Dif¡ ., Cultural del IV Centenario
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No 1 Año 1
Pasto, enero de ) 940
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CAPILLA DE LOURDES
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~~ Su arquitectura colonial invadida por un
hondo misticismo, convida a la
meditación y al recogimiento.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. /
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FACHA~A del rEATRO IMPERIAL
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(1: La mejor sala de espectáculos del Departamento. El material que : ~
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Vea las belllas y morales Películas que exllibe el J
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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•
Concejo Municipal de Pasto
PRESIDENTE: VICEPRESIDENTE:
Dr. Ignacio Rodríguez Guerrero Dn. Ernesto Burbano
HONORABLES CONCEJALES:
Dn. Rubén Montezuma Dr. Manuel J. Troya
Dr. Guillermo Eraso Z. Dn. Luis Felipe de la Rosa ·
Dn. Alberto Ortega, Secretario del Concejo.
Alcalde de Pasto: Dr. A Iberio Ricaurie
Tesorero Municipal: Dr. Manuel fintonio Bravo
Dr. Daniel Cabrera Belalcázar
Dn. Eduardo [llera
Ingeniero Municipal:
Director de Estadística:
j U N T A DEL C E N T E N A R I O:
Presidente: Dr. fi Iberio M oniezuma H., Gobernador del Depto.
M I E M B R O S DEL A j U N T A:
Dr. Ignacio Rodríguez Guerrero, Presidente del Concejo
Dn. Carlos Falla, Auditor Fiscal de la Contraloría
Dn. Zoilo C. Delgado, Director de Obras Públicas Deptales.
Dr. Daniel Cabrera Belalcázar, Ingeniero Interventor
Dr. Gerardo de la Rosa, Director de la Unidad Sanitaria
Dr. Manuel A ntonio Bravo, Tesorero Municipal
Dn. Nacor Bolaños, Secretario de la Junta
Presidente de la Junta de Embellecimiento:
Dn. RAF AEL ERASO NA V ARRETE
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Página Editorial
e-_e e e rumbos
El hallarnos frente a la Dirección de Estadística Municipal -un accidente en
la vida- hace que nuestro nombre figure a la cabeza de esta revista, órgano de difusión
cultural y de propaganda del IV Centenario de Pasto.
Desde sus columnas nos esforzaremos por servir a esta Ciudad Nutricia con todo
nuestro entusiasmo, con todo el fervor que nos anima, pues nos hallamos ligados
a esta tierra por vínculos de sangre; seres para nosotros queridos, duermen en ella
el sueño infinito en la mansión del eterno reposo.
T alvez una mentalidad más robusta, mejor preparada que la nuestra, debió iniciar
esta publicación; mas la suerte, en su inquietante devenir, dispuso lo contrario.
Nos correspondió a nosotros este honor y lo aceptamos, teniendo como norma
el aforismo sabio: "los honores no se renuncian".
Nuestro propósito no puede ser más laudable.' por Pasto y para Pasto. Desco ...
nocemos el regionalismo, parásito que agosta las más nobles intenciones y que con ...
vierte toda humana iniciativa en un obstáculo, anquilosando así, -entre muros de
incomprensión y fanatismo- toda idea loable, todo esfuerzo generoso.
El H. Concejo Municipal, en su n9ble afán por conmemorar el IV Centenario
en su fecha precisa - 24 de junio de /940- de una manera elegante - si se nos
permite el vocablo- viene laborando en forma eficaz, inteligente, para que en esa
fecha la ciudad presente un aspeclo digno, atrayente y que, sin erigir bronces, sin
faustos ni oropeles, pueda presentarse al visitante en toda su . pujanza, que dé la
sensación de lo real, de Lo verdadero.' sólo así se demostrará la vitalidad de esta
tierra empujosa "que parece llevar en sus entrañas la inagotable juventud del mundo n.
El señor Gobernador, como presidente de la Junta del Centenario, y los miembros
de ella, han agotado esfuerzos, han aunado voluntades, han limado las aristas
que un mal enfendimiento pudiera haber forjado, y en un acopio de entusiasmo, de
amor a Pasto, vienen eslabonando, día tras día, la cadena de progreso, de avance
en las obras centenaristas, que ha de fructificar en jalones de verdadero patriotismo,
de sincero amor al terruño.
Pretender sabotear una obra como la del Cuarto Centenario, donde palpita el
progreso con rUmo acelerado, y donde el amor al terruño se conjuga en todas sus
formas, con el señuelo de que Pasto no se halla preparado para esta efemérides, y
poner como ejemplo a Popayán, porque no lo ha celebrado aún, teniendo la mayoría
de sus obras terminadas, acusa que en el subconsciente de quienes así piensan, se
agita un resquemor, una odiosidad ante el avance del prog, eso, un espíritu pequeño
que no puede alejar de sí las pasiones y esto, penoso es decirlo, acusa deslealtad,
poco amor para el solar nativo.
y en esta obra de progreso, en que la verdadera expresión de la ciudad se conjuga
en sus diversos tiempos, nos aprestamos a colaborar, en forma sincera, porque
creemos que el IV Centenario debe celebrarse el24 de junio de /940 o nunca. Las
obras construidas e.~tán a la vista. Para ese tiempo la pavimentación puede estar ter-
1Jue.~ (!)iidae
(J.~ de 1J~ dd ~ &ntenaJUo. pasto e o 10m b i a ** ' ** ** ** N a r i ñ o
Dirige: Administra:
EDUARDO ILLERA CARLOS ORDOÑEZ L.
Año 1 Pasto, enero de 1940 Número
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Pasto y su ralolu
En el arte de la construcción, Pasto apenas
sí está saliendo del período de la colonia,
por no decir de la conquista. Las gentes
que no entienden de muchas cosas, acaso
solamente se fijan que un s.eñor Bolívar nos
cIió la independencia, que tiñas inajos geno.
yes al pararle el macho en sus riscos le hicieron
aprender, después de la victoria en llanto
de Bomboná, la táctica de las cumbres,
como pensara en sus andanzas por estos
pueblos de América, el generall\'Iangín, colega
de Gamelín, el generalísimo.
Esas gentes saben, o pueden saber, que
en Tacines sc acongojó, para luego cntregarse
con gesto displicente a los pastusos, un
señor llamado Antonio Nariño; y pueden saber
o saben las mismas gentes que los españoles,
que dizque fundaron a Pasto, masacraron
de lo lindo a sibundoyes, coaiqueres,
pastos y quillacingas, 10 que más tarde deberían
repetir los solc1a(los ele don Simón,
la nza ndo, cn :1 demán COI11 pleta mente b i tleria
no, a n l1estros a buelos, a m a l"'~\(]OS y de
cabeza contra las r.ocas del Guáitnra turLl1-
len to, del palúdico T na na t1l bÍt, elel uayas
distante y gustanclo, en fin, la rctaliación
(le esta tierrn.
La rctaliación se tradujo por angustia,
esposas deshonradas, hombres l11artirizados,
hogan:s profanados, niiias estupradas,
vírgenes violadas y dolor, dolor, dolor, como
dijera el nicarngüense Rubén Darío.
También tales gentes que no se preocupan
del arte arquitectural en Pasto, hasta
pueden saLer que los buenos nariñenses, los
surianos de verdadera ecuación ralzal, junto
con los bellos parques, ca rreteras pa vimentadas
y avenidas que se construyen en ho-
111enaje del Cen tena rio, q uere1110S el reCl1erdo
y la reivindicación de nuestros ancestros,
de ;luestros hitos raciales ante !a historia.
TIE.\lI '() I>E LECTCR.\: :l minuto!'.
Para los doctores José Elíns Dulce
y :-Innnel .l\laría Granja, pasll1sos
de alta l:~nacióll raizal.
Pasto - Nuevo edificio de la Gerencia oe Rentas
de Kariño.
No concebimos el Celltenario sin AguHlorigo
y ... in 1Ierchancano; sin que se eleve alu111-
brnndo, junto al puente del Guáitara -para
admiración de los peregrínos- una lámpara
voti v a recorda torja del dolor y de! valor ele
nuestros ~buelos. Quienes no sienten la ~angre,
la raza, la tiern-l, el espíritu en ebción
de estos A neles a pretujados y este trozo de
t11a r que en el Sur de colombia forma 11 Nariño,
bien pueden festejar un centenario él la
española, estilo Gral. Franco o a la gitana,
si q 11 ieren, con can tos jondos y pa nderetns;
nosotros, los nél riñcnses verdaderos, sólo
concebimos el Centenario, como unn })rc!o'ellcía
racial, como la tranStl , tntlciación artís-minada,
el acueducto, el alcantarillado y siendo Pasto la sede de la Ba. Exposición
Nacional que se celebrará en esa fecha, no vemos por qué espíritus enfermos preten~
dan ser el obstáculo como si no se pudiera salvar, queriendo transferir para mañana
In que se puede hacer hoy.
Tal nuestra misión, tal nuestro rumbo. Así seguiremos, presentando al público
lector el fruto de nuestro esfuerzo para el que no pedimos benevolencia, sino que
lo ofrecemos a su análisis.
EDUARDO ¡LLERA
2 P .'\ STO' ****
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
, clon rqullaclónica
HL'\C()~ES DEL PASTO COLONIAL
Apacibles reflejos ne} Río Bl~,nc(), q~e. hilYHlHlll
en los Atnrd{'ceres, en Sl1 plaCIdo
murmullo, un poem;..¡ ele melancolía .. ..
tica en el milagro del bronce o la eucarist.ía
del mármol, qUE' es In epopeya del aventurero
blanco que 110S (lió el mito lírico de la fe
en 1::. armonía oe su lengua; como la exa ltnción
oel indio, espíritu y corazón de América,
que siente los ecos recónditos de sus
Andes, in terpreta la voz colérica de sus mares
v el soñoliento discurrircle sus ríos; már-
111 oí V bronce que traduce también la epopeya
del negro, cuyas vidas en la Costa sirvieron
para que todos los ::.borígenes del Interior
de Nariño no fueran extinguidos, completamente,
por la avaricia española, en los
soca vones mineros; vid8 s esc1a vas, en negro
t11::lyor, lu~tlosas .Y relucientes 'al sol del
Trónico, vidas que nI golpe del barretón y
al restallnr del látigo sobre las carnes dolientes
en lHS orillas del río, se fundieron en
oro; oro para el cnpricho de los amos, para
entrega de cortesanas, para poemas de orfebres
y estiliz::lciones de n rtlstas; oro bl111bién
para-que en el cáliz de l8s iglesias de Pasto,
di" ria men te venga n posa rse Jesucristo .Y mi·
re nCé1SO que desoe el áureo fonclo le son ríe, en
orílción de marfil, la hlanca y lechosa dentadnra
cid negro, elel negro que completa con
el indio V erblanco, en los filtros del mestizaje,
el trípode racia 1, sobre el cual se va perfilanoo,
en el espacio y el tiempo sur-cololnhianos,
el nariñense integral de 10 porvenir.
Sill embargo, antes que continuar deambulando
por la cnsona de la historia y el laberinto
de la libertad y de la raza, retornem,)
s al arte pastnso de la construcción. Bien
sabemos que en América, ~olamente incas,
mayas y aztecas, com prendieron la mara villa
arquitectural, como expresión d~ un pueblo:
arte de piedra y de barro cocido, de
grnndes moles graníticas ingertas. y supre-mamente
labradas; arquitectura en que la
construcción conjugaba con el paisaje, el
abismo, el sol, los horizontes; arquitectura
milenaria del templo de las vestales y l\láchu-
Píchu; arquitectura de Guatemala y de
Yucatán, pétrea y desafiadora del tiempo,
muy distante de nuestra débil y transitoria
del templo de Sugan1uxi, en la que se destaca,
con todo, sobre el contraluz de los siglos
-al poematizar amaneceres y crepúsculos
de la lnguna de Guatavita- la n1usa lírica
y romántica oe la nlayoría de los colombianos.
Los críticos periféricos, siempre
afanados en buscarle concolnitancias extrañas
a la poesía de Colombia, pueden hacer
españoles a todos nuestros aedas; de nuestra
parte, siempre pensaremos que ]a musa
jllliofloriana, lnusa de sentimiento, pueblerina,
inspirada y sencilla, conlO la de Gutiérrez
González y IR de Javier Santacruz, Luis
Felipe (le la Rosa y Garcés Bejarano en NFtriño,
entonando sus caramillos nati\~os, csa
musa, decinl0s, tiene sus remotas raíces genitales
en Guatavita.
En cuanto al arte pastnso de la construcción
o arte nariñense, si ustedes quieren,
no tiene otra expresión moderna ni antigua
que nuestras iglesias. En el pretérito,
pastos, coaiqueres, táquerres, quillacingas,
en la Serranía, viven en la selva, en pequeñFts
chozas, bajo los árboles; en cambio, en
la Costa, tumacos y barbacoas, con sus nuInerosas
tribus afines, son arbóreos, se mecen
y habitan en las halllacas que cuelgan
de los ~randes árboles, durante la noche,
noche obscura que apenas pespuntan con su
fulgor el rayo o los ojos magnéticos y cár-
RTNCONES DEL PASTO COLONIAL
Rit1cón de Pasto ...... No~tA]gía ele atardeceres,
..... Melancolía de los gamiues ......
Siluetas de viejos torreon eR .. ... Enso-ñaciones
colonil'\}(, .... ..
** ** P A ..., T O
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
denos de la víbora. 4 Ti en la Sierra ni en la
Costa, se nota siquiera un atllago arquitectural.
La conquista y la colonia, trasplantan
de España su arquitectura religiosa al
Valle de Atriz. Se suceden la independencia,
los años de la República, con casi medio siglo
de hegemonía azul y Pasto es aún cualquier
montón de tierra apisonada en calles sucias
tiradas a cordel; a los propios tenlplos,
les falta simetría en la distribución; las iglesias
parecen congestionarse en un solo pu 11-
RL YCO~ES DEL PASTO COL ~IAL
Espejo ele enslleños, en donde miran ~us
silllettls riztl(las los viejos sHl1cec}nles ......
to y sus torres, sus capiteles, sus ojivas, sus
d01110S y sus gárgolas, pierden en perspectiva
y atnplitnd.
Solalnentc los filipenses parece qne intuyen
el amplio y hernloso templo de Jesús del
Río, teniendo como fondo las faldas del Galeras,
rodeado de un jardín que destaque las
líneas en su grandeza arquitectural. El templo
surge, como los otros ele la nada, al conjuro
del esfuerzo de los pasten ses que suplen
el transporte 1110torizado, llevando en la rgas
procesiones tierra, cal y ladrillos, mientras
los viejos rezongaban cantos litúrgicos
y los jóyenes balbuceaban entre SI prOt1lI.'sas
de alnor. Por 10 regular, en la arrluitectura
religiosa, los pastenses desem peña ron el papel
de los esclavos egipcios, en el arte de l~-l~
pirámides que construyeron los faraones.
Entre nosotros, entusiastas sacerdotes extranjeros
hicieron de faraones, en la construcción
de los telnplos, mientras virtuosos
clérigos pastusos y los hijos del pueblo, obedecían
simplemente, cargando tierra, cal y
ladrillos.
En el arte de la construcción familiar y
hogareña en Pasto, todo gira en torno de
los pa tios inmensos, los portones pesados y
los más pesados aldabones; parece que en
las casas se sintiera un santo horror por las
flores, porque al fin y al crtbo de las flores
extrajo SUR perfumes la Sttlamita para encantar
a Salomón. l\Iuy pocas casas tienen
jardín; y aún las que lo poseen, presentan
su jardín lúgubremente, sin alegría; el jardín
es prolífico en madreselvas y ciprés, enredaderas
verdes y silenciaRas van reptando, por
los pasamanos, hacia el tejado y se huye, al
parecer por una consigna familiar, de la rosa
escarlata, del clavel encendido y ~ellsual,
como si fueran los anarquistas del jardín.
Salones, puertas y ventH nas, sienten el
terror del aire y del sol que durante el día
penetra a la intimidad de los hogares como
un in truso.
Igualmente que en el hogar, el pastuso
defiende sus t11úsculos, su torso, del COllÜ\Cto
del sol y como el hombre, l:-ls mujeres c1e
este Valle de Atriz, cuidan que sus senos
ebúrneos, de pezones rosados y sus cunTHS
pomposas no sean profanados nunca por la
caricia solar, porque ellas, en el caracol ele
su misticismo infantil, imaginan en el astral
connubio de la carne y el sol, un cierto snhor
a entrega, a pecado mortal. Algunas núblles
y otras casadas, con hijos, viejecitas wi·
luadoras del nieto, acaso prefIrieron retol-nar
para siem pre a la ticrra, vírgenes de C[Iricias
solares. Por esta y otrélS rnZO\le~, nosotros
creemos que a tl tes que la afn nW.da
fortaleza de FranciR, lA mujer rec~ü\(ln y
el hombre adusto ele las vi{jas estnmpas rni -
RINCONES DEL PASTO COL01TIAL
Lns dos cúpulas. COl11Oflns viejosab¡J[lYi'\s,
emergen sus siluetas trns la (lo1orn ·.a
el) n f o r 111 i el a d de los t e j a d o s ......
zales, hicieron de sus follados y sus pellonas,
una especie de línea Magillot contra los Íntimos
avances del sol.
La carretera, el cine. el automóvil y el
radio, no logran libertar a Pasto de su quietismo
arquitectural. Apenas una que otta
yilla o chalet de algún extranjero o norteño,
perfilan sus líneéls o destacan un nuevo matiz
en la ciudad. Es el gobierno nacional del
doctor Alfonso López que irrumpe con la
gran lección arquitectónica de la :-.:101'111al ele
Occidente y es también e1 actual gobernador
de Nariño, como representante del presiden-
4 PASTO **,**
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
RINCONES DEL PASTO COLONIAL
Típico
extramuro,
de rancio sabor
toledano, en
donde la
tristeza del
paisaje rima
un poema de
recordaciones ..
te Santos, el que reyoluciona la arquitectura
pastusa con audaces realizaciones. COlnprende
que es necesario hacer de la calle una
cosa viva y estética, porque las calles son
nada lnenos que el ~ sistema venoso del pequeño
pueblo y de la urbe. Pueden llamarse
malecones, ramblas, rúas, explanadas, boulevares
y a venidas, de cualquier modo; son
éstas el altna de la ciudad, el alma que ríe o
que solloza, que prospera o mendiga. ~an
Sebastián y Río Blanco, se van convirtiendo
en lugares modernos y pintorescos, en sitios
que serán orgullo de Pasto.
y en este ángulo progresista y de renacimiento
arquitectural, se destacan en San
Sebastián, sobre una ribera del Pasto, las
líneas del edificio llamado de la Gerencia. Es
de perfiles ágiles, de conjunto armonioso; es
luminoso y es runloroso; la luz le penetra
por todas partes; durante el día, el sol se
complace en dar brochazos de oro a su faz
amarilla, con franjas de ocre cambiante; la
luna, cuando aSOIna en la noche por los
eucaliptos del Calvario, suele platearlo; y la
lluvia y el viento, con sus paletas fugitivas,
lo tiñen de varios tonos de gris.
y el rumor se lo dan, por uno de sus ángulos,
las aguas tnatusalénicas del río de
los pastos; rurnor que en verano es como
un diluído murmullo gorgoteante y en in-vierno
como un estrepitoso clamor, las aguas
se dan su postín de río caudaloso y totalitario,
golpeando toda clase de objetos contra
las pétreas l11urallas encementadas que forman
el canalón. En los apartamentos del
edificio, puede escucharse también la canción
de cobre del alambique.
Cuando se divisa desde alguna esquina
solitaria, el hogar administrativo de la Gerencia,
se le encuentra un cierto gálibo marino
arquitectural en su bello conjunto. Se
piensa que tal edificio, como en el poema de
Wilde, obligará, de hoy en adelante, a pensar
en ladrillo, en cemento, en ritmo de líneas
y simetría, a los pastusos a di n e r a d o s,
cuando traten de construÍr. Quien lo observa
se complace en inlaginar que de e~ta lección
objetiva y armoniosa de arquitectura,
surgirán villas y chalets encantadores en
Río Blanco, Sa n Seba stián, La Panadería,
en la ciudad toda. Y debe ser. así, porque para
algo ese edificio ha surgido a su vida de
cal, de cemento y ladrillo, de estridencias
de cobre, ate:Juadas por rumores del río, como
el canto arquitectural de un poeta y gobernante
nativo, como una lección de estética,
de líneas, y suriana plástica de conjuntos,
para que en tal construcción se inspire
la arquitectura de la ciudad de ahora,
del futuro, del porvenir.
JUAN DE PASTO
RINCONES DEL PASTO COLQNIAL
Arpas
perfumadas
que tañe el
viento ......
Sueños de
opio de las
viejas
casonas
acariciadas
por las
auras ......
El Honorable Concejo Municipal exonerará a qUIen, en este año, construya
o establezca un hotel, de los impuestos respectivos por seis años.
Ayude usted al Cuarto Centenario de Pasto, presentando un hotel
confortable y elegante.
DIRECCION DE' ESTADISTICA, INFORMACION y PROPAGANDA
PASTO 5
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Educación ural
En nuestro ambiente cultural llé\y una
si 111 pft tica -iden de la eSLuela ru ral. Para impnrtit'
Ulla instrucción rudimentaria hemos
clasificado a las escuelas rurales, con el concepto
ele que peor es nada, porque efectivatllcn
te, peor fuera ca recer de ellas. Si nemhnrgo
estéis escl1clitas modestas, insignificantes,
;lporlnn UIlH contribución valiosa al
progreso cnltural del pais desde el momento
en que provocan anhelos para promoyer in-
OBRAS PARA EL 49 CENTENARIO
CAnallzación del Rh Bl~'lnCO y Avenida del
Cementerio, obras eftctuAdas por la
nctuéll Ac1 mini~trélción Depa rtamen tal.
tereses y n~pin'cione~ C'spiritunles en las allnas
adormccidas de los indígenas. La opinión
de las gentes (le lH ciudad pH rece co·
n1ienza él ser ya [av\JralJle para la reeducación
rural, actitud simpática para el lno"
imiento ele habilitación ele los campesinos.
Todo el mundo ha h1a dc educación, todo el
l1ulndo opina 'sobre ella. todo el 'mundo
forma proyectos, comen ta, critica, etc. Esto
es una prucba ll1él nifiesta de que el problema.
ha penetrarlo y tiene que interesa r a todas
las conciencias.
La gente de los centros urba nos lleva ya
ll1tlchos años ele verse Ü\ vorecida con escue·
las; justo es que ahora comencemos a preocuparnos
de la población de los CH mpos,
que es, a fin de Cl1entH~. donde la. nHción o el
país repone sus energías y en donrle radican
Jos cimientos de su futuro g;lorío~o. Es por
esto por 10 que hay que trahajélr COll cariño
en el ramo de la e(lucación pública.
Una escuela rurHl debe estar alojada en
la 111ejor casa del poblado. Ojnlá pudiera. ser
construída y levantada con los ~sfnerzos y
sacrificios elel vecindario, espíritu de patriotismo,
H8cionalismo integral, porque cada
cual defendería, pn ra luego, sus e~ fnerzos
y su múltiple trabajo.
Las mujeres, los h0111bres, los ancianos
y los niños deben arrimar su piedra para
hacer la obra.
Sería un ideal el programa eJe educación
pública, sin tener que entrnr en gastos superiores.
"Coa escuela que tuviera dos salas
para. clase, sin exclusión de que el visitante
pueda encontrar un jardín. su hortaliza, sus
campos de cultivos experimentales, su galtinero
y palolnar, su conejera y su campo de
deportes. Las s~das de cl~se equipadas con
muebles modestos. y que fueran construÍdos
en la lTInyorÍa de los casos por los mismos
niños ayudados por los adultos que pudieran
asistir a las clases que se dictaran por
la noche, o por el vec1ndario.
En el oreleJ1 111 a teria I todo debe ser construido
por los naturales bajo la dirección de
los maestros. Para más ta rele pod ría tenerse
un cOlltenido para el comentador crítico
de las costumbres especiales y gustus artísticos
de cada región. Conoceríamos las curiosidades
exq u isitas de n ucstros eo 111 pH triot
as del Caquetá, Pl1tumayo y tantas otras.
Todo esto sería para. sacudir lAS conciencias
provocando anhelos hondos de mejOrél miento,
y despué, ma nteoer vivos esos
anhelos hasta realizar la obra, que p'Int
más tarde sería el respeto a la soberanía
nacional y el culto a la Patria, impidiendo
la usurpación de podcre's extraños en una
ticrra que ha sido amada y cultivada con
los esfuerzos oe nuestros campesino::;.
OBRAS PARA EL 4Q CENTE~ARIO
(poto. A. l\lilrovich)
Puente sobre el Río Blauco, construíc1o
brljO la ac1mini. tracióll dd doctor
Alberlo Mont~zuma H.
G PASTO ****
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Hombres del Pasado
Dr. José María Navarrete
La grandeza de loe pueblos se l11ide pc?r
la intensidad de sus honlbres. Ellos -su memoria-
son una prueba grandilocuente de
que no es el nledio ambiente el que puede
primar sobre la integridad varonil, sino que
son fruto de su esfuerzo, de su propio va ler.
Con motivo de acerca rse ya el IV cen tenario
de la fundación de Pasto, nos proponemos
-desd'e estas columnas- dar a conocer,
en forma anecdótica, los más salientes
rasgos de lfl. vieJa de hombres ilustres de
nuestro pueblo, que supieron superarse a sí
mismos, formando 1110nUll1ento para su me-
11101'ia. Hoy principiamos por la figura prestante
del .:loctor José l\Jaría Naval rete, digno
descendiente ele aquella raza que, con el
Cid Campeador a la cabeza, supo "aprisionar
entre su garra al sol".
El doctor José lVlaría Na varrete fue ,una
de las raras excepciones de su tiem po. Varón
integralmente justo, lnagistrado integérrimo,
pasó su vida como algo inlnaculado,
como algo impoluto. De ella puede decirse
-parodiando la frase del poeta- que portaba
un plumaje que sabía cruzar el pantano
sin mancharse.
1\1 uchas son las anécdotas que de este
benemérito hijo de Pasto nos han ' referido.
En todas ellas campea la nobleza con10
un símbolo, la honradez acrisolada como
una virtud, la integridad como norma. La
indolencia criminal que nos caracteriza, ha
hecho que estos rasgos geniales, brillantes,
permanezcan anónimos, que de haberse publicado,
Pasto no sería el aprisco negro:
muy otro sería su destino.
Pensen10s por un 1110tnento el espectáculo
grandioso cuando la escuelita haya podido
ser erlificada, bajará de los 1nontes y subirá
de los valles la a legre y bulliciosa chiquillería.
Irán llevando en la vista risueña,
la esperanza de redención. Allí aprenderán a
leer, aprenrlerán a escribir y a contar, pero
también a hacerse fuertes y a vivir porque
se inician en las ocupaciones rurales. Veremos
también al caer de la tarde llegar a los
adultos. Seguramente irán también ansiosos
de aprender.
hn estas escuelitas se a prender811 cosas
serias: a cantar y a rlivcrtirse, porque la vida
rural es monótona, es bien triste. Para
este cambio de monotonía y de profunda
tristeza, sería u 11 tonifica n te espiri tua 1 el
teatro infantil, en dOllcle se ejecutarían
obras de carácter histórico-social, con
de, enlaces optitnistas y en donde tam-
Entre las 111uchas anécdotas, anotamos
hoy dos, que por su veracismo y por hallarse
en elfas aunada a una conciencia pulcra
un brote de filantropía, nos obliga a destacarlas.
C01110 Magistrado del Tribunal Superior
de Pasto debía el doctor Navarrete dictar
una sentencia cuya decisión implicaba
para una de las partes la pérdida total de
sus intereses si ella fuera adversa; mas resulta
que la documentación allegada al proceso
estaba de tal modo arreglada a la ley,
que no era posible dictar un fallo que no fuera
fa vorable a la contraparte. El doctor Navarrete,
respetuoso siempre dé la majestad
de la Ley, como jurista de talla que lo era,
no podía menos que resolver el asunto de
acuerdo con tales normas, y en esta forma
dictó su fallo; pero él sabía que la justicia
opacada por imperio de la ley escrita, estaba
de parte de la persona que por este fallo
salía perjudicada. Vino, pues, el conflicto entre
su conciencia de hombre probo y la itnposición
que en ella misma ejerciera su posición
de recto n1agistrado. Entonces este esclarecido
ciudadano resolvió el conflicto
reunienuo cuanto dinero podía disponer y
acercándose a la persona que él- creía haber
hecho su víctima, le dijo: "Amigo mío: con
Ud. se ha cometido una injusticia debido a
la severida d de las leyes, pues cuando ellas
son la pauta de un magistrado, son inexorabIes;
vengo, pues, a resa rcirle en parte los
perjuicios que por la sentencia que en cumplimiento
de mi ueber me vi precisado a dictar,
ha sufrido usted en sus intereses". Y sa-bién
tu viesen profu nc10s roces la historia
de la indepenrlencia patria. Roces voluptuosos
ele nuestra tierra fértil y de nuestros
exquisitos ungüentarios de la naturaleza
por los perfumes de nuestros bosques.
11lil veces vírgenes y n111 veces capaces
de resucitar toda sensibilidad degenerada.
El canto de los pájaros sería un himno a la
bandera, ya que en sus múltiples colores encontra
mos esa musicalidad del amarillo, del
rojo y del azul. Eduquemos a los rurales para
aumentar y reaccionar contra los enemigos
de la cultura.
Este aspecto del grandioso programa de
acción del gobierno, que viene a establecer
por primera vez en la República las Granjas
Agrícolas en las escuelas públicas, tiene proyecciones
nlagnÍficas para el futuro del país.
LUIS BASTIDAS BASTIDAS
**** PASTO 7
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Nariño y la geogra
Con placer publicamos los siguientes
artículos de dos escritores porteños, en
cuyos apartes aflora una emoción de
sus arenas nativás. Pertenece el primero
a la pluma de Arturo Isla yel segundo,
a Manuel Benttez Duclercq, médico y
poeta tumaqueño. Recomendamos su
lectura, principalmente, a nuestros profesores
e intelectuales y a quienes se interesan
por los problemas de nuestra geogralía
en todos su.s aspectos.
La geografía colombiana fabricada en
la sabana de Bogotá, ni siquiera nombra
nuestra manglaria. Apenas habla de la costa,
sin preocuparse por señalar las diferenciales
entre costa y manglaria.
Manglaria es la esencia cósmica de la
costa, es el litoral geológicamente puro, sin
reminiscencias andinas. Envuelve el abdomen
del tnundo, con su alma, su paisaje,
sus voces, su colorido. Adorna la tierra, entre
las paralelas del Trópico, con un fecundo
cinturón verde.
Su alma es polifónica y orquestal. En]a
manglaria, el viento, la lluvia y las tormentas,
se extienden horizontales rizando el
mar, las. playas y la cabellen.~. de sus man-cando
una buena suma de dinero, se la entregó
a la persona damnificada, quien en su
estupor, no podía comprender si acción tan
noble fuera obra de un sér humano o los resultados
de un verdadero milagro.
Así satisfizo el doctor Navarrete a la rÍgida
hermenéutica de las leyes y a su propia
conciencia. Esos eran los hombres del pasado,
los propios prohombres de que hablara
el creador de Zaratustra.
Otro día se acercó a casa del doctor Navarrete
una señora y le contó sus vicisitudes,
sus desgracias, que hirieron la sensibilidad
del digno nlagistrado. Condolido por la
suerte de su visitante, le dijo:
-Señora: todo mi peculio son estas nó~-
ninas por concepto de mi suelrlo como magistrado,
que no las' pagan. Tome una de
ellas, la que escoja, y vaya a cobrar1a. Si la
pagan, sea esa mi contribución para ayu.
darla.
Alma y
. .
paISaje
glares. En los Andes, la tempestad se hunde
yerticalmente entre los abismos; tamborilea
sobre las altas crestas de las montañas y
c1a va con los relámpagos sus mil puñales de
fuego en los senos obscuros de ]a noche.
La costa fn ciertas latitudes de los mares
de América, nos recuerda los Andes, en
Europa los Alpes y en Asia los Himalayas.
Pero en América, en Africa, en Asia y en
el islario incontable de la Oceanía, se extien-
Manglaria ..... ! ContemplRción oe inmensidad!. .....
Bullicio de océano; p()e~ía del cosmos ......
el alma de la costa ......
La señora se acercó a la oficina pagadora
y fue tánta su suerte que le cubrieron el
valor de la nómina, valor que necesariamente
tuvo que dividir con su generoso amigo,
que se hallaba en un est'ldo de miseria más
lamentable que la suya.
Así fue la vida de este hombre magnáninlO
en toda la expresión de ]a palabra, que
supo rendir un culto cuasi idolátrico a esa
Diosa Ciega que se llama la] usticia, que la
repartió por igual, entre chicos y grandes;
que supo calmar el dolol- allí donde él se agitaba
con sus dardos de lniseria, sombríos e
inexora bIes.
Desgraciadamente los rasgos de este filántropo,
de este hombre íntegro y justiciero
han desaparecido en la noche de los tiempos,
perdiendo Pasto así el recuerdo de uno
de sus mejores hombres, que le dió brillo en
su tiempo y que hizo de su vida un altar
donde sólo oficiaba su conciencia.
8 PASTO ****
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
fía lírica de su costa
de la Manglaria
de un cinturón verde con su alnla y sus paisajes,
sus lniasmas y sus costumbres, sus
fornlas de vida y su nirvánica filosofía de la
ll1uerte. Es la manglaria, la costa bidestilada
en los eternos filtros del cosnlOS, el litoral
geológicamente puro. Si su alma es polifónica
y orquestal, sus pais(ljes son violentos,
recargados de colorido, alegres, dionisÍac0s
y en ocasiones, vertigin030s y sensuales,
como una vuelta de rumba. Sus voces y
resonancias surgen desde las profundidades
del Trópico para diluirse en el viento, hacia
las estrellas.
¡Manglaria .. .. ! Trópico, casi una ll1isma
cosa, porque nlunglaria es el Trópico
cuando sale él mirarse en las ondas del 1113r,
con las pu pilas verdes de sus 111ft ngla res.
En el principio del mundo, en los milenios
distantes v las edades abuelas, toda la
costa era la n;anglaria. Luego los Andes,
los Alpes, los Hinlalayas, se fueron desperezando
contra las riberas de los océanos, acaso
para sentir una caricia salina sobre sus
flancos de acantilados basálticos.
En ellTIut1do, entonces, se repliegan al
Trópico los manglares y en Sur América, se
van perfilando los arenales desolados de la
costa del Perú, los Andes chilenos asoman
sus testas rnilenarias en los ventanales del
litoral, tnientras en la Argentina y el sur del
Brasil, las estribaciones andinas llegan al
Atlántico como pampas inmensas, fecundas
para las futuras hazañas y los entonces remotos
cantos de J.\lartÍn Fierro.
En aquel tiempo, Tumaco, el primer
puerto nariñense, no existe él Ú n; 11 uestros
ríos están en germen, como quien dice en la
anunciación. Nuestro Példre el sagrado Mi·
ra, el Patía que nos 111 a ta, el aurlfero Telembí,
el Tapaje que nos hace soñar y elIscl1andé
que nos hflce esperar, apenas son
cinco gotas de Ilu via suspendidas en cinco
tlubes errantes por los cortinajes del Univer-so.
\' continuando el (lúo milenario de la
lluvia y de los nlanglares, van perfilándose
nuestros ríos, hinchan el caudad ele sus
aguas, tallan su cauce, reverberan a los besos
del sol, se tornan románticos con la luna,
burbujan, en sus ondas los luceros o las
estrellas y retratan, en cl espejo de su corriente,
el paisaje divino de las orillas.
En la cuenca del 1\lira, al conjuro del
mar, surge Tumaco, C01110 la Venus marina,
entre las espumas. La Isla quizá fuera en el
principio el polvillo de arena caído desde las
alas de las gaviotas sobre un mangle náufrago
y en deri va.
En tal época, no llega nadie aún, no hay
flechas ni carcaj; el uso de la pólvora, el trabuco
y el arca buz, constituyen una distante
probabilidad en la mente europea. América
ignora la flauta, la quena, el rondador; la
luarimba y el cununo ni siquiera solazan los
oidos de los bestiales dioses de Africa.
Los siglos se van acurrucando en el milagro
de la tnanglaria. Por fin asoma el
hombre y aparecen la flecha y el carcaj; a lo
largo de nuestro mar, de nuestras playas,
de nuestros ríos, se escuchan la flauta, la
quena, el rondador; luego desde el norte resuenan
la pólvora, el trabuco, el arcabuz y
por último, a los runlores del mar, se juntan
en Tumaco las armonías estrepitosas de
la marimba y el cununo, con los cantos sensuales
de nuestra mestiza raza nativa.
Es ellnilagro de la manglaria, esencia
cósmica de la costa, litoral geológicanlente
puro, sin reminiscencias andinas, en donde
la raza vive atropellada por el paisaje, hen-
El m~H ...... ! Al ff)-tido, la mAnglaria ..... .
Poesía ele inmensid~Hl, sobre profundi.
dades de océano ...... Ritmo ...... Vida ......
chida de ensueños, y tnuchos de cuyos hijos,
cuando la 111Uerte los sorprende con la fiebre
en el desan1paro de las playas o los esteros,
aceptan indefensos, dolientes, heróicos y silenciosos,
como si fuese la ofrenda de una
bella y elástica ~acerdotisa nubia, la extrema
unción que les hinca en su carne una venenosa
y silbante víbora en el 111anglar.
ARTURO ISLA
**** PAST() 9
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
rlanglaria Gl •• ~
.~.
Con esta gráfica y sonora palabra, ha
bautizado Arturo Cbaves Benítez, la cinta
verde de la vegetación acuática que festonea
nuestra costa del Pacífico; que nace en la
frontera con Panamá y tnuere a pocas millas
de entrar a territorio ecuatoriano.
De seiscientos kilómetros de largo, poco
más o menos, esta franja de nlanglares tiene
una anchura que oscila entre cien metros
y treinta kilónletros y está surcada por un
verdadero laberinto de caños y esteros que
se unen y entrelazan, fonnnndo una red inextricable
de caminos acuáticos que desorientan
al neófito, y bacen necesario, como en
la selva, el concurso de hábiles rumberos
que nos guíen.
Los innunlerables ríos con sus deltas divididás
en cinco y más cauces fluviales, a su
vez conectados por canales de enlace, forman
como las vías troncales de este sistema
acuático de comunicaciones, eficiente y pintoresco.
Y cada brazo de estos ríos desenlboca
en el mar formando bellísinlos estuarios,
las bocanas que a los ojos cansados del
marino por la monotonía verde del estero,
se abren en el horizonte azul cQmo abanicos
de plata, refulgtntes de pronlesas yesperanzas.
Inmensa~ ciénagas con islas vegetales
flotantes abren sus ojos soñolientus al bochorno
del trópico, y sus aguas letales procrean
los terribles dípteros, propagadores
de la fiebre atnarilla y del paludismo.
De trecho en trecho, entre estos bosques
de arbustos rizofóreos, cuyas raíces adventicias
salen por encima del ma r, semejando
las patas de una enorme bandada de aves
zancudas, se encuentran pequeñas zonas de
tierra firme, con una' pulgada de capa vegetal,
en donde el costeño siembra apenas 10
necesario para no morirse de hatnbre. Allí
impera el Dios del Silencio y la liturgia de la
Abulia.
Arrinconada por nlar contra la costa,
rodeada de agua por todas partes, sujeta
fatal!l1ente al fenómeno de las mareas y al
hostigo de una meteorología deslunlbrante,
la nlanglaria toma características especia les
de esta tnodalidad. Si es cierto que la vida
nace en el agua. como afirma la biología en
sus estudios sobre la actividad celular, tnuclul.
vida debe haber en esta región, y vida
cósmica prilnitiva, en donde los seres parecen
brotar por generación espontánea del
barro miasmático de los esteros, germinados
por el sol. Y en donde la lujuria, suprema
deidad de esta jungla marina, danza su
nl0norítlnica canción panteísta, como gertnen
de atavismo o polen de misteriosos
avatares.
Allí, en ese paisaje de acuarela, dentro
del detenninislno de un clima sofocante, que
agota y enerva; en una vegetación exuberante
que desenvuelve toda la galna del verde,
el costeño -se siente sumergido en una especie
de nirvana, en actitud contemplativa,
anulado para la acción. Como una cuadriga
de potros salvajes la fantasía se lanza por
el horizonte marino tras la tneta del ensueño
y el espíritu se abstrae, yevitH, como las
orquídeas del poeta, todo contacto con la
tierra. Saturada del ritmo intermitente de
las mareas, la voluntad no tiene fuerzas para
la acción continua y duradera, sino que
procede por débiles y fugaces excitaciones.
Devorados por el ambiente, sentimos conlO
en la selva, ese embrujo enloquecedor y misterioso
que nos ata al terruño para siempre
y nos reduce el canlpo de la conciencia. Unicalnente
se hipertrofian nuestras facultades
imaginativas. Desboniada y sin aliño corre
la vena de la poesíH. Todos somos poetas en
prosa o en verso. Todos hemos compuesto
o soñado componer una canción.
Para luchar contrH In nl01icie del medio.
tócanos hacer el a prenc1iz~je de la voluntad.
el ejercicio del carácter. Pesa sobre nosotros
un CÚlllulo de fHct()re~ desfavorables que
desquician nuestro porvenir. Debelnos contrariar
un poco al 'instinto y al paisaje. Así
quizás lograrerrJos aclimatar sobre el l1n10
salado de nuestra manglaria las delicadas
parásitas de la cultura y del progreso.
~Ianglaria- de Tumaco, 1 Q de enero de
1940. -
MANUEL BENITEZ D.
Ayude Ud. al mejor éxito del Cuarto Centena
rio construyendo sus andenes a tono
con la pavinlentación: Esta le valoriza su
propiedad, aquéllos 1e ayudan en su pre-sentación.
Dirección de Estadística, 1I1forl11flción
y Propaganda
***
Señor Inquilino o Propietario:
Ayuoe a que el Cuarto Centenario sea
un éxito. Mantenga enlucido el frente de ~t1
casa y aseada la parte de pa vimen to que
le corresponde.
Dirección de Estadística, Información
y Propaganda
10 PASTO *~ **
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
· ,
Galería de hombres ilustres
del Municipio de Pasto.
El síntotna luás efectivo para conocer la
grandeza de los pueblos, se revela en la forlna
C0t110 estos mismos pueblos guardan la
menioria de sus hombres que en una u otra
forma han contribuído al desarrollo de su
progreso.
Por eso nada tnás justo que pedir al H.
Concejo Municipal, que hoy se prepara para
celebrar el cuarto aniversario de la fundación
de esta ciudad, elabore un acuerdo por
el cual se proceda a formar la Galería de los
hombres ilustres de la ciudad de Pasto, ya
que éllos la sirvieron con el aporte de sus luces,
su patriotismo y su buena voluntad.
Sus efigies venerandas estarán tnuy bien en
la Sala del Ayuntamiento. presidiendo los
destinos de su pueblo que anlaron corno
suelen amH r sólo los grandes predestinados
de la historia.
Pasto tiene entre sus hijos un crecido
número de ciuoadanos epónitnos ql1e la sirvieron
en todas las horas y en todas las
épocas de prueba; sus nOln bres fueron sien1-
pre el símbolo de su propia gloria, sus hechos
una bandera desplegada, siempre lista
a defender los fueros de la urbe, desde la
más agria barricada.
Ya que no sería posible hacer el escalafón
de los varones ilustres que la glorificaron
desde su nacimiento, porque la pobreza
de su presupuesto no 10 permite, por lo menos
que se forme el escalafón de sus hijos
que en la última década la sirvieron con fer-vor
y con entusiasmo dignos de su grandeza;
que no se haga el escalafón de los vivos
por tetnor de herir su tnodestia; hagámosles
justicia a los tuuertos, y así glorificaremos
su tnemoria, glorificando a esta ciudad,
que tiene en cada uno de sus hijos un elelllento
de su propia cultura.
Varones exitnios ocuparon el sitial del
cabildante, y que la nluerte tronchó sus vidas,
cuando la patria reclamaba para ella
las dádivas de su talento y patriotismo.
Allí está Nicolás Hurtado, ciudadano
por mil títulos ilustre, que sirvió a la ciudad
con desvelado afán, desde su puesto de ca~
bildante; Efraín España, alcalde de la ciudad
por nos períodos, ilustre decano de concejales,
que laboró con su talento y patriotistno
por más de seis períodos; el doctor
Angel María Guerrero, ilustre jurisconsulto,
cuvas actuaciones en favor de la ciudad viven
palpitantes en sus Acuerdos luminosos;
don Luis Didacio Guerrero, hombre ecuánime
y patriota y cuya hoja de servicios ·se
conserva en las actas del Cabildo; el
Gral. Alejandro de la Rosa Arroyo, alcalde
de la ciudad y nliembro ilustre del Concejo
Municipal, cuyo señorío, patriotismo y desinterés
en servir a la prestancia de su ciudad,
no conoció límites.
Pasto, diciembre 27 de 1939.
LUIS A. ACO'STA
Dr. Pedro s. Dorado M.
Abogado Titulado
~***
Ofrece sus servicios profesionales.
Oficina: Banco Central Hipotecario.
Número 514 == Teléfono 10=79 == Bogotá - Apartado
Nacional número 618. Telégrafo: Pedroese.
11
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Cultivo de la antasía
J
( Para los maestros de Nariño)
Creo que ha llegado el tiempo en que deben
explotarse todas nuestras potencialidades
para conseguir el mayor rendinliento
con el menor esfuerzo. Nariño es un pueblo
grande; tiene potencialidades para todos los
emprendimientos. Lo .que nc;s apla.na es el
medio :-no el complejo de Infenondad, ya
que nuestra raza es la hidalga de Pela~o y
del Cid, ennoblecida con la sangre del ptelroja,
sangre virgen y pura como las selvas y
los mares.
Por ahora no trato de insinuar que hagamos
esfuerzos para desarrollar todas
nuestras potencialidades -eso serí.a demasiado-
quiero únicamente que fijemos la
atenc' ón en una sola~ en la más descuidada,
porque la creenl0S exótica, en la potencialidad
para el arte.
Cultivar la potencialidad para el arte es
crear el artista de la masa; hacerle caer en
la cuenta de que la naturaleza puso en su
frente y en su corazón un destello de infinito;
empujarle a su ruta de avanzada ......
Hasta hoy la tierra ha venido produciendo
artistas conlO los hongos; por obra y
gracia de su entraña ubérrima, pero sin una
dirección 111etódica, ni mucho menos una
preparación antecedente. Sabido es que el
artista es fruto de las generaciones; llega de
tarde en tarde, pero no llegará nunca,
si no se prepara el terreno .....
Hasta aquí no hemos hecho ningún esfuerzo
para preparar el terreno que ha de
producir al artista, por.que pensábamos
erradamente que ser arttsta era ser lTIUy
teórico, UD pobre diablo d?tado de sensibilidad;
pero que se va a monr de hambre, porque
nadie paga el deleite espiritual de una
conmociÚn.
Hemos oído este concepto especialmente
de la música y de la poesía, -pero qué t11H l
piensan los que Hsí piensan!- Hacer que estos
artistas recojan la vibración universa 1\
que en sus labios o en sus instrumentos palpite
el corazón de las 111ultitudes, y ya veréis
cómo,junto a los aplausos, hay un resplandor
de monedas .....
El arte es una profesión eminentemente
práctica, cuando nace de la vocación y de la
preparación. El artista que se muere de
hambre es el que sin tener facultades se empeña
en aparecerlo o el que teniéndolas, las
desprecia para buscar profesiones más lucrativas.
Aunque la educación moderna tiene como
canon "educar para la vida", la vida
12 PA
también es la emoción, la gloria, el honor
del patrio suelo. Maestros de Nariño, educad
para ganar el pan, pero también educad
para dar gloria a la Patria!
Para coadyuvar a este fin, t11editad en
estos dos puntos: 1 Q - En Nariño hay potencialidades
para el arte, y 2 9 - Lo que se
debe hacer para desarrollé-ll- estas potencialidades.
E~ NAHI~O HAY POTENCIALIDADES PAHA
EL ARTE
Es un hecho evidente. Para patentizarlo
me bastará l11ostraros algunos casos en las
distintas ramas de las bellas artes: escultura,
música, arquitectura, pintura y poesía.
E11 escultura - Toelos yosotros conocisteis
a Julio César Benavides, que tnu rió
tan trágicamente en un accidente automoviliario
en el Guáitara. Ese hombre desengañado,
con pelaje de cualquier cosa, enl
un artista. Sin maestros, ni materiales Hclecuados,
sólo iluminado por su genio, hada
estatuas de ladrillo y de cal con el más perfecto
parecido. Quien haya visi tado el telllVIo
de Jésús del Río verá, en el frontis. las
estatuas de los Padres Francisco de la Villota
y Barrera y Ramón María Jurado. En la
primera, además de las características de la
familia Villota, se descubren las huellas de
la austeridad y el ascetismo del cenobiarca;
en la ~egull(jét, étdell1a~ (jel distintivo de los
Jurados -la nariz chata- se ve la firmeza
del que por mucho tiempo dirigió la sociedael.
En t1111Sica - Sin duda nlgl1na el genio
111usical ele Nariño es uno de los más sobresalientes
en toda la t·epúblicR. Bastaría el .
testimonio del a yentajaJo profesor D. Danie)
Zamudio, quien ha encontrado en nuestros
músicos una sorprendentc potencialioaci
asilllil::ttiva,jl1t1to con una gran facilt-
Señores ind ustriales, ganaderos, agrienl totor~
s, mineros, etc.:
La Feria Exposición del Cuarto Centcnario
valorizará vuestros productos y premiará
vuestros esfuerzos. Enviad a ella los
artículos que produzcáis y haréis obra
T n
efectiyamente Nariñense.
Dirección de Estadística, ln{orrnación
.y Propaganda
****
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
dad para producir las notas. Y es fama que,
desde los muchachos de la calle hasta los
magistrados, todos entienden de ll1úsica y se
deleitan con la buena música. De este t11odo
se explica cómo-sin un conservéltorio-~en.
gamos artistas conlO el Padre Floresmilo
Flores, Luis E. Nieto, lVlaruja de Rasero Ri·
vera, J\1anuel Za111brano, Julio Zarama y
otros nlás.
En arquitectura - No es el caso de ha.
blar de los ingenieros, que los tenemos de
prilnera clase, porque ellos se han formado
en centros del norte o de fuera del país,- hablo
de las t1lanifestaciones espontáneas: de
un Padre Juan Bautista Buche11, que -sin
escuela cte ingeniería- levantó el templo de
Jesús del Río, uno de los mejores del sur, y el
puente sobre el Juanambú, que ha desafiado
y seguirá desafiando las furias del Doña
Juana; de un Lucilldo Espinosa, que ha Ilc·
gado al dominio de la técnica por autoformación;
de un l\Iiguel J ojoa, que, sin ilustración,
levanta casas bellas, que sobreviven a
los mayores sisnlC)s.
En pintura - l\tIe bastaría nOtllbrar a
Isaac Santacruz, el copista inimitable, cuyos
cuadros son admirados en Europa. El
Excelentísimo Señor Pueyo -autoridad en
esta materia- decía a Santacruz: "Valdría
tnucho cn España". Agreguenl0s el llonlbre
de 1\IigucI Astorquiza o . del l\ludito Astor.
quiza, como se le oesignaba cariño~anlente.
Pertenecía a una familia distinguida y por
eso quizá su arte es aristocrático. La pureza
en la línea, la suavidad en los nla tices, S911
sus características. Astorquiza -por un ca·
pricho de la naturaleza, carecía del dón de
la palabra, pero hablaba en el lienzo con la
voz de sus pinceles. '
No quiero omitir aquÍ °el n011lbre de un
excelente am.lgo, D. IsaÍas Sánchez. Pant'e de
pintores y pintor de sepa es ininlitable para
la pintura de paisajes.
y para persuadirnos de que el genio de
la pintura salta a la piel del nnriñés, lTIe ,
basta 111 vocay un recuerdo de colegio: en ca·
da año y hasta en cada clase, por 10 lnenos,
hubo un travieso que pintaba con tanta
exactitud al profesor que éste. en vista de la
habilidao, se veía forzado a perdonar1{'.
En poesía - Quizá por nuestro ambien·
te de t110ntaña y por nuestra vida plácida
en contacto con la bella naturaleza. en cada
corHzón de nariñés hay 111úsica de ritmo; pero
110 tra to ahora de esta exq uisi ta sensibi-
Señor Propietario:
En ellnes oe junio del corriente año se
celebrará el Cuarto Centenario de Pasto.
Ayude Ud. a que él tenga el mayor realce
posible.
Dirección de Estadística, Información
y Propaganda
lidad, trato de la potencialidad para]a poesía
propiamente dicha. En Nariño hubo y
hay poetas exquisitos. Me basta citar a J avier
Santacruz, entre los nluertos, y entre
los vivos a Luis Felipe de la Rosa y Teófilo
Albán Ramos.
Como fácilmente sc comprende, solamente
he hablado de las nlanifestaciones espontáneas
del genio nariñés; lo que demuestra
hasta dónde podríamos llegar con el desarro110
sabio y tnetódico de estas potencialidades.
LO QUE SE DEBE HACER PARA DESARROLLAR
ESTAS POTENCIALIDADES
-Qué se debe hacer?
-Algo muy sencillo: despertar, cultivar
y dirigir la fantasía.
Despertar la fantasía - Esto da la idea
de que la fantasía puede estar dormida y
hay que sacudirla para que despierte. En
efecto: las células lnnémicas han recibido tán·
tas imágenes que se hallan COtno almacenadas,
como tapadas unas con otras; las' cé·
lulas de acoplamientos suelen estar relaja.
das y entonces no obedecen al llamamiento
de 'la tllcmoria; el tiempo, la diversidad de
imágenes, todo esto resta perfiles a una ima·
gen determinada y entonces es necesario definirla,
despertarla ..... Cómo? Simplemente,
poniéndonos de nuevo en contacto con los
nlÍsmos objetos. Pongan10s un ejetnplo: se
me escapó de la mellloria un rostro que deseo
recordar, debo mirarlo de nuevo; olvidé
UD bello cuento y quiero recordarlo, lo tengo
que leer o busca r q nien me lo refiera.
Para ser tnás explícito en asunto de tanta
trascendencia, voy H hablaros de la triple
imagen que se puede formar en las células
mnémicas, porque el llledio de despertar
las itnágenes depende de su naturaleza. La
imagen puede ser real, ideal y artística. La
real es la que fOl'man las cosas reales. Para
formarla o revi virla basta ponerse en con·
tacto con las cosas reales. Por ejemplo, 111iro
un volcán, una casa, una lon1a, aunque
cierre los ojos, tengo la imagen de estos ob·
jetos en el cerebro. La ilnagen ideal es la que
se forma de cosas ideales. Por ejemplo, me
finio un castillo encantado, con su bosque,
su puente levadizo, un dragón que 10 custodia
y un gigante que 10 habita etc., este castillo
no tiene existencia real, pet·o sí ideal. Si
yo quiero revi,~ir esta imagen tengo que vol.
verla a imaginar, La imagen artística es la
que forma nuestra imaginación como resul.
tudo de ll1uchas inlágenes reales e ideales.
Por ejemplo, un pintor ha visto tnuchos rostros
y puede pintar uno que tiene algo de
todos, porque ha formado una imagen sin·
guIar: que se llama imagen artística o ideal
arquetipo.
**** P ·A S T O
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Para revivir una imagen artística basta
recordar el ideal arquetipo o bien 1nirar una
obra realizada según ese lni~tno ideal.
Cultivar la l'élntasía - Cultivar la fantasía
es perfeccionarla, aumentar las imágenes,
enriquecerla con el estudio o con la
contem plación de la belleza real, idea 1 o artística.
Ya sc comprende que cultivar la fantasía
es más complicado que despertarla;
suele ser trahajo de las generaciones pasadas;
pero se puec]e conseguirlo también por
dirección y por Hutodireccióll. Lo primero,
porque una persona ilustrada puede vaciar
en la imRginación de otra persona todas las
inlágenes que ella haya forn1ado y 10 segundo,
porque uno mismo puede aprehender esas
imágenes en los libros o en la naturaleza.
Dije que el cultivo de la imaginación suele
ser tarea de las generaciones pasadas,
porque el medio atl1biente es factor decisivo
en las obras de arte y es da ro que el atl1biente
lo forman las generaciones presentes y
pasadas.
La influencia del medio ambiente se palpa:
Si SalasVegaestuvieraen Pasto pintaría
como Miguel Astorquiza; si José Eraso no
hubiera viajado, no habría hecho una obra
como la que está haciendo en La Merced.
Entre los pueblos antiguos, el griego tuvo
mejores artistas, porque gozaba de t11ejor
ambiente. Las leyendas de Pegaso, el
Centauro, las Sirenas, etc., lo demuestran
suficientemente, y es claro: un artista con
esta herencia espiritual, tenía que producir
mayores bellezas.
Un pueblo de cultura incipiente como el
nuestro carece de leyendas, pero puede crearlas:
nuestras nlontañas vírgenes, nuestros
ríos serpenteantes, nuestra llanura ilímite,
son fuentes de verdadet-a inspiración. Como
prueba de esa posibilidad, :-dlí esta La Vorágine
oe Eustacio Rivera, y para no salirnos
de Nariño, allí están los cuentos de Sergio
Elías Ortiz que son filigranas de arte, arrancados
del solar nativo.
Dirigir la fantasía - Es tarea más dificil
que cultivarla, porque ladirección supone
reglas y conocimiento perfecto del dirigido.
Por consiguiente, el director, además de su
formación u autoformación, debe conocer
las etapas oel desarrollo ·inlaginativo.
El niño hasta los catorce años forma
itnágenes ideales. Le encantan los cuentos de
Calleja; los cuenta, agregándole algo de su
propia cosecha; exige a otros que le cuenten,
y cuando el niño es capaz, se los inventa por
entero haciendo creer a sus amiguitos que
se los contó la abuela. -Qué revela este hecho?-
Que en ese niño está el futuro cuentista,
que pueoe honrar a toda una nación y
quizá a una raza. A ese niño, no hay que
castigarlo por cuentero, hay que estimularlo;
escogiendo los cuentos que debe leer, hay
que contarle otros adecuados que cultiven
sus aficiones, hay que premiarlo cuando haya
inventado algo, aunque no sea una mara
villa.
De los catorce a los veinte años el niño
se acerca más a la realidad; ya no se satisface
con cuentos de Calleja, quiere ser él el misnlO
personaje de cuentos reales; ya no finge
princesitas de leyenda, se acerca a ellas y
empieza a conocer que no son tan ideales ...
Se dice que la ju ventud es la edad de las
ilusiones y es verdad; pero' esas ilusiolH s tienen
por objeto algo real, COlno la mujer, la
gloria, el renolubre. .
Cótno se cultiva la imagen real? Poniéndose
en íntimo contacto con objetos reales,
estudiando detenidamente sus elementos,
la euritmia del conjunto, cuando se trata
de autodirección; cuando se trate de dirección,
poniendo al dirigido en contacto
con estas cosas.
De los veinte años en adelante el hombre
tiene toda la potencialidad para cultivar la
itnagen artística, que es el fundanlento oe
las bellas artes. Pero hay que hacer una distinción,
el ideal artístico o la idea arqueti pa,
puede ser perfecta o im perfecta. Para formar
el ideal imperfecto basta tener imágenes recogidas
en las células mnémicas, tener en
correcto funcionamiento las células de acoplamientos
y algún poder imaginativo. Así
un calnpesino se forma el ideal de la ~eñora
de su casa: una lnujer regularmente bella,
que sepa n1anejar la casa, cocer los alimentos,
llevarlos donde él trabaja; que tenga
habilidad para manejar el hato, cuando tiene
vacas ..... Cuando todas estas condiciones
las encuentra en una campesina de su
clase, le sale a los caminos, le habla de
amor, le toca el tiple en la ventana y la lle-va
al altar ..... .
Para formar el ideal artlstico perfecto
además de las condiciones fisiológicas dichas,
se necesita tener talento creador y medios
para cultivarlo. Lo pt-imero es de la naturaleza,
es un dón de Dios que suele darlo
a quien tnenos se cree. Lo segutido está ~n
poder del hombre y se llega a conseguirlo
lnás O menos perfecto por dirección y autodi
recci ó t1 •
Por direCCIón - En los centros adela ntados
hay escuelRs de escultura, de pin tura,
de música, de bellas artes en general. Estos
El espíritu CIVICO de un pueblo se mide por
el grado de desprendimiento de sus habitantes.
Ayude Ud. al Cuarto Centenario de
Pasto presentando su ca~a en la n1ejor for-ma
posible.
Dirección de Estadística, Información
y Propaganda
14 P A S' T O
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
centros son los llamados a cultivar el ideal
arquetipo, pero donde no hay estos centros,
todo deberá hacerlo el afi\.!ionado.
Entre nosotros -justo es reconocerlo-ya
tenemos 2 cen tras de bellas artes: el de pin tura
y el de música. El primero tiene como director
a González Gutiérrez, que es todo nervio,
todo vibración, un verdadero artista.
Con cuánto placer le henl0s visto, entre los
caballetes, rodeado de un grupo de alumnas
y alumnos que asimilan fácilmente sus claras
enseñanzas. El mismo nos indica el modo
práctico de formar el ideal artístico en su
ramo: sale con su bello grupo hacia los aledaños
de la ciudad y donde quiera que mira
un objetivo que valga la pena, indica y
manda copiar ..... .
El segundo tiene por director al conoci·
do artista don Daniel Zanludio. Don Daniel
tiene todas las características para ocupar
dignamente ese puesto: es culto, sumamente
sensible, conoce nuestras posibilidades y
sabe apreciarlas. Ahora sí se puede asegurar
que esta afición por la música de nuestros
paisanos se fue por el verdadero camino!
Sinembargo, falta incrementar estas dos
escuelas, rodearlas de todos los elementos
para que los aficionados consigan sus anhe·
los; faltfl que el gobierno -que se ha manifestado
tan comprensivo en esto- establezca
las restantes, para que el sur dé a la república
todos los frutos que tiene derecho a
esperar.
Por autodirección - Los que no pueden
acudir a esos centros, por la edad o por las
ocupaciones, no les queda otro remedio que
cultivar esas aficiones al arte y formar el
ideal arquetipo por autodirección. Viajar
para ponerse en contacto con las obras de
arte o con los artistas, estudiar nuestro suelo
tan lleno de bellezas, imitar a los artistas
que así se formaron. Praxíteles visitó las
islas del lnar Egeo, copió los rasgos característicos
de las Inujeres sjeanas, los comparó
con otras imágenes que ya llevaba en sus
células nlnémicas y de ese estudio concienzudo,
hecho a la luz de su genio, sacó el ideal
arquetipo que le sirviera de modelo para su
Venus de Cnide. Cervantes, igualmente visitó
los campos de su patria, hizo vida con
los nobles para conocer sus costumbres, descendió
a los plebeyos y pecheros para conocer
sus pasiones y sus anhelos, leyó libros de
caballería, rebujó códigos antiguos y lnodernos,
cOl11paró y contrastó caracteres fenleninos
y después de un estudio y de una
tneditación constante, se forjó a D. Quijote
y a Sancho Panza, que luego se convirtieron
en ideales de la hUlnanidad.
y vanl0S a concluír: si estamos convencidos
que entre nosotros hay potencialidades
para el arte, si tenemos algunos elementos
para cultivar esas po tencialidades; si sa-
. bemos que el arte bien dirigido no es estéril..
Qué nos falta? ..... Resolución, confianza en
nosotros mismos, superar el medio adverso,
hacer algún sacrificio, trabajar .... ;
ALE] ANDRO ORTIZ LOPEZ,
S. O:
La Estadistlca, segu, n Jonés.
La estadística es uncl de las ramas de la
admistración pública que sirve para averiguar
la población de cada país, fuente de su
poder, de su riqueza y de su gloria.
Para mejorar el territorio, después de
haberlo explorado por medio de operaciones
que dan a conocer su fertilidad, sus cotnunicaciones,
sus Inedios de defensa, la salubridad
y la seguridad de sus campos y poblaciones.
Para regular, sobre bases ' efectivas y seguras,
el ejercicio de los derechos políticos y
c~viles, adquiridos a costa de tantos sacrifiClOS.
Para fijar y repartir los' contingentes
111ilitares, que mantienen los ejércitos que
garantizan la defensa de la patria.
Para establecer con equioad los impuestos
que proveen a las necesidades del estado.
Para determinar, en cantidades y valores
los productos de la agricultura y de la in-dustria,
que renuevan sin cesar la fortuna
pública.
Para apreciar los adelantos del comercio
y buscar las condiciones de prosperidad.
Para extender o restringir la acción represiva
de la justicia, centinela vigilante
del orden social.
Pa ra trazar los progresos de la instruc
ción pública, que ilustrando a los hombres,
debe hacerlos más felices.
Para guiar al gobierno en las innumerables
disposiciones que, por el interés oe las
clases inferiores, rigen esta blecimientos penales
y de beneficencia.
Finalmente, para ilustra r con verdades
nuevas y más completas otras muchas cuestiones
que surgen a cada paso, agitan a la
opinión pública, llenan las discusiones parlamentarias
y constituyen otros tantos problemas,
cuya solución sería difícil o imposible
sin su concurso.
**** PASTO 15
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
moslo, 8.s1,
edia
:~~t~;J/!~~~8B.Cen 20 años, a petición del Ilustrísimo
y Reverendi ime Obispo Pueyo de Val,
lo superiores de lA Orden de Hermanos Hospltelat'io
,de la Provitlcia Española, enviaron
a esta ciudan al Hermano Julio Piña,
con el fin de ver si en\ factible, con tando con
el legado de don José María Ortiz, la fundAión
de un asilo. gxanlillado el legado, consistente
en una finca distante cincuenta kilómetros
de la ciudAd y que 610 rendía un
benefieio anual de cien p os, se llegó a la
conclusión de que sra itnposible la fundación
elel asilo de ancianos proyectado. • El ermano Piñn, espíritu inquieto, di- .
nálAico, organizador, en vista de los inco
venientes insalvables ~ue se presentaron p-ala
obra proyectada, sugirió la idea de
que e fundarA un asilo JlRrA dementes que
fuera, al nlismo tiempo, hos~ital, que pres~
tara sus servicios al occidente colombiano,
pues en ese entonces -en 1921-los tocados
por la demencia, eran l1evadqs a Quito, que
. distaba ocho día, por malos caminos o a
Bogotá,. que se hallaba a diez días de distancia
por malas carreteras, soportando las
in lemencias del paso del Val1e del Patía,
mortífero y peligroso.
LA idea fue recibirla con benepJácito. El
Rvdo. Padre Rafael Chaves, después de muéb-
as y repetidas in~tancias, cedió el lote de
terr~o, de su propiedad, denominado Canlpoalegl'e
y el Ilmo. seijor Obispo otro lote,
junto al anterior, dotaóQ de agu~ potable.
Así las cosas, el día 22 de abril de 1922, e
coloeó ]a prilnera pIedra para fa construcción
del edificio para el Asilo-Hospital, que
fue inaugurado el1 Q de enero de 1923, asilándose,
ese mismo día, los cinco primeros
dementes existentes en la ciudad.
Desde esa fecha hasta la actualidad, han
ibgresado al asilo 1601 enfermos tnentales,
ha . endo salido, por curación definitiva y
mejoría 1231, fallecido 134, existiendo en la
actúalidad 236 enfermos mentales, nerviosos.
Cuando el conflicto con el Perú, se hos ..
pitalizaron en el asilo' 590 enfermos y heri-dos
l habiendo salido, curHdos 588 y fallecidos
2, uno por un ataque curdíaco y por
paludismo el otro. lo
El Asilo-Hospital tiet1~ contratos con
diversas entidades oficiales, tanto naciona-
Rvdo. Hno. JULIO PIÑA TEJEDOR,
uptrior elel Asilo Hospital San RAf~el. ele e!!ta
dudad, verdadero apóstol ele la caridAd.
rredores y servicIos anitarios; el segundo
piso está destinado a ropería, peluquería de
pensionados y comunidad y dor:mitorios;
el tercer piso está destinado a dormitQrio~
con sus sanitarios en cada piso.
PABELLÓN-CLf. ICA SAN RAFAEL
Es de dos pisos con un amplio corredor
central y dependencias de aUlbos lados y un
Inartillo que sale hacia el parque de este pabellón,
el cual está destirlado en su parte baja
a laboratorio, examen o consultorio y sa-
PASTO
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Ión oe lectura para los convalecientes;· la
parte alta de este martillo está destinada a
la cirugía, hay dos amplias salas de operaciones
con la sala de esterilización en el centro,
otra sala para lavarse los médicos y
otra para los armarios de las ropas de los
señores facultativos y dos dependencias 111ás
para los rayos X y sala de revelar la8 placas;
tanlbién hay siete espaciosas salas para
hospitalizar a los operados. servicios sanitarios
con agua caliente y fría en el baño y
ducha.
En la planta baja del p~tbellón, a los lados
del corredor central arriba indicado, está
el comerlor de hné~pedes, comedor de la
comunidad, la tisanería, comedor de la enfertnería,
consultorio de las dos secciones del
establecimiento y el recibidor, portería "'del
hospital o clínica, la escalera principa1, habitación
del portero. cincó habitaciones para
pensionados, una enfermería y el baño e
inodoros; en la parte alta de este pabellón
se encuentran salones para distintas enfermedades
agudas y habitaciones jndividuales
para pensionados, inodoros y baño, estas
dependencias tienen el gran corredor de 34
metros de largo por cinco de ancho, con una
escalera de servicio que da acceso a la cocina
directamente; en la parte del tercer piso
se encuentra un sajón hermoso que corresponde
al correoor de los pisos descritos arriba
y que está destinado a dormitorio de empleados
o sirvientes, con sus servicios sanitarios.
El Asilo está servido por 13 religiosos,
inclusive los dos superiores. Todos ellos ani-
111ados del mejor celo, cumplen a cabalidad
sus funciones, procurando que ]os enfermos
tengan el rnejorestar que necesitan, su nlejoría
unos, otros una vida tranquila, en fin,
verdaderos apóstoles de la caridad, rivalizan
entre ellos patOa ejercer su misión cristiana,
toda ella amor. toda ella caridad.
La siguiente estadística dará cuenta perfecta
al lector de los servicios que presta esta
institución, la única en su clase en el occidente
colombiano:
De Nariño .................. .. .. .. .
Del Valle del Cauca ............ ..
Del Cauca ........................... .
De Caldas ............................. .
959
382
128
48
De Cundinamarca............ ..... 15
Del Huila..... ...... ..... ............ 19
Del Tolima.......... . ..... ......... 8
De ]os Santanderes. .... ......... 8
De Antioqula............ .......... 15
De Boyacá... .. ...... .. ... .......... 7
Del Atlántico .... ............ ..... 2
Españoles..... ..... ...... ..... . ..... 9
Ecuatoriatlos .. .... .. .... ..... ..... . 6
Ingleses ...... ...... .................... 2
Fra nceses' .. ......... ...... ...... ...... 1
RUmatlOS or . ....... .... ..... .... . . 1
Suizos.... . .. .... ........... ............ 1
Panameños ..... ........... ...... ... 1
Rusos .. ... .... .. ........... ... ........ . 1
Su ma total 1613
. Han salido por curación y
nlejoría en las mismas fechas...... 1253
Quedan 360
Bajas por defunción .:... ...... 134
Existencia en la fecha, de
alienadus y enfermos...... ...... ...... 226
~OTA: En el número de enfermos por
el Departamento de Nariño, están incluídos
tonos los militares que han prestado sus
servicios en la región Amazónica, han venido
a tratarse de afecciones palúdicas grayeso
De tal manera que el nlayor porcientaje
de enfermos procede del Valle del Canca.
En el siguien te cuadro se especifican los
diagnósticos médicos sobre los enfertnos
existentes en la actualidad.
Enfermedades mentales ........... .
Enfermedades sotnáticas ...... ..
Enfermos de clínica ............... ..
j76
41
9
Suma total 226
Pasto, en cuyo seno se halla esta benemérita
congregación, debe 11lucho al celo y
a la filantropía del I-Iermano Piña, para
quien, con tuotivo del IV Centenario de la ciudad,
pedimos la Cruz de Boyacá, en cuyo
pecho luciría gallarda y magnífica, pues tiene
perfecto derecho a ella, por sus esfuerzos
en pro de los que sufren.
**** P A STO 17
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El Mar y los Andes en
CAPITULO 1
HF LOS IS.fOS A LA LEYENDA DEL BAGREHO
~i observamos la gama de la literatura univer.
sal y los ISMOS de la pm'.sía enco~tr(\mo.s que el
péti5'aje, en forma c?nsclente o lnCOnSclent.e, se
refracta en el pensamIento, para luego ser ntmo,
emoción, su piro, canción, amor, dolor, comedia o
tragedia. { 11 beso en ocasiones es el paisaje cercano
o remoto que se asoma a los labios ele los
amantes, una lágrim~ y un grito también, porque
1 .. vida entera es UIHI sucesión de pflÍsAjes alquitarados
en la returta del corRz611, I.'abe la cuenca de
luz del cerebro.
Los n\'enturer(lS yHnques del Far-\\'est produ·
cen al moderno \Valt ,VhitmHn que es un niágRra
de fuerzas desataclas; d París de fin ele siglo hAce
In ~en~ibilida(l morbosa del Halia n o Gn briel
D' Annunzio y la Siberia y el hambre forman las
novelas atormentadas de Dostrrwiesky. En Amé·
. dCR, si recordamos a la Argentina ele los tiempos
de Ro~as, concebiremos la Am;dia de Mármol; en
el Perú, si Hsistimos al desdoblRmiento de Lima
para convertirse en metrópoli, enlenderemos me·
jor H ValdelomHr, a Percy Gibsoll, a Guillén, para
no hablar sino de los penúltimos, en las tierras del
Inca. Más cerca de nosotros, en el Ecuador, No·
bOR Caamaflo, Medardo Angel Silva, Alturo .Bol"ja,
Andrade, surgen como intérpretes del paisaje, o
de su paislIje intninr, elel fondo vital sobre el que
plasm(~ron sus e.·istencia~.
Aquí, entre nosotros, es decir en Colombiu, 1a
musa de Julio Flores, de Henao, de Soto Borda,
es el paisaje bogotano, friolento y empa fa mado de
la Gruta Simbólica. Julio Arboleda en Sll Gl)oZ~:d()
rle Oyón es un traductor del paisélje bravío de Colombia
en aquella época. La mU~a de este soberbio
poeta narii:és, estamos hablando de Julio Ar.
boleda, parece de perfiles Ulllados contra la roca
del Guáitala, del Juanambú.
Bien sabemos que este don Julio nos jugó al.
gunas malas pasadas a los surinnos, particularfnente
contra Jos hijCls de Pasto, se gflStó la broma
verbal aquella de "perro no come perro ...... " y
no contento con detestarnos ordenó en PopH,Yán
el fusilamiento de conterráneos distinguicHsimos,
por el solo delito de ser liberH les.
Don Julio, prob}.\blente no imaginó jamás que
con el tit.'mpo Jo llamaríamos nariñés por sü naci·
miento y, que Pastl) seria nHc1a menos que la prós.
ptra y brillante capital de .lTariño.
Hace pocas semanas, deambulanrlo por las ri
heras solitarias del río Iscuanc1é, un moreno centenario
de ('SOS fluviales contornos. nos llevó a 10
largo de los playones oe Chinguirito .Y Ch;lnzará,
al sitio en oonoe vino a la vida oon Julio Arbole.
da, en un p~lrto súbilo (le su señora mndre que era
bellísima, sobre una talanquera, chozn o pegujal
que levantaba sus hojas y sus cuatro glladúas, ~o·
ore el lugar llamarlo el BAGRERO, del lado nari.
ñés, en el interland de Guapi e Iscllanc1é.
Estando a las referencias de los ancianos de
esos 1ugares, la madre de don Julio al dirigirse para
la maravillosa bahía del río Guapi, se sintió
atRcada ele dolores tremendos· y no tuvo más re-
Respetuosamente para el
medio que asila rse en la chocita única del BAGRERO
pHra dar a luz al poeta. Seguramet\te por rancios
prejuicios de familia, se dijo que don Julio había
nacido en Timbiquí y la biología de la lírica
colombiana se quedó ignorando si la musa robusta
de don Julio y su temperamento de caudillo
guerrero se gestaron en un claustro materno sietemesino,
como parece desprenderse del parto sú·
bito en el BAGRERO.
Sin embargo, es raro que t'1 océano no sea una
de las preferencias de IR musa ele este poeta, aunque
es fácil percibir en la fuerza rítmica arboledana
In potencia cread ora de nuestro mar. Después
de todo, pensa ría l'l poeta, los Andes no son otra
Cosa que un mar petrificado, en cuyos senos se
ntorbellinan gigHntescas mareas de fuego.
Resultaría muy intere'ante saber por qué en
la mayoría ele los poetas de! interior na riñés estií.
siempre, o con acentuada frecuencia, ausente la
emoción del p;lis[~jt' .. Muchos poetns de la Sierra,
antes que el paisnje del cementerio, describen el estado
necrófobo o necrófilo de sus almas, sin distingu~
r la función panida de un cementerio, y cuando
se reclinan lloriqueantes sobre una tumba, nunca
se les ocurre mi rar el paisaje armonioso de sus
contornos.
Las mojes de los Andes, sus abismos, sus cariá
tides milenarias, nuestros ríos rumorosos y
nuestro cielo en donde el trueno y la centella orquestan
sus sinfonías, no asomHn en su virginidarl
geológica sino de cuando en vez a lH inspiración de
la mayoría de nuestros poetas serranos. El pHi.
saje parece que en sus almas permaneciera dor.mido,
esperando ti soplo crt'ador para manifest,use
en ritmo, en Cn nto, en besu, en lágrimas, en sollozo,
en suspiro.
U nicamente los poetas jóvenes del interior nariiiés,
al estilo ele Juan Lozat.o y Lozano diríamos
los últimus, principiHt1 a formar con levadura del
paisaje H ndino, elel paisaje en sí, como manifestación
emocional (> inteligencial, el :lm~,sij() criollo de
sus canciones. E..;;tos ~\oetas jóvenes comprenden
ya que más impol tante que un cementerio aldeano
o l1rbrlllO son los AnclelO, las llanuras que rodean
y los IÍC'S que bañan con sus agu~ls murmunlntes
la aldea () la riuoad. UII plJeta muy joven
de Pasto -Alberto Quija no Guerrero, que con CarJos
Martínt'z Madroñero y Pedro Antonio Bolañl,
s empuñ:tn ell'etro de la poesía primaveral eJe
este vnl1e-- TlI S dijo r¡ue el m()nte es un silt'l1cio
congelado. Figura bellísima de p~dsaje en ma niÍt stacióll
subjetiva, figura que 110S J]evH a pellsar que
el tiempo ~s también ti!] silencio que toma en oca·
Todo habitante de Pasto, sea o no nariñense,
debe él poyar, en la posihilidad de sus
fuerzas, al 111Hyor realce de la Ciudad. El
Cuarto Centenario será una demostración
exacta de su potencialidad espiritual y lna·
teriaI. Colabore Ud. en esta obra.
Dirección de Estadística, Jnfonnación
y Propaganda
18 PASTO
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
la / poeSIa de . ~ arIno.
Dr. L.eopoldo López Alvarez.
siones líneas y coloridos ele paisaje: siluet~ del
amanecer, del medio día, del véspero y de la noche;
del niño, del hombre y del anciano, todo se
confunde y se precipita en la eternidad. como en
un gran silencio congelado, en neveras de estrellas
extinguidas, de luceros con hemiplegia de luz, de
lunas viudas de sol.
CAPITULO II
EL CANTO, EL PASA DO Y EL PAISAJE
El poeta t1éHiñés Jebe cantar y orquestar con
los sen tirIos de su realidad circundante, realidad
que !Oe manifiesta en ~entidos cósmicos antes que
humanos.
Mientras poñamos llamarnos orgull nsamente
colombo-meriClionales, todos los que hemos nacido
en e, te camellón andino que bañan los afluentes
de) Amaznnas y el mar, para ser poeta se necesita
una condición mél s, fuera de tener emoción y
talento: cantar transirl0 de surianidAd, escuchar
las voces inaudibles por lo profundo de estas cimas,
estos valles, estas arenas, de estas aguas dulces
o salobres, de lo t1ue~tr(), en fin.
La musa oriunda debe interpretar más que su
propio dol( r, el dolor de quinientos mil IHuiñenses,
debe ser una caja de resonancias y con sus
propias pupilas iluminadas, acostumbrarse a ver
nuestra realidad en ascensión pI ritmo mel6dico,
a través de la hoja que trituran en los caminos las
ruedas del bus, ele cuyo ~ientre salen tufaradas de
alcohol y tangos milongueros; debe ca ntar y ver
con la claridad matin~¡} de nuestras torrellteras
andinas, con el sanfranciscanismo de nuestras rocas
que Véin labranelo sus esculturas maravillosas
~ola mente. con Jos cinceles del hermano tiempo o
con las femenin~s manos de la lluvia. El poeta meridional
colombiano será aquel que intreprete toda
IR inmensa e inefable milagrería de 1 T éi riño.
Pero si este l\leriClión de la Pa tria es un penta
grama luminoso y sentimental en el que pueden escribirse
todas las canciones, en el que confluyen
toda s lél s él rmonÍas, así sen n las super humanas de
un \VHgner y de un Bethoven, las desoladas de un
Stravinsky, las hispano-gitanas de un Alvelliz, de
un FaIlH, de un Granados y las muy nuestras y
muy !i'encillas de nue:-tro folklore, a rm()nía s estas
que hacen blam.'o directo en el corazón de los hu·
mildes, elel grande, del p l'queño, del ignorante y
del esteta, siempre, eso sí, que sus carntS y su sangre,
se hnya n nutrido en la entraña materna de
rél iznles jugos del Sur.
y H en los vitjos comentarios de Tito Livio encontramos
que el pasado maIlda en el porvl>nir, a
lo largo de infinitos momentos presentes. Acaso
al viejo inmortal se le olvirló enseñarnos también
que tI pnsado es antt's que nada el paisaje, qu~ vive
y muere él través de nosotros para resllcitH r
después t'n continuo tnwsformarse de in terpretnción.
de rit mo y de paleta.
Pecmdanrlo él Tito Livio es como t11tjnr pUt'de
comprenderse la arellga-~lntesis de aquel Genera 1
Fra ncés del año 14: l. Arriba los muer! os", dijo el
estratega, sintiéndose casi p erdido ............ Más
afortunndo que THpoleón al señalar antes su~ mamelucos
las Pirúmidcs como testigos de su victo.
ria con una :mcianidarl rle cua renta siglos, el otro
francés llama a los muertos, es decir a los q ne se
han confundido con el pasado, entre el cielo y el
paísnje de Francia. Sin duda éste no habría leído a
Tito Livio, pEro ante el peligro de la Alemania que
avanza, supo comprender el pensamiento de aquel
historiador en soberana intuición.
Aún mejor que ambos frflnceses, lo hace en
Ayacucho nuestro general Córdoba. No quiso poner
como testigo de su arrojo al Cundurcunque,
m~yor en miles de siglos que las Pirámides; ordena
que sus escuadrones ataquen como colombia-
110S y a paso de vencedores. Es decir, Córdoba
voca a Colombia, a la Colombia que arranca on
sus paisajes y sus heroísmos de las entrañas del
tiempo en la eternidad, más allá del principio de
esos admirables panoramas que tratamos de interpreU\
r, como los colombianos de ayer los colombianos
de hoy, y como lo harán los colombianos
del porvenir. A Napoleón y a 1 Genera) del año
14, les interesa el pasad () solamente como un aliado
de la Victoria. Córdoba, en cambio, revelándose
en el momento del peligro como un estratega,
un lírico y un poeta, quiere que los colombianos a
quienes comandn, para ganar su inmensa carga de
gloria, no s610 triunfen sino que 10 hagan a paso
de vencedores, en brillante función decorativa, digna
de un lienzo épico de la Patriá y de América,
precisamente a las faldas del Cundurcunque.
CA PITULO III
LÍ~EAS FREUOIANAS DEL PAISAJE COLOMBO
MERIDIONA L
Volviendo a Nariño, debemos confesar que entre
sus poetas, Guillermo Edmundo Cha.ves se des.
vela por despejar la ecuaciún terrígena en función
de bellt'za y de melodía. Y si de nombres se trata,
diremos que no hny poeta menos nariñense que el
pastusísimo Adolfo GÓmez. Sus versos son renglones
artificiosos y engolados, se nota la influencia
enciclopedista de los franceses que=> formaron el espíritu
de este libertario anciano raizal. Lo mismo
tendrl'mos que dt'cir dt'l gentil filipense Aristioes
Gutiérrez: en sus dramHs nunca es suriano, aunque
él lo fuera de nacimiento, de sallgre y de corazón
pastusísim(), sola·mente que por tal entendiéramos
las pintura!' en sainetes a brocha gorda de nuestr<
1S indios.
El Negro Garcés Bejarano, en algunos de s.us
p()t'ma~, 110 d(' ~deña el pai5:aje. En veces adivina la
voz colé, ica de los mares, pero muy superficialmente,
como si tuviese miedo a la súbita revelación de
los Jla llora fllHS.
Si recordamos a Freud, con su escuela vienesa
de psiquiatría, encontramos unH diferencia funnamental
entre los poetéis nariñenses. La mayoría de
los vates de IH SerranÍH aparecen introvertidos, es
decir, hacen plena vida interior. Javier Santacruz
y Lui .. Felipe de la R()SA. Juan Alvarez Garzón,
Víct()r Sánchez Montencgro , A urdio Arturo,
Alberto Benavides GUt rrero, desgranan en sus candone~
el rosario (le SU" me1 ndÍrárselo como al mejor pro.
sador paisAjistR de nuestro Sur. Y cosa rnra, ha·
biendo nacido en Pasto, su descripción de la Boca
Grande en Tumaeo, que mereció el férvido aplauso
de La ureano Gómez, y la escribió estando ya ciego
él los treinta años de ha ber conocido ese cordón de
espumas suriano, es de una belleza sencillamente
imlUdita, y de una 1íri~a movilirlad increíble. Aunque
el doctCJr l\ianuel María Rodríguez descansa
en el cementerio de B')gotá, su espíritu luminoso
debe estar admirando los tumbos gigé'lntes de Bo·
(,;l Grande.
En el capitán Alexander tenemos los nariñenses
nuestro poeta-soldado. Además, es novelista y
minero. 1 TOS dicen que le es más difícil extnH'r el
precioso metal de las minas del Putumayo que el
oro de sus poemas. Alexander principia a interesar~
e por el paisaje, el cual en su númen de estrate·
ga y guerrillero debe tomar contornos bélico~. Los
de ... le parecerán la ine)¡.pugnable fortaleza del
A. evo Munrlo, que tarde o temprano tendrá que
re~istir el t rcmendo asalto euro-asiático. Nuestro
Galeras, ('1 Chiles, el Cumbrd, el MOfHzurco, Doña
Juana yel Palasc0,Y, este litida de perfiles sandio
nistas debe mirarlos como espléndidas casamatas
y cuando se corOllan de humo, de nieve o de fuego,
la musa táctica de Alexander los encontrará bien
o mal camuflados. Es todo.
La tempestad en nuestro mar, Alexander debe
admirarla como l1na formidable carga de artillería
en la que se lt'vantHn, se hunden y revientan las
olas a manera eJe glaucos, negros o grü;es tanques
de guerra.
A estas alturas del mundo, Alexander demó·
crah" puede estar ya seg'uro que nuestros hoy
hermanísimos yanques, muy pronto nombrarán
al glorioso Ausente Sandino, gn\ n almira nte de su
flota ele guerra. Igualmente nosotros -sin ser poe·
tas, ni siquiera mineros- e~pera mns que el Excelentísimo
Emh:ljador Americélllo en Bngotá consiga
de . u gobianl) o de sus com p;¡ hiotil s re~iden·
tes ton Colombia prlra la celebración elel Centenario
de Pasto en junio, que designen si 111 bólicamente
a nue~tro Agualongo comodoro de la compuer.
ta ístmica de Gatún con l\'lerchancano como AVU·
dante de honor. Y es que en el Canal eJe Panamá,
talvez no tarden en derramarse -para la defensa
de la democracia- todas l-as sangres de América.
A la introversión de IR Sierra, siguiendo la escuela
de Freud, responde en la Costa la extraver.
sión por excelencia. Los va tes del Litoral no pueden
cantar en YO, sino en mar, en arenas, en vien.
tos, en velas fugitivas e incendios crepnscula res.
El poeta costeño es rlevorado felinamente por el
paisajf't le es imposible cantar en Yo. Al pretender
aprisionar a la Amada entre las redes de ~u poe.
Ola, aquélla se le convierte en una visión marina;
nI traducir en éanto la tristeza del cementerio, és.
te, junto al mar, se cuble de e!'lpumas, c()mo en
una danza pagana de velos de novia. El paisaje en
la poesía nariñense eJe la Costa, siempre asa lta al
poeta con la bárba ra violencia de un bandolero.
En nuestra Serranía, acaso porque el paisaje
es como un bello gigante recatado, el panorama
tal vez permita a la musa andina su e.xistencia en
manifestacioneq de introversión.
, Sin embargo la fuerte personalidad de algunos
poetas del Interior, los salva ne esta línea freudiana
que a la musa nariñense marca el paisnje. El
perionistA, exilado y poeta nariñense José María
Cha ves Torres alllfgar a Salahnnda padece súhi.
tamente la influencia del mar y se rinde a su belleza,
es decir sale de su introversión sustantiva, ne
su intensa vida interior. Es que la violencia tropical
del panorama, asalta literalmente al poeta como
un bandolero, y antes,que exigirle la bolsa o la
vida, según antigua costumbre en la Piedra Pintada
o en Tacines, el paisaje exige a Chaves Torres
la primicia de un canto. El poeta ca n ta al océa no
y vuelve en Guayaquil a su introversión sustanciA 1.
Alberto l\1()nteznma HurtHdo sí logra sHlvar~
e de este síno de introversión que gravita sobre In.
musa llé~riñesa.del Interior, como un peCAdo COIl.
tra los ltenzos lmpondern bIes de sus paisHjes H ndinos.
En uno de sus poemas acuarelizH, en melodiosa
paleta sentimental, las golond rinas y las torres
de las iglesias sena nas; igua lmente en otro mani·
fiesta el ansia de se,: un capitáll pirata, es decir un
señor del mar, un pmtor de su," aventuras, un obserVAdor
de sus paisajes y Sl1S misterios.
No está por demás advertir ql1e la piratería
fue una de las proft'!'iot1es más románticas y legales
en el pretérito. Fueron piratas vickings reyes
del mar, los que entre lAS hazañas de Etik El Rojo
pasaron ne L IAndia a las costas del Labrador en
A mérica del Norte, mucho antes que Ctistóbal Colón.
De los pira tas () señores del mar, nacieron los
grandes imperios y no se concibe ninguna gran
epopeya, si no se mueve en tl océano la vidH de un
hombre. \Vaterlon más que la inamovilidad de
Grouchí o las maniobras de Blucher, es la trage.
dia íntima del Bderofonte. El Japón legeneJario de
los bonzos y samurais, nace de las tempestades
que sf)portaron losjullL'OS CApitaneados por piratas
de ojos oblicuos en el Océano Pacífico O el Mar
Amarillo. Y el Japón moderno surge de UIl parndójico
pirata confabulaeJo con el Derecho Internacional,
en los barcos yé\nques del Almirante Perry
al acercarse a los puertos del Imperio del Sol naciente
en sus buques a vapor, como diablos mecánicos.
El pirata yel mar, han labn.do a trAvés de
los siglos esta civiliZAción. Por :lIgo la pirAtelÍa en
el pasado lejano, estuvo re~ervada a los reyes, a
los intelectuales inquietos de la verdad, a los poetas
anhelantes de illterpretar ya los sabios sdlientos
de conocer. Los pira tas cumplían el" na viga re
necesere est" que pueden leer en los muelles de
Hamburgo todos los navegantes del mundo.
No sólo en sus versos, sino en sus flrengas,
cuando este gobernantt' y poeta, como si fuese un
viciente, grita su tmoción de suriano a la multitud,
Alberto Montt'zuma, no olvida la liturgia H bod.
gen oe sus rineoues nativos. En l1na mélllifestacifln
pltblica que efectuaron en su honor, después ne las
últimas elecciones para represenÍl-mtes, los liberales
y conservadore~, con la concurrencia de namas
bellí~ima~, le vimos y le Olmos de cerca como· pHra
analtzArlo de, de un doble punto eJe vista político y
literario. Nosotros hemos escuchHn o la impr()vi~ación
de grAnrles arengas, pero en Nariño nunca
oímos una arenga en Twema más transida de aub)
ctnnismo como en la manift'stación aludidn. A
estRs reuniones es costumbre nuestra a·~istir Hevanno
lA mente cHrgada de números, de masas de
progreso, de volúmenes ele prnsperidan, afanosos
de verlos confirmados por los labios del gobernan.
te. Y nuestra sorpresa fue granne cuando escuchamos
el este joven cnudillo, estadistA y poeta, rli,igirse
no sólo a la multitud, sino A Nariño tIldo, a
sns hombres y a sns pai~ajes en elAci()n a rmolJiosa,
como si el propio GalerAS hubiese acudido a la manifestación
para aplaudir al estadi"ta pastense
con su chambergo de humo, su bOlnH de fuego o
de nieve y sus manazac;¡ de granito.
Naturalmente que poetas de Pasto como Da·
niel y José l<.l1fael Zan\ma, Oleg:uio l\ledina, los
Presbíteros Andrade y CéSAr Moncayo y el fulgurante
doctor Benjamín Be)
s al primer rancho, en donde al compás del
cununo y de la marimba, con las cimbreantes y
sensuales parejas de ébano que danZAn sus chigualitos
por la muerte de un niño, podemo~ por
contraste, lejos de Pasto, en plena costa tlAriñesa,
regreo;¡ar nI goce rle la poesía influenciada por el
'paisaje, como si fuese un filtro milagroso del mar,
del amor, de la vida.
JUAN DEL SeR
LOS PERFUMADOS
que produc.e el dePartamento han
rebajados. en sus Precios y son
sido
llleJores
• =-.
• •
22
que sus sirnilares .
P A S T o
•• =.•
****
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GITANO
Alma loca y gitana; tras un bello mirflje,
tendí enantes la ruta de mi andar insolente.
\" apretados los músculos, contra el vien to la frell te,
clomé el nlti,'o y nlpido florecer dcl paisaje ......
A Elisa Y. de Yega Ocampu.
Montevideo - Crl1gl1ay.
En tl1is varias nndanzas logré cazar y trnje
sedas desconocidas dc alma desfallecientc.
Remansos de agua quietn y la lumbre esplendente
de la gran tempestad tumultuosa y salvaje ......
Supe del agrio gozo qne nos dá la tormenta,
cuando \,[\1110S tras de ella en obscura v violenta
emoción de locura y de pasmo y de ho;-ror .....
Pisé frentes ariscas, pero hoy rendido he sido;
una blanda l11i1'ada de mujer lne ha vencido
y mi orgullo es ahora, sólo un dulce temblor.
LOS PAISES LEJANOS
Atraen con la fuerza ele lo desconocido.
Como una hoja al viento;
vo me doy a la dicha de andar,
oh! elllocrón delei tosa
qtle gunrclH ese capricho de Hnrlélr,
~ill s
Citación recomendada (normas APA)
"Pasto: órgano de propaganda del Cuarto Centenario - N. 1", -:-, 1940. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683785/), el día 2025-11-06.
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