrtgrimas bañada,
Morlnlando un ' uspiro, una oracion . . . •
A jóvene (JUe vagan encantada ,
Sonriendo, en el jardín de la ilusion.
i Qué puede murmurar en, us oidos,
Que pn da sus o ido· halagar 1
i ella· hu ·c:tn las r sa y los lirios . . ••
-s·cmprevivas modesta tú les da;
Que ella , flores tambien, del cemen ter io
Y l l ja.rdin la flot· aben amar;
Y yo no ignoro, ami o, que en tu plectro
IIay la cuerdí\ tambien de la amistad •
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278 EL CONDOR
~~-----~-------~--~~~--~~ ~-~~-------~------ - - --------
Haz sonar para e llaR , pue , tu lira;
Hazla notas de afecto dt> pt>dir;
Y dHe á. Enrique ta y El diálogo, y acabo
uscribiendo de ellas afectísimo
Servidor respetuoso á
PEDRO BRAVO.
Mede11in, l. o de enero de 1871.
EN LA TUlliDA
DE
ENRIQUE AOOHIARDI.
Despucs de permanecer diez años entre
nosotros el jóvcn Ji.J ,1RI ur~ cc mARni, murió
en Guáduas, en 1 corriente me , :L cuya
villa se habia dirigido con el objeto de recibir
:i. su padre que veui:l. de Europa. Su
buena conducta. le granjeó la estimacion de
los bogotanos, y u talento para la. rnú ica
las simpatías del público y el aprecio de los
conocedores. Formaba. parte del Sexteto
mu,8ical.
Nosotros que hemos sentido vivamente
su pérdida, pu imos en mút>ica. las estrofas
siguientes, humilde ofrenda que depositamos
en la tumba de un jóvcu honrado, simpático,
virtuoso y de talento.
Oye, querida sombra,
El llanto y los gemidos
De aqu • .Jlo qne te amaban
Y fueron, caro Euriq ue, tu amigos.
Mucho te amamos! mucho!
Y tú lo merecía
Por tu , gl'ande. talentos
Y tu genial bondad y cot'tesía.
Hoy en la tumba duennes,
'rnn jóven, tan amabl~!
Que en tierra colombiana
Tns re tos, ay! en santa paz descansen!
Tu alma voló á los cielos,
Qne olo- all:l en la glo~'la.
La lira de lo~ ángeles
Puede unirse á tn 1ir~onorosa..
Corta fué iu jornada,
Y reclina tu fre nte
Limpia. de torla mancha,
Como el sol qne se pone en occidente.
J. JoAQUIN DoMf .. "GUBZ.
Guamo, 13 de dieiemhre de 1870.
UNA VELA.
{A NICOLASI'l'AJ.
O CUl'a e taba, sin vida 1
Pobl'e lámpara apagadá,
En un rincon olvidada
De mi ·ó!;tal'io hogar;
:rtlá le acerqué la cerilla
Inflamada por 1 roce
Y la c.-ton ia iluminó e
Y reinó la claridad.
Fiat luz, dije, y a1 momentcSe
apartaron la tiniebla
'omo e apartan la nieblas
A la presencia. del ol,
pnde ver lo objetos
Y cono<:er n tamañ ,
n qu~ no.dn fu ra ngaÑo
Ni fuet·a nada ficcion.
Ella alumbrará un in stante;
M :l. su luz SCI' á el con ·nolo
Que mi . homs de de s' el o
Iuy ru(·no lenta harA;
' acabado 1 omhu!!tible
ue u corazon inflnma,
J\.Iorh·éi u débil llama
no volverá jama .
Yo fuí jóven , y muy triste
e de li7.aba mi vida,
omo una ful.'nt per ida
Entre breña y zan~al;
1\ftí ,· el nngfll dP. la dicha
De cubrió la pobre fuenLe,
Y yo levanté la fr nte
Y al ángel pude admirar.
Fiat llez, dijo, y en mi pecho
Se anjm:uon lo amore ,
Como e animan las flores
Cuando la· alndo. el sol;
Y vf el mundo tra un pri::;ma
Color de ro a y violeta
Y ·pretPndf Pr pol.'ta,
Porque en tí el cora:7.on.
Un c01·azon tan ardiente!
¡Y et·a lámpara apag'áda,
Por los hombre olvidada
En un oscuro rincon!
Pero una palabra ola,
Dulce, tierna, cariñosa,
Fué la cera misteriosa
Que esa lámpara inflamó.
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EL OONDOR 279
=::: ::=~-= -:::::;;::::::::::::::::::=~=::::: ;:::::::::::::: :::::::: :::~
Tú fui te el ánge1 1 seiiora,
Qne de cubriera la fuente,
P,or e. o yo reverente
Tu fn'nte puedo be ar;
Mi vida sen\ muy corta;
Pero mis hora de rluelo,
Angel de paz y coo ·nelo1
Tú las alt~ja te ya.
Graci~ , mil gmcins, amiga 1
Que Dios te pague en el cielo
1'odo el bien que en es Le suelo
Tu cariño me f01j6 :
Y recibe como premio
De tu amor y tu ternura.
Cu~nto soy, noble criatura,
C~anto tengo ¡el coru.zon!
Pnvno A. r AZAr c.
Fabrero de 1871.
EL DESTINO.
La marquesa ha bia ~ido conducida ft. una.
nMea cerca do Me siua, p rque allí el ait:e
era aun mas pcrf cto. Eucontrábase esta aldea.
á la rib ra del mar, en una graciosa
posicion, recibiendo a, í un ~ncanto mayor
de esta naturaleza. mágica do que está dotada
la Sicilia . .Al aproximarse á la elegantA
habitacion cuyas columnas de mármol
blaneo se veiau al trave de los naranjos y
"rbolcs floridos, que con .~us emanaciones
embalsamaban el aire ñ. e ta hora de viaje,
el monje sintió un dolor vivo y profundo
en el corazon. Le pareció que la naturaleza
insultaba ~in piedad la muerte de esta
mujer, que quizá en este momento espiraba
en medio de las alegrías y pompas de la
creacion.
El ~ol se ocultaba en ese instante, y la
banda de fuego que cercn ha el hori2wnte,
·coronaba este mar de Sicilia oon un círculo
de oro y brillantes rubíes. El cielo esta ..
ba puro, el aire dulce y tranquilo, y la mar
tersa. como un espejo, servia de oampo para
las carreras nocturnas de- todos los mo.
zos y muchachas de los caseríos de la costa;
barcas llenas de jóvenes alej4,banse de la ribera
con las últimas luces del crepúsculo;
oía.nse sus canciones y sus alegres carcajadaa.
Era el tiempo de la vendimia, y la
alegría de las bacanales ahogaba la agoni!
ante voz de la mujer que había sido una
madre para esta multitud que ahora no escuchaba
el sonido de la campana que llamaba.
á los servidores del castillo á las oraciones
de los agoniza.otc~!
El viaje babia ido silrencioso. Al llegar
delante de In puet·ta de lla casa, el marques
volvió á hallar el vigor dle su lcjan:t juven·
tud para lunzarsc hacia un jóven pálido y
abatid'O 4ue vino á. recibirlo.
-Ah! exclamó el ma ques, viendo la fi ..
sonomía del jóven ¿es, pues, ya tarde?.
Vuestra. madt·e __ --!
-Calmaos, padre mi , mi madt•e vive .
aún. Ay! parece que no aguarda sioo vuestra
vuelta para entregar á Dios su hermosa
alma! Pregunta con .. tuntcmente si babeis..
traido con vo al reverendo pndroAmbrosio.
-El padr prior no ha podido venir, ami·
g mio, respondió el marques,cuminaudo hácia
los apo entn de la enferma; pero me b
dado para suplirlo al religioso mas afama
do de su oonveuto.
El jóveu lloró y se conmovió profunda ..
mente, y les precedió para anunciarlos. El
marques sevió precisndoporcstoá detenerse.
-Ah! mi re eren do paore, h aquí cuán
amada s! Este jóv u que veis no es u hi·
jo; podría ser su herma. u o} porqu~ aún es
jóveu y bella; es una herma a cabez. de
veinte aüos que la ruuerte va li herir!
Aproximól:!ele Giulio para darlo un poco
de fuerza y re ignneion; pero no encontró
nttda qué d~cirlo. El mi ·rno se oocoutra.ba
subyugado por un poder desconocido.
-DcJa<.hne ola con el reverendo padre,
dijo la mar,¡ucsa, cuando supo que éste ha.·
bia llegado.
La voz do esta mujer hizo estremccet· á
Giul' o; pero todos se habiao retirado.
-Padre mio, dijo la ogonizante con una
voz que la debilidad y la emocion hacían
apóo s perceptible, os he hecho llamar pa ..
ra pediros vue tro perdon, y suplicaros me
lo hagai$ acordar por un ho -ubre á quien
yo he ofendido qui:tai, atacando su virtud! '
Pero voy (L morir,y mi muerte me descargará.
para con él.¿ o es cierto esto, padre mio?
Gi lio oayó de rodillas delante de aquel
lcoho que con tenia su úuioa afeccion sobre;
la tierra. E ta mujer que habia hablado,
era su única reli ion, su tínico Dios, su RO·
lo po venir; era eresa · era la mujer del
confesonario ; era la que amaba. al religioso.
con una in cnsa1t a pasioo; era aquella á.
quien él tarnbien adorab:.t o ~· UN A OR SIN
LÍMITEs! Se habiiau cumplido ya las dos
prim as sen euchas del Ct5timo p1·onuncia.·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
280 EL CONDOR
das por la Sibila; no le faltaba má que ser
asesino!
De~pue s de la noche en que so hizo e ta
terrible confesion en la iglesia del rnouasterio
de Mes ioa, Giulio babia vuelto á ver á
Tere a varias veces. l~iel á su religioó, habia
rechazado á la que a i lo fasciuaba¡ pero
ya había bebido el filtro entero en las miradas,
en las palabras, en todo lo q11e eia,
en todo lo que intentaba expresar pllra Cvta
criatura abrasada de amor, que adoraba y
no quería sino ser amada.
~n fin, á la voz de Dios que un din. habló
mas alto que la de la pasion contenida el
monje tembló por ella y por él, y se alejó.
Teresa no le vió más. Eu vano volvió á Ja
iglesia: ln cátedra no taba ocupada; el
confesonario estaba vacío, por(¡uc para ella
Giulio crn el único ór humano; los tlemas
eran nulidades.
J.Ja infortuuada lloró y sufrió amarga·
mente porque umaba con e e amor {1uo da
el cielo cuaudo s veuturo o; pero que ruata
cuando es desconocido!
Alteró e su . alud, y bien pronto vió su
juventud terriblemente combatida. Entónces
quiso que su último adio. 11 ga á iulio
por una boca . e vera tal vez, p 1 o , cgnra;
y con este fiu hizo llamar al padre A m·
brosio.
Su destino, siempre inflexible, le envió á
Giulio!
Al oír y reconocer esta voz amada, cuyo
poder sobre él era bien di verso al poder de
Dios, el monje habló y no pudo ocultar.so
por mas tiempo á Tere a.
-Soy yo! le dijo; yo que quiero morir
contigo; yo que te amo m a· de lo que quizá
me amas; yo que me pierdo; yo á quien
tú vuelves sacrílego! ______ Vi ve, Teresa,
porque, te lo repito, yo te amo!
Y sus h\grimas cayeron sobre la ft·entc
de la agonizante, sobre su seno, soure sus
mauos ya fi'ias. A su contacto, ella volvió
á. la vida y reconoció el amor de Giulio.
No moría sino de dolor; pero aboravivirú,
vivirá para el amor ya que es amada.
Giulio y Tere a cambiaban apóuas algunas
palabras, aunque palabras inútiles en su
situacion. La jóven na podia habbtr, pero
veía á Giulio, tomaba !:lll mano, interrogaba
sus ojos; él, estrechándola en sus brazos,
lla,maba á la vidit todo ac1ucllo que la hace
s~mtir doblemente, cuando se ama como él
era amado!
1Ín cmbarf!o, era necesLrio d'simular.
Toda una familia estaba allí para ob crvar
y quizá para castigar al culpable !:lÍ la menor
luz se reflejaba; pero nada pareció ha ..
cer imprcsion en el engañado viejo.
Ltt e u rae ion casi mi la CYrosa de la marquesa
fué atribuida. :i la virtud y á las oraciones
del he ·wano Giacomo, y su renombre
e extendió aún.
Tcre "a estnvo bien pronto en convalecencia,
y apéuas f:C habían trascurrido algunas
semanas, cuando la ip.:lesia de los dominicanos
volvió á v rla lldante u , u altar, rogando
al Dios i quien ofenuia y que no debía
perdollarlc.
Giulio la aru:tbn. con una pasion igual;
sit cmbarg·o, él expcrirueutaba rcmordimieuto.
· y 1'cres no los tenia.
La vida del r ligio.·o no tardó en venir
á t· de. oTaciada. Amaba sieu1pre; pero
1 , e' o lle r. te nrnor le cansab~L un Ln·or
tal que le vol da. in. en. at .
Fl'eouentemcntc pa ... aba. en orncion lmJ
noche. ntcra.; ~e infligi:L a .. ma durns penitencia.
y icm 1re los mi ·mo terror venían
tt asaltarle y á urbu.r su alma hasta.
en rl .monu:nto en que el eneanto del amor
de Tcre. a le hacia 0lvirlar todo de ·de luego.
Al fin ella se apercil ió de qu un seere~
to, un gt un mi tcrio exi.'tia en el alma d ...
ayuel á quien amaba. r sol vió conocerlo,
dividir su suerte, cualquiera que fue e, y
hacerle v r ue una mujer po ·eyendo su
amor, j:.11nas era. acrificada por completo.
IJe pidió le confiara la causa de sus su ..
frimieotos, de ._us inlfUictudes. _ l principio
Giuli rejstió; pero despues le con fe ó
lo quP. le babia pa ado en aquella teJTible
noche en el palacio andolfo, y In. prediccion
de la Sibila.
Tere a le sonrió dulcomcnte.
-Eres uu iosen ato, amigo mio, le dijor
Esas palabras son las que deberiau hacer
desaparecer la impresion causada por las
que despie tan tu terror! Y qué! ¿no hay
en ellas con qué desfigurar todo peligrp, toda
inquietud? AMoR sm Lhi1TE ! Oh, Giulio!
i me amaras como yo te amo, seria~
m os muy felices.
(Concluirá).
DH'REN'EA DEL ~S'l:ADO,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Cóndor: periódico literario - N. 35", -:-, 1871. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683878/), el día 2025-05-09.
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