Medellitt-Co ombia- 1° Febrero de 1912 •
BUENA LECTURA
p OPIED.lD DE L 'rl OGR.\. 1 DEL E . "'.l'ERN DO
Vol. 1• Serie 2" { DIRE E A O. } Número 29
BUENA LECTURA
ILa li a lel ilencio
e ra l s ici 1io!
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66ü
Fr nci ca
de
e -
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B EN LECTUR 6 7
VARIEDADES
Horri 1 Muerte
E. w. FER A DhZ.
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6'
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669
nz . t n h rribl n
li ·uo d ·n r- t>
1' .
A. Leótt Gótuez
Un puiiado de oro
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67
l.
ENA LECTURA
lo ue
~lir
alir 1
habéi
. : ¿qu' t -
o ...... ¿Qu" o daría, i soy otro pobre?
- i lleva u t d pan e astan te:
porque mi p dre no ha comido.
- Pan llevo y además otraFZ co-
-i 1 az de Dio !
-¡ ue Dio o ampare, egún ois
d bueno .
, -V mono. no otro. , hijo. ay
d1a por delante. omida de can o
ll e\·, mo , y legría por entro.
Y no fuimo para el ont nal á
egar junci ; mi padre montado en
la urra: :} o, detr s, lle ando el
hocino ........
Jo E OGALES.
PBUUBñ2 BIBgia
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la compli
·uembargo,
ez un firm
de inO'euu y p iona .
pa ar lo ojos por alguna d u
oesías, escrit al parecer b jo 1a
mpre ión un u ve deliquio ·on
mu a d~ Fran i para on uer
e de que u e flo e ero no alanzaba
i imnl r cierto ím etu
esconocidos de su corazón. ¡ i el
adre Vargas hubie e a v rti o que
abía llegado á ol ·i ar e or un moento
de dar aceite á la lamparilla
e Sor Juana Iné , la inolvi able,
ómo habría sufrido u rectitu
oeta incontaminado, ca i bucólico!
· oordáo de aqu llá. pa tor 1 armoio
í ima, que hemos aprendido toos
desde 1 e e u el a, en que habla
e un corderillo.
"llevando al cuello g 10 li tón
-y en que la 1nuerte amoro a de una
p stora en brazo del niño J e ú ,
e ternece y acongoja nue tra alma
inf ntil.
Tal fué la poesía propi mente
e paño la y cán id del padre V rs,
in n da del agudo colorismo
e Zorrilla ni el arcaí mo suntuo o
el gran Campoamor; pero aunque
embargado profundamente en la
visiones cálida pudibunda del
numen franci cano, u espíritu hu-o
de intentar en m' de una ocaión
las brillante arremetidas e
errera y de Quintana. Como testi-monio
de u facultad exultante ( i
erdonái el voc~blo), te go á l i -
ta un poema sonoro, de agradecimiento
y e victoria, q u se llatna
El Nuevo David. ant aquí el P -
re Varga ,en versos reale , ' un héroe
que, como el p queño Da vi ,
rrojó u honda mató el gigant .
. _ .. _.Ya lo habréi · adivinado. e
trata de un defensor y pal dín del
orden y de 1 ju tici , que lle1; ó u
hue te triunfante .de Palonegro á
antafé, donde tnurió muy luego-
671
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T)zctembre, 1911.
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ALFO SO J. GOMEZ.
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Padre n 1estro.
ño:
67~
le dije, ) á ponerle una
me r plic", mi-o
qu ~ > L n -
d la
o.
n-al
pi d u
man en la mÍe
- h! m dijo m acu rdo d<'
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74 B
:ro era nmo mi mauior
d.
l¿EC U
mento supremo bajo un rayo favorable
d la cracia de Dio , re ntaban eran
1 luz de u última h ra. • de su eterni·
dad 1 se e n aba de decirla y re,p .til'la
in cesar . . .. . . . . . En fin. iéndolo
fati o·, do Jo e] j prometiéndole, volver
pronto cuando o 1 ubiera repo ado
. fectivament v lví pronto porqu
de ec ba mucho darle Ja sant comuni'
n . C mulg' con s ntimient de la
má 'i va piedad· todo le había sido revelado
con e a dos oraciones ·. ·o no tenía
n da que en eñarle.
·o recuerdo toda ía un~t. de e as
co •1ue uceden con frecuencia que
on por í olas para mí como tanta
otras pruebas cim·tas inesperada , pero
brillantes de 1 di inidad de Jesucri to.
Le había dejado un pequeño crucifijo
dici 'nd le que tal vez n tenía en u casa,
me r pondió sonriendo que en e fecto
no 1 s ha" á menudo en la ca
de Jos huéspedes. L había. vi to tom, r
y apretar entre sus mano desfall ci nt
, contra us labios y contra su corazón
el pequeño cr!lcifijo . Volví al día ie;
uiente á las cinco de la mañana. Pr -
0 U t.é pot· I · ·u s brin su brina
me dij ron u hahía ufrido mucho toda
la noche. ...ic "' ·erqué á '1 : ellos se
quedaron á alo·uno paso de distancia.
Le pr e.unt cóm taba .-Mu.' bien,
me contestó- in embargo repliqué me
dicen que Ud. hn ufrido mucho toda la
noch - Me re. pon di' : L han dicho
o'? ...... no aben que Ud. me había
dejado un consu lo ......... En ton ce a-a
n ~o de debajo u cobertores su
m no el e, rnada mo trándom el crucifijo
que le había dado y qut. no habh.
abandonado:- e quí, dijo el qu me
e n olab. · h repetido tod la nocl e:
Padre n'lfe.·tro y Ave Mada .. . . :\ por
o no be sufrido.
í pu un hombre que había ol-idaclo
todo no olamente d un olo golpe
altn.ba todos los i11ter alo parn llenar
á ln . alva j 'n sin ue e lev ba
]ni primer pa, o In tn. la más al~ . rfecc
·ión el ht fe r el la conllanza cr ti TI: ·
~ , d . n ·illn oracion ~<' h_ bu~n
r v l. do Lodo . ra mi' no he '1 to J m·1
rntrar / nadi !' la vida eterna m/
admir·tbl m en e.:.
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La cura Ir ir Jo ú
una
mor.
La intensidad qu po e el al-ma
del pobre es tanto má gr nd cuanto
reducido el número d obj to que e
ofr cen á su afección· y el ilnico que reclamaba
la afección de la viuda ra a-u
l hermo o niño que e tr ~ chab entr
us brazos. Y su noche y u día , sus
pensamiento y sus en ueño , todo
convergían a! mi mo punto.
Se encuentran en el fondo los
grandes bosques árboles que e! rayo ha
herido repetidas vece , y el. h~racán
de gajado su ramas, como s1 Dws los
hubie e de tiuado á oportar olos lo
furores d toda las tempestades.
Se encuentran también en el mundo,
corazones destrozado por mil dolo·
re , como si Dio lo .. hubiese legido
para hacerlos víctimas d todos los desastres.
En e te núm ro ~ encontraba
corazón de la viuda, y junto ' su antiguas
heridas una más honda m nazaba
abrirs .
Cuando n 1 otoño palideciero:1 1
flores, las mejillas dd niño palij de-ron
también. u sonri a t ní lo-o d
triste, p ro tambi 'n algo de dulc . '1' 1
vez los ngcle ... u h\;rm no ' , le decían
que aquell era u sonrisa de d spedida.
Y n un t rd n qu 1 viento arremolinaba
1 nieve sobre la montañ
el niño onrió por ultima vez!
'I ndiuo en lQs \Drazo de u madr ,
con la cabecita apoj ada en su cno,
par cía que estaba aún durmiendo.
ET 7
La madre no hizo un movimi nto.
b r é con una xlraña mirada uella
fr ntc 'lida aquellos· ojo ap g os
y qu Uo · 1 bio · iempre o~nentc .
Compr ndí qge u htJO , estaba
muerto, todo u r perm nec1a anou
ad baj 1 peso de e ~en u evo dolo~.
i Vivirí ó iba á mortr como su lu-jo.
u m ir da tomab por in te n te
m á fiJ. -za· ato-o alló or ament n u
b , b c0r zón algo alto n u ce re ro.
D pronto u la~ios temblpro o
bo quejaron una sonn a, levante d -
jó suav m nteelc dáver obre la cuna,
y ent' ndo e á u lado entonó uno de
aquello encillo cánticv con los cuale
madre dichosa, dormía tantas v -
ce á u hijo,
El dolor ia habí vuelto loca . .. ...
Y cantó toda la noche ..... .
Y decía:
Brilla n el Cielo 1 bl nca aurora,
Baña la flore con u rocío
Con u de t llo · lo s campo dor
o el perfume d lo rosa~es
i el u pirillo qu e lleva e.l v1ento,
:ri el arroyu lo con us c:n tales
rran delicado como tu ahento.
· Du rme, adorado,
Duerme bien mío!
Y ' la v 7 que mecía el cadáv r de
~u hijo cantaba una tra una las strofa
de la balada que hacía d sfilar ant
sus ojos lo ueño . del pasado, la esperanzas
d 1 por ven u.
Y cuando vino el alba cant ba to·
da vía, y cantaba cuando los vec1no. entr
ron y cantaLa cu ndo apro..,·¡maron
á t'a cuna n que yacía 1 inanim
do cuerp cito.
Y de cubrí aqu lla fr nte in color
obre 1 cual, en su locura, v ía
siempr brill r la mi m e nt ll de vida
v murmuraba con una s nri a d
m ( 1 ora u) lo:
o el p rfum d los ro al $,
i 1 USl.Jirillo q u llc·,·a 1 vi n lo
ñadía; chi t ¡no l
d
le cuando la habló d la muc r-t
, del c~m~nl rio, epultura, ::,C 1 -
vantó con la mirada f roz:
- ·Duerme ·duerme excl· mó.
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67()
Y haci ndo r troceder con un gesto
á los que rodeaban la cuua, cerró la
puerta de la cabaña, y todo el día permaneció
sola con su hijo. Y todo el día
le estuvo meciendo cubrien o u hela ·
da frente de ardientes besos, > ol vidándose
de tomar alimento por contemplar
aquellos rasgos queridos que la muerte
iba desfigurando.
Y en vano, movidos á o m pa!StOn,
vinier on numerosos amigos á llawar á
la puerta de la loca; la puerta permaneció
cerrada hasta la noche.
Entonces, huyendo de las fría
punzadas del viento orte cada cual
ganó su hogar, y la viuda continuó mE ciendo
el cadáver.
llá fuera gemía el invierno con
os silbidos tan triste , tan m elancólicos,
q u parecen fo r mados de mil e d
~ ollozos. U na 1 uz vacilan te arr j · ba obre
el interior de la cabaña una emi claridad
que: a pesar del ruido cad ncio
·o d la cuna le imprimía 1 a c~to de
cámara sepulcral . .
De pronto u u alegre r ptq u d
cámpanas ubió del fondo del valle
J4a mujer orprendida levantó h
cab za paró atención un in tant .
lanzós) ha ta la puerta, qu aunó por
cowp! to.
La noche estaba clara, la nieve r~..;fi
jaba el cent lleo de lo a!Stro y,
r pondi ndo al clamoreo de la campana
, de todo lo end, ro~ se elevaban
los eco::; de al o r can tlco .
lo largo de las colina veíanse
corr r hachon nc n i lo que em -
braban tra de í mili r s de chi pa .
n la aldea la pu rtc - cerra·
b:1n una tr,l otra y numero O.:> pa o
r onaban obre el camino endur ~cido
por 1 frío.
Era no he de a vidad
no se e r.gr gabc n d tod
ra a i h r á Mi a de gallo.
La pobr o ·,t también e acorJ ó.
· Ol-he u u na. noc he buena! murmuró.
Un in tant e cuchó 1 rumor de
1 campana y de lo cánl~co qu?, s~
perdían á lo 1 jo y de pu vol v10 a
sentarse juuto á la cuna. . .
Y oñó . Y vió .el pesebre 11 u mina -
do, la Igle~ia con los ornamento de la
fie t~; y tal vez vió P~;Sa r ante sus ojos
lo 1as en que tamb1en ellas~ encaminaba
hacia ~ valle cantaudo los villan cico
populare en compañía desusanciano
padre , y ayer todavía al lado de
u e po o.
D pu' corrió de nuevo al umbral
d la puerta. Las \:ampanas habían callado
y la inflamadas ant·>rchas acababan
de dE' aparecer n lontananza.
Entone s la loca, aproximándose á
la cuna arrojó el mantón de lana sobre
su e palda' tomó el helado cadáver
del niño lo b ó con tran porte, vistió le
1 traje de fiesta, y enrollándolo a presuradamente
en su manto, franqueó
el umbral de la choza.
Los pocos viejo que habían queda do
guardando sus morada , dormitaban
pe adamen te junto á los hogdr s, cuyas
rojizas llama centelleaban al travé'
de lo cristalc empañado po r la
carcha. Ella pa ó pues, sin ser nota da
y tomó á grande pa o el camino
que conducía á la Igle ia. Y estrechaba
á su hijo contra u eno, } á Ja
veces, como i lo hubiera oído llorar, la
pobre madre pretendía acallado con
dulc s palabra .
Y la e'trella tenían al o-n; tre -
uH:cimientos como i un Angel al pa':'ar
la hubiera ~oza o con el ala · y an lojába
\,; qu miraban . curio amente .á la
tierra en ex p ctatt va d alguna tJerna
y o-randiosa maravilla . Cuaudo la info~
tunada entrJ en el templo re p!andeci
nte d luc\; , la mi a había co menzado
ha ·ía ti ~mpo) y la robu ta
voce d lo mvntañe e entonaban
piado os cánti:o . ,
El inci o o embal m aba la atmo -
f ra que ftotab· bajo la bóveda. con
e a den idad que consecuencia de
la muchedumbr reconcentrada .
medida que b loca avauz~ba, un
murmullo confu o mezcla de piedad Y
de admiración e elevaba trá ella.
Con u hij0 iemprc a vuelto e o _u
manto marchaba resueltamente hac1a
el e~dbre q levaba junto al al~
tar.
Allí uajo un t cho d ra tr?jo en -
m dio de los animale imbóhcos, el
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B E A LEUT ItA 677
iño Dio r po ab n humild. ~echo .. de
paja . la blanca luz d los cu1os, v lala
sonri a d u labios y u bra -
cito tendido n ademán d llam r á
í cá lo hombre d buena voluntad.»
Ante que nadie hubi e levan-tado
para detenerla la loca h bía lleo-
ado h ta 1 pesebr , y sobre la paja
~i 'ma en que desca.n aba el Dio . alv
dor hauía .·t nd1do lo yerto mlcmbros
de su hijo.
Y colmán oled caricia . cantaba
como n la cabaña.
Brilla n el Cielo la blanc aurora
Baña las flor con u rocío,
Con u destello lo caw¡ .. o dura.
· Duerm adorado,
Duerm bien míol
El ac rdote a on: brado in terrumpió
la mi a, lo cántico ce aron y la
multitud, ag-itada por pcn ami ntos div
r o contemplaba á la pobre wadr .
adi e había cuidado tod vía de
ten rla, tan grande era la e tup fac·
ción, y la infeliz, de rodilla , junto á la
cuna, continuaba la canción comenzada.
Nada de lo que pasaba alrededor
de ella impresionaba u entidos. o
veía má que¿_ u hijo á quien besaba
y sonreía cantando.
De pronto un grito violento se escapa
de todos los pechos: la muchedum bre
e precipita hacia la cuna en la
cual el niño muerto acababa de revi -
vir.
bría us brazo , dirigía á su m a dre
una mirada llena de ternura y la
llamaba con aquella voz qu la hizo
tántas veces e tremecer de alegría.
La muched14mbre habíave detenido
an io a, contemplando á la madr .
Esta no habí he"'ho un movimien to,
miraba con ojos atónitos á u hijo,
sin darse cuenta, al paree r d lo qu
pa aba, y con voz má débil murmura bato
laví· su canción .
D pronto una convulsión t rribl
conmovió todo su ér, y llev ndo la
mano á la frente:
-·Ah! Dio mío! \;;xclamó, ya me
acuerdo.
Una ol ada de 1ágrimas desahogó
su corazón ya pronto á e tallar: su_, an -
o-u tia no eran má que un ueño : llo~
aba d f licidad .
rmaneci6 postrada junto á su
hijo no atreví' ndo ' l~vantarlo de
aqu~lla paja en que hab1a ncontra-do
la vida. . .
La mi a continuó· lo canbco
reanudaron con nuevo en tu ia mo a~sededor
de la cuna ll\;; de la cual el n1no
re ucitado onreía á u madre y agitaba
us bracito en ademán de aludo
cariñoso.
Saludemo tamb: 'n nosotro en 1
niño resucitado de ta narra i6n, á la
imá en d la humanidad re ucitada á
la verd dera vida de la graci n el mí'
ero ta b!o de el' n eJJ. la cuua del
JVt'ii.o ]estés . - X.
LITERATURA
O ES EN EL HO PITAL
III
EL RE.MORDIMI.e '1'0
(A Rafael Pombo)
El remordimiento es un mal. E
un dolor íntimo, una nf rm dad del
alma. Es ·hecho raro! una pena que 1
alma i mpone al alma mis~a .
¡Mi terio incompren 1ble! ¡Ine::cp!
icable dualidad l . Hlagrosa p r plcacia
de la Ju ticia del alma que alcanza
á ver hasta las ombras del p -
cado . Poder divino in duda, que, sin
vacilar entra á la conciencia humana
y (de haciendo uno á uno us pliegues
incontable é iluminando el fon do
con la luz d u mirada) v la manen~
grande ó pequeña que hay en él,
y pone obre ella la marca indeleblr.
) dolorosa d la reprobación!
¿Qui 'n pecó? Yo.
¿Qui 'n m acu a? Yo.
¿, ui~n ej cuta la ntencia? Yo.
Pero ¿porqué p qu' i había de
arr pentirme? ¿Porqu' me arrepentí
i hbremeute p qué? i pequé con gusto
¿cómo puedo t ner gu to en castigarme?
¿Cuánto oy yo? ¿ 'oy uno ó soy
tres?
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n A .JE T
¡Placer! ¡plac r! Dura uu momen to
y te va . Si aca o vuelves á la m -
m ria, yá no res placer ino dolO? 1
P ro el remordim nto no du rrne
ni se can a .
E una lámpara cuya mecha de
amianto toma n nu tra propi x~ -
tencia u ctlimento.
& o e uperior á la huma na ca-pacidad
1 co npretler cómo p:1ed s r
uno m·smo criminal jue~ y verdu•ro~
Verdugo í. El remordimient s
una pena; pero ·nuevo mi teriol ay
de aquel que no lo i ntc!
. He vi to en el ho pital hecho pa-recido
. tenJ d.
lace lllUJ pocos día ntró á el un
pacient : no ra joven ni vitjo· cara
franca, ojo firm mu culatura her ~ úlea.
ada e notaba en u fi onomía ni
e11 su porte que diese á sospechar que
e taba nfermo.
in mbargo, pronto vi qu t ní
1 brazo izquierdo hinchado al doble '
tripl : había bcnejiciculo una re muerta
dcpeste; y,por con cu ncia d e o, comenzaba
~ aparecer una ptí tuJa mallona.
Uno d lo jónm practicante me
dijo: e to es m u· grav , mucho.
El pací n t fué colo ·ad n un col -
chón (en el uelo, j>ur falta de ca1Jue) .
El practica e te le de nudó 1 brazo, ba ñó
s us propias mano con ac it y con
un bi turí hizo uu honda, muy honda
in i ión en cruz sobte el embrión de la
pú tula, u ra grande como un 1 nteja
ap n · .
El paci nte no 1u jó ni :> mo -
vió: yo me str m cí.
- ¿No 1 duel m u · ho? ·
ust d nadJ? le pr guut'.
- No s iento nctua, señor, tue contestó.
El t; racticante 111-: mir' l ou ir s ig·
nificativo.Jlií'.o tra r al puuto un bo l -
lla d á id hidroclóri ~ lutmeautc (!u -
g líquido ) . Emp pó n ' 1 un hi so po~!\!
biJas de t, maño proporcionado, y lo
hundió n la ¡>r fuuda h rida.
1 p i nt~ no hizo el m oor ca.
o. ri u bocc, ni us oj s bici ron 1
má 1 '.:: · mo' imicuto.
-¿ o si nl u t d dolor, migo?
le pregunté vieu<.lo cómo alía trabajosamen
le de la herida la sangre carÓo7tizada
.
- - N o icn lo nada: re pondió otra
vez.
Yo cr í que aquel era un b'roe
qu devoraba varonilm ntc el horror
d e martirio; p ro me engañaba.
l hombre no entía, en efecto; el brazo
estaec1. gangrenado y muerto. Do
hora de pués, lo crhtdo llevaban al
a nfit atro el cadáver de ese infeliz.
Pue yo digo qu 1 que no iente
re.uordim iento tiene cancer ada el alma .
· Pobre uicida! tanto más digno
de compasión cuanto e mata para la
t rn idad con conocimiento de causa
á sangre fría .
Cada co a (accesoria ó principal)
que hay en e te mundo fué hecha con
ci rto objeto, para cierto fin previsto
por el Cr i ador. o hay, por otra parte,
nec~.?sidad alguna, n cualquier reino
de la Creación, i alma,
mientra la m teri no ' alga o-arante
de lo que el alma die .
"¡Dio mio. ¡Cómo hiciera yo para
llorar 1 decimos cuando un dolor te-
A
rribl y que no e tall no quebranta.
¿ or qué? Porque necesitamo cou venc
roo de que r almente estamos
tri t ", y citamo como te tigos, á las
1 'grima ; y no '3entimo alivio ino
cuando corren ellas.
El que niegue e to · hecho debe
de er ci go, ordo, y má .
Pu a í mismo ucede con el
arrepentimiento, 1 cual no · tisface al
hombre arrepentido,sino despu 's d haber
encontrado un oí 1o y un corazón
amigo á quienes contar y en quiene
depo itar su penas.
Y si e e amigo e amigo fntimo · i
e e aa.nigo e nuestro hermano mayor; si
eeamigoe · :1ue tropadrc; iee amigo
es nue tra madre, ¿cuánto má
dulc y redentora e sa confesión que
arranca lágrima de n mor á los ojo
y palabra de blanda r convención y
de con uelo á lo labio d quien la
cucha?
¿Pero si e e amigo e un v· rón
ej mplar que con agró la vida al ervicio
de lo afligido ; i la antidaJ de
su virtud hac que '1 · ea para no o tros
_má amigo que nu~ tro henn~no
J ma agrado qu nu~ tro padr ; i
el medio por 1 cual e l van á
nuestras palabras de olor· si no un
imple medio qu no pone ca comu nicación
con Dios ino un le0 ·(timo
repre e::ttante de Dio mi 'mo; i ade más
de amigo y hermano y p dre s
JUe z~ i e par decirlo toJo, u11 ac r -
dot católico, ¿cómo podría xpr sar
con fr es m dian mente el ras, so
qu uno i nte, arrodillado ant 1
Tribunal U 0 u to?
at
Y•
al
qu
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684 B ENA L ~cT RA
maque llev' á lo pi del confesor.
orque el alma p rd nada es como
l árbol que lo hi lo desnudaren, y
qu (de 1 ué de atrav ar el invierno
d 1 pecado tri t e y de ~ hojadas sus
rama ) iente que al calor d 1 sol ube
la avia red ntora y abre sus poro-s
cm botado , y le devu 1 v la pcnl ida e:
hojas, y lo corona de flore r de frutos!
C. A.. Echeverri
HISTORIA PA~é RIA
Tradicior1es
d
Carta o· tlerél
Los piratas
.. ancho Jimeno e
del día ic"uiente,
con u mujer á ocupar el puesto que se
1 había d ignado.
Como encontrara en el castillo sólo
una guarnición de treinta hombr veteranos
treinta y ocho recluta , pidió
al obernador de Cart gena un refuerzo
h~ ta completar el númer de cuatrocientos.
•1 obernador ofre i6 atender
la jn ta pe ici6n de don ancho; poro
por cualquier moti O-.)! reza el pro erbio
que de, de que e inventaron 1 excu
a ninguno queda mal- don iego
de 1 s Ríos e olvidó del compromi o
adquirido y cuando lo pirata e pre-entaron
á la vi ta de la ciudad, d n anch
pen ó que e le iba á sacrificar.
P intis era el Almirante de la -
cuadra y en su invasión pirática lo
acompaña an:el General ucasse,Gobernador
de Piti oave Enrique Mor·
e;an famo o jefe de los OU0(J!lU~7'08.
La fuerza de los filibu teros e componía
de l. 6- combatient ; la de la
escuadra real constaba de J. 638 marineros
:\ maestres 130 ~arclias marinas
4;' ficiales uperiores . ~ l. 90 ldado .
e la escuadra el pué de haber
t mado las mejo1· s disposiciou para
entrar en e mbat e s paró un bote
n cu 'a proa flotaba una and r~t blanca.
l meo aje con i tía en pr r oner
al TObernador la entrega de la fortaleza.
El castellano, indignad , r 1licó e
dij ra al eñor barón d ointi que fnora
á tomarla por los medios qu emple,ban
l . ue se preci ban le hidall:;os y
do caballero .
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E ' H
t" la o·u rnición le la for-u
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686 L~CT A
í rendía plei o homenaje la caballerosidad
fran a al valor e p ñol .
( 'Pel]cula d Bo5 otá, número ,
de viembre de 1911.)
9 De Oicietubre
quo en
ce años de lucha in ejemplo, y .·in
embargo, muéstrase allí como oldado
obediente y respetador de 1
autoridad legítima. Se cree feliz al
reeibir la orden del Libertador d
dar una batalla, pues aun cuando
muchas fueron las oca ione presenta
as, tenía la con igna de u
Jefe de no atacar definitivamente.
Sucre venía ufriendo mucho en
la. diarias escaramuza ; sufría su
e píritu en 5 ran manera; el Ejército,
apoyado en la valentía del Jefe,
tenía sed de gloria y de inmortalidad.
1 fin sonó la hora. Bolívar,
que había dejado el mando del Ejército,
tuvo e e nuevo golpe de genio
: conocer á Sucre, comprender
ue él sería capaz de decidir esa
campaña, rompiendo el ya único
baluarte de las fuerzas enemigas.
Y dejó obrar. Ahí el talento, aJ.í la
oportunidad. Y Sucre luchó aquel
día para ase6urar la libertad de
tUl pneblo que no había vi to ro ·
ar su cuna, pero cuya uerte entraba
en el plan gigantesco de libertar
un mundo.
Si Córdoba no hubi ra lanzao
en aquel campo su frase inmort..
d, hubi 'rale ba tado á su vi ja
·orona de laur les la hoja que uere
pr ndió á las iene del novel
guerrero, cuando dice: «Córdoba e
ha ortado i vinam nt : 1 decidi'
Ja. batalla.» h' ahí porqué en 1
mismo campo del combato lo htc.co
u eral de Di vi i 'n u Ut:'lmbro de
olívar V a Colombia. llí todo.,
los f ~ y fici:tl ·, ' casi todo ,
dan un pa o a<.l laut en el camin
ltn 'rito, como retando ' nu..,va
contienda .
ucr nsalza á sus ubalt ruo::;
y lo llena de honore ; parece
qu 1 da miedo proc der a .... í, p ro
u d terminación poya en que
olí ar s ha des ntondido del Ej 'rcito.
r el ven e or, ¿ qu pide para
sí penas exige como recompensa
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trinuf qu
u mi ad. ....
se mu tra '·er d ra nt
ran , con o-r nd za in ej m lo·
orque 1, que tenía r u id u
lailt el numero o Ej r it Ll 1
últi mo rirr del P rú, n ... un
pueblo entero lo a Jamaba ou 1 título
de Lib rta r hubiera t~Odi o
infatuar e, bubi r podi o enoro-ullecer
e de u ictori levantar u
acero encedor 1 nivel d 1 d ohvar,
y todo esto hubiera e tado dentro
de lo límite de la v nidad humana
que torna á Jo hombr n
io e . ucre se ingularizó n tón ce
, y para iempre, dejando ejemplo
inmarce ible á la generaciones
futura , de lo que ale un co r
zón bien nacido, y de que para
1 posteridad e ma meritorio un
cto de humil ad como aquél, que
1 recuerdo ~Tonador de la trompeta
guerl'era, alada preo-onera de
a fam .
Bolívar, por u p rte, corre -
pondió como debí á aquell gloria
de la P tria que él había formado
á tra é de numerosa campañas,
y á quien había vi to pelear
bajo us band ras, por última vez
en el no menos célebre campo de
J unín. El Libertado!' dejó caer so -
re ucre todo el peso abrumador
e la victori , y en su labios hubo
una fra e elocuente y ublime
uando quiera que ha laba de
~ucho. Bolívar e ui n compara
e t~ batall á la de aterloo, y no
vamla en creer que i ta afianzó
la libertad de Europa, e otra eguró
la libel'tad no menos hermo-a
de la mérica. El mi mo Libert
dor , Jefes y Au- memoria. La ami tad má sólida la
toridade , así civiic•· como militare J unión más perfecta reinarán ie~pre
ele iá tica que obedezcan y bagan entre Cartagena y Venezuela. uestro
ohedec r cumplir y ejecutar e te A- vínculo aumentarán la o-randeza de Ja
cuerdo en todas su partes. República Y nuestro en~migo al verDado
en el Palacio del upremo no unido~ abandonarán el loco proyec-d
·r Ej cuth•o d 1 E tado de Carta- to de dominarnos que !e ha fascinado.
o-ena de India ( ?) d 1 m d Marzo Lo hijo de Cartagena y Veuezuela
del añ de 1814 4° de nuestra Indepen serán hijos de una mi ma familia,
d ncia. unidos por reconocimiento, unidos por
anuel Rodríguez Toric s Pre- amor 'intereses mutuos. Yo, á uombre
c:;idente GoLernador d 1 E tado. - Luí d los pueblos que tengo la gloria de
arra. quilla, Oficial Mayor. mandar, y que me han confiado u cu -
Al poner el T niente Cor.onel ar- todia durante la guerra ofrezc~ al E :
váez el pliego en manos dclLtbertador, , tado de Cartagena cuanto ste de m1
lijo c. ta palabra : ~ parte y pueda contribuir á la destruc-
« le acerco á V. y dos senti- ~ion ~e los enemigo~ d nue tra mutua
mienlos io·ualment vi o e m~lan egundad».
n m e ~az6n: 1 amor hacia un En sto días de recuerdos de glo-hombre
estimable que me ha prodiga ria para Cartagena, no e tá ~al que se
( t 1il ui tincion e;, V el de la admira- tenga pre~e nte U deferencta por el
ción qu la pre u i<) de lo h'roe de- Libertador,y el afecto que iempr pro-be
naturalmente in spirar ...... Tanto fe 6 'ste á la noble ti rra que 1 dió
la accione o-uerrcra. como los tal n· los medio de ~oncurrir á libertar . u
to. y la virt~de cívicas han hecho r - querida Caraca ,que yacía bajo 1 yuo-o
onar el nombre d <>l joven General Bo· d primente d Montev rde.
lívar en todo los pueblo de la ueva G. P. T.
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Citación recomendada (normas APA)
"Buena Lectura - N. 29", -:-, 1912. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683816/), el día 2025-05-03.
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