Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ERIE III. ESTADO S. DE ANTIOQUIA. NUM. 34.
LA BENEVOLENCIA.
El ser buena es una rranga.
Para ser feliz, ser buena.
Lms DE EGUILAZ,
(La Cruz del nwt1'imonio).
I
¡Oh Virgen celeste, suave, pura, amable,
t. n adorada y tan digna de serlo! Oh dul·
e y modesta benevolencia 1 Quién no te
a<•ogerá. en su seno 1 Quién no te dará un
b ando asilo en su alma! Quién no querrá
h~cer de ~ la compañera de su vida!
B jo tu lanco velo se cobijan todos los
d~sdichados, y tu grata sonrisa borra todos
lo defecto : en vano la intolerancia te
ro nestra su tosca y adusta faz; serena yapacible
tú, le demuestras tu tranquila miradrt.
y tu grata sonrisa. Puede decirse que
tó ha.ces mas bien que la caridad; porque
ésta solo alivia las gra.ndes desgracias, y tú
endulzas las mil amarguras de la vida!
II
N o hay nada que mas se tema, y por consiguiente
quo ménos se ame, que una persona.
excesivamente rigorista: un hombre de
carácter duro é intratable, inspira temor
y se desea estar siempre léjos de él; pero
si estos defectos recaen en una mujer, la
hacen insoportable y causan su eterna des·
gracia.
Es natural suponer en la mujer un carácter
dulce, apacible y blando, un c~razon
tierno y sencillo y gran flexibilidad de voluntad;
nadie so admira de que una mujer
sea excesivamente tímida y dócil; pero á
lo que nadie puede acostumbrarse es á ver
una mujer dura 6 intolerante.
La que se halle dotada de estos hirvien.
tes de~ectos no conocerá nunca la ami~tad,
ni acaso el amor,
.....
---- ~
e;y-
La benevolencia es la llave que abre todos
los corazones, y parece tan natural en
la mujer como el perfume en la flor: ¿no
seria extraño que una bella y delicada rosa
exhalase miasmas pútridos?
Tan extraña me parece una mujer intolerante
y malévola.
¡Cuántas veces ha conquistado una amia·
tad eterna una palabra indulgente 1
¡Cuántas el rencor ha cn.ido deshecho,
como nube de v rano, ante una dulce y confiada
sonrisa! Hay pocas personas y pocas
accione>; que mcrc·zcan ser juzgadas con rigor
y califit'adns con durezu.i aun en el fondo
de lo crímenes se ocultan casi siempre
grandes y aterra loras de gracias.
Una de bs reglas mas seguras de In. buena
educaciones darse por ofendido en sociedad
las ménos veces posible; el ofenderse,
adornas de demostrar rual carácter, humilla
al enojado; la verdadera dignidad hace
imposible hasta el pensami nto de que
se la falte y quita la susceptibilidad ridícula,
dejando la noble 6 inquebrantable fortaleza
con que debo rechazarse siempre el
verdadero insulto.
III
Es impo ible llevar nada en la vida con
un rigor extremado, porque es imposibla
que los que nos rodean lleguen á la pcrfeccion
que nosotros mismos no podemos al·
canzar.
La tolerancia, la benevolencia son nece"
sarias, no solo en la sociedad y con nuestros
amigos, ino hasta con la propia familia.
Exigir que un hombre abrumado con los
cuidados de la vidn. sea siempre afable 6
indulgente, galante, cariñoso y li onjero,
es una utopía que nunca llegará á verdad,
es una ilusion licia,
Se ha propuesto hacer ju ticia .•••
El principio no está malo 1
II
Cual cumplido caballero,
ro diré la hizarrfa
Premia, solo, la hidalguía.
D l fnclit ABAr ER •
El e ha acordado, primero
Que de ninguno, de tf,
Porque él ha visto ¡eso sr !
Que tú eres hombre de eso,
Y si esto igue en progre o,
La cosa va bien así.
III
Al punto que al General
El Secretario le anuncia
Que ha hecho ya el Rector renuncia.
Del Colegio nacional,
t Qué co a mas natural
Que acordarse de aquel GODO
Que es sabio profundo en todo,
Que e Cumplido CABALLERO,
Que ademas es SABANERO 1
-No podia ser de otro modo,
IV
Por eso yo improvisando
Delante de tres testiao ,
Que son todos tus amigos
Y están como yo gozañdo,
¡Viva el general O bando,
Grito cien veces y mil!
Viva t>l primero de abril!
Pero. ya en la cuarta estamos,
Y diciendo terminamos
El Catire es muy gentil!
JO.iQUIN p .ADLO POUDA BR.! VQ,
LAS HORAS.
A MI .A.)UGO D. V.
Las horas, esas cxtraiias hetmatla&
que asidas de la memo pasan con un
fJuelo tan lento pm·a el desgraciado y
tan veloz pa1·a el homb1·e d~'clwso!
ALEJ.urn:ao DUMAs.
I
Acostumbrados como estamos á contar
las horas desde que se abrieron nuestros
ojos por primera vez, no miramos en ellas
otra cosa que los intervalos 6 ''períodos de
sesenta minutos en que se divide el dianatural".
Pero si por un momento arrojamos á. un
lado la helada capa de indiferencia quo nos
cubre y colocamos nuestra planta en el terreno
de la observacion, cu(tntas consideraciones,
ora tristes, ora agradables, á la vez
que útiles, se albergarán entónces en nuestra
mento!
Las horas desempeñan, bien lo sabemos,
un papel int<>rcsantísimo en la vida del
hombre.
Ellas son los uniformes poldaños de es:J.
aterradora escala que conduce á la eternidad!
San los alambres de los cuales esta colgante
el puente que debemos pasar de la
cuna al ataud;
Son los tiempos 6 compases de esa prolongada
marcha de fúnebres notas que llamamos
vida.
¿Quién habrá presenciado, como las horas,
aeonteciruientos grandiosos?
¿Quién como ella , habrá presenciado
acontecimientos funestos?
N o registra la historia de todos los siglos
y naciones, pasaje alguno del cual no hayan
sido testigo las horas; porque ellas, cuyo
orígen se nos oculta en los abismos del
pasado, tienen la propiedad de estar á un
mismo tiempo en todas partes; porque ellas
son el tiempo.
N o han podido la vanidad y el orgullo
á. pesar del inmenso poderío que ejercen sobre
la prole de Adan, poner en una criatura
humana tantos atavíos ~omo los que ostentan
las horas.
¿Veis aquellas que asoman con una sonrisa
divina en los labios, con una mirada
celestial, con un aire de inocencia y de pu·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
268 EL CONDOR
reza incomparables? Son las horas de la infancia.
¿Veis aquellas que avanzan adornadas de
riquísimo ropaje y oro y pedrería, erguida
la frente fe tivo el semblante, palpitante el
pecho revelando el placer hijo de las mas
dulces ilusiones? Son las horas de la juventud.
¿,Veis aquella!:! que caminan encorvadas,
trómulo el paso, lívido el semblante, enjutos
los miembros, dejando ver en su rostro
los vestigios de las innúmeras lágrimas que
por 61 han corrido, tl'isto la ruirada revelando
el dolor y la mi eria? Son las horas de
la senectud.
¿,N o veis en medio de una sn.la esplendorosa
adornada de alfombras fiores, candelabros
y ricas colgaduras un t:ilaruo de hermo
... as eiioritas de cuyo vestidos se exhalan
pe fume agradables que embal. aman
la atmósfera y embriagan los sentidos; y
una multitud dejó enes elegn.ntcs, alegres
y jo' i: ]es? No ho.bois ob ·ervado cómo entre
un do e ·tos y u un. do aquellas e cruzn.
u pc:10trantes y xpresivas miradas que
llegan hasta el foudo del alma, y cómo en
sus lal ios divaga una sonri ·a. delicio a, y
sus mejillas se coloran y sus rostros e inmutan
revelando algo muy extraño quepasa
en 1 corazon? Es que ha sonado la hora
del arr.or.
¿,No veis el fuego del incendio quo invadiendo
el hogar del opulento reduce á ce~
izas n un momento los objetos que formaban
su fortuna; y sepultado en medio de
las ruinas el' c. cláver de su hijo querido que
pereció devorado por las llamas? Y no mirais
el llanto que corre por Jas mejillas de
aquellos que componen esa de venturada
familia? Es que ha sonado la hora dol dolor.
¿N o escuchais allá en la oscuridad de
una cárcel inmunda el golpe del martillo
que remacha una cadena, la cual suena pocos
momentos despues pendiente de la cintura
del criminal? Es que ha sonado la hora
de la expiacion.
¿Veis aquella desgracjada mujer que llora
y so retuerce, víctima de ]as falsas y repetidas
promesas de un amante pérfido? Y
~quel hombre dese perado que apoya. la
frente sobre su mano y maldice lleno de ira
la perfidia de un amigo? Pues para estos
dos ha sonado la hora del desengaño; hora
fatal por cierto y que ha arrancado á la
mente de un poeta estas sentidas palabras:
" Las horas del desengaüo
Son las que mas triste suenan."
II
Grande, muy grande es el poder de las
horas!
¿ Dó está si no el arrogant~ monarca conquistador
de cien naciones que ayer no más
rodeado de admiradores, agobiado de lison·
jas y dueño de inmensas riquezas, veia postrarse
á sus piés, temblorosa y suplicante,
á una inmensa muchedumbre? U na hora
sonó; y cetro y honores y riquezas uornaron
á la. nada ___ _
Y esa hora que sin remedio ha de sonar
para todos, no admite di tincion alguna¡ y
el proletario como el monarca, el virtuoso
como el perverso, el niño como el anciano,
e cuchar{tn, quieran ó no, su fatal sonido,
que tal vez será el !J.UO anuncio la primera
que está por venir puesto que ninguna nos
pertenece. Bien claro lo dicen las siguien·
tes palabras que en forma de reto pone La~
mar ti oc e~ boca de la muerto: "¡A que no
dices que es tuyo el segundo venidero!"
Muchos hombres afortunados tienen aun
despucs de dar el último pa o por el cami~
no de la vida, algun dominio sobre las horas.
Tales son los caudillos insignes que
dieron creencias y renombre á sus pueblos,
los oradores, los arti tas y loa poetas. Las
·hora-s son mensajeros suyos que trasmiten
su fama, á traves de los siglos, á las nacientes
generaciones.
Por eso suenan aún en nuestros o idos los
cánticos de David y los nombres de tantos
varones preclaros que, por medio de las
ciencias y las artes, legaron su nombre á la
posteridad.
Y sin embargo de ese gran poder, las horas
tienen que sufrir tambien su humillacion.
Están uncidas al carro del tiem·
po, el cual, tirado por ellas, avanza tan ufano
como marchaba el gran Sesóstris tirado
por los príncipes y señores de otras nacio·
nes que hacia unoit· al Stlyo para ostentar
su grandeza.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CONDOR
;:: ::::::: :::::::= ::::;::::::.:::::: ::::
lii 1
(
Sale un caballero de su casa con direc- )
oion á un punto muy distante: atraviesa sel- i
'Vas espesas, valles extensos y tortuosas \
montañas, qué ve? Cordilleras azules que)
se dilatan hasta confundirse con el horizon- ~
te, y á su lado pájaros, flores y arroyos que i
va dejnndo atras á medida que avanza. /
Ese hombre piensa y siente aun con mas ¡
vigor en medio de la soledad, que poco án· (
tes en medio dol bullicio; pero ahora solo {
su corazon contesta á su corazon, solo su i
pensamiento responde á su pensamiento. (
Y sin emba1·go, ese hombre marcha lle- ;.
vando á su lado, sin notarlo, una insepara- j
ble compañía. i
Las hor< S' n.lieron con él uesde el hogar; i
y, compañeras leales, no lo abandouan un ::
momento. )
Si alguna vez apurado por el hambre 6 !
por el cansancio, se refugia en una modes- \
ta casita para reparar sus fuerzas, las horas ~
lo esperan o u la puerta, sin molestarse aun- ~
que se demore, in darse por ofeudiuas aun· i
que, impolítico, no las convide á comer. ~
Si él apura su marcha, ellas apuran tam- )
bien; y aunque tome asiento en una loco- i
motiva, no se quedará.n a tras, pues son ági- ¡
les y veloces cuando es nece sario. (
No se cansan jamas ni las arredran no-~
che y peligros. in embargo, para oo aban- ¡
donar á su compañero, duermen en su mis-!
ma posada. Me equivoco: ellas no duer- ~
men: velan á su cabecera como ángeles~
guardianes, y al amanecer el nuevo día lo l
despiertan y marchan como áutes á su lado. Í
( Con tim~ará). ¡
RICARDO LóPEZ c. \
:EN UNA AUSENCIA.
(HABLA UNA :\IUJER),
l
j
Y tté ¿ cutÍndo vol'11erás ~
A tzt dulce y ti erno amor 1 í
Y es cierto que te vas 1 Llecró el momento
Tan temido de mf , dulce amor mio,
En que en tu ausencil llorarán mis ojos
De amargo llanLo caudaloso rio 1
Oyendo estoy de tu corcel brioso
El relincho, el piafar del casco herr ado
Que anuncia tu par tida , y que me dejas
Sin luz los ojos, sin , omisa ell~bio.
i
¡
) ¡
~
;
= ::::::: ~ :::: ! ::: :::::: = ==- ::: = =:: =
N o sabes , ah! ni á imaainar alcanzas
Hasta qué punto llega mi ternura ,
Hoy que viva. te estrecho entre mis brazos,
De amor vencida en la tremenda lucha.
Porque es mi amor un mar, un mar inmenso,
Un abismo sin fondo en que rui alma
Embebecida, extática contempla
'fu regia faz , tu espléndida mirada.
Oh! quién pudiera, jóven generoso,
Seguir tns pasos por el bo. que umbrío
Para. enjugar tu frente idolatrada,
Para apagar tu ed en el camino.
Oh! si pudiera trn ·formada en ángel
Seguir la marcha del gentil mancebo,
Cubrirlo con mis alas, y ampararlo
Como una madre á un hijo entre u seno.
Pero te au cnta .... Jtíreme tu labio
Que no me olvidan\ ~ ; nunca me olvides
Porque el olvido es mu rte, y nn ngttero
Que he de morir bien jóven me predice.
Moniquirá, setiembre do 1 58.
ST. AMOUR.
A TERESITA.
Vo y á partir. mi am ada T re sita.,
Quizá por ·iowpr ya este adios erá ;
Y aun 1ue tan léjo . de tu hermo o suelo,
Mi alma un recuerdo para Lí tendrá.
No olvidaré la placentera horas
Que il tu lado tan rápidas pasé,
Mom nto encantado de ventnra,
Que huyeron, ay! para. jamas volver!
'l'u alma elevada, nohle y generosa,
Tu se n ible y tu tierno corazon,
Me in piraron profundas impatfas,
Y una sincera y grande admiracion.
Eres un ángel de l.>ondad inmensa,
Tiene encanto , gracias y virtud;
Y sin embargo, entt·e la amarga pena
Se desliza tu hermosa juventud.
Porque el sér cariñoso que tu vida
En ed n encantado trasformó,
No exi te ya, para enjugar tu lágrima,
Para ser tu esperanza y tu ilusion.
Huyó del mundo que tan solo ofrece
Eterna desventura y cruel pesar ;
Donde el placer effmero y fantástico
Se desv.anece cual vision fugaz.
D~ió su tierna, su adorada esposa,
J óven y bella en soledad gemir,
Má el Eterno lo llamó á su seno,
Donde es la dicha eternidad sin fin.
Allá dirige su plegaria férvida
Ante el trono esplendente del Señor,
Por la ventura de los caros séres
Que acá en el mundo con ternur~ amó,
Diciembre 22 de 1870,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
270 EL CONDOR
----=-~~ ~~=-=:::=::::=::::=::::::;:::::::::::::::; :::::::::;;::::~---
RECUERDOS Y OLVIDO.
Se .~ien te un algo pe1·dido ,
Un algo que ya no se halla,
Y es el alma que batalla
Bntt·e recuerdos 11 olvido.
l porque soy casada y este hombre no es mi
marido!
Los sueños dtl la niñez,
Las primeras ilusiones,
El silP.noio siguió á estas última s paJa .. ¡ bras. Parecía que la desgraciada mujer que
~ así se acusaba, no pudiera hablar. Giulio
CAMPRonoN. 1 estaba mudo ___ .. él sufría. En fin, la peni ..
~ ten te repuso en voz mas baja:
Viven en lo corazones
De los tiempo al traves;
Por esto si alguna vez
Por la suerte combatido,
Huye el arcángel querido
Que vela el amor primero,
En el corazon sincero
Se siente un algo perdido.
El árbol de la inoc ncia,
El árbol de la ilusi on
Se iembra en el corazon
Y ftore<:e t>n la conciencia;
Más si con cruel inclemencia
La terupe sta.d ava alla
Ese árbol, y el trueno e talla ,
Ent6ncE's en lon tananr.a
Bu ca en vano 111 e. peranza
Utt algo que ya no se halla.
S O) en tri stes armonfns ,
Se oyen funebre s clamore ,
Se ienten vag o rumore s,
Se sienten cenizas fl'ias
Y et·uele melancolías ,
Cerca la inmensa. nllualla
Que sirve al amor de valla,
Que le snfoca y le oprime,
Y es el c01·azon que gime,
Y ea el alma que batalla.
Muertas ya las tran sitorias
Ilusiones de la infancia ,
Solo viven , la con tancia
En el alma , y las memorias
De los ensueños y glorias
Del corazon dolorido ;
Y al ver el placer perdido
En la r.oche del dolor,
Llora el ángel del amor
:Entre 1•ecuerdos y olvido.
i -Padre mio, no solamente este hombre
/no es mi marido, sino que él tampoco es Ji .. ¡ bre: como yo está ligado; pero él ama sus
ligaduras, y yo detesto las mias.
~ En seguida lloró amargamente.
~ -Y ese hombre es jóven? preguntó Giu ..
i lio.
i --Jóven? Oh,si! Ytanhermoso! Pero
~ no es u belleza lo que me ha. seducido, es
~ mi destino que como á una pr es a. me ha
( arrojado á este amor para devorarme.
i A e ta palabra destin o, Giulio temb1ó.
( -Sí, continuó extraviada la mujer; era
~ nece sario un des tino influenciado por Satal
nás para que yo amase :1 sí fl. un hom bre se ..
( parado de mí por barreras
Citación recomendada (normas APA)
"El Cóndor: periódico literario - N. 34", -:-, 1871. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683877/), el día 2025-05-03.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.